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La profecía de Las Casas

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Academic year: 2020

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(1)

Tzvetan Todorov

LA PROFECÍA DE LAS CASA

S

Ya al final de suvida, LasCasasescribe en su testamento : "C reo quea ca usa de esas obrasimpías, perversase ignomi-niosas ,perpetradasde una forma tan injusta,tiránica y bár-bar a,Diosrepa rtirá sobre Españasu furor ysu ira,porque toda España,poco o mucho,ha participado de lassa ngrien-tas riquezasusurpadasal preciode tantasruinasy

extermi-.

"

nacIOnes .

Estas palabras ,a mitad de camino entre la profecíay la ma ldición,esta blecen así la responsabil idadcolectivade los espa ño les, y no solamente de los conquistadores ; para los tiempos que ve nd rá n, y no solamente para el presente. Y anuncian queel crimenserá cast igado,que el pecado será ex-piado.

Nosencont ra mos en un buen momento parajuzgarhoy si Las Casastenía razóno no. Podríamos hacer una ligera co-rrección alaextensióndesu profecía yreemplazara España por"Europaoccidental" :aún si España juega el papel prin-cipal en el movimie nto de colonización yde destrucción de losotros,noestá sola: portugueses, franceses, ingleses , y ho-landeses le siguen de cerca,mientrasque belgas,ita lia nosy alemanes seles unirán más tarde. Ysi en materiade destruc-ción los españoles hacen más que las otras naciones euro-peas,no es por que éstas no hayanintentadoigualarsea ellos y superarlos. Leamos,pues,"Dios repartirásu furor sobre Europa" -si ello puede hacernos sentir más directamente involucrados.

¿Se ha cumplido.la profecía?Cada quien responderá a esta pregunta según su propio juicio. Por lo que a mí respec-ta;yconsciente de la parte dearbitra rieda d que hay en toda apreciación del presente mientras la memoria colectiva to-davíano ha efectuado su selección,y consciente así de la op-ción ideológica que dichaselecciónimplicaría ,prefiero asu-mirabiertamente mivisión de lascosassin travestirlacomo descripción de las cosas mismas.Para hacerlo,escojo en el presenteloselementos que me parecenmáscarac terí stic os, y que,por consiguiente,contienenengermen el futuro -o de-berían contenerlo.Como tiene que ser,estas observaciones seránelípticas.

Ciertamente, numerosos acon tecimientos de la historia reciente parecendarle la razón a Las Casas. La esclavitud ha sidoabolida desde haceunos cienañosyel colonial ismoa la antigua (a la espa ñola) hace unos veinte. Ha habido ycont i-núa habiendo numerosas venganzas contra ciudadanos de lasantiguaspotencias coloniales cuyo único crimenpersonal es muchas veces el de pertenecerala naciónen cuestión; los ing leses, los norteamericanos y losfra ncesesson cons

idera-Epilogodel libro-Laconquhede l'Amhique.Laquestum del'autre.Seuil,Pa rís,

19H2.Sepublicacon autorizacióndelaeditoria l.

dos por sus ant igu os colonizados como colec tivamente res-ponsables. Yono sésihayque ver ahíelefectodelfuroryla ira divinos, pero pienso que se im po nen dos reaccio nes a aq uel que ha adquiri do conocim ie nto de lahisto ria ejemplar de la co nq uista de Améri ca:en primerlugar.qucta lesacto s no llegarán jamás a eq uilibra r la balanza dc los crímenes perpret ados por los europeos(yen este senti do c lespuede excusar) y,ensegundo lugar, que estos acto no hacen más

que reproducir lo más censurab le quelo urop oshan lle

-vado acabo.Y nad a esmásdesco nsolador qu ver la histor ia repetirse -aún más cuando se trata d la hi toria duna destruc ción.Que Europa fuera a su v l colonizada por 105 pueblos de África,de Asia ode Amér ica Latina (lejo sesta

-ma sdeello,lo sé),sería quizásunavb 1101r vaucha' "ClO II podría constit uir mi ideal.

