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Letras no 21, junio de 1930

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(1)

08””

c

U

Santiago

Chile,

Junio

de

1930

(2)

S E L E C C I O N D E

O B R A S

D E

EL ESPIRITU DE LOS UPANISHADS, por “Bfiscelia- neous”.

-

El Umbral.-Lo Absoluto.

-

El Real

Ser.-El Camino.- El Estudiante.- El Instruc- tor.- La Lección.- La ley del Karma.

-

Adora- ción Devociona1.- Libertad.

-

Conocimiento Es- piritual.- Los Cuatro Medios.- Yoga.-Libera- ción.

EL KYBALION, por Tres Iniclados.

-

La

Filosofía Eermética.- Los Siete Principios Herméticos.

-

Transmutación Mental.

-

El Todo.

-

El Uni- verso Mental.- La Divina Paradoja.- El Todo en Todo.- Los Planos de Correspondencia.

-

Vibra- ción

.-

Polaridad. -Ritmo.- Causación.

-

Oe- neración Mental

.-

Aforismos Herméticos.

rlshnauda.- Aiegria.- Gamsará y Nirv- na.-La Ver2arl Redentora.- tNac:miento de Buda. -

Juventud y Matrimonio.- Los Tres Ddores.-

La Renuncfación, -El Rey Bimbisara.- Ind?- gaciones de! Sefior Buda.- PeTitencis en Urii- vilva.- La Tentación.- Iluminación

-

El Scr-

món de Benarés.- El Padre del Bi?da.-El Rey Prasenajit visita al Buda.- Devadata.- LRS

cuatro Nobles Verdades.- Contra los Milagros. -Instrucciones para los Nocivos.- Secreto y

Publicidad.- Regla de l a Orden.-- Etc.

EL EVASGELIO DE R.\M4KRISHX \. i)or Yo?¡ IClin-

rishnanda.

-

Significado del nombre de Rama.- Significado del nombre de Krishna.- En el Tem- plo de Dakshinesfiara.

-

Unidad Esencial de to- das las Religiones.

-

Ramakrishna y sus Devo- tos.- Individualidad y Personalidad.

-

De la Naturaleza de Dios.4imbolismo de las Imige- ne%-Visita al Doctor Vidyas3gara.-El t?bwl.ito. -Plática con Keshady Chunder Sh.-La Divina Madre.-Un Domingo e n el Templo.-En la Quia- t a de Surendra.-Conversación con Sasadhai.- Etc.

TEOSOFIA PRACTICA, por Yogi Khsrishnands

.-

Concepto de l a Teosofía.- Concepto de Dios.

-

Concepto del Universo.- El Universo y el Hom- bre.- El Verdadero Hombre.- La, Trinidad.

-

Evolución.

-

Individualidad y Personalidad.

-

La Reencarnación,

-

La Ley del Kharma.

-

Re- surrección y Reencarnación.

-

La Evolución en

los Tres Mundos.- El Nirvana.- Ilusión y Rea- lidad.

-

Razón, Fe y Credulidad.

-

Atman.

TELEPATIA Y CLARIVIDESCIA, por Swami Pnncha- dasi

.-

Telepatía y Clarividencia.

-

Explicación de la Telepatía

.-

Telepatía Científica

.-

Psico- metria Clarividente.. - La Mir.-da en cl Cristal

(Hialoscopia)

.-

Clarividencia Extética.

-

Cla- rividencia Sencilla

.-

Clarividencia en el Espacio. --Clarividencia del Pasado.

-

Clarividencia del Futuro.

NUESTRAS FUERZAS OCULTAS. por Swanil Pan-

chrtdasi

.-

Los Sentidos Astrales

.-

Lectura Men-

-EL

EVAI;G+IO DEL SENOR BUD.\, por Yoni Kha-

tal.- Doble Vista y Antevisión.- Actuación

en

Cuerpo Astral .-Extraños Fenómenos hstrales

.

-

Influencia Psíquica. -influencia Personal.

-

La Influencia Psíquica a Distancia.- Ley de Atrac- ción Psíquica.

-

Terapéutica Psíquica y Mag- nética.

EL -4UR.4 HZTMdNA Y EL MUNDO ASTRAL, por SWa-

mi Panchadas1.- Definición del Aura Humana. -El Aura Pránica.- Colores Astra1es.- C!aVe de los Colores Astrales .-Calidoscopio Astral.

-

Formas de Pensamiento

.-

Influencia Psíquica de

los Colores.- Magnetismo Aurico.

-

Desenvol- vimiento del Aura. -El Aura Protectora.- t o s Siete Pianos .-Regiones Astrales

.-

Realidad del Mundo Astral

.-

Transposición de la Frontera

.-

Subplanos Inferiores.

-

Egos D:sencarnados.- Etcétera.

LECCIONES DE YOGA PARA El, DESENVOLVI- MIENTO ESPIRITUAL. por Swami nfukerji.

-

Concepto Yoguístico de l a Vida.- Lo Ideal y i o Práctico.

-

Leed y Reflexionad. - El Hombre Animal y el Hombre Divino.- Doble ConsieFcia. -Desenvolvimiento esniirtual.- C a m s y Efecto. -Dominio Humano.- Desenvolvimiento.

-

Des- envolvimiento de la Conciencia Espiritual.

-

¿Quién Puede ser Yo@?- Idealismo Construc-

tor.- Intrepidez.

-

Vencimiento del Temor. Efectos de la Oración.- Las dos Fases del Pen- samiento .-Ejercicio de Meditación

.-

Etc.

DOCTRINA Y PRACTICA DE LA YÓGA, por Swnnii R1ukerji.- Concentración

-

Práctica de la Con- centración objetiva.- Maya.- Dualidad MentP1. -Del Pensamiento y s u Gobierno.- Práctica de I s Concentración Subjetiva

.-

Magnetismo Per- sonal.- De l a Influencia Espiritual.

-

Concien- cia Individual.- Disciplina de la Voluntad.

-

Dominio Propio.- Ejercicios Prácticos de la Yo-

ga.- Vencimiento del temor.

-

Prictica de 13 Yoga

.-

Conclusión.

LA DOCTRINA SECRETA DE LOS ROSACRUCES, por

“Magnus Incógnito”.- Los Rosacruces y su Doc- trina Secreta. - La Causa Eterna.

--

El Alma del

Mundo

.-

El Andrógino Universal.

-

El Uno. y

los Muchos.

-

La Universal llama de Vida. - Pla-

nos de Conciencia.- Los Aspectos del Alma.

-

Reencarnación.- El Progreso del Alma.- El Au- ra Humana.- Los Siete Principios Cósmicos. COMO SE LLEGA A SER YOGUI, por Yogi Kharis-

hsnnnda

.-

Introducción a la Yoga.- Significa- do de la Yoga.- La Energía Prán,ca.- La Cfen- cia de la Respiración.- Los Centros de Energía. -Yoga Hatha.

-

Yoga Raja. - Yoga Karma.- Yoga Bhakti.- Yoga Gnani.- Cristo y la Yoga

Lujosa

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-

S a n t i a g o

d e Chile

Junio

d e 1930

-

Núm.

21

cara

i c a

e r a r i

“ X X V I A J E Coi\-

E X

DIA- La aparición de

BIiO”. (Cuentos) por Ja- “La Señorita Cor

iiuario Espinosa. tés Monroy”, última novela de J a n u a r i o Espinosa, desconcertó a nuestra crítica, aunyuc

los críticos no quisieron mostrarse desconcerta- d o s He a h í u n a novela q u e se presentó roll chadia h a s t a entonces E s -

sencillas y lo hacía con Aquello parecía así, a pri- m e r a vista, despojado de todo interés, hasta. como u n a negación die a r t e , pero e r a el caso que quien empezaba a leer la novela no l a sol- t a b a h a s t a su ú l t i m a página y era tambien el

caso que los personajes, lejos de caer en el ol- vido como h a b r í a ocurrido fatalmente en el t a s o no a t e n e r meritos, seguían viviendo e n el

recuerdo del lector con caracteres de intens?. hwmani d a d

“La Señorita Cortés Monroy” despertó por este motivo comentarios elogiosos, pero siempre a b r u - m a d o s de estupebacición ¿ Q u é secreto pos-? J a n u a r i o Espinosa p a r a d a r interés a las cosas vulgares7

J a n u a r i o Espinosa se sonreía en su amab!? retiro, lejos de círculos y capillas literarias No contestó a las preguntas, no reveló s u secreto

S e limitó a anunciar l a publicación de u n nuevo libro: “LTn viaje con el Diablo’, volumen de c u e n t o s que acaba de aparecer

“Un Viaje con el Diablo” renueva el rrilagro de la novela que hemos comentado De nuevo J a n u a r i o nos cautiva con la narración de hechos corrientes, con l a p i n t u r a de tipos de esos que uno e n c u e n t r a a c a d a paso p o r I d calle 6CuAl es el secreto del escritor?

