E
L
T
RASTEO
Sindy Infante Saavedra
“Recordar es, cada vez más, no tanto recordar una historia
sino ser capaz de evocar una imagen”
Susan Sontag
Índice
Introducción
Capítulo 1
– Haciendo un inventario (Antecedentes)...5
Capítulo 2
-
Seleccionando (Objetivos y Justificación)...12
Capítulo 3
-
Guardando en cajas (Marco Teórico)...16
Capítulo 4
-
Transportando y empacando (Acercamiento a la obra)....35
Anexo 1...41
Introducción
El presente documento desarrolla el proceso de creación e investigación para la
realización de la novela gráfica autobiográfica
“E
LT
RASTEO”
.La realización de este proyecto ha sido un proceso que ha afectado diferentes
ámbitos de mi vida, generando cuestionamientos y nuevos planteamientos frente
a la sociedad y a la vida misma. Por dicha razón, es importante dejar claro para el
lector la importancia del proceso como conjunto de creación, materialización de la
obra y de investigación. Con el paso del tiempo, el proyecto trascendió, empezó a
forjar criterios importantes en mi vida y me permitió hacer un análisis autocrítico
para continuar viviendo con pleno convencimiento y seguridad sobre mi identidad.
De esta manera, el proyecto no consiste únicamente en desarrollar ideas para una
novela gráfica, un libro o un guión, sino que se convirtió en un proceso de
pensamiento y análisis en el que se fueron moldeando nuevos principios y formas
de pensar, influyendo tanto en mi vida como en mi relación con las personas, la
familia y la sociedad.
Es importante dejar claro que existen dos procesos, por un lado el de creación y
por otro el de investigación, que siendo diferentes van de la mano. Por lo tanto, en el
siguiente documento se entrelaza el proceso de la obra con el componente teórico y
los resultados de la misma.
“E
LT
RASTEO”
no sólo hace alusión al título de la obra,A
Capítulo 1
Haciendo el inventario
ntes de comenzar me parece pertinente exponer y analizar todo el pro-
ceso que precede a este proyecto. Como el espacio autorreferencial de
alguna forma ha estado involucrado con trabajos anteriores a éste, mi entorno
y mi vida se han reflejado en los diferentes trabajos, tanto personales como
académicos, que he realizado. Es importante decir que los objetivos eran dife-
rentes, así como las técnicas y el contexto.
Es muy común que las personas recurramos a los diarios, así sea solo en una
época de nuestra vida y yo no fui la excepción. Desde pequeña tengo recuerdos
de regalos de cumpleaños que eran diarios, algunos en forma de corazón, de
color rosado, con pequeños candados y llaves genéricas. Yo los usé, además
el factor “secreto” o “prohibido para los demás” que le asignaba el cerrojo, les
daba un valor especial. Uno sentía que de verdad tenía un lugar en el cual po-
día escribir, expresar lo que quisiera y en donde, solamente uno tenía acceso
privilegiado a ese espacio, sin que nadie pudiera juzgarte por lo que estaba allí
consignado. Sin embargo, con el paso del tiempo uno deja de lado esa costum-
bre. Empiezas a pensar que eso es solo para niñas pequeñas, o después de una
mala experiencia, decides renunciar a ese lugar, a ese espacio escrito, porque
alguien logra acceder allí y ventilar tus pensamientos… Personalmente, yo no
logré continuar con esa afición y escribir a diario en algún cuaderno o libreta,
pero no lo abandoné del todo. Es decir, como muchas otras personas, encontré
en la escritura un lugar íntimo para desahogarme. Escribía en momentos de
tristeza, de mal genio, de confusión o algunas veces de alegría. Era allí donde
describía cómo me sentía; incluso llegué a redactar cartas que nunca llegaban
un orden, ni una linealidad. A veces escribía al revés, es decir de derecha a iz-
quierda, o cambiándole el orden a las letras, en formas circulares o, en espirales
y no había nada premeditado, era un ejercicio casi automático. Y lo concebía
así, porque era una forma personal para desahogarme, no quería que nadie di-
ferente a mí lo pudiera leer. Sin embargo, a veces, ni siquiera yo misma podía
leerlo y tampoco recordaba bien lo que había escrito.
Por otro lado, dentro de mi formación como artista visual realicé diferentes
obras visuales que están relacionadas de alguna forma con el presente pro-
yecto. Entre éstas, hay una serie llamada “Mi Barrio”, conformada por diez
imágenes hechas en técnica mixta, mezclando el dibujo con el collage. El con-
junto refleja mi entorno cercano, y aunque sea un espacio público, es allí donde
transito todos los días, en donde me encuentro con los vecinos, es el lugar en
el cual vivo con mi familia.
Mi Barrio, Sindy Infante Saavedra, Técnica Mixta, 12x8 cms, Bogotá, Colombia, 2008.
En otra serie titulada “Sobre Mí” el tema central eran cosas relacionadas
conmigo, más personales, como lo expresa el título. En la serie estaba refleja-
da yo, representada en imágenes: mi cuarto, mis tenis favoritos, mi interés en
escribir, un autorretrato, entre otros cosas. La serie constaba de diez imágenes
Sobre Mi, Sindy Infante Saavedra, Técnica Mixta, 14x10cms, Bogotá, Colombia 2008.
Entonces pensé: ¡sí! por medio de los diferentes trabajos he estado buscan-
do reconocerme como persona, me reflejo en ellos, reflejo mi espacio… Tanto
así que una vez, en otra obra, llevé mi casa a un espacio público, por medio
del dibujo, usando el frotagge. Es decir, por medio de dicha técnica, calqué en
papel blanco de diferentes tamaños, elementos del interior de mi casa. Como
por ejemplo la mesa del comedor, una lámpara, las sillas, fragmentos de piso y
después los uní todos en una gran composición bidimensional.
En otro espacio no académico y con un objetivo especí-
fico, llevé un diario para documentar un viaje, texto acom-
pañado con imágenes. Quería registrar aquella experiencia
para compartirla con mi pareja. Empecé en una pequeña libreta
de hojas blancas, en la que escribía todo lo sucedido durante el
día, algunas veces lo acompañaba con imágenes sencillas para dar
una mejor idea de lo que había pasado.
El viaje duró treinta días y la libreta pequeña apenas sirvió
para documentar medio viaje, razón por la cual tuve que recurrir
a otra libreta más grande y con márgenes, pero no me importó.
En ese instante no me interesaba el objeto como elemento for-
mal, sino el contenido, las palabras y los dibujos. Así, en dicha
Lámpara de mi casa. Frotagge
libreta rayada, concluí las anécdotas posteriores, complementando con algu-
nos dibujos de más, y una nota final. Aquel diario fue un ejercicio personal, que
solo pretendía que mi pareja lo conociese. Sin embargo, llevar a cabo esa tarea
y documentar el día a día fue una experiencia que me gustó mucho. Tanto,
que en el próximo viaje que haya una
oportunidad, las ganas y la disposi-
ción, repetiría aquella labor de forma
más consciente en cuanto a la forma
y al dibujo mismo. Igualmente, fue a
partir de ese diario en donde, de pron-
to sin saberlo, se fueron formando los
cimientos y las ideas para lo que más adelante sería mi proyecto de grado.
En efecto, cuando empecé a desarrollar el proyecto tenía una idea: “hacer
una novela gráfica autobiográfica”. Aparentemente era claro y concreto lo que
quería hacer, pero al momento de justificarme, de preguntar por qué y cómo,
en mi cabeza se iban enredando los conceptos. Igualmente, me complicaba
cuando trataba de materializar mis pensamientos o, cuando argumentaba mis
decisiones, sentía un poco de desconfianza, pues creía que daba pasos en falso
y podría ser juzgada muy fácilmente.
Segunda libreta, rayada utilizada para documentar la segunda parte del viaje. 2010.
