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Lynne, Carol El Reino de Neo 02 Trinidad de Sangre

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Desde hace más de 400 años, la pareja de were-lobos,

Kern y Haig se amaron y lucharon uno al lado del otro. A

pesar de haber tenido momentos difíciles a lo largo de su

vida juntos, su amor por el otro nunca ha vacilado. Es decir,

hasta que Kern es secuestrado y obligado a copular con un

extraño, Audric. Herido y confundido, Haig huye del Reino

de Neo y, muy especialmente, de Kern. ¿Cómo se supone

que Haig acepte a otro hombre en su matrimonio, sobre

todo cuando ese hombre no es un were-lobo, sino un

vampiro?

Los siglos que Audric pasó como el chivo expiatorio de

los otros vampiros han dejado huellas en él y sobre todo

hambre de afecto. Su objetivo no es interponerse entre la

pareja de were-lobos, sino convertirse en parte de su

familia. Lamentablemente, su anhelo de amor y compañía

pronto amenazará dañar lo que él tanto desea.

Kern odia que sus acciones hayan herido a la única

persona que ha amado, pero sin Haig alrededor, queda solo

para introducir a Audric a una nueva vida en el viñedo, y

resistir el frenesí de copular.

(3)

Cap

í

tulo 1

n ruido despertó a Kern de su tranquilo sueño. Instintivamente fue hacia el lado de Haig en la cama pero encontró las sábanas frías. Kern cerró su mano en un puño y golpeó contra el lado vacío donde debería estar su pareja. ¿Cuánto más Haig seguiría castigándolo por emparejarse con un vampiro?

Kern ni siquiera recordaba haber jodido o mordido a Audric. Él estaba bajo el sádico control de Richard, el último de los vampiros de Francois LaMont, en ese momento. No, eso no es cierto. Audric era el último de ese grupo. Un hecho que Kern se había estado recordando varias veces durante las pasadas horas.

Cuando despertó en la cámara bajo tierra cubierta de acero desnudo y con Audric, su reciente pareja a su lado, Kern no lo entendía. Neo, su jefe, había sido quien le había informado lo que había sucedido. La respuesta de Kern fue inmediatamente, preguntar por Haig. También había sido trabajo de Neo decirle a Kern que Haig había sido incapaz de manejar que Kern se hubiera emparejado con otro.

La primera inclinación de Kern fue lanzar su ira contra Audric. Se puso de pie y empezó a gritarle al pequeño vampiro. La única cosa que lo había calmado fue la reacción de Audric. En lugar de defenderse, Audric se había rodado en una bola, obviamente esperando el primer golpe. Sorpresivamente Kern dejó de gritarle al pequeño y pelirrojo hombre con cautivantes ojos verdes.

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Horas después el corazón de Kern seguía desgarrado en dos direcciones. Las circunstancias detrás del emparejamiento habían creado lazos con Audric. A pesar de que el amor no venía instantáneamente, los instintos de protección de Kern habían empezado a desarrollarse desde el momento que mordió al asustado vampiro.

Incluso ahora cuando él estaba acostado solo en la cama que compartió con Haig durante cuatrocientos años, él anhelaba revisar a Audric.

Un ruido fuera de la recámara captó la atención de Kern. Se puso de pie y cruzó el cuarto, esperando que Haig finalmente regresara a casa. Desnudo, entró en la sala. El sol comenzaba a salir y el cuarto estaba bañado de un suave brillo rosa. Desafortunadamente, parecía ser que era todo lo que estaba en el cuarto: Haig no estaba.

El ruido se oyó de nuevo y Kern finalmente se dio cuenta que venía de la habitación de huéspedes. «Audric». Kern se apresuró hacia la habitación, preparado para arriesgar su vida para defender al vampiro. Cuando abrió la puerta, Kern se sorprendió de encontrar el cuarto vacío y la cama aún hecha. Vio hacia las ventanas y se dio cuenta que Audric ni siquiera había bajado las cortinas.

Cerrando los ojos, Kern trató de centrarse en el olor de su nueva pareja. Sabía que podría llevarle algo de tiempo a su cuerpo aclimatarse a la adición de Audric a su vida, pero en días el aroma de Audric estaría impreso para siempre en el lobo de Kern.

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Audric abrió los ojos. El ver el miedo en esos profundos ojos verdes era algo que Kern nunca podría olvidar.

—¿Estás bien? —Kern levantó sus manos—. Solo vine a revisarte.

Como Audric parecía un poco más relajado, Kern se sentó en el suelo. —¿Qué estás haciendo aquí?

Audric inclinó la cabeza a un lado. —¿Dormir?

—¿Por qué en el armario? Las cortinas mantienen el sol fuera, si es lo que te preocupa.

Las cejas de Audric se juntaron. —Estoy acostumbrado a dormir en el armario. Es donde siempre he dormido.

La admisión enojó a Kern más de lo que él podía entender. —¿Ellos ni siquiera pudieron darte una cama donde dormir?

Audric sacudió la cabeza y vio al interior del armario. —Yo tenía una cama, pero siempre fue más seguro para mí el armario.

Kern se puso de pie y le ofreció la mano. —No dejaré que nadie te lastime. Ven.

Audric lentamente se puso de pie por sí mismo, manteniendo sus manos lejos de la ayuda que le ofrecía Kern. Su mirada parecía fija en el desnudo cuerpo de Kern. Cuando Kern trató de cubrirse, Audric habló. —¿Tu pareja regresó?

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movimiento en su ingle con solo ver al hombre. ¿Cómo se sentiría sostener a una criatura que se veía tan frágil?

Audric jadeó, alejando a Kern de sus pensamientos. De nuevo, la mirada de Audric parecía fija en el pene de Kern. Kern empezó a dar una excusa para su condición, pero decidió que era mejor ser honesto con su nueva pareja. —Haig y yo no usamos ropa en casa. Es la manera en que nos criamos. Es la manera en que seguimos viviendo. Tienes que lograr sentirte cómodo con esto si esperas ser parte de esta familia.

—¿Tú me quieres aquí? —Audric preguntó con una esperanzada expresión en su infantil cara.

—Ya sea que lo quiera o no, esa ya no es la verdadera pregunta aquí. Eres mi responsabilidad ahora y yo nunca huyo de mis responsabilidades.

Sin otra palabra, Kern se dirigió a la ventana para asegurarse de que las cortinas estuvieran cerradas. Vio a Audric una vez más y dejó el cuarto cerrando la puerta cuidadosamente detrás de él.

De camino a la cocina para prepararse el desayuno, Kern tomó el teléfono de la mesa. Abrió el refrigerador y sacó uno de los filetes descongelados que había dejado dos días antes. Con algo de suerte la carne estaría echada a perder y él lograría enfermarse.

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¿Qué haría si Haig nunca lo perdonaba? Kern no podía imaginar su vida sin su amante y mejor amigo. Sus dedos fueron hacia su cicatriz que iba de la frente a su garganta. Mientras trazaba el camino, una vez más recordó todo a lo que Haig había renunciado para estar con él.

Kern se preguntó si Haig habría regresado con su vieja manada en Irlanda. No había duda de que Haig podría luchar por su derecho de nacimiento y ganarlo, pero ¿realmente lo haría? Remplazar al actual Alfa de la manada significaba alejarse para siempre de Kern.

Con un suspiro, Kern bajó su mano a la mesa. «No merezco menos, por lo que he hecho». Él rompió un lazo de cuatrocientos años porque quería probarle a Neo que él era de confianza, incluso cuando la pelea era contra vampiros. Haig había tratado de decirle que era una misión de tontos, pero Kern de cualquier manera había ido. ¿Por qué no le había dicho a Haig lo que estaba detrás de sus acciones? Con lo mucho que amaba a Haig, él había pasado su vida entera a la sombra de su hombre. Incluso en Le Uve del Reino él era conocido primero como la pareja de Haig y después como uno de los guardias.

Qué estúpido era preocuparse por esas trivialidades. Su matrimonio con Haig era más importante que cualquier cosa en el mundo. Kern sabía que él hubiera pasado los siguientes cuatrocientos años feliz dejando a Haig arriba si sólo su pareja le daba una segunda oportunidad.

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Kern regresó su atención al ensangrentado filete frente a él. A pesar de que no tenía estómago para eso, necesitaba comer. Sacudiendo la cabeza, Kern dejó el plato en el suelo. Rápidamente cambio a su forma de lobo y se comió la carne en cinco determinadas mordidas.

