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Conocimiento sobre hipertensión arterial y práctica de autocuidado programa adulto mayor

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Academic year: 2020

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(1)

A

Br. Díaz Saldaña, Milagros Magdalena. Br. Infante Sánchez, Edwind Henry.

AUTORES:

Trujillo, Perú 2020

UNIVERSIDAD NACIONAL DE TRUJILLO

FACULTAD DE ENFERMERÍA

ESCUELA PROFESIONAL DE ENFERMERÍA

TESIS

PARA OPTAR EL TITULO PROFESIONAL DE: LICENCIADA(O) EN ENFERMERIA

Conocimiento sobre hipertensión arterial y práctica de

autocuidado - programa adulto mayor.

(2)

ii

DEDICATORIA

A Dios con amor y gratitud por darme la fortaleza ante las

adversidades, por la vida, salud y sabiduría. A mis padres

por todo el apoyo brindado en mi vida profesional. Mamá,

gracias por estar a mi lado, por tu soporte moral y

entusiasmo que me brindaste para seguir adelante

en mis propósitos y a ti papá por compartir tus

experiencias, conocimientos, consejos.

Milagros Díaz Saldaña

A Dios por ser mi guía en cada paso que doy, por darme

la vida, la sabiduría en mis estudios y sobre todo por

darme una familia unida, que están a mi lado

brindándome su apoyo y consejos para hacer de mí una

mejor persona. Por impulsarme con valor y amor para

tomar decisiones, por los sacrificios que juntos hemos

pasado.

(3)

AGRADECIMIENTO

A la Dra. Delly Sagástegui Lescano,

asesora de nuestra tesis, quien nos

brindó su apoyo y sus conocimientos para

la realización de la presente

investigación.

A los usuarios del Programa Adulto mayor del

centro de salud Ciudad de Dios, quienes nos

abrieron sus puertas, brindándonos la

confianza y consideración para poder hacer

realidad esta tesis.

A nuestros maestros, por el tiempo,

esfuerzo, dedicación y por transmitir sus

conocimientos para nuestra formación

profesional.

(4)

INDICE

RESUMEN………...v

ABSTRACT……….vi

I. INTRODUCCIÓN... 1

II. MATERIAL Y MÉTODO………...49

III. RESULTADOS………..61

IV. ANÁLISIS Y DISCUSIÓN………....64

V. CONCLUSIONES……….80

VI. RECOMENDACIONES………81

VII. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS………..83

(5)

RESUMEN

La presente investigación es de tipo cuantitativo, descriptivo-correlacional. Se

realizó con el objetivo de determinar la relación entre el nivel de conocimiento

sobre hipertensión arterial y la práctica de autocuidado en adultos mayores del

Programa Adulto Mayor, Centro de Salud Ciudad de Dios – 2019. La población de

estudio estuvo constituida por 91 personas que integran el programa adulto

mayor, y la muestra de 41 personas a quienes se les aplicó dos cuestionarios, el

primero para determinar el nivel de conocimiento sobre hipertensión arterial y el

segundo para medir la práctica de autocuidado. Para el análisis estadístico se

utilizó la prueba Tau-b de Kendall llegando a las siguientes conclusiones: que el

61,0% (25) de adultos mayores tienen prácticas de autocuidado adecuados, el

39,0% (16) tienen un nivel de conocimiento alto y el 22,0%(9) conocimiento

medio, así mismo el 39,0%(16) de adultos mayores tienen prácticas inadecuadas,

el 9,8% (4) tienen un nivel de conocimiento alto, el 19,4% (8) nivel de

conocimiento medio y el 9,8%(4) nivel de conocimiento bajo. Por lo cual, se

evidencia que el valor de significancia es de 0,001, y se concluye que existe una

relación significativa entre prácticas de autocuidado y el nivel de conocimiento.

(6)

ABSTRACT

This research is quantitative, descriptive-correlational. It was carried out with the

objective of determining the relationship between the level of knowledge about

arterial hypertension and the practice of self-care in older adults of the Senior Adult

Program, City of God Health Center - 2019. The study population consisted of 91

people who are members the older adult program, and the sample of 41 people to

whom two questionnaires were applied, the first to determine the level of knowledge

about high blood pressure and the second to measure the practice of self-care. For

the statistical analysis, the Kendall Tau-b test will be considered, reaching the

following conclusions: that 61.0% (25) of older adults have adequate self-care

practices, 39.0% (16) have a level of knowledge high and 22.0% (9) medium

knowledge, likewise 39.0% (16) of older adults have inappropriate practices, 9.8%

(4) have a high level of knowledge, 19.4% (8) average level of knowledge and 9.8%

(4) low level of knowledge. Therefore, it is evidenced that the value of significance

is 0.001, and it is concluded that there is a significant relationship between self-care

practices and the level of knowledge.

(7)

1 I. INTRODUCCION

1.1. REALIDAD PROBLEMÁTICA

Según el reporte de la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2018),

describe que, de los 56,9 millones de muertes en todo el mundo en el 2016, más

de la mitad (54%); se debieron a causas cardiovasculares. Las enfermedades

cardíacas isquémicas y los derrames cerebrales son los principales asesinos del

mundo, representando 15,2 millones de muertes combinadas en 2016. Estas

enfermedades han seguido siendo las principales causas de muerte en los últimos

15 años. De los 56,9 millones de muertes mundiales, 40,5 millones, o el 71%, se

debieron a enfermedades no transmisibles.

Asimismo, la OMS (2017) asegura que las ECV (enfermedades

cardiovasculares); son la principal causa de muerte en todo el mundo. Cada año

mueren más personas por ECV que por cualquier otra causa. Se calcula que en

2015 murieron por esta causa 17,7 millones de personas, lo cual representa un 31%

de todas las muertes registradas en el mundo. De estas muertes, 7,4 millones se

debieron a la cardiopatía coronaria, y 6,7 millones, a los AVC. Más de tres cuartas

partes de las defunciones por ECV se producen en los países de ingresos bajos y

medios. De los 17 millones de muertes de personas menores de 70 años atribuibles

a enfermedades no transmisibles, un 82% corresponden a los países de ingresos

(8)

Estas enfermedades, se ven favorecidas por factores de riesgo como el

consumo de tabaco, la inactividad física, las dietas inadecuadas y el uso nocivo del

alcohol que aumentan la tasa de mortalidad. El tabaco se cobra más de 7,2 millones

de vidas al año (si se incluyen los efectos de la exposición al humo ajeno), y se

prevé que esa cifra aumente considerablemente en los próximos años. Asimismo,

unos 4,1 millones de muertes anuales se atribuyen a una ingesta excesiva de sal.

Del mismo modo, más de la mitad de los 3,3 millones de muertes anuales atribuibles

al consumo de alcohol se deben a Enfermedades no Trasmisibles (ENT), entre ellas

el cáncer. Y por último 1,6 millones de muertes anuales pueden atribuirse a una

actividad física insuficiente. En términos de muertes atribuibles, el principal factor

de riesgo metabólico es el aumento de la presión arterial (al que se atribuyen el

19% de las muertes a nivel mundial), seguido por el sobrepeso y la obesidad y el

aumento de la glucosa sanguínea (OMS, 2018).

En 2013, todos los Estados Miembros (194 países) acordaron, bajo el

liderazgo de la OMS, una serie de mecanismos mundiales para reducir la carga

evitable de ENT, entre ellos el "Plan de acción mundial para la prevención y el

control de las enfermedades no transmisibles 2013-2020" que contiene nueve

metas mundiales que tendrán el mayor impacto en la mortalidad mundial por ENT

y que abordan la prevención y la gestión de estas enfermedades. El citado plan

tiene por objeto reducir para el 2025 el número de muertes asociadas a estas

enfermedades en un 25%. Dos de esas metas mundiales se centran directamente

en la prevención y el control de las Enfermedades cardiovasculares. La meta 6 del

Plan de acción mundial, prevé reducir la prevalencia mundial de hipertensión en un

(9)

cardiovascular. La prevalencia mundial de hipertensión (definida como tensión

arterial sistólica ≥ 140 mmHg y/o tensión arterial diastólica ≥ 90 mmHg) en adultos

de 18 años o más se situó en 2014 en alrededor de un 22% (OMS, 2014).

