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Ciudad radiante

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Academic year: 2020

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(1)CIUDAD RADIANTE 1 Proyecto de grado modalidad investigación-creación para optar por el titulo Maestro en Artes Plásticas y Visuales Estudiante LAURA FERNANDA CASTELLANOS MENESES Código: 20141016184 Tutor VICENTA GÓMEZ. Proyecto curricular Artes Plásticas y Visuales Facultad de Artes ASAB Universidad Distrital Francisco José de Caldas Bogotá, D.C 2019.

(2) 1. Ciudad radiante Termino usado por Le Corbusier para nombrar a su anhelado desarrollo urbano y arquitectónico de las ciudades modernas, proponiendo una hermosa vida social, de grandes avenidas, con transporte eficaz y grandes edificios junto a amplias zonas verdes, a partir de la tabula rasa: destruir lo antiguo para construir una ciudad radiante y eficiente para una mejor calidad de vida. Así como la carrera Décima, fue tan solo un anhelo.

(3) A mi pequeño gran amor que me espera en la lejanía A mis hermanos Cada vez estoy más cerca.

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(5) AGRADECIMIENTOS. Les agradezco inmensamente a mis padres por su apoyo incondicional y paciencia durante todo este proceso. A mis hermanos por creer siempre en mí, por sus comentarios, criticas y consejos. A Vicenta Gómez por su compañía y asesoría en el desarrollo de este proyecto desde el inicio, por las cortas y largas charlas sobre la ciudad. A Andrés Foglia por sus aportes en la clase de Fotografía y video V para el desarrollo de la idea. Al amor por devolverme la calma, por su paciencia, compañía y colaboración. A la maestra Angela Guzmán por sus enseñanzas, sus consejos y sobretodo por creer en mi. A la administración de los edificios: Carrera 10, Camacho Matiz, Martin Gómez, Gómez, Crisanto Luque (Universidad Ecci) y Camacol. A Sandra Reina por la información brindada. A Oscar Rosas por enseñarme a hacer planos en autocad..

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(7) INDICE. INTRODUCCIÓN. 9. LA CARRERA DE LA MODERNIDAD. 11. LUGAR A MEDIAS. 23. AL INICIO DE LA MEMORIA ESTÁ EL OLVIDO Y AL FINAL DE ELLA EL RECUERDO. 26. MAQUETA: REALIDAD, PROBABILIDAD, FICCIÓN. 37. GESTIÓN Y PRODUCCIÓN DE OBRA. 42. EL INICIO. 49. REFERENTES. 54. BIBLIOGRAFÍA. 61. ANEXOS. 65.

(8) CIUDAD RADIANTE. 8.

(9) INTRODUCCIÓN. Estamos influenciados por lo que nos atañe nuestro alrededor. La ciudad está en constante movimiento igual que nosotros en ella. Es así como recorriendo la ciudad, fijo mi atención en los edificios sellados, intervenidos y/o abandonados que conforman la carrera Décima y su relación con las dinámicas que se desarrollan a su alrededor (que la han transformado en el lugar que hoy recorremos con temeridad e indiferencia), como reflejo de la situación del desarrollo y construcción de la ciudad, sobretodo en la llegada de la modernidad a la capital, sus implicaciones históricas y contextuales. Conjuntamente establezco una relación entre la condición de estos edificios con un aspecto del ser humano: la memoria, considerando de manera metafórica, la transformación urbana y arquitectónica como reflejo de la manera en la que ésta funciona. edificios detenidos en el espacio, son lugares de memoria, hacen parte del patrimonio cultural e histórico que favorecen el reconocimiento de la transformación de la ciudad, a través de la reflexión sobre la llegada de la modernidad, los principios de gentrificación y reconstrucción urbana. Estos. La carrera Décima, la carrera de la modernidad1 fue uno de los proyectos urbanos más importantes y ambiciosos para el crecimiento de la ciudad, un corredor vial contenido de grandes edificios modernistas, aledaño al centro histórico, económico y administrativo de Bogotá. Pese a ello el constante flujo del comercio, los fluctuantes cambios del desarrollo económico y el crecimiento acelerado de la población en la ciudad, transformaron el espacio en lo que es actualmente, anulando su importancia, convirtiéndola en un epicentro del comercio informal, el tráfico y la inseguridad. Es así como la Décima reside como un pilar patrimonial de un anhelado progreso urbano. La ciudad es transformada por diferentes factores, uno de los más importantes es la llegada de la modernidad, el progreso, la tecnología y los medios. El traslado de los centros económicos y sociales en diferentes espacios de la ciudad hizo que en la carrera Décima muchos edificios tuviesen que ser desocupados, desempeñando usos distintos al inicial, son abandonados o sellados. El planeamiento urbano, la construcción, la expansión y la transformación de la ciudad además de tener un alto impacto en el desarrollo de la vida social, también habla de nosotros. El ser humano es un ejemplo del mundo exterior o viceversa, así somos, nuestro cerebro funciona de esta manera, a veces abrimos esas 1. Título y término usado en el libro de Sandra Reina y Carlos Niño sobre la carrera décima.. 9.

(10) CIUDAD RADIANTE. puertas para recordar algo y reconstruirlo, o simplemente dejamos que estén selladas hasta el olvido total, mientras miramos el futuro como un reflejo reparado del pasado. Ahora bien, si hablamos de la ciudad como reflejo de nosotros, podemos encontrar en ella diferentes aspectos a analizar, de los cuales estamos impregnados, desde los sociales, históricos o económicos hasta los físicos-estéticos, como los edificios sellados, los modernos, los novedosos o inclusive edificaciones con ciertas particularidades en su estilo de construcción o de ubicación. En este caso hablar del ser humano como paralelo de una edificación sellada no solo se refiere a dicha condición, sino también al contexto en la que ella se encuentra, una ciudad que está en constante movimiento, que pese a la inacción de la edificación hay otros aspectos a su alrededor que la modifican o le otorgan otro sentido, semejante a como sucede con nosotros, estamos afectados con lo que pasa a nuestro alrededor pese a que somos individuos. Pocas veces nos percatamos de estas transformaciones presentes en la ciudad y las implicaciones sociales y económicas que conllevan. El sellamiento de puertas y ventanas de una edificación señala una restricción del uso del espacio, es el indicador de una pausa en su función, una manera de encapsular y evitar el acceso exterior, convirtiéndose así en lugares a medias, provocando una incertidumbre por el pasado y el futuro de estos espacios en quien los observa. De manera que podemos entenderlos como una realidad presente o una probabilidad futura debido al constante declive de la relación que establecemos con el espacio. Por esta razón apelar a la ficción sellando aquellos edificios en su totalidad nos permite cuestionarnos y reflexionar sobre la manera en la que observamos, recorremos o habitamos la ciudad, nos enfrenta a un hecho real que puede ser posible.. 10.

(11) LA CARRERA DE LA MODERNIDAD La Décima, de la nueva avenida del medio siglo XX a la congestionada carrera del siglo XXI, de la distinguida y financiera a la bloqueada y semi abandonada de hoy. -Sandra Reina y Carlos Niño. La carrera Décima, el proyecto urbano que designaría el desarrollo y el crecimiento de la ciudad, comprendida hoy, como el epicentro de las dicótomas estructurales y sociales de la ciudad, el corredor vial, quizá, más pretencioso de Bogotá, convertido en un congestionado e inseguro problema urbanístico. La planeación de la carrera décima fue financiada por las élites de los años 50´s y 60’s, donde los gremios en las ciudades empezarían a tener un gran auge, principalmente bajo los ideales progresistas dentro de la estructura social y física de la ciudad en la que predominaba la arquitectura republicana y colonial, por lo cual este proyecto materializaría un paso hacia la modernidad y permitiría una correlación más afable principalmente con los agentes empresariales y comerciales –quienes aprovecharían el crecimiento de la industria y el comercio en Colombia para esa época– en zonas cafeteras y agrícolas, estableciendo una relación económica a través de la integración con los mercados internacionales. Lo que posibilitaría la construcción de puertos y carreteras intermunicipales. Este corredor vial se trataría de la ampliación de una pequeña calle de estilo colonial a una gran avenida, desde el centro internacional hasta el hospital de la Hortúa y luego prolongada hasta la calle 27 y el barrio Las Lomas, donde se instaurarían grandes edificios que introducirían una arquitectura de lenguaje moderno para el establecimiento de oficinas para las grandes empresas, aseguradoras, bancos y sedes principales de los gremios económicos. Sería también una intermediaria avenida vehicular y peatonal que facilitaría la comunicación entre el norte y el sur atravesando el centro administrativo y político de la ciudad. Todo un fenómeno audaz de progreso comprometido con la visibilidad de una ciudad estancada, una oportunidad perfecta para realzar el nombre de la capital del país. Sin embargo, para entender las dinámicas de su planeación, construcción y estado actual, debemos dejar de designar este proyecto como el modelo urbanístico ideal, comprometido con el crecimiento de la ciudad, para entenderlo desde otros aspectos, sobre todo históricos, como el reflejo del contexto de una sociedad en la que ha florecido la violencia, la desigualdad y la pobreza como una especie invasiva que nos ha condena-. 11.

