LA
CRÓNICA
DE
18
POR
MIGUEL LUIS
AMUNÁTEGUI,
Miembro de laFacultadde Filosofía i Humanidades.
MEMOK1A HISTÓRICA PRESENTADA A LA UNIVERSIDAD DE CHILE, EN CUMPLIMIENTO DEL ARTÍCULO 28 DE LA LEI D
NOVIEMBRE DE 1842.
TOMO
TERCERO.
SANTIAGO.
IMPRENTA ELZEVIRIANA DE J. T. MEDINA. Doce deFebrero, 49.
1899
BIBLIOTECA AMERICANA
(~
NBIBLIOTECA NACIONAL
BIBLIOTECA
AMERICANA"DIEGO
BARROS
ARANA"
v /
CAPITULO
I
Noticias sobre los ascendientes de don Mateo de Toro Zambra-no,primercondede laConquista.—Toro Zambrano
reúne con su
trabajo un caudalconsiderable.—
Compra en subasta la hacienda de Rancagua o de la Compañía.—
Paga el precio de este fundo con solo sus productos en quinceaños.— Seenumeran losprime ros servicios que prestó Toro Zambrano.—
Carlos III concede a don Mateo de Toro Zambrano el título de condede la Conquista. —
Elcondeobtieneuna real cédulaque mandadarle eltratamien to deseñoría.—Sobrevieneuna ruidosacompetencia de autoridad entre el conde Toro Zambrano i el correjidor Zañartu.— Semen cionan los descendientes inmediatos del conde.— Se dan a cono cer el carácterpersonal i las opiniones políticasdel conde.— Se
esplica la causadel contentamiento conque fuéacojidapor todos la elevación del conde Toro Zambrano a la presidencia interina del reino, en reemplazo de Sarcia Carrasco.
I
Don Mateo de Toro Zambrano i
Ureta,
caballero de la orden deSantiago
i conde de laConquista,
lla mado el 16 dejulio
de1810,
en virtud de la real or den de 23 de octubre de1806,
areemplazar
interinamente en la
presidencia
del reino deChile,
mientrasllegaba
elpropietario,
a don Francisco Antonio Gar cíaCarrasco,
era ala sazón, i por variostítulos,
uno de losmagnates
masencumbrados
delpaís.
Según
papeles
de familia quetengo
a lavista,
contaba entre susparientes
alconquistador
delPerú Alonso de Toro.ase-vera esto mismo en una
biografía
de suabuelo,
que correimpresa.
La coincidencia mencionada sería por cierto bien curiosa.
Alonso de
Toro,
que concurrió a laprisión
del incaAtahualpa,
que tuvoparte
en el rescate deéste,
que defendió el Cuzco contra el inca
Manco,
que pe leó en lasSalinas,
que custodió aDiego
deAlmagro
hasta susuplicio,
fué uno de los queaconsejaron
principalmente
a Gonzalo Pizarro para que alzase bandera de rebelión a fin de defender los intereses de losencomenderos,
i uno de los que mas se esforzaron porque ese caudillo triunfase en sus osadas
pretensiones.
Alonso de Toro i Francisco de
Carvajal
fueronsu cesivamente maeses de campo de Gonzalo Pizarro.A pesar de servir a una misma causa, se tenían
pésima
voluntad el uno al otro.Sin
embargo,
estosdospersonajes
separecían
por mas de unpunto.
«Toro era hombre
fiero,
áspero,
cruel eindijesto,»
según Antonio de Herrera(1);
i«soberbio,
colérico ivocinglero,»
según Garcilaso de laVega (2).
Era tan
feroz,
que su suegroDiego
González se vioobligado
a matarle por miedo de que lequitase
la vida.
Cierto día que
González,
viejo
de sesenta i cincoaños, entró casualmente a casa de
Toro,
encontró a éste ritiendo agrandes
voces con sumujer,
que era virtuosísima.(i) Herrera.,Historiajeneral de las Indias Occidentales, déca da7, libro io, capitulo I.
CAPÍTULO
I 7Como
seantojara
a Toro que el anciano acudía enamparo delá
hija,
se desató en losimproperios
masdescomedidos,
i no'parando
enesto, arremetió
con tra elrecien venido.González,
sin otropropósito
que el de contener al agresor,puso
por delante unpuñal
que traía a la cintura. ..Este movimiento acrecentó laexacerbación de To
ro, que se
cegó
de cólera hasta el estremo depreci
pitarse
sobre elpuñal
i de herirse.Apenas
lo" notóGonzález,
comprendió
que se ha llaba en la dura alternativa: o de matar a Toro o de morir a manos de éste.Así,
impulsado
por el instinto de laconservación,
le infirió tres o cuatro heridas en el vientre.En
seguida
echó a correr, temeroso de que Toro lequitase
elpuñal
i le ultimase.I ala verdad anduvo
acertado,
porque su terribleyerno, aunque
herido,
lesiguió
mas de cincuenta pasos,hasta
que en la escalera de la casa lanzó elpostrimer
aliento.Garcilaso
de laVega
tuvo pues sobrado funda mento,para escribir queDiego
González mató «depuro miedo»
(1)
a su yerno.Alonso
de Toro era entoncesgobernador
del Cuz co por Gonzalo Pizarro.Cuando el
pueblo,
que leaborrecía,
supo su de sastrosofin,
repicó
las campanas en vez de tocar a muerto(2).
El tremendo
conquistador
de que acabo dehablar,
(i) Garcilaso de la Vega, Comentarios Ideales, parte 2, libro i5, capitulo6.
se cuenta entre los mas
antiguos
promotores
de la idea deindependencia
en la AméricaEspañola.
Por
esto,
como he dicho alprincipiar,
habría lla mado la atención el que don MateodeToro Zambrano hubiera sido deudo suyo.Pero debo advertir que no he visto
justificado
i nisiquiera
mencionado esteparentesco
en lasjenealo-jías
oficiales.Sin
embargo,
tal omisión sería muiesplicable.
Elpresidente
Pedro de la Gasea declaró traidores i crueles tiranos a diez i seis de loscómplices
de Pizarro que habían fallecido durante larebelión,
iprocedió
contra su fama i bienes.Alonso de Toro ocupa el tercer
lugar
en esa lis ta(1).