Asimismo, la OMS (2014) a nivel mundial, más de uno de cada cinco adultos

tiene la tensión elevada, un trastorno que causa aproximadamente la mitad de

todas las defunciones por accidente cerebrovascular o cardiopatía. Complicaciones

derivadas de la hipertensión son la causa de 9,4 millones de defunciones cada año

en el mundo. En países de ingresos altos, el diagnóstico y tratamiento con

medicamentos de bajo costo, ha propiciado una reducción significativa de la

proporción de personas con tensión arterial elevada, así como de la tensión arterial

media. Por ejemplo, el 31% de los adultos en la Región de las Américas de la OMS,

padecía tensión arterial elevada en 1980, en comparación con 18% en 2014. En

cambio, los países de ingresos bajos tienen la prevalencia más elevada de tensión

arterial elevada. En la Región de África más del 30% de los adultos sufre

hipertensión, y esa proporción va en aumento.

La Hipertensión Arterial (HTA) es el principal problema de salud en todas las

regiones del mundo, un padecimiento presente en todo el planeta, especialmente

presente en grupos humanos de tercera edad. Se define a la hipertensión arterial

como una enfermedad crónica asintomática caracterizada por una elevación de

presión arterial sistólica (PAS) mayor o igual a 140 mmHg y una presión arterial

diastólica (PAD) mayor o igual a 90 mmHg, considerado problema de salud pública

y un factor de riesgo cardiovascular. Es la enfermedad más prevalente y prevenible

que afecta entre el 20 al 50% de las personas adultas, en los países desarrollados,

(10)

enfermedades cardiovasculares y su prevalencia se incrementa dramáticamente

con la edad, representando un importante problema de salud pública (Harrison,

2015).

La HTA es la principal causa de enfermedad y mortalidad cardiovascular; y

la primera carga de enfermedad a nivel mundial. De esta manera, la OMS estima

que 12,8% de todas las muertes a nivel mundial se deben a esta enfermedad; y

calcula que, en personas de 25 años a más, alrededor del 40% padecen

hipertensión, y 35% para la región de las Américas, siendo algo mayor en hombres

(39%) que en mujeres (32%). La prevalencia a nivel mundial ha ido aumentando

progresivamente, estimando que para el año 2025 la padecerían 1.500 millones de

personas. Un estudio transversal multipaís realizado en adultos de 35 a 70 años

reclutados durante el periodo 2003-2009, encontró que solo 46,5% de las personas

diagnosticadas de hipertensión arterial estaban conscientes de su diagnóstico. A

su vez, se encontró que el 87,5% de personas diagnosticadas recibía tratamiento

farmacológico, y de ellos, solo el 32,5% estaba controlado" (MINSA ,2015).

Para la OMS,la prevalencia de HTA del 2014 fue de un 22%, estimándose

que se incrementará en 20 años en más del 50%. En América la prevalencia de

HTA del 2012 fue 26.3% en varones y 19.7% en mujeres mayores de 25 años de

edad. En el 2011 las enfermedades cardiovasculares se ubicaron en el tercer lugar

del listado de defunciones en la población peruana con un 4.8, esta cifra confirma

el rápido cambio del perfil epidemiológico del Perú hacia uno en que prevalecen las

(11)

El Ministerio de Salud reconoce la creciente importancia de las ENT en la

carga de morbilidad y mortalidad en el país. En relación a las causas específicas

de mortalidad, en el 2011, si bien, las infecciones respiratorias agudas ocuparon el

primer lugar, podemos observar que son las enfermedades crónico-degenerativas

entre ellas, las relacionadas con la enfermedad metabólica y las neoplasias las que

ocuparon la mayor parte del listado de las quince primeras causas de defunciones

en la población peruana. Las enfermedades cerebrovasculares y las enfermedades

isquémicas del corazón se ubicaron en el segundo y tercer lugar con 5,3% y 4,8%,

respectivamente. Estas cifras confirman el rápido cambio del perfil epidemiológico

del Perú, hacia uno en que prevalecen las enfermedades crónicas no transmisibles

(MINSA ,2016).

Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI, 2014), la

prevalencia de este tipo de enfermedad afecta el proceso de envejecimiento de una

persona y se deben en gran medida a factores de riesgo: consumo de tabaco, uso

nocivo de alcohol, inactividad física, obesidad, perfil lipídico alterado y dieta

inadecuada. Sin embargo, la modificación de hábitos no saludables y el control de

los factores de riesgo pueden, en la mayoría de los casos, evitar las

manifestaciones clínicas de algunas enfermedades crónicas e impedir

complicaciones que, sin control, pueden causar discapacidades que tienden a

disminuir la calidad de vida de las personas adultas. Se denomina hábitos

saludables o autocuidado, a todas aquellas conductas y comportamientos que la

persona tiene asumida como propias y que inciden prácticamente en el bienestar

(12)

La prevalencia de hipertensión arterial en personas de 15 y más años

alcanzó el 17,6%. De este total, el 48,6% de personas de 60 y más años de edad,

tenían presión alta o hipertensión; dio a conocer el Jefe del INEI, el Dr. Aníbal

Sánchez Aguilar, durante la presentación de los Resultados de la Encuesta

Demográfica y de Salud Familiar. De igual modo, informó que la Provincia

Constitucional del Callao, la Provincia de Lima y las regiones de Piura, Tumbes,

Loreto, Ica y Pasco mostraron porcentajes superiores al 19% (INEI, 2017).

La Presión arterial elevada, es uno de los principales factores de riesgo de

mortalidad global y se estima que ha causado 9,4 millones de muertes y representa

el 7% de la carga de enfermedad en el año 2010. La presión arterial elevada es un

factor de riesgo cardiovascular importante. Si no se controla, la hipertensión puede

causar accidente cerebrovascular, infarto de miocardio, insuficiencia cardíaca,

demencia, insuficiencia renal y ceguera. En el 2014, la prevalencia global de la

presión arterial elevada en personas de 18 años a más años fue de alrededor de

22%. Debido al crecimiento demográfico y el envejecimiento, el número de

personas con hipertensión no controlada se ha incrementado en los últimos años.

La prevalencia de hipertensión arterial fue mayor en el África (30%) y la más baja

se encontraba en la Región de las Américas (18%). En todas las regiones, los

varones tuvieron ligeramente mayor prevalencia de hipertensión arterial que las

mujeres, asimismo, en la región de las Américas los varones tuvieron mayor

prevalencia (21 %) que las mujeres (16%) (MINSA, 2016).

En el reporte del INEI, en el año 2014 se encontró 14,8% de prevalencia de

HTA en la población de 15 a más años de edad, siendo los hombres más afectados

(13)

Metropolitana (18,2%), seguido por la costa sin Lima Metropolitana (15,5%). La

menor prevalencia se registró en la selva (11,7%) y en la sierra (12,0%) (INEI,

2015).