(12) CIUDAD RADIANTE. do. De modo que, la coyuntura en que surgen los proyectos urbanos podría ser el reflejo de las coyunturas actuales. Los conflictos bipartidistas que se desencadenaron desde los años 40’s cada vez eran mayores, las disputas por el poder aumentaban con gran auge en el territorio Colombiano, los chulavitas, los pájaros, lo cachiporros21 y otros grupos armados, fueron responsables del conflicto, del desplazamiento forzado y culpables de miles de muertes bajo el amparo de las ideologías políticas conservadoras o liberales que perturbaron sobre todo el desarrollo social del país. “Un momento en el que contrasta el avance de la industria y la modernidad de la arquitectura con el retroceso de una nación que, enceguecida, se mataba sin razón. ¿Cómo se explica esa coexistencia? ¿O esa contradicción?” (Reina y Niño, 2010, p.31). ¿Sería esta una de las razones de la condición actual de la carrera Décima? ¿Un reflejo a posteriori del contexto en el que se construyó la avenida? ¿Sería un espejismo llamado modernidad? o ¿Una contradicción entre el progreso y el retroceso? ¿Seríamos la sociedad de los intentos? un bucle entre el avanzar y el retroceder. Aun así, las grandes élites pensaban que la construcción de una estructura sólida económica, empresarial y financiera iba a solventar la situación real de la ciudad. La construcción de una sofisticada avenida para unos pocos, mientras que en el territorio restante predominaba la pobreza y la violencia. Podríamos decir entonces, que las implicaciones temporales, administrativas y sobre todo contextuales le dieron un giro a estas ideas, pues actualmente observamos todo lo contrario, allí prevalece el mercado informal, la inseguridad y la arquitectura moderna es considerada en un tercer plano -o ni si quiera es considerada- sobre aquella pretenciosa y anhelada carrera. Pese a esto, en los años de su planeación aunque el país iba cada vez de mal en peor, la economía iba bien, gracias al protagonismo de los grandes gremios, principalmente en el aumento de la producción por parte de las familias cafeteras, el status social adquirido por el acceso a la educación universitaria y sobre todo por las alianzas y relaciones internacionales. Por lo cual la preocupación por el bienestar de la economía dentro de la ciudad sería de gran importancia sobre todo para los liberales, quienes a pesar de su empeño en las disputas políticas, se preocuparon por precisar ideas reformadoras y progresistas en pro del desarrollo de la ciudad, a lo que se unieron las grandes élites bajo la misma idea de preservar y fomentar mecanismos económicos de desarrollo y progreso para la nación. La modernización en América latina se ha visto apabullada, sobre todo por el movimiento de diferentes fenómenos dentro de las particularidades de sus sociedades. En Colombia la violencia y las envergaduras políticas han sido las causales limitadoras del progreso a cabalidad. En Bogotá se desarrollaron diferentes 1 Grupos armados que existieron durante la época de La violencia en Colombia que defendían los ideales de los partidos conservadores y liberales de manera violenta sobre el territorio.. 12.

(13) iniciativas modernizadoras como la apertura de diferentes avenidas, hoy importantes para la ciudad (calle 13, calle 26, Av las Américas, Av caracas, calle 30, calle 68 y Boyacá) y la construcción de nuevos barrios para el embellecimiento de la ciudad, preocupándose principalmente por las condiciones de higiene y seguridad en las plazas de mercado aledañas a las sedes administrativas y al centro de la capital, las cuales eran vistas como focos de desaseo e inseguridad -parecido a como se considera actualmente la carrera Décima-. Iniciativas propuestas para ser presentadas durante diferentes celebraciones, como el centenario de la independencia (1910), el centenario de la fundación de Bogotá (1938), la IX conferencia panamericana (1948), y la apertura de la carrera Décima (1948- 1952), como pasos cruciales para la modernización de la ciudad. Pese a que el cometido se estaba llevando a cabo, la sociedad se transmutaba cada vez más dentro del contexto en el que se estaba desarrollando la industrialización de la economía, la creación de centros administrativos de poder y la recurrente violencia en los territorios, lo cual desconfiguro dichas aspiraciones modernizadoras. Las migraciones a la ciudad aumentaron en gran medida por la violencia y por el atractivo de las oportunidades de empleo y educación, bajo un anhelo de una mejor calidad de vida. Por lo cual el crecimiento poblacional tomaría fuerza sobre el territorio urbano y sería uno de los mayores motivos de su crecimiento espacial, donde se llevarían a cabo otras dinámicas que transgredieron la venturosa capital de las oportunidades. Con todo y lo anterior, el anhelo por el progreso se mantuvo sujeto al surgimiento de diferentes propuestas que perseguían el modelo del desarrollo urbano de las grandes ciudades, lo que incluía adoptar aspectos externos, especialmente abrazando la cultura moderna. De modo que, durante los años 20’s a los 60’s se analizaron varios planes urbanos para la ciudad: Bogotá futuro (1923- 1925), plan Soto-Bateman (1944), plan de la sociedad colombiana de arquitectos(1945), plan nacional de obras públicas (1947), plan piloto y plan regulador (1951), entre otros proyectos que proponen un énfasis primordial en el tema vial como promotor del crecimiento de la ciudad, de manera que la ampliación de las vías centrales y la creación de algunas calles principales (como la carrera Décima y la av. Caracas) iban a ser el tránsito entre las intervenciones urbanas, que aportarían para la descongestión del centro, el tránsito vehicular y el desarrollo de calzadas peatonales. Para los años 20’s y especialmente en cuanto al plan Bogotá futuro, la ciudad seguía creciendo de manera descomunal, fragmentada y desorganizada debido al azaroso afán por construir a diestra y siniestra, lo que condujo a que arquitectos y urbanistas construyeran nuevos barrios a conveniencia sin un planeamiento establecido, lo que luego escudarían bajo el pretexto de que así podrían implantar con mayor facilidad el transporte público. Más tarde en 1936, Karl Brunner, un importante urbanista y arquitecto austriaco, propone la creación de una red de vías principales e intervenciones urbanas para el sector central, bajo una idea -tal vez- inocente y pretenciosa de una ciudad Europea, pues Colombia no se parecía ni en lo más mínimo a una ejemplar ciudad Europea, lo que claramente fue un proceso titubeante e incompleto, pero que se vio reflejado - en. 13.

