El signo teatral es dinámico por definición, ya que posee una movilidad determinada por su carácter dúctil que no se vincula a ningún significado único y estable de acuerdo con su naturaleza polivalente propia del hecho artístico en sus diversas expresiones de lenguajes verbal y no verbal.
La semiología dramática se ocupa del análisis del teatro como proceso de comunicación y desde esa perspectiva distingue tres partes en el estudio de los objetos culturales:
- La Sintáctica: Se propone el estudio descriptivo de los elementos constituyentes del
Universo Escénico partiendo del texto y de la representación. Los elementos portadores del rasgo “verbal lingüístico” como diálogo, acción y acotaciones, por un lado y, los elementos que caracterizan a los personajes por el otro. Se centra en las relaciones internas de la obra (la obra en sí), y tiene como base para el estudio el texto como proyecto de representación.
- La Semántica: Analiza la significación de los elementos descritos en la sintáctica, así
como su relación con el mundo referenciado y también el estudio de las relaciones del espacio y tiempo, es decir las relaciones signo‐objeto. Su campo tiene que ver con la interpretación de los signos, su relación con la cosa significada (el referente) para lo cual los indicios (funciones sintácticas) proporcionan datos interesantes.
- Pragmática: Le corresponde el análisis signo‐sujeto, y cabe dentro de este nivel todos
los componentes humanos del hecho teatral. Las relaciones entre autor ‐ texto, entre texto ‐ lector o espectador. (Ubersfeld, 1989, p.48)
El universo escénico
En conclusión para este apartado de nuestro estudio y de acuerdo con la experiencia, el Universo Escénico es una articulación de varios componentes artísticos y por consiguiente creativos que elaboran una Puesta en Escena con base en un Texto Dramático, es decir que ha sido escrito para ser re ‐ presentado, inspirado en una infinidad de posibilidades que van desde
una novela, un cuento, un poema, hasta una situación de la vida real, un concepto, un principio o valor etc.
Este Texto Dramático conlleva en sí una dramaturgia o espíritu esencial de la Obra, del cual se desprende un guión escrito con los diálogos de los personajes, las acotaciones y las didascalias, y puede haber sido escrito por un autor o por un grupo como producto de un laboratorio creativo, una vivencia experimental en lo que se conoce como Creación Colectiva.
Para llevar a cabo esta puesta en escena se hace necesario nombrar un Director que es la persona que con su criterio artístico va a orientar los destinos de todo el equipo que se conformará con un objetivo de llevar a la escena el texto que ha sido escrito para tal fin.
Generalmente es el director en conjunto con el productor quienes realizan la selección del equipo artístico, comenzando por los actores (bailarines, cantantes, músicos, zanqueros, etc.) que van a ser los intérpretes de los personajes creados en el guión.
El Productor es la persona que se encarga de administrar los fondos económicos destinados para el montaje. Es quien decide sobre la compra de elementos de escenografía, vestuario, utilería, accesorios, instrumentos y todos los necesarios para un espectáculo de primera línea, y a su vez paga los dineros correspondientes al talento artístico.
El Escenógrafo es el artista encargado de diseñar la escenografía y los elementos de utilería. La escenografía puede ser física (páneles, telas, lienzos pintados, cortinas) ó virtual (proyecciones sobre pantallas móviles, de tela, de agua) ó de elementos de la naturaleza como sal, tierra o arena. Depende de la creatividad y capacidad de innovación.