Cambiando de nuevo, llevó el plato al fregadero. Lo iba a dejar para después, pero cambió de opinión y lo lavó. Haig odiaba una casa desordenada. Kern tomó el teléfono de la mesa. Una gran parte de él dudaba en que Haig pudiera aceptar la llamada, pero no había renunciado completamente a la esperanza.

De regreso a su habitación, Kern silenciosamente abrió la puerta de la habitación de huéspedes. Una vez más la cama estaba vacía, se recordó a sí mismo que Haig no era el único que sufría por su error.

Entró al cuarto y abrió la puerta del armario. Consideró llevar de regreso a Audric a la cama pero se detuvo. Lo que Audric realmente necesitaba era saber que estaba seguro. Después de un momento de considerarlo, Kern tomó una almohada de la cama y se acostó lo más cerca que pudo del pequeño hombre.

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Incluso en su profundo sueño, Audric podía sentir la presencia de Kern a su lado. No tenía que sorprenderlo el que viera a Kern justo fuera del armario cuando abrió los ojos, pero Audric no esperaba ver al hermoso hombre en su forma de lobo. Él veía fijamente confundido al lobo negro con castaño.

Se preguntaba si alguna vez entendería a las criaturas were. ¿Cómo podía un hombre tener un animal dentro de él? Audric pasó sus dedos a través del grueso pelo. ¿Dónde estaba la piel que antes había catalogado? Si el lobo estaba fuera ahora, eso significaba que el hombre estaba dentro ahora.

El lobo se movió y empujó su nariz hacia la mano de Audric. Audric la movió y rascó a la criatura detrás de las orejas. Él tenía un perro cuando era niño, así que el afecto le venía naturalmente, pero saber que el animal era su pareja era más que una locura. Pasó su mano por el pecho del lobo. —¿Kern? ¿Estás ahí dentro?

El lobo dio un bajo gruñido antes de cambiar. En un parpadeo de ojos, la mano de Audric estaba apoyada en el fuertemente y musculoso pecho de Kern. Le tomó varios latidos de corazón antes de que sus dedos vagabundearan hacia los pezones de Kern. Dioses, él anhelaba tomar el pequeño y oscuro disco en su boca.

Con sus ojos aún cerrados. Kern gimió de nuevo y dirigió la mano de Audric hacia su pene. —Sabía que regresarías a mí, —murmuró.

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Kern abrió los ojos y se colocó en posición de lucha. Le tomó varios segundos pero finalmente reconoció a Audric. —Creí… —Sacudió la cabeza como si con eso se la aclarara—. Lo siento.

La decepción en la mirada de Kern cortó a Audric como si fuera un cuchillo. Él sabía que Kern se había emparejado con él mientras se encontraba bajo el control de Richard, así que ¿por qué la honesta disculpa le dolía tanto? Era un estúpido, un ingenuo que pensaba que Kern realmente le daba la bienvenida a su toque.

—No tienes que disculparte. Sé que no fue tu elección que esté aquí. —Él tragó las emociones que amenazaban abrumarlo. Sólo deseó por una vez encontrar paz. Era más que obvio que no podría encontrarla viviendo con un hombre que lo veía como un error. ¿Quizás era mejor poner distancia entre ellos?— ¿Con quién debo hablar acerca de la alimentación?

Kern se puso de pie. —No sé, con Neo. Supongo.

Audric vio al flácido pene de Kern, incluso flácido, el hombre era más que impresionante. —Está bien. — Entonces vio hacia la extremadamente grande camiseta que usaba—. ¿Tendrías algo que pudiera usar hasta que encuentre la forma de obtener algo de ropa?

Kern asintió y salió de la habitación.

«Si», Audric pensó. «Él no podía deshacerse de él lo suficientemente rápido». Se arrastró fuera del armario y se puso de pie con su espalda hacia la pared.

Kern regresó al cuarto y le lanzó unos pantalones y una camiseta a Audric. —Esto es lo que tengo por ahora.

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Kern vio fijamente a Audric por un momento antes de girarse hacia la puerta. —Estaré en mi cuarto si necesitas algo más.

—No lo creo.

La columna de Kern se tensó con el comentario, pero no se giró.

Tan pronto como estuvo solo, Audric rápidamente se quitó la camiseta y se vistió con la ropa prestada. ¿Quizás Michael tendría algo que le quedara? Dejó la camiseta con la que había dormido debajo de la almohada junto con sus sueños de ser bienvenido por Kern y su pareja.

Audric no avisó que salía porque de cualquier modo él dudaba que a Kern le importara. Era obvio que Kern lo había invitado a su casa por obligación, así que Audric dudaba que al hombre le importara una mierda que él encontrara otro alojamiento.

Con un gruñido, Haig golpeó el cenicero alejándolo de su frente antes de enderezarse. Se balanceó en la silla ligeramente antes de estabilizarse. «Joder». ¿Cuánto habría bebido? Su boca estaba más que asquerosa. Movió el vaso vacío a un lado y se limpió el fuerte sabor de su lengua con una servilleta que decía Puglisi’s. Haig suspiró. Al menos estaba solo a una cuadra del hotel al que actualmente llamaba su hogar.

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lado del mar. No importaba las veces que se decía a sí mismo que Kern había estado bajo el control de alguien más, Haig era sólo una de las dos parejas que ahora Kern poseía.

Haig le quitó la llave a la puerta de su cuarto y subió a la cama. ¿Quizás un viaje de regreso a Irlanda era lo que necesitaba? Sacudió la cabeza, desechando la idea tan pronto como había venido. No había nada en Irlanda sin Kern.

Cerrando los ojos, Haig se preguntaba si Kern estaba instalado en la dicha de una nueva relación con Audric. Había pasado casi una semana desde que Kern había tratado de llamarle. No había duda de que Kern tenía las manos llenas tratando de seguirle el ritmo a su mucho más joven vampiro. A pesar de que Haig nunca había estado alrededor de esas Criaturas Bendecidas, él había oído historias de las explosiones sexuales de Neo. Él desconocía si todos los vampiros tenían una conducta sexual como la de Neo.

A pesar de que Haig y Kern habían disfrutado siempre de una saludable vida sexual, eso había comenzado a decaer en los últimos cien años, más o menos. Él realmente no había pensado en eso hasta que empezó a preocuparse sobre que llevara a Audric a su cama. ¿Cómo podría Haig competir con un hombre tan diferente? Kern había siempre disfrutado las cosas nuevas, y Audric era definitivamente un nuevo juguete que su pareja disfrutaba.

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Haig resopló. ¿A quién trataba de engañar? No podía competir con un hombre tan sexy como Audric. Una lamida de la lengua del vampiro sobre la corona de su pene y Kern esparciría su semilla en ríos. Haig no podía culpar a su pareja por caer en la tentación que ofrecía el delgado y musculoso cuerpo de Audric. Era el miedo a ser rechazado lo que mantenía a Haig alejado.

Girándose, Haig tomó sus jeans del suelo y sacó su teléfono para revisar sus mensajes. A pesar de que sabía que no había ninguno nuevo de Kern, él había guardado los mensajes para oír la profunda voz de su pareja.

«—¿Haig? Por favor, contéstame. Estoy tan solo aquí sin ti. Siento que me desgarrado en dos y no sé cuánto más voy a ser capaz

de manejar esto». —Haig presionó el botón de salvarlo de

nuevo, antes de ir al siguiente mensaje. De todos los mensajes recibidos había uno que le molestaba más que cualquiera de ellos.

«—No puedo salir. Todo el mundo me ve esperando que me desaparezca. No he corrido desde que te fuiste. Por favor, Haig, por favor llámame. Mi cuerpo se siente ardiendo desde el interior y tú eres el único que puede apagar ese fuego.»

Cerrando los ojos, Haig dejó el teléfono a un lado. ¿Era la desesperación en la voz de Kern real o era para lograr tener a Haig? Le gustaba pensar que Kern era sincero, pero con un pedazo caliente como Audric compartiendo la cama de Kern, Haig dudaba eso.

Por primera vez en semanas el teléfono a su lado timbró. Haig lo revisó esperando ver el nombre de Kern en la pantalla. Sus cejas se juntaron cuando la decepción se estableció. Él no había oído de su primo Flick en años.

—¿Hola?

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Considerando que el teléfono celular era solo una quimera la última vez que habló con Flick, Haig no dudaba eso. Los dos se habían separado en no muy buenos términos, pero Flick había sido mejor que el resto de la manada de Haig. —¿Qué sucede?

