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Aprovechamiento de recursos vegetales en California: los cazadores recolectores en las fuentes escritas del siglo XVI

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GONZÁLEZ VÁZQUEZ, A. (1999) "Aprovechamiento de recursos vegetales en California: los cazadores-recolectores en las fuentes escritas del siglo XVI", Nivel Cero, 6-7, Santander: 125-142

INTRODUCCIÓN

APROVECHAMIENTO DE RECURSOS

VEGETALES EN CALIFORNIA: LOS

CAZADORES-RECOLECTORES EN

LAS FUENTES ESCRITAS DEL SIGLO

XVI

Araceli GONZÁLEZ VÁZQUEZ ucll4l@estud.lulican.es

Vistalegre 28-A

39530- Puente San Miguel (Cantabria)

Este artículo nace de nuestro interés por la información etnográfica que se refiere a los grupos cazadores-recolectores de California, en particular la generada por las expediciones marítimas espail.olas en los siglos XVI, XVII y XVIII1. A lo largo de las

páginas que siguen, analizaremos la información que nos ofrecen los documentos del viaje de Sebastián Rodríguez Cermeño (1595-96). Nuestra atención se centrará en el aprovechamiento de recursos vegetales entre los grupos cazadores-recolectores del área. Intentaremos explicar qué pautas de análisis hemos seguido, calibraremos el valor de los testimonios escritos, y marcaremos algunas vias para que la información sea contrastada con la que ofrecen la moderna antropología y la etnobotánica.

La arqueología europea, en general, se caracteriza por su desconexión con la antropología y por la falta de preparación etnográfica de sus arqueólogos (Mercader, 1993: 190). Creemos necesario, por tanto, incluir un breve preludio teórico que acerque nuestro artículo al ámbito de la arqueología y justifique su presencia en esta revista.

La etnoarqueología nos permite conseguir referencias directa o indirectamente de sociedades vivas o desaparecidas, para interpretar, comprender o conocer los comportamientos humanos actuales o pretéritos. Tringham (1978: 199) afirma que ethnoarchaeological and experimental research in archaeology are not romantic adjuncts to understanding the nature of human-material and human-human relationships, but play a consistently important role at al/ levels of the analysis and interpretation ofthese relatíonships in past societíes. Kobylinski (1989: 124) señala que ethno-archaeological data can serve both as an empírica/ basis for the formulatíon of

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an ideal hypothesis andas empirical material against which a hypothesis, proposed on the basis of other reasons, is tested. El análisis de la información etnográfica que aportan las fuentes escritas, considerado en relación con la etnoarqueología, se convierte en una herramienta de referencia interesante.

Los grupos indígenas que ocupan las franja costera de California son, de norte a sur, los Tolowa, Yurok, Wiyot, Mattole, Sinkyone, Coast Yuki, Pomo, Coast Miwok, Costanoan, Esselen, Salinan, Chumash, Gabrielino, Luiseño, y Diegueño (Ipai, Tipai). Localizan su hábitat entre los paralelos 32° y 42° y los meridianos 116° y 125°. El relieve del tenitorio de California se divide en tres zonas longitudinales: la cordillera de la costa ( Coast Range ), que traza un litoral escarpado con algunas áreas de bahía; los valles de los ríos Sacramento y San Joaquín; y la alineación que forman la cordillera de las Cascadas y Sierra Nevada.

Los indígenas de California son cazadores-recolectores y su principal alimento es la bellota, que complementan con una gran variedad de semillas y caza. La bellota se almacena para las épocas del año en que los recursos son limitados. Su suelen moler para obtener harina y se cuelan para quitarles el tanino, que amarga y es perjudicial para la salud (Farnsworth, 1989: 186). Los indígenas aprovechan varias áreas ecológicas a través de asentamientos estacionales. El aprovechamiento de recursos marinos permite una existencia más sedentaria en la costa. Muchos de esos recursos son estacionales pero se pueden obtener desde un sólo asentamiento. En las zonas de interior, los recursos fluviales complementan a los terrestres. La movilidad indígena influye sobre su cultura material; muestra un gran desarrollo de la cestería, que es variada, ligera, y fácil de transportar y de la tecnología lítica, ósea y sobre otros soportes como la madera, la concha y el asta. Asímismo, las estructuras de habitación son sencillas (Farnsworth, 1989: 188).

LA EXPEDICIÓN DE SEBASTIÁN RODRÍGUEZ CERMEÑO

La demarcación de las costas de California por Sebastián Rodríguez Cermeño a bordo de la nao San Agustín tuvo lugar en 1595-962 . Su misión era localizar un puerto

que sirviera de apoyo al galeón de Manila en sus viajes de retorno al puerto novohispano de Acapulco (Portillo, 1982: 176). Esta expedición se encuadra dentro de una serie de viajes proyectados a raíz de la ocupación efectiva de las islas Filipinas y el establecimiento de la ruta del llamado Galeón de Manila (1566). Forma parte de una serie de viajes que alcanzan el territorio de California desde Filipinas y no desde las costas noroccidentales de Nueva España.

El galeón San Agustín se hizo a la vela en el puerto de Cavite, islas Filipinas, el día 5 de julio de 1595 y avistó las costas de California el 4 de noviembre de ese mismo año. Naufragó probablemente el día 30 de noviembre en la Bahia de Drake3, cerca de

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Remitimos a WAGNER, H. R. (1924): The voyage to California of Sebastian Rodriguez Cermcño in 1595. California Histarical Society Quarterly 3: 3-24; PORTILLO, A. del (1982): Descubrimientos y exploraciones en las costas de California. Madrid: Ed.Rialp.

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Point Reyes. Los supervlVlentes continuaron su vtaJe a bordo de una lancha, San Buenaventura, y arribaron al puerto de Chacala (Nayarit) en la costa occidental de Nueva España, el 7 de enero de 1596.

