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Liberalismo y tolerancia : liberalismo y posmodernidad (Tema Central )

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ECUADOR

Debate

CONSEJO EDITORIAL

José Sánchez-Parga, Alberto Acosta, José Laso Ribadeneira, Simón Espinosa, Diego Cornejo Menacho, Manuel Chiriboga, Fredy Rivera, Jaime Borja Torres, Marco Romero.

DIRECTOR

Francisco Rhon Dávila Director Ejecutivo CAAP

EDITOR

Juan Carlos Ribadeneira

ECUADOR DEBATE

Es una publicación periódica del Centro Andino de Acción Popular CAAP, que aparece tres veces al año. La información que se publica es canalizada por los miembros del Consejo Editorial. Las opiniones y comentarios expresados en nuestras páginas son de exclusiva responsabilidad de quien los suscribe y no, necesariamente, de ECUADOR DEBATE.

SUSCRIPCIONES Valor anual, tres números: EXTERIOR: US$. 18 ECUADOR: S/. 21 .000

EJEMPAR SUELTO: EXTERIOR US$. 6 EJEMPLAR SUELTO: ECUADOR S/. 7.000

ECUADOR DEBATE

Apartado Aéreo 17 -15-00173-B Quito, Ecuador

Redacción: Diego Martín de Utreras 733 y Selva Alegre, Quito. Se autoriza la reproducción total y parcial de nuestra

información, siempre y cuando se cite expresamente como fuente a ECUADOR DEBATE.

PORTADA

Magenta Diseño Gráfico

O

caap

ISSN-1 012-1498

(2)

ECUADOR

DEBATE

Quilo- Ecuador, agosto de 195 • 1 «

:0'üTOQA

. . . . ...

c�'i�t�ra '�ci��ai: ¿Quiebrs en

¡ 111d�lét5-15

· .... ·.

·: :

Coyuntura Política: Mdernización, crsis y comienzo de otro ciclo olítico

/16-20

Connictividad: El conlicto sci-olítico: febrero-mayo 1995121-27

Coyuntura Internacional: Continúa la restructuración geográica de la

economía mundlal/2-41

quipo de Coyunlura "CAAP"

X�MA CTRL<

Lieralismo y Posmodernidad 1 43-51

Nancy choa Antich

Revolución Liberal y Noliberalismo/52-60

Alejandro Moreano

El rgrso de viejos actors en ls nuevs scenaris de la olítica 1 61-77

Patricia de la Torre

Sobre

a

Tolerancia 17-90

Felipe Rihadeneira Quevedo

Tolerancia y Demcracia /91-103

Isidro

11.

Cisneros

·.;.:;:;::·.

H>

..�ÓNGs·y�lia������Rl"�l·e�bP���dn�:·oue�yDsab····

119-125

Mnuel

Ciioga

(3)

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"¡� �-; ·p �-. . ... . ' . . .

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¿Qué hay de ls tenitols en la descentralización?

/135-154

Roerto

Santana

La pofundiación de

a

demcacia en Colombia: Obsáculos

y

osibilidads

/155-172

.

Jaime

Zuluaga

Nieto

·

q�.qA::w9��:::::::::::::::::::::::::::::::::::¡::::::::::':':':':::::::::::::::::::::::,::::::::::¡:::::::::::::::::::

Hstoia de a Revolución Liberal Ecuatoriana, de Enrique Ayala Mora.

117-179

ComeniosdeHenmnlna

: � '

(4)

·Tema Central

··

. . ·:

Liberalismo y Tolerancia

Liberalismo y posmodernidad

Nancy choa Antich

Vivimos un momento histórico marcadamente liberal en acontecimientos y valo­ res. a globalización de la economfa ha trafdo como consecuencia el auge de wz· estilo e vida utilitario que nos recuerda ls ides de Jeremy Bentham y Jo/m Stuart

Mi.