Así fue como empezó la investiga-
ción teórica en paralelo con la creación
y, con todo el entusiasmo que tenía
buscaba y buscaba muchos libros que
pudieran tener algo en común, o al
menos se pudieran relacionar con mi
proyecto y de esta manera orientar mi
recorrido. Anotaba muchos nombres
de referentes tanto teóricos, como prácticos, busqué novelas literarias autobio-
gráficas, libros de teoría, de artistas que trabajaran con su vida y la convirtieran
en material vital de trabajo, novelas gráficas, novelas gráficas autobiográficas,
tesis de grado que también hayan expuesto algún tema en común con la mía y
así entre otros… La verdad fue un desorden al principio, pues cuando menos
pensaba tenía una torre de libros acumulada en mi escritorio y en otra mesa
auxiliar, eran muchos libros pendientes por leer. Igualmente en el computador
dentro de una carpeta, tenía otras carpetas que estaban etiquetadas de la si-
guiente forma: Tesis, Referentes, Novelas Gráficas, Recomendados, Libros….
etc., llenas de información.
Solo por el hecho de ver todas aquellas cosas amontonadas y pendientes por
leer, o al menos revisar, me llevó a decidir, dejar a un lado la investigación… y
encontré un pretexto para dar inicio a la exploración de cómo sería mi novela
gráfica en cuanto a materiales, técnica, tamaño, estilo… e igualmente hice un
primer acercamiento por medio de dibujos a mi infancia. Para mí era claro
que tenía que estar reflejada de alguna manera en la obra, entonces empecé a
dibujar, a recordar y trataba de evocar las imágenes sin un orden específico.
Imágenes hechas en lápiz sobre papeles sueltos, o con tinta en mi libreta,
pensaba y dibujaba mis recuerdos, esos lugares que me marcaron, los que más
me gustaban y los que no, dejándome llevar por la imaginación y visualizaba a
futuro una súper novela gráfica llena de humor y anécdotas…
En el colegio, cuando hacía parte del equipo de Softball. Época del colegio, jugando tenis de mesa.
Mientras tanto la torre de libros me “hacía ojitos” y me presionaba sin que-
rer, yo sabía que debía sentarme a leer y que no podía solamente buscar por
buscar referentes. Había unos libros que sí leía y consultaba de forma casi in-
mediata: las novelas gráficas. No obstante, debo confesar que mi acercamiento
a la novela gráfica como objeto, no había sido muy juicioso. Al principio era
inevitable pensar en “meras” historietas cuando leía todas las novelas gráficas.
Muchas ideas chocaban en mi cabeza, por que había algo claro desde el comien-
zo para la elaboración de mi novela: no quería un formato clásico de historieta
en cuanto a la disposición de las viñetas y de los diálogos de los personajes.
Por lo tanto, sabía que debía investigar más a fondo sobre la teoría de la novela
gráfica, afirmación que no me detuvo para seguir leyendo los diferentes títulos
Era indispensable empezar a escribir, a escribir el documento teórico, y a
escribir el guión a partir del cual iba a surgir la novela gráfica. Era un
componente muy importante y al mismo tiempo me asustaba un poco. El
hecho de enfrentarme a escribir un guión, sin haberlo hecho antes, hacía que
me sintiera un poco intranquila, sin embargo, sabía que debía comenzar de
alguna forma, sin miedos y dejar que las palabras fluyeran.
Por lo tanto fue importante hacer un inventario, para saber cómo organi-
zar este trasteo, trasteo mental, trasteo identitario. Igualmente fue necesario
organizar las ideas para decidir qué se quedaba y qué no, cuáles son los objeti-
vos, procesar los conceptos, los libros, los referentes, las novelas, ir escribien-
do, seguir experimentando y de esta forma ir moldeando lo que sería la obra,
P
Capítulo 2
Seleccionando
oco a poco los conceptos se fueron ideando en mi cabeza, gracias a los di-
ferentes textos que encontraba en el camino e igualmente, surgían nuevas
dudas y preguntas respecto a los diferentes temas que abordaba mi tesis. Al
mismo tiempo empezaron a llegar las ideas para el posible desarrollo gráfico de
la obra. Pero faltaba algo que era sumamente importante para poder continuar:
los objetivos y el carácter político que iba a tener la obra, dado que debía definir
un norte para que todo dentro del proyecto se relacionara de la mejor forma.
En un principio, me cerré pensando que no quería que tuviera un carácter
ni feminista, ni político, ni de nada, sin entender bien lo que quería y lo pasaba
por mi cabeza. No obstante, lo que sucedía en realidad, era que no quería afron-
tar el tema de la homosexualidad formalmente en el trabajo y ahí estaba refleja-
do, pero yo no lo había querido ver. Fue así como, leí nuevamente los primeros
párrafos del trabajo final de seminario (asignatura que precede el trabajo de
grado) y pensé: “este proyecto definitivamente tiene un carácter político” que
no sabía explicar bien, que me hacían falta las palabras para hacerme entender,
pero que el carácter político siempre había estado presente.
Entonces, ¿de dónde viene el proyecto? Pues bien, existe una realidad en
mi vida, que puede ser tomada como un problema para algunas personas. Sin
embargo hay que poner la homosexualidad en contexto: Bogotá, Colombia,
2012 y, yo soy homosexual. No he tenido problemas significativos, por el hecho
de ser homosexual, al menos no en mi entorno académico, ni con mis amigos
más cercanos. Con mis papás y mi hermano ha sido un proceso en el que a
principio no haya sido fácil para ellos. Por otro lado, para mis demás familia-
res sí es un problema, así como para la gran mayoría de personas alrededor de
ellos y de mis papás, motivo por el cual no doy trascendencia a sus opiniones.
Vivo mi vida en un medio lejano al de ellos, feliz y tranquila. Adicionalmente,
me atrevería a decir que una gran parte de la población, hoy en Bogotá, siente
incomodidad respecto a los homosexuales. Así mismo, pienso que en el con-
texto en que estamos, la homosexualidad es un “problema” en tanto que se
sale de la regla y de lo “normal”.
Personalmente, siento un malestar general en el ambiente cotidiano, noto
una discriminación hacia los homosexuales que está presente1, pero al mismo
tiempo muchas veces no es evidente. Es decir, la mayoría de personas sabe que
existe, lo comenta, lo critica, pero casi nadie dice nada de frente cuando el tema
ha de ser abordado con un persona homosexual cercana: “Yo lo entiendo, pero
no lo comparto”, “Si mi hijo fuera gay, yo sería muy tolerante” son algunas
afirmaciones que he venido escuchando a lo largo del tiempo, y a la hora de la
verdad, muchas veces las situaciones no son así. A mí me molesta la homofo-
bia, me molesta que mi mamá sin querer, o sin darse cuenta, haga comentarios
homofóbicos, o que mi hermano se comporte como una persona poco toleran-
te al respecto. Y esa molestia trasciende a diferentes ámbitos, unos más que
otros, como con los estudiantiles, los laborales, los deportivos, los sociales …
Entonces, yo decidí contarles abiertamente a mis papás y a mi hermano: “soy
homosexual”. ¡Y es que es aterrador tener esconderse de sus propios papás!
Estar intranquila pensando que lo van a “descubrir” y a juzgar como si fuera
un crimen. Adicionalmente, ellos saben qué pienso respecto a la orientación
sexual, pero más adelante en este documento lo desarrollaré de forma más de-
tallada. No es algo que me limita como persona para actuar, vivir, caminar, co-
mer, bailar, dibujar… Sigo siendo yo “de adentro hacia afuera”. Además pienso
que nuestro entorno social establece, informalmente, que la orientación sexual
“normal” es y debería ser: heterosexual. Aún cuando en la Constitución Política
de Colombia se fomente la no discriminación por razones de sexo, así como
el libre desarrollo de la personalidad2. Y es que personalmente pienso que lo
anormal de todo este tema, está reflejado en el comportamiento por parte de
los que no son tolerantes frente a las personas homosexuales, por que la discri-
minación se manifiesta de diferentes formas y le da validez a la informalidad
de la cual hablé anteriormente. El antropólogo colombiano Erik Werner Cantor
ha realizado varios estudios en torno a la situación de las personas homosexua-
les, lesbianas y transgeneristas en la ciudad de Bogotá, y en sus resultados ha
expuesto afirmaciones relacionadas a la vulneración de los Derechos Humanos
de la comunidad LGTB. En su libro “Homofobia y Convivencia en la Escuela”
el autor afirma:
“Un estudio realizado en Bogotá sobre los derechos de las personas
homosexuales y lesbianas, ha demostrado que el heterosexismo y las
concepciones de género ortodoxas son aspectos de la cultura directa-
mente vinculados con las vulneración de varios derechos…” (CANTOR,
Homofobia y Convivencia en la Escuela 2008, p. 7)
Es así, como el malestar que manifesté en un principio se ve respaldado en
estudios específicos y puntuales. La orientación sexual predominante es la he-
terosexual, la cual se considera “normal” y por lo tanto, la homosexualidad es
casi un absurdo, dando como resultado la discriminación.
