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Menos estado y más gobierno (Tema central)

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ECUADOR

Debate

CONSEJO EDITORIAL

José Sánchez-Parga, Alberto Acosta, José Laso

Ribadeneira, Simón Espinosa, Diego Cornejo Menacho, Manuel Chiriboga, Fredy Rivera, Jaime Borja Torres, Marco Romero.

DIRECTOR

Francisco Rhon Dávila Director Ejecutivo CAAP

EDITOR

Juan Carlos Ribadeneira

ECUADOR DEBATE

Es una publicación periódica del Centro Andino de Acción Popular CAP, que aparece tres veces al año. La información que se publica es canalizada por los miembros del Consejo Editorial. Las opiniones y comentarios expresados en nuestras páginas son de exclusiva responsabilidad de quien Jos suscribe y no, necesariamente, de ECUADOR DEBATE.

SUSCRIPCIONES

Valor anual, tres números:

EXTERIOR: US$. 18 ECUADOR: S/. 18.000

EJEMPLAR SUELTO: EXTERIOR US$. 6 EJEMPAR SUELTO: ECUADOR S/. 6.000

ECUADOR DEBATE

Apartado Aéreo 17 -15-00173-B Quito, Ecuador

Redacción: Diego Martín de Utreras 733 y Selva Alegre, Quito. Se autoriza la reproducción total y parcial de nuestra

información, siempre y cuando se cite expresamente como fuente a ECUADOR DEBATE.

PORTADA

Magenta Diseño Gráfico

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Quito-cuador, diciembre de 1993

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Aspectos de la coyuntura ecuatoiana a ines de 1993. Coyuntura Intecional

Equipo Coyuntua "CAAP" /8-41

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[

Menos stado y más Gobieno

José Sánchez Parga 1 44-53

[

¿Basta la Gobentabilidad ... ?

Mario.ds Santos y Marcela Natalicchio 154-66

·

l gobieto estatal de la Gobenabilidad: Entrevista a Mario Ribadeneira

y a Pablo Lucio Paredes

Entrevista 161-19

r Tres apuntes acerca del desinterés ciudadano or la olítia n .los Andes

Lpablo Ortiz 1 80-90 ·

¡Gobentabilidad y educación .

_Nila Velázquez /91-100

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Apuntes sobre la parcela agrícola en la sierra ecuatoriana:

Observaciones sobre la provincia de Cotopaxi

Pablo Ospina 1106-124

a diversifiación de las exportaciones agrícolas: el caso del· mango

(3)

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Hacia una propuesa de uniicación salarial en el país

Milton Maya /142-154

s mrs de la prducción y la olítica: Ecuador 190-10

Alexs Naanjo '155-168

¡e hacer a ser!

Michel Van Aerde /169-174

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(5)

MENOS ESTADO

Y

MAS GOBIERNO

José Sánchez

Parga

a propuesta de "menos estado'\ a para los neolierales iene que coresonder a

"más y mejor gobieno" y a "más sciedad civil"; a menos demcia goente y a más demcracia goenada.

E

n el transcurso de su primer

año en el der, el actual go­

bino· de Sixto Durán

Ba-llén ha encontrado muy serias diiculta­ des para gobenar. Aún a esar de co­ menar disponiendo de una mayoría par­ lmentaria, de no enfrentar graves on­ lictos con los diferentes sectores de la scidad, de eneficiarse de la desmo­ viliación de los movimientos sciales tn acúvos en la década pasada, y de gor del aoyo sustantivo del sector empresarial y modenlinte del país. A esar de todas estas ventajas el actual gobino inició una gesúón errática en algtmos asos, claramente exravagante en oros y siempre indecisa o ambigua, la cual rápidatnente llio cundir la des­ cónfiana.

Recordemos a título de ejemplo la serie de nombramientos rectificados, de

4

mdidas y contrmedidas (sobre la si­ milación del Miisterio de Bienestar So­ cial al Ministerio de Tabajo y Recursos Humanos), la efímera durción de sus ministros y sobre tdo del equio eco­ nómico -lo más sólido y coherente de

tdo su gabinete- y en in, n programa

de mdeiaión del stado con resul­ tados tan diferidos como tmidos, si ex­ ceptuamos ls medidas adopadas en cuanto a la desburcratiaión y las in­ tenciones privatiadoras.

