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Factores que afectan la participación política de mujeres jóvenes en Bogotá

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Academic year: 2017

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Pontificia Universidad Javeriana

Departamento de Psicología

Proyecto de Grado:

Factores que afectan la participación política de mujeres jóvenes en Bogotá.

Autoras:

Triana Marcela Montes Ballestas

Laura Catalina Novoa Corzo

Karen Xiomara Ortíz Arévalo

Co-Autora:

María Lucía Rapacci.

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Tabla de contenido

0. Introducción………. 11

0.1 Planteamiento del Problema……… 14

0.2 Fundamentación Bibliográfica……… 30

0.3 Objetivos………. 43

0.3.1 Objetivo General ……… 43

0.3.2 Objetivos Específicos ………. 43

0.4 Categorías Deductivas……… 44

1. Método………. 47

1.1 Enfoque y método específico de Investigación………... 47

1.2 Participantes………. 51

1.3 Instrumento……….. 51

1.4 Procedimiento………... 52

2. Resultados………. 55

2.1 Coherencia ……… 55

2.2 Intertextualidad ……… 84

3. Discusión………... 101

4. Conclusiones………. 114 Referencias……….……….….. 117

Apéndices ………... 122

Apéndice A……….... 122

Apéndice B……….... 129

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0. Introducción

El escenario político se ha presentado para los y las jóvenes durante la historia colombiana, como un espacio laberíntico en el que aparecen un sinnúmero de dificultades que se relacionan con diversas características demográficas como: la posición social, el género, las facilidades educativas y las relaciones interpersonales, entre otros. De manera que subgrupos juveniles como el de mujeres se han invisibilizado ante la representación política y la posibilidad de ejercer acciones para el cambio; además, el discurso popular está encaminado a encasillar a la juventud dentro del desinterés político y la inhabilidad participativa pero, paradójicamente, con un análisis detallado, se puede observar hoy, cómo en los y las jóvenes se movilizan las representaciones acerca de los mecanismos de participación política y las concepciones sobre los aspectos sociales hacia nuevos escenarios que trascienden espacios institucionales del Estado, fundado prácticas que están inscritas en el ejercicio de acciones socio-culturales y que hacen referencia a escenarios de la vida cotidiana.

Ante este panorama, son muchas las preguntas que surgen frente a las limitaciones que impiden una explicación satisfactoria del fenómeno de la participación política de jóvenes, particularmente, de mujeres jóvenes que reconozcan su condición y rol de mujer dentro del ámbito de participación política, al asumir reivindicaciones sociales y políticas sobre la demanda de la acción juvenil, junto con la reflexión y postura de género.

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conocimiento, en el cual se construyen significados sucesores de factores sociales y culturales (Bravo, 2002). Por lo tanto, se hace necesario abordar una reflexión, con base en las nuevas realidades relacionales que permiten observar los significados que están construyendo los jóvenes como individuos inmersos en una dinámica discursiva de interacciones sociales, las cuales optimizan el desarrollo de un pensamiento crítico hacia las diversas prácticas de participación política, que fundamenten el ejercicio de formación ciudadana.

Para lograr este objetivo, se realizó un análisis de narrativas, a partir de una entrevista semi-estructurada de dieciocho preguntas, sin embargo, durante la realización de la misma se sumaron nuevas preguntas que ayudaron a complementar la información suministrada por las participantes en relación a las prácticas de participación. Asimismo, el diálogo fue un componente importante que permitió abordar la emergencia de preguntas reflexivas las cuales permitieron reconsiderar y volver a manifestar los pensamientos o ideas que han llevado a plantear las comprensiones expresadas sobre sus propias acciones y de su experiencia subjetiva. En este aspecto, el lenguaje se convirtió en un recurso fundamental en tanto es, a través del lenguaje que se puede significar, distinguir, interactuar y cambiar la realidad (Maturana, 1992 en Zlachevsky, 1996). Por lo tanto, las técnicas narrativas -en especial la conversación-, fueron de gran utilidad -en este proceso para conocer las comprensiones y trayectorias de las mujeres jóvenes participantes.

En la posterior lectura y análisis de los relatos de las participantes se obtuvieron conclusiones que permiten considerar a las instituciones de socialización primaria como referentes que generan una importante influencia al motivar y animar el ejercicio de la participación, tales como: el núcleo familiar y las instituciones educativas, en tanto que animan en un principio, la exploración y establecimiento de diálogos reflexivos que sumen la construcción de conocimiento y el agenciamiento de escenarios de cambio.

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0.1 Planteamiento del problema

El ser humano es complejo y multidimensional, es transformado y transformador en la relación dialéctica entre el ser y el contexto, es construido y deconstruido por la confluencia de sus condiciones socio-culturales, necesidades, deseos, éxitos y fracasos. Desde una visión holística del mundo, Capra (1996) concibe al organismo como una totalidad integrada en un sistema que comprende un conjunto de interacciones y relaciones entre las partes. Desde esta concepción sistémica, se puede explicar que en el desarrollo del ciclo vital están presentes dinámicas de relaciones sociales y culturales que influyen en las etapas de desarrollo del sujeto, en particular, el momento vital de la juventud está marcado por la misma dinámica.

Las personas por lo general durante la juventud viven un período crítico de decisiones a nivel personal y social, creando y fomentando recursos y/o mecanismos por los cuales hacen valer sus ideas propias, en donde la definición de la propia identidad cobra un papel protagónico (Duarte, 2002). Las formas de expresión de esta identidad se podrían presentar en el ámbito social y personal; es decir en distintas manifestaciones que vinculan acciones, ideologías, creencias y pensamientos propios que tienden a ser articulados en la incursión de dinámicas políticas. Desde este punto, la participación política es entendida como las maneras de proceder, los medios de vinculación y tipos de acciones que se realizan; como pautas de comportamiento, que hacen valer y expresar lo que se quiere hacer y conjunto de ideas que sirven de fundamento para realizar acciones políticas y sociales (García, 2006).

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construcción de un futuro colectivo, es necesario aproximarse al conocimiento para el ejercicio de la misma, por lo que implica entonces tener suficiente información y formación sobre los temas que se pretende participar.

En cambio, si se hace referencia al derecho y a la capacidad de los ciudadanos de elegir a sus representantes y de decidir sobre temas que generan interés y polémica, la participación con decisión es la indicada para promover dichos elementos. Sin embargo, la participación no sólo es vista como la posibilidad de elegir a representantes e incluir temas de debate político capaces de generar discusiones, también se hace uso de la participación directa de los ciudadanos en la consecución y ejecución de los recursos públicos, en otras palabras es una clase de participación con gestión, en el sentido que se encarga de vigilar y administrar el buen uso de recursos, como se mencionaba previamente.

Ahora bien, en términos más profundos que trascienden el control social de la planeación y ejecución de los recursos públicos, la participación con control implica pues como ciudadano ser veedor de la gestión de los funcionarios públicos, gobernantes y contratistas, además de los representantes por la comunidad en los diferentes espacios de participación (consejos), por lo tanto, debe existir una sociedad beneficiaria capaz de realizar un seguimiento y evaluación integral a la eficiencia y eficacia de los mismos.

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En cambio en el cabildo abierto y la iniciativa legislativa hay más posibilidades para que los mismo ciudadanos participen de forma directa, sea discutiendo asuntos de interés para la comunidad o presentando proyectos ante cada uno de los cuerpos colegiados creados - senado, Cámara de Representantes, asambleas departamentales, concejos municipales y distritales, y las juntas administradoras locales - (cartilla CMJ, Colombiajoven, 2010, s.p.).

