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1. EL SABER FILOSÓFICO - 1. El saber filosófico

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“Pues la cosa es como sigue: ninguno de los dioses ama la sabiduría ni desea ser

sabio, porque ya lo es, como tampoco ama la sabiduría cualquier otro que sea

sabio. Por otro lado, los ignorantes ni aman la sabiduría ni desean hacerse sabios,

pues en esto precisamente es la ignorancia una cosa molesta: en que quien no es

ni bello, ni bueno, ni inteligente se crea a sí mismo que lo es suficientemente. Así,

pues, el que no cree estar necesitado no desea tampoco

lo que no cree necesitar.”

Platón. Banquete, 203e-204a.

|

1.

EL SABER FILOSÓFICO

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Índice del tema 1.

1 Definición de la palabra “filosofía”. ... 3

1.1 Saber mítico y saber racional. ... 3

1.2 Saber científico y saber filosófico. ... 4

2 Caracterización de los primeros principios. ... 6

3 Clasificación de la filosofía. ... 8

4 El saber filosófico a través de la historia. ... 10

4.1 Filosofía antigua (desde el siglo VI a. C., hasta el II d. C.). ... 10

4.2 Filosofía medieval (desde el siglo II hasta el XV). ... 13

4.3 Renacimiento, filosofía moderna e ilustración (desde el siglo XV hasta el XVIII). ... 15

4.4 Filosofía contemporánea (desde el siglo XIX hasta la actualidad). ... 17

5 Vigencia de la filosofía. ... 20

6 Glosario... 21

7 Textos del tema 1. ... 22

7.1 Texto de Ortega. ... 22

7.2 Texto de Bertrand Russell. ... 23

7.3 Texto de Popper. ... 24

7.4 Texto de Bertrand Russell. ... 25

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1 Definición de la palabra “filosofía”.

Etimológicamente la palabra filosofía se compone a su vez de las palabras griegas “philo” que indica amistad”, “amor”, y “sophia” que significa “sabiduría”; de modo que filosofía etimológicamente significa “amor a la sabiduría”1.

El significado varió rápidamente y “filosofía” pasó a significar la sabiduría misma. Sin embargo qué sea la sabiduría, y por tanto, qué sea la filosofía se ha hecho en sí misma una pregunta filosófica sobre la que los propios filósofos discuten. Aunque no haya unanimidad sobre qué sea la filosofía ésta puede definirse, en un sentido amplio, como un saber racional sobre los primeros principios.

En lo que sigue se aclarará qué significan los términos técnicos de la definición.

1.1 Saber mítico y saber racional.

Existen diferentes clases de saberes. Históricamente la primera clase de saber teórico, y por tanto la primera forma en que el hombre intenta conocer teóricamente el mundo, son los mitos.

Los mitos son relatos de acontecimientos fabulosos que narran cómo se produce alguna

realidad de importancia para el ser humano, por la voluntad de seres sobrenaturales.

Y así en los mitos se narra la creación del mundo, la aparición del propio ser humano, la de la tierra, la muerte…

La religión, por su parte, significa una evolución hacia el pensamiento racional, sin

llegar a serlo. Se separa del pensamiento racional en que acepta como verdaderas una

1

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serie de proposiciones fundamentales, denominados dogmas, por fe, sin demostración o fundamento racional, y en esto sentido se parece al mito. Sin embargo, una vez adoptadas tales proposiciones, y a diferencia de lo que hace el mito, la religión utiliza la razón para entender e interpretar las proposiciones aceptadas de modo que se eviten incoherencias entre ellas, y deducir más proposiciones hasta construir un edificio sistemático de conocimientos que se denomina teología.

Y así, por ejemplo, si entre las proposiciones que debe aceptar por fe se encuentra una que dice que Dios es incansable, y otra que afirma que el séptimo día de la creación Dios descansó, el teólogo debe intentar compatibilizar ambas, ya que de entenderlas literalmente podría haber contradicción. Esa labor de hacer coherentes las diferentes proposiciones es típica de la teología.

Por tanto, la característica esencial del mito y de la religión, que los diferencia del saber racional es que no disponen, en todo (mito), o en parte (teología), de la capacidad de aportar razones que justifiquen su validez.

Una forma distinta de intentar conocer y explicar el mundo es a través de las teorías racionales, que son las que la filosofía y la ciencia producen.

La característica esencial de las teorías racionales es que utilizan la razón para comprobar o demostrar, las distintas teorías que puedan ocurrírsele a la imaginación; esto hace de las teorías racionales un pensamiento bien fundado.

La imaginación puede producir múltiples teorías, sin embargo, para hacer de ellas un pensamiento bien fundado, hay que someterlas a una labor crítica por parte de la razón que hace que se muestren las razones que hacen preferible a esa teoría frente a las múltiples alternativas que puedan ofrecerse.

1.2 Saber científico y saber filosófico.

Tanto la ciencia como la filosofía son saberes racionales. No se diferenciaron hasta el siglo XVI, en el que las primeras ciencias comienzan a segregarse de la filosofía.

La ciencia y la filosofía presentan distintas diferencias entre la que destacan dos.

La primera es respecto al objeto de estudio de ambas. El modo de proceder de la ciencia respecto a su objeto de estudio consiste en acotar una parte de la realidad y, sobre esa parcela, aplicar un método racional de estudio específico a fin de producir el conocimiento.

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En cambio, la filosofía, cuando estudia la realidad, la toma entera como objeto de estudio, no a una parte, sino a la totalidad.

Desde ese punto de vista se pregunta cosas como si es real el mundo que se percibe, o cuales son las propiedades que tienen todos los seres por el hecho de ser seres…. Preguntas que no se aplican a un sector concreto de lo real sino al conjunto global.

La segunda diferencia entre ciencia y filosofía se encuentra en los supuestos de los que se parte. La ciencia supone la existencia y validez de una serie de principios iniciales, en los cuales se apoya, pero que no demuestra; la filosofía, en cambio, intenta no suponer nada, cuestiona todos los supuestos intentando dar cuenta de su racionalidad.

Por ejemplo, todas las ciencias pretende producir conocimiento verdadero, pero eso supone partir del supuesto de que existe el conocimiento y la verdad; justificar que exista el conocimiento y la verdad, y en qué consistan, es labor de la filosofía, no de la ciencia.

Ciencias

Formales

Lógica Matemáticas Naturales

Física Biología Sociales

Psicología Sociología Antropología

¿Es un discurso que pretende ser verdadero?

No.

Cuentos

¿Tiene el discurso un desarrollo con argumentación racional?

No.

Mito

Sí.

¿Se puede dar razón de los principios de ese discurso?

No.

Teología

Sí.

¿Trata ese discurso sobre parcelas de la realidad?

No.

Filosofía

Sí.

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2 Caracterización de los primeros principios.

Nuestros pensamientos, y las acciones que son fruto de éstos, se apoyan sobre la influencia de diferentes supuestos que las personas damos como ciertos sin planteárnoslos ni cuestionarlos.

