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Volúmenes de la obra
Ubicación
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Año
i i.q deNoviembre
de 1902N.°
1¿fl
dónde
Vamos?
REVISTA MENSUAL DE ESTUDIOS
PSICOLÓGICOS
Esta
Revista aparece del |.° al 5 de Gada
mes,A MIS
LECTORES
Al lanzar al
público
un diario ó unarevista,
escostumbre
—-como cuando se
solicita el
voto delos
electores
—hacer
una
profesión
de
fé,
ó trazar unprograma.
En
esto seré yo muybreve.
Los
lectores
áquienes
medirijo,
en su mayorparte,
me conocen ya.Hemos hecho
juntos
unaprimera
escursión
á lodesconocido.
Ellos han leído
misartículos de:
En elinundo Je
..
los
espíritus,
de LaRepública.
La
aceptación
quehan tenido
esosartículos
eslo
que me mueve á dar á luz esta
Rkvista,
que viene áreemplazar
á ElEspiritualista
deValparaíso,
cuyaprematura
desaparición
todoslamentamos.
A estas circunstancias
débese
lapresente
publi
cación.
Ella
será la nave—lo deseo
y
lo espero
—que nos
ha de conducir
álas
misteriosasplavas
de lo invisible.
Para
esplorar
esasregiones
—ignotas
parala
mayor
parte
de
misconciudadanos
—cuento en
primer
lugar
conel auxilio de
los buenosi.spíritus,
—2—
Con
estedoble
sostén,
notengo
temoralguno
deque mi
obra
fracase.Para interesar más
al
público,
abriré en estarevista una sección
especial
de
consultasespiritistas.
Porlo
demás,
prometo
tratar sencillamentelas
diversas
cuestionesrelacionadas
con elEspiritismo,
y trasmitir
fielmente
las comunicaciones ó mensa-gesde los Invisibles.
Carolina
Farwell.
_3-LMaMS MEDIE©
León
Hipólito
DenizartRivail,
quecon el seudónimo de AlianKardec,
tantopublicó
ytrabajó
enpro
de lasdoctrinas mas consoladoras y
justas
para elporvenir
delalma,
nació enLyon
el 3 de Octubre de1804,
proceden
te de una familia
distinguida
en los anales de lamagis
tratura y del foro. Desde susprimeros
años sintió incli nación irresistible por los estudios científicos y filosóficos,
educándose en Iverdún[Suiza]
en la escuela dePestalozzi,
una de las lumbreras de lapedagogía,
y distinguiéndose
entre losaventajados discípulos
de este sa bio cuyo sistema haejercido
gran influencia en la enseñanza en Alemania y Francia. Terminados los estudios volvió á su
pais,
donde se dedicó á la traducción de di versas obras didácticas y morales escritas enalemán,
llegando
por suinteligencia
y asiduidad á ser miembro de muchas sociedades sabias ycorporaciones
científicas. Desde 1835 á í840, fundó en París cursosgratuitos
en quepersonalmente
esplicó
química,
física, anatomíacomparada,
astronomía y otros ramos de las ciencias naturales;
ypersistente
en su afán de facilitar y propagar losmejores
sistemas deeducación,
inventó uningenio
so método paraaprender
á contar, y un cuadro mneu-mónico de la historia deFrancia,
á favor del cual se grababan en la memoria las fechas de los
grandes
descubri mientos de cada reinado.Para dar á conocer los frutos de su
inteligencia
privi-lejiada,
de suincansable
laboriosidad,
diremos que en el transcursode veinte añospublicó
numerosas obras deeducación,
alcanzandojusta
faina elplan
demejoramien
to de la instrucciónpública,
del cursopráctico
y teórico dearitmética,
lagramática
francesaclásica,
las soluciones razonadas de
problemas
matemáticos,
el catecismogramatical
de lalengua
francesa,
el programa de los cur sosdequímica, física,
astronomía y■4
dificultades
ortográficas,
de que se han hecho y se hacennumerosas ediciones.
Hacia
1856,
cuando la atenciónpública
del mundo ci vilizadoempezaba
áfijarse
en las manifestacionesespiri
tistas,
y la ciencia seocupaba
de los fenómenos que ha bían de cambiar el fondoy la forma de las creenciasre-lijiosas,
morales ycientíficas, preparando
el advenimien to de una nuevaevolución,
Alian Kardec se dedicó delleno á la constante observación de las
manifestaciones,
al estudio de losprincipios
de lasleyes
naturales queenellas
entrevio,
y á la deducción de las consecuencias filosóficas que debían convertir los hechosempíricos
en un cuerpo de doctrina trascendentalísimo.Las
principales
obras que elinfatigable
escritorprodu
jo,
consideradobajo
su nuevafaz deespiritista,
fueron: el Libro de losEspíritus,
parte
filosófica,
publicada
enAbril de
1857;
el Libro de losMédiums,
parte
esperimen-tal y
científica, 1861;
ElEvangelio
según elEspiritismo,
parte moral, 1864;
El Cielo y elInfierno;
ElGénesis,
losmilagros
y lasprofecías;
y la RevistaEspiritista, publi
caciónmensual,
empezada
en 1858.De la
aparición
del Librode losEspíritus
data la verda dera fundación delEspiritismo,
como doctrina filosóficasujefa
ála crítica racional y álosprincipios
de la ciencia,
que tangrande
éxito alcanzó y á tantasinteligen
cias serias inundócon susresplandores.