—Te hablo porque alguien con quien hablé me dijo que trabajabas para Neo Manos. Así que aproveché la oportunidad y hablé con él. Me dijo que te habías ido hacía un par de semanas pero me dio tu número.

—¿Si? —presionó Haig. Odiaba pensar en los sentimientos de Neo cuando Haig lo dejó—. Entonces, ¿qué es tan importante para que pierdas el tiempo buscándome?

—No estoy seguro de que estés consciente de esto, pero algunos de los were fuimos forzados a dejar nuestra tierra. Nosotros terminamos al oeste de Bonner’s Ferry, Montana.

—¿Dejaron Irlanda? —Haig no podía imaginar a la manada en ningún otro lugar que no fueran las verdes colinas en donde había crecido.

—No tuvimos elección, —le dijo Flick a Haig—. Las cosas empezaron a decaer rápidamente cuando tú te fuiste. Un pasaje a América estaba disponible y un grupo de nosotros tomó la oportunidad de empezar de nuevo en un país indómito.

Haig nunca había recibido noticias sobre la manada original. Él nunca se había preocupado antes, pero algo en la voz de Flick hizo que le picara la curiosidad. —¿Qué quieres decir con que comenzaron a decaer?

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Haig sabía exactamente lo que eso significaba. Su padre estaba muerto. Buscó en su memoria tratando de recordar la cara con el nombre. —¿Cavanaugh? —Haig se sentó en la cama, recordaba bien a los Cavanaugh. Ellos eran una familia de estatura más pequeña que el promedio—. No recuerdo a Juniper, pero no puedo creer que ninguno de ellos fuera lo suficientemente fuerte para desafiar a un Alfa.

—Tú no lo recuerdas. Juniper solo tenía trescientos años más o menos. Pero recuerdas bien a la familia Cavanaugh. Hasta antes del desafió, Juniper media uno setenta y dos, entonces una noche él empezó a crecer. Estaba en uno noventa y dos la noche del desafió de tu padre.

—¿Cómo es eso posible? —Los were alcanzan su madurez física a los catorce. Haig nunca había oído de ningún adulto que repentinamente creciera veinte centímetros.

—Ni idea. Él comenzó a convertirse en un tirano y decidimos dejarlo todo, trabajamos durante siglos para poder irnos a los Estados Unidos.

Haig no estaba seguro en qué situación estaría la manada con él. —Siento oír eso, Flick, pero yo fui echado de la manada hace años cuando elegí a Kern sobre mi padre.

—Sé eso, pero necesitamos tu ayuda. Galena logró enviar un mensaje a tu madre. Ella piensa que Juniper trama algo.

—¿Galena? ¿Qué tiene que ver mi hermana con Juniper? ¿No se mudó a Montana con el resto de ustedes?

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que podría ser más fácil para nosotros si él conseguía lo que deseaba.

Galena era su única hermana, y era la única razón por la que Kern y él se quedaron con la manada tanto como pudieron. Haría lo que fuera para ayudarla. —¿Ella logró alejarse de él?

—¿Alejarse de él? Es todo lo que ella quiere desde el día que son pareja, pero Juniper no la deja salir de su vista lo suficiente para que ella huya.

—Me encargaré de eso. Una vez que esté libre, la subo en un avión y te llamo. —Haig no tenía ni idea de cómo liberar a su hermanita de la manada entera, pero él la abandonó una vez, no lo haría nuevamente.

—No puedes ir por tu propia cuenta, Haig. Juniper ya no es un simple were. Él es… infiernos, no sé lo que es. Si tú y Kern pueden esperarme, les ayudaré de cualquier manera que pueda.

La mano de Haig se cerró en un puño a su lado. — Solo soy yo.

—¿Qué? ¿Le sucedió algo a Kern? —preguntó Flick.

—Sí, No. —Haig tomó una profunda respiración—. Mira, no quiero hablar de eso ahora. Llámame cuando estés cerca. Me reuniré contigo en cuatro días en el bar de O’Toole’s.

—Bien, —aceptó Flick.

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(18)

Cap

í

tulo 2

aig tocó en la puerta del frente de la casa principal antes de ir a investigar la obvia situación entre su pareja y Audric.

Una mujer que él nunca había visto antes abrió la puerta. —¿Puedo ayudarlo?

—¿Está Neo despierto?

La mujer entrecerró los ojos. —¿Quién quiere saberlo?

—Mi nombre es Haig. Solía vivir aquí. Sé que probablemente ya no tenga trabajo, pero quiero explicarle mis acciones a Neo.

—Déjalo entrar, Evelyn, —Neo ordenó desde algún lugar del interior de la casa.

La mujer, Evelyn, dio un paso hacia atrás y abrió completamente la puerta. Mientras Haig pasaba, notó el ceño fruncido en la cara de ella. Maldición. Infiernos, ¿cuál era su problema?

Neo estaba al pie de la escalera con una expresión similar en su hermosa cara. —Sígueme a mi estudio.

Haig tragó el recién formado mudo en su garganta e hizo lo que se le ordenó. Apenas entró en la oficina, comenzó a hablar. —Me gustaría una oportunidad para disculparme por mis acciones.

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Neo calmadamente se sentó en una gran silla. — Toma asiento.

El culo de Haig apenas tocó la suave piel antes de que Neo comenzara a hablar. —¿Has visto a Kern?

—No, señor. Pensé que era más importante hablar contigo primero. Lamento que Audric esté viviendo en los dormitorios en lugar de en la casa con Kern ¿Qué sucede?

—Te fuiste por casi un mes, —Neo le recordó a Haig.

—Sí, señor. Sé que no debería haber huido de la manera en que lo hice, pero necesitaba tiempo.

—Porque eres increíblemente egoísta, Haig. Hay dos hombres que están colgados en el borde porque tú los abandonastes.

Haig se enderezó en su silla. —Con todo respecto, señor, Audric no es mi problema. Ahora me doy cuenta de que debería darle a Kern una oportunidad de explicarse, pero yo no fui quien fue infiel. Yo no fui él que se emparejó con otro hombre.

Neo se puso de pie y caminó hacia la ventana. —Kern estaba absolutamente sin control sobre lo que sucedió. Sé que no tienes mucha experiencia con vampiros, pero ellos… nosotros… tenemos la habilidad de tomar el control de la mente de alguien más. Cuando desperté a Kern en la mazmorra él no sabía dónde estaba o lo que había sucedido. Preguntó por ti y yo tuve que decirle que se había emparejado con Audric y tu subsiguiente reacción a eso.

Haig se puso de pie y se unió a Neo. —¿Es por eso que Audric está viviendo en los dormitorios?

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trató de mantenerse al alcance de Audric, pero los lazos de unión son fuertes incluso para verse.

—Ellos jodieron, —asumió Haig. Su estómago se cerró al pensar en los dos hombres en un cálido abrazo.

—No, pero ellos estuvieron cerca, —gruñó Neo entre dientes—. La culpa desgarra a Kern y envió a Audric a los dormitorios. Traté de hablar con ambos, pero Kern está completamente deprimido y Audric se rehúsa a hacer algo que pueda comprometer la relación de Kern contigo.

A pesar de que la noticia de que Kern había permanecido fiel en su ausencia emocionó a Haig, Claramente Neo estaba enojado. —Sé que hay problemas aquí que necesito tratar y lo haré, pero hay problemas en Irlanda con mi hermana que también necesitan mí atención.

Neo sacudió la cabeza. —Tienes un gran problema aquí. La luna llena es dentro de dos días y Kern ni siquiera ha comenzado a preparar a Audric para lo que puede suceder. —Neo colocó una mano en el hombro de Haig—. No cometas el mismo error que yo. Cuida tu hogar primero.

—Entiendo eso, pero se supone que me reúno con mi primo en unos días. Él vuela desde los Estados Unidos. Me estás pidiendo que elija entre un vampiro que apenas conozco y mi hermana.

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Haig subió los escalones del porche con cuidado. ¿Qué podría encontrar en el interior? Las palabras de Neo seguían acosándolo en su interior. ¿Qué tipo de daño permanente podría haberle causado a su relación con Kern por huir de esa forma?

Con mano temblorosa, Haig giró la perilla. —¿Kern? —gritó mientras entraba en la casa.