En el análisis sobre el surgimiento de las ideas y de las posiciones políticas de los y las jóvenes, es necesario conocer que tanto las teorías sobre la génesis de los sujetos políticos como los principales hallazgos de la investigación empírica sobre el proceso de socialización política han servido para llegar a la comprensión de las intervenciones familiares y escolares tempranas en la conformación de la personalidad del sujeto democrático; de esta forma, la conducta política de las personas estaría fuertemente influenciada por el proceso de socialización latente que toma lugar durante las etapas tempranas del aprendizaje en la niñez (Pizarro & Palma, 1997).

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Entonces, si se tiene en cuenta a la juventud como un proceso trascendente dentro del desarrollo de cualquier persona y como una construcción social de significados, es relevante tomar en cuenta los aspectos que influyen en la participación política y vinculación social de los y las jóvenes. Uno de estos aspectos es la adopción social-simbólica de perspectivas que le permiten al joven entender que las personas son combinaciones complejas de su propia historia, además que sus acciones y pensamientos están en función de sus creencias, valores y actitudes. Por otro lado ésta adopción le permite concebir al sistema social como una construcción de perspectivas convencionales en la que participan todos los miembros de un sistema de relaciones mutuas (Moreno & del Barrio, 2000). Esta misma adopción de perspectivas, le permite al joven ubicarse en un punto dentro del sistema, apropiándose de una perspectiva propia, distinguiéndola de las demás y participando en la construcción de dicho sistema.

En este aspecto, las iniciativas que fomentan las prácticas y comprensiones de la participación política colombiana, en especial de las mujeres jóvenes del país, constituyen una población importante a considerar en términos de participación. Si bien, Colombia es un país considerado como una de las democracias más antiguas de América Latina, que al igual que otros sistemas democráticos de participación, “se propone establecer sistemas de gobierno que ofrezcan un procedimiento para la toma de decisiones basado en el igual valor de las personas y en la capacidad de cada una de ellas para que su opinión y perspectiva sean tomadas en cuenta” (Álvarez, 2004, p. 4), sin embargo, la ejecución y potencialización de dicha garantía de igualdad sólo se empezó a dar para las mujeres hace 54 años (con el establecimiento del voto femenino el 01 de Diciembre de 1957) tiempo en el cual esta parte de la población ha conseguido poca representatividad y bajos niveles participativos.

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política está instituida como uno de esos derechos en el artículo segundo de la constitución (1991), es muy importante revisar su ejecución y cumplimiento.

Asimismo, teniendo en cuenta que la condición de ciudadanía se legaliza desde los 18 años de edad y que la formación de la misma está enmarcada en la constitución desde edades tempranas, nos interesa hablar de las mujeres que se encuentran en este rango de edad desde donde se empieza a ejercer la ciudadanía en cuanto al reconocimiento y ejecución de derechos civiles. A este respecto, es importante anotar que la juventud –ubicada dentro del rango etario mencionado y definida como periodo del ciclo de vida en que las personas transitan de la niñez a la condición adulta, y durante el cual se producen importantes cambios biológicos, psicológicos, sociales y culturales (CEPAL, 2000) – toma un papel significativo en la consecución de tales derechos por medio la participación en diferentes ámbitos.

No obstante, aunque la condición de ciudadanía se legaliza desde los 18 años de edad, en el trascurso de la historia, es poca la información que se tiene frente al papel de las mujeres en relación con el ámbito político, ya que el papel de la mujer no ha tenido gran repercusión por las diferentes estrategias patriarcales en las que las sociedades se han desarrollado, dando así, lugares y espacios específicos para el desenvolvimiento de hombres y mujeres por separado, y en algunas ocasiones compartidos (Duarte, 2002). Al evolucionar las sociedades, se han fueron tipificando las capacidades de cada género en cuestiones favorables para el grupo humano. Las mujeres fueron inscritas en oficios de la casa y su principal papel era en el desarrollo de la familia, de tal forma que las mujeres fueron relegadas al ámbito doméstico – privado y los hombres al ámbito económico – publico, caracterizando el papel de la mujer en la sociedad como algo inferior, ya que lo doméstico es visto con desprecio y sin mayor valor alguno para el bienestar de la comunidad; por el contrario, lo público ha sido significado como escenario de gran valor porque desde allí se definen cuestiones importantes de la sociedad (Duarte, 2002).

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sectores populares, situaciones trasgresoras – violencia, delincuencia, el consumo de drogas, etc – utilizando como principal población de estudio hombres jóvenes. Es curioso que cuando se estudia a las mujeres jóvenes, se evidencian básicamente asuntos relativos al embarazo adolescente y la atención materno infantil. (Cartilla CMJ, Colombia joven, 2010, s.p.). Por tal razón, surge un especial interés por indagar profundamente sobre la participación de mujeres jóvenes en el ámbito político, puesto que esta temática no ha sido abordada en los estudios de participación, y las investigaciones encontradas tratan a grandes rasgos la participación en un contexto general, por lo tanto esto se constituye en un vacío comprensivo importante en el panorama de la participación política femenina.

Aunque no haya tantos estudios que muestren con claridad cómo ha sido la participación política de las mujeres jóvenes, sí existe representación del género femenino en escenarios de la sociedad colombiana. Las mujeres, constituyen según encuestas nacionales de demografía y salud y censo nacional (2005) un porcentaje significativo ligeramente mayor al de los hombres en todo el país, lo cual muestra que por cada 91 hombres hay 100 mujeres, que hay más mujeres que hombres en la zona urbana y un porcentaje equitativo en la zona rural (ENDS, 2005). Si se tiene en cuenta que el nivel educativo es uno de los factores que determina la posibilidad de ejercer los derechos, se puede observar que entre las personas de 16 a 20 años de edad, la asistencia a la escuela es de 46%, siendo en la zona urbana el porcentaje de los hombres, 53% y la de las mujeres, 50%; en la zona rural es de 31%, siendo de 30% la de los hombres y de 32% la de las mujeres y, entre las personas de 21 a 24 años, la asistencia se reduce a 21% con respecto a la encuesta anterior: 25% para hombres y mujeres de las zonas urbanas y 6% entre los hombres y mujeres de la zona rural. Finalmente, la media de años de educación de las mujeres es de 5.3 años, contra 4.9 de los hombres (ENDS, 2005); afirmándose que las primeras han completado más la secundaria y la educación superior.

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presencia en la administración política pública evidenciada en las siguientes estadísticas:

Tabla 1 Curules ocupadas por mujeres en cargos públicos

Entidad

N° Curules

N° Mujeres

% Mujeres

Cámara de Representantes 162 17 10%

Senado 102 16 16%

Asambleas 396 72 18%

Concejo 10253 1647 16%

Presidencia 1 0 0%

Gobernaciones 32 1 3%

Alcaldías 1099 99 9%

Ministerios 13 3 23%

Consejo superior de la

Judicatura 13 2 15%

Consejo de Estado 27 9 33%

Corte Suprema de Justicia 23 4 17%

Corte Constitucional 9 1 11%

Consejo Nacional Electoral 9 1 11%

Con base en la tabla 1 se observa que el número de mujeres que ocupan cargos curules públicos en el Estado colombiano, no sobrepasa a la tercera parte de las ofrecidas por institución, y viendo el total de curules ofrecidas por parte del gobierno para ocupar cargos públicos, la presencia de las mujeres en las mismos no sobrepasa el 15.5% sobre el 100% de las curules ofrecidas.

