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Aplicación de un modelo analítico basado en indicadores de eficiencia energética de los sistemas de producción en economía campesina, como soporte para la definición y orientación de objetivos de desarrollo rural en el Municipio de Simacota, Departamento

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APLICACIÓN DE UN MODELO ANALÍTICO BASADO EN INDICADORES DE EFICIENCIA ENERGÉTICA DE LOS SISTEMAS DE PRODUCCIÓN EN ECONOMÍA CAMPESINA, COMO SOPORTE PARA LA DEFINICIÓN Y ORIENTACIÓN DE OBJETIVOS DE DESARROLLO RURAL EN EL MUNICIPIO

DE SIMACOTA, DEPARTAMENTO DE SANTANDER.

Trabajo de grado para optar por el título de Magister en Desarrollo Rural

Presentado por: Luz Stella Poveda Malaver

Director: William Salazar Pulido

PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA

FACULTAD DE ESTUDIOS AMBIENTALES Y RURALES MAESTRÍA EN DESARROLLO RURAL

(2)

DEDICATORIA

A la Academia Campesina, porque me ha permitido acercarme y comprender que el Campesino es un profesional de la Universidad del Campo, que dura toda la

vida”.

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AGRADECIMIENTOS

Expreso mis agradecimientos a:

Mis padres y hermanas por su respaldo incondicional y ser mi baluarte en este propósito.

Mis compañeros de maestría, por el intercambio de experiencias en clase.

Profesor William Salazar, por su profesionalismo, confianza y apertura a la propuesta de investigación desarrollada.

Mis compañeros de Héritage, quienes desde sus distintas disciplinas, en medio de la tertulia, el trabajo en equipo y su compromiso con el desarrollo rural, contribuyeron notoriamente a la realización de esta investigación.

(4)

CONTENIDO

pág.

INTRODUCCIÓN 12

1. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA 16

2. JUSTIFICACIÓN DEL ESTUDIO 29

3. MARCO CONCEPTUAL 36

3.1 LA BIOECONOMÍA Y EL DESARROLLO 36

3.2 ECONOMÍA CAMPESINA Y DESARROLLO RURAL 39

3.3 MARCO TEÓRICO 43

3.3.1 Flujos de energía en un sistema de producción campesino. 48

3.3.2 Indicadores y rango de interpretación 52

3.3.2.1 Indicadores de Equidad 52

3.3.2.2 Indicadores de Inclusión 54

3.3.2.3 Índice Héritage de Desarrollo Rural (IHDR) 58

4. ESTADO DEL ARTE 64

5. OBJETIVOS 75

5.1 OBJETIVOS ESPECÍFICOS 75

6. ENFOQUE METODOLÓGICO (MÉTODO) 76

7. TÉCNICAS DE RECOLECCIÓN DE INFORMACIÓN Y DATOS 79

8. CARACTERIZACIÓN DE TRES GRUPOS DE PRODUCTORES: EN

CONDICIONES DE MICROFUNDIO, MINIFUNDIO Y MEDIANA PROPIEDAD 80

8.1 SITUACIÓN ACTUAL 81

8.1.1 Población y uso del tiempo 81

8.1.2 Consumo social requerido 83

8.1.3 Uso del tiempo laboral productivo 85

8.1.4 Uso del territorio 88

8.1.5 Características de los sistemas de producción 92

8.2 MODELO ANALÍTICO, INDICADORES DE DESARROLLO RURAL POR

(5)

8.2.1 Situación actual y Objetivo de desarrollo deseado 101 9. APLICACIÓN DEL MODELO ANALÍTICO EN EL MUNICIPIO DE

SIMACOTA 105

9.1 CÁLCULO DE INDICADORES DESARROLLO RURAL 105

9.2 OBJETIVO DE DESARROLLO TEÓRICO CON MÁXIMA PRODUCCIÓN

ENERGÉTICA 110

10. RECOMENDACIONES Y ESTRATEGIAS DE INTERVENCIÓN, PARA LA ORIENTACIÓN DE LA POLÍTICA PÚBLICA MUNICIPAL DE DESARROLLO

RURAL Y NUEVOS ELEMENTOS DE ESTUDIO 114

10.1 ESTRATEGIA DE INTERVENCIÓN EN ESCENARIO DESEADO, CORTO

PLAZO 116

10.2 ESTRATEGIA DE INTERVENCIÓN EN ESCENARIO DESEADO

MEDIANO PLAZO 123

BIBLIOGRAFÍA 138

(6)

LISTA DE TABLAS

pág.

Tabla 1. Evolución de la población Resto 1985-2010 25

Tabla 2. Indicadores Poblacionales Rurales Simacota 26

Tabla 3. Indicadores Héritage de Desarrollo Rural 46

Tabla 4. Requerimiento vital de la población Rural 48

Tabla 5. Relación de Consumo Energético en economía campesina familia tipo

Santander 50

Tabla 6. Gasto promedio por Hogar en Colombia 51

Tabla 7. Indicadores y rango de interpretación 60

Tabla 8. Tablero de Mandos Indicadores de Desarrollo Rural, departamento de

Santander 72

Tabla 9. Composición de las familias por grupos de productores 82 Tabla 10. Participación de los alimentos en el Consumo total de la Familia

Campesina Municipio de Simacota, 2012 84

Tabla 11. Uso del tiempo por grupo de productores 86

Tabla 12. Tamaño y Uso del territorio (hectáreas) por Grupo de productores 89

Tabla 13. Sistema de Producción Familiar Campesino 92

Tabla 14. Insumos por hectárea, sistema productivo del café 96 Tabla 15. Insumos por hectárea sistema productivo de caña panelera 97

Tabla 16. Insumos por hectárea sistema pecuario 97

Tabla 17. Balance energético Grupo de productores 98

Tabla 18. Rentabilidad energética de la producción, por grupo de productores 99 Tabla 19. Indicadores de Desarrollo Rural Grupos de Productores 102 Tabla 20. Tablero de Mandos Situación de los Indicadores de Desarrollo Rural,

Municipio de Simacota 110

Tabla 21. Área agrícola, rendimientos y máxima producción energética objetivo

(7)

Tabla 22. Variables e indicadores Objetivo de desarrollo teórico, máxima

producción energética vs situación actual 113

Tabla 23. Variables e indicadores, situación actual municipio de Simacota 116 Tabla 24. Uso del territorio y Población en escenario deseado, corto plazo 117 Tabla 25. Área expandida agrícola y población rural, estrategia de intervención

a corto plazo 119

Tabla 26. Indicadores de desarrollo rural municipal en estrategia de

intervención en el Corto Plazo 120

Tabla 27. Estrategia de intervención en escenario deseado corto plazo 121 Tabla 28. Uso del territorio y población en escenario de intervención de

mediano plazo 123

Tabla 29. Indicadores de desarrollo rural municipal en estrategia de

intervención en el Mediano Plazo 124

Tabla 30. Estrategia de intervención escenario deseado en el mediano plazo 126

(8)

LISTA DE FIGURAS

pág. Figura 1. Flujos de Energía en un Sistema de Producción Campesino 48

Figura 2. Distribución del uso del tiempo 55

Figura 3. Fases Modelo Analítico Héritage 63

Figura 4. Balance energético para el sistema de maíz tradicional en Santander

y el sistema de maíz tecnificado Valle del Cauca 66

Figura 5. Balance energético Caso sistema de maíz tecnificado – EE.UU 67

(9)

LISTA DE ANEXOS

pág. Anexo 1.División Político Administrativa, Municipio de Simacota 142 Anexo 2. Evolución de la producción y área cosechada por cultivos. Municipio

de Simacota 2002-2011 143

Anexo 3. Inventario Bovino 145

Anexo 4. Distribución predial Rural por Rangos de Superficie Municipio de

Simacota 146

Anexo 5. Formato, Bitácoras 147

Anexo 6. Vocación y conflicto de Uso del Suelo. Unidades territoriales de

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RESUMEN

Los análisis de la economía campesina se hacen normalmente sobre modelos económicos de correlación de los ingresos monetarios; si bien estos modelos dan información sobre la obtención de los ingresos de las familias, no se da cuenta de la relación entre el uso del tiempo laboral disponible familiar y la producción de eficiencia.