Por medio del trabajo de grado quiero señalar que las personas no deberían
ser valoradas solamente por la orientación sexual. Indicar que ese aspecto, en
realidad, es una decisión personal en la que nadie debe intervenir y así mismo,
reitero, no modifica su desempeño laboral, ni deportivo, ni estudiantil, ni en
ningún ámbito. Igualmente, mostrar por medio de imágenes y de mi experien-
cia personal, que las problemáticas, intereses y experiencias, siguen siendo las
mismas de cualquier persona, y que incluso en ocasiones, pueda el lector, sen-
tirse identificado con algunas situaciones expuestas en el proyecto.
Mi objetivo es realizar una novela gráfica autobiográfica en la cual el ejer-
cicio memorístico tiene un papel fundamental, de manera que mis recuerdos
más significativos y mi espacio íntimo se convierten en el material para la ela-
boración de la obra visual. En donde la homosexualidad es un ingrediente más
de mi vida y de mi forma de ser. Igualmente, por medio “del acto de contar” mis
experiencias personales, pretendo reflejar, al menos un fragmento, del entorno
S
Capítulo 3
Guardando en las cajas
iempre me ha gustado escuchar las historias de mi mamá y de mi papá
cuando eran pequeños, cuáles eran sus travesuras y motivos de peleas, las
historias de sus amores, cómo y en dónde empezaron a trabajar, etc. Después
de varios años de haber escuchado las diferentes historias una y otra vez, uno
busca reconocerse en alguno de sus relatos y de forma casi inmediata, los hijos
nos comparamos con nuestros padres haciendo paralelos de sus historias con
las nuestras.
Ciertamente, yo encontré en la autobiografía un espacio para reconocerme
como persona y la asimilé también a manera de proceso, el cual me permitió
un mejor entendimiento de la formación de identidad, tanto como individuo
como miembro de la sociedad. Luego, indagando sobre el carácter autobio-
gráfico comprendí que los relatos biográficos y autobiográficos exponen ca-
racterísticas importantes de un grupo de personas que viven en un contexto
específico. Y es así, una forma de tantas, como se llegan a representar las cos-
tumbres, los modos de pensamiento, comportamientos, valores, entre otros.
Del mismo modo, las personas somos un conjunto de elementos. Elementos
como por ejemplo sentimientos, creencias, emociones e intenciones. Nos ca-
racterizamos por ser perspicaces, lentos, rápidos, altos, bajitos, gordos, pere-
zosos, tercos, morenos, blancos, deportistas, lectores, amantes de la natura-
leza, parte de una familia, de una comunidad, de una nación… y entre tantos
elementos está la orientación sexual de la persona, que si bien es importante,
no es el aspecto al cual debe reducirse una persona. Así, lo biográfico lo en-
tiendo como el acto de contextualizar una serie de acontecimientos, en un
un contenedor de información esencial de un individuo o un grupo de perso-
nas pertenecientes a una sociedad, en un momento histórico determinado.
“La biografía no explica la vida, sino que corre paralela a ella, como en paralelo corren los raíles del tren”
(GUASH, 2009, p. 12)
Visto que por medio de la autobiografía se hace un ejercicio de auto recono-
cimiento, de modo similar existe una labor por parte del lector, quién, podría
llegar -o no- a identificarse dentro de las diferentes anécdotas y situaciones,
convirtiendo las historias de vida en un común para todos, al menos en pe-
queños detalles. Dado que considero que este es un acto que permite al lector
reflejarse en la vida del otro, asignando un sentido y una validez dentro de la
sociedad, que a la vez permite entender que no somos tan diferentes y pueden
llegar a existir muchísimas cosas en común. De manera que, la idea de con-
tar “simplemente” una experiencia personal puede trascender, trastocando las
fronteras con las demás personas.
Adicionalmente, dentro del comportamiento social existen unas pautas
establecidas, permeadas por un conducto regular. Y, aunque seamos indivi-
duos, dichas pautas también se reflejan en lo más privado que pueda tener
nuestras vidas. De esta forma, al hablar del carácter biográfico, también se
expone el hecho de pertenecer a un grupo social, a un estrato, a una familia;
implicando colectividad.
Mientras entendía y procesaba los conceptos de la autobiografía en mi ca-
beza, empecé a forjar cimientos no solo para el proyecto, también para la vida
misma. Incluso, le di otro valor y una justificación a las obras que previamen-
relación con algunas obras realizadas por la artista Sophie Calle1, quién en su
trabajo aborda temáticas como la intimidad, la privacidad, la identidad entre
otros. Me parece pertinente traer a relación la obra “Autobiographical Stories”
(Desde 1988), trabajo en el cual recopila una serie de fotografías a blanco y
negro acompañadas de unos textos, haciendo parecer que todo el material que
reúne es el registro de su vida, una especie de reporte autobiográfico.
En el camino, además de referentes de artistas, también era importante leer
novelas literarias autobiográficas como “Mi Vida” de Isadora Duncan y novelas
biográficas como “Orlando” de Virginia Wolf, para entender la estructura de los
relatos. Estas novelas, fueron escritas en contextos muy diferentes, así como su
estructura formal también lo era. Dichas novelas tienen en común ese aspecto
revelador, y aparentemente honesto y yo, comparaba con lo que debía ser mi
guión, pensaba cómo iba a lograrlo. Sabía que escribir se había convertido en
un reto, pero debía continuar con la elaboración de la obra visual y para ello era
indispensable empezar a escribir sin una estructura definida al principio, para
perder el miedo y dejarme llevar por los recuerdos, las anécdotas y las memo-
rias, y así, posteriormente empezar a identificar los personajes principales en
mi vida, sus roles, sus huellas y ellos mismos con sus propias vidas. Sin embar-
go, al empezar a exponer las diferentes historias fui perdiendo el control de lo
que debía y no debía contar porque en algunos casos carecían de trascendencia.
Entonces, tomé la decisión de detenerme, de intentar no desviarme en temas
que no estuvieran de alguna forma ligados a mí, al menos de una forma inme-
diata. También decidí empezar a estructurar, equilibrar y tratar de organizar
la historia, que dio como resultado un texto base autobiográfico extensísimo.
Al encontrarme con ese texto, fue importante leer “Pautas para analizar
el contenido” de Julio Cortázar, documento que me ayudó a complementar la
estructura que debía tener en cuenta para la narrativa. Allí exponía tres no-
ciones esenciales: significación, tensión e intensidad. De tal manera que debía
trabajar más en el guión y yo sabía que tenía un texto muy largo. Además,
no es tarea fácil tratar de resaltar los aspectos más importantes en la vida de
alguien, podrían ser demasiados. Tantos como para nunca terminar y es más
difícil si es uno mismo quién decide qué es lo definitivamente relevante y qué
no. En este punto recordé el texto de Jorge Luis Borges, “Funes El Memorioso”
a quien se le facilitaba recordar absolutamente todo, hasta los detalles más
pequeños, podría pasar su vida entera ejerciendo su memoria. Por esa razón,
tenía que decidir si vivir la vida o dedicarse a recordarla. Y aunque las novelas
gráficas se caracterizan por ser extensas, todo el material escrito que tenía era
demasiado. Por esta razón decidí que de pronto, más adelante, podría hacer
una secuela. Así, la siguiente labor consistió en reducir, filtrar, seleccionar
y resolver los episodios más importantes, para interpretarlos posteriormente
por medio de imágenes.
