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Jamundí : ¿máquina de guerra o aparato de estado?

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CARTA DE AUTORIZACIÓN DE LOS AUTORES PARA LA CONSULTA, LA REPRODUCCIÓN PARCIAL O TOTAL, Y PUBLICACIÓN ELECTRÓNICA

DEL TEXTO COMPLETO. Bogotá, D.C., Fecha

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Tesis doctoral Trabajo de Grado

Señores

BIBLIOTECA GENERAL Cuidad

Estimados Señores: Los suscritos

Alonso Tobón García, con C.C. No. 80 821 443, autor(es) de la tesis doctoral y/o trabajo de grado titulado JAMUNDI: ¿MÁQUINA DE GUERRA O APARATO DE ESTADO? presentado y aprobado en el año 2008 como requisito para optar al título de Politólogo; autorizo (amos) a la Biblioteca General de la Universidad Javeriana para que con fines académicos, muestre al mundo la producción intelectual de la Universidad Javeriana, a través de la visibilidad de su contenido de la siguiente manera:

• Los usuarios puedan consultar el contenido de este trabajo de grado en Biblos, en los sitios web que administra la Universidad, en Bases de Datos, en otros Catálogos y en otros sitios web, Redes y Sistemas de Información nacionales e internacionales “Open Access” y en las redes de información del país y del exterior, con las cuales tenga convenio la Universidad Javeriana.

• Permita la consulta, la reproducción, a los usuarios interesados en el contenido de este trabajo, para todos los usos que tengan finalidad académica, ya sea en formato CD-ROM o digital desde Internet, Intranet, etc., y en general para cualquier formato conocido o por conocer.

• Continúo conservando los correspondientes derechos sin modificación o restricción alguna; puesto que de acuerdo con la legislación colombiana aplicable, el presente es un acuerdo jurídico que en ningún caso conlleva la enajenación del derecho de autor y sus conexos.

De conformidad con lo establecido en el artículo 30 de la Ley 23 de 1982 y el artículo 11 de la Decisión Andina 351 de 1993, “Los derechos morales sobre el trabajo son propiedad de los autores”, los cuales son irrenunciables, imprescriptibles,

inembargables e inalienables.

Alonso Tobón García. c.c. 80821443

NOTA IMPORTANTE: El autor y o autores certifican que conocen las derivadas jurídicas que se generan en aplicación de los principios del derecho de autor.

(2)

FORMULARIO DE LA DESCRIPCIÓN DE LA TESIS DOCTORAL O DEL TRABAJO DE GRADO

TÍTULO COMPLETO DE LA TESIS DOCTORAL O TRABAJO DE GRADO: JAMUNDI: ¿MÁQUINA DE GUERRA O APARATO DE ESTADO?

SUBTÍTULO, SI LO TIENE: Descripción de la nueva dinámica de violencia en Jamundí, un estudio de caso desde la filosofía política de Gilles Deleuze

AUTOR O AUTORES

Apellidos Completos Nombres Completos

Tobón García Alonso

DIRECTOR (ES) TESIS DOCTORAL O DEL TRABAJO DE GRADO

Apellidos Completos Nombres Completos

Vega Díaz Luis Felipe

ASESOR (ES) O CODIRECTOR

Apellidos Completos Nombres Completos

N/A N/A

TRABAJO PARA OPTAR AL TÍTULO DE: Politólogo

FACULTAD: Ciencia Política y Relaciones Internacionales

PROGRAMA: Carrera X Licenciatura ___ Especialización ____ Maestría ____ Doctorado ____

NOMBRE DEL PROGRAMA:Ciencia Política

NOMBRES Y APELLIDOS DEL DIRECTOR DEL PROGRAMA: ADRIANA CASTRO GONZÁLEZ

CIUDAD: BOGOTA AÑO DE PRESENTACIÓN DEL TRABAJO DE GRADO: 2008

(3)

TIPO DE ILUSTRACIONES: ­ Ilustraciones

­ Mapas

­ Retratos

x Tablas, gráficos y diagramas ­ Planos

­ Láminas

­ Fotografías

SOFTWARE requerido y/o especializado para la lectura del documento MATERIAL ANEXO (Vídeo, audio, multimedia o producción electrónica):

Duración del audiovisual: ___________ minutos.

Número de casetes de vídeo: ______ Formato: VHS ___ Beta Max ___ ¾ ___ Beta Cam ____ Mini DV ____ DV Cam ____ DVC Pro ____ Vídeo 8 ____ Hi 8 ____ Otro. Cual? _____

Sistema: Americano NTSC ______ Europeo PAL _____ SECAM ______ Número de casetes de audio: ________________

Número de archivos dentro del CD (En caso de incluirse un CD-ROM diferente al trabajo de grado):

PREMIO O DISTINCIÓN (En caso de ser LAUREADAS o tener una mención especial):

______________________________________________________________________ _________

DESCRIPTORES O PALABRAS CLAVES EN ESPAÑOL E INGLÉS: Son los términos que definen los temas que identifican el contenido. (En caso de duda para designar estos descriptores, se recomienda consultar con la Unidad de Procesos Técnicos de la Biblioteca General en el correo biblioteca@javeriana.edu.co, donde se les orientará).

ESPAÑOL

(4)

INGLÉS

Outside, agenciamiento, apparatus of State, center of power, Wright , desire, pain, Jamundí, War machine, fear, molecular, pleasure, power, rounds of violence, sovereignty, violence.

RESUMEN DEL CONTENIDO EN ESPAÑOL E INGLÉS: (Máximo 250 palabras - 1530 caracteres):

Este trabajo tiene como objetivo general describir la dinámica actual de la violencia en Jamundí (Valle del Cauca). Para ello, se propone tres objetivos específicos: el primero, crear funciones desde la filosofía política que den cuenta de la complejidad de la realidad abordada; segundo, interpretar las dinámicas de los modos de existencia de la población de Jamundí, y por último, relacionar las funciones creadas con la interpretación para producir generalidades sobre el problema.

Lo anterior se logra en cuatro momentos, el primero pone de precedente la problemática que se toma como punto de partida para realizar el trabajo. Segundo, se muestra desde la filosofía política posestructuralista una forma de aproximación a la realidad, para determinar cómo se pretende hacer ciencia política desde esta postura. En el Tercero, se construye una estructura de conceptos que articulan las teorías de Stathis Kalyvas y Carlos Miguel Ortiz, con los planteamientos sobre la violencia de Walter Benjamin; para evidenciar la manera constitutiva del Aparato de Estado y la Máquina de Guerra. El cuarto, corresponde al diseño metodológico; con una matriz de entrevistas en la que se presenta generalidades partiendo de la relación de las funciones creadas con la información recolectada en el trabajo de campo.

INGLÉS

This work must like general objective describe the present dynamics of the violence in Jamundí (Valle del Cauca). For it, one sets out three specific objectives: first, to create functions from the political philosophy that give account of the complexity of the boarded reality; second, to interpret the dynamic ones of the ways of existence of the population of Jamundí, and finally, to relate the created functions with the interpretation to produce majorities of the problem.

(5)

JAMUNDI: ¿MÁQUINA DE GUERRA O APARATO DE ESTADO?

Descripción de la nueva dinámica de violencia en Jamundí, un estudio de caso desde la filosofía política de Gilles Deleuze

ALONSO TOBÓN GARCÍA

PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA

FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y RELACIONES INTERNACIONALES

(6)

JAMUNDI ¿MÁQUINA DE GUERRA O APARATO DE ESTADO?

