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TESINA PRESENTADA COMO REQUISITO PARA OBTENER EL GRADO DE: LICENCIATURA EN SOClOLOGiA ASESORES: GUADARRAMA OLIVERA ROCIO TORRES FRANCO JOSÉ LUIS

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Academic year: 2018

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(1)

UNIVERSIDAD AUTóNOMA METROPOLITANA

UNIDAD IZTAPALAPA

DIVISIóN DE CIENCIAS SOCIALES

Y

HUMANIDADES

COORDINACIÓN DE SOClOLOGiA

i

e

U

MIGRACIóN

Y

TRABAJO DOMÉSTICO ASALARIADO. EL CASO

DE MUJERES TRABAJADORAS OAXAQUEÑAS.

CRUZ MORALES IRMA

GUERRERO PANIAGUA SANDRA

VILLA MANCERA HUMBERTO

TESINA

PRESENTADA COMO REQUISITO PARA OBTENER EL GRADO DE:

LICENCIATURA EN SOClOLOGiA

ASESORES:

GUADARRAMA OLIVERA ROCIO

TORRES FRANCO

JOSÉ

LUIS

(2)

La presente Tesina titulada: Migración

y

Trabajo Doméstico

Asalariado. El caso de mujeres trabajadoras Oaxaqueñas, realizada

por

los

alumnos: Cruz Morales Irma, Guerrero Paniagua Sandra y Villa

Mancera Humberto, bajo la dirección de

los

profesores: Guadarrama

Olivera Rocio y Torres Franco

José

Luis, ha sido aprobada y aceptada

como requisito para obtener el grado de:

LICENCIATURA EN SOClOLOGiA

ASESOR

ASESOR

LPF,

(3)

h

h

Éste proyecto de investigación no hubiera sido posible sin la colaboración de todas aquellas personas que nos apoyaron durante el proceso de investigación.

En particular agradecemos la invaluable colaboración de las personas que revisaron esta investigación: Dra. Rocío Guadarrama Olivera, Mtro. José Luis Torres Franco.; Dra. Mary Goldsmith Connelly, Mtra. Martha Judith Sánchez Gómez por transmitir sus conocimientos, experiencias y además por habernos facilitado material para esta investigación.

También hacemos mención de las empleadas del hogar: Lorenza, Paola, Margarita, Cleotilde, Margarita Juan, Gloria, María Magdalena, Silvia, Cristina, Olgadiria, Martha, María, Margarita Pérez. Viridiana, Natividad, Eulalia.

(4)

CONTENIDO

225225

PAGINA PRESENTACION

CAPITULO I TRABAJO DOMÉSTICO ASALARIADO Y MIGRACIóN A) TRABAJO DOMÉSTICO ASALARIADO

Antecedentes del trabajo doméstico asalariado en México

Concepto

Cambios en el trabajo doméstico asalariado

Estructura del mercado de trabajo doméstico asalariado

Tendencias generales del mercado de trabajo

Características de las empleadas domésticas asalariadas

Modalidades del trabajo doméstico asalariado

B) MIGRACI~N

Concepto

Proceso y factores migratorios

CAPITULO II EL CONTEXTO SOCIAL, ASENTAMIENTOS

Y

REDES

SOCIALES DE LOS MIGRANTES

A) OAXACA: CARACTERíSTICAS DEL LUGAR DE ORIGEN

Geografía

Población

Mercado de trabajo y sector de actividad

Educación

Migración

6) DISTRITO FEDERAL: CARACTERíSTICAS DEL LUGAR DE

(5)

C) ASENTAMIENTOS 61

D) REDES SOCIALES 68

CAPITULO 111 CONDICIONES DE TRABAJO DOMÉSTICO DE MUJERES MIGRANTES

A) CONDICIONES DEL TRABAJO DOMÉSTICO

B) DESCRIPCIóN DEL TRABAJO DOMÉSTICO

Objetos de trabajo

Conocimientos y herramientas Organización del trabajo

Las relaciones del servicio doméstico

CAPITULO IV ESTUDIO DE CASO DE MUJERES MIGRANTES

INCORPORADAS AL TRABAJO DOMÉSTICO ASALARIADO EN LA CIUDAD MÉXICO

INTRODUCCI~N

A) CARACTERíSTICAS SOCIODEMOGRÁFICAS DE LAS

TRABAJADORAS DOMÉSTICAS ASALARIADAS

Datos sociodemográficos

Escolaridad

Familia de origen

B) MIGRACIóN Y TRABAJO

C) REDES

Y

RELACIONES SOCIALES

Red migratoria

Red laboral

D) TRAYECTORIA LABORAL ANTES

Y

DESPUÉS DE MIGRAR

Trabajos en su lugar de origen

Trabajos en la Ciudad de México

Situación laboral actual

E) LOS PROCESOS DEL TRABAJO DOMÉSTICO ASALARIADO

Lugar y descripción del trabajo Instrumentos del trabajo

Aparatos eléctricos

Ambiente laboral: condiciones laborales

71 78 78 79 80 81 82 83 83 85 88 90 96 96 98

1 O0

1 O0

1

o2

(6)

F) PERSPECTIVAS DE VIDA

COSIDERACIONES FINALES

APÉNDICE

INDICE DE CUADROS

Cuadro 1.1 Tasa de Participación Femenina en la PEA.

Cuadro 1.2 Población Económicamente Activa (millones).

Cuadro 1.3 Porcentaje de la Población Económicamente Activa del

Sector Terciario por Sexo.

Cuadro 1.4 Distribución del total de trabajadores por su cuenta que

recibieron menos de un salario mínimo, por sexo, 1993 y 1995.

Cuadro 1.5 Distribución de la población ocupada por su cuenta

o

no con prestaciones sociales, por sexo, 1993 y 1995.

Cuadro 2.1 Distribución de la población total según región.

Cuadro 2.2 Población total (absoluta y relativa) por sexo 1950-

1990.

Cuadro 2.3 Población de Oaxaca de 12 años

o

más por condición

de actividad según sexo 1980-1 990.

Cuadro 2.4 Distribución porcentual de la población ocupada por

sector de actividad 1995 (Estado de Oaxaca).

Cuadro 2.5 Población ocupada según nivel de ingreso mensual

1995 (Estado de Oaxaca).

Cuadro 2.6 Población ocupada por sexo según sector de actividad

1990 (Estado de Oaxaca).

Cuadro 2.7 Superficie sembrada y cosechada, volumen y valor de la producción en el año agrícola según tipo de cultivo y principales cultivos

1997-1 998.

Cuadro 2.8 Distribución porcentual de la población de 15 años y más por nivel de instrucción en Oaxaca.

Cuadro 2.1

O

Alumnos inscritos, personal docente, escuelas y aulas

a inicio de cursos según nivel educativo 1998

-

1999.

(7)

Cuadro 2.1 1 Lugares de destino de

los

migrantes oaxaqueños

1950 - 1980.

Cuadro 2.12 Población total del Distrito Federal por sexo (1970 -

2000).

Cuadro 2.13 Población Económicamente Activa del D. F. de 1990.

Cuadro 2.14 Población Económicamente Activa por nivel de

ingreso mensual 1990.

Cuadro 2.15 Población Económicamente Activa por actividad

económica según sexo 1990.

Cuadro 4.1.1 Datos sociodemográficos: por red, edad, estado civil

y región.

Cuadro 4.1.2 Escolaridad por edad y red laboral.

Cuadro 4.4.1 Edad y trabajo en su lugar de origen.