Mientras todo eso sucedía con el guión, por esos días fui a comer con una
amiga, Carolina, y tuvimos una discusión porque ella intentaba entender la
decisión de su prima, de irse a vivir con otra mujer, después de haber tenido
relaciones heterosexuales toda su vida. Hablamos respecto a la homosexuali-
dad y coincidió con la lectura de unos textos (de los que tenía en mi escritorio)
que para mí fueron fundamentales. Yo le decía “soy homosexual por que sien-
to más atracción por una mujer que por un hombre”. Sin embargo no es ley
absoluta en mi vida, es decir, no descarto la posibilidad de hacer vida junto a
un hombre algún día, solo que es menos probable que eso suceda. Ella trataba
de entender, y llegamos a la discusión sobre si la homosexualidad tenía un
origen genético y también abordamos otros temas de sexo y género. Por esa
El capítulo introducía los temas de género y sexualidad exponiendo un
ejemplo, el cual me atrapó inmediatamente. Contaba, que en una sociedad
de Nueva Guinea, existía una tradición fundamental para el desarrollo de la
masculinidad en los hombres. Desde temprana edad (desde los 7 a 10 años)
a los niños los separan de sus madres y de la aldea, iniciándolos en prácticas
homosexuales en lugares especiales destinados para eso. De esta forma, les
enseñan que su masculinidad dependía de aquellas prácticas y que el consu-
mo del semen era vital para su formación. Cuando llegan a la edad adulta,
vuelven a la aldea para emparejarse con mujeres, dando fin a las prácticas
homosexuales e inicio a un nuevo ciclo. Cuando terminé de leer esa parte,
estaba sorprendida y muchos conceptos ya no eran tan claros para mí. Inme-
diatamente continué leyendo para entender mejor y así fue: Las ideas de lo
masculino y lo femenino son construcciones culturales, que adicionalmente
han venido cambiando a través de la historia. De manera similar sucede con
las diferencias entre hombres y mujeres, homosexuales y heterosexuales, en
donde pueden haber diferenciaciones bilógicas, pero dichas diferencias son
más fuertes debido a un resultado social.
Carolina estaba de acuerdo conmigo, ella estudió biología y precisamente
después, hablamos de las diferencias de sexo en el campo biológico (dife-
rencias entre machos y hembras en cuanto a la composición cromosomáti-
ca, los órganos reproductores, los genitales externos, los genitales internos, el
componente hormonal y características sexuales secundarias2) y establecimos
que ese era un punto importante, que nadie tiene poder de decisión sobre su
sexo biológico, (sonaba evidente) que adicionalmente hay casos excepcionales
como los de los hermafroditas, en los que por ejemplo, se combinan rasgos
sexuales internos característicos del femenino, con rasgos sexuales externos
característicos del masculino. Pero, para la discusión con Carolina esos casos
especiales no eran relevantes para el punto al cual queríamos llegar.
Después hablamos sobre género, el cual socialmente está ligado al sexo,
puesto que son los valores sociales asignados a las diferencias sexuales: “El
género se refiere a los contenidos sociales de la masculinidad y la feminidad”
(MACIONIS y PLUMMER, 1999, p. 344). Adicionalmente hay varios concep-
tos que se relacionan entre sí, como la identidad de género, que se define como
la noción que tiene cada persona respecto a si es hombre o mujer guiado por
unas pautas culturales, el rol de género que son las prácticas sociales asocia-
das a cada uno de los sexos y finalmente existe lo sexual y erótico que hacen
referencia al deseo.
“Mientras que el sexo y el género implican el empleo de un lenguaje
relacionado con lo masculino y lo femenino, para lo sexual y lo erótico
se emplea el lenguaje del deseo: la heterosexualidad, la homosexuali-
dad y otros términos.” (MACIONIS y PLUMMER 1999, p. 345)
Adicionalmente me pareció pertinente sumar la definición de orientación
sexual según la Asociación de Psicología Americana (APA):
“Es una atracción emocional, romántica, sexual o afectiva duradera
hacia otros. Se distingue fácilmente de otros componentes de la sexuali-
dad que incluyen sexo biológico, identidad sexual (el sentido psicológi-
co de ser hombre o mujer) y el rol social del sexo (respeto de las normas
culturales de conducta femenina y masculina)” (American Psychologi-
cal Association, 20123)
Finalmente, le afirmé a Carolina que soy una mujer homosexual en una
sociedad bogotana, en donde las diferencias de género están bien marcadas
y la homofobia también. Para terminar, le conté que había una novela lite-
raria autobiográfica escrita por Rita Mae Brown4 llamada “Frutos de Rubí,
crónicas de mi vida lesbiana” en donde la autora relata cómo fue su vida,
estrechamente relacionada con la homosexualidad, desde su infancia hasta
que se gradúa de la universidad. Le conté que el libro había sido publicado
en 1973 y la versión que leí fue editada por el Círculo de Lectores de Bogotá
en 1980. Aunque la novela fue escrita hace más de 30 años, aún hay muchos
aspectos relacionados con la homosexualidad que son temas debatibles en
la actualidad. Por ejemplo, el libro aborda lo “anormal” de ser homosexual
desde el punto de vista de los personajes que representaban la gente cercana a
la protagonista, señalaba las reacciones típicas frente a una declaración como
“soy lesbiana”. Expone también casos discriminatorios y cómo muchas per-
sonas homosexuales no revelan su orientación sexual, para poder relacionar-
se mejor con las personas, ya que en ocasiones los demás tienen prejuicios,
o en ocasiones tienden a rechazar, suprimir a los homosexuales de cualquier
ámbito de su vida.
Antes de levantarnos de la mesa y cerrar el tema, le recordé a Carolina: la
homosexualidad no es una enfermedad. De hecho, desde 1973 la Asociación
Americana de Psiquiatría la eliminó de su lista de patologías5 y adicionalmen-
te, la Organización Mundial de la Salud dejó de considerarla una enfermedad
en 1990. Ella asintió con la cabeza y cambió el tema preguntando la hora.
Esa noche regresé a mi casa feliz, por que sentía que cada vez los concep-
tos eran más claros, había entendido y procesado en mi cabeza nuevos con-
ceptos para mi vida y para el proyecto de grado.
Sin embargo, aún tenía algunas pregun-
tas sobre la identidad de las personas como
conjunto y encontré en la biblioteca un ar-
tículo científico que hablaba de la relación
entre memoria e identidad. El artículo se lla-
ma “Hacia un modelo unificado de la memo-
ria” escrito por Francis Eustache6 y Béatrice
Desgranges7 publicado en la revista Mente
y Cerebro8. Los autores afirmaban que “La
memoria nos permite acceder a nuestro pa-
sado, forjar nuestra identidad y adquirir
competencias” (EUSTACHE y DESGRANGES
Dibujo de Carolina. Tinta sobre servi- lleta, la noche que fuimos a comer.
2010, p. 48). De esta forma, al escribir el guión tuve que hacer un ejercicio
memorístico, de introspección, por medio del cual, me fue posible concebir
cómo el “yo” se va forjando a lo largo de la vida. Así mismo, entendí cómo
la personalidad se va moldeando a partir de las experiencias vividas, de los
pensamientos; está constituida por sensaciones, recuerdos (sean éxitos o
fracasos), e igualmente, la memoria se forma a partir de nuestra interacción
con las demás personas. Según el artículo anteriormente referenciado, para
John F. Kihlstrom9 el yo es una representación mental de la propia
personalidad o identidad (EUSTACHE y DESGRANGES 2010, p. 56). En
este caso, en el proyecto de grado existe un doble juego de representación.
6 Director de estudios en la Escuela Práctica de Altos Estudios (EPHE) y se halla al frente de la unidad 923 del INSERM en la universidad de Caen/Baja Normandía, Francia.