El aullido que oyó en respuesta lo impactó. ¿Por qué estaba Kern en esa forma? Se dirigió a la habitación y abrió la puerta. Lo que vio hizo que se le revolviera el estómago. Kern en su forma de lobo estaba encadenado a la cama.

—¿Qué infiernos? —Haig se apresuró. Se arrodilló al lado de Kern de lobo y jaló las pesadas cadenas—. Kern, vamos, bebé, cambia para mí.

Kern de lobo abrió los ojos. Vio a Haig durante varios segundos antes de cerrarlos de nuevo.

Haig pasó su mano por el delgado cuerpo del lobo. «Yo le he hecho esto», se amonestó. No le extrañaba la mierda que le había soltado Neo. —Lo siento, yo huí. Te prometo que nunca lo haré de nuevo, pero por favor, bebé, por favor cambia para mí.

Lo que normalmente toma segundos a Kern le tomó minutos, lentamente cambió su forma a la de hombre. El duro proceso, más que nada, probó a Haig cuán débil estaba su amante. —¿Dónde está la llave? —Haig le preguntó a su pareja.

Kern señaló al pasillo pero no dijo nada.

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Kern sacudió la cabeza mientras sus brazos envolvían la cintura de Haig. En su débil situación, Kern no tenía fuerzas para sostenerse.

Haig suavemente retiró el collar de acero del cuello de Kern. Lanzó el ofensivo dispositivo al suelo y jaló a Kern contra él. Meciendo al hombre que amaba en sus brazos, la ira de Haig se volcó hacia Audric. —¡¿Cómo pudo ese chupasangre permitir que te hicieras esto?!

—Yo lo envié lejos y le dije que no regresara, —Kern jadeó.

—¿Por qué?

—Porque lo deseo, —Kern admitió mientras rompía en llanto.

Haig sostuvo a su pareja más fuerte y se maldijo. Él debería conocerlo mejor. El impulso sexual de copular con una nueva pareja estaba arraigado en las especies were. Cuando Kern y él tuvieron su primera cópula, ellos básicamente se quedaron en la cama durante los primeros diez años, solo se separaban para tomar aire para correr y comer. Los siguientes cien años no habían sido muy diferentes, excepto que ellos habían logrado suficiente control sobre su lívido para obtener una nueva vida.

—Lo siento, —lloró Kern. No sabía lo que estaba haciendo. Por favor no me dejes de nuevo.

—No lo haré, —lo tranquilizó Haig—. Debería saber por experiencia sobre el frenesí por copular con Audric. Supongo que quería creer que la unión no se haría, dado que él no es were.

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Mientras pasaba su mano por el tatuaje en la espalda de Kern, se recriminaba por haber permanecido alejado tanto tiempo. —¿Cuándo fue la última vez que comiste?

Kern se encogió de hombros. —¿Qué día es?

Haig suspiró y besó la cima de la cabeza de Kern. — Quédate aquí. Iré a cazar algo. Será más fácil para ti digerirlo y recuperar tus fuerzas en tu forma de lobo.

—No te vayas. —Kern se envolvió alrededor de Haig— . Por favor. Si te vas no seré capaz de controlarme.

—Iré por Audric y lo traeré antes de ir a cazar. —Eso era lo más duro que Haig había hecho, pero era también lo correcto. De algún modo, de alguna manera, él tenía que llegar a buen término con lo que había sucedido.

Audric estaba solo en la oscuridad de su cuarto oyendo voces en el pasillo. Era un típico sábado en la noche y los residentes were descansaban. Alcanzó una botella de sangre y le dio un trago. La cosa era fea como el infierno pero era la única opción que tenía.

«Esa no es la única opción». Audric sacudió la cabeza, liberándose de su voz interna que al parecer lo había seguido desde que llegó al viñedo.

(24)

siempre que se alimentaba se ponía caliente. Sin importar si era o no la sangre que bebía directa de la fuente: una vez consumida, Audric necesitaba joder.

Se levantó y fue a buscar su bien-usada botella de lubricante. Él se había masturbado más en el último mes que en toda su existencia. Después de tomar el lubricante de la cocineta, Audric se quitó sus jeans y levantó uno de sus pies apoyándolo en el respaldo de la silla.

Deslizó su mano y envolvió su pene mientras enterraba dos dedos de la otra mano profundamente en su agujero. Estaba en su doceavo bombeo cuando tocaron a la puerta. El ruido hizo que inmediatamente el pene de Audric se desinflara mientras buscaba alrededor del cuarto un lugar donde esconderse.

—Soy Haig. Necesito hablar contigo.

Los ojos de Audric se abrieron más mientras él se limpiaba las manos y se ponía sus jeans. Ese era la pareja de Kern, ¿finalmente habría venido aquí a matarlo? Él se fue a la esquina del pequeño departamento mientras tembloroso subía el cierre. Quizás si se quedaba tranquilo, Haig podría irse.

—Puedo olerte. Sé que estás ahí, y sé lo que estás haciendo. Ahora ¡abre la jodida puerta antes de que la eche abajo! —Haig rugió.

Rápidamente terminó de arreglarse los jeans, Audric sabía que tenía que responder. —No hice nada. Por favor no me lastimes.

Haig se quedó en silencio durante un momento, antes de finalmente contestar. —No voy a lastimarte, Audric. Kern está mal, realmente mal. Él necesita tu ayuda.

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—Por favor abre la puerta, así no tendré que ventilar nuestros asuntos privados a todo el mundo en este jodido piso.

Inseguro de qué hacer, Audric comenzó a morderse la uña de su dedo. No había duda en su mente de que Haig pudiera quebrar la puerta si quería, así que ¿cuál era el punto en hacer que se enojara lo suficiente para que hiciera eso?

Audric finalmente cruzó el cuarto y encendió una pequeña lámpara. Solo porque él podía moverse fácilmente en la oscuridad, no significaba que un were pudiera. Ese era otro recordatorio de lo poco que sabía de la especie con la que se había emparejado.

Después de quitarle la llave a la puerta, Audric regresó a una esquina. —Está abierto. —Vio girar la perilla y a Haig entrar al cuarto. Él había visto al rubio hombre como una montaña una vez, y él era el guardia en esa ocasión.

Haig cerró la puerta y vio alrededor hasta que encontró a Audric. —Tú también te ves como una mierda. ¿Qué infiernos está mal con ustedes dos?

Audric se vio a sí mismo. Aunque él siempre había sido delgado, la sangre de botella había disminuido su masa muscular. Audric pasó una mano sobre los levantados bordes de sus costillas. —No estoy acostumbrado a la sangre de aquí.

Con un alto suspiro, Haig abrió el armario al lado de la pequeña cama de Audric. —¿Dónde está el resto de tu ropa?

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cuando los lobos y los felinos seguían dormidos. —Michael me la prestó.

—¿No tienes nada propio? —preguntó Haig, lanzando la camisa y el pantalón limpio a la canasta de ropa sucia.

—No. Ellos me tomaron antes de que yo pudiera recogerla. —Ese era otro recordatorio de que él no tenía nada. Su vida con los vampiros de LeMont pudo haber sido tormentosa, pero al menos él tenía algo de dinero para poder hacer compras.

Haig sacó la canasta del armario y la dejó en la cama. Vio alrededor del cuarto antes de ver a los ojos a Audric. — Vienes a casa conmigo, ¿Qué más quieres llevar?

Audric inmediatamente bajó la mirada. —Kern no me quiere ahí.

Con un suave gruñido, Haig cruzó el cuarto y llegó junto a Audric. —No hay nada que hacer con eso. Kern te necesita ahí. Yo debería de haberme dado cuenta, pero traté de decirme que un real lazo no podría ocurrir entre un lobo y un vampiro. Estaba equivocado.

Haig colocó su gran mano en el hombro de Audric. — Nosotros tendremos que trabajarlo entre los tres, pero por ahora, solo quiero lo que sea mejor para Kern. Y si eso significa tenerte a ti como pareja, que así sea.

—¿Por qué estás haciendo esto? — preguntó Audric, aún viendo a sus pies.

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Audric abrió más los ojos. —¿Qué estás diciendo? ¿Esperas que yo solo dance sobre eso y lo deje joderme?

—Eso exactamente es lo que estoy diciendo. A menos claro que puedas cazar un ciervo para su comida —Haig abrió la puerta—. ¿Listo?

Audric tomó sus artículos de tocador y las botellas de sangre que había dejado en el refrigerador. Encontró un costal y colocó todo dentro. De salida vio la botella de lubricante debajo de la silla, se inclinó y también la llevó.