Incluso la falta de claridad n estos plnes de gobieno y los pmien­ tos empleados para su tramitación y eje­ cución han sido objeto, or a parte, de 3 catarata de onflictos laorales n el sctor público (a a de las

medidas de desburcratiación y de re­ cortes fiscales), y or oa parte de n

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di-chos planes como a toda la gesión de gobieno.

No cae desconocer la fagilidad congénita de un gobieno improvisado paa ganar las eleciones presidencia­ les, huéfano del soorte de un partido olítio sólido, y que sin embargo, ha­

bía suscitado si no eses por lo me­

nos expctativas entre la población. &to explica, que ya después del primer ruio de gestión, el gobieno se quede reduci­

do a una minoría parlamenaria en el

congreso, cuando esta situación sólo sue­

le ser enfrentada por cada gobieno l

cabo de su primer bienio ras las elec­ ciones legislativas provinciales.

Ts estos prcedentes n ya cuen­ ta del grave problema de gubernamen­

tabilidad que afecta al actual régimen;

de ejercicio del poder en lo que se refie­ re a la toma de decisiones y a la eficien­ cia de las olíticas que intenta imple­ mentar.

Esta misma crítica, más o menos marcada y global, hubiera podido mere- · cer en muchos de sus aspectos los go­ bienos precedentes; sin embargo, en el caso actual reviste mayor seriedad no sólo or la acumulación que presentan los problemas del stado y por las ur­ genias que plantea la crisis olítica y económia, sino sobre todo porque este gobieno más allá de sus promesas elec­ torales cifró toda su gestión en la refor­ ma y m�enúzación del Estado y en re­ solver la crisis económica con la aplica­ ción de un ortodoxo modelo neoliberal.

Que la propuesta de "menos Esta­ do" se encuentre en el eje del programa neoliberal, y que dicha propuesta tenga

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connotaciones muy· cuestionables, no resta imortancia y valor a la necesidd de reducir el volumen del &tado, a des­ regular· su funcionamiento y a la des­ centralización de su gobieno. Y tdo ello no sólo en zón de lograr a ma­

yor eiacia estatal y un mayor desarro­ llo de las osibilidades de la sciedad civil y sus actuaciones públicas sino�­ bién, en respuesta a la necesidad de mo­ diicr las formas de ariculación enre sado y sciedad.

n este sentido, la propuesta de "me­ nos &tado" tiene que coresonder a

s y ·mejor gobieno" y a 'más scie­ dad civil"; a menos demcracia goer­

ne y más demcia goeada.· Pero aun la misma planiicaió� de 'menos &tado" adolció de eiincia política, ya que en lugar de extirpar los órganos y funciones del aparato statal,

se optó únicmente r achicar el nú­

mero de funcionaios con el programa

de desbatiación. Primera conse­

cuencia: no or generación esontánea sino or un vicio clientelar -que siem­

pre vio l stado como ott olítico-,

mientras or a puerta salían los fun­

cionarios iiquidados, or otra entrabn los nuevos ·empleados. Segunda onse­ cuencia: como la reducción del Estado no ha sido eiciente y sustantiva (elimi­ nación de órgnos, de funciones, de e­

gulaciones) e originó una especie de

sistemas comunicantes, según el cual las funciones que desemeñaba un organis­ mo eran raspasadas a otro organismo del Estado.

. No se trata únicamente de que el mo­

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se haya vuelto nacrónico, y que a su desfase hayan ontribuido tnto la risis fiscal y los nuevos programs neolie­ rales, sino que la misma demcraia on sus nuevas exigencis de demraia­ ción ha puesto en risis un mdelo de stado, inapaz de demcratiarse in­ temente en sus sructuras institucio­ nales y en su funcionamiento olítias económias y olíicas sciales). Segón esto, es la misma demcracia la que one en crisis un caduco modelo de sado, siendo la a de r foma a un Esta­

do democrático como resonsabilidad tanto de los gobinos como de la mis­ ma socidad.