Descripción de la nueva dinámica de violencia en Jamundí, un estudio de caso desde la filosofía política de Gilles Deleuze

ALONSO TOBÓN GARCÍA

Trabajo de Grado

Director:

LUIS FELIPE VEGA DÍAZ Profesor Investigador

PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS

Y RELACIONES INTERNACIONALES CARRERA DE CIENCIA POLÍTICA

(7)

Bogotá, 30 de marzo de 2009

Señores

BIBLIOTECA GENERAL

Pontificia Universidad Javeriana Ciudad

Respetados Señores,

Me permito presentar el trabajo de grado titulado Jamundí: ¿Máquina de Guerra o Aparato de Estado? Descripción de la nueva dinámica de violencia en Jamundí, un estudio de caso desde la filosofía política de Gilles Deleuze, elaborado por el estudiante de la Carrera de Ciencia Política Alonso Tobón García, identificado con la Cédula de Ciudadanía No. 80 821 443, para que se incluya en el catálogo de consulta.

Cordialmente,

(8)

DEDICATORIA

Naturalmente, a Jamundí

(9)

AGRADECIMIENTOS

Existe una interminable lista de agradecimientos, pero por su puesto, aquí aparecerán

los nombres más relevantes:

A Dios: por hacer posible el conocimiento y la creación de esta realidad.

Augusto Tobón: por la ayuda en las transcripciones

Alejandro Tobón: por la entrevista y toda la ayuda que me prestó para hacer posible

este trabajo.

Margarita Jiménez: por su paciencia, cariño y ayuda en este trabajo

Ángela Escobar: por su interés y su ayuda en este trabajo

Marcela Hoyos: por los contactos

Familia García: por abrir su memoria y permitirme entrar en ella

Señora Herminia Ocoró: por su tiempo y por la entrevista

(10)

TABLA DE CONTENIDO 

 

1 INTRODUCCIÓN ... 1 

1.1 CONTEXTUALIZACIÓN  Y JUSTIFICACIÓN ... 1 

1.2  OBJETIVOS ... 4 

2. MARCO TEÓRICO... 5 

2.1 LA REALIDAD Y EL CAOS ... 6 

2.2 APROXIMACIÓN AL CAOS DESDE LA FILOSOFÍA ... 7 

2.3 APROXIMACIÓN AL CAOS DESDE LA CIENCIA ... 9 

3. MARCO CONCEPTUAL... 14 

3.1 HIPÓTESIS SOBRE LAS FORMAS DE SOBERANÍA ... 14 

3.2 HIPÓTESIS QUE INCLUYEN LAS ZONAS DE VIOLENCIA Y LAS RONDAS DE VIOLENCIA... 16 

3.3 MODO DE EXISTENCIA DE LA POBLACIÓN CIVIL CON LOS GRUPOS ARMADOS... 18 

3.4. RELACIÓN ENTRE KALYVAS Y ORTIZ, CON LOS PLANTEAMIENTOS SOBRE LA VIOLENCIA DE  BEJAMIN ... 20 

3.4.1 ORTIZ EN KALYVAS ... 21 

3.4.2 WALTER BENJAMIN EN EL SEGUNDO ESCENARIO DE LA MATRIZ ... 22 

3.5. FORMAS DE CONTROL, APARATO DE ESTADO Y MÁQUINA DE GUERRA ... 25 

3.5.1 EL APARATO DE ESTADO Y LA MÁQUINA DE GUERRA... 26 

3.5.2 DESEO, PODER Y VIOLENCIA ... 30 

4. DISEÑO METODOLÓGICO ... 32 

4.1  MATRIZ DE ENTREVISTAS ... 35 

4.2  INTERPRETACIÓN DE LA MATRIZ DE ENTREVISTAS ... 36 

4.2.1 PRIMER NIVEL DE LECTURA ... 36 

4.2.2 SEGUNDO NIVEL DE LECTURA... 39 

5 CONCLUSIONES ... 48 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS... 51 

(11)

TABLA

 

DE

 

ANEXOS

 

 

ANEXO 1: TRIADA DE COMPARACIÓN DE LA MATRIZ DE ENTREVISTAS... 54 

ANEXO 2: ENTREVISTAS Y CONVERSACIONES... 60 

Conversación Alejandro Tobón ... 60 

Entrevista a la secretaria de Gobierno de Jamundí ... 64 

Conversación  familia García, Parte 1 ... 67 

Conversación Familia García, Parte 2... 79 

Conversación Familia García,  Parte 3... 84 

Conversación Familia Garcia, Parte 4... 92 

Conversación Familia García Parte 5...... 94 

AS Y ORTIZ ANEXO 3: MATRIZ DE COMPARACION KALYV ...127  ANEXO 4: MATRIZ DE ENTRVISTAS...¡ERROR! MARCADOR NO DEFINIDO. 

(12)

RESUMEN

Este trabajo tiene como objetivo general describir la dinámica actual de la violencia

en Jamundí (Valle del Cauca). Para ello, se propone tres objetivos específicos: el

primero, crear funciones desde la filosofía política que den cuenta de la

complejidad de la realidad abordada; segundo, interpretar las dinámicas de los

modos de existencia de la población de Jamundí a partir de entrevistas y

conversaciones no estructuradas, y por último, relacionar las funciones creadas

con la interpretación para producir generalidades sobre la dinámica de la violencia

de Jamundí Valle. Así, se divide en cinco capítulos fundamentales. El primero

corresponde a la introducción en la que se pone de precedente, con una breve

contextualización, la problemática que se toma como punto de partida para realizar

el trabajo.

El segundo capítulo corresponde al marco teórico, en el que se plantea el enfoque

sobre utilizado; se muestra desde la filosofía política del posestructuralismo,

específicamente el que plantea Gilles Deleuze, una forma de aproximación a la

realidad comparada entre la filosofía y la ciencia, para determinar cómo se

pretende hacer ciencia política bebiendo de esta postura.

El tercer capítulo corresponde al marco conceptual, en donde se arma una

estructura de conceptos que articulan las teorías de Stathis Kalyvas y Carlos

Miguel Ortiz, con los planteamientos sobre la violencia de Walter Benjamin; para

posteriormente evidenciar la manera en que se estructura el Aparato de Estado y

la Máquina de Guerra, conceptos de Deleuze.

El cuarto capítulo corresponde al diseño metodológico, en el que se expone la

metodología empleada para realizar el trabajo. Aquí se articulan el trabajo de

campo realizado, con una matriz de entrevistas que presentan la relación de las

funciones creadas con la información recolectada en las entrevistas y

conversaciones, para realizar una interpretación que permita establecer

generalidades.

(13)

1 INTRODUCCIÓN 

Llueve, como todos los viernes santos. Después de salir de la casa de la señora

Herminia Ocoró, Alejandro condujo su carro por la Cañasgordas hasta Cali.

Estacionó al frente de una famosa heladería de un barrio de estrato alto, entró y

ordenó dos cafés y formuló la pregunta: ¿para qué? No hubo una repuesta

inmediata, el pensamiento tomó formas imprecisas, se actulizaba y se hacia virtual

en minutos. Alejandro tomo el mismo camino de regreso, todo era diferente, hace

años que Jamundí crecía desmesuradamente y la casa de la familia García seguía

siendo igual, salvo por las puertas que ya no eran cortinas. Rosalba y Jaime

salieron en comitiva, después llegarían Luz Elena, Alex y Janeth y al calor de una

aguadepanela y durante la oscuridad del apagón contaron su historia, una historia

en la que la violencia y el tiempo no admiten la memoria. Por eso, en este escrito,

se pretende responder la pregunta de la heladería.

1.1 CONTEXTUALIZACIÓN  Y JUSTIFICACIÓN 

Históricamente la ubicación geoestratégica del municipio de Jamundí (Valle) lo han

hecho objeto de múltiples disputas entre diferentes actores armados, la mayoría de

ellas por dominio de territorio y especialmente por el control de los corredores de

tráfico de drogas.