Tabla 2 Cargos públicos ocupados por mujeres diferenciados en partidos políticos Partido Alcaldesas Concejalas Diputadas Cámara Senadoras Gobernadoras ALAS EQUIPO

COLOMBIA 10 136 2 2 0 0

ASA 0 8 0 1 0 0

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APERTURA

LIBERAL 2 82 2 0 0 0

AICO 0 15 1 0 0 0

COLOMBIA

VIVA 0 45 2 0 0 0

MIRA 0 14 2 1 1 0

AFRO 4 16 0 1 0 0

CAMBIO

RADICAL 11 194 9 3 3 0

COLOMBIA

DEMOCRÁTICA 1 71 4 sin. Inf. 0 0

CONSERVADOR 16 281 12 2 1 0

CONVERGENCIA 9 126 4 sin. Inf. 0 0

LIBERAL 16 330 16 3 4 1

PDA 2 50 4 1 1 0

PARTIDO DE LA

U 10 186 12 4 7 0

VERDE OPCION

CENTRO 2 46 1 0 0 0

TOTAL 88 1647 72 18 17 1

En la tabla 2 se observa que los cargos públicos con más representatividad femenina son en el consejo y las alcaldías, y aquellos que casi no cuentan con la presencia de mujeres son en las gobernaciones y en el congreso. Por otro lado los partidos políticos que acogen a más mujeres y las promueven para ocupar cargos públicos son en su respectivo orden: el partido liberal, el partido conservador, el partido de la u y cambio radical.

Tabla 3 Porcentaje de Mujeres Participantes en el Congreso

Congresistas 1998-2002 2002-2006 2006-2010

senado 12,75 11,76 16

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Tabla 4 Ocupación de cargos públicos 2010

Cargo Total Hombres % Mujeres %

Gobernaciones 131 123 93,9 8 6,1

Alcaldías 3245 2929 90,3 316 9,7

Asambleas 2677 2197 82,1 480 17,9

Consejos 56011 46179 82,4 9832 17,6

Total (Sin JAL) 62064 5148 82,9 10636 17,1

Tabla 5 Ocupación de cargos públicos 2007

Cargo Total Hombres % Mujeres %

Gobernaciones 151 139 92,1 12 7,9

Alcaldías 4638 4060 87,5 578 12,5

Asambleas 2691 2296 85,3 395 14,7

Consejos 65891 54067 82,1 11824 17,9

JAL 13078 8916 68,2 4162 31,8

Total 86449 69478 80,4 16971 19,6

Así, se puede ver que de 1998 hasta 2010, el porcentaje de mujeres elegidas en el Congreso ha disminuido gradualmente; mientras que en cargos como gobernaciones, alcaldías, asambleas y concejos, ha aumentado más o menos en un 2 % en 5 años. De todas maneras este es un porcentaje muy bajo lo que demuestra que el camino hacia lograr una ejecución efectiva del derecho y deber de participación que tienen las mujeres va demasiado lento. En este marco, resulta oportuno formularse la pregunta ¿Cuáles son los factores que afectan el ejercicio de participación política de las mujeres jóvenes en Bogotá?

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Jóvenes en la Ciudad de México”, en concordancia con las culturas juveniles y la cultura política. Este trabajo explora cómo construyen su opinión política y participan en el espacio público los jóvenes invisibles de la ciudad de México. Entendiendo por “Jóvenes Invisibles” aquellos sectores juveniles, por lo general de clases medias y populares no organizados formalmente (Portillo, 2000, p. 11). Este mismo estudio se refiere a la Encuesta Nacional de Juventud que se llevó a cabo en México en el año 2000 por el Instituto Mexicano de la Juventud (2001), donde se señala que sólo el 26% de los jóvenes afirman haber participado en alguna asociación social.

Otro estudio de la misma índole, realizado por Enrique Cuna Pérez, presentado como ponencia de la Universidad Autónoma Metropolitana en el 2003, llamado “Culturas Políticas Juveniles y consolidación de la Democracia en México” en el que Cuna resalta a los jóvenes como sujetos políticos y transformadores sociales, argumentando que “los jóvenes muestran hasta donde son un factor de cambio sociopolítico o una etapa de conservación de las fuerzas tradicionales de la vieja generación” (Cuna, 2003, p. 2). Este estudio también tiene el objetivo de descubrir por cuál de las dos opciones se han orientado los jóvenes mexicanos para hacer una revisión de las tendencias y afectos partidistas, y encontrar las causas por las que los jóvenes creen, piensan, valoran la política y sus fenómenos de cierta manera y no de otra. Así, se puede ver que el contexto histórico es muy tenido en cuenta para el estudio de la participación política y la cultura política juvenil.

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mostrar los vacíos conceptuales y estadísticos que ha tenido el estudio de la inmersión de la mujer a la vida política y a la vida pública.

En el estudio de Milosavljevic (2007), sobre la equidad de género, el cual se toma como población al pueblo latinoamericano, teniendo en cuenta más de 16 países para recolectar las estadísticas necesarias al estudiar las diferencias existentes entre hombres y mujeres frente a aspectos tales como: características de la población, fecundidad, tiempo de vida, los roles que manejan en el ámbito familiar, la educación, el trabajo, la economía, la salud, la violencia y la participación política, nos orienta para indagar sobre las posibilidades en cuanto a porcentajes, las acciones y espacios en los que las mujeres deben desarrollarse, para explorar las razones por las cuales no participan activamente en el ámbito político.

De acuerdo al estudio planteado por Ghiardo (2004), se encontró que en la Tercera Encuesta Nacional De Juventud de 2002, en cuanto al ámbito político, más del 61.5% de los jóvenes chilenos no se inscribe en los registros electorales. Esto es un indicador de las bajas tasas de participación política en la juventud, por lo cual surge el interés de investigar las razones por las cuales los jóvenes no tienen una participación activa frente a las cuestiones políticas, creando así motivos para entender los porqués de su desinterés o los obstáculos que se presentan frente a ellos que pueden afectar su participación.

Otro estudio importante para la investigación, es la tesis de psicología de Laura Rozo (2008), en la que se estudia la configuración de las subjetividades de los jóvenes pertenecientes a la “Organización Juvenil Jóvenes Utópicos”, los resultados muestran que la diversificación de formas de participación de los jóvenes hoy ha cambiado, no se rigen por las establecidas por las generaciones pasadas. Los mismos jóvenes crean mecanismos pasivos y activos para hacer valer sus pensamientos e ideales. Por lo tanto, esta investigación tiene gran relevancia en este estudio ya que sugiere indagar acerca los caminos por medio de los cuales los jovenes crean o construyen las comprensiones y formas de asumir su condición de sujetos políticos.

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organizaciones que fomenten prácticas y acciones políticas dentro del contexto socio-cultural de la ciudad de Bogotá. Por tal razón, es necesario explorar sectores juveniles que manifiesten en términos visibles la participación de las juventudes femeninas, sobre todo ahora que las mujeres se están viendo involucradas en diferentes propuestas políticas, buscando y/o siendo pretexto de la configuración de distintas alternativas para desplegar sus subjetividades y ampliar capacidades, en torno al desarrollo de los proyectos de vida (Beltrán, 2009), esto es visible en los diferentes planes creados por el gobierno como las políticas públicas de juventud, mujer y género.

Incursionando en otras formas alternativas con las que los jóvenes y las jóvenes interactúan y dan a conocer sus ideas y/o perspectivas frente a diferentes temas que interesan en la sociedad, como lo político; aparecen las tecnologías de la información y comunicación – TIC -. Como no podía ser de otra forma, el repentino surgimiento de estas tecnologías ha ido acompañado de un importante cambio en un amplio abanico de hábitos, actitudes y comportamientos de los ciudadanos. Estos cambios están relacionados con el acceso, manejo y transferencia de información como con la forma, frecuencia y rapidez de la comunicación entre los individuos. Según Ferdinand (2000) citado por Robles (2006), han sido muchos los que han visto el surgimiento de este nuevo tipo de sociedad y en las tecnologías se hace posible una importante oportunidad para mejorar y perfeccionar los sistemas de representación y gobierno de los estados modernos, ya sea principalmente internet, como una fuente de información magnifica para la formación de los participantes políticos (Tolbert y McNeal, 2003 citado por Robles, 2006), lo cierto es que su aparición y posibilidades de acceso, agilidad y rapidez, no ha dejado a nadie a un lado.