(14) CIUDAD RADIANTE. cierta parte- en la construcción de algunas urbanizaciones y espacios públicos como los barrios Palermo, Bosque Izquierdo, Centenario, el Parque Nacional y la Av Caracas. En 1944 se desarrollaría el plan Soto-Bateman, el cual implementaría por primera vez la construcción de una plaza central, junto a otras que permitieran la distribución en diversas localidades, esto con el motivo de remplazar las antihigiénicas y desordenas plazas de mercado de la época, instauradas en el centro de la capital. Para el quiebre de las problemáticas de tránsito y movilidad, nace la idea de la ampliación de la carrera Décima como una promesa moderna que le daría otra imagen al centro de la ciudad y que sería una importante vía de comunicación entre el norte y el sur. Pese a la algarabía y compromiso con el desarrollo urbano, no tardarían en criticar esta idea el selecto grupo de jóvenes de vanguardia y la sociedad colombiana de arquitectos, quienes amparaban y trabajaban bajo el concepto de urbanización racionalista liderada por la CIAM32 y Le Corbusier: quienes promovían el uso de formas simples y funcionales donde prime la colectividad sobre la individualidad. Para ellos el plan Soto-Bateman no promovía un cambio de gran alcance y no cumplía con la especificidad de sus ideales: calles rectas y amplias, por lo que propusieron la creación de una gran maya vial sin limitarse solamente a la ampliación de pequeñas calles. A pesar de ello no fueron conscientes de que Bateman con su participación en la construcción de diferentes barrios, habría aportado para el desarrollo espacial y formal de una mejor calidad de vida urbana y social. En 1945, la modernidad estaba a punto de florecer con mayor ímpetu sobre la capital. Se empezaba a gestar el plan de la sociedad colombiana de arquitectos, quienes, aunque se opusieron al plan Soto-Bateman, consideraron algunos aspectos de este para luego intervenirlos acorde a sus convicciones, uno de ellos fue la carrera Décima, para la cual ya se tenía un plan aprobado, sin embargo lo hicieron a un lado para darle mayor relevancia a sus planteamientos, proponiendo dos proyectos: el centro cívico para Bogotá y la ciudad del empleado; podríamos decir que se trataba de toda una utopía urbana, “un conjunto para diez mil personas, ubicado entre la futura carrera 10 y la Avenida Caracas, con las calles 4 y 9, donde, pregona Proa43 (1946, pp. 7-11) las clases menesterosas [verán…] llegado el comienzo de una vida alegre, higiénica y confortable” (Reina y Niño, 2010, p.53). Todo esto, dirían Reina y Niño (2010), bajo el ideal de una ville radieuse, “esa ciudad radiante de bloques altos en medio de amplias zonas verdes, con la disolución de la forma urbana para que todos vivamos en parques radiantes, donde las vías pasan por el aire y todos gozamos de vistas, aire y salud” (p.53). Una ambiciosa idea con la que esperaban solventar los problemas y hacer visible la ciudad, llenarla de belleza y de valores arquitectónicos y urbanos dignos de una metrópoli, como si salvo de su raciocinio y su convicción, no se 2 Congreso Internacional de Arquitectura Moderna (1928) organización que estudió el movimiento moderno en la arquitectura. 3 Revista de urbanismo y arquitectura PROA, número 3, octubre de 1946, pp. 7-11.. 14.

(15) percataran de la realidad de todo un país hacinado por la violencia, la pobreza y la desigualdad. El tan anhelado progreso presumía la necesidad de incorporarnos como una sociedad moderna ideal, como si la modernidad prometiera ser un manto mágico que cubriría y desaparecería las fechorías del estado y las problemáticas sociales, para proporcionar fines prósperos y satisfactorios a través de intervenciones físicas y espaciales. Aunque persistía la esperanza de transformar la ciudad en pro de su desarrollo, la violencia no cesaba y se acercaban tiempos difíciles en la capital. Para 1947 con el patrocinio del alcalde Mazuera (uno de los- supuestos- promotores con mayor compromiso de la urbanización de la ciudad) llega Le Corbusier a Colombia, La Sociedad Colombiana de Arquitectos y los jóvenes de vanguardia de las escuelas de arquitectura lo reciben con fervor, pues se trataba de la incursión del tan aclamado gurú de la modernidad en un territorio dispuesto acoplarse a la corriente. Le Corbusier ve aspectos positivos en la ciudad para una transformación urbana verdadera, haría entonces, un planteamiento para Bogotá: el plan piloto, el cual consistía en hacer tabula rasa: demoler todo el centro histórico para la construcción desde ceros de una nueva ciudad; lo que previamente había sido considerado por La Sociedad Colombiana de Arquitectos, para llevar a cabo los proyectos planteados para la carrera Décima, pero ellos lo consideraron solo como una demolición parcial, sobre todo para salvaguardar algunos edificios emblemáticos. Por el contrario, Brunner estaba en desacuerdo y se rehusaba a la destrucción total de la estructura urbana, afirmando que para entrar en el mundo moderno no era necesario tomar una medida tan arriesgada, que claramente involucraría y afectaría a la sociedad. El mundo seguía moviéndose con mayor velocidad en cuestiones económicas, industriales y sociales por lo que era comprensible la construcción de grandes edificios, amplias avenidas, instituciones y centros sociales, sobre todo en las ciudades donde la sobrepoblación lo requería. No obstante, los jóvenes seguidores de Le Corbusier, rechazaron las opiniones de Brunner y aceptaron la demolición total para comenzar desde ceros. “Ellos, que creían saber, con la certeza dogmática de toda vanguardia, cómo debía ser el mundo, cómo debería vivir la gente, con la arquitectura industrial, moderna y pura, sin memoria y sin ornamento” (Reina y Niño, 2010, p.72). ¿Qué tan productivo hubiese sido tal plan para nuestra sociedad, aniquilar nuestra memoria, borrar los vestigios de nuestro pasado y acabar con una parte de la historia que caracteriza nuestra tradición? todo esto bajo la consigna del progreso.. Ser modernos es encontrarnos en un entorno que nos promete aventuras, poder, alegría, crecimiento, transformación de nosotros y del mundo y que, al mismo tiempo, amenaza con destruir todo lo que tenemos, todo lo que sabemos, todo lo que somos. -Marshal Berman. 15.

(16) CIUDAD RADIANTE. Demoler para construir sería uno de los principios para el desarrollo urbano en todo el mundo, por lo que tal vez resulto ser oportuno para la obsoleta Bogotá de la época. En el caso de La Quinta Avenida de Nueva York, este principio prometía una “destrucción creativa”-una denominación atractiva a una acción definitiva-, para dar paso a la construcción de edificios modernos. Esta emblemática Avenida -como la carrera Décima- guarda un importante carácter histórico y sobre todo patrimonial, pues allí se desempeñaron prolongadas actividades de producción textil, que le darían renombre y serían reconocidas a nivel mundial. La confección, era el pilar económico de mayor auge en la zona, por lo que las dinámicas comerciales estaban en constante movimiento, lo que proporcionó el progreso del barrio hacia un lugar más sofisticado. Sus caminos rurales fueron convertidos en grandes vías de tránsito, pese a ello, la vida útil de las construcciones antiguas cada vez era más corta, donde las casas viejas eran destruidas con la promesa de la modernización; aunque el cambio estaba dando frutos estéticos, espaciales y económicos, avanzaba con rapidez, lo que preocupó a los empresarios y residentes de la zona. Por esta razón organizaron una asociación con el fin de conservar y defender su calle, pues el asentamiento local de la modernidad propiciaría no solo la demolición del barrio sino también podría ser un escenario para el despliegue de otras dinámicas que afectarían el desarrollo ostentoso de sus actividades exclusivas y comerciales. Una organización ambiciosa que consiguió el aval político como herramienta para la creación de una campaña que asegurara la no demolición del barrio y la preservación de su segregada exclusividad; promoviendo el incremento de sus precios para mantener el status por el que eran reconocidos en la industria, a través de una vigilancia estricta del espacio público mantuvieron fuera a los mendigos y vendedores informales, lograron implementar una norma para la limitación de alturas, el uso de semáforos y la restricción a cierto tipo de tráfico. Una lucha insaciable por preservar el espacio, defendiendo lo propio. En Bogotá hubiese sido una estrategia posible, existían fuertes repercusiones económicas y ambiciosas por parte de sus patrocinadores y arquitectos, pero la constante alteración de la ciudad y el poco sentido de pertenencia serían los motivos por los cuales no fue posible una intervención similar a la de La Quinta Avenida. La ciudad crecía y los centros de atención se instauraban en otros sitios donde primaba la novedad. La carrera Décima se parecería, más bien, a la Avenida Nevsky en Rusia -claramente una relación espacial lejana, pero similar en cuanto su contexto histórico en tiempos de guerra-, una de las principales Avenidas de San Petersburgo con mayor contenido histórico, donde se pueden encontrar rastros de la modernización así como la pobreza y la opulencia. La calle de los contrastes que, como la carrera Décima, refleja el desarrollo y las transformaciones que ha sufrido el país. Pese a ello, la Av Nevsky, a comparación de la Cra Décima, si tuvo un gran reconocimiento y una verdadera atención, para preservarlo como un referente de contenido histórico.. 16.