4 nosotros nos parece que el secreto está en su g r a n sentido de la realidad, s u capacidad de observación v su potencia descriptiva A J a n u d rio Espinosa n o se le escapa jamás el detallo revelador, el momento vital de s u personaje Sus tipos son vulgares, pero todos ellos “viven”, se aniiman. se mueven como l o hacen en carnfi

y hueso E n cuanto a s u paisaje es sintético J

perfectamente enfocado, sin n a d a de m á s ni n a - d a de menos

E l lenguaje de nuestro a u t o r v a de a c u e r J o coil su técnicr. E s un lenguaje simple, pero ~ i v o , un estilo diáfano y apretado Tal vez e n ~ , n

urinciaio a u e d a chocar s u falta de adornos -y

mos en él u n a secreta a r m o n í a que nos domi- n a y que resulta u n camino terso, fácil y t r a n - quilo que nos conduce h a s t a la intimidad d J los personajes.

“ C n l‘iaje con el Diablo” es u n hermoso éxito p a r a J a n u a r i o Espinosa. Y a hemos visto que este libro h a servido a algunos críticos p a r a a t a c a r a los “modernos”, a los que gustan del estilo complicado y echan fácilmente m a n o de

la imagen E s el sistema chileno. Aquí s e elo- gia siempre a uno p a r a criticar a otro. P o r n u e s t r a p a r t e creemos ‘que “Un Viaje con el Diablo” es u n libro demamado h o n r a d o par,% servir de a r m a d e ataque. Debe decirse que es u n bello libro sin perjuicio de que puedan exis-

tir otros bellos libros e n otros g6neros Y en

otras escuelias

‘cMEGAFOI\TO”, EN FILM E n el prólogo se

D E LA LITEXATURA dice que este volú-

MEXDOCIXA D E I I O P mren no es Antolo-

(Antologirt). gía, pero debemos e s t i m a r l a como t a l

ya q u e r e a n e con ihonrado criterio todo lo más representativo de la actual l i t e r a t u r a mendocina. E n este mismo prólogo se explica q u e h a y eri la Argentina numerosos núcleos intelectuales. a p a r t a d o s de Buenos Aires, pero con g r a n re- percusión allí

Sin d u d a el d e Mendoza es el de mayor im- portancia Así nos lo demuestra este “Megáfono ’

que reúne u n a buena cantidad de escritores per- sonales, vigorosos, llenos de color y de interés Ellos son: Emilio Antonio Abril, Luis J. Dalla T o r r e Vicuña, Vicente Nasardto, Serafín Ber- n a r d o Ortega, J o s é E Peire, Guillermo Petra Sierralta, J o r g e Enrique Raniponi. Ricar5o M Setaro v Ricardo T u d e l a

La selección de c a d a uno u e estos autores h a sido h e c h a con g r a n acierto, de m a n e r a que el volúmen da u n a impresión magnífica de valo

“LOS POETAS D E VAX- Nuestro Redactol.

GUARDL4 DE CHILE” 4ngel Cruchaga San- --Conferencia por Angel t a María dictó una

Ci-uchaga Santa María. nteresante conieren- de Jóvenes Cristianos sobre los nuevos valore- poéticos de Chile. &4nte u n público numeroso, Cruchaga disertó extensamente acerca de ~ S L ’

tema. refiriéndoqe a todos los líricos n u e h a ? , r e s densos, y ya defmitivos.

1

cia en l a Asociación

(4)

2

letras

P e n e t r a n d o en el sentido de c a d a uno de ellos, anaiizándolo con palabras de poeta, f i j a i i -

do su situación e n nuestras letras, Cruchaga

h a hccho de s u conferencia uno de los más inLe resantes estudios que se hayan escrito s o b r s

L

nueva poesía de nuestro país

Sin duda, p & r a rritícar iioesía, se necesita sensibilidad de poeta E3te es el principal 7’ i w

d e la conferencia de Cruchaga, quien 110 por eso

ahandon6 aquellos puntos de vista dehidch trictamente a la crítica

E n este volumen

‘’EXqS‘f’O 3 SOBT E: lJI‘l‘E- reúne Tomds Gatica

R \ T T R ? R l h l ’ \ N O 2- Martínez las confe-

M E R P C 4 S \ . - F \ POE- rencias dadas en di-

SI4 IJIZ<I<‘ \ D l l 4:lTET E, versos establecimien

XRBESTTSX Y PERT“’ tos educacionales,

~ m r Torn55 Gatica Mar- p o r encargo especia,

tínez. del Xinistrrio res-

pectivo. Gatica-él mismo lo dice en el prólogo-

no h a querido ha:er u n a obra de estricta criti- c a , bin0 presentar en f o r m a accesible a s u a u d i - torio los diversos valores líricoc de nuestro país. agregando a las palabras de presentacihn ui1

fragmento poético de cada a u t o r Sin duda ha conseguido su objeto.

Hay en este libro u n a laudable serenidad de juicio y el plan de conjunto está bien desarro- llado SI es verdad que notamos la ausencia clc algunos nombres, sabemos que Gatica se propoilr completar su obra con u n volumen intermedio entre el que a h o r a comentamos y el que con-

tinúa l a serie de estos “Ensayos”.

Tomás Gatrra 3Iartínez h a procedido e n s u trabajo con espíritu honrado y con sinceridad, cualidades que no siempre guían de esta clase d e obras.

s.

A.

V

ar

o-

EL “TRIPTICO

del

OLVIDV”,

por

R I O

deja que m e h u n d a en t u s raudales m e he despojado ya del mal: p o r no e m p a ñ a r t e los cristales mi corazón s e h a hecho cristal

...

He aquí esta pequeñita composición-la mlis pequeña de todas-y donde, yo h.e creído deaiu- hrir el instante mismo en )que l a poetisa resuel- v e sus internos pudores y s e entrega-detipi- tivamente-al A r t e . Este temor, de empanar

los cristales, que a esta joven l a h a retenido p o r rnuclho tiesmpo en el silencio. E s t e silencio que ha tenido, p a r a ella. el prestigio d e nuevas aguas purificadoras.

María Ruiz comienza su obra poética cuan- do a ú n es muy niiia. 4 esa época pertenecen l a mayor p a r t e de las composiciones, que est6:l inspiradas en la rusticidad del campo. Aiiseii-

cia, Serrana y Clantares Tristes (gavillas dora-

das a l a luz a m o r o s a de su espíritu) la6 niás hermosas, sin duda, fueron escritas cuando Ma- ría ,contaba solamente catorce años. Escúchese. s i no, esta estrofa de Cantares Tristes:

Cuando salgo ,por el campo paso recogiendo cardas p a r a a r r a n c a r suavidades

a l a burdez de mi falda, p a r a que. en ella descanse t u cabeza fatigada

y l a halles blanda, t a n blanda, que no quieras l e v a n t a r l a . .

.

E l acento adquiere aquí u n a entonación t i n pura, que el paisaje se vislumbra colmo clareado por u n golpe de viento. Aún cuando l a mayor p a r t e de los ,poemas sean e n realidad, “versos”s -por l a utilización t a n if.recuente de l a métri- ca-hay, sin em’bargo, e n l a estrofa citada, u n a tendencia revelante a la modernidad debida- exclusivamente- a l a nitidez d e l lenguaje. Ma- r í a Ruiz n o presume de un “idioma” propio, como la Mistral o Rubén Darío. Su decir c s

sencillo: esta sencillez a veces encauzada en u n a cierta parejura, q u e no le es m á s i n g r a t a q u e a la colina tapizada de hierbas. Su voz 5s

paisaje. Nuestro espíritu lo alumcbra o lo 0 3 s -

curece a s u antojo. P e r o siempre gueda engar- z a d o en el aire ese gajo de luz que viene a sei-

s u propio acento. María Ruiz vaciló en a b r a - sarse a e s t a cruz d’e pasión que, m&s que nin- guna, la constituye el A r t e .