Páo'/�ay motivos de desconcierto: ¿s la ética empresarial del neoli­ beralismo un auténtico renacer de la doctrina clsica? ¿Ha sido dferente el líbe­ ralísmo europeo el de América atbia? ¿Tiene todavía algún mensaje válido ese pensamiento para los que no nos conformamos con un mundo de injusticia social

generaliza? ·

V

oy a intentar resonder es­ s preguntas con el único interés de promover el de-bate sobre un tema que es importante orque de él deende varios aspectos del Ecuador contemoráneo.

Comenzaré refiriéndome a los orí­ genes scio-económicos del liberalismo en Europa para que el lector concluya similitudes y diferencias con nuestra his-. toria. n seguida hablaré de los funda­ mentos filosóficos del ensanúento li­ eral y después de sus principios olíti• (OS.

Luego haré un an{tlisis de los ante­ cedentes de esa dctrina en América a­ tina y por último, una interpretación de la revolución alfarista. Este continente ha tenido un proceso histórico común, en apariencia quebrado or diversos conflictos .territoriales, cuya artificiali­ dad es la de nuestras fronteras. No es mera coincidencia que los prcesos se hayan repetido en todos los países casi al mismo tiemo.

(5)

re-4 caor eate

gión en la que aenas se está hablando de mdemiación. Tenemos que ensar con mente propia, de eso no hay duda,

ero

l

ainnación no implia que nos

cOnsideremos aisladamente. Si ensa­ mos desde nosotros mismos, el compli­ cado tema de la identidad nacional de­

de ser tan angustioso.

Para ganar lucidez vale la ena que nos veamos en el contexto mundial. sa

ubiación conlleva n orden económico

intemacional injusto del cual somos víc­ timas, ero el diagnóstico sigue siendo indisensable para que volvamos a ser capaces de diseñar proyecto�. de cam-. bio.

. Pues bien, aunque la osllodemidad

sa

en parte neolieral

y

quiás

haya

que rconcer que este último es un nue­ vo lieralismo, de.emos aclarar. si hay elementos de la dctrina clásica qu� pue­

n

ser cuestionadores de una situación

scial que� algunos no nos satisface.

El sugimiento de la buguesía en Euopa

l lieralismo es el pensamiento po­ lítico de la burguesía europea de los si­

glos XVIII y XIX.

Hay

dos aconteci­

mientos que expresan

l

éxito histórico

de esa clase scial: la Revolución Fran­ cesa y la Revolución Industrial.

a burguesía había comenado- a·

emerger en los últims tiemos de la

d

Media

y

había ido consolidando

sus rasgos de clase urbana dedicada a la manufactura y el comercio. Se trataba

de n gruo humano con claros

intcre-ses económicos ·y olíticos, llevados a tener un estilo de vida propio y or tan­ to, una conceción del mundo bastante

esecíica. "

Muchas característias del ensa­ miento actual que tendemos a creer como universales y ennanentes orres­ onden aenas a estos últimos siglos de la c_ultura euroet. Incluso el sentido de la historia al cual' estamos tan

acostum-. brados es una idea de esta écaacostum-.

a

burguesía es la inventora de la ilosofía de la historia. lla concibió una nción de progreso que se despliega desde las , civilizaciones clsicas _de Grecia y Ro­

ma hasta el desarrollo de la ciencia y la técnica t�demas.

. _

Sin duda los pensadores no

reono­

. cier�n lo convencional de ese sentido y

menos aun su espacio geográfico y

cul-.· . tural, or lo cual no tuvieron reparos en

llamar Historia Universal a la narración cronológica del quehacer de su clase y de los antecedentes que mejor calaran e11 el significado que dieron a su exis­ tencia como misión. Entonces se divi­

dió la lústoria en Antigua, Media

y

Mo­

dema �n la tesis implícita evidente de qu� lt meta a lograr coincidía con los ·.intereses ·de los ·creadores ·de esta divi­

sióJl.

sta es la toría del in de la hst­

rt. · tan comentada recientemente,' que

(6)

tendría que ser aplicado a tdo tiemo

en 'la medida que trnscure on el de

la ersona que habla.