Se concibe
perfectamente
que los vasallos del so berano de las Indias no seempeñaran
por aludir apersonajes
de estaespecie
en las relaciones de mé ritos i servicios que redactaban para alcanzar empleos,
ascensos i honores.Semejantes
parentescos
no eran buenas recomen daciones en laépoca
colonial.Don Pascual de la Rúa Ruiz de
Naveda,
cronista irei de armas deCarlosIII,
compuso un árboljenea-lójico
de don Mateo de ToroZambrano,
Escobar,
Ureta iPrado,
que hepodido
consultarorijinal.
Este
documento,
escrito envitela,
con bien traza doscaracteres,
i adornado con viñetas coloridas he chas a mano, lleva lasiguiente
fecha:«Madrid,
a 9 deagosto
de 1771».El
linaje
de los Toroscomprendió,
segúnCAPÍTULO I 9
za, entre sus mas
antiguos
individuos de quehaya
noticia,
a don Alonso Pérez deToro,
sub-comenda-dor de la orden de Calatrava i electo maestre de la misma enAragón
el año de1425;
al doctor clon Juan Fernández deToro,
alcalde decorte,
el de1530;
al doctor Juan Alonso deToro,
alcalde eleEnrique
III i asistente deSevilla;
a frai Gonzalo deToro,
jene
ral de la orden de San Jerónimoel año de1493;
i aotros que se señalaron en el estado i en la
iglesia.
El tronco de que don Mateo de Toro Zambranodescendía era el
capitán
Juan deToro,
natural deVillaíba
deAlcordel,
arzobispado
deSevilla,
hermano de frai Hernando de
Toro,
relijioso
de San Jerónimo,
hijodalgo
notorio,
limpio
de toda mala raza, como constade informaciónjudicial
de que se con servahasta ahoracopia
auténtica en Chile.Habiendo
pasado
el referidocapitán
deEspaña
al nuevo reino deGranada,
en laAmérica,
el año de1567,
fué uno de lospacificadores
delaprovincia
de Guali iGuasquia.
El adelantado clon Gonzalo Jiménez de
Quezada
envió a Juan de Toro como caudillo detropa
contraindios mui
belicosos,
a los cualescastigó.
Entreotros,
redujo
alos de Herré.Juan de Toro se
empleó
mas de cincoaños enestasoperaciones
militares,
a sucosta,
ya comosoldado,
ya comocapitán.
Fué alférez mayor i alcalde ordinario en la ciudad de los
Remedios,
i cuatro veces tenientegobernador
en la misma.El año de 1593
realizó,
comojeneral,
laconquista
de la Cimitarra.dar denominación al condado que,
trascurriendo
losaños,
Carlos III concedió a don Mateo.Entre los servicios de Juan deToro se enumeran,
ademas,
la traslación de la ciudad de los Remedios a sitio masconveniente,
i el sometimiento en dos diversasocasiones delos
negrosquesehabían alzado. DoñaMayor
de ToroRibera,
hija
delprecedente,
casó con don Pedro FernándezCabrera,
dequien
.procreó
a don Tomas de ToroZambrano
iFernán-•
dez,
elcual,
comopuede
notarse,.
antepuso,
confor me a un uso mui común poraquellos tiempos,
elapellido
materno alpaterno.
Éste
vino deEspaña
a Chile en los últimos años delsiglo
XVI,
iprestó
buenos servicios comocapi
tán en la guerra deArauco,
concriados,
caballos i armas, a las órdenes delgobernador
don Martin García de Oflez iLoyola.
Se halló con el
gobernador
Alonso de Ribera en la fundación del fuerte de laPasión,
donde invernóacompañando
al famosocapitán
Alvaro Núñez dePineda,
padre
del autor.del CautiverioFeliz,
i de donde salió varias veces enausil.io
delcapitán
Urías que recorría la cordillera de Chillan.En el
próximo
verano concurrió a lapoblación
de los fuertes deQuenova.
Estando de
guarnición
en el valle deLongonabal,
acudió a la cabeza de solo unos cuantosjinetes,
con tantapresteza
ideterminación,
adesbaratar unajun
ta deindios,
que evitó el daño que, deotromodo,
elenemigo
habríapodido orijinar.
En el
gobierno
de Alonso GarcíaRamón,
trabajó
en la edificación de la villadeMonterrei,
isobresalió en lacampaña
que hizobajo
el mando delCAPÍTULO
í 11Desempeñó
los cargos decorrejidor
i de alcalde mayor de minas en elpartido
deQuillota,
Ligua
iChoapa.
Contrajo
matrimoniocon doña Baltasara de Astor-ga,hija lejítima
delcapitán
Juan deMadrid,
natural deVizcaya,
i de doña María AlvarezMalaver,
«que fueron porconquistadores
al reino deChile,»
escribe eljenealojista.
Habiendo tenido la
desgracia
deenviudar,
don Tomas entró de fraile en el convento de San Francisco,
a fin de hacerpenitencia
i ele prepararse a lamuerte.
Dejaba
para que lerepresentase
en el mundo a suhijo
don Alonso de Toro Zambrano iAstorga.
En recompensa de los méritos de su
padre,
el rei concedió a estejoven,
que habíaempezado
desde al férez la carreramilitar,
unacompañía
ele caballoslijeros
lanzas del número de la ciudad deSantiago
deChile,
lo que, en nuestrolenguaje
moderno,
se denominaríacompañía
decívicos,
o de laguardia
nacional.Este don Alonso debió tener
alguna importancia
en laespresada
ciudad,
puesto
que, el año de1687,
ejerció
en ella por elección del cabildo el cargo dealcalde,
el cual era encomendadoapersonasdenota.Don Alonso de Toro Zambrano casó con doña Se bastiana
Ugalde
Briona,
hija
deljeneral
(ex-corre-jidor)
JuanUgalde
Salazar,
natural de Bilbao.Estos fueron los
padres
de don Tomas Toro Zam brano iUgalde,
abuelo de clonMateo,
primer
conde de laConquista.