(17) En Bogotá a diferencia de La Quinta Avenida en Nueva York, la Carrera décima era solo una pequeña calle donde se instauraban plazas de mercado carentes de higiene, organización y una que otra iglesia. De manera que, por su ubicación y cercanía al centro histórico y administrativo, era indispensable su transformación en pro del embellecimiento y de una mejor funcionalidad del espacio. En consecuencia, la modificación de la carrera Décima era un proyecto esperanzador para la sociedad, por lo que se empezó a llevar a cabo, mientras las propuestas por parte de Le Corbusier y la SCDA54 estaban siendo revisadas, por lo que tenerlas a consideración cambiaría el plan estructural, que para ese entonces ya había iniciado. El plan piloto y el plan regulador, prometían ser una herramienta radical para el desarrollo de una óptima calidad de vida, una ciudad renovada, limpia y segura. Una utopía para Bogotá. Una acción ilusoria y esperanzadora para una vida colectiva feliz y optimista, predicada por el maestro de las ciudades modernas; Por el mundo andaba Le Corbusier, sin duda un genio de la arquitectura, pero muy equivocado en asuntos urbanos, demoliendo todo centro histórico, en Rio de Janeiro, en el Marais de Paris, en Alger y en muchísimas otras ciudades que lo acogieron. (Reina y Niño, 2010, p.54) Como si fuera una herramienta que disipara por completo las relaciones socio-económicas e históricas establecidas. Una utopía en su totalidad. “Menos mal no tuvo mucho eco su propuesta en Bogotá, pues no tendríamos centro histórico hoy y quién sabe cómo estaría ese “centro radiante”, sin calles ni plazas ni forma urbana, con zonas verdes abandonadas y sin Dios ni Ley” (Reina y Niño, 2010 p.54) La simplicidad, la funcionalidad y entre otras ideas centrales del racionalismo, estaban siendo las únicas premisas tenidas en cuenta, -“edificios para todos”, asequibles para algunos- para la transformación de una ciudad opaca a una ciudad radiante, que prometía un ambicioso camino hacia el progreso, aniquilando a ciegas aquellos vestigios coloniales y tradicionales que nos han permitido reconocer los sucesos que conforman nuestra historia: la casa del florero de Llorente, el Bogotazo, la Toma del Palacio de Justicia65, entre otros.. 4 Sociedad Colombiana de Arquitectos 5 El Bogotazo hecho histórico que se desencadeno el 9 de abril de 1940 tras el asesinato del líder del partido liberal Jorge Eliecer Gaitán. La Toma al Palacio de Justicia, fue un acontecimiento perpetrado por el M-19 en el palacio de Justicia ubicado en el centro de Bogotá, donde se desencadeno un hecho violento dejando un centenar de víctimas.. 17.

(18) CIUDAD RADIANTE. La guerra era lo que pasaba en las películas y en las calles de Beirut, no en las de Bogotá. Además lo decían todos, en Colombia la guerra solo ocurría en el campo. -Pilar Quintana Para 1948, se desplegaría un suceso atroz para la ciudad. Gaitán es asesinado y se vive a rienda suelta una oleada de violencia en la urbe. Tras el Bogotazo y las intervenciones que se estaban dando en ese momento, la ciudad se convertiría en un escenario apocalíptico. Bogotá quedó destruida por primera vez y aunque fue un lamentable hecho, fue provechoso para la insistente idea de comenzar desde cero. Ahora si se daría un paso definitivo a la ciudad moderna. El afán por recuperar lo perdido durante esta época, aceleró el proceso de edificación, sobre todo en la carrera Décima, pese a la espera del plan completo de Le Corbusier, las labores de construcción siguieron en marcha. Se levantarían los primeros edificios que demarcarían el inicio de una nueva carrera, el hoy conocido hotel Tequendama y el hoy casi abandonado hospital San Juan de Dios. Esto amplió las expectativas de la desangrada ciudad que recién se rehacía de las cenizas, sobre todo en aspectos inmateriales - aunque la violencia estaba enquistada en el país, siempre fue una acción lejana de la urbe, lo que trajo grandes daños físicos y emocionales-. Las nuevas construcciones que se empezaron a desencadenar sobre la carrera Décima prometían un eficaz desarrollo urbano por lo que fueron bien aceptadas, principalmente por los nuevos gobiernos, quienes a la espera del plan piloto, se dieron cuenta de las implicaciones económicas que este requería, por lo que lo rechazaron y de manera cautelosa argumentaron que era un buen referente para lo que se construiría en la ciudad, pero que debería tener un carácter más cercano a lo propio, de manera que después de tanta espera y disputa se negaron al radicalismo del plan piloto. Lo que en realidad fue una consideración vaga, pues promulgaban dicho argumento a conveniencia por no aceptar el fracaso total de dicho plan para Bogotá, lo que traería consigo rechazo, dejando de qué hablar por todo el mundo como una ciudad que se negó al modernismo racional-radical-. De manera que toda la algarabía alrededor del radicalismo atrayente de Le Corbusier quedaría inmovilizada dentro de la historia del desarrollo urbano de Bogotá. La atención en la reconstrucción de la ciudad iba incrementándose, sobre todo por los grandes empresarios, gerentes de bancos, aseguradoras y agentes financieros, quienes aprovecharon esta oportunidad para invertir y desarrollar negocios en bienes raíces, mobiliarios e importación de herramientas para la construcción, promoviendo el progreso de la ciudad, a través del patrocinio en la planeación de obras civiles y arquitectónicas. Para 1960, se inaugura la carrera Décima y se daría paso a la creación del Centro Internacional, conocido como uno de los proyectos modernos más importantes; esta vez teniendo en cuenta una idea más precavida y consecuente al contexto económico y social del país, por lo que se avivó un pensamiento más acorde a las. 18.

(19) relaciones entre lo tradicional que identificaba a la ciudad y la modernidad. Fenómeno que había sido promulgado por Brunner al considerarse probable el racionalismo propuesto por Le Corbusier. Brunner planteaba que no era necesaria una razón tan radical, “cada ciudad es un fenómeno único y no puede plantearse lo mismo para todas. Más bien debemos seguir la pauta de desarrollo armónico que trae Bogotá desde hace veinte años” (Reina y Niño, 2010, p. 72), conservando sus particularidades estructurales y orgánicas que la resaltan y la definen. Esto significaba pensar una ciudad moderna a partir de los elementos ya establecidos temporalmente, lo que propiciaba una construcción más amena y apropiada al contexto, no obstante la construcción acelerada de edificios verticales que mitigarían la sobrepoblación que se establecía en la ciudad, permitió un crecimiento desorganizado a diestra y siniestra sobre el territorio. Mientras hacía al norte se alzaban prestigiosas construcciones hacia el sur las dinámicas se particularizaban por la informalidad y la improvisación de manera arbitraría. Bogotá sufrió una modernización conservadora, responsable tanto de los triunfos como de los fracasos en el desarrollo urbano de la ciudad. Aunque se promovía el progreso a diestra y siniestra, se exigía conservar las pautas establecidas sobre todo por la religión –mientras avanzábamos en crecimiento urbano, nos limitábamos a avanzar en las formas de pensar-, que impedirían una legitimidad razonable por atender a las normas morales y sociales implantadas por la iglesia católica, por lo que muchas de las obras planeadas no se llevaron a cabo, por dicha limitación ideológica - que aun conservamos-, como si el repensarnos como una sociedad laica estuviera a contracorriente de un mejor desarrollo de vida y producción de pensamiento. Para la muestra de un botón, la peculiar disputa por la demolición de la iglesia Santa Inés- la cual claramente conservaba un carácter histórico fuerte, sin embargo las construcciones aledañas que ya habían sido demolidas, también lo poseían-, preocuparía a la población no solo por la destrucción física del espacio, sino por la destrucción de una entidad religiosa. Lo cual atrasó por años la continuación del proyecto designado para la carrera Décima. De manera que, la modernización en Colombia se había reducido a mediaciones estéticas. “Pero la modernización de una ciudad no puede limitarse a las intervenciones físicas, cosméticas o trascendentales; debe considerarse bajo tres aspectos: el desarrollo de un pensamiento urbanístico, el gobierno de la ciudad y las relaciones sociales que se dan en su medio” (Reina y Niño, 2010, p.42). Podría ser este el motivo del fracaso de muchos proyectos modernos en la ciudad, sobre todo por las implicaciones gubernamentales (conflicto, corrupción e indiferencia) y las relaciones sociales en un contexto como el de nosotros (pobreza, inseguridad, sobrepoblación).. 19.

