CARTA DE AUTORIZACIÓN DE LOS AUTORES PARA LA CONSULTA, LA REPRODUCCIÓN PARCIAL O TOTAL, Y PUBLICACIÓN ELECTRÓNICA
DEL TEXTO COMPLETO. Bogotá, D.C., Fecha
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Tesis doctoral Trabajo de Grado X
Señores
BIBLIOTECA GENERAL Cuidad
Estimados Señores: Los suscritos
Alonso Tobón García, con C.C. No. 80 821 443, autor(es) de la tesis doctoral y/o trabajo de grado titulado JAMUNDI: ¿MÁQUINA DE GUERRA O APARATO DE ESTADO? presentado y aprobado en el año 2008 como requisito para optar al título de Politólogo; autorizo (amos) a la Biblioteca General de la Universidad Javeriana para que con fines académicos, muestre al mundo la producción intelectual de la Universidad Javeriana, a través de la visibilidad de su contenido de la siguiente manera:
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De conformidad con lo establecido en el artículo 30 de la Ley 23 de 1982 y el artículo 11 de la Decisión Andina 351 de 1993, “Los derechos morales sobre el trabajo son propiedad de los autores”, los cuales son irrenunciables, imprescriptibles,
inembargables e inalienables.
Alonso Tobón García. c.c. 80821443
NOTA IMPORTANTE: El autor y o autores certifican que conocen las derivadas jurídicas que se generan en aplicación de los principios del derecho de autor.
FORMULARIO DE LA DESCRIPCIÓN DE LA TESIS DOCTORAL O DEL TRABAJO DE GRADO
TÍTULO COMPLETO DE LA TESIS DOCTORAL O TRABAJO DE GRADO: JAMUNDI: ¿MÁQUINA DE GUERRA O APARATO DE ESTADO?
SUBTÍTULO, SI LO TIENE: Descripción de la nueva dinámica de violencia en Jamundí, un estudio de caso desde la filosofía política de Gilles Deleuze
AUTOR O AUTORES
Apellidos Completos Nombres Completos
Tobón García Alonso
DIRECTOR (ES) TESIS DOCTORAL O DEL TRABAJO DE GRADO
Apellidos Completos Nombres Completos
Vega Díaz Luis Felipe
ASESOR (ES) O CODIRECTOR
Apellidos Completos Nombres Completos
N/A N/A
TRABAJO PARA OPTAR AL TÍTULO DE: Politólogo
FACULTAD: Ciencia Política y Relaciones Internacionales
PROGRAMA: Carrera X Licenciatura ___ Especialización ____ Maestría ____ Doctorado ____
NOMBRE DEL PROGRAMA:Ciencia Política
NOMBRES Y APELLIDOS DEL DIRECTOR DEL PROGRAMA: ADRIANA CASTRO GONZÁLEZ
CIUDAD: BOGOTA AÑO DE PRESENTACIÓN DEL TRABAJO DE GRADO: 2008
TIPO DE ILUSTRACIONES: Ilustraciones
Mapas
Retratos
x Tablas, gráficos y diagramas Planos
Láminas
Fotografías
SOFTWARE requerido y/o especializado para la lectura del documento MATERIAL ANEXO (Vídeo, audio, multimedia o producción electrónica):
Duración del audiovisual: ___________ minutos.
Número de casetes de vídeo: ______ Formato: VHS ___ Beta Max ___ ¾ ___ Beta Cam ____ Mini DV ____ DV Cam ____ DVC Pro ____ Vídeo 8 ____ Hi 8 ____ Otro. Cual? _____
Sistema: Americano NTSC ______ Europeo PAL _____ SECAM ______ Número de casetes de audio: ________________
Número de archivos dentro del CD (En caso de incluirse un CD-ROM diferente al trabajo de grado):
PREMIO O DISTINCIÓN (En caso de ser LAUREADAS o tener una mención especial):
______________________________________________________________________ _________
DESCRIPTORES O PALABRAS CLAVES EN ESPAÑOL E INGLÉS: Son los términos que definen los temas que identifican el contenido. (En caso de duda para designar estos descriptores, se recomienda consultar con la Unidad de Procesos Técnicos de la Biblioteca General en el correo biblioteca@javeriana.edu.co, donde se les orientará).
ESPAÑOL
INGLÉS
Outside, agenciamiento, apparatus of State, center of power, Wright , desire, pain, Jamundí, War machine, fear, molecular, pleasure, power, rounds of violence, sovereignty, violence.
RESUMEN DEL CONTENIDO EN ESPAÑOL E INGLÉS: (Máximo 250 palabras - 1530 caracteres):
Este trabajo tiene como objetivo general describir la dinámica actual de la violencia en Jamundí (Valle del Cauca). Para ello, se propone tres objetivos específicos: el primero, crear funciones desde la filosofía política que den cuenta de la complejidad de la realidad abordada; segundo, interpretar las dinámicas de los modos de existencia de la población de Jamundí, y por último, relacionar las funciones creadas con la interpretación para producir generalidades sobre el problema.
Lo anterior se logra en cuatro momentos, el primero pone de precedente la problemática que se toma como punto de partida para realizar el trabajo. Segundo, se muestra desde la filosofía política posestructuralista una forma de aproximación a la realidad, para determinar cómo se pretende hacer ciencia política desde esta postura. En el Tercero, se construye una estructura de conceptos que articulan las teorías de Stathis Kalyvas y Carlos Miguel Ortiz, con los planteamientos sobre la violencia de Walter Benjamin; para evidenciar la manera constitutiva del Aparato de Estado y la Máquina de Guerra. El cuarto, corresponde al diseño metodológico; con una matriz de entrevistas en la que se presenta generalidades partiendo de la relación de las funciones creadas con la información recolectada en el trabajo de campo.
INGLÉS
This work must like general objective describe the present dynamics of the violence in Jamundí (Valle del Cauca). For it, one sets out three specific objectives: first, to create functions from the political philosophy that give account of the complexity of the boarded reality; second, to interpret the dynamic ones of the ways of existence of the population of Jamundí, and finally, to relate the created functions with the interpretation to produce majorities of the problem.
JAMUNDI: ¿MÁQUINA DE GUERRA O APARATO DE ESTADO?
Descripción de la nueva dinámica de violencia en Jamundí, un estudio de caso desde la filosofía política de Gilles Deleuze
ALONSO TOBÓN GARCÍA
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA
FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y RELACIONES INTERNACIONALES
JAMUNDI ¿MÁQUINA DE GUERRA O APARATO DE ESTADO?
Descripción de la nueva dinámica de violencia en Jamundí, un estudio de caso desde la filosofía política de Gilles Deleuze
ALONSO TOBÓN GARCÍA
Trabajo de Grado
Director:
LUIS FELIPE VEGA DÍAZ Profesor Investigador
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS
Y RELACIONES INTERNACIONALES CARRERA DE CIENCIA POLÍTICA
Bogotá, 30 de marzo de 2009
Señores
BIBLIOTECA GENERAL
Pontificia Universidad Javeriana Ciudad
Respetados Señores,
Me permito presentar el trabajo de grado titulado Jamundí: ¿Máquina de Guerra o Aparato de Estado? Descripción de la nueva dinámica de violencia en Jamundí, un estudio de caso desde la filosofía política de Gilles Deleuze, elaborado por el estudiante de la Carrera de Ciencia Política Alonso Tobón García, identificado con la Cédula de Ciudadanía No. 80 821 443, para que se incluya en el catálogo de consulta.
Cordialmente,
DEDICATORIA
Naturalmente, a Jamundí
AGRADECIMIENTOS
Existe una interminable lista de agradecimientos, pero por su puesto, aquí aparecerán
los nombres más relevantes:
A Dios: por hacer posible el conocimiento y la creación de esta realidad.