7 Directora de investigación en el INSERM y dirige un equipo en la misma unidad.
8 Revista española, de la editorial Prensa Científica. Dedicada a la divulgación del conocimiento cientí- fico en el ámbito de las neurociencias y las ciencias cognitivas con énfasis en la psicología y la psiquia- tría.
Por un lado estoy yo, como la representación de lo que soy, y por otro lado,
está presente en la novela gráfica la representación gráfica de mi persona-
lidad y mi entorno.
Adicionalmente, el entorno puede llegar a limitarnos e influenciar nuestra
identidad. La sociedad determina unos parámetros de comportamiento y todo
lo que esté por fuera de ellos y se salga del estándar puede generar contro-
versias, volviéndose algo “problemático”. Entonces, las mujeres por ejemplo,
dentro de esos parámetros, tenemos preestablecidos unos roles dentro de la
sociedad. En ocasiones, los medios de comunicación estandarizan dichos roles,
creando en las personas ideas mentales de lo que debería hacer y ser una mu-
jer. Además, desde que nacemos y durante las etapas de la infancia y la niñez,
nuestros padres, nos instruyen en un marco en el que, aparentemente, existe
un único modelo ideal de familia y con el tiempo, por medio de procesos de
socialización en los diferentes entornos, tanto familiares como en los ámbitos
educacionales y laborales, “naturalizamos el heterosexismo, aprendemos que
existe una sola forma de ser hombres y de ser mujeres” (CANTOR, Homofobia
y Convivencia en la Escuela 2008, p. 29). En la actualidad siguen estando pre-
sentes los ideales de la mujer que se casa con un hombre, tiene hijos y se dedica
al hogar. Igualmente muchas veces los medios de comunicación muestran a la
mujer como un mero objeto sexual, que se debe ver bonita todo el tiempo, que
usa determinadas prendas de vestir, que debería andar maquillada y arregla-
da. Todas estas problemáticas me hacen pensar en la obra de Cindy Sherman10,
quién se cuestiona por medio de su trabajo cómo se forma y cómo es represen-
tada la identidad y la imagen de la mujer en los diferentes medios, como en las
revistas, la televisión, en las películas, en internet, etc. En mi experiencia per-
sonal, ha sido un proceso debatir con mi mamá todos estos temas identitarios y
de roles. Desde que era pequeña le resultaba extraño que yo quisiera una pista
de carros, jugar fútbol o querer hacer cosas que “solo eran para niños”, tuve que
dar la pelea. En ocasiones, yo debía lavar la loza sucia y mi hermano se salvaba
de aquella labor “por ser el hombre de la casa”. Entonces, yo decidía no lavar
y discutir con mi mamá respecto a la situación con mi hermano, hasta que ella
terminaba lavando la loza. Hoy en día los argumentos han cambiado, y tanto
mi hermano como yo debemos ayudar, debido a que se estableció que aquellas
eran normas válidas para todos y así se mejoró la convivencia en la casa.
Hay que tener en cuenta el entorno y la educación que recibieron mis pa-
pás, al menos por parte de mi mamá. Ella nació en un pueblo de Santander y
su mamá la crió en un contexto machista, en donde la esposa debía atender a
su marido, cuidar a los niños y ordenar la casa, mientras los hombres salían a
trabajar y conseguían el sustento. Yo creo que ese ideal de familia, así como los
roles determinados por el sexo, están bien pronunciados en nuestra sociedad
colombiana, pero con el paso del tiempo y en ocasiones, por necesidades más
que por gusto, la situación ha venido cambiando. En el caso de mi mamá, así
como de otras mujeres, tuvo que salir a buscar trabajo para ayudar a mantener
a su familia.
Mientras recordaba la historia de mi mamá, cuando llegó a Bogotá y em-
pezó a trabajar con 12 años de edad vendiendo helados en una Olímpica, con-
tinué con el proceso de exploración. Es decir, dibujé algunas de aquellas his-
torias mezclando dibujo con manchas de té (de diferentes marcas) y manchas
de café, sobre papel bond. Igualmente hice los primeros acercamientos a los
posibles personajes.
Primer acercamiento a los posibles personajes.
A su vez, el siguiente paso fue hacer un análisis formal y estructural de las
novelas gráficas, así como con las novelas literarias, entender cuál era el hilo
conductor de la historia y su estructura narrativa, los recursos utilizados por el
autor para hacer énfasis en situaciones relevantes, etc.
Pero antes de hacer ese estudio, me pareció pertinente llevar a cabo una bús-
queda respecto a la historia de la novela gráfica, para entenderla mejor como
objeto y como base de mi proyecto. Cuando leí las primeras novelas gráficas me
pareció evidente que mantenían una relación casi directa con la historieta, pero
Pues bien, dentro de los documentos que estaban guardados en el compu-
tador, al inicio del proceso, había una tesis de grado llamada Estudio de la No-
vela Gráfica Anglosajona como Género Literario11. Fue allí donde consulté el
origen de las tiras cómicas, las cuales fueron creadas para promover la compra
de los periódicos, y como dice su nombre, era una tira de máximo tres o cuatro
cuadros en donde se contaba una historia corta que tenía como objetivo entre-
tener; una de las primeras se llamó Yellow Kid (MELO ÁNGEL, 2006, p. 12).
El término “Novela Gráfica” fue acuñado por Will Eisner, quién en 1978
(CHINN 2006, p. 8), hizo una propuesta para realizar una historieta, pero re-
sultaba que las características presentadas no eran las tradicionales. Por un
lado, era normal para ese momento que los personajes principales de las his-
torias fueran súper héroes mientras en la obra de Eisner, “Contrato con Dios”,
los acontecimientos giraban en torno a personas comunes, o gente real en si-
tuaciones más “humanas”. Por otro lado, la propuesta era demasiado exten-
sa, a comparación de las historietas tradicionales y adicionalmente tenía unas
estructuras más avanzadas. Debido a esto se acuña el término y se empiezan
a agrupar las diferentes propuestas que tienen estas características parecidas.
Esto no quiere decir que previamente no se haya hecho ninguna aproximación
a lo que, en dichos términos, es una novela gráfica, si no que es a partir de este
momento que se consolida el término.
Aunque la historieta y la novela gráfica mantienen una relación, Mike
Chinn, autor del libro “Cómo escribir e ilustrar una novela gráfica” expone
ciertas diferencias. Hace una analogía con la historieta y la novela gráfica en
el en campo audiovisual:
“Un cómic es como un episodio de las series de televisión, mientras
que la novela gráfica sería el equivalente a una película completa, con
efectos especiales y sonido estéreo.” (CHINN 2006, p. 12)
Respecto a la historieta, existen muchas que suelen tener una periodicidad,
por lo general cuentan historias cortas que le suceden a determinados perso-
najes y “su finalidad es divertir” (MELO ÁNGEL, 2006, p. 9). En cambio, las
novelas gráficas no necesitan un antecedente o una secuela para transmitir la
idea principal, tienen cierta longitud, poseen una narrativa y una estructura
más compleja, de manera que al final los personajes principales han sufrido
cambios importantes en su vida. Según Chinn, por lo general “se espera que su
público sea más maduro” (CHINN 2006, p. 9). Finalmente, las diferencias en
cuanto a los costos de producción, suelen ser más altos para las novela gráficas.
En cuanto a la estructura y los elementos formales, es importante decir que
la novela gráfica y la historieta han adoptado algunas de ellas de diferentes
medios. Por ejemplo del lenguaje cinematográfico tomaron las variaciones del
ángulo visual, los encuadres y la presentación en diferentes planos. De ésta
forma se forja una estructura, un lenguaje simbólico, gráfico y literario. Los úl-
timos dos, se complementan para narrar y contar la historia de la mejor forma,
se necesitan entre ellos, de modo que no podrían concebirse el uno sin el otro.