(20) CIUDAD RADIANTE. La modernización en Colombia sería un proceso a medias, no daría un soporte suficiente para reconocernos como una sociedad moderna en todos los aspectos, seríamos más bien como el eclecticismo en las artes, una mezcla entre pensamientos e ideologías - motivo de las disputas, los conflictos y la violencia en el territorio-. La modernización del subdesarrollo, sería una modernización surreal: “modernizar desde arriba un país estructuralmente atrasado” (Reina y Niño, 2010, p.24). En nuestro caso, una sociedad tradicional, colonizada por el catolicismo, asediada por un sin número de problemas. Un fenómeno al que Marshal Berman (2001) argumentaría, como “una escisión trágica, entre los creadores de una cultura moderna crítica, mientras la sociedad permanece estancada y encerrada en modos premodernos” (Reina y Niño, 2010, p.41). En la urbe se desenvuelven un sinfín de dinámicas que activan el movimiento y las relaciones sociales y económicas que influyen en el reconocimiento del contexto en un espacio determinado. La carrera Décima, la avenida del desarrollo, convertida hoy en la congestionada y problemática carrera de Bogotá. Consecuentemente podríamos pensar que dicha problemática no se trata solamente de los malos gobiernos y su desarrollo atropellado, sino de todos los factores que albergan al crecimiento urbano de la ciudad, sobre todo en una ciudad tan turbulenta como Bogotá, ciudad que además de ser la capital, es el escenario de probabilidades infinitas. Las relaciones sociales y económicas que se han desenvuelto temporalmente en el territorio podrían ser el reflejo de las actividades que se desarrollan cotidianamente en el espacio, por lo que en la carrera Décima se han dado una variedad de transiciones que reproduce, quizá, su condición actual. “La calle que lo tuvo todo y ahora solo sufre desprecio y congestión” (Reina y Niño, 2010, p.26). El prometedor proyecto modernizador de Bogotá que se desvaneció en el aire7, junto con la esperanza destinada a este espacio como un agente que le daría acceso al progreso en la ciudad. Una propuesta que no logro saciar la pugna de la violencia y que al contrario, se convirtió en un escenario de un sinfín de actividades lejanas a la ciudad radiante esperada por las grandes élites, quienes asombrados por la novedad de las nuevas construcciones modernas, no dudaron en trasladarse a los prestigiosos barrios del norte, que además les brindaba seguridad y comodidad -lo que el abarrotado centro no-. El modernismo se solidificaría en las construcciones verticales dispuestas sobre la carrera Décima, como testimonios de una época pasada que le darían entrada a la modernización en Colombia. Pese a ello al exterior de sus muros se desencadenan una serie de actividades que descifran la situación de la ciudad: desorganización, desigualdad, pobreza, informalidad, inseguridad, rebusque, entre otros factores “que caracterizan nuestro subdesarrollado tercer mundo: mundo de la informalidad en la vivienda, en el trabajo, en el transporte y en toda la vida de la sociedad, que delinea con mayor precisión nuestra peculiar modernidad” (Reina y Niño, 2010, p.38). 20.

(21) La modernidad une a toda la humanidad. Pero es una unidad paradójica, la unidad de la desunión: nos arroja a todos en una vorágine de perpetua desintegración y renovación, de lucha y contradicción, de ambigüedad y angustia. Ser modernos es formar parte de un universo en el que como dijo Marx todo lo sólido se desvanece en el aire. -Marshal Berman. La carrera Décima es una paradoja de la modernidad, una ambiciosa idea pensada para la integración de un corredor vial óptimo con centros económicos y financieros instaurados en grandes edificios modernos aledaños al centro administrativo e histórico de la ciudad, convertido en un oscuro lugar de tránsito, trafico caótico, inseguridad e informalidad. Lo que consecuentemente demostraría la situación de la sociedad actual: desorganizada, sectorizada y desinteresada, que sustenta sus labores diarias bajo la premisa del subsistir: producir y consumir. Pese a ello y por la cercanía al centro administrativo de la ciudad, su atención no se desvió con totalidad, más bien se asimilaron y se aceptaron las dinámicas que actualmente se desarrollan allí y que han transformado el espacio. El insistente intento por renovar y activar constantemente la ciudad influyó en la construcción de la nueva calzada de TransMilenio por la Décima que conectaría con la carrera Séptima y la demolición del barrio santa Inés, conocido como El Cartucho para dar lugar al actual parque Tercer Milenio. La carrera Décima esta asediada de fluctuantes cambios, su idea inicial desapareció. La atención a los edificios modernos (algunos patrimoniales) es nula y reconocemos el espacio únicamente por la percepción que tenemos de ella debido a los factores que allí se desencadenan.. La décima quedó como si hubiese pasado el ángel de la historia, que pinta Klee y evocara Walter Benjamin, ese viento huracanado del progreso que solo deja escombros a su paso y que, por su fuerza, nos impide detenernos. -Sandra Reina y Carlos Niño. 21.

(22) CIUDAD RADIANTE. Ahora me siento como ese ángel paralizado a tal asombro, con la mirada fija en la inmediatez del presente que me remite con cierta nostalgia al pasado histórico de la carrera de la no modernidad, donde la arquitectura asediada por el óxido, la suciedad y el abandono, no es más que un instrumento que remite a la truncada aspiración de progreso en Bogotá por un sector oportunista y fragmentado. Ese ángel paralizado por la historia del apresurado y azaroso desarrollo urbano. Observa inmóvil aquellos edificios que se han desvanecido del interés de las personas por la saturación arquitectónica en la ciudad, que ha terminado por asediarnos. Esta gran avenida, que observo parcial y pasajeramente a diario, en la que ni siquiera por mi asombro deseo permanecer. Como un recuerdo importante al que prefiero mantener en el olvido.. 22.

(23) LUGAR A MEDIAS. El desarrollo de diferentes dinámicas en un espacio, es el detonante de los lazos relacionales71 y sociales dentro de un contexto determinado. La carrera Décima, es reconocida como pilar espacial, en tanto su ubicación en el centro de la ciudad, como lugar de alta presencia comercial y económica; de modo que posee una gran importancia histórica. Sin embargo, dicho valor no es tomado en cuenta por la mayoría de las personas que transitan, habitan u observan el lugar, pues se ha convertido en la cuna de diferentes dinámicas (comercio informal, hurto, contaminación, etc) que desvalorizan totalmente el reconocimiento del espacio. La construcción de la carrera décima trajo consigo la llegada de la modernidad a la capital, la creación de edificios modernos y comerciales que le dieron gran importancia a la que hoy es conocida como una de las calles más concurridas de la ciudad. Un escenario social de fenómenos que se entrecruzan durante la faena del día día, convertido en lugar caótico, de gran flujo comercial informal, de inseguridad y desamparo por parte del propio gobierno. Lo que Luis Campos (2004) afirma: A los fenómenos recién señalados cabe agregar el uso cada vez menor que los habitantes le dan a la ciudad, circunscribiendo su “hábitat” y recorridos a espacios limitados, ya sea por la extensión de la ciudad, por una evaluación amenazante de ella, o porque eventualmente experimentan vivencias vinculadas a las nuevas tecnologías (p.26) Ahora bien, al cuestionar las razones de los sucesos anteriormente mencionados, es posible reflexionar sobre la manera en la que la ciudad se transforma conforme a las dinámicas que preceden del contexto en las que estas se desenvuelven, es decir, una de las razones por las que la idea principal de la carrera Décima se disolvió, fue el crecimiento del comercio informal y la apropiación del espacio público, junto con otros factores que agravaron el desarrollo social (delincuencia, prostitución, contaminación, entre otros), lo cual trajo consigo el desplazamiento de puntos estratégicos, comerciales y económicos, que perdieron su funcionalidad por diferentes condiciones que desvirtúan cada vez más esta importante carrera, así como el interés y la valorización de pilares patrimoniales como los edificios que allí se encuentran, a los cuales les he otorgado una connotación de lugares a medias.. 1 Vínculos que se establecen a través de diversos tipos de relaciones en el espacio, bien sea entre transeúntes, comerciantes, habitantes y demás sujetos que recorren el espacio. Es un tipo de nexo que se entre cruza entre las dinámicas que se desarrollan, los sujetos y el entorno.. 23.