Augusto Tobón: por la ayuda en las transcripciones
Alejandro Tobón: por la entrevista y toda la ayuda que me prestó para hacer posible
este trabajo.
Margarita Jiménez: por su paciencia, cariño y ayuda en este trabajo
Ángela Escobar: por su interés y su ayuda en este trabajo
Marcela Hoyos: por los contactos
Familia García: por abrir su memoria y permitirme entrar en ella
Señora Herminia Ocoró: por su tiempo y por la entrevista
TABLA DE CONTENIDO
1 INTRODUCCIÓN ... 1
1.1 CONTEXTUALIZACIÓN Y JUSTIFICACIÓN ... 1
1.2 OBJETIVOS ... 4
2. MARCO TEÓRICO... 5
2.1 LA REALIDAD Y EL CAOS ... 6
2.2 APROXIMACIÓN AL CAOS DESDE LA FILOSOFÍA ... 7
2.3 APROXIMACIÓN AL CAOS DESDE LA CIENCIA ... 9
3. MARCO CONCEPTUAL... 14
3.1 HIPÓTESIS SOBRE LAS FORMAS DE SOBERANÍA ... 14
3.2 HIPÓTESIS QUE INCLUYEN LAS ZONAS DE VIOLENCIA Y LAS RONDAS DE VIOLENCIA... 16
3.3 MODO DE EXISTENCIA DE LA POBLACIÓN CIVIL CON LOS GRUPOS ARMADOS... 18
3.4. RELACIÓN ENTRE KALYVAS Y ORTIZ, CON LOS PLANTEAMIENTOS SOBRE LA VIOLENCIA DE BEJAMIN ... 20
3.4.1 ORTIZ EN KALYVAS ... 21
3.4.2 WALTER BENJAMIN EN EL SEGUNDO ESCENARIO DE LA MATRIZ ... 22
3.5. FORMAS DE CONTROL, APARATO DE ESTADO Y MÁQUINA DE GUERRA ... 25
3.5.1 EL APARATO DE ESTADO Y LA MÁQUINA DE GUERRA... 26
3.5.2 DESEO, PODER Y VIOLENCIA ... 30
4. DISEÑO METODOLÓGICO ... 32
4.1 MATRIZ DE ENTREVISTAS ... 35
4.2 INTERPRETACIÓN DE LA MATRIZ DE ENTREVISTAS ... 36
4.2.1 PRIMER NIVEL DE LECTURA ... 36
4.2.2 SEGUNDO NIVEL DE LECTURA... 39
5 CONCLUSIONES ... 48
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS... 51
TABLA
DE
ANEXOS
ANEXO 1: TRIADA DE COMPARACIÓN DE LA MATRIZ DE ENTREVISTAS... 54
ANEXO 2: ENTREVISTAS Y CONVERSACIONES... 60
Conversación Alejandro Tobón ... 60
Entrevista a la secretaria de Gobierno de Jamundí ... 64
Conversación familia García, Parte 1 ... 67
Conversación Familia García, Parte 2... 79
Conversación Familia García, Parte 3... 84
Conversación Familia Garcia, Parte 4... 92
Conversación Familia García Parte 5...... 94
AS Y ORTIZ ANEXO 3: MATRIZ DE COMPARACION KALYV ...127 ANEXO 4: MATRIZ DE ENTRVISTAS...¡ERROR! MARCADOR NO DEFINIDO.
RESUMEN
Este trabajo tiene como objetivo general describir la dinámica actual de la violencia
en Jamundí (Valle del Cauca). Para ello, se propone tres objetivos específicos: el
primero, crear funciones desde la filosofía política que den cuenta de la
complejidad de la realidad abordada; segundo, interpretar las dinámicas de los
modos de existencia de la población de Jamundí a partir de entrevistas y
conversaciones no estructuradas, y por último, relacionar las funciones creadas
con la interpretación para producir generalidades sobre la dinámica de la violencia
de Jamundí Valle. Así, se divide en cinco capítulos fundamentales. El primero
corresponde a la introducción en la que se pone de precedente, con una breve
contextualización, la problemática que se toma como punto de partida para realizar
el trabajo.
El segundo capítulo corresponde al marco teórico, en el que se plantea el enfoque
sobre utilizado; se muestra desde la filosofía política del posestructuralismo,
específicamente el que plantea Gilles Deleuze, una forma de aproximación a la
realidad comparada entre la filosofía y la ciencia, para determinar cómo se
pretende hacer ciencia política bebiendo de esta postura.
El tercer capítulo corresponde al marco conceptual, en donde se arma una
estructura de conceptos que articulan las teorías de Stathis Kalyvas y Carlos
Miguel Ortiz, con los planteamientos sobre la violencia de Walter Benjamin; para
posteriormente evidenciar la manera en que se estructura el Aparato de Estado y
la Máquina de Guerra, conceptos de Deleuze.
El cuarto capítulo corresponde al diseño metodológico, en el que se expone la
metodología empleada para realizar el trabajo. Aquí se articulan el trabajo de
campo realizado, con una matriz de entrevistas que presentan la relación de las
funciones creadas con la información recolectada en las entrevistas y
conversaciones, para realizar una interpretación que permita establecer
generalidades.
1 INTRODUCCIÓN
Llueve, como todos los viernes santos. Después de salir de la casa de la señora
Herminia Ocoró, Alejandro condujo su carro por la Cañasgordas hasta Cali.
Estacionó al frente de una famosa heladería de un barrio de estrato alto, entró y
ordenó dos cafés y formuló la pregunta: ¿para qué? No hubo una repuesta
inmediata, el pensamiento tomó formas imprecisas, se actulizaba y se hacia virtual
en minutos. Alejandro tomo el mismo camino de regreso, todo era diferente, hace
años que Jamundí crecía desmesuradamente y la casa de la familia García seguía
siendo igual, salvo por las puertas que ya no eran cortinas. Rosalba y Jaime
salieron en comitiva, después llegarían Luz Elena, Alex y Janeth y al calor de una
aguadepanela y durante la oscuridad del apagón contaron su historia, una historia
en la que la violencia y el tiempo no admiten la memoria. Por eso, en este escrito,
se pretende responder la pregunta de la heladería.
1.1 CONTEXTUALIZACIÓN Y JUSTIFICACIÓN
Históricamente la ubicación geoestratégica del municipio de Jamundí (Valle) lo han
hecho objeto de múltiples disputas entre diferentes actores armados, la mayoría de
ellas por dominio de territorio y especialmente por el control de los corredores de
tráfico de drogas.
Tres grupos armados organizados en fretes, columnas y bloques han tenido
presencia en la zona. Por un lado, y en mayor proporción, se encuentran las
Fuerzas Revolucionarias Armadas de Colombia FARC-EP, quienes operan en la
región del Sur del Valle del Cauca por medio del sexto frente, el trigésimo frente y
la columna móvil Jacobo Arenas (Indepaz, 2007). Su estrategia de combate es la
“combinación de todas las formas de lucha” e incluyen dentro de sus fuentes de
financiación prácticas como el secuestro, la extorsión, el cobro de “Vacunas”,
asaltos a instituciones comerciales y financieras y recientemente la vinculación al
negocio de la producción y tráfico de estupefacientes, ocasionando
enfrentamientos entre distintos grupos paramilitares y narcotraficantes. (CIDH,
Por otro lado, según el informe de Indepaz (2007), en el municipio de Jamundí se
mantiene la presencia de grupos paramilitares, principalmente disidentes del
Bloque Conjunto Calima BCC de las AUC – desmovilizados en Diciembre de
2004- e integrantes de nuevas bandas emergentes; entre ellos el denominado
grupo “Los Rastrojos” (2005) posteriormente conocidos como “Las Águilas
Negras” (2006).