. n

tdo cso, .es corcto identificr

b

g

�sía, mdeidd y lieralismo.

a

intención de sta bomologa es la de

ver las OSas on lucidez, no la de de­

sechar los, aortes de esta dctina al

mejoranúento de

1�

vida humana.

Fundaments lóics

Seleccioner�o� tres temas básicos: el

individuo, la li�rtad y el sentido de la:

historia, al cual ya me he referido y

que ahora explicaré más ampliamente.

n

relación· a los dos pri!lleros los

fundamentos se encuentran en la iloso­

fía cartesiana que, dicho sea de paso, es

la revolución intelect� más profunda

de

l

ensamiento de ¡u.éca. escr­

tes .cuestionó el ealismo medieval en

pleno siglo de la Cor*arrefonna.

l

su­

puesto de las esenci�s reales aoga en

favor de un mundo sin cambios. ¡Qué

mejor para los que tienen el der!

Por el contrario, Desart� proone

que el úico criterio de verdad es el "yo

pienso", has� el punto de que la pre-.

gunta sobre la existencia de Dios dría

ser resuelta or el individuo or medio

de la razó1i.

A.

esar de ello, el ensa­

miento es limitad�

.!

imerfecto, no .así

la liertad humana que es en otencia

absoluta según el filósofo.

A

quienes nos inquieta la vida mate­

rial como escenio osmdcmo, nos in­

teresa háblr de dere;hos económicos :y. .

sciales. Pero no lo hacemos para qui­

tarle imortapcia a otros derechos sino·

Tea Cerural:

45

orq�e consideramos que hay factores

sciales que los limitan. Si no fqera

orque creemos que la liertad indivi-·

dual es otencialmente absoluta, no ten­

dríamos argumentos para califiar de

injusto su atroello.

n

sú1tesis, la no­

ción de digrúdad .humana, que

ae l

individuo sujeto de �erechos, se dee a

la noción de lie$d y éste es un.aorte

de la filosofía mdema a la humanidad ..

Volvamos a tratar ahora muy bre­

vemente el . tercer tema selccionado,

esto e�. el sentido de la lústoria ste

asecto. del ensamiento lieral. tuvo

que eserar la llegada del siglo

XIX

para. que fuera sistematiado.

o

hio

Hegel, pero como una .síntesis de

lu-·

�s ideas que habían ido madurando

en

Europa de.sde el Renaimiento.·

. Su

�mo1ancia es la de haer sido .

el primero en desarrollar una filosofía

de la .hisJoria. �e pdría

imr

que los·

me��anis,nos tie,nen una meta y or. tan­

to,

!ll

ientiQQ. Pero .como la mea .es

·

trascendente, má� allá de lo hwnano, el

tuJscurso no es necesariamente acio­

nal, p�ed� ser aébitrario y hasta· proféti­

co.

·Por el contrario, Hegel piensa que

los acontecimientos' del pasado tienen

una . lógia implícita, .. inmanente, que

nos penllite e11teltder a los futuros como

. ya reali.ados. Pone asf las bases de lo

que en pincipio dría ser una iencia

de la historia. , . ·

a

racionalidad explicitada en la Fe­

nomenologít del spíitu es

la

de la

cultura cqdental visa desde la ers­

ectiva burguesa.

a

meta. sería la so­

(7)

tn-6

· cador eate

s sus virtudes que hasta allí parecería llegar el cambio. &e sería el fin de la historia. Lo dramático es que hoy, siglo y medio más tarde, se repita esta tesis.

Hegel hace un planteamiento episte­ mológico que es parcialmente cierto. El científico de la historia sólo puede ana­ liarla desde su tiemo y hay límites muy claros en la predicción racional del futuro. Pero para Marx, or ejem­ plo, la sciedad racional de su maestro es el estado de la sin-razón, según su expresión textual. Si el analista piensa de esta manera, se hace más sensible a la captación de las osibilidades de cam­ bio. Por eso las puede estudiar y plan­ tearse al mismo tiemo un proyecto de futuro. Arturo Roig ha hablado de la f un­ ción utópica como condición epistemo­ lógica. Creo que esta es la lectura co­

rca de Marx y sí lo he dicho desde los años 70. Pero hay la coriente que

a

opuesto ciencia a utopía y ha creído ver en sus obras solmente a la primera.