En la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar en el 2018; se realizó la

medición de la presión arterial a la población de 15 y más años de edad;

encontrando un 14,8% con presión arterial alta; en el 2017 fue 13,6%. Según sexo,

los hombres son más afectados (18,5%) que las mujeres (11,4%), similar relación

que en 2017 (los hombres 16,6% y las mujeres 10,7%). Según región natural, la

prevalencia de presión arterial alta fue mayor en Lima Metropolitana con 17,1%,

seguido por el Resto Costa con 15,1%. La menor prevalencia se registró en la Sierra

y en la Selva con 12,3% y 12,4%, respectivamente. Según departamento, de

acuerdo a la medición efectuada en el 2018 los mayores porcentajes de personas

de 15 y más años de edad que presentaron presión arterial alta, por encima del

promedio nacional, se registraron en la Región Lima (18,4%), Provincia

Constitucional del Callao (17,5%), provincia de Lima (17,1%), Ica (16,6%) y Piura

(16,1%). Los menores porcentajes se presentaron en Huánuco (9,4%), Ucayali

(9,8%) y Huancavelica (10,3%) (INEI, 2019).

Asimismo, INEI (2019), reporta que, en el 2018, el 9,5% de la población de

15 y más años de edad fue diagnosticado con hipertensión arterial por un médico;

en el año 2017 fue 8,7%. En el 2018, la población femenina que padece la

enfermedad alcanzó el 11,7%; porcentaje mayor que la masculina, 7,3%, esta

brecha se observa también en el 2017. A nivel de región natural, en el 2018, los

(14)

resto Costa con 10,6% y en la Selva con 10,0%; y, los menores porcentajes en Lima

Metropolitana y Sierra, con 9,4% y 8,4%, respectivamente.

Para Álvarez, Morales, y Vega (2011), la educación sobre prevención y

control de la HTA, es lo que incrementará la conciencia pública, así como el número

de educadores sobre el tratamiento y prevención de la misma. La educación en

algunos casos es el único tratamiento que se requiere, una de las intervenciones a

nivel poblacional que destaca la OMS para reducir la alta tasa de mortalidad, es

llevar un adecuado estilo de vida.

Según Carbajal y Sayas (2018) manifiestan, que es relevante que las

enfermeras que laboran a nivel del cuidado de los Adultos Mayores, identifiquen la

información que poseen acerca de auto cuidado y tratamiento en el caso de

pacientes con hipertensión de manera que le permita realizar estrategias de

conocimiento del autocuidado del adulto mayor hipertenso y su familia para adoptar

una cultura de prevención y un estilo de vida saludable para mermar los riesgos.

Siendo la hipertensión un problema de Salud Pública muy importante, debido a su

alta prevalencia y porque constituye uno de los factores de riesgo relevantes para

afecciones cardiovasculares, es muy importante que la enfermera que trabaja con

el adulto mayor identifique cuánto conoce el paciente hipertenso en cuanto al

tratamiento y autocuidado, de manera que pueda plantearse estrategias con

iniciativa del personal de salud que beneficie al paciente y su familia.

En un estudio realizado por Leguía, Pacheco y Valdivia (2006), en su

investigación: Nivel de conocimientos y prácticas de autocuidado del paciente

(15)

transporte asistido de emergencia, Lima, Perú, participaron 60 pacientes, cuyos

resultados fueron: en cuanto a conocimientos de autocuidado el 16.7% calificó

como excelente, el 31,7% bueno, 35% regular y 16.7% deficiente. Y con respecto

a la práctica de autocuidado, sólo el 15% califica como excelente, el 21,7% bueno,

25% regular y 38.3% deficiente. Concluyendo que no existe relación entre el nivel

de conocimiento y el nivel de práctica sobre el autocuidado del paciente con

hipertensión arterial.

Asimismo, Salas (2012), en su estudio “Los niveles de conocimiento en el

autocuidado de diabetes mellitus e hipertensión arterial en los habitantes del barrio

Pucucha de la ciudad de Loja en el periodo marzo – agosto 2012”, en donde en

base a los resultados concluyó que, de las 54 personas diabéticas y/o hipertensas

del barrio Pucucha encuestadas, se encontró que el 48% presenta un nivel medio

de conocimiento en autocuidado. El 30% un nivel bajo y solo el 22% tiene un nivel

de conocimientos alto.

1.1. JUSTIFICACIÓN DEL PROBLEMA

La población adulta mayor se encuentra en aumento en el mundo y en

nuestro país, con un 12,4% en 2019 según INEI. En el Perú, este grupo poblacional

se caracteriza por poseer un bajo nivel educativo, tener una alta incidencia de

pobreza, y no contar con seguro de salud ni pensión contributiva. Es por ello que

se han establecido políticas de salud orientadas a este grupo etario, promoviendo

un envejecimiento activo y saludable que permita a los adultos mayores enfrentar

(16)

Los riesgos que enfrentan los adultos mayores están relacionados a su

estado de salud, al tener una mayor prevalencia de enfermedades y al ser inusual

la búsqueda de atención ante enfermedades; es por ello que en el Perú se han

desarrollado los programas para adultos mayores, que aseguran redes de

protección, cuidado y el fortalecimiento de capacidades para el mantenimiento de

competencias físicas, cognitivas, emocionales, laborales, productivas y sociales;

que aseguren su autocuidado, independencia y calidad de vida. El profesional de

enfermería, en estos programas brinda una atención integral, basado en las

necesidades básicas de los adultos mayores, a través del cuidado. Aun así, muchas

veces esta atención que se brinda solo se centra donde la necesidad física, pero

también se debe tomar cuenta la opinión del adulto sobre la que él considere que

necesita mayor atención.

La presente investigación que se realizó en los adultos mayores, nos permitió

identificar el nivel de conocimiento sobre hipertensión Arterial, evaluando así cuanto

influyen dichos conocimientos en la práctica de autocuidado. La alta prevalencia e

incidencia de hipertensión arterial, es un problema de salud pública que afecta entre

el 20 al 50%, especialmente en la población adulta mayor. El informe de

Estadísticas Sanitarias Mundiales 2012, de la Organización Mundial de la Salud,

advierte que uno de cada tres adultos mayores tiene presión arterial alta en el

(17)

En el Perú, según INEI (2019), reporta que, en el 2018, el 9,5% de la

población de 15 y más años de edad fue diagnosticado con HTA en comparación a

un 8.7 en el año 2017. Se estima que, a nivel de región natural, en el 2018, los

mayores porcentajes de la población con hipertensión arterial se presentaron en el

Resto Costa con 10,6%, en la Selva con 10,0%; y, los menores porcentajes en Lima

Metropolitana y Sierra, con 9,4% y 8,4%, respectivamente.

Una cifra importante a tener en cuenta según la Oficina de Estadística e

Informática, es el de nuestra región la Libertad, donde la morbilidad registrada para

el año 2018 sobre enfermedades hipertensivas en el adulto mayor, es un total de

12 642 casos nivel de región, resaltando en sí que a nivel de provincia Pacasmayo

hubo 496 casos en el año 2013. Asimismo, para el año 2018, la estrategia sanitaria

de control y prevención de enfermedades no transmisibles del Hospital Tomas

Lafora – Guadalupe mostro 91 casos de personas con hipertensión arterial; del

mismo modo en el C.S Ciudad de Dios, se registra 30 casos con diagnósticos

definitivos de hipertensión arterial, hasta el año 2019, motivos por el cual las cifras

son alarmantes para el sector salud, cuyos datos nos refleja la posible falta de

conocimiento en la población adulta mayor.

Al observar de la problemática según los datos estadísticos, los

profesionales de la salud deben trabajar en conjunto para identificar factores de

riesgo de hipertensión arterial, en donde la medida preventiva es proporcionar

información que reduzca la predisposición de altas cifras, permitiendo que el

usuario tenga conocimientos sobre cómo prevenir a través de estilos de vida

(18)

el control y disminución de los factores de riesgos cardiovasculares e isquémico en

los adultos mayores, problemas como ataque cardíaco, insuficiencia cardíaca,

accidente cerebro vascular, alteraciones renales, aneurisma, pérdida de visión,

comprometiendo en si la salud del adulto mayor.