Tres grupos armados organizados en fretes, columnas y bloques han tenido

presencia en la zona. Por un lado, y en mayor proporción, se encuentran las

Fuerzas Revolucionarias Armadas de Colombia FARC-EP, quienes operan en la

región del Sur del Valle del Cauca por medio del sexto frente, el trigésimo frente y

la columna móvil Jacobo Arenas (Indepaz, 2007). Su estrategia de combate es la

“combinación de todas las formas de lucha” e incluyen dentro de sus fuentes de

financiación prácticas como el secuestro, la extorsión, el cobro de “Vacunas”,

asaltos a instituciones comerciales y financieras y recientemente la vinculación al

negocio de la producción y tráfico de estupefacientes, ocasionando

enfrentamientos entre distintos grupos paramilitares y narcotraficantes. (CIDH,

(14)

       

Por otro lado, según el informe de Indepaz (2007), en el municipio de Jamundí se

mantiene la presencia de grupos paramilitares, principalmente disidentes del

Bloque Conjunto Calima BCC de las AUC – desmovilizados en Diciembre de

2004- e integrantes de nuevas bandas emergentes; entre ellos el denominado

grupo “Los Rastrojos” (2005) posteriormente conocidos como “Las Águilas

Negras” (2006).

Respecto a lo anterior, La CIDH describe el fenómeno del paramilitarismo como:

“lo contrario al monopolio o control total de la fuerza de parte de la fuerza armada,

utilizando en su lugar organizaciones ilícitas de personas que pretenden sustituir el

sistema de autoridad y de justicia del Estado, mediante el uso de la violencia

privada a través de milicias mercenarias apoyadas en algunos casos por agentes

del Estado” (CIDH, 1992:15). Frente a esta problemática el gobierno nacional ha

dispuesto prohibiciones relacionadas con la formación de grupos de autodefensa

(1989), sin embargo estos han permanecido activos. (CIDH, 1992: 16-18)*.

En este sentido, las autodefensas han jugado un papel central en la “definición de

poderes sociales y económicos en [el] departamento” (Seguridad y Democracia,

2005: 2-3). Los grupos paramilitares se vinculan en la década de los noventa a las

redes del narcotráfico como ejércitos privados que protegen, de forma violenta, el

negocio de sus financiadores. Para 1995, las autodefensas se relacionan con las

élites del Valle; propietarios de tierras tanto legales como narcotraficantes en

Jamundí, Tulúa y Pradera. Por otro lado, las acciones de los subversivos en los

corredores de tráfico de droga y las reconfiguraciones de los centros de poder a

partir de la caída del cartel de Cali, la muerte de Santacruz y la llegada de Wilber

Varela a la organización, estimularon la formación de estos ejércitos. Tendencia

que continuó con el aumento de la escalada insurgente en los años 1998 y 1999,

año en el que se crea el Bloque Conjunto Calima, responsable de “68 masacres,

 

(15)

(…) 249 homicidios selectivos y (…) 68 masacres”, durante los años 2000-2005.

(Seguridad y Democracia, 2005: 2-3)

En cuanto a la relación entre las autodefensas y la guerrilla, el municipio de

Jamundí junto con otros municipios de la cordillera occidental como Dagua y

Calima, sufrieron fuertes combates entre las diferentes organizaciones ilegales en

los años 2000 y 2001, especialmente entre Paramilitares y el Frente 30 de las

FARC-EP. Durante el 2000, las autodefensas se vieron disminuidas especialmente

por el desconocimiento del terreno, sin embargo para el año 2001 el Bloque

Calima aumentó sus incursiones en el área montañosa y fortaleció su presencia en

la zona. Finalmente, para el 2003 y el 2004 no se cuenta con información sobre

combates entre guerrilla y paramilitares (Seguridad y Democracia, 2005: 5).

Por último, el Ejército de Liberación Nacional ELN, ha permanecido en la zona. En

un principio esta agrupación, compartió territorio con las FARC-EP fruto de

acuerdos entre las dos organizaciones, sin embargo para el año 2005 el grupo

paramilitar “Los Rastrojos” penetró el territorio en coordinación con el grupo de

Milton Hernández (ELN), lo que generó fuertes disputas entre las tres

agrupaciones insurgentes. No obstante, es importante aclarar que el ELN cuenta

con menor presencia en la zona del Valle, pues allí a diferencia de lo que ocurre en

los departamentos de Cauca y Nariño, sus fretes son débiles. (Indepaz, 2007) De

igual manera es importante rescatar la existencia de bandas delincuenciales y de

sicarios, al servicio organizaciones de narcotráfico, guerrilla o paramilitares, las

cuales se configuran como un cuarto actor y fuente de violencia en la zona.

En este sentido, el conflicto armado en Jamundí se ha caracterizado por la

penetración de las fuerzas del narcotráfico y a derivado combates entre grupos

ilegales que buscan la protección de los diferentes carteles de la droga y el control

sobre las rutas de comercio. Al respecto Indepaz menciona el surgimiento de

grupos como “Los Guarnos” con afinidad a la guerrilla de las FARC-EP y los ya

mencionados “Rastrojos” como grupos de Autodefensa dedicados al negocio del

Narcotráfico(Indepaz, 2007). Lo que demuestra una dinámica irregular en el

(16)

estaban asociados a combatir a las guerrillas. Por lo tanto se precisa de un trabajo

de investigación que describa las nuevas dinámicas de la violencia en relación con

la irregularidad de los centros de poder.

1.2  OBJETIVOS 

Este trabajo tiene como objetivo general describir la dinámica actual de la violencia

en Jamundí (Valle del Cauca). Para ello, se propone tres objetivos específicos: el

primero, crear funciones desde la filosofía política que den cuenta de la

complejidad de la realidad abordada; segundo, interpretar las dinámicas de los

modos de existencia de la población de Jamundí a partir de entrevistas y

conversaciones no estructuradas, y por último, relacionar las funciones creadas

con la interpretación para producir generalidades sobre la dinámica de la violencia

(17)

2. MARCO TEÓRICO 

Es imprescindible abordar el análisis de un fenómeno dentro de una postura

epistemológica clara. Aunque no una que implique el entendimiento del hombre

como un objeto, sino una que lo conciba como una totalidad “(…) la unidad de las

ciencias humanas sólo puede encontrarse en el más allá de todas las ciencias, en

el hombre, quien es el que fundamenta y reclama esos múltiples accesos.” (J.-Y

Jolif, 1969: 127), donde necesariamente se debe volver a la filosofía, para abarcar

lo múltiple: “(…) Lo que siempre fue más o menos claramente percibido, más o

menos felizmente expresado, es, mas bien, que la filosofía lo abarca todo y que

por ello merece ser considerada como un conocimiento primero, fundamental y

total.”   (137). Por esto, dentro de este trabajo no se deja de lado la necesidad

que tiene la ciencia política de dar cuenta de las relaciones de poder entre

hombres, sino que se vuelca 0para entenderla en su esencia como ciencia clásica,

donde indaga por las causas últimas de los estados de cosas a los que se

enfrenta (Aristóteles, 1982: 15), sin el afán de parecerse a las ciencias cuyo

método se basa en explicaciones monocausales (Almond, 2001), puesto que su

objeto de estudio es singular y complejo. Lo anterior, implica que cada postura

epistemológica involucra dos elementos esenciales, el primero, que cada una

cuenta con una concepción antropológica definida, y la segunda, como

consecuencia de la primera, que cada una contiene una posición ética que trae

implicaciones en la práctica.

Por consiguiente, el enfoque metodológico que se propone incluye un marco

filosófico que bebe del Posestructuralismo en varios sentidos, primero, en la

concepción de ciencia; segundo, en el problema de la separación de la política de

lo solamente institucional, y por último, en la posibilidad de ofrecer una mirada

diferente a un problema actual, que precisa de estudios que respondan a su

(18)

       

2.1 LA REALIDAD Y EL CAOS 

Existe un problema fundamental al momento de enfrentarse con el pensamiento,

con la posibilidad de dar cuenta de la totalidad de “variabilidades infinitas cuya

desaparición y aparición coinciden” (Deleuze y Guattari, 2001: 202), es decir, con

el caos. De ello que se busque fraguar una opinión para utilizarla como “un

paraguas” que pueda proteger del caos (Deleuze y Guattari, 2001:203), sin

embargo la filosofía, la ciencia y el arte exigen más allá de la opinión, trazan

planos sobre él y lo experimentan de modos distintos (Deleuze y Guattari,

2001:203).

