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Cronograma de producción obra El Valle nos toca El País

UNIDAD TEMÁTICA 3: EXPRESIONES ARTÍSTICA FASCÍCULO

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Portadilla de Expresiones

Título: Expresiones y pasiones del pueblo vallecaucano

Destacado: La arquitectura, las obras de los artistas plásticos, las plumas de los escritores, la música e incluso las actividades deportivas, son algunos de los mejores instrumentos para conocer y descifrar una sociedad. La expresión y la pasión hablan por sí solas.

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Título: El Valle del Cauca sabe expresarse

Destacado: Una sociedad puede conocerse y descifrarse a través de su

arquitectura, de las obras de sus artistas plásticas, de las plumas de sus escritores, de su música e incluso desde sus actividades deportivas.

Texto: La historia, el desarrollo y el futuro de los pueblos se puede palpar, particularmente, a través de sus formas de expresión.

La construcciones y los estilos arquitectónicos hablan mucho sobre cómo han vivido las sociedades, los sitios donde se han asentado, así como de sus gustos y necesidades según las épocas. Eugene Viollet-Le-Duc definía en el Siglo XIX la arquitectura de

una manera certera: “La práctica (de la arquitectura) pliega el arte y la ciencia a la naturaleza de los materiales, al clima, a la costumbres de una época, a las necesidades

de un periodo”.

Para definir el carácter de una comunidad, sus antecedentes, sus preferencias y proyecciones, es obligatorio darle una mirada a sus formas de expresión. Las artes plásticas, la literatura, la música, el teatro, incluso el deporte, hablan, sobre todo, de la pasión con la que vive la gente y el carácter que le imprime a su entorno.

El Valle del Cauca no ha sido indiferente a las diversas manifestaciones artísticas, en las cuales ha sido fecundo, tanto como lo son sus tierras y mares.

Un recorrido por su arquitectura permite darle una mirada a los últimos cinco siglos de vida de la comarca. Su crecimiento urbano, los cambios socioculturales, la fusión de razas e idiosincrasias se reflejan todos en sus construcciones.

Desde la sencillez y austeridad de las iglesias que evocan la época colonial, pasando por las haciendas construidas hace más de doscientos años, tan vallecaucanas ellas, deteniéndose en las casas rurales herencia de la colonización antioqueñas, pasando de largo por ese legado, otrora impensable, de excesos y oropeles del narcotráfico, hasta llegar a las actuales edificaciones que se imponen en las ciudades, el Valle cuenta su historia en cada muro de adobe, en cada ladrillo pegado, en cada pared pintada de cal. Asimismo, el último siglo ha sido prolífico y privilegiado para la región en cuanto a las artes plásticas. Mérito que se le debe reconocer, en principio, al Instituto Departamental de Bellas Artes, formador desde hace 70 años de los principales artistas vallecaucanos. Esfuerzos por abrir y sostener espacios como el Museo de Arte Moderno La Tertulia, Proartes, el Museo Rayo de Roldanillo, y otros tantos, les han brindado a los vallecaucanos la posibilidad de acercarse y disfrutar de la diversidad de las artes plásticas.

Intertítulo: Entre plumas y notas

Aunque menos prolíficas que los pinceles y los cinceles, las letras también le han

dado satisfacciones al Valle. „María‟, la obra cumbre de Jorge Isaacs –y del romanticismo colombiano-, ya está inscrita en la historia de la literatura universal. Después de Isaacs han llegado varias generaciones de escritores, ya poetas, ya narradores o ensayistas, que se han granjeado un espacio en el difícil arte de escribir. Un espacio que también se ganó en la región el teatro, de la mano de su gran figura, Enrique Buenaventura. Hace 60 años Cali se convirtió en la meca colombiana de la producción teatral. Fue y sigue siendo escuela y espejo para el país. Imposible no recordar figuras como Fanny Mickey, Vicky Hernández, Lucy Martínez, Yolanda García, Helios y Aída Fernández, entre tantos otros, pioneros de la actividad en las tablas y luego en la pantalla. Hoy, el teatro realiza no sólo una labor cultural y artística en esta comarca. Su esencia es social y por eso se acerca a las comunidades como proyecto para fomentar la convivencia, arraigar valores y enriquecer el conocimiento.