Alian Kardec falleció en Paris el 31 de Marzo de
1869,
siendo exhumado civilmente el 2deAbril,
en el cementerio del Pére
Lachaise,
ypronunciando
su oración fú nebre Camilo Flammarion.Nuestra Revista se hace un deber eniniciar su
primer
número con elretrato del ilustre fundador de la doctri
—
5-LA
SOLUCIÓN
DEL
PROBLEMA-Una de las mas graves
preocupaciones
de laépoca
presente
es la que se refiere alproblema
social,
cuya so lución han
dejado algunos
altiempo
que nadaresuelve,
otros á la fuerza que
jamás
ha dado solucionesestables'
otros á laparidad
de losfavorecidos
yresignación
de losdesheredados,
solución muievanjólica
pero no humana, y otros, en
fin,
á unalegislación
más ó menos so cialista pero ineficaztambién,
porque
lasleyes
que no emanan delsentimiento
general
quedan
escritas en el agua.La causa de tanta
diverjencia
de
opiniones
laencon traría
cualquier
estudiante
de matemáticaselementales
en que no hai
problema
qué bien
planteado
suscite du das para resolverlo en lofundamental
delprocedimien
to, y siaquellas
aparecen,débese
áerror en el
plantea
miento*.Esto
sucede,
ámijuicio,
en la cuestión obrera deque
hoi se trata. ^
Muchas y mui
buenas
cosas handicho
individualistas
y
socialistas,
comunistas
yanarquistas,
filósofos
y moralistas,
pero sin dar solucióncompleta,
porqueparten
de una basefalsa,
y monoslograrán
ponerse de
acuerdo
porque de la falsedad de una
premisa
cada
cualsaca la consecuencia que mas cuadra con la
orientación
que dá
a su error,
peligro
que no existe cuando se toma por
punto
departida
laverdad,
porque ésta es una cual quiera que sea el
ropaje
con que se vista.Las
diferencias
de clasesubsistirán
siempre
en la tierra, porque es
fundamental
ladesigualdad
de condicio nesintelectuales,
morales y físicasde los
hombres.
Pe/°-
lajusticia,
la moral y elamor,
preceptúau
que
todos,
en lamedida
de nuestras—6—
que las diferencias de nivel se vayan
reduciendo,
reduciendo,
hastadesaparecer.
Los
aspirantes
á la redención de la clase obrera pue dendividirse,
á nuestra manera de entender las cosas,en dos
categorías:
materialistas yespiritualistas.
Los
primeros
no resolverán elproblema,
porque partiendo del
supuesto
que el destino humano tiene supunto
de arranque, su desarrollo y su término únicamente en el
planeta,
niegan
la existencia é intervenciónde las
leyes
eternas dejusticia
y moralabsolutas,
sin las cuales—entiéndase bien—no hai cimiento sólido é inamovible en que fundar el deber y el derecho.
Nacer por la
agregación
inconsciente de células, vivirpor la asimilación
fisiolójica
ymorir pordisgregación
física
de,
las moléculas, no es basemoral,
nireligiosa,
nifilosófica,
para fundarsociedades
humanas. Nacer unser siu venir de
ninguna
parte,
estar un rato en cruentalucha con sus
semejantes,
y caer enseguida
en el abis mo de lanada,
es unaconcepción
en sí misma tan absurda,
que sólo laparte
de moral y dejusticia
eternasque informan nuestro ser
puede
salvar á los materialis tas de las consecuencias desastrosas de suspropias
doctrinas.
¿En
qué
fundará esta escuela la redención del obrero,la nivelación
social?
¿Porqué
ha de tenermas razón que Aristóteles y los demásinsignes
filósofos,
que reconocieron la
justicia
de la esclavitud?¿Qué
fundamento,
que no sea de mera utilidady
circunstancialidad,
puede
ofrecer parapedir
lanivelación,
exaltando á unos y deprimiendo
á otros?Si hoi creen que eso es lo mas
justo
y lomejor,
acasosus descendientes y
discípulos,
como antesalgunos
desus maestros, crean lo contrario y
opten
por la vuelta al feudalismo de la edad media.maní-—7—
fiesta consciente ó
inconscientemente,
más en los hombres honrados que en los que no lo son, pero en todos. Y como no los
guia
unconcepto
nisiquiera aproxi
mado á la naturaleza humana y ála
vida,
no dan con una fórmularedentora,
aceptable
átodos.¿Y
losespiritualistas?
Estos,
ó son sectarios de unareligión positiva
ó libre-pensadores.
Si loprimero,
reconocen una autoridad definidora esclusiva de los destinos
humanos,
yllegan
á lasiguiente
conclusión:El desheredado por la voluntad inescrutable de la Providencia sólo tiene derecho á la
caridad,
á la beneficencia,
á lapiedad
y á la tolerancia de los sentados á lamesa del festín
humano,
los que á su vez tieneu la obligación
correlativa deampararlos,
poraquellas
virtudes morales que tienen su sanción en elcielo,
y que por lo que vemos, olvidan con harta frecuencia.Con esos
piadosos
elementos,
podrá
talvez atenderseá necesidades
momentáneas,
pero nó resolverse el pro blema.Los
libre-pensadores
caen en el estremocontrario,
y
creyendo
resolver las cuestiones sociales con criterio eminentemente científicopositivo,
niegan
ó dan pocaimportancia
á la naturalezapsicolójica
del hombre y proponen tantas solucionescuantos son los criterios filosóficos que los informan.
Hai que
desengañarse:
las cuestiones sociales no seresolverán sin el concurso de uua afirmación
positiva
sobre la naturaleza del
hombre,
la razón de su vidaplanetaria
y su destino ulteriorRepugna
á la razón que el ser humano sea efecto delacaso y no el resultado deuna causa
suficiente,
y comosuficiente,
moral yjusta;
y para que moralyjusticia
tengan base
inquebrantable
handetenersuraiz,
noenlatornadiza voluntad
humana,
sino en una causaúnica,
insuperable
ycompleta.