Es decir, tradicionalmente la eficiencia es medida en términos de productividad obtenida por hectárea (rendimientos), pero no en relación con la energía incorporada (trabajo medido en jornadas familiares de consumo) y la energía obtenida (producción), en términos de kilocalorías. Esto ayudaría a salirse del sistema convencional de precios, ya que permitiría medir la capacidad de los sistemas productivos para generar bienestar en las familias, a través de la incorporación del tiempo laboral productivo disponible y los recursos existentes en su territorio asociado a sus técnicas de producción.

Este camino alternativo y complementario proporciona información para el fortalecimiento de aquellos sistemas que han mostrado ser eficientes energéticamente, sin necesidad de cambiar la dinámica de los sistemas productivos campesinos que son inherentes a las familias, es decir, generar las condiciones necesarias para que puedan desarrollarse.

Por lo tanto, el presente trabajo brinda un modelo analítico complementario a los análisis tradicionales, puesto que permite comprender de manera integral las relaciones de producción propias de la economía campesina. En ese sentido, la información obtenida es relevante para la toma de decisiones de política pública, igualmente es pertinente para mejorar la eficiencia y aumentar el bienestar de la población rural.

(11)

ABSTRACT

Analysis of rural economy are normally made on economic models of correlation of monetary income, if these models provide with the information about the ability to raise the family income, it does not realize the relationship between the use of working time family available and the efficiency production (which in this case is the relationship between the embodied energy and the energy produced in the production system in terms of kilocalories).

That is, efficiency is traditionally measured in terms of productivity gained per hectare (yields), but not in relation to the embodied energy (measured work in consumption family days) and the energy obtained (production). The latter would help not only to get away from the conventional system of prices, but it would allow to measure the ability of production systems to generate welfare for families through the incorporation of family labor, (use of available time) and the existing resources on its territory associated with their production techniques.

This alternative and complementary path would provide information to improve the production conditions of those systems that have proven to be efficient energetically without changing the dynamics of rural production systems that are inherent to the families, (i.e.) to create the necessary conditions for they can develop themselves.

Therefore, this paper provides an analytical model complementary to the traditional analysis types, which together provide a comprehensive understanding of the relations of productions that are characteristic of the rural economy. In this sense, the information obtained is relevant for making public policy decisions, while it is relevant to achieve greater efficiency and to improve the welfare of the rural population.

(12)

INTRODUCCIÓN

El presente trabajo se inscribe en el proceso de construcción del Modelo Analítico Héritage, en Santander, el cual busca generar un marco de interpretación de las variables que intervienen en el Desarrollo Rural, en una perspectiva de eficiencia energética. Es una propuesta de análisis que contribuye a la orientación y definición de políticas públicas de Desarrollo Rural que, amplía y complementa el modelo tradicional de desarrollo.

En efecto, en este proceso se parte del reconocimiento de que el Desarrollo y la Sostenibilidad, son términos que han sido sometidos a una gran erosión semántica y conceptual. Sostenibilidad se aplica hoy a todo proceso económico o social para justificar orientaciones cuya racionalidad está basada en el crecimiento, y se ignora que en el origen del concepto de Desarrollo sostenible (Informe Brundtland, 1987) está es el reconocimiento de que el modelo basado en el crecimiento del PIB pone en peligro la base natural de los recursos que puedan garantizar precisamente la permanencia de las generaciones futuras.

Un porvenir que se encuentra en peligro, si no se adoptan correctivos que

respondan a las expectativas de una sociedad en búsqueda del “bienestar”,

protegiendo las fuentes de recursos renovables y no renovables, en una actitud permanente de solidaridad diacrónica con las generaciones futuras. En efecto, se hace necesario controlar el uso indiscriminado ad infinitum de los recursos porque son finitos, lo que a su vez obliga hacer análisis del impacto en el tiempo.

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intervienen en los procesos productivos, su impacto en términos de la capacidad de satisfacción de las expectativas sociales y su relación con el equilibrio ambiental.

El crecimiento y el bienestar tradicionalmente se encuentran confrontados a partir de planos diferentes y en muchos casos incompatibles entre sí, el primero generalmente se mide con base en la evolución del PIB agregado para el sector agrícola, es una medición en términos de agregados regionales o nacionales. El segundo -bienestar social - se calcula con base en indicadores de necesidades básicas insatisfechas (NBI), esta medida se aproxima más como indicador que desciende hasta los ámbitos regionales o locales. Dentro de Bienestar Social también se encuentra el de Índice de Desarrollo Humano (IDH), como agregado macro nacional, entre otros. No obstante todo lo anterior, hoy es ampliamente reconocido que puede haber crecimiento económico, pero no necesariamente este se refleja en bienestar de la población.

En ese contexto, el presente trabajo, consistió en la aplicación y validación del modelo analítico, en un contexto local, para caracterizar los sistemas de tres grupos de productores, en el Municipio de Simacota, departamento de Santander, a partir de dos categorías fundamentales: el uso del tiempo y el uso del territorio. Con base en esto, se determinó la situación actual de las familias y la capacidad de los sistemas productivos para garantizar la satisfacción de las expectativas sociales de la familia campesina, con el propósito de investigar qué alternativas de desarrollo se podrían construir para el municipio, en el marco de una propuesta que oriente la Política Pública Municipal de Desarrollo Rural, donde crecimiento y bienestar sean compatibles.

(14)

de la población y la capacidad de producción regional. En este sentido, la medición de los indicadores, empleando como variable común la energía, amplía el horizonte del análisis, habilitando la correlación entre el nivel local, regional y por consiguiente, el nacional.

En primer lugar, se presenta el marco teórico y el modelo analítico en el cuál se inscribe la investigación de desarrollo rural y en particular de los sistemas de producción en economía campesina. Este orden permite conceptualizar para luego contextualizar el Estado del Arte. En segundo lugar, se realiza la aplicación del modelo analítico en el municipio de Simacota, en el cual se describe el contexto regional del sector rural municipal y su ubicación respecto con la situación del Departamento.

En este apartado, se muestran los resultados de la aplicación del modelo analítico en el municipio de Simacota, a partir de los siguientes indicadores: Tasa de Retorno Energética (TRE), Requerimiento Vital (RV) (factor de consumo familiar), Consumo Social Requerido (CSR), e Índice de Uso del Tiempo Laboral (IUT) de la familia campesina. Para la realización de dicho análisis se tomó como fuente de información secundaria, los datos de producción presentados por el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural a través de Agronet y de las evaluaciones agropecuarias municipales, reportadas a la Secretaría de Agricultura Departamental de Santander.

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mediante la aplicación de un instrumento de recolección de datos, - la bitácora de familia campesina-, que se realizó a las familias de los tres grupos de productores

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1. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

CONTEXTO GENERAL

El Desarrollo Rural ha sido considerado tradicionalmente como parte de los indicadores convencionales soportados en el crecimiento del PIB y en el NBI como indicador de nivel de vida, sin enfatizar en metodologías que permitan entender su relación e interacción con el desarrollo en su conjunto. Se asume que un análisis de complementariedad con el desarrollo urbano proporciona información suficiente para el desarrollo nacional.

Si bien, se han hecho esfuerzos por entender el estado de las sociedades campesinas en Colombia y sus múltiples problemáticas, “en la lógica de entender el desarrollo como crecimiento, el análisis se agota en variables como el PIB per cápita, la tasa de cambio, el comportamiento de los precios, el ingreso, el crecimiento sectorial y los sectores subordinados y la mitigación de la pobreza. Desde esta óptica, la importancia de la producción agrícola y pecuaria se redujo a la contribución a las variables indicadas, lo rural fue reducido a la cuestión agropecuaria” (PNUD, 2011, p. 26).