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que incentiven a participar a la población que tiene más uso de estas nuevas herramientas tecnológicas, es decir la población juvenil.

Uno de los programas planteados por el gobierno español, es la iniciativa Ciudadanos 2005, el cual pretende incentivar la participación política de los ciudadanos mediante la utilización de las TIC’s. Algunos de los objetivos relacionados con la iniciativa, importantes para destacar son el desarrollar nuevas formas de organización de la ciudadanía y de las estructuras de gobierno y establecer diferentes mecanismos de participación que incentiven y permitan a todos los ciudadanos que deseen y quieran participar de la vida pública (Robles, 2006). Esta iniciativa utiliza las TIC – en especial el internet – para mejorar la toma de decisiones relativas al gobierno de todos y promueve formas más distributivas de decisión, lo cual es acogido por la población juvenil de una forma eficaz y positiva.

Teniendo en cuenta la implementación de las nuevas tecnologías en donde el manejo de información se canaliza por vías electrónicas, existe una comunicación más rápida entre los jóvenes, lo que permite que se vaya tejiendo un sistema de relaciones; se comparten juicios de valor y percepciones sobre temas particulares referentes a la política. Asimismo, se afirma la existencia de una tendencia que permite la construcción de significados entre distintos jóvenes. Sin embargo, este fenómeno no sólo debe ser visto en un contexto influenciado por alternativas tecnológicas, sino que también se puede presenciar en acciones y prácticas cotidianas de mujeres jóvenes que estén interesadas en hacer parte de organizaciones con sentido político.

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En este sentido, para el construccionismo social las explicaciones derivan de la coordinación humana de la acción. Las palabras sólo adquieren su significado en el contexto de las relaciones actualmente vigentes. Alcanzar una inteligibilidad (núcleo de conocimiento) es participar de una pauta reiterativa de relación. Por lo tanto, las relaciones de los sujetos con el entorno constituyen un marco de referencia importante para poder comprender las dinámicas de la participación política de las juventudes femeninas. Además, desde esta postura, es posible hacer un análisis de las concepciones y significados que las mujeres jóvenes atribuyen al proceso de participación a partir de una exploración que se basa en el lenguaje y en la narración de la propia experiencia.

Asimismo, a partir de las experiencias colectivas, se puede comprender el significado como “derivado de juegos de lenguaje microsociales, inmersos en patrones más amplios de vida cultural” (Gergen, 1992 citado por Pakman, p.30), los significados influyen en el ejercicio de la ciudadanía, específicamente en “las distintas formas de participación femenina que se organizan en movimientos y determinan frecuentemente políticas particulares enfocadas hacia el ejercicio de la ciudadanía” (Gergen, 1992 citado por Pakman, 1996, p. 27), por lo tanto, se pretende estudiar la participación política desde un marco socioconstruccionista que permita abordar las concepciones y significados que atraviesan las búsquedas, mecanismos, hallazgos y comprensiones sobre prácticas relacionadas con el ejercicio del derecho ciudadano; la participación.

En este aspecto, el objetivo principal de este estudio estará enfocado hacia la comprensión de diversos factores que están afectando la participación activa de las mujeres en el ámbito político. De igual forma, se pretende alcanzar un panorama sobre posibles causas que inciden en el ejercicio de la ciudadanía en cuanto al reconocimiento y ejecución de derecho civiles.

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sociedad y los fenómenos que la están configurando, como la acción social, la relación social y los grupos, es de importancia tener en cuenta las diferentes expresiones de las jóvenes sobre la participación política.

Quizás pocos crean que el tema de participación política sea relevante para el ámbito de la educación, pero la investigación trae a colación diferentes incógnitas, las cuales se pueden responder y expresar en la educación, esto nos lleva a pensar que las diferentes formas por las cuales las mujeres jóvenes ejercen su derecho de participación y realizan una acción para hacerse escuchar y dar a conocer sus pensamientos e ideas tienen relación con la formación que han tenido en los escenarios educativos, donde se construyen y desarrollan habilidades, conocimientos, actitudes y valores para fomentar su ejercicio ciudadano. Por esa razón es de gran valor, la investigación para el campo de la educación.

Igualmente, la participación política de las mujeres jóvenes en Bogotá, es de interés para la psicología en tanto permite y sugiere el análisis de las dinámicas de relación en las cuales se produce la subjetividad política y el ejercicio de la ciudadanía.

Desde otra perspectiva, es importante resaltar en este estudio, la trascendencia del problema para la sociedad Colombiana, pues al visibilizar los factores que afectan el ejercicio de la ciudadanía de las mujeres jóvenes se está aportando insumos que amplíen los debates sobre exclusión de género y señalen rutas a tener en cuenta en la construcción de políticas de reconocimiento de las mujeres jóvenes como ciudadanas.

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0.2 Fundamentación Bibliográfica

Ser joven tanto en Colombia como en el mundo está atravesado por una gran cantidad de factores y contextos de diverso orden que inciden en su construcción social y que se expresan en la configuración de roles y significados atribuidos al mismo; así se crean imaginarios en torno a los jóvenes que en muchos casos no se ajustan a la realidad sobre todo en la relación de éstos con la política. Por ello, es importante destacar que la condición juvenil nace de la reflexión sobre las prácticas sociales de los jóvenes, lo cual es derivado en múltiples denominaciones para mostrar las identidades juveniles; es decir se habla de culturas juveniles, tribus urbanas, mundos o subculturas juveniles, entre otros (Garcia, 2006). Por tal razón, la existencia de diferentes formas de ser, sentir, pensar y de ver el mundo por parte de los jóvenes, muestra los diferentes sentidos de vida que ellos tienen y cómo actúan frente a diferentes ámbitos de la vida cotidiana, entre esos el ámbito político.

Hablar de la condición juvenil, lleva a pensar en las experiencias propias que ellos viven, a pensar en lo personal, en lo inédito y en lo original de sus formas de ser, dada la calidad de que son personas diferentes. La nueva propuesta de ver a los jóvenes como expresión de nuevos movimientos políticos, evidenciados por sus prácticas, en donde se manifiestan puntos de vista políticos y que estos trasciendan las formas tradicionales de hacer presencia en la vida colectiva, es necesario ya que a través de sus organizaciones y acciones se hacen visibles las reivindicaciones, eso sí, desde otras lógicas por medio las cuales se pone en juego las maneras de pensar el mundo, de conocerlo y de interesarse en el. (Vilas, 2004)

Lo anterior se apoya de las expresiones culturales juveniles como respuesta a la exclusión social, es decir, como capacidad de resistir a las sociedades en las cuales se enmarcan sus vivencias y existencias, por lo tanto es necesario tener como punto de referencia los enfoques conceptuales que interpretan las sociedades como de control, de información y de conocimiento (Garcia, 2006).

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que la conciben como una forma de expresarse, de plantear ideas y opiniones, buscando reconocimiento social; solicitan que se les visibilice, que sus puntos de vista sean tenidos en cuenta, que se les valore como sujetos que pueden aportar en gran medida al desarrollo de la sociedad (Garcia, 2006).

La política, la conectan con la participación, por tal razón la participación política la conciben como maneras de proceder, medios de participación y tipo de acciones que se realizan; también la definen como pautas de comportamiento, manera de hacer valer y de expresar lo que quieren hacer y de conjuntos de ideas que sirven de fundamento para realizar acciones políticas (Garcia, 2006). Otras opiniones menos difundidas critican los fines que le dan a la política, en tanto manera de usarla en beneficio propio, distorsionándola como función social.