Cuadro 4.4.2 Trabajo anterior y actual.

Cuadro 4.5.1 Modalidad de la red de empleadas del hogar

ORGANIZADAS.

Cuadro 4.5.2 Modalidad de la red de empleadas del hogar NO

ORGANIZADAS.

Cuadro 4.5.3 Lugar donde labora la red de empleadas del hogar

ORGANIZADAS.

Cuadro 4.5.4 Lugar donde labora la red de empleadas del hogar

NO ORGANIZADAS.

Cuadro 4.5.5 Jornada laboral de la red de empleadas del hogar

ORGANIZADA y NO ORGANIZADA.

Cuadro 4.5.6 Salario percibido por la red de empleadas del hogar

ORGANIZADAS.

Cuadro 4.5.7 Salario percibido por la red de empleadas del hogar

NO ORGANIZADAS.

53

56 56 57 57 84 86

1 o1

102

107

107

1 o9

110

113

115

116

INDICE DE GRAFICAS

Gráfica I Población que nació en otra entidad federativa, 1960

-

1990.

Gráfica II Principales ciudades de destino de los emigrantes del D.

F. en 1987.

58

(8)

Gráfica Ill Población inmigrante al D. F. por estados, 1987. 60

(9)

INTRODUCCION

Este trabajo es resultado de la preocupación inicial por comprender las causas de la incorporación de las mujeres al mercado trabajo, y su presencia creciente y concentrada en el sector terciario de la economía nacional.

La importancia de este estudio surge de la observación del incremento de este sector de la población ocupada femenina desde

los

años 70’s hasta los go’s, como

consecuencia de las crisis generadas por el modelo de desarrollo industrializador agotado

y con una profunda inestabilidad laboral.

E n un primer momento nos interesaba conocer que características tienen éstas mujeres que se están incorporando al sector terciario así como las estrategias que utilizan para incorporarse al mercado de trabajo, y particularmente la actividad que más aumentó o se concentró en el empleo doméstico o también llamado servicio doméstico.

Existe muy pocas investigaciones sobre este tema en específico, entre ellas destacan

los

de Mary Goldsmith (Véase Goldsmith 1981 1989, 1990 y 1998).

Por otro lado es necesario aclarar que el empleo doméstico pertenece a la esfera del trabajo remunerado. Sobre esto, existe una contradicción entre los pocos autores que han hecho investigación sobre el concepto de empleo doméstico y las publicaciones estadísticas: los investigadores utilizan el concepto de trabajo doméstico asalariado, empleo doméstico o servicio doméstico y en las estadísticas o reportes hablan de servicios domésticos en general; en síntesis no se precisa en sí un concepto para definir el trabajo asalariado o remunerado que realizan las mujeres fuera del hogar.

E n este estudio utilizaremos el término de trabajo doméstico asalariado o remunerado para definir el trabajo llevado a cabo por particulares que son casi

exclusivamente mujeres; que trabajan en casa ajena; y que contribuyen al mantenimiento y a la reproducción de los miembros de una familia, también ajena.

(10)

específicamente al trabajo doméstico asalariado, es originaria de los estados con menos desarrollo económico, es decir,

los

más pobres.

Es importante señalar que las crisis provocan un alto índice de desempleo, así como desplazamientos sociales más intensos. La mayoría de su población son personas de bajos niveles de escolaridad y provenientes de zonas rurales.

Es a partir de los factores estructurales, como por ejemplo el deterioro de la estructura agraria; y de

los

factores individuales, que son los motivos personales, que inician el proceso migratorio; estos factores provocan la expulsión de las mujeres fuera de su ámbito de origen.

Así mismo, inferimos que las razones primordiales que presionan a la mujer indígena para migrar y trabajar en este tipo de empleo son las que se dan a partir de las crisis económicas; por ejemplo debido a la escasa demanda de mano de obra femenina en el campo, y la aglomeración de migrantes jóvenes en empleos con bajas remuneraciones del sector industrial.

La creciente participación femenina en los mercados de trabajo mexicano en la actualidad ha sido relevante: por una parte por la incorporación de la mujer al mercado de * trabajo como consecuencia de las crisis económicas de

los

ochentas implicando un

deterioro en las condiciones de vida como producto de éstas; y por otro lado, está la incorporación de la mujer a

los

mercados de trabajo dentro del sector servicios

proporcionando un primer o segundo ingreso a la unidad familiar para su reproducción.

Así pues, suponemos que las estrategias de que se valen las mujeres indígenas son, en un primer momento, la de migrar para incorporarse al mercado de trabajo, en donde la mayoria de ellas recurren a parientes y amigos que radican en zonas más urbanizadas, como el Distrito Federal (con la finalidad de facilitar su incorporación al mercado de trabajo); y que para ellas representan zonas en las que hay mayores oportunidades de empleo.

(11)

la de SUS familias (necesidad económica), más que por la necesidad de autorrealización personal.

Ahora bien, el creciente interés por incorporarse al trabajo doméstico asalariado está relacionado con sus funciones domésticas, actividades consideradas propias de su sexo, así como por su nivel educativo. Así mismo, se consideran los horarios flexibles, el cuidado de

los

hijos, el consumo de alimentos y habitación, así como la utilización de redes sociales (parientes y amigos), que es la vía más práctica de insertarse al mercado de trabajo. Estos factores están aunados a las recurrentes crisis económicas que se viven en la actualidad.

Consideramos que este estudio permitirá describir y conocer las estrategias que utilizan las mujeres para migrar, conseguir trabajo y mejorar el empleo, así como la socialización y desarrollo de éstas trabajadoras domésticas que viven y trabajan en el

Distrito Federal. (

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Con los anteriores fundamentos, podemos plantear que los cambios de la incorporación al mercado de trabajo femeninos, específicamente en el trabajo doméstico asalariado, está influenciado por la estructura interna de la familia así como la posición de la mujer dentro del núcleo familiar, tanto para migrar como para incorporarse al mercado de trabajo y que son resultados de diferentes ámbitos y niveles de la realidad cotidiana, es

decir,

los

patrones de migración se presentan

sólo

temporalmente, por el lugar ocupado ! -

dentro de la familia o son resultados de la concentración de capitales y el desplazamiento de

lo

rural por

lo

urbano.

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De antemano debemos tomar en cuenta que el campo está en crisis, que la forma para sobrevivir es la de migrar; pero suponemos que otra estrategia elegida por las migrantes es la llegada al lugar de destino (la Ciudad de México), en el cual buscan la ayuda de parientes cercanos para la búsqueda del empleo así como de adaptación al ambiente y a los nuevos códigos. Así, las migrantes se enfrentan a problemas sociales y culturales en cuanto al idioma, empleo, vivienda y salud. Debemos agregar que las migrantes son mujeres jóvenes en su mayoría, y que su objetivo principal es la

(12)

supone “trabajar y estudiar”; trabajar para sobrevivir y estudiar para tener una movilidad laboral en la Ciudad de México.

El problema del empleo y vivienda hace necesario por parte de las migrantes incorporarse al trabajo doméstico asalariado por las ventajas de tener un empleo de planta que proporciona vivienda, un sueldo, y algunas prestaciones como el de acudir a la escuela.

Finalmente, cabe aclarar que para nuestro estudio, como lo hemos mencionado antes, utilizaremos el término de trabajo doméstico asalariado para referirnos al trabajo llevado a cabo por particulares que son casi exclusivamente mujeres; que trabajan en casa ajena; y que contribuyen al mantenimiento y a la reproducción de los miembros de una familia, también ajena.