Se sigue entonces que aquello que violenta el pensamiento, lo que produce el

caos, es en esencia la realidad, la afección de los cuerpos que experimenta el

científico, el filósofo o el artista. “Las tres disciplinas proceden por crisis o

sacudidas, de manera diferente, y la sucesión es lo que permite hablar de progreso

en cada caso” (Deleuze y Guattari, 2001:204). Por lo tanto, contra lo que luchan

realmente las tres disciplinas no es contra el caos mismo, sino contra la opinión

(Deleuze y Guattari, 2001:204); no imitan trazos sobre el paraguas que protege del

caos, sino que lo rasgan, crean funciones, bloques de sensaciones o conceptos.

Hanna Arendt, en “Ensayos de comprensión 1930 - 1954” evidencia este tipo de

manifestación del problema del caos al enfrentar las ciencias sociales con el

fenómeno de los Campos de concentración1

Toda ciencia se basa necesariamente sobre unas pocas asunciones no explícitas, elementales, y axiomáticas, que sólo quedan al descubierto y estallan cuando se ven confrontadas con fenómenos absolutamente inesperados que no pueden ya comprenderse dentro del marco de sus categorías. Las ciencias sociales y las técnicas que ellas han desarrollado durante estos últimos cien años no son excepción a esta regla (2005: 285)

 

(19)

Cada evento, cada acontecimiento que violenta el pensamiento se configura como

singular y no precisa de la aplicación de una única fórmula preestablecida, sino

que ha de valerse de las funciones que el fenómeno exige. Es decir, el fenómeno

en particular es el que obliga a crear las funciones que deben establecerse en

momento de enfrentarse al caos que supone comprenderlo.

Como se mencionó anteriormente, cada una de las formas de afrontar al caos

procede de manera diferente. Para efectos de este trabajo se muestra la diferencia

principalmente entre la forma en que procede la filosofía frente a la manera en la

que procede la ciencia, de tal manera que se pueda entender el por qué se toman

partes de los conceptos filosóficos en la creación de funciones científicas para

poder aproximarse a el fenómeno que se busca analizar.

2.2 APROXIMACIÓN AL CAOS DESDE LA FILOSOFÍA 

La manera en la que se establecen los conceptos en filosofía presenta varias

características, la creación de conceptos; la formación de un plano de inmanencia

y la forma de la velocidad infinita en la que se recorre el pensamiento, y la forma

en la que no da cuenta de un estado de cosas.

En lo primero, el concepto es la búsqueda de captar un problema real que supone

la aprehensión de fragmentos del caos. Para ello, supone esencialmente dos

particularidades; primero, los conceptos no son por si solos, sino que tienen

componentes, por lo tanto, en su unidad son múltiples, no existe un concepto que

no esté compuesto por otros elementos (Deleuze y Guattari, Deleuze y Guattari,

2001:21). Segundo, todo concepto presenta límites irregulares que se relacionan

con otros conceptos (Deleuze y Guattari, Deleuze y Guattari, 2001:21), condición

necesaria para escapar del caos que incesantemente lo absorbe. Estas

características hacen del concepto algo que “se remite necesariamente a un

problema, a unos problemas sin los cuales carecería de sentido, y que a su vez

sólo pueden ser despejados o comprendidos a medida que se vayan

(20)

Por ejemplo, el concepto del Cógito, el YO, en Descartes no está enteramente

vacío, supone una relación entre tres componentes: dudar, pensar y ser. Yo que

dudo, yo pienso, entonces, yo soy. Soy una cosa que piensa (Deleuze y Guattari,

2001:30). Existe una conexión necesaria entre los componentes que remiten a

pensar el problema del Yo como ser. Interactúan el dudar el pensar y el ser como

elementos que no se pueden comprender, ni por sí solos, ni sin el problema al que

tratan de solucionar, pero si en su totalidad y en su unidad.

“La filosofía (…) procede suponiendo o instaurando el plano de inmanencia”

(Deleuze y Guattari, 2001:47). No es el método, es la imagen del pensamiento, es

la mesa, en donde reposan los conceptos (Deleuze y Guattari, 2001:39), no se

configura como un concepto, porque eso supone que cada concepto perdería su

singularidad (Deleuze y Guattari, 2001:39) pero es necesaria su existencia para

que los conceptos que la pueblan sean coherentes, tengan su consistencia interna

(endoconsistencia) y su consistencia Externa (exoconsistencia). De ahí la

necesidad de articular el plano de consistencia o de inmanencia -que para el efecto

es lo mismo- con los conceptos. Funciona como si los conceptos fueran la columna

vertebral, mientras que el plano es la “respiración” que envuelve a los organismos

vivos (Deleuze y Guattari, 2001:40). Así, “el plano es como un desierto que los

conceptos pueblan sin compartimentarlo. Son los conceptos las únicas regiones

del plano, pero es el plano el único continente de los conceptos.” (Deleuze y

Guattari, 2001:40)

De este modo, el movimiento del caos es captado por la filosofía de tal manera que

no se pierde su velocidad infinita. Porque “el caos se caracteriza menos por la

ausencia de determinaciones que por la velocidad infinita en la que estas se

esbozan y se desvanecen” (Deleuze y Guattari, 2001:46), la filosofía conserva este

movimiento, procede de tal modo que da una consistencia sin perder las

innumerables maneras en las que el pensamiento se sumerge (Deleuze y

Guattari, 2001:46). Alude a la necesidad de establecer una forma sin perder la

relación entre las diferentes maneras en las que se presenta el caos. Es decir, se

tiene la capacidad de volver a pensar lo dado pero de manera diferente, se tratan

(21)

propia constitución; lo que instaura el movimiento es el horizonte relativo (Deleuze

y Guattari, 2001:43). En otras palabras, lo selecciona, lo trata, lo moldea sobre su

propio movimiento, abarca un acontecimiento específico en su totalidad, es la

forma en que actúa con un plano de inmanencia.

En consecuencia, la filosofía no da cuenta de un estado de cosas, sino de la

totalidad del acontecimiento. Porque los conceptos son acontecimientos, y el plano

es el horizonte de los acontecimientos (Deleuze y Guattari, 2001:40), es

independiente de cualquier observador, por lo tanto “traduce el acontecimiento

como un concepto independiente de un estado de cosas visible, donde se llevaría

a cabo” (Deleuze y Guattari, 2001:40) es esencialmente una manera compleja de

interrelaciones entre el acontecimiento y la forma precisa de mantener la relación

de las intensidades, velocidades y complejidades que son propias del caos. Eso es

lo que la distingue de las otras disciplinas que proceden de diferente manera, en

tanto que no da cuenta de un estado de cosas inmóviles, sino que configura una

aceleración propia que permite mostrar el acontecimiento. En definitiva, es la

huella más visible de la herencia estoica que tiene el pensamiento deleciano. En el

sentido de entender el acontecimiento como lo que ocurre, aquello que acontece, y

captarlo es cuestión de la filosofía.

2.3 APROXIMACIÓN AL CAOS DESDE LA CIENCIA 

Deleuze y Guattari afirman que “el objeto de la ciencia no son los conceptos, sino

funciones que se presentan como proposiciones dentro de unos sistemas

discursivos” (Deleuze y Guattari, 2001:117). Esa particularidad es la que la

diferencia de la Filosofía, se presenta como un conjunto de proposiciones cuyos

componentes se denominan Functores (Deleuze y Guattari, 2001:117). Esta idea

de función es lo que permite a la Ciencia reflexionar y sobre todo comunicar.