Por ejemplo, cuando una persona se levanta y se dirige al trabajo no se cuestiona si su lugar del trabajo sigue existiendo desde la última vez que estuvo allí, ni se preocupa al ponerse en marcha si la ley de la gravedad ha dejado de funcionar. Supone la existencia y la verdad de esos y de otros muchos acontecimientos.

Los supuestos tienen varias características.

La primera es que no son conscientes. La persona no los tiene en la mente cuando realiza la acción, no se los plantea. Aunque, en ocasiones, pueda hacerlo.

Por ejemplo, un conductor que se dirige al trabajo supone, de forma habitual, que la carretera por la que transita no se encuentra inundada por el agua. Sin embargo, si ese conductor oye por la radio que ha habido inundaciones debido a un temporal de lluvia, posiblemente deje de suponer la integridad de la carretera y tal integridad pase a ser una idea en su mente, una idea que, por no poder asegurar, puede producirle inquietud.

Además los supuestos dan sentido a la acción que se va a realizar, sin contar con ellos, sin suponer su validez, la acción no se realizaría.

Una tercera característica de los supuestos es que presentan distinto grado de generalidad y profundidad; es decir, que hay supuestos que, a su vez, son soportados por otros supuestos más profundos y generales que son los que justifican a los más superficiales.

Por ejemplo, el estudiante que se dirige andando al instituto supone, entre otras cosas, que el suelo le sostendrá al caminar. Si hacemos que sea consciente de ese supuesto y le preguntamos por qué supone qué el suelo le sostendrá, podría decir que es por el efecto de la Ley de la gravedad. Por tanto, su creencia en la existencia y validez de la Ley de la Gravedad soporta su creencia de que el suelo le sostendrá al caminar –por eso es más hondo- y además la validez de la Ley de la Gravedad sirve para explicar no sólo que el suelo le sostendrá, sino que, por ejemplo, un bolígrafo que arroje caiga hacia el suelo –por eso es más general.

Pero la existencia y validez de la Ley de la Gravedad también es un supuesto que toma como cierto, y sobre el que, igualmente podemos preguntar. Y de nuevo, preguntado por qué piensa que existe la Ley de la gravedad, al contestar, debe recurrir a un supuesto aún más hondo y general que soporte la validez que concede a la Ley de la Gravedad; quizá porque hasta ahora esa ley parece haber funcionado. Y así, la afirmación de que lo que hasta ahora ha funcionado en la naturaleza seguirá haciéndolo en el futuro sería un supuesto más hondo y general que sostendría su creencia en la validez de la Ley de la gravedad y de otras leyes que adopta como ciertas.

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Los último supuestos, aquellos que siendo los más profundos y generales no se apoyan en otros, sino que son la base de todos los demás, es a los que se denominan principios, y constituyen el objeto de estudio más específico de la filosofía.

La mayor parte de las personas ni son conscientes de sus principios ni han intentado hacerlos conscientes. Sin embargo, cada vez que realizamos una acción, incluso cada vez que tenemos un pensamiento, éste se realiza “apoyado” en una serie de principios que lo justifican y le dan sentido.

Sin principios sobre los que percibir y entender lo que nos rodea no se puede vivir, porque son la base sobre la que asentar la comprensión que las personas tenemos de lo que somos y de la realidad que nos rodea.

La labor de la filosofía es doble; primero trata de escarbar en nuestros supuestos hasta

llegar a aquellos que son principios, haciéndolos conscientes. Tras eso estudia cuál sea la justificación racional de esos principios encontrados, porque en el caso de que no tengan justificación racional, y no se cambien por otros que sí la tengan, nada de los que hacemos, pensamos o planeamos, estaría racionalmente justificado.

Las personas adquieren sus principios al heredarlos de la cultura a la que pertenecen a través de un proceso de educación infantil.

Para las culturas los principios fueron inicialmente ideas conscientes con las cuales la cultura se enfrentaba al problema de la realidad y la supervivencia que le planteaba el medio ambiente. En la medida en que esas ideas tuvieron éxito, fueron siendo asumidas por el colectivo social, y se internalizaron en las consciencias. Tras esto ya no se discute sobre su validez, ya no se cuestionan, parecen evidentes, naturales y sensatos, y parece inconcebible que las cosas puedan ser de otro modo: Es entonces cuando esas ideas se convierten en principios.

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3 Clasificación de la filosofía.

Existen distintas clases de principios, y por ello distintas ramas de la filosofía que constituyen su clasificación.

El estudio de los principios que se refieren a la realidad, con lo que hay o con lo que es, dan lugar a la metafísica. Pero, dentro de lo real algunos filósofos han considerados que no todo lo que es real lo es del mismo modo. Y así diferenciarían los seres denominados “entes”, que son aquellos seres que consisten meramente en ser espacio-temporales, lo que llamamos cosas, y que serían estudiados por la ontología, de otras clases de seres que consistirían en hacer que los entes valgan, denominados valores, y que serían estudiados por la axiología.

Ejemplos de entes serían las mesas, las casas, las personas, los colores…, y que, en tanto que entes, lo estudiaría la ontología. Sin embargo una cosa es el ente cuadro y otra distinta sería que el cuadro fuera bello. La belleza del cuadro no sería un ente, sino un valor del ente cuadro. El valor puede diferenciarse de los entes en que no pueden señalarse con el dedo, no están en el espacio-tiempo, ni existen fuera de los entes a los que hacen valiosos o disvaliosos, por que la fealdad también es un valor, un valor negativo o disvalor.

Esta clasificación de la metafísica no es exhaustiva. Muchos filósofos consideran que existen más clases de seres además de entes y valores, como pueden ser los seres mentales: la idea de Pegaso o la del teorema de Pitágoras; o el ser llamado Dios. En todos esos casos cada rama de la metafísica estudiarían las características específicas de cada clase distintiva de seres.

Una clase distinta de principios serían los que atañen al conocimiento. Por eso, una segunda rama de la filosofía la constituirá la Teoría del Conocimiento, que se ocuparía de todos aquellos principios que se refieren al conocer.

Dentro de la teoría del conocimiento se incluiría la gnoseología, que se ocuparía de aquellos principios que son válidos para todo conocimiento2.

Preguntas típicas de la gnoseología son: ¿qué es la verdad?, ¿qué la certeza?, ¿qué podemos conocer con certeza?, ¿de qué distintos modos conocemos?, etc.

Y también la epistemología, que estudiaría sólo aquellos principios del conocimiento que se refieren específicamente al conocimiento científico en general.

Como la existencia de un método científico, de su validez, de sus métodos, como la inducción, etc.

Sin embargo cada ciencia y disciplina específica, dentro de su propio ámbito de aplicación, parte de una serie de principios que ella misma no cuestiona. Por eso, para cada una de las ciencias y disciplinas existentes hay una filosofía de la ciencia

específica que estudiaría los principios de los que parte.