El profesional de enfermería, tiene un rol importante en favorecer la

educación de la población para aumentar el nivel de conocimiento de la población,

su responsabilidad se centra en la educación sanitaria sobre estilos de vida

saludables para el control de las enfermedades no trasmisibles como la presión

arterial alta, que incluyen mantener un peso ideal saludable, ejercicio, dieta

saludable y control del estrés, con el fin de contribuir a disminuir las complicaciones

y mejora de la calidad de vida en el adulto mayor, ya que a través de la evaluación

que se realiza a la persona, familia y comunidad favorecerá el desarrollo de

conductas positivas.

Surge el problema de investigación ¿Cuál es la relación entre el nivel de

conocimiento sobre hipertensión arterial y la práctica de autocuidado en adultos

mayores que pertenecen al programa del adulto mayor del Centro de Salud Ciudad

de Dios, 2019?

Permitiendo así ver la realidad de nuestra población, con el fin de

proporcionar a las autoridades y al equipo de salud del centro de Salud Ciudad de

Dios, una información actualizada y relevante sobre el nivel de conocimientos de

los adultos mayores sobre hipertensión y la práctica de autocuidado, a fin de que

se diseñen y/o desarrollen programas dirigidos a incrementar los conocimientos

(19)

oportunas serán de gran beneficio para nuestra población porque permitirá seguir

con la vigilancia, control y prevención de la hipertensión arterial.

1.2. MARCO TEORICO CONCEPTUAL

El conocimiento se construye y reconstruye constantemente, se va

desarrollando con el paso del tiempo. Con el acontecer del tiempo se van realizando

más y más investigaciones que aportan datos nuevos para la comprensión de la

realidad. Para que se dé el proceso de conocimiento se necesita del objeto de

estudio, lo susceptible de conocer; y del sujeto, el ente que conoce, poseedor de

conciencia en la cual se refleja el conocimiento. La conciencia, el conocimiento, es

una cualidad única de los seres humanos dotados de razón. El ser humano tiene la

facultad de pensamiento, la capacidad de conocer. EL ser humano vive en un

mundo material y está ligado al mismo por múltiples vínculos. La persona no es un

simple espectador, se encuentran en interdependencia con su medio. La relación

del ser humano con la realidad no se limita sólo en conocerla, dicha relación

trasciende a la acción, el ser humano actúa en el medio, en la realidad, es

dependiente del mismo y actúa sobre él (Lefebvre, 2015).

Hume (2013), en su obra Teoría del conocimiento, reduce todo el

conocimiento a "percepciones", es decir, a representaciones mentales que tienen

su origen en los sentidos. Distingue fundamentalmente dos clases de percepciones:

IMPRESIONES (las cuales son vivas e intensas) e IDEAS (débiles y borrosas). La

razón de que las ideas sean percepciones más débiles que las impresiones está en

que éstas son copias de aquellas (las ideas son copias de impresiones). Las

(20)

mientras que las ideas penetran en la mente mediante la razón y la memoria, y su

fuerza es menor. Dentro de las impresiones, Hume distingue entre impresiones

simples e impresiones complejas. Las simples son las atómicas, las unidades más

simples de percepción. Las complejas son las que implican multitudes de

impresiones simples.

Distingue además entre impresiones de sensación (las que provienen de

nuestros sentidos externos) e impresiones de reflexión (las que no provienen de

nuestros sentidos externos), sino de los internos (sentimientos) las ideas son copias

de impresiones. Las copias de impresiones simples generan ideas simples, y las

copias de impresiones complejas, ideas complejas. Cada idea simple corresponde

siempre a una impresión simple, o lo que es lo mismo, no podemos tener una idea

de un color que no exista o de un olor que jamás hayamos percibido. Hume, acepta

un sólo posible origen de las ideas: La experiencia este es el primer principio del

conocimiento humano: todas las ideas provienen mediata o inmediatamente de las

correspondientes impresiones. Según este principio, sólo son conocimientos en

sentido estricto aquellas ideas que podemos reducir a las impresiones simples de

las que proceden. El resto no son más que ficciones de la imaginación (Hume,

2013).

González (2017), en su investigación realizada; cita a Bello y Salazar “El

conocimiento, la ciencia e investigación” en el año 2014; donde ambos refieren que

el conocimiento es un “cúmulo de ideas, conceptos, enunciados comunicables que

pueden ser claros, precisos, ordenados, vagos e inexactos, clasificado en

conocimiento vulgar, llamándose así a todas las representaciones que el común de

(21)

relacionarse con el mundo, de captar mediante los sentidos información inmediata

acerca de los objetivos, los fenómenos naturales y sociales, se materializa

mediante el lenguaje simple y natural, el conocimiento científico, es racional,

analítico, sistemático y verificable a través de la experiencia.

Para Veras citado por Mochica (2015), definen al conocimiento como el

proceso activo en el cual interviene el pensamiento, la voluntad a fin de lograr una

respuesta al individuo, específicamente consiste en cambios de conducta obtenidos

para la experiencia que permita encarar situación es futuras en forma diferente. Así

mismo es el entendimiento, razón natural, facultad de saber lo que es bueno y no,

de obrar de acuerdo con ella.

Cárdenas (2017), en su investigación realizada citó a Villapando. “Ciencia y

Conducta Humana”. (2008), donde ambos autores sostienen que el conocimiento

es un tipo de experiencia que contiene una representación de un hecho ya vivido,

es la facultad consciente o proceso de comprensión, entendimiento que es propio

el pensamiento, percepción, inteligencia y razón. Se clasifica como conocimiento

sensorial, respecto a la percepción de hechos externos y la captación de estados

psíquicos internos. Conocimiento intelectivo, que se origina de concepciones

aisladas y de hechos causales de ellas, y conocimientos de la razón, referidos a las

causas internas fundamentales, generales, verdaderas de la existencia y modo de

ser de las cosas.

Para Locke (2014), en su obra “Ensayo sobre el entendimiento humano”; el

(22)

todos sus pensamientos y razonamientos, no tiene ningún otro objeto inmediato

que sus propias ideas, las cuales ella sola contempla o puede contemplar, resulta

evidente que el conocimiento está dirigido sólo a ellas. El conocimiento es la

percepción del acuerdo o desacuerdo de dos ideas. El conocimiento no es sino la

percepción del acuerdo y la conexión, o del desacuerdo y el rechazo entre

cualesquiera de las ideas. En esto consiste solamente. Cuando exista semejante

percepción, habrá conocimiento, y donde no la haya, aunque se pueda imaginar,

vislumbrar o creer, el conocimiento será siempre muy escaso.

Huertas y Gomes citado por Mochica (2015), ambos autores definen al

conocimiento como el conjunto de conocimientos adquiridos en forma cualitativa y

cuantitativa de una persona, logrados por las experiencias en la actividad práctica

de la vida diaria. Para la evaluación del nivel de conocimiento consideran 3 niveles.

Nivel Bueno, denominado también como optima porque hay adecuada distribución

cognitiva, las intervenciones son positivas, la conceptualización y el pensamiento

son coherentes. Nivel Regular, llamado también medianamente lograda, hay una

integración parcial; manifiesta conceptos básicos emite otros eventualmente

propone modificaciones por un mejor logro de objetivos y la conexión es esporádica

con ideas básicas del tema. Nivel Deficiente, considerado como pésimo porque hay

ideas desorganizadas, inadecuada distribución cognitiva; en la expresión de

conceptos básicos los términos no son precisos ni adecuados, carece de

fundamentación lógica.

Barrera y Briones (2017), en su investigación al citar a Bruner, sostienen que

un nivel elevado de conocimiento sobre la salud, permite una mayor capacidad para

(23)

necesarios para tomar decisiones adecuadas sobre el cuidado de esta. Mientras

que las personas con un nivel bajo o deficiente de conocimiento sobre salud tendrán

más dificultades para desenvolver en su vida cotidiana, ya que no solo implica

poseer un conjunto de conocimientos sino también las practicas que deben

adquirirse y aplicarse a fin de mantener un buen estado de salud.