De ahí que se entienda que la ciencia procede de modo distinto que la filosofía,

porque no necesita de ella para realizar las tareas mencionadas (Deleuze y

Guattari, 2001:117). En este sentido estriba la primera diferencia, la actitud de la

(22)

la velocidad infinita, otorgando una consistencia propia a lo virtual; la ciencia actúa

con un proceso casi inverso, renuncia a lo infinito para adquirir una referencia

capaz de actualizar lo virtual (Deleuze y Guattari, 2001:118)

Por otro lado, la ciencia no procede por su propia unidad, “sino por el plano de

referencia constituido por los límites o linderos por los cuales se enfrenta al caos”

(Deleuze y Guattari, 2001:119). Así, si la Filosofía presenta un cedazo por un plano

de consistencia o de inmanencia, la ciencia procede por la creación de un plano de

referencia. Donde los functores se establecen por dos características,

endoreferencia y exorreferncia. La primera característica responde a la determinación intrínseca de un conjunto infinito y la segunda a una determinación

que está por fuera de ellos (Deleuze y Guattari, 2001:121). En otras palabras,

supone una relación a lo exterior, con una referencia a las proposiciones o

conjunto de proposiciones que establece el fenómeno que se analiza y, al mismo

tiempo, cuentan con una referencia directa al fenómeno que los determina.

Así entonces se tienen fundamentalmente dos aspectos propios de la ciencia con

respecto a la filosofía. El primero, que corresponde a la distinción entre el

presupuesto de concepto y de función, donde se presenta un plano de

consistencia en uno y un plano de referencia en el otro respectivamente. El

segundo atañe al concepto y a la función en si mismos. En donde el primero

supone una inseparabilidad de sus variaciones bajo una razón contingente;

mientras que el otro supone una independencia en sus variables bajo una razón

necesaria (Deleuze y Guattari, 2001:126). Es decir, el plano de inmanencia se

instaura en tanto los conceptos tienen una endoconsistencia y una exoconsistencia

indistinguibles e ininteligibles el uno sin el otro, dando cuenta de lo que consiste.

Mientras que el plano de referencia se construye por la referencia de sus funciones

necesariamente a unos límites que se trazan en un fragmento del caos,

desacelerándolos y actualizándolos de forma tal que construyan una exorrefencia y

una endorrefernecia, lo que hace que sus variables necesariamente den cuenta de

(23)

       

Siendo así, Deleuze y Guattari aseguran que “los conceptos filosóficos tienen

como consistencia los acontecimientos, mientras que las funciones científicas

tienen como referencia un estado de cosas” (Deleuze y Guattari, 2001: 127)2. De

ahí que los conceptos y las funciones difieran por su naturaleza, aunque estas

mismas diferencias, discursivas e intuitivas, extensionales e intensivas, “también

es apta para enjuiciar la correspondencia entre ciencia y la filosofía, su

colaboración eventual y su inspiración mutua” (Deleuze y Guattari, 2001:128)

Por último, la tercera gran diferencia entre la ciencia y la filosofía radica en la

manera de enunciación. Se difiere mediante el lenguaje propio de cada disciplina,

sin embargo convergen en dos aspectos fundamentales que derivan uno del otro:

la experimentación y la creación. Así pues, existe tanta experimentación en la

filosofía como en la ciencia, como procesos de creación, puesto que no es posible

la creación sin la experiencia (Deleuze y Guattari, 2001:128). Sobre todo, porque

tanto la ciencia como la filosofía, cada una por su lado portan un no sé que se

convierte en positivo y creador, “que consiste en determinar mediante lo que no se

sabe” (Deleuze y Guattari, 2001:128). De este modo, en la ciencia se contempla la

aparición de los observadores parciales en la relación con las funciones en los

sistemas de referencia; frente a la aparición de los personajes conceptuales por

los que actúa la filosofía (Deleuze y Guattari, 2001:130). Así, los enunciados de la

ciencia dependen de las posibilidades del observador, que no recaen en un

subjetivismo, sino que dependen de las limitaciones a las que está sujeto.

Verbigracia, las formulaciones subjetivistas de la termodinámica, de la relatividad o

de la física cuántica son producto de las mismas insuficiencias (Deleuze y Guattari,

2001:131).

De esto se sigue que el papel del observador parcial consiste en percibir y

experimentar, aunque las percepciones y afecciones no sean propias del hombre, sino que pertenezcan a las cosas objeto de su estudio. No sin ello el hombre deja

de sentir su efecto, así sea producto del observador parcial que él mismo ha

instaurado en el sistema de referencias (Deleuze y Guattari, 2001:131). Y es esto a

 

(24)

lo que Deleuze y Guattari denomina Emplazamiento, “a la región de un estado de cosas o de un cuerpo, aprehendido por un observador parcial” (Deleuze y Guattari,

2001:131). Por eso “los observadores parciales ideales son las percepciones o

afecciones sensibles de los propios functores” (Deleuze y Guattari, 2001:132),

afecciones que hacen del observador parcial un sensibilia que se suma a los

Functores. Responde específicamente un concepto tomado de Russell (citado en

Deleuze y Guattari, 2001:132), que precisamente enuncia cómo los datos

sensoriales son desprovistos de toda subjetividad, son emplazamientos

establecidos de los estados de cosas, “pedazos contraídos del espacio-tiempo que

corresponden a al conjunto o las partes de una función” (Deleuze y Guattari,

2001:132).

Todo esto se ejemplifica en la medicina, en donde en otro texto, Deleuze muestra

las formas en las que el observador parcial denota o nombra la enfermedad

(2001b:19), tanto en la forma en que se bautiza por el médico, en el sentido en que

no es él quién se inventa la enfermedad, sino quien produjo un cuadro clínico,

disoció síntomas o reunió síntomas disociados –Alzaimer, Párkinson, Chagas,

Paget, Cushing, Drant, etc.-, como en la que se bautiza por el enfermo –en el caso

de la psiquiatría, Masoquismo, por Masoch; sadismo por Saade-. Este acto es

fundamental por sus implicaciones, así, cuando un médico da su nombre a la

enfermedad realiza un acto a la vez lingüístico y semiológico, de tal manera que

ese acto enlaza a un nombre propio a un conjunto de signos o hace que un

nombre propio connote signos (2001b: 20). En suma, en eso consiste la creación

de observadores parciales, en la capacidad de dejarse afectar por los elementos

del objeto de estudio de acuerdo a su capacidad de percepción.

En conclusión, si bien es cierto que la ciencia, la filosofía y el arte actúan de

modos distintos, es posible encontrar resonancias entre ellas, porque:

(25)

Y en este sentido, se puede extraer conceptos filosóficos que inspiren a la ciencia

y viceversa, de tal suerte que “hay que considerar el arte, la ciencia y la filosofía

como líneas melódicas ajenas unas a otras, pero que no dejan de interferirse”

(Deleuze, 1996:174).

Por eso, en este trabajo se evidencia esta correlación entre la filosofía y la ciencia,

donde se emplean las resonancias para dar cuenta de un estado de cosas que

ocurre en un determinado espacio-tiempo. Aunque hay que hacer la salvedad que

lo que se pretende es hacer ciencia de la política, cosa que no hace Deleuze -sus

postulados sobre la ciencia los toma prácticamente de la teoría del caos y la

termodinámica, específicamente de Ilya Prigogine e Isabelle Strenger (Deleuze,

2001 a, 1996)-, pero sus postulados pueden dar luces en el momento de identificar

el problema de abordar el poder de manera científica, desde su singularidad, crear

funciones que han de dar cuenta de su manifestación, de su estado actualizado

evidenciado en ese fragmento realidad que el autor de este trabajo pretende

(26)

       

3. MARCO CONCEPTUAL 

Más que un glosario de variables, se pretende armar una estructura conceptual

que permita comprender y analizar los datos que se recogen en el trabajo empírico

que se realizó. De entrada hay que distinguir una serie de variables teóricas que

deben tomarse en cuenta. Primera, las rondas de violencia presentes en Stathis

Kalyvas; segunda, del mismo autor, identificar la territorialidad de esas rondas de

violencia, las zonas de violencia, y tercero, identificar el modo de existencia de la

población civil con los grupos armados presente en las categorías de Carlos Miguel Ortiz.