Con estascondiciones,
su funcio—8—
sus efectos una familia cuyos miembros han de ser per
fectamente
iguales
en suesencia;
y si efectivamenteestán dotados de razón—cualidad que nadie
niega—
han de ser libres en su
desenvolvimiento,
parallegar,
unos antes y otrosdespués,
á un mismo fin.Repugna
asimismo á la razón que estepunto
microscópico
del infinitoespacio,
llamadoTierra,
sea el únicoasiento de la
vida,
cuando la astronomía ha demostradoque las condiciones
físicas,
químicas
ybiológicas
de los astros loscapacitan
para idéntico fin.Y repugna, por
último,
al sentimiento y á larazón,
tanto como elaniquilamiento
humano de los materialistas, el
cumplimiento
total de la historia y del destinohumano sobre este átomo
sideral,
en un solo instante de la eternidad. Todo induce á creer y á afirmar que el paso por esteplaneta
es unaetapa
de la vidahumana;
que las
desigualdades
sociales son mera manifestacióndel
desigual
desenvolvimiento de los seres; que pues todos tenemos un mismoorigen
y somos esencialmenteiguales
y destinados al mismo fin, todos tenemos laobligación
indeclinable deconcurrir,
en la medida de nuestras fuerzas, á la realización del destino humano,solicitando
cada uno para ello laayuda
del hermano más adelantado yprestándosela
al que viene en pos, yel que así no lo
haga
será tratado deigual
modo por el que va delante.Aplicando
estosprincipios
á la cuestión de que se trata diré que losproletarios
no sólo son nuestros semejantes,
sino nuestrosiguales,
y así como nosotrosrecibimos
la herencia de nuestrosantepasados
yayuda
de los coetáneos más
adelantados,
tenemos que preparar y aumentar el caudal para nuestros sucesores y
ayudar
con todas nuestras fuerzas á los másrezagados,
no porcaridad,
no porconsideración,
sino por deber desaldar la deuda contraida con nuestros
predecesores
yperso-—9—
ñas de los que vienen en pos, como éstos nos
pagarán
haciendo lo mismo conlos que lessigan,
ytodos
contribuyendo
al acerbocomún,
al progreso universal. Más claro: los obreros no nospiden
gracia
sinojusti
cia,
el pago de una deuda no contraídapersonalmente
conellos,
pues han de ser nuestros deudores á su vez,sino con nuestros
protectores
quejiran
contra nosotrosuna letra á la orden de nuestros
protejidos.
Entendido así el
problema,
la solusión saimpone
fácilmente.
UN
CASO
DE
TELEPATÍA
Giraba la conversación sobre lo que ha dado en lla
marse
impropiamente
fenómenos sobrenaturales. Lareunión reía llena de
rogocijo,
escuchando las donosurascon que sir
Felbrigg
se burlaba de latelepatía,
de lasujestión,
de todas las manifestaciones anímicas que el orador llamaba canards con que se embauca á laigno
rancia y se divierte á los
inteligentes.
Sir
Felbrigg
comentabajocosamente
elsucedido,
relatado poco há por Pall Malí
Gazette,
de unajoven
quehabía
previsto
en sueños ypredidho después,
al despertar,
laprisión
deCrontje
en elTrasvaál,
la muerte de la reinaVictoria,
la toma deMafeking,
la derrota deKitchener—
que, ya
veis,
anadiapatrióticamente
el orador,
no ha sido tal derrota—y otros muchos sucesos de
la actualidad
política
delimperio
británico.La reuuión
reía;
sobretodo,
las damas paraquién
es tan cómodo reir de lo que nopueden
esplicarse.
Sólo no
parecía
regocijado
un señor debigote
y mele
—10-en el mármol de la chimenea, escuchaba sin
reir,
miran do á la reunión con aire de benévola censura.—
Placéis muy
mal,
lesdijo,
en reircomo lo hacéis. Lo que Poli Malí Gazetle ha referidopuede
no ser cierto en este caso, pero engeneral
esposible,
y en muchas oca siones exactísimo. No lo adivinado por esajoven,
sino fenómenos muchomásestraordinarios yfantásticos,
nos ofrece elespíritu.
Elsiglo
de latelegrafía
y telefonía sin hilos no tiene derecho á reir de ciertas cosas.¿Porqué
un ruido, vibrando de onda enonda,
ha de recorrer largas
distancias,
y elespíritu
no, cuando es,después
detodo,
unmagnetismo
comocualquiera
otro,pero conmásvigor
y más fuerte?—Se
sabe,
interrumpió
uno de lospresentes,
elporqué
y el cómo de la traslación de una corriente eléctrica. Se
ignora
el cómo delespíritu;
seignora
el cómo elespíri
tupuede
trasladarse,
influir enalgo,
hacerse sentir.ge
ignora
en realidad todo esoy se conocesigo
másque todo eso: se conoce el
hecho,
lo supremo, lo que no sediscute,
lo que está por encima de todas las teorías y todas lasopiniones. ¿Queréis
que os relate un sucesoque he
visto,
y de cuya certezaresponde
mipalabra?
Nadie se habría atrevido áponer en duda lapalabra
de lordStapleton,
uno de los miembros más formales y más cultos de la aristrocraciainglesa.
Así es que todos asintierondispuestos
á oir. El noble lord comenzósuhistoria de estamanera:
, , ,-. i ■ i ¿x
—Recordareis
el asesinato delady Fylmire:
la matóun
albañil,
que murió en la cárcel antes de terminar su proceso,según
unos detisis,
según
otros, envenenado. La historia de lo quepasó
sólo lasupimos
mi amigo el célebre doctorX,
yafinado,
y yo.Lady
Fylmire
era unaEstuardo,
tema muchos millo nes y una belleza no común. Pero lo más estrordinarioen ella era el
vigor
de su carácter, comolo demostróconsu casamiento.
Quedó
completamente
huérfana á los—11—
y así se hizo—
que inmediatamente la
entregaran
el manejo
de su vida y de sus bienes. Yaquí
entra el rasgoque retrata su voluntad
enérgica, singularísima.