Una mujermayamueredevoradapor105p rro .Su hivn» ria ,reducid aaunas cua ntas líneas, conc mra una dela~\CI -siones extremas dela relacióncon otro. 'um. rido,dcl ru.rl ella es el"ot ro interi or",no le deja ningun a posibilidad de afir ma rse como suje to libre: te m iendo qu lo maten en 1;\

guerra ,él quiereconju rar el peligro priva ndo a la muje rde su volu nta d .Así,la gue rrano será má qu una hi ror i.. de hombres: aunqu eesehombre muera, su muj rd beráseguir perteneciéndole. Cuando llegu e el co nqui iad or cspar 01, esta mujer no será más queelluga r dond se nfr nrcn los

deseos y lasvoluntades de dos hombr es.Mal a r a los hom-bres, viola r a las muj eres:éstasson,a la vez,laspruebasde que un hombredet ent ael poderysusrecornp nsa .1...1mu

-jer escoge obedecer asu marido ya las reglasd su propia sociedad ;se sirvedetodolo que lequed a de volu ntad perso-nal para defender la violencia de la quehasidoobjeto,Pero, justamente,la exter ioridadcultural determinaráelde nla -ce de este pequeño dra ma:no será violad a, comoha brl~ po-dido serlo una española en tiemposde guerra:seráarroj ad a a los perros porser una mujernoco ndescendientey a lavez indígena . Jamás el destinodel otro fuetantrágico.

Escribo este libro para intenta r lograr queno se olvide este

suceso ymiles de otros parecidos. Creoen la necesida d de "busca r la verdad" yen la obligación dehacerlaconocer; é

que la función de lainfor mación existeyque~uefect o puede ser poderoso.Lo queespero no es quelasmuj eresma yas ha-gan que las europeas con las que se topen sean de~ora das por los perros (suposiciónabsurda,natural~ent~),smo que se recuerde el riesgo de lo que puede producirseSIno se 10gr¡1 descubriral otro.

Porque alotro hay que descubrirlo. Lacosa es digna de asombro,ya que el hombre jamásestá soloyno seria lo que es sin su dimensión social.Ysin embargorealmente esasí:

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crecimiento es un aprendizaje de la exterioridad y de la so-cialidad.Tan es así que podríamos decir,de una manera un pococaballeresca, que la vida humana está encerrada entre esos dos extremos: aquel en que el)'0 invade al mundo y aquel en que el mundo termina por absorberal yo,bajo la formade cadáver o de cenizas. Y como el descubrimientodel otrocontiene varios grados (a partir del otro como objeto, confundido con el mundo que lo circunda, hasta el otro comosuje to, igual al)'0 ,pero diferente de él,con infinidad de sutilezas intermedias) puede muybien suceder que lavida pase sin que jamás se logre el total descubrimiento del otro - sup oniendoque pudiera lograrse. Es algo que cada uno de nosotr osdebe recomenzar ya que las experiencias anteriores nonosdispensan de ello,aunque sí pueden enseñarnos cua-lesson los efectosdel desconocimiento.

No obsta nte,aun si el descubrimiento del otro debe ser asumido por cada individuoyrecomienza eternamente, tie-ne tamb ién una historia y formas socialmente y cultural-ment edeterminadas. La historia de la conquista de América mehace creer que un gran cambiose produjo (o más bien se T(l}('ló) a principios del siglo XVI, digamos entre Colón y Cortés -una diferencia semeja nte (no en forma detallada, natu ralm ent e)puedeobservarseentreMoctezuma y Cortés. Así,esa conquista operatantoen el tiempo como en el espa-cio,ysi me hedetenido sobre el contraste espacial más que sobre el tempor al esporque este últimoestá nublado por in-finitas tran siciones mientras que el primero tiene -con la

la Malincheentre Cortésylosindígenas

-ayuda de los océanos- toda la claridad requerida.A partir de esa época,y durante cerca de trescientos cincuentaaños, Europa occidental se ha esforzado por asimilar al otro,de hacer desaparecer la alteridad exterior,yen gran medida ha logrado hacerlo. Su forma devida y sus valores se han exten-dido por el mundo entero;como queríaColón,los coloniza-dos han adoptado nuestras costumbresyse han vestido con ellas.