Desde ahí es posible abordar las formas en que se ejerce el poder mediante la

violencia, entendida como un mecanismo de producción de derecho, tal cual como

la aborda Bejamin. Para finalmente concertar las categorías que emplean los dos

primeros autores con ciertos elementos de los conceptos de Aparato de Estado y

Máquina de Guerra en Deleuze y Guattari, y de esta manera dar cuenta del estado de cosas en el que se dan las nuevas dinámicas de la violencia en el espacio

seleccionado.

3.1 HIPÓTESIS SOBRE LAS FORMAS DE SOBERANÍA  

En un artículo publicado en Análisis Político 42 de enero a abril de 2001el profesor

Stathis Kalyvas propone una teoría de la violencia en la guerra civil3 que implica el

análisis de varias formas de disputa del control de los actores armados implicados,

mediante el ejercicio de la fuerza (1). En este sentido, plantea tres hipótesis en las

que correlaciona el nivel de soberanía que ejerce un actor determinado, respecto a

la formas de emplear la fuerza sobre los civiles; “Un aspecto que diferencia la

guerra entre Estados de las guerras civiles es que, con frecuencia, en ésta última

los civiles son el objetivo primario y deliberado” (2).

 

3 La noción de guerra civil se refiere a la existencia de otros actores armados que retan el monopolio de 

(27)

Para enunciarlas en este trabajo, se continuará de la misma manera que el autor lo

define en su misma línea argumentativa. Se plantea las tres posibilidades de

soberanía de un actor respecto a un territorio y una población enunciando la

manera en la que se ejerce la violencia. Así pues, se distinguen tres momentos de

ejercicio de soberanía, Soberanía, ninguna soberanía y disputa; con sus

respectivas aplicaciones de formas de violencia, masiva o limitada; selectiva o

indiscriminada (Kalyvas, 2001:11 y 12, de enero a abril)

En el momento de la soberanía, es decir, cuando es un sólo actor político el que

ejerce el control del territorio y la población, “Existe la probabilidad de que, donde

los actores políticos sean soberanos, aplicarán violencia limitada” (sic.)

(2001:11, de enero a abril). Puesto que el costo en la deserción es incrementado

en tanto se protege a la población de reclamación de soberanía antagónica y se

incrementa la credibilidad en las amenazas (Kalyvas, 2001:11, de enero a abril).

Del mismo modo, la violencia podrá ser selectiva o indiscriminada, bien sea porque

es fácil recolectar información en las zonas sometidas a fuertes niveles de control

o porque la población no tiene más alternativa que someterse al soberano

(Kalyvas, 2001:11, de enero a abril).

En el caso de Ninguna Soberanía, es decir, cuando no existe ningún actor político

que ejerza control sobre el territorio y la población, “es probable que utilicen la

violencia indiscriminada o no acudan a ningún tipo de violencia” (Kalyvas, 2001:11,

de enero a abril), sobre todo porque existe la posibilidad que el castigo masivo

devenga contraproducente en la población (Kalyvas, 2001:11, de enero a abril), y

se infiere -porque no se presenta explícito en la explicación de este momento- que

la violencia indiscriminada se puede ejercer debido a la falta de control y por tanto

de información que poseen los actores políticos sobre el territorio y la población.

Por último La Disputa, cuando la soberanía está fragmentada, es decir, cuando

ambos actores políticos combaten para ejercer control sobre el territorio y la

población, “sugiere que la violencia masiva y selectiva ocurrirá con mayor

(28)

que la población colabore o desista de apoyar a uno u otro actor. Por lo tanto, la

violencia se ejercerá de tal forma que su fin sea persuasivo.

Es así como el profesor Kalyvas resume su análisis en tres hipótesis:

Hipótesis 1 (H1): En presencia de soberanía absoluta, es probable que la violencia sea limitada, selectiva o indiscriminada, y la ejerza el soberano.

Hipótesis 2 (H2): En ausencia de soberanía, es probable que la violencia sea masiva e indiscriminada (en un principio), limitada (posteriormente) y la ejerza quien no es soberano.

Hipótesis 3 (H3): Cuando la soberanía es fragmentada, es probable que la violencia sea masiva y selectiva, y ambos actores políticos la ejerzan.

(Kalyvas, 2001:12, de enero a abril).

3.2 HIPÓTESIS QUE INCLUYEN LAS ZONAS DE VIOLENCIA Y LAS RONDAS DE VIOLENCIA 

Las anteriores hipótesis se complementan con la inclusión de la forma en que

participa la sociedad civil en las diferentes rondas de violencia. En este sentido, la

forma directa de participación, según Kalyvas, es la denuncia dependiendo las

manifestaciones de soberanía.

Se pueden distinguir varias formas en las que se presentan las denuncias en

relación con la deserción en la organización contraria y se relacionan con la

veracidad a la que se refieren dependiendo de los intereses que motiven al

denunciante -venganza, afrentas personales, motivaciones políticas, etc.- (Kalyvas,

2001:18, de enero a abril).

Ahora bien, en el caso concreto de la interacción de dos organizaciones en el

ámbito geográfico, se hace una distinción más sutil en a las tres rondas

mencionadas arriba, se amplía a cinco espacios, dividiendo el área en disputa en

tres áreas secundarias (Kalyvas, 2001:19, de enero a abril). En la primera zona,

los gobernantes ejercen plena soberanía en algunas áreas, puesto que cuentan

con el monopolio casi absoluto, pero se configura una segunda zona cuando

(29)

organización clandestina que lo reta, así como incursiones poco frecuentes de

insurgentes (Kalyvas, 2001:19, de enero a abril). Por otra parte, se configura la

zona cinco, cuando los insurgentes conservan el control absoluto en algunos

lugares y forman la zona cuatro, cuando se configura el control en una zona

aledaña, en la que no pueden evitar las incursiones del otro actor (Kalyvas,

2001:19, de enero a abril). Por último se configura la zona tres, o la que Kalyvas

denomina “zona en disputa”, que no es sino una zona intermedia en donde se

comparte el control entre los dos actores en espacios de tiempo casi que definidos

concretamente (2001:19, de enero a abril)

De acuerdo a lo anterior, Kalyvas puede corregir la Hipótesis 3 (H3) en tanto que

separa las zonas de violencia:

Bajo una soberanía fragmentada, es posible que la violencia sea tanto masiva como selectiva en aquellos lugares donde una parte tiene una ventaja sobre la otra, y sea limitada en aquellos lugares donde existe un equilibrio de poder (2001:19, de enero a abril)

En ese mismo orden de ideas, es posible entonces concatenar las otras dos

hipótesis con las distintas zonas de violencia. De este modo, es propio de la H1

que se manifieste en la zona 1 y 5, en donde “los actores políticos no aplican la

violencia masiva en las áreas donde ejercen fuerte control” (Kalyvas, 2001:21, de

enero a abril); de lo que se deduce que es posible que se emplee la violencia

limitada bien sea selectiva o indiscriminada. De la H2 es propio que se de en la

zona 2 y en la 4, “donde los gobernantes son más fuertes que los insurgentes

pero estos últimos todavía tienen acceso a la población, debemos observar un alto

grado de violencia de los gobernantes” (Kalyvas, 2001:21, de enero a abril); de lo

que se sigue que la violencia probablemente sea masiva e indiscriminada en un

principio y limitada posteriormente.

Ahora bien, dentro de los postulados de Kalyvas, existe la noción de la dinámica

en que se desenvuelve la guerra civil, donde el cambio en el control, o las

variaciones entre los estados de soberanía que se presentan en un territorio

determinado, permite determinar el nivel en que avanza la guerra civil (Kalyvas,

(30)

       

con el paso de las rondas de violencia, hasta llegar con frecuencia a ser la principal

actividad de un territorio dado”. (Vargas, [inédita]:22). Esto implica que en un mismo

territorio se pueden presentar diversos cambios, de la ausencia de soberanía a la disputa

y a la Soberanía.