Me parece que la Scial Demcra­ cia euroea muestra que Marx sí fue capaz de prever algunos cambios que debían currir. Marx quiso decir que el "laisser faire, laisser passer" del liera­ lismo del siglo

XIX

desaparecería para ser sustituido or el stado enefactor, basado en el der de partidos olíticos con militancia obrera.

a

sciedad euroea cambió· real­ mente. os obreros miserables se fue­ ron convirtiendo en una amplia clase media. Sin embargo, el que la alta bur­ guesía no haya desaparecido y las rela­ ciones capitalistas de producción hay:m seguido'siendo el fundamento

económi-co de la nueva realidad, implica que el proyecto político del Manifiesto Comu­ nista fracasó.

Aqueilo de que la vieja sociedad tie­ ne en su seno los gérmenes de la nueva, es interesru1te. desde esta reflexión: ¿No será que en el análisis había que te(ler en cuenta que la necesidad de abrir nuevos mercados, intrmseca al capita­ lismo, volvería mundial la interdeen­ dencia? s decir, el escenario euroeo se convirtió en global. Tal como están las cosas a fines-del siglo

XX

se odría afinnar que el cambio vendrá porque en el plru1eta hay grandes >blaciones mi­ serables, algunos de ·cuyos miembros e1nigran it los países industrialiados. Francamente no creo que la globalia­ ción del capitalismo y el retomo a la libre cometencia que propone el neoli­ eralismo puedan acortar la brecha, cada día es más amplia, entre seres hu­ manos sorprendentemente ricos y otros increíblemente pobres.

a

cuestión es que Hegel ha resuci­ tado en la posmdemidad neoliberal para convelicemos de que llegó el fin de la historia y, por ru1adidura coheren­ te, el fin de las utopías e incluso el de las ideologías. Con el avance técnico de los medios de comuniación, no es difícil convencer a mucha gente de que tdos pensamos igual y que no puede haber proyectos sciales diferentes y contestatarios a la realidad actual.

(8)

crun-bio.

l

sentido de la historia es un a>r­ te, del lieralismo que puede ser visto de pasado a presente (fin de la historia) o de presente a futuro (ensanúento utó­ pico). Amos enfques onviven en la mdemidad.

El

ensamiento olítico libeal

Como tdos saemos, el término "utopía" lo acuñó Tomás Moro a prin­ cipios del siglo XVI, en el Renacimien­ to. Entonces humanismo y utopía se presentab:m como ténninos relaciona­ dos. Ello� son los antecedentes del en­ samiento >lítico lieral.

l

>sttilado básico es la naturaleza hunma libre y digna. Se dría decir que esa idea ya se encontraba en

d

crisianismo, pero el Renacimiento ini­ cia el prceso de seculariación de es­ tos conceptos. Mientras en el ensamien­

to qisliapo dignidad y liertad adquie­ ren sentido en relación a la trascenden­ cia, >rque somos creados a imagen y semejantA de Dios, en el humanismo li­ ertad y dignidad son imnanentes a nuestra naturaleza, indeendientemente de nuestro 9rigen cósmico.

a

universalidad es la base de la eclaración de los Derechos del Hom­ bre de la Revolución Fnmcesa. a igual­ dad natural lleva a exigir los mismos derechos para tdos.