Siguiendo con la idea anterior, en el Estudio Colombiano de Valores citado por Rafael Merchán (2005), se puede observar que en relación con los adultos, los jóvenes no son un grupo estadísticamente representativo en cuestiones políticas; sacando las siguientes conclusiones: los jóvenes presentan los niveles más bajos de rechazo total frente a la importancia de la política; no existe diferencias significativas en la confianza interpersonal y hacia el Estado entre los jóvenes y los adultos; son optimistas ante la democracia pero tienen cierto sesgo hacia las posiciones autoritarias lo que conduce a una paradoja, y, por último, el estudio muestra que a menor edad existe mucha mayor propensión a que los ciudadanos se declaren “independientes” o “sin partido”(Merchán, 2005).

De este modo, se consigue decir que los jóvenes no se encuentran apartados de la política, pero tampoco están realmente inmersos en ella, puesto que, como se verá más adelante, las políticas públicas de juventud están dirigidas hacia “el desarrollo de las capacidades que permitan asumir la vida de manera responsable y autónoma, en beneficio propio y de la sociedad” (Buchelly, 2005, p. 78) y no hacia la apertura de espacios de participación eficaces en los que hayan realmente vinculación y logros puesto que éstos jóvenes no establecen un compromiso real en la participación e inmersión en la política (Hopenheyn, 2005).

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empresa o realizar negocios contractuales, sienten que nada de esto les afecta directamente”(Rey, 2005, p. 53) y por otro lado el aumento de los años de educación con respecto a los adultos hace que éstos sientan a los jóvenes como competencia y ven la posibilidad de que éstos los desplacen de sus trabajos y sus responsabilidades; por lo tanto se le quita protagonismo a la participación política juvenil y se demuestra que “ los colombianos seguimos pensando, y así lo dejamos ver en las urnas, que vale más un político recorrido, astuto y conocedor de las costumbres, que un político estudiado y preparado académicamente”( Rey, 2005, p. 48) por lo que se desvaloriza la educación y se hace más difícil la consecución de un puesto político. Además la juventud se encuentra sumergida en un dilema en el que no se es niño pero tampoco adulto, ya que el “joven está en capacidad de movilizarse, de ingresar a un partido político, de protestar por sus derechos, de apoyar a un candidato, de votar, una vez a cumplido la mayoría de edad, de participar en foros y debates, etc. Al contrario de lo que puede hacer un niño, pero cuando un adulto critica al Estado, al gobierno o a las instituciones políticas de Colombia, el común de la sociedad lo toma por analista, mientras que al joven que adopta idéntica postura, la sociedad lo califica como un rebelde sin causa” (Rey, 2005, p. 46) limitando las capacidades y cerrando los espacios relevantes de participación.

Aún teniendo tantas dificultades, Colombia es uno de los países que tiene una situación bastante privilegiada en asistencia a la juventud y espacio en las rutas políticas con respecto a otros países de Latino América y esto es paradójico ya que en Colombia se registra la mayor tasa de mortalidad juvenil por causas violentas (Hopenheyn, 2005), aunque, de todas maneras el gobierno está en vía de implementación de políticas públicas para jóvenes como el plan decenal de juventud 2005 - 2015 que propone el mejoramiento de las condiciones de vida para la juventud teniendo en cuenta que el número de jóvenes sigue aumentando (Buchelly, 2005).

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desarrollo comunitario a través del voluntariado juvenil y otros medios; la generación de una cultura de la convivencia, la paz y el tratamiento no violento de los conflictos, el acceso a bienes y servicios públicos para el mejoramiento de la calidad de vida; y , la ampliación de oportunidades sociales económicas y culturales (Buchelly, 2005). De esta manera se ha buscado la apertura de posibilidades de participación social y política para los jóvenes tratando de generar una vinculación que genere responsabilidad y cambio social que sólo es posible desde la tolerancia y la integración de todos los grupos sociales, ya que estas políticas para la juventud no pueden llevarse correctamente a cabo, sin la colaboración de toda la ciudadanía y el apoyo del Estado, para que los jóvenes tengan información suficiente y puedan participar de manera más abierta y relevante dentro de la política.

Los jóvenes sienten que la sociedad en general no los ha sabido valorar pues no ha tenido en cuenta sus iniciativas y propuestas. Creen que la sociedad, los ve como objetos y no como ciudadanos, no ven que sean tomados en serio; no han recibido apoyo real de las instituciones y de las autoridades (Ministerio de Educacion Nacional, 1994). La sociedad posee una visión negativa de la juventud y de esta forma es imposible tener una cooperación extensa y representativa. Los jóvenes especulan que los adultos tienen una actitud que muchas veces es negativa hacia ellos y sienten que de alguna manera si ellos tienen problemas es por falta de apoyo y de comunicación de los adultos hacia ellos.

“Los márgenes de participación que deja abierto el sistema público-político actual, ya de por sí son escasos, y se ven afectados por la lógica dicotómica público-privado” (Haznar, 2005, p. 63), dando como resultado una caracterización específica de las personas que pueden actuar en cada uno de estos márgenes de participación; así se puede ver que por lo general, son los hombres quiénes ocupan la mayoría del espacio público de participación política.

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individuo en detrimento de las necesidades colectivas dando puerta abierta a la creación de alianzas de aquellos que comparten intereses, cerrando los campos de acción y de participación para los que no han tenido las opciones suficientes de ejercer una participación activa.

Dicha lógica de promoción, principalmente de los intereses individuales y privados, invade los espacios de acción en participación política comúnmente ofrecidos: el de la elección de representantes y el del uso de los servicios de la administración pública (Haznar, 2005, p. 64) y las democracias actuales, a pesar de todos los intentos por lograr una representación plural y efectiva, no han logrado que la mayoría de los intereses de los ciudadanos se vean reflejados en las acciones de los dirigentes ni en las políticas públicas para el desarrollo, pues las oportunidades ofrecidas no tienen las propiedades suficientes para ser utilizadas.

Es por esto que: “La implementación de los procedimientos no puede perder de vista la disposición social de las personas, su condición y oportunidades, en el entramado de estructuras e instituciones sociales” (Álvarez, 2004, p. 5). La cantidad de tareas y responsabilidades que una persona tenga frente a su vida y la vida de sus seres queridos, además de la cantidad de recursos para llevar a cabalidad dichas tareas, determinan los espacios, las modalidades y la frecuencia en las que las personas participan en política.

Asimismo, cada uno de los ciudadanos y ciudadanas que actúan en política lo hace desde el lugar social en el que se encuentra ubicado(a), poniendo en práctica las posibilidades de acción que les ofrece dicho lugar. La acción política, como cualquier acción autónoma, es siempre una acción condicionada por las oportunidades (Álvarez, 2004, p. 5), y aunque muchas oportunidades están expresadas en leyes y normas públicas de protección de derechos, la misma cultura y las interacciones legitimadas de ejercicio del poder, han originado un impedimento para que las oportunidades plasmadas en el papel se puedan efectuar íntegramente.

Silvina Álvarez (2004 p.7), con respecto a lo anterior dice que:

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hijos han sido durante demasiado tiempo, los espacios reservados por la sociedad a las mujeres. Por tanto, para que las mujeres puedan traspasar el umbral de la vida privada e incorporarse a la vida pública, es indispensable redefinir el ámbito doméstico y redistribuir las tareas de cuidado”.

Estos roles que han sido establecidos para las mujeres, e incluso los que han sido establecidos para los hombres han determinado el terreno de participación de cada uno. Las mujeres no pueden competir con los varones en igualdad de condiciones porque en general “tienen mayores responsabilidades familiares y domésticas que atender, tienen menos tiempo disponible para la actividad política, cuentan con menos recursos económicos, son portadoras de un estigma de género que hace que muchas personas –varones y también mujeres- las consideren no aptas para la política, deben enfrentarse a los prejuicios y descalificaciones que dicho estigma conlleva, y deben hacerse lugar en un ambiente en el cual son una minoría y con escasa influencia”(Álvarez, 2004, p. 11). Las mujeres dentro del sistema democrático colombiano y en otros lugares del mundo cuentan con una gran cantidad de retos que se terminan convirtiendo en impedimentos para participar políticamente y lograr además que la participación alcanzada se dé desde no sólo una perspectiva de género sino desde una perspectiva social y pluralista.