. .

tuviste sed de besos y te entregué mis labios; tuviste h a m b r e de amores, de amores t e sacié;. traías fría el a l m a , t e acurruqué e n mis brazo.;; venías extraviado y l a luz t e mostré

y exprimiste mis labios

y ‘de mi fuente p u r a secaste el manantial; dejaste mi regazo que p a r a t i se h a b í a hecho más blando y m& a m a n t e q u e u n seno maternal!

Es en estos versos donde María Ruiz nos dcja. vislumbrar a través de las desgarraduras de su acento, esa otra entonación empapada e n u n dulce y recio fatalismo, q u e nos es y a familia?

en ciertas colmposiciones de Gabriela Mistral. E n Venganza-por ejemplo-a pesar de la fuer- za impulsiva de los sentimientos, logra l a poeti- sa-sin embargo-un atbsoluto dominio d e sí misma. E l equilibrio de l a conce,Qción poétice hace que las frases se desenvuelvan con finu- r a , estableciendo así u n a armonía perfecta e n t r e la forma y la inspiración. L a joven ya puede d a r - nos s u s cantos sin pudores. De este modo es corn@

s u poderosa vocación le a r r a n c a el grito tre-- rnendo de sus labios:

t e a r r o j a r é en l a ,falda de sombrías montañas y el #buitre de las sierras será ini vengador;

con sus g a r r m enormes t e a b r i r á las e n t r a ñ s s ; s e pudrirá t u carne a los ,besos del sol!

Es u n a lástima que por la falta de espacio,. no pueda extendermme más, en este artículo. del cual yo h a a r í a preferido hacer un. estudio de-- tcnido d.e l a o’bra y de la personalidad de esta poetisa dotada de un verdadero. talento y a quien me h a tocado en h o n r a (inmerecida PO!”

supuesto), de presentar a l público. Su libro aFarecerá-en breve-hermosamente editado For Nascimento, bajo el título de “El Triptic<> del Olvido y otros Poemas”. Llejo, cues, a m a - no más experta y reposada l a t a r e a de aquila- tar-debidamente-la obra de María Ruiz cuyo. nombre queda desde luego acuñado> en el cam-- po de nuestras letras, de día e n día a c r x e n t a -

ü o por la aparición de nuevos y positivos .valo- ‘ r e s .

RAFAEL ORREGO.

(5)

letras

3

a r t i s t a s n u e s t r o s .

a n i

v i a

Difícil resulta s e p a r a r los nombres de Aníbal

y L a u t a r o iilrial, h e r m a n o s e n la más a l t a ex- p r e s i j n d e la palabra, unidos por u n a vasta la- bor común, por afinidad espiritual y por m u t u a

de las revistas

~,

cliarios, clue talltos bueilos tclil- peramentos h a n malogrado con sus

dos y su fatigosa labor mei..calitil. Alvial ha

c a m a r a d e r í a . H a s t a físicamente los A41vial son t a n parecidos que es necesario ,entrar en su amis- t a d p a r a poder distinguirlos.

H a n t r a b a j a d o juntos desde su iniciación a i - tística, apoyándose, aconsejándose, sin que se

p u e d a decir cuál de los dos es el g u í a . Aunque

sus obras son incltvidual,es, h a y en ellas u n a cola- boración de m u t u a crítica

r

de comunes estu- dios.

Hijos de marino, los hermanos Alvial h a n v16-

t o p a s a r l a mayor parte de sus vidas en Vai-

paraíso. Allí se les quiere, se les aprecia justa- m e n t e . E n 1 9 2 4 hicieron u n a exposición de di- bujos e n compañía de otros artistas porteños. 1 3

mismino a ñ o Aníbal obtuvo el P r i m e r Premio dr

Dibujo e n el Salón de P r i m a v e r a de Valparaíso.

A raíz dse esto, ambos hermanos hicieron su se-

g u n d a exposición. Desde entonces hasta hoy h a n continuado s u labor %?ria, a.ctiva. giie 8 s u m : ~ de las m á s bellas realidades de nuestro ambien- te

Cabe también a estos artistas la h o n r a d e h a - ber sido los primeros q u e en nuestro país reali- zaron el grabado e n linoleum. trabajo a que s:

dedican con especial interés ‘y ‘del cual son, siri

duda, los m á s interesantes cultivadores que exis- t e n en Chile e n la actualidad.

Aníbal Altvial se inició corno un ci’ibujante de ,man sentido decorativo. Muy refinado, al estilo ‘!e Delmau y otros orientalistas, buscaba la li- n e a agudizada hacia un sueño fastuoso. Su fan- tasía pudo t r a z a r bellas creaciones que constitu- yen u n a buena p a r t e de su l a b o r . Así ilustró al- g u n o s cuentos de “Humo de Opio”, de Claude F a r r e r e y numerosos poemas de poetas chilenos. Alvial se h a visto libre del esclavizado trabajo

C’do t r a b a j a r con independencia y estudiar tranquilidad.

Hacia 1 9 2 5 se acusa en su obra las nuevas

CO?I

(6)

4

letras

dencias que l a dominan a c t u a l m e n t e . Su f a n t a - t á cercano el d í a del completo t r i u n f o de este

s a , a f i r m a el sello exótico y busca tambiér, joven y r i g o r o s o creador.

asuntos americanos, chilenos, que t r a t a con sin- g u l a r a c i e r t o . La representación de animales lo cautiva. 'En linoleum empieza a darnos pequeñas o b r a s m a e s t r a s . Su visión se a m p l í a y su sen- tido de lo decorativo se orienta h a c i a u n a a r m b - nica simplicidad.

Curioso, con u n a curiosidad de inteligente a n a - lizador, m a r c h a a P a r i s e n 1 9 2 8 . Permanece a l i i

u n año y regresa t r a y e n d o multitud de motivo% de observaciones, todo lo cual en poco tiem130 de concehtrada labor en s u estudio de Valparaí- so, hace surgir a l Aníbal Alvial de a h o r a , al ai-

t i s t a de personalidad f i r m e y definitiva. iDibujo, pintura, g r a b a d o e n m a d e r a y lino- leum, todo a t r a e a este activo a r t i s t a . N a d a d a

una i d e a m á s completa de su espíritu a l e r t a y de

su incansable actividad que u n a visita a su es- t u d i o . E n el octavo piso de un edificio de l a ca-

lle 'Cuudell, Aníbal Alvial t r a b a j a con m a s n í f i r o e n t u s i a s m o .

\ E n su biblioteca hallamos libros de a r t e , de li- t e r a t u r a , de geografía y de ciencias n a t u r a l e s . Aníbal Alvial es u n curioso de todo, u n enarno- r a d o d e l a n a t u r a l e z a . La v i d a a n i m a l le m a r a - villa y en g r a n d e s volúmenes estudia l a s cos- t u m b r e s d e las m á s exóticas f a u n a s .

Su literatura preferida e s l a de acción, espe- cialmente a u t o r e s ingleses, a quienes lee en sil idioma original.

Decimos que Aníbal Alvial e s ya un a r t i s t a de personalidad form.ada, pero no q u e ha dado a ú c

su o b r a definitiva. T r a b a j a sin p r e m u r a , con esa seguridad t r a n q u i l a q u e d a l a conciencia de que l a o b r a de a r t e n o puede improvisarse. Nuestros lectores Que h a l l a r á n e n e s t a página c u a t r o g r a -

nadas e n linoleum, podrán f o r m a r s e u n a ideh c l a r a de s u valer y z e n s a r con nosotros q u e es-

(7)

letras

5

e

H. Jtorisseau: Paisaje y

Simple de nuestros días, Henri Rousseau, aje- no por completo a l intelectualismo, que inund,, el a r t e contemporáneo, repite, o mejor dicho, continúa el milagro de l a visión infantil y p l i - maria, puramente sensorial, de los primitivos.

Primitivo, primario de nuestra época, s u s OJOC,

están abiertos a u n a naturaleza de suefio y de recuerdo fantástico.

it ti to- ivlrato-

E n el a r t e universal actual, el h o m b r e y el paisaje. los dos elementos primordiales de toda construcción o creación artística, juegan dos ro- les diferentes P a r a el occidental, de pensamíen-

(8)

6

letras

ojos están llenos d e confianza y s u pensamiento lleno de fantasía y j u e g o .

