POrlada: Jaime Landi. ar
,
I
CO
N
O
S
• • • • • • • •• • • • • • • • • • • • • • • • • • •
INDICE
CO
YUNTURA
Perspectivas del sistema elec toral
ecuatoriano
MICHEL ROWLAND
Heteroqeneidcd, legitimkJad e ineertidumb re ADRIAN BONILLA
4
9
CU
lTURA Y
GlO
BAUZACION
De los medios a las
62
mecncco nes0 loscrecuotos
per el sentido QUINCHE ORTIZ"Que es10 que hoee
68
ceooercs a
n
uesncs
cludades?
EDUARDO KINGMAN
DJ
AlOGOS
eesencs bibliogr6ficas:
124
- EI Estodo como soucon- Fr6gil felkldod Un ensayo
sco
re
eocsseoo
- los esceceos de Morx
•Ecuador,sercs porticutcres
REVISTA DE
FLACSO· ECUADOR
N'4.-Diciembre. Marzo,1998
Los artiewos que se publicall ellIarevista son de e~clU$l\'a responsabl ldaddesus aUlOres,
l'l(I reneiall r'IOO8S<loament e e1 pensamlrmtode ICONOS
DIRECTOR FlACSC-EeUAOOR
ARO. FERNANDO CARRION
EDITOR leONOS
FWPl: BUABANODE LARA
eC-EDlTOR ico sos
SEBASTIAN MANTILU\ BACA
eOLABORAOORES
ENE$TENUMERO
MlC~El RAWLA~ A~IAN BoNil LA GERMANlCOSAl.GAOO
JUlIO ECHEVERRIA AlEX P,ENKNAIlURA
ABDON UBIDIA Qu'NCHE OIlTll EDUARDO KI~IAAN
JAlr.IE lANDIVAIl SILVIAMEJIA CARMENMARTINEZ ANDRES GUERRERO
JAVIER 60Nil LA
rWDU((I~' IIA(!><)· KlIi\1l0R
DI>l~O: lui, Il<-h,....U llll'lllSlO\ Flli"'I"~ S,iI,
FLACSO ECUADOR
Dirucion: A•.Ulpo."oPl.••
li e y""<1"0.
Te'.;fon "", 232-029
232-030 212-031 232-012
Fa., S&&·139
E_Mail, ,oo,d.2@ lsoy...."
leONOS .geode,e el .UiP""
deILOISy Fund>elOn ESQUEL
• • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • •
A
CTUA
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Gklbalizaclone
ntecccion enAmerica Latina
GERMANICO SALGADO
P
OSMODER
NIDAD
La 'necresentooncoo ' de la connco
JUUO ECHEVERRIA
EI nebuloso sistema
posrro
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ALEX PIENKNAGURA
Mooerrac c c y
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18
32
44
54
Los
clrculos vcroso
s
del prestdenciclsrnoARTURO VALENZUELA
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NTERAS
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NSAYO
Ciudadania trcnterc etraco y ccm polson binaria
ANDRESGUERRERO
RE
SENAS
81
CULTURA Y GLOBALIZACION
Lo
co
mplejo rela
ci6n
de 1
0
l
ocal
y
1
0
gl
obal
,QUE ES LO 5lUE
HACE PEQUENAS A
NUESTRAS CIUDADES?
<f)
o
z:
o
u
-
68
Lo local h
acia
referen
ci a,
en el pasado
,
a
1
0 "
mas
a
lrasado" 0
,
en otros
cas
os, a
"
10 mas pr
ofundo"
Par Eduardo Kingman Garces
ProfeSOfemvestlgador de RACSO-Eruador
E
xmoistemenen la hta de quiebre preistoria de las ciudadvia a toda ues ur -nbanlzacmn, en el eual una ciudad, per -cibida hasta ese enton ees a la medida del
hombre, comien za a ser vista como dema sia
-do aislada, demasi ado pequefia 0 triste,
"co-mo aldea y no como verdadera ciudad". Bue
-na parte de la litera tur a modernista muestra esta "nosta lgia de fut ur o" 0 "nos talgia de
mundo" que antecede a las tra nsformaci o-nes urbanas.
No pode mos seguir percibien do ese tipn
de nostalgia como mera expresi6n de la i
n-fluencia de valores exter nos. Dbed ecnj, por el contrario, a una busqueda de referentes 0 alternat iva s a un tipo de organizaci6 n de la vida cot idian a que se presentaba como e
sta-ttca y estrecha, a la vez que absorbente. No
respondia unicarnent e a requerimient os e
co-nomicos sino que era el reflejo de as piracio-nes 0 necesidades de otro orden, si se quiere
esp irituale s, como respuesta al denso c1ima
moral de nuesrr cs patses en la pr imera m
i-tad del siglo. Fer nando Cha vez, el pri mer in
-djgenlsta ecuatoriano -mode rnista a su mo
-do- muestra en su libr o de memorias el
pa-pel jugado por los almanaques, los libros y
folle tos, las laminas y descripcione s de ciu
-dades y parajes europeos. en la rcrmacion
de la infan cia en los enos vei nte. Su relate
nos permite ver en que medida esre tipo de
refere nt es Cormaba pa rte de la cotid'anidad, por 10 menus de los sectores medios:
"Mis ojos agrandados por la curiosidad aprendieron a deletrear Paris y Nueva York
antes, mucho antes, que Imbabura 0 E cua-dor. Y es que no hab fa almanaq ues 0 hbros del pais. Los ind ustriales 0 bot tcanos han aprendido mas tarde que el almanaque es un
g-CULTURA Y GLOBAUZACION
,-
.
.
.
~Lo local siempre se
~",:.
h
i!
definido en
relac
ion
a 10 global
,
pero el peso de 10
,
,
globa
l
nunca ha
-"
s
ido tan
a
plast~nte
como ahor
a.
nora ban con el placido gOZD de toda ignorancia. Esa
ig-nor a nc ia 13 aprovec haba
Francia, la que vendfa y
ex-por t aba el latinoam
erica-nismo junto con el polvo de
arr
oz, l
as
a
guas per
f
ume-das y los contajos. Roger et Gallet, Ed Pinau d erannom b r e s conoci dos para los cntcos de mi genera
-cion, conocidos por rep
eti-dos
,
sin mas. En
e
stos d
el-gados grupillos de hojas de
papel satinados, con grabados mediocres, aprendimos que habia una Tor r e Eiffel, que
existfa alga mas que la Hamada "moda" y que esto venia mas alia del mar. de una ti
e-rra de mil agr o que se lla maba la Francia
(....) (36).