Este éxito extraordinario se debe,entre otras cosas,a un rasgo específico de la civilización occidental que durante mucho tiempo se había considerado como un rasgo del hom-bre en general ,por lo que su florecimiento en los países occi-dentales venía a ser la prueba de su naturalsuperioridad:se trata,paradójicamente, de la capacidad de los europeos de comprender a los otros. Cortés constituyeun buen ejemplo de elloyél mismo era consciente del hechode que el arte de la adaptación y de la improvisación regía sucomporta miento. Este,podríamos decir esquemáticamente,se organiza en dos tiempos.El primero es aquel del interés por el otro, aun con el precio de una cierta empatía o identificación provisional. Cortés se mete en su pellejo, pero de forma metafórica y ya no literal:la diferencia es de talla.El asegura así la compren-siónde la lengua,el conocimiento de la política (de ahí su in-teréspor las disensiones internas de los aztecas), y hasta do-mina la emisiónde mensajes dentro de un código apropiado: se hace pasar por Quetzalcóatl que ha vuelto a la tierra. Pe-ro,al mismo tiempo, jamás se ha desprendido de su senti-mientode superioridad,sino que más bien sucede lo contra-rio:su propia capacidad de comprender al otro la confirma. Viene enseguida la segunda etapa,en el curso de la cual no se conforma con reafirmar su propia identidad (que nunca ha verdaderamente abandonado) sinoque procede a la asi-milación de los indios a su propio mundo.Hay que recordar que,de la misma manera,los monjes franciscanos adoptan las costumbres de los indios (vestidos,comida) para poder convertirlos mejor a la religión cristiana. Los europeos de-muestran asombrosos atributos de flexibilidad y de improvi-sación que les permiten aún más efectivamente imponer por todas partes su propia forma de vida. Por supuesto que esta capacidad de adaptación y al mismotiempo de absorción no es para nada un valor universal y viene acompañada de su contrario,que es mucho menos apreciable:el igualitarismo. Una versión de éste, característica de la religión cristiana (occidental) lo mismo que de la ideología de los Estados ca-pitalistas modernos,sirve igualmente a la expansión colo-nial. Esta es otra lección,un poco sorprendente, de nuestra historia ejemplar.

Al mismo tiempo que desvanecíala extrañeza del otro ex-terior,la civilizaciónoccidental se encontraba un otro inte-rior. De la edad clásica hasta el fin del romanticismo (es de-cir hasta nuestros días),los escritores y los moralistas no han dejado de descubrirque la persona no es una,o que ni si-quiera es nada,que yo es otro, o una simple cámara de ecos. Ya no se cree en los hombres-bestiasen el bosque,pero se ha descubierto a la bestiaen el hombre, "ese misterioso elemen-to del alma que no parece reconocer ninguna jurisdicción humana, sino que,a pesar de la inocencia del individuo al que habita,sueña horribles sueños y murmura los pensa-mientos más prohibidos" (Melville, Pierre ou les Ambigui1és,

IV, 2).La instauración del inconsciente puede ser considera-da como el punto culminante de este descubrimiento del otro en uno mismo.

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pun-to de terminar hoy en día.Los representantes de laci viliza-ción occidental ya no creen tan ingenuamente en su supe rio-ridad, y de este lado sesofoca el movimientode asimilación,

aun silos países del Tercer Mundo,recientes o antiguos,si

-guen queriendovivircomo los europeos.Por lo menos en el plano ideológico, tratamos de combinar lo que nos parece mejor de los dos términos de la alternativa.Así,queremos la

igualdad sin que ésta traigaconsigo laidentidad, pero tam-bién la diferenciasin que ésta degenere en sup

erioridad/in-ferioridad. También esperamos recoger los beneficios del

modelo igualitaristay del modelo jerárquicoy aspiramosa reencontrar el sentidode lo social sin perder la calidad de lo individual. El socialista ruso Alexandre Herzen escribía a mediados del siglo XIX: "Comprender toda la extensión,la realidad y la sacralidad de los derechos de la persona sin destruirlasociedad,sin frac cionarlaen átomos:este es el ob

-jetivo socialmás difícil". Nosotrosnoslorepetimos siempre

hoy en día.

