• No se han encontrado resultados

"Sentidos del sujeto": la hermenéutica retroactiva de Judith Butler

N/A
N/A
Protected

Academic year: 2020

Share ""Sentidos del sujeto": la hermenéutica retroactiva de Judith Butler"

Copied!
16
0
0

Texto completo

(1)

Sentidos del sujeto:

la hermenéutica

retroactiva de Judith Butler

*

Senses of the Subject:

Judith Butler’s Belated

Hermeneutics

AZUCENAGONZÁLEZBLANCO Lingüística General y Teoría de la Literatura Facultad de Filosofía y Letras

Universidad de Granada

Campus de Cartuja s/n. Granada, 18071 azucena@ugr.es

Orcid ID0000-0002-0716-4214

RILCE 35.1 (2019): 85-100 85

ISSN: 0213-2370

* Este artículo se ha realizado en el marco del proyecto de investigación “Procesos de subjetiva-ción: biopolítica y política de la literatura. La herencia del último Foucault” (FFI2015-64217-P). Resumen: En Los sentidos del sujeto(2016), Judith

Butler afirma que la posibilidad del sujeto de dar cuenta de sí, un sujeto que de acuerdo con su teo-ría se configura ya antes de su propio nacimiento, está basada en los modelos literarios que presentan a los personajes relatando su propio alumbramien-to. Esta “perspectiva imposible” permite al sujeto superar dos límites de la narración de sí: el tempo-ral y el lógico-causal. La hipótesis de trabajo del presente artículo es que encontraríamos en la base de la hermenéutica del sujeto que Judith Butler propone en Los sentidos del sujetouna hermenéuti-ca del texto literario, que conlleva la revisión de los conceptos de mimesis y verosimilitud aristotélicos. La aportación de Butler a la hermenéutica literaria habría sido fundar su hermenéutica del sujeto en una hermenéutica literaria retroactiva, próxima a la hermenéutica de la discontinuidad de J. Revel, y ajena al discurso que se rige por la dialéctica causa-efecto.

Palabras clave: Judith Butler. Hermenéutica dis-continua. Sujeto. Responsabilidad. Virtualidad.

Abstract: In Senses of the Subject (2016), Judith Butler argues that the subject’s ability to account for himself, a subject that according to her theory is already established before his own birth, is based on the literary models that present the characters re-counting their own birth. This “impossible perspec-tive” allows the subject to overcome two limits of the narration of oneself: the temporal and the logi-cal-causal. The hypothesis of this article is that we find in the basis of the hermeneutics of the subject that Judith Butler proposes a hermeneutic of the li-terary text, which entails the revision of the Aristo-telian Concepts of mimesis and verisimilitude. Judith Butler’s contribution to literary hermeneu-tics would have been to found her hermeneuhermeneu-tics of the subject in a retroactive literary hermeneutics, close to Judith Revel’s hermeneutics of disconti-nuity, and not in the line of the discourse that is go-verned by the dialectics of cause and effect.

Keywords: Judith Butler. Retroactive Hermeneu-tics. Subject. Responsibility. Virtuality.

(2)

INTRODUCCIÓN: ÉTICA Y HERMENÉUTICA DEL SUJETO ENJUDITHBUTLER

E

n 2015, Judith Butler publicó Senses of the Subject, traducido y publicado por Herder en España en 2016 como Los sentidos del sujeto. Esta obra re-copila varios trabajos que la autora había venido realizando en los últi-mos diecinueve años, y retoma cuestiones de obras previas. Principalmente de

Mecanismos psíquicos del poder: teorías de la sujeción, publicada en su versión ori-ginal en 1997, y de Dar cuenta de sí mismo: violencia ética y responsabilidad, pu-blicada en 2005.

En Mecanismos psíquicos del poder, Butler reinterpretaba los procesos de

subjetividad de Michel Foucault en relación con el poder y la resistencia, a partir de un sujeto que se constituye en su origen como un pliegue, una vuelta sobre sí mismo. El sujeto era definido allí como una consciencia que es deter-minada por una relación de poder, de dependencia, o de sujeción. Pero, según la autora, este origen quedaría reprimido. De manera que la subjetividad se definiría como un proceso en el que la otredad afecta y precede a la enuncia-ción del “yo”. Por lo tanto, en la definienuncia-ción de sujeto que hace Butler en esta obra, la otredad, como pulsión del poder que sujeta, conforma el origen mis-mo de la subjetividad, comis-mo realidad psíquica. Y esa otredad, la de las relacio-nes de poder, solo es comprensible en la relación del sujeto con la comunidad. De este modo, el sí mismo es ya, desde siempre, también lo otro de la comu-nidad que lo funda, en su dimensión ética: el sujeto se constituye, pues, como pliegue y su naturaleza es relacional:

La forma que asume el poder está inexorablemente marcada por la figu-ra del darse la vuelta, una vuelta sobre uno/a mismo/a o incluso contra

uno/a mismo/a. [...] La vuelta parece funcionar como inauguración tro-pológica del sujeto, como momento fundacional cuyo estatuto ontológi-co será siempre incierto. (Butler 2001, 14)