No le importaba la actitud directa de Haig con respecto al sexo y a él realmente no le gustaba que le ordenaran. Desafortunadamente, estaba acostumbrado a eso. Con algo de suerte sus nuevos amos no le golpearían tan duro como los últimos.

Haig en silencio se maldijo a sí mismo mientras guiaba a Audric por el camino a la cabaña que los tres compartirían. A pesar de que Audric no se había encadenado, su condición física parecía tan mala como la de Kern.

—¿Qué quisiste decir con que no estás acostumbrado a la sangre de aquí? — preguntó Haig.

Caminando varios pasos detrás de él, la respuesta de Audric fue tan suave que apenas y lo oyó. —Las botellas de sangre no son lo mismo.

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—Porque ellos van a alimentarse a la ciudad a El Donador de Sangre.

Las cejas de Haig se unieron en su confusión. preguntó ¿Quién es El donador de sangre?

—No quién, es qué. El donador de sangre es un nuevo bar. Los vampiros pagan por obtenerla. Ahí hay humanos que les permiten a los vampiros alimentarse de ellos. De lo que Ramiro me ha dicho es un agradable lugar mientras que tengas claro que los humanos no están ahí por nada más permanente que permitir que te alimentes.

Haig no podía imaginar un lugar así. —¿Por qué los humanos harían eso?

—Evidentemente la mayoría son solteros o matrimonios aburridos que buscan algo más. Por alguna extraña razón ellos no sienten que han sido infiel dado que no están con humanos. —Audric se encogió de hombros—. Yo no he sido capaz de tratar con eso.

—¿Por qué? —Era obvio que Audric necesitaba lo que el bar ofrecía. ¿Qué puede hacer que prefieras morirte de hambre?

—Me siento seguro en el viñedo. Ramiro dice que él cuidaría de mí, pero sé lo que sucede cuando un vampiro se alimenta y no puedo contar con que cuide mis espaldas si él está ocupado alimentándose.

Haig se giró y regresó al camino. Él no quería mostrar su estupidez preguntando qué sucede cuando un vampiro se alimenta, pero realmente necesitaba saberlo. Mierda. Él aún no podía creer que estaba de buena gana entrando en la vida de un vampiro, y no solo cualquier vampiro, sino la pareja de Kern.

(29)

que él tendría que dejar a Kern cuando fuera a rescatar a Galena de las garras de Juniper Cavanaugh o llevar a Audric con ellos.

Llegando a la cabaña, Haig subió los escalones y esperó a que Audric lo alcanzara. Incluso con lo delgado que era, Audric aun así era malditamente sexy. ¿Qué si Kern disfrutaba más del sexo con el pequeño hombre? ¿Podría Haig comenzar a ser obsoleto?

Antes de que él tuviera oportunidad de advertirle a Audric acerca del actual predicamento de Kern, la puerta se abrió. A pesar de que Kern estaba pálido y delgado, Haig no podía negar que veía la lujuria en esos ojos verde oscuros que él amaba más que a su propia vida. —Sé cuidadoso con él, —le advirtió a Kern—. No es tan fuerte como yo.

Las aletas de la nariz de Kern se movían y su pene se puso rígido mientras Audric lentamente subía los escalones. En lugar de dejar actuar a sus instintos naturales, Kern giró la cabeza para ver a Haig. —Lo necesito.

—Lo sé. —Haig dejó la canasta en el interior y comenzó a desnudarse—. Voy de cacería, regreso tan pronto pueda.

(30)

Tan pronto como Haig salió, Kern levantó a Audric y lo llevó al sofá. Él comenzaba a pensar obsesivamente en saborear y joder a su nueva pareja. Bajó la cabeza y tomó la boca de Audric con toda la pasión que él se había estado negando.

El cuerpo entero de Audric se tensó cuando Kern empujó la lengua en el interior de su boca. Kern trató de ser gentil con su pareja tocando tiernamente su cara y espalda mientras seguía besándolo.

Finalmente, Audric comenzó a relajarse. La lengua de Audric se deslizaba contra la de Kern, señalando su propio deseo. Quebrando el beso, Kern acomodó a Audric a horcajadas en su regazo. —Traté de mantenerme alejado de ti.

Audric asintió y enterró su cara en el cuello de Kern. —Siento que esto te suceda.

Deteniendo su necesidad de joder a su pareja, Kern envolvió sus brazos alrededor del pequeño cuerpo de Audric. —No es tu culpa.

—Pero Haig me odia.

—No, él no te odia. Está dolido, pero entiende los lazos entre parejas. — gimió Kern mientras rozaba su desnudo pene contra la mezclilla cuando Audric se movía gimió. Te necesito, —gruñó Kern con los dientes apretados.

Audric se apartó y vio fijamente a Kern. —Yo también te necesito.

(31)

Desnudo, Audric cruzó el cuarto y tomó la pequeña bolsa que estaba al lado de la canasta de la ropa sucia. Cuando se inclinó, Kern notó el brillo del lubricante en el ya estirado agujero de su pareja.

Kern se levantó del sofá en un parpadeo de ojos. Cayó de rodillas detrás de Audric y enterró su nariz en el culo de su pareja. A pesar de que no pudo oler a otro hombre en la lubricada piel del agujero de Audric, él lo cuestionó. —¿Quién estaba contigo? ¿Por qué no puedo olerlo? —gruñó.

—Nadie, lo juro. Yo. Yo estaba dándome placer cuando Haig llegó a mi cuarto, — jadeó Audric, empujándose contra la cara de Kern.

Kern pasó su lengua por la estirada piel. —Dime qué estabas haciendo.

—Jodiéndome con mis dedos, —admitió Audric—. Por favor jódeme. —Audric se inclinó sobre la canasta y abrió sus piernas.

La posición llamaba al lobo en Kern, pero a diferencia del sexo con Haig, Kern dudaba que Audric pudiera tomar tranquilamente que un lobo lo jodiera al natural. Tomó la botella del lubricante sobre el hombro de Audric de sus manos. Audric podría estar lubricado para jugar consigo mismo, pero no para el pene de Kern que era mucho más grande que algunos dedos.

(32)

Mientras el agujero de Audric se abría para aceptar la punta del pene de Kern, Kern se acordó que no era la primera vez que jodía al hombre. Sin embargo, era la primera vez que tenía control de sus acciones.

La presión de los músculos internos de Audric mientras chupaba el eje de Kern al interior amenazaba el control de Kern. En su ya debilitado estado, Kern sintió su cara comenzar a alargarse. «¡No!» Él empujó a su lobo de regreso, prometiendo jugar con Haig tan pronto como él comiera. Su lobo finalmente pareció estar de acuerdo y la cara de Kern regresó a la normalidad.

Con el peligro de asustar de muerte a su nueva pareja, controlado, Kern se concentró en sentir el cuerpo de Audric bajo él. Apoyó su mejilla contra los salidos huesos de la columna de Audric mientras comenzaba a empujarse dentro y fuera del culo del hombre. —Has perdido peso.

—Gracias por señalarlo en este momento. Ahora jódeme más duro, — dijo Audric empujándose contra el pene de Kern.

Kern sonrió. Así que su pequeña pareja tenía carácter. Él estaba silenciosamente complacido. Viviendo con dos were que eran hombres fuertes, Audric podría necesitar aprender a sostenerse a pesar de su mucho más pequeño tamaño. Mordió la pálida piel de la espalda de Audric antes de apartarse. Con sus manos en las caderas de Audric, Kern jodió al hombre tan duro como podía con Haig, sin dejar nada.

(33)

Kern sacudió la cabeza. Él tenía que recordar que Audric y Haig no eran pareja. Un grito rompiendo el aire señaló el clímax de Audric mientras Kern seguía entrando y saliendo tan rápido y duro como podía.

A pesar de que él físicamente estaba reclamando a Audric como pareja, Kern sentía la necesidad de informarle al vampiro que le pertenecía a él. —Mío. ¿Lo entiendes? Nadie joderá este culo, sólo yo.

Audric lo vio sobre su hombro con una expresión de confusión en su cara. —Nunca he tenido opción de decirle a alguien que no. No estoy seguro de que me escuchen.

El pensar en otro hombre forzando a Audric, empujó la necesidad de Kern de marcar al hombre frente a él. Sacando su pene, Kern disparó varios gruesos chorros de su semilla en la espalda de Audric antes de empujarse de nuevo en el interior y soltar su clímax profundamente dentro de su pareja.