P o r lo que e n él hay de s í m b o l o y de visión l e -

gendaria. encontraremos en el a r t e de Rousseaii m á s puntos de contacto con el a r t e oriental q u e

con el de nuestro occidente. Palabras éstas q i i ~

sitúo sin alcances de definición, sino d e mera impresión.

E n la p i n t u r a contempoi.Anea, R o u s s e a u a p a - r e c e aislado y único. Vida cotidiana sencilla la

de este aduanero de París, pintor del domingo, violinista de barrio, orador obligaio de las bo- das humildes. P a r a concurrir a los salones de

pintura atravesaba las calles de P a n a m empu- ,ando un carrito de verdulero cargado con sus cdadros E n s u s años de mocerío había estadc

eil el trópico y de aquella aventura lejana arraii-

CJ. toda la milagrosa a v e n t u r a de su a r t e . Pintor dominical, pintando p a r a obsequiar a sus a m i -

‘,os carteros, porteros, patrones de café; escri- biendo por las noches d r a m a s interminables 5-

poesías medidas en las q u e cabían l a paloma y

el nomeolvides, sus cuadros alcanzan hoy día co-

tiza-iones fantásticas y s u nombre h a e n t r a d o e n

la gloria de lcs hombres.

9. ROJAS G I T I E S E Z

.

Es u n hecho ineludible la violencia e n I L

l u c h a de ser, l u c h a f u e r a de todo control.

El caso del hombre opaco es necesario ab-

cender. Ser, ya que dentro del círculo gris de

s u vida no existe ningún contacto superior con l a realiddd que lo circunda Entonces h u i r , h u r e lejos de su nacimiento y de improviso se COlOcd f r e n t e a l espectáculo literario busca, de esta m a n e r a , s u justificación

H e aquí el caso del pequeño pueblerino qu? pegado a la pretina de lo que bien les cost; g a n a r 10 SUYO, desea t r e p a r a u n a situación con pequeños subterfugios envenenados

L a f a l t a de sinceridad y l a ramplonería que

da el medio de siutiquez que l o ha rodeadc, son caminos fáciles p a r a él modo de deslizarse por l a pendiente suave y tranquila, formada por esa sed de adulo y serretaría que la v a n i d a l lleva en los hombres

Así, poco a poco, con todo el cuidado que se requiere p a r a aliñar un picante, de guatiia. el hombre opaco ensomhrece el paisaje claro del ambiente, con fines meramente especula- tivos

E s absuelto de tal p a n e r a por la conrlición elegida que mira, o b r a y procede r o m o sus m,is inmediatos superiores. i espetuoso ante todo 1 )

que señale el camino del ascenso. Su vida es t a n simple, t a n suave, t a n llena de “iniirmiillos interiores” que, ingenuamente, deja pasar los aspectos que, sin duda, f o r m a n u n a personali- dad

Entonces, p a r a suplir aquel g r a n anonimato que lo rodea, opta por situarse frente al pano- r a m a íntimo de los hombres en actitud de asam- hlei5ta demócrata, es decir, busca la polémica cogiéndose de los pequeños resortes de arlula- ción que s u cai$cter le otorga

Es cui-ioso air h a b l a r al h o m b i e opaco’ Existe u n conjunto de ideas en sus declara- riones que impresiona eii la misma f o r m a que nos impresionaría un poema suprarrealista Efectos de desordenadas lecturas que, sin con- trol alguno, mucho menos método, h a inqerido

E n algunos rasos s u simplicidad lo lleva a problemas de interpretación, y, curioso’ el buen hombre repite con t a n mal acierto lo q u e h a captado en l o s corrillos, que s u charla nos resulta u n a vitrina de turco pobre

Si llegamos a penetrar en la vicia dc est?

precario a m a t e u r literario, comurendemos la su- perficialidad que i r r a d i a Le justificamos en medio de su castidad cualquiera caida con la maritornes de la vecina o soportamos valiente- mente sus niijos de honorabilidad y moral I)

Alguien me n a r r a b a u n a anécdota curiosa que ria la medida mental de eqtos pequefios tre- padores:

1-n sujeto que, buqcando afanosamente i n

medio p a r a simpatizar con Pablo Neruda y u n joven novelista bien conocido en nuestro am- biente, corrió a casa de estos a comunicarles que \e f i a g u a h a u n espantoso complot conti->

e l prestigio intelectual de ambos

Seriida, que aquella m a ñ a n a tenía m$s s u e ñ o

q u e de costuinhre y no estaba p a r a escuchar le3endas mal ingeniadas se rascó la nariz y

acoiisejó al sujeto que se entrrvistara con s u compdñero I le comunicara el hecho Y este

se ian7ó en pos del noTelista p a r a n a r r a r l e e:

grave ea50

-Yo, exclamaba he t r a t a d o por todos los imedios l?osibles d e evitar t a m a ñ a catástrofe. P e r o si iistedes no me ayudan, l a desgracia se

% a a producir , Y sería tremendo’ Figúrens;. ustedes que existe alguien que está dispuesto

a delatarlos

El novelista algo extrañado. -LDelatarnos

-Si s e ñ o r Delatarlos -,Pero delatarnos de q u é ?

-Hombre’ De la compañía de bombo m u t u o que ustedes dos h a n logrado organizar.

El notelista apreció en s u justo valor l a t r e - menda amenaza

-Se lo agradezco, joven Es decir, le agra-

dezco s u celo, sus buenas intenciones, etc P e r o fíjese usted E s día martes y hace calor ¿Ayo

rree usted aue sería conveniente conversar es16 asunto cómodamente frente a u n a media pílse ner, por ejemplo, en a l s ú n lugar confortable?

(¡Oh. inmensa felicidad’ E l truco d a b a r e - sultado Tener en las manos la ocasión de p a g a r u n a media pílsener a un hombre de prestigio n o e r a mal negocio Y m a ñ a n a , o pasado ma- ñ a n a , esto tendría su repercusión) Con la f a z iluminada, el sujeto aceptó -Tramos en seguida!

-Sin duda la cosa es grave Ud comprende, r\-eruda y yo necesitamos de nuestra sociedaC

;De o t r a m a n e r a sería imposible nuestra figu- ración en las bellas letras‘ P e l o e x p l í i u e m e . .

-Se pretende delatarlos repite e1 joyencilo niuv satis€echo

-< P e r o a mui’én7

-T-Torribre’ & S o se le o c u r r e ? A klone, PI Crl

Garzón, do* media? pilsenersl

tico cle “La STarión” ,Imagínese, si esto lo pone en el diario’

-Ah. claro, serí,x molestísima, sobre todo para

S e r u d a Pídase otra pilseners -Garzón o t r a pilseners’ -Chica, sefiar”

-1-0, qrande’. dice el novelista..

i\ pesar del desdén con que miró X e r u d a i r

@u amigo la inqenuidad del t r u r o , el buen jo-

T encito s u p o encontrar el camiiio p a r a situarse en el claro mirador de s u s intencioneq

(9)

letras

7

e

por anatolio lunatcharsky

La Revolución de Octuhre que libertó a todos los pueblos de l a Cnión Sovibtica y les abrió e! camino p a r a su desarrollo cultural, trajo ta.rl- hién l a elevacibn a la literatura de las diversas lenguas nacionales.

L o s primeros años á e l a literatura soviética. después de l a Revolución de Octubre, estaban marcados por una cierta insuficiencia. Kos apor- t a r o n solamente pocas obras de almgunas escrito- r e s realistas de l a escuela gorkiana, que h a n en- contrado el camino de l a revolución. E n este pe- ríodo dió sus primeros pasos el primer grupo de los escritores proletarios. ‘que consistían princi- palmente en u n a literatura de consignas y míti- nes. ,Como es sabido, sólo algunos futuristas to- m a r o n parte activa (Vladimir Mawakosvky), y

coll buen resultado en el desarrollo de l a litera- t u r a soviética de los primeros años.