Según Butler, este dilema tropológico del sujeto es la del tropo como pliegue, en su definición original en griego.1Continuando con la cuestión de la

(3)

mación del sujeto, esta relación del sujeto con su dependencia fundacional quedaría rigurosamente reprimida, es decir, el sujeto emerge al mismo tiem-po que el inconsciente. Por lo que la subordinación y conformación del suje-to en Foucault cobraría un valor psicoanalítico en la lectura de Butler: para que el sujeto pueda emerger, las formas primarias de este vínculo deben sur-gir y a la vez ser negadas. Es decir, “el yo aparece fundado sobre el repudio del amor-subordinación que lo fundó”.2Por lo tanto, como para Foucault en La

hermenéutica del sujetoo en El origen de la hermenéutica del sujeto, también para

Butler una analítica del poder es indisociable de una historia de las subjetivi-dades como resistencia3y ello a través de la constitución discursiva de la

sub-jetividad. Para la autora, ya sea a través de la interpelación en el sentido de Al-thusser, ya sea a través de la productividad discursiva, según Foucault,4 “la

sujeción” es el proceso de devenir subordinado al poder, así como el proceso de devenir sujeto.5

En 2004 hasta 2015 se publicaron los últimos cursos y seminarios de Foucault y, en Dar cuenta de sí mismo, la autora corrige la rigidez del modelo nietzscheano de configuración del sujeto por el poder siguiendo las nuevas aportaciones de los inéditos de Foucault. Esa “rigidez” hace referencia a lo que Butler denomina “la escena punitiva de instauración para el sujeto” (2009, 28), que Foucault había recogido en el primer volumen de La historia de la sexuali-dad, pero que él mismo había corregido en sus últimos cursos y seminarios.

Pero fundamentalmente, retoma una cuestión que allí planteaba, a saber: si estamos de algún modo determinados antes de nacer, por eso otro que nos precede y que es precisamente lo que hace posible nuestra configuración como sujetos, ¿cómo hablamos de responsabilidad ética? Es decir, haciendo referen-cia al título de la obra, ¿cómo un sujeto puede dar cuenta de sí mismo? Para Butler el sujeto no se construye ex nihilopero la “desposesión (del yo) tampo-co implica que se haya perdido el fundamento subjetivo de la ética, al tampo- contra-rio bien puede ser la condición de la indagación social, la condición misma del

analiza y señala numerosos ejemplos del papel clave que el doble ocupa en la novela moderna, entre los que la autora destaca a Dostoievski, Maupassant, Poe y Hoffmann, entre otros. 2. Lo que Butler denomina como vínculos apasionados (20), y que es deudor del amor fatital y

como Nietzsche lo define en el aforismo 276 de La Gaya ciencia: a la vez subyugación y deseo. 3. Pensemos en la vida de los hombres infames como modos disidentes de ser.

4. Pues de acuerdo con Butler, la producción del sujeto discursivo de Foucault tiene como prece-dente la teoría de la interpelación de Althusser.

(4)

surgimiento de la moral” (2009, 19). Por lo tanto, la ética va a estar indisocia-blemente unida al sujeto y a la configuración social que lo precede y lo cons-tituye al mismo tiempo.

El concepto de ética en el que se funda su argumentación sigue por otra parte a T. Adorno y a otros autores recientes como J. Rancière, para quienes

el ethoscolectivo no puede ser homogéneo y unitario. Cuando el ethos

colecti-vo no es compartido por el conjunto y, sin embargo, se muestra bajo la apa-riencia de una falsa unidad, instrumentaliza la violencia para mantener la apariencia de su carácter colectivo. Es decir, el ethoses violento cuando se con-vierte en anacrónico y niega los derechos del individuo (Butler 2009, 15). Al mismo tiempo, la ética no puede serlo del individuo ajeno a la colectividad. En definitiva, para Butler, la constitución misma del sujeto es social, dialógica y ética:

No hay yo alguno que pueda mantenerse del todo apartado de las condi-ciones sociales de su emergencia, ningún “yo” que no esté involucrado en un conjunto de normas morales condicionantes que, por ser normas, tie-nen un carácter social que excede el significado puramente personal o idiosincrático. El yo no está al margen de la matriz prevaleciente de nor-mas éticas y marcos morales en conflicto. En un sentido importante, esa matriz es también la condición para la emergencia del “yo”, si bien no son las normas las que lo inducen en cuanto causas. (2009, 18)

Según Butler, Foucault se distancia de su propuesta del primer volumen de la

Historia de la sexualidad y modifica su teoría de la construcción discursiva

(2009, 164). Para Butler,

el sujeto no es un simple efecto o función de una forma previa de raciona-lidad, pero tampoco la reflexividad adopta una estructura única. Por otra parte, cuando el sujeto se convierte en un objeto para sí mismo, también pierde algo de sí. Esta oclusión es constitutiva del proceso de reflexividad [...]. Algo se sacrifica, se pierde o, al menos, se gasta o se abandona cuan-do el sujeto se erige en un objeto de conocimiento posible. (2009, 164)

(5)

permita superar este impasse. Butler considera que el sujeto siempre da cuen-ta de sí en cuen-tanto que se ve interpelado por otro para hacerlo. Cada uno de no-sotros daría cuenta de sí mismo cuando se ve interpelado, cuando se le inte-rroga por sus acciones. El dar cuenta adquiere entonces forma narrativa.