(Que es 10 que conducia a esa fuga de 10 nuestro y a una relaci6n ima ginar ia con otras realida des? En 10 que relat a Fernando
Chavez hay todo una simbologia cuyos refe-rentes son sin duda europeos. (Pero que es 10 que rornaba magicos a esos referentes? iDe d6nde provenia la capacidad para per ci-birlos de modo maravilloso, sie ndo como eran enteramente corrientes? eSe trataba en
parte de una virtud de los propios medios (almanaques, revistas y Iibros) y de las tee
-nologlas de la lectura, per o no era al mismo tiempo el resultado de una forma de percibir el mundo, armada a part ir de un habitus. una localida d y una epoca? Y si esto rue asl en el pa sado, lque tipo de vinculos se ar
-man contemporaneamente,
en el contexto de un mundo globalizado?
1.0 que pretendo en este articulo es discutir la rela
-ci6n entre las culturas lo-cales y el lIama do sistema- mundo y dentro
de eso la idea de que los valor es externos se
[image:3.992.29.794.779.1294.2]imponen en nuestras realida des a modo de tabla rasa. 1.0 local siempre se ha definido en relaci6n a 10 global, pero el pesode 10
glo-ba l no ha sido nunca tan aplasta nte como
ahora. to local hacia relaci6n, en el pasado,
a "10 mils atresedc'' 0 , en otros casos, como en Arguedas, a "10 mas profundo'', y tenia que ver, sobre todo, con las comunidades
campesinas e indigen as y con las pequenas
ciudades. Hoy eso "mas profundo'' es visto
como algo en proceso de desaparfcion. La preocupecion por los problemas culturales se ha centrado en las ciudades, algunas de las cuales han pasado a convertirse en me
-ga-ciudades: en su relaci6n con los pr ccesos
69
8
z:
-.~.
-.
~ 13 perife rie y vicever sa. Es-re proceso esta ba guiad o, edemas,por la necesidad de generar una ar mon ia en el desa rrollo de 13 urbe y uncierto control sabr e el e
spa-cia; un equilibr ia interior
expresado en la arquitectu
-ra y una urbanistica or gani-aada a pa rtir de los esp a-cios publicos.
Nada expresaba de me
-jor manera la idea de co nn-nuidad que la morfologia de las ciudades, y un tipo de ar quite ct u r a basada en la
repr oducci6n de siste mas constructivos,
ele-mentos y funcione s, a 10 lar go del tiempo.
'rode esto obedecia a una busqueda de racio-nalidad y orden en el funcionamiento de los espacios , asf como al caracrer artesanal de
los procesos constructivos y la transmisicn de experiencias de generacion en generacinn
a treves de los gremios. Pero respondfa,ade
-mas, a un estilo a sistema de vida mas 0 me
-nos uniforme, reproducido a 10 largo de v
a-rias generaciones, al interior del cual jugaba
un rot impor tante un tipo de organizacion y usa de los espacios. Parte de esta organiza -cion consisrfa en la yuxtaposici6n de 6rdenes
jerarquicos , ya que se trataba de ciudade s
senonates.
•
-,
"
E
xiste
un
a
rel
acion
"
entr
e el
t
arnario de
,
la
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iudades y las
forma
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e
cult
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rcunstancias
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...
,-...." <6
-~..-:;:~'1--..-
.
llp"
.
---..~,.,::",::::.EL TAMANO OE LAS CIUOAOES
globales y con la complej i-zacien de las cultures. No
obstante, ni siquiera hoy 10
global parece estar en con-diciones de dest r uir 10 lo-cal, no solo pm-que consrt -tuye uno de sus anclajes (la "ciudad informacional") si
-no porque todo proceso c
ul-tural tiene su base en pro
-c
esos lo
cales,
a pesar d
e
que esta sujeto a multiplesinfJuencias y hoy mas que
nunca -se desvanezca en el aire''.
Existe una relaci6n entre el tamanc de las
ciudades y las formas de cultura urbana. No
obstante, esra relaci6n, as! como las rormas
de percepcien de la misma, depende de d
i-versas circunstancias hist6ricas. La que no -sotros llamamcs una pequena ciudad -por su traza urbana, por el numero de pobladcr
es-podia haber stdo considerada 10 suficiente -mente gr ande en el siglo XVI 0 en el XVII. EI ta mail:o de una ctudad estaba en fund6n de la topograffa, de las fuenres de agua, de los abastecimientos y la disponibiHdad de genre de ser vicio, asf como de los tie mpos
requeridos para desplazarse de l centro hacia
70
en
o
z:
o
-Ent re ciudad y ciudad se Jevantaban p
o-blados y tambos, ubicados en 10 posible a no
mas de una jornada de camino, con el fin de permit ir el reposo de los viajer cs y facilitar
los intercarnbios. A difere ncia de 10 que
su-cede conte mporaneamente -en el contexto
de las redes inform aciona les- la 16gica co-municaciona l, que garan t izaba la ap
ropia-cion de
l
os
r
ecursos
y dabacontinui
dad
al
os
a
bastecimientos
,
e
sraba arma
da
a
pa
rtir
de
un continu m territorial que incluia a ciud a-des medianas y grandes y simples aldeas.
Se daba de hecho una relaci6n entre el t
e-mana de las ciudades y el tipo de economfa,
de base funda mentalmente agraria y re
gio-nal. La actividad de los gremioa tenia por ba
-se una poblaci6n has ta cierto punto estab le:
la de 1a ciuda d y su entorno aldeano. Las p
o-stbilldades de control de pestes y enfe
rme-dades dependia rambien y mucho, del t ama-no de una ciu da d. Una ciu da d dema si ad o gran de pa saba por dif ic ull ades para ser
abastecida, edemas de que se per dia la "e s-cala humana", y est o tanto en terminos de convivencia como de vigil a nci a de sus
m
tem bros.
Lo contr ario era igualmente pocorentable: los asen ta m ientos exces ivamente
pequenos y dispe r -se s , "a tra sman o", a los que no era posible llegar facilmente, de ahf el pape l de las cebeceras parroquiales y los
pueblos grandes.