E n el primer período siguiente del desenvolvi- miento de l a l i t e r a t u r a sovi’ética se aprecia, a n t e todo, l a aparbción de los llamados “Weggefahr- ten” (compañeros d e viaje) - y, en segundo l u - g a r , la aparición de los nuevos escritores prole- tarios, los ‘que ya se acercaban considerablemen-

t g a l a divisa de su tarea, vale decir, la iutroduc- ción del realismo social en l a literatura.

E n este período de transición se puede obser- ’var la existencia de t r e s diferentes corrientes .principales. la de los “compañeros de viaje” pri- meramente: se f o r m a un cierto círculs de escri- tores, que n o siempre sinceramente,-de cuan- . d o e? cuando a s u talante vagando a c á y allá-,

estaban empeñados en crear u n a l i t e r a t u r a acce- sible p a r a el nuevo público, a la cual ellos, sin embargo, llevaron este o zqu-1 tono falso (cons- -ciente o inconscientemente). Con el deseo de no c a u s a r agravio a nadie, no menciono aquí los .nombres de semejantes escritores, sino m e refie- r o solamente como un ejemplo a l muy conocido en el extranjero, Ilya Elhrenburg, a quien hay

que reconocer como el representante más carac- terístico de este grupo de escritores sovi’éticos. La segunda categoría de los “compañeros de via- je” se componía de aquellos escritores m á s o me- nos experimentados y artísticamente talentosos, que observaban atentamente y con simpatía l a f a z de este nuevo país y se a d a p t a r o n enérgica- mente y en plena conciencia a las exigencias de

ia nueva construcción. A ese grupo pertenecen, por ejemplo, aquellos-que en buena h o r a esta- h a n m&s alejados de nosotros-como Alexey

” Tolstoy; pero también los que estaban considera-

blemente cerca a nosotros, como, por ejemplo. l o s “lef-leute” ( g r u p o izquierda) que, casi ínte- gramente, pertenecen demasiaclo a l a literatura

-

nroletaria.

E l tercer grupo de los “We,ggefhahrten” I O

constituyó por fin l a gente joven, los que esta- b a n a ú n en la juventu,d adolemente cuando l a re- volución esta,lló, los que fueron lanzados por la revolución por aquí y allá, por decirlo así, 10s

“hijos de Octubre” o, por l o menos, sus hijo8 adoptivos. E n t e r a m e n t e no siempre pueden 105 escritores de este tercer grupo reclamar el títule d e escritores proletarios, pero sus obras Ilevai: e1 signo de excepcionales sucesos revolucionarios. E s t e grupo constituye, pues, la categoría m a s

f u e r t e actualmente por la unificación de u n

pathos revolucionario y u n a considerable com- Drensión revolucionaria-que a menudo se en- cuentra en él, aunque no siempre 8bsolutamentc p u a . A ese grupo pertenecen Leonov, Seifulina, Lawrenyew, y una serie e n t e r a de otros escrito- res de l a misma edad y í e l mismo procedimiento. Siempre resonó l a voz de la literatura proletaria bastante fuerte y el proletariado encaró de f r e n - te el problema de terminar rigurosa y exacta- mente donrde se encontraban los límites e n t r e lo realmente propio a él, lo emparentado, lo Jeno susceptible de apropiación y lo falso, y, por en- de, efectivamente hostil.

Esto h a siáo también el origen del nacimiento de un movimiento turbulento, a cuyo frente es- t a b a el conocido periódico N a Postú ( “ E n e;

Puesto”). E l partido y el Gobierno de los So-

viets, que estaban m u x interesados en la crea- ción de u n a nueva l i t e r a t u r a y e n l a adquisiciún de u n a intelectualidad calificada, t r a t a r o n a to- dos los escritores con l a m á s g r a n d e cortesía-

a los que tomaban posición favorablemente f r e n - te a l a vida social creada por Octubre-aun so-

lamente en cierto modo.

Esta arnabilidáü con la intelectualidad que des- pués de Octubre se puso al lado del proletaria- do, pronto degeneró en engreimiento, y condujo

a u n a superestimación de sus fuerzas y d e s u valor y a u n a depreciación de sus flaquezas y .de las notas falsas que desentonaron e n sus o,bras, así como a u n cierto menosprecio frente a l a literatura proletaria pura, rápidamente cre- ciente. .

E n l a m a s a del desarrollo d e l a literatura pro- letaria se formaron corrientes contrarias que e n ’

el movimiento de l a gente de N a Postú y e n las tendencias dominantes de l a Asociación P a n - Rusa de los Bscritores Proletarios ( W a p p ) e n - contraron s u expresión.

L a lucha entre las direcciones procedentes de esta situación, llegó recién a l a calma, despuée de l a resolución del C. C. del P. de Julio de

1 9 3 5 , que erigió como principio las precisas 1í- neas p a r a l a política literaria.

E l rasgo esencial de l a literatura del tercer período, todavía a h o r a existente, constituye e n definitiva u n cambio brusco ai realismo social, y ,

por cierto, es a h í extraordinariamente caracteris- tic0 el impulso de los escritores mks nuevos de los últimos años, a buscar sus raíces, n o e n l a li- t e r a t u r a más próxima a nosotros de los años

ochocentistas y del período seguido ,después d e eso, sino en l a literatura de los cl&sicos y popu- laristas. Aun el Lef comenzó conscientemente a desviarse de todas las sutilizaciones, vale decir. del juego de los sonidos sin contenido. de l a co- quetería con l a virtuosidad vacía y de i a decla- ración: “la superioridad de l a f o r m a p u r a s e a

lo único trascendental en l a literatura”, sin que hubiese sido consciente de .ello.

El florecimiento de l a novela proletaria, 12 aparición de algunas grandes novelas, u n a poe- sía-lírica y épica-enca’denada inmediatamente a l a vida, u n a nueva dramaturgia-’esta es a l

(10)

8

letras

G l a d k o y , Lebedinski, Fadejeff, Utkin, Sharow, Besimenki

v

muchos otros f o r m a n a c t u a l m e n t e

el g r u p o director de n u e s t r a literatura. Apare- cieron tambi,én nuevos nombres, que autorizan a l a mejor esperanza, como, por ejemplo, Ole- cha, con s u extraordinaria reciente novela “En- vidia”.

E l triunfo decidido del po’der soviético y el pa- tente adelanto q u e se está manifestando e n ia construcción económica y cultural, ‘bajo su ban- d e r a , h a n nivelado l a s controversias e n t r e los

diversos g r u p o s de los literatos del Soviet y con. ducido a una federación general d e los eseritores soviéticos.

Recientemente el Gobierno soviético encontrú. u n a serie completa de medidas p a r a el mejora- miento del n i v d de vida de los escritores, y p a r a el f u t u r o próximo e s t á e n camino l a r e f o r m a de los derechos del autor, así como de la t a r i f a y normas p a r a los convenios e n t r e los escritores y casas editoriales, todo lo cual i n f l u i r á e n l a s condiciones de vida de los escritores del modo mks favorable.

l o s

e

c

i

12ras u n a chiquilla, u n poco r a r a , q u e jugahas ( a las muñeca? con m i c a r a de náufrago, ensombrccida de bar- ( b a s y de pena. I b a s hasta los m á s obscuros rincones de mi ( a l m a encendiendo t u s l á m p a r a s de júbilo.

Tu s o m b r a reciente improvisaba livianas danzas, y mis sueños antiguos s e reían m á s allá del m a r .

A veces girabas m u y cerca de mí, t a n cerca de ( m í ; pero, y o no e r a l l a m a ni t ú e r a s m a r i p o s a . E n mis manos grises abandonabas t u p e r f u m a d a

(juventud y mi boca t r i s t e n o saafa morderte como a l a s ( f r u t a s . E s p e r a b a s mis palabras.

y y o t a n sólo a c e r t a b a con aquellas t a n s u a v e s

1 7 .I 1 1

m i e n t o

que besaba largo t u s cabellos y t u e s p a l d a . P o q u w í a irme lejos. E l horizonte s e anillaba

(a mis sienes; pero después r e c o r d a b a las c a r a s bobas de l o s ( p á j a r o s m a r i n o ? destilando hastío en l a orilla de las b a r c a s ( c a n s a d a s . Y volvía a mis silencios con l a c a r a c h o r r e a d a ( d e l u n a como 106 payasos después d e l a función. P e r o un día, t e acurrucaste en mis rodillas, y

( e s t a b a s triste, con u n a tristeza de viaje, de Tiento o de m a r .