En consecuencia, el modo por el que se establece si el yo fue o no la cau-sa del sufrimiento de otro, tiene una estructura narrativa dialógica. El relato proporciona un medio persuasivo en virtud del cual pueda entenderse la agen-cia causal del yo. En tal sentido, dice Butler, “la capacidad narrativa se erige en una precondición para dar cuenta de sí mismo y asumir la responsabilidad por los propios actos a través de ese medio” (2009, 25). Pero ¿cómo sería el relato de un sujeto que ha de asumir aquello que lo conforma pero de lo que no ha participado voluntariamente?

El sujeto ético que intenta dar cuenta de sí se enfrenta, por lo tanto, a dos límites. Por una parte, no podría dar cuenta de aquello que le precede y que, sin embargo, lo conforma, porque “ese yo ya está implicado en una tem-poralidad social que excede sus propias capacidades narrativas” (Butler 2009, 19). Y, por otra parte, los modos en que el sujeto da cuenta de sí mismo tie-nen un coste, en tanto que la narrativa está sometida a unas formas de racio-nalidad histórica:6

Habrá una acción reflexiva de un sujeto, generada por la racionalidad misma a la que él intenta ajustarse o, al menos, con la cual negocia. Esta forma de racionalidad excluirá otras, de modo que uno solo será cognos-cible para sí mismo en el marco de una racionalidad dada. Lo cual deja abierto el interrogante qué otros caminos puede haber habido o puede aún haber en el transcurso de la historia. (Butler 2009, 163)

Ambos límites, así expuestos, vendrían impuestos por una narratividad deter-minada por una temporalidad y una racionalidad en las que el sujeto se con-forma y da cuenta de sí. Aparecerían, por lo tanto, como límites estructurales

o a prioride la discursividad que determinarían no solo al sujeto en su

aconte-cer, sino también en su dimensión ética.

6. Podría afirmarse, siguiendo la hermenéutica de la discontinuidad de Judith Revel, que Foucault ya habría respondido a esta cuestión en sus trabajos de los años setenta, particularmente en su trabajo de 1973 Yo, Pierre Rivière, habiendo degollado a mi madre, mi hermana y mi hermano... Un caso de parricidio del siglo XIX, que supone un modo “imposible” de narrarse, un modo de

(6)

LA HERMENÉUTICA RETROACTIVA DEL SUJETO QUE SE NARRA

Como se ha apuntado al comienzo, puede considerarse que en Los sentidos del

sujeto, diez años después de la publicación de Dar cuenta de sí mismo, Butler

vendría a ampliar el trabajo sobre el proceso de formación del sujeto y su ca-pacidad de dar cuenta de sí. La gran novedad de este trabajo, no obstante, es el texto que los precede, el único inédito y que habría realizado con motivo de esta publicación en 2015. En este, la propia autora da cuentade una preocupa-ción constante en su obra: la que se ocupa de la formapreocupa-ción del sujeto. Pero este mismo texto introduce una novedad en tanto que viene a reformular los dos límites de la narratividad del sujeto ético que no encontramos en sus textos an-teriores: el temporal y el de los modos discursivos de la racionalidad.

Butler señala que ambos límites, sin embargo, dependen de la misma ló-gica clásica causal. Frente al límite temporal, como impasseentre el relato de sí y la conformación del sujeto, la autora propone ahora no sucumbir al silen-cio sino “aceptar este desfase y proceder con un estilo narrativo que apunte a la condición paradójica de intentar relatar algo sobre mi formación, que es previo a mi propia capacidad narrativa y que, de hecho da lugar a esa capaci-dad narrativa” (2016, 12-13). Es decir, Butler propone aceptar un modelo na-rrativo que nos permita contarnos antes de nuestro propio surgimiento. Para que un sujeto dé cuenta de sí es necesario que se posicione retrospectivamen-te, pero ello “siembra dudas sobre si realmente puedo describir esta situación, puesto que hablando en sentido estricto, yo no estaba presente en el proceso, y por lo visto, yo mismo soy uno de sus diversos efectos” (2016, 12).

Este desfase o postergación en el relato de uno mismo es, según Butler, lo que Freud llama postergación o retroactividad (Nachträglichkeit). Freud la define como aquellas impresiones o huellas mnémicas que pueden no adquirir todo su sentido, toda su eficacia, sino en un tiempo posterior al de su primera inscripción. Este es, por lo tanto, un concepto de temporalidad retrospectiva, que conjuga la narración con la perspectiva histórica. La postergación freudiana tiene además un valor hermenéutico fundamental que Butler7 utiliza para su crítica a este límite

temporal del discurso, en tanto que relectura. Como Eickhoff explica,

Nachträ-glichkeit es un concepto hermenéutico circular que permite hacer lecturas

com-plementarias en ambas direcciones: del presente al pasado y viceversa. Pues un