Lillo,
descendiente directa de don Cristóbal i de don Alonso Martínez deEscobar,
ilustresconquistadores
del Perú i de Chile.El
capitán
don Carlos de Toro Zambrano i Escobar,
padre
de donMateo,
fué dueño de la conocida hacienda de Huechun.Cuando el
presidente-gobernador
don José Manso de Velasco fundó en las inmediaciones de esta propiedad
la villa de San José deLogroño,
hoiMelipi-11a,
nombró a don Carlosprimer rejidor
ipoblador.
Algo
mas tarde Toro Escobar fuéalcalde ordinario de la misma villa.Este caballero tuvo por
mujer
a doña Jerónima Ureta iPrado,
descendiente por la línea femenina de Juan Bautista Pastene..Resulta que don Mateo ele Toro Zambrano i Ureta se hallaba
perfectamente
entroncado,
perteneciendo
a familias que habian venido a establecerse en la América desde elprimer
siglo
de laconquista,
i cuyos
projenitores
habiandesplegado grande
actividad porsujetar
estas comarcas a ladominaciónespañola.
Heempezado
por estamateria i me he detenido en ella depropósito
deliberado,
porque en 1810 se le concedía la mas altaimportancia.
Dada la escasez de asuntos sobre que
discurrir,
este de lasjenealojias
era uno de los temas mas fre cuentes de conversación i de discusión i uno de los que mas interesaban.Todos los individuos de lasociedad decente esta ban maso menos enterados en estos asuntos de pro
sapia,
a loscuales atribuían una trascendencia des medida.Los caballeros
de
nobleza calificada erantenidos
CAPÍTULO I 13
Los que carecían de tan
apreciado
requisito
eran desestimados.Una
ejecutoria
bien autenticadaera, pues, ala sa zón enChile,
unpoderoso
medio de influenciai aun de ascendiente.Por
esto,
don Mateo de ToroZambrano,
hombre sensato ipráctico,
había cuidado de tener la suya mui enregla,
i secomplacía,
aejemplo
de sus contemporáneos,
enostentarla.
II
El conde de la
Conquista
poseía
méritospropios,
harto recomendables.Estaba mui distante de ser,como
otros,
unsimple
heredero de virtudesajenas.
Un
compendioso
resumenbiográfico
basta para demostrarlo.Aunque
su tío don José de ToroZambrano,
elcualprimero
fué sucesivamentecanónigo
doctoral,
maestre-escuela,
chantre i arcediano de la catedral eleSantiago,
i enseguida,
el año de1745,
obispo
deConcepción,
deseó que don Mateosiguiera
la carre raeclesiástica,
éste desistió de ello por no sentirse con vocación.El
joven
donMateo había heredado de supadre
la hacienda deHuechun;
pero en vez de dedicarse es-clusivamente a lostrabajos agrícolas,
dividió su atención entre éstos i el comercio dej
eneros por menor.Don José de Toro Zambrano debía ser
sujeto
novulgar,
como lo manifiesta elhaberllegado
a ser ca ballero de la orden de CarlosIII,
director del banconacional
de San Carlos enMadrid,
alguacil
mayor en el estado dehijodalgo
de estaimperial
villa,
se cretariosupernumerario
de la SantaInquisición
decorte,
i el haberlogrado
que se le concediesen hono res- delConsejo
por SuMajestad.
Parece que clon José
acopió
un caudal nodespre
ciable.El valimiento de don Joséen la corte favoreció na turalmente a don Mateo i aumentó el
prestijio
de éste enChile;
pero, sobretodo,
leproporcionó
grue sosprovechos
en susnegociaciones
mercantiles.Don José
compraba
en la Península aprecios
có modos ifrecuentemente
baratos losjéneros
que su. hermano vendía en Chile congrandes
utilidades.Don Mateo de Toro Zambrano
pudo
reunir de estemodo,
merced alacierto con queclirijía
susnegocios,
bienes bastante considerables.El año de 1771
poseía
una hacienda en elpartido
delMaule,
la deHuechun,
la de las Juntas deMaipo
iPuangue,
la chacra deChuchunco,
una casaa cua tro cuadras de laplaza
mayor deSantiago,
otra ve cina aésta,
que habíacomprado
en veinte i un mil pesos, i donde fabricó mas tarde el único edificioparticular
con frente depiedra
que hubo en esta ciu dad antes de laindependencia,
i unas tiendas en la calle delRei,
hoi del Estado.Esos fundos de campo
estaban,
como debe presumirse,
provistos
de aperos ipoblados
deganados.
CAPÍTULO
I •15
El
individuo
quehonradamente
había sabido au mentar hastaestepunto
supatrimonio
demostraba con esto solo hallarse dotado deprendas
mui reco mendables.Paraque se estime
semejante
resultado en lo que valía es menester recordar que había sido alcanzado en unpaís
pobre,
donde entoncesel movimiento industrial
eracasi nulo.
III
Me parece
oportuno
mencionaraquí
algunos
datos interesantes quecomprueban
loespuesto
al final delpárrafo precedente,
i que tienen conexión con un acontecimiento en que cupo suparte
a Toro Zam brano.Losdatos aque aludo son tomados
principalmente
de una relacióninédita,
fechada el 2 dejulio
de 1787 i escrita por don José AlbertoDíaz,
abogado
de la real audiencia deSantiago
deChile,
presidente
de la real academia de SanCarlos,
catedrático depri
ma de cánones de la real universidad de SanFelipe
i defensorjeneral
detemporalidades
encargado
de la dirección de la oficina establecida para elgobierno
de'este ramo.acompaña-ban,
desdeaquel
momento,
dispuso,
consijilo,
pru dencia i exactitudcorrespondiente,
cuanto convenía a suobedecimiento;
i en consecuencia de susjene
ralesprovidencias, practicaron
en la noche del 25 al 26 deagosto
ya citado todos los comisionados(que
previamente
habíadesignado
dicho señorpresidente)
el arrestodecuantosex-jesuítas
existían encolejios,
residencias, haciendas,
casasi demásadjudicaciones
delreino,
i se ocuparon sustemporalidades,
obser vandopuntualmente
cadacapítulo
de lainstrucción,
sin otra reserva que la que se lesfranqueaba
de ropa de su uso,breviarios,
libros de devoción i demás utensilios de una vidarelijiosa.