Análisis de los documentos

La expedición de Rodríguez Cermeño tuvo su versión documental a través de dos series de autos elaborados por el notario de la nao, Pedro de Lugo, y una relación firmada por el propio Cermeño 4 . Autos I incluye documentos de diversa naturaleza,

entre ellos cuatro testin10nios de los hombres que acompañaron a Cermeño en una incursión tierra adentro en la bahía de San Francisco. Autos II podría ser el diario original del viaje: mezcla dos géneros discursivos, el diario y la relación, y va narrado, firmado y rubricado por el notario Pedro de Lugo. La relación del viaje va datada en México a 24 de abril de 1596 e incluye la firma y rúbrica de su autor, Sebastián Rodríguez Cermeño. Son documentos algo diferentes: mientras los autos, en conjunto, ofrecen información anotada durante el viaje, es decir, coetánea a la experiencia, la relación, por el contrario, mantiene cierto distanciamiento temporal con lo acontecido. La relación es un informe solicitado por la Corona y estructurado, a partir de 1577, en torno a un cuestionario fijado por el Consejo de Indias y compuesto por cincuenta preguntas (Mignolo, 1982: 70). Los autores de las relaciones narran testimonialmente experiencias individuales o colectivas; imprimen autoridad a la materia narrada e indirectamente veracidad y/o verosimilitud. No obstante, el carácter autobiográfico del texto, a nuestros ojos, implica la selección de los hechos reales ocurridos (Martinell,

1992: 49).

Saber para quién se escribe es saber cómo hay que escribir, dejó escrito Virginia Woolf El carácter de la información varía de acuerdo con la naturaleza del emisor y del receptor de la misma. N o olvidemos que la información es, en manos de la Corona, el virreinato y los integrantes de futuras expediciones, un instrumento de dominio (Martinell, 1992: 52).

Los documentos valoran dos aspectos por encima de otros: estrategia geográfica y modos de vida indígenas. Este interés que muestran por los indígenas, dejando a un lado el lógico reconocimiento de la alteridad, puede tener un doble origen: el cuestionario al que debe responder la relación y en general, cualquier documento que hable sobre las Indias, se interesa por varias cuestiones relacionadas con el territorio y sus pobladores; en el caso concreto de esta expedición, el naufragio de la nao San Agustín genera una situación especiahuente angustiosa ya que todos los bastimentas (provisiones) se pierden. Las necesidades alimentarias y nutritivas del grupo superviviente (cerca de ochenta personas) empujan a establecer contactos con los habitantes del territorio de California. Los indígenas poseen un buen conocimiento de los recursos de subsistencia que pueden obtener del medio a través de las actividades de recolección, pesca y caza. Los españoles, en situaciones de necesidad más o menos extrema, no buscan tanto ese conocimiento como su beneficio. Ocurre durante la

norte de la Balúa de San Francisco actual. En ning(m momento nos referiremos a esta última, que no fue descubierta hasta 1769.

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Estos documentos han sido transcritos por M. W. Mathes; remitimos a la bibliografía. A partir de aquí

denominaremos a la primera serie autos 1, a la segunda, autos 11, y a la relación de Cenneño relación.

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expedición que nos ocupa, y en general, durante todo el proceso de descubrimiento y colonización de América (Piqueras, 1997).

APROVECHAMIENTO DE RECURSOS VEGETALES EN CALIFORNIA

Análisis de la información

A partir de la lectura de las fuentes hemos parcelado la información en seis bloques geográficos. Ofrecemos las fechas de pennanencia en los distintos lugares. No coinciden necesariamente con la duración de los contactos mantenidos con sus pobladores (esto es algo muy dificil de precisar).

- Territorio situado al norte de la balúa de San Francisco (Drake' s Bay), hasta Tlinidad Head o el cabo Mendocino quizá (territolio Yurok; Wiyot) (4-6 de noviembre).

- Contactos (varios) mantenidos con los indígenas en la propia balúa de San Francisco (Drake 's Bay, territorio Coast Miwok): una rancheria cerca de la playa; tres rancherías a ribera de un rio; una cuadrilla de veinte indios; un indio y una india en un cerro (6 de noviembre al 8 de diciembre; 30 de noviembre naufragio, probablemente cerca de Point Reyes)

- Territorio situado entre la bahía de San Francisco y la de San Pedro (terlitorio Costanoan; territorio Costanoan, Esselen, Salinan) (8-12 de diciembre).

- Contacto con una ranchería de trescientas personas en la balúa de San Pedro (¿Monterey?, territolio Costanoan; ¿San Luis Obispo Bay?5, terlitorio Chumash

obispeño) (12-13 de diciembre).

- Contacto con un número indeterminado de rancherías en las islas (¿San Nicolás y Santa Bárbara?, territolio Gabrielino) y la bahía de Pescadores (¿Santa Mónica?, territorio Gabrielino; ¿SanDiego?6, territorio Diegueño) (14-15 de diciembre).

- Contacto con una ranchería en la isla de San Agustín o Cenizas (San Martin) (16-22 de diciembre).

l. Al norte de la bahía de San Francisco:

Los únicos datos relativos al territorio más septentrional de California refieren la existencia de actividades de combustión cerca de la costa: en toda la costa por donde el

dicho navío foe costeando desde que se descubrió la tierra (¿Trinidad Head?) hasta que

se surgió (Balúa de San Francisco) había muchos JUegos cerca de la mar y dentro tierra de mucha arboleda de pinos por donde se entiende ser y estar poblada de gente (Autos II: 141 ). Los expedicionarios interpretan una señal visual (humo, fuego) como el resultado de la actividad humana. No está muy claro el sentido del texto; si ese por

donde se entiende ser y estar poblada se refiere a un conocimiento anterior de la existencia de poblaciones en California, o a la interpretación del poblamiento a partir de la señal ígnea. No parece claro, a partir de los textos, que todas esas actividades de combustión fueran nocturnas aunque cabe la posibilidad.

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Portillo (1982: 177) identifica la bahía de San Pedro con la de Monterey. Greenwood, por el contrario, afirma: Sebastian Cermeño visited San Luis Obispo Bay in 1595 (Heizer, 1978: 520) y Cermeño had noted the tu/e balsa at San Luis Obispo Bay in 1595 (Heizer, 1978:521).