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Y así existiría una filosofía de las matemáticas, de la física, de la historia, de la religión…

Otra clase de principios, ya no teóricos, sino prácticos, y por ello diferentes de los de la metafísica y de los de la teoría del conocimiento, son lo que corresponderían al ámbito de la acción humana.

La acción humana es el procedimiento mediante el cual el ser humano se plantea conseguir una serie de fines.

Los principios que se encuentran tras la acción personal del ser humano, cuando esta acción se encamina a conseguir la felicidad o la moralidad, da lugar a la ética como disciplina filosófica.

En tanto que la acción humana forma comunidades sociales da lugar a filosofía política

que estudiaría los principios reguladores del poder, el derecho y la justicia.

Análogamente a lo que ocurre con la ciencia hay numerosas actividades humanas que, de forma específica, intentan conseguir una serie de fines: economía, juego, técnica... Pues bien, todas ellas parten igualmente de una serie de principios específicos que son los que las diferencian de otras: y por ello, para cada uno de esas disciplinas hay una filosofía que se ocupa de sus principios específicos.

Filosofía Principios Teóricas Teoría Metafísica La realidad Ontología El ente Axiología Los valores

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4 El saber filosófico a través de la historia.

4.1 Filosofía antigua (desde el siglo VI a. C., hasta el II d. C.).

El paso del pensamiento mítico al pensamiento racional se ha denominado tradicionalmente “el paso del mito al logos”.

Logos” significa“palabra”, “razón”; y justamente se refiere al cambio en el modo de intentar explicar el mundo en el que vive.

Ese cambio de actitud en la explicación se originó con el problema intelectual que presenta la naturaleza: su variabilidad y el cambio natural que ésta conlleva.

El cambio natural que podemos observar en la experiencia hace que los seres naturales parezcan cambiar de modo “natural”; es decir, no con un cambio impulsado desde fuera sino desde “dentro”, terminando por convertirse en otras cosas. Esa característica, que el cambio parece ocurrir desde “dentro”, es lo que caracteriza a los seres naturales, siendo el conjunto de ellos lo que se denomina naturaleza.

Los seres vivos cambian de modo natural; por ejemplo cuando crecen, engordan o adelgazan; pero también los seres naturales que no están vivos, como el agua que se evapora con el calor o se congela con el frío. E incluso se trasforman unos en otros, como cuando el fuego incendia un bosque pasando de haber árboles a ceniza. El propio proceso digestivo transforma los alimentos y la muerte transforman la carne en “polvo”. Ese cambio natural se da entre una variedad enorme de seres; miles de especies de animales y vegetales, incluso minerales, modificándose y convirtiéndose unos en otros, de una manera “natural”, aparentemente como si de forma interna, sin la intervención del ser humano, cambiaran.

¿Cómo el cambio natural puede conseguir que cosas tan distintas se conviertan unas en otras?

Los primeros filósofos intentaron responder a la cuestión pensando que tras la aparente variedad de distintos seres naturales producidos por el cambio, debía haber algún principio común en todas las cosas que no cambiara. A ese principio común, del que estaban hechos todos los seres, lo denominaron arje3.

Los primeros filósofos griegos; que forman la denominada escuela de Mileto o escuela Jónica, pensaron que ese arjé era uno y material; considerando cada pensador que era una sustancia distinta.

Tras estos, otros filósofos denominados pluralistas, consideraron que un único arjé material no podría explicar la tamaña diversidad de seres naturales; y que debían de existir varios arjés, todos ellos materiales, por cuyas combinaciones pudiera explicarse la variedad de seres naturales.

Por último aparecen filósofos que considerarán que el arjé no puede ser material,

3

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iniciando con sus explicaciones el modo de pensar metafísico que va a centrarse en un segundo problema relacionado con el anterior: el cambio.

El problema aparece cuando intentamos compatibilizar tres cosas:

• Primero la información que nos suministran los sentidos sobre un ser concreto: que éste ha cambiado por incorporar o perder alguna propiedad.

• Segundo lo que la razón nos dice a través del Principio de Identidad sobre los seres: cualquier ser “A” es igual a sí mismo, es decir: “A = A”, si y sólo si todas las propiedades que tiene la primera “A” las tiene la segunda “A"4; es

decir, si y sólo si mantiene el mismo conjunto de propiedades

• Tercero lo que nos dice el sentido común sobre la mayoría de los seres que cambian: que siguen siendo el mismo ser a pesar del cambio.

Escuela Jónica Pluralistas Metafísicos

Tales Agua Empédocles Aire, agua, fuego, tierra. Pitágoras Los Números

Anaximandro To apeiron (Lo ilimitado) Anaxágoras Homeomerías Heráclito Devenir

Anaxímenes Aire Atomistas Átomos Parménides Ser

Parménides de Elea apoyándose en el Principio de Identidad5, considerará que lo que

la razón nos dice a través de ese principio es cierto; aquello que es no cambia. Lo que no es cierto, en opinión de Parménides, es la información que nos proporcionan los sentidos; es decir, no es cierto que aquello que es pueda cambiar: el cambio no existe, no es más que una ilusión.

Los sentidos nos informan de que los seres cambian, pero lo que dicen los sentidos es absurdo, ya que entonces un mismo ser tendría y no tendría las mismas propiedades; aquello que es, no puede cambiar; es eternamente idéntico a sí mismo: inmutable.

Una perspectiva contrapuesta a la de Parménides es la de Heráclito de Éfeso.

Para Heráclito los sentidos no nos engañan, el mundo es, justamente, como éstos lo muestran: algo sujeto a constante cambio; continuamente fluye, como un río.

Por el contrario, lo que el sentido común nos indica, que las cosas sigan siendo las mismas tras el cambio, no es cierto.

Para Heráclito nada permanece siendo la misma cosa a través del tiempo. Lo real se caracteriza por ese fluir evanescente de lo que es en un instante y, al instante siguiente, deja de ser; lo único eterno es ese perpetuo devenir. Cuando las cosas nos parecen las mismas es porque el cambio que sufren es muy leve, a veces casi imperceptible, sin embargo el cambio ocurre, luego nada es idéntico a sí mismo; en el tiempo nada permanece.

4 El principio es formulado así por Leibniz.

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Se adjudica a Heráclito la afirmación de que no es posible bañarse dos veces en el mismo río, ya que la segunda vez es otro el río, porque otras son sus aguas. Un seguidor suyo, Crátilo, señaló que ni siquiera podemos decir que nos hemos bañado una vez en el río, porque uno es el que entra en el río y otro el que sale.

Ahora bien, “conocer”, es afirmar algo de un sujeto, luego si ningún sujeto permanece en el tiempo, no podrá existir conocimiento. En vez de conocimiento lo que existe es

la “opinión6”; que consiste en afirmaciones de valor relativo, que no describen cómo

es la realidad, y que sólo proporcionan una ilusión temporal de la permanencia.