KO sé por q u é u n a alegría salvaje, de selva a r - (Aiendo. se impacientaba e n mis brazos y e n mi voz.

En mi pasión obscura, indefinible, t u c a r n e . ( J l a n c u

1 .

. .

* , .

clue it: uecinios a 10s ninos c u a n a o estamos en- se cala como la luna en ia cona a e 10s arooles.

Entonces t e A f u e r a t e e

ale sper

( f e r m o s .

Esa noche todas las estrellas s e b a ñ a b a n e n los (esteioe j a b a s riendo y danzando.

mientras yo recorría e l silencio contigo 0 n

- a b a e l sol, viejo y sabio, (brazos.

m í

A 3eceda que e l bu1 casi dos p

de u n a ve Limpia el j a r d í n

:

Viejo siler el roqueda

r

rio del a l m a licio deletrea, lanos idénticos r d a d q u e s e niega l a calle de ruidos.

r

l a querencia. icio que h o r a d a

1 d e las penas.

Y

t i e r

r a

Con esa luz jubilosa alguien se viste de f i e s t a . Y a quisieran los recuerdos tenerla por consejera.

Hemos t r

como si fu. P o n t u e s p

y t u conter

-erizado l a r u t a e r a una c u e r d a . e r a n z a e n el m a r ito en l a t i e r r a

(11)

ietras

9

5

F

La tigura dL3 Ricardo Tudela n m e6 ya f a - t a n t o coni0 en su P ~ . O P ~ O ~ a í s . SU colldicióil

nliiiar en Santiago, E n e l último tiempo io he- extranjero 10 hace verse l i s r e de los nlos 1 isto aparecer por estas t i e r r a s con t a n t a tie ciertos corrilios literarios santiaguinos. frecuencia que y a lo consideramos u n o i e los A d hemos conversado con Tudela amor

nuestros. Porque, p a r a e l q u e no lo sepa. ai- l a lunxlsre y del t a b a c o . Tudela habla en-

remos q u e Tudela es argentino, de Mendoza, tusiasmo de Valparaíso, ciudad qur le

cuyano auténtico, de g r a n cordialidad y d e eo- iñeal p a r a vivir; h a b l a de Política argentina‘ de la vida literaria. Nosotros encaminamos r e d sueltamente l a conversación POI. el calnino del municativa simpatía.

r e p o r t a j e .

I

I cimos

.

I ~ u d e l a no vacila. Reforzando sus I 1 ~ 1 a b r a s

-para limitarme a la de h a b l a castellana

debo decirle que me a t r a e poderosamente e s e

tono medio de luces encendidas a trXvrbs de las esppsuras rumorosas de l a nueva SuWreiicia.

; ~ r a c i a s a. Dios que estap.os y a lejos de 1% clásica tronipetería española! Ahora la Pal:lbfa es-en las manos del poeta recién Ilegado---hu- medad del espíritu y tibio roce A^ claridad sub- consciente. E l h o m b r e lírico que crea actual- iiiente, es u n a escondida aproxímaclón a las bzientes spuras y esenciales del s e r . Esa ondula- ción brumosa de l a nueva poesía-tan caliini.

, niadü por los críticos Fin sensibilidad-, esa a p t i t u d i-igilante p a r a c a p t a r los ni& sutíles y-

huidizos movimientos anímicos, esa subreptic:& pcnetracíón a zonas espirituales y emotirns, cu-

yos matices reverberan en nuestro acento co- m o en u n a vibrátil lámina de oro, allegan !a

substancia de un contenido sangrante. alígero Y

dinámico, cuya posesión t r a n s m u t a los viejos metales rítmicos e n amplias y ahondadoras re- sonancias universales. De a h í proviene que el lírico nuevo plasme indistintamente s u poesía e n prosa o verso, porque lo vital e n su a r t e n o

ES el andamiaje veraal ni las fastuosas capara- zones retóricas, sino l a secreta y resonante :I:

timidad del lenguaje, cada vez más ingenuo y

d e s n u d o . El poeta de hoy logra crear por h a - llazgo; debido a esa intensidad. riJientras crea, le e? dado averiguar q u é porción cósriiica ocul-

t ta p a r a él la u a l a b r a conquistada. De e s a ina-

nera, del grito profundo de s u naturaleza. bro- ta la claridad lunar de s u poesía: el suhcons-

riente le h a sido fiel.

-Y de la no+ela a c t u a l , ¿,qué opina usted? -Que s e v a aproximando a !a interpretación ferviente de la vida múltiple, cambiante y pro-

f u n d a del tiempo q u e vivimos. E l detalle ex- tcrior-tan insoportable en ciertos consagTados escritores-se va estilizando por trazos super- Puestos, concéntricos, como tejido? e n la ner- iiosidad eléctrica del relato. E l color y sabor no son Y a esas p a r r a f a d a s de tipos y paisajes ‘Habla con m u c h a expresión y a veces S U Pa- interminables. Ahora s e pinta con l a presteza labra adquiere leves acentos Oratorios. E S Que y velocidad de los relámpagos; d e esa manera. este hombre, a d e m á s de literato, es PO!ftiCO Y actuando por esos zigzagueas de luz, la accióir con el mismo entusiasmo q u e h a b l a de POesíci. desnuda s u s andurriales y 10s viste de ainplios h a b l a de los problemas cívicos de su p a t r i a . Y Prolíficos horizontes de h u m a n i d a d . Y esto e s

Cada frase s u y a v a subrayada por un ademrin lo interesante: acción y persoiiajes vienen so-

expresivo, grálfico. Tudela e s un charladoy los. algo esfumados, p o r q u e el vigor actual es- ameno, sin n a d a grave, sin n a d a de 1)retencioso. t á más en “enfocar” que en presentar^^, &.

Sabe reír, virtud t a n rara e n los literatos. tenexnos también e l fenómeno de acción s i n Tiene u n a obra interesantísima. Hace aigúi: personajes, especie de coloquio inexistente, y,

tiempo en estas mismas COlUlmnaS f u é aDlaiidi- parejo a m e , e l de personajes sin acción.

uIla

d o su libro “ E l inquilino de l a Soledad”, libro locura del subconsciente e n resonante libertad, f i r m e , que acusa u n pensador y un a r t i s t a del Puente levadizo por donde se dpsnucan las sen-

idioma. E n Chile se le quiere y se le admira, sibilidades r e z w a d a s .

-¿,Qué opina E d . de l a actual pO$sía3. IC

I , r ~ ~ i i adem;Ln?C: <;r(iPicoc. rrsPa.ide:

(12)

10

cuanto a la urdimbre central novelística,

se flexibiliza limpia y caliente de sentidos. El

método y orden tradicionales no interesan: casi es iniperioso el desorden desbocado: nervios. resquebrajamiento e hiperestesia d e nervios. N o

i m p o r t a que la claridad s e a mujer de honesti- dad <?udosa. Ahora tenemos honradeces incon- fesables. P e r o en cada párrafo-el novelista dinámico, se entiende-oculta g a r r a s invisibles q u e buscan n u e s t r a carne espiritual para a r a - ñ a r l a de sugerencias. Y así nos vamos desga- r r a n d o en la novela moderna, porque este seri- tido del desgarramiento profundo nos vuelva agrios de sabor, un tanto sonrientes. necesita- dos cada vez más de ojos internos centelleantes p a r a desmenuzar nuestra tragedia y depurarla e n el escenario cósmico de la vida h u m a n a .

-Y de l a ‘crítica, ¿cuál cree ustcd q u e es el nuevo r u m a 0 q u e debe seguir?