(7)

acontecimiento del presente incidiría sobre ciertos contenidos de la memoria, modificándolos y dotándolos de nueva significación. Estos contenidos de la me-moria, a su vez, se verían nuevamente activados y tendrían de nuevo repercusio-nes en el presente y el futuro. El modelo de lectura que Butler propone, no obs-tante, guarda semejanzas con los modos de lectura archivística de Foucault (1970) y con lo que Judith Revel ha calificado como “hermenéutica discontinua”. Estos modelos de lectura ponen el acento en una discursividad no lineal ni causal. Es-tas autoras defienden un modelo de discurso discontinuo, que escapa al principio de causalidad8y cuya lectura puede ser, en palabras de Judith Revel, “reversible”.9

El modelo discursivo que va a permitir a Butler pensar contra este desfase va a ser la literatura puesto que, de acuerdo con Foucault en “Literatura y len-guaje” (1966), la literatura se funda sobre un exceso del lenguaje, no sobre el si-lencio o lo inefable. En Sentidos del sujeto, Butler reflexiona sobre esa secuencia narrativa de un yo que emerge al tiempo que es enunciado, a partir de un mo-delo literario que da cuenta de ese escenario que ella califica como imposible. Se trata del comienzo de David Copperfieldde Dickens, obra en la que el narra-dor habla con extraordinaria precisión sobre los detalles de la vida ordinaria que precede e incluye su propio nacimiento. Si bien comienza el relato aludiendo a que la historia se la han contado y que él así la cree, por el modo en que el re-lato continúa parece que sea él mismo el único que tiene la autoridad para relatar su propio nacimiento. Es más, parece como si él hubiera estado presen-te en esta “escena imposible”. Butler advierpresen-te que la autoridad narrativa no re-quiere estar en la escena. Rere-quiere solo que uno sea capaz de reconstruir la es-cena desde una posición de no presencia en un modo creíbleo que una narración increíble sea convincente por sus propias razones (2016, 13-14).

Con esta afirmación Butler alude directamente a los conceptos aristoté-licos de verosimilitud, mimesis y fábula. Y ello porque estos estarían en la base de los límites de la narración de un sujeto que ha de dar cuenta de sí como su-jeto ético y responsable. Los límites del dar cuenta de sí son límites de un tipo de narración concreta, la que definió Aristóteles. Que Aristóteles admitiera la capacidad de conocimiento a la Poética, supuso ponerle unos límites que eran los de la metafísica. Por lo tanto, los conceptos que define en la Poética –y en parte también en la Retórica– están fundados sobre los principios de esta

8. Como en la cadena discontinua de Nietzsche: los discursos son susceptibles de cambiar sus sen-tidos y pueden adoptar otros para los que no fueron pensados en un principio.

(8)

metafísica, en tanto que la mimesis lo es de la realidad y para la comprensión de la realidad es necesario, según Aristóteles, ajustarse a las leyes de la causa-lidad; y esta, a su vez, determina lo que es admitido como verdadero. En el tex-to literario, esta organización causal define la fábula, que determinará lo que en el texto será verosímil. Pero recuérdese que lo verosímil se identificaba con lo probable, debido a aquella dignidad de la poiesisde estar más próxima a la fi-losofía, que habla de lo que podría suceder, que a la historia, que habla de lo que ha sucedido. Por ello, concluía Aristóteles, la poiesis, como la filosofía, es más universal. De este modo, los límites de la narración estaban determinados por una temporalidad progresiva que establecía una estructura determinada por una lógica causal de los acontecimientos (principio, medio, fin).

Puestos en evidencia los límites de la narración clásica, Butler enfrenta a la temporalidad progresiva, la temporalidad retroactiva de Freud, y a la lógica causal, el desfase entre el proceso de formación del sujeto y la enunciación de sí a través del “yo hablo”. Esta narratividad desde una posición imposible, dice Butler, nos ayuda a comprender la teoría de la formación del sujeto:

¿Podría ser que la dimensión narrativa de la teoría de la formación del su-jeto fuera imposible, a la vez que necesaria, inevitablemente desfasada, en especial cuando se trata de discernir el modo en que el sujeto es anima-do en un primer momento por aquello que lo afecta y el moanima-do en que estos procesos transitivos se reiteran en la vida animada subsiguiente-mente? Si pretendemos hablar de estas cuestiones, debemos asumir que ocupamos una posición imposible, la cual, quizá, repite la imposibilidad de la condición que estamos intentando describir. (2016, 14-15)

De este modo, la autora lleva un paso más allá el concepto de verosimilitud de Aristóteles, hasta el concepto de virtualidad, que combina en sí lo real y lo po-sible. Para Butler, como también para Foucault o Deleuze, una narración con-tiene una serie de virtuales o posibles, que se actualizan siguiendo cada mo-mento histórico (como en la genealogía de Foucault) o cada plano de la realidad particular (como indica Deleuze en “La inmanencia: una vida”). Lo virtual se actualiza en un estado de cosas y de lo vivido que lo hace posible. Ello supone, según Butler, que estos modelos imposibles de narración ofrecen la posibilidad de que el sujeto se haga cargo de su historia, incluso de aquella que precedió a su consciencia lingüística:

(9)

cuen-ta algo sobre sus ambiciones y deseos autoriales, que claramente significan el desplazamiento de la pasividad del niño y la toma del control, quizá una re-sistencia a la necesidad de estar en manos de aquellos que él nunca eligió, que acabaron cuidándolo, más o menos bien.10(2016, 14)

La autora interpreta esta escena de extraordinaria autocomprensión en térmi-nos de resistencia narrativa: el sujeto resiste a las relaciones de poder que lo conformaron a través de una narración increíble pero verosímil. Más allá de la lógica de la fábula aristotélica, la virtualidad deleuziana y el análisis de Butler se anclan en la lógica del acontecimiento.