. Vivir la diferencia dentro de la igualdad:es más fácil de-cirloque hacerlo. Sin embargo,varios personajesde mi hi s-toria ejemplarse acercaron de distintasmaneras.En el pla-no axiológico, un Las Casas llega,en su vejez,a amarye

sti-mar a los indios no en función de suideal sino en función del de ellos:es un amorno unificador y hasta podríamosdecir

"neutro" -para emplear el término de Blanchot y de Bart-hes. En el plano de la acción,de la asimilación del otro o de laidentificación con él, un Cabeza de Vaca alcanzaba igual-mente un puntoneutro,no porque fuera indiferente a las dos culturassino porque a las dos las había vividodesde el inte--,rior.Derepente, ya no habíamás que "ellos"a su alrededor,

y, sin convertirse en indio, Cabeza de Vaca ya no era del

todo español. Su experienciasimbolizay anunciala del ex

i-liado moderno,el cual a su vez personifica una tendencia

propia de nuestra sociedad:ese ser que ha perdido su patria sin adquirirotra,que viveen la doble exterioridad.Es el ex

i-liado quien mejor encarna hoy en día,desviándolode su sen-tidooriginal,elideal que Hugues de Saint Victor formuló en el siglo XII de la siguiente manera:"El hombre que

encuen-.tra dulce a su patria no es más que un tierno debutante;

aquel para quiencada suelo es como el suyo propio ya es dig-no de consideración;perosóloes perfecto aquel paraquien

el mundo entero es como un país extranjero " (yo,que soy un

búlgaro que vive en Francia, tomo prestada esta cita a Ed

-ward Saíd, palestino que vive en los Estados Unidos, que a .su vez la encontró en Erich Auerbach, alemán exiliadoen

Turquía) .

Finalmente,en el plano del conocimiento,un Durányun

Sahagún anunciaban,sin realizarlo plenamente,el diálogo

de las culturasqu~es característicode nuestro tiempoy que, como lo vemos nosotros,encarna la etnología, ala vez hija

delcolonia lismo y prueba de su agonía:un diálogo en que nadie tiene la última palabra,en que ninguna de las voces reduce a la otra a la categoríade un simpleobjeto,y en que se saca ventaja de la exterioridadanteelotro. Durán y Sah

a-gún:símbolos ambiguos por ser espíritus medievalesy qu

i-zás esesta misma exterioridadante la cultura de su tiempo la que es responsable de su modernidad.A travésde estos di

-ferentes ejemplos se afirma una misma propiedad:una

nue-va exotopía (para hablar como Bajtin), una afirmación de

la exterioridaddel otro que va acompañada de su

reconoci-miento como sujeto.Quizá no sólo hay ahíuna nueva

mane-ra de vivir la alteridad,sino también un rasgo característico de nuestro tiempo,asf'como el individualismo o el autotel

is-mo lo fueron para una época de la que empezais-mos a v

islum-b.rarel fin. Asípensaría ,por ejemplo,unoptimist a corno U-vmas: "N uest ra épocanosedefine por el triu nfo dela té cni-ca por la técnica , como no se define porel art e porelarte. como.no se define por el nihilismo.Esacción paraun mundo que Viene,que traspasa suépoca -el rebasar desi mismoque exije la epifaníadel Otro".

Estelibromismo ,¿ilustr ará estaactitud nueva respectoal otro,.a través de mi relacióncon los autoresylospersonajes del siglo XVI?Yo no puedodarfe másquede misinte n cio-nes - no del efecto que ellas prod uzcan.He querido evitar dos extremos.El primero es la tentación de hacer escucha r la voz de estos personajes ensí mismay tratarde que lapropia

vozdesaparezcapara servirmejoralotro.Elseg undo eselde

someter a los otrosa uno mism o,dehacerde ellosmariune -tas, controlando todas sus cuerdas .Entre los doshe buscado

no un terreno decomp romisosinolavíadel diálo go.ln re r pe -.lo,traspongo,interpretoesostext os;pero también losdejo

hablar (por eso tantascitas)ydefender se.DeColónaSa

ha-gún,estos personajes no hablab a nelmismolenguajeque)o. Pero hacer vivir al otro no quiere decirdej a rloint ac to.C<'1lOt· nos y lejanosal mismo tiemp o,he queridoverlosCU Il\U SI 111(

'-ran uno de losinterloc uto res de nuestro diálo go.