-1.X de la sensibilidad. L a mayoría de los críticos padecen de l a peor enfermedad q u e puede a t a c a r a u n hombre: el intelectualismo. Son. casi siempre, terriblemente librescos. P o r eso s u s juicios se resienten de cerebralismo; vale decir, de incapacidad p a r a gustar y valo- r a r la ,creación ajena. Nada más deprimente que el crítico erío, sin función de sensib?li,dad hurna- na. Bien s é que a esa frialdad llaman algunos equilibrios, reposo de juicio, ecuanimidad. ¡Bellas palabras! Yo me río de todo eso,- porque los contemplo desde el escenario, e n t r e bastidorec. L o cierto, lo innegable, es q u e carecen de l a sensibilidad que exigen l a vida y e l a r t e pre- sentes. ¿ Q u é es el a r t e , desde cualquier punto q u e s e le m i r e ? De.sasosiego creador, expansión eniotiva, hallazgo vital o social, ¿ Q u é h a me- nester el crítico, entonces, p a r a ejercer e n gra- cia h u m a n a s u función de t a l ? Sensibilidad, m u r h a sensibilidad. Que s u e6,píritu haya a d - ouirido, merced a ella, esa agilidad ‘desinteresa-

da

q u e permite. a fuerza de depuración, a t r a - p a r todos los matices q u e i l u m i n a o n el pensa- miento y l a voluntad del a r t i s t a . Entonces se-

rá lo que debe ser: u n vigía en la a l t a noche de los m a r e s del arte. anunciando a los grandes transatiknficos que unen continentes y a ics vapores costero,s que s a l u d a n los muelles y ca- letas nacionales.

. .

-;Podría decirnos aloo sobre 1% nueva litr- r a t u r a a r g e n t i n a ?

-Es u n momento de expectación y de irite- rrogación personal ardiente,. Los nuevos valo- res, curados un poco d.el “imaginismo” enfer- mizo de los primeros tanteos, v a n encontrando lentamente sus verdaderos cauces íntimos pi-

ra. l a o b r a p e r m a n e n t e . P o r eso el ímpetu creador de los nuevos ha sido profundamente saludable p a r a todos los escritores. sin rlistin- ción de tende,ncias. Aún entre los valores qne

s e tienen por consagrado,s e inapelables, no obstante S U actitud deapectiva p a r a la nueva estética, se aprovechan de sus mejores atrevi- mientos creadores, utilizan s u s imágenes y el procedimiento del subconsciente en libertad; e n esa f o r m a h a n logrado mbs agilidad y vida nerviosa p a r a s u s obras. Es la te-rrible encru- cijada del famoso “renovarse o m o r i r ” . Ac- tualiz&ndose. subsisten.

.

.

E s t e movimiento de vitalización d.e la litera- t u r a argentina h a producido ya obras maestras. “Don Segundo Sombra”, contrariamente a io

q u e pretenden los eternos clasificadores, es un admirable y brioso f r u t o de este desgarramien- t o . Ricardo Güiraldes, e n todas s u s obras, na- ció. creció y obtuvo plenitud dentro del nue- vo e s p í r i t u . “Cuentos p a r a u n a inglesa dnses- perada”. de E d u a r d o Mallea, es o t r a deleitosa

y recia realización; y la p l u m a de este escritor, t a n llena d e savia, t r a b a j a actualmente o t r a no- vela que s u p e r a vigorosamente su obra ar-terior, colocundole e n un plano de p r i m e r a línea entre

nuestros prosistas. Luego, a h í están los poetas Bernárdez, Rorges, Marechal. Valle& Molinari, Mastronardi, Petit de Murat, e t c . , etc. Son va- lores positivos y diáfanos, Dentro de la nueva p r o s a argentina, los nuevos escritores m a r c h a n r n un p u e s t o de avanzada. Ya h a n logrado pd- ginas que p e r d u r a r á n .

Escritores de talento ‘sin egoísmo 10 h a n re- conocido así. E l novelista Manuel Gálvez-el mejor novelista argentino, después de GÜiraI- der-lo reconocía h a c e poco, exteriorizando sli simpatía hacia este espíritu creador que v a electrizando el estilo y el temperamento de las nuevas generaciones. Y colocado perfectamen- t e dentro de ese movimiento, ,por sus pondera- bles aportes y la recia evolutción ai-tística obt,e.- nida, d4bese mencionar a l grupo “Megáfono”, d e Mendoza. E s e l más disciplinado y conocido, de todas las provincias argentinas- Compónes? de los siguientes poet=, críticos y escritores: Vicente Nacarato, Emilio Antonio Abril. Serafín Ortega, Ricardo Setaro, José E . P.eire, G.. Pe- t r a Sierralta, J . Dalla T o r r c Vicuña, Enrique Rani,poni, y este afectuoso y servidor amigo BU-

y o . LO podemos decir conscientemente: desde Mendoza h a recibido l a nueva l i t e r a t u r a argen- tina, en sus ímpetus de renovación, valiosos aportes y contiiauciones que ya ha reconocido l a crítica s e r e n a de dentro y f u e r a .del país. B

no est& lejano el día que del seno de ese nú- cleo, colmenar escondido, i r r u m p a n a l campo de nuestra literatura obras q u e h c n de llamar vivamente la atención. E s cuestión de tiempo.

-¿Prepara. usted algo p a r a p r o n t o ?

-1.arias cosas-dice con entusiasmo T u d e l a . P a r a l a primavera ,próxima publicará Manuel Gleizer, mi editor en Buenos Aires, un libro de versos titulado “Semáforo rojo”. Luego estoy t r a - bajando o t r a obra en prosa, con el mismo espíri-

t u de “El inquilino de l a soledad”, pero más o r -

gánico, que tituIaré un “Soliloquio y s u s fan- t a s m a s ” . Obra de depurzción y de ahondn- miento. Esspero q u e l l a m a r á l a atención. P o r último, t r a b a j o con ahinco e n mi anunciado li-

bro sobre Chile, en el cual volveré toda mi vi- sión de este país, obtenida e n mis reitera-dos viajes. LE1 libro saldrh e l a ñ o próximo, y quiz:: lleve por título: “Hallazgo de Chile” : itinerario sentimental de un ar,gentino”. E n es\ o b r a h a - blaré de paisajes, de escritores, de ciudades Y

ambientes vividos, esforzándome por d a r algo del z u m o racial de este pueblo vivaz, fuerte Y

lleno de colores xutóctonos.

H a y luna opinión q u e nos interesa especial- ineii-te oír de este escritor argentino. Pregunta-

nios:

-¿Qu6 piensa ustcd de la. situación del ex- critor e n la vida sudamericana?

-Cosas poco consoladoras, por cierto-dicc Tudela, diJujando un adcmdn desengañado. E l escritor en Sud América no h a adquirido to- davía s u mayoría de edad civil. Y l a culpa es nuestra, n a d a más que n u e s t r a . E n vez de gas- t a r t a n t a pólvcra en herirnos mutuamente, de- biéramos unirnos todos contra el enemigo cod- m ú n , caldeando el ambiente y orientando lac conciencias hacia u n a exacta valorización Ce

las cosas del espíritu. L a influencia social del escritor, en nuestro continente, es débil; tenien- do en sus manos el veihículo más poderoso p a r a llegar a l a l m a colectiva y depurarla, se a d c w - ta y cuyva a los designios de los industriales dr. l a política que, por desgracia, tienen desgarrada

y enf,erma el a l m a de América L a t i n a , Mal de España, decimos. Pe-o eso n o s a s t a p a r a jus-

(13)

letras

i 1

Nos intoxicamos diariamente e n las librerías, Y,

a l salir a l a calle, carecemos del instinto vital p a r a constituirnos en alma, nervio motriz P

fuerza conductora de las masas. Es nuestrd. tragedia, de l a cual no saldremos h a s t a que no

l o resolvamos nosotros mismos. -¿,Tiene usted autores favoritos?

-Ya lo c r e o . E n la poesía. Rainer M a r í a Rilke, Vale,ry, Cocteau, J u a n R a m ó n Giménez, García Lorca, Alberti, Salinas J o r g e Guillén. E n prosa gusto mucho de Giraudoux, Dosto-

.uemski, .Prost Gide, los españoles Azorín, J a r - nes, Arconada, Espina; les argentinos Gálvez, Bernárdez, Borges, Eandi, e t c . Tengo gran a m o r al t e a t r o ; en él a d m i r o a los alemanes Kaiser, Hebbel, 'Ho.flfmansta1, a l nomb.rado Coc-

teau, ciertas o'bra6 d e Maeterlinick, de D'Annun-

zzio, d e Andreiew; además, todo el teatro de

Pirandello y aigo de Rosso de San Secondo. E n cuanto a filosofía, adoro a. Platón, a Emerson,

a Nietzsche, y ciertos autores orientales. Como ve usted, no puedo ser más ec.lé,ctico. N i a n - iieditrl artística más persistente e+ enro!itrar, a

t r a v 6 s de las n i i ~ v a s . formas rst8ticas, esa npror<.nxción inmaterial e inelable dc la exis- tencia cósmica, ardicnti?n.?nte vislumbrada. Soy un a t o r m e n t a d o de absoluto; p o r eso, por entre los vericueto6 del a r t e , de l a ciencia y la filoso.fía, acecho incesantemente el relámgngo de totalidad q u e desentumezca mi concieiicia del frío del mu.ndo..