Respecto a lo anterior, La CIDH describe el fenómeno del paramilitarismo como:
“lo contrario al monopolio o control total de la fuerza de parte de la fuerza armada,
utilizando en su lugar organizaciones ilícitas de personas que pretenden sustituir el
sistema de autoridad y de justicia del Estado, mediante el uso de la violencia
privada a través de milicias mercenarias apoyadas en algunos casos por agentes
del Estado” (CIDH, 1992:15). Frente a esta problemática el gobierno nacional ha
dispuesto prohibiciones relacionadas con la formación de grupos de autodefensa
(1989), sin embargo estos han permanecido activos. (CIDH, 1992: 16-18)*.
En este sentido, las autodefensas han jugado un papel central en la “definición de
poderes sociales y económicos en [el] departamento” (Seguridad y Democracia,
2005: 2-3). Los grupos paramilitares se vinculan en la década de los noventa a las
redes del narcotráfico como ejércitos privados que protegen, de forma violenta, el
negocio de sus financiadores. Para 1995, las autodefensas se relacionan con las
élites del Valle; propietarios de tierras tanto legales como narcotraficantes en
Jamundí, Tulúa y Pradera. Por otro lado, las acciones de los subversivos en los
corredores de tráfico de droga y las reconfiguraciones de los centros de poder a
partir de la caída del cartel de Cali, la muerte de Santacruz y la llegada de Wilber
Varela a la organización, estimularon la formación de estos ejércitos. Tendencia
que continuó con el aumento de la escalada insurgente en los años 1998 y 1999,
año en el que se crea el Bloque Conjunto Calima, responsable de “68 masacres,
(…) 249 homicidios selectivos y (…) 68 masacres”, durante los años 2000-2005.
(Seguridad y Democracia, 2005: 2-3)
En cuanto a la relación entre las autodefensas y la guerrilla, el municipio de
Jamundí junto con otros municipios de la cordillera occidental como Dagua y
Calima, sufrieron fuertes combates entre las diferentes organizaciones ilegales en
los años 2000 y 2001, especialmente entre Paramilitares y el Frente 30 de las
FARC-EP. Durante el 2000, las autodefensas se vieron disminuidas especialmente
por el desconocimiento del terreno, sin embargo para el año 2001 el Bloque
Calima aumentó sus incursiones en el área montañosa y fortaleció su presencia en
la zona. Finalmente, para el 2003 y el 2004 no se cuenta con información sobre
combates entre guerrilla y paramilitares (Seguridad y Democracia, 2005: 5).
Por último, el Ejército de Liberación Nacional ELN, ha permanecido en la zona. En
un principio esta agrupación, compartió territorio con las FARC-EP fruto de
acuerdos entre las dos organizaciones, sin embargo para el año 2005 el grupo
paramilitar “Los Rastrojos” penetró el territorio en coordinación con el grupo de
Milton Hernández (ELN), lo que generó fuertes disputas entre las tres
agrupaciones insurgentes. No obstante, es importante aclarar que el ELN cuenta
con menor presencia en la zona del Valle, pues allí a diferencia de lo que ocurre en
los departamentos de Cauca y Nariño, sus fretes son débiles. (Indepaz, 2007) De
igual manera es importante rescatar la existencia de bandas delincuenciales y de
sicarios, al servicio organizaciones de narcotráfico, guerrilla o paramilitares, las
cuales se configuran como un cuarto actor y fuente de violencia en la zona.
En este sentido, el conflicto armado en Jamundí se ha caracterizado por la
penetración de las fuerzas del narcotráfico y a derivado combates entre grupos
ilegales que buscan la protección de los diferentes carteles de la droga y el control
sobre las rutas de comercio. Al respecto Indepaz menciona el surgimiento de
grupos como “Los Guarnos” con afinidad a la guerrilla de las FARC-EP y los ya
mencionados “Rastrojos” como grupos de Autodefensa dedicados al negocio del
Narcotráfico(Indepaz, 2007). Lo que demuestra una dinámica irregular en el
estaban asociados a combatir a las guerrillas. Por lo tanto se precisa de un trabajo
de investigación que describa las nuevas dinámicas de la violencia en relación con
la irregularidad de los centros de poder.
1.2 OBJETIVOS
Este trabajo tiene como objetivo general describir la dinámica actual de la violencia
en Jamundí (Valle del Cauca). Para ello, se propone tres objetivos específicos: el
primero, crear funciones desde la filosofía política que den cuenta de la
complejidad de la realidad abordada; segundo, interpretar las dinámicas de los
modos de existencia de la población de Jamundí a partir de entrevistas y
conversaciones no estructuradas, y por último, relacionar las funciones creadas
con la interpretación para producir generalidades sobre la dinámica de la violencia
2. MARCO TEÓRICO
Es imprescindible abordar el análisis de un fenómeno dentro de una postura
epistemológica clara. Aunque no una que implique el entendimiento del hombre
como un objeto, sino una que lo conciba como una totalidad “(…) la unidad de las
ciencias humanas sólo puede encontrarse en el más allá de todas las ciencias, en
el hombre, quien es el que fundamenta y reclama esos múltiples accesos.” (J.-Y
Jolif, 1969: 127), donde necesariamente se debe volver a la filosofía, para abarcar
lo múltiple: “(…) Lo que siempre fue más o menos claramente percibido, más o
menos felizmente expresado, es, mas bien, que la filosofía lo abarca todo y que
por ello merece ser considerada como un conocimiento primero, fundamental y
total.” (137). Por esto, dentro de este trabajo no se deja de lado la necesidad
que tiene la ciencia política de dar cuenta de las relaciones de poder entre
hombres, sino que se vuelca 0para entenderla en su esencia como ciencia clásica,
donde indaga por las causas últimas de los estados de cosas a los que se
enfrenta (Aristóteles, 1982: 15), sin el afán de parecerse a las ciencias cuyo
método se basa en explicaciones monocausales (Almond, 2001), puesto que su
objeto de estudio es singular y complejo. Lo anterior, implica que cada postura
epistemológica involucra dos elementos esenciales, el primero, que cada una
cuenta con una concepción antropológica definida, y la segunda, como
consecuencia de la primera, que cada una contiene una posición ética que trae
implicaciones en la práctica.
Por consiguiente, el enfoque metodológico que se propone incluye un marco
filosófico que bebe del Posestructuralismo en varios sentidos, primero, en la
concepción de ciencia; segundo, en el problema de la separación de la política de
lo solamente institucional, y por último, en la posibilidad de ofrecer una mirada
diferente a un problema actual, que precisa de estudios que respondan a su
2.1 LA REALIDAD Y EL CAOS
Existe un problema fundamental al momento de enfrentarse con el pensamiento,
con la posibilidad de dar cuenta de la totalidad de “variabilidades infinitas cuya
desaparición y aparición coinciden” (Deleuze y Guattari, 2001: 202), es decir, con
el caos. De ello que se busque fraguar una opinión para utilizarla como “un
paraguas” que pueda proteger del caos (Deleuze y Guattari, 2001:203), sin
embargo la filosofía, la ciencia y el arte exigen más allá de la opinión, trazan
planos sobre él y lo experimentan de modos distintos (Deleuze y Guattari,
2001:203).
Se sigue entonces que aquello que violenta el pensamiento, lo que produce el
caos, es en esencia la realidad, la afección de los cuerpos que experimenta el
científico, el filósofo o el artista. “Las tres disciplinas proceden por crisis o
sacudidas, de manera diferente, y la sucesión es lo que permite hablar de progreso
en cada caso” (Deleuze y Guattari, 2001:204). Por lo tanto, contra lo que luchan
realmente las tres disciplinas no es contra el caos mismo, sino contra la opinión
(Deleuze y Guattari, 2001:204); no imitan trazos sobre el paraguas que protege del
caos, sino que lo rasgan, crean funciones, bloques de sensaciones o conceptos.