Pero nuestra épocase define igualmentepor une, expen r ll'

cia de cierta manera cari caturescade estosmismosras1(os. Se trata de algo sinduda inevitable.Estaexperienciacon[ re-cuenciaconfunde al rasgonuevoconsuabundancia,y01 vr· ces hasta lo precede,convirt iénd oselaparodia en modelo El

amor"neutro", la justicia "distributiva " de L..u COISOlSson

parodiados, yvaciados de susentido.en un rc:lativinUl1(rllr -ralizado en el que todose vale, sie mpreycua ndo e r!tcoj;'rl

punto de vistaapropiado.Peroel per specti visrnocoud urr ;1 la indi ferencia y a la renun cia de todo valor. 1':1 dcscuhr i-miento por el"yo" delos"ellos" quelo habitan stá;1l'1I1l\ -pañado por la afirmaciónmucho másalarmant de lades

.l-parición del "yo"en el"nosotros",caractcrlsticr de losrr!(l. menes totalitarios. Elexilioes fecundo sise pertenece ;, 1;, vez

a

dos culturas,sin identifica rse con ninguna.Pero si 10<1;, .la sociedad está formada de exiliados.eldiálo ode lascult11' rastermina:se ve reemplazad o poreleclecrici mo )'c:Icom -paratismo, por la capacidad de amarde todo un p<KII. dr

simpatizarblandamentepor cadaopciónsin jarná .adupl;,r

alguna. La heterología,que permiteentender la diferen cia de las voces,es necesaria;lapolilogíaes inslpida.

Finalmen-te la posición del etnólogo esfecu nda.Muchomeno lo cs.la del turista a quien la curiosidadporlas costumbresextra nje-ras lleva hasta la isla de Bali o las afueras deBa hía,pero qur

encierra la experienciade lo het erogéneo en el espa ciodesos

·vacacionespagadas.Es verdadque,a diferencia del etnól o-go, éstepaga su viajede su propiobolsillo. .

Lahistoria ejemplar de la conquistadeAméricanos en se-ña que la civilización occidental ha vencido,.ent~otras ra zo-nes,gracias a su superioridad en la co m unicaciónhuman a. ·También,que esta superioridad se ha a.firma do~expensas

de la comunicación con el mundo.Habiend o salido del p

e-riodo colonial, experimentamosconfusa mente la necesida~

"de revalorizaresta comunicación conelmundo -p<"roaqut

·tambiénla parodiaparecepreceder alavisiónseria.Los

hip-pies norteamericanos de los años sesenta, consu re~ha zoa

adoptar el ideal de un pafsque bombardeaba alVIetnam,

trataron de recuperarlavida del buen salvaje.Unpococomo

los indios de las descripciones de Sepúlveda, quería n

abste-nerse del dinero,olvidar los libros yla escritura,mostra r in -diferenciapor la ropa yrenuncia ral uso de lasmá<l,u inas.

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evidentemente estaban destinadasal fracaso porque cubrían con estos ras gos primitivos una mentalidad individual ista perfectamentemoderna. El Club Méditerranée permite,éste sí,sumergirse en el mundo primitivo(ausencia de dinero,de libros yocasionalmente de ropa)sin poner en duda la conti-nuidad de la vida de"civilizado". Ya se conoce el éxito co-mercialde esta fórmula.El regreso a las religiones antiguas o a otras nuevas ya no cuenta ya que atestigua la fuerza de la tendencia pero no puede,Creo,encarnarla:el regreso al pa-sado es imposible.Sa bemos queya no queremoslo moral (o lo amora l) del "todo está perm itido "porque nosotros hemos sufridolasconse cuencias.No obstante,es necesarioencon-. tra r prohibiciones nuevas,o una nuevamotivaciónde las vie-jas prohibiciones,para descubrirsu sentido. La capacidad de improvisaciónyde identificación instantá nea busca equi-librars e mediante una valorización del ritual y de la identi-dad,pero se puede dudar que baste conelregreso al terruño. Alconta ry ana liza r la historia de la conquista de