Las modalidades de este trabajo doméstico son:

1 Entrada por salida: donde permanece el número de horas contratadas en el domicilio del empleador, y probablemente se realice alguna comida.

2 De planta: significa trabajar en el domicilio en donde se tiene una habitación y se reciben los tres alimentos diarios.

3 A destajo o por dia: se considera al que se contrata por la realización de una o

, varias especialidades, en horas determinadas y días determinados

(13)

METODOLOGíA

Para está investigación se construyó una muestra intencional o no probabilística. Se entrevistaron en el Distrito Federal a mujeres con las siguientes características: mujeres migrantes de sectores populares que trabajan en el servicio doméstico en el

D.

F.

y que nacieron en Oaxaca.

Es necesario mencionar que se escogieron mujeres originarias de Oaxaca por ser uno de

los

estados más pobres, con indices económicos, sociales y culturales muy bajos; y por ser una zona caracterizada por la expulsión de migrantes.

Consideramos que para efectos de este estudio las mujeres que se incorporan al trabajo doméstico asalariado son en su mayoría indígenas migrantes y para tal efecto nos referimos a mujeres indígenas migrantes en su totalidad por el alto porcentaje de mujeres que expulsa el medio rural, específicamente

Tenemos que decir que el Distrito Federal cumple funciones vitales para el país, al ser el principal centro industrial, comercial, de comunicaciones y transportes, demográfico, administrativo y cultural.

El procedimiento seguido para seleccionar a nuestros informantes fue el de “bola de nieve”, ya que primero se contactó a una informante quien fue entrevistada, y que posteriormente, nos condujo a otras para que también fueran entrevistadas.

Durante la prueba piloto lo que encontramos es que éstas mujeres utilizan la estrategia más antigua de sobrevivencia de hogares campesinos que es la migración de sus miembros hacia las ciudades. Así, tenemos que estas migraciones tienen un fuerte componente femenino: se trata de mujeres jóvenes, y en ocasiones muy jóvenes, que salen de sus pueblos y migran a las ciudades para emplearse como trabajadoras domésticas.

.

El instrumento de investigación que utilizamos que consta de preguntas previamente establecidas

(14)

pequeño cuestionario en forma de hoja de datos básico, con preguntas cerradas y

abiertas.

La guía estuvo conformada por seis temas: el primero es la familia de origen antes

de migrar, sus características, la ocupación de

los

padres, el lugar que ocupa dentro de la

familia así como la estructura de la familia.

El

segundo tema corresponde a la trayectoria educativa, las causas e

interrupciones, grado de estudio, la decisión de dejar de estudiar, así como el estímulo

para continuar

los

estudios.

El

tercer tema atañe a la migración: los cambios y causas del cambio de domicilio,

(el tiempo de residir en la Ciudad de México), la decisión de residir en la Ciudad de

México, las oportunidades de trabajo en la Ciudad de México, así como trabajos

anteriores a la llegada a la Ciudad de México.

Un cuarto tema remite a la trayectoria laboral, que implica características

generales como edad y motivos de la incorporación al mercado de trabajo (en cuanto a su

lugar de origen y la Ciudad de México]; lugar de comienzo y de trabajo actual, diferencias

de trabajos en

el

proceso de movilidad geográfica y las causas de la movilidad de

trabajos.

En este mismo tema se pregunta sobre el trabajo actual y cómo se inició en el

empleo, las relaciones para incorporarse al trabajo, el tiempo del trabajo actual.

Finalmente este apartado se divide en dos partes, relativos al ambiente laboral y las

relaciones de trabajo.

Para el ambiente laboral se tomó en cuenta el horario de entrada y salida,

actividades y días de trabajo, y

los

instrumentos y aparatos eléctricos que utiliza en el empleo. Dentro de las relaciones de trabajo se consideraron las características de los

empleadores donde trabaja; relación con los patrones, así como las situaciones de

(15)

Con respecto al trabajo doméstico y extradoméstico, como quinto tema, se consideraron las transformaciones de la vida familiar de las mujeres, que comprende las transformaciones de vida por el trabajo así como las estrategias para combinar la familia y el trabajo.

E n las relaciones tanto con parientes y amigos se examinó el contacto entre

los

mismos, frecuencias y ayudas por parte de las personas conocidas.

Por último se evaluaron las perspectivas de vida como

los

posibles cambios y

planes futuros.

Estos temas se analizaron en cuatro capítulos. El primer capítulo tiene dos apartados y hace referencia al trabajo doméstico asalariado y la migración. El primer apartado que corresponde al trabajo doméstico asalariado se abordan los antecedentes así como las diferentes concepciones de trabajo doméstico asalariado,

los

cambios en la

estructura, las modalidades y las características generales de las trabajadoras domésticas. El segundo apartado no referimos al concepto de migración, procesos y factores migratorios, patrones migratorios y que da como resultado ciertas características de

los

migrantes.

E n el segundo capitulo nos referimos al contexto social, en especial a Oaxaca y el Distrito Federal, y hacemos referencia a las características sociodemográficas de éstas entidades.

Y

en este sentido estudiamos el asentamiento o llegada de las migrantes, así como las relaciones sociales que entablan en un inicio y después de la llegada a la Ciudad de México.

E n un tercer capítulo se analizan las condiciones de trabajo de las empleadas domésticas tanto

los

objetos de trabajo, conocimientos y herramientas, la organización del

trabajo y las relaciones patrona-trabajadora.

(16)

las mujeres migrantes; el cuarto apartado comprende la trayectoria laboral antes y

después de migrar; el quinto apartado incumbe a los procesos del trabajo doméstico

(17)

CAPITULO

I

TRABAJO DOMÉSTICO ASALARIADO

Y

MIGRACIóN

E n este capitulo se analizara los diferentes conceptos del trabajo doméstico y la separación entre al ámbito privado y el público.

Los cambios en la estructura del trabajo doméstico, y sus efectos en la incorporación de la mujer en los mercados de trabajo.

Estos cambios en los patrones de incorporación provocan reestructuraciones en el seno familiar buscando estrategias como la migración para satisfacer las necesidades familiares. La crisis agrícola actúa también como catalizador y hace que los individuos migren a las ciudades.

El hecho de que históricamente el origen de la mayoría de las trabajadoras del hogar sea rural refleja el desarrollo desigual que ha caracterizado a México y que persiste hasta la fecha. Las diferencias entre las regiones se notan también en los matices específicos que asume el servicio doméstico en distintos lugares de la Republica.

Esta investigación estará enfocada a estudiar el trabajo en el sector servicios específicamente el trabajo doméstico asalariado.

A) TRABAJO DOMÉSTICO ASALARIADO

Antecedentes del Trabajo Doméstico Asalariado en México

El servicio doméstico ha existido en México desde la época colonial, durante la cual esclavos de origen africano,. indígenas forzados a realizar servicios para los

(18)

Con el tiempo, las características del servicio doméstico han ido cambiando. A finales de la Colonia, la mayoría de los trabajadores domésticos recibían algún tipo de pago; paulatinamente, la remuneración monetaria ha ido cobrando mayor importancia.

El trabajo doméstico se ha transformado y durante las décadas recientes de una manera más notoria: el consumo más amplio de aparatos domésticos, el creciente uso de alimentos industrializados y otros productos tales como pañales desechables, biberones y artículos de limpieza han dejado su huella.