Guardóse en todas las distancias el mismoorden,
método icircunspec
ción en las milicias que ausiliaron laejecución,
i unresignado
obedecimiento en todos losespulsos,
sin que se demuestre en lasdilijencias
obradas en tanimportante
asunto la menor disonancia en losejecutores,
ni la mas levequeja
ele lospadres.»
(1)
Junto con estrañar alos
jesuítas,
se confiscaron en beneficio de la corona,cumpliendo
con lo ordenado por elsoberano,
sus bienes muebles iraíces,
que eran muchos i valiosos.Los
encargados
de realizar estos bienes comprendieron,
atendida la situación económica delpaís,
no ser fácil que sepresentaran
compradores
para los fundosurbanos, i,
sobretodo,
para losrústicos,
a pesar de que resolvieron desdeluego
venderlos aplazo,
exijiendo
el interés de un cinco por ciento so bre las cantidades insolutas.En consecuencia i a fin de dar a los interesados
CAPÍTULO
í17-tiempo
para prepararse,pusieron
enarrendamiento
esaspropiedades
por término de tres años. •Voi a insertar el
pasaje
en que don José Alberto Díazconsigna
este acuerdo.«Las
haciendas, dice,
solo continuaronenarrenda
miento mientrasno hubieronpostores
enpropiedad,
siéndoleindispensable
a estasuperior junta
tomar laprovidencia
de celebrar las ventas conalgunos
plazos
para lapaga
i satisfacción de suvalor,
co rriendo a loscompradores
el interés del cinco por ciento hasta elcumplimiento
de su paga,bajo
de fianzas del abono de estos ministros derealhacienda,'
tanto porque el crecido valor deaquellas
posesiones
no lespermitía
el desembolso alcontado,
como por el adelantamiento que acrece a lastemporalidades
conlos réditosestipulados,
no habiendo eneste reino elarbitrio de poner loscapitales
enjiro,
osubrogar
los coniguales seguridades.» (4)
Mientras tantotrascurrieron los tres
primeros
años de los arrendamientos sin que sepresentaran
compradores
para las haciendas i hubo queprorrogarlos.
La
primera
que se remató fué la que entonces se denominabaRancagua
i ahora laCompañía.
El último
pregón
se dio el 24 de octubre de 1771. Solocomparecieron
dospostores:
donMiguel
O'Rian i don Mateo de Toro Zambrano.La tasación
practicada
porperitos
nombrados al efecto ascendía solo a setenta i dos mil ochocientos veintiún pesos medio real.Esa hacienda que los
jesuítas
habían ido formando,
desde su entrada enChile,
con terrenosadquiri
dos poco a poco pordonaciones,
porlegados
o porcompras, contenía ocho mil setecientassetenta i cin co cuadras
planas
i unainmensa estension de serra nías.Habíaen ella cuatro
viñas,
dos de las cuales ence rraban siete mil trescientasplantas,
i dos un número que nopudo
contarse.Habíaademas casa de
habitación,
ramada dematanza,
curtiduría, bodega,
granero, molino.En la tasación
espresada
iba incluido elprecio
de losganados,
el cualllegaba
aveinte i ocho milOcho cientos cincuenta i tres pesos.Después
dealgunas pujas,
Toro Zambrano ofreció noventa mil pesos,pagaderos
en nueveaños,
con el interés anual del cinco porciento,
esto es, ciento treinta milquinientos
pesos porcapital
e intereses alcabo
de nueve años.O'Rian ofreció noventamil pesos,
pagando
encada uno de los nueve años diez mil pesos decapital,
i cuatro milquinientos
deintereses,
lo que, al fin delplazo,
componía
porcapital
e intereses ciento cin cuenta i tres mil pesos.Esta
propuesta
era, por lotanto,
superior
a la de ToroZambrano..
Pero O'Rian
ponía
por condición el que se le adjudicase
por nueve años laprovisión
de víveres de laplaza
de Valdivia en losprecios
a que éstos aca baban de comprarse.Nohabiéndose considerado admisiblelo que O'Rian
exijia,
se dio lapreferencia
ala oferta de Toro Zam brano.CAPÍTULO I 19
de
plazo
i el cinco por ciento ele interés en cadauno. El rematante no tuvo mas que uncompetidor
que hizo una oferta masbaja
i que se desistió4e
ella.Las subastasele las haciendas de lá Punta i de la Ollería se retardaron hasta 1776 por falta de intere sados.
Don Lorenzo Gutiérrez de Mier
obtuvo,
enpuja
contra otros dosindividuos,
laprimera
pornoventa i cinco milquinientos
treinta i cinco pesos,c}e
los cuales debía pagar una mitad en nueve años con el interés del cinco por cientoanual,
i reconocerlaotra mitad a censo redimible.Don Juan José de Santa Cruzobtuvo sin
oposición
lasegunda
por siete mil seiscientos cincuenta i nue ve pesos sietereales,
pagaderos
en nueveaños,
sa tisfaciendo en cada uno el interés del cinco por cien to i con laobligación
de refaccionar a su costa lacapilla
que había en la hacienda i servía device-parroquia
del curato deÑuñoa,
i de mantener misa en ella todos los diasfestivos,
a beneficio del vecindario,
i luz todas las noches en lapuerta
principal
que caía,a la callepública.
La
hacienda de la Calera fué tasada i retasada di ferentes veces sin quenadie
hicierapostura
por ella.Al
fin,
en 28 de noviembre de1783,
don Francisco RuizTagle,
únicopostor
quecompareció,
dio por ellatreinta mil pesos, la mitad al contado i la mitad en nueveaños,
con el interés del cinco por ciento.La hacienda del
Chequen,
inmediata a la de laOllería,
nopudo
serenajenada
hasta el 2 de marzo de 1784.En esafecha hubo tres
interesados,
qui-20 LA CRÓNICA DE
1810
nientos cincuenta pesos,
pagando
diez mil pesos al contado i el resto en nueveaños,
con el interés del cinco por? ciento.(1)
Todas las haciendas enumeradas
estaban,
comola deRancagua
o de laCompañía,
mas o menos pro vistas de enseres i mas o menospobladas
de ga nados.Pareciéndome que lo
espuesto
sobra para mi objeto,
creo escusado traer a la. memoria otrosejem
plos,
comopodría
hacerlo.Se ve que la
jente
acaudalada no abundaba en Chile.I esto es mui fácil de
esplicar.