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puede definir con claridad, no se puede ver y ninguna de las políticas creadas para el desarrollo y por los intereses de las mujeres alcanzan a acoger y ocuparse de estos obstáculos.

Así, se puede identificar que “la situación laboral de las mujeres no corresponde a los esfuerzos que ellas realizan por educarse, ni a que se trata de una fuerza de trabajo más educada en promedio que la de los hombres” (Arango y Guacaneme, 2005, p. 8) Como un ejemplo de esto: las recientes cifras de desempleo que notoriamente señala el Dane (2005) citado por Arango & Guacaneme (2005) afirman que la cifra de desempleo de las mujeres es 6.9 puntos porcentuales superior al de los hombres, es decir: 16 % frente a 9.1%; lo que contundentemente da muestras del poco poder político femenino. Ya que, si las mujeres tuvieran más incidencia en las grandes decisiones del país, el tema de la discriminación laboral, sus menores salarios y su alto desempleo, estarían en la agenda de los debates importantes del Estado y se propendería a la construcción, cada vez mayor de mecanismos que permitan sobrepasar las barreras que interrumpen el acceso completo de las mujeres a los espacios políticos.

Otra de las características que hace evidente la presencia de un “techo de cristal”, en la carrera política de las mujeres en Colombia está en que, retomando la historia del país, las mujeres han tenido una decisiva participación en los procesos electorales, promocionando ideologías políticas e instituyéndose como fuerza electoral a través de la historia de los partidos políticos, sin embargo, siempre estuvieron como activistas y apoyo logístico en las campañas pero difícilmente ostentaron algún cargo público importante (Arango & Guacaneme, 2005, p. 23).

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Votebien (2010), escribió un artículo para la revista Semana en relación con las elecciones nacionales para Senado y Cámara en el que promulga que: “de las listas presentadas por los partidos y movimientos políticos para las elecciones del 14 de marzo de 2010, los 2.335 (100%) candidatos que aspiran a una curul en el Congreso, sólo 551 (23.5%) son mujeres. Los otros 1.784 aspirantes, equivalentes al 76.4%, son hombres”, lo que demuestra que realmente no hay como tal una igualdad de oportunidades, y para ser Colombia uno de los países que se ha propuesto como meta de desarrollo incluir en un porcentaje igualitario a varones y mujeres en política, la representación política de mujeres a nivel público es muy poca.

No obstante, no basta con ser mujer para garantizar una posición democrática o para tener una memoria histórica de las luchas que estas han emprendido para derribar los muros de exclusión erigidos por las primeras democracias y conquistar su derecho a una ciudadanía plena y se puede ser mujer y no tener conciencia de que el sexo de las personas, en las democracias modernas, se convirtió en una diferencia política relevante usada en muchos casos para poner en desventaja a las mujeres (Wills, 2004, p. 26), esto es importante porque muchas de las mujeres que llegan a los altos cargos políticos en el país están presionadas por un grupo político de su partido o su movimiento que está conformado en su mayoría por hombres, por lo que el trabajo se centra en los intereses de esta mayoría y la participación política de la candidata o representante se masculiniza. Por estas razones, más presencia de las mujeres en el ámbito político, no garantiza necesariamente una mayor representación de intereses y necesidades femeninos y por sobre todo de los intereses y necesidades de mujeres en las posiciones más vulnerables (Wills, 2004, p. 26), de manera que es necesario que aparte de buscar mayores espacios de participación, la sociedad se pueda asegurar de que las mujeres que lleguen al poder tengan ideales basados en conciencia de género y en representación equitativa.

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logra la consecución de la calidad de ciudadano, lo cual puede ser derivado de la ubicación de las personas por el lugar de origen, por la comunidad donde practican o experimentan diariamente, por la afiliación que obtienen o por la pertenencia que adquieren.

Ahora bien, contextualizando en el escenario nacional, este ejercicio de la ciudadanía de las mujeres en Colombia ha pasado por momentos críticos de exclusión, que han estado acompañados de expresiones de injusticias hacia estas; discriminación económica y subordinación social (Wills, 2007, p. 23), esta última se ha visto reflejada por la asignación imperativamente social de ver a la mujer dedicada exclusivamente al entorno del hogar y a la crianza de los hijos, esto permitiría identificar a éstos factores como espacios de desarrollo y realización de la feminidad. De la misma manera, la diferenciación de sexos ha de ser vista como una desventaja para la mujer en el aspecto que se desvirtúa el concepto de cuerpo, visto como objeto de pecado- vicisitud de la iglesia católica-. De acuerdo con a lo anterior, se podría establecer una relación con lo que menciona María Emma Wills (2007, p. 23): “el cuerpo y sobre todo el cuerpo femenino, quedó relegado al lugar de la naturaleza, la religión y la medicina, ámbitos asumidos como prepolíticos o apolíticos. Así el cuerpo femenino, sinónimo de pasiones desbocadas, emociones incontrolables e intuiciones misteriosas, fue visto con sospecha, objeto a ser domesticado y dominado.”

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En España, por ejemplo, el ejercicio de la ciudadanía tampoco fue fácil; es claro que en este país, como en el nuestro hay una fuerte influencia de la Iglesia Católica. Los partidos políticos manifestaron por mucho tiempo inconformidad al tener a las mujeres participando del voto popular, esta exclusión se dio principalmente por razones de “cálculo político”. De acuerdo a las corrientes políticas españolas: “el sufragio femenino podría inclinar la balanza partidista en su contra, puesto que las mujeres se seguían pensando como seres dependientes, sobre todo de la autoridad del sacerdote” (Wills, 2007, p. 24). Es decir que las mujeres estando bajo el amparo del sacerdote, éstas votarían tal como se lo ordenara el mismo. Hasta 1931, fue que la mujer española puedo obtener libremente el voto popular, pero luego con la guerra civil y el movimiento Franquista no pudo seguir ejerciendo este derecho (Wills, 2007, p. 24). Las principales causas del reconocimiento formal de la ciudadanía de las mujeres fueron realmente el resultado de varias circunstancias previas, que tuvieron su punto de encuentro en 1954, en el gobierno del General Rojas Pinilla (Wills, 2007, p. 21).

En este gobierno, la ubicación frente al poder juega un papel fundamental, poniendo de manifiesto que la política a pesar de haber excluido a la mujer durante mucho tiempo, trata de implementar el ejercicio de la ciudadanía a través del mecanismo del voto popular. Desde este aspecto, se puede observar que el Estado involucra a las mujeres formalmente, legitimando su participación política. No obstante, a pesar de dicha formalización en el sufragio, existía una carencia en cuanto al involucramiento en sí del ejercicio de la ciudadanía. Es decir, “las mujeres desde sus convicciones, sí se involucraban plenamente con la política”. (Wills, 2007, p. 21). Desde este punto, se podría considerar entonces que se estaba originando una dinámica en el ejercicio de la ciudadanía y la lucha de diversos sectores y organizaciones de mujeres que dio pie para la estimulación de la autoconciencia femenina en sus derechos civiles.

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En el resto de la década de los noventa, pasarán cambios significativos, avances y sucesos sociales que permitirán el ejercicio de la ciudadanía de la mujer, tales sucesos a considerar son: divorcio vincular para el matrimonio católico y religioso en general (1992), normas protectoras de la mujer cabeza de familia (1993), aprobación de la Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer( 1995), vivienda familiar como patrimonio inalienable e inembargable; y, normas para prevenir, remedir y sancionar la violencia intrafamiliar (1996) (Gómez, 2007, p. 77).