Según la OMS citado por Paredes (2015) aceptan que el conocimiento es

resultado de la educación, por el cual tiene la misma importancia que el tratamiento

farmacológico y no farmacológico, y destaca la idea de que los programas de

educación, son los que responsabilizan al hipertenso de su propio cuidado. Habilitar

y responsabilizar al hipertenso significa enseñarle a tomar de decisiones mejor

orientadas en cuanto a la asistencia y el tratamiento de su enfermedad.

Morón (2018), refiere que el paciente, debe tener los conocimientos básicos

de la hipertensión arterial y sus complicaciones, prevención de complicaciones,

manejo de riesgo. Es evidente que la educación para la salud, facilita la

modificación en hábitos y comportamientos, lo que permite restablecer y conservar

la salud. El profesional de enfermería que es un educador por excelencia cumple

este rol en forma permanente en los diferentes niveles de atención donde se

desenvuelve, por ello generar conocimiento del cuidado de su salud en las

personas es una actividad permanente que realiza en su quehacer diario. Las

enfermedades cardiovasculares se presentan en la actualidad con frecuencia en

(24)

Para la OMS (2017), la hipertensión, también conocida como tensión arterial

alta o elevada, es un trastorno en el que los vasos sanguíneos tienen una tensión

persistentemente alta, lo que puede dañarlos. Cada vez que el corazón late,

bombea sangre a los vasos, que llevan la sangre a todas las partes del cuerpo. La

tensión arterial es la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de los vasos

(arterias) al ser bombeada por el corazón. Cuanta más alta es la tensión, más

esfuerzo tiene que realizar el corazón para bombear. Asimismo, sostiene que es

probablemente el problema de salud pública más importante en los países

desarrollados. Es una enfermedad frecuente, asintomática, fácil de detectar, casi

siempre sencilla de tratar y que con frecuencia tiene complicaciones letales si no

recibe tratamiento.

La OMS (2013), clasifica la presión arterial según estándares: Normal < de

140 Sistólica (mm Hg) y < de 90 Diastólica (mm Hg); Leve 140 - 180 Sistólica (mm

Hg) y 90 – 105 Diastólica (mm Hg); Moderada y Severa, > 180 Sistólica (mmHg) >

105 Diastólica (mm Hg).

Según MINSA (2015), el concepto sobre la enfermedad hipertensiva, es de

una enfermedad vascular, arterial, sistémica, inflamatoria, crónica y progresiva.

Partiendo de ese concepto genérico, se desprende que el vaso sanguíneo es el

órgano primario de afección y dentro de esa estructura está el endotelio. Este

órgano es vital en la homeostasis vascular ya que de su normal funcionamiento

depende el equilibrio y, por ende, la salud integral vascular. La presión arterial está

regulada por numerosos factores neuro-hormonales de acción sistémica y local,

que funcionan en circuitos de autorregulación, manteniéndola dentro de límites

(25)

simpático hiperactivado, ingesta excesiva de sal, hormonas o sustancias liberadas

por el endotelio enfermo, pueden modificar el gasto cardiaco o la resistencia

vascular periférica, lo que da inicio a la enfermedad.

La disfunción endotelial, que acompaña a la enfermedad hipertensiva,

promueve la proliferación celular, así como la liberación de muchas sustancias

vasoactivas, protrombóticas y procoagulantes que ulteriormente precipitarán en

aterosclerosis precoz. En esta enfermedad, la hipertrofia e hiperplasia vascular, el

aumento de la matriz extracelular y el incremento de la resistencia vascular

periférica explican la hipertrofia miocárdica y el desarrollo de complicaciones

vasculares (aterosclerosis), cardiacas (insuficiencia cardiaca, isquemia miocárdica

y arritmias), cerebral (hemorragia, isquemia, encefalopatía), oftalmológicas

(retinopatía hipertensiva), urológicas (disfunción eréctil) y nefrológicas (insuficiencia

renal) (MINSA, 2015).

El incremento de la presión arterial relacionado con la edad y prevalencia de

hipertensión, varia con el país y la subpoblación del mismo, la presión arterial

aumenta de forma gradual con el transcurso del tiempo, la prevalencia de HTA es

mayor en el hombre que en la mujer, la relación sexo-HTA puede ser modificada

por la edad, así las mujeres después de 60 años exhiben niveles tensionales

similares a los de hombres. Datos recientes sugieren que la obesidad, el sobrepeso

y los sujetos de raza negra sin ascendientes latinoamericanos; constituyen factores

de riesgo a sufrir hipertensión, los factores ambientales y genéticos pueden

contribuir a las variaciones de hipertensión. Además, se dice que la hipertensión,

está vinculada con la ingesta elevada de cloruro de sodio en los alimentos, el

(26)

hipertensión, el consumo de alcohol, el estrés psicosocial, la escasa actividad física

y el factor hereditario (Harrison, 2015).

La PA elevada se puede ver como un signo, como un factor de riesgo para

la enfermedad cardiovascular ateroesclerótica o como una enfermedad. Como

signo, el personal de enfermería y otros profesionales sanitarios utilizan la PA para

controlar el estado clínico de un paciente. Una presión elevada puede indicar una

dosis excesiva de fármacos vasoconstrictores, estrés u otros problemas. Como

factor de riesgo, la HTA contribuye con la velocidad a la que la placa

ateroesclerótica se acumula dentro de las paredes arteriales. Como enfermedad, la

HTA es un importante contribuyente a la muerte relacionada con enfermedades

cardíacas, cerebrovasculares, renales y vasculares periféricas. La valoración física

puede no mostrar otras anomalías más que la PA elevada. En ocasiones, hay

cambios en la retina, como hemorragias, exudados (acumulación de líquido),

estrechamiento arteriolar y manchas algodonosas (pequeños infartos). En la HTA

grave, puede haber presencia de papiledema (edema de la papila óptica) (Brunner

y Suddarth, 2019).

La hipertensión es un factor independiente y predisponente de las

cardiopatías que constituyen la causa más común de muerte en los hipertensos. La

cardiopatía por hipertensión es el resultado de adaptaciones estructurales y

funcionales que culminan en hipertrofia de ventrículo izquierdo, anormalidades del

flujo sanguíneo y enfermedad microvascular, así como arritmias cardiacas. Por

medio del control intensivo de la hipertensión es posible que la hipertrofia de

ventrículo izquierdo muestre regresión y con ello aminore el riesgo de enfermedad

(27)

disfunción sistólica, diastólica o una combinación de ambas. Las anomalías de la

función diastólica varían desde la cardiopatía asintomática hasta la insuficiencia

cardiaca manifiesta y son comunes en los individuos hipertensos (Harrison, 2015).

La apoplejía o accidente cerebrovascular es la segunda causa de muerte

más frecuente a nivel mundial. El factor de mayor peso en el riesgo de que surja la

apoplejía es la hipertensión arterial. En promedio, 85% de las apoplejías proviene

de infarto y, el resto, de hemorragia intracerebral o subaracnoidea. Los signos y

síntomas de encefalopatía por hipertensión también incluyen cefalea intensa,

nausea y vómito, signos neurológicos focales y alteraciones en el estado psíquico.

La encefalopatía hipertensiva sin tratamiento puede evolucionar y llegar al estupor,

el coma, las convulsiones y la muerte, en término de horas. Es importante

diferenciarla de otros síndromes neurológicos que pueden acompañarse de

hipertensión como isquemia cerebral, accidente hemorrágico, trastornos

convulsivos, masas patológicas, hipertensión intracraneal, delirium tremens,

meningitis, daño postraumático o químico del cerebro y encefalopatía isquémica

(Harrison, 2015).