Tras estos pensadores aparece Sócrates que a través de un método de preguntas y respuestas cortas, denominado mayeútica, toma como problema, la definición de los conceptos universales: su esencia; especialmente aplicados a temas humanos: qué es la valentía, qué la justicia, el bien, la belleza…

Discípulo de Sócrates es Platón, que intentará mediar entre las filosofías de Parménides y Heráclito con su Teoría de las Ideas.

Coindice con Heráclito en pensar que todo lo que hay en este mundo en el que vivimos, al que denomina Mundo Sensible, cambia y que, por tanto, sobre las cosas de ese mundo no puede haber conocimiento, sólo opinión. Pero coincide con Parménides, que sí existe el conocimiento, pero éste no es sobre los seres del mundo, sino sobre los seres de otro mundo diferente, que se caracteriza por no cambiar, y que residen en un mundo distinto del sensible al que llama Mundo de las Ideas,

En ese Mundo de las Ideas se encuentran los modelos con los que se han hecho las cosas del mundo sensible en el que vivimos: a esos seres que son los modelos de las cosas sensibles los denomina Ideas.

Por ejemplo, en ese mundo de las Ideas se encontraría un ser al que denomina Idea de Caballo, y ocurriría que esa Idea de Caballo es el modelo que copian, de mejor o peor manera, todos los caballos de nuestro mundo. Mientras los caballos del mundo sensible cambian mientras existen en tanto que nacen, crecen y mueren, la Idea-Caballo nunca cambia, es inmutable. Para cada clase de cosas de nuestro mundo existiría una Idea en ese otro mundo que habría servido de modelo para construir los seres del nuestro.

Las Ideas no cambian, son eternas, y se encuentran fuera del tiempo y del espacio; además no son seres mentales; es decir, no son las ideas que “sostenemos” en la cabeza, y por ello su existencia es autónoma a la mente y al mundo sensible.

No se puede acceder a su existencia a través de la experiencia y los órganos sensoriales. La única manera de conocerlas es a través de la razón y al hacerlo, y describirlas, producimos el conocimiento.

Un caballo del mundo material puede envejecer; y por tanto cambiar, hasta terminar por perecer y dejar de ser “caballo”, por eso sobre él no hay conocimiento. Pero la Idea de Caballo no cambia, es eterna, por eso sobre ella sí cabe conocimiento. Los triángulos del mundo sensible, por ejemplo uno dibujado en un papel, no son

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realmente triángulos, la línea que los dibuja no tiene los lados perfectos, no es unidimensional -como tendría que ser para ser un triángulo- además puede desaparecer al quemarse el papel en el que está representado; en realidad es una copia defectuosa de la Idea de Triángulo. En cambio, ni la Caballo, ni la Idea-Triángulo cambian; son eternas e inmutables. Si tenemos conocimiento del triángulo, o del caballo, no puede ser conocimiento de algo que muere o se quema, cambia…; ese conocimiento tiene que serlo de la Triángulo y de la Idea-Caballo que son eternamente iguales a sí mismas.

Discípulo de Platón fue Aristóteles, que se mostrará insatisfecho con la teoría de su maestro por negar que haya conocimiento de los seres del mundo sensible. Por ello, y como alternativa a esa teoría, propondrá la Teoría Hilemórfica.

Para esta teoría los seres del mundo, a los que denomina sustancias, son un compuesto de materia y forma. La materia es de lo que está hecho el ser, y la forma es el modo en que esa materia se organiza para dar lugar a la clase de seres que son.

Así por ejemplo un tornillo de hierro, por ser un ser individual del mundo, es una sustancia. La materia de la que está hecho es hierro, y la forma es la manera en que ese hierro se organiza para producir un tornillo. Ese mismo material “hierro”, organizado con una forma distinta, por ejemplo, la “tuerca”, produciría una sustancia distinta que sería una tuerca.

Los seres sensibles, o sustancias, se conocen al conocer cuál es la forma que los organiza.

Para explicar el cambio introduce el concepto de accidente o forma accidental.

Un accidente es una forma que la sustancia posee pero no le pertenece. Los accidentes

no son parte de la esencia del ser, sino que “accidentalmente” los poseen. Se distinguen de las formas porque no pueden existir por sí mismos, necesitan una sustancia en la que darse para existir.

Por ejemplo, una tuerca puede ser blanca, o negra, o de otro color, pero el color no es parte esencial de ser tuerca, es un accidente que le pertenece pero que no la define. Ejemplos de accidentes son el color, la posesión, la situación, los arañazos… Ninguna de esas propiedades puede existir por sí misma, para existir deben darse en una sustancia que sería la coloreada, la poseída, la situada, o la arañada…

Pues bien, cuando una sustancia pierde o adquiere un accidente sufre un cambio

accidental, pero la sustancia no deja de ser la que es; permanece siendo la misma.

Si una persona cambia de color, por tomar el sol, crece, engorda, se hace militar, padre o malvado…, sigue siendo la misma persona. Los accidentes cambian sin que el ser en el que están cambie.

Por el contrario, si lo que cambia en un ser es la materia, la forma, o ambas, el ser deja de ser el que es, y se produce un cambio sustancial.

Por ejemplo, si quemamos una mesa de madera ésta deja de existir, ya que la ceniza resultante ya no es una mesa; o si derruimos una casa deja de haber casa, ya que los elementos de construcción derruidos: arcilla, cemento, agua..., no forman por sí mismos una casa, etc.

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Los problemas a los que se enfrenta la filosofía medieval se producen debido a que la aparición de la noción del Dios cristiano repercute en un amplio abanico de cuestiones filosóficas que pueden agruparse en tres grandes problemas capitales: la creación, los universales y la relación entre razón y fe.

La creación se constituirá en problema filosófico porque el cristiano entenderá, contra lo que afirma el principio de Identidad de Parménides, que se produce desde la nada.

Desde esa perspectiva el mundo se muestra como contingente; es decir, es una realidad que no tiene en sí el fundamento de su existencia, ya que recibe su existencia de otro, de Dios. Pero Dios, en contraste con el mundo, no depende para

existir de ningún otro ser, existe por sí mismo, luego lleva en sí el fundamento de su existencia; es decir, es un ser necesario.

Explicar la relación entre el ser necesario y el contingente, en qué consiste ser Dios, e incluso demostrar su existencia, se constituyen en temas capitales de la creación.

El segundo problema medieval es el de los universales, que se entienden como los géneros y las especies, y que se oponen a los individuos.

La cuestión es saber qué tipo de realidad corresponde a esos universales. La Edad Media parte de una postura extrema, el realismo exagerado, defendido por Agustín de Hipona, que considera a los universales como seres que se encuentran en Dios como ideas suyas, son por tanto anteriores a los entes individuales por él creados.

Pero poco a poco las tesis realistas van pasando de poner el acento e importancia en la especie a transferirlo al individuo, como ocurre ya con Tomás de Aquino en el s. XIII, y su

realismo moderado; ahora el universal deja de entenderse como existiendo separado de

los entes y vuelve a entenderse, al modo aristotélico, informando los entes.

