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Taller: Eje de Formación Expone: Cesar Fonseca (Honduras)

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Academic year: 2018

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Taller: Eje de Formación

Expone: Cesar Fonseca (Honduras)

Antecedentes

En el marco del proyecto “Avanzada Evangelizadora Latinoamericana (AEL)”, se definieron los pilares fundamentales sobre los cuales descansa la iniciativa citada. Uno de estos pilares es el eje de la formación, con la cual se han de cubrir vacíos de formación adecuada, sólida, Católica y de seria identidad carismática.

Fortaleciendo lo anterior, contando que los países realizan encuentros o congresos nacionales, regionales y diocesanos juveniles, es necesario crear una formación sistemática, permanente e integral para tener jóvenes líderes con una fuerte identidad católica y carismática que le permita tener conciencia, responsabilidad y un sentido de compromiso más fuerte.

Formación de los Líderes Una Necesidad Urgente

Recomendaciones Apremiantes de Nuestra Santa Iglesia Católica

La vocación y el compromiso de ser líderes, requiere de un decido esfuerzo por la formación. Jesús a quienes llamaban “El Maestro” (Jn. 13,13), dedicó gran parte de su vida pública a formar personalmente la vida de sus discípulos, quienes posteriormente asumieron la Dirección de la Iglesia, fundada por Cristo y encomendada a ellos mismos.

Hoy Día, Dios continua invitándonos a través de nuestra Santa Iglesia Católica, a asumir un compromiso serio en nuestra formación. A continuación veremos algunos de esos llamados apremiantes que tienen toda vigencia para el hoy de nuestra vida:

1. Los Papas:

a. Pablo VI: “Está bien que vosotros sintáis la necesidad de una formación doctrinal cada vez más profunda: bíblica, espiritual y teológica. Sólo una formación así, los defenderá de desviaciones siempre posibles, y les concederá la certeza y la alegría de haber servido a la causa del Evangelio “no como quien azota el viento” (I Cor 9,26). 1

b. Juan Pablo II: “En segundo lugar, corresponde proporcionar alimento sólido para el sustento espiritual mediante la distribución de la verdadera doctrina. El amor a la Palabra revelada de Dios,

escrita bajo la guía del Espíritu Santo, es una señal de que desean ‘permanecer firmes en el Evangelio’ predicado por los Apóstoles. Como nos enseña la Constitución dogmática sobre la Divina Revelación, quien ‘para que el hombre pueda comprender cada vez más profundamente la Revelación, el Espíritu Santo perfecciona constantemente la fe con sus dones’ (Dei Verbun, 5). El Espíritu Santo, que reparte sus dones en mayor o menor medida, es el mismo que inspiró las Escrituras y que asiste al Magisterio vivo de la Iglesia, a la que Cristo confió la interpretación auténtica de las mismas Escrituras (cf. Alocución de Pablo VI, 19 de mayo de 1975), de acuerdo con

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la promesa de Cristo a los Apóstoles: “Yo rogaré al Padre, y os dará otro Abogado, que estará con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, que el mundo no puede recibir, porque no le ve ni le conoce; vosotros le conocéis, porque permanece con vosotros y está en vosotros”. (Jn 14,16-17).

“Dios quiere, por tanto, que todos los cristianos crezcan en el conocimiento del misterio de salvación, el cual cada vez nos revela más cosas acerca de la dignidad intrínseca del hombre. Dios Quiere también que ustedes, que son dirigentes de esta Renovación, estén cada vez más sólidamente formados en la enseñanza de la Iglesia, cuya tarea ha sido meditar durante dos mil años en la Palabra de Dios, a fin de ir descubriendo sus riquezas y de darlas a conocer al mundo.

Procuren, pues, como dirigentes, alcanzar una formación teológica segura encaminada a

ofrecerles a ustedes y a cuantos dependen de ustedes en su dirección un conocimiento maduro y completo de la Palabra de Dios: “La palabra de Cristo habite en vosotros abundantemente, enseñándose y amonestándose unos a otros con toda sabiduría”. (Col 3,16)2

“las asociaciones, movimientos y agrupaciones de fieles…, Todos ellos alcanzarán tanto mejor sus objetivos propios y servirán mejor a la Iglesia cuanto más importante sea el espacio que dediquen, en su organización interna y en su método de acción, a una seria formación religiosa de sus miembros. En este sentido, toda asociación de fieles en la Iglesia debe ser, por definición, educadora de la fe”.3