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2. Bahía de San Francisco

Las fuentes nos hablan de uso de materias vegetales en la fabricación de embarcaciones: vino a bordo un indio de los que en aquella playa estaban rancheados

en su embarcación pequeña, hecha de r;:acate que parece al tulo de la laguna de México y el dicho indio sentado en medio y con un remo en la mano para con el cual bogaba con mucha presteza (Relación: 169). Sobre las mismas embarcaciones se ofrecen algunos datos más: (llegaron al navío) otras cuatro embarcaciones como la de arriba y en cada

una un indio (Autos II: 141 ). El término r;:acate, de origen nahuatl, se refiere genéricamente a ciertas gramineas y puede traducirse por paja, hierba seca o forraje (Galeote, 1997: 48). La relación consigna otro indigenismo que lo explica: tulo, también escrito tule. El término tule, también unnahuatlismo, se refiere según Morínigo (1985), a

una espadaña (Cyperis canus) cuyas hojas se emplean para tejer esteras. A través del primer término, r;:acate, se alude probablemente al uso de fibras vegetales secas. No obstante, el hecho de que aparezca el vocablo tule nos hace pensar que puede tratarse efectivamente de esa planta, ampliamente extendida por California y utilizada por los grupos indígenas.

Las estructuras de habitación indígenas incluyen elementos de origen vegetal en la techumbre: unos ranchos que ellos tienen, en que viven debajo de tierra, hechas unas

cuevas cubiertas de paja a uso de los indios chichimecos de la Nueva España (Autos II: 141 ); tenían allí sus rancherías, de unas cuevas hechas en la arena, cubiertas de r;:acate

a uso de los indios chichimecas (Relación: 170). La ranchería, según Autoridades (1976: 488) es el sitio o paraje o casa en el campo dónde se reúne la gente de un

rancho. La palabra rancho posee varios significados que nos interesan: junta de varias

personas que en forma de rueda comen juntos; unión familiar de algunas personas, separadas de otras, que se juntan a hablar o tratar alguna materia o negocio particular

(Autoridades, 1976: 488); lugar de asentamiento o habitación de los indios (Franco, 1991: 544). Ranchería, según este último autor, sería el conjunto de ranchos o chozas (Franco, 1991: 544), y por tanto el verbo ranchear, significa acomodarse en un lugar (Franco, 1991: 543). El término paja designa (Autoridades, 1976: 81) a cualquier

arista, o partecilla pequeña y delgada de alguna hierba o cosa semejante. Cuando se refieren a las cubiertas, las fuentes usan indistintamente los términos paja o r;:acate. Parece claro que los documentos se refieren a estructuras de habitación subterráneas

(cuevas; debajo de tierra) excavadas en la arena (hechas en la arena; se refiere a una ranchería cerca de la playa) con techos construidos a partir de hierbas o fibras vegetales secas (paja; r;:acate). No sabemos qué otros elementos constructivos de origen vegetal (pensamos en la madera) pudieron haberse utilizado.

Las materias vegetales también están presentes en la vestimenta: en general

andan desnudos, sin ningún abrigo y descubierta la honestidad, y las mujeres cubierta la honestidad con r;:acate y con pellejo de animales (Autos II: 141). Ya hemos comentado el término 9acate (vid. supra). En este caso, las fibras de origen vegetal se combinan con elementos de origen animal (pellejo; piel) únicamente en la vestimenta femenina.

Incluimos las referencias a la pintura corporal porque pudieron haberse empleado tintes de origen vegetal. Los documentos dicen que los indígenas son pintados, y en los

pechos y en alguna parte de los brazos, y no tan cuajada la pintura como los chichimecos (Autos II: 142); traían los rostros embijados y untados de negro y

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El participio embijado, que funciona como adjetivo, procede del sustantivo bija, término de origen taino o arahuaco. Existe también el verbo embijarse. Las semillas del árbol de la bija (Bixa orellana L.) se molían y se usaban para pintarse de rojo la cara y el resto del cuerpo (Galeote, 142). Tenemos nuestras dudas sobre el empleo de la bija; habría que comprobar si la especie existe en California o si etnográficamente se ha documentado su uso. Autoridades (1976: 413) ofrece dos definiciones para embijar:

untar, pintar con bija a alguna persona o cosa, y por extensión, pintar y teñir con minio o bermellón el rostro. Las definiciones poseen algo en común: una persona embijada es

aquella que se ha pintado de rojo y no de cualquier otro color. Otra palabra que merece comentario, respecto a la pintura, es el participio del verbo untar: según el diccionario de Autoridades (1976: 395), el unto es cualquier materia grasa o licor pingüe dispuesto o

capaz para untar. Cuando se habla de pintura cuajada, se alude al grado de condensación de un líquido (Autoridades, 1976: 670). A través de ambos términos, untados y cuajada, se refieren al espesor de la pintura. No sabemos hasta qué punto

estos párrafos comentados se refieren al tatuaje corporal, que se halla etnográficamente documentado en California.

Otros elementos que reflejan el uso de los recursos vegetales son los arcos y las flechas, aunque sólo se menciona su existencia. Las fuentes dicen que tienen arco y

flecha, y no les pudimos hallar otro género de hierro con que se corten en arma ni otra cosa (Relación: 170).

Los documentos recogen varios datos relativos a una ranchería que estaba como

a tiro de arcabuz de la playa: todos los indios e indias que allí había serían como cincuenta personas varones y hembras sin los muchachos( .. ) las armas que tenían en sus casas, que hasta entonces no se sabía que las tuviesen; y sacaron una semilla que es a hechura de anís, un poco más delgada, y tiene el mismo gusto del ajonjolí, de lo cual hacen pan que comen, y su sustento es de marisco de cangrejo y raza de volatería que hay en abundancia cerca de donde viven, y muchos venados, porque se han visto andar y haber sin comparación, muy grandes, que no se han visto mayores como se verá por las aspas que se hallaron, de que el dicho capitán lleva la muestra (Autos II: 142). El

anis es una planta que produce el tallo redondo y muy acompaPíado de ramos. Sus hojas

son en su primer nacimiento redondas y después se hienden como las del apio. Su flor es blcmca y en su copa da la simiente que también se llama anís (Autoridades, 1976:

300). Las semillas del anís son menudas y aromáticas; las del ajonjolí son amarillentas y oleaginosas. El término volatería se refiere al conjunto de las diversas aves

(Autoridades, 1976: 516).