Hanna Arendt, en “Ensayos de comprensión 1930 - 1954” evidencia este tipo de
manifestación del problema del caos al enfrentar las ciencias sociales con el
fenómeno de los Campos de concentración1
Toda ciencia se basa necesariamente sobre unas pocas asunciones no explícitas, elementales, y axiomáticas, que sólo quedan al descubierto y estallan cuando se ven confrontadas con fenómenos absolutamente inesperados que no pueden ya comprenderse dentro del marco de sus categorías. Las ciencias sociales y las técnicas que ellas han desarrollado durante estos últimos cien años no son excepción a esta regla (2005: 285)
Cada evento, cada acontecimiento que violenta el pensamiento se configura como
singular y no precisa de la aplicación de una única fórmula preestablecida, sino
que ha de valerse de las funciones que el fenómeno exige. Es decir, el fenómeno
en particular es el que obliga a crear las funciones que deben establecerse en
momento de enfrentarse al caos que supone comprenderlo.
Como se mencionó anteriormente, cada una de las formas de afrontar al caos
procede de manera diferente. Para efectos de este trabajo se muestra la diferencia
principalmente entre la forma en que procede la filosofía frente a la manera en la
que procede la ciencia, de tal manera que se pueda entender el por qué se toman
partes de los conceptos filosóficos en la creación de funciones científicas para
poder aproximarse a el fenómeno que se busca analizar.
2.2 APROXIMACIÓN AL CAOS DESDE LA FILOSOFÍA
La manera en la que se establecen los conceptos en filosofía presenta varias
características, la creación de conceptos; la formación de un plano de inmanencia
y la forma de la velocidad infinita en la que se recorre el pensamiento, y la forma
en la que no da cuenta de un estado de cosas.
En lo primero, el concepto es la búsqueda de captar un problema real que supone
la aprehensión de fragmentos del caos. Para ello, supone esencialmente dos
particularidades; primero, los conceptos no son por si solos, sino que tienen
componentes, por lo tanto, en su unidad son múltiples, no existe un concepto que
no esté compuesto por otros elementos (Deleuze y Guattari, Deleuze y Guattari,
2001:21). Segundo, todo concepto presenta límites irregulares que se relacionan
con otros conceptos (Deleuze y Guattari, Deleuze y Guattari, 2001:21), condición
necesaria para escapar del caos que incesantemente lo absorbe. Estas
características hacen del concepto algo que “se remite necesariamente a un
problema, a unos problemas sin los cuales carecería de sentido, y que a su vez
sólo pueden ser despejados o comprendidos a medida que se vayan
Por ejemplo, el concepto del Cógito, el YO, en Descartes no está enteramente
vacío, supone una relación entre tres componentes: dudar, pensar y ser. Yo que
dudo, yo pienso, entonces, yo soy. Soy una cosa que piensa (Deleuze y Guattari,
2001:30). Existe una conexión necesaria entre los componentes que remiten a
pensar el problema del Yo como ser. Interactúan el dudar el pensar y el ser como
elementos que no se pueden comprender, ni por sí solos, ni sin el problema al que
tratan de solucionar, pero si en su totalidad y en su unidad.
“La filosofía (…) procede suponiendo o instaurando el plano de inmanencia”
(Deleuze y Guattari, 2001:47). No es el método, es la imagen del pensamiento, es
la mesa, en donde reposan los conceptos (Deleuze y Guattari, 2001:39), no se
configura como un concepto, porque eso supone que cada concepto perdería su
singularidad (Deleuze y Guattari, 2001:39) pero es necesaria su existencia para
que los conceptos que la pueblan sean coherentes, tengan su consistencia interna
(endoconsistencia) y su consistencia Externa (exoconsistencia). De ahí la
necesidad de articular el plano de consistencia o de inmanencia -que para el efecto
es lo mismo- con los conceptos. Funciona como si los conceptos fueran la columna
vertebral, mientras que el plano es la “respiración” que envuelve a los organismos
vivos (Deleuze y Guattari, 2001:40). Así, “el plano es como un desierto que los
conceptos pueblan sin compartimentarlo. Son los conceptos las únicas regiones
del plano, pero es el plano el único continente de los conceptos.” (Deleuze y
Guattari, 2001:40)
De este modo, el movimiento del caos es captado por la filosofía de tal manera que
no se pierde su velocidad infinita. Porque “el caos se caracteriza menos por la
ausencia de determinaciones que por la velocidad infinita en la que estas se
esbozan y se desvanecen” (Deleuze y Guattari, 2001:46), la filosofía conserva este
movimiento, procede de tal modo que da una consistencia sin perder las
innumerables maneras en las que el pensamiento se sumerge (Deleuze y
Guattari, 2001:46). Alude a la necesidad de establecer una forma sin perder la
relación entre las diferentes maneras en las que se presenta el caos. Es decir, se
tiene la capacidad de volver a pensar lo dado pero de manera diferente, se tratan
propia constitución; lo que instaura el movimiento es el horizonte relativo (Deleuze
y Guattari, 2001:43). En otras palabras, lo selecciona, lo trata, lo moldea sobre su
propio movimiento, abarca un acontecimiento específico en su totalidad, es la
forma en que actúa con un plano de inmanencia.
En consecuencia, la filosofía no da cuenta de un estado de cosas, sino de la
totalidad del acontecimiento. Porque los conceptos son acontecimientos, y el plano
es el horizonte de los acontecimientos (Deleuze y Guattari, 2001:40), es
independiente de cualquier observador, por lo tanto “traduce el acontecimiento
como un concepto independiente de un estado de cosas visible, donde se llevaría
a cabo” (Deleuze y Guattari, 2001:40) es esencialmente una manera compleja de
interrelaciones entre el acontecimiento y la forma precisa de mantener la relación
de las intensidades, velocidades y complejidades que son propias del caos. Eso es
lo que la distingue de las otras disciplinas que proceden de diferente manera, en
tanto que no da cuenta de un estado de cosas inmóviles, sino que configura una
aceleración propia que permite mostrar el acontecimiento. En definitiva, es la
huella más visible de la herencia estoica que tiene el pensamiento deleciano. En el
sentido de entender el acontecimiento como lo que ocurre, aquello que acontece, y
captarlo es cuestión de la filosofía.
2.3 APROXIMACIÓN AL CAOS DESDE LA CIENCIA
Deleuze y Guattari afirman que “el objeto de la ciencia no son los conceptos, sino
funciones que se presentan como proposiciones dentro de unos sistemas
discursivos” (Deleuze y Guattari, 2001:117). Esa particularidad es la que la
diferencia de la Filosofía, se presenta como un conjunto de proposiciones cuyos
componentes se denominan Functores (Deleuze y Guattari, 2001:117). Esta idea
de función es lo que permite a la Ciencia reflexionar y sobre todo comunicar.
De ahí que se entienda que la ciencia procede de modo distinto que la filosofía,
porque no necesita de ella para realizar las tareas mencionadas (Deleuze y
Guattari, 2001:117). En este sentido estriba la primera diferencia, la actitud de la
la velocidad infinita, otorgando una consistencia propia a lo virtual; la ciencia actúa
con un proceso casi inverso, renuncia a lo infinito para adquirir una referencia
capaz de actualizar lo virtual (Deleuze y Guattari, 2001:118)
Por otro lado, la ciencia no procede por su propia unidad, “sino por el plano de
referencia constituido por los límites o linderos por los cuales se enfrenta al caos”
(Deleuze y Guattari, 2001:119). Así, si la Filosofía presenta un cedazo por un plano
de consistencia o de inmanencia, la ciencia procede por la creación de un plano de
referencia. Donde los functores se establecen por dos características,
endoreferencia y exorreferncia. La primera característica responde a la determinación intrínseca de un conjunto infinito y la segunda a una determinación
que está por fuera de ellos (Deleuze y Guattari, 2001:121). En otras palabras,
supone una relación a lo exterior, con una referencia a las proposiciones o
conjunto de proposiciones que establece el fenómeno que se analiza y, al mismo
tiempo, cuentan con una referencia directa al fenómeno que los determina.