Según Harrison (2015), los riñones son órganos que pueden recibir los

efectos de la hipertensión y a su vez ser causa de ella. La nefropatía primaria es la

causa más común de hipertensión secundaria. Entre los mecanismos de la

hipertensión de origen renal están la menor capacidad de los riñones para excretar

sodio, la secreción excesiva de renina en relación con el estado volumétrico y la

hiperactividad del sistema nervioso simpático. En cambio, la hipertensión es un

factor de riesgo de daño renal y de nefropatía terminal. El mayor riesgo vinculado

(28)

de las tensiones arteriales por arriba del nivel óptimo. El riesgo de los riñones al

parecer guarda una relación más íntima con la presión sistólica que con la diastólica

y los varones de raza negra están más expuestos.

Por otro lado, los vasos sanguíneos, además de contribuir a la patogenia de

la hipertensión, pueden recibir los efectos de la enfermedad aterosclerótica que es

consecuencia de la hipertensión de larga evolución. En enfermos hipertensos las

vasculopatías constituyen un elemento importante para la aparición de enfermedad

cerebrovascular, cardiopatías e insuficiencia renal. Además, los hipertensos con

arteriopatia de las extremidades pélvicas están expuestos a un mayor riesgo de

presentar enfermedades cardiovasculares. Los individuos con lesiones estenóticas

de las extremidades inferiores posiblemente no tengan síntomas, pero uno de los

síntomas clásicos de PAD es la claudicación intermitente (Harrison, 2015).

La OMS (2012); en la Campaña del Día Mundial de la Salud, recomendó que

se adopte un estilo de vida saludable a lo largo de todo el ciclo vital, con el fin de

preservar la vida, mantenerse sano y paliar la discapacidad y el dolor en la vejez.

Los entornos adaptados a las necesidades de las personas mayores, la prevención,

la detección precoz y el tratamiento de enfermedades mejoran el bienestar de los

mayores. Si no se adoptan medidas tempranamente, la población adulta mayor se

verá obligado enfrentar riesgos que comprometan su salud, por falta de práctica de

hábitos saludables comprometiendo así su buen modo de vivir saludable.

Para Ávila (2015), refieren que, para tener una vida saludable, es necesario

(29)

emocional y espiritual realizando las actividades diarias de autocuidado que pueda

hacer para mantener activo y saludable. También es importante que de forma

periódica acuda a consulta con profesionales de la salud para su atención, control

y supervisión de su estado de salud. Es importante reconocer que en esta etapa

adulta mayor se puede necesitar algún tipo de ayuda. A veces los adultos mayores

les puede ser difícil solicitarla o dejarse ayudar por otro adulto o por un familiar o

cuidador ya que no quiere ser una carga para otros, o no se quiere admitir que se

tiene alguna limitaciones o incapacidades dependiendo el estado de salud, porque

esto a veces hiere el orgullo o amor propio y no es fácil superarlo.

Las condiciones de salud que determinan la calidad de vida del adulto son

muy variadas, reconociéndose como las más importantes: el estado mental, estado

psicoactivo, estado social, nutrición y hábitos alimentarios saludables, capacidad

funcional sana, buen dormir y prevención de caídas. Estas condiciones pueden ser

reforzadas y optimizadas para mejorar la calidad de vida de los adultos mayores a

través del autocuidado. De acuerdo el envejecimiento es parte del continuo del

hombre en el ciclo vital; sus efectos varían de un individuo a otro, puede

desarrollarse en forma paulatina y en un momento determinado mostrar solo

algunas características. En cuanto a salud, los adultos mayores tienen una

prevalencia más elevada de enfermedades crónicas no transmisibles (hipertensión

arterial, diabetes, entre otras); tienen más episodios de enfermedades agudas, y

enfrentan un riesgo más alto de accidentes que el resto de la población (Araya,

2012).

Además, Araya (2012), sostiene que los adultos mayores no solo deben

(30)

que también al cambio en su estilo de vida, de roles y de responsabilidades

sociales. Sin lugar a dudas que la adaptación a esta serie de cambios puede

impactar fuertemente su calidad de vida.

Para Robles, Rubio, De la Rosa y Nava (2016), refieren que la calidad de

vida es la sensación de bienestar que puede ser experimentada por los individuos

y representa la suma de sensaciones subjetivas y personales del «sentirse bien».

La literatura frecuentemente define que ésta se encuentra conformada por estos

dos componentes: uno, la habilidad de realizar actividades diarias que reflejan el

bienestar físico, psicológico y social; y el otro, la satisfacción con los niveles del

funcionamiento y los síntomas derivados del control de la enfermedad o el

tratamiento.

Siendo un problema de salud pública cuyas cifras evidencian la magnitud

que supone en las instituciones de salud, es necesario que la persona conozca de

su enfermedad y aprenda a brindarse los cuidados: “autocuidado”, que le permitan

limitar el progreso de la enfermedad y afrontar situaciones de riesgo de vida como

las enfermedades cerebro vasculares que a su vez provoquen secuelas limitantes

o invalidantes (Espinoza y Flores, 2016).

Para Ramírez citado por Rojas (2015), propone que es importante que el

paciente hipertenso, ejecute acciones que permitan minimizar las posibles

complicaciones a las que se expone, estas acciones no solo se orientan al

conocimiento que debe tener sobre su enfermedad y la atención inmediata de

cualquier crisis, sino que además debe ejercer su autocuidado en lo relativo al estilo

(31)

El autocuidado es incorporar en nuestros hábitos de vida, conductas que

permitan mejorar y mantener un buen estado de salud, es decir aquellos hábitos

saludables que disminuyen el riesgo de comprometer su salud. El autocuidado es

la práctica de actividades que las personas emprenden en relación con situación

de salud, con la finalidad de seguir viviendo, mantener la salud, prolongar el

desarrollo personal, conservar el bienestar y con el fin de mantener la vida y la

salud, recuperarse de los daños y de la enfermedad y manejarse con sus efectos.

Es relevante no perder de vista que el concepto de autocuidado es aplicable en el

proceso de envejecimiento de las personas sanas o enfermas. Para lograrlo se

requiere la participación de la familia, cuidadores y de las redes de apoyo, con el

propósito de ayudarles a encauzar sus dificultades de salud (Araya, 2012).

Para Araya (2012) sostiene que el tipo de autocuidado que el adulto mayor

necesita dependerá de los factores internos y externos que afectan su capacidad

de velar por sí mismo. El autocuidado de los adultos mayores debe ser integral. Es

decir, no solo debe responder a sus necesidades básicas, sino que también debe

incluir sus necesidades psicológicas, sociales, de recreación y espirituales. Solo así

el autocuidado será el medio por el cual los adultos mayores podrán desarrollar al

máximo sus potencialidades, indispensables para una vejez saludable. Araya, trata

de un concepto de vital importancia, ya que involucra a la persona adulta como

actor competente con capacidad para tomar decisiones, controlar su propia vida y

asegurarse la posibilidad de gozar de un buen estado de salud. En este sentido, el

autocuidado permitirá alcanzar una mejor calidad de vida, a través del

fortalecimiento del potencial de autonomía y de la responsabilidad en sí mismos,

(32)

Orem (1993), en su teoría afirma que; enfermería debe identificar las

capacidades potenciales de autocuidado del individuo para que ellos puedan

satisfacer sus necesidades con el fin de mantener la vida y la salud, recuperarse

de los daños y de la enfermedad y manejarse con sus efectos. El foco de enfermería

es identificar el déficit entre la capacidad potencial de autocuidado y las demandas

de autocuidado de los pacientes. La meta es eliminar este, de tal forma que se

cubran los requerimientos/necesidades universales del desarrollo y se limiten las

desviaciones en la salud. Orem define el objetivo de la enfermería como:” ayudar

al individuo a llevar a cabo y mantener por sí mismo acciones de autocuidado para

conservar la salud y la vida, recuperarse de la enfermedad y/o afrontar las

consecuencias de dicha enfermedad”. Además, afirma que la enfermera puede

utilizar cinco métodos de ayuda: actuar compensando déficits, guiar, enseñar,

apoyar y proporcionar un entorno para el desarrollo.