A la música le ha sido menos complicado su trasegar por el Valle del Cauca. Está arraigada en el alma de sus gentes, más allá de los ritmos y melodías. De la marimba a la bandola, de la trompeta al violín; del currulao a la salsa, del bambuco al tango; de la plaza del pueblo a la sala de conciertos, el valluno se puede pasear sin contradicciones ni remordimientos por uno o por todos ellos.

Intertítulo: Una región de estrellas

Esa capacidad de diversificación –y diversión- se refleja de igual forma en la actividad deportiva del departamento. El Valle le ha dado a Colombia buena parte de sus máximas figuras del deporte. Aportó la única medalla olímpica de oro que ha recibido hasta ahora el país; sus futbolistas brillan dentro y fuera de la Nación; desde el Valle se patrocina al patinaje colombiano, que reina sin par en el mundo. Estos son apenas algunos ejemplos de la importancia deportiva que tiene la región , que se niega a decaer aún en las temporadas de sequía económica y de liderazgo.

Título: Las paredes cuentan la historia

Texto: El Valle del Cauca de los últimos 500 años puede descubrirse a través de su

arquitectura. Para fortuna de la región, varios siglos después de ser construidas aún se mantienen en pie algunas edificaciones que se han negado a sucumbir en medio del crecimiento desordenado de las urbes y siguen erguidas a pesar, sobre todo, de la indiferencia de las gentes de la comarca.

A partir de esas construcciones, entre las que se destacan antiquísimas capillas y haciendas coloniales, el recorrido por la historia del Valle a partir de la arquitectura permite reconocer las influencias hispana, árabe y africana. Así mismo, muchas edificaciones son un espejo para tratar de captar la fuerza que tuvo el nacimiento de la República.

Una mirada sobre buena parte de las poblaciones vallecaucanas, ya en las montañas o ya en las planicies, permite entender el peso de los colonizadores antioqueños, quienes quisieron sentir más cerca su terruño a partir de sus casas dispuestas siempre a albergar a sus numerosísimas familias.

De igual forma, con el Siglo XX llegaron al Valle aires renovadores y modernistas que marcaron además un nuevo estilo arquitectónico. Finalmente, hoy es posible apreciar y reconocer la arquitectura contemporánea, actual, que está lejos de quererse enclaustrar en un estilo único y específico, en la que todo es válido, especialmente si logra la mezcla mágica entre lo utilitario y lo estético.

Sea cual sea la época, las formas y los espacios utilizados, lo cierto es que cada pared en este Valle del Cauca, puede contar una historia.

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Título: Desde la sencillez de la Colonia

La arquitectura colonial del Valle del Cauca –y en general en lo que fuera el Nuevo Reino de Granada- es, en esencia, un legado del sur y el centro de España, donde confluyeron en algún momento de la historia las culturas oriental, árabe, griega, romana y egipcia, para nombrar algunas, formando un interesante amasijo que se reflejó en las construcciones de la época. Esa mezcla se traslado a las colonias americanas añadiéndole características propias surgidas de los materiales y las condiciones del clima.

Germán Téllez, en el libro „Casa Colonial, Arquitectura Doméstica Neogranadina‟, de Villegas Editores, asegura que “Las casas de la colonia neogranadina son arquitectura de albañiles y carpinteros, en las que nada habría tenido que hacer un arquitecto de entonces, sobrando este intermediario profesional en el sistema socio-económico de la

provincia”. Reconociendo su belleza y su trascendencia histórica, a partir de esa anotación se puede entender la sencillez de las construcciones de la época.