Los
agricultores,
que formaban elgremio princi
pal
eleproductores,
no encontraban ni en el interior ni en el esterior el número suficiente deconsumidores para sus frutos.
De
aquí
resultaba que losprecios
eran estraordi-nariamente módicos.Latasación de la hacienda de la
Compañía
contiene noticias mui ilustrativas acerca de estepunto.
Cada vaca de matanza estáavaluada a tres pesos cuatro reales.
Cada novillo de dos
años,
a dos pesos dos reales. Cada novillo de unaño,
a un peso cuatro reales. Cada ternero de meses, a cuatro reales.Cada muía mansa, aocho pesos.
Cada muía aun no
domada,
a seis pesos.Cada caballo de servicio
ordinario,
acuatro pesos. Cada caballo debrazos,
aquince
pesos.Cada yegua de vientre no
domada,
a un peso.■
CAPÍTULO I
.21
Cada
potro
deaño,
a un peso cuatro'reales.Cada
yegua deaño,
a cuatroreales.
Cada
burro,
a un peso.Cada carnero, a tres reales. Cada
oveja,
a dos reales.Era
preciso
ser harto hábil en materiadenegocios
i harto
laborioso,
para reunir uncapital
considera ble en unpaís
sujeto
atales condiciones económicas.Por
esto,
aquellos,
que, como ToroZambrano,
lohabían
logrado
por buenas artes i sin menoscabo delhonor,
deben ser tenidosjustamente
por hombres novulgares.
IV
El
personaje
de que voi escribiendo llevó a cabo en sularga
existenciaespeculaciones
mui felices iprovechosas,
peroninguna
tanto como la de la hacienda de la
Compañía.
Esta compra fué para él una excelente suerte. La hacienda de la
Compañía,
según los libros elela
orden,
cuidadosa iprolijamente
examinados porlos comisarios
rejios,
habíaproducido
en elquin
quenio
anterior al estrañamiento de losjesuítas,
treinta i nueve mil novecientos sesenta i tres
pesos
siete reales con un
gasto
de diez i nueve mil novecientos setenta pesos tres
reales,
lo que habíadejado
en el
quinquenio
unaganancia líquida
de diez i nue ve mil novecientos noventa i tres pesos cuatro reales,
o sea una de cuatro mil pesos por año.(1)
La idea de la habilidad i de los recursos de los
jesuítas
que se tenia enChile
eratanta,
que
cuando
fueron
espulsados
secreyó
imposible
que otros hi cieranproducir
a sus haciendas tanto como ellos.«En
tiempo
de losregulares,
dicedon
José AlbertoDíaz,
debían deproducir
en su administración aquellas haciendas masde loque
productaron
en loscinco añosposteriores
enmanoseleadministradores,
arrendatarios i subastadores. Estos efectuaban sus rema
tes de manera que les
quedase
alguna
utilidad.Aquéllos,
por elcontrario,
no tenían otro interés que elcumplimiento
de susobligaciones,
a que eran destinados. Los
primeros
cultivaban las tierras conpagos de peones, i los
segundos
ahorraban la mitad de costos sirviéndose de susesclavos,
aumentando sus recibos con la limosna de los fieles que contri buíanaltiempo
de las misas que decían en lascapi
llas de
aquellas
haciendas,
i de otras para el adorno de las santasimájenes
que en ellas seveneraban,
loque no sucedió con los
arrendatarios, quienes,
sin estasentradas,
todolo,
hacían a esfuerzo de su sudor idinero,
debiendo ser los otros masprácticos
queéstos,
como que eranescojidos,
de todo el cuerpo delos
relijiososlos
masaparentes,
i que, a mas deesto,
tenían por maestro el anterior
administrador,
i los arrendatariosentraroncon losojos
cerrados,
siguien
do las faenas por puras
conjeturas,
en que era necesarioerrasen
mucho,
i que con estas consideraciones losprudentes
habían de ir con tiento en las pujas.» (1)
Los resultados desvanecieron todas estas presun ciones.
CAPÍTULO
123
Léase lo
que donJosé Alberto Díazcontinúa
espo-niendo acerca de estepunto.
«Pero,
sinembargo
de estasgrandes ventajas
quegozaban
los administradoresex-jesuítas,
reconoci dos sus libros derecibo,
i rebatidos con elgasto,
careando elliquido
con la entrada de los cinco añosposteriores
alaocupación,
resulta haber salidoaventajado
el ramo, sin incluir losproductos
de la venta deesclavos,
como que losregulares
no sedesapro
piaron
deéstos,
ni el valor de los muchos efectos comestibles consumidos de estas haciendas en laespatriacion,
completando
los cinco años anteriores a laespulsion
desde el día 1." de setiembre de 1762 hasta fines deagosto
de1767,
i los cincoposteriores,
contando desde 1.° de octubre de dicho año hasta 1.° de enero de 1772esclusive,
faltandopara elcompleto
de estequinquenio
último ocho meses, que no se traen a consideración por si en el caso delembargo
no estuviesencompletas aquellas operaciones,
repo niéndose con estagracia.» (1)
La
precedente
observaciónjeneral
de don José AlbertoDíaz,
formulada en vista eleguarismos
incontestables,
tuvo unaaplicación
especial
alahacien da de laCompañía.
Cuando,
por nopresentarse
interesados para su compra, se resolvió dar esa hacienda en arrenda miento por tresaños,
seempezó
por hacer queperi
tos avaluasen suproducto
anual;
iéstos,
probable
mente consultando los libros mui bien llevados de losjesuítas,
lofijaron
en tres mil pesos.Abierto el remate del
arrendamiento,
donMiguel
O'Rian subió el
precio
hasta seis milsetecientos pe
sos anuales.
Esclaro
que
debió calcular que,después
depagada
estarenta,
había dequedarle
unaganancia
que compensara su
trabajo personal.
La oferta de ciento cincuenta i tres mil
pesos,-capital
eintereses,
que hizo en la subasta para comprar la
Compañía,
"está manifestando que con unaesperiencia
de cuatroaños,
no se hallaba descontentodel arrendamiento que había
estipulado.