Pues bien, l observar que no es así , en la práctica, el discurso se convierte en

denuncia

y surge la utopía como pro­ yecto de cambio de la realidad insati¡­ factoria. No olvidemos que Tomás Moro propuso la aolición de la propiedad

Tea Central

47

privada y lo mismo hará Roussau dos siglos más tarde. Nadie puede >ner en duda el lieralismo de Rousseau, ero es evidente que inspiró al scialismo utó­ pico y >r tanto, a Marx.

os valores de libertad e. igualdad son a>rtes del lieralismo a la huma­ nidad; no son patrimonio de una clase scial, un continente o una cultura. Pero esos mismos valores, se puede creer, ya etán realiados y acabarán de lograrse cuando el mundo entero sea capitalista: Hegel, in de la historia, neolieralis­ mo. O que el capitalismo no los ha rea­ lizado ni

)q

hará, >r lo cual es necesa­ rio tnmsfonnar la .situación: Roussau, utopía, sociaJism�. Para mis proósitos da lo rnismo hablar de scialismo o de comunismo, pues en teoría este último es el reino de la liertad, totalmente di­ ferente al sistema autoritario que, bjo

el núsmo slogan hemos visto aer en Europa oriental.

Considero que se puede hablr de dos corrientes lierales: la conservadora y la transfonnadora, pues esta división puede ayudamos a entender al neolie­ ralismo de inales del siglo XX. Me parece que el criterio más preciso para juzgar a un ensamiento olítico como conservador, es la fortalea del Estado frente a la debilidad de la sciedad ci­ vil. s el mecanismo más efectivo para evitar el cambio.

Pues bien, esa es la situación que logra un gobiemo neolieral. Al redu­ cir la burcracia no debilita al stado, le resta poder a la clase media. l

(9)

8 caor eate

divergencias. Representa los intereses de la alta burguesía, únia clase a la que le convienen lós ajustes macreconó­ micos, e identifica esos intereses con los de la nación. Hay situaciones ·simi­ lares sobre las cuales. valdría la ena re­ flexionar: ¿No hay en la China Popular un régimen neolieral autoritario? ¿No hay ahora en Rusia una clase qué se enriqueció durante el régimen soviéi­ o? ¿No fue propicio el gobieno de Pi� nchet para con los intereses de la bur­ guesía chilena?

Esta reflexión nos lleva

valorar la demcraéia: ·entendida como un régi­ men olítico en el que hay una scie­ dad civil fuerte, delierante, con podet de decisión. Entendida así, no se la puede considerar un aorte del ensa­ miento lieral sino una consecuencia de ls luchs opulares del siglo XX en el mundo entero. Me parece justo decir que el movimiento obrero abrió el camino, aunque luego se haya sctaiado. Des­

e

los años

0

los movimientos sciales expresan

1�

osibilidad de este tiO de demcracia a la que nos referimos. Vi­ vimos una etapa de desconcierto y apa­ tía, ero creo que pasará, cuando la bre­ cha scial que el neolieralismo profun­ dia se haga intolerable, los movimien­ tos sciales tendrán un papel estelar. · ·

El liealismo en América Latina

· Arturo Roig·nos habla de.tres huma­ nismos en la historia del ensamiento latinoamericano: renaentista, barrco e ilusrado. Ejemplo clásico del primero és Bartolómé de las Casas,. or cierto

obiso de Chiapas, quien defendió la humanidad · lel · indio en pleno siglo XVI, básado en el principio de la igual­ dad de natutale73. a pluralidad étnica y el sometimiento del indio y el negro or el euroeo, serán retos para nues­ tras ideas.

l

htimmús.Uo renacentista es el ensamiento patenalista de algunos es­ puioles en defénsa de las etni�s some­ tidas.

l brro

se encuentra en el arte colotíial creado ür artesános indios.

l

hecho interesante es que el humanismo ilustrado, el de los precursores de la In­ deendelicia en la segunda mitad dd siglo XVIII, entre los cuales tiene un lugar principal Eugenio Espejo, expresa con' menor intensidad la pluralidad ét­ liica.

¿Qué había pasado? Se había consi­ tuido una clase con suficiente presencia y der para llevar a cao la indeen­ dencia olítica de España: los criollos o españoles americános. Nuestros ensa­ dores, al identiicar a la nación on aquella clase, eluden la problemática de ·la pluralidád émia.

a

consecuen­ éia doÍorosa es que se constituyen nue­ vos Estados que ·reprducen el colonia­ je hacia adentro, lo cual ha imedido la consolidación de sciedades. demo­ crátias.