Igualmente, lo que generalmente se mide es su evolución en relación con el crecimiento o decrecimiento de la producción por subsector, así se llevan a agregados en volumen y valor, que si bien aportan datos en términos macroeconómicos, no explican en forma integral su comportamiento por regiones o por localidades que están en el origen de la producción:

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consumo inertes (medido por ejemplo en base al aumento del PNB o del PIB, objeto de un número considerable de estudios del progreso económico) sólo podría justificarse en un análisis definitivo - si éste fuera posible - mediante lo que dichos bienes aportan a la vida de los seres humanos, en la que pueden influir directa o indirectamente. Además, hace mucho que se estableció que el PIB era una herramienta inadaptada para evaluar el bienestar a lo largo del tiempo, en particular en sus dimensiones económica, medioambiental y social, algunos de cuyos aspectos se suelen designar con el término de sustentabilidad (OCDE, 2009, p. 5).

Así, la medición convencional del desarrollo rural, se orienta hacia el uso particular del PIB como indicador general del crecimiento económico, y se asume que su evolución positiva debe reflejar el mejoramiento de las condiciones de vida de los pobladores en su conjunto. No obstante, con el devenir de los resultados en los sectores de investigación articulados a los procesos de desarrollo, se ha demostrado la insuficiencia de dicho indicador (como el PIB per cápita), para medir conceptos de bienestar en términos de progreso social asociados a la equidad y la inclusión:

Ante cambios de gran amplitud en materia de desigualdad (y más generalmente en la repartición de los ingresos), el producto interior bruto (PIB) o todo agregado calculado por habitante puede no proporcionar una evaluación adecuada de la situación de la mayoría de la población. Si las desigualdades se acentúan con respecto al crecimiento promedio del PIB per cápita, muchas personas pueden encontrarse en una situación difícil, incluso cuando el ingreso promedio ha aumentado. (OCDE. Stiglitz, Josep.; Sen, Amartya.; Fitoussi, Jean Paul, Diciembre de 2009, pág. 5).

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específico dentro del sector rural puesto que los indicadores no son suficientes para permitir diferenciarla de la agricultura empresarial dentro de los agregados locales, regionales y nacionales disponibles.

Los análisis de la economía campesina se hacen en general, sobre modelos económicos de correlación de los ingresos monetarios; si bien estos modelos dan información sobre los ingresos y gastos de las familias, son insuficientes en relación con la “productividad” de la economía campesina y su relación con las

condiciones de bienestar. Es decir, la forma convencional de calcular la producción campesina es insuficiente.

En efecto, se suele demeritar la producción del campesino cuando se la compara con la productividad por área reportada por el sistema agro empresarial, y se olvida que los factores de producción en la economía campesina, tienen un comportamiento diferente a estos sistemas.

En primer lugar, la tierra para el campesino no es un factor más de producción, que se valoraría en términos de arrendamiento, sino que constituye su modo de vida. Es decir, el campesino no le otorga valor monetario durante su actividad productiva, sino que adquiere un valor de cambio cuando se traslada o quiere mejorar sus condiciones de tenencia o ahorro.

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términos de valor monetario; y, en consecuencia, no se encuentran registradas en la información estadística disponible.

De igual manera, en la inversión de capital, el productor campesino no considera el endeudamiento sino como último recurso y esto cuando se demuestra que las condiciones primarias, es decir, su potencial de trabajo familiar y/o las condiciones del suelo, son insuficientes (lo que lo obliga a recurrir a enmiendas, fertilizantes o pesticidas). Su valoración la hace de acuerdo con el ingreso neto obtenido después de la producción y no con la maximización de la producción. No se trata de producir más si esto implica endeudamiento y, por lo tanto, riesgo. Su lógica es la producción segura, es decir, producir menos pero con saldos positivos y sin riesgos, lo que en realidad le ha permitido permanecer en el sistema. Éste fue una de los principales argumentos de los campesinos entrevistados cuando se les preguntaba por el acceso al crédito, ver anexo bitácora en el ítem 3.10.

Un ejemplo de ello es el cultivo del maíz, donde cabría preguntarse “¿Qué sentido tiene para un campesino producir 3 toneladas de maíz por hectárea si debe pagar por anticipado el equivalente a 2 toneladas de la producción, al aplicar el paquete tecnológico basado en insumos, si en su sistema tradicional obtiene sin ningún riesgo una tonelada y media?” (Academia Campesina, 2012).

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Esto último ayudaría no solo a complementar el análisis del sistema convencional de precios, sino que también permitiría medir la capacidad de los sistemas productivos para generar bienestar en las familias a través de la incorporación del trabajo de la familia, (uso del tiempo disponible) y los recursos existentes en su territorio asociado a sus técnicas de producción, todo bajo un concepto de

rentabilidad energética.

En este sentido, se asocia a la concepción de desarrollo interpretada de la siguiente manera: “desarrollo sostenible, es mejorar la calidad de la vida humana, sin rebasar la capacidad de carga de los ecosistemas que la sustentan”.

(Riechman, 1995, p. 23)

De igual manera, se tiende a ignorar la importancia de los sistemas productivos tradicionales en relación con el equilibrio de los ecosistemas, su bajo impacto ambiental y el importante significado que tendría su fortalecimiento para el sector salud, dadas sus condiciones de producción que incorporan no un muy bajo, sino un uso nulo de agroquímicos, que está reconocido tienen un efecto importante en los índices de morbimortalidad, con su consecuente costo para los sistemas de atención en salud.

Se define la agricultura ecológica, no como aquella que intenta de un modo romántico, el retorno a las formas pre-industriales de producción, sino implementar

una estrategia que “modernice” el agro a partir de un manejo adecuado de la

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Así mismo, frente a los problemas ambientales generados por el modelo actual y la consecuente disminución de la capacidad de los ecosistemas para sustentar la población, se reconoce la necesidad de una reconversión tecnológica en los sistemas productivos, ante las limitaciones evidentes de los paquetes tecnológicos predominantes, cuya adopción ha conducido en muchos casos a la crisis en la producción agropecuaria, al deterioro o incluso hasta la pérdida de recursos renovables y a impactos graves sobre el medio ambiente.

Los países ricos, mecanizados y tecnificados, prestaron generosamente su “know

how” a los países de zonas cálidas, tal vez pensando que vendían felicidad. Pero

en su euforia se olvidaron que las técnicas que “exportaron” eran únicamente

útiles para climas fríos y templados. Y cuando las máquinas que habían hecho para producir a los suelos fríos, llegaron para trabajar en suelos cálidos, las técnicas para calentar y secar el suelo no mejoraron la producción de los trópicos, por el contrario, crearon desiertos e improductividad en India, en África y en Brasil (Primavesi & Molina, 1984).

El impacto sobre los recursos naturales renovables es un ejemplo claro de los efectos contraproducentes de estos modelos, en la medida que se actúa sobre ellos con criterios extractivos y sin la suficiente evaluación científica. Se olvida que del equilibrio de los ecosistemas depende la producción agrícola y la sociedad misma.

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Históricamente ha habido ausencia de una política social articulada y coherente para la población campesina, y pese a los esfuerzos y numerosos paquetes de programas que se han implementado por parte de los diferentes gobiernos no hay una concepción clara sobre cómo opera la realidad campesina colombiana (PNUD, 2011, p. 53).

En efecto, tal como lo resalta el informe de la OCDE (2009), el PIB no puede constituirse en el único indicador de los resultados económicos y del progreso social. Es la conclusión subyacente al trabajo de la Comisión, que se apoyó en un esfuerzo sin precedentes sobre el conjunto de la literatura teórica y empírica consagrada a la medida de los resultados económicos, de la calidad de la vida y de la sostenibilidad ambiental.