Uno de los aspectos fundamentales de esta propuesta es que Butler no afirma que lo que sucede en las obras literarias como estas tiene un paralelo en la teoría de la formación del sujeto. Sino que “gestos narrativos como estos en-cuentran su lugar cerca de cualquier teoría de la formación del sujeto” (2016, 14). Esta dimensión narrativa de la teoría de la formación del sujeto de Butler se funda en una hermenéutica del sujeto que es una hermenéutica de la narra-ción, indistinguiblemente vinculada a la literatura. Esta hermenéutica de lo virtual y tardío es necesaria, sobre todo cuando la tarea es discernir, dice Butler, “cómo el sujeto está inicialmente animado por lo que lo afecta” (14) y cómo “los contornos de una relación ética emergen de la paradoja de la for-mación del sujeto” (17). Si queremos hablar sobre ello, dice Butler, debemos aceptar ocupar la posición imposible, pero “decir que es imposible, no signi-fica que no se puede hacer, pero solo encontraremos un camino entre las res-tricciones de la vida de adulta si nos preguntamos por el modo en que estos pasajes incipientes permanecen en nosotros” (15). Decir que estoy afectada antes incluso de llegar a ser “yo” significa confundir ambas temporalidades a través del lenguaje. Y el modelo imposible de Dickens permite a Butler enun-ciar una resistencia afectiva que el texto literario actualiza en su dar a ver lo que habitualmente había pertenecido a lo inconsciente.

EL LEGADO DEFOUCAULT: DELAFUERAA LA VIRTUALIDAD DE LA LITERATURA

El legado de la hermenéutica del sujeto y su relación con la literatura en el úl-timo Foucault encuentra en Butler una de sus lecturas más productivas en el siglo XXI. Pero sobre todo, supone la actualización de la interpretación que

(10)

Gilles Deleuze realizó en sus seminarios sobre Foucault en 1986. Cabe desta-car que ambos autores escogen modelos literarios para abordar la hermenéuti-ca del sujeto fouhermenéuti-caultiana. Precisamente, a partir de las lecturas de textos litera-rios que Deleuze aporta en sus seminalitera-rios sobre la subjetividad en Foucault (2015), se va a contrastar el modelo literario imposiblede Butler que acaba de ex-ponerse con el modelo literario oceánicodeleuziano. Deleuze, como Butler, parte también del concepto de sujeto como pliegue, pero va a desarrollarlo desde una perspectiva no solo diferente, sino que podría afirmarse incluso contraria. Si para Butler la subjetividad es un pliegue de lo otro entendido como lo social (Levinas; Laplanche), en Deleuze la subjetividad es un pliegue de una exterio-ridad impersonal. Para entender estas dos lecturas, es necesario atender al con-traste entre la espacialidad en la que el concepto de Deleuze se desarrolla, mien-tras que en Butler había dos temporalidades: la temporalidad postergada, retroactiva de la “Nachträglichkeit” y otra en la que el sujeto se distancia, nie-ga su apego y se proyecta en una autopoiesis. En Deleuze, la línea de la subjeti-vidad rompe con la línea del poder hacia el afuera absoluto como geografía

desterritorializada.11 El inconsciente es asimismo definido en ambos autores de

forma contraria: si para Butler, en la conformación de la subjetividad, el in-consciente se forma desde una otredad afectiva, que es, al mismo tiempo, el ori-gen de una ética; en la lectura que Deleuze hace de Foucault, el inconsciente es neutro: “Solo conoce impersonales, artículos indefinidos, terceras personas, es decir, no-personas” (2015, 11) y sería heredero de la propuesta impersonal de Blanchot. En Blanchot, además, esta tercera línea sería el “se-muere” por el que hay que pasar aunque se opere el movimiento que la arranque de la muerte:

Pero no se suprimirá ese momento por el cual se ha pasado, ese momen-to quedará. La línea del afuera estará siempre marcada por este carácter mortífero: la única manera de escapar al poder es franquear el arroyo poco profundo... el poco profundo arroyo de la muerte. (Deleuze 2015, 28)

¿Pero qué es esta muerte de la que se puede volver? La muerte es en Blanchot algo muy peligroso, es afrontar el vacío, “se pierde allí la razón” (Deleuze 2015, 29). Ese afuera radical, la tercera línea como la llama Deleuze, es pues

(11)

la Sinrazón. El afuera que conforma la interioridad (la subjetividad como plie-gue del afuera) según Deleuze, se enfrenta a una línea de ruptura que es la del afuera radical, es decir, la muerte, la locura, la Sinrazón. Por ello, dice Deleu-ze, el pliegue es necesario, de lo contrario no se vive (29). Al contrario, para Butler, ese enfrentamiento está ya en el momento previo a la conformación de todo sujeto, un paso antes (no más allá) de la inauguración del sujeto. Con ello Butler supera el heideggerianismo de Blanchot, que sería el precedente de este concepto (el afuera como lo neutro). No es el ser para la muerte, sino la con-figuración freudiana del sujeto como un postergamiento de la comprensión (Butler 2016).