(24) CIUDAD RADIANTE. De manera que para precisar dicha connotación, me remito a la postura de lugar y espacio establecida por Marc Augé, en relación con los no lugares, donde designa al lugar desde una mirada antropológica como un espacio de intercambio, relación y encuentro, que representan la identidad, la historia y la experiencia; contrario a los no lugares, donde se desvanece fugazmente el transito acelerado, los espacios límite entre lo habitado y lo abandonado, una dicotomía con el espacio y el contexto en sí. Michel de Certeau (1990) señala que “el espacio para él, es un ‘lugar practicado’ un ‘cruce de elementos en movimiento’: los caminantes son los que transforman en espacio la calle geométricamente definida como lugar por el urbanismo” (Augé, 1990, p.45). En este sentido, no corresponde reconocer solamente al lugar y al espacio desde sus connotaciones físicas sino también como patrones para el desenvolvimiento de comportamientos, formas de habitar y transitar que generan implicaciones temporales entre lo efímero y lo permanente; “Esto reafirma que las relaciones entre el espacio y el tiempo se producen no sólo por la tipología y ordenación espacial sino también a través de la forma de habitar, percibir y experimentar el espacio” (Gaudino, 2014). Así, lo efímero es la experiencia con mayor implicación en el transitar de la carrera Décima, en un marco del despojo del espacio público, el afán por la inseguridad, la mirada parcializada, la fugacidad de la espera del transporte, o el simple ir y venir de un recorrido cotidiano. Mientras que lo permanente, se instaura en aquellos lugares de memoria e historia detenidos en el tiempo y estancados en una idea de progreso, los cuales debido a las diferentes dinámicas exteriores son pasados por alto, comprendidos como espacios de más en la ciudad, edificios que han sido opacados por la construcción, la novedad y la idea de eficacia espacial. “Estos lugares, que a primera vista están asociados fuertemente a funcionalidades de orden práctico y temporalidades cotidianas y vitales, no impiden el análisis que de ellos pueda hacerse en tanto espacios de representación de ciertas identidades y expresiones culturales”(Campos, 2004, p.27). El lugar a medias correspondería entonces, a la combinación de estos dos, un habitar temporal y un transcurrir fugaz dentro de lugares de patrimonio histórico; edificios con una condición particular, los cuales fueron ejecutados como primera incursión de la arquitectura moderna en Bogotá, a través de un imaginario funcional del desempeño laboral y de vivienda; oficinas, comercio y alguno de ellos una mezcla de los tres, pensados estratégicamente como lugares para el desarrollo de un mayor sentido de pertenencia y apropiación, sin embargo todo lo anterior se quebrantó junto con la descontextualización y alteración de sus funciones iniciales, ahora son espacios poco transcurridos, la mayoría está en un intermitente y vago uso, oficinas y bodegas son las principales utilidades actuales, teniendo en cuenta el no uso, y la inactiva condición de algunos de sus pisos. Pese a ello, se ha visto –probablemente- un interés por recuperar el espacio o quizá un aprovechamiento del mismo para solventar el mal uso e imagen del sector, a través de la reconstrucción, mantenimiento y renovación de algunos edificios (ejemplo de ello el nuevo edificio de la universidad ECCI).. 24.

(25) >Actual edificio de la Universidad ECCI sede Crisanto Luque. Sería entonces este el lugar a medias, lugares que conservan unas connotaciones históricas y patrimoniales, en cuanto a su forma constructiva y arquitectónica, como lugares de memoria, de tránsito y de diferentes funciones desplegadas en el espacio; los cuales, debido a la transformación de su contexto, la variación de factores sociales y la pérdida de pertenencia histórica, se han convertido en lugares poco importantes, a los que las personas no les interesa detenerse a observar, por el contrario, el exterior es el detonante de una incertidumbre generadora de actitudes y respuestas inmediatas al entorno, una mirada parcializada en un ángulo de visión del espacio propio, evadiendo el roce y evitando el cosquilleo82. El uso a medias de los edificios, la pérdida de consideración como un pilar de la construcción y transformación de la ciudad actual, son también motivos de más, para entender estos espacios como lugares a medias, sin embargo también pueden ser comprendidos dentro de la probabilidad que genera esta vacilación de la palabra a medias, a medio acabar o a medio empezar, una incertidumbre entre el estado actual y el que se avecina: abandono total, destrucción, renovación o reconstrucción.. El espacio transitorio entre caminante, el pasajero y el patrimonio sería, así, el arquetipo del lugar a medias. 2. Termino coloquial de una modalidad de robo en Colombia.. 25.

(26) CIUDAD RADIANTE. AL INICIO DE LA MEMORIA ESTÁ EL OLVIDO Y AL FINAL DE ELLA EL RECUERDO. Se reconoce que es a partir de los modos en los que se recuerda y olvida desde donde se puede rastrear tanto huellas y señales de identidad, como modos en que los individuos se construyen como sujetos y miembros de colectividades. Pilar Riaño Alcalá. Para comprender el desarrollo de las identidades dentro de la ciudad, principalmente hay que poner especial cuidado a las dinámicas que se desprenden del espacio en relación con su contexto, lo cual implica considerar el habitar como el detonante causal de la producción de identidades. “Habitar entendido como un acto de resonancias espirituales mediante el cual el hombre afianza su identidad y se reconoce en el trato que establece con las cosas” (Vásquez, 2004, p.1). En un lugar a medias como la carrera Décima, es importante reconocer el habitar temporal y la fugacidad del uso del espacio (el tránsito, el comercio, el clima, etc) para comprender la producción de identidades y permitirnos reconocer las relaciones que establecemos tanto con el espacio como con los objetos, así mismo, los sujetos que habitan el espacio con su entorno y su contexto. La economía informal91 por ejemplo, es uno de los determinantes identitarios del lugar, así como el tráfico, el comercio y la inseguridad. De manera que, quienes lo habitan y lo transitan, se apropian de dichas connotaciones para considerarlo. Características que permiten que los sujetos afiancemos una identidad reconociendo el espacio y reconociéndonos en él. Los bienes patrimoniales, son uno de los elementos con los que los sujetos reconocemos y apreciamos ‘lo propio’. Lo que caracteriza nuestro contexto histórico y social, a través de la representación de la ‘riqueza’ donde reposa la memoria, la identidad colectiva e individual y la relación que establecemos con el espacio. Entendiendo dicho espacio como el lugar donde se dinamizan diferentes prácticas y labores que determinan una función y apreciación esencial del lugar en sí. Ejemplo de ello, los edificios (viviendas u oficinas), los monumentos y las casas.. 1 La economía informal es la que se encuentra fuera de los parámetros reguladores, laborales y comerciales implantados por el estado.. 26.