Las dimensiones esenciales de los resultados económicos no se integran en el PIB: la amortización del capital, el nivel de vida de los hogares, las desigualdades. Estas dimensiones deben ser aprehendidas con la ayuda de indicadores específicos. La medida del nivel de vida en particular debe efectuarse colocándose desde el punto de vista del hogar: sólo esta perspectiva es capaz de llenar la diferencia entre las medidas objetivas y su percepción por la población. El progreso social no debe ser considerado bajo un ángulo puramente material. La calidad de la vida depende también de factores no económicos: la salud, los lazos sociales, las condiciones ambientales, así como la subjetividad de cada uno. Deben ser desarrollados indicadores para mejorar nuestra visión en este campo. (OCDE, 2009).

Adicionalmente el Gini*, como indicador global de concentración de la propiedad, no pasa de ser una expresión retórica en la formulación de Políticas o Planes de

* El índice de Gini mide hasta qué punto la distribución del ingreso (o, en algunos casos, el gasto

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Desarrollo, lo que no permite evidenciar el impacto de la distribución de la tierra y su uso como referente fundamental para garantizar la capacidad de absorción del potencial productivo de las familias campesinas y por lo tanto conceptos asociados al bienestar como la equidad y la inclusión, no cuentan con indicadores asociados a la tenencia que lo trasciendan, más allá de una base de cálculo simple para las Unidades Agrícolas Familiares - UAF.

UBICACIÓN DEL PROBLEMA

Este panorama se puede observar en Simacota, Municipio epicentro de la investigación, no porque el problema como tal sea exclusivo de la región, sino porque permite hacer un diagnóstico a través del modelo, es decir, es un estudio de caso, dentro del universo rural del país donde se verificará la aplicabilidad del modelo de análisis de eficiencia energética en los procesos productivos.

El Municipio está ubicado en el departamento de Santander. Su extensión abarca el 27.5% del área de la provincia Comunera y se encuentra ubicado a 134 Km de Bucaramanga, limita al oriente con el Municipio del Socorro, al occidente con el Municipio de Barrancabermeja, al Norte con los Municipios de Hato y El Palmar, y al sur con los Municipios de Chima, Palmas y Santa Helena del Opón (Alcaldía de Simacota, 2011). (Ver Anexo 1)

De acuerdo con las cifras reportadas por el DANE, El municipio de Simacota se encuentra dentro de los municipios del milenio del departamento, esto quiere decir que hace parte de los municipios que registran altas cifras de necesidades básicas insatisfechas (el NBI para 2003 se ubicó en 58,54% mientras que para 2005 aumentó a 59,4%). Aún existe mucho por avanzar en términos del mejoramiento

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de sus condiciones de vida y la satisfacción de sus expectativas sociales de su población.

El municipio de Simacota es eminentemente rural, aunque el porcentaje de ruralidad ha venido decreciendo en los últimos años, al pasar de un 80% en 1985 a un 71% para el 2010. Según proyecciones del DANE, La población total del municipio para el año 2010 es de 8.328 habitantes y su actividad económica predominante sigue siendo la producción agropecuaria.

Gráfico 1. Evolución de la distribución poblacional Municipio de Simacota

Fuente: Información DANE, datos intercensales y proyecciones poblacionales 1985-2020. Cálculos propios

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Tabla 1. Evolución de la población Resto 1985-2010

POBLACIÓN 1985 2005 2010

Hombres Mujeres % Hombres Mujeres % Hombres Mujeres %

R

ur

al

Niños 1.662 1.679 38 1.248 1.104 35 967 885 31

Jóvenes 1.158 1.098 26 857 718 24 839 696 26

Adultos 1.226 1.274 29 1.268 1.039 34 1.152 958 36

Ancianos 305 344 7 226 230 7 229 217 8

Total 4.351 4.395 100 3.599 3.091 100 3.187 2.756

10 0

TOTAL RURAL 8.746 6.542 5.943

Fuente: Series poblacionales DANE 1985-2020. Cálculos propios

El municipio de acuerdo con las tendencias de los rangos de edad, ha venido disminuyendo su tasa de natalidad, el índice de masculinización y el de envejecimiento, muestran que la población joven y las mujeres han migrado del área rural, en busca de mejores oportunidades educativas y laborales. El comportamiento de estos indicadores podrían explicar la tendencia en la disminución de la población rural, aunque no son suficientes para determinar las razones de la caída tan drástica entre el periodo 1985-2005, causas que se salen del alcance del presente estudio.

En efecto, el IRPEA1 de la población rural municipal pasó de 7 jóvenes por 1 adulto que está a punto de cesar su actividad laboral en 1951, a 4 jóvenes por 1 adulto para el año 2010. Esto quiere decir que la mano de obra joven dispuesta a reemplazar la cesante presenta una notable disminución en el área rural, con el impacto que puede generar para la economía rural del municipio.

1 El Índice de Renovación de la Población Económicamente Activa se define como la relación entre

(26)
[image:26.612.141.533.453.625.2]

Tabla 2. Indicadores Poblacionales Rurales Simacota

1951 1964 1985 1993 2005 2010 2020

Ruralidad 0,80 0,83 0,80 0,84 0,75 0,71 0,66 Masculinización 106 126 98 118 116 116 113 Envejecimiento 100 92 180 159 193 240 281 Juventud 10.003 10.924 5.555 6.274 5.180 4.159 3.559 Dependencia 583 568 624 623 648 688 715

Renovación PEA 7 7 4 4 4 4 3

Fuente: DANE. Cálculos propios

Por otra parte, si bien, la actividad agrícola es la predominante, en los últimos 9 años, se evidencia una gran disminución en cuanto a área sembrada y producción - al pasar de 8.498 toneladas para el año 2002 a 4.277 en el año 2011 - , reflejado en la disminución tanto de áreas sembradas como de sus niveles de producción (ver Anexo 2), con las consecuentes implicaciones sobre el bienestar de la población rural y la soberanía alimentaria del municipio.

Gráfico 2. Evolución de la producción Agrícola. Municipio de Simacota

Fuente: Información Evaluaciones Agropecuarias Municipales. CCI – Ministerio de Agricultura y desarrollo Rural, 2009 Cálculos propios.

En términos de la capacidad regional de producción de alimentos, se observa una disminución de la disponibilidad de alimentos de origen regional municipal,

2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 Producción 9.621 10.588 9.590 8.264 8.060 5.734 4.457 4.621 4.398 4.587

0 2.000 4.000 6.000 8.000 10.000 12.000

To

n

el

ad

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afectando consecuentemente la soberanía alimentaria. Es así como, los productos tradicionales -caña panelera, maíz tradicional, yuca, plátano- y de pan coger, han venido perdiendo participación en el área sembrada, dándole paso al monocultivo y a la actividad ganadera con la consecuente menor disponibilidad para satisfacer los requerimientos de alimentos de la población total (ver Anexo 3).

Esto muestra que en el municipio, no se ha logrado mantener el equilibrio mínimo necesario, en términos de la relación entre las áreas urbanas y las rurales, para

garantizar lo que se denomina la “suficiencia alimentaria” municipal. Aunado a esto, las cifras prediales muestran que en el municipio de Simacota, el 54% de los predios tienen un tamaño menor a 10 hectáreas y representan tan sólo el 5% de la superficie total. Por su parte, el 5% de los predios tienen un tamaño mayor a 100 hectáreas y ocupan el 45% de la superficie total (ver anexo 4).