Pero el actual gobieno nuna se ha plnt�o seriamente la totalidd y el alcane olíico de a real refonna del Estado, incurriendo· en dos graves ero­ res, que están afectando sus mismas on­ diiones y capcidades de gor.

n primer lugar, reducir el volumen del stado y oner a dieta su oesidad no significa debilitar el Estado. Un Es­ tado flaco y mdesto puede ser un Esta­ do fuerte y eiciente. Y a que el Estado es el principal aparato e instrwnento de gobino, y su razón fundamental con­ siste en producir el der suiciente para goenr. J actual gobieno ha creído der goer sin el Estado, presidien­ do de muchos de sus organismos e ins­ ncias, y se ha quedado sin ese sustan­ tivo oder de Estado que requiere la más elemental goenabilidad.

n segundo lugar, el actual goieno ha hcho de la Ley de Mdenúación del stado una �uere de coartada legis­ lativa para empezar su refoma más or

6

los ambios instiucionales que r los cmbios instrumentales y funcionales. s deir, ha cometido a fala é esrae­ gia olítica, al inorr que l stdo ­

miena a nsfomarse, micndo los usos olíios que de él e el gobir­ no. Y ambiando ls fomas mismas de goer. No se puede mir el s­ tado si el gobieno sigue recuiendo a mdelos nacrónicos, clientelars, neo­ tistas, improvisads y eregins, des­ fasados de los reales presos históricos que vive el país.

n las ctuales circunstanias asisti­ mos a a doble esquizofrenia enre s­ tado y Gobieno, entre a forma de go­ er que se pretende tan neolieral como mdena y práctias de gobino mdievales y bnaners.

Si este colapso sólo afctara al ac­

tual gobieno no s qudaría s e­

medio qe resinos para el resto de

su gesión. Pero el problema generdo

ate a la misma onsolidaión ­

crátia de nuestro sisema olíico, in­

z de solvr la radoja de ls tn­

siones y conraosiciones enre Estdo y demccia.

Paradoja ésta que se replica en la misma sustncia dual de un Estdo/ apa­ rato y un stado/gobino, y en la inter­

sección, suosición, fusión y flujo de

funciones y de s ntre mbas di­ mensiones del stdo. Aunque la demo­

cracia se reiere dirctmente a la ct­

vidad de gobierno del sado, sin em­

bargo, a demcraiación del stdo

goente psa necesarimente or .la

demcraición de sus atos y de su

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sólo puede ompletarse con ésta. Una última consecuencia tnto de la parado­ ja Estado/aparato y Estado/gobieno, como de la esquizofrenia entre el mis­ mo Estado y el mismo Gobieno, es que la siación de desgobieno que lgunos críticos censuran como a falta de au­ toridad y de liderazgo, ha degenerado más bien en ooa suerte de estatismo sin Estado. Es decir, la combinación de práctias administrativs, represivas y de rbitrajes coningentes enre intereses particulares, que tienen lugar en el Esta­ do (y que dan la impresión de a proli­ feración de presencia estaal); a ex­ trña combinación de exceso de oder con vacio de politicidad, lo cul genera a suerte de sentimiento colectivo "de pánico de identidad olítica,, en el que·

los ciudadanos, y singularmente aque­ llos mrginados y desprovistos de o­ der, temen al Estado pero temen mu­ cho más todavía su desaparición y ds· composición.

A nivel de la cotidianidad y de la episódica gunamentales, todo esto implia no sólo la falta de eiacia de las polítias adoptadas, sino también, y no paradójicamente, en gestos exase­ rados y acciones autoritarias, como si con estos comportmientos se pudiern compensar ls falencias del goenr.

Un gobieno sin política

Menos &tado sin más (y mejor) go­ bio, es en el Ecuador actual, no sólo sinónimo de desgobieno e ingobema­ bilidad sino de algo eor. Un jaque a

a demcracia casi recién estrenada

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ero o consolidada. orque i el s­ tado Ú el sistema olítio n o en serio que el ejericio de la demcra­ cia se fustra si no se convierte en n so de demratición.

Por esa razón estmos incuriendo actualmente en el grave riesgo de su­ minos en el grado cero de la demcra­

cia, al pasar de a olítia sin demo­

cracia de erídos autoritarios a a de­

mcracia sin olítica tnto de parte de

n &tado, que expesmente adia de

la olítia de goenr, limitándose a d­

ministrar el Estado, o lo o y malo

que queda de él, como de parte de a

sciedad civil (y aoo de su expresión olítia en los partidos), que dimite de la política, orque se encuenra margi­ nada y se automargina de tda osibili­ dad de paricipación en el gobieno del país.

l dilema "sin liertad no hay olíi­ ca" ha crunbiado de sentido (o lo ha po­ foodiado), al comprender ahora que la olítia resulta inexistente, no cundo la liertad (negaiva) se encuena s­ treñida o dominada, sino cuando la li­ ertad (Qsitiva) sinónimo de osibili­ dades, se fusra or falta de idd

. . .

para su eJerciCIO.