Antes de que terminara, Kern frotó el semen contra la piel de Audric. Cualquier Criatura Bendecida que estuviera a seis metros alrededor de Audric sería capaz de oler que pertenecía a Kern. —Tú tendrás mi olor hasta que todo el mundo sepa que estás tomado.

—¿Y cuando necesite bañarme? —preguntó Audric con una traviesa sonrisa en su hermosa cara.

—Entonces te cubriré de nuevo, — contestó Kern. Mientras lo último de su fuerza se drenaba, salió del culo de Audric y se deslizó hacia el gran tapete rojo que cubría el piso de madera.

(34)

—Él no lo quiere. Haig siempre ha vivido con los altos estándar de los were. No cree en el sexo fuera de una relación de pareja.

Audric pasó su lengua por el pezón de Kern. — ¿Cuánto tiempo ustedes dos esperaron?

Kern sonrió. —No mucho considerando que tenía solo diecisiete años cuando él me tomó como su pareja. Claro que él ya era un viejo de doscientos treinta y siete años. Supongo que Haig imaginó que él se había mantenido virgen suficiente tiempo.

—Tú eras solo un bebé. —Audric siguió mordiendo y chupando la piel del pecho de Kern.

Kern se giró de espalda, dándole a Audric más piel que torturar. Pasó su dedo por la larga cicatriz de su cara. —Yo estaba solo desde que llegué a la pubertad y mi familia descubrió que mi cuerpo no respondía a las hembras.

—¿Qué edad tenías? —Audric alejó la mano de Kern y trazó la cicatriz con su propio dedo.

—Catorce, quizás quince.

—¿Es normal entre los were tomar a una pareja mucho más joven?

—No, pero Haig parecía que siempre había esperado por alguien. Él fue el único que cuidó de mí después de que esto sucedió. —Kern señaló a su cara—. Supongo que no pudo evitar enamorase de mí.

—¿Cómo sucedió esto? —Audric rodó encima de Kern y comenzó a besar su cicatriz.

(35)

marble(1). Esto marca mi particular perversión entre mi pueblo.

—¿Tu propia madre? —Audric sostuvo la cara de Kern entre sus manos—. Lo siento mucho.

Kern se encogió de hombros. —Eso fue hace muchísimo tiempo.

Audric sacudió la cabeza. —He pasado por suficiente en mi vida, para reconocer cuándo una herida infligida no ha sanado.

Kern vio a los ojos a Audric. ¿Era posible que su nueva pareja viera más de lo que Haig había hecho? —No hables de eso alrededor de Haig. Él casi se vuelve loco cuando me encontró así.

—Bien. —Audric depositó un suave beso en los labios de Kern—. Sabes que puedes hablar conmigo de tus sentimientos cuando lo necesites.

Kern estaba tan acostumbrado a colocar una fuerte pantalla frente a Haig, que no estaba seguro de incluso sentirse lo suficientemente cómodo con Audric como para compartir las sombras enterradas profundamente en su corazón. —Gracias.

(36)

Cap

í

tulo 3

or la ventana, Audric vi a la luz de la luna el patio en donde dos lobos compartían porciones de un pequeño ciervo marrón. A pesar de que los dos eran del mismo tamaño, el pelo de Kern era café oscuro y negro en contraste con el blanco de Haig.

Era difícil imaginar que el lobo que actualmente devoraba un muslo era la misma criatura con la que había jodido hacía solo una hora. Audric pasó sus dedos a través de su cabello. Cuando Haig regresó a la cabaña con su presa, le gritó a Kern, sin entrar a la cabaña, que se uniera a él en el patio. ¿Habría Haig olido la sesión de sexo y decidió no interrumpir o era demasiado difícil para él estar en el mismo cuarto con Audric y Kern?

Audric vio hacia la enorme camiseta que usaba y sonrió. A pesar de que Kern y Haig no usaban ropa en la casa, Kern había insistido en que Audric se cubriera con una de sus camisetas.

Tan pronto como los lobos llenaron sus estómagos, ellos cambiaron a forma humana y metódicamente cortaron y envolvieron el resto de la carne, Audric no estaba tratando de escuchar la conversación pero con la ventana abierta y el aire hacia la casa, no pudo evitarlo.

—Te ves mejor, — dijo Haig.

Kern asintió —Me siento mejor. Gracias por la cena.

(37)

—La falta de comida no es la única cosa por la que sufrías y ambos lo sabemos. ¿Cómo van las cosas con Audric?

A la mención de su nombre, Audric dio un paso atrás, saliendo de su vista.

—¿Realmente quieres saberlo? — preguntó Kern.

—¿Detalles? No. Solo quiero asegurarme de que es un trato real, ¿sabes?

Kern se quedó en silencio durante varios segundos. Cuando finalmente habló, Audric deseó poder ver la expresión en la cara del hombre.

—Nosotros somos una pareja verdadera si es lo que estás preguntando. Sé que es difícil para ti aceptarlo. No te culpo por eso, pero lo hecho, hecho está y ambos lo sabemos. No sé cómo va a funcionar esto entre nosotros tres, pero tienes que entender que incluso aunque el frenesí de copular sea una maldición que corre por mis venas, no te amo menos por ello.

—Ven aquí, — instruyó Haig.

Audric mordió su labio inferior mientras suavemente cerraba la ventana. Ver a los dos hombres desnudos en un apasionado beso hacía cosas divertidas en su estómago. Encontró que su mirada continuamente regresaba a Haig y a la manera que sostenía a Kern.

Haig fue el primero en romper el beso. —Sé que me amas. Y recuerdo el frenesí por copular bastante bien, pero no puedo mentir y decir que no me duele saber que prefieras joder a Audric que a mí.

(38)

Haig sacudió la cabeza. —Podrás pensar eso, pero creo que tu lobo puede tener otra idea acerca de dejar que otro hombre toque a tu pareja.

—Pero tú y yo somos pareja. —Kern sacudió la cabeza—. No creo eso.

Audric se sintió incómodo con Kern ofreciéndolo a Haig. No es que él no encontrara hermoso a Haig. Infiernos, el hombre exudaba sexualidad, pero ¿no debería él tener algo que decir? «Tú quieres que Haig te joda», dijo su molesta voz interna.

—No obstante, no creo que ninguno de nosotros esté listo para una relación de trío. Solo estoy tratando de llegar a buen término con el hecho de que mi pareja tenga otra que es igual de importante para él. ¿Cómo es eso posible?

Kern se encogió de hombros. —No es eso lo que yo esperaba, pero supongo que necesitamos tiempo para ajustarnos.

Haig envolvió lo último de la comida y se la dio a Kern. —Hay algo de lo que necesito hablar contigo.

—¿Si?

—Es sobre Galena, — comenzó Haig.

Audric abrió más los ojos mientras Haig le relataba a Kern sobre su hermana y la necesidad de rescatarla.

—Entonces la gran pregunta es… ¿Vienes conmigo? No tengo ningún problema con llevar a Audric si es lo que tú quieres, pero entonces, necesitaríamos viajar después de que se ponga el sol.

—¿Cuándo?

(39)

Audric sostuvo el aliento, esperando la respuesta de Kern. Dejar la seguridad del viñedo le asustaba, pero él sabía que iría a cualquier lado que su pareja quisiera. Kern finalmente asintió. —Haré los arreglos.

—Gracias. —Haig se acercó y le dio otro profundo beso a Kern—. ¿Por qué no vas y hablas con Audric mientras que me deshago del armazón?

Kern vio fijamente a Haig. —Siento deseos de correr contigo dentro de una hora más o menos.

Haig trazó los labios de Kern con la punta de su dedo. —Me encantaría más que nada.

Audric regresó al sofá y esperó a que Kern entrara. Ahí sentado la culpa comenzó a asaltarlo. Él podía necesitar decirle a Kern que lo había espiado.

La puerta trasera se abrió y en un momento oyó la puerta del refrigerador abrirse y cerrarse, entonces repentinamente un Kern viéndose saludable llegó a él con toda su gloriosa desnudes. Kern veía fijamente a Audric en el sofá.

Audric bajó la vista para ver cuál era el problema. Como siempre, Audric estaba sentado con sus piernas dobladas bajo él. Usando solo la gran camiseta, él vio la punta se su pene asomarse por debajo de la bastilla. — ¿Ves algo que te guste? —le preguntó, levantando la camiseta unos cinco centímetros.