La disminución de la población rural y su producción, la migración, en busca de mejores oportunidades educativas y laborales, aunado al uso inadecuado de los suelos rurales (ver anexo 6 vocación y conflicto de uso), la concentración de la propiedad, el débil acceso de la población campesina a los servicios sociales

básicos (salud, educación, vivienda,…) han deteriorado las condiciones de vida de

la población rural, (el NBI entre el 2003 y 2005 pasó de 58,54%, a 59,4%) y han acrecentado las condiciones de miseria en las grandes urbes del Departamento, dada la incapacidad de las ciudades para absorber en términos formales la población que se desplaza del campo.

(28)

Por todo lo anterior la pregunta central de investigación es:

¿Por qué son los indicadores de eficiencia energética un modelo de análisis para entender el funcionamiento y dinámica de los sistemas productivos de economía campesina, donde crecimiento y bienestar pueden evolucionar juntos positivamente?

De igual manera y como parte del problema desglosado:

¿Permiten los indicadores de eficiencia energética proponer políticas más integrales o complementarias de eficiencia de la producción campesina en relación con los indicadores tradicionales de desarrollo?

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2. JUSTIFICACIÓN DEL ESTUDIO

En general, para el caso de la producción campesina, tradicionalmente el análisis se centra en el sistema convencional de precios, que si bien, da una información importante sobre la generación de ingresos y gastos de las familias, no da cuenta sobre la relación de factores vitales para la dinámica productiva campesina –

como el uso del tiempo y del territorio – y la capacidad de sus sistemas productivos para generar bienestar en las familias a través de la incorporación de trabajo de la familia, y los recursos existentes en su territorio asociado a sus técnicas de producción.

Estas tendencias en la concepción del desarrollo rural, han afectado notablemente las posibilidades de desarrollo de la economía campesina, su relación e interacción con el sector urbano y la agroindustria y su rol estratégico para el desarrollo del país.

En este sentido, se propone a partir de este ejercicio de investigación, la aplicación de un marco analítico para la interpretación del desarrollo rural a nivel local y regional, y sus interrelaciones urbano–rurales a partir de una variable simple, la Kilocaloría, como la relación entre requerimientos vitales y sociales de la población y la capacidad de producción regional, vista como dotación alimentaria base y punto de partida para el análisis de los procesos de transformación agroindustrial.

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condiciones necesarias para que puedan desarrollarse, esta es una razón vital, que justifica la presente propuesta.

De manera que, considerando la regla de Romer, el planteamiento se sustenta en el hecho de que antes que cambiar al campesino, lo que se requiere es modificar las condiciones en las que se encuentra para que pueda seguir siendo campesino, en su territorio y con la garantía de satisfacción de sus expectativas sociales.

La regla de Romer, en general sostenía que

"La meta de la estabilidad es el principal empuje para el cambio". Al aplicar esta regla con respecto al Desarrollo Económico, se infiere que los beneficiarios del desarrollo desean cambiar pero manteniendo lo que tienen, si bien quieren cambios pero dentro de su cultura tradicional. De ahí la importancia de la cultura en el desarrollo. (Morales, 2005)

Los sistemas de producción en economía campesina muestran una muy baja dependencia de energía externa, contrariamente a los sistemas productivos convencionales basados en la agroquímica, que si bien logran mayores niveles de productividad por área, es de tal magnitud la inversión en insumos que invariablemente han tenido que recurrir a la aplicación de subsidios. (Héritage, 2008).

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“Fuera de la creciente importancia de las actividades secundarias y primarias en la agricultura, un proceso que algunos autores han denominado de 'desagrarización' la nueva ruralidad también contempla un cambio en la valoración del espacio rural debido al ecologismo, a la recreación y al turismo rural, así como cambios culturales y en los estilos de vida de la población rural como consecuencia de la mayor interacción rural-urbana y de los medios de comunicación. Varios aspectos de la nueva ruralidad ya estaban presentes antes del giro neoliberal en las políticas públicas. Y comenta con cierta ironía que quizás lo nuevo está en la percepción relativamente tardía de los investigadores rurales de estos procesos de cambio que ya se estaban produciendo en el campo. (Kay, 2009)

Para garantizar la provisión de alimentos sanos, la prestación de servicios ambientales y eco-turísticos y el cuidado y conservación de los recursos naturales, por parte del área rural, se requiere un gran esfuerzo por parte del Estado, para lograr el bienestar social rural, es decir, la generación de las condiciones que permitan el acceso equitativo a los bienes sociales, incentive la permanencia de los pobladores rurales, la reproducción de la unidad familiar, así como de los sistemas productivos acorde con las características particulares del territorio, y se logre compensar el valioso aporte que hace el campesino al bienestar de la sociedad en su conjunto.

De modo que no se puede hablar de un modelo de desarrollo único, sino del desarrollo rural visto bajo un nuevo paradigma, donde el punto de partida sean las comunidades rurales, la población campesina y la articulación urbano-rural, lo cual permita el reconocimiento de las particularidades y heterogeneidades de la población rural, su identidad, sus modos de producción, sus recursos, intereses, antecedentes históricos, prácticas culturales y sus ambientes naturales.

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pobladores rurales y su evolución en el tiempo, a partir de un análisis de eficiencia en la administración de los flujos de energía que intervienen en los procesos productivos, herramienta que permitiría establecer la correlación entre un modelo

de “desarrollo conveniente” y la satisfacción de las expectativas sociales rurales,

más allá de la interpretación de resultados de la evolución de los mercados, que como ya se dijo no explican en sí mismos, la situación de deterioro de las condiciones sociales.

En pocas palabras, ¿cómo impulsar la economía campesina a partir del fortalecimiento de su agricultura, que protege los recursos naturales y favorece su identidad, del reconocimiento de sus saberes y la consolidación de procesos productivos con valor agregado, por medio de la articulación academia, estado y sector productivo de manera que permita potenciar un desarrollo integral?

Entonces es pertinente proponer un modelo analítico que permita medir el desarrollo rural de un territorio, soportado en un análisis de eficiencia en la administración de los flujos de energía que intervienen en los sistemas de producción, de la capacidad de satisfacción del consumo social requerido por las familias campesinas y del aprovechamiento conveniente del potencial de trabajo de su población rural, correlacionados con el grado de satisfacción de la demanda energética vital regional urbano-rural.

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Este gran paso, se puede logar a través de la aplicación del Modelo soportado en el cálculo del Índice Héritage de Desarrollo Rural que se expresa como la media geométrica del producto del Índice de Oportunidades Campesinas (IOC), la Tasa de Suficiencia Alimentaria Regional (TSA), y el Factor de Desutilidad Del Trabajo (FDT). Lo que hace pertinente la investigación, pues son Indicadores necesarios para comprender mejor la economía campesina.

En síntesis, la hipótesis de trabajo es que la medición de la eficiencia energética (que engloba la energía producida y la energía real incorporada en el proceso de producción) en los sistemas productivos campesinos, medidos a través de las categorías de Uso del Tiempo y Uso del Territorio, además de ampliar la visión de los modelos tradicionales de desarrollo basado en análisis de precios e ingresos monetarios, permitirá evidenciar la capacidad de los sistemas productivos para satisfacer el requerimiento vital de la población rural y las expectativas de consumo social requerido (consumo complementario-alimentos), es decir, identificar la situación de bienestar de la población rural; todo esto es una justificación esencial para un mejor desarrollo rural campesino.

En concreto para el caso de estudio, ante la situación del Municipio -migración, disminución de la producción, etc. reseñada en el problema - se hace necesario, estudiar y comprender la situación actual pero en términos del modelo, es decir, de la capacidad de sus sistemas productivos para sostener la población y plantear orientaciones para la formulación de la política pública de desarrollo rural municipal, con base en el análisis de la población existente, los sistemas productivos característicos, las condiciones socioeconómicas de la población y las condiciones medioambientales del territorio.