Dentro de los elementos importantes formales está la viñeta, que es el cuadro
contenedor de la imagen. En una página se estructura el conjunto de viñetas
en forma de cuadrícula y pueden ser desde cinco hasta siete habitualmente. Sin
embargo, no es una norma establecida, en ocasiones se ubican viñetas peque-
planos o, para resaltar detalles importantes. Otro elemento importante es el
texto que puede presentarse de diferentes formas. Están los globos de texto
redondos que contienen lo que dice cada personaje y un delta que sale del glo-
bo señala quién está hablando. También están los globos que tienen forma de
nube para indicar lo que están pensando los personajes y de la nube sale una
rastro de globos más pequeños que indica quién está pensando. Otra forma
de presentar el texto, es por medio de las cartelas, las cuales contienen infor-
mación que complementa lo que está sucediendo dentro de la historia. Suelen
estar debajo de las viñetas o en recuadros aparte sin señalar ningún personaje.
Existen otros recursos para presentar el texto como la fuente tipográfica. Ésta,
nos permite muchas posibilidades, como por ejemplo aumentar el tamaño para
indicar un grito o reducirlo para indicar un susurro. De la misma forma se
pueden cambiar los estilos de la fuente para hacer énfasis en detalles o resaltar
diálogos importantes.
Es primordial señalar que dichos elementos son comunes, mas no son obli-
gatorios para la elaboración de las historietas o de las novelas gráficas. Existen
diferentes técnicas y otros componentes, a los cuales recurren los autores para
la creación de sus historias.
Ahora bien, así como en la literatura existen diferentes géneros, en las no-
velas gráficas sucede lo mismo. Los temas más frecuentes son el terror, el cri-
men, la acción, la ciencia ficción, la fantasía, las aventuras… pero, el más tra-
dicional es el del superhéroe. También existen las novelas gráficas de carácter
autobiográfico, que abordan diferentes temas como la identidad (“La Perdi-
da12”), la discriminación étnica (“Persépolis13”) , el holocausto (“Maus14”), la
homosexualidad (“Max y Sven15”) entre otros. De esta manera, gracias a su re-
producibilidad, llevan la intimidad a otro nivel de trascendencia, permitiendo
que las temáticas sean visibilizadas y que el público se acerque a ellas dejando
a un lado los prejuicios, abriendo la posibilidad de una mirada diferente y más
particular a los acontecimientos narrados.
Dado que en las novelas gráficas autobiográficas puede existir la ficción, es
importante reiterar que parten de la experiencia personal de una persona, hay
una carga emotiva en torno a la narración y es así como la mirada alrededor de
las diferentes temáticas, puede ser abordada de una forma diferente, no con-
vencional ni teórica, sino más “real”.
Cuando entendí la estructura de las novelas gráficas y tuve el guión listo
(Ver Anexo 1, para consultar el guión), procedí a llevar a cabo una tarea más.
Procedí a hacer un análisis de lo que sería pertinente expresar en dibujo o con
textos, de tal forma que las palabras como las imágenes se complementaran
creando una interacción entre palabra e imagen, conocida como contrapunto,
en los libros ilustrados.
“Las Crónicas de Venecia”16 es un libro que uso como referente en dife-
rentes formas. Por un lado, tiene unas características particulares que quiero
resaltar: conserva rasgos de novela gráfica en cuanto a que es una historia
relativamente extensa, cuya narrativa es un poco más compleja, no usa viñetas
ni globos para los textos y la historia está separada por capítulos. Tiene un
carácter autobiográfico y de diario en cuanto a que el autor documenta un viaje
realiza- do por Venecia con su novia, de hecho, ese es el hilo conductor y la
narración no se desarrolla linealmente en el tiempo. Habiendo resaltado esas
características y teniendo en cuenta que desde el comienzo había decidido que
15 Novela gráfica realizada por Tom Bouden.
no quería una estructura convencional, encontré en esté libro una relación
estrecha en cuanto al manejo que quería darle a la configuración de mi novela
gráfica: No quiero usar viñetas, ni márgenes visibles en la composición de mis
páginas, esto es posible sin temor alguno a dañar la narración y este libro es
un claro ejemplo de ello. Finalmente quiero que los textos se presenten por
medio de mi caligrafía, al igual que en dicho libro para reforzar el carácter
personal de mi obra.
“Las Crónicas de Venecia” , Enrico Casarosa, 2008.
En cuanto a la temporalidad de mi novela, no es lineal. Es decir, tiene saltos al pasado, mientras en el presente se desarrolla otra historia diferente. Dichos saltos suceden en la medida en que yo como personaje principal me encuentro con “detonadores” de recuerdos. Existe un corto animado llamado “La Casa de los Cubos”17 el cual me sirvió como referente, en tanto a que en el desarrollo de la
historia del corto, el personaje principal recuerda su pasado y mientras se encuentra en él, el manejo del color es diferente. Es esta una de las características que tendrá mi novela, debido a que el color cambiará según la temporalidad del momento en que me encuentre y también recuerdo mi pasado.
“La Casa de los Cubos”, (KATO 2008)
Respecto al dibujo, quise que tuviera mi carácter personal, que se unificara
en todos los aspectos posibles. A través de mi proceso de formación, he veni-
do trabajando en explorar la estética que identifica mis dibujos y a mí misma.
Con el tiempo he ido revisando y estudiando diferentes artistas, por los cuales
siento gran admiración y de alguna manera también influyen en mis trazos.
Cuando empecé a estudiar Artes Visuales creía que, a uno como estudiante, le
imponían una única forma de dibujo, que estaría mal si las representaciones no
eran fieles, y si no se ejercía un dibujo naturalista. No obstante, fui entendiendo
que cada persona desarrolla y explora su forma de dibujar y que no existe una
única forma válida para hacerlo. En el camino me he encontrado con nume-
rosos artistas como Jean Dubuffet, Marc Chagall o George Baselitz, solo por
nombrar algunos, quienes exploran el dibujo a su manera, incluso algunas imá-
genes tienen una apariencia torpe y sencilla de realizar. Pero, esto no es verdad,
detrás de cada forma de expresión hay un proceso, un análisis y una intención
hasta llegar a los resultados definitivos.
Así mismo, en el campo de la ilustración existen varios referentes que de
alguna manera han influenciado mi forma de dibujar. Por un lado está Quentin
Blake18 quién se caracteriza por realizar dibujos cargados de espontaneidad y
libertad, las líneas parecen garabatos sin cuidado, pero en realidad sus imá-
genes tienen un proceso cuidadoso detrás (BLAKE, Quentin, Ten Minutes of
Illustration, 2003)19, sin que el dibujo se vea forzado o hermético. La figura hu-
mana representada por él, no es fiel en cuanto a que utiliza la exageración y el
humor como herramientas para darle fuerza a sus ideas y a la narración. Utiliza
acuarelas para darle color a sus imágenes, sin que necesariamente se respeten
los contornos, pero esto resulta ser otra herramienta que le da fuerza a sus imá-
genes. Personalmente, siento una relación formal entre mi estilo de dibujo y el
de Blake, en tanto a que los dibujos nacen de forma espontánea y no existe una
preocupación evidente por la representación naturalista de las formas.
Quentin Blake, Doña Eremita sobre ruedas, 1987.
Existen otros ilustradores como David Pintor20 y Perter H. Reynolds21 quie-
nes, pienso yo, fueron influenciados por el estilo de Blake. En mi opinión, com-
parten espontaneidad y fluidez en el trazo del dibujo.
19 Ten Minutes of Illustration, es un video realizado por The National Gallery Audio Visual Unit de Inglaterra, en donde Quentin Blake muestra el proceso de elaboración de sus ilustraciones.
David Pintor, Página web oficial del autor, www.davidpintor.com.
Peter H. Reynolds, El Punto, página 22, 2003.
Es así como en mi novela gráfica emplearé el dibujo como medio de expre-
sión, complementado con color en las situaciones del presente y manchas a una
F
Capítulo 4
Transportando y empacando
inalmente, tenía el guión listo, sabía qué técnica iba a utilizar y los pa-
rámetros que me indicarían la estructura de la novela gráfica estaban
determinados. Así, el paso siguiente era hacer un derrotero, no sin antes hacer
unos ajustes más.