.

E l ci'garrillo se apaga,. Tudeala lo a p r i e t a con- t r a el cenicero. Alguien q u e viene de l a calle habla del frío. Un reloj c a n t a con l a voz del tiempo y después de p a l a b r a s cordiales la char-

la se aleja, con los amigos.

S . R.

(14)

12

letras

Por

X a d r i d , Abril de 1 3 3 0

1

;,Qui611 es iisted?

G n a de las cossa que m á s indignan 61 ciertas gentes es que u n a persona n o se adscriba a l pLrtido q u e ellas dorman ni tampoco al A e EUS

enemigos, sino que tome u n a actitud trascen- dente de ambos, irreductible ¿L ninguiio de. ellos.

-4 esto se llama colocarse “au dessus de la ine- Iée” y p a r a esas gentes n a d a hay mrís intolera- ble. Y o creo p o r el contrario, que esa exigen- cia d e que todos los hombres scan partidistas es lino de los morbos nibs aajos, más Tuiiies y más ridículos de nuestro tiempo. Por fortuna co- mienza y a a ser arcaica, exte,mporúnea y se va convirtiendo e n v a n a gesticulación. Cre?e, e n cambio, el n ú m e r o de personas que consideran esa exigencia, además de tonta, profundamente inmoral y q u e siguen con fervor esta o t r a nor? m a :

-“No s e r hombre de partido”.

,Es innegable, si,n embargo, que cl imperativo del partidismo gozó e n los últimos veinte años

de g r a n influjo h a s t a el punto de caracterizar’ ese período q u e incluye a l a h o r a pxesente. y es u n grueso síntoma del tiernpq que merere u n detenido análisis. Lo q u e sigue no pretende s e r éste y se reduce a destacar algunos de s u s ingredientes.

Antes de examinar u n a doctrina conviene f i -

jarse bien en quién l a emite y s u s t e n t a . Ello nos a h o r r a a veces b u e n a ,porción de t r a b a j o . Así e n e s t e ,caso. J,os q u e se irritan contra quie- nes, según ellos, se colocan “au dessus de la me- 1é.e” son gentcs siempre d e una rniania vito!cZ. P o r lo pronto no son nurica los que pensaron 0riginariament.e la idea e n torno a la cual se

formó el partido y q u e provocó la ”melée”. 310

son, pues, gentes q u e h a y a n por sí inismas ptn- sado n u n c a en n a d a . Se h a n encontrado con un partido hecho que lJasaba delante de ellos y lo h a n tomado como se t o m a un autobús. Lo h a n tomado a f i n de caminar sin la fatiga de s u s i’ropias piernas. L o h a n tomado p a r a des- cansar de sí m i s m a . Portque h a y gente can- s a d a de sí misma desde ‘que nace. N o se vaya a creer que este cansancio es u n detalle acciderl- tal. E l ihombre nati,vamente hastiado de si mismo es un tipo categórico de huma- nidad. E s e hastío es el centro mismo de s u ser

y todo lo demás que hace lo hace e n virtud 32

la necesidad de h,uir de sí R que ese cansnncio le obliga.

Se preguntttrá d z dónde, a s u vez, provienen esp e x t r a ñ o hastío y f u g a d e sí. La pregunta es pavorosa p a r a h e c h a así en medio de un a r - tículo. Responderla supondría reuumir todo u n sistema de psicología, de metafísica, y no es

posible intentarlo a q u í . Ensayemos en pocas palzbras dibujar un escorzo mínimo de l a cues-

tión.

Si yo preguntase a l que m e lee: ¿,Quién QC

usted? ¿Qutén es ése a. quien a l hablar l l a m a usted mismo “YO” y que tiene ade,más u n nom-

b r e civil? La respuesta más próxima sería es- t a : YO soy mi cuerpo y mi a l m a , psique’, con- ciencia o como se lo quiera denominar. Pero YO le h a r í a advertir que s u cuerpo y su alma.

José

Ortega

y

Casset

son cosas r o n que él se h a encontrado a: ell-

contrarse viviendo. Se h a encontrado con ’ai?

cuel-po f u e r t e o d,ébil. rápido o cOj.0, h a Z n -

contrado con que no tiene buena memoria d e

palabra,s, pero sí buena memoria de f e

lo que e s ‘frícil el razonamiento matemático;

w-

1‘0, en camaio, con que n o puede fiarse d e S U

“fuerza de voluntad”. Esto revela que cuerP0

y a l m a son medios--mejoses o peores-con CIUI:

ése a quien llama “yo” s e h a encontrado ‘parn, vivir, niedios que son p a r a esta s u vida los iii-

mediatos e importantes, los mr¿s ”suyos“; pero, en definitiva, medios a l igual que

su

t r a j e , d:*e

u n a rica herencia, q u e la tierra donde habita. que la sociedad e n que se mueve.

Su

cu-rpo, su ulnia, su fortuna, SLI tierra. s u nación. son to-

das cosas, e n algún sentido suyas y: por lo mis- m o n o s o n é l . ¿.Quién es, pues, é l ? E1 es el qiie tiene que vivir con todo e s o . Decir que sonios materia o espíritu es expresar mitos, a lo s u m e

hipótesis @ausibl.es, pero iiada mbs. Hay que aprender a libertarse de l a idea tradicioual qiie

110s a r r a s t r a a hacer $consistir siempre l a rea!i-

dad en alguna cosa, sea corporal o m e n t a l . E l “yo” de que h a b l a el lector en casi todas sus

lrases ni es materia ni es espíritu. Es algo pre- vio a to?as esas r e s p u e s t a “teóricas”: e s senci- llamente el que tiene que vivir u n a cierta vida. Nótese, u n a cierta. v i d a . N o u n a vida cualquie- ra. sino. por el contrario u n a vida estrictainen- te determinada. Así, u o r ejemplo, el lector es el clue sólo sería capaz de a m a r una. mujer q u e t u - viese tales Y tales cualidades. E:s inútil que e l contorno le presente. figuras substitutivas y q u e él Ponga s u mejor voluntad p a r a enaniorarse: si aquella m u j e r peculiarísima no a-parece e n :S!I

horizonte, e! lector habrá. fracasado u n a d e l a s gran,des dimensiones vitales. Parejarnente: lector es el que tiene q u e s e r h o m b r e de mun- d o . P e r o ha nacido e n u n a familia humilde, sin medios de f o r t u n a , no ha tenido suerte en P U S

negocios y posee un talle sobremanera desgar- bado. E l lector no podrá entonces llegar a vi- vir sn vida. Su “yo”, el q u e él e s , n o llegará a

realizarse, r e r o esto no q u i t a que él siga siendo

e s o ; el q u e tiene O tenía clue ser hoinbre de

mundo. Somos el que sornos indeleblemeilte y

sólo podemos ser ese único personaje q u e so- m o s . Si el mundo en torno-incluyendo nues- t r o cuerpo y nuestra alma-no nos permits rea- lizarlo en la existencia, t a n t o peor p a r a nosotros. Pero es vano pretender modiificar ese que so- m o s . Si e n vez de ser nuestro auténtico “yo’’-

fuese sólo algo nuestro-como el traje, el cuer-

P O , el talento, la memoria, l a voluntacl-podría- mos intentar corregirlo, cambiarlo. prescindir

d e él, substituirlo, P e r o a h í está, es nuestro s e r inisnio, es el que queramos o no, tenenior q u c s e r . Se dirá que entonces nuestra vida tiene u n a condición trggica, puesto que. a !o mejor, no podemos en ella s e r e1 que inexorablemente somos. E n efecto, así acontece. La v i d a 5,s

constitutivaniente un d r a m a porque es siempre la lucha frenética por conseguir )ser de hecho, el que somo6 e n proyecto.

El “yo” del lector es, por lo pronto. u n pro- yecto de vida. P e r o n o se t r a t a de u11 proyec- t o ideado por él. preferido li,bre’mente. Este-

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