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de Simacota, - con base en el análisis de sus prácticas culturales de manejo, su economía, su eficiencia energética, identificando sus fortalezas y debilidades- permite plantear un objetivo de desarrollo campesino, que contemple la capacidad de sus sistemas productivos para garantizar la satisfacción del consumo social de las familias campesinas, entendido éste último como el requerimiento complementario al requerimiento vital de la población.

Este propósito, fue concertado con la Administración Municipal de Simacota, con el propósito de integrar los resultados obtenidos en este trabajo a la Formulación de la Política Pública Municipal de Desarrollo Rural, que avanza en este momento, en la cual el gobierno local, pretende que se exponga la demanda de servicios, (asesorías, capacitación, gestión y acompañamiento de los procesos, desarrollo de planes, programas y proyectos) del sector agropecuario y ambiental del municipio, que se pretenden atender desde la administración municipal y departamental para que estas últimas estructuren y fortalezcan su capacidad institucional y funcional.

A través de la formulación de propuestas alternativas, se plantearán estrategias orientadas al logro de un objetivo de desarrollo campesino, enmarcadas en ejes temáticos y programas, tendientes al mejoramiento de las prácticas culturales comunes a las formas de producir en la región, el reconocimiento del valor del trabajo del campesino, su nivel de eficiencia energética, su contribución a la soberanía alimentaria de la región y el acceso a la tierra como modo de vida.

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3. MARCO CONCEPTUAL

“La naturaleza como socio silencioso del hombre, no solamente le dicta a éste cuándo ha de iniciar un proceso agrícola sino que también le prohíbe detener el proceso antes de que se haya completado”.

(Georgescu-Roegen)

3.1 LA BIOECONOMÍA Y EL DESARROLLO

La bioeconomía interpreta los procesos económicos a partir de las leyes de la termodinámica. Como ciencia económica ecológica y socialmente sostenible, entiende el proceso económico como uno subsistema de la biósfera, respetuoso de las leyes y límites físicos de la misma. Nicholas Georgescu-Roegen*, explica a partir de las leyes de la termodinámica, que el crecimiento económico no es la solución a los problemas económicos, mientras que es la principal causa del problema ambiental. (Georgescu-Roegen, 1996).

La bioeconomía se sustenta principalmente en el paradigma de la termodinámica. Al respecto, Mosangini interpretando a Georgescu-Roegen plantea:

El cambio del rumbo marcado por la economía se vuelve dramáticamente urgente ya que la sociedad industrial ha convertido a la especie humana en dependiente del consumo de recursos escasos que se van agotando irrevocablemente. Si el agotamiento de los recursos es inevitable, su ritmo depende del ritmo de consumo de la humanidad. Cuanto más desarrollo económico y crecimiento, más rápido el agotamiento. Esta situación no afecta sólo a nuestro modelo industrial, sino también nuestro sistema agrícola. Así, la agricultura mecanizada y agroquímica moderna han significado pasar de un sistema de producción de alimentos tradicional dependiente de las radiaciones solares (un flujo de energía virtualmente infinito a escala humana) a un sistema basado en la explotación de un stock de recursos finitos. Al sustituir la tracción animal por tractores, el abono natural por agroquímicos y

* Uno de los economistas más importantes e influyentes del siglo XX. de origen rumano. Su obra,

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fertilizantes, el autoconsumo y los mercados locales por sistemas de transporte internacionales de alimentos, etc., nuestro modelo de producción alimentaria ha pasado a depender del petróleo en todos sus componentes, y no puede mantenerse de ninguna manera mediante el flujo solar. (Mosangini, 2007, p. 5).

Riechmann define la capacidad de sustentación:

La noción de capacidad de sustentación y relación con el desarrollo sostenible, sólo tiene sentido en relación con todo el planeta, y depende además del nivel tecnológico y la organización social en un estadio histórico dado. Igualmente, define el concepto de capacidad de sustentación (o capacidad de carga) del territorio, para una especie, como el máximo de población de una especie dada que puede ser mantenido de manera indefinida, sin que se produzca una degradación en la base de recursos que pueda significar una reducción de la población en el futuro.

Podríamos reformular el concepto de desarrollo sostenible en términos de capacidad de sustentación: de este modo, desarrollo sostenible sería el desarrollo que no daña la capacidad global de sustentación del planeta. O, de otro modo: desarrollo sostenible es mejorar la calidad de vida humana sin rebasar la capacidad de carga de los ecosistemas que lo sustentan.

La sustentabilidad o sostenibilidad no puede entenderse en ningún caso como un principio puramente técnico, sino como un principio ético-normativo, que

“incluye características necesarias junto a otras que son deseables, y por

tanto no puede construirse según una versión única; es un proceso más que un estado, de forma que no es obtenida de una vez para siempre y preserva la posibilidad de cambio; une reglas de gestión ecológicamente responsable a la manera de las propuestas de Daly con principios de equidad socio-política, participación ciudadana, descentralización y pluralidad cultural. (Riechmann, 1995, p. 19)

Barkin menciona las limitaciones de la teoría convencional del desarrollo para responder a problemas medioambientales y de equidad. Sostiene que:

La teoría convencional del desarrollo busca soluciones a la pobreza en los cambios estructurales producidos por el mercado. Pero esta estrategia plantea dos preguntas medulares. La primera: ¿es viable un nuevo período de crecimiento posible o deseable, dadas las limitaciones ambientales? La segunda: de acuerdo con la trayectoria histórica, ¿existe evidencia demostrada de que los nuevos niveles de crecimiento proporcionarán mayor equidad económica, política y social entre los diversos grupos de naciones, regiones, comunidades e individuos?

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pobres, característico de los dualismos de nuestros días. Más bien, debemos reconocer que los recursos naturales son limitados, que es necesario centrar las tareas educativas en superar la pobreza con programas de gestión local y participación directa, y lograr la sostenibilidad ofreciendo un programa de desarrollo para aquellos actualmente excluidos, lo que también mejorará las condiciones para el resto de la sociedad.

Con la creciente comprensión de la amenaza de la crisis ambiental, aumentan las presiones por tecnologías de producción y patrones de consumo más responsables. Aunque hay casos selectos donde los recursos son utilizados con mayor eficiencia y se presta mayor atención a la reducción y reciclaje de múltiples desechos, el problema fundamental es el imperativo hacia el crecimiento basado en el consumo de un volumen cada vez mayor de bienes y servicios, demandando más recursos y energía. Esto crea un modelo insostenible que las sociedades opulentas no están preparadas para contener, mucho menos para revertir. (Barkin, 2002, p. 171,180)

Gliessman habla de la existencia de una red de conexiones a partir de cada agro - ecosistema hacia la sociedad humana y los ecosistemas naturales.

La energía es la fuente de vida de los ecosistemas y de la biósfera en general. En esencia la Agricultura es la manipulación que hacen los seres humanos de la energía en los ecosistemas, así como todos los agro ecosistemas, desde el más sencillo hasta los más intensos, requieren una adición extra de energía diferente a la que provee el sol; de manera que los seres humanos intervenimos en los agro ecosistemas en varias formas, por ejemplo manejando plantas que no son los cultivos, manejando a los herbívoros, irrigando, arando el suelo, etc. Para hacer esto se necesita trabajo y energía.

La modernización de la agricultura se ha basado en el proceso de adicionar grandes cantidades de energía a los agroecosistemas, con el propósito de incrementar las cosechas. La mayoría de esta energía adicional proviene directa o indirectamente de fuentes no renovables como el petróleo. Además la cantidad de energía cosechada es menor que la cantidad de energía adicionada a varios cultivos; por lo tanto, las formas intensas de uso de energía en nuestros agro ecosistemas actuales, no pueden ser sostenidas a largo plazo, a menos que existan cambios fundamentales en la forma de hacer agricultura. (Gliessman, 2002, p. 271).

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“La cantidad de energía cosechada es menor que la cantidad de energía

adicionada a varios cultivos; por lo tanto, las formas intensivas de uso de energía de nuestros ecosistemas actuales, no pueden ser sostenidas en el largo plazo, a

menos que existan cambios fundamentales en la forma de hacer agricultura”.