EIremano y la ubicaci6n de las ciudades y su influencia sobre la vida social,
es muy relativo. Una ciu dad como Quito estaba 10 s uficien-tem ent e pro
te-gida por la
t
opograffa
CULTURA Y GLOBALIZACION
y conraba con los re cursos nece sa r ins, tanto los de la tierr a como los de 1a industria; su
crecimiento era lento y relativamente a
rm6-nico. Apar entement e, no necesitaria expa
n-dirse mas alia de su matriz coloni al (como
efe cti vament e sucedi6 a 10 largo de vanes
siglos). Quien podia pensar que esa misma ubicaci6n ("Quito esta encerrado ent re m on-tafi as y pr ofundas cafiadas y veda do a cual
-qu ier expansion" aneta un viajero de inicics
del XIX)
p
er fecta
para unaep
oca
,
iba aconst itu ir una traba -desde el punto de vista urbanlstico y de organizacion de la vida
eco-n6m ica y social- en el futuro?
No quiero detener me en los factore s
e
co-n6m ico-soci a les que in fl uy e n en el cre
ci-miento de una ciudad. Se ha dicho 10
sufi-ciente acerca de las relaciones ent r e la dina
-mica del mercado, las modificaciones en el
agro 0 el desa r rollo de una suerte de econ
o-mla urbana y la expans i6n y modem izaci6n
de la s ciuda des; aunque se ha escrito rel
ati-vamente poco acer ca de los cambios en la
cotidianidad y en los imagina r ios. A eso
in-tent aba referirme con mi pregunta acerca
de que es 10 que convier te , en un mome nto dado, en demas iado pequefias a las ciudades.
De hecho su temenc ofrecia algunas ven ra-jas cotidianas (a mas de obedecer del mejor modo a la dinarnica econ6mica de una e
po-cal. Una de las ventajas y quizas la mas i
m-portan te, era la est r ec ha relaci6n con el
campo. La posibilidad de cr uzar la ciudad y
topar se con el campo 0 induso tener el cam -po metido dentro de la ciudad. Se
trat aba, si se quiere, de una ve
n-ta ja relacion- da con el medio
ambiente. Otra veetaja relati
-va pod ia ser la familiarida d
de las relaciones, los e
ncuen-tr os cot idlanos, el sentido de pertenencia. Existe aun una memoria al respecto y al
-guna nostalgia por un pasa
-do aparentemente idilico
en el cual las ciuda des eun
no crecian demasiado,
conservando los espa cios publicos y un am b ie nt e poco deter ior ado.
Perc todo esro, que hoy
muchos anoran, era per
ci-bido como remora 0 como
carga en el pasado, por 10
menos entre ciertas capas
71
Cf)
o
z:
o
u
-8
z:
o
u
-
72
CULTURA Y GLOBALIZACION
tnretectuates. Pablo Palacio escribia con sor
-na acerea del "campo a un pasito de la ciu
-dad". lgualmente se referfa a 13 suciedad de
las calles y za guanes de Quito y a su media
demasiado esrrecho. Otros autores, sabre to-de viajeros, hablaban del caracter remota de
ese tipo de ciudades 0 de su imagen enclaus
-trada, de su car acter estrecho y provinciano.
Esta "nosta lgia de futuro" no cbedecta solo a requerimientos materiale s sino a necesida -des de vida. Se trataba, en eete case, de una
busqueda de las ventajas que la cultura
c
r
re-ce para la construcci6n de una vida moder-na. Lograrte era mucho mas factible en los
puertos que en las ciudades del interior, tan
-to por la dinamica del mer cado como por 13
men
or
dep endencia con respecto arelacio
-nes
s
enor
t
ales
.
Es cierto que como cont r apartida no
f
al
r
a
-ba n los que miraban con rec elo cualquie r
cambio y se convert Ian en guardianes del pa
-sado. Se da n en todas y cada una de las ciu
-dades momentos de rupt ur a en un tipo de d
e-sar rollo urba no aparentemente homogenec,
10 que provoca una secuela de cambios en la
cotidianida d y en las cultu r es. Todo esto se
e
xpre
sa
eni
m
ag
e
n
es
c
on trap
ue
stas,
como sicada ciudad abarcara var ias ciudades a! m
is-mo tiempo. Lo que resulta diffcil ubicar son
los
m
eme
ntos
de esa s rupturas, ya que no seproducen en
uno
s c
uanros
aiios sino a 10 l ar-go de vanes decades y generaciones.Hasta aquf me he refer ido sobr e todo a las
primeras expresiones de ta modernidad y a las pri mera s for mas de expans ion urban a.
Pero que es 10 que sucede ahora, bacia fines
del seg undo milenio, en el
co
ntexte
de unmundo cr ecienteme nte globalizado?
MODERN lOAD Y SOCIEOAO
En uno de los textos
ctas
icos
de lasoc
l
oto
-gfa urbana, Louis Wirth par te del criterio de
que "el rasgo distintivo del modo de vida del homb r e moder no es su concentraci6n en gt
-gentes conglom era dos alrededor de los cua
-les
s
e
apiiian centrosm
enores
.
y de loscua-les irra dian las ideas y pra ctlca s que s
ole-mcs
lIamar civilizaci6n". No obstantesu
con-vencimie nto can respecto a la urbanizacion
del mundo,el autor reconoce la extstenc ta de
for mas premoder na s 0 pre urbanas al inte
-rior de las propias ciudad es . "Como la
ctu
-da d
e
s
resultado de uncr
ecimiento
y no deuna creaci6n esponranea, puede espera rse
que las influencias que ejercen sobre los mo.
dos de vida no logren extmguir complete
-mente las
forme
s
deasoctacion
humana queantes predominaron". A pesar de esta e
spe-cie de mundos en tr ansici6n, 10 cier to es que
asistiriamos a una urbanizac ien planetaria.
Siguie ndo esta perspectiva de analisis, la
urbanizaci6n no constituirfa unicamente un
fen6meno espacial sino alga mas amplio , una
especie de tendencia general de
car
ac
rer
so-cial y cult ural, un "modo de vida" que inclu
i-ria tanto a la ciudad como al campo. Esta
tendencia se verfa acrecentada contemp
ora-neamente debido a la ampliaci6n del inter
-cambio, el desarrollo de los medios de trans
-porte, 1a Influencta creciente de las tecn
olo-gia s de la info rmaci6n y la
cut
r
ura
de masas.En los Andes la urbanizaci6n no puede
m
e-dirs e unicamente en termi nos de modem
i-dad ya que supone una dtalecrica permanen
-te con 10 que se asume como su opuesto: 10
no ur bane, 10 no mcdemo. Si bien contamos
con ctudades gra ndes, y retauvamente gran
-des,
e
stes
no resp onden a plenitud a 10 queOccidente ent iende por "10 mode rno" e inclu
-so por "10
u
rbane".