Hay oficios del servicio doméstico que han disminuido en relevancia, o inclusive, desaparecido, tales como la dama de compañía, mayordomo, galopina, costurera, nodriza o potrero. Esto ha llevado al empleo de un número

más

reducido de trabajadoras en una

sola casa y a la realización de actividades más diversificadas por una sola persona. La tendencia a la polifacetización de la trabajadora doméstica ha contribuido a la demanda por personas

más

calificadas que manejen una gama amplia de aparatos electrónicos

cuyo consumo ha proliferado en los últimos años, tales como las aspiradoras, lavadoras y hornos de microondas. También se espera que las trabajadoras sepan leer y escribir no sólo para tomar recados, sino también para leer instrucciones en los empaques de alimentos y a veces para ayudar a los niños con las tareas. En cambio, se ha ido perdiendo una serie de otros conocimientos, tales como almidonar y desmanchar la ropa, fabricar agentes caseros de limpieza y elaborar comidas sin el apoyo de ingredientes industriales (Goldsmith, 1998: 88).

Frente a este cambio vale la pena destacar que la mayoría de los hogares mexicanos capitalinos siempre ha funcionado sin trabajo doméstico, aprovechando la mano de obra femenina gratis de las esposas, madres, hijas y otras parientes de sexo femenino.

Y ,

por otro lado, muchos de los hogares que tienen servicio doméstico, inclusive en tiempos pasados, sólo cuentan con una trabajadora de servicio doméstico general. La imagen de un ejercito de sirvientes domésticos se deriva de manuales prescriptivos y de relatos costumbristas cuyo referente era una élite.

(19)

encuesta auspiciada por la Confederación Latinoamericana de Trabajadoras del Hogar

(CONLACTRAHO) en 1994, en la capital de la Republica, encontramos que

sólo

el 52%

de las trabajadoras del hogar eran de planta, el restante de entrada por salida en una

o

varias casas. Esta tendencia se puede atribuir por Io menos en parte a la crisis económica

y a las políticas de ajuste. El trabajo de planta ha disminuido en parte por la ya más

restringida capacidad adquisitiva de los sectores medios que difícilmente pueden erogar el

dinero y los bienes de consumo que forman parte del salario de una trabajadora de planta.

Y

el servicio de entrada por salida ha aumentado, por un lado, por la nueva demanda generada en

los

sectores medios, que ya no cuentan con el trabajo de planta, y por el

otro, por la oferta creciente de trabajadoras, conformada por mujeres mayores y casadas

que, impulsadas por la crisis económica y las políticas de ajuste, han sido obligadas a

buscar fuentes de empleo.

A lo largo de la historia de México, el trabajo doméstico ha sido uno de los

principales empleos de mujeres. En 1910, casi la mitad de las trabajadoras del Distrito

Federal se concentraba en esta ocupación. En 1930, esta cifra se redujo al 42.6% y se

mantuvo más o menos constante hasta la década de los cuarenta, cuando se empezó a

incrementar la demanda de mano de obra femenina en otros sectores de la economía.

Para 1970, igual que en la mayoría de

los

países latinoamericanos, las trabajadoras del

hogar eran la cuarta parte de la población económicamente activa femenina. Durante las

dos décadas subsecuentes, disminuyó la importancia relativa del trabajo doméstico frente

a otras ocupaciones para las mujeres, sobre todo las oficinistas y dependiente en

comercios. En 1990 encontramos que sólo una de cada nueve mujeres en el sector

laboral es trabajadora doméstica (Goldsmith, 1998: 88-90).

Durante el periodo abarcado entre 1930 y 1970, la población absoluta de

trabajadoras domésticas en el Distrito Federal creció enormemente: de 51 237 a 171 822,

lo cual refleja, entre otros factores, la demanda generada por los crecientes sectores

medios, y por mujeres que ingresaban al mercado laboral y contrataban trabajadores

domésticos para sustituirlas, por lo menos en parte, en la realización de algunas tareas del hogar. A partir de 1970 ha habido una disminución en el número de trabajadoras del

hogar. En 1980 hubo

sólo

155 800 mujeres en esta ocupación, y para 1990, 113 444

trabajadoras domésticas en el Distrito Federal. Es importante considerar que, al contrario

(20)

desarrollo estabilizador, el aumento más reciente en la pob!ación econ6micamente activa femenina no fue acompañado por una mayor demanda de trabajadoras del hogar (Goldsmith, 1998: 90).

E n México, en 1978, las empleadas domésticas sumaron la mitad de la población

económicamente activa femenina urbana ocupada en los servicios. El trabajo doméstico es, pues, típicamente urbano y casi exciusivamente femenino (el noventa por ciento del servicio doméstico esta formado por mujeres), y es en la Ciudad de México donde se concentra el mayor número de trabajadoras domésticas: empleadas residentes de planta o de pie y empleadas a domicilio o de entrada por salida.

Pese a que se ha considerado al trabajo doméstico asalariado como una ocupación transitoria o temporal que tiende a desaparecen en los países desarrollados, en otras palabras, que desaparece cuando un país se moderniza; lo cierto es que en países como México se tiene limitadas posibilidades de emplearse fuera del servicio doméstico, tanto por la insuficiente generación de empleos por cuanto sus propias características personales (bajos niveles de educación y capacitación, falta de conocimiento del medio urbano al que ha llegado a insertarse de manera muy precaria) (Urrutia, 1981: 8).

Concepto

E n la extensa gama de estudios sobre la participación de la mujer en el mercado de trabajo se han definido y separado para el estudio del mismo en trabajo doméstico (esfera privada) y trabajo extradoméstico (esfera pública), esto es, el trabajo que se realiza en casa que no es remunerado y ei trabajo fuera de casa que es el remunerado o pagado. Algunos autores utilizan el término de trabajo doméstico o trabajo no remunerado, así como el de trabajo extradoméstico o remunerado.

Para Rodriguez el trabajo remunerado se identifica, además, con la producción en sentido estricto que tiene lugar mayoritariamente fuera del ámbito doméstico, en la esfera pública, masculina (Rodriguez, 1996: 101). Asimismo, para autoras como Garcia y

(21)

remuneradas que contribuyen a producir bienes y servicios para intercambiarse en el mercado (Garcia y Oliveira, 1998: 139).

En general definen al trabajo doméstico como trabajo que transforma mercancías y produce servicios como valores de uso directamente consumibles, mediante el cual se realiza una parte fundamental del mantenimiento, reposición y reproducción de la fuerza de trabajo (Sánchez, 1989: 67).

El trabajo doméstico es el conjunto de actividades que se hacen en el interior del hogar con el objeto de mantener y reproducir a los miembros de la familia tareas no remuneradas, llevadas a cabo casi exclusivamente por las mujeres de la casa. El trabajo doméstico asalariado es el trabajo remunerado llevado a cabo por particulares, casi exclusivamente mujeres, en casa ajena, que contribuyen al mantenimiento y a la reproducción de

los

miembros de una familia, también ajena.

El trabajo doméstico en las clases asalariadas al mantener el valor de la fuerza de trabajo por debajo de su nivel real de subsistencia, contribuye indirectamente a la creación de plusvalía o la apropiación de una mayor masa de ganancias.

Es

decir, si el

trabajo doméstico asalariado no existiera con su carácter de privado, el salario pagado a

los

trabajadores para su subsistencia y la de su familia tendría que ser más alto, mucho más alto. E s por ello que el trabajo doméstico y el servicio doméstico cumplen una función vital para el sistema económico (Urrutia, 1981: 7-8).