Asimismo Orem (1993) propone que los cuidados de enfermería se orientan

en sistemas de enfermería donde se distinguen tres niveles de

participación: a) totalmente compensatorio (la enfermera realiza todo el

autocuidado del paciente); b) sistema parcialmente compensatorio (enfermera y

paciente realizan el autocuidado) y c) el de apoyo educativo (la enfermera actúa

ayudando a los individuos para que sean capaces de realizar las actividades de

auto cuidado, pero que no podrían hacer sin esta ayuda). La enfermera proporciona

asistencia especializada a personas con incapacidades tales que requieren más de

una ayuda común para cubrir las necesidades diarias de autocuidado y para

(33)

Para Oren citado por Marriner (2018), el autocuidado consiste en la práctica

de las actividades de las personas maduras o que están madurando, inician y llevan

a cabo en determinados periodos, por su propia parte y con el interés de mantener

un funcionamiento vivo y sano, y continuar con el desarrollo personal y el bienestar

mediante la satisfacción de requisitos para las regulaciones funcional y del

desarrollo. Describen a la teoría del déficit del autocuidado como una teoría general

compuesta por tres teorías relacionadas; la teoría del autocuidado que describe por

qué y el cómo las personas de sí mismo, la teoría del déficit del autocuidado que

explica como la enfermería puede ayudar a las personas y a teoría de sistema

enfermeros que describe las relaciones que hay que mantener para que se

produzcan el cuidado enfermero.

Campos y Corcino (2017), en su investigación, “Conocimientos y prácticas

en la prevención y control del Dengue” sostienen que la práctica, o la forma como

ésta se entienden, está determinada por la concepción de mundo y el ideal de sujeto

que se tenga en un momento histórico determinado. Así, la visión idealista de los

griegos representados en Platón y Aristóteles, concebían la práctica como el arte

del argumento moral y político, es decir, el pensamiento como lo esencial de la

práctica, como el razonamiento que realizan las personas cuando se ven

enfrentadas a situaciones complejas. De igual manera Kant, retoma esta

concepción y propone la razón práctica; como una forma de conocimiento, fundada

en la existencia de una moral absoluta. Por otro lado, y con una visión materialista

del mundo, Marx, entiende la práctica como praxis, al concebir al hombre y la

(34)

tiene una actividad práctica que es el trabajo, de allí que el desarrollo de la

producción determina a su vez el desarrollo social.

Barrera y Briones (2017), en su investigación realizada, citan a Moreno.

“Gestión cultural, comunicación y desarrollo: teoría y práctica”, ambos autores

afirman que el hábito, costumbre, comportamiento o conjunto de actividades

continuas que realiza la persona, es llamada práctica, la cual debe entenderse en

primera instancia como la exposición reiterada a una situación concreta llamada

estímulo y luego como la repetición de una respuesta consistente frente a ella, las

cuales pueden ser observadas para ser evaluadas objetivamente mediante la

observación de habilidades psicomotrices del sujeto.

Para Rue citado por Mochica (2015), sostiene que la práctica, es el conjunto

de acciones que se realizan respecto a una actividad en forma continuada conforme

a sus reglas, también lo define como la habilidad o experiencia que se realiza

gracias a la destreza adquirida respecto a una actividad. La práctica se considera

como sinónimo de experiencia, para que el ser humano ponga en práctica cierto

tipo de conocimientos, es necesario en primera instancia un primer acercamiento,

contacto directo mediante el uso de sentidos y conducta psicomotriz es decir el

experimento; no puede haber práctica de tal o cual conocimiento si antes no se

obtiene la experiencia.

Gómez citado por Barrera y Briones (2017), ambos autores sostienen que

la práctica se considera sinónimo de experiencia, para que el ser humano ponga

en práctica cierto tipo de conocimiento, es necesario en primera instancia un

(35)

es decir el experimento; no puede haber práctica de tal o cual conocimiento si antes

no se obtiene la experiencia. La experiencia le ha enseñado a la humanidad que el

conocimiento del hecho no es convencional, que si se busca la comprensión y el

control de los hechos debe partirse de la experiencia de cada uno.

Del mismo modo Mochica (2015), refiere que la práctica se sostiene en la

repetición de actividades para lograr el dominio de dicha habilidad. Por ello la familia

requiere de una repetición sistemática que favorezca en la prevención de

enfermedades. La práctica se basa en el conjunto de conocimientos, que contribuye

para modificar actitudes que pueden poner en riesgo la salud del individuo, estas

actitudes pueden ser positivas o negativas ya que son aprendidas y se adaptan a

través de la experiencia. Es por ello que las buenas prácticas, actitudes y

habilidades realizadas por la persona, contribuyen a una mejor salud, por ende, su

autocuidado es adecuado.

Morón (2018), en su investigación sostiene que las prácticas de autocuidado

para el control de la hipertensión arterial es un proceso complejo y

multidimensional, cuyo objetivo es la, detección temprana, tratamiento oportuno y

adecuado que disminuya el riesgo de complicaciones y la prevención mediante un

estilo de vida saludable; por esto la promoción de autocuidado a través de la

educación a los pacientes y familiares de las personas con esta patología, permitirá

desarrollar conductas que no sólo beneficia su estado de salud, sino que

contribuyen a la formación de un individuo responsable y productivo. Propiciar el

autocuidado, facilitar la educación y la adopción de estilos de vida saludables es

(36)

Asimismo, Quispe (2017) hace referencia sobre la práctica de Autocuidado

del adulto mayor hipertenso, quien define como las acciones ejecutadas por el

adulto hipertenso tales como alimentación, actividad física, descanso, y control

médico periódico, es decir hábitos de vida saludable que le permitan una mejor

calidad de vida, así como prevenir complicaciones y daño de órganos blancos.

Una enfermedad que, en silencio, puede ir alterando las funciones de

diversos órganos, hasta que, de no ser tratada oportunamente, genera

consecuencias graves, como un infarto o un accidente cerebro vascular: así es la

hipertensión arterial, patología que se podría prevenir o, al menos, retrasar la

aparición de sus complicaciones con hábitos de vida saludables y el uso de

medicamentos antihipertensivos en caso de estar indicados. Aquellos

comportamientos de hábitos saludables son; combatir el sedentarismo, la obesidad,

las dietas altas en sal o grasas, el hábito de fumar, fomentar el consumo de frutas

y vegetales y acudir a la consulta médica donde desde muy temprana edad, y luego

durante toda la vida, se le chequee periódicamente la presión arterial La dieta baja

en sal, el ejercicio y evitar el sobrepeso o la obesidad son pasos importantes para

mejorar y evitar la complicación cardiovascular (López, 2015).

Dentro de los hábitos saludables que establece la OMS es la dieta saludable:

Una dieta saludable ayuda a protegernos de las enfermedades no transmisibles,

entre ellas la hipertensión, diabetes, las cardiopatías y los accidentes

cerebrovasculares. En todo el mundo, las dietas insalubres y la falta de actividad

(37)

Según Renna (2017), propone que una dieta saludable seria dieta rica en

verduras, frutas y lácteos descremados, reemplazo de parte de las carnes por

pescado (grasas saturadas por omega-3), hasta 1,4 puntos. Está asociado con

una menor incidencia de infartos de miocardio y ACV (Accidente Cerebrovascular).

La dieta denominada DASH (Dietary Approaches to Stop Hypertension) es

adecuada para el abordaje de la HTA relacionada con la obesidad, en especial para

mantener el descenso de peso a largo plazo. Debido a la sensibilidad a la sal que

acompaña a la obesidad, las dietas con restricción de sal reducen el riesgo de HTA,

independientemente del descenso del peso, y también disminuyen la incidencia de

eventos cardiovasculares (Blanco ,2014).