Tenía diezisiete años cuando lord
Ashley
lapidió
ásupadre
en casamiento. Consultó elpadre
á lahija
y ésta contestó rotundamente quenó,
porque no conocía á suprometido
y noquería ligarse
áquién
no conocía ni estimaba,
ni aún trataba. LordFylmire
entoncestrajo
á casa alpretendiente,
y al cabo dealgún
tiempo
renovósu instancia acerca de la
joven,
la cual le contestó que ahora estaba menosdispuesta
al matrimonio porque lordAshley
le eraantipático.
Nuevoperíodo
desilencio;
nueva
súplica;
nuevarepulsa
de lahija,
quién
declaró esta vez que elpretendiente
le eraodioso.Tres años duró esto, al cabo de los cuales murió lord
Fylmire.
El solicitante se retiróentonces,
porque¿qué
lograría
de la heredera libre y dueña desí,
cuando no alcanzó nada con laayuda
delpadre?
Pero á los ocho
dias,
lordAshley
recibió lasiguiente
carta:
«A la hora de morir me reiteró mi
padre
el ruego deque os tomara por esposo.
Cumpliendo
su últimodeseo,
ossuplico
que olvidéis misdesaires,
aceptándome
pormuger. No creáis que realizaré este acto haciéndoos sen tir
después
desden ó desafecto. Seré muger yamante,
sumisa,
cariñosa,
buena y hasta osquerré.»
Antes de terminar el
luto,
se celebró la boda.Lord
Ashley
amaba,
pordesgracia,
el vino con su secuela de malas mugeres,
pendencias
ybrutalidades,
yno se
esplica
cómo lordFylmire,
amantísimo desuhija,
seengañó
respecto
deaquél
hombre.El matrimonio marchó á
Escocia,
á uno de los casti llos del marido.Dulce,
espresiva,
buena y hastaenamorada,
todos sus—12—
luces y de
criados,
encompleto
estado deembriaguez,
tambaleándose y diciendo bromas soeces, ella se puso
intensamente
pálida,
pero nodijo
unapalabra.
Alnotarla risa
comprimida
de uncriado,
—«Salid,
ledijo
altivamente, y que no os vea más.»
Cuando,
después
de lacomida,
el matrimonioquedó
solo,
apoyando
ásu marido que nopodía
tenerse,
locondujo
á sus habitaciones y ella se fué á las suyas. Aldía
siguiente,
la hallaron sus doncellas sentadajunto
alleeho sin
deshacer, altiva,
inmóvil y silenciosa.La escena del comedor fué el
principio
del desastre.Perdidos los
respetos,
el lord volvió áembriagarse
dia riamente. Alamanecer,después
de lasorjías,
iba borrachoá
pedir
caricias á su esposa, que ni lorechazaba,
ni lo reconvenía. Mas tardeprincipió
á insultarla.Una noche
llegó
hasta querer alzarle la mano. Al siguiente
día, llegó
ella muytemprano
ásushabitaciones,
y, sin mirarle nisaludarle,
ledijo:
—He
cumplido
la voluntad de mipadre;
he sidofiel,
sumisa yobediente;
os he demostradorespeto
y amor;pero no toleraré que me alcéis la mano. Mi
padre
oshubiera matado... Yo, si lo
hacéis,
os mataré y me ma taré. Desdehoy
tenéisprohibido
el paso á mi cámara.No intentéisverme.
Aquella
nochelordAshley
comió y bebió como siempre, y, en unestado delocura
horrible,
sedirijió
alcuartode su muger; lo halló
cerrado;
llamó,gritó
ygolpeó.
Ladama abrió: tenía un
puñal
en una mano y un revólver en la otra.—Estas
balas,
dijo,
apuntando
á sumarido,
son para vos. Estepuñal
es para mí. Si no osvais,_
os mato. El semarchó,
pero estas violentas escenas continuaron.Cierta
madrugada
seoyó
un tiro en las habitacionesde lord
Ashley.
La servidumbre acudióalarmada,
y en contró áéste,
completamente
borracho,
empuñando
unrevólver con que había
disparado
altecho,
y hablandomé-—13—
dicos le declararon medio
loco,
y llamado deLondres
el doctorGrey,
miamigo,
dequién
oshabló,
éstedijo
que,aparte
delalcoholismo,
la enfermedad consistía en elmedio ambiente: lord
Ashley
nopodía
soportar
el perennedesdén de su muger.
Dijo
también que era necesariotrasladarlo á
Londres,
y así se hizo.Lady
Fylmire
quedó solaenelcastillo.
En
Londres,
elenfermo,
biencuidado,
comenzó ámejorar.
Sólo le veíamos el doctor y yo.Tratábamos no sólo de la
mejora
física,
sino de la cu ra moral deaquel
ferozdesequilibrado,
cuya enfermedadse mostraba
atávica, brutal, cruel,
comosalvaje.
Algo
Íbamoslogrando,
aunque á intervalos sufría re trocesos que nosdesesperaban:
ataques
de locura quepor lo
general
le acometían durante el sueño. Eran deli riostrágicos
ysiempre
sobre el mismo tema:soñaba quehabía matado á su muger, y con uncarácter de realidad tan
grande,
que nos costabatrabajo
persuadirle
de queaquello
había sido un ensueño febril.Una coincidencia extraña hizo retroceder la curación. Una mañana fui llamado con premura. Ya el doctor
Grey
estabajunto
al enfermo.—
¿Qué
ocurre?pregunté.
—El
ataque
más formidable de cuantos este hombre hatenido;
casi no meesplico
el caso,díjome
el doctor.Cuando recibí el aviso y
vine,
encontré que lordAshley
acababa
dedespertar
de uno de sus tremendos sueños.Lo de
siempre:
que había matado álady Fylmire.