El modelo literario que va a utilizar Deleuze del pliegue como condición para que la vida rompa con la muerte es el modelo oceanográfico: Moby Dick. El capitán Ahab afronta la línea del afuera, pasa del otro lado, dice Deleuze, pero no ha hecho pliegue, su embarcación se rompe. A todos los niveles, dice Deleuze, se trata del río, de la barca, del mar, etc. Encontramos, no obstante, otro texto literario donde la formación del pliegue del afuera llega a buen puerto. Se trata de la novela de Blanchot, que expone esta cuestión casi ilus-trativamente, Thomas el oscuro(1950). Nos referimos, particularmente, al capí-tulo primero de la novela donde el proceso de formación del pliegue del afue-ra es descrito paso a paso.

1. El primer párrafo describe la formación de la línea del afuera:

Thomas se sentó y contempló el mar. Durante algún tiempo permaneció inmóvil, como si hubiese ido allí para seguir los movimientos de los otros nadadores y, aunque la bruma le impidiese ver muy lejos, mantuvo los ojos fijos en aquellos cuerpos que flotaban con dificultad [...]. La impre-sión de que faltaba el agua imprimía a su esfuerzo por nadar el carácter de un ejercicio frívolo que no conseguía más que desalentarle. Quizá le hubiese bastado dominarse para escapar a tales pensamientos, pero no viendo nada a lo que aferrarse, tenía la impresión de contemplar el vacíoen busca de algún apoyo. (Blanchot 9; cursiva nuestra)

2. La salida al afuera impersonal, o lo que Deleuze llama “enfrentarse al se-muere”:

(12)

va-cío, de dispersarse en el pensamiento del agua, le hacía olvidar toda in-quietud. (10)

3. El pliegue como la interioridad del afuera:

La ilusión no duró. No tuvo más remedio que balancearse de un lado a otro, como un barcoa la deriva, en el agua que le concedía un cuerpo para nadar [...] y nadó como si en el corazón de su restablecida intimidad hu-biese descubierto una posibilidad nueva [...]; aquello era como un hueco

imaginario donde se hundía porque ya antes de haber estado allí llevaba su huella. Así que hizo un último esfuerzo para introducirse totalmente. La cosa fue fácil; no había ningún obstáculo. Y en tanto se instalaba en aquel lugar al que nadie más que él podía acceder, se reencontraba a sí mismo. (10; cursiva nuestra)

Como se ha visto, en ambos autores, tanto en Deleuze como en Butler, la in-terpretación de la herencia foucaultiana del proceso de subjetivación como pliegue del afuera se realiza a través de modelos literarios. Pero si bien De-leuze explica esa línea del afuera como “el se-muere”, como la amenaza de la Sinrazón a través de lo que llega a denominar “experiencias literarias”, las de Hölderlin, Artaud –que consigue respirar lo irrespirable–, etc., Butler, al con-trario, propone un modelo literario que pertenece a una ética de los discursos que preceden y conforman la subjetividad.

Desde nuestro punto de vista, estas dos lecturas opuestas del legado fou-caultiano podrían considerarse, sin embargo, correctas. Y ello es porque esta contradicción es interna a la obra misma de Foucault. Podemos distinguir dos fases en el tratamiento del estatuto de la literatura en la obra del autor. Una, referida a los textos de los años sesenta, y otra segunda de los textos pronun-ciados o publicados en los años setenta y ochenta.12

En aquellos primeros textos, la literatura es el lenguaje del afuera de los discursos del poder, que iría y volvería de entre los muertos, atravesando esa ter-cera línea más allá de las relaciones de poder, y que, como Orfeo, habría perdi-do en su camino, no a Eurídice, sino a la propia interioridad autoconsciente (primer momento de una ontología de la literatura y muerte del autor). En un segundo momento, la literatura en los seminarios de Foucault desde los años

(13)

tenta, que estarían publicándose en años recientes, ya no ocupa un lugar mar-ginal, ni ontológica ni discursivamente (textos breves, las entrevistas, etc.). La literatura se presenta allí en el origen de conceptos fundamentales como el de la parresía (las tragedias de Eurípides) o en su reflexión sobre el nacimiento de la biopolítica (tragedia de Edipo rey). Y es, por ello, una política formal de la literatura. Para Butler, como para este último Foucault, no es que encontremos en los textos literarios un paralelo, un ejemplo podríamos decir, ni una salida hacia el afuera, sino que, como afirmaba “gestos narrativos como estos encuen-tran su lugar junto a cualquier teoría de la formación del sujeto” (2016, 14).