Por último el nominalismo, iniciado por Juan Escoto Erígena y desarrollado por Guillermo de Ockham, niega la existencia de los universales en la naturaleza, considerándolos como creaciones mentales del individuo.

El tercero de los temas es la relación entre la razón, representada por la filosofía, y la fe, representada por la teología.

La teología es el conocimiento sobre Dios.

Muchos teólogos pensarán que la razón, por sí sola, es capaz de establecer distintos conocimientos sobre Dios -por ejemplo que Dios existe. Por eso afirmarán la existencia de una teología natural que incluiría todo aquello que sobre Dios podemos saber a través de la sóla razón natural.

Sin embargo, también pensarán, que hay otra parte de la teología, formada por proposiciones que Dios ha revelado, que carecen de posibilidad de demostración

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racional; los dogmas. El conjunto de los dogmas es lo que forma la teología revelada.

Los mismos dogmas son proposiciones que para ser comprendidos, y conectados unos con otros, necesitan una interpretación que la fe por sí misma, no proporciona, hace falta recurrir a la razón.

Por ejemplo, la primera oración del Credo cristiano es “Creo en un Dios todopoderoso”. ¿Pero qué significa “todopoderoso”? ¿Podría Dios hacer una piedra tan pesada que él mismo no pudiera mover? Para poder creer que Dios es todopoderoso hay que saber qué es la omnipotencia porque, en otro caso, ¿qué es lo que se cree?

Por eso, no es posible prescindir de la teología natural quedándose exclusivamente con la revelada. El pensamiento racional, representado por la filosofía, se hace necesario como instrumento para aclarar los dogmas; es decir, su uso es necesario aunque sea como una disciplina auxiliar de la teología.

Pero con ese uso benéfico de la filosofía convive el peligro de que la razón desee anteponer lo que ella descubre por sí misma al dogma, e incluso llegue a declarar que éste es inválido.

Por eso las posturas cristianas serán inicialmente ambivalentes respecto al valor de la filosofía. Por un lado parece un instrumento valioso para la teología —la filosofía sierva de la teología— pero por otro presenta el peligro de reclamarse autónoma y contradecir la revelación.

4.3 Renacimiento, filosofía moderna e ilustración (desde el siglo XV hasta el XVIII).

El periodo denominado “Renacimiento” transcurre, aunque no hay consenso en ello, desde la 2ª mitad del siglo XIV7, hasta el final del siglo XVI8.

El Renacimiento significa un nuevo modo de encarar la vida, lo cual se verá reflejado en una nueva cultura, literatura, política, arte, ciencia…

El movimiento cultural que inicia el Renacimiento es el humanismo, que es una corriente de carácter predominantemente literario, filológico y erudito, cuyo interés se centra en la recuperación e imitación de las letras antiguas. Los humanistas consideran el mundo clásico como una edad dorada de perfección humana9. Ellos no proponen un progreso hacia una meta futura10, sino que su modelo es retroceder hacia el pasado ideal de la cultura greco-romana.

La segunda corriente renacentista es el naturalismo, que consiste en tomar el mundo y al propio hombre como seres de estudio autónomos de Dios. En el medievo fueron

7

Habitualmente se considera que la Edad Media llegaría hasta la toma de Bizancio 1453. Otros señalan el Descubrimiento de América 1492. En realidad son fechas imprecisas, ya que cada nación entra en él en fechas diferentes.

8

Con la muerte de Giordano Bruno en 1600. 9

Es decir, como el mito de la perfección clásica que, posiblemente, nunca existió. 10

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considerados desde la óptica de su relación con Dios; estudiarlos como objetos independientes significa el paso de una visión teocéntrica a otra antropocéntrica.

El fruto de ese naturalismo, en el estudio del mundo, será un cambio en los principios de la astronomía y de la física que, a la postre, dará lugar a la aparición del método científico.

Es Galileo el que al formular esta nueva física hace algo más, introduce un nuevo método con el que hacer ciencia: el denominado método hipotético deductivo, que es el que dará lugar a una revolución en la actividad científica y a una nueva concepción epistemológica sobre cómo conocer el mundo.

El periodo moderno cronológicamente corresponde al siglo XVII. La diferencia con el periodo renacentista está en que mientras el Renacimiento mira a los clásicos del pasado, considerando su época como la edad dorada del ser humano, el hombre moderno mira hacia el futuro, considerando que en ese futuro por construir es donde se hallará la edad dorada del ser humano. En cambio el periodo ilustrado, que cronológicamente corresponde al siglo XVIII, intentará llevar ese programa a la práctica difundiendo el uso de la razón en todos los campos del saber y hacer humano.

En el aspecto del pensamiento filosófico, el periodo moderno produce filosofías que, herederas de las aportaciones de Galileo, intenten dar cuenta de la nueva metodología científica que está cambiando la noción tradicional de acceso al conocimiento.

Se tratará de buscar los primeros elementos del conocimiento, para fundamentar y extraer de ellos el resto del saber. El problema del origen de esos elementos primeros del conocimiento se convierte en el problema fundamental de la época que dividirá a los filósofos, dando lugar a dos escuelas antagónicas de filosofía: la racionalista que se desarrolla en el continente europeo, y la empirista que lo hará en Gran Bretaña.

El racionalismo considerará que el origen de esos elementos primeros se encuentra en la

razón. El principio fundamental del racionalismo afirma que todo nuestro conocimiento científico puede construirse de forma deductiva a partir de ciertas ideas y principios que son innatos al entendimiento, y que, por tanto, se obtienen fuera de toda experiencia sensible.

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Renato Descartes Godofredo Guillermo Leibniz Baruch de Spinoza Nicolás Malebranche

Descartes es el primer pensador claramente racionalista, además de él destacarán Malebranche, Leibniz y Spinoza.

El empirismo, en cambio, tomará como idea principal que los elementos iniciales, de

los que proceden por mezcla y composición, el resto de nuestros conceptos y conocimientos, proceden de la experiencia sensible. Nuestra mente, nace sin concepciones innatas, es como un papel en blanco, una tabula rasa donde la experiencia escribe.

Filósofos empiristas son Berkeley (1685-1753), Locke (1632-1704) y David Hume (1711-1766).

George Berkeley JohnLocke DavidHume

Ante esta disyuntiva entre racionalismo y empirismo, Kant, representante del pensamiento ilustrado, hará una mediación, proponiendo un sistema, el criticismo11, qué, integrando elementos que proceden de la sola razón, necesiten de la realidad exterior al sujeto, denominada por Kant “cosa en sí” para poder construir la experiencia y el conocimiento.

4.4 Filosofía contemporánea (desde el siglo XIX hasta la actualidad).

El pensamiento filosófico del siglo XIX es rico en distintas orientaciones.

Como heredero del pensamiento kantiano aparece en Alemania un proyecto filosófico denominado idealismo alemán, que consistirá en el intento de explicar la realidad

11

(18)

eliminando la cosa en si kantiana, y por tanto potenciando las capacidades del sujeto, en especial su razón.