Traté detranquilizarle;
pero, como nunca, se haempeñado
enque su delirio no es
delirio,
sino acontecimientocierto;
y de ahí nohay
quién
lo saque. Le he demostrado laimposibilidad
de que un hombre queduerme,
enfermo-en el lecho de su casa enLondres,
mate á su muger retirada en un castillo de Escocia.
¡Todo
inútil,
miquerido
amigo!
Entreusted,
á ver siconsigue
más que yo.lio--14—
rando,
en un estado de dolor y abatimientoincomprenpi-bles en
aquel
carácter fiero.No me
diga
ustednada,
esclamó al verme, no meconvencerá de que no hice lo que he hecho.
¡He
matadoá mi
esposa!
¿Cómo?
No lo sé:tengo
ideas confusascon un
puñal...
—Está
completamente
loco,
díjome
en vozbaja
eldoctor.
—
¡Peroesoes un delirio I eselamé
¿Cómo quiere
usted,
desde
Londres,
haber sido autor de un suceso en Escocia?
—No
sé,
nosé;
pero así hasido,
respondió
con la mayor convicción y firmeza. —
¿Quiere
usted, lerepliqué,
que pongamos iamedia"tamente un
despacho
á su muger,preguntándole
por susalud?
El doctor
aprobó
con unamirada,
y el enfermogritó:
—
Sí, sí,
en el acto ISiento,
agregó
sollozando,
quetengáis
que convenceros de la verdad.En ese momento entró un criado con una
bandeja
enla que
precisamente...
habia undespacho
también.—
¡Venga!
¡venga!
gritó
lordAshley,
tomando elpapel,
rompiendo
nerviosamente la cubierta yleyendo.
Al terminar la
lectura,
lanzó ungrito
yperdió
el conocimiento.
El
telegrama
decía losiguiente:
«Esta noche
desagradable
accidente. Escalando muroy
rompiendo
ventanamalhechorllegó
habitaciónseñora.Al forzar
puerta
conpuñal,
fuésorprendido.
Trátasetalvez ladrón
vulgar
que no conocedepartamento
alhajas
y dinero.Niega
obstinadamentehaber
ido al castillo y entrar habitaciones. Señora buena.»—
¡Qué
estraña coincidencia! Lo mismo que nos hadicho nuestro
amigo,
añadió el doctor con voz temblo rosa.El enfermo
empezó
á recobrar elsentido,
pero se sin-15—
delirios una forma
especial.
Conlógica,
conlucidez,
ra zonaba y hablaba acerca de lo que él llamaba su crimenfrustrado.
Asi
pasó
cerca de dos ó tres meses, y heaquí
ahora eltrágico
y estraordinario desenlace:Una mañana entró el doctor en mi casa,
demudado,
inquieto
y nervioso.—Vea
usted,
amigo
mió... ¡ Lafatalidad,
ladesgracia!
Heaquí
lo que medicen del castillo de losAshley,
encargándome
que veamos elmejor
modo de comuni carlo á nuestro enfermo.Y
emocionado,
leí eldespacho
que el doctor me pasaba,
«Lady Fylmire
habíasido asesinada... Un albafiilvecinode las
cercanías,
buen hombre queadorabaála familia de losAshley,
porque los suyos debían á éstos mil favores, la había matado. Entró á sus habitaciones por un
pasillo
secreto,
la halló dormida y la dio muerte de una certerapuñalada
en elpecho.
El asesino sufrióensegui
da unataque
epiléptico
ycayó
rompiendo
unjarrón.
Al ruidoacudió
la doncella yluego
todo elmundo,
y... al ataúd la muerta y el matador á la cárcel.»¿Cómo pudo
el asesinopenetrar
enaquel
sitio por pa sillosdesconocidos,
y cómopudo
entrarenlas habitaciones de lord
Ashley
para sacar un cuchillo de monte que ésteusaba,
y dar muerte con él á la señora?¿Qué
móvil lellevó,
como en el caso anterior frustrado,
á asesinar y nó á robar?Invité al doctor á que fuéramos á casa del enfermo
para
impedir
desdeluego
quesupiera
losucedido;
y á buscardespués
el medio de hacérselo saber pocoá poco. Alllegará
casa de lordAshley,
nuevasorpresa. La ser vidumbre enmovimiento,
todo el mundo lleno deagi
tación.—
¿Qué
pasaaquí?
—
¡El
señor que ha muerto!¡El
señor que se ha ma—16—
Vimos al suicida. Había
puesto
fin á su existencia deun solo y certero
disparo
en la sien. Se nosentregó
unacarta en cuyo sobre se leían el nombre del doctor y el
mío.
Decía así:
«25 de
abril,
cinco de la mañana.Mis
queridos
amigos:
acabo de matar ó de hacer matar—es lo mismo— á
mi muger.
Que
Dios y ella y la otra víctima inocente meperdonen.
Al darme cuent , demi
acción,
nopuedo
soportar
los remordimientos. ( 10sé que ahora no me he
equivocado,
mecastigo
matái me.»En el resto de la
carta,
el suicida contaba cómo reízó el crimen. Sus detalles
concordaban,
entodo,
conacaecido en el castillo de
Ashley.
Nodejaba
de citaiaún elarma que se había
empleado.
COMUNICACIÓN DE ULTRATUMBA
DICTADO ESPONTÁNEOICONTESTACIÓN DE UNESPÍRITU.