Buena parte dees
tas
cru
-dades han cr eci do co mo res u lta do de los
cambios agrarios, 0 como efecto de catas
rro-fes naturales, la violencia 0 el ha mbre, ames
que como efecto de la industrializaci6n. Y al
-go parecido sucede en el caso de las c
iuda-des intermedias y de las pequeiias ciudades
y poblados surgidas en zonas de frontera. De
hecho tampoco nuestra modernidad se pa
re-ce al modelo
ct
as
tco
:
implica una relaci6n(juego, negociaci6n) muy fuerte con 10 no
moder no.
Si concebim os la urbanizaci6n como "m
o-do de vida" podr iamos ver en que medida Sf
ha ampliado su radio de influe ncia . EI domi
nio de los estados nacionales sobre el territo
rio ha dejado de ser esporadice, y de algur
modo imaginario; atin los lugares mas rem
o-tos han sido "descub iertos para la Nee.on" y
vtn
cuta
do
s
a ella at
reves
del inter ca mbio,los sist emas de transporte y de comuruca
cio-nes. Los indices de alfabeti smo han pasado
del treinta por ciento en los aiios cinc uenta
al setenta y ochenta por ciento en los noven
-ta, convir tiendose la escuela en uno de los
principalcs recursos civilizatorios . Casi
ta
to-talidad de las culturas loca les, ca mpesinas e
indfgenas que en el pasado reciente manre
-nian un cierto nivel de autono mla can re s-pectc a las cultu r e s nacio nal es -a unq ue a
ca li d a d de "r e
-servas andinas" (Piel, 1996) 0 selvaticas-hoy
han sido incorporadas. unas mas y ot ra s me
-nos, a la dinarnica de la modernizaci6n; pero
sin que eso signifique necesariam ente
ads-cribirse a sus supuestos beneficios.
Si pensamos en 10 que esta sucediendc a
c-tualm ent e con la Amazonia pod r famo s ob
-serva r las conse cuenc ia s de la dome
stica-ci6n y desrrucc tcn del medio natural y con
ello de una ga ma muy rica de posibilidades
de organizacion de la vida social y de las r
e-lacione s humanas, como resultado de la am
-pliaci6n de los requer imientos de vida urba
-nos y de explotaci6n de recursos. El sistema
escola r y los mass media nos han acercado
al mundo pero a costa de
e
jercer
diversosti-pos de violencia simb6lica en cont ra de las
culturas indfgena s,contr ibuyendo a la
elimi-nacton de infinidad de lenguas, siste ma s de
representaci6n y formes de vida. La dinami
-ca de la urbanizaci6n y de la globalizaci6n
conduce ados posic ione s aparentem ente
contradictorias per o que forman parte de la
misma moneda: por un lado, la tendencia a
avasallarlo todo y, por otro la do, la lam
enta-ci6n por 10 destruido.
Los latinoamericanos, y de modo particu
-lar los andinos, no solo sopor ta mos las s
e-cuelas de la urbanizaci6n, sino toda la
pro-blematica del subdesar rollo. Esto hace de al
-gun modo distinta la urbanizacion en el t
er-cer mundo y ha conducido a situaciones
co-mo las que siguen:
• Deterior o del medio ambiente en la s
areas influidas por la ciudad, en eseala
ere-. ere-.
"
ciente.
• Migraci6n masiva y el deterior o de los
asentamientos de base rural.
• Cr eci miento desordenado y la for ma
-ci6n de barriadas y villas miseria.
• Agudizacien de la pobreza.
• Constit ucion de fr onteras sociales y e
t-niea s al interior de las ciudades.
• Violencia e intolerancia cotidianas.
• Deterioro de la esfera publica y la tm
-posibilidad de la polys.
• Perdida de racionalidad en el manejo de
la urbe.
URBANIZACION Y CIUDADANIA
Se podr ia
a
rgumentar
que el problema noIlene que ver tanto con Ia urbanizaci6n como
con las condiciones bajo las cuales esta -e
produce, 10 cual es en parte cierto. Si mira
-mos asi las cosas podriamos hablar incluso
de posib les ventajas en terminos de cons
-truccien de ciudadania y de racionahzacion
de las rela ciones sociale s. De hecho, se ha
dado el paso de un tipo de com unida des y
cultura s loca le s re lativa m en t e
"ho
moge
-neas", pero desvin culadas entre 51, a la co
ns-tituci6n de un conjunto heterogeneo de s
ec-tere s sociales agrupados en torno a espacios
concent r a dos y a redes comuntcactonales.
Estos grupos encontrarfan en la s urbes la
pos ib ilida d de encont r a rse. imbrrcars e y,
tambien, de mostrar sus diferencias y, en
determinadas circunstancias, su conflictivi
-dad. Algo semejante se die en el Chicago de
los anos treinta, estudiado por Wirth, debido
en
o
z:
o
V
-(/)
o
z:
o
u
-
74
CULTURA Y GLOBALIZACION
a la presencia de migrantes venidos de todas partes, obligados a convivir con gentes de dtstintos orfgenes y a jugar diversidad de
ro-les. La urbanlzacion podria constttutr una condtcton fa vorable al reccnocun iento de la diferencia y el desarrollo de 1a rcleraucia
da-da la infinidad de vinculos y relaciones a las que se ven sujetos los individuos. Ademas de
que en 1a ciudad los poderes se encuentr an mucho mas concentrados y, en primer lugar,
el poder que se dc riva de la informaci6n. La
ciudad constituye, en este sentido, un campo
de aprendizaje. No debemos extrafiarnos de que la s centrales indigenas y campesinas
rienden a ubicarse en ciudades y
principal-mente en las capitales nacionales y
provin-dales.
En el caso de nuestros pafses la propia n
o-cton de ciudad anja se ha vista enriquecida
can la -andinizacion de las ciudades". La reo ronca de la diversidad ha sido incorporada al
discurso ciudadano y en pr imer lugar al dis
-curse mun ici pal; peru no slempre se ha esta
-do en condiciones de conj ugar esa ret6rica can practicas dtstiruas. La construcci6n de ciudadania en la zona andina supone romper con una carga mconscienre de intolerancia y
apar theid arr.rada en la lar ga duraci6n, que sale a note en cualquier circuns tancia y que sirve de base a nuest ra violencia cotidiana.