Así entonces se tienen fundamentalmente dos aspectos propios de la ciencia con
respecto a la filosofía. El primero, que corresponde a la distinción entre el
presupuesto de concepto y de función, donde se presenta un plano de
consistencia en uno y un plano de referencia en el otro respectivamente. El
segundo atañe al concepto y a la función en si mismos. En donde el primero
supone una inseparabilidad de sus variaciones bajo una razón contingente;
mientras que el otro supone una independencia en sus variables bajo una razón
necesaria (Deleuze y Guattari, 2001:126). Es decir, el plano de inmanencia se
instaura en tanto los conceptos tienen una endoconsistencia y una exoconsistencia
indistinguibles e ininteligibles el uno sin el otro, dando cuenta de lo que consiste.
Mientras que el plano de referencia se construye por la referencia de sus funciones
necesariamente a unos límites que se trazan en un fragmento del caos,
desacelerándolos y actualizándolos de forma tal que construyan una exorrefencia y
una endorrefernecia, lo que hace que sus variables necesariamente den cuenta de
Siendo así, Deleuze y Guattari aseguran que “los conceptos filosóficos tienen
como consistencia los acontecimientos, mientras que las funciones científicas
tienen como referencia un estado de cosas” (Deleuze y Guattari, 2001: 127)2. De
ahí que los conceptos y las funciones difieran por su naturaleza, aunque estas
mismas diferencias, discursivas e intuitivas, extensionales e intensivas, “también
es apta para enjuiciar la correspondencia entre ciencia y la filosofía, su
colaboración eventual y su inspiración mutua” (Deleuze y Guattari, 2001:128)
Por último, la tercera gran diferencia entre la ciencia y la filosofía radica en la
manera de enunciación. Se difiere mediante el lenguaje propio de cada disciplina,
sin embargo convergen en dos aspectos fundamentales que derivan uno del otro:
la experimentación y la creación. Así pues, existe tanta experimentación en la
filosofía como en la ciencia, como procesos de creación, puesto que no es posible
la creación sin la experiencia (Deleuze y Guattari, 2001:128). Sobre todo, porque
tanto la ciencia como la filosofía, cada una por su lado portan un no sé que se
convierte en positivo y creador, “que consiste en determinar mediante lo que no se
sabe” (Deleuze y Guattari, 2001:128). De este modo, en la ciencia se contempla la
aparición de los observadores parciales en la relación con las funciones en los
sistemas de referencia; frente a la aparición de los personajes conceptuales por
los que actúa la filosofía (Deleuze y Guattari, 2001:130). Así, los enunciados de la
ciencia dependen de las posibilidades del observador, que no recaen en un
subjetivismo, sino que dependen de las limitaciones a las que está sujeto.
Verbigracia, las formulaciones subjetivistas de la termodinámica, de la relatividad o
de la física cuántica son producto de las mismas insuficiencias (Deleuze y Guattari,
2001:131).
De esto se sigue que el papel del observador parcial consiste en percibir y
experimentar, aunque las percepciones y afecciones no sean propias del hombre, sino que pertenezcan a las cosas objeto de su estudio. No sin ello el hombre deja
de sentir su efecto, así sea producto del observador parcial que él mismo ha
instaurado en el sistema de referencias (Deleuze y Guattari, 2001:131). Y es esto a
lo que Deleuze y Guattari denomina Emplazamiento, “a la región de un estado de cosas o de un cuerpo, aprehendido por un observador parcial” (Deleuze y Guattari,
2001:131). Por eso “los observadores parciales ideales son las percepciones o
afecciones sensibles de los propios functores” (Deleuze y Guattari, 2001:132),
afecciones que hacen del observador parcial un sensibilia que se suma a los
Functores. Responde específicamente un concepto tomado de Russell (citado en
Deleuze y Guattari, 2001:132), que precisamente enuncia cómo los datos
sensoriales son desprovistos de toda subjetividad, son emplazamientos
establecidos de los estados de cosas, “pedazos contraídos del espacio-tiempo que
corresponden a al conjunto o las partes de una función” (Deleuze y Guattari,
2001:132).
Todo esto se ejemplifica en la medicina, en donde en otro texto, Deleuze muestra
las formas en las que el observador parcial denota o nombra la enfermedad
(2001b:19), tanto en la forma en que se bautiza por el médico, en el sentido en que
no es él quién se inventa la enfermedad, sino quien produjo un cuadro clínico,
disoció síntomas o reunió síntomas disociados –Alzaimer, Párkinson, Chagas,
Paget, Cushing, Drant, etc.-, como en la que se bautiza por el enfermo –en el caso
de la psiquiatría, Masoquismo, por Masoch; sadismo por Saade-. Este acto es
fundamental por sus implicaciones, así, cuando un médico da su nombre a la
enfermedad realiza un acto a la vez lingüístico y semiológico, de tal manera que
ese acto enlaza a un nombre propio a un conjunto de signos o hace que un
nombre propio connote signos (2001b: 20). En suma, en eso consiste la creación
de observadores parciales, en la capacidad de dejarse afectar por los elementos
del objeto de estudio de acuerdo a su capacidad de percepción.
En conclusión, si bien es cierto que la ciencia, la filosofía y el arte actúan de
modos distintos, es posible encontrar resonancias entre ellas, porque:
Y en este sentido, se puede extraer conceptos filosóficos que inspiren a la ciencia
y viceversa, de tal suerte que “hay que considerar el arte, la ciencia y la filosofía
como líneas melódicas ajenas unas a otras, pero que no dejan de interferirse”
(Deleuze, 1996:174).
Por eso, en este trabajo se evidencia esta correlación entre la filosofía y la ciencia,
donde se emplean las resonancias para dar cuenta de un estado de cosas que
ocurre en un determinado espacio-tiempo. Aunque hay que hacer la salvedad que
lo que se pretende es hacer ciencia de la política, cosa que no hace Deleuze -sus
postulados sobre la ciencia los toma prácticamente de la teoría del caos y la
termodinámica, específicamente de Ilya Prigogine e Isabelle Strenger (Deleuze,
2001 a, 1996)-, pero sus postulados pueden dar luces en el momento de identificar
el problema de abordar el poder de manera científica, desde su singularidad, crear
funciones que han de dar cuenta de su manifestación, de su estado actualizado
evidenciado en ese fragmento realidad que el autor de este trabajo pretende
3. MARCO CONCEPTUAL
Más que un glosario de variables, se pretende armar una estructura conceptual
que permita comprender y analizar los datos que se recogen en el trabajo empírico
que se realizó. De entrada hay que distinguir una serie de variables teóricas que
deben tomarse en cuenta. Primera, las rondas de violencia presentes en Stathis
Kalyvas; segunda, del mismo autor, identificar la territorialidad de esas rondas de
violencia, las zonas de violencia, y tercero, identificar el modo de existencia de la
población civil con los grupos armados presente en las categorías de Carlos Miguel Ortiz.
Desde ahí es posible abordar las formas en que se ejerce el poder mediante la
violencia, entendida como un mecanismo de producción de derecho, tal cual como
la aborda Bejamin. Para finalmente concertar las categorías que emplean los dos
primeros autores con ciertos elementos de los conceptos de Aparato de Estado y
Máquina de Guerra en Deleuze y Guattari, y de esta manera dar cuenta del estado de cosas en el que se dan las nuevas dinámicas de la violencia en el espacio
seleccionado.