(27) Estos ‘lugares de memoria’ representan la noción de patrimonio, lo que Luis Campos y Loreto López (2004) interpretan a partir del fundamento de Candau (2002) quien los define como la “unidad significativa, de orden material o ideal, a la que la voluntad de los hombres o el trabajo del tiempo convirtieron en un elemento simbólico de una determinada comunidad.” (p. 28) Pese a ello, los lugares de memoria no son solamente los objetos a los que se les ha otorgado la condición patrimonial por parte de las instituciones del estado. Sino que también son aquellos lugares donde se afianzan las relaciones de tiempo y espacio determinantes del desarrollo de experiencias, que son parte esencial para la construcción de identidades, igualmente como causantes de creación de memorias individuales y colectivas que permiten el reconocimiento de aspectos significativos para el desarrollo de nuestra vida- inclusive de manera inconsciente-.. La vivienda y el hogar son elementos decisivos que permiten al hombre desarrollar un sentido de su propio yo. -Adolfo Vásquez Rocca Así, de manera paralela se van desarrollando la producción de identidades y memorias a través de la experiencia. Ejemplo de ello es la manera en la que habitamos o permanecemos en un lugar, bien sea una habitación en un edificio determinado, una oficina o inclusive la propia casa u hogar. Toda interacción en y con el espacio que se establece allí es el detonante de la función e interacción de la memoria, la historia y la identidad tanto colectiva como individual. Bachelard (1993) citado por Adolfo Vásquez (2004, p.168) menciona que: Todo espacio realmente habitado contiene la esencia del concepto de hogar, porque allí se unen la memoria y la imaginación, para intensificarse mutuamente. En el terreno de los valores forman una comunidad de memoria e imagen, de tal modo que la casa no sólo se experimenta a diario, al hilvanar una narración o al contar nuestra propia historia, sino que, a través de los sueños, los lugares que habitamos impregnan y conservan los tesoros del pasado. Así pues, la casa representa una de las principales formas de integración de los pensamientos, recuerdos y los sueños de la humanidad. Sin ella, el hombre sería un ser disperso. De esta última parte del planteamiento de Bachelard podemos establecer una relación con la manera en la que nos reconocemos con nuestro propio entorno, podríamos decir que en el caso de la carrera Décima, esta integración de pensamientos, recuerdos y sueños de la humanidad quedaron inmóviles dentro del nodesarrollo a cabalidad de las ideas de progreso, embellecimiento y funcionalidad de la avenida. Un sueño quebrantado para unos pocos, convertido hoy, en el sueño por la restauración, y atención de este lugar.. 27.

(28) CIUDAD RADIANTE. De entonces acá, es válida la reflexión metafórica planteada por Vásquez (2004) al planteamiento de Bachelard: “Aquí podemos notar el paralelismo entre la casa y el cuerpo como depósito de memoria” (p.168), argumentando a través de Bahloul(1992) que: “no sólo los recuerdos, sino también las cosas que hemos olvidado están ‘almacenadas’. De aquí que no solo el dinamismo de las actividades desarrolladas en contextos espacio temporales específicos, son reflejo de nosotros, sino que también la condición –en este caso- física de algunos edificios desvalidos, puede hablar de la manera en la que funcionan algunos aspectos del cuerpo humano, como por ejemplo la memoria. Para explicar lo anterior, partiré de la condición de algunos edificios sellados, olvidados, abandonados, intervenidos o reconstruidos en relación con la manera en la que le damos uso a nuestra memoria. A veces sellamos algunos recuerdos para conservarlos en el olvido, encapsulamos los recuerdos u olvidos para mantenerlos enquistados en un lugar lejano a los pensamientos. Abrimos las puertas a los recuerdos que nos convienen y nos hacen sentir bien, así como a las posibilidades del día a día que alimentan con frecuencia nuestra memoria de experiencias distintas que nos permiten ser y reconocernos, o por el contrario evitamos, abandonamos, desechamos e ignoramos algunas experiencias para intentar construir memorias nuevas. Sin embargo al ver la condición de estos edificios tenemos una lectura superficial de la fachada, -así como muchas veces nos mostramos frente al mundo a través de solo fachadas- que probablemente no nos sugiere una reflexión sobre el funcionamiento de nuestra memoria. El recuerdo y el olvido están siempre presentes en tanto formas de conocimiento y dispositivos activadores del reconocimiento de espacios e imaginarios urbanos. -Pilar Riaño Alcalá La memoria junto con la experiencia conforman un núcleo esencial para el desarrollo individual y colectivo de los sujetos. De modo que, para entender el análisis metafórico anterior, se deben considerar las relaciones implícitas, sobre todo, del recuerdo y el olvido como prácticas constructivas de sentidos e identidades. Teniendo en cuenta dos aspectos dentro de los procesos de memoria individual y colectiva. El primero está conformado por la producción individual de nuestros recuerdos y olvidos propios, fortaleciendo la capacidad de activar el pasado en el presente dentro determinados contexto sociales, lo que determina nuestra identidad personal y la construcción de expectativas futuras. El segundo abarca una construcción más amplia, “en sentido de memorias compartidas, superpuestas, producto de interacciones múltiples, encuadradas en marcos sociales y relaciones de poder” (Jelin, 2002, p.22) implícitos en el desarrollo de situaciones comunes que nos involucran como colectivo.. 28.

(29) Entendiendo de igual manera los agentes activo y pasivo de los procesos de memoria que nos permiten entender las maneras con las que establecemos vínculos con nuestra experiencia y con nuestro contexto. El primero (agente activo), es el sujeto quien lo acciona, recurriendo -o evocando- al pasado para darle sentido a los acontecimientos y escenarios presentes y a los futuros. El segundo (agente pasivo) son todos ‘los lugares de memoria’: archivos, centros de documentación, bibliotecas, bienes patrimoniales, etc. Si bien, es clara la presencia de la memoria en diversos aspectos del desarrollo cotidiano, temporal y espacial en el que nos desenvolvemos, es de allí de donde tomamos algunos aspectos que construyen y le dan sentido a nuestra existencia. Podríamos decir que la memoria es un elemento en constante labor de producción de sentidos y significados. De manera que la memoria no solo es un mecanismo inmediato o subjetivo desde una perspectiva cognitiva, sino que también es una herramienta de poder capaz de representar tanto aspectos favorables, como amenazas. Entendiendo esta última en primer lugar, desde la reacción frente a la memoria como agente de producción de identidades, donde el sujeto se reconoce o por el contrario se antepone a descifrarse como reflejo de un determinado contexto. En segundo lugar, desde el peligro que advierte para ciertos regímenes o comunidades, el enaltecimiento de ciertas memorias. En el caso de Colombia, se ha ido desarrollando de manera significativa el reconocimiento del pasado para el desarrollo social e histórico. Pese a ello hacer uso de la memoria se ha visto perturbado por las intervenciones a conveniencia, sobre todo por parte de agentes gubernamentales y de poder, quienes la han distorsionado a tal punto de convertir nuestra memoria en un arma de doble filo. Así recordar y exaltar la realidad de nuestro pasado-tormentoso y estridente por la pugna de la violencia- no es más que un acto amenazante para ciertos regímenes. Sin embargo “el pasado que se rememora y se olvida es activado en un presente en función de expectativas futuras” (Jelin, 2002, p.18) En efecto, “la pregunta sobre cómo se recuerda o se olvida surge de la ansiedad y aun la angustia que genera la posibilidad del olvido” (Jelin, 2002 p.18), ya que su presencia fija una amenaza hacia la identidad. En el caso de Bogotá, existe una dicotomía en la preocupación y suspicacia por el olvido de los lugares patrimoniales (ubicados en el centro). En primer lugar se encuentran las grandes casonas de la Candelaria (muchas de ellas solo conservan su fachada) reconocidas por su contenido y representación tradicional y colonial, las cuales reciben de manera exaltada un reconocimiento como lugares de identidad local. Por otro lado están los edificios de la carrera Décima, que por el contrario, son reconocidos desde aspectos modernos y novedosos dentro de los procesos de embellecimiento de la ciudad, pero no como objetos de identidad. Pese a que en ambos casos estamos hablando de lugares patrimoniales, la temeridad por el olvido es más avivada por el primero que por el segundo.. 29.