(9)

protagonis-mo de la sciedad civil en tdos sus sectores y organismos ...

a desolitización del gobieno (que

como toda "despolitización" comporta siempre una infraolitiación o reoliti­ ación perversa de la olítica), más allá del erfil de las ersonalidades que lo integan, se ha manifestado no sólo en su incapacidad· sino incluso en su desin­ terés por negociar los conlictos, regu­ lar los disensos y generar consensos. Tal inapacidad se ha expresado tanto en las

relacions de gobernabilidad de la so­

ciedad como en las mismas relacions

de gubernamentalidad al interior del

mismo Estado. a improvisación y ava­

tares en los nombramientos como en las renun�as, y la inestabilidad de los per­ soneros del mismo régimen acusan no sólo la falta de cohesión política entre ellos sino también la incompatibilidad entre diferentes intereses y de líneas po­ lítias. Incluso la imagen pública que el

gobieno a producido de sí mismo y de

sus actuaciones ha sido extravagante y conradictoria, onjugando gestualidades más tearales que eficaces, tan ingenuas en unas casiones como autoritarias en ors, suscitando con todo ello una ge­ neraliada desconfianza.

El estatismo sin Estado, al que nos referimos más arriba, encubre una "im­ plosión de poder" en las relaciones Es­ tado-gobieno-sociedad, una suerte de vacío olíico que es sinónimo de vacío demcrático en la democracia. Un go­ bieno sin agenda para gobenar, no ya la sciedad sino el mismo Estado. corre el riesgo de agotar su gestión onverti­ do en un gobieno bombero, sólo

dedi-8

cdo a apagar los incendios casiona­

les.

Por muy anecdóico que preca el caso del programa "eración Resate

Infantil" implementado desde el MBS

en sustitución de la "Red itaria'' del anterior gobieno, resula muy sin­ tomático de una olítica estatal reduci­ da a ambiar de nombre a los mdelos de gestión.

Aceptada la idea de que el problema fundamental de la sciedad ecuatoiana es actualmente la mdeiación (sinó­ nimo de eficacia y eficiencia) de sus re­ laciones políticas y humanas, de sus mo­ delos de autoridad y administración pú­ blica, de sus formas de decisión colecti­ va y de gobieno, la historia de la últi­ ma década, de los últimos at1os (y muy en particulr de los dos primeros del pre­

sente régimen

)

no es más que una lasti­

mosa serie de fracasos reetidos y, lo que es peor, de oportunidades erdidas.

Hace ya iemo, que el mdelo de Estado keynesiano cumplió su ciclo his­

tórico. a dictadura etrolera se creó, y

nos creó, la ilusión de continuar repro­ duciendo aquella imagen enefactora del Estado, y los primeros gobienos demo­

cráticos de los años 80, aún a esar de

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segdn el cual ambién el presente go­ bieno se encuentra arapado en un mo­ delo de Estado y en un estilo de goer­ nar, que no sólo ha dejado de resonder a los actuales presos y nuevas condi­ ciones sino que mucho menos ores­ onde al modelo de gobieno nolie­ ral, que pretendía imoner su clúnax pro­ gramático. Oro la falta de proyecto olítico en un gobieno, que aparece con­ denado a desempeñar un pael de mera tansición.

Según esto, el gobieno de Sixto Du­ rán ha incurrido en la eor de las on­ tradicciones que se dían eserar de él: que su ineficiencia condujera al des­ gobieno. sto ha pervertido los objeti­ vos pragmáicos de los actuales conduc­ tores del Estado al converir de la fór­ mula de "menos Estado, en "menos y peor gobieno ...

Porqué?