3.1 HIPÓTESIS SOBRE LAS FORMAS DE SOBERANÍA
En un artículo publicado en Análisis Político 42 de enero a abril de 2001el profesor
Stathis Kalyvas propone una teoría de la violencia en la guerra civil3 que implica el
análisis de varias formas de disputa del control de los actores armados implicados,
mediante el ejercicio de la fuerza (1). En este sentido, plantea tres hipótesis en las
que correlaciona el nivel de soberanía que ejerce un actor determinado, respecto a
la formas de emplear la fuerza sobre los civiles; “Un aspecto que diferencia la
guerra entre Estados de las guerras civiles es que, con frecuencia, en ésta última
los civiles son el objetivo primario y deliberado” (2).
3 La noción de guerra civil se refiere a la existencia de otros actores armados que retan el monopolio de
Para enunciarlas en este trabajo, se continuará de la misma manera que el autor lo
define en su misma línea argumentativa. Se plantea las tres posibilidades de
soberanía de un actor respecto a un territorio y una población enunciando la
manera en la que se ejerce la violencia. Así pues, se distinguen tres momentos de
ejercicio de soberanía, Soberanía, ninguna soberanía y disputa; con sus
respectivas aplicaciones de formas de violencia, masiva o limitada; selectiva o
indiscriminada (Kalyvas, 2001:11 y 12, de enero a abril)
En el momento de la soberanía, es decir, cuando es un sólo actor político el que
ejerce el control del territorio y la población, “Existe la probabilidad de que, donde
los actores políticos sean soberanos, aplicarán violencia limitada” (sic.)
(2001:11, de enero a abril). Puesto que el costo en la deserción es incrementado
en tanto se protege a la población de reclamación de soberanía antagónica y se
incrementa la credibilidad en las amenazas (Kalyvas, 2001:11, de enero a abril).
Del mismo modo, la violencia podrá ser selectiva o indiscriminada, bien sea porque
es fácil recolectar información en las zonas sometidas a fuertes niveles de control
o porque la población no tiene más alternativa que someterse al soberano
(Kalyvas, 2001:11, de enero a abril).
En el caso de Ninguna Soberanía, es decir, cuando no existe ningún actor político
que ejerza control sobre el territorio y la población, “es probable que utilicen la
violencia indiscriminada o no acudan a ningún tipo de violencia” (Kalyvas, 2001:11,
de enero a abril), sobre todo porque existe la posibilidad que el castigo masivo
devenga contraproducente en la población (Kalyvas, 2001:11, de enero a abril), y
se infiere -porque no se presenta explícito en la explicación de este momento- que
la violencia indiscriminada se puede ejercer debido a la falta de control y por tanto
de información que poseen los actores políticos sobre el territorio y la población.
Por último La Disputa, cuando la soberanía está fragmentada, es decir, cuando
ambos actores políticos combaten para ejercer control sobre el territorio y la
población, “sugiere que la violencia masiva y selectiva ocurrirá con mayor
que la población colabore o desista de apoyar a uno u otro actor. Por lo tanto, la
violencia se ejercerá de tal forma que su fin sea persuasivo.
Es así como el profesor Kalyvas resume su análisis en tres hipótesis:
Hipótesis 1 (H1): En presencia de soberanía absoluta, es probable que la violencia sea limitada, selectiva o indiscriminada, y la ejerza el soberano.
Hipótesis 2 (H2): En ausencia de soberanía, es probable que la violencia sea masiva e indiscriminada (en un principio), limitada (posteriormente) y la ejerza quien no es soberano.
Hipótesis 3 (H3): Cuando la soberanía es fragmentada, es probable que la violencia sea masiva y selectiva, y ambos actores políticos la ejerzan.
(Kalyvas, 2001:12, de enero a abril).
3.2 HIPÓTESIS QUE INCLUYEN LAS ZONAS DE VIOLENCIA Y LAS RONDAS DE VIOLENCIA
Las anteriores hipótesis se complementan con la inclusión de la forma en que
participa la sociedad civil en las diferentes rondas de violencia. En este sentido, la
forma directa de participación, según Kalyvas, es la denuncia dependiendo las
manifestaciones de soberanía.
Se pueden distinguir varias formas en las que se presentan las denuncias en
relación con la deserción en la organización contraria y se relacionan con la
veracidad a la que se refieren dependiendo de los intereses que motiven al
denunciante -venganza, afrentas personales, motivaciones políticas, etc.- (Kalyvas,
2001:18, de enero a abril).
Ahora bien, en el caso concreto de la interacción de dos organizaciones en el
ámbito geográfico, se hace una distinción más sutil en a las tres rondas
mencionadas arriba, se amplía a cinco espacios, dividiendo el área en disputa en
tres áreas secundarias (Kalyvas, 2001:19, de enero a abril). En la primera zona,
los gobernantes ejercen plena soberanía en algunas áreas, puesto que cuentan
con el monopolio casi absoluto, pero se configura una segunda zona cuando
organización clandestina que lo reta, así como incursiones poco frecuentes de
insurgentes (Kalyvas, 2001:19, de enero a abril). Por otra parte, se configura la
zona cinco, cuando los insurgentes conservan el control absoluto en algunos
lugares y forman la zona cuatro, cuando se configura el control en una zona
aledaña, en la que no pueden evitar las incursiones del otro actor (Kalyvas,
2001:19, de enero a abril). Por último se configura la zona tres, o la que Kalyvas
denomina “zona en disputa”, que no es sino una zona intermedia en donde se
comparte el control entre los dos actores en espacios de tiempo casi que definidos
concretamente (2001:19, de enero a abril)
De acuerdo a lo anterior, Kalyvas puede corregir la Hipótesis 3 (H3) en tanto que
separa las zonas de violencia:
Bajo una soberanía fragmentada, es posible que la violencia sea tanto masiva como selectiva en aquellos lugares donde una parte tiene una ventaja sobre la otra, y sea limitada en aquellos lugares donde existe un equilibrio de poder (2001:19, de enero a abril)
En ese mismo orden de ideas, es posible entonces concatenar las otras dos
hipótesis con las distintas zonas de violencia. De este modo, es propio de la H1
que se manifieste en la zona 1 y 5, en donde “los actores políticos no aplican la
violencia masiva en las áreas donde ejercen fuerte control” (Kalyvas, 2001:21, de
enero a abril); de lo que se deduce que es posible que se emplee la violencia
limitada bien sea selectiva o indiscriminada. De la H2 es propio que se de en la
zona 2 y en la 4, “donde los gobernantes son más fuertes que los insurgentes
pero estos últimos todavía tienen acceso a la población, debemos observar un alto
grado de violencia de los gobernantes” (Kalyvas, 2001:21, de enero a abril); de lo
que se sigue que la violencia probablemente sea masiva e indiscriminada en un
principio y limitada posteriormente.
Ahora bien, dentro de los postulados de Kalyvas, existe la noción de la dinámica
en que se desenvuelve la guerra civil, donde el cambio en el control, o las
variaciones entre los estados de soberanía que se presentan en un territorio
determinado, permite determinar el nivel en que avanza la guerra civil (Kalyvas,
con el paso de las rondas de violencia, hasta llegar con frecuencia a ser la principal
actividad de un territorio dado”. (Vargas, [inédita]:22). Esto implica que en un mismo
territorio se pueden presentar diversos cambios, de la ausencia de soberanía a la disputa
y a la Soberanía.
Dado esto, es posible comprender la manera en que funcionan las dinámicas de
interacción de la sociedad civil y los grupos armados, sobre todo refiriéndose a la
manera en que afecta al cotidiano, es decir al modo de existencia de la población.