Améri-ca , he llegad o ados conclusiones aparentemente contradic-torias.Par a hablarde las formasyde los tipos de

comunica-ción, enprimer lugar me situé dentro de una perspectiva ti-pológica:los indios favorecenelintercambio con el mundoy los europeos con los hombres.Ninguno de ellos es superioral otroysiemp rese tiene necesidadde los dos al mismo tiempo porque si se gana en uno delosplanosse pierde necesaria-mente en el otro. Pero al mismo tiempo mevi conducidoa confirma r una evolución en la tecnología del simbolismo

-esta evoluciónpuede reducirse,para simplificar,a la apa-ricióndela escritura.Así,pues,la presenciadela escritura favorecelaimprovisaciónaexpensas del ritual,como lo hace en cuanto a la concepción lineal del tiempo,o bien,por otra parte,encuanto a la percepción del otro.¿Habría también una evolución de la comunicación con el mundo hacia la co-municación entre los hombres?En términos más generales, si es que se puedehablar de evolución,¿no encuentr ala no-ción de barbarie un sentido no relativo?

Lasolución de esta aporiano reside,para mí,en el aban-dono de unadeestasdos afirmaciones.Más biense encuen-tra en el reconocimiento,par acada acontecimien to,de de-termina cionesmúltiples,quecondena nal fracaso a toda ten-tativade sistematizar la historia.Esto es lo que explica que el-progreso técnico - y demasiado bien lo sabemos hoy en día - no implique una superioridad en el plano de los valores morales y sociales (ni tampoco una inferioridad). Las socie-dades con escritura son más avanzadas que las sociedades sin escritura. Pero podríamos dudar si hubiera que escoger entre sociedades de sacrificioy sociedades de masacre.

Todavía,ydesde otro plano ,la experienciareciente es des-corazonante:el deseo de superar el individualismode la so-ciedad igualitaria yde acceder a la socialidadpropia de las sociedadesjerárquicas se encuentra,entre otros, en los Esta-dos totalitarios.Estos se parecen al niño monstruoso al que temía Bernard Shaw yque,según parece, Isadora Duncan había presentido: tan feo como éste ytan tonto como ella.

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~---~--~

Masacre en el Templo

Esos Estados, ciertamente modernos en la medida en que no se les puede asimilar ni a las sociedades de sacrificio ni a las

sociedades de sacrificio ni a las sociedades de masacre,

reú-nen sin embargo ciertos rasgos de las dos,y merecerían la

creación de unapalabra-valija son sociedades de masacrijicio,

Como en las primeras, se profesa una religión de Estado, y

como en las segundas,se basa su comportamiento en el

prin-cipio karamazoviano del"todo está permitido", Como en el

sacrificio, para empezar se mata en la propia casa;como en

las masacres,se disimula y se niega la existencia de esas

ma-tanzas.Como en el primer caso, se escoge individualmente a

las víctimas y como en el segundo,se les extermina sin

nin-.gúnrastro de ritual. El tercer término existe, pero es peor que

los dos anteriores. ¿Qué hacer?

La forma de discurso que se me impuso para este libro, la

historia ejemplar, surge además del deseo de rebasar los

lí-mites de la escritura. sistemática, sin por ello"regresa r" al

mito puro. Al comparar a Colón y a Cortés,a Cortés y a

Moctezuma, tomo conciencia de que las formas de la

comu-nicación,tanto la producción como la interpretación,aun si

son universales y eternas, no se ofrecen a la libre elección del escritor, sino que están correlacionadas con las ideologías en

vigor y por eso mismo pueden convertirse en su signo.¿Pero

cuál es el discurso apropiado a la mentalidad heterológica?