La ciudadanfa rea l, st es que realmente l lega-ra a construirse, estarfa dirigida tanto al reo conocimiento de los individuos como per so-nas, al igual que en el model o claslco eu ro-pea, como a la aceptacicn de pueblos, grupos
y culturas diversus, en igualdad de cond icio-nes . A diferencia de las pe rcepcio nes clast-cas con respecto a la constitucion de ciud
a-dania, aquf el reconoctrmenro como persona
pasa, en la mayoria de los casas, por el reco-nocimien to como grupo.
De acuerdo a 10 seftaladc se podrfa, in
clu-so, hac er un punreo de las ventajas que la
ciudad conte mpora nea podrfa ofrecer a sus
hab itame s:
• La ruptura de los antiguos mecanismos
de control social basados en un sistema de valores y jerarquias relativamente fijos.
• La ampliaci6n de las formas de accesc a experiencias de distinto tipo. Se trat a de una
inmensa circulaci6n de producros, imagenes e informaci6n cultural de orfgenes divers os,
que pone en ent re dicho cualq uier
adscrip-ci6n a identidade s fija s.
• La posibilidad de construir formas de existencia ciudadanas basadas en el respeto de las diferencias, solo parecerfa factible en el espacio abierto de las ciudades en donde
los indiv iduos se yen obligados a mantener
multiples relaciones y a jugar roles diversos.
• La posibilidad contraria de que estes reo
lacione s y vinculos diversos no conduzcan a nada, ni construyan ciudadania ni provoquen encuentros, sino par el contrario intolerancia
y formas violentas de rescluctcn de las dife
-rencras.
Nosotros sabemos que muchas de estas
perspectivas sociales y culturales no ven
-drt an dadas tanto par la expansion de las ciu
-da des como pur Ius cambios en la culrura po-Utica y en las relaciones de poder.
La ciudad de la pri mera mitad de este
si-glo as umia la civilizaci6n como for ma de d is-tincion -como afirmaci6n del mundo blanco-mestizo via incorporaci6n a los valores
"mo-de rnos"·, permitiendo por un buen tiempo. a
parti r de la segregaci6n, la reproducci6n de las cult uras indfgenas y chnlas, como cultu-ras ba sta cterto punta separadas. La escala de las transfor maciones tecnologt cas en el
pasado fue posible rnente mucho mas acorde con la reproducci6n del medio-ambiente y de las culturas, aunque en calidad de
La ciudad de fin de milenio asume la civ
i-Iizacton bajo cr ite rios aparentemente distin -tcs, dando lugar inclusn al discurso de la di-ferenda. Y esto en la medida en que intenta gener ar cond iciones para un consumo gene -ralizado de mercancias y un acceso mucho mas abierto a las posibilidades que crrece el mercado. Un momenrc de quiebre en esre
p
ro
ces
c ha
s
ido
e
l de
sa rrollo
de
me
dias y
tecnologfa s aud io-vis ua le s a partir de las
cua tes ha sid o posible armar un fabuloso mercado virtual al alcance aun de los mas pobres de America Latina.
LOS CIRCUITOS
INTERNACIONALES
5i de s d e los grandes
cent ros econ6micos y cul
-tura les del planeta existe una aceptacinn de la di
-versidad y una poltttca de incorpor aci6n de machos de sus ele me ntos -como recurso de
me
rcad
o
,
pero tambien como en riqu eci-miento de su propio capi
-tal sim b6 lico-, desde la perifer ie se desarrol lan
estrategias de incorpora -cion a esos circuitos in-ter na ciona les de ert e, ar
-tesan fas, 0 stmple me n re valor es, sea bajo la s f or-mas de 10 marginal 0 de 10 exoticc 0 bajc el discur so
mas
ccntemporaneo
de 10diverso. "No debe cree rse que el mult
ieultu-ralismo
y
los nuevo sprocesos
de intermedia-cion que este ha engend rado tratan solo de la diversidad y de la expansion de la sociedad civil. EI fact oreconomtco
es una parte fun -damen ta l dela negociacion
de la diversidad"(Yudice, 1996: 101). De acuer do a Yudice, el discu r so de la diversidad en los Estados Uni
-des "conc ilia la actual hegemonia del multi
-cult uralismo en esferas educacionales, art fs-ticas, empresariales , y 'p rogres istas ' con la cr eencia de que 'America' ofrece un lideraz -go no solo econ6m ico sino tam bien cult ura l como 'Ia primera socie da d verdaderamente multi cultu r al del mundo'" (Yudic e, 1996:
101).
Es posible que este cons umo -de caracter en buena medida virtual- este dando paso a
CULTURA Y GLOBALIZACION
una mezcla -no necesartamente hfbr ida- de elementos
v
enidos
de todas partes, perc los nuevos niveles de incorporaci6n al mundo de las mercancfas no van a conduci r de por sl a 1aconstrucci6n de ciudadania.En Amer ica Latina asistimos al proceso de formaci6n de grandes ciudades y aun mega -ciudades, asi como la incnrporacion a redes de relaci6n transnacionalizada s. Al mism o tiem po,
asisnrnos
a la constituci6n de s ecto-resy
grupos sociales urbanoshererogeneos
,
sujetos a una dinamica de vida desconocida hasta ahora, por sus rltmos, las formas como constituyen sus identidades, el tipo de rela-ciones que establecen con las modernas tee -nologias .Hoy resulta imp o sib le recorrer los espacios de muchas ciuda d es Iattn
oa-merrcenas.
Al crece ry
re -ncvarse, modificando sususos, se
han torn adot
rr
eco-nocibles. EI tamenc de las ciudades hace diflciles los desp lazam ient os dia rios y su perc epci6n como un t o-do. Los hombres se ven s u-jetos, de manera creciente, a rutinas que les acercan auno
s
lugares y les alejan deotros y a la unltaecton de esquemas 0 mapas
menta-les que prefiguran su s re -cor r idos. En esos esquemas
entran en juego las diver
-sas formas de percepcion
social y los habitos i ncorpo-rados. De igual modo se diluye la idea de un centro unico y se da lugar a la formaci6n de
va r ies centralidades. Esa s cenlralidades e s-tan armadas en torno a nuevos httos y refe-rentes de vida. Un ejemplo de esto son los "malls",
espac
i
os
cerrados en donde de algu-na manera se intenta privatiaar la esrera pu-blica y ponerla en funci6n del mercado y que
ejercen una especie de fascinaci6n entre consumidores pertenecientes a diversos es -tratos sociales . Ot ro ejemplo son los con jun-tos residenciales de los sectores altos y
me-dlos, concebidos com o espaci os "segu ros", separ ados de la ciudad en su conjunto.