Hallándonos en
plena
sesiónespiritista,
sepresentó
por sí solo un
espíritu
quedijo
ser el de donAlejandro
Moreau,
y dio lasiguiente
comunicación:espíritu: He estado en turbación durante mucho
tiempo,
pero veía los cuidados con que rodeaban a mi cuerpo y el pesar de mi familia. Sentía todoesto,
y comoen mi vida terrenal habia estudiado mucho el
espiritis
mo, bien
comprendía
que enaquellos
momentos mi alma sedesprendía
de su envolturacorporal
para empezarunanueva vida. Sabia también que iba hacia Dios: mis últi mas
palabras
lo hanprobado
y mimujer
debe recordar—17—
Veía mi cuerpo
inerte,
y esto no me causaba mucha sorpresa. Tenía un gran sufrimiento moral por
no
poder
consolar,
ni con el movimiento ni con lapala
bra,
á los que me lloraban. Asistía á todas las ceremonias fúnebres y á las visitas de condolencia. He tratado de comunicarme con mi
mujer,
rodeándola de cierta suavidad deespíritu.
He visto con sentimiento como mesacaban de mi casa y me arrancaban á los
mios,
por másque fuera mi cuerpo solamente el que se llevaban. He
tenido un verdadero consuelo en ver
cumplidas
misúl-tim "-.
disposiciones
—porque el
espíritu puede
ver y<* '
■
'¡.render
todo esto—y doi las
gracias
a los que con'k exactitud me han obedecido.
/or
muchotiempo
he estado errando en mi casa yLando de consolar á mi familia.
Mas,
desprendiéndo-', al
fin,
de mis últimasligaduras
terrestres y elevante en el
espacio,
hecomprendido
la verdaderavida,
indo miespiacion
y mis sufrimientos al cabo deal-g os meses.
Quise
entonces comunicarme con mim jer, por medio del
espiritismo,
y darle el único consuelo que
pueden
dar los invisibles: el de haberllegado
áser su
espíritu
familiar;
y por eso lainduje
ápedir
á ustedes estas sesionesespiritistas;
y, cuando las han tenido,
he estado yoaquí,
siempre
presente,
feliz y dicho so, al ver este nuevo camino que seabría para el único ser que siento haberdejado
enpos
de mí en latierra,
ypoder
al mismotiempo
comunicarme todos los dias conella y hacer que
aproveche
los conocimientos por míadquiridos.
Médium:
¿En
qué
consiste la turbacióndespués
de la muerte?Espíritu: La turbación es el estado de un alma que
ignora
las condiciones de supropia
existencia;
la turba cióndespués
de la muerte, es el malestar que acompañaá todo cambio brusco de uno á otro estado. Podéis com
fa-—18—
cultades.
¿Cómo
y conqué
sorpresa óindecisión,
se ser viría de sus miembros y aún de supensamiento? ¿No
temería que un solo movimiento brusco hiciera cesar elEenómeno
de su existencia? Elespíritu
difiere del niño en que éste se halla todavía con sus facultades adormecidas,
mientras que elespíritu
desprendido
de la materia entra en una nuevaexistencia,
como niño que ve, quesiente y no sabe aún darse cuenta de nada. Las ideas
espiritistas pueden
únicamenteayudar
al hombre ámorir,
ó másbien,
á nacer á la verdadera vida.médium:
¿Veía
usted laseparación
de su alma y de sucuerpo?
espíritu:
¿La
sentía comoalgo
estraño, sinpoder
dar me cuenta exacta de loqué pasaba,
y sobre todo sin saber lo que me
esperaba
en una nueva existencia.medium:¿ Notuvousted
algún
temor de ser enterradovivo?
espíritu:
Nó,
nó. Me sentía absolutamenteseparado
déla materia tornada inerte.médium:
¿Es
la muerte un sufrimiento moral?espíritu:
Sí,
para unos; nó. para otros. Los que la venvenir
no sufren sino mui poco; los demáspueden
sufrirhorriblemente,
y mas ó menos según elgrado
de pu rezadel alma y también deenerjía
moral de suespíritu.
médium:
¿Pero
los que se sientenmorir,
deben espe-rimentar ansias morales masgraneles
queaquellos
áquienes
la muerte toma súbitamente?espíritu: Hablo del momento que
acompaña
ysigue
á lamuerte,
nó del que laprecede.
Ustedes están en la verdadrespecto
de estoúltimo,
salvo el caso de que el alma estépreparada
y consienta endejar
su envolturacorporal.
Médium:
¿La
estremauución le fué á usted dealguna
utilidad?Espíritu: De
ninguna
como sacramento. Nopuede
ser útil sino al alma católica que la recibecreyendo
en su-10.
Médium:
¿Su
sufrimientoprovenia
únicamente de suimpotencia
para consolar á sus deudos?Espíritu:
Eraeseelmasgrande,
porque teniaá losmiosente mi vist- ; y cuando me
contemplaba
á mímismo,
lagran turbación que sentía de no ser lo que habia sido
hasta
entonces,
me tenia en una terribleangustia.
Sinembargo,
esta turbación sedisipó
cuando notó que estaba rodeado en el
espacio
deespíritus amigos
que meesperaban
para hacermecomprender
mi estado.Médium:
¿Tienen
ustedes losespíritus
relaciones pa recidas á las que existen entre los vivos?Espíritu:
Sí,
sí . Lasrelaciones existen en un estadomás
agradable
que en la vida material. Vivimos en sociedad,
escojemos
á los que la forman ynosentretenemos de cosasespirituales,
desligados
como estamos de los groseros lazos de lacarne.Médium:
¿Hai
entre losespíritus
una fraternidadmás
grande
que en la tierra?¿Hai desigualdades
socia les en el mundo de losespíritus?
Espíritu: La
simpatía
acercaaquí
á los seres, y tan sólo losgrados
de adelantoconstituyen
ladesigualdad
de condiciones.—Adiós.El espíritu de Alejandro Moreau.
NOTA: El espíritu cuyo dictado espontaneoyrespectivas respuestas
acabo detranscribir, debe clasificarse,á mijuicio,entre los espíritusde
una,condiciónmedia,dequehabla AlianKardecen su libro:El Cielo y el Infiernosegún el Espiritismo.
