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Violencias vinculadas a la organización del trabajo doméstico

Capítulo 6. Las experiencias escolares como prácticas de resistencias.

6.1. Violencias vinculadas a la organización del trabajo doméstico

Las tareas domésticas (básicamente, limpiar la casa, cocinar, lavar la ropa de los miembros de la familia, cuidar a los y las más pequeños) responden a la división del trabajo fundada en el sexo-género, que vertebra al sistema capitalista de producción.

Se trata de actividades configuradas arbitrariamente como una responsabilidad femenina por antonomasia, que contribuyen a producir y reproducir la riqueza social (Coronil, 2000; Federici, 2011).

Estas actividades se despliegan hacia el interior del ámbito familiar como una imposición más o menos invisibilizada. En palabras de algunas de las jóvenes entrevistadas: llego a la noche y es como decir ´¡Uy! la puta madre`, tengo que cocinar, tengo que bañar al nene, tengo que acomodar las cosas para mañana tengo que ordenar´ (María Paula). Limpio [sola porque mi hermano] el más grande es un parásito, no hace nada... (Dalma). En mi casa tengo la responsabilidad del mantenimiento de la limpieza Los varones, no (Mara)

En línea con lo que propone Calveiro (2005), esta organización del trabajo doméstico expresa violencia porque implica apropiación del producto del esfuerzo realizado por otras personas (en este caso, las jóvenes entrevistadas, sus madres y/o hermanas) y porque, tal como se mencionó anteriormente, se motoriza a partir de una imposición más o menos explícita. En palabras de la autora:

Si las formas más obvias de la violencia son las de la agresión, sea física o verbal, la imposición que siempre se apoya en la latencia de un castigo no lo es menos Una imposición frecuente en cualquier relación de poderes es la apropiación del trabajo de los otros (Calveiro, 2005: 77)61.

Esta imposición, para algunas de las jóvenes entrevistadas, se produce de madre a hija: [mi mamá] cuando hay que limpiar, dice [gritando]: ´¿por qué no limpian?` se quiere hacer escuchar entonces le digo: ´decime a mí no andés gritando´ (Emilia). Porque es muy rompe bolas mi mamá. No me deja tranquila me manda a limpiar y

61La autora, en su estudio sobre las relaciones de poder intrafamiliares, ofrece múltiples ejemplos que expresan cómo

estas labores recaen invariablemente en las mujeres del hogar, sobre todo, en las más jóvenes. Dichos ejemplos, son asimilables a los que relatan, en muchas ocasiones, las estudiantes entrevistadas (Ver Calveiro, 2005. Especialmente a partir de pág. 77)

limpio Y se queja igual, aunque limpie... (Dalma). Mi mamá se la pasa trabajando. Entonces, cuando llega encuentra todo limpio porque si no empieza a hinchar (Mara)

En otras ocasiones, son los cónyuges quienes les imponen a las jóvenes el trabajo doméstico (tal es el caso de María Paula y Daiana62). A modo ejemplo, se citan a

continuación las palabras de una de ellas, cuyo marido tiene dos hijos de un matrimonio anterior que suelen estar en su casa, sobre todo los fines de semana.

es como que no quiero Porque es la lógica no voy a estar todo el domingo renegando con los pibes Si antes lo hacía, era porque antes no laburaba, no estudiaba, no hacía nada Entonces, me daba el tiempo para agarrarlos a todos y llevarlos a una plaza. Pero ahora, no. ¡Ahora no tengo ganas!... Esas son las cosas que él no entiende. ¿Qué? ¿ por obligación lo tengo que hacer? ¡No! Si no tengo ganas, no tengo ganas encima que laburo, que hago un montón de cosas sé que él valora las cosas que hago, pero a veces me dice: ´¡Ay! Pero vos trabajás cuatro horas, nada más` ¿Y qué tiene que ver que trabaje cuatro horas? ¡ hago un montón de cosas más!... (María Paula)

Sin embargo, esta imposición no necesariamente es evaluada como violencia en los relatos de las jóvenes protagonistas de esta investigación. Por el contrario, algunas de ellas, como se expresa a continuación, la describen como algo que les agrada hacer siempre me gustó la limpieza soy muy limpia (Emilia); A mí me encanta limpiar (Mara) o, como parte de una costumbre (tal es el caso de Beatriz)

62De acuerdo a los relatos construidos, la conyugalidad no es una dimensión necesariamente asociada a la imposición

explicita del trabajo doméstico por parte de los maridos. María Paula y Daiana son las únicas jóvenes que refieren hechos de violencia con sus parejas fundados en esta exigencia. Juana y Beatriz, por el contrario, habrían incorporado el mandato, dado que no describen la exigencia en esos términos. Emilia, por su parte, ha naturalizado que su rol en el hogar está anudado al trabajo doméstico y, por otro, tiene enfrentamientos con su madre (y no con su pareja) por este tema.

El trabajo doméstico constituye una de las dimensiones clave de la organización familiar binaria que, a través de opuestos fundamentados arbitrariamente en el sexo-género, establece como rol y lugar naturales de la mujer la reproducción y la familia. A la vez, dicha organización define la producción, la provisión de los bienes materiales y el espacio extra-familiar como funciones y ámbitos masculinos por excelencia.

Esta identificación del rol proveedor como función exclusivamente masculina se expresa en varios de los relatos de las adolescentes entrevistadas: ¡Tu macho te tiene que mantener no vos a tu macho!... Para mí, es así (María Paula). La plata para que coma, para que me compre mis zapatillas, mis cosas, [las de] la nena él [es el] que tiene que comprar porque es mi marido (Daiana).

La invisibilización del carácter productivo del trabajo doméstico, su configuración como dimensión necesaria del sistema capitalista-patriarcal, y las violencias que supone han sido hasta el momento significativamente silenciadas por las teorías sociales y las políticas públicas. Sin embargo, en los últimos años, ciertas reflexiones comienzan a visualizarlo como objeto de estudio y a problematizarlo desde diversas perspectivas, disciplinas y enfoques metodológicos. Como ejemplos de estas múltiples propuestas, además de la investigación de Calveiro, se puede mencionar, Coronil (2000); Federici (2011); y Dubet (2012).

Por lo demás, dado que la violencia es una dimensión inescindible de la noción de poder y de resistencias, la siguiente sección analiza las conceptualizaciones que Pilar Calveiro ofrece en torno a esta tríada.