En la comarca vallecaucana se mantienen en pie algunas de las más representativas edificaciones coloniales, entre casas, haciendas e iglesias.

Recuadros

La Ermita de la Unión

El Santuario de Nuestra Señora de las Lajas, más conocido como La Ermita del municipio de La Unión, fue construido por el maestro Juan Jacinto Palomino entre 1640 y 1641. Es una capilla típica de las iglesias coloniales del Valle del Cauca, sencilla, cúbica, con elementales volúmenes y espacios que resultan de la disposición octogonal de muros de cierre, de proporciones y dimensiones que pueden ser cubiertos con estructuras de madera, de uso corriente en las edificaciones de la época. Capilla de San Juan Bautista de El Bohío

Ubicada a cinco minutos del municipio de Toro, esta capilla doctrinera fue construida hacia el año de 1610. Modesta y sobria, como la mayoría de las capillas rurales de la época, consta de una sola nave con dos accesos y un atrio ligeramente levantado. El techo es artesonado y con tirantes. La cubierta en dos aguas se eleva para dar mayor altura al área del altar. Tiene una pequeña sacristía a la derecha con el cielo raso plano y la cubierta a una sola agua.

A su valor arquitectónico se suma la conservación de su mobiliario, como los nichos de madera, el coro y el púlpito, además de algunas imágenes y misales de la época. Capilla de Nuestra Señora de la Concepción de El Overo

Es una capilla doctrinera que data del siglo XVII. Su construcción se inició en 1787 y fue restaurada en 1992. Está conformada por una nave dividida del presbiterio por un arco toral estructural. Su sacristía está a un costado y conserva el atrio cubierto, a la manera de los templos doctrineros. En su planta superior se encuentra localizado el coro generando un espacio de transición entre el atrio y la nave de la capilla.

Iglesia de La Merced

En la Iglesia de La Merced se celebró la primera misa de Cali en el año 1536, en ella se aprecian el convento y la iglesia de La Merced y el museo Arqueológico.

Capilla de San Antonio

La Capilla de San Antonio de Padua se terminó de construir en 1747 y se ha mantenido, con algunas adecuaciones y restauraciones, fiel a su estilo original. La capilla es valiosa por su Altar Mayor de estilo barroco, la autenticidad de sus imágenes y su viejo campanario. Ni siquiera la venta fugaz realizada en el siglo pasado a particulares logró malograr una de las capillas insignes de Cali.

Complejo de San Francisco

Fue construido entre los siglos XVII y XIX,. Está formado por tres obras: El templo de San Francisco, el convento de San Joaquín y la Capilla de la Inmaculada, con su hermosa torre de estilo mudéjar. La Iglesia de San Francisco es de estilo neoclásico y fue construida entre 1803 y 1827 por fray Fernando de Jesús Larrea, con mampostería en ladrillo. El Altar mayor es de estilo renacentista español elaborado en madera y mármol. La capilla de la Inmaculada se terminó de construir en 1762 y su torre Mudejar data de 1772. Consta de cuatro cuerpos con su decoración en ladrillo cortado en forma trapezoidal formando diseños geométricos que semejan tapices orientales. La cúpula está recubierta en azulejos esmaltados rematada con una cruz en filigrana de hierro forjado, tiene 23 metros de altura

Construida en el año de 1828 es un ejemplo de planta compacta y crecimiento gradual. Se destaca el gran balcón que permite una mirada hacia el Valle del Cauca. Sin duda su importancia histórica y arquitectónica está relacionada con el hecho de haber sido el lugar desde donde Jorge Isaacs contó la historia de amor entre Efraín y María.

Hacienda Piedechinche

La Casona tiene las características propias de la arquitectura del Siglo XVIII, Piedechinche constituye un documento arquitectónico que nos muestra cómo eran las casas de hacienda del Valle del Cauca en la época de la Colonia. Por el diseño de su planta y por la elegancia de sus líneas, se la puede calificar, en su género, como una de las construcciones más evolucionadas arquitectónicamente.