La propuesta de lectura de Butler parte de la hermenéutica del sujeto que se narra propuesta por Foucault en Hermenéutica del sujeto y en las conferen-cias de Berkeley y Dartmouth, El origen de la hermenéutica de sí. Tras la crítica del concepto de sujeto, ambos abren así la puerta, por una parte, a una revi-sión constructiva del concepto y, por otra parte, abre también la puerta a los estudios literarios a realizar una revisión del concepto de sujeto literario a la luz de estas nuevas aportaciones.

UNA ESTÉTICA DE LA EXISTENCIA COMO ÉTICA DE LA COMPRENSIÓN DE SÍ

Retomemos la pregunta que Butler planteaba en Dar cuenta de sí mismo: ¿cómo un sujeto que ha sido ya condicionado antes de su propio nacimiento puede hacerse responsable de sus propios actos? Diez años más tarde, ha puesto en el centro del debate el papel que la literatura ocupa en la narración que el su-jeto hace de sí mismo. Como se ha visto, Butler propone en Los sentidos del

sujetouna hermenéutica retroactiva del sujeto que se narra a sí. Cuando el

na-rrador ominisciente de David Copperfieldrelata su propio nacimiento se “hace cargo” de aquello que lo ha precedido y lo ha conformado. El capítulo inicial de la obra de Dickens, bajo el título de “Nazco”, utiliza una estrategia narra-tiva que Butler interpreta como una doble ironía (“¿el narrador busca autori-dad, o pretende erigirse en el propio autor de la narración?”), pues el narra-dor es una construcción del autor y cuenta con la autoridad incluso si plantea esa pregunta, “con la que sugiere que podría escapar del texto que hace de so-porte de su existencia ficcional” (Butler 2016, 13-14).

(14)

re-troactivamente. El sujeto asume de este modo aquello que lo conforma colecti-va y afecticolecti-vamente, que es en definiticolecti-va la configuración ética que le alumbra como sujeto. Pero este “hacerse cargo” no supone un determinismo del sujeto, sino que, dice Butler, la capacidad de transformación del sujeto, es decir,

la creación de uno mismo (poiesis) no puede realizarse al margen de un modo de subjetivación o sujeción (assujettissement) y, por lo tanto, tam-poco autorrealización con prescindencia de las normas que configuran las formas posibles que un sujeto puede adoptar. (2009, 31)

Por este motivo, el paso de una hermenéutica del sujeto, que se da en el con-texto de un conjunto de normas que preceden y exceden al sujeto, hacia una estética de la subjetividad, dice Butler, ha de hacerse desde la crítica. Siguien-do los argumentos que Foucault daba en su conferencia “¿Qué es la crítica?”, Butler afirma que la práctica de la crítica expondría entonces

los límites del esquema histórico de las cosas, el horizonte epistemológi-co y ontológiepistemológi-co dentro del cual pueden nacer los sujetos. Hacerse de tal manera que queden expuestos esos límites significa, justamente, embar-carse en una estética del yo que mantiene una relación crítica con las nor-mas existentes. (2009, 31)

O de lo que Michel Foucault denominó en su conferencia de 1978, “¿Qué es la crítica?”, “la desujeción del sujeto dentro de lo que podríamos llamar una «política de la verdad»” (Foucault 1995, 11).

Sin duda, los modos literarios por los que un sujeto puede dar cuenta de sí y que recogen esta tradición de una “política de la verdad” son aquellos que se formulan en primera persona como narrador omnisciente, como confesión, narrando sus memorias, en un diario o en las cartas, etc. Tales estrategias dis-cursivas forman parte de las tecnologías del yo, en tanto que tekhnéde uno mismo o poiesis. Pero la verdad de estos textos, nos recuerda Butler en Los

sen-tidos del sujeto, tiene que ver menos con la referencia que con el uso de

estra-tegias discursivas que nos permiten dar cuenta de aquello que nos conforma y nos precede, es decir, de nuestro alumbramiento como seres éticos y sociales. Estrategias narrativas que, como se ha expuesto, le permiten al sujeto superar

el impasseentre su nacimiento consciente y discursivo, y aquel en el que la

(15)

Meca-nismos psíquicos del poder, y que impedían al sujeto dar cuenta de sí y hacerse cargo de su propio relato: “El sometimiento consiste precisamente en esta de-pendencia fundamental ante un discurso que no hemos elegido pero que, pa-radójicamente, inicia y sustenta nuestra potencia” (2001, 12).

Como exponía Butler, uno da cuenta de sí mismo en tanto que se ve in-terpelado y asume en su relato el gesto que lo precede y lo funda. Se hace res-ponsable de sí cuando asume y se hace cargo de su historia en la narración de sí. En definitiva, estos modos narrativos necesarios, si bien fantásticos, permi-ten modificar el estatuto de verdad de la literatura que no coincide con una mimesis causal, sino con una verdad ética.