Los últimos experimentos que realicé en torno al dibujo y las manchas, an-
tes de tomar la decisión definitiva, fueron imágenes hechas con té, un té que me
recuerda a mi mamá (fue el mismo que utilicé para realizar las imágenes de mis
recuerdos sobre ella). El resultado fue el siguiente:
Primer acercamiento a las canchas de tenis descritas en el guión. Tinta y té sobre durex.
Imagen jugando tenis, comparación de mi papá y mi mamá. Tinta y té sobre durex.
Los resultados aparentemente eran buenos. Sin embargo, después de hacer
una primera prueba de impresión observo que la mancha no producía contras-
tes significativos que me permitieran explorar con la profundidad y la espa-
cialidad en los dibujos. Además, el grosor de la línea utilizada debe tenerse en
cuenta en el momento de realizar las imágenes, ya que si la imagen se reduce
mucho la línea va perder fuerza, por tal motivo se sugiere usar un rapidógrafo
de 0.7 mm de grosor. En cuanto al té, queda descartado y se propone la tinta de
estilógrafo negra para ser la encargada de evocar los recuerdos.
Dado que mis dibujos son espontáneos, decido que la forma de trabajar y di-
gitalizar va a ser la siguiente: En octavos de papel durex hago todos los dibujos,
sin estructura alguna, de forma que después de digitalizarlos, por medio del
computador y de los programas pertinentes, recorto y pego las imágenes para
luego compaginarlas en un archivo definitivo. Decido que el soporte indicado
es el ya mencionado papel durex, puesto que es más grueso que el papel bond
Mientras ajustaba esos últimos detalles técnicos y con el guión desglosado
en imágenes y texto, procedí a hacer el derrotero. Dicho elemento dentro del
proceso es fundamental, pues es la guía para hacer las imágenes, me permite
ver el ritmo de la narración y revisar por primera vez la novela gráfica como
conjunto. Adicionalmente es allí donde se consignan las anotaciones importan-
tes, señalamientos, sugerencias y las posibles composiciones de cada página. Es
importante afirmar que lo consignado en el derrotero no es definitivo y durante
el proceso de creación se permiten cambios en la composición, diagramación y
distribución de las imágenes. En cuanto al formato, escogí tamaño 16x20cms.
debido a que me parece que es un tamaño estándar, que permite facilidades en
cuanto a los tamaños de impresión.
Derrotero a escala de la novela gráfica EL TRASTEO
Para complementar, hice pruebas con la tinta de estilógrafo, gracias a la
cual se logran diferentes intensidades de negro y así se pueden lograr mejores
resultados en torno a la profundidad de campo y la espacialidad de los dibujos.
Sobre la encuadernación, decidí que fuera de tapa dura para asegurar una ma-
Canchas de tenis, tintas (estilógrafo)
Finalmente, al llegar a una técnica delimitada para la realización de la novela
gráfica autobiográfica
E
LT
RASTEO, procedo a la elaboración de las imágenesdefinitivas que harán parte de la obra visual. Imágenes elaboradas por medio
de dibujos en línea, los cuales según su temporalidad tendrán o no color. Por lo
que, como lo comenté anteriormente, las imágenes que apelan a los recuerdos
se hacen en tinta negra para estilógrafo sin utilizar otro color. Éstas estarán
acompañadas de un texto manuscrito elaborado por mí, que complementará la
historia. A continuación presentó los primeras imágenes definitivas, sin texto.
Páginas 4 y 5, EL TRASTEO. Tintas sobre durex, 2012.
Finalmente concluyo el proceso en torno a la novela gráfica
E
LT
RASTEO.Tomé decisiones en torno a lo formal de la historia, la vida y se forjaron nuevos
conceptos en mi cabeza. Espero que con el tiempo se sigan abriendo espacios
en los que se puedan abordar temáticas sensibles para la sociedad, de mane-
ra que se promuevan reflexiones en el lector y nuevos espacios de discusión.
Respecto a mi trasteo mental, espero que siga su proceso, en la medida en que
siga indagando y forjando mi personalidad con el paso del tiempo, que siempre
exista la posibilidad de mudarme a otro lugar, es decir que deje la puerta abier-
A
Anexo 1
Guión
E
LT
RASTEOSindy Infante Saavedra
nte un próximo cambio de casa, me hallo en mi cuarto sosteniendo
unas cajas vacías para guardar y empacar las cosas. Contemplo mi
desorden, algo que me caracteriza muy bien y que por ahora no va
a cambiar. Me paro en la puerta… lo primero que veo es ese reguero de ropa
en el piso. Necesito una bolsa para recoger la ropa sucia de mi cuarto, pienso.
Además hay un poco de zapatos dispersos en el suelo. Los tenis de hacer ejerci-
cio, unos tacones que tuve que usar hace poco (creo que es la segunda vez que
me los pongo), los guayos de fútbol, los tenis de fútbol sala, las pantuflas… en el
piso también está la mochila que compré en San Jacinto hace unos años, de la
cual se alcanzan a salir las llaves, la billetera y los audífonos del iPod. Mi cuarto
es grande, aunque a veces quisiera tener más espacio para poder hacer más co-
sas y acumular desorden sin problema. Hasta hace poco tengo un escritorio en
mi cuarto. Ya no tengo que ir al comedor a hacer “tareas” como pasaba en el co-
legio. Acá tengo mi computador, un radio o dispositivo para escuchar música y
un espacio para mis materiales, aunque estén por todas partes. También está el
televisor, que, aunque a veces me dan ganas de sacarlo a volar de mi cuarto, no
termino tomando la decisión. Obviamente está mi cama, sencilla, unas repisas
para poner los muñecos que quedaron de mi infancia y otras cosas que se han
ido acumulando con el tiempo, trofeos y bobadas que recojo del piso. En otro
espacio tengo una mini biblioteca, donde tengo mis libros y libretas. Espero
muy pocos! Al lado de la cama tengo un baúl de madera que adapté como mesa
de noche. También está el clóset para guardar toda mi ropa y otras tantas cosas
que, así como en la repisa, se han ido acumulando.
Trato de imaginar cómo será el nuevo espacio en donde todas mis cosas se
reubicarán, mientras pongo las cajas a un lado…
Arriba del televisor, en las repisas, también tengo unos portarretratos y está
una de esas fotos que más me gusta de mí misma… ¿Yo?
Soy de estatura promedio, es decir, mido un metro y sesenta y dos centí-
metros, tengo pies planos y uñas muy pequeñitas en los pies, menos las de los
dedos gordos. Mis piernas no son muy gordas, pero están llenas de moretones,
raspadas y cicatrices; mi mamá dice que parecen heridas de guerra de las que
yo me siento orgullosa, pero tampoco es así. Soy flaca como mi papá y de piel
morena, sin embargo, cuando tenía como tres años era blanquita… siempre
he sido amante del sol y desde que era pequeña me quedaba horas jugando
en las piscinas y las playas cuando salíamos de vacaciones, no me importaba
broncearme y así me quedé. Mi pelo es largo y liso, muchas amigas lo envidian.
Tengo la cara alargada, mis ojos son pequeños y de color café claro, las cejas
son pobladas, pero no muy marcadas. Mi boca es pequeña y mis labios no son
muy voluptuosos, más bien delgados. Por otro lado, mis dientes son grandes
o por lo menos yo siento que son gigantes, aunque en realidad no lo sean. Mis
orejas son grandes, pero no enormes. Finalmente mi narizota, es grande y con
una ligera desviación. Sí, está torcida. Y es que ya perdí la cuenta de todos los
golpes que he recibido ahí entre balonazos, patadas, caídas de cara… así es y
por ahora, así se quedará.
Dicen que en los trasteos uno se deshace de muchas cosas que ya no usa y,
me parece una tarea difícil porque yo soy una persona que siempre he guarda-
muchas prendas tienen una alta carga emocional y memorativa lo cual no me
permite tomar la decisión de regalarlas o botarlas, como por ejemplo los uni-
formes de los diferentes equipos. Detrás de toda esa ropa tengo mi raqueta de
tenis… hace mucho tiempo no práctico ese deporte. Y es que siempre que la al-
canzo a ver, la descuelgo de la puntilla escondida, abro el forro, tomo la raqueta
por el mango desgastado, huele a polvo de ladrillo, las cuerdas están torcidas
y tienen rastros de pelotas de tenis, con los dedos trato de ajustar las cuerdas
mientras que muchos recuerdos vienen a mi cabeza.