Dado esto, es posible comprender la manera en que funcionan las dinámicas de

interacción de la sociedad civil y los grupos armados, sobre todo refiriéndose a la

manera en que afecta al cotidiano, es decir al modo de existencia de la población.

3.3 MODO DE EXISTENCIA DE LA POBLACIÓN CIVIL CON LOS GRUPOS ARMADOS 

En un artículo publicado en Análisis político 42 de enero a abril de 2001, el

profesor Carlos Miguel Ortiz se basa en una monografía de grado de un estudiante

de Sociología4 -en la que distingue tres maneras en las que los habitantes de un

municipio dado interactúan con una organización guerrillera- para deducir cuatro

formas en las que una población rural se relaciona con un grupo guerrillero (69).

Como bien lo advierte el Profesor Ortiz, este análisis también puede extenderse a

la organización paramilitar.

Así pues, el estudio en el que se basa, distingue tres tipos de actor, el actor

condescendiente, el reticente y el vacilante (Pallares, citado en Ortiz, 2001: 69, de

enero a abril). En cada uno de ellos existen unas características singulares,

aunque en los tres se combinan el temor con la adhesión, elemento que permite

distinguir para las zonas rurales cuatro tipos de formas de relacionarse con las

guerrillas -o los paramilitares-

La primera corresponde a la “del adherente político por razones más o menos

programáticas, ligadas con intereses colectivos y con las identidades” (Ortiz, 2001:

69, de enero a abril), que se manifiesta precisamente en zonas en donde antes de

la instauración de la guerrilla ha existido simultáneamente un trabajo político o de

un movimiento o un partido proclive a esta organización.

 

4 Al respecto, el profesor Ortiz toma la Monografía de grado de Carlos Pallares “violencia y vida cotidiana 

(31)

La segunda corresponde a la “del adherente político por razones no programáticas

sino de conveniencia o utilidad, ligadas más con las estrategias individuales que,

como en la forma anterior, con las estrategias colectivas” (Ortiz, 2001: 69, de

enero a abril). Es decir, con fines puramente pragmáticos, en el sentido que

pueden beneficiarse de las operaciones en la zona, como por ejemplo los

cultivadores de coca con las llamadas “marchas campesinas” del Caquetá, que

estaban evidentemente relacionadas con las FARC. (Ortiz, 2001: 70, de enero a

abril)

La tercera corresponde a una fase intermedia entre la adhesión

programática y la de conveniencia, que tiene tres manifestaciones. La

primera, la manera en que se apoyan acciones colectivas recibiendo a cambio

contrapartidas; la segunda la adhesión de conveniencia o utilidad individual pero

no económica sino política -apoyo a campañas electorales, en seguridad o en

mayoría de votos-, y la tercera “la proclividad de los adolescentes y jóvenes a

enrolarse en las filas de los grupos armados, guerrillas o paramilitares, presentes

en sus veredas.” (Ortiz, 2001: 70, de enero a abril).

De esta última manifestación, es importante destacar las causas por las que se

presenta esta forma de relacionamiento. “el muchacho encuentra en esta

institución un medio de promoverse, de movilidad social, y la oportunidad de

manejar un arma, con todas las connotaciones que tiene tanto en el imaginario

tradicionalen el imaginario tradicional transmitido depadres a hijos como en el

consumo cultural de hoy, a través de la televisión.” (Ortiz, 2001: 70 y 71 de enero a

abril). Lo que supone una adhesión por las aspiraciones de poder que implica el

relacionamiento con el grupo armado, diferente a lo que se produce con la

adhesión a las pandillas a nivel urbano:

(32)

Por último, la cuarta forma de relacionarse supone la adhesión

predominantemente por el temor, “alguien también puede invocar ese

miedo para, en virtud simplemente del halo de temor que crea la

presencia del actor armado, obtener la imposición de su capricho o de un

interés particular así no sea efectivamente alguien de influencia ante la

organización.” (Ortiz, 2001: 71, de enero a abril), lo que implica que los

habitantes de esa área comienzan a aceptar como hecho la autoridad fundada

únicamente en el uso y la intimidación del arma, originando al mismo tiempo un

proceso de des-autorización de los poderes institucionales a nivel local (Ortiz,

2001: 71, de enero a abril). Sin embargo, aclara Ortiz, este proceso no debe ser

confundido como legitimización de la violencia, sino como “actitud de pasividad

que nace espontáneamente de un cálculo implícito de los habitantes sobre la

correlación de fuerza desfavorable como estrategia de sobrevivencia, y no una

adhesión surgida de intereses comunes coincidentes con los armados” (Ortiz,

2001: 71, de enero a abril). Lo único que se les reconoce es la sustitución de

funciones estatales en lo que se refiere a la administración de justicia, sobre todo

penal, en contra de delincuentes como ladrones y abigeos (Ortiz, 2001: 71, de

enero a abril). Esta actitud, es semejante a la que tienen los habitantes urbanos

hacia las milicias o bandas juveniles, en el sentido de la forma en que detentan el

poder mediante el uso de las armas y cómo esto genera administración de justicia

penal frente a la delincuencia.

Teniendo en cuenta ambas posturas, las de kalyvas y Ortiz, se puede hacer una

comparación entre el comportamiento desde los actores armados y el de la

población que convive con ellos, para posteriormente evidenciar las implicaciones

que tiene la violencia en el modelo que se pretende construir.

3.4. RELACIÓN ENTRE KALYVAS Y ORTIZ, CON LOS PLANTEAMIENTOS SOBRE LA VIOLENCIA  DE BEJAMIN 

Si se hace un cuadro comparativo entre los planteamientos que proponen los

profesores Kalyvas y Ortiz, se encuentran varias similitudes que dan luces para

(33)

este sentido, si se establece una matriz comparativa entre las hipótesis sobre la

soberanía cuando se han dado varias rondas de violencia –es decir, que el nivel de

la guerra es muy avanzado- y las formas de relacionamiento de la población con

los actores armados, se puede evidenciar una continuidad entre los dos discursos

(ver anexo 3).

3.4.1 ORTIZ EN KALYVAS 

Si se establece una matriz en la que se toma como premisas fundamentales las

hipótesis de Kalyvas, y se le yuxtaponen los conceptos de Ortiz, es posible

evidenciar que en un momento avanzado de la guerra se presentan ciertas

características particulares que dan cuenta de tres escenarios.

En el primero, para la hipótesis 1, de la zona 1 y 5 es posible evidenciar que de

acuerdo a los postulados de Ortiz, que la categoría 1 no es tan relevante, mientras

que la tercera (parte 3) cobra mayor importancia, y la cuarta, deviene casi en la

norma. Es decir, para el caso en que se presente plena soberanía en un territorio y

no se aplique violencia masiva, es probable que la adhesión política con fines

programáticos, ligados a los intereses colectivos y con las identidades sea casi

nula; la proclividad de los jóvenes para adherirse a los grupos armados sea alta, y

la adhesión por el temor, que supone la aceptación de la autoridad fundada es la

única opción que tiene la población.

Por su parte, el segundo escenario plantea para la hipótesis 2, de la zona 2 y 4, la

posibilidad de identificar que, como en el primero, no es relevante la primera

categoría de Ortiz, así como es evidente que la categoría 2 tiene un elemento de

baja relevancia, pero que aún persiste; mientras que las categorías que más

sobresalen son las categorías tercera (partes 1, 2 y 3) y la cuarta. Lo que implica

que no es tan probable que la adhesión por fines programáticos sea lo que

predomine, sino que la población incurrirá, a demás de la adhesión por fines de

utilidad o conveniencia de tipo económico, a la adhesión por los tres factores de

utilidades no económicas -como la adhesión con intereses electorales, apoyo a

(34)

enrolarse en las filas de los grupos armados-, y la adhesión por el temor que,

aunque no se instaura como norma, si es predominante en el ejercicio de la fuerza

para consolidar el nivel de soberanía.