(10)

obtl-gan a entenderla paradójicamente como reseto a' la pluralidad. Por ejemplo, es interesante recordar que en la Revolu­ ción Francesa, Olyme de Gouges y sus·

cQmpaicras

creyeron necesario hacer la Declaración de los Derechos de la Mu­ jer y de la Ciudadana. En principio, to­ dos estamos incluidos en la esecie Hombre, que debería dividirse en mujer y varón. Pero en la práctica se les llama hombres a los varones y se hace necesa­ rio tomar acciones qtle nos den prescn-' cia esecífica a las mujeres. ·

Entre paréntesis me voy a referir a· una inquietud lingüística similar a la que acao de mencionar. Corno los Es­ tados Unidos no tienen nombre, pues se tomaron interc�adamente el de Améri­ ca y decidieron ·llamarse a sí ·mismo·s "americanos", nos hemos visto obliga­ dos a inventar expresiones esecíficas, de las cuales la más feliz es "Nuestra América" de Marti, ero también Amé­ ria india, América mestit .. a y la misma

América L.:itina. a· ca precisión de estas últimas denominaciones ilustra el problema.

Para· volv�r a la historia, con la in.· dé*t.tdencia olítica de España se cons­ tituyeron las nuevas Repúblicas comó espacios de der de Jos criollos y Úlgu­ nos gmos mestizos.

a.

clase domin:m�

te

pudo goernar autoritarirunente, sin tomar en cuenta a los excluidos del po­ der:

a

conclusión .clara es que los De­ rechos d:l Hombre han tenido poca aplicación práctica en América L1tina, aunque hayan servido de inspiración· a los liertadores para indeendiarse de saña.

Ter.1 Central

·

49

Nuestra historia del siglo XIX es de continuas guerras. os stados autorita-' rios solo pueden ser cuestionados me­ diante la violencia. También n Europa,

el

.�tado

lieral fue autoritario y huo m!Jcha violencia. Como en América a­

tina, habrí:Í que esperar a los mios

0

del. siglb

XX

p�rá que adquiér:m pre­ sencia los movimientos sociales.

El pensamiento latinoamericano se caracterizó or la dualidad "civiliza­ ción - húrbarie".

á

dase dominante, al reproducir el cóloíiije hacia adentro, concibió su pápei hacia los grupos ma­ yoritarios como civili.adora. No hahfa reseto or las difetendas étnicas, se despreciaba a lds indios como bárbaros y sé esperaba su desaparición.

Es necesrio abordar al1ora la divi� siói política entre conservadores y Ji e­ raJes que aracterizó tmnhién l siglo

XIX. Cierfruncnie qile los primeros es­

tuvieróú níás idc .. lificados con la tierra,

debían s�

der

económico al latifun­ dio, os _segundos, en éambio, tenían va­ lores más urbanos, vinculados como'es­ taban a la bana y el comercio. Por tan­ to; curiosamente, los conservadores se dieron cuenl:t primero de la falta de identidad nacional iilvolucrada en la dualidad "civilizaciÓil- barbarie" y cues­ tionaron el extranjerismo,

c1·

afrance­ samiento de IÜs·liberales.

(11)

0

cador Deate

no, en absoluto. Si bien podemos repro­ char a los lierales que no fueron sufi­ cientemente coherentes en la práctica con Jos principios teóricos del lieralis­ mo, hay que reconcer que para detener el cambio, los valores conservadores eran más propicios.