Entre estos pensadores destacan Fichte, Schelling y Hegel.

Como reacción a esta confianza en la razón surge, en la propia Alemania el romanticismo, que no sólo es un movimiento literario, sino una corriente de pensamiento que se expresa en distintas manifestaciones e ideas.

El romanticismo reivindica los aspectos irracionales y particulares de los individuos y

los pueblos, frente a los racionales y universales que reivindicara la Ilustración. Considerará que aquello que de fundamental tiene la existencia no puede ser captado por el discurso racional ilustrado; al contrario, se manifiesta mejor en la naturaleza y en la vida, que viene a vincularse con una fuerza espiritual, mística y religiosa, que constituye todo el universo.

Como prolongación de las dudas románticas acerca del proyecto ilustrado se levantan los denominados filósofos de la sospecha: Marx y Nietzsche y Freud, que desde posiciones nada románticas mantendrán que los ideales sociales, morales y científicos, lejos de ser expresión de una razón universal, no son más que expresión de intereses ocultos, no racionales, sin valor universal.

A partir de la segunda mitad del siglo XIX el romanticismo va desapareciendo y es el positivismo el que se hace con el dominio cultural de la época. El positivismo

filosófico, establecido por Auguste Comte, es una revitalización del ideal ilustrado que,

como éste, confía en que el avance del conocimiento repercuta en la felicidad humana; para conseguirlo debe enfrentarse a cualquier tendencia metafísica e idealista que no se atenga, por tanto, a los hechos positivos.

El siglo XX se ha mostrado muy fecundo en escuelas. Una de las más importantes es la

Filosofía Analítica, que en líneas generales se caracteriza, además de por tener un

fundamento empirista, por prestar una atención especial al estudio del lenguaje al considerar que en el análisis de éste se halla la solución de muchos problemas filosóficos. Sus representantes más destacados fueron el británico Bertrand. Russell y al austriaco Ludwig Wittgenstein.

Otra corriente de pensamiento es la fenomenológica, impulsada por el alemán E. Husserl, que intenta superar el positivismo reduccionista. Así se impone como método filosófico el tomar las cosas como se presentan. De esta manera quiere liberar al sujeto del cientifismo en el que desembocaba la filosofía analítica.

El existencialismo en su desarrollo contemporáneo recoge la afirmación de la

irreductibilidad del individuo, es decir, de la existencia humana. Es esta existencia el fenómeno fundamental desde el que cobra sentido toda la realidad. Los autores existencialistas más importantes han sido Heidegger y el francés Jean Paul Sartre.

(19)

En el intento de analizar la vida del ser humano en la sociedad, llegamos a una nueva corriente de pensamiento del siglo XX: la llamada “Escuela de Frankfurt”. A esta escuela pertenecieron autores como Max Horkheimer, T. Adorno, H. Marcuse y Jürgen Habermas. El intento de esta corriente es la de realizar una reflexión crítica sobre las consecuencias que la sociedad industrializada provocaba en la vida de los seres humanos, y en la configuración social. De influencia marxista, pretendían no sólo hacer la crítica sino llevar a la práctica la transformación social que llevara a una sociedad más justa.

Otra escuela importante es el estructuralismo, iniciada por el antropólogo Levi-Strauss y representado por Michel Foucault (1926-1984); el estructuralismo busca las estructuras a través de las cuales se produce el significado dentro de una cultura. Así concluye que en una cultura el significado es producido y reproducido a través de varias prácticas, fenómenos y actividades que sirven como sistemas de significación (ritos religiosos, juegos, textos, formas de ocio, etc.).

Para finalizar se encuentran una pléyade de autores, etiquetados como postmodernos, que en distintas reflexiones plantean una manera novedosa y muy crítica de enfrentarse a la filosofía, realizando una deconstrucción de los grandes sistemas filosóficos que tiene como común denominador manifestar la dificultad de que ésta pueda volver a caminar por caminos seguros. Representantes de esta escuela son Lyotard, y sobre todo J. Derrida.

(20)

5 Vigencia de la filosofía.

La condición inicial de cada ser humano es la de encontrarse viviendo en el mundo; y esta es una circunstancia que no ha elegido; es algo que le ocurre.

De forma diferente a los animales este vivir no se nos da resuelto. El animal cuenta con unos instintos que le dicen qué hacer; pero el ser humano sólo cuenta con su capacidad racional para pensar y decidir qué es él, qué la realidad que le rodea y qué hacer dada esa relación; y eso es el problema que el vivir nos plantea.

Sin embargo históricamente nacemos dentro de una cultura, y de ella heredamos

respuestas a esas preguntas, respuestas que fueron pensadas por otras personas, que tuvieron éxito social, y que se difundió por la sociedad como un conocimiento compartido que se internaliza en el proceso de educación infantil.

Tras esa internalización ni nos damos cuenta que lo tenemos: son los supuestos últimos en los que se apoyan, sin que seamos conscientes, nuestra comprensión de lo que somos, de lo que es el mundo, y del sentido de nuestra vida en él.

Pues bien; hay distintas maneras de relacionarnos con ese material heredado e internalizado en el que sustentamos nuestra vida.

Una manera es asumir sin crítica esos principios; vivir nuestra vida confiando en su verdad, sin ni siquiera cuestionarlos su validez; sin dudas.

Esta es la actitud natural. Nos fiamos de esos principios porque son los únicos conocidos, nos los han transmito personas que nos quieren y, en ocasiones, no se observan alternativas. Sin embargo, en ocasiones, experiencias trágicas, dolorosas o excepcionales hacen que repentinamente empecemos a cuestionarnos su validez: dudar de ellos, ver que no todo “encaja”, intentar explicarlos, mejorarlos o sustituirlos es admitir que no son el suelo firme que pensábamos que eran.

Una vez que ponemos en duda esos principios caben dos procedimientos de solución. El primero es encontrar otros principios que, como los que inicialmente aceptábamos, sean asumidos sin una actitud racional.

Es decir, más que buscar la verdad se busca volver a ese paraíso inicial en el que, por no dudar, todo tenía sentido. Y volver a esa situación justifica aceptar nuevos principios, aunque estos carezcan de fundamentación racional: basta con que podamos creerlos y con ello alcancemos la seguridad necesaria para vivir.

El segundo, en cambio, parte de una actitud crítica; es decir una actitud desengañada que ya no se para en supuestos que puedan ponerse en duda, una actitud que sólo pararía al encontrar principios racionalmente justificados del existir, y ese es el camino del filósofo.

¿Cómo hacer ese camino? Dudando, poniendo en duda racionalmente el suelo heredado, no conformándose con aquello que no esté racionalmente justificado.