Al decir de las fuentes, el día quince de noviembre descubrieron, cerca de la desembocadura de uno de los ríos de la bahía: una ranchería de indios e indias de la

suerte y manera que está dicho, y un poco más adelante otra cerca del agua de poca gente, y bien desviados de estos había otra ranchería de indios desnudos que tenían sus casas en un alto; no pareció tener armas ningunas (Autos II: 144). Entran por uno de

los brazos de ese río: hay agua dulce, que está a mano derecha, que baja de un río

caudaloso, y a la entrada del dicho río hay indios rancheados con mujeres, que es gente bien hecha y robusta como está dicho (Autos II: 144). Otra incursión en el

territorio se refiere también para el día treinta de noviembre: habiendo caminado tres

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y otros frutos de la tierra, madroños, cardos, hierbas olorosas de donde se trajeron este día y otro que fue dos de diciembre cantidad de bellota y de otra fruta redonda a manera de avellana y cantidad de cardos con que se sustentó la gente e para llevar en la lancha (Autos II: 144-145); la tierra parece en sí, según los que se ha visto, ser fértil, por haber como hay tres leguas la tierra adentro, que yo vide y los demás españoles que llevé conmigo a buscar bastimentas por tener necesidad de ellos habiéndose perdido el navío, es tierra que se dará en ella cualquier semilla que se sembrare, porque hay arboleda de avellana, bellotas, y otras frutas de la tierra, madroños, hierbas olorosas como de Castilla, y así mismo hay un brazo de río cerca de donde fui a buscar el bastimento, que viene a dar a la mar, y cerca del real hay otros arroyos de agua dulce, donde había de longitud como dos tiros de mosquete de la mar, y así mismo hay en la dicha tierra de que se sustenta la gente de la cantidad de

cangrejos y mucha raza de volatería y algunos venados (Relación: 170).

Los documentos de la serie Autos I añaden datos de interés sobre esas rancherías: (ha hallado) de donde poder traer cantidad de bellota e otras cosas con que poder remediar la necesidad que al presente padece toda la gente, por no tener qué poder comer y haberlo hallado en una ranchería de cantidad de ciento cincuenta indios (Autos I: 130); habiendo ido por dos veces la tierra adentro como cuatro leguas poco más o menos a buscar y traer bastimentas (Autos I: 130). Los testigos añaden información: Juan del Río dice: habiendo caminado la tierra adentro como tres o cuatro leguas descubrieron y hallaron en una cañada árboles de bellota, que la tienen en cantidad, amarga, y desde allí vio unos humos por entre los árb.oles y así, de acuerdo todos, fueron hacia donde estaba, y llegado donde estaba el humo hallaron que había cantidad de indios poblados, que serían entre hombres y mujeres y muchachos, que algunos de ellos tenían sus arcos y flechas, y estando con estos llegaron allí otros veinte indios; estaban poblados en la playa, cerca de donde se hacía la lancha estaba el río al que se ausentaron (. .. ) se les quitó el bastimento que tenían, que era como costal y medio de bellota seca amarga (. .. ) y estos veinte indios son los que llevaron a todos los españoles a su ranchería, que era cerca de allí, donde les dieron de bastimento que tenían que era bellota y una fruta como hechura de avellanas y otras cosas de sustento, y estas rancherías está a orilla de una laguna de agua dulce (. .. )y vio que había gran cantidad de perdices y gran cantidad de cuernos de venado (Autos I: 131-132). Domingo Francisco añade: jzteron a dar a tres rancherías de indios, estaban poblados entre unos árboles de nanas y laureles y avellanos como los de Castilla, pinos y arsipreses, donde en todas las rancherías había cantidad de cien personas hombres, mujeres y muchachos (. .. ) y todos los indios se juntaron con sus arcos y flechas y les salieron a recibir de paz, y les llevaron a sus ranchos donde les dieron que comiesen un atole que comen y hacen de la bellota y una fi'uta a manera de avellana tostada amarga que trajeron al real (. .. ) y haber cardos como de Castilla, que comió este testigo de ellos y los demás españoles, y hierbas buenas olorosas que se parecen a las de Castilla, criadas sin beneficio (. .. ) se fueron retirando y huyendo, y dejaron la ranchería donde se halló que tenían cantidad de bellota amarga y una semilla pequeña a hechura de semilla de lechuga (Autos 1: 134-135).

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(raza de volatería; perdices) y caza (venados). Los recursos alimentarios vegetales, forman parte del sustento: bellotas, avellanas, unas frutas redondas a hechura de

avellana, una semilla a hechura de anís, un poco más delgada, que tiene el mismo gusto que el ajonjoli y una semilla pequeña a hechura de lechuga. Otras especies del entorno (las fuentes no hablan de su aprovechamiento indígena) son los cardos, hierbas olorosas, madroños, nanas, laureles, y arsipreses. La tierra, a partir de la existencia de estas especies, es calificada como fértil: se dará en ella cualquier semilla que se sembrare (Relación: 170).

Poseemos algunos datos acerca del consumo de los alimentos de origen vegetal:

se les quitó el bastimento que tenían que era como costal y medio de bellota seca amarga (Autos I: 131); les llevaron a sus ranchos donde les dieron que comiesen un atole que comen y hacen de la bellota y una fruta a manera de avellana tostada amarga

(Autos I: 134).

Cuando se menciona el bastimento indígena, los relatores se refieren a las provisiones, por tanto, a la cantidad de bellota almacenada durante el invierno. Un costal es un saco o bolsa grande para transportar trigo

y

otras semillas semejantes

(Autoridades, 1976: 640). Creemos que con aquello de costal y medio, los textos se refieren a la cantidad de bellota que saquearon en la ranchería, posiblemente porque fue transportada en sacos de ese nombre y no porque se trate de una unidad de medida estandarizada. No obstante, un costal viene a ser la carga que se puede llevar a la espalda. El vocablo atole, un nahuatlismo, se refiere a una bebida hecha de harina de

maíz (Franco, 1991: 670). Ezquerra (1997: 26) explica que se hace con maíz cocido, molido, desleído en agua y hervido hasta darle cierta consistencia. Nuestros textos se

refieren siempre al atole hecho de bellota (vid. infra), probablemente una masa hecha mezclando harina de bellota con agua. Los frutos a manera de avellana se tuestan (también amargan); con la semilla a hechura de anís se elabora pan, es decir, probablemente una masa cocida hecha a partir de hruina de la semilla.