ESPACIO. CULTURA Y POUTICA
Es dificil definir 10 que se entiende
con-temporanemente pur culture. De hecho la
75
<f)
o
z:
o
u
-CULTURA Y GLOBALIZACION
guen funciona ndo (y definiendose a partir de
sistemas cada vez mas globalizados), ya que
de su gr ado de sofistica ci6n depende en gran parte la distind 6n entre los antiguos pusee -dores de capital simbdlicc y los "recien ll e-gados", existen, de heche, otros cana les de
diferendaci6n y ascenso social. Estes ya no
pasan por 10 que mal o bien se ha entendido por cultur a sino pa r la mayor 0 menor c
apa-cida d de accesc a un "estilc in terna cional"
altamente consumista (de 10 que hacen uso,
sobre todo, las capas recten incor poradas al
poder econ6m ico por medics no necesaria
-mente re gulare s co mo
el
na
rcor raftco,
elcontra bando y el asalto de los recursos
esta
-tales).En cuantc a las culturas populares, se da sin duda una incorporaci6n a
v
a
lo
res m
oder-nos, principalmen te via mass-media y comoresultado de la partidpad6n
en una
d
inamica
econ6micacon base en el
m
e
r
cado,
as! como en el consu mo dep
ro-ductos cultu rales
m
asivos:
pero ni la producd 6n cul
tu-ral anterior ha side desplaza
-da
com
ple
t
amente
,
n
i
la in-,. corpora ci 6n a la cultura de
masas se produ ce de modo
necesariamente pasivo.
Actua lme nte resu lta cada vez mas complejo dif eren-d ar ent re alta cultura, cultu
-ra popula r y cultura de ma
-sas y evad irs e a sus multi
-ples infl uenci as . Gran parte
de los productos culru rales conte mporaneos (tanto en musica , artes plast icas , como en ar
-resan las) responden a influencias proven
ien-res de todas partes . Es cada vez mas diffcil concebir movimientos cultur ates de impor
-tancia, en el primero, el segundo, 0 el tercer
mundo, sin una incorporacion de elementos provenientes de otras lat it udes, 0, st se qule
-re, rran sterritorializados . Esto se puede co rn-probar tanto en los casos del rock europeo y
nortea me r iean o como en el del rock latino. Los mass -media, como los principales
di-fuscres de cult ura con tempora neos, nos
50-meren a una oferta cultur al indiscri mina da,
de calfdad y de origen diver se. A difer encia
de 10 que sucedfa en el pasado, esra oferta se encu entra dirig ida a un publico indeterrnin a
-do y no a una erase 0 sector social en part i cu-tar. La posibilidad de elegir en medic de ella depende de la propia capacidad de apropia
-Lo lo
cal
puede s
er
utiliz
ado
c
omo
_
recurso frente a la
h
omogeneizaci6n,
pero tarnblen
c
omo
i
nstrumento
_, . , f , _ . "
raclsta contra
.;:,'.
·
otra
s
cultur
as
cultura ha sido concebida siempre como un
r
e
n
omen
o
urbane,p
or
10m
eno
s e
n
O
ec
id
e
n
-teoEl resto ha sido desvalorizado 0 incor p
o-rado al registro museografico a modo de su b-cultu ra 0 proto-culture. 1.0 contradictorio es
que buena parte de los procesos de innova
-ci6
n
en ar
te
s
pl
a
st
ica
s,
li
tera
t
ura
,
m
u
si
ca ,
que se han dado en el primer mundo en este
slglo, han tenido que ver con un dialogo ma s
o menos pr ofunda con culturas, por 10 gen
e-ra l poco modernas y poco urba nas, del ter cer
mundo y del propio pasad o europeo.
La Ilamada alta cultura una vez que ha si
-do con verrld a en privativa de una clase y
desvinculada de sus ongcnes, ha pretendido diferenciarse con respecro a las manifesta -ciones de la cultura popular y de la cultura local. Un fen6mcno de este tipo se produjo
ya en los siglos xvrr y XVIII,en Europa, con
la co
ns
ntucton
de unac
ul-tura cor tesana"Inr
er
n
acio-nal" separad a de los enter-nos locales,
cuy
os
c6digos regia n tanto pa ra Versa-Hes, como para las cortes
de San Peter sburgo, Espa -na, 0 los virreyanatos c
olo-niales. parad ojica mente,
hoy, al inte rior de los p
af-ses europeos, existen mo
-vimie nt os orienta dos a _.
reasumi r elementos cultu
-rates locales como base de una tra dici6n nacional 0 regional. Lo loc a l pue de
ser utilizado, y esta siendo
utilizado como recurso frente a la hom
oge-neizacion.... pero tarnbien como Instru mento
raci sta contra las cultu ras de los migrantes.
Al in terior de nue stros grupos de poder
unicamente capas muy pequenas de intel
ec-tuales estu vie ron en condici one s de dist in-guir en el pasa do, cultura de simple ornate .
En term mos de Norber t Elia s podrfa decirse
ademas que estos gr upos confundieron cultu
-ra con civilizacicn y con procesos civiliza
to-nos. Lo que incorporaron de Europa, por 10
menos en los Ande s, estuvo mas relacionado con la asimilaci6n de estilos de vida que con
elementos orientados a Ia producci6n de cut-tura, y menos aun de una cultura nacional , A
estc hay que sumar el pr ofu ndo desp r e d o
hacia las ma nifestadon es de las cultur es in
-digenas y cholas, 0 hacia las culturas del in
-terior (como son los casos de Lima y Quito).
Aunque los codigos de la cultura elitista si
-76
8
z:
o
v
-CULTURA Y GLOBALIZACION
cion e
i
n
corpo
ra
cien de e
sos
e
lementos
cul-turales , fragmentados y disperses, a la pr o -pia red de significados; cosa que posible men -te se vuelve ca rl a vez
m
as
complejo en lasc
ond
i
cio
n
es a
ctuales
de
d
esar rollo
tecn
o16g
i
-co.
Se ha dicho que 10 mas generalizado en nuestros paises es hoy el azar y la practica del "zappeo", la asimilaci6n de elemen tos cult ur a les externos, 10 que conducirfa a la perdida de las prop ias ide nt id ade s . Exi s te una especie de recelo acerca de los efectos de la globahzacion sabre las culturas locales,
o
\0que
e
s
10m
i
s
mo
,
mu
y
poca con
fianza
en
las potencialidades de la vida social. Con esto se olvida, edemas. la ligaznn ent re cultura y pnlitica- la posibilidad de que bajo dete rm i-nadas circunstancias,las propias formas cul -tural es se ye an potenciadas, aunq ue ruese momentaneament e, como sucedie en Quito el 5 de rebrer o del 97,cuando se reconstituye, a partir de las acciones populates, el sentido de 10 pub lico, 0 como ha venido sucediendo, a mayor escala, a raiz de 10 de Chiapas. Algo de esto fue analizadc por Marshall Bergman en retacton a Sa n Petersburgo. al com parar la moder nizacion desde ar r iba orientada por los zares y la nobleza con la modernidad im -pulsada desde abajo.