“Sin duda la formación espiritual ha de ocupar un puesto de privilegio en la vida de cada uno,

llamado como está a crecer ininterrumpidamente en la intimidad con Jesús, en la conformidad con la voluntad del Padre, en la entrega a los hermanos en la caridad y en la justicia” (..)‘Se revela hoy cada vez más urgente la formación doctrinal de los fieles laicos, no sólo por la exigencia de “dar razón de la esperanza” que hay en ellos, frente al mundo y sus graves y complejos problemas. Se hacen así absolutamente necesarias una sistemática acción de catequesis, que se graduará según las edades y las diversas situaciones de vida, y una más decidida promoción cristiana de la cultura, como respuesta a los eternos interrogantes que agitan al hombre y a la sociedad de hoy”.4

Podemos resumir el llamado que los papas, en nombre de Dios, hacen a todos los líderes de la Renovación Carismática, palabras que siguen teniendo la misma vigencia para nuestros días:

1. Se hace necesaria una profunda formación doctrinal: bíblica, espiritual y teológica.

2. Como dirigentes es imprescindible un sólido conocimiento de nuestra Santa Iglesia Católica y de su Doctrina.

3. El amor y el conocimiento de la Palabra de Dios, deben estar presentes en nuestro itinerario formativo, bajo la guía del Magisterio de la Iglesia, al que Cristo confió la interpretación auténtica de las Sagradas Escrituras.

4. La formación como dirigentes debe estar orientada a ofrecer a aquellos que están encargados a nuestro pastoreo un conocimiento completo y maduro de la Palabra de Dios,

2. Las Conferencias Episcopales y los Obispos

Al igual que por medio de los Papas, Dios ha llamado insistentemente por medio de las conferencias episcopales y por medio de diferentes obispados a los líderes de la Renovación Carismática a asumir la responsabilidad por una adecuada formación. Exponemos a continuación algunos de los textos:

Para el éxito futuro del movimiento carismático un elemento capital es la formación de dirigentes profundamente imbuidos en la doctrina de la Iglesia y de la escritura. En numerosos lugares los resultados positivos obtenidos por una tal formación de dirigentes se perciben ya claramente. La

2 Conferencia Internacional de Líderes de la Renovación Carismática Católica, 4 al 10 de Mayo de 1981. 3

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participación regular de dirigentes locales en encuentros regionales y nacionales del movimiento carismático católico no puede, por otra parte, menos de ser benéfica”.5

En gran parte el buen éxito de la Renovación depende de una dirección informada, equilibrada, madura y de sana doctrina, especialmente a nivel local y diocesano. De hecho, la cuestión de los

dirigentes es el problema más apremiante que debe afrontarla Renovación”.6

El porvenir de la Renovación Carismática se asienta sobre la formación de sus miembros y en particular de sus pastores y del núcleo de responsables. Esta formación debe ser: Exigente, humana, psicológica y espiritualmente. En algunas regiones ésta formación se hace con una intensidad admirable lo cual es un capital para la Renovación Carismática”.7

Todos los laicos tienen necesidad de una formación, tal hecho lo podemos experimentar y ver diariamente en la búsqueda insaciable de verdades de fe, que muchos miembros de nuestras comunidades hacen constantemente. Las opciones de formación, no son un privilegio de los que tienen talento, pues nuestros grupos de oración, comunidades, la Iglesia misma, tiene necesidad de los dones de todos los creyentes para cumplir su misión de manera eficaz. Si lo afirmado anteriormente es válido para todo laico comprometido con la evangelización (todos los bautizados lo están en virtud del sacramento del Bautismo y de la Confirmación), esta misma afirmación tiene una fuerza especial tratándose de los servidores, líderes o dirigentes de la Renovación Carismática Católica. A ellos les está encomendada la importante responsabilidad de dirigir los grupos de oración, que son verdaderas pequeñas escuelas de evangelización. En ellos se busca dar un espacio para que el Espíritu Santo vaya santificando a las personas y lanzándolas al trabajo arduo en el reino de Cristo. Y, obviamente, necesitan prepararse cada vez mejor para responder eficazmente a la cooperación que la obra del Espíritu requiere.