El trabajo doméstico realizado, aunque no produce plusvalía, si facilita la

producción de la misma. La tarea de la empleada doméstica asume características diferentes a la del ama de casa y el papel socioeconómico que desempeña varía incluso según la clase social de sus patrones. Con base en la pertenencia de clase de sus empleadores (sectores medios y burgueses, en general), es evidente que la empleada doméstica no produce plusvalía: es decir no produce plustrabajo dirigido a la acumulación capitalista, pero contribuye tanto física como ideológicamente a la reproducción de sus

empleadores (Goldsmith, 1989: 104-1 05).

(22)

perfila de manera más clara convirtiéndose el trabajo doméstico en trabajo de la mujer,

sea la sirvienta

o

el ama de casa (Goldsmith, 1981: 11).

Se da una división dentro de la esfera pública con un trabajo visible y remunerado,

monopolizado por

los

hombres y algunas mujeres y dentro de la esfera privada, con un trabajo invisible y directamente improductivo, totalmente ocupada por mujeres amas de

casa sin sueldo o trabajadoras domésticas asalariadas.

Ya que existen términos semejantes para referirse al mismo fenómeno del trabajo

doméstico como son el trabajo remunerado o extradoméstico, hemos decidido utilizar el

término de trabajo domésfico asalariado para señalar específicamente como aquel trabajo que se realiza fuera del hogar y que es remunerado.

Cambios

en

el

Trabajo Doméstico Asalariado

El

desarrollo económico es un proceso que se manifiesta por una serie de cambios

en el marco económico e institucional del país en el que mediante determinadas políticas

se busca incrementar la productividad de los factores productivos y

los

recursos de que

dispone, para poder elevar la remuneración de

los

mismos, resultante de un incremento

en el producto total.

El proceso de desarrollo económico mexicano de

los

años 40's a

los

70's refleja

una aceleración de la etapa de industrialización, implicando el fenómeno de la

urbanización, que lleva en su esencia, la emigración de

los

lugares de bajos ingresos

hacia aquellas que ofrecen una mayor posibilidad de incrementar el nivel de vida.

Este fenómeno de urbanización crea distorsiones tales como el exceso de mano

de obra en ciertos sectores urbano industriales y de servicios, dando como resultado un

descenso en

los

salarios para ciertos sectores de la población económicamente activa.

El fortalecimiento del capitalismo en México ha sido respaldado, en gran medida,

por

los

movimientos de población, ya que las áreas urbanas en donde se desarrollan más

(23)

los migrantes. De esta manera, la población migrante permite el desarrollo de las economías de aglomeración y escala que son normalmente aprovechadas por el aparato productivo urbano, incrementando la acumulación de capital, el producto y su diversificación; esto lo aprovechan, evidentemente, las clases dominantes urbanas, es decir, quienes detentan la propiedad de capital manufacturero, comercial, financiero e inmobiliario. Los migrantes, a través de su fuerza de trabajo excedente en las ciudades, han contribuido al mantenimiento de salarios bajos aprovechados para la acumulación de capital.

La migración rural-urbana ha sido quizás una de las expresiones más generales de la articulación entre economía capitalista en expansión y un sector tradicional del campesinado. E n tanto la migración aumenta,

la

dependencia del sector campesino al trabajo asalariado puede jugar un papel muy importante en la expansión del capitalismo. E n cuanto el trabajo asalariado se deja de incorporar y combinar con una economía campesina, la migración se inserta como un elemento clave en el mantenimiento de un sector campesino (Melhuus, 1986: 477-478).

Un grupo de factores que, con frecuencia, son considerados como de atracción en lugares de destino urbano son principalmente de la cuestión de fácil acceso a un conjunto de servicios que están disponibles en la gran metrópoli, pero no en el campo, y exclusivamente en forma muy parcial en las ciudades menores. No se trata únicamente de las posibilidades para la educación de los hijos, la disponibilidad de servicios médicos, etc., cuya presencia (o ausencia) dentro de un asentamiento particular puede ser medida con mucha exactitud, sino que también figuran en un paquete urbano completo otros elementos menos tangibles que deben ser incluidos (Ocampo, 1981: 49-51).

El

desarrollo y características de los mercados de trabajo femeninos en

los

lugares

de origen y destino han constituido determinantes importantes de la movilidad femenina.

(24)

Los condicionamientos de género en la conformación de

los

mercados de trabajo

en distintos modelos de desarrollo son decisivos para conocer las causas especificas de migración femenina.

El nuevo modelo de crecimiento económico, basado en la apertura a

los

mercados

internacionales y la descomposición productiva, ha generado una nueva estructuración espacial y por sexo en

los

mercados de trabajo nacionales e internacionales. A su vez, la

transformación de

los

mercados de trabajo femeninos han modificado de manera

profunda los patrones de migración de mujeres que dominaban durante el proceso de industrialización sustitutiva. Durante la etapa de crecimiento hacia adentro, la opción casi exclusiva de trabajo remunerado para las mujeres rurales era el servicio doméstico urbano. (Szasz, 1994: 143).

E n las dos últimas décadas se han modificado las características de las inmigrantes por

los

intensos cambios en la escolaridad y en las pautas de fecundidad, y

se han modificado también las condiciones de los mercados de trabajo a

los

que se pueden incorporar. Las ocupaciones desempeñadas por mujeres de sectores populares, tanto las inmigrantes como las que permanecen en los lugares de origen, son el servicio doméstico, las industrias de confección de ropa, preparación de alimentos, cosecha y empaque de productos agrícolas y pequeño comercio. Estas ocupaciones se caracterizan por sus bajos salarios, la precariedad de las condiciones de trabajo y escasa sindicalización, pero sobre todo que son trabajos feminizados (Szasz, 1994: 132).

Por su parte, para Benería y Roldán hay puestos definidos como femeninos. Han señalado a menudo que el trabajo de la mujer en el mercado laboral tiende a concentrarse en la producción de bienes y servicios que anteriormente se proporcionaba en el seno de la unidad doméstica en tareas que son proyección de sus actividades de crianza de niños. Este podría ser el caso del trabajo en el vestido y en textiles, así como en general el de

empleos en el sector servicios.

(25)

una nueva forma de segmentación del mercado de trabajo y de concentración de mujeres

en empleos de baja remuneración, que se suma al confinamiento de las mujeres

migrantes en el servicio doméstico (Szasz, 1994: 132).

El problema, no es por lo tanto, con el personal calificado, sino con grupos que no tienen ninguna especialización y consecuentemente el flujo de servicios que pueden proporcionar es fácilmente obtenible, pues por lo general implica una prestación de

servicios que no tienen características distintiva, ya que pueden ser ejecutada por

cualquier persona físicamente hábil.

Estructura del mercado de Trabajo Doméstico Asalariado

Durante

los

últimos 15 años, México ha experimentado un largo periodo de ajustes

estructurales y recurrentes crisis económicas. La crisis de la deuda a principios de los

ochenta, significó para el país el abandono de una estrategia de desarrollo basada en un

modelo industrial proteccionista de sustitución de importaciones, por un modelo de

apertura comercial y de fomento a la industria de exportación (Zenteno, 1999: 357-358).

La creciente participación femenina en el mercado de trabajo mexicano en los

años ochenta ha sido interpretada como una respuesta al deterioro en las condiciones de

vida, esto es, como un producto de la crisis que ha afectado al país en estos años (Garcia

y Oliveira, 1992: 209).