Indudablemente, estos sucesos se pueden considerar relativamente recientes puesto que empezaron a originarse, sólo al final del siglo pasado. Esto, permitiría en cierta instancia entender por qué hasta la fecha es que se está teniendo repercusión y resonancia la participación política femenina en escenarios estatales, no obstante esta participación se ve obstaculizada por resistencias particulares y profundas frente a su ejercicio de la ciudadanía, por ejemplo se podría plantear en las curules, así como en las dinámicas electorales la resistencia de incorporar mujeres a nivel regional y municipal, de igual manera, en las nóminas de alcaldías y departamentos donde también la presencia femenina tiene bajos niveles, en comparación con la masculina (Wills, 2007, p. 27).

Ahora bien, la participación política de las mujeres jóvenes, -lo cual es el núcleo de interés en la investigación- constituye un conjunto de prácticas juveniles que son vistas como expresiones ciudadanas; por lo tanto se podría decir que el ejercicio de la formación ciudadana puede definirse mediante la práctica de la misma. Dichas prácticas, se podrían no sólo examinar en el ámbito político, netamente regulado por el Estado, sino que también se debe ver como un espacio de encuentro donde se funda y se integran las prácticas individuales y colectivas de la juventud.

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sino que éste deriva de su participación en un juego de sedimentaciones y regularidades sociales (códigos, normas), que no están ahí con independencia de la participación humana, los significados son dependientes de estas regularidades sedimentadas que hacen posible cualquier práctica de producción de sentido. La propuesta socioconstruccionista muestra, por tanto, que el conocimiento se constituye en una red de prácticas sociales y lingüísticas convencionales, social e históricamente situadas en una tradición cultural (Gergen, 1996 citado por Pakman 1992 p.42).

Así, adquiere relevancia el abordaje de las prácticas y acciones dentro de los contextos sociales y políticos de algunas mujeres jóvenes en Bogotá en tanto sujetas inmersas en sistemas de relaciones, en los cuales emergen multiplicidad de significados como resultado de interacciones de significados entre los jóvenes capaces de tejerse entre pares e iguales.

En este orden de la reflexión es importante anotar cómo los cambios en las prácticas políticas de los jóvenes y las jóvenes a lo largo de la historia evidencian un desplazamiento de la noción de identidad (Reguillo 1998 citado por Botero, P. Torres, J. & Alvarado, S, 2008 p.587) anota que en la década del ochenta el territorio y el barrio se referían al lugar central para la construcción de identidad en los sectores populares urbanos. “la identidad con el grupo de pares cobijaba homogéneamente las diferencias individuales con efecto ilusorio de un nosotros compacto como punto de llegada y salida de las visiones del mundo… las identidades colectivas servían como frontera que limitaba lo interior, lo propio y lo exterior ajeno” (Reguillo 1998 citado por Botero, P. Torres, J. & Alvarado, S, 2008 p.587)

En la actualidad los y las jóvenes, en el marco de la globalización, participan en algunas causas pero los constitutivos de su identidad ya no pasan por la escuela o el partido, debido a que se han configurado como identidades móviles, capaces de respuestas ágiles y, en ocasiones, comprometidas. Por tal motivo es importante anotar que desde el tema de esta investigación, se reconoce la trascendencia de las prácticas sociales y culturales, para comprender cómo los marcos de injusticia, las múltiples identidades, inciden en la participación juvenil.

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Estamos, en todo caso, ante un nuevo paradigma de participación juvenil… mientras que en el pasado las identidades colectivas se construían en torno a códigos socio-económicos e ideológico políticos, ahora se construyen en torno a espacios de acción relacionados con la vida cotidiana (derechos de la mujer, defensa del ambiente, etc); mientras que en el pasado los contenidos reivindicados se relacionaban con la mejora de las condiciones de vida (en educación, empleo, salud, etc.) ahora se estructuran en torno al ejercicio de derechos (en la sexualidad, en la convivencia, etc.); mientras que en el pasado los valores predominantes tenían una impronta utópica y totalizante (el cambio social debe modificar la estructura para que cambien los individuos) ahora están más vinculados con el aquí y el ahora, desde la lógica de los individuos, los grupos y las estructuras (en simultaneo); y mientras en el pasado la participación era altamente institucionalizada ahora se reivindican las modalidades horizontales y las redes informales, más flexibles y temporales, eludiendo la burocratización.

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0.3 Objetivos 0.3.1 Objetivo General

Comprender los factores que están afectando la participación política de las mujeres jóvenes vinculadas a distintas expresiones organizativas en Bogotá.

0.3.2 Objetivos Específicos

 Explorar y analizar las comprensiones sobre la participación política que tienen algunas mujeres jóvenes vinculadas a organizaciones en Bogotá.

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0.4 Categorías de Análisis Trayectorias de la participación política

El entendimiento de la participación política se debe ver como un proceso vital de desarrollo, personal y colectivo marcado por acontecimientos entendidos como hechos que suceden en un momento dado y que se caracterizan por una ruptura o transición en el curso de los sucesos, y por su carácter relativamente efímero, aunque tenga repercusiones en el futuro.

En este trabajo se parte de la idea que los individuos siguen trayectorias participativas a lo largo de la vida, de modo que las pautas de participación en un momento concreto del tiempo son el producto de tantos factores generacionales (dependientes de su contexto histórico) como del momento del ciclo vital en el que se encuentra cada individuo. Este ejercicio permitió extraer algunas lecciones importantes sobre los factores que influyen sobre las decisiones de participación política de diferentes mujeres jóvenes desde tres lentes: búsquedas, hallazgos, dificultades y mecanismos de participación utilizados.

Búsquedas.

Horizontes y perspectivas que animan y agencian las acciones y prácticas de participación política. En este aspecto se incluyen preocupaciones, deseos y motivaciones que estimulan y fomentan el inicio del ejercicio de la participación. Por lo tanto, la motivación es el motor y eje central, definida como “proceso comprendido en la activación, dirección y persistencia” de las acciones (Marín, 1995, p. 43), este proceso está relacionado con la satisfacción de necesidades, y éstas necesidades pueden estar orientadas hacia la búsqueda de sentido, es decir la intencionalidad que configuran los procesos participativos, en conjunto con la proyección de mecanismo para ejercer la intervención en el ámbito político.

Mecanismos.

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Evidentemente, algunos de estos mecanismos alternativos se encuentran posicionados al margen de lo institucional, el modelo no está vinculado legítimamente por el estado, pero sí tiende a ser un modelo de participación “atractivo” y significativo para los jóvenes “hablan de prácticas, sentimientos o creencias que en múltiples aspectos reflejan fastidio, crítica o desasosiego hacia mucho de lo que les rodea”. No son rebeldes movilizados como los hubo en otras épocas. En ellos se combina el lenguaje del descontento con la ausencia de acción colectiva.” (Sidicaro, 1998: p. 20, citado en Otero, 2003, p. 2). De acuerdo a lo anterior, se pudo evaluar la posibilidad de que dichos mecanismos se hayan originado a partir de la crítica de nuevos conflictos sociales, económicos y políticos emergentes.

Hallazgos.

Espacios, mecanismos, lenguajes y situaciones encontrados en el proceso de participación política, que resultan novedosos o controvertidos para las mujeres jóvenes participantes en la investigación y que animan y/o dificultan, sus acciones políticas y el ejercicio de la ciudadanía. Los hallazgos encontrados, fueron ser útiles en la medida en que existen descubrimientos significativos que ayuden a comprender el panorama de las acciones de las mujeres jóvenes, vistas como sujetos de derecho, en interacción con el contexto social y político.

Dificultades.