El diseñador del Vestuario es el encargado de vestir a los personajes de acuerdo con la época, el status socio ‐ económico y de proveer los accesorios que complementan los atuendos. Pueden ser muy austeros como en el teatro de Grotovski, para quien era más importante el actor en toda su dimensión esencial, sin vestuario y sin objetos; o muy rimbombantes, espectaculares y llenos de detalles. Lo cierto es que el vestuario se convierte en un repertorio simbólico que da pautas sobre los significados de la obra. La música puede ser original y compuesta especialmente para la obra ó puede ser seleccionada de las miles ya existentes. Esta tarea puede ser encargada a un compositor ó realizada por el director. En ocasiones los actores hacen propuestas muy interesantes de acuerdo con la
creación propia que hayan hecho de su personaje. Aquí incluimos también a los músicos que interpretan instrumentos, a los cantantes e incluso a los actores que cantan y bailan alguna pieza musical; Los efectos sonoros hacen parte de este aspecto tan importante en el universo escénico, y pueden ser realizados por los artistas en vivo o hacer parte de un pregrabado. Lo interesante es comprender que tienen el propósito de generar atmósferas que dan claros indicios sobre lugares, sentimientos, emociones y ritmos en los que se mueven los personajes.
La presencia de maquillajes muy vistosos, coloridos muy vistosos ó por el contrario la ausencia del mismo o el que sea casi imperceptible se debe a la creación de un diseñador de maquillaje o del actor. Las máscaras entran en esta categoría ya que son la extensión del maquillaje y proveen a los espectadores pautas de interpretación sobre épocas o lugares.
La iluminación es uno de los elementos que puede realzar la atmósfera de una obra o la puede echar a perder. Así que la tarea del diseñador de luz sobre un escenario es de gran responsabilidad, porque puede convertirse en un elemento fundamental e incluso como parte de la escenografía. Ya que la Luz delimita espacios, crea lugares, aumenta o no la intensidad de una situación, y al igual que la música puede apoyar muy bien el mundo interior de los personajes. Con las tendencias actuales y las nuevas tecnologías, la Iluminación se perfila como un elemento determinante de las artes escénicas.
Y por último, pero no por ello menos importante, consideramos aquí el gran aporte que le están ofreciendo Las Artes Audio ‐ Visuales al Universo Escénico, ya que sus propuestas innovadoras en cuanto a video y fotografía, marcan toda una tendencia vanguardista muy grandilocuente y expresiva por sí misma, que refuerza sin lugar a dudas, la comunicación no verbal y el espacio simbólico que de suyo tiene el teatro.
Con proyecciones y prácticas performativas no convencionales están imponiendo una pauta que invita a construir nuevas dramaturgias que mejor reinventen otras realidades quizá menos estáticas como las que a veces se recrean sobre el escenario.
El tiempo en el teatro
Todos estos elementos están construidos de forma inmanente dentro de una categoría que los permea a todos y que es influenciada a la vez por cada uno de ellos. Me refiero a la categoría Tiempo, que tiene en el teatro tres temporalidades distintas: la primera en tanto que hablamos del tiempo en el escenario como la abstracción de la secuencia cronológica de los
acontecimientos que se narran en la obra, o del paso de las horas, meses y días en el universo interior de los personajes, o incluso de la posibilidad de ir al pasado o al futuro de los personajes de una obra en un manejo no realista del Tempo, del ritmo y de la sincronía o diacronía del hecho teatral, es decir hablamos de la acción representada. Una segunda temporalidad se refiere al mundo interior del personaje que está marcado por “el tempo” como una categoría que define los ritmos de movimientos, acciones y parlamentos del personaje y es un tiempo que sucede en la interpretación del actor como consecuencia de la introyección del mundo que él mismo ha construido del personaje. Y una tercera temporalidad cuando hablamos de la duración del espectáculo que está, sin duda, medido por el tiempo, por el paso de los minutos y las horas en el reloj, es el tiempo real de la representación.
“(…) toda forma de relación temporal compromete al conjunto de la significación teatral. El tiempo en el teatro es a la vez imagen del tiempo de la historia, del tiempo psíquico individual y del retorno ceremonial”. (Ubersfeld, 1989, p.39)
El espacio en el teatro
Y la otra categoría que también llega a ser simbólica es la del Espacio. Espacio leído no como el lugar de la representación, sino como el lugar que está siendo representado o al que los actores se refieren. Y al igual que el tiempo, el diseño de El Espacio en el teatro es el producto de la suma de varios factores: El autor, el director, los actores y el equipo artístico creativo y creador de espacios que aunque no se ven están representados por diversos lenguajes. Por ejemplo Nueva York por la estatua de la libertad. El Espacio en el teatro es un concepto transversal que toca todas las instancias de la puesta en escena.