3.3 MODO DE EXISTENCIA DE LA POBLACIÓN CIVIL CON LOS GRUPOS ARMADOS
En un artículo publicado en Análisis político 42 de enero a abril de 2001, el
profesor Carlos Miguel Ortiz se basa en una monografía de grado de un estudiante
de Sociología4 -en la que distingue tres maneras en las que los habitantes de un
municipio dado interactúan con una organización guerrillera- para deducir cuatro
formas en las que una población rural se relaciona con un grupo guerrillero (69).
Como bien lo advierte el Profesor Ortiz, este análisis también puede extenderse a
la organización paramilitar.
Así pues, el estudio en el que se basa, distingue tres tipos de actor, el actor
condescendiente, el reticente y el vacilante (Pallares, citado en Ortiz, 2001: 69, de
enero a abril). En cada uno de ellos existen unas características singulares,
aunque en los tres se combinan el temor con la adhesión, elemento que permite
distinguir para las zonas rurales cuatro tipos de formas de relacionarse con las
guerrillas -o los paramilitares-
La primera corresponde a la “del adherente político por razones más o menos
programáticas, ligadas con intereses colectivos y con las identidades” (Ortiz, 2001:
69, de enero a abril), que se manifiesta precisamente en zonas en donde antes de
la instauración de la guerrilla ha existido simultáneamente un trabajo político o de
un movimiento o un partido proclive a esta organización.
4 Al respecto, el profesor Ortiz toma la Monografía de grado de Carlos Pallares “violencia y vida cotidiana
La segunda corresponde a la “del adherente político por razones no programáticas
sino de conveniencia o utilidad, ligadas más con las estrategias individuales que,
como en la forma anterior, con las estrategias colectivas” (Ortiz, 2001: 69, de
enero a abril). Es decir, con fines puramente pragmáticos, en el sentido que
pueden beneficiarse de las operaciones en la zona, como por ejemplo los
cultivadores de coca con las llamadas “marchas campesinas” del Caquetá, que
estaban evidentemente relacionadas con las FARC. (Ortiz, 2001: 70, de enero a
abril)
La tercera corresponde a una fase intermedia entre la adhesión
programática y la de conveniencia, que tiene tres manifestaciones. La
primera, la manera en que se apoyan acciones colectivas recibiendo a cambio
contrapartidas; la segunda la adhesión de conveniencia o utilidad individual pero
no económica sino política -apoyo a campañas electorales, en seguridad o en
mayoría de votos-, y la tercera “la proclividad de los adolescentes y jóvenes a
enrolarse en las filas de los grupos armados, guerrillas o paramilitares, presentes
en sus veredas.” (Ortiz, 2001: 70, de enero a abril).
De esta última manifestación, es importante destacar las causas por las que se
presenta esta forma de relacionamiento. “el muchacho encuentra en esta
institución un medio de promoverse, de movilidad social, y la oportunidad de
manejar un arma, con todas las connotaciones que tiene tanto en el imaginario
tradicionalen el imaginario tradicional transmitido depadres a hijos como en el
consumo cultural de hoy, a través de la televisión.” (Ortiz, 2001: 70 y 71 de enero a
abril). Lo que supone una adhesión por las aspiraciones de poder que implica el
relacionamiento con el grupo armado, diferente a lo que se produce con la
adhesión a las pandillas a nivel urbano:
Por último, la cuarta forma de relacionarse supone la adhesión
predominantemente por el temor, “alguien también puede invocar ese
miedo para, en virtud simplemente del halo de temor que crea la
presencia del actor armado, obtener la imposición de su capricho o de un
interés particular así no sea efectivamente alguien de influencia ante la
organización.” (Ortiz, 2001: 71, de enero a abril), lo que implica que los
habitantes de esa área comienzan a aceptar como hecho la autoridad fundada
únicamente en el uso y la intimidación del arma, originando al mismo tiempo un
proceso de des-autorización de los poderes institucionales a nivel local (Ortiz,
2001: 71, de enero a abril). Sin embargo, aclara Ortiz, este proceso no debe ser
confundido como legitimización de la violencia, sino como “actitud de pasividad
que nace espontáneamente de un cálculo implícito de los habitantes sobre la
correlación de fuerza desfavorable como estrategia de sobrevivencia, y no una
adhesión surgida de intereses comunes coincidentes con los armados” (Ortiz,
2001: 71, de enero a abril). Lo único que se les reconoce es la sustitución de
funciones estatales en lo que se refiere a la administración de justicia, sobre todo
penal, en contra de delincuentes como ladrones y abigeos (Ortiz, 2001: 71, de
enero a abril). Esta actitud, es semejante a la que tienen los habitantes urbanos
hacia las milicias o bandas juveniles, en el sentido de la forma en que detentan el
poder mediante el uso de las armas y cómo esto genera administración de justicia
penal frente a la delincuencia.
Teniendo en cuenta ambas posturas, las de kalyvas y Ortiz, se puede hacer una
comparación entre el comportamiento desde los actores armados y el de la
población que convive con ellos, para posteriormente evidenciar las implicaciones
que tiene la violencia en el modelo que se pretende construir.
3.4. RELACIÓN ENTRE KALYVAS Y ORTIZ, CON LOS PLANTEAMIENTOS SOBRE LA VIOLENCIA DE BEJAMIN
Si se hace un cuadro comparativo entre los planteamientos que proponen los
profesores Kalyvas y Ortiz, se encuentran varias similitudes que dan luces para
este sentido, si se establece una matriz comparativa entre las hipótesis sobre la
soberanía cuando se han dado varias rondas de violencia –es decir, que el nivel de
la guerra es muy avanzado- y las formas de relacionamiento de la población con
los actores armados, se puede evidenciar una continuidad entre los dos discursos
(ver anexo 3).
3.4.1 ORTIZ EN KALYVAS
Si se establece una matriz en la que se toma como premisas fundamentales las
hipótesis de Kalyvas, y se le yuxtaponen los conceptos de Ortiz, es posible
evidenciar que en un momento avanzado de la guerra se presentan ciertas
características particulares que dan cuenta de tres escenarios.
En el primero, para la hipótesis 1, de la zona 1 y 5 es posible evidenciar que de
acuerdo a los postulados de Ortiz, que la categoría 1 no es tan relevante, mientras
que la tercera (parte 3) cobra mayor importancia, y la cuarta, deviene casi en la
norma. Es decir, para el caso en que se presente plena soberanía en un territorio y
no se aplique violencia masiva, es probable que la adhesión política con fines
programáticos, ligados a los intereses colectivos y con las identidades sea casi
nula; la proclividad de los jóvenes para adherirse a los grupos armados sea alta, y
la adhesión por el temor, que supone la aceptación de la autoridad fundada es la
única opción que tiene la población.
Por su parte, el segundo escenario plantea para la hipótesis 2, de la zona 2 y 4, la
posibilidad de identificar que, como en el primero, no es relevante la primera
categoría de Ortiz, así como es evidente que la categoría 2 tiene un elemento de
baja relevancia, pero que aún persiste; mientras que las categorías que más
sobresalen son las categorías tercera (partes 1, 2 y 3) y la cuarta. Lo que implica
que no es tan probable que la adhesión por fines programáticos sea lo que
predomine, sino que la población incurrirá, a demás de la adhesión por fines de
utilidad o conveniencia de tipo económico, a la adhesión por los tres factores de
utilidades no económicas -como la adhesión con intereses electorales, apoyo a
enrolarse en las filas de los grupos armados-, y la adhesión por el temor que,
aunque no se instaura como norma, si es predominante en el ejercicio de la fuerza
para consolidar el nivel de soberanía.