Más allá de las ineptitudes del equi­ po goenante, de las incompetencias de muchos de sus integrntes y de la más visible cohesión de todo el gabinete a su interior y con el mismo Presidente, todo acusa un defecto apens resaltado por los analistas, y que sin embrgo me­ rece ser destacado or el ambiente anti­ olítico y de despolitiación de nuesras

actuales sociedades. l problema al que

nos referimos es precisamente la falta de olítica, de oliticidad y de objeivos olíticos del actual gobieno.

a fala de ohesión del quio olí­

ticQ es de crácter sustancialmente olí­

tico� Y no me refiero a que les flte

49

¡o

iliación olíica o al hecho que su on­

fonnación no fuera mediatiada or a

aliana de partidos o or un cuerdo o­

lítico en la ersciva de granir a

mejor goemabilidad, tdos ellos pro­ cdimientos convencionales de la olí­ tica, sino a la ausencia de algo que pue­ de ser mucho más efectivo: un proyecto

olítico intensamente compartido y n

inne compromiso sobre los prcedi­ mientos. Tal objetivo o no era claro o no contaba con el onvenciminto y vo­ luntad olíica de dos los miembros del gobino.

Pdrían ser muy aines y muy mi­ gos, e incluso compartir la orientación

de gobieno, ero esto no a sido sufi­

ciente no ya para goenar sino para ra­ liar las ref onnas necesarias y urgentes que este gobieno no día eludir.

e hecho, el único principio que o­

día guiar la trnsformación aostada en "menos stado y más gobino" era la orientación olítica que tuviea la on­ ducción del stado y el ejercicio de la gobemabilidad scial.

Mucho hubiera sido edirle al actual gobieno, que la misma propuesta y pla­ rúficación de la refonna y mderrúa­

ción del Estado hubiera resondido a a

real demcratiación del mismo stado en sus apratos y funciones, lo que hu­ biera conllevado una mayor participa­ ción y representación de la sciedad ci­ vil en mucho de los desemeños esata­ les.

A esta demcratiación del Estado,

en el senido mencionado, deera res­ onder una demcratiación de la so­

(11)

actuaión de la demcracia gonte a favor de una mayor actuación de la demcracia gobenada.

Si de algo no supo beneficiarse este gobio fue del "efecto bautismal" (ma­ yoría legislativa. margen de confianza del electorado. del mismo congreso y de la sociedad en general. la euforia y esernzas cifradas en todo estreno gu­ emental. tregua de las presiones y

conflictos scietales). del que goza en general todo gobieno. y que consiste en aprovechar rápidamente los primeros meses de su gestión. para emprender todo el sistema de reformas. todo el pa­ quete de medidas. que además de trazar las líneas futuras del gobieno le ermi­

n cosechar cuanto antes sus mejores

resultados.

Pero ya desde el principio el gobier­ no hizo gala de indcisiones. de frena­ zos, de cambios de dirección. de tanteos y conradicciones. Y pronto cundió la desconfiana y se exacerbaron las críti­ cas.

Incluso aunque las políticas sociales hubieran tenido que ser ajustadas en ra­ zón de la austeridad fisal y del control

de a inflación. aunque tuvieran que ser

aplazadas or el mismo efcto recesivo

e la economía. hubiera sido necesario.

si no resonder irunediatamente a las de­ mndas sciales. al menos proporcionar las garantías de que la solución de los problemas serían consecuencia de los procedimientos adoptados.

Pero aquí faltó también oro de los principales recursos que posee tdo go­ bieno, aunque ésta ha sido a ausen­

cia casi en todos: una comuniación e

0

información olítica. n ello no me re­ fiero a las apaiciones en públio de nuestros gontes y minisros, que son, además de excesivas y exclusiva­ mente esénicas y oreográficas, muy publicitaris, o moviéndose entre a ren­ ga y la amenaa. a sciedad necesita ser informada, saer cuáles son los pla­ nes del gobieno, cuáles sus objetivos, las razones de sus prcedimientos y las metas que se proone alr. Y más

que nada la sciedad quiere saer si el mismo gobieno sae a donde conduce el país. Sin encubrimientos ni tapujos piadosos, sin que le doren la pldora. pero con convicción.

sta dimensión infomaiva y comu­ nicacional lejos e ser adjetiva a la go­ beilidad demcrática es un como­ nente medular en ella.