Voi
pronto
a espresar la conclusión quededuzco
de tales antecedentes.Toro Zambrano entabló diversas
reclamaciones
por defectos en la
entrega
delfundo,
queorijinaron
largos litijios.
A consecuencia de
esto,
no satisfizo todo elprecio
en el
plazo
convenido.Don Mateo de Toro Zambrano
(dice
don José Al berto Díaz en la memoria varias vecescitada)
«nodebía cosa
alguna
de intereses a fines del año.de
1785;
i en lopresente (2
dejulio
de1787)
delcapital
solo restan cincuenta i siete milochocientps
veinte i siete pesos cincoreales,
para cuyo pago se le ha.estado
ejecutando
encumplimiento
del real ordenespedido
para estefin,
de que hainterpuesto súplica
para elsupremoconsejo
en elestraordinario,
porque seniega
a pagar interesesdespués
de habercumplido
los nueve años.»(1)
En 1787 hacía
quince
años que Toro Zambrano habíaadquirido
laCompañía
en ciento treinta milquinientos
pesos,capital
e intereses.CAPÍTULO
I 25Aun
cuando el . fundo hubiera dadoanualmente
solo los seis mil setecientos' pesos que donMiguel
O'Rian
habia satisfecho porrenta dearrendamiento,
habría
producido
en ese trascurso dequince
años la suma de cien milquinientos
pesos, sin contar losintereses.
Sin
embargo,
debe razonablemente suponerseque unnegociante
tanesperto
como Toro Zambrano hu bo de obtenerunaentrada'mayor.
Resulta entonces que, con los
productos
solos del fundoisin desembolsar un maravedíaseguró
lapropiedad
de tan valiosahacienda,
lacual,
con los in tereses debidos a causa de la mora en el pago delprecio,
vino acostarle,
endefinitiva,
la suma de ciento sesenta i seis mil setecientosun pesouncuar tillo.Esta
espléndida especulación
da idea del acierto i dé la buena suerte con que don Mateo de Toro Zambranomanejaba
susnegocios.
Así se
comprende
quelograra
reunir,
como se di ce,uncaudal de seiscientos mil pesos, que, estimado según el valor efectivo del peso en nuestrosdías,
equivalía
a millones.V
Don Mateo de Toro Zambrano fué no solo un ne
gociante
intelijente
i afortunado sinotambién,
ade mas, un ciudadano animadodeespíritu público,
que desdetemprano
prestó
a supatria
cuantos serviciospudo.
Como muchos de los nobles o
hijosdalgo
de laépo
En 1750 fué nombrado alcalde de aguas.
«Ejerció
estecargo entiempo
estéril,
dice unade
las relaciones de méritos quetengo
a lavista,
i ma nifestó en él sucelo conaplauso jeneral
iaprobación
delsuperior gobierno
i real audiencia».Antes de prosperar en el comercio habia
pensado
seguir
la carrera administrativa.Se sabe que en el
réjimen
colonial muchos de estos
empleos
se vendían alas personas queprobaban
tener los
requisitos
determinados por lasleyes.
Don Mateo de Toro Zambrano obtuvo en 16 de se
tiembre de
1750,
por milquinientos
cincuenta i dospesos
fuertes,
el degobernador
ele la Serena i puer to deCoquimbo,
ialgo
mastarde,
porotra suma dedinero,
el degobernador
de Chiloé.Sin
embargo,
después
de haber alcanzado estosempleos,
los renunció sin entrar aejercerlos,
i ce dió a lascajas
reales lo que habíapagado
para que se le confiriesen i lo que habíaentregado
por el derecho de media anata.
Probablemente Toro Zambrano obró asi por ha berle manifestado
pronto
laesperiencia
que elejer
cicio del comerciopodía
ser para él mas lucrativoque el de la administración.
El año de 1761 fué
elejido
por el cabildo alcalde ordinario.Cuando el
presidente-gobernador
don Manuel deAmat i Junient
pasó
en 1762 arejir
el virreinato delPerú,
dejó
nombradoadon Mateode Toro Zambrano para queejerciese
losempleos
decorrejidor,
alcaldemayor de minas i
lugar-teniente
decapitán jeneral.
asujui-CAPÍTULO
Ir>"i
cío necesarias para rechazar
cualquiera
irrupción
que
alguna'escuadra enemiga
pudieraríntentar.
Al fin dealgunos
meses iviendo'pue
nopodía"de-dicar a estos
empleos
todo eltiempo
queexijian,
hizo renuncia voluntaria de
ellos,
la cual le fué admi tida conespresiones
honoríficas.Toro
Zambrano
no recibió por estosempleos
ni sueldo nipremio.
Aunque
sus'negocios
privados
le demandaban bastantedilijencia,
no tardó en verse forzado a ocuparse en otros
públicos.
El
gremio
de comerciantes debia tramitaralgunos
deimportancia
sobre los cuales era menester informar al soberano.
Don Mateo de Toro Zambrano fué
designado
encalidad decomisario
diputado
para entenderenellos,
i
ejecutó
la comisión tan agusto
detodos,
que el comercio no solo le tributó
gracias
sino que tornó areelejirle
para la conclusión de los asuntos que aunquedaban pendientes.
El año de 1766
promovió,
coneficacia,
un donativo que el rei habia solicitado en vista de las
urj
encías de la corona, i
logró
recaudar una cierta cantidad de pesos que puso en la
caja
real.En virtud eleorden
superior,
se trasladó poco después al
puerto
deValparaíso
para visitar los navios deEuropa
iespulsar
a losestranjeros
introducidos en elpaís.