Kern levantó a Audric como si no pesara nada y se sentó en el sofá con Audric en su regazo.

(40)

Kern asintió. —Lo sé. Te olí en la ventana. Estoy seguro que Haig también lo hizo.

—Entonces ¿por qué no se giraron y me gritaron por espiarlos? —Audric rozó su pulgar sobre el pezón de Kern, disfrutando la manera en que se endureció bajo su toque.

La mano de Kern fue hacia el agujero de Audric y empezó a circular la tierna piel. —Ese era mi primer momento con Haig. Además, no me molestó que oyeras lo que dije.

Audric movió su culo lo suficiente para empalarse en el dedo de Kern. —Hay una sola cosa que está mal en tu plan.

Kern sacó su dedo y tomó el lubricante. Después de lubricar tres dedos, los hundió profundamente en el culo de Audric. —¿Cuál es?

—No hay necesidad de que viaje contigo. Puedo quedarme aquí si lo necesitas. —Audric gimió cuando Kern rozó su próstata—. Me siento seguro aquí.

—Estarás seguro en donde sea que esté yo. Nunca dejaré que nadie te lastime.

Desde afuera de la cabaña, Haig veía a Audric rodar sobre el pene de Kern con entusiasmo. Haig sabía que él finalmente tendría que ser testigo de los dos hombres jodiendo, así que sería más cómodo verlos desde lejos.

(41)

profundamente en la garganta del pequeño hombre, el pene de Haig comenzó a hacerse notar. No pudo evitar preguntarse cómo se sentiría joder a un hombre lo suficientemente ligero para manipularlo de esa manera.

«Maldición». Haig tomó su pene y le dio algunos jalones. Estaba sorprendido de encontrar la vista más erótica que dolorosa. Le tomó solo un momento imaginar por qué. A pesar de que los dos hombres estaban jodiendo de nuevo, Haig no veía amor en la mirada de Kern. El frenesí de copular que Kern actualmente estaba experimentando, no tenía absolutamente nada que hacer con la conexión emocional. Era puramente física, una necesidad contra la que Kern poco podía hacer. Esa era la manera en que los were fueron creados.

El darse cuenta de eso, más que nada, ayudó a la mente de Haig a tranquilizarse. Seguro que Kern necesitaba joder a Audric, pero él aún necesitaba amar a Haig. Lo menos que él podía hacer como amante, pareja y amigo de Kern era apoyarlo mientras él sufría su actual enfermedad, y eso era exactamente lo que la fiebre era. Cambios reales estaban llevándose a cabo en el interior del cuerpo de Kern. Kern estaba aceptando la información y entrenando a su cerebro para seguir, proteger y finalmente amar a su pareja.

(42)

Mientras él veía, el pene de Audric hizo erupción, esparciendo semen en el pecho y abdomen de Kern. Haig había hecho el amor con Kern suficientes veces para saber que le llevaría solo unos cuantos empujes más a Kern para perder su control. El olor del semen parecía llevar al borde a Kern todo el tiempo.

Justo como Haig había predicho, Kern gritó el nombre de Audric. Haig vio sobre su hombro, preguntándose si alguien habría oído el clímax de su pareja. Tan cerca de la luna llena, él dudaba que los lobos estuvieran alrededor. Mierda. Eso le recordó algo.

Haig se dirigió al frente de la cabaña y entró en la sala. Kern y Audric estaban acurrucados juntos, con el pene de Kern aún enterrado en el culo de Audric. Haig trató de no prestar atención a su propia erección mientras se sentaba en la silla a lado del sofá. Esperó un momento, finalmente Kern abrió los ojos.

—Necesitamos preparar a Audric en caso de que cambie, —Haig le informó a su pareja.

La lengua de Audric comenzó a explorar la prominente vena en el cuello de Kern. —No lo haré, —dijo entre lamidas.

—¿Cómo estás tan seguro de eso? Neo fue quien me dijo que te vigilara para ver los signos. —A Haig no le gustaba la manera en que Audric comenzaba a chupar el cuello de Kern. El pensar que su pareja pudiera ser usada como un donador de sangre llevó las cosas demasiado lejos—. No te atrevas a chupar su sangre, —advirtió.

(43)

que Richard lo convirtió en vampiro. La genética entera de Gunnar cambió. Desafortunadamente, eso mató a su lobo.

Las nuevas noticias impactaron a Haig. Por la expresión de Kern, él estaba igualmente sorprendido de oír esa revelación. —¿Neo lo sabe?

Audric se encogió de hombros, la atención de Haig estaba en el delgado cuerpo del hombre. —Asumo eso. Se lo dije a Ramiro desde la primera semana que estuve aquí.

Haig revisó la espalda de Audric, sus costados, sus caderas y su culo. —Has sido demasiado duro con él. —Le dijo a Kern—. Está cubierto de hematomas.

Kern se hizo hacia atrás todo lo que pudo y ayudó a Audric a ponerse de pie. —Gírate.

Audric se mordió el labio inferior y lentamente se giró. La acción dejó el pene del pequeño hombre frente a Haig. ÉL trató de alejar la vista del generosamente largo y ancho pene, lo suficientemente impresionante para no poder apartar la mirada de eso.

—Te dije antes. Estoy pasando tiempos difíciles en adaptarme a la sangre de la botella. Mi cuerpo finalmente se acostumbrara a eso, pero he vivido mucho tiempo con lo real, —dijo Audric, viendo que Haig lo veía.

—Si vas a ir a Irlanda con nosotros, te necesitamos fuerte. No puedo preocuparme de que Kern trate de protegerte en lugar de cuidar su propia espalda.

—Pensé que para eso estabas tú, —dijo Audric, con una traza de amargura en su voz.

(44)

—Siento haberte cuestionado, —murmuró Audric antes de quebrar el contacto visual.

Kern jaló a Audric de nuevo a su regazo. Acarició el abdomen de Audric y besó el lado de su cabeza. —No te preocupes, dulce corazón, aún así seré capaz de protegerte. Te prometo que nada te sucederá, y sé lo que digo. —Kern entrecerró los ojos hacia Haig.

Haig oyó la no hablada reprimenda, fuerte y claro.

—¿Necesitas sangre humana? —preguntó Kern. Su mano siguió acariciando el torso, los muslos y la ingle de Audric.

—Sí, pero no será fácil para ti permitirme hacer lo que debo de hacer. —Audric dirigió la mano de Kern hacia el semen que lentamente se derramaba de su agujero.

—¿Tiene algo que ver con el bar La Sangre del Donador del que me hablaste? —preguntó Haig.

Audric asintió. —De acuerdo a la lista de reglas que Neo y Ramiro me presentaron, no se me permite tomar sangre que no se me ofrece. Para lograr eso, tengo que lograr que el donador se interese en mí.

Los dedos de Kern se empujaron en el interior de Audric, esparciendo más semen. —No puedes joder con otro hombre. Eso ya te lo dije.

Audric abrió más sus piernas e inclinó la cabeza. —No tengo que dejar que me jodan en cuanto pueda joderlos mentalmente a ellos.

—¿Qué? —Haig cuestionó mientras él seguía viendo los dedos de su pareja joder a otro hombre.

(45)

entrar en algo tan extraño como eso? Ellos sienten como que joden o son jodidos por un vampiro sin realmente hacerlo.

—Aún así no me gusta eso, —objetó Kern.

—Eso es por lo que es mejor que te quedes aquí. Yo llevaré a Audric a la ciudad y cuidaré de él mientras se alimenta, —ofreció Haig—. Si tú vas, probablemente termines asesinando a alguien.

Los ojos de Kern se entrecerraron a una simple ranura. —¿Puedes realmente cuidar de él o solo lo estás diciendo?

A pesar de que Haig entendía el escepticismo de Kern, eso le molestó. —¿En cuatrocientos años, te he mentido alguna vez?

Kern rompió el contacto visual. —No.

—Nosotros deberíamos irnos ahora, mientras aún queda tiempo antes del amanecer. Si está bien para ti, haríamos una corrida matutina, —ofreció Haig.

Kern retiró los dedos y se los llevó a la boca. —No tarden.

Audric se bajó del regazo de Kern antes de girarse y darle un profundo beso. Haig tragó el nudo en su garganta. Ver a los dos hombres besarse le dolía más que ver Kern joder al sexy pequeño.

(46)

Kern en Audric era demasiado abrumador. —Hueles a sexo, —gruñó mientras salían.