Las nuevas reformas económicas (la apertura al comercio y a la inversión

extranjera

como

por ejemplo el Tratado de Libre Comercio) impulsadas por el gobierno mexicano han tenido dos consecuencias importantes en términos de empleo: un

incremento en empresas manufactureras exportadoras y una expansión de las actividades

informales. La apertura de la economía mexicana al comercio y a la inversión

internacional ha significado una mayor participación de la mujer en actividades

manufactureras. Igualmente, las mujeres se han incorporado en mayor medida en

actividades económicas informales como consecuencia de la reestructuración económica

(26)

Como es de esperarse,

lo

anterior se ha reflejado en un incremento de la

participación femenina en el trabajo doméstico asalariado. La mejor estimación disponible

poco antes de la crisis económica de principio de

los

ochenta, para 1979, ubica la tasa de

participación femenina nacional en 21.5%. Doce años más tarde esta tasa había

aumentado a 31.5% y en 1995 su valor se estimo en 34.5%. (Véase cuadro 1.1) (Garcia y

Oliveira, 1998: 143).

Cuadro 1.1

Tasa de Participación Femenina en la PEA. 1979

34.5 % 31.5

?h

21.5 %

1995 1991

I I

Fuente: 1979 Encuesta Continua de ocupación (ECSO), primer trimestre, Dirección General de Estadísticas de SPP.

1991-1995 Encuesta Nacional de Empleo (ENE). Tomado de: Garcia y Oliveira, 1998: 143.

:“ib

5 9

$2

Otro estudio de González Marin muestra esta tendencia al incremento de la mano

de obra femenina en el mercado de trabajo, en

el

cual esta ha ganado espacios durante la

5

última década; ramas económicas exclusivas de los hombres han tenido que abrirse a las m 2 mujeres. En general en estos años de crisis se mantiene la tendencia al crecimiento de la

’ h

población femenina ocupada. En 1984 representaba el 26.9% y para 1995 el 32.15%. Las

condiciones de género provocan la preferencia de

los

empleadores por la mano de obra

F!

r,

femenina en ciertos sectores, por su capacidad para integrarse a

los

nuevos sistemas de

organización del trabajo, debido a sus cualidades gerenciales, mayor sensibilidad social,

su notable creatividad y su tendencia a adoptar decisiones sobre la base del consenso de

las partes involucradas (González, 1998: 15).

c-l.

I/,

.=-

‘U

Cr

p r ”

c g

“,

C.’,

7 / *

,. . .

No

dudamos en sus cualidades, pero creemos que en el fondo esa preferencia por parte de los patrones

se

debe principalmente a que se le paga menos que

a los

hombres.

Sin embargo, una característica sobresaliente de esta mano de obra femenina es

la pobreza del total de mujeres ocupadas:

el

42.18% no recibe ingreso o recibe menos de un salario mínimo, el 42.56 percibe de tres a cinco salarios mínimos y el 61.54% del total

(27)

Existe, además, una gran heterogeneidad regional y local en

lo

que respecta a

los

niveles de incorporación de las mujeres, y en la magnitud de esos aumentos. En el ámbito regional esta heterogeneidad ha sido asociada con la relocalización territorial y sectorial de la fuerza de trabajo en el país y en el ámbito local con el tipo de especialización económica de las propias ciudades, y con los mayores o menores grados de diversificación económica sectorial que han alcanzado las estructuras reproductivas urbanas del país (Zenteno, 1999:

358).

Estudios sobre hogares y trabajo femenino han revelado la existencia de conflictos importantes entre los valores normativos y el cambio socioeconómico, esto es, cambios en la estructura social y familiar. Estos cambios recientes en

los

patrones de reproducción

de la familia, tales como aumentos en las tasas de separación y divorcio, migración masculina y en las jefaturas de hogar femeninas, crisis y reestructuraciones económicas; éstos han repercutido en una mayor incorporación de las mujeres a la oferta de trabajo (Zenteno, 1999: 358-359).

Garcia y Oliveira (1994) encontraron que mujeres con altos niveles educativos han entrado al mercado de trabajo independientemente de las condiciones de la economía, sin embargo, la mayoría de las mujeres mexicanas no muestran todavía una marcada preferencia por participar en la actividad económica extradoméstica.

Asimismo, existe tensión entre el trabajo doméstico y extradoméstico y es ejemplificada por la tendencia de las mujeres a retirarse de la fuerza de trabajo cuando sus hijos son pequeños. Sin embargo, también muestran una elevada intermitencia en

los

patrones de entrada y salida al mercado de trabajo.

La mayor participación de las mujeres en la fuerza de trabajo también ha estado estrechamente relacionada con la necesidad de generar ingresos adicionales en muchos hogares afectados por la reestructuración económica.

E n resumen, la revisión de estudios acerca del trabajo de las mujeres arroja una serie de resultados importantes. Se constata que se han intensificado su participación en

los

mercados de trabajo y en las actividades remuneradas como respuesta a las

(28)

actividad económica. Los ingresos femeninos en dinero se han hecho indispensables para

la sobrevivencia de sus familias. Las evidencias subrayan que nos es posible seguir

explicando la pobreza femenina, exclusiva o principalmente, en función de la marginación de las mujeres del trabajo remunerado, su baja productividad y su reclusión en el

quehacer doméstico o en la producción de subsistencia, como se proponía a principios de

la década de los ochenta.

La tendencia de la última década, en el contexto de la reestructuración de la

economía nacional, ha sido el aumento en la proporción de mujeres rurales que laboran

en los sectores más dinámicos de la economía nacional: la agricultura comercial, en

general, y las agroindustrias en particular, las industrias de la confección de ropa, juguetes, productos electrónicos, etc. Se trata de actividades altamente competitivas, que

exigen gran eficiencia en el desempeño y alta productividad. También han aumentado su

participación en el comercio y los servicios (González, 1994: 207-209).

Así pues tenemos, que en investigaciones sobre las mujeres rurales se encuentra que en las tres últimas décadas, y en particular desde 1980, ha habido una constante

expansión del trabajo femenino remunerado asociado a la crisis de la economía

campesina. Desde la década de los sesenta, a la mayor parte de los mexicanos les ha

resultado cada vez más difícil sostenerse únicamente de su producción agropecuaria. La

imposibilidad, a partir de los años sesenta de que las familias campesinas continuaran

sosteniéndose de la empresa agropecuaria familiar, las llevo a diversificar sus actividades

económicas, poniendo en práctica nuevas estrategias de sobreviencia. Se ha enfatizado

que estas estrategias no pueden ser individuales sino colectivas, y que los grupos domésticos son las unidades que las organizan (González, 1994: 187).

Tendencias generales del mercado de trabajo

Se puede decir que, en general, las ocupaciones en el mercado de trabajo, sea en

el sector primario (agrícola) o secundario (industrial), es directamente productivo, es decir

generan productos utilizables. En tanto el sector terciario engloba lo que generalmente se

(29)

calificados, como la informática. Incluye una variada gama de actividades: educación,

administración pública, medicina, comercio, banca, transporte, turismo, hotelería,

deportes, etc. Este es el sector que ha experimentado un mayor crecimiento en las zonas

desarrolladas a nivel mundial, tanto por la población que ocupa como por su contribución

a la renta de

los

países.

Para el periodo de 1970-1991, la PEA aumentó de 12.9 a 31.2 millones. AI término

del último quinquenio la PEA alcanzó 36.6 millones representando 39.7% de la población

total. En este mismo periodo la PEA femenina alcanzó

los

12 millones, representando con

ello una cuarta parte (25.3%) de la población femenina del país (Véase cuadro 1.2)

(INEGI, 1998: 3).