Esteespírituha salido delestadodeturbación,y ácausade susbuena
disposiciones,pareceestarenmarcha hacia las esferas de losespíritusfe lices(ver Cieloé infierno).Las respuestasquehadadoindicanuna gran
voluntad para elbien. Por miparte, solo hepublicado las queserefieren ásu situación personalenel mundo ele losespíritus;las demás referentes
á lafilosofíajeneral,sonmenosnetas i seguras.
Por lo demás,enelvastodominiodeesta,filosofía, cadaespírituevoca dopuede formular su opinión,sin pretenderimponerla como regla que se deriva únicamente del conjunto de las comunicaciones emanadas de
—20—
EL
ESPIRITISMO
Y LOS JESUÍTAS
Reminiscenciashistóricas de las
conferencias
contraelEspiritismo
dadas por el
padre León,
enelcolegio
de SanIgnacio
de Santiago,
y de las contestaciones de don Francisco Basterrica,profesor
de matemáticas del InstitutoNacional,
enrepresenta
ción del Centro
Espiritista.
El 24 de
junio
de1876,
anunciaba la Revista de estudios
espiritistas,
morales ycientíficos
—publicada
en Santiago
por un grupo de adherentes á la doctrina de AlianKardec—que «El
padre León,
de losjesuítas, sujeto
degrande erudición,
había abierto conferenciaspúblicas
contra elEspiritismo,
las que teníanlugar
los martes álas siete de la noche en uno de los salones del
colegio
desan
Ignacio.»
Recuérdase
por los coetáneos la resonancia que tuvoaquel
suceso en los círculos de la sociedadsantiaguina,
supuesto
que ladoctrina,
y sobre todo los fenómenosespiritistas,
eran poraquel
entonces una verdadera novedad
entre nosotros.Aquella
ocasión no era dedesperdiciar
para los sostenedores del
espiritismo,
que trataban átoda costa de dará conocer la nueva
creencia;
y así fué que los hermanosdel Centro
espiritista
acudieron á los claustros de sanIg
nacio para oir la ardiente
palabra
deljesuíta
León— elmás
pujante
de los contendores quepodía
presentárseles
—
-y en la
segunda
sesión,
pidieron
á éste que lespermi
tiese hablar «para rebatir sus
observaciones,
dice la Re-21—
En uno de los más
amplios
salones delcolegio
de sanIgnacio,
tuvieron pueslugar,
una vez por semana, lasconferencias,
ó masbien,
el debate entablado entre elpadre
León y don Francisco Basterrica. comisionado porel «Centro» para defender el
espiritismo.
Allí se
esgrimieron,
por una y otraparte,
lasmejores
armas de la dialéctica y de laelocuencia,
ante un numeroso
auditorio, gastando
elimpugnador
de la doctrinaespiritista
el calorpeculiar
de sufogoso
carácter, endis cursos que, más que otra cosa,parecían
vehementescati-linarias contra las nuevasideas ysus
defensores;
en tantoque el señor
Basterrica,
sereno ytranquilo,
con unaflemaverdaderamente
inglesa,
contestaba cortés y fríamente ásu
improvisado
adversario,
como se hará notar en elcurso de estos ecos de
pasados
tiempos.
Era el
padre
don José León—áquién
conocí muy decerca—
alto,
delgado,
deojos
celestes y escasoscabellos,
y en su
fisonomía,
iluminada deordinario
por unasonrisa
benévola,
se notaban los frescoscoloresqueacompañan
siempre
á lostemperamentos
sanguíneos
linfá ticos.Nacido enlaciudad de Santa Fé
(República
Arjentina)
en
1823,
ingresó
casi niño á la orden de losjesuitas,
siendo
destinado,
apenas terminó sus estudios en elcolegio
romano, á la enseñanza de lajuventud
en el Brasil,
en elUruguay,
provincias argentinas
y finalmente enChile,
en donde terminó su vida hace pocos años.Eu cuanto al señor Basterrica
(cuyo
nombre,
quién
sabe por
qué,
no apareceenninguno
de los diccionariosbiográficos
que heconsultado),
era,según
misrecuerdos,
de estatura
proporcionada,
el color delrostroalgo
pálido,
revelando en toda su persona los hábitos del hombre
tranquilo
y estudioso. Acostumbradocomosucontendor,
á la enseñanza, fué durante muchosaños—
—22—
su hermano don José—
profesor
de matemáticassuperio
res en el Instituto Nacional.
Al
primer
discurso delpadre
León,
tranquilo
y mesurado,
contestó, en la noche del 19 dejunio,
el señorBasterrica con otro discurso no menos cortés y caballe
roso. Decíale en él:
«El martes último
asistí,
señor, porprimera
vez ávuestra conferencia y os
puedo
asegurar que salí de ellaaltamente
complacido.
Elobjeto
que os habéis propues to nopuede
ser más laudable.Perseguir
laverdad,
es ir en busca de Dios que es sufuente;
enseñarlaydifundirla,
es lamejor
obra de caridad que un hombrepuede
hacer á sus hermanos.»Más adelante
agregaba:
«Mi alma se sintió conmovida cuando nos hablasteis
de la
grandeza
deDios;
de ese ser que aunque incomprensible
en suesencia,
sus atributos loprensentan
adorabie á nuestro corazón!»
Empero
elpadre
León,
después
deemplear
unlenguaje
elevado y elocuente hablando de
Dios,
habíacaido
en lamentables errores. Había sostenido elprincipio dogmá
tico de la creación de seres
perfectos
éimperfectos,
fundándose en un
argumento
verdaderamentesingular:
el de ser necesaria la creación en esta forma para la armonía del
conjunto,
ó del Universo.El señor Basterrica le observó con mucha razón que, dados sus atributos
soberanos,
Dios nopodía,
obrandoen
justicia,
crear seres de diversas condiciones,perfectos
los uuos é
imperfectos
los otros; que losespíritus
hansido y serán creados con la
perfección
necesaria paraque por sí solos progresen, en virtud de sus
propios
esfuerzos; que Dios ha formado,forma y
seguirá
formandoeternamente seres
personales,
racionales y libre-, porquepor-—23—
que un ser racional sin libertad y sin
personalidad
no seconcibe,
no seríaperfecto.