(21)

6 Glosario

Accidente ... Véase Aristóteles

Actitud crítica ...20

Arje ...10

Axiología ... 8

Contingente ...14

Criticismo...17

Dogma ... 4

Empirismo ...17

Ente ... 8

Epistemología ... 8

Existencialismo ...18

Filosofía ... 3

Filosofía Analítica ...18

Filósofos de la sospecha ...18

Forma ... Véase Aristóteles Gnoseología ... 8

Humanismo ...15

Idea (Platón) ... Véase Teoría de las Ideas Logos ...10

Materia... Véase Aristóteles Mayeútica ... 12

Metafísica ... 8

Método hipotético deductivo ... 16

Mito ... 3

Naturalismo ... 15

Necesario ... 14

Nominalismo ... 14

Positivismo filosófico ... 18

Principio de Identidad ... 11

Racionalismo ... 16

Realismo exagerado ... 14

Realismo moderado ... 14

Romanticismo ... 18

Teología ... 4

Teología natural ... 14

Teología revelada ... 15

Teoría de las Ideas ... 12

Teoría del conocimiento ... 8

Teoría Hilemórfica ... 13

(22)

7 Textos del tema 1.

7.1 Texto de Ortega.

Entrevimos que la verdad científica, la verdad física, posee la admirable calidad de ser exacta, pero es incompleta y penúltima. No se basta a sí misma. Su objeto es parcial, es sólo un trozo del mundo y además parte de muchos supuestos que da sin más por buenos; por tanto no se apoya en sí misma, no tiene en sí misma su fundamento y raíz, no es una verdad radical. Por ello postula, exige integrarse en otras verdades no físicas ni científicas que sean completas y verdaderamente últimas. Donde acaba la física no acaba el problema; el hombre que hay detrás del científico necesita una verdad integral, y, quiera o no, por la constitución misma de su vida, se forma una concepción enteriza del Universo.

Vemos aquí en clara contraposición dos tipos de verdad; la científica y la filosófica. Aquella es exacta pero insuficiente; ésta es suficiente pero inexacta. Y resulta que ésta, la inexacta, es una verdad más radical que aquella –por tanto y sin duda, una verdad de más alto rango- no sólo porque su tema sea más amplio, sino aun como modo de conocimiento; en suma que la verdad inexacta filosófica es una verdad más verdadera.

Ortega y Gasset. ¿Qué es filosofía?

PREGUNTAS

1. En el texto se afirma que la verdad física no es radical, ¿qué significa eso y cuáles son las razones por las que el autor realiza esa afirmación? Razona la respuesta poniendo ejemplos de alguna ciencia.

2. ¿Qué significa la afirmación que hace Ortega de que “el hombre que hay detrás del científico necesita una verdad integral”?

3. ¿Qué diferencias establece el texto entre “la verdad filosófica” y “la verdad científica” según Ortega?

(23)

7.2 Texto de Bertrand Russell.

De hecho, el valor de la filosofía debe ser buscado en gran medida en su real incertidumbre. El hombre que no tiene ningún barniz de filosofía, va por la vida prisionero de los prejuicios que derivan del sentido común, de las creencias habituales en su tiempo y en su país, y de las que se han desarrollado en su espíritu sin la cooperación ni el consentimiento deliberado de la razón. Desde el momento en que empezamos a filosofar, hallamos que aun los objetos más ordinarios conducen a problemas a los cuales sólo podemos dar respuestas muy incompletas. La filosofía, aunque incapaz de decirnos con certeza cuál es la verdadera respuesta a las dudas que suscita, es capaz de sugerir diversas posibilidades que amplían nuestros pensamientos y nos liberan de la tiranía de la costumbre. Así, al disminuir nuestro sentimiento de certeza sobre lo que las cosas son, aumenta en alto grado nuestro conocimiento de lo que pueden ser; rechaza el dogmatismo algo arrogante de los que no se han introducido jamás en la región de la duda liberadora y guarda vivaz nuestro sentido de la admiración, presentando los objetos familiares en un aspecto no familiar.

Bertrand Russell. Los problemas de la filosofía.

PREGUNTAS.

1. Enuncia las ideas y las razones del texto.

(24)

7.3 Texto de Popper.

Todos los hombres y mujeres son filósofos. Si no son conscientes de tener problemas filosóficos, en cualquier caso tienen prejuicios filosóficos. La mayoría de éstos son teorías que dan por supuestas: teorías que han absorbido de su entorno intelectual o de la tradición.

Dado que pocas de estas teorías se sostienen de forma consciente, son prejuicios en el sentido de que se sustentan sin examen crítico, aun cuando puedan tener una gran importancia para las acciones prácticas de las personas, y para su vida toda.

Constituye una defensa de la existencia de la filosofía profesional el que los hombres tienen que examinar críticamente estas teorías difundidas e influyentes.

Teorías como éstas constituyen el inseguro punto de partida de toda ciencia y de toda filosofía. Toda filosofía debe partir de las ideas dudosas y a menudo perniciosas del sentido común acrítico. Su meta es llegar hasta el sentido común esclarecido y crítico: alcanzar una concepción más cercana a la verdad; y con una influencia menos perniciosa sobre la vida humana.

Karl Popper. En busca de un mundo mejor, pg 231.

PREGUNTAS.

1. Enuncia las ideas y las razones del texto.

(25)

7.4 Texto de Bertrand Russell.

La filosofía, como todos los demás estudios, aspira primordialmente al conocimiento. El conocimiento a que aspira es aquella clase de conocimiento que nos da la unidad y el sistema del cuerpo de ciencias, y el que resulta del examen crítico del fundamento de nuestras convicciones, prejuicios y creencias. Pero no se puede sostener que la filosofía haya obtenido un éxito realmente grande en su intento de proporcionar una respuesta concreta a estas cuestiones. Si preguntamos a un matemático, a un mineralogista, a un historiador, o a cualquier otro hombre de ciencia, qué conjunto de verdades concretas ha sido establecido por su ciencia, su respuesta durará tanto tiempo como estemos dispuestos a escuchar. Pero si hacemos la misma pregunta a un filósofo, y éste es sincero, tendrá que confesar que su estudio no ha llegado a resultados positivos comparables a los de otras ciencias. Verdad es que esto se explica, en parte, por el hecho de que, desde el momento en que se hace posible el conocimiento preciso sobre una materia cualquiera, esta materia deja de ser denominada filosofía y se convierte en una ciencia separada. Todo el estudio del cielo, que pertenece hoy a la astronomía, antiguamente era incluido en la filosofía; la gran obra de Newton se denomina Principios matemáticos de la filosofía natural. De modo análogo, el estudio del espíritu humano, que era todavía recientemente, una parte de la filosofía es, en gran medida, más aparente que real; los problemas que son susceptibles de una respuesta precisa se han colocado en las ciencias, mientras que sólo los que no la consienten actualmente quedan formando el residuo que denominamos filosofía.