Hacienda La Concepción

Es para algunos arquitectos la Hacienda La Concepción es la más bella de las construcciones coloniales en el Valle del Cauca.

Hacienda Cañasgordas

Construida en el siglo XVII, la Hacienda Cañasgordas guarda su encanto pese al abandono que la carcome. Desde los balcones del segundo piso se divisan el trapiche y el camino real que conduce a Cali. En el primer piso pueden apreciarse los mosaicos de estilo romano y en el solar todavía quedan plantas de cacao y café arábigo.

Otras haciendas

Haciendas como El Alisal, El Hato y la Aurora hacen parte de ese grupo de haciendas coloniales que se mantienen aún en pie en la región, y que, además jugaron un papel importante en la historia de la conformación de la República.

Ciudades coloniales Cartago

La ciudad más importante del norte vallecaucano guarda muchas joyas de la arquitectura colonial, algunas construidas en los Siglos XVI y XVII, como es el caso de la Casa del Virrey, donde se recrea la influencia muedéjar.

También se encuentra la Iglesia De San Jorge, concebida primero como capilla y luego como parroquia en 1.546. Está adornada en su interior por hermosos vitrales y bellísimas tallas en madera. La Capilla De Santa Ana data de 1691.

Buga

Cuenta con una estructura urbana de los siglos XVII y XVIII muy bien conservada y algunos monumentos notables. Entre sus edificaciones representativas de la Colonia se destacan La Merced, iglesia y claustro de las Clarisas y elemento matriz de la ciudad en el siglo XVII que cuenta con un pequeño Museo Arqueológico y de arte colonial. La Iglesia de San Francisco (siglo XVIII) es otra joya colonial, ya completamente envuelta entre la ciudad contemporánea con la torre mudéjar más interesante del género en Colombia. Fuera del centro, pero muy cerca, está la ermita

ermita se ha venido recuperando un barrio de tradición artesanal, con un ambiente muy grato.

Roldanillo

Roldanillo es una ciudad de arquitectura colonial donde se destacan construcciones religiosas como La Ermita, que venera a San Sebastián, patrono de la ciudad, la Parroquia de Roldanillo, la Capilla de Santa Rita y Nuestra Señora de Chiquinquirá. La Ermita se levantó en el año 1602 y fue originalmente techada en paja. Luego de una primera reconstrucción en Diciembre de 1778, fue dada al culto la nueva ermita.

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Título: Arquitectura republicana

Con la llegada de la República se sintió un cambio drástico en la arquitectura, sobre todo por la necesidad de construir edificios para alojar las instituciones estatales. El desarrollo en el Valle del Cauca comenzó en la mitad del Siglo XIX y se consolidó hacia finales de esa centuria. Se dio, entonces una mezcla entre la herencia colonial, el neoclasismo e influencias de otras culturas, como la antioqueña que comenzaba su colonización en la región.

Hermosas construcciones de la época republicana siguen deleitando la mirada y la sensibilidad de quienes viven en el Valle o visitan la región.

Recuadros

Hotel Estación de Buenaventura

De estilo republicano y neoclásico, el Hotel Estación de Buenaventura fue construido en 1926, es monumento nacional y conserva su imponencia y belleza original.

Edificio Otero

Ubicado en la Plaza de Caycedo es uno de los más hermosos edificios de la ciudad, monumento nacional con arquitectura barroca criolla, construido entre 1922 y 1926 por iniciativa del Sr. Emiliano Otero.