Por elcontrario,
si se dota áun ser de libertad pa;a
obrar,
debe reconocérsele razón para discernir. La creación concebida de esta manera,es
indudablemente perfecta.
«La razón y la libertad suponen—
agregaba
el señorBasterrica—recompensas y
castigos;
y además,un estado de progreso indefinido.
Porque
¿qué
haría elespíritu
dotarlo de^
sus facultades
activas,
si no tuviera un finadonde
dirij
irlas? Porconsiguiente,
el urogreso, es decir el acercamiento indefinido haciaDios,
es unaconsecuen
cia de los atributos del
espíritu.
«He
aquí
armonizadas—agregaba—
lasinfinitas
perfecciones de Dios con la vida de
pruebas
áque está so metido el
espíritu
y que elseñor León haquerido
esplicar
diciendo: que
Dios
ha debido crear seresperfectos
óimperfectos
para la armonía delUniverso.»
El
padre
León había sostenido tambiénuna sola exis
tencia
corporal
delalma,
la cual escreada, decía,
altiempo
de formarse el cuerpo material á que ha de animar.
Y,
come razón única y sin vuelta deesta afirmación
contraria^
alprincipio
de lasreencarnaciones
de la doc trinaespiritista,
decía losiguiente:
«Porque
si así no fuera ¿enqué
sehabría
ocupado
elespíritu antes,
siendo por su naturalezaesencialmente
activo?»
No le costó mucho
trabajo
á su contendor dar una buenarespuesta
á tanpobre
argumento, respecto
de la cuestión más grave quepodía
presentarse,
relacionada intimamente con los destinos
presentes
y futuros dela humanidad.
«Ignora
el señor León— lereplicó
el señorBasterrica
—la
ocupación
que tendrán losespíritus
en eltiempo
que media entre su creación y suencarnación;
y aunque la ignorancia del señor León nada
prueba
en contra de lapreexistencia
delalma,
es.fácilcomprender
que ésta antes de su
encarnación,
como durante—24—
las faces de su existencia
inmortal,
se ocupa en su propio perfeccionamiento
para acercarse más y más á suHacedor.»
Y,
después
dealgunas
otrasreflecciones
tan fundadascomo
oportunas
sobre este mismopunto,
formuló el señor Basterrica una observación que no admite
réplica.
Es la
siguiente:
«Los
espíritus
se ocupan antes de encarnar, exacta mente en lo mismo en que se ocupandespués
de abandonar el cuerpo.»
Como se
comprenderá
fácilmente,
no es mipropósito,
al evocar estas reminiscencias
históricas,
reproducir
entodas sus
partes
la discusióu habida enaquella época
entre los
espiritistas
y susimpugnadores,
sinoperfilar
aquellos
puntos
másimportantes,
á fin de dar á mis lectores una idea
aproximada
de lo que entóucespasó,
antes de queaquellos
incidentescaigau
por entero en la fosa del olvido.Conviene á mi modo de ver, sin
embargo,
dejar
bienestablecido el hecho de que los defensores de la doctrina
espiritista
observaron enaquella
ocasión una conductairreprochable.
Así el señor Basterricaterminaba
supri
mera contestación alpadre
León en lossiguientes
caballerosos términos:
«He
aquí,
señor—le decia— las observaciones que teníaque haceros. Las he manifestado como
veis,
con todafranqueza,
dándoos con ellolugar
á que conozcáis unhumilde
competidor
vuestro que no es el único en este recinto... Osseguiré,
pues, señor, en vuestrostrabajos;
acogeré
conplacer
ygratitud
losprincipios
que creaverdaderos,
siempre
que cuente con vuestropermiso
para observar
aquellos
que mi razón rechace.... Como elúnico móvil que me
guia,
al asistir á vuestras conferencias,
es hacer la luz en estasmaterias,
tan oscurecidas-25—
ya por los hombres con el transcurso de los
siglos,
ospuedo
asegurar que encontrareis en mí un adversariotan leal como creo que lo sois vos.»
Me parece que no es
posible
exijir
mayorcortesía,
nimás discreción á nadie. El señor Basterrica colocó el de bate á una verdadera altura.
¿Hizo
lopropio
elpadre
León?En la conferencia del 27 del referido mes de
junio,
elimpugnador
delespiritismo,
que antes había compa recido con sus discursosescritos,
dando de mano á esteprocedimiento
y fiándose en sus facultadesoratorias,
improvisó
un brillantediscurso,
en el que, al lado de las floresretóricas,
campeaban
sus variados conocimientos en ciencias físicas y naturales.En
aquella
memorablesesión,
elpadre
León dio rien da suelta á su naturalelocuencia,
ante un auditorio compuesto
como de trescientas personas.Al tratar del
hombre,
habló del progresoindefinido,
á cuyaley
divina estásometida
la humana raza, y revis tiendosiempre
suargumentación
«con todas lasgalas
dellenguage,» pretendió
esplicar
lasdesigualdades
que se notan entre los hombres—
y que el
Espiritismo
atribuye
á losgrados
de progreso que ha alcanzado elespí
ritu en sus diversas existencias— diciendo que esto con sistía únicamente en que dios comunica distintosGRADOS DE PERFECCIÓN Á SUS CRIATURAS.
Como lo hizo notar muy
oportunamente
el señor Basterrica,
su contendor secomplacía
enengastar
al lado de un diamante verdadero unapiedra
falsa;
junto
conproclamar
laley
eterna del progresoindefinido,
formulaba una