Según Salazar citado por Marín (2016), ambos refieren que el consumo de

ajo eleva la síntesis de óxido nítrico mediante el incremento de la actividad de la

enzima óxido nítrico sintetasa. El óxido nítrico es un potente vasodilatador que se

encarga de mantener los niveles de presión arterial en valores normales. El ajo, a

su vez, inhibe la actividad de la enzima convertidora de Angiotensina I, que

transforma la Angiotensina I en Angiotensina II, la cual es un potente

vasoconstrictor y, en consecuencia, provoca elevación de la tensión arterial.

También se ha evidenciado, que extractos acuosos de ajo y sus componentes como

la alicina, abren los canales de k+ que lleva a una disminución de calcio en las

células musculares lisas de la pared vascular. Esto provoca una vasodilatación y

(38)

Carbajal y Sayas (2018), en su investigación refieren que los alimentos

principales que deben considerarse en la dieta de los pacientes de hipertensión

deberían ser los siguientes: el ajo; tiene una substancia que opera para la dilatación

de los vasos sanguíneos, de esta manera ayuda a disminuir la presión arterial (uno

o dos dientes de ajo por día. El apio, es un diurético, el cual se encarga de eliminar

el colesterol malo a través de las heces y la orina, además de limpiar el organismo

y ayuda a la pérdida de peso. Se recomienda su consumo a diario en las ensaladas.

La zanahoria contiene potasio, ello aporta al control de la presión arterial alta,

asimismo contiene betacaroteno, disminuyendo el riesgo de contraer afecciones

cardiovasculares, el extracto de zanahoria ayuda a controlar las funciones de los

riñones. El brócoli, la col, y coles de Bruselas son hortalizas de la familia de las

crucíferas, conforman excelentes anti oxidantes, las cuales previenen la

degeneración de las arterias y aportan a que se reduzcan afecciones

cardiovasculares.

Para Ascoy citado por Rojas (2015), ambos autores sugieren que los

alimentos tienen suficiente sal para las necesidades del organismo. El exceso

favorece la Hipertensión Arterial porque retiene líquidos. Se aconseja cocinar con

poca sal. Con una ingesta total de sal menor a 6g diarios, de estos menos 2g deben

corresponder a la sal utilizada durante el procesamiento de los alimentos o añadida

en la mesa, la cantidad restante (4g) corresponde al contenido intrínseco de sodio

en los alimentos. El sodio atrae el agua y como consecuencia, ocasiona una mayor

retención de líquidos y por consiguiente aumenta el caudal sanguíneo y finalmente

(39)

De acuerdo con Salcedo y Linares citado por Tafur, Vásquez y Nonaka;

(2017) en su investigación ambos refieren la importancia de los alimentos ricos en

calcio dentro de una alimentación equilibrada, donde sostienen que el calcio

protege al corazón, relaja las arterias y ayuda a mantener un equilibrio entre el sodio

y el potasio, los vegetales que poseen este mineral son aquellas verduras que

presentan hojas de color verde como el brócoli, las coles, el apio, etc. Además,

resaltan la efectividad del potasio ayudando a eliminar el agua sobrante del

organismo reduciendo la presión arterial, los alimentos ricos en potasio son las

lechugas, tomates, verduras como espinacas, espárragos y brócolis.

Del mismo modo para Carbajal y Sayas (2018), quienes citan a Tuesta et al.,

cuyo artículo se titula “Factores asociados al control de la hipertensión arterial en

personas mayores de 60 años en España contienen que el café contiene

substancias tales como los antioxidantes, ácidos grasos flavonoides, ácidos grasos

y polifenoles. Al ingerir café el sistema nervioso central es estimulado y puede que

genere ansiedad y nerviosismo en aquellos que no tienen la costumbre de

consumirlo. El consumo de café para pacientes hipertensos, debe ser moderado,

por motivo de su vulnerabilidad a los cambios de presión arterial, y para las

personas sanas, no es perjudicial si 1 taza de café aumenta un poco su presión

arterial, pues dicho incremento no es un riesgo para su salud a largo plazo. El café

puede producir de manera aguda un incremento de diez a catorce mmHg de la

presión arterial en los individuos que no lo consumen habitualmente.

Coronado (2016), en su investigación, recomienda realizar ejercicios en

forma continua, caminando 20 a 30 minutos diariamente a paso ligero, por ejemplo,

(40)

mejor tolerado y se obtiene mayor efecto antihipertensivo que con el ejercicio

intenso. Porque mejora su circulación, su capacidad respiratoria, fortalece sus

músculos y el corazón.

Blanco (2014) al igual que la OMS en el año 2012, recomienda realizar

regularmente ejercicio físico y promover la actividad física de los niños y los jóvenes

realizar actividad física por lo menos durante 30 minutos al día, cinco días a la

semana y mantener el peso corporal en valores normales. Asimismo, el ejercicio

aeróbico reduce la PA en aproximadamente 2.4 mm Hg, independientemente del

cambio de peso corporal. Si se lo combina con una dieta con restricción de calorías,

el efecto puede ser más importante sobre la PA y el peso.

Bajar de peso hasta 2 puntos por cada 10 kg bajado baja la presión diastólica

y sistólica aproximadamente 1 mmHg por cada kilo perdido en hipertensos con

sobrepeso. Además, en pacientes diagnosticados disminuye la cantidad de

medicación requerida y disminuye el factor de riesgo para desarrollar diabetes,

colesterol alto y resistencia a la insulina. Mejora el estado de salud de las personas

con hipertrofia ventricular izquierda (Renna ,2017).

Para la OMS citado por Rojas (2015), sostiene que todo paciente hipertenso

fumador debe concientizarse sobre los perjudiciales efectos del cigarrillo como lo

son, el incremento de los niveles de adrenalina, ritmo cardíaco acelerado, aumento

de la presión arterial, falta de oxigenación de las células y daños en las paredes de

las arterias, lo que a la larga se manifiesta como una alta correlación entre este

(41)

personal de enfermería haga conocer a las personas cuales son los riesgos de

fumar, ya que una vez iniciado el hábito puede ser difícil abandonarlo. Esto indica

que la educación es el método más efectivo en la disminución del hábito de fumar.

El consumo de alcohol es otro hábito nocivo que el paciente debe erradicar, ya que

eleva la presión arterial y también atenúa los efectos de algunos fármacos

antihipertensivos. Su disminución implica reducir la presión entre 2 a 4 mmHg.

Por otro lado, Renna (2017), sugiere limitar el consumo de bebidas

alcohólicas a 30 g de alcohol por día (equivalente a unos 2 vasos pequeños de vino

tinto) en varones delgados y 20 g en mujeres ayuda a reducir entre 2 y 4 mmHg la

presión arterial.

El Seguimiento y Control del Hipertenso es fundamental en reducir la

morbimortalidad en hipertensos. En los pacientes bien controlados se realizará un

seguimiento por parte del personal de enfermería con una periodicidad trimestral o

semestral; el seguimiento por parte del médico será anual. El tratamiento de la

hipertensión tiene dos pilares esenciales que se complementan; uno lo forman las

medidas no farmacológicas y otro, el tratamiento con medicamentos: la conjunción

de ambos conducirá al control de la hipertensión (Maceira, 2014).

Para Núñez citado por Rojas (2015), ambos autores describen que el

cumplimiento del tratamiento farmacológico, control médico y de la presión arterial

es una de las más importantes prácticas de autocuidado, que debe considerar el

paciente hipertenso, ya que el paciente disciplinado, motivado y con interés por la

salud es el que cumple con el tratamiento y a su vez el que controla la Hipertensión

Referencias

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