(Gliessman, 2002)

3.2 ECONOMÍA CAMPESINA Y DESARROLLO RURAL

Cuando se habla de desarrollo en un territorio determinado, inevitablemente se debe aludir a su población. Al ser la población campesina, base de las comunidades rurales y responsable de alrededor del 50% de la producción de alimentos en el país (PNUD, 2011), es esencial entender la dinámica de sus sistemas productivos y su lógica de relacionamiento, mediante el estudio de algunas variables que dan cuenta de su modo de vida y, así mismo, permiten plantear orientaciones que conduzcan a su bienestar.

Durante años, la población campesina, se ha movido en el espacio rural en diferentes actividades y procesos de trabajo, pero al final, su relación con la tierra y el medio ambiente que le rodea, es lo que le ha permitido permanecer, en medio de las vicisitudes, las condiciones cambiantes de la economía y las dinámicas sociales, culturales, ambientales e institucionales. Su gran capacidad para interrelacionarse entre sí y generar comunidad alrededor de su identidad e intereses en común, le ha dado al campesino la posibilidad de enfrentar su entorno y exigir el reconocimiento como sujeto de derechos.

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El análisis propuesto en este trabajo, parte del estudio de la economía campesina con base en dos categorías fundamentales: el uso del tiempo y el uso del territorio. Como corolario, se entiende que el campesino es más que un productor. Si bien, su principal actividad es la producción de alimentos, es un ser que conoce la tierra y todo lo relacionado con ella, pues es allí donde vive, ha adquirido la experiencia y ha desarrollado el conocimiento, de manera que es su “modo de vida”.

La concepción de campesino y de los rasgos esenciales de las economías campesinas a nivel mundial, ha sido estudiada por muchos autores a través del tiempo, en Europa principalmente desde Chayanov y las teorías neo populistas de la economía campesina en Rusia, pasando por Estados Unidos (Critchfield), hasta llegar a los diferentes teorías que han explicado el comportamiento de dichas economías y de los procesos en América Latina, Llambí, Schetjman, Chonchol, entre otros.

Chonchol afirma que cuando se habla de economía campesina se hace referencia:

Al conjunto de las explotaciones basadas fundamentalmente en el trabajo familiar, donde la familia constituye el núcleo esencial de producción y de consumo. La estrategia de acción de estas familias busca reproducir y mantener estas unidades de explotación para satisfacer sus necesidades personales y los requerimientos de la explotación, como también para responder a las exigencias provenientes de las relaciones sociales e institucionales de dichas familias (Chonchol, 1994)

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“El sector campesino, como segmento de la población, aunque han perdido cierto peso relativo, sigue existiendo. Desde el punto de vista de la política y de la política económica, parece más razonable abandonar el supuesto de transitoriedad y considerar su perdurabilidad, a partir del análisis de las causas que contribuyen a su persistencia y a su descomposición” (Cepal, 1980, p. 133)

De modo que para este estudio es preciso dar un salto conceptual, que permita tener una noción más amplia de la economía campesina

El Campesinado, se entiende como el conjunto de familias rurales que articulan su economía, principalmente, a las actividades de producción y transformación primaria agropecuaria, a partir de la búsqueda de eficiencias en el uso de su territorio y de su tiempo laboral potencial, privilegiando la protección de los recursos ambientales. Igualmente, se define la Agricultura Campesina, como aquella forma de producción propia del Campesino, que privilegia el uso del tiempo laboral productivo familiar, lo cual contribuye al mejoramiento de sus condiciones de vida a través del uso del trabajo familiar - genera ingresos familiares - y responde a las expectativas de la sociedad en su conjunto”.

(Héritage, 2008)

Cuando se alude al concepto de economía campesina, se considera como unidad institucional de análisis al grupo de productores y se aborda el enfoque desde una perspectiva de familia. La Economía Campesina es, pues, aquella forma de producción familiar que utiliza el conjunto de la fuerza de trabajo doméstica y de relaciones cercanas de vecindad y los recursos naturales, sociales y financieros, para garantizar, la permanencia de la unidad familiar en su territorio, mejorando sus condiciones de vida a partir de unas expectativas sociales definidas.

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a nivel local en muchas zonas rurales y desempeñan un papel de una importancia fundamental en el mundo rural.” (Dirección General de Agricultura y Desarrollo Rural, 2011, p. 5).

Entonces, la economía campesina busca interrelacionar de manera equilibrada la tierra disponible, y para ello privilegia la disponibilidad de la fuerza de trabajo familiar sobre los demás medios de producción. Este particular modo de producción, organización y relacionamiento con el mercado se caracteriza porque:

 La tierra es su modo de vida y no sólo un factor de producción

 La principal fuente de ingresos es la actividad productiva, de ahí que la forma de medirlos sea a través de su producción.

 Sus sistemas productivos privilegian el uso del trabajo familiar disponible, como generador de valor y no la maximización de la valorización del capital. Parte del producto de su trabajo lo consume beneficiando así su ingreso y reduciendo dependencias en su abastecimiento vital.

 El hombre al ejercer principalmente en forma directa la actividad productiva, requiere el apoyo de toda la familia, para la realización de sus labores. Por consiguiente se habla de las jornadas familiares de consumo (no individuales) que debe garantizar una jornada laboral productiva igualmente familiar.

 El potencial productivo es 260 jornadas laborales productivas en el año, por hombre adulto o joven en edad de trabajar que no esté estudiando. Se asumen 260 jornadas año a partir de las disposiciones del ministerio de trabajo para calcular el salario mínimo, descontando feriados y festivos.

 La forma de producción es diversificada: Asocio de cultivos, con base en un aprovechamiento equilibrado de la tierra, fruto del conocimiento campesino.

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Adicionalmente, “Los territorios rurales se definen como espacios geográficos cuya

cohesión deriva de un tejido social específico, de una base de recursos naturales particular, de instituciones y formas de organización propia y de determinada forma de producción, intercambio y distribución del ingreso. Por lo tanto, un elemento fundamental que caracteriza y diferencia los territorios rurales es su dependencia de la base de recursos naturales. (Sepúlveda, Rodríguez, Echeverry, & Portilla, 2003).

3.3 MARCO TEÓRICO

El Modelo Analítico Héritage basado en análisis de Eficiencia Energética. Cuando se trata de ubicar la situación actual de la economía campesina a partir de la lógica de los indicadores convencionales, desde modelo de desarrollo económico implementado en el país, no se logra medir cuál es el impacto que ha tenido sobre ella. La mayoría de los sistemas agrícolas en economía campesina basan su productividad en el uso de las fuentes orgánicas de energía de que disponen en su territorio, y se caracterizan por lo mismo por un bajo de uso de insumos agroquímicos que se tienen que adquirir por fuera de los predios. Por esta razón, tienden a dar un manejo equilibrado a los recursos naturales con el fin de mantener sus fuentes de energía, lo que conlleva a diversificar sus sistemas productivos en un manejo permanente de asociación de cultivos. Esto le permite, igualmente, que sus fuentes de ingresos sean diversas.

“Las pequeñas fincas que producen granos, frutas, hortalizas, forrajes y productos animales en el mismo campo son más productivas que las grandes fincas si se considera el total de productos en lugar del rendimiento de un cultivo individual”.

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Adviértase que, la economía campesina tiene una lógica interna, diferente a la empresarial.