Algunas consecuencias de la carencia o ausencia de formación adecuada

Muchas son las consecuencias negativas que en mayor o menor medida hemos tenido que apreciar en nuestras comunidades o grupos de oración, cuando existen miembros con muy mala formación o con ideas contrarias a las propias del grupo de oración, especialmente ahora que nos toca vivir en medio de de los desafíos propios que nos impone el mundo plural en el que vivimos. Mucho mayor son los daños que se pueden hacer cuando la mala formación es por parte de los dirigentes. Mencionamos algunas de las consecuencias negativas con el propósito de hacer una mayor conciencia respecto de la necesidad de una adecuada formación:

1. Falta de una clara identidad católica. Algunos que han llegado a ser dirigentes en los grupos de oración o en las comunidades, no tienen la formación doctrinal y bíblica que les daría una solidez en su identidad católica. Igualmente, encontramos dirigentes que no pueden dar razón de su fe por la carencia de formación y desconocimiento de los elementos más esenciales de nuestra fe Católica. En el peor de los casos (esperamos que en este tiempo esta condición sea insignificante), inclusive podemos encontrar casos líderes que asumen o se les otorga responsabilidades de dirección a pesar de no concordar con algunas verdades de fe de nuestra Iglesia Católica, en el caso de conocer dirigentes que se encuentren en esta condición, a pesar de que tengan muy buena voluntad, deben ser invitados a dejar espacios de servicio, a conocer y a abrazar la doctrina de nuestra Santa Iglesia Católica.

5 Declaración de la comisión permanente de estudio y práctica pastoral de los Estados Unidos sobre la

Renovación Carismática. 6

Declaración pastoral sobre la Renovación Carismática Católica.

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Tenemos que lamentar el caso de no pocos católicos que abrazan la Renovación con entusiasmo y que, por falta de pastoreo y formación doctrinal posterior se han pasado al protestantismo o a varias de las sectas que hacen proselitismo entre nosotros. De ahí la necesidad de una catequesis constante que “mediante la reflexión y el estudio sistemático permita progresar incesantemente en la Buena Nueva de la Salvación”.

La ignorancia religiosa es causa de muchas deserciones en nuestra Iglesia, solamente es necesario recordar la frase popular pero que no deja de contener algo de verdad: Católico ignorante, futuro protestante.

2. Falta de un claro conocimiento acerca de la identidad de la Renovación Carismática. Desconocer la esencia y la riqueza de la Renovación Carismática, por un deficiente conocimiento de ésta y desconocimiento de la Persona y la acción del Espíritu Santo en la Iglesia, lleva por ejemplo a fijarse solamente en determinados carismas, a subvalorar la riqueza sacramental, a interpretar la Sagrada Escritura con criterios fundamentalistas que desconoce en ocasiones, la debida interpretación que ha dado el Magisterio Jerárquico, a menospreciar la verdadera devoción Mariana, a aceptar criterios y afirmaciones protestantes equivocadas, a sustituir elementos esenciales de la Renovación Carismática por elementos que no siendo malos (En su esencia), no son parte característica de Renovación. (Profundizar un poco más, ser mas explicito, hablar del bautismo en el espíritu)

3. Carencia de criterios adecuados para la dirección de grupos de oración y comunidades por parte de los líderes. “Desde hace muchos años se han hecho grandes esfuerzos en toda la Renovación Carismática para asegurar una formación espiritual, bíblica y doctrinal en sus dirigentes, es algo positivo. Pero, de todos modos, quedan interrogantes porque los dirigentes y los miembros de los ministerios no quieren esforzarse en buscar una verdadera profundización espiritual, cuando uno ve grupos que vegetan, grupos que se estancan, grupos que desaparecen, grupos en los cuales se dejan crecer corrientes de pensamiento o doctrinas no cristianas, o que encuentran otros tipos de dificultades que con una adecuada formación pudiesen tratarse.

“Tengamos presente que se necesita formar muchos líderes (servidores). No sólo de la Renovación, sino de la Iglesia misma que necesita hombres y mujeres probados en la fe, capaces de ayudar a sus hermanos a crecer en la vida de la fe y a edificar el Cuerpo de Cristo, hasta que lleguemos todos a la unidad de la fe y del conocimiento pleno del Hijo de Dios, al estado de hombre perfecto, a la madurez de la plenitud de Cristo”. (Ef4, 12-13).

Deben buscarse y establecerse orientaciones muy claras para seleccionar los líderes, un perfil que defina las características que se requieren en cuanto a su persona, en cuanto a su ser como cristiano, en cuanto a su identidad laical, en cuanto a su formación básica, y otros requisitos que se puedan establecer que aseguren una adecuada selección de los líderes (servidores). Necesitamos guía y directrices muy claras para aquellos que deben ser líderes. No podemos dejar que “el Espíritu Santo” sople y vaya suscitando a la primera persona que aún teniendo “buenas intenciones” no tenga los requisitos mínimos que se establezcan para la selección de servidores. No podemos permitir que cualquier persona en cualquier momento tome la dirección de grupos de oración y/o comunidades sin una adecuada formación y haga destrozos en nombre de la Renovación Carismática sin ninguna orientación.