Por último, para la hipótesis 3, la zona de disputa, se evidencia que en un punto
avanzado de la guerra es el panorama es más incierto, pues se presenta el caso
de la disputa por el acceso a la soberanía sobre la población. Por lo tanto, en el
nivel de convivencia se manifiestan de la misma importancia la tercera categoría
(partes 1, 2 y 3) y el nivel de temor, que debe ser bien administrado. En este
sentido, es más probable que no predomine ninguna de las categorías, sino que
se presente la instrumentalización del temor y al mismo tiempo se aproveche la
ayuda en términos electorales, por apoyo con contrapartidas y, sobre todo, la
proclividad de los jóvenes por enrolarse en las filas del grupo armado, en función
de adherir a la población.
Para efectos de este trabajo, se escogerá el segundo escenario de la matriz como
punto de referencia para el análisis, fundamentalmente por dos razones. Primero,
porque no existía para este caso una soberanía pura de algún actor armado, y
segundo, porque, de la misma manera, tampoco era el caso de una soberanía
totalmente en disputa. Sino que por el contrario, era una zona que contaba con un
alto grado de control por parte de un grupo, pero al mismo tiempo los otros grupos
tenían acceso a la población.
3.4.2 WALTER BENJAMIN EN EL SEGUNDO ESCENARIO DE LA MATRIZ
Existe un gran consenso, por lo menos en los pensadores que se han
dedicado al tema de la violencia. En Hanna Arend, la violencia se constituye como
un problema de negación del poder, en tanto tiene un carácter puramente
instrumental, que la aproxima al poderío, mas la distingue del poder como la
anulación de la posibilidad de crear acción en concierto. (1970:41,42) es decir, la
tanto la violencia, como el poderío tienen un carácter individual, referido a la
condición de una persona o un objeto en particular, mientras que el poder no se
como las demás herramientas, se diseñan y emplean a fin de multiplicar la fuerza
natural hasta llegar a sustituirla en la etapa final de su desarrollo” (1970:42). Para
Walter Benjamin, en su texto, Para una crítica de la violencia, el problema de la
violencia deviene en un problema jurídico, como una tensión constante entre el
Iusnaturalismo y el Iuspositivismo, en tanto que “Toda violencia es, como medio,
poder que funda o conserva el derecho. Si no aspira a ninguno de estos dos
atributos, renuncia por sí misma a toda validez” (s.f.:9). Lo que constituye entonces
la esencia de la violencia, que no es un fin en si misma sino que es un medio para:
a fin de multiplicar las fuerzas, o con el propósito de construir o instaurar un orden jurídico.
Una vez clarificado el propósito de la violencia como instrumento, se puede
mostrar la forma en que se manifiesta en el segundo escenario de la matriz que
aquí se ha construido. En él se observan características que pueden presentar la
implementación de la violencia como un mecanismo, bien sea para instaurar el
derecho5 o bien para conservar el derecho constituido por parte de los actores
armados.
Según Bejamin,
El militarismo es la obligación del empleo universal de la violencia como medio para los fines del estado. Esta coacción hacia el uso de la violencia ha sido juzgada recientemente en forma más resuelta que el uso mismo de la violencia. En ella la violencia aparece en una función por completo distinta de la que desempeña cuando se la emplea sencillamente para la conquista de fines naturales. Tal coacción consiste en el uso de la violencia como medio para fines jurídicos. Pues la sumisión del ciudadano a las leyes (…) es un fin jurídico. Si la primera función de la violencia puede ser definida como creadora de derecho, esta segunda es la que lo conserva. (s.f.:6)
Esto implica fundamentalmente dos cosas, primero, que la violencia no se emplea
únicamente para consecución de fines naturales, sino que implica la conservación
del derecho creado, y segundo, que el militarismo, invocador del aparato de estado
5 Para efectos de este trabajo, el derecho no se entiende en sus puras concepciones positivas, en el
(Deleuze, 2004: 360), implica la conservación de la estructura mediante la
coerción. Así, en el caso del escenario en que se presenta un control por parte de
uno de los actores armados, pero que los otros tienen acceso a la población, la
manifestación de la violencia irá necesariamente a la conservación de los derechos
adquiridos y a aplicarla de forma tal que pueda instituir el derecho en las zonas en
las que no es tan fuerte el control.
Esta situación da cuenta de la manera en que se relacionan la población con los
actores armados. Cuando la zona habitada por los pobladores corresponde a la
zona donde se ejerce el mayor control, la violencia percibida se relaciona con la
conservación del derecho impuesto. Por lo tanto, el instrumento preciso que se
percibe es la amenaza, ya que “(…) el poder que conserva el derecho es el que
amenaza. Y su amenaza no tiene el sentido de intimidación, (…). La intimidación,
en sentido estricto, se caracterizaría por una precisión, una determinación que
contradice la esencia de la amenaza, y que ninguna ley puede alcanzar, pues
subsiste siempre la esperanza de escapar a su brazo” (sf.:7). Ahora bien, aquellos
que habitan en la zona en donde otros actores tienen acceso a la población, deben
percibir el uso de la violencia en la vida desnuda (sf.:16), es decir, no mediante la
amenaza sino como pura medida coercitiva del que quiere perpetuar el derecho y
de quienes quieren instaurarlo, porque “(…) su significado no es el de castigar la
infracción jurídica, sino el de establecer el nuevo derecho. Pues en el ejercicio del
poder de vida y muerte el derecho se confirma más que en cualquier otro acto
jurídico”. Por ello las elecciones de los pobladores no se rigen por el beneficio que
trae adherirse a un actor en particular, sino en la manera en que se construye el
derecho en el momento singular del ejercicio de la violencia.
Teniendo esto en cuenta, es posible observar cómo se presentan las dinámicas en
la formación de dispositivos de control en el territorio analizado, de tal suerte que
se puedan constituir ciertos estratos, códigos, roles, etc., que implican la
construcción del derecho y su conservación como fundamentos de la creación de
3.5. FORMAS DE CONTROL, APARATO DE ESTADO Y MÁQUINA DE GUERRA
Existe una característica particular en la conservación y la instauración del
derecho. En el caso de la zona que se analiza la fuerza que lo conserva y que lo
funda se difuminan en un sólo ente. Se suspende, en el actor armado que ejerce
control, la distinción de la violencia que funda y que conserva el derecho. Bejamin
explica este fenómeno con la policía. Para él, “en una mezcolanza casi espectral,
estas dos especies de violencia se hallan presentes en otra institución del estado
moderno: la Policía. La policía es un poder con fines jurídicos (con poder para
disponer) pero también con la posibilidad de establecer para si misma, dentro de
vastos límites, tales fines (poder para ordenar)” (s.f. 8).
Permítase para este trabajo utilizar la explicación de Benjamín como analogía, en
tanto que los actores armados cumplen funciones policivas6. Aunque, para este
caso puntual, no es posible establecer qué es lo que determina los límites precisos
en los que se presenta la condición de establecer los fines para si mismos. Tal vez,
la condición que identifica sus límites es la instauración de la supervivencia del
Aparato de Estado, fraguar un sistema jurídico de facto que garantice su perpetuación. Para ello, la violencia se instaura como un instrumento que crea una
norma por fuerza de ley y al mismo tiempo, formula una serie de dispositivos para
conservarla. Así, “La policía [el actor armado] es un poder que funda –pues la
función específica de este último no es la promulgación de leyes, sino decretos
emitidos con fuerza de ley- y es un poder que conserva el derecho dado que se
pone a disposición de aquellos fines”
Este aspecto fundamental de la generación del derecho como una facultad de
facto es lo que, en Agamben, citando a Schmitt, caracteriza precisamente la
normalización de la excepción. “El funcionamiento del orden jurídico reposa en
última instancia, en la perspectiva de Carl Schmitt, sobre un dispositivo –el estado
6 Cuando en este trabajo se hace referencia a las funciones policivas, no se hace con el ánimo de afirmar