Puede estar delimitado por enunciados metafóricos ó por las luces, por imágenes poéticas, por decorados que aluden a lugares, por la música de un país o por expresiones típicas de algún contexto socio ‐ cultural o histórico. El espacio es quizá uno de los “lugares” que posibilita mayor creatividad e innovación para ser re‐presentado. El espacio en el Universo Escénico puede también representar el mundo interior de los personajes, sus conflictos, angustias y anhelos; es de alguna manera la extensión de los sueños de sus protagonistas, su carácter y su vida.
El arte escénico parece inmediato y fugaz. Pero en tanto que humano, se fundamenta en elementos biológicos, culturales y Psicológicos que conforman una herencia milenaria en constante transmisión, para lo cual el teatro se vale de un lenguaje o, si se quiere, de una multitud de lenguajes: la palabra escrita y hablada, el manejo de elementos visuales, cinéticos, sonoros y espacio temporales; de ahí que muchos consideren al teatro como un “arte total”. (Prieto, 1992, p. 6)
Veamos un diagrama que ilustra la complejidad del UNIVERSO TEATRAL con todos los elementos que pueden hacer parte de una puesta en escena que quiera convertirse en espectáculo.
La comunicación escénica
El teatro es entonces el lugar del Encuentro de muchas disciplinas, el lugar del encuentro de la creación, la síntesis de todas las artes y todas las expresiones. En la escena es posible Todo lo que la imaginación pueda visualizar. Por eso es posible hacer tantas versiones de una obra como grupos se embarquen en su construcción. La subjetividad del ser humano, con todo su bagaje, influye en la manera de construir y emitir un mensaje y en la forma de de ‐construirs o leer ‐ interpretar ese mensaje.
Un arte total que desde sus orígenes ha encontrado multitud de vías de expresión cuando las artes no se fragmentaban entre sí y formaban parte esencial de la existencia cotidiana y las artes representacionales constituían un instrumento fundamental de comunicación humana. Cuando teatro y rito hacían parte de un mismo imaginario y se comunicaba por medio de símbolos todo un acervo cultural que pasaba de generación en generación. Estos actos de encuentro estaban destinados a despertar el sentimiento de pertenencia a la comunidad y de armonía con la naturaleza. Posteriormente surgió la división entre rito y teatro en occidente con el racionalismo griego surgiendo a la vez la división sujeto‐objeto, la cual repercutió en la división actor‐espectador y así el pueblo dejó de participar en el proceso de Comunicación Creativa.
No fue sino hasta el presente siglo que comenzó a recuperarse el sentido original del arte representacional. Dramaturgos como Craig, Meyerhold, Stanislavski, Becht, Arataud y Grotovsky coincidieron en que para que el teatro pueda vivir, debe morir y así enfocaron su atención en los dos elementos imprescindibles del acontecer teatral: el actor y el espectador. “El Meollo del teatro es el Encuentro”, dice Grotovski: el encuentro de un grupo de seres humanos vivos y presentes. (Craig citado por Molinari en Prieto, 1992, p.46) Estos autores han vuelto su atención al teatro de oriente con todos sus rituales en un intento por renovar el arte escénico de occidente y de lograr mayor comunicación entre dramaturgo‐ director‐actor‐espectador. Y al incorporar estas técnicas logra fortalecer aún más el universo simbólico generando una respuesta interpretativa en el espectador, apelando, a través del símbolo, a su inconsciente e invitándolo a compartir un proceso de introspección.
Surgen entonces varias tendencias de teatro interdisciplinario y multicultural como el teatro antropológico, el teatro alternativo, postmodernista, teatro sagrado entre otros. Entonces para incluirlos a todos dentro de una expresión que los contenga a todos se creó el término “Teatro del Encuentro” el cual intenta restablecer la Comunicación interpersonal, intercultural e interdisciplinaria de manera efectiva.