Crisis democrática de a gobemabili·

dad

n el actual contexto ecuatorino, y

considerando que la risis de goea­ bilidad sólo puede ser esimada, com­ prendida y expliada desde un determi­ nado pradigma de gobieno (ya que tda sciedad es siempre goeable, aunque sea de manera terorista y auto­ ritaria). me eferiré, para concluir, a res efectos erversos, en los que está incu­ rriendo el actual gobieno, eo que ha­ cen referencia a los res principales de­

safíos que enfrenta tdo gobio de­

mcrático.

l. Si el fenómeno no es nuevo y se

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adopta la ingobemabilidad se ha tradu­ cido en un desgobieno por el modo de tratar las desproporciones y desfases en­

e las demandas ada vez crecientes y

más intensas de la sociedad civil y la capacidad que ose el sistema político en general y el gobieno en particular para responder a ellas.

l aparato estatal se ha vuelto dema­

siado débil y ·demasiado lento para sa­ tisfacer demandas. Este problema afecta directamente a la demcracia, ya que ella es precisamente el régimen político ba­ sado por la participación y representa­ ción de la sociedad en el gobieno.

Así planteado el problema de la in­ gobemabilidad en la diferencia enre de­ mandas y respuestas, surgen las solu­ ciones exremas posibles: sofocar dichas demandas de manera autoritaria o refor­

r el Estado ilimitadamente para res­

ponder a ellas.

Que el "stado asistencial" esté en crisis no significa que para resolver el problema de la gobemabilidad no haya otra altenativa que abolir de hecho las práctias sociales de la democracia o re­ gresar al "Estado mínimo" de la tradi­ ción liberal, tal como propone el neoli­ beralismo.

Teniendo muy presente, en base a experiencias muy actuales, que la op­ ción neoliberal puede conducir al recur­ so inevitable del autoritarismo, cuando el conlicto social ( demcráticrunente le­ gítimo) puede degenerar en los furores sociales provocados por tantas deman­ das insaisfechas.

Pero la cuestión precisa de la ingo­ benlabilidad democrática plantea más

51

bien el riesgo inverso; no del exceso del oder sino del defecto de der; no tan­ to del abuso del oder sino del desuso del oder; de las inapacidades, de las ineficiencias, de las ineptitudes. Si el abuso del oder puede generr terror en la sociedad, el no-uso del der puede dar lugar al pánico.

No odemos resistimos de citar al

Maquiavelo de Hobes, para quien el

problema de la goemabilidad no era el clásico y vanal asunto del autoritaris­ mo, que diferenciaba al bueno del mal gobieno, sino de la deflación de oder: el gobieno que por debilidad o por in­ capacidad o or otras razones, no logra

ejercer el oder que el pueblo le a atri­

buido al elegirlo. Según Hobes, la ra­ zón principal or la que los ciudadanos ("súbditos") pueden considerarse libres de la obediencia obligada al gonante ("soerano") es su ineptitud para gober­ nar, y por consiguiente su incapacidad para protegerlos de los daños del desgo­ bieno.

El tema de la ingoemabilidad es la versión modena del Estado hobesiano que ca no por exceso sino or defecto de oder, incapaz de atender los proble­ mas de interés colectivo y la búsqueda del "bien común".

2. Por "privatización de lo público"

no me refiero a los programas de mo­ deización del Estado y de privaiza­ ción de empresas públicas, ya sea por­ que son ineficientes o porque no es com­

petencia del Estado seguir siendo n pro­

(13)

en 1� actualidad un buen gobieno no

a necesariamente or garantiar so­

cialmente detenninados bienes y servi­ cios. Me refiero más bien al prceso in­ verso de lo que se denominó la "publi­ cación de lo privado", y que or la ra­ dición del pensamiento político ha sido considerado como parte de la fonnación del Estado mdeno.

a "publiciación de lo privado, no

representa la absorción de la sociedd civil en el stado sino la configuración de éste omo el lugar de convergencia de los intereses colectivos y de solución

de todos los colictos. n l sentido,

el Estado aparece como la expresión de una global transacción entre todos los ciudadanos, la cul se manifiesta en el principio abstracto de la ley y la legali­ dad.