Cuadro 1.2

Población Económicamente Activa (millones).

t

12.9 millones 31.2 millones

-

36.6 millones

Fuente: DGE IX Censo general de población, 1970. INEGI-STPS Encuestas nacionales de empleo, 1991 y 1996.

Tomado de: INEGI, 1998: 3.

La división por sexo de la población en el sector terciario durante el periodo 1970-

1996 refleja una mayor inserción de las mujeres en este sector. Para 1970, el

35.8%

de

los

trabajadores en el sector terciario eran mujeres, porcentaje que aumentó a 42.8% en 1991. En el periodo de 1991 -1 996 la proporción de mujeres y hombres en las actividades

terciarias se mantuvo en el nivel de principio del periodo, siendo en 1996 42.7% mujeres y

53.7% de hombres

(INEGI,

1998: 24).

Como podemos darnos cuenta durante el periodo del 1970-1 991 el porcentaje de

la participación de los hombres disminuyó de 64.2% a 57.2% y por el contrario, el de la

mujer aumentó de 35.8% a 42.8% y esa misma relación se mantiene hasta 1996 (Véase

(30)

Cuadro 1.3

Porcentaje de la Población Económicamente Activa del Sector Terciario por Sexo.

I

SEXO 1970 1991 1996

HOMBRES

42.7 % 42.8 %

35.8 % MUJERES

53.7 % 57.2 %

64.2 %

I I I I

Fuente: DGE IX Censo general de población, 1970.

INEGI-STPS Encuestas nacionales de empleo, 1991 y 1996. Tomado de: INEGI, 1998: 24.

La inserción de la población ocupada del país en las diferentes ramas de la

actividad económica entre 1991 y 1996 muestran algunos cambios importantes. En este

caso las ramas de servicios domésticos y servicios de reparación registran un aumento de 1.6 y 1.4 respectivamente (INEGI, 1998: 25).

En 1996 cerca del 60% de las mujeres del país insertas en el sector servicios se

concentraban en cuatro ramas:

21.3% en comercio al menudeo,

14.9% en servicios médicos, de educación y esparcimiento,

13.1 % en servicios domésticos y 10.4% en actividades agropecuarias.

Existe una contradicción en cuanto que para Goldsmith entre los años 80's y los

90's hubo una disminución en cuanto al número de trabajadoras domésticas de 155 800

pasan a 113 444 trabajadoras domésticas; y para INEGI el empleo femenino entre 1991-

1996 prácticamente no mostró variaciones en la mayoría de las ramas, con excepción de

los servicios domésticos que aumentaron 3.6% y los servicios diversos disminuyeron

2.5% (INEGI, 1998: 27).

En

general,

los

trabajos por cuenta propia y menos calificados son los que más ganaron presencia en la estructura ocupacional femenina. Desde esta perspectiva, se ha

podido afirmar que las mujeres han ampliado su participación en el mercado de trabajo

para contribuir a la satisfacción de las necesidades básicas de los hogares (Garcia y

(31)

La incorporación masiva de las mujeres al sector informal se debe a la

combinación de tres peculiaridades de la mano de obra femenina. La primera tiene que

ver con la consideración de su salario como un complemento del ingreso familiar; la

segunda, con el hecho de que las ocupaciones que desempeña son tradicionalmente mal

pagadas, y la tercera, con el ajuste entre su trabajo fuera de casa y sus responsabilidades

domésticas.

Estas particularidades son utilizadas para mantener deprimido el nivel general de salarios. Además, contribuye a que las mujeres acepten condiciones de trabajo inferiores

a las de los hombres. Sin embargo, les parecen ventajosas porque parten de condiciones

tan precarias que casi cualquier empleo es un buen principio. Por ejemplo, del total de

mujeres ocupadas en 1995, el 52.5% ganaba menos de un salario mínimo (Véase cuadro

1.4); el 61 5 3 % no tenía prestaciones (Véase cuadro 1.5) (González, 1998: 23).

Cuadro 1.4

Distribución del total de trabajadores por su cuenta que recibieron menos de un salario mínimo, por sexo, 1993 y 1995.

1993 1995

TOTAL 100.0 100.0

MUJERES 49.1 52.5

HOMBRES 38.8 31.5

NO ESPECIFICADO 12.1 16.0

I I I

Fuente: Marisa González, Impacto de la crisis 1993-1 995.

Estadísticas sobre el mercado de trabajo femenino. Tomado de: González, 1998: 36.

Cuadro 1.5

Distribución de la población ocupada por su cuenta o no con prestaciones sociales, por sexo, 1993 y 1995.

1993 1995

MUJERES HOMBRES MUJERES HOMBRES

TOTAL 32.1 38.3 33.7 40.7 CON 99.7 99.8 100.0 100.0 PRESTACIONES

SIN 59.3 66.3 61.5 67.6

PRESTACIONES

NO ESPECIFICADO 0.0 0.0 0.2 0.3

Fuente: Marisa González. Impacto de la crisis 1993-1995.

(32)

Puesto que la investigación se va ha desarrollar en torno al sector terciario, es

necesario precisar algunas características de este sector, como son las siguientes:

-

Los trabajadores asalariados que laboran en este sector que ganan menos de una

salario mínimo

o

no tienen contrato, ni prestaciones sociales.

-

Los trabajadores por cuenta propia y patrones, permanecen sin afiliación a organizaciones laborales, sin licencia y sin crédito bancario.

-

Trabajadores familiares y no familiares sin remuneración.

-

Microempresas (que ocupan hasta cinco personas).

-

Trabajadores a domicilio y subcontratación.

-

Trabajo doméstico (González, 1997: 17).

En resumen podemos decir que la incorporación de la mujer se ha incrementado

principalmente en el sector terciario, y que en las recurrentes crisis económicas así como reestructuraciones empujan a éstas mujeres a incorporarse al mercado de trabajo

buscando el bienestar de sus familias, así como para contribuir con un ingreso familiar.

Características de las empleadas domésticas asalariadas

Para Goldsmith por Io menos a partir del siglo XX en la Ciudad de México,

se

ha recurrido primordialmente para el servicio doméstico de planta, a una oferta de

trabajadoras jóvenes, de extracción rural. Las trabajadoras domésticas parecen constituir

un grupo uniforme: pobres, de origen rural y a menudo descritas por éstos como rudas,

rancheras o indias (Goldsmith, 1990: 257-258).

Se

ha

constatado que la mayor participación económica femenina proviene más de mujeres solteras, viudas, separadas, divorciadas, que de las convivientes y casadas; que

ingresan

en

edades tempranas al mercado de trabajo, el cual abandonan al momento de

formar un nuevo hogar, para retornar una vez que han agotado su etapa reproductiva

(Hidalgo, 1988: 244).

Así, para Urrutia (1981: 8) son un enorme grupo marginal y oprimido de mujeres,

jóvenes en su mayoría y poco calificadas, provenientes generalmente de las zonas rurales

(33)

regula arbitrariamente las condiciones de trabajo e ignora las más de las veces la legislación laboral.

La caracterización es diferente según sean empleadas domésticas de planta con residencia en el lugar de trabajo, o tengan domicilio propio e independiente del lugar de trabajo. Las primeras y más numerosas son en su mayoría jóvenes, solteras, de origen rural, migrantes recientes, con bajos niveles de instrucción, que perciben salarios muy bajos. Las segundas son adultas, viudas, separadas o casadas, con hijos, presentan mayor tiempo de residencia en la ciudad y perciben mayores salarios (De Barbieri,l981: 32).