En este sentido, existe un contraste entre estas dos formas de organización social de la producción, la agricultura campesina y la agricultura empresarial, en cuanto al objetivo de la producción y el origen de la fuerza de trabajo, la tecnología (intensidad de la mano de obra, capital e insumos), el destino de los productos y el origen de los insumos, el riesgo e incertidumbre (tasa de ganancia y/o supervivencia), componentes del ingreso (ingreso familiar indivisible parcialmente en especie y salario, renta y ganancia). (Cepal, 1980. p. 133)

El Modelo Analítico Héritage, ha propuesto el concepto de Termodesarrollo para identificar un modelo de desarrollo conveniente que incorpora, además de las categorías de Uso del tiempo y Capacidad de Sustentación del territorio, criterios prácticos que permiten evaluar alternativas de desarrollo desde el punto de vista de su sostenibilidad y eficiencia en la administración de los flujos de energía que acompañan a los procesos de producción, comercialización y distribución.

El Termodesarrollo, se define como “Un proceso conveniente a través del cual una

sociedad regional logra con autonomía y capacidad de decisión, la orientación y el ritmo de los cambios que ella a sí misma determina, privilegiando la eficiencia en la administración de los flujos de energía en un territorio concreto y en un tiempo determinado, a partir de dos categorías fundamentales: el uso del tiempo libre social y la capacidad de sustentación del territorio.” (Héritage, 2008)

(45)

Sus principales desarrollos se encuentran fundamentalmente en (Georgescu-Roegen, 1996; Valero, 1998), entre otros.

La aplicación de este modelo analítico, se soporta en el reconocimiento de que los procesos de producción rural y su impacto en la población deben ser analizados a partir de un enfoque termodinámico que interprete los niveles de entropía que se generan en dichos procesos, lo que conduce a un análisis objetivo de la eficiencia de los sistemas de producción.

El Modelo Analítico Héritage, desarrolla el Índice Héritage de Desarrollo Rural

(IHDR), a partir de una serie de indicadores que permiten explicar la situación de las comunidades rurales y construir un objetivo de desarrollo que privilegie la eficiencia de los procesos productivos, en un análisis de productividad energética, y cuyo propósito central sería lograr la permanencia de estas comunidades en su territorio, garantizando la satisfacción de sus expectativas sociales.

Como indicador de impacto, el IHDR permite evidenciar los procesos de cambio

en el largo plazo, considerando las expectativas que la sociedad rural construye en función de sus intereses y de acuerdo con la selección y apropiación de las técnicas de producción que se aplican, a partir del conocimiento que tienen sobre las condiciones particulares de su territorio (Héritage, 2011).

El índice IHDR, mide la eficiencia de la administración de los flujos de energía que intervienen en los sistemas de producción agropecuarios. Correlaciona la eficiencia energética del sistema productivo con la capacidad de satisfacción del consumo social requerido de la población rural y el aprovechamiento conveniente de la capacidad potencial de trabajo.

(46)

con el índice de oportunidades campesinas (IOC), es decir la capacidad que tienen los sistemas productivos para garantizar el requerimiento vital y las expectativas de consumo social de las familias campesinas.

Por su parte, la inclusión hace referencia al índice del uso del tiempo laboral productivo IUT, es decir la posibilidad que tiene la familia campesina de utilizar el potencial total de su trabajo y así, encontrarse incluido (o excluido) del sistema productivo. Se explica a través del Factor de Desutilidad del Trabajo (FDT).

[image:46.612.121.552.339.694.2]

Las variables constituyentes de cada indicador, se expresan en una unidad de medida energética común: la kilocaloría. A continuación se relacionan:

Tabla 3. Indicadores Héritage de Desarrollo Rural

INDICE VARIABLE

TASA DE RETORNO ENERGÉTICA

(TRE)

Pci: Producción por cultivo (kg)

VKci: Valor energético por cultivo (Kcal.) Pr: Población rural

Rv: Requerimiento vital energético (Kcal.) Aci: Área del cultivo (ha)

Eeci: Energía externa usada en el cultivo (insumos y maquinaria) (kcal.)

INDICE DE OPORTUNIDADES

CAMPESINAS (IOC)

TRE: Tasa de Retorno Energética

CSR: Consumo social Requerido: Encuesta de Ingresos y gastos DANE

1. Bebidas Alcohólicas y Tabaco 2. Prendas de vestir y calzado

3. Vivienda y servicios (agua, luz, gas)

(47)

5. Servicios médicos y de salud 6. Transporte

7. Comunicaciones (teléfono, celular e internet) 8. Recreación y Cultura (Vacaciones ferias) 9. Educación

10. Vacaciones (hoteles y restaurantes) 11. Otros Bienes y servicios

12. Impuestos

13. Gastos Financieros

Rvr: Requerimiento vital de la población rural

ÍNDICE DEL USO DEL TIEMPO

(IUT)

JLE: Jornadas Laborales Efectivas: cantidad de jornadas que se requieren para la producción por hectárea.

JLP: Jornadas Laborales Potenciales: Población masculina entre 15 y 64 años

FACTOR DE DESUTILIDAD DEL TRABAJO

(FDT)

Factor que normaliza el índice de uso del tiempo (IUT), en un rango de 0 a 1, siendo su rango normalizador cuando el IUT es igual a 1, y el rango de inconsistencia cuando el IUT es cercano a 0 ó mayor de 1,4.

TASA DE SUFICIENCIA ALIMENTARIA

(TSA)

Ep: Energía producida en kilocalorías

Erv: Energía de Requerimiento vital de la población total

ÍNDICE HÉRITAGE DE DESARROLLO

RURAL (IHDR)

Índice Compuesto. Se expresa como la media

geométrica del producto entre el IOC, la TSA y el FDT

(48)
[image:48.612.149.512.545.677.2]

3.3.1 Flujos de energía en un sistema de producción campesino. Los flujos de entrada energética están determinados por el requerimiento vital de la familia campesina, entendiendo que es la energía necesaria para que la unidad familiar pueda involucrar su trabajo en la producción, más los insumos externos que eventualmente incorpore al sistema. Los flujos de salida son su producción medida en kilocalorías.

Figura 1. Flujos de Energía en un Sistema de Producción Campesino

Fuente:Corporación Héritage, 2011.

El requerimiento Vital (Rv). Es el número de Kilocalorías que necesita consumir un ser humano para garantizar su estabilidad vital. Se tomó como base la media reportada por el análisis de Bienestar Familiar, sobre el consumo en kilocalorías de las comunidades rurales, promedio por familia, de la siguiente manera:

Tabla 4. Requerimiento vital de la población Rural

ENERGÍA (Kcal/Día) Miembro de la familia Todas las

Actividades

Solo Jornada Laboral

Hombre 3.078 1.766

Mujer - Anciano 2.447 1.423

Niños/Joven 2.246

Fuente: Corporación Héritage. 2011 ENTRADAS - Inputs (kcal):

 Requerimiento vital de la familia (factor de consumo familiar)  Insumos externos

SALIDAS - Outputs * Producción primaria

(kcal) SISTEMA DE

(49)

El factor familiar de Consumo energético. Se define como el número de

jornadas familiares de consumo vital (365 días año por persona) que deben ser garantizadas por las Jornadas Laborales Productivas (JLP) de la familia campesina (260 jornales año por hombre en edad de trabajar). (Héritage, 2011)

En una familia tipo que está compuesta por 5 personas, el total de jornadas familiares de consumo diarias al año es de 1.825 y el número de JLP potenciales con un solo hombre en capacidad de trabajar es de 260 al año. El factor de consumo familiar es el número de jornadas familiares de consumo diarias que debe garantizar una jornada de trabajo. De manera que una jornada laboral productiva debe garantizar 7,02 jornadas familiares de consumo, es decir 17.469kcal día de toda la familia. En el cuadro se presenta la relación de consumo energético para una familia campesina tipo en Santander.

Figure

Tabla 2. Indicadores Poblacionales Rurales Simacota
Tabla 3. Indicadores Héritage de Desarrollo Rural
Figura 1. Flujos de Energía en un Sistema de Producción Campesino
Tabla 5. Relación de Consumo Energético en economía campesina familia tipo Santander
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