CONCLUSIONES: LA VERDAD ÉTICA DEL RELATO DE SÍ

A la pregunta propuesta por Butler en Dar cuenta de sí mismo: ¿cómo un sujeto que ha sido ya condicionado antes de su propio nacimiento puede hacerse res-ponsable de sus propios actos?, responde en Los sentidos del sujetocon una her-menéutica retroactiva del sujeto y de la narración de sí como texto imposible. Uno da cuenta de sí mismo en tanto que se ve interpelado y asume en su rela-to el gesrela-to que lo precede y lo funda. Se hace responsable de sí cuando asume y se hace cargo de su historia en la narración de sí. Se trata de modos narrativos fantásticos y necesarios, que modifican el estatuto de verdad de la literatura. La verdad de la literatura ya no coincide con la mimesis causal aristotélica. La ver-dad de la literatura que narra el acontecimiento del nacimiento del sujeto es, para Butler, una verdad ética que la hermenéutica “retroactiva” hace posible.

Esta hermenéutica “retroactiva” es, por una parte, una ética que

describe una estructura del discurso en la cual estamos llamados a actuar o responder de un modo específico. Incluso en un nivel preverbal, la es-tructura del discurso sigue operando, lo cual significa que la relacionali-dad ética recurre a este dominio o susceptibilirelacionali-dad previa. (Butler 2016, 24)

(16)

de-nominado una “hermenéutica constructiva”. Estas propuestas vienen reivindi-cando una política de la literatura que lo sea del texto literario en su autonomía.

OBRAS CITADAS

Aristóteles. Poética. Madrid: Gredos, 1999.

Blanchot, Maurice. Thomas el oscuro. Valencia: Pretextos, 2002.

Butler, Judith. Mecanismos psíquicos del poder: teorías sobre la sujeción. Madrid: Cátedra, 2001.

Butler, Judith. Dar cuenta de sí mismo: violencia ética y responsabilidad. Buenos Aires: Amorrortu, 2009.

Butler, Judith. Los sentidos del sujeto. Barcelona: Herder, 2016.

Culler, Jonathan. The Literary in Theory. Stanford: Stanford UP, 2007.

Deleuze, Gilles. “La inmanencia: una vida”. Dos regímenes de locos: textos y

en-trevistas (1975-2005). Valencia: Pretextos, 2008. 347-51.

Deleuze, Gilles. La subjetivación: curso sobre Foucault. Buenos Aires: Cactus, 2015. Eagleton, Terry. How to Read Literature. New Haven/London: Yale UP, 2014.

Eickhoff, Friedrich-Wilhelm. “On Nachträglichkeit: The modernity of an old concept”. The International Journal of Psichoanalysis87.6 (2006): 1453-69. Foucault, Michel. La arqueología del saber. Madrid: Siglo XXI, 1970.

Foucault, Michel. Yo, Pierre Rivière, habiendo degollado a mi madre, mi hermana

y mi hermano... Un caso de parricidio del siglo XIX. 1973. Barcelona:

Tus-quets, 1976.

Foucault, Michel. “¿Qué es la crítica?”. Daímon: revista de filosofía11 (1995): 5-25.

Foucault, Michel. La hermenéutica del sujeto. Madrid: Akal, 2005.

Foucault, Michel. El origen de la hermenéutica del sujeto: conferencias de

Dar-mouth, 1980. Buenos Aires: Siglo XXI, 2016.

González Blanco, Azucena. “Literatura, multitud y veridicción: hacia una po-lítica de la literatura en el último Foucault”. Metáforas de la multitud. Ed. Miguel Corella Lacasa. Madrid: Biblioteca Nueva, 2017. 139-51. González Blanco, Azucena. “La hermenéutica literaria de Michel Foucault”.

Revista de literatura (en prensa).

Nietzsche, Friedrich. La gaya ciencia. Madrid: Akal, 2001.

Revel, Judith. Foucault, un pensamiento de lo discontinuo. Buenos Aires: Amo-rrortu, 2014.

Referencias

Documento similar

que hasta que llegue el tiempo en que su regia planta ; | pise el hispano suelo... que hasta que el

Para ello, trabajaremos con una colección de cartas redactadas desde allí, impresa en Évora en 1598 y otros documentos jesuitas: el Sumario de las cosas de Japón (1583),

Entre nosotros anda un escritor de cosas de filología, paisano de Costa, que no deja de tener ingenio y garbo; pero cuyas obras tienen de todo menos de ciencia, y aun

E Clamades andaua sienpre sobre el caua- 11o de madera, y en poco tienpo fue tan lexos, que el no sabia en donde estaña; pero el tomo muy gran esfuergo en si, y pensó yendo assi

Sanz (Universidad Carlos III-IUNE): "El papel de las fuentes de datos en los ranking nacionales de universidades".. Reuniones científicas 75 Los días 12 y 13 de noviembre

(Banco de España) Mancebo, Pascual (U. de Alicante) Marco, Mariluz (U. de València) Marhuenda, Francisco (U. de Alicante) Marhuenda, Joaquín (U. de Alicante) Marquerie,

d) que haya «identidad de órgano» (con identidad de Sala y Sección); e) que haya alteridad, es decir, que las sentencias aportadas sean de persona distinta a la recurrente, e) que

Las manifestaciones musicales y su organización institucional a lo largo de los siglos XVI al XVIII son aspectos poco conocidos de la cultura alicantina. Analizar el alcance y