—Eso es culpa de Kern. No dejó que me bañara antes de salir.

Audric usaba unos jeans azules de cadera baja y una camiseta verde bosque que resaltan sus rizos rojo oscuro a la perfección. Si, Haig no podía culpar a Kern por advertir sobre su propiedad con su olor encima del hombre. — Vamos, terminemos con esto.

Haig abrió la puerta y guió a Audric al interior. Él estaba sorprendido cuando le pidieron que pagara la entrada al igual que Audric. —No estoy aquí para alimentarme, —le dijo al guardia.

—Los humanos son los únicos que no pagan su entrada.

—¿Por qué?

—Porque ellos compran mucha bebida, —el guardia argumentó.

—Bien. Yo bebo. Pero no pagaré por sangre. —Haig estaba nariz con nariz con el guardia. A pesar de que el guardia era también un vampiro, Haig no tenía duda de que podría luchar con él. El guardia debió de aceptar porque finalmente tomó el dinero de Audric y se apartó.

—Mantendré un ojo en ti. Cuatro bebidas como mínimo.

Audric tomó la mano de Haig y lo jaló a través de la concurrencia. —No veo el gran problema en eso. Ahora tú terminarás pagando más que si lo hubiera hecho.

(47)

seguridad del Rey de los vampiros parecía muerto de aburrimiento. Siguió viéndolo hasta que un hombre en sus cuarenta veía directo a Audric—. ¿Qué acerca de él? —le preguntó señalando a un hombre alto a tres mesas de distancia.

Audric le dio su bebida a Haig. —Él está con una mujer. Probablemente su esposa.

—¿Y? Mira el bulto frente a sus jeans. Ese hombre te desea.

Audric suspiró y giró los ojos. —No creo que pueda morder a un hetero.

Haig levantó su dedo e invitó al hombre a acercarse. —Ya veremos.

El hombre llegó frente a Audric en lugar de con Haig. —Hi, soy Juan.

—Encantado de conocerte, Juan, —saludó Audric con una tentativa sonrisa.

—Entonces, ¿qué significa el anillo de bodas en tu dedo? ¿Eres hetero, bi o qué? —preguntó Haig antes de darle un trago a su bebida.

—Eso depende, —dijo Juan.

—¿De qué? —cuestionó Audric.

—Que esté o no en el trabajo. —Juan señaló hacia su presunta esposa quien se encontraba bailando en el regazo de un vampiro con cicatrices en la cara—. Lina y yo disfrutamos de una pequeña variedad en nuestro matrimonio. —Él acunó el pene de Audric—. ¿Interesado?

(48)

Audric vio a Haig y giró los ojos. —Realmente cálmate.

Haig se encogió de hombros y terminó su bebida, señalando por otra. —Audric no se ha alimentado en un tiempo, así que estoy seguro que él te dará una buena jodida de mente o como sea que se llame eso.

—Eso es. —Audric se giró y colocó sus manos en el pecho de Haig—. Solo déjame encargarme de esto.

—Solo trataba de ayudar. —Haig le pagó al barman— . Mejor adelántate y tráeme otra, —le dijo al hombre.

Audric se puso de puntitas y vio alrededor del cuarto. —Nosotros estaremos allá, —dijo señalando a la pista de baile.

—No te alejes mucho, —advirtió Haig.

Audric caminó con Juan siguiéndolo. Haig rápidamente se tomó la bebida y alcanzó otra. «Maldición». Si él no se lo tomaba más lentamente, Audric podría llevarlo de regreso a casa.

—¿Problemas? —Ramiro se sentó en la silla alta al lado de Haig.

—No realmente. —Haig no quitaba la vista de Audric que iniciaba un lento baile con Juan. El lobo de Haig parecía arañar su interior, tratando de empujar las barreras de la piel humana de Haig. Si su lobo estaba molesto por las acciones de Audric, él no podía imaginar cómo Kern trataría de controlar a su lobo—. Aunque es una maldita buena cosa que Kern no esté aquí.

—¿Por qué?

(49)

culo—. Kern le estaría arrancando los brazos al hombre si estuviera aquí.

Ramiro se acercó. —Se está alimentando. Trata de dar un paso atrás y ver la belleza del acto en sí. Ahí no hay sentimientos involucrados. —Ramiro chocó su hombro contra el de Haig—. ¿Cómo te sientes cuando te acercas a tu presa? ¿No se pone duro tu pene? ¿No es la siguiente mejor sensación después de joder?

Haig abrió la boca para negarlo pero la cerró de nuevo. Sí. Él sabía lo que se sentía. —¿Es esa realmente la manera que es para los vampiros?

Ramiro sonrió. —Ya comí pero igual sigo aquí para ver la belleza de mis compañeros vampiros atrapando y devorando a sus presas. —Señaló hacia Audric. Juan estaba activamente presionándose contra el pequeño hombre—. La mayoría de los humanos que logran excitarse hacen dulce la sangre. Piensa que Audric está preparando a su presa.

Cuando vio a través de los ojos de Ramiro, Haig tenía que admitir que había cierta belleza en la manera en que Audric adormecía a Juan dentro de la idea de que había alguna posibilidad de algo más físico entre ellos. —Puedo ver lo que dices, pero aún así no creo que Kern lo hiciera.

Ramiro se encogió de hombros. —Puede llegar un día cuando no estés alrededor. ¿Crees que Kern preferiría acompañar a Audric o tener que enviar a su nueva pareja solo?

(50)

Cuando su propio duro pene prestó atención. Haig se movió en su silla y presionó su palma contra su bragueta. Sacudiendo la cabeza para aclarar la lujuria que amenazaba abrumarlo, Haig giró su atención a Ramiro. —Entonces ¿Cómo está Gunnar?

Ramiro suspiró. —No bien.

—Audric dice que la contaminación del vampiro pudo matar al lobo de Gunnar.

Ramiro se sobresaltó con la analogía. —Algo de eso. Su nuevo lado vampiro no mató a su lobo pero lo atrapó. Gunnar puede no ser capaz de cambiar.

—Joder, —gruñó Haig—. Eso puede llevar al lobo a la locura.

Ramiro asintió. —Sí. Es por eso que la mayoría de los vampiros nunca intentan cambiar a un were. Pero Gunnar es mucho más fuerte de lo que él cree. Si él solo pudiera sacar su cabeza de su culo y aceptar en lo que se convirtió podría comenzar el largo camino y ayudar a su lobo a hacer la transición.

Haig no podía imaginar no ser capaz de cambiar. Él se giró y llamó para su cuarto y último whisky. —Si hay algo que yo pueda hacer…

—No lo hay, —lo interrumpió Ramiro—.

Desafortunadamente, el único que puede lograr que Gunnar atraviese esto es el propio Gunnar. Créeme. Yo he golpeado mi cabeza contra la pared durante semanas tratando de hablar con él sobre esto. Él no quiere estar alrededor mio ni de nadie por ahora.

(51)

—¿Quién, yo? —preguntó Audric, aún limpiándose la sangre de su mentón.

—¿Dónde dejaste a tu cita? —preguntó Haig.

Audric señaló hacia una silla en el borde de la pista de baile. Juan estaba sentado con las piernas y brazos abiertos, una mancha frente a sus jeans y su cabeza hacia atrás.

—¿Está muerto? —se ahogó Haig.

—Tan cerca de morir como puedes estar con un orgasmo que explota tu mente, —contestó Audric. Levantó la mano hacia Ramiro—. Hi.

Ramiro sonrió y asintió. —Es bueno ver que finalmente lograste algo de sentido común y decidiste venir a este lugar a intentar.

—Sí, bueno. No planeo ser cliente regular de este lugar, pero creo que puede ayudarme a hacer la transición a la sangre embotellada que Neo provee.

Ramiro hizo gestos. —Odio esa cosa. A pesar de que el Liquido Carmesí es bueno para un festín ocasional.

—Tengo que tomar tu palabra en eso. Nunca he sido bueno para beber. Un vaso probablemente me noquea.

Ramiro se rió. —Esa cosa es fuerte. Dudo que puedas tomar más, si no estás acostumbrado.

El teléfono de Haig vibró en su bolsillo. Lo sacó y sonrió antes de contestar. —Vamos en camino.

—Bien. Siento que salgo de mi piel, —le informó Kern a Haig.

(52)

—Creo que necesito un doble arreglo de eso, sabes lo que quiero decir, —contestó Kern.

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