(30) CIUDAD RADIANTE. Con frecuencia nos preocupamos por olvidar un nombre, un teléfono o una dirección e inclusive por envejecer y olvidar. Sin embargo evadir aspectos que nos pertenecen o nos rodean por pura indiferencia nos remite también a él, al olvido que tememos pero que veneramos con nuestros actos. La memoria total es imposible, por lo que es válido considerar que el olvido en ciertas ocasiones es necesario. Todorov (1999) señala que el derecho al olvido también existe como cura y que cada quien tiene el derecho de decidir sobre esto. Lo que Jelin (2002) también considera desde tres maneras diferentes y probables de hacer uso del olvido necesario. 1. Olvido definitivo: borrar hechos y procesos del pasado. 2. Olvido liberador: libera la carga del pasado para así poder mirar hacia el futuro. 3. Olvido evasivo: no recordar lo que puede herir; su contracara sería el silencio, silenciar los lugares (sellándolos o evadiéndolos) y los recuerdos. De modo que, a veces resulta mejor optar por el olvido, sobre todo si se trata de acontecimientos traumáticos o situaciones que causen dolor, malestar o interfieran en el desarrollo del individuo. Para lo que sería oportuno optar por el olvido liberador o el olvido evasivo: Los acontecimientos traumáticos conllevan grietas en la capacidad narrativa, huecos en la memoria. Es la imposibilidad de dar sentido al acontecimiento pasado, la imposibilidad de incorporarlo narrativamente […] En este nivel, el olvido no es ausencia o vacío. Es la presencia de esa ausencia, la representación de algo que estaba y ya no está, ha sido borrada, silenciada o negada. (Jelin, 2002, p.28) De manera exagerada, podríamos decir que la transformación de la carrera Décima desde su planeación y construcción a lo que es actualmente. Es-o fue- un acontecimiento traumático para el desarrollo urbano, una grieta en la idea de progreso y de una ciudad moderna, bella, limpia y organizada. No obstante, Jelin (2002) también señala de manera ‘esperanzadora’ que “a menudo, pasados que parecían olvidados <<definitivamente>> reaparecen y cobran nueva vigencia a partir de cambios en los marcos culturales y sociales que impulsan a revisar y dar nuevo sentido a huellas y restos, a los que no se les había dado ningún significado durante décadas.”(p.29) Fenómeno que ha sido activado de manera sútil en la carrera Décima con la renovación de la actual universidad ECCI (antiguo edificio Crisanto Luque), la apertura de la fachada posterior del edificio Camacho Matiz para nuevos locales comerciales, el libro de la carrera de la modernidad e inclusive la investigación y proyecto que estoy realizando.. 30.

(31) Abordar la memoria involucra referirse a recuerdos y olvidos, narrativas y actos, silencios y gestos. Hay en juego saberes, pero también hay emociones y también huecos y fracturas. -Elizabeth Jelin La temporalidad histórica se ve en fluctuantes cambios, al considerar la intervención de las relaciones entre presente, pasado y futuro. Jelin(2002) cita a Koselleck(1993) para establecer una relación entre la experiencia, como un pasado presente, cuyos acontecimientos han sido incorporados y pueden ser recordados, mientras que la expectativa es el futuro hecho presente, apunta al todavía-no, a lo no experimentado, a lo que solo se puede descubrir. “Es en ese punto de intersección complejo, en ese presente donde el pasado es el espacio de la experiencia y el futuro es el horizonte de expectativas, es donde se produce la acción humana.” (Jelin, 2002, p.13) El desarrollo social. De aquí que, recurrir al pasado no solo sirve para evocar una acción o un recuerdo pasado, sino que también le da sentido al presente en función de las expectativas futuras, permitiendo observar atrás de manera reiterada. La resignificación propuesta por el pasado en el presente nos permite cuestionar y comprender el dinamismo de las cosas actualmente. Por otro lado, al evocar al pasado de manera recurrente, se corre el riesgo de depender con mayor insistencia de él, lo que implicaría una confusión en el desarrollo del presente y el futuro. “Los hechos del pasado, y la ligazón del sujeto con ese pasado […] puede implicar un permanente retorno: la compulsión a la repetición” (Jelin, 2002, p.14). De modo que atender al pasado de manera reiterada nos puede sumergir en un bucle de retrocesos entorno a él, donde la experiencia y el horizonte de expectativas se verían truncados por la repetición. La carrera Décima sería un elemento significativo al que hoy podemos acudir a través del reconocimiento como una calle que lo tuvo todo y ahora solo sufre desprecio y congestión. Para entender esta mutación hay que acudir a su historia, por consecuente a su pasado. Sin embargo al analizar este tránsito temporal, podemos reconocer que su transformación y movimiento -aunque turbulento- es actualmente cíclico y repetitivo, es decir, las dinámicas que allí se desarrollan temporal y espacialmente son reiterativas dentro del contexto cotidiano, lo que consecuentemente es determinante para el reconocimiento que le damos al lugar actualmente. El pasado rige al presente en nuestro contexto. Mucho de lo que somos es debido a lo que hemos sido. En Colombia, el contexto histórico se ha visto afectado por los acontecimientos pasados que han marcado de manera significativa la construcción social y económica del país. La violencia, la sectorización, la desorganización y la corrupción, son unos de los pocos -pero no menos importantes- elementos que han impactado nuestro desarrollo social. Los cuales- casi siempre y de manera errónea- identificamos, como sucesos leja-. 31.

(32) CIUDAD RADIANTE. nos a la urbe, sin embargo esta ruin situación ha impregnado en gran medida al desarrollo de las ciudades dentro de lo cotidiano. En la carrera Décima por ejemplo, se despliegan una serie de actividades que demuestran lo anterior: el conflicto, la informalidad, la inseguridad, la desorganización, el mal uso del espacio público, el hurto y la falta de higiene. Estos son solamente algunos de tantos factores que se desenvuelven allí diariamente, que revelan el por qué de la mala imagen que tenemos de este sector de la ciudad. De tal forma, podemos identificar que si “no se vive la distancia con el pasado, que reaparece y se mete, como un intruso, en el presente” (Jelin, 2002, p.13) estamos condenados a repetirlo. En consecuencia de las situaciones que han afectado el desarrollo social, especialmente en el campo y en los pueblos, donde se ha vivido con mayor reincidencia la violencia y el abandono por parte del estado. Las ciudades empiezan a ser entendidas como “un espacio liberador y promesa de salvación” (Fortuna, 1998, p.61), un lugar de grandes expectativas para el desarrollo de cambios radicales hacia una mejor calidad de vida. De manera que los traslados a las ciudades aumentan, en gran medida, bajo la consigna de ‘las nuevas oportunidades’. Pese a ello, esta mirada un tanto idealizada no atiende a los factores reales que se presentan en la ciudad, en Bogotá por ejemplo, la sectorización, la desigualdad y la sobrepoblación es alarmante y contundente para entender las dinámicas de la ciudad. Es cuestionable la recurrente idea de residirla en busca de abastecer las necesidades a sabiendas del posible enfrentamiento con un desmesurado y complejo contexto social y económico. La amalgama de identidades en la ciudad se constituye en primer lugar por los agentes y factores externos que se mezclan con los factores locales y en segundo lugar, por las imposiciones establecidas en el espacio por los sujetos nativos, aquellos que habitan y asemejan como propio su lugar de enunciación en el que han residido. De modo que la memoria y la identidad en la ciudad se componen de una diversidad de experiencias. No obstante, las diferencias que se presentan en el territorio frente al hecho de ocupar, habitar y apropiarse del espacio están directamente relacionadas con las subjetividades del individuo. En el caso de los inmigrantes de áreas rurales, asimilan la ciudad como un lugar para prosperar y mejorar su calidad de vida, pero muy pocos de ellos precisan un sentido de pertenencia con el lugar en sí, más bien lo ven como un escenario de posibilidades en el que desarrollan su propia identidad mezclándola con la ya establecida, sin incidir directamente en ella. Un acto de búsqueda de la alteridad: vivir en hibridismo, de ‘estar en medio y entre las cosas’, como diría de Certeau, sin identificarse necesariamente con ninguna