Por último, para la hipótesis 3, la zona de disputa, se evidencia que en un punto

avanzado de la guerra es el panorama es más incierto, pues se presenta el caso

de la disputa por el acceso a la soberanía sobre la población. Por lo tanto, en el

nivel de convivencia se manifiestan de la misma importancia la tercera categoría

(partes 1, 2 y 3) y el nivel de temor, que debe ser bien administrado. En este

sentido, es más probable que no predomine ninguna de las categorías, sino que

se presente la instrumentalización del temor y al mismo tiempo se aproveche la

ayuda en términos electorales, por apoyo con contrapartidas y, sobre todo, la

proclividad de los jóvenes por enrolarse en las filas del grupo armado, en función

de adherir a la población.

Para efectos de este trabajo, se escogerá el segundo escenario de la matriz como

punto de referencia para el análisis, fundamentalmente por dos razones. Primero,

porque no existía para este caso una soberanía pura de algún actor armado, y

segundo, porque, de la misma manera, tampoco era el caso de una soberanía

totalmente en disputa. Sino que por el contrario, era una zona que contaba con un

alto grado de control por parte de un grupo, pero al mismo tiempo los otros grupos

tenían acceso a la población.

3.4.2 WALTER BENJAMIN EN EL SEGUNDO ESCENARIO DE LA MATRIZ 

Existe un gran consenso, por lo menos en los pensadores que se han

dedicado al tema de la violencia. En Hanna Arend, la violencia se constituye como

un problema de negación del poder, en tanto tiene un carácter puramente

instrumental, que la aproxima al poderío, mas la distingue del poder como la

anulación de la posibilidad de crear acción en concierto. (1970:41,42) es decir, la

tanto la violencia, como el poderío tienen un carácter individual, referido a la

condición de una persona o un objeto en particular, mientras que el poder no se

(35)

       

como las demás herramientas, se diseñan y emplean a fin de multiplicar la fuerza

natural hasta llegar a sustituirla en la etapa final de su desarrollo” (1970:42). Para

Walter Benjamin, en su texto, Para una crítica de la violencia, el problema de la

violencia deviene en un problema jurídico, como una tensión constante entre el

Iusnaturalismo y el Iuspositivismo, en tanto que “Toda violencia es, como medio,

poder que funda o conserva el derecho. Si no aspira a ninguno de estos dos

atributos, renuncia por sí misma a toda validez” (s.f.:9). Lo que constituye entonces

la esencia de la violencia, que no es un fin en si misma sino que es un medio para:

a fin de multiplicar las fuerzas, o con el propósito de construir o instaurar un orden jurídico.

Una vez clarificado el propósito de la violencia como instrumento, se puede

mostrar la forma en que se manifiesta en el segundo escenario de la matriz que

aquí se ha construido. En él se observan características que pueden presentar la

implementación de la violencia como un mecanismo, bien sea para instaurar el

derecho5 o bien para conservar el derecho constituido por parte de los actores

armados.

Según Bejamin,

El militarismo es la obligación del empleo universal de la violencia como medio para los fines del estado. Esta coacción hacia el uso de la violencia ha sido juzgada recientemente en forma más resuelta que el uso mismo de la violencia. En ella la violencia aparece en una función por completo distinta de la que desempeña cuando se la emplea sencillamente para la conquista de fines naturales. Tal coacción consiste en el uso de la violencia como medio para fines jurídicos. Pues la sumisión del ciudadano a las leyes (…) es un fin jurídico. Si la primera función de la violencia puede ser definida como creadora de derecho, esta segunda es la que lo conserva. (s.f.:6)

Esto implica fundamentalmente dos cosas, primero, que la violencia no se emplea

únicamente para consecución de fines naturales, sino que implica la conservación

del derecho creado, y segundo, que el militarismo, invocador del aparato de estado

 

5 Para efectos de este trabajo, el derecho no se entiende en sus puras concepciones positivas, en el 

(36)

(Deleuze, 2004: 360), implica la conservación de la estructura mediante la

coerción. Así, en el caso del escenario en que se presenta un control por parte de

uno de los actores armados, pero que los otros tienen acceso a la población, la

manifestación de la violencia irá necesariamente a la conservación de los derechos

adquiridos y a aplicarla de forma tal que pueda instituir el derecho en las zonas en

las que no es tan fuerte el control.

Esta situación da cuenta de la manera en que se relacionan la población con los

actores armados. Cuando la zona habitada por los pobladores corresponde a la

zona donde se ejerce el mayor control, la violencia percibida se relaciona con la

conservación del derecho impuesto. Por lo tanto, el instrumento preciso que se

percibe es la amenaza, ya que “(…) el poder que conserva el derecho es el que

amenaza. Y su amenaza no tiene el sentido de intimidación, (…). La intimidación,

en sentido estricto, se caracterizaría por una precisión, una determinación que

contradice la esencia de la amenaza, y que ninguna ley puede alcanzar, pues

subsiste siempre la esperanza de escapar a su brazo” (sf.:7). Ahora bien, aquellos

que habitan en la zona en donde otros actores tienen acceso a la población, deben

percibir el uso de la violencia en la vida desnuda (sf.:16), es decir, no mediante la

amenaza sino como pura medida coercitiva del que quiere perpetuar el derecho y

de quienes quieren instaurarlo, porque “(…) su significado no es el de castigar la

infracción jurídica, sino el de establecer el nuevo derecho. Pues en el ejercicio del

poder de vida y muerte el derecho se confirma más que en cualquier otro acto

jurídico”. Por ello las elecciones de los pobladores no se rigen por el beneficio que

trae adherirse a un actor en particular, sino en la manera en que se construye el

derecho en el momento singular del ejercicio de la violencia.

Teniendo esto en cuenta, es posible observar cómo se presentan las dinámicas en

la formación de dispositivos de control en el territorio analizado, de tal suerte que

se puedan constituir ciertos estratos, códigos, roles, etc., que implican la

construcción del derecho y su conservación como fundamentos de la creación de

(37)

       

3.5. FORMAS DE CONTROL, APARATO DE ESTADO Y MÁQUINA DE GUERRA 

Existe una característica particular en la conservación y la instauración del

derecho. En el caso de la zona que se analiza la fuerza que lo conserva y que lo

funda se difuminan en un sólo ente. Se suspende, en el actor armado que ejerce

control, la distinción de la violencia que funda y que conserva el derecho. Bejamin

explica este fenómeno con la policía. Para él, “en una mezcolanza casi espectral,

estas dos especies de violencia se hallan presentes en otra institución del estado

moderno: la Policía. La policía es un poder con fines jurídicos (con poder para

disponer) pero también con la posibilidad de establecer para si misma, dentro de

vastos límites, tales fines (poder para ordenar)” (s.f. 8).

Permítase para este trabajo utilizar la explicación de Benjamín como analogía, en

tanto que los actores armados cumplen funciones policivas6. Aunque, para este

caso puntual, no es posible establecer qué es lo que determina los límites precisos

en los que se presenta la condición de establecer los fines para si mismos. Tal vez,

la condición que identifica sus límites es la instauración de la supervivencia del

Aparato de Estado, fraguar un sistema jurídico de facto que garantice su perpetuación. Para ello, la violencia se instaura como un instrumento que crea una

norma por fuerza de ley y al mismo tiempo, formula una serie de dispositivos para

conservarla. Así, “La policía [el actor armado] es un poder que funda –pues la

función específica de este último no es la promulgación de leyes, sino decretos

emitidos con fuerza de ley- y es un poder que conserva el derecho dado que se

pone a disposición de aquellos fines”

Este aspecto fundamental de la generación del derecho como una facultad de

facto es lo que, en Agamben, citando a Schmitt, caracteriza precisamente la

normalización de la excepción. “El funcionamiento del orden jurídico reposa en

última instancia, en la perspectiva de Carl Schmitt, sobre un dispositivo –el estado

 

6 Cuando en este trabajo se hace referencia a las funciones policivas, no se hace con el ánimo de afirmar 

Referencias

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