Como descubriese a varios de estos
últimos,
los remitió enpartida
elerejistro
al virrei del Perú.Habiendo levantado don Antonio Guill i
Gonzaga
once
compañías
paracompletar
elTejimiento
real decaballería de
Santiago,
nombró a clon Mateo de ToroA la muerte del
presidente
Güill iGonzaga,
la
realaudiencia,
que entró agobernar
elreino,
'
des
pachó
a Toro Zambrano en 15 de diciembre de 1768 título decorrejidor
ijusticia
mayor deSantiago,
i don Juan deBalmaceda,
oidordecano,
i "como talgobernador
interino,
el de sulugar-teniente
jeneral
decapitán
jeneral
de mar itierra de la referida ciú-,dad,
suspartidos,
puertos
i costas.El nombrado hizo renuncia de estos cargos por
varios motivos que espuso al virrei del
Perú;
pero éste no laaceptó
i escribió a Toro Zambranopidién
dole el que continuase"en ellos.Habiendo tomado el
gobierno
don Francisco Javier deMorales,
Toro Zambrano seapresuró
adirijirle
la solicitud que va leerse:«Mui Ilustre Señor
Presidente,
Gobernador i Capitán
Jeneral.«Don Mateo de
Toro,
con su mayorrendimiento,
parece ante
Usía,
i dice que por la Real Audienciagobernadora
envacante,
fué nombradocorrejidor
de estaciudad,
lugar-teniente
decapitán
jeneral
i ele alcaldemayor
deminas,
cuyos títulosse le mandarondespachar
por lacapitanía
jeneral,
sinpretensión
ni insinuación suya, cuyosempleos
aceptó,
i haprocu radodesempeñar
estaconfianzaconaquella
exactitud ivijilancia
quecorresponde
a sus notoriasobligacio
nes, i con que
siempre
haprocurado cumplir
cuan tos encargos ha tenido a sucuidado;
pero deaquí
le haresultado,
como alpresente,
un notable atraso icapítulo l
20
de esta ciudad
(Santiago)
i en la villa deMelipilla;
i siéndolepreciso
mirar i atender a suspropias
utilidades,
ha tenido por conveniente hacer dimisión delempleo,
paraque Usíase sirvade nombrarlapersona
que fuere de susuperior agrado,
que será merced ijusticia
que recibirá de Usía.—Santiago
i marzo 10 de 1770.—Mateo de Toro.»El
presidente
Moralesproveyó
sin tardanza alpié
lo quesigue:
«Santiago,
10 deniarzo de 1770.«No ha
lugar
alaescusa por convenir asi al servi cio de ambasmajestades.
—Rúbrica del
presidente.
—
ligarte.»
Mientras
tanto,
sobrevino una sublevación de losaraucanos, que
pareció
iba a serformidable;
i don Mateo de Toro Zambrano se olvidó de susnegocios
particulares
parafijarse
solo en los del estado.Así el
presidente
Morales,
que se habia trasladadoalaciudad de
Concepción,
como la audiencia que le ausiliaba desde la deSantiago,
hubieron deapelar
a las medidas masrigorosas
iurj
entes parareprimir
icastigar
alosinsurrectos;
i encomendaronla realiza ción demuchas deellas alcorrejidor
ilugar-teniente
decapitán jeneral
Toro Zambrano.Éste,
considerando loapurado
de las circunstancias,
i anheloso decorresponder
ala confianza que en élsedeposita, desplegaba
una actividadejemplar.
Si por la nochellegaban
los correospidiendo
armas, municiones i
pertrechos,
hacía la remesa de todo a la mañanasiguiente,
privándose
del sueñopor buscar arrieros i bestias de carga para la con ducción.
espa-ñola
i-estranjera,
ialgunas
partidas
demilicias
ur banas.Como hubiera recelo de que los indios rebeldes invadieran lascomarcascentrales del
país
por el paso de la cordillera llamado el Portillo i fueran hastaamenazar a la
capital,
levantó a sus espensas, en di ciembre de1769,
unacompañía
de caballería decincuenta
hombres,
i la ofreció con suhijo
don JoséGregorio
porcapitán
para que custodiase el mencio nadopunto.
Esa
tropa
recibió la denominación decompañía
delprincipe
de Asturias.Aprontó
cien muías i mil caballos con que los ha cendadoscontribuyeron
porrequirimiento
de laau toridad.Envió víveres i municiones al
ejército
encampaña
con mucha
oportunidad,
no solo portierrasino tam bién por mar desdeValparaíso.
Remitió
igualmente
a las ciudades ele SanJuan
i de Mendozafusiles, balas,
pólvora
iotrospertrechos
de que necesitaban para defenderse en caso de ser atacadas por los araucanos.Estas
premiosas ocupaciones
no estorbaron que don Mateo de Toro Zambrano continuasedesempe
ñando con el mayor celo lasobligaciones
de su ofi cio decorrejidor,
así en,la administración dejusticia
como en la asistencia alas obras
públicas
que tenía a su cargo.Entre éstas había tres de suma
importancia:
elpuente
delMapocho,
llamado
vulgarmente
puente
depiedra, empezado
i mui adelantado por el correCAPÍTULO
I31
Toro
Zambrano sedistinguió
por la economía conque llevaba a cabo estos
trabajos.
Como el cabildo hubiera destinado sus rentas a los
gastos
de la guerra con losindios,
elcorrejidor
Toro Zambrano suministró de las suyas
propias,
sininterés,
lo que se hubomenester,
tanto para adelan tar las obras mencionadas como para satisfacer los sueldos de losempleados municipales
i de los maestros de
primeras
letras i latinidad.Se hace subir a diez i nueve mil pesos la suma
que
suplió
entonces para losobjetos
indicados. Don Mateo ele Toro Zambranologró
aumentar elagua de la ciudad de
Santiago
con la de un río que distaba seisleguas.
Promovió también la erección de un
hospicio
paramendigos,
donando un sitio para que se edificase. El cabildo secular deSantiago
i la audiencia in formaron diversas veces al monarca acerca de los méritos i servicios de don Mateo de ToroZambrano,
elcual,
mediante lasjestiones
de su hermano donJosé i las remuneraciones
pecuniarias
deestilo,
consiguió
que fuesen considerados irecompensados
en la corte.(1)
VI
Carlos
III,
porcédula
espedida
enAranjuez
a 6 de marzo de1770,
hizo merced de título de Castillacon la denominación de conde de la
Conquista
adon Mateo de Toro Zambrano i a sus herederos i sucesores.
Por
disposición
deFelipe
IV nopodía
conferirse
el título de condeaquien
no tuviera el devizconde.