El problema más grave de la Renovación Carismática, lo más urgente son los pastores, buenos pastores que puedan atender a todas y cada una de las ovejas del rebaño de Jesús.

Criterios Generales Para la Formación

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desarrollen. Miramos a Jesús, el Maestro que formó personalmente a sus apóstoles y discípulos. Cristo nos da el método: “Vengan y vean” (Jn 1, 39), “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn 14, 6). Con Él podemos desarrollar las potencialidades que están en las personas. A quienes aceptaron seguirlo, los introdujo en el misterio del Reino de Dios, y, después de su muerte y resurrección, los envió a predicar la Buena Nueva en la fuerza de su Espíritu.

Siendo consecuentes con algunos criterios, expuestos por nuestros obispos por medio del documento de la V conferencia del episcopado latinoamericano, presentamos a continuación algunos criterios generales que debe contener todo proceso de formación:

1. Una formación integral, permanente, modular.

Integral: Por eso, la formación obedece a un proceso integral, es decir, que comprende variadas dimensiones, todas armonizadas entre sí en unidad vital. La formación abarca diversas dimensiones que deberán ser integradas armónicamente a lo largo de todo el proceso formativo. Se trata de la dimensión humana comunitaria, espiritual, intelectual y pastoral-misionera.

a. La Dimensión Humana y Comunitaria. Tiende a acompañar procesos de formación de la persona (no la información), trata de hacer crecer el ser la persona humana antes de formar al servidor o dirigente. Trata que la persona asuma su propia historia y a sanarla, en orden a volverse capaces de vivir como cristianos en un mundo plural, con equilibrio, fortaleza, serenidad y libertad interior. Se trata de desarrollar personalidades que maduren en el contacto con la realidad y abiertas al Misterio.

b. La Dimensión Espiritual. Es la dimensión formativa que cimenta al cristiano en la experiencia profunda de Dios, manifestado en Jesús. Por medio de los diversos carismas, se arraiga la persona en el camino de vida y de servicio propuesto por Cristo, con un estilo personal.

c. La Dimensión Intelectual. El encuentro con Cristo, potencia el dinamismo de la razón, la cual se abre al Misterio de Dios. Asegura de una manera especial el conocimiento bíblico teológico y de las ciencias humanas para adquirir la necesaria competencia o los conocimientos requeridos para prestar un mejor servicio eclesial y para la adecuada presencia en la vida secular.

d. La Dimensión Pastoral y Misionera. Un auténtico camino cristiano llena de alegría y esperanza el corazón y mueve al creyente a anunciar a Cristo de manera constante en su vida y en su ambiente. Proyecta hacia la misión de formar discípulos misioneros al servicio del mundo. Habilita para proponer proyectos y estilos de vida cristiana atrayentes, con intervenciones orgánicas y de colaboración fraterna con todos los miembros de la comunidad. Contribuye a integrar evangelización y pedagogía, comunicando vida y ofreciendo itinerarios pastorales acordes con la madurez cristiana, la edad y otras condiciones propias de las personas o de los grupos. Incentiva la responsabilidad de los laicos en el mundo para construir el Reino de Dios. Despierta una inquietud constante por los alejados y por los que ignoran al Señor en sus vidas.

Permanente: Al mismo tiempo, la formación no puede ser es transitoria o eventual, tampoco puede ser un retiro, taller u otro tipo de acción formativa aislada, sino un proceso permanente y dinámico. Adicionalmente, debe considerarse el desarrollo de formación en materias específicas de acuerdo con el servicio que se va a prestar: Formación para músicos, formación para predicadores, formación para formadores y otros campos de acción de acuerdo al servicio que están llamadas a prestar.

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formación los mismos deben permitir cierta flexibilidad en sus métodos para adaptarse pedagógicamente a las necesidades de los jóvenes.

2. Una formación respetuosa de los procesos

Llegar a la estatura de la vida nueva en Cristo, identificándose profundamente con Él y su misión, es un camino largo, que requiere itinerarios diversificados, respetuosos de los procesos personales (cada persona avanza a un ritmo diferente el cual debe ser incitado con un sano respeto) y de los ritmos comunitarios, continuos y graduales. En las diócesis y/o comunidades, el eje central deberá ser un proyecto orgánico de formación, aprobado por las autoridades competentes de cada región (Obispo, sacerdote asesor, etc.) elaborado con los organismos diocesanos competentes. Se requieren, también, equipos de formación convenientemente preparados que aseguren la eficacia del proceso mismo y que acompañen a las personas con pedagogías dinámicas, activas y abiertas.