Sin embargo, esto es sólo una parte de la verdad en lo que se refiere a la incertidumbre de la filosofía. Hay muchos problemas –y entre ellos los que tienen un interés más profundo para nuestra vida espiritual- que en los límites de los que podemos ver, permanecerán insolubles para el intelecto humano, salvo si su poder llega a ser de un orden totalmente diferente de lo que es hoy. ¿Tiene el Universo una unidad de plan o designio, o es una fortuita conjunción de átomos? ¿Es la conciencia una parte del Universo que da la esperanza de un crecimiento indefinido de la sabiduría, o es un accidente transitorio en un pequeño planeta en el cual la vida acabará por hacerse imposible? ¿El bien y el mal son de alguna importancia para el Universo, o solamente para el hombre? La filosofía plantea problemas de este género, y los filósofos contestan a ellos de diversas maneras. Pero parece que, sea o no posible hallarles por otro lado una respuesta, las que propone la filosofía no pueden ser demostradas como verdaderas. Sin embargo, por muy débil que sea la esperanza de hallar una respuesta, es una parte de la tarea de la filosofía continuar la consideración de estos problemas, haciéndonos conscientes de su importancia, examinando todo lo que nos aproxima a ellos, y manteniendo vivo este interés especulativo por el Universo, que nos expondríamos a matar si nos limitáramos al conocimiento de los que pueden ser establecidos mediante un conocimiento definitivo.

RUSSELL, Bertrand.- Los problemas de la filosofía. Editorial Labor.

PREGUNTAS.

1. Esquema del texto (sólo qué es lo que se dice en el texto de Russell).

2. Contestar las siguientes preguntas:

1. En el segundo párrafo del texto se hacen tres preguntas filosóficas. Primero aclara qué se está preguntando y después respóndelas según tu opinión.

2. ¿Alguna vez te has hecho preguntas de ese tipo? ¿Cuáles? ¿Qué te has respondido? 3. ¿Tienen ese tipo de cuestiones importancia en tu vida? ¿Por qué si/no?

(26)

8 Esquema del tema 1.

1. Definición de la palabra “filosofía”. 1.1. Etimología.

1.2. Definición.

1.3. Saber mítico y saber racional. 1.3.1. Los mitos.

1.3.1.1.Característica 1.3.1.2.Definición 1.3.2.La religión.

1.3.2.1.Diferencia con el pensamiento racional:. 1.3.2.2.Diferencia con el mito.

1.3.3. Característica común a ambos que los distingue del saber racional. 1.3.4. Saber racional.

1.3.4.1.Son el conjunto de saberes proporcionados por. 1.3.4.2.Característica esencial.

1.4. Saber científico y saber filosófico. 1.4.1.Separación y aparición: . 1.4.2.Diferencias.

1.4.2.1.Objeto de estudio:

1.4.2.2.Supuestos de los que se parte: . 2. Caracterización de los primeros principios.

2.1. Qué son los supuestos. 2.2. Características:

2.2.3..

2.3. Últimos supuestos. 2.4. La labor de la filosofía. 2.5. Adquisición de los principios.

2.5.1.Para el individuo. 2.5.2.Para la cultura. 3. Clasificación de la filosofía.

3.1. La realidad. 3.2. El conocimiento. 3.3. La acción.

4. El saber filosófico a través de la historia. 4.1. Filosofía antigua.

4.1.1.El paso del pensamiento mítico al racional. 4.1.2.Primer problema

4.1.2.1.Naturaleza. 4.1.2.2.Problema:

4.1.2.3.Solución de los primeros filósofos: el arje. 4.1.2.3.1.Escuela de Mileto.

4.1.2.3.2.Pluralistas. 4.1.2.3.3.Metafísicos. 4.1.3.Segundo problema.

4.1.3.1.Incompatibilidad de tres cosas: 4.1.3.1.1.La información de los sentidos. 4.1.3.1.2.La razón.

4.1.3.1.3.El sentido común. 4.1.3.2.Parménides de Elea. 4.1.3.3.Heráclito de Éfeso. 4.1.4.Tercer problema.

(27)

4.1.4.2.Platón.

4.1.4.2.1.Teoría de las Ideas.

4.1.4.2.1.1.Media entre Parménides y Heráclito. 4.1.4.2.1.2. Coincide con Heráclito.

4.1.4.2.1.3. Coincide con Parménides

4.1.4.2.1.3.1. Distingue el Mundo sensible y el Mundo de las Ideas. 4.1.4.2.1.3.2. Las Ideas: descripción.

4.1.4.3.Aristóteles.

4.1.4.3.1.Crítico con Platón: 4.1.4.3.2.Teoría Hilemórfica.

4.1.4.3.2.1.Materia y forma: la sustancia. 4.1.4.3.2.2.El conocimiento: .

4.1.4.3.2.3. El cambio.Accidente. Cambio accidental: 4.1.4.3.2.3.3. Cambio sustancial:

4.2. Filosofía medieval.

4.2.1.Los problemas de la filosofía medieval. 4.2.2.La creación.

4.2.2.1.Contra lo dicho por Parménides:. 4.2.2.1.1.Contingente.

4.2.2.1.2.Necesario.

4.2.2.1.3.Temas de la creación:. 4.2.3.Los universales.

4.2.3.1.Descripción. 4.2.3.2.Problema: 4.2.3.3.Soluciones.

4.2.3.3.1.Realismo exagerado:. 4.2.3.3.2.Realismo moderado: . 4.2.3.3.3.Nominalismo:. 4.2.4.La relación razón y fe.

4.2.4.1.Teología: .

4.2.4.1.1.Teología natural:. 4.2.4.1.2.Teología revelada:

4.2.4.1.2.1.Necesidad de la razón: 4.2.4.1.2.1.1.

4.3. Renacimiento, filosofía moderna e ilustración. 4.3.1.Acotación temporal del Renacimiento. 4.3.2.Significado:

4.3.3.Humanismo. 4.3.4.Naturalismo.

4.3.5.Galileo y la nueva física.

4.3.5.1.En metodología científica.

4.3.6.Periodo moderno (s. XVII) e ilustrado (s. XVIII). 4.3.6.1.Diferencia con el periodo renacentista. 4.3.6.2.Pensamiento filosófico;

4.3.6.2.1..

4.3.6.2.2.El problema filosófico de la época. 4.3.6.2.2.1.Racionalismo

4.3.6.2.2.1.1.Principio fundamental. 4.3.6.2.2.2.Empirismo: .

4.3.6.2.2.2.1.Idea principal: . 4.3.6.2.2.2.2.Criticismo kantiano. 4.4. Filosofía contemporánea.

4.4.1.Pensamiento filosófico del s. XIX.

(28)

4.4.1.2.Romanticismo

4.4.1.3. Filósofos de la sospecha.

4.4.1.4. Positivismo: revitalización del ideal ilustrado, enfrentado a la metafísica y al idealismo. 4.4.2. Pensamiento filosófico del siglo XX.

4.4.2.1.Filosofía analítica. 4.4.2.2.Existencialismo. 5. Vigencia de la filosofía.

5.1. La condición inicial del ser humano. 5.1.1.Diferencia con el animal.

5.1.2.Problema que nos presenta el vivir. 5.2. Condición histórica.

Referencias

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