Según esto la principal función del Estado, y más precisamente del gobier­ no, que es el órgano cenral de la direc­ ción y solución de los asuntos públicos, es la de mediar y garantiar en los acuer­ dos de convivencia iudadana (laora­ les, olíticos, económios ... ), y sobre tdo el sistema de derechos y obligacio­ nes.

a principal y más generliada ma­ nifestación de la "privatización de lo pú­ blico" deconracción y defonnaión de "lo público" or el interés privado es la relación clientelr (contractual, "te doy

a que des"),la cual siendo típicamen­ te privada se ransplanta e ijerta en las relaciones públicas.

a relación olítica se pervierte siem­

pe, o deja de ser a relación pú­

blica, enre 1 olíico o funcionaio y

52

quienes son sus representados, para on­ vertirse en a relción enre Pedro y

Pablo, como si mos fuern iudada­ nos pivados ro que an uso de ss condiciones públics y olíticas para ne­ gcir intereses privados. Aquel deja e represntar los intereses olíicos y pú­ blicos de sus funciones, para ervertir­ los en a relación privada (N. Bobbio,

Crisl della demcrazia e necontat· tuallsmo, Roma.l4).

a raón de prohibir el mandato im­ erativo (la delegaión) es precisamen­ te la exigencia de trnsnr la rela­ ción olítia privada, aracterísia de

la sciedad feudal, en a relción olí­

tica públia, cracterística del stado de erecho. Esta relación olíica se ns­

fonna e nuevo n a relción priva­

da, en a relación de patrón-cliente, de­ generándose on ello el mdelo de re­ presenación de las mdas demcra­ cias. Aquí residen las raíes, no ya de la corución de lo público (de sus olíti­ cos y fwtcionarios), lo que es menos gra­ ve denro de su letal gravedd, sino del desgobio, en la mdida que los inte­ reses colecivos, el bien común, el pro­

yecto olíico de a sciedad quedn

hipotecados, relegados y son suita­ dos a los intereses privados.

(14)

"o público: ("ofentlichkeit") es o­

da-a para Kant a condición y un com­

onente éico del gobieno y de la olí­

ia. Según su Tratado para una paz

perpetua (en el epílogo titulado Del acuedo de la olítica con la moral según el concepto transcendental del dercho público). s ls cciones relativas al derecho de otros hombres, cuya máxima no es susceptible de pu­ blicidad, son injustas". Esta misma acep­ ción más elaborada se refleja aun en el

ensamiento modeno de Harmas. o

público era, pero sigue siendo, lo opuesto

a los "arcanos del poder" (arcana im·

peril) o a la "razón del Estado".

Sin embargo, "lo público" en a so­

ciedad mediática e i perinf onnatiada

como las actuales posee una eseciici- ·

dad y eficiencia políticas totalmente nue­ vas. Informar y comunicar se ha vuelto un insumento y ejercicio fundamenta­ les del gobieno. Dar a oncer a la so­ ciedad los mismos problems de la ac­ ción de gobenar. las razones de sus po­ lítias, la justificación de sus procedi­ mientos, las metas y objeivos propues­ tos, tdo ello se vuelve cada vez más un requisito de los acuerdos y consensos sciales. una condición intrusca de la goemabilidad.

Pero la erversión de este factor de la goemabilidad consiste precisamente

en ransformar la "visibilidad" l ejer­

cicio del poder en ''vistosidad", en sus imaginrios puerrunente aparienciales,

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en un abuso del "stado esectáculo" y de la "video-olítica".

�arte de tdo este ofuscamiento de

la "comunicación públia" en el que n

torpemente ha incurrido este gobieno,

n sido las esceniiaciones dramáti­

cas vividas or sus protagonistas, la es­

ndaliación de. sus viisitudes i­

culares, ls declaraciones fortuitas y a­ sionales nte las Cámras, frívolos y ran­ seúntes o suerficiales pronunciamien­ tos sobre cada eriecia del gobieno.

Pero lo que es eor, este gobieno r­

dió también su oortunidad de informr olítiamente.

Y siguen pensando que la mejor o­

municación olíica del gobieno es trnsmitir la imagen del Presidente re­

partiendo, fnando cheques 'en un cn;

tón, prometiendo obras en a provin­

cia y diciendo en otra que el gobino

ya cwnplió; esando as en n des­

file y mbulléndose en las multitudes congregadas. Esto será marketjng olí­ tico, pero no es comuniación olítica.

A vces nos aterroria ensar que el

gobieno no tiene a olítia de la in­

fomación y comunicación páblias or­

que no tiee a que infonnr y comu­

niar a la sciedad.

uis nos haga falta tdava a

toría olíia de la comunicaión

p1-blica, necesaria pra que en nuestras de­

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