En una época a mis papás se les ocurrió volverse socios de un club, el Club
de Tenis el Campín, creo que eran amigos del administrador. Mientras mis pa-
pás hacían práctica libre, mi hermano y yo tomábamos clases de iniciación y
fue para esta época, con 6 o 7 años, cuando empezó mi vida deportiva.
Siempre quise ser como mi hermano, fuimos al mismo jardín infantil cerca
de la casa en donde vivíamos antes. Yo no podía creer que él podía hacer cosas
que yo no. Por ejemplo, él jugaba fútbol con sus amigos y aunque a mí también
me gustaba, no me dejaban alegando que eso era solo para niños. A mis papás
tampoco les gustaba que yo jugara fútbol y pasara tanto tiempo con los niños,
preferían que fuera más amiga de las niñas. Por otro lado, mientras a mi her-
mano le daban carros, muñecos de acción o pistas de carros, a mí me daban
ollas de cocina, muñecas y peluches. Aunque claro, también jugué con todas
esas cosas… Todavía quiero una pista eléctrica, que tenga carros con escobillas
y controles remotos…
Mi hermano siempre ha sido una persona muy prepotente desde pequeño
y mal perdedor. Siempre quería ganar y cuando estaba a punto de perder, se
acababa el juego o él encontraba la forma de argumentar su triunfo, pero jamás
perdía. Hasta el día de hoy ha sido un sabelotodo, le encanta hacer quedar mal
una avergonzada evidencia. Desde pequeños siempre hemos peleado mucho.
Él solía ponerme apodos para hacerme llorar y yo, lloraba por todo… porque
me miró, porque me tocó, porque me hizo muecas, etc. Nuestra relación, como
la de muchos hermanos, no es la más fluida de todas. Es más, a veces pareciera
que somos polos opuestos por nuestra forma de pensar, ser y de actuar. Sin
embargo, cuando hablamos tranquilamente (que no es muy seguido) nos escu-
chamos de verdad, a veces tengo en cuenta sus consejos y él, a veces, tiene en
cuenta los míos. En medio de tanta contrariedad, para mí es importante saber
lo que mi hermano piensa y en temas importantes, como por ejemplo, los fami-
liares, muchas veces sí estamos de acuerdo. Él es mi apoyo contemporáneo a la
hora de discutir con mis papás y eso es recíproco.
Cuando era pequeña no solo quería ser como mi hermano, si no destacarme
más que él cuando se trataba de competencias. Apostábamos por ser el mejor
en la cancha de tenis, y aunque él siempre le pegó más duro a la pelota, yo me
exigía más que mis compañeros contemporáneos para poder ganarle, por eso
era una de las mejores de mi categoría.
Mi hermano y yo fuimos a muchos torneos inter-clubes, yo clasificaba, la
mayoría de las veces, dentro de las 10 mejores del ranking de Bogotá en ese mo-
mento. Siempre me acordaré de Catalina Brando, jugaba en el Club el Country,
era la número uno de mi categoría y siempre me ganaba. Recuerdo que tenía
unos ojos muy bonitos color verde, piel blanca, pelo castaño oscuro ondulado
y un golpe de derecha muy fuerte, con un efecto que siempre me sacaba de la
cancha y a mi mamá de quicio, porque yo nunca supe cómo contrarrestarlo.
Los papás de las otras jugadoras eran muy puppies, mientras mis papás
apenas alcanzaban a pagar la mensualidad del club, los demás jugadores tenían
un estuche lleno de raquetas y ropa. Yo solo tenía una raqueta, tres pelotas y
mi papá compraba mientras esperaba mi turno para jugar. Mis papás, prác-
ticamente “perdían” todo el fin de semana, porque eso era lo que duraban los
torneos y bueno, más lo perdían por mí, porque siempre llegaba a las instancias
finales, mientras mi hermano muy pocas veces lo logró. Usualmente competía-
mos en clubes diferentes, esto debido a que los torneos se organizaban en cate-
gorías de edad y género. A mis papás les tocaba separarse para acompañarnos
y yo, prefería ir con mi papá.
Desde pequeña tuve una relación más estrecha con mi papá. Él (mi papá)
tiene dos hermanos hombres y una hermana mujer, la mayor… Mi abuelo na-
ció en Sutatausa, a dos horas de Bogotá, pero se crió y creció acá en Bogotá, así
como mi abuela. La historia de mi papá no la he escuchado tanto como la de mi
mamá, por que no fue tan trascendental o memorable. Mi abuelo, con la ayuda
de familiares, construyó en un lote la casa donde vivió muchos años con mi
abuela y mis tíos, en el barrio San Rafael, acá en Bogotá. La casa era gigante y
ahí también pase momentos memorables de mi infancia. Desde afuera veías un
muro largo con una puerta que apenas tenía una ventana muy pequeña para ver
quién llegaba. Cuando abrían la puerta había un caminito, con muchas matas
a los costados que conducen a la puerta de la casa. Además había un gallinero,
el taller donde mi abuelo trabajaba, un jardín grandísimo y una zona verde con
unos árboles de duraznos. Con mi hermano y mis primos nos encantaba subir-
nos a bajar los frutos verdes y comérnoslos.
Mi abuelo trabajaba para una entidad del estado, tenía que viajar seguido
por toda Colombia, mientras mi abuela se quedaba en la casa cuidando a sus
cuatro hijos, ella siempre ha sido ama de casa. Mi papá y sus hermanos fueron
al colegio distrital y cada quién se hizo camino por su lado, se casaron, tuvieron
hijos y consiguieron diferentes trabajos. Mientras que mi tía no se fue nunca
Cuando era pequeña mi papá me hacía cosquillas, jugábamos “al caba-
llito”, le compraba dulces a hermano y a mí también, era el que tenía fuerza
para alzarnos, para arrastrarnos en sus piernas, el que casi nunca nos rega-
ñaba… es por eso que terminó siendo el alcahueta, mientras mi mamá tenía
fama de regañona.
Y así, regañona como aparenta, detrás de esa imagen hay una historia bas-
tante particular. Mi abuelita madre de dos hijas y dos hijos, llegó a Bogotá pro-
cedente de Santander con la mentalidad de que en la capital iba a tener mejores
oportunidades de trabajo y una mejor vida para sus hijos, por eso los trajo con
ella. Al principio, vivían los cinco en un pequeño cuarto al sur de la ciudad, sin
papá que valga porque nunca los reconoció. Durante el día mi abuelita traba-
jaba en casas de familia, mientras tanto sus hijos debían salir a buscar trabajo
para poder pagar el cuarto entre todos. Por las noches mi mamá y sus hermanos
iban a estudiar y cada uno debía pagar su carrera académica si quería progre-
sar. El tiempo seguía pasando y por medio de contactos que fueron haciendo
los tres hermanos de mi mamá lograron entrar a una entidad del Estado a tra-
bajar, lo que les permitió alcanzar una estabilidad y posteriormente formar un
hogar. En cambio, mi mamá empezó vendiendo helados en un almacén de ca-
dena y por medio de otras personas ella entró a trabajar de cajera en un banco.
Hasta el día de hoy ella trabaja en esa entidad. Empezó cuando tenía diecisiete
años, poco a poco fue ascendiendo y allí tiene un cargo importante gracias a su
persistencia y a que siempre ha tenido un buen desempeño. Cuando hacemos
reuniones familiares, le encanta recordar los tiempos vividos en Santander… y
es que allá todavía tenemos familia, en su mayoría primos. Mi mamá y mi tía
cuentan sus experiencias cuando eran pequeñas, dicen, que mi abuela les cocía
la ropa interior… o sea una bayetilla con dos puntadas (como lo describe mi