La mayoría de las trabajadoras domésticas de la Ciudad de México son oriundas

de entidades federativas que generalmente no ofrecen alternativas en el mercado de empleo femenino. La mayoría de estos Estados tienen una cifra de participación femenina en la fuerza de trabajo más baja en promedio (entre 12% y

15.6%),

mientras que para las

áreas urbanas, particularmente para la Ciudad de México, la cifra de participación femenina en la fuerza de trabajo es mucho más alta (29%) (Urrutia, 1981: 15).

Un rasgo especifico que caracteriza a este subgrupo ocupacional, a diferencia de otros, es el hecho de que una parte considerable de

las

trabajadoras domésticas pertenecen a grupos indígenas. Esto tiene varias implicaciones, entre otras, el hecho de

que debido, a la migración a las ciudades, las mujeres se ven desprendidas de su contexto familiar y cultural, lo cual las sitúa en una condición de desventaja frente a las exigencias laborales y de comportamiento que le son ajenos y que, a veces, se traducen en una actitud de franca discriminación racial por parte de los empleadores (Garcia, Pacheco y Blanco, 1995: 21).

Para Goldsmith (1 981 : 16) las trabajadoras domésticas presentan mayores

porcentajes de migración que otras trabajadoras; aproximadamente la mitad de ellas no ha terminado la primaria, y el veinticinco por ciento restante son analfabetas.

Otro estudio menciona que en México la mayoría de

los

trabajadores en el servicio

(34)

educacionales y edades menores que la mayoría de las otras mujeres económicamente

activas y, además, ganan menos (Goldsmith, 1993: 196).

En el trabajo doméstico asalariado un factor muy importante y característico es, el

de la inestabilidad debida a la búsqueda constante de un mejor pago y de mejores

condiciones de trabajo, que ha limitado en gran medida el proceso de organización y la

sistematización colectiva de experiencias por parte de las mismas protagonistas. También

influye el estado civil, puesto que se trata en su mayoría, de madres solteras o

abandonadas. Cuando se casan, muchas veces dejan de trabajar aunque sea por unos

años. Por otro lado, el status de la madre soltera o abandonada hace más difícil la

sobrevivencia y la falta de orientación sexual que inevitablemente trae como

consecuencia un número alto de hijos. Así mismo, estas mujeres sufren un grado considerable de analfabetismo, pues las posibilidades de asistir a la escuela se reducen

por la necesidad de resolver problemas económicos inmediatos. A una edad muy temprana, entre doce y catorce años, por lo general, deben trabajar o sustituir la ausencia

de la madre en el hogar (Ortiz y Joffre, 1991:

32).

Las trabajadoras domésticas que se incorporan al mercado de trabajo en su

mayoría son madres solteras, mujeres separadas o abandonadas por

los

maridos; y

muchas de ellas son indígenas y en todo caso, campesinas que en su mayoría tienen un

bajo nivel de escolaridad (primaria) (Ortiz y Joffre, 1991: 34).

Para Ortiz y Joffre las características para la incorporación al mercado de trabajo

de las empleadas domésticas son las siguientes:

1 El ingreso al mercado de trabajo del servicio doméstico se presenta cuando las

mujeres son en su mayoría jóvenes.

2 El promedio de edad al incorporarse es de 15 años.

3 La composición joven de las trabajadoras domésticas corresponde al desgaste

físico que implica, como a la situación real de estas mujeres de origen. campesino, baja

escolaridad y pertenencia en alta proporción. a familias migrantes (Ortiz y Joffre, 1991: 79-

80).

En general, podemos decir que estas mujeres se han incorporado al mercado de

trabajo bajo condiciones precarias, teniendo una baja escolaridad, son en su mayoría

(35)

incorporar al mercado de trabajo, aquí se pone de relieve al aspecto la edad de las

trabajadoras siendo que en un inicio tienen edades fluctuantes entre los trece y quince

años y posteriormente son mayores de veinticinco años; pero

lo

más característico es que provienen de zonas rurales, es decir, son migrantes.

Modalidades del Trabajo Doméstico Asalariado

Para Susana Rostagnol (1988: 3-7) las modalidades de trabajo se encuentran clasificadas de la siguiente manera:

Empleadas de toda tarea: son tareas usuales para la empleada doméstica que

hace de todo: limpia, lava, plancha, cuida los niños, cocina, sirve la comida, atiende la

puerta, el teléfono, hace compras, paga cuentas, etc. Las tareas de estas empleadas

están indefinidas.

Es interesante destacar que estas “empleadas de toda tarea” sustituyen a la dueña

de casa, en tanto ama de casa, total o parcialmente excepto en las funciones de

mantenimiento de las relaciones sociales.

Niñera: se dedica exclusivamente a cuidar a

los

niños, aunque a veces también

debe lavarles su ropa y prepararles su comida. Con relativa frecuencia son mujeres muy

jóvenes las que están en esta categoría. En muchos casos, la entrada al servicio

doméstico es como niñera.

Cocinera: se encarga de la cocina, (hacer las compras, cocinar, limpiar la cocina).

También

pueden

hacer otras tareas: lavar, planchar, limpiar. No obstante reviste una clara

delimitación de tareas.

Limpiadora: usualmente se la contrata por horas con una regularidad de dos o tres días por semana, o esporádicamente. En la mayoría de

los

casos

sólo

limpia. No obstante es bastante frecuente que también lave, planche y, eventualmente, prepare algo de

(36)

alto rendimiento en las pocas horas que está en

la

casa, por

lo

tanto es una actividad que reviste un gran desgaste físico.

Mucama: Limpia y sirve a sus patrones. Atiende el teléfono y la puerta, se

desprende que lo distintivo es que no cocina. También puede lavar, planchar, pagar

cuentas, etc.

Casera: Cuida la casa cuando los patrones no están y hace algunas tareas de

limpieza.

Las trabajadoras domésticas se suelen emplear bajo tres modalidades de

contratación:

A) De planta estas empleadas trasladan su habitación, al menos durante la

semana laboral, a casa de

los

patrones. Si no tienen a donde salir en momentos de

descanso, por razones familiares, culturales, o por recién inmigradas, éste se convierte en

su habitat casi exclusivo,

lo

que configura una situación adicional de alienación. Normalmente trabajan de las siete de la mañana a las once de la noche, debido a la

indefinición de la jornada laboral;

por

otro lado, como no existe especialización en la

asignación de tareas, la empleada debe cubrir prácticamente todas las necesidades de la

familia completa.

B) Entrada por salida cumplen más

o

menos las mismas tareas que las anteriores, pero tienen en cambio más posibilidades de limitar con un horario standard (aunque

variable en cada caso concreto) su jornada laboral. También gozan de una libertad de

movimientos que les permite mantener contacto permanente con los miembros de la

familia, aunque esto implica por otra parte y, la mayoría de las veces, una doble jornada

de trabajo.

C) A destajo desarrollan actividades remuneradas específicas y contabilizadas. Regularmente son personas que tienen obstáculos familiares que les impiden alejarse por

mucho tiempo del hogar y prefieren adoptar esta forma de trabajo. Sin embargo, la lucha

por obtener un empleo de ocho horas de acuerdo con la legislación laboral mexicana,

debería también alcanzar a este grupo (Ortiz y Joffre, 1991: 34-35).

Figure

Cuadro 4.4.1  casa  10  Empleada  en un  restaurante 16 Años 12 Corte de café &#34;&#34;&#34;1 1   Organizadas Venta de alfarería 12 Años

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