Ha sta que punto los procesos cultur ales contemporaneos han conducido a una perdi
-da de este sentido de 10 publi co ? La tele v
i-si6n nos devuelve una imagen distorsionada de la escena publica. Nos satura de informa-cion (cada vez mas cer cana a la publicidad) y nos fabrica la ilusi6n de totalidad (de una mi -rada puesta sobre Ja ciudad en su conjuntc,0
de una apropiacien del mundo desde la pan -talla). Pero lejos de comprometernos con los hechos de su na r rativa, tiende a insens ibili-zarnos Crente a los mismos. Y en cuanto a la ciudad, existe un sin-sentido 0 una irraciona
-lidad "planificada''. De heche nuestras ciuda -des se caracterizan por un irrespeto por el
medio-ambiente -que Cor m a parte importan
-te de 10 publico, aspecto que los urba nistas generalme nte olividamos- y una confusion de 10 publico con los tntereses prlvad os (un uso especulativo de la ciudad). Se conf und e mejor a mi en to de los espacios -pa rrtcul a r-ment e de los que gua r dan un nivel de centra
-lidad- con expulsion de los usuaries popu la-res, cuan do no con privatizaci6n de los espa
-cios. Los centros hist6r icos hace mucho ha
-brian side derrocados de no haber side obje -tos de una renta exigua y ser re vitalizados a partir de los usos populates. Existe una espe
-cie de obsesi6n decimon6nica por ordenar y "rescatar los espacios'', impi diendo la libre presencia al interior de ellos. Algo asf como un temor al "Ienguaje de la plaza publica" que ha pasadn a formar pa rt e de nue stra vi
-77
(f)
o
z:
o
u
-8
z:
o
u
-
78
CULTURA Y GLOBALIZACION
da cotidiana y de nuestra culture politica. A
esto se suman las vias y plazas destinadas a la ctrcutac ton vehicular 0 los no-e spacios de
los aeropuertos y las salas de espera, en don
-de 10 publico ha sido alte radc.
Esto no signifiea que el usa social de los
es
pacios
v
aya a e
lim
i
nar
s
e. M
uchas c
alles,
parques y plazas conser van \a vitalidad de 10 pliblico, aunque eate n deterior ados, sean am
-bientalmente pobres y se ubiquen en la
peri-fer ie. Un ejemplo,en este sentido, es el papel que juegan las canchas de rutbot barriales,
alrededor de las cuates se constituye un ripo de sociabilidad popular; 0 las Jigas como re-curse a part ir del cual se arman redes de r
e-l
e
eto
n i
nter
-
parroqu
iales
e
i
nter
-bar
ri
ales.
Alga parecido continua reproduciendcse en
relacion a la religiosidad popula r, con las v
ir-genes y santcs barriales y la santeria propia
de un grupn familiar 0 de una comunidad de
migrantes. Si se afir ma con just eza que la ciudad es un espacio comunicacional, se ha comenzado a perder de vista este tipo de flu
-jos de relaci6n, pre vios a la era de los medias
infor macionales.
La observaci6n etn ografica perm ite evt
-denciar 1.1 reproduccien de formas de s
ocia-bilidad diferenciadas en las barriadas. Buena
parte de su poblaci6n tle ne vinculaci ones
mas 0 menos recientes can el medio rural, Y
e
sr
a
su
jeta
a experiencias de ese tipo; enotroa casos se tr ata de estrategias urba na s
rrente a la pobreza Yla mseguridad; pero 1.1 bar ria da (Ilamese suburb io, tugurie, barrio
perife rtco) constituye, a su vez, una tec nolo-gta de manejo de la poblaci6n y organizaci6n
de la vida social.
Por un lade, existe una btlsqueda cultural,
FINAL
•
Hastahaca cincuenta, cuarenta alios,era pe
st-ble reccnocer dos vertientes mas 0 manns claras
enIa constituci6n de lasccjures anlos Andes:10
andino y 10 hispano. Yno solo en el campo sino en buena parte de lasciudades.Haca 1950Jose
Marla Arguedas expresaba su preocupaciOn por 1.1 forma como las culturas del interiOr come nza
-ban a oescomponersa como resultado del de
sa-rrollo de los medics de transporte que romplan con elantiguo aislamiento que habra sarvido de
base a su reproducci6n. No olvidemos que para
ega epoca1.1 radio, el cine, 1.1 prensa, ra Ideratura
de difusi6n, apenas habran comenzado a difun
-dirse en las ciudades y que grandes capas de la
descrita pa r Matos Mar hace algun tiempo
en term mos de "desborde popular", e xplica-ble en parte como una respuesta armada en
el largo pla za rrente a las coacciones del e
n-tiguo mundo seiiorial. Una especie de incon
s-ciente colectivo dirigido a escapar de "la mi
-ra da del centro" y a vtvtr "de modo separa
-do".
Pero,
poro
tro
lado, se trata de una 16gi-ca impuesta por 1.1 ciudad, 0 desde la
guber-nabilidad, orientada a la constituci6n de esos
espacios separados. Una 16gica relativamen
-te recie nte, asumida de modo discont inuo,
organizada par rezones de "seguridad ciuda
-dana",de la cual no es ajena el racismo.
La discusi6n ace r ca de las relaciones en
-tre espacio y cultur a,espacio y politica, p lan-teada en el siglo XIX par Weber y retomada por la Escuela de Sociologia Urbana de Chi-cago y par el propio Wirth, mant iene su v
i-gencia. Y esto
ann
en el case de que se hagarefere ncia al ciber-espacio a a los no-espa
-c
tos
de los supermercados, los aeropuertos 0las autopistas. Contemporanearnen te la idea
de espa cio publico ha sido retomada en el contexte de las definiciones sobre ciudada
-nia. Y no es que una discusi6n de este tipo so
-lo podrla tener sentido dentro de conglome
-rados ur banos mas 0 menos grandes, en las ciudades y no en el campo, sino que las
cru
-da des constituyen -en termtnos de Bra udel-una caja de rescnancla;algo as! como un am-plificador de las relaciones sociales. No hay
que olvidar, en todo caso, que buena part e de
los proble mas en dis cus i6n en relaci6n a 1.1 ciudad anla en America Latina, y en los An
-des, tienen un or igen en
e1
campo antes queen 18 ciudad.
poblaci6n ruralnotenIan praeticamenle
a
ccesc
aeao
.