En
cumplimiento
deesto,
Carlos IIIempezó
por dar a,Toro Zambrano eltitulo
devizconde
delaDes- .'cubierta;
pero, con.arreglo
a.la mismadisposición
deFelipe
IV,
ordenó quequedara
roto i canceladoluego
que elagraciado
recibió el de conde de la Conquista.
Don Mateo de Toro Zambrano se encontró de este modo incluido en la nobleza titulada de Chile.
Esto
importaba
el mas altohonor,
porque, hastaentonces,
no había habido en nuestropaís
mas que ocho títulos de Castilla que voi a enumerar, espre-. sando la fecha de fundación dealgunos
de ellos.Conde de la
Marquina
—22 de febrero de 1678— fa milia de Alcázar.
Marques
de la Pica^l8 dejulio
de 1684—familia
de Irarrázaval.
Marques
de Piedra Blanca de Huana—1697— fa milia de Cortes Monroi.
Marques
deCañada Hermosa—24de
agosto
de 1702 —familia deAzúa.
Marques
de Villa Palma—5 de octubre de 1728—
familia
deCalvo-Encalada.
Marques
de Casa Real—8 de enero de 1755— fami lia deGarcía
Huidobro.Marques
de Monte Pío—8 de enero de1755—fami lia deAguirre.
Conde de
Quinta
Alegre
—8de noviembre de 1763
—familia de Alcalde.
No cuento el del conde de Sierra
Bella,
título crea do en 28 de enero de1695,
porque suposeedor
resi día enLima.
CAPÍTULO I ■ 33
perteneciente
ala familia deRecabárren,
porignorar
si su concesión fué anterior oposterior
ala de conde de laConquista.
Don Mateo de Toro Zambrano
ocupó
asi por antigüedad
el décimolugar
entre los títulos de Castilla que residían en Chile.No
tengo
paraqué
ponderar
cuanto esa distinciónacrecentó el
prestijio
que ya debía a sus méritos per sonales i a su considerableriqueza.
(1)
VII
Pocos meses habían
pasado
desde que elprimer
conde de laConquista
había recibido su título en vitela conmárjenes primorosamente
coloridas,
don de Carlos III había escrito con supropia
mano: Yo elRei,
i dondeaparecía,
entre otras firmasde encum bradosmagnates,
la del conde deAranda,
cuandollegó
a sus manos unpapel
que decia así: «El Rei.«Conde de la
Conquista:
((.Pariente,
«El dia 19de setiembre
próximo pasado,
alas cinco i diez minutos de latarde,
dio a luz laprincesa,
mi mui cara i amadanuera, un infante en este realsitio. Os loparticipo
para que porvuestraparte
concurráis a dar a Dios las debidasgracias
por estesingular
beneficio i felizsuceso, de que me daré por bien ser vido. Dada en San
Lorenzo,
a 2 de octubre de 1771. —Yoel Reí.—
Por mandado del
rei,
nuestroseñor-—José
Ignacio
deGoyeneche.»
Indudablemente esta era una
simple
circularviada a todos los individuos de la
grandeza
delas
Españas
i delasIndias;
pero yapodemos
figurarnos
el contentamiento queproduciría
en cada uno deellos,
i muiespecialmente
en los que habitaban laAmérica,
i mucho mas en los que habitaban el apartado reino de Chile.
La
recepción
de una cartasemejante,
fuera comofuera,
enaltecía aquien
era favorecido con ella.Dada la constitución social de
entonces,
cartearsecon el rei i merecerque éste le llamase
pariente,
eranmotivos de
lejítima
ostentación i dejustificado
orgullo.
Los
españoles-americanos
en su inmensa mayoría vivían sinceramente
persuadidos
de que el monarca era
superior
a los demás hombres.La natural satisfacción que el conde de la Con
quista
debióesperimentar
con tamañas distincionesno tardó en ser
amargada
con un acto que él calificó de irreverente i que le lastimó en lo mas vivó.El incidente merece ser referido porque es carac
terístico de la
época.
Cuando en 1772 se verificó la
incorporación
a lacorona de la casa ele moneda de
Santiago,
elpresi
dente Morales nombró a ToroZambranosuperinten
dente interino de ella.Habiendo debatido por
escrito,
en calidad eletal,
cierla cuestión con eljuez
elecomercio,
Toro Zam brano notó que nole daba el tratamiento de señor ousía,
e inmediatamenteprotestó
i reclamó.El
presidente Morales,
de acuerdo con el oidor don José deSantiago
Concha,
que hacia defiscal,
CAPÍTULO í 35
El
reclamante
sostuvo entonces que, ya que no alsuperintendente
de la casademoneda,
el tratamiento de usía
correspondía
por lo menos al conde de laConquista,
que eraquien desempeñaba
interinamente ese
empleo.
Don Francisco Javier de
Morales,
para resolver elpunto,
quiso
oir el dictamen de la audiencia.Sabedor Toro Zambrano de esta
tramitación,
de terminó hacer pesar en su favor la real carta de que antes hehablado,
lacual,
a sujuicio,
eradecisiva enla
cuestión,
presentando
paraelloelsiguiente
escrito: «Mui Ilustre Señor Presidente:«El conde de la
Conquista,
superintendente
deestareal casa de
moneda,
en elespediente
sobre tratamiento de señor que se me debe dar por la
dignidad
de
conde,
digo
que hallegado
a mi noticia haberseservido Usía de remitirlo por voto consultivo al real
acuerdo;
i para mas esforzar mi derechohago
manifestación de la realcarta en que Su
Majestad
sedigna
darmeparte
del feliz suceso de la serenísimaprincesa
en haber dado a luz un infante en el realsitio de San
Lorenzo,
distinguiéndome
con el honorde
incorporarme
en su real familia con el tratamiento de
Pariente,
que es sobradocomprobante
de lajustificada pretensión
de debérseme dar el que soli cito. Portanto,
a vuestraseñoríapido
isuplico
que, habiendo por manifestada la realcarta,
se sirva demandar se lleve al real acuerdo para que se
tenga
presente
altiempo
del dictamen que vuestra señoríase ha. servido
pedir
en elasunto,
por ser elejusticia,
que
pido,
i paraello,
etc. — ElConde de la Con
quista.»
La