Teatro Municipal de Cali

De estilo neoclásico francés, fue diseñado y construido por la firma de ingenieros Borrero y Ospina. Se inauguró en el año de 1927.El plafond de la sala fue pintado por el artista italiano Mauricio Ramelli, posee un tríptico que interpreta tres momentos de la novela María de Jorge Isaacs: 'María cogiendo flores al pie del balcón' (hora y luz matinal); 'María escuchando la lectura atala' (primer tiempo de crepúsculo vespertino); y 'María conducida por la fatalidad' (sombras precursoras de la noche), todas estas escenas fueron pintadas en 1936 por el maestro payanes Efrain Martínez con motivo del IV centenario de la fundación de Santiago de Cali (25 de Julio de 1536).

Teatro Jorge Isaacs de Cali

Se construyó en el año de 1931 por Herman Bohmer, en homenaje a Jorge Isaacs autor de la famoso novela La María. Su arquitectura tiene influencia del romanticismo

italiano. Fue restaurado y acondicionado recientemente. Declarado monumento nacional en 1984, tiene una de las mejores acústicas del País.

Los edificios modelo

Como una forma de solucionar la necesidad de sedes para las instituciones estatales,

se creo el llamado „edificio modelo‟ que se repite con mínimas variaciones en

edificaciones como el Palacio de Justicia de Tulúa, el Colegio Cárdenas de Palmira, la Alcaldía de Cartago, el Palacio de Gobierno de Buga, entre otros.

Estilo Español Californiano

Una variación en la arquitectura republicana la constituyó el estilo Español Californiano, al que algunos arquitectos no le dan el reconocimiento como tal. Entre sus ejemplos está el Hotel Guadalajara de Buga, el Hotel Santa Rita de Cali y algunas casas familiares como la que por años acogió a la familia Urdinola Uribe, en el oeste de la capital vallecaucana.

La colonización antioqueña

La influencia de la colonización antioqueña en la arquitectura urbana y rural se vive en varias poblaciones del Valle, en especial en las del norte del departamento. En ellas se mezclan los balcones, con los patios interiores y los tejados, así como la variedad de maderas, incluida la guadua, como testimonio de los árboles que conformaban los bosques nativos del Valle. La estética predominó en las casas de influencia paisa, y se vislumbra en sus fachadas exteriores, en sus corredores, en las habitaciones e incluso en los muebles y enseres.

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Título: Arquitectura moderna

La llegada del siglo XX trajo una revolución en la arquitectura mundial que se reflejó

en la región vallecaucana. En el libro sobre la „Casa Moderna‟, de Villegas Editores, se resume así la descripción de la arquitectura moderna: “La casa moderna es fruto de una racionalidad y de una imaginación guiadas por ideas y principios. Es un acto de

conciencia creativa”.

Podría decirse que esta época marca el inicio de la producción arquitectónica de las ciudades mirando a su futuro, e interrelacionadas con sus circunstancias económicas, técnicas y culturales. Además de tener un carácter funcional, las construcciones modernas introducen elementos estéticos más complejos.

Dice Alberto Saldarriaga Roa en su texto „Arquitectura colombiana en el siglo XX: edificaciones en busca de ciudad‟, que “La arquitectura moderna en sus comienzos se

asumió como una forma especial de apostolado, destinado a traer progreso, claridad y orden a aquello que, a ojos de los interesados, era un mundo atrasado y desordenado. A lo anterior se sumó el propósito de cambio tecnológico como apoyo indispensable para la realización de las ideas modernas. El concreto armado fue el primer material demostrativo de la nueva manera de construir. El uso del metal y del vidrio y de las nuevas técnicas en instalaciones eléctricas, hidráulicas y sanitarias se incorporó en este cambio, con la consiguiente aparición y expansión de industrias productoras de

contrario, se sumaron a las nuevas técnicas en una simbiosis que ha perdurado en el

tiempo”.

Cuenta Joaquín Paredes Cruz en su obra „El Valle del Cauca, su realidad económica y cultural‟, que entre 1940 y 1955 se incrementa en un 30% el número de edificaciones en la región. Ese crecimiento que se da a la par con el de su población, crea entonces