3. Una formación que contempla el acompañamiento de los discípulos

Cada miembro de nuestras comunidades pide ser acompañado y formado, de acuerdo con las peculiares necesidades, vocación y ministerio al que ha sido llamado: Se requiere, por tanto, capacitar a quienes puedan acompañar espiritual y pastoralmente a otros. En este sentido es de suma importancia la formación de formadores en aspectos pedagógicos, en aspectos específicos en los cuales servirán como instrumento para la formación de otros hermanos, los cuales son de suma importancia, sin embargo deben también ser formados para servir en el acompañamiento de otros hermanos.

4. Una formación en la espiritualidad de la acción misionera

Es necesario formar a los hermanos en una espiritualidad de la acción misionera, que se basa en la docilidad al impulso del Espíritu que nos mueve a compartir la experiencia de Dios que cada uno ha vivido. Los programas de formación son incompletos si no incluyen espacios para impulsar la misión o la evangelización en bajo las formas que cada región particular estime más conveniente. Excluir la formación evangelizadora, nos deja como cristianos que limitan su experiencia a espacios privados de la devoción, sin buscar penetrarlo todo con el fuego del Espíritu Santo.

Instancias para la Formación

Mencionamos algunos medios de formación que deben ser parte del programa formativo de toda región, país o diócesis:

Escuelas de formación presencial y a distancia

La conformación de Escuelas de Formación de dirigentes, debiese de ser una de las tareas principales de Equipos nacionales, diocesanos y sedes, en sus diversas competencias. Las escuelas de formación que incluyan equipos de formadores, programas curriculares debidamente aprobados por los entes correspondientes de cada país, con programas de formación sistemática, dentro de una estructura organizativa y todo en comunión con la dirigencia de la Renovación Carismática es un medio indispensable para la formación de los miembros de la Renovación.

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Otras instancias de formación

Existen muchas otras instancias de formación que aunque se hacen en este momento, deben ser potenciadas a su máxima expresión, como ser:

Encuentros regionales, nacionales, congresos locales

Encuentros regionales, como ser el Encuentro Latinoamericano, en el que se brindan líneas generales para toda la Renovación, en los que se comparten temas de mucha importancia para todos los niveles de nuestra amada renovación. Dado que estos encuentros son limitados en cuanto al número de personas que pueden asistir a ellos, se hace necesario que tales experiencias sean transmitidas a todos los niveles en nuestros países.

Intercambios entre países

Una actividad que ha dado importantes frutos es el intercambio de miembros entre países, los que han permitido la cooperación entre jóvenes de diferentes países. El intercambio de las experiencias tanto entre las partes ha sido enriquecedor para las partes que participan de esta tarea. Igualmente enriquecedor ha sido el testimonio de aquellas personas que han participado de tales actividades.

Plataformas electrónicas de enseñanza

Nos encontramos en una etapa del tiempo en el que hemos sido invadidos por el avance en el campo de las TIC’s (Tecnologías de la Información y comunicación), campo que comúnmente conocemos como el de la informática. El desarrollo de dicho campo ha propiciado muchos cambios en otros campos de la vida, los negocios, la salud, etc. El campo de la educación (formación), no es la excepción, ya que podemos ver ahora el desarrollo de alternativas de formación virtual usando la internet como medio para ello, el desarrollo de plataformas de aprendizaje electrónico, en los cuales basta un “clic” para estar en el aula de clases. Opuestamente, con tristeza podemos ver que herramientas (como la internet), que pueden ser utilizadas para mucho bien, son utilizadas (en muchos casos por jóvenes) de muy mala manera, para pornografía, para abrir espacios en los que se deforma la conciencia humana, para establecer relaciones que solamente alimentan el morbo, etc.

Muchas son ya las opciones que la Iglesia nos ofrece utilizando como medio el internet para propagar el evangelio y como alternativa de formación. Sin embargo aún queda mucho por hacer, por tanto, invitamos que con ese espíritu juvenil, entusiasta y animoso se puedan desarrollar proyectos que permitan el desarrollo de plataformas de formación “E-learning”, que pongan al alcance de otros jóvenes alternativas de formación / información, alternativas evangelizadoras, que hagan la diferencia contra esa corriente que el mundo actual presenta.

Trabajo a Desarrollar por los Participantes

Referencias

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