Involucrr lo religioso en lo olíti­ co, concebir lo humano desde la tras­ cendencia, es lo más antidemocrático que pueda haber. s realmente peligro-. so que los que detentn el poder se au­ tconsideren de una u otra manera re­ presenantes de Dios en la tierra. Defi­ nii van1ente la separación Iglesia-Esta­ do es un logro indudable del lieralis­ mo que los movimientos sociales con­ temorános deen defender como as­ ecto fundamental del espacio de o­ der de la sciedad civil. Si bien la li­ ertad y la igualdad de naturalea son principios licral!s más básicos, la tole­ rancia es un valor olítico incuestiona­ ble, consecuencia de esos mismos pin­ cipios e íntimamente vinculada al tema de la seculariación de la política.

n

cuanto al movimiento social que se prdujo en el cuador en

1895,

noto en ese acontecimiento histórico unos rasgos de demcrptiación que lo hacen singular, si lo comparamos con las re­ voluciones lierales

de

otros países la-· tinoamericanos.

La

revolución alfarista no solo derrotó a la oligarquía terrate­ niente para

r

der a gruos comer­ ciales y bancarios de Guayaquil. �on Alfaro irrumpieron las montoneras, su movimiento fue el punto de encuentro de heterogéneas fuers sciales. Hay indicios de que tanto la clase

latifun-dista serrana como la burguesía coste­ ña desconiaron de él y buscaron susti­ tuirlo por alguien que representara me­ jor sus intereses. Probablemente or eso ocurieron los sucesos del

28

de enero de

1912.

¿Cuál podría ser el hilo conductor que nos emútiera recoger del liera­ lismo ecmitoriano su aorte ennanen­ te?

En

el párafo anterior he querido

r

a entender que ese lúlo conductor es el reconocimiento de la pluralidad.

En

este punto voy a ranscibir una fra� se de Javier Ponce que comparto plena­ mente porque me interesa la demcra­ tización de la política en el Ecuador contemoráneo. 8 aorte fundamental del lieralismo es: "la inauguración de un Ecuador plural, una pluralidd que a

i

nales de sigo la queremos perder nuevamente en ars de la hegemonía de los guerreros y las armas, en aras de la reaparición lamentable de un pro­ yecto nacionalista, un melancólico na­ cionalismo que tiene a la guerra como su re

f

erente cerllral".

(12)

entender a algunos ingenuos que es im­ osible combinar militarismo y demo­ cratiación, si la entendemos como for­ talea de la sciedad civil.

Para tenninar, si bien el análisis del ensamiento lieral euroeo nos dría llevar a oncluir que entre conservado­ res y lierales del siglo XIX latino­ americano no había diferencias sustan­ ciales, lo cierto es que el tema de la seculariación los distinguió profunda­ mente; así como los valores y derechos de liertad, dignidad e igualdad son con­ quistas irrenunciables de la humanidad, la separación Iglesia-stado . es un avance que no deemos erder. Gra­ cias a él un Estado puede oner en vi­ gencia reivindicaciones humanas indis­ ensables en el mundo de hoy, como

ediciones

stdios y Aálss

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LOS CAMPESINS­ ··ARTESANS EN LA SIERRA

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Luciano Matínez Valle .'::·.:

Tea Central

Sl

el matrimoiuo civil, el divorcio, la edu­ cación laica para tdos los ciudadanos.

Una consecuencia imortante es la tolerancia a la diversidad de cultos. Aunque el respeto a otros tios de plu­ ralidad no sea un resultado lógiamente vinculado a la seculariación, saemos que fue un rasgo de la revolución alfa­ rista que la convierte en ejemplo de las futuras acciones con las que busquemos profundiar la democracia en el Ecua­ dor.

Demcracia en el sentido ya anota­ do de fortalecimiento de la sociedad ci­ vil frente al Estado. Este es un objeti­ vo suficiente para motivar al compro­ miso con el futuro como utopía osible y oonerse con realiaciones concretas, al fin de la lustoria.

.caap

ESTUDIOS Y ANALISIS

1

Los Cam­ pesinos-Artesanos en la Sierra Cen­ tral: El caso .Tunguahua

1

Autor: Luciano Martfnez Valle

1

CAAP.

L.

historia de los productores mrales

está todavía por hacerse. Existen proce­ sos llenos de iniciativas económicas y sociales innovadoras, que sorprenderán 'a más de un teórico'acostumhrado a mi­

rar la sociedad a través de "mo

d

elos" y

Referencias

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