Hemos leído un párrafo que quizá se refiera a las actividades de recolección o al intercambio de alimentos entre las rancherías del interior y la ranchería de la costa:

llegados a lo alto del dicho cerro vieron venía un indio e una india que traía una criatura y el indio traía bellota de su comida (Autos II: 143).

3. Territorio entre la bahia de San Francisco y la bahía de San Pedro:

Las fuentes señalan: viniendo navegando cerca de tierra, y algunas veces a tiro

de mosquete, bien se dejaba ver ser la tierra pelada como malpaises, aunque por lo alto y serranía de ella había arboleda de pinos y encinas, y mostraba ser tierra despoblada, por no ver en ella gente de día, y de noche no ver humo ni candeladas (Relación:

170-171).

El diccionario de Autoridades (1976: 111) define candelada como la multitud de

luces o luminarias que arden a un tiempo en algún sitio. ¿Podrían referirse a distintos

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Aprovechamiento de recursos vegetales en Cahfornia: los cazadores-recolectores en las fuentes ...

4. Bahía de San Pedro:

Las rancherías indígenas con las que entran en contacto se sitúan a la orilla de la mar, sobre unas barrancas (Autos II: 146). Los indígenas poseen en tierra, muchas balsas hechas de tule, que es a manera de ynca, por otro nombre tule, y las balsas hechas a manera de canoa, con las cuales hacen sus pesquerías (Relación: 171).

Una balsa es, según el diccionario de Autoridades (1976: 539), la embarcación que usan los indios con unos maderos ligados fuertemente a otros sin arte, árbol ni

velas. El vocablo canoa, de origen taíno, se refiere a una embarcación hecha de un tronco de madera ahuecado (Franco, 1991: 692). Los documentos, sin embargo, se refieren a embarcaciones cuya materia prima es el tule (vid. supra). Creemos que ambos términos, balsa y canoa, se mencionan a propósito de la factura de las embarcaciones. Además, se menciona la fi.mción de esas balsas, hacer sus pesquerías, lo que nos habla del aprovechamiento de recursos marinos desde asentamientos situados en la línea de costa.

La dieta indígena incluye alimentos de origen vegetal: trajeron cantidad de bellota amarga y algún atole hecho de la bellota en unos cestos a hechura de platos medianos (Autos II: 146); se fueron a.tierray trajeron bellota amarga y atole hecho de la propia bellota en unos platos hechos de paja a modo de jícaras grandes (Relación: 172). Sobre el consumo de atole de bellota hemos hablado con anterioridad (vid. supra). Se llama cesto, según el diccionario de Autoridades (1976: 101), a la cesta que se fabrica de mimbre negro, tosco, porque no se le quita la corteza para labrarle o pulirle. El vocablo jícara, de origen nahuatl, se refiere a una vasija pequeña, de madera, ordinariamente hecha de la corteza del fruto de la güira (Crescentia cujete) (Galeote, 1997: 284). La relación utiliza este último vocablo seguido de una precisión del tamaño (grandes) para expresar la forma de los cestos o platos medianos indígenas. Si cruzamos ambas referencias queda más o menos claro que pudiera tratarse de recipientes fabricados mediante la técnica de la cestería (cestos; hechos de paja), de superficie con tendencia a la planitud (platos), y capaces de contener masas más o menos líquidas (atole) y sólidos (bellota amarga). Esto último indica cierta sofisticación de la técnica.

Sobre la subsistencia indígena las fuentes añaden, hablando genéricamente de los indígenas de la bahía de San Pedro, que son pescadores, y hay pescado y algún marisco de que se sustentan (Autos II: 147); su comida es bellotas amargas y pescado que pescan (Relación: 172).

Queda documentado también el uso de especies vegetales en la vestimenta: andan desnudos, así hombres como mujeres, aunque las mujeres traen las partes secretas cubiertas con algunas pampanillas hechas de facate y plumas de pájaros (Relación: 172). La pampanilla, tal y como la define Autoridades (1976: 101), es una cobertura de la decencia u· honestidad que usan los indios, y porque la forman pámpanos (hojas de vid) colgados alrededor de la cintura, llamaron así los españoles

aun las que hacen de cualquier cosa. Nuestro texto se refiere con el vocablo pampanillas a la forma, ya que además, precisa los materiales (<;acate; plumas de pájaros).

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5. Islas y Bahía de Pescadores:

A partir de los documentos no es posible distinguir con seguridad qué información corresponde a las islas y qué a la bahla de Pescadores. Una parte de las referencias son genéricas para todo el área.

Mientras los expedicionarios estaban junto a la isla de fuera de la banda del sueste (¿San Nicolás?) vino a bordo una barquilla con dos indios remando, y se llegaron a la dicha lancha y traían como doce pescados y un tobillo marino, y lo dieron (Autos II: 148). Esto ocurre antes del mediodía. Los españoles pescaron allí con cordeles y se mataron treinta pescados como cabrillas (Relación: 173).

La referencia, en lo que se a la utilización de materias vegetales en las embarcaciones toca, es implícita. Sobre la forma de las barquillas podemos decir que, a juzgar por el diminutivo empleado, a los expedicionarios les parecieron pequeñas, tal vez con respecto a las observadas anteriormente en California. No obstante, estas barquillas no son monoplaza: a bordo viajan dos indios y ambos reman para impulsar la navegación. Las utilizan para la pesca marítima en las áreas cercanas a la costa y transportan las capturas en ellas. Si entendemos ese "a manera de" como una indicación del modo de factura, el vocablo canoa debería ofrecernos algún dato de este tipo. La canoa es una embarcación monóxila (Cabrero, 1985: 59), es decir, se fabrica a partir del vaciado de un tronco arbóreo (vid. supra). Ahora bien, a partir de estos datos no sabemos si las materias vegetales utilizadas para la fabricación de esas barquillas son fibras o madera.