Es Justamenta enesaeooca
cuando un gru-po de estuoosos, entre los que se encontraba el
propio Arguedas, desarrollan un apasionado re
-gislro orienlado .11 rescate de los elementos de las culturas andinas, de su memoria oral yde su
rltualidad, "en vias de desaparici6n", unoe 15 afics mas tarde, en 1966, el mismo Arguedas sa
reterfa a "las gigantescas empresas diStrib
uido-ras de materialesdestinados a 1.1 estandarizaci6n
de la mentalidad". Estas habfan ganado clienlela
en las cludao as t-eses urbes repenlinas"), pern su accl6n "colonlzadora" se topaba con 131d
es-concierto, a 1.1 vez que 1.1 resistencia de los "alu -viones humanos de origen campesino". Lo and
de exp resen (como las radios para ladifosi6n de
su musical y hacen de elias "campos de ncna in
-teree' . (Arguedas 1975: 187).
En erconte xto de los ultimos enos los cambioa
culturales sa han hecho aun mas profundos, y
aunqueyanadie ee atrevena a afirmar Que estes
vayan en Ia lineade ta aculturaci6n, no sa cuece
perder de vista Ia dimension de esas t
ransforma-clones.
Asr. 91 problemaya no es tanto Ia mercaonuza
-cion de laproducci6n culturallndigana ymesnza .
y ercambo que eeic supone en los significados
-como te ccove reeo de buena parte de los anti
-guos prccuctoree colturales en ccnsumtoores de
beoes cenereu os por la industria cultural globa
li-zaca.
Claro que en matena cultural
re
oa
va en una sola ereccen.La prcpia histone de Ie humanidadesta
seoa
de procesos de barbarie, rnai llamadoscivilizatorios; pero es igualmente rica en procesos
en sentido contrario. Actualmente as isti mos en
America Latina a una mezcla, meslizaje 0 ua
os-culturacion cultural, que uene como escsnario
principal las cucaoes y que sa base en la inccr-ooraclon de erementos venoos de tcdas partes,
en una matru que no deja de ser por eso propta, La muska andina sa ha contsmoaoo, con ta t
ro-pical 0 con elementos de re tecnc-musrce. pero no ha sescc de ese modo enriquecida? No esta en conoccnes de expresa r de mejor manera un
mundo que es lundamentalmente urbano, V en donde sa han producido importan tes cameos en
las relaciones scctares Vde genero, en las
estroc-turas alectivas Ven la subjetivida d? Y algo pa
re-cido sucede con la cultura del espectaculo e
In-cluso con eflipo de uso que se hace de losm
ass-media. "A una producclOn racionalizada, tan e x-panslonista como cenlralizada, ruidosa Ves
p&Cla-cular, corresponde otra produccion, cali/icaM de
'consumo': esla es astuta, sa encuentra dispersa pero se insinua en todas partes, silenclosa Vcasi
invisible, pues no se selial a con produetos p
ro-pies sino en las maneras de emplear los pr oduc-tos Impuestos por elorde fl aconomlco dominante"
(De Certau, 1996: XLIII).
Lo que opera Va ha operado slempre, a nivel cotidiano: es un tipo de bric oi age. El arm ars e
imagenes-mundo a partir de lragmentos, tornados de todas partes. Solo que en el "pensamiento sal -vaje" esos Iragmentos encontraban una racio
na1i-dad al inte rior de un sistema mitiCo relativamente estable y prolundamente coherente, mienlras que
hoy, en las selvas de cemento, "lodo 10 s61ido se
CULTURA Y GLOBALIZACION
cesva neca en elaire".
Perc 10 mas Interesante ahora. no es, a mi
cr
t-teno. al prcfunotzar score este proceso de forma
-con de culturas hfbno as, sino analear-a partir de
un nuevo tipode etncqrana- en que madida en e!
contexte contempcranec de "sobre-oterta" cultu -ral V ce ceceme saturaclon da los espacics de vid a, se cese rrouan estrateqtas de "evasion",
"desvlo", "doble domidlio", "escamoteo", "p roduc-cion marginar, "movimientos invisiblas".
La dinamica contemocranea imp rime cambios
ccnstar
ees
en Ia cctioanicad. Estos cambios con -, ducen a la adopclon de 10 que se ha dado en lIa-mar ta
-
mcoe
rr
ac
ac-.
perc que mas bien dabaasumrse como una 'nomsr taaccn del monee c ul-torar , como esimnac c n de c6digos cullurales di -versos (V en rnucno contradctonos): -s r cruce de repertories multiples y te utijzaclcn obligada de vias de comuntcectc n hetercqeneas" (Ga rcia
Canclini, 1989: 92).
Esta 'frc ntertaactcn" hace mas pequelias a nuesiras
cc
caces:
las converts en aldeas. sobretcoc a Ie vista de las generaciones mas jovenes. Y eeie sentirmente as aun mas fuert e que en el
paseoc. ya que compete a amplios eecioee so
-cares y no
ur
acameote
a capas mtelectuales 0 Ciaelile. Es dificil enlender estc cuanoc nos vemos
«eenc e en un movimiento de expansion V reno-veclon urbana, y cuando se ha ceserrcaaoo toea una rerorce en tomo a la lnsercicn de nuesnos parses en la globalizaci6n.
Lo que hoy hace peqc etiae a mucnas de nues-tras cneecee es la ausencia de un ambiente cos-mopo lite. Se incrementa la violencia y la intol e-rancia; se profundizan los contrastes y la b usque-da de soluciones poliCiales a problemas de orden social. Y en medio de la urbanizacion hay una de
-surbanizacion de buena parte de sus espacios.
BIBLIOGRAFIA
- Hannerz, UII, Exploracion de la ciudad, Fondo de Cultura Economica, Madrid. 1993
- Yudice, George, "Ef impacto cultural del
Tratado de Libre Come rcio" , en Cu lturas en Globalizacion (Neslor Garcia Canclini, compi -lador), Nueva Sociedad, Caracas, 1996
- Ga rcia Canclini, Nes tor, "Posmodernidad
Latinoamericana, Cuadernos Hispanoamericanos No. 463, Madrid, 1989
79
(/)