Obstáculos e inconvenientes, que hicieron que la vivencia de políticas creadas para el desarrollo e intereses de las mujeres no permitieron su participación en el contexto social y político.

De igual manera, estas consecuencias niegan el ejercicio de la ciudadanía, así como la intervención de mujeres jóvenes en acciones ligadas a participación política.

Comprensiones sobre participación

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referentes que fueron encaminados en los contextos de participación, se pudieron derivar vinculaciones hacia organizaciones partidistas, movimientos o colectivos que de alguna forma hacen parte del universo de acciones que tienden a desplazarse hacia la política.

Categorías emergentes

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1. Método

1.1 Enfoque y método específico de Investigación

El método es entendido como el camino que propone la construcción de conocimiento que integra la comprensión de los fenómenos atendiendo a sucesos históricos, a sucesos culturales y a sucesos políticos. Este último en particular, constituye el tema a conceptualizar para comprender los factores que afectan y determinan la participación política de algunas mujeres jóvenes de Bogotá, vinculadas a distintas expresiones organizativas.

En este aspecto, es relevante retomar algunos de los planteamiento del construccionismo social referidos a la comprensión de la realidad dentro de un proceso dinámico de configuración de conocimiento, en el cual se construyen significados precedentes de factores sociales y culturales; en relación con “el conocimiento que se ha erigido desde las ideas de un individuo libre, basado en las determinaciones de su razón y la confianza en las instituciones de educación, de religiosidad, del derecho, de la economía y de la familia” (Bravo, 2002, p. 6).

Así el conocimiento se entiende como un proceso relacional que se elabora en la reflexión sistemática y rigurosa sobre los sentidos y búsquedas que atraviesan el ejercicio de la participación. En el entendido de que “lo que abre el socio-construccionismo son las consecuencias del discurso en sus relatos socioculturales” (Bravo, 2002, p. 13). La producción de relatos resulta un camino que abre múltiples posibilidades para dar cuenta de las dinámicas de la participación política de las mujeres jóvenes.

Entendiendo el lenguaje como práctica social resulta pertinente hacer referencia a los aspectos preformativos de nuestras prácticas discursivas. Cuando hablamos, en el transcurso de nuestras interacciones, no sólo hacemos descripciones del mundo sino que nuestros enunciados ejercen funciones específicas y cumplen objetivos determinados. El lenguaje no sólo tiene como función la descripción de la realidad, sino que permite realizar acciones sociales.

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a medida que la interacción progresa. No obstante, este carácter abierto y progresivo está condicionado por la propia estructura de las narraciones, en la medida en que ésta responde a unas coordenadas, sociales, históricas y culturales.

En este sentido, las narraciones fueron entendidas, no como una simple relación secuencial de acontecimientos, sino como formas de inteligibilidad que proporcionan exposiciones de los acontecimientos en el tiempo, lo que supone no sólo serie y sucesión sino articulación de significados, eventualmente disímiles, en una estructura narrativa única. Como sostiene Gergen (1994, p. 236): “comprender cómo deben de estructurarse las narraciones dentro de la cultura es ir más allá de los bordes del envoltorio de la identidad: es también determinar qué formas tienen que mantenerse a fin de adquirir la credibilidad como narrador de la verdad”.

Los métodos narrativos tienen como base la construcción de significados desde el lenguaje. La formación de significados surge como un constructo personal a partir de las experiencias vividas. En este punto, se pretendió que el foco del método fuera el relato que se construye a partir de una entrevista semiestructurada y flexible, acompañada de una conversación entre las facilitadoras y mujeres jóvenes, fue favorable establecer una conversación amena; en donde el ejercicio de conversar, fluyera de forma natural en el curso de la socialización y denotara las acciones que orientan la actividad política.

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consideradas comprometedoras o significativas para las mujeres jóvenes que participaron en las entrevistas.

No obstante, cabe la posibilidad de otro tipo de conversación, direccionada a crear posibilidades de prácticas políticas. Estas conversaciones son vistas como: “aquellas que abren la posibilidad de conversaciones para la acción, pero que en sí mismas no conducen al compromiso de alguna acción concreta.” (Gutiérrez & Delgado, 1995, p. 385). De una conversación para crear posibilidades surja una conversación para la acción, es algo que a veces puede ocurrir.

Por lo tanto, permitió flexibilidad en el abordaje de distintos temas y en la interacción de los(as) interlocutores(as). Además, las conversaciones, como otras formas de interacción, se establecen dentro de ciertos parámetros dependientes de los espacios y las circunstancias (Valles, 1999, p. 179), reglas que pueden establecerse previamente.

Ahora bien, teniendo en cuenta el uso de dinámicas conversacionales en mujeres jóvenes vinculadas a la participación, se hizo la entrevista en un espacio de confianza y serenidad para las participantes, haciendo uso de un guión conversacional abierto, caracterizado por la preparación de un listado de temas y preguntas a tratar, que no tienen un orden determinado (Valles, 1999, p. 181), pues la conversación con cada una de las participantes tuvo flexibilidad dependiendo del camino que cada una quiso tomar frente a las cuestiones propuestas.

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Los relatos evocaron la enunciación de anécdotas, situaciones particulares del pasado que animaron hacia la reflexión de los actos. Pero para el facilitador (dícese de la persona receptiva hacia la narración quien dirige la conversación en el tejido del relato), no sólo fue curioso analizar este aspecto sino también, cómo la subjetividad de cada historia permite reconstruir lo concreto del pasado. “El valor subjetivo de los relatos es precisamente el valor más original, el fenómeno social que la historia de vida permite que exista y circule, entre los sentidos de una colectividad y una época” (Delgado & Gutiérrez, 1995, p. 258)

De acuerdo a lo anterior, no fue sólo importante incorporar el ejercicio de formular preguntas, contar y escuchar las experiencias y acontecimientos que han sido pautas de participación en un momento concreto del tiempo, también hubo de considerar capturar el elemento subjetivo de la producción, en la medida en que se logro tejer cómodamente una conversación entre el facilitador y la persona que contó permanentemente su historia.

No hay que olvidar que fue importante en el ejercicio del relato, que el facilitador fue capaz de orientar el mismo a partir de objetivos previamente trazados teniendo de fondo una clara intencionalidad acerca de la trayectoria de la participación política; capturando sentidos de la vida social que no son fácilmente detectables. Sin embargo, fue importante que a medida que la conversación avanzaba según dichos objetivos, se identificaron hallazgos y límites que fueron articulando la secuencia de la narración.

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1.2 Participantes:

Para fines prácticos de la investigación se invitó a la participación en el proyecto a tres mujeres jóvenes con edades entre 18 y 25 años que se encuentren inscritas a expresiones organizativas que defiendan una causa juvenil, dichas organizaciones pueden diferenciarse en planteamientos ideológicos o rutas de acción, lo cual permitió que hubiera diversidad en las opiniones y se pudo hacer un análisis más profundo de trayectorias y comprensiones. No es relevante que compartieran características socio-demográficas pues dependiendo de las particularidades individuales se pudo hacer un análisis diferencial que suministro pautas para comprender si estos factores afectan el proceso de participación política de dichas mujeres.

1.3 Instrumento:

Haciendo uso de técnicas de conversación y narración para conocer los relatos acerca de la participación política de un grupo de mujeres jóvenes pertenecientes a organizaciones juveniles fue necesario realizar una entrevista que según Bonilla-Castro y Rodríguez (2005, p. 159) puede definirse como “una conversación o un intercambio verbal cara a cara, que tiene como propósito conocer en detalle lo piensa o siente una persona con respecto a un tema o situación particular”. Se realizó un intercambio de ideas, significados y sentimientos sobre el mundo y los eventos, tomando como medio principal las palabras.

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Tabla de contenido
Tabla 4 Ocupación de cargos públicos 2010

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