Más adelante dicen los documentos, refiriéndose genéricamente a las poblaciones del área, que las embarcaciones en que andan son a hechura de un baratillo de las Filipinas, de tabla (Autos II: 148). No sabemos si establecer alguna equivalencia entre estas embarcaciones y las barquillas anteriores. Aunque las fuentes afirman que los indios son de la misma forma y calidad que los referidos (Relación: 173-174), no sabemos con exactitud si ese referidos alude a los indios que iban en la barquilla o a los descritos en el texto con anterioridad, con ocasión de la visita a la bahla de San Pedro. Las embarcaciones son de tabla, es decir, quizá madera cortada en plano (Autoridades, 1976: 530). Sobre la hechura o forma, lamentablemente no podemos formular ninguna hlpótesis, ya que no hemos podido localizar el vocablo baratillo. Suponemos que se refiere a algún tipo de embarcación indígena observada por los expedicionarios en las Islas Filipinas.

N o poseemos ninguna referencia sobre la alimentación de origen vegetal de estas poblaciones; las fuentes afirman que todas estas islas son de pescadores (Autos II: 148); todos son pescadores, que este es el principal sustento de las naciones que habitan por esta tierra (Relación: 173-174). Ofrecen no obstante, datos genéricos relativos al entorno: es tierra pelada de mal país (Autos II: 148); la tierra es toda pelada, agreste y de mal país (Relación: 173-174).

La única mención sobre la vestimenta habla de la desnudez de estos indígenas.

6. Isla de San Agustín o Cenizas:

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Aprovechamiento de recursos vegetales en California: los cazadores-recolectores en las foentes ...

El camote (Ipomoea batatas) es una planta cultivada por sus tubérculos

comestibles, llamados camotes o batatas. La palabra camote procede del nahuatl y se

traduce por batata y en general, por raíz comestible (Galeote, 97) o bulbo (Franco, 1991: 691). El vocablo pan posee varias acepciones que nos interesan: harina amasada y cocida al fuego/ masas de otras cosas que no se hacen con semilla con figura de pan/

todo lo que en general sirve para el sustento diario (Autoridades. 1976: 102).

Según Piqueras (1997: 81), en las primeras observaciones y comparaciones referidas a los alimentos en América, ocupan un lugar destacado el pan y los granos panificables, por la propia importancia que teman en la alimentación perúnsular. Los expedicionarios afirman con seguridad que se trataba de unos panes hechos de raíz, a la que califican con dudas ("como de") camote. Nuestra opirúón es que los términos panes y camote deben tomarse en sentido genérico: a través de la palabra camote intentan describir una especie de raíz o tubérculo comestible que desconocen; el término pan hace referencia a la cocción de una masa o harina elaborada a partir de esa raíz. La técrúca empleada es la cocción bajo la arena.

Otras referencias, relativas al otro lado de la isla, donde hallaron muchas

cebollas cimarronas y nopales (Autos II: 149) completan nuestra imagen del medio natural. Los nopales son árboles frutales de la farrúlia de las cactáceas, cuyo fruto es el higo chumbo. La voz procede del nahuatl; los españoles llamaron a estas plantas

cardones (poseen una serie de paletas ovales erizadas de espínas) (Galeote, 244-245) y así aparecen citados con frecuencia por los relatores de otras expediciones. Sobre las cebollas cimarronas, que sirvieron para la alimentación de los expedicionarios, poco podemos añadir. Probablemente se trataba de cebollas, o bien de tubérculos similares silvestres.

Se menciona el hecho de que estos indígenas poseen embarcaciones (vid. supra) pero no se ai'íade nada más. Sobre el entorno se dice: la isla es sierra agreste y de

malpaís pelada y de color ceniza (Relación: 175).

Aprovechamiento de los recursos vegetales

Las fuentes escritas subrayan la importancia de los recursos vegetales entre los grupos cazadores-recolectores de la costa de California. Estos recursos juegan un papel de primer orden en la subsistencia humana. Además, queda constancia de su aprovechamiento y uso como materia prima para la construcción de estructuras de habitación, de embarcaciones destinadas a la pesca, de instrumentos para la caza o defensa, de recipientes para contener líquidos o sólidos, y en la vestimenta de las mujeres. A continuación resumiremos la información obtenida y explicaremos, bajo el siguiente epígrafe, qué patrones de aprovechamiento de los recursos hemos observado.

Existen algunas diferencias en lo que a la alimentación en general, y al consumo de vegetales en particular se refiere. Tanto en el norte con respecto al sur, como en las áreas costeras y de interior. Sabemos que en la bahia de San Francisco se consumen distíntos tipos de frutos secos y semillas: bellotas, avellanas, unas frutas redondas a

hechura de avellana, una semilla a hechura de anís, un poco más delgada, que tiene el

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A. González V ázqnez

elabora un atole, !o que implica su procesado para el consumo; seguramente se muelen hasta obtener una harina que se mezcla con agua para formar una pasta o masa comestible. La semilla a hechura de anís se panifica. La fruta a manera de avellana se tuesta y es amarga.

Los asentamientos interiores (a tres o cuatro leguas, esto es, a más de quince kilómetros), situados sobre los recursos vegetales y en las márgenes de los cursos fluviales, pueden permitir el aprovechamiento de ambos tipos de recursos, aunque paradójicamente no tenemos ninguna referencia a la pesca fluvial. Hay otras especies en el entorno de esas áreas, aunque no se menciona su aprovechamiento indígena: cardos, hierbas olorosas, madroños, nanas, laureles, y arsipreses.

El asentamiento costero se sitúa sobre los recursos vegetales y marinos. Forman parte del sustento los crustáceos o mariscos (marisco de cangrejo) y la caza de aves.

En la bahia de San Pedro se combina la bellota con el pescado. Se elabora también atole a partir de las bellotas. No sabemos si los indígenas consumen directamente las bellotas recolectadas. Que los españoles lleven a la lancha las bellotas amargas tal vez significa que los indígenas las almacenan de tal forma pero no implica que las consuman sin procesar. Más cuando elaboran atole, es decir, las procesan mediante molido para obtener harina y hacer una masa más o menos espesa con ella.

Al sur, por el contrario, tanto en las islas y bahia de Pescadores como en la isla de San Agustín, la dieta vegetal es diferente. Se panifican raíces, tubérculos o bulbos y no se refiere el consumo de frutos secos. Esa panificación emplea una técnica particular, la cocción debajo de la arena (horno). El pescado es el principal sustento, probablemente peces y mamíferos marinos (tobillo de mar).

Como elementos de constmcción de las estructuras de habitación indígenas se usan materias vegetales. Se utilizan hierbas secas o paja para el techado de unas casas subterráneas en los asentamientos costeros de la bahia de San Francisco. Los asentamientos de interior de este mismo área utilizan cuero, aunque no sabemos de qué manera.

La existencia de embarcaciones queda constatada en la bahia de San Francisco, en la bahia de San Pedro, en las islas y bahia de Pescadores y en la isla de San Agustín, es decir, en todos los lugares visitados por la expedición. Las embarcaciones de la bahia de San Francisco son pequeñas, monoplaza, propulsadas a remo y hechas de las fibras vegetales del tule. Se refiere la existencia de al menos cinco de estas embarcaciones. Las embarcaciones de la bahia de San Pedro son muchas al decir de las fuentes. Son balsas similares a las canoas hechas de tule. Sirven para pescar. En las islas y bahia de Pescadores se refiere la existencia de barquillas similares a las canoas en las cuales viajan dos indios y hasta tres, los cuales reman. Sirven en la pesca marítima y para transportar a tierra las capturas. Hay otras embarcaciones, quizá las mismas, hechas de madera, similares a los baratillos filipinos, destinadas a los mismos usos. En la isla de San Agustín también hay embarcaciones en las que viajaban dos indios y en las que un gmpo de españoles (no sabemos cuántos) bajaron a tierra. Se transportaron en ellas varios panes de camote.

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Aprovechamiento de recursos vegetales en California: los cazadores-recolectores en lasfitentes ...

Los grupos de California seguramente fabrican sus arcos y flechas a partir de elementos vegetales, quizá madera, cañas u otras fibras más o menos flexibles. La preocupación de las fuentes por la existencia o no de estos instrumentos entre los indígenas es comprensible y constante. Respecto a la bahla de San Francisco se menciona el carácter armamentístico de los arcos y flechas, de hecho, los indígenas los utilizan contra los expedicionarios en una escaramuza. Probablemente se utilizan en la caza de aves y de venados (quizá una caza estacional esta última).

Los grupos de la bahla de San Pedro también poseen arcos y flechas, y a partir de alguna referencia (plumas de pájaros en la vestimenta) podemos sugerir que practican la caza de aves.

Se menciona la existencia de cesteria en la bahla de San Pedro, utilizada para contener masas más o menos líquidas (atole) y sólidos (bellotas amargas).

Sabemos que sólo las mujeres llevan algún tipo de vestido. Tanto las mujeres de la bahía de San Francisco como las mujeres de la bahla de San Pedro llevan unas faldas hechas de ¡;acate, es decir, hlerbas secas, paja o fibras vegetales de cualquier otra especie. No obstante, en San Francisco algunas de esas faldas son de pellejo de venado y otras incluyen ambos elementos. Por el contrario, las faldas de la bahla de San Pedro están hechas de ¡;acate y plumas de pájaros.

Patrones de uso y aprovechamiento de los recursos vegetales

En nuestra opinión, las fuentes señalan el uso preeminente de las materias vegetales frente a otro tipo de materias primas, por ejemplo la piel o la piedra, y subrayan la importancia de los alimentos procedentes de la recolección frente a los que se obtienen a través de las actividades de pesca y caza. Al menos, claro está, para la época del año a la que nos referimos: meses de noviembre y diciembre. Además, las pautas de aprovechamiento de recursos vegetales parecen apuntar hacia una recolección bastante intensiva.

Los indígenas únicamente proporcionan alimentos de origen vegetal a los expedicionarios. Se habla del pescado como parte del sustento, de las actividades de pesca y caza de aves, y sin embargo, no hay una sóla referencia directa al consumo de carne. No se menciona ni la caza ni el consumo de animales terrestres (pequeños mamíferos), al menos directamente, y ello a pesar de que los grupos indígenas cuentan con instmmentos para la caza (arcos y flechas). No se habla del aprovechamiento de recursos fluviales (¿estacionalidad?) a pesar de que muchas de las rancherías se sitúan junto a los ríos.

Apenas se menciona el uso de la piel (de venado fundamentalmente) en la vestimenta o en la construcción: parece ser que los indígenas guardan las astas de venado, que bien pueden haber sido recogidas en época de desmogue; se usan pieles para la vestimenta en los faldellines combinadas con fibras vegetales, y algunas viviendas del interior incluyen algún material "a manera de cuero" entre sus elementos constructivos.

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A. González V ázquez

y de materias primas, o fabricación de embarcaciones, cestería y vestidos. Quizás no se observaran esos procesos técnicos durante los meses de navegación.

Gran parte de los recursos que aprovechan son estacionales, sin embargo, estos grupos han desarrollado estrategias de gestión de los mismos: almacenamiento de gran cantidad de frutos secos probablemente recolectados en otoño. La mayor parte de los alimentos son procesados para sn consumo: los frutos secos se tnestan, se panifican o bien se hacen sopas o masas con ellos. Se panifican también las semillas, que quizá se almacenan, y las raíces, tubérculos o bulbos. A partir de estas técnicas de procesado podemos inferir labores de molienda de frutos secos, quizá también de raíces, para elaborar harina, y un uso particular del fuego (tueste de frutos secos). Además, las fuentes recogen la cocción de masas panificables bajo la arena, a modo de homo.

Creemos que las diferencias existentes entre los productos alimentarios consumidos a lo largo de la costa están relacionadas con el medio ecológico. Al norte los

Quercus (árboles de bellota) y otros árboles de frutos secos son abundantes, mientras que al sur, desaparecen totalmente las referencias a estas especies.

Si hablamos de la dieta de estos grupos, en general, podemos observar cómo el consumo de pescado, que aporta proteínas, y de mamiferos marinos, que aportan grasas o vitaminas (si se comen crudos) se complementa con el consumo de vegetales, una fuente calórica importante.

Las fuentes nos ofrecen algunos datos sobre los contextos ecológicos y las áreas de distribución de los asentamientos en relación a los recursos. La información es, lógicamente, muy expresiva en lo que a los asentamientos costeros se refiere.

Sobre los contextos ecológicos poseemos referencias directas o indirectas. Las referencias directas hablan sobre el carácter de la tierra y las especies vegetales que la pueblan. Al norte de la balúa de San Francisco se menciona la existencia de áreas de bosque integrado por coniferas (pinos y encinas). En el entorno de la bal1ía de San Francisco encontramos un tipo de bosque que combina las especies propias de la vegetación de los valles como el madroño (Arbustus menziesii); especies propias del curso bajo de los dos como el laurel (Umbellularia californica); especies del género

Quercus (árboles de bellota) y especies propias de la vegetación conifera como el pino (son varias las especies presentes en California: Pinus lambertiana; Pinus ponderosa) (Callaghan, 1978: 265) y el ciprés, y otros árboles de hoja perenne como los laureles. Nos extraña que no haya ninguna referencia que podamos relacionar con las secoyas, tan características de estas zonas. La misma combinación de pinos y encinas se observa en las sen·anías de la costa hasta la balúa de San Pedro. Al sur se insiste en que la tierra es pelada, y de mal país, frente a las referencias sobre la fertilidad de la tierra septentrional.

Las estrategias de explotación del espacio, es decir, factores como la situación y función del asentamiento y el tamaño del grupo quedan reflejados en las fuentes. Poseemos información que se refiere al área costera considerada en su conjunto y a las zonas litorales y de interior de la balúa de San Francisco.

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Aprovechawúento de recursos vegetales en California: los cazadores-recolectores en las fuentes ...

Obispo). A lo largo de esa zona se e'"'tiende la sierra de Santa Lucía que marca un litoral escarpado. Los asentamientos interiores de la bahía de San Francisco se sitúan junto a los cursos fluviales y arroyos de agua dulce, en áreas dónde los recursos vegetales silvestres son variados y abundantes. Permiten por ta.1to, combinar los recursos fluviales con los terrestres. Las distancias entre los asentamientos y los recursos son mínimas.

Probablemente, a partir de un sólo asentamiento se aprovechan los recursos marinos de un área más o menos extensa; los indígenas han desanollado medíos técnicos (embarcaciones) que posibilitarían esto. Nos encontrarnos, al menos en la bahía de San Francisco, estructuras de habitación que requieren una inversión de tiempo y esfuerzo basta..'"lte notable (aprovisionamiento de materias primas, excavación, construcción), máxime si tenemos en cuenta que se realiza a partir de tecnologías cazadoras-recolectoras. En estos asentamientos se almacenan grandes cantidades de frutos secos. En nuestra opinión, podemos relacionar todos estos datos con la movilidad de los grupos, concretamente con el grado de sedentariedad de las poblaciones costeras.

Ambos tipos de asentamientos constituyen la base de las actividades de subsistencia. No hemos observado ninguna diferencia de género en la composición de los grupos. En todos ellos hay hombres, mujeres y niños. Si hay una referencia para los asenta..-nientos de interior que nos llama la atención, y es qne una de las fuentes especifica que los indígenas están rancheados con sus mujeres.

Tanto los asentamientos litorales como los interiores presentan un número de pobladores bastante alto, sobre las cincuenta, cien y ciento cincuenta personas. La densidad del poblamiento parece ser especialmente sigrillícativa en el área de la bar..ía de San Francisco. Allí, las fuentes muestra..• un cierto trasiego de indígenas entre los asenta.-nientos del interior y el asentamiento litoral (una cuadrilla de indios con arcos y flechas; un indio y una india cargados de bellota). Ambos grupos hablan nna misma lengua, y los expedicionarios los consideran de la misma suerte y calidad. Quizá sean todos miembros de un sólo grupo que atiende a la localización, variabilidad o estacionalidad de los diferentes recursos fragmentándose en un área relativamente amplia y manteniendo la comunicación a través del intercambio de recursos.

CONCLUSIONES

A través del análisis de la información etnográfica de las fuentes escritas pretendíamos aportar datos acerca del aprovechamiento de los recursos vegetales entre los grupos cazadores-recolectores. Merece la pena insistir en el valor testimonial de los documentos analizados. Nos ofrecen infonnación sobre grupos indígenas que han sido estudiados por la moderna antropología cuando llevaban dos o tres siglos en contacto con la cultura europea (Farnsworth, 1989: 186).

Los grupos cazadores-recolectores de California muestran unos patrones de aprovechamiento del medio bastante interesantes de cara a la comprensión del pasado prehistórico de las regiones costeras europeas (vid. supra). Estos patrones subrayan la importancia de los recursos vegetales en la alimentación y sn uso como materia prima en la tecnología y en las actividades de subsistencia. Además, nos hablan del aprovechamiento de los recursos marítimos a partir de asentamientos costeros con una notable densidad demográfica y probablemente cierto grado de sedentariedad.

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qué realidad se trata. Nuestro método global de análisis se basa en la contextualización de los documentos y el estudio histórico-lingüístico de los textos. La información sobre los cazadores-recolectores que nos aportan las fuentes escritas, debe contrastarse con la que proporcionan sobre esas mismas áreas otras fuentes escritas anteriores y posteriores, y la procedente de la arqueología, la antropología ( etnografia, etnología) y la etnoarqueobotánica. A través de la integración de todas las referencias, directas o indirectas, podemos ofrecer una imagen más aproximada del uso y aprovechamiento de los recursos vegetales entre los grupos cazadores-recolectores de California.

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CALIFORNIA

grupos indígenas

de la costa

Tipai

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Aprovechamiento de recursos vegetales en California: los cazadores-recolectores en las fuentes ...

BffiLIOGRAFÍA

Fuentes editadas

Hemos manejado exclusivamente fuentes manuscritas que han sido editadas. Referimos, no obstante, la localización tanto archivística como bibliográfica de los documentos relativos a la expedición de Rodríguez Cermeño.

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Autos JI: Autos hechos por Sebastián Rodriguez Cermeño: 4 de noviembre 1595 a 7 de enero 1596 Archivo General de Indias. ~México 23

en MATHES, M.W. (1965): Californiana I Documentos para la tramformación comercial de California, 1583-1632, I: 138-150.

Relación: Relación de lo sucedido en el viaje que yo el capitán Sebastián Rodríguez Cermeño hice en lo tocante al descubrimiento del Cabo Mendocino, México, 24 de abril de 1596

Archivo General de Indias. México 26

Museo Naval, ms. 1509, en MATHES, M.W. (1965): Californiana I Documentos para la transformación comercial de California, 1583-1632,1.: 163-176.

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Fig.  1. Situación de los grupos indígenas de la costa

Referencias

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