En la civilización europea,ellogosvenció al mythos o mejor:en

lugar del discurso polimorfo, dos géneros homogéneos se

im-pusie.ron:lac,iencia.~ todo.10que se relaciona conella"urge

deldls~u~sosistemauco,mient ra s que la litera turav"u" me

-tarnorfosis practi canel discu rso narrat ivo.Perot:-,,;e úhrm u

campo se. estrecha todoslosdías:aún losmitos ion reduci

-dos a catalogosde doble entrada,la historia misma esre

rn-pla~ada por el análisis sistemático y las novelas luchan lo

mejor quep~edenco?tra eldesa rr ollotemporal,van haciala

forma espacial ,tendiendo al ideal de la matriz inmóvil.Yo

no podía alejarme de lavisiónde los"vencedores"sin renun

-ciar al.mism~ tiempo ala form a discursivade quese habían

apropiado.SIento la necesidad (ynoveoen ello nadaind ivi

-?ual,y por esolo escribo)de escogerla narraciónque má sse

Impone o se me propone,de reencontra r,enelinteri or deun

solo ~exto, la.com~17mentariedad del di.curso nar rat ivo y

del discurso sisternanco,Demaner a que mi"hi tor ia"quizá

se parezca más,en cuantoa género - yfu ra d iod ojui io

de valor-, a la de Herodotoyno alidealdevario hi lu n •• du

-res contemporáneos.Algunos de los hecho que m nciono

conducen a afirmacionesgenera les y01ros (o bi notrosa'.

pectos de los mismos hechos)no.

J

untoa narra ionesque o.

meto al análisis, quedan otras que nos '0 01 t n.Ysi en ('SI

mismo momento"descubro la moral"demi hi toria,110 lo

hago pensando liberaryfij ar su cn rido:un. narra ión1111

reducible a una máxima. Lo ha 'o porqu on id ro m.

franco formular algunas de la impr 'ion qu d ja en 011.

puesto que yo soy tambiénuno d usI ror

La historiaejemplar exist ió n Ipasado - 1 ro lrérmiuo

ya no tieneelmismo sentido d nton .cs. p rrir de Cic

e-rón, se repite el refrán Historia mag ist m I·,tat. ·u nridoe

que el destino del hombre es in arnbiablc,yqu puedet

gil' el comportamiento pres nt on base en 1d lo héroe

del pasado. Esta concepción d la hi roria d I d lino h,I

perecido con el advenimient ode la id olo I1 individuuhvu.

moderna, que prefiere creer qu .la vida deun h mbre 1(' pero

tenece y que no tiene nada quev r on lad tro,Yo no r o

que la narración de la conquist a d Améri. .1 j mplnr n

el sentido en que representarlauna irnae 11fi Id nue Ira r .

lación con el otro: no sólo Corté no sp r ido ;oh'l/l.

sino que nosotros ya no nospare crno a nes,Ali norar

la historia, dice el refrán, corre mosel ri d l' l' rirll.

Pero no por conocerla sabemo s lo qu hay qu h r. 'o

parecemos a los conquistadoresy ornosdif rent

su ejemplo es instructivo, pero nunca ta rern

que, al no comportarnos como ellos.no rarern ju l.m

n-te imitándolos al adaptarnos a las nu va ircun l. n ia .

Pero su historia puede sernos ej empla rpu to qu no p r·

mite reflexionar sobre nosotros mism o ,d ubrir l. m .

janzas como las diferencias: una vez ma el con imi nto

propio pasa por el conocimien todel otro.

Para Cortés, la conquista del sabercondu e a la d 1pod.r.

Yo retengo de él la conquista del saber. aúnsi e para r i rir

al poder. Hay cierta ligereza en content a r e~on.ond na r a

los conquistadores malos ya dolersede lo indio bu nu .

como si bastara con identificarel malparacomb tirio. 'o

elogia a los conquistadores al reconocer,en estoo aquello, u

'superioridad.Es más:es necesario.ana lizarlas arm:' d.la

conquista si queremos poder terrnmarcon ella algun día.

Yo no creo que la'historia obedezcaa unsistema.nique

sus pretendidas "leyes" permitan deducirlasformas oci

a-les futuras, o incluso las presentes. Creo más bienque el

to-mar conciencia de la relatividad, y por lo tanto delo

arbitra-rio, de un rasgo de nuestra cultura, es ya desplaza rlo un

po-co.Y que la historia (no la ciencia sino su objeto)no esmá

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