“SELECTA’
I
Indice del I1
Aiio
BK
Abril de 1910
=
Abril de 1’911
Pkgs
.
TEXT0
Hecbos y notas. Luis Orreeo Luco
. . . .
2 Dos retratos ineditos d e Nattier. . .
3 ohbar L . I ~ L ~ . y o r d i o i l a n ~ u r c ~ o , ,. . .
4 Conversando sobre Arte.
Nicanor Plazapor Richon-Brunet
. . .
8 Lago de mis recuerdos: Wino. . .
1 0 Maipd. por A Bradomili. . . .
1 1 Luis Navarrete. . .
. . . .
1 4. . . .
1 5. . . .
1 8 cuiia Subercaseaux. . .
1 9 Los grandes estudios en l a Argentina.
2 3Marina. por S
.
Rusiiioli. . .
28Chalets Modernos
.
Hecihos yLuis Orrego Luco
. . .
35 L a Ciudad de Bueuos Aires. F.
R.
San Martin. Mitre
. . .
El-Camarote. por Rafael Obligado
. . .
46 Las grandes perso des argentinas.
4 7 Un Duelo histdrico. . .
49 Los Hombaes Repr tivos de la Re-pdblica Argentina
. . .
5 0A propdsito del Centenario Argentino
. .
54 Una pBgina de Historia Argentina Con-temiporiBnea
. . .
Sanoho Boticelli
...
6 0Mark Twain
. . .
6 2Los Liricos y Ios Epicos. Miguel Luis Ro- cuant
. . .
6 4 Arte DramBt 01. S.
C. . .
67 El Egipto.
. . .
6 9 Un baile de en Santiago. . .
7 3 Un Pintor de Jardinres. Rusifiol. . .
7 6 La Fiesta del Fuego. J.
M.
Perlaza. . .
7 8 Santa InBs...
80 Filosofla Optibmista. . .
8 2 Libros nuevos. . .
Hechw y Notas. Luis Orrego
Un $ran Duelo. FernBn R
. . .
88 El Amor B la Naturaleza. por A.
BBrquezSolar
. . .
. . .
9 4 Un Ve1Asque.z discuti. . .
9 6 El Columpio Dorado. del Mar. . .
97.
. . .
Fantasias en Frosa. S
.
Rodriguez C...
26Filosofia Optimista
. . .
...
El Retrato 63
Nuestros paisajistas. por J
.
Fabres. . .
9 8 Un Idilio. . .
Camilo Lefevre
. . .
Una Tarde Mistica. . .
1 0 7 Frescos pintadols por Pablo Widano. . . .
1 0 9 Jueves Santo. Sombra. . .
Cartas 6 Paquita. por Onda
. . . .
El Templo de la Felicidad. por Wini
. . .
1 1 4 Los dltimos afio~s de r n soberano d.a laelegancia. por A
.
Bradomin. . . 1 1 6
.
Don Guillermo Matta. por Miguel LuisRocuant
...
1 1 9 CrBnicas del Centenario. por BenjaminVicufia Subercaseaux
. . .
1 2 1 Hechos y Notas. Luis Orrego Luco. . . .
1 2 7 Del Verdadero y Falso Feminismo. porEleodoro Astorquiza
. . .
1 2 9 Pensamientos de Ibisen. . .
1 3 3 Historia TrBgica. por J u aEl d l t i m libro de Sorki
Ren6 Quillivic
...
1 4 0 Lor, feudos del s u r de Chile. por Saverra.
1 4 2A prog6sito de Eleonora Dutssse. por E
.
Zamacois...
1 4 6 Los HBroes. por Miguel Luis Rocuant. .
1 4 8 Flores de l a s Selvaw. por Wini. . .
1 5 1 Jacinto Benaverite, por G.
bel Mar. . . 1 5 3
Un Examen d e Conciencia. por ManuelMackenna S
...
1 5 5 GrBpicas del Gsntenario. por B.
Vicuiia S . 1 5 7 Hieehos y Notas. por L.
0.
I,. . .
1 6 4 El Pintor d e Quo Vadis. . .
1 6 4PBgs
.
lar
. . .
1 7 1 1.0s Intereses Creados. por Iris. . .
1 7 4 La Manufactura de Sevres. . .
1 7 6 El Choclo de Chile. por Inocencio Con-ohali
. . .
1 7 9 Un Entierro, por S.
Rusiiiol. . .
1 8 1 El dltiimo Jefe Espaiiol e n Arauco, porE
.
Toro. . .
Triste Episodio d e Nuestra Historia, por Enervan. . .
Rochild, por Evangelina
Don Eusebio Lillo
. . .
1 9 3 Rosina Storcrhio. . .
1 9 5 Desde mi tierra, por E.
de l a Barra Ore-lla
. . .
. . .
1 9 6 Alberto Belle-Roahe.
. . .
2 0 0Barros
. . .
__
El Valor e n el Arte. por A
.
BBrquez So-1 8 6
Hechos y Notas, por Luis Orrego Luco . 2 0 8 La Manufactura de S‘evres
. . .
2 1 0 El ApBstol, por Jacobo Eden. . . 2 1 2
El S:Byes de l a RevoluciBn Chilena, porEenjamin Vicuiia Subercaseaux
. . .
2 1 5 La E t e r n a Sed, por F . SantivAn. . .
217 Ailfredo Austin, por Miguel Luis RIO-cuant
. . .
. . .
2 2 0 Notas Lejanas, por . Espejo. . .
2 2 1 GonT err2ni o sobre Arte, por Riohdn-Brunet
...
2 2 3La jornada de m a Llama roinana
. . .
2 3 4 Una actriz como hay pocas, por E.
G6-me:: Carrillo
...
2 3 7 L a Charca, por S.
Labarca Hubertson . . 2 4 1 L a Epopeya Olvidsdrl, por A.
BBrquez So-l a r
. . .
2 4 i Chile B trav6s del Siglo. . .
2 4 5 Heclhos y Notas...
2 5 0 E l viejo Arbol, F.
SantivBn. . .
El Tiempo
. . .
Las Ignoradas, poesia de Miguel Luis
...
257 agradas, por M.
L.
Ro- cuant. . .
2 6 0 Conversando sobre Arte, on-Br 4-net
. . .
. . . 2 6 1
Poetas Colombianols, PO an0. . . .
2 6 3 Cuento, por Sarerra. . .
2 67 Sin qnerer. . .
?. . .
2 6 8 E l Abate Gaffre. . .
2 7 0 La Exposicidn Internacional de BellasArtes, por Pedro Lira
. . .
L a IntoxicaciBn Amorosa. . .
El HBsar de Galicia, por Benjamin Vicu-iia S
. . .
. . .
277 La Exposicidn del niaje en 1 8 7 3 , porAnticuario
. . .
2 8 2 E l TopBn, por Antonio Orrego BIdilio Roto, cor S . Rodriguez
. .
Heohos y Notas, por Lcis Orrego Las dos Dltimmas Obras de Albertopor A . Labarca Hubertson
. . .
La PasiBn del Fuego, por AnatoleE l Drama ContomporBneo y el Academi- co Brieux, por F
.
Huiz. . .
2 9 8Los Descendientes d’e 10s PrBoeres de la Independencia, por H
.
D.
A. . .
2 9 9 Alma de Muiieca. . .
3 0 2 E l Dia de 10s Muertols, por Sombra. . .
3 0 4 A115 van, por J.
Perez. . .
3 0 6 La Vida es Tristeza. . .
307 El Ultilmo Romance de Gabriel D’Annun-zio
. . .
3 0 8 Ana Soror, por Julio Lemaltre. . .
3 1 1 El Matrimonio de TelBmaco. . .
3 1 3 El Escudo de Chile. . .
RepresentaciBn de Peleas y Melisandre, p o t Maeterlinli
. . .
317 Variaciones sobre uno de 10s motivos deRoteo, por A
.
BBrquez Solar. . .
3 2 0 Las Blancuras Eagradas, por Miguel LuisRocuant
. . .
326PBgs
.
Don RamBn BarrGs Luco. par F
.
R. . . .
3 2 8 La Cadena. por Martin Escobar. . .
3 3 0 Hiechos y Notas. p o r L.
0.
L.
Menibreiio en l a Corte. por E
.
Mendoza
...
337 La que amaba. . .
339 La RevoluciBn Portuguesa. por A.
deBradomin
. . .
Rocuant
. . .
Impresiones y Rezuerdos de la Campaiia
Periodistas de Antaiio. por S
.
del M a r.
3 5 8 Observaciones. Jacobo Eden. . .
3 6 1 E n Nazareth. pcr Selwa Lagerloff. . .
362 Ledn Tolstoy. por F.
R. . .
3 6 4 La CanciBn de la Huerta. por F.
Jledina.
3 6 6 Fases de la vida d e O’Higgins . . . 3 6 9 Las Memorias del Marques. . .
3 7 2 La Larva. por R.
Dario. . .
3 7 4 Heahos y Notas. por Luis Orrego Luco. .
3 7 8 L a Blancuras Sagradas. por Miguel LuisRocuant
. . .
3 8 1 La Mariposa. por E.
Paado Bazan. . .
3 8 4 bnsia. por Antonio Or’rego Barros. . .
3 8 6 La Casa del Silencio. pors
.
Rusifiol. . .
387 La Illarquesa. el Conde y el Bardn. porSaverra
. . .
3 8 9 Litorales Portugueses. por Benjamin Vi-cuiia Subercaseaux
. . .
3 9 3 Borgia. por Alvaro Bradomin. . .
397 Monument0 B un Poeta. por GuilbermoMuiioz Nedinn
. . .
4 0 2 Un cuadro HistBrioo d e Pedro Suberca-seavx. por Benjamin VicuEa S
. . .
4 0 5 Sobre la pretendida inferioridad mentalde l a Mujer. por Victor Delfino
. . .
4 0 9 El Domini0 de 10s Aires. por B.
Ruiz. . .
4 1 3 CrBnicas del Siglo XII. por C.
Florisorne.
4 1 5 Heohos y Notas. por Luis Orrego Luco. .
4 2 2 El n‘lundo 5, Veinte Kil6.metrols. por Bra-domin
...
4 2 4 La Cruz d e Piedra. por Rizardo J.
Ca-tsrineu . . . 430
Conversando soLre Arte. por Richon-Bru- net
. . .
4 3 2 Los Frescos de Tiepolo. por F.
Ruiz. . .
4 3 8 P8erdido en la Viiia. por Luis Can0. . .
4-14 Las Blancuras Sagradas. por Miguel LuisRocuant
. . .
. . .
417 E l Muiseo de Stibbert en Florencia. . .
4 4 9Los que bailan. por Angel C
.
Espejo. . . .
Hecrhos y Notas. por Luiis Orrego Luco.
4 5 6 Las Obras Maestras de la P i n t u r a.. . .
4 5 8 Maria Pia de Saboya y Amelia de Or-leans. por Ester Prieto d e Dell’Orto
.
4 0 6 DiBlogo con una Estatua. por Carlos Sil-va Vilddsola
...
4 6 3 El Secreto...
4 6 6 Las Blancuras Sagradas. por Miguel LuisRocuant
...
467 ReeurreociBn d e una Obra Maestra. . .
4 7 1 Breviario d e u n a Vida Honorable. porAntonio BBrquez Solar
. . .
4 7 6 Conversando sobre Arte. por Ricrhon-B .. 4 8 2 El Idolo. por Wini. . .
4 8 4 Cosas Vividas. per Foreign . .del Perd. por Clemente Larrain
. . .
3 5 4GRABADOS
Madame Bonnier. por J
.
M . Nattier. . .
\ Retrato de Beaumcihais. por J?M.
N&%S- Paisaje Chileno. acuarela d e Helsby. . .
Un Five O’clock d e M.
S.
Cayron. . .
Estatuals de N.
Plaza. pBginas 8 y. . .
Patio Sevillano. cuadro en colores de Gar-Luis Navarrete. retrato . . . 1 4 La Sopa d e Descelles
. . .
1 5;/ 7 9
Vista del Cab0 Cornwall. cuadro en colo- res d e H a n s Bartels
. . .
1 7 Plano del antiguo Santiago. . .
2 1Bheridan. cuadro de M
.
Dicksee. . .
22Monument0 h Cristobal ColBn
.
. E s t a t u a de Mitre. . .
&?s dps.Herm.anzs. cuadro d e F r i Parsifal. cuadro d'e H e r n l n Prell M r.
Elihu Root. . .
29Amoroso Intermedio
. . .
Chaletrs Modernos. phginas 32 y . . El Libertador San Martin. . .
E l Cristo d e 10s Andes. . .
36Buenos Aires en 1802
. . .
37Plaza d e l a ConoepciBn
. . .
38Buenos Aires nn 1856
. . .
39Avenida de Mayo
. . .
40S a n Martin
. . .
Donmitorio de San Martin. . .
Domingo F.
Sarmiento. . .
Bartolome Mitre. . .
48General Las H e r a s
. . .
. . .
50J u s t o Urquiza
. . .
N i c o l h Rodriguez Peiia . Rivadavia...
5 1 J u a n lVIartin Puyrreddn. . .
5 1 Bernard0 Irigoyen. . .
5 2 NicoIC kvellaneda. . .
Manuel Quintana. . .
Carlos Pellegrini. . .
5 3 Loren d6n...
55La Pr a de Sanoho Boticelli
. . .
60Mark-
. . .
62D4espu6s de u n dia de r u d a Iabor
. . .
63Don Luis Rodriguez Velazco
. . .
64La Vilsita. cuadro de Wander Way
. . .
66Rosario P i n o
...
67E l Verano. cuadro d e Sorolla
. . .
74Pu. ede ser. e u a d r o de Struys
. . .
75La Fieota del Fuego. ilustraci6n d e P
.
Santa In&. el Criadero. . .
80Una calle del Cairo
. . .
7 1 Jursmjento be la Primera J u n t a Argen- S.
M.
E d u a r d o VI1. . .
S.
M.
el Rey J o r g e. . .
. . .
90S
.
M.
la Reina Victoria. . .
90E l TB. cuadro de Ricardo Miller
. . .
95E n la puerta del Calabozo. cuadro de A
.
F a b r e...
95La Venus con el Espejo. cuadro de Ve- llsquez
...
9 6 E l Coleocionista. 'de Savarni. . .
97Dibujo a1 carb6n d e A
.
Valenzuela Lla- nos. . .
99Paisaje. por id
. . .
99Crnzando el Claro. fotografia artistica
. .
1 0 0 La Espera. cuadro d e P a u l Elhnhardt. . .
1 0 1 La F r u t a Probibida. cuadro d e F.
Ralli.
.
1 0 1 La excomunidn d e Roberto el Piadoso. cuadro d e S.
P.
Laurens. . .
1 0 3 Retrato d e Camilo Lefevre. por Carrier.
1 0 5 Cabeza d e Estudio por C.
Lefevre. . .
1 0 5 E n la calle. escultura del mirsmo 106 La Venus de CBnoya. . .
108La Bailadora. estatua de Benlliure
. . . .
25S'ubercaseaux
.
tina. inlsercibn e n colores.
. . .
Jueves Santo. ilustraciones de P.
Sub'er- caseuax. . .
111San Jorge matando el drag6n
. . .
112Los Hu6rfano.s. cuadro de TeBfilo Patine
.
1 1 3 E l Tsemplo de l a Felicidad. ilustraci6n d e Pedro Subercaseaux. . .
114Guillermo Matta
. . .
119La Ciudad d e Santiago
. . . 1 2 1
Cuadros en colores: Plaza de Nenma. d e Va!enzuela Llanos.
Rietrato de Madame A. . . .
por La SAn- 2 1 d e lVlayo de 181.3. cuadro d e P.
Su- La DnmP r a. . .
" L d s e deslizaba en 01 Mar Paolo y Franoesca. . .
Historia Trlgica...
1 3 5 Eisculturas d e Qnillivic. . .
140Los Feudos del Sur d e Chile
. . .
1 4 2 Un alto e n la Posada. de Meisisonier....
93d a r a
. . .
1 2 6 bercaseaux. . .
1 2 8. . .
Retrato de l a seiiora Carmela Mackenna Descanso del modelo, cuadro de A.
Ma- E l frio en el Conv I< r u t z- d e C. . .
145rima
. . .
. . .
. . .
146ner
. . .
147La Barricada, cuadro de Detaille
. . .
148Ante el Tribunal, cuadro d e Kenington
.
149 Jacinto Benavente. . .
1 5 3 Un Examen d e Conciencia. . .
1 5 6 La Primera ComuniBn, ( e n colores), cua- d r o d e W.
Fisler. . .
132Una casa e n Sevilla (colores)
. . .
1 5 0 L a Barca e n be1 Puerto, de Mas y Fonde- Una Mistica, cuadro de Field. . .
1621E l Pintor d e Quo Vadis
. . .
164Ed r e c i h llegado, cu Walter Dan- glei
. . .
1 7 1 La hora d e lo. s Nifio d e A.
Che- valier. . .
1 7 1 Retrato d e l a sefiora H., cuadro de Mar- cel Basclher. . .
Alberto, Rey de BBlgica. . .
Emblio Thuillier...
17 4 La M a n u f a c t u m d e Sevres ..
El Clhoclo de Chile. . .
El Maestro d e EBcuela. . .
Bajo la8s ramas, cuadro de P a u l Chabes . 1 8 7 Una reparadbn urgente, cuadro be A.
Guillaume. . .
1 8 9 Cabeza d e Mujer, cuadro de Leroux. . .
190Toma de vetlo, cuadro l e E . Renard
. . .
190Peleas y Melisacd dro
.
Blair Leighton. . .
. . .
. . .
1 9 1 Partida d e Volun n l cuadro #de E.
Boutigny. . .
192Don Eusebio Lillo, retrato
. . .
1 9 3 Ensayo del Himno Argentino e n 1812, cuadro de P.
ISubercaseaux. . .
194Alberto Belle Roche
. . .
200Hacienda Los Nogales
. . .
203Ursus aplastandd el Tor0 ( e n colores)
.
. 167Adoradores d e Baco, Graner
.
Fabricante d e Encaje. . .
. . .
199La Belleza en 10s Teatras ondres
. .
2 0 7 Caricias d e Amor Infantil. . .
209La Reina Luisa y NapoleBn
. . .
2 1 4 Risas de Niiios. . .
Los Clhsicos, cuadro d e Velhsquez. .
El Cri'sto Nifio, cuadro d e Eroti. . .
233Las luchas del Circo
. . .
.-.
. . .
236E
.
S.
Figueroa A.
Presi t e Argentino.
239 Ulises y las Sircnas. . .
. . .
240Venadois en el Bosque
. .
2 4 2 La ProcesiBn, d e Bromley. . .
243Combate d e Cas.ma, d e A
.
Casanova. . .
245Tricromias d e Antonio Smith, A
.
Orrego L., Onofre J a r p a , A l f r e l o Helsby, Ra- fael Correa, Valenzuela Llanos, Pedro Suberoaseaux, B.
Rebolledo, pdginas 223 l. . .
230Miss Gabrielle R a y
. . .
. . .
249Las Ignoradas, ccadro d ebollcdo C
. . .
256E l Descendimiento, escultura de Arias
.
259 Paisaje de Otofio, cuadro d e Eugenio GuzmAn 0. . .
267El Rincdn d e 10s Car Rousseau
. . .
. . .
268Antiguo Puento de C do RamBn Subercaseaux
. . .
269El Biombo Dorafo. c u a l r o de V'illiam Metcald
. . .
27 1 Una bellezs de Prancia, cuadro de S . C.
Wilmhurst. . .
273E l Martirio de San Ian, cuadro de Lemoine
. . .
2 7 4 Caceria de Leones, Delacroix. . .
27 5 h e t r a t o d e J.
Miguel Carrera. . .
277Primavera, de Roseland
. . .
2 8 1 Ruca de Araucanw, por Mochi. . .
285Cabeza original, cuadro d e A
.
H . Za- fiaritu. . .
286La Arahiduquesa Maria Raimer, r o d e E
.
M.
Peter. . .
. .
287La FundaciBn dc Buenos Aires, por Mo- reno Carbonero
. . .
288Cabeza d e Estuc7i0, por A
.
Savini. . .
293La Madre, escultura d e Lefevre
. . .
295c u a vila (en colores)
.
. . .
. . .
. . .
Claro de Luna. paisaje de Troyon. . .
297La Reina Luisa d e Prusia. por J
.
Grossi.
301 El Hafio. cuadro de Hugo Balm. . .
303L osecha del Arbol Sagrado. cusdro de JosB Aubert
. . .
307Paisaje d e Troyon
. . .
313Los Ciervos. cuadro de Scrodt La Encajera. evadro d e J a m e s Hoptki-
. . .
321Recamier. por Gerard
. . .
323Cuadro d e P
.
Lira. . .
Virgen ( e n colores). . .
Dafnes y Cloe. de Arias. . .
326Paisaje de T
.
H.
Roueseau. . . .
Retrato d e don Ram6n Btarros L Caffieri. por David. . .
300Los Mendigos. caadro d e Ernest0 Molina
.
340 La Quimera. d e Plaza. . .
346NapoleBn dictando sus Memorias
. . .
349NapoleBn e n Flimouth
. . .
351Una Galeria Militar en Dr'esden
. . .
353Hylas con las Ninfas. cuadro de H
.
R a e.
357 Pabsaje d e Walter Netteton. . .
363Una Caravana e n Tartaria
. . . .
Caida d e Nieve. . .
Las Rosas. tricramfa. . .
Una canci6n malidoaa. An I r e Paisaje. de Ziem (men colores).
General Miranda. . .
369General O'Higginls
. . .
La Barquera. por Vautier. . . .
E n l a Rivera. por C.
Daubigny. . .
379Los Espiritus de la Tempestad
. . .
380L a s Meninas. de Velhzquez ( e n colores)
.
383 La Cadena. Potocka. . .
385La Gallina Ciega. por Laneret Goni m ed es
. . .
La Primera Nuls.e. cuadro de 0zhar;l Los Borgia. . .
. . .
399Sol de Invierno. d e V
.
Nath. . .
401Nifia Capriahosa. de Vautier
. . .
404Jugando a1 Trompo. cuadro d e Undu- ' r r a g a
. . .
406Danza d e Primavera
. . .
407Retrato de Wdrnicih. por Van Dick
. . .
408La Nifia del Cgntaro Roto. dle Greuzme
.
.
410Fantasfa. d e Fromentin
. . .
411Un cuadro histdrico de Pedro Suberoa- seaux ( e n colores)
.
Bellezas Argentinas. . .
4 2 1 Pastor sorprenfttendo h u n a Pastora. S e F.
Boucher. . .
423425 Vas0 Luis XV Fetrave. cuadro d e C
.
Drost 426 ketrato. por Nattier. . .
429A merced de l a corriente. por Graze1 . . 430
L a puesta de Sol. Bouuher
. . .
431Hermanas de leche
. . .
7 432 Goy;~. por Benlliure. .
. . .
433E l Eeoultor deaea. por SimBn Gonzhlez
.
434 Svzana. por Veunzre. . .
435Adriana y Baco. phginas 436 y
. . .
437Tiepolo
. . .
438Tiepolo. E l Tiempo descubriendo l a Ver- dad
. . .
439Tiepolo. E l Valor cbronalo por l a Glo- r i a
. . .
440Tiepolo. L a Fidlelidad en el Amor
. . .
4 4 1 T a Carta d e Alraor. por Storey. . .
443E l Retrato de Miss C., por Willialm Chose
. . .
447Armaduras Italianas. Siglo XVI. pggi- nas 460 y
. . .
451Tricromias: Paisaje
. . .
427R e t r a t o por Rembrandt
. . .
445Coqueteria. d e Millisre
.
Paisaje d e Dauvigny.
L a Virtuosa. cnadro de J h o n Quilch. . .
455Gitana y Andaluza. cuadro 'de Zuloaga . . 457
Faisaje Chileno ( e n colores). de Helsby
.
461 El Pensamiento. esoultura d e Rodin. .
464Retrato de una joven (Princesa Luisa). Rubens
. . .
470 Los Regalones. cuadro d e HLa LeceiBn de Mdsica
. . .
Mprgarita. por Latouahe.
El Abanderado. cuadro d e Rem Crisantemos. . .
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KEVISTA MEN
LA vida santiaguina, B pesar de todas nuestras pretensiones, guarda todavia mucho d e su carbcter colonial. Segtin me decia Blasco Ibbiiez, en parte alguna de America habia encontrado, en tan seiialada forma como en Santiago de Chile, ese viejo y pin- toresco tono, ese carBcter original y vetusto de las ciudades es- paiiolas, en las caales, B l a vuelta de ma vieja iglesia, como Santo Domingo, uno espera ver surgir, en noche obscura, la fiso- nomia arrogante y desdeiiosa de‘ Don J u a n Tenorio, resuelto B perseguir, por callejuelas y encrucijadas, B l a dama misteriosa recubierta de s u velo, que oculta, detrBs de las esbeltas lineas de un cuerpo admii*able y de una silueta seductora, el esqueleto espantoso de la muerte. Los edificios modernos de tres pisos pa- recen surgir de todas partez, hoy dia, como por obra de magia. 1,as calles se embellecen; las construcciones comienzan B tener estilo; s e enriquecen 10s arquitectos, y nos encontramos lejos del tiempo en que el consiructor del Palacio de Moneda, una, ce- lebridad de l a Bpoca, ganaba solamente sesenta pesos mensua- les.
Santiago se embellece. Las calles comienzan B ensancharse; te- nernos algunas plazas; aunque pocas, como l a de Armas, la de Yungay, l a de San Isidro, el Parque Forestal, l a Plazuela y jar- dines de l a Recoleta. El piso mejora, aunque lentamente, como 10s vinos, y el asfalto de Trinidad nos permite pasear u n poco,. y hasta encaminarnos.al Parque en coche sin peligro de rom- r e r n o s el espinazo en un vaifien del vehiculo. Pero todavia con- servan uuestras viejas casas y nuestras costumbres mucho del car6cter colonial. Aon encontramos, sobre todo en el barrio de ultra-Mapocho, viejas casas de ancho portaldn con clavos de co-
bre, y ventanas bajas guarnecidas de rejas forjadas en hierro zaguanes son enormes, las habitaciones nume- hos bajos y las murallas blanqueadas. M$s vale rincones d e nuestras ciudades conserven el se- 110 pintoresco de antaiio, el carBcter de tradicidn que ennoblece asi las cosas como & 10s hombres. Conviene que s e vea el pa- sado, que podamos estudiar nuestro propio origen detenidamen- te, y que no nos envanezcamos demasiado con l a capa de civili- zacidn que llevamos sobrepuesta.
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En estos dfas acaba de irse tambien una de las viejas fes- tividades que conservaban atin carBcter tradicional entre nosotros. La Semana Santa h a caido este aiio en las postrimerias de Mar- zo, como disefiando e l principio ddl otofio, con la cafda suave, in- sensible y dolorosa Ae las hojas muertas.
Ha pasado ya l a Semana Santa, que en Chile tiene uq colo- rido y un car6cter peculiares, atin cuando no alcanza, por cierto,
8 la festividad maravillosa de las celebres procesiones de Sevilla. ni muestra obras como las incomparables esculturas y santos del inmortal Montaiiez. Mas el tiemPo,-ese enemigo y reformador implacable de 10s hBbitos,-ha cambiado tambien la antigua y ourioslsima Semana Santa chilena. La colonia habfa mantenido su tradicionales costumbres hasta no h a r e mucho, en estas ma- terias. Los coches no corrian, ni habfa vehlculos de especie alguna. Todo el mundo se vestfa de negro, con luto m i f o r m e y obliga- torio, como en cas0 de perdida de familia.
Un silencio de muerte reinaba en l a ciudad, apenas alumbra- d a ‘ p o r unos malos faroles; antes 10s habfa tenido de parafina, y durante el siglo dieciocho y B principios del diecinueve, 10s vecinos, a1 salir de visita, se hacian acompaiiar por un negro, provisto de un farol. A ese servidor, criadd en el sen0 de l a fa- milia, le llamaban generalmente “chino”. Es preciso tener pre- sente que esto de salir de noche es una libertad que s610 vino &
roles era u n lujo p
saxto, 6 cuando se de 10s grandes y excepcionales e l a colonia espaiiola, en 10s cuales 10s ca- en un extremo de la sala 6 “cuadra” y las opuesto. Sin duda las damas de aquellos
muy peligrosas.
las nueve de l a noche todos se hallaban
Ins reuniones 6 primera hora, 5 las mho. En l a resefia de l a
fiesta dada por Mr. Meiggs, el constructor del ferrocarril e n t r t Santiago y Valparaiso, en 1 865 , hallamos que la primera con- tradanza fu6 bailada & las ocho en punto y termind el sarao con la Canci6n Nacional. La gente e r a t a n patriota como madruga- Aora, 6 pesar de que no por mucho madrugar amanece mBs temprano:
vg t”L
Pero nos vamos alejando de la Semana Santa. Pensaba hablar de ella y de “10s Cucuruchos”.
Se comprende que dadas estas costumbres, l a introduccidn de “10s cucuruchos” debia eer un sintoma de progreso en la triste J-
penosa Semana Santa de l a colonia. Cuando ni 10s birlochos, ni calasas corrian; cuando se oia el ruido chilldn de las matracas, y andaban todos con el uniforme negro y el rostro contrito re- corriendo iglesias, debi6 parecer una novedad extremadamente audaz l a llegada de 10s mencionados “cucuruchos”. Figuraban, entre ellog, 10s jbvenes de l a a l t a sociedad santiaguina, ’que, ves- tidos de largo t r a j e negro, como de monje, cubierta la cabeza con\un gorro puntiagudo y el rgstro con un antifaz, recorrian las c a l l e s ’ y penetraban & las’casas B pedir limosna para “el santo entierro de Cristo y la soledad de la Virgen.
.
. ”
A menudo auedaban 10s 6bolos piadosos en 10s bolsillos de 10s solicitantes, pues entonces como ahora no escaseaban 10s caballeros de in- dustria. MBs de algdn pretendiente angustiado salid, en esa for- ma, de pellejerias.Sea de esto lo que fuere, es lo cierto que 10s “cucuruchos” Ile- garon B convertirse en un poder formidable. Penetraban B las casas p r w i s t o s de su cepillo, y amparados en las Bnimas para quienes pedian, abrazaban B las niiias que huian gritando. Esto, por cierto, indignaba B las mamls, pues refieren las tradiciones que personalmente B ellas jamas alcanzaron 10s desmanes de 10s invasores.
Aprovechaban la ocasidn 10s galanes de 10s tiempos aquellos, para conversar con sus amsldas y veneer la oposicidn irresistible de las suegras de entonces, que eran treme es verdad que las de ahora no son mejores, segdn se afir aquel tiempo, cuando 10s padres decian “nd”, las nifias s e sometian llorando. Hablaban con el pretendiente s610 cuando iba de “cucurucho”, en Semana Santa,-y se casaban con otro en seguida. Hoy las malvas le cantan una fresca a1 mismisimo lucero del alba, y no n e c e sitan de “cucurucho”.
Cuando las sefioras entraban en sospecha, no tardaban en decir B 10s galanes:
-Usted no debe de ser “cucurucho”
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A ver, saque el pie.
. El interpelado tenia que hacerlo forzosamente.-iJesiis! este no tiene pie de cucurucho! gritaban las seiio- ras alarmadas.
E n todos 10s templos, junto B l a puerta, y t r a s de u n a mesa, tomaba colocaci6n un reo del presidio, que alzaba las manos cargadas d e cadenas y las dejaban c a w con grande estrepito, en medio de un clamor Itigubre, diciendo: “iPadres, madres 6 hijos de familia: una limosna para 10s pobres encarcelados!
. . . ”
E r a una escena lamentable. Un soldado, con el fusil de chispa a1 hombro, custodiaba a1 reo.
La antigua Semana Santa era un rezo continuado, un prolon- gad0 lamento, un estrepitoso crujir de matracas, una tristeza que, segiin parecfa, no habria d e acabaree nunca. Las cofradlas y 10s grupos de mujeres recorrlan las calles entonando rezos en coro, llenas de uncidn piadosa. Las iglesias, totalmente ilumi- nadas, brillaban como u n a ascua de oro, con millares de cirios. P o r las calles transitaba e n silencio l a poblacidn, cuando no re- zaba en voz alta. Nada d e conversaciones, nada de risas, nada de dimes y diretes.
Y si alguien se enfermaba, era preciso i r en busca del m6dico,
& pie y con zapatos apretados, como s e usaban entonces. De or- dinario, 10s facultativos, que no eran muchos, hacian sus visitas B caballo. Pero en Semana, Santa no usaban m&s coche que el de San Francisco. Los demas no corrfan.
el rumor de que el nuevo lntendente iba B permiti 10s coches durante l a Semana Santa.
El asunto levant6 una polvareda inmensa. Los Bnimos se aPa- sionaron, se habl6 de impiedad, de quebrantamiento de 10s h&- bitos coasagrados y tradicionales, en virtud de 10 c u d la re- ligidn caeria por 10s suelos.
E n cambio, 10s j6venes liberales, con regocijo diabblico, se aprontaron para salir en coche, 5 cornprobar SU liberalismo. De- clan que, con eso, Se salvarfan el Pais Y las instituciones na- cionales.
La prensa se apoder6 del asunto para echarle fuego B la ho- guera, convirtieudo una cuesti6n baladf en grave asunto de Es-
-i,Y no dictarB usted ningiin decreto respecto a1 tr&nsito de
-Absolutamente ningan decreto.
Y Altamirano parti6 8 10s bafios, despues de expresar ai jefe de policia que L'no dejaba nin,qna orden".
Llegd el Jueves Santo, comenzaron B correr 10s coches libera- les, con toda 1% solemnidad de las manifestaciones de partido, y h a n seguido corriendo, hasta que, andando el tiempo, se echa- pon asimismo B correr 10s coches conservadores. llevando B las iglesias, con toda comodidad, B sefioras ancianas que sin eso no las hubieran visitado.
el al sefior Casab A la vuelta de los bafios,
+,.A,. Lauu.
A todo esto, el Intendente aprontaba sus maletas para partir B 10s bafios.
El Gobernador Eclesikstico de Valparaiso-y desempefiaba en- tonces el puesto el Iltmo. seiior Casanova-c reyb necesario to-
nova.
iLoS coches habfan corrido!
.
. .-y YO CUmPlf mi compromiso de no dictar nin@n decreto, corn0 usted pedfa-
mar cartas en el asunto, pasando B visitar a1 seiior Altamirano, -i,Y cbmo salieron entonces?
con quien cultivaba muy estrechas y cordiales relaciones. Ha- -Porque era necesario dictar una orden prohibiendo el, trBfieo. biendole interrogado, con habilidad, a u n cuando con cierta in- Don Mariano, que tenfa mundo, solt6 la risa. Asf, con buen quietud, sobre las medidas que pensaba tomar durante la Semana
Santa, contest6 el seiior Altamirano, con gran tranquilidad, que Una vez que 10s coches de Valparaiso corrieron, 10s-de San
no tomaria ninguna med"
humor, se solucionaban las dificultades de aquellos tiempos.
I;iago, por no ser menos, se echaron B la calle.
Dos
retrcrtos
i n i d
i
to5
de
Natiier
No es tarea sencilla encontrar todavfa im- portantes Nattier in6- ditos que poder pre- sentar a1 p6blico. 8e ha rebuscado tanto es- te maestro en 10s 61- timos afios, que sus obras las mBs ignora- das han sido cuidado- sament e retiradas de la sombra y las mBs mediocres valorizadas por su s6la firma.
Raros son, sin em- bargo, 10s retratos de primer rango y que hacen honor B este pin- tor, verdadero honor B este pintor delicioso, que puede figurar con gloria B la cabeza de la escuela francesa.
Madame Bonier de la Mosson, que damos en la primera pBgina, es Diana por 10s atri- butos y Venus por st1
Bentada a1 pie de
>
afios de cruerito sacrificio para aquella leeci6n pasaron COR sus dias ldbregos y nes noches interminablas.
OSCAR
singular naturaleza de se- dolorosos y con sus insom- Dura y terrible expiaci6n sufri6, como muy pocos la han sufrido sobre la tierra
.
Xu cuerpo fu6 castigado cruelmente; y su alma conoci6 tales tormentQs que la sinti6 correr enloquecida en su propio asqueleto,
y. hubo horas en que no se daba cuenta de si la tenia 6 la habia siempre en alguno de sus tenabrosos abismos. a finiea, cosa de locura 6 de quimera &a de no saber si to-
emos nuestra propia alma.
si afin tenemos un pensamianto, si aiin es propia nues- si afin podemos guiarnos por nuestro instinto..
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cas0 horrible; per0 mhs horrible es todavia no saber si hemos perdido nuestra alma !WILDE
,Inconsciente como un sonbmbulo, mudo como l a esfmge egipcia, pas6 varios mases convertido en nn aut6mata, en algo que se moria sin el impulso del vigor interno.
Una maiiana se abri6 la puerta de su prisi6n, y Oscar Wilde, andrajoso y amarillento, tom6 el camino de Paris.
AllA veget6 miserablemente con un nombre obscuro, Mr. Mel- motte.
Vegat6 en la indiferencia y en el mAs frio olvido de su fama y
de s u oprobio.
Uno que otro artista le hizo, a1 pasar, una sefia fraternal. Erran- 3 y taciturn0 vag6 en silencio por la gran metrbqoli, como una misera sombra que busca l a eterna sombra.
Y an ella se sumergi6 en un dia sin luz; y 6 su espiritu perdido en la Nuerte van admiraci6n y de piedad,
FROILA,
I'URCIOCONVERSANDO SOBRE ARTE
UN RECUERDO DE LA “ ARAUCANA
”.
-
EL CAUPOLICANDE DON NICANOR PLAZA.-LA OBRA DEL ARTISTA.
-UNO DE LOS FUNDADORES DEL ARTE EN CHILE
2
“El bravo general rota l a pica, de l a
y €L l a derecha y
hiere, destroza, mata, y echa & tierra: h a l l h d o s e m u y junto & Berzocano 10s dientes y el furioso puiio cierra, descargfmdole encima tal puiiada, que le ab0116 en 10s cascos l a celada. Tras este otro derriba y otro mata. que fue por s u desdicha el m8s vecino, abre, destroza, rompe y desbarata haciendo llano el &spero camino..
.”
...
“Felices 10s pueblos que no tienen historia” : kste, como muchos otros aforismos, es m6s que discutible: yo, por mi parte, no vacilo en declararlo falso y deprimente.
. i Los pueblos que no tienen historia deben tener como habitantes 6 10s nifios de 10s limbos, y si la falta de vida constituye l a felici- dad, entonces si,-pzro solamente as&-felices 10s pueblos que nc tienen historia !
Y si hay un pais en el mundo en que esta Prase debiera ser bo- mada y considerada como herejia, este pais es Chile. Los chilenos son justamente orgullosos de su historia y este orgullo, por si solo,
es una felicidad. Aqui, en esta
ria y $e leyenda, la verdadera historia despuks dz todo, la historia poktica y animada. Y es asi c6mo el Caupolidn del sefior Plaza, apareciendo poco daspuks de la plena boga de las novelas de Fenimo- re Cooper, lleg6 6 simbolizar, no solamente l a epopeya araucana de un rincdn de la America del Sur, sino toda la raza indigena, del continente americano entero. Se sabe que en varios sitios y parques de 10s Estados Unidos, esta estatua se ha popularizado con el nombra del hkroe de Cooper, el Ultimo de 10s Mohicanzs..
.
Y es que en esta estatua, prescindiendo da las cualidades 6 defec-
tos de ejecucidn artfstica, hay algo verdaderamente sentido y ani- mado: este indio no es una figura cualquiera, ni un simpla pretext0 para hacer una obra con la intenci6n de llamar l a atenci6n; tiene grandeza y nobleza, es una figura de epopeya que siutetiza bien una raza y traduce muy exactamente la idea que de estos heroes homkri-,
cos de las primeras guerras de la Araucania nos ha dado Ercilla en
10s versos que sirven de encabezamiento 6 este estudio.
La\otra estatua araucana de don Nicanor Plaza, El Jugador de Chu‘eca, Serb quiz& mbs refinada: el movimiento es mbs original y
mbs interesante; vale mbs, creo, como obra artigtica, per0 no se impone b la atenci6n del pitblico, como el Caupolicbn, porque en
el Jugador, el artista no ha querido sino representar un detalla de costumbres curiosas, mientras Que en el Caupolicln ha querido, y lo ha logrado, representar una
pus0 punto final
6
la I culm de 10s araucanol a civilizacicin ,modema, fu6 la locomotora, a cuyo avance ningiin rinc6n del glob0 po- drh resistir, y qU+iay para 10s artistas!-es l a p a n nive- ladora, l a p a n mlgarizadora, que va mezclando 10s
y
las razas, quitando poco todas las diferen costumbres, de vestidos, de alo- jamientos, para llegar 6 hacer desapirecer tambikn,-
1 qiiikn sabe si muy pronto!-las dife-. rencias ktnieas y hacer que toda tierra de eleccicin, conquistado-r2s y conquistados, han con el zeladp y confundido
raza y un poema.
eso, esta gran figur erida y tan popular en Chile, y uno se sorprende que
zas desconocidas y misteriosas qua “Chantecler” va B busear en la verdadera tierra, escar- bando l a superficie del suelo, para que, atravesando todas YUS
fibras y sus nervios, vayan,-en un canto de triunfo,
6
procla- mar la belleza de la luz y deHablaba antes del Jugador de Chueca y decia el interks
bertad.
la humanidad ” aparez& como pintoresco que presenta estz
fundida en un mismo molde! figura de movimiento tan na-
tural y tan bien encontrado :
esta estatua podria tambikn lle-
P o r eso, por esta marea,que sube de l a unificaci6n genzral, nos interesan tanto,-6 10s artis:
tas y
6
10s intelectuales-to- das las cosas que tienen toda- via car6cter propio, y nos apa- sionan l a s de pasado, y sobre todo del pasado de 10s pueblosy
de las razas que tanfan, ras-gos particularmente , marcados
y
caracterr’sticos.P
caando beste interks artistico, viene B afiadirse una historia
6
una leyen- sa equk m6s se puede desear para haczr una obra de arte, pueden conquistar, a1 mismo tiempo que la a d m i r a c i b eligmtes, esta cosa mucho m6s dificil de conseguir, muchopopularidad en el gran pfiblicoT puede negar que es l a que tiene el Calx: Plaza, y que salvando las fronteras de Chile, se esparcib por toda America y lleg6 hasta Europa.
P a r a que una obra de art? alcance esta fortuna, es preciso, es indispensable quz, adem6s de sus mkritos artisticos y tkcnicos, ten-ga algo especial, algo que venga 6 materializar, b sintetizar ideas popu- lares, de esas ideas que son genernlmente iina amalgama de hieto-
sportsmen de Inglaterra vinieran
6
este juego, pues desde varios sigl10s campos de varias provincias del norta de Europa. Zola, en su “Germinal” describe una partida d por 10s mineros del
y el origen de este
10s tiempos. No hubo pues. imitaci6n, entre 10s campeslnos del norte de Eurapa y 10s del sur de Amkrica, sino extraiia y curiosa coin- cidencia..
.
P a r a hablar de la tkcnica
y
de la escuela de las obras de don Nicanor Plaza, me veo en el cas0 de referirme 6 lo que dije en otra de estas conversaciones, y es que, para juzgarlas, tengo que prescin- de Francia, que es exactamente la chuec9 CONVERSANDO SOBRE A R T E
II
-.. J u g a d o r de chueca
dir de mis gnstos y de mis ideas personales. El sefior Plaza perte- uece b una escuela artistica que no es la de mis aspiraciones, ni la que astb en boga hoy dia, per0 que tnvo SLI Bpoca muy brillante
y que cuenta con ilustres representantes. Es una escuela que prefiere la gracia b la fuerza y que suele sacrificar algo del carictzr de las cosas, por temor d las violeucias y b la exageraci6u. Uuo de 10s m8s cQlebres escultores de esta escuela, autor de obras finas y zxqui- sitas, y quien, si n o me equivoco, fuB el maestro de don Nicanor Plaza, era el escultor franc& Jouffroy, cuya estatua El Secret0 B
Venus es una de las obras m i s delicadas, mbs distinguidas de la galeria de escultura del Museo de Luxembourg. Se siente, en las obras de don Nicanor Plaza, que, sin imitar b su maestro, encon- traba en 81 un temperamento igual a1 suyo; efectivamznte, las cua- lidades de Jouffroy, la distinci6n, la delicadeza, y dirk a f n , para expresar bien mi idea, la castidad artistica, son las quz distinguen tambi8n al seiior Plaza: procura mbs hacer bonito que hacer fuerte, y ha logrado casi siempre el Qxito en la realizaci’h de sus sueiios artisticos: varias de sus obras tocan casi b la perfecci6n zn el estilo y la escuela de sus preferencias, en las cuales lo acompaiia, es innegable, el gusto del pfblico en general. La Quimera es de todas las obras del artista la m i s completa y la m6s perfzcta desde este punto de vista.
La cuesti6n moda es tan importante en estas evolucionzs de estilo y de escuelas que iquiBn se atreverb 6 decir que el estilo que zntusiasaa hoy, no serb reemplazado en pocos afios mbs por uno completamente opuesto ! Es, a1 contrario, casi seguro que asi sueeda.
Lo que se debe estudiar pues, en la obra de un artista, es el valor de sus trabajos, przscindiendo, lo mbs posible, de la cuesti6n de escuela, y si las obras reflejan nn temperamento y son sinceras, el
autor es un verdadero artista, y sus obras d u r a d n y ocupardn UII
lugar en la historia de la evoluci6n artistica 6 intelectnal: es z1 cas0 del man escultor chilenn.
gloria an Chile: la de haber sido el iniciador casi, de la gran escuela escult6rica chilena: 61 hizo en la escnltura lo que Monvoisin en la pintura: fundar el arte en Chile, y como el pintor tambikn, sup0 61 mismo levantar monumentos hzrmosos -7 duraderos sobre estos ci-
mientos echados por 81.
La carrera de don Nicanor Plaza ofrece tambi6n B lo, j6venes el mds hermoso ejernnlo d trabajo y dz f e y de amor a1 arte. IIace almnos aiios, sus amipos v admiradores fueron sor -rend;dos por la noticia de que, con un ardor y una energia juveniles,
it
una edad an que tantos no piensan sino en descansar 6, por lo menos, en encerrar- se en una rutina tranquila y apacible, el maestro escultor se habia dedicado 8 estudiar 10s procedimizntos y la t6cnica de la pintura, y atin envi6 B Chile unos bocetos para tomar partz en un concurso, que qued6 en suspenso, para las decoraciones del palacio del Con-greso.
No tuve el gusto de vzr trabajos vict6ricos del seiior Plaza, per0 el s610 hecho de haberlos intentado, prueba que 61 pertenece 8 la raza genuina de 10s grandes artistas y de 10s poderosos trabaja- dores, que en todas las Qpocas y en todos 10s paises, aseguraron la vitalidad y la gloria 6 las escuelas artisticas B que pertenecieron. Estoy feliz de esta ocasi6n, que no ha sido ofrzcida, de dirigir, aunque no tenga el honor de conocerle personalmente, este respe- tuoso saludo d uno de 10s fundadores del arte en Chile.
Ademks, B don Nicanor Plaza les estBn reservados otro lugar y’otra
,
RICHON-BRUNET
11
LAGO-
D€
MIS
R€CU€RDOS
E N un rinc6n del terruiio amador all& donde el Llaima le- vanta el titanic0 seno laberintino a l beso del sol de l a maiiana, y el murmurio del Quepe bullicioso perturba el silencio solemne de perfumadas montaiias de roble, lingue y laurel, dormfa en me- dio de un prado de indescriptible belleza, un lago de azulejas aguas transparentes.
Sobre su linfa, tersa como la frente de un nitlo mecido en re- gazo maternal, esparcia l a brisa vagabunda 10s albos petalos de
10s aromos que crecfan en s u s riberas; flores de rico perfume alzaban a1 cielo opalino sus corolas d e oro, de viola y rubf, en sus hamedas margenes musgosas; aves de 10s bosques vecinoa venfan B beber y B baiiarse en el limpio crista1 de sus ondas os entre las altas yerbas y fron- ue l a circundaban, llenando 10s
E n dfas primaverales vefase jugar en la verde grama de 10s prados colindantes, B 10s nifios del lugar, y B veces por la tarde, cuando la lumbre dorada del sol moribund0 envolvia l a tierra en Burea l u ;, solia reflejarse en l a Clara superficie, la figura do- blada y pBlida faz de algdn pensador. Muchas veces 10s etereos rayos de lunas estivales sorprendfan el rostro confiado de aman- tes felices y l a voz gemebunda de las ondas del lago repitid el eco de sus promesas y juramentos.
De su pura fuente cristalina, partfan en todas direcciones arro- yselcs espumosos que se dilataban sobre las ondulantes semen- teras y campos cercanos ofreciendo el rico tesoro de sus frescas a m a s B 10s rebaiios y manadas de apacibles criaturas clue oasta-
ban B la sombra de gigantes Brboles coposos. Per0 un buen dfa, se le ocurri6 B un propietario malhumorado cerrarle el paso a1
hilo lfquido que, bajando del sen0 de l a montaiia generosa, abas- tecfa la fuente, p un cambio tristfsimo se oper6 entonces en aquel remedo de parafso.
El lago no tard6 en quedar vacfo: sin aguas vivificadoras, se doblaron para morir luego, las flores delicadas que ornaban las riberas, y sus largos tallos lacios cubrieron el fondo, mezclBndose a1 cieno que allf habfa. Los pececillos de dorso brillantes que antes jugueteaban entre 10s riscos murmurantes enfermaron y se mu- rieron tambien y miasmas ofensivos se esparcieron por el am- biente. Enmudecieron las aves, y con las abejas y mariposas de vivos colores, se alejaron para no volver.
Y no s610 el lago cambi6 de aspecto; 10s campos y bosques vecinos perdieron s u verdor y 6 la sombra rnezquina de 10s Br- boles calcinados, no volvieron B verse las tropas de alegres niii6s; ni el amante ni el sabio buscaron inspiraci6n 6 consuelo en IUS orillas desoladas
. .
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A este lago, se me ocurre que se parecen nuestras almas. De cuanta es bello y bueno, duerme en ellas el germen fecund0 que no se perderB si nos dedicamos EL su cultivo con constancia y con afBn y dejamos libre paso B la influencia bengfica del ejemplo y del amor.
Asf cuidadas y regadas abrirBn en ellas sus petalos hermosos, bellas Bores de veracidad, de justicia y de bondad, cuyo grato aroma embellecerg las horas, tan aciagas B veces, de 10s que con nosotros hacen el penoso viaje por e l gran valle de la vida.
WIN1
DESDE una extremidad de Loma Blanca la PuPila avizora de San Martin domina l a llanura que va 6 ser teatro de la V a n bats- la. SU figura serena y gallarda se ye’rgue m a j e s t I m a ; el genie de la guerra p a r w e haber tocado su rostro de vivos resplandores de victoria. Desde alll pasea s u mirada sobre el vasto CamPo, la lleva hacia 10s caminos que conducen 6 10s Pasos del MaiPo, &%mente, como si viese en una adi- r de la pugna, la desesperaci6n del sus bravos soldados oponerse fi la alistas; y talvez ya, dibujarse la f u g a enodado y heroic0 de 10s Patriotas. En historia a1 evocar el 6pico moment0 carnizada y transcendental d e “ m a n t a s batallas n suelo americano por la libertad. Uno de SUS Oficia- les va hacia 61. E l general sonrie y esbozando el Plan de la ba- talla, mientras e n s u s labios persiste
ra’
afable sonrisa, le dice: momento en que 10s godos nos den cuenta de todo; uestras manos la libertad de un Continente; nosola ojeada comprende que hacia Valparaiso queda r e $ las fuerzas patriotas en el cas0 de una retirada Y efeaqa.de Santiago que h a hecho fortificar con trinche-
concu-
da la victoria. Hace que 6 cada soldado se le dote de cien tiros Y Seis Piedras, dispone as1 mismo c u e fi cada uno de e1Ios s e les
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una raci6n de aguardiente y pide fi sus oficiales que cada uno de ellos arengue 6 SUS tropas excit6ndolas B e n t r a r en el combate con denuedo, fi avanzar sobre el enemigo sin retroceder em un ~ 6 1 0 momento; encarga decirles que castigarl con la pena de la vida a1 soldado que bajo el fuego enemigo intente abandonar lag filas; Y les observa que si vieren retirarse algbn cuerpo no sera jamgs PoWue ceda a1 empuje de 10s contrarios sino que lo har6 por or- den suya para realizar algbn movimiento estrategico segfin el Plan Preconcebido. Instrbyeles e n t o d a detalle, diceles que 10s batallones d e las alas deben formar en columna de ataque s i e a - Ppe conoentrada sin realizar despliegue alguao sin expresa orden suYa Y impone que no se reoogerfi herido alguno en tanto dure el fuego fi fin de no debilitar en un s610 momento la linea de combate. Comunicales que la enseiia del cuartel general sera. una bandera tricolor, Y cuando se levantasen tres banderas “la tricolor de Chile, la bicolor argentina y .una encarnada, gritaran todas las tropas ;Viva la patria!, y en seguida cada &erpo car- gars a1 arms blanca a1 enemigo que tuviese a1 frente”. Indicaba 10s uniformes Y banderas del ej6rcito realista, y a1 referirse a1 Burgos, agregaba: “A este regimiento E e le debe cargar la manoras que resguardan mil milicianois y un batall dados Por s e r IS esperanza Y apoyo del enemigo”. Recomendaba fi 10s por O’Higgins, el heroe de Chacabuco que no h a jefes de caballerfa tomar siempre l a ofensiva, por ser Bsta la rrir a1 campo por la herida recibida glorios Indole del soldado americano, y llevar 6 retaguardia un pelo- jornada. Todo lo ha previsto el genio del libe t6n de veinticinco hombres p a r a sablear 6 10s que volvieran de atacar a1 ejercito realista sin dejarle tiemp
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cara y perseguir a1 enemigo. For bltimo les dice: “Esta bata- raciones estrategicas, asedi6n Ila va 6 decidir de la suerte de toda America, y es preferible mulada y comunicada fi sus una muerte honrosa en el camgo del honor 5 sufrirla p o r ma-tres grandes cuerpos B dos l€ nos d e nuestros verdugos. Yo estoy seguro de la victoria con la cha, y es comandado por Las Heras ayuda d e 10s jefes del ej6rcit.0, B 10s que encargo tengan presente de cubrir la izquierda; y a1 mando 1 Quintana queda estas observaciones”.
encargado el tercero en calidad de r e Oigamos 6 un ilustre historiador la disposici6n del combate: “Tomadas s t a s disposiciones y dictadas estas prevenciones, mando de la infanteria.
San Martin se reserva la d caballeria; impa- form6 su n dos Ifneas: en primera linea las divisiones denodados jinetes ieron en fuga en primera con sus respeetivas baterias despl egdas 8
ataque a1 enemigo ores, no se resig- cada uno nco8 y su caballerfa escalonada, poniendo la a r en dltirna lfnea iden a1 ribertador reserva e linea y s u , artille‘ria de batir a1 centra de la me fi atacar entre 10s primeros a1 enemigo que h a des- primera. E n este ordcn permanecib los dias 2 , 3 y 4 de Ahril con plegado ya sus fuerzas present6ndose en las condiciones previs- una vanguardia volante rnandada por Balcarce, en obscrvaci6n tas por San Martfn, que pasa revista B 10s diversoa cuerpos de ,de la llnea del Maipo. A1 tener noticia de que el enemigo vades- ejercito que forman, el primero, el batalldn ndm. 11, coman ba el rio inclinBndose hacia el poniente, desprendid toda s u ca- abandonaremos el campo sin veneer 6 rnorir”.
or-
do recibe Brdenes
onffa 6 Balcarce el
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do por Las Heras: el pufiado d e heroes del Cazadores de Co- quimbo B las 6rdenes del valeroso comandante chileno Thompson. Los Infantes d e la Patria 6 las Brdenes del comandante Busta- mante, tambien chileno. Un SescuadrBn de artilleros montados del ejercito, un regimiento de caballeria, cerrado por la experta ar-
tilleria chilena con ocho piezas de campafia, bajo la disciplina de Blanco Encalada. Los batallones primeros Be Ca
2 de Chile y el 8 de Los Andes y el Lanceros de Chile, coman- dados por Freire y Bueras, provistos de nueve piezas de artille-
balleria con orden de atacar sus puestos avanzados, hostilizar sus columnas e n la marcha y mantenerlo durante la noche en c m s -
tante alarma. El fuego de las guerrillas, aprouim6ndose cada vez m&s, y 10s repetidos partes, anunciaban que 10s realistas seguian avanzando. La noche del 4 se pas6 asf en alarma, rodeando 10s aoldados patriotas grandes fogatas de huafiil, que iluminaban o el campo. San MartTn dormfa mientras tanto e n un molino a orilla del camino, envuelto en BU capote militar”.
A1 amanecer del dfa 5 de Abril las guerrillas patriotas, a1 rfa chUena a1 manejo del mayor Borgoiio. Algunas piezas d e ar- mando de Freire Y Melifin, se replegaban, dando parte de que tillerla, 10s batallones 1 y 3 y el 7 d e Los Andes, complementan el enemigo, a1 mando del general Osorio y fuerte de 5,600 hom-
a.
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bres, avanzaba en masa, e n rumbo a1 camino que empalma cona r t f n convoca 6 s u s oficiales para impartirles Brdenes y el d e Santiago fi Valparafso. San Martin, que lo habra previsto
s el plan de la batalla; en l a serenidad d e su semblante Por su dirocci6n en el dfa anterior, Pens6 que no podfa tener so fiero, va y viene con paso lento, con la por objeto Uno cortarle la retirada sobre Aconcagua, 6 efectuar 1 6 quien el sentimiento del genio d a la fuerza un mcwimiento de circunvalacidn interponiendose entre 81 y la a ocasiones. No se dirfa que el general d e Los capital, 6 reserVanSe una retirada mas segura en cas0 de con- d una lid sangrienta, mBs parecja que, triun- traste, P U W l a larga distancia y 10s rios que tendrla que atrave- anos tomaban la actitud de recoger 10s lau- sar, la hacian dificilfsima hacia el sur. Lo primero estaba pre-
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Uno 6 uno habla 6 sus oficialw sin e x a l t a c i 6 ~ , visto y se neutralizaba por un simple cambio de frente; lo se- tranquilidad que acostumbraba e n tales momen- gundo e r a impracticable, pues tenia que describir un arc0 de Blanco Encalada pregunta por el m t d ~ de su ar- cuya cuerda e r a duefio; Y 10 bltimo, una promesa m6s de triunfo que a1 empuje d e 10s soldados chilenw, &su
bra- completa. P a r a cerciorarse por sus propios ojos de este error n cornbates queda encomenda- estrategico y concertar sus movimientos tficticos, disfrazdse conMAIPU
1111 poncho J. un sombrero de campesiuo y , acomganado por su la batalla, con Maipti se habrfa consignado en la historia, para inseparable ayudante O’Brien y el ingeniero e’AlDa, seguido de tiempos seculaces tal vez, el fracaso de un ideal desmesurado, la cna pequeiia escolta, se dirigid B gran galope a1 Bngulo t r u n c a t o perdida de una gran esperanza de liberacidn del dominio del Rey. de l a Loma Blanca, seiialado antes. Desde all1 pudo observar 9 San Martin comprende la enormidad del momento, la infinita la distancia de cuatrocientos metros con el auxilio de su anteojo trascendencia de la batalla y no olvida hacer presente una vez la marcha de flanco que en perfecto orden ejecutaban las colum- 1 ~ 9 s B sus oficiales, que precisa realizar el mayor de 10s esfuerzos nas espafiolas B tambor batiente y banderas desplegadas, a1 PO- porque una hora m9s y la suerte de un continente sera decidida sesionarse de la lomada triangular fronteriza prolongando su L o s ejercitos adversarios se hallan frente B frente. Uno B otro izquierda sobre el camino de Valparaiso. “ i Q U 6 brutos son estos se- miden, se escrutan, parecen rechazarse antes de entrar en la godos!” exclamd con esa mezcla de resolucidn y buen humor lid, lanzan Bvidas miradas hacia el campo de combate y se apres- que caracteriza 8 10s heroes en 10s momentos supremos. Y agre- tan B cual m8s valerosamente a1 guerrear inevitable. Los ven-
g 6 : “Osorio es mBs torpe de lo que yo pensaba”. Dirigiendose cedores de Bailen y cfen combates mas, s e agitan desde sus posi- luego B sus acompafiantes les dijo: “El triunfo de este dfa es ciones, diseiian mol-imientos estrategicos con la seguridad de quien nuestro. iEl sol por testigo!” El sol asomaba en ese momento va camino de la victoria. Los empuja el orgullo de s u Rey y la
LA BATALLA DE MAIPU
sobre las nevadas crestas de 10s Andes. La maiiana estaba sere- r a : ninguna nube empaiiaba el cielo, el aire estaba cargado de perfumes y las aves cantaban entre 10s espinoa en florescencia
E r a el momento supremo en que se jugaba a1 azar de la gue- r r a el destino de todo un continente. La lucha tenaz y encarni- zada por la libertad iba 8 definirse. Perdida para la causa ame- ricana la batalla de Maipa, la libortad ansiada largo tiempo y que habla fecundado el suelo americano, de Carabobo 8 Chaca- buco, con sangre de heroes, iba
a
desvanecerse, si el genio de la guerra era adverso B 10s patriotas. Todo el esfuerzo, todo el he- roismo derrochado en lides anteriores palideceria ante el triunfo de Ins huestes del Rey, cuyo dominio harfase invencible, :tgota- dos como estaban 10s recursos para el ejercito patriota que habia concentrado todas sus energias para el momento supremo y que ahora se presentaba cargado de ansiedad, pero vigorizado por la llama fortalecedora del ideal de libertad. Un gran pueblo espe- raba el momento decisivo que habrla de determinar cuhl serfa susnerte en el tiempo por venir. Ganada por 10s ejercitos realistas
Dibujo de Pedro Subercaseaux
fe en sus armas. P a r a 10s contrarim se dibuja en el horizonte la palma de la victoria para aquelloe que supieron conquistarla en lid denodada por el prestigio de ser libres.
Es medio dfa. E l ejercito del Rey permanece inmdvil en acti- tud de defensiva. No rehuye el combate: s e apresta B la defensa. Se dirfa que por la mente no cruza la sombra siquiera de la de- rrota. Las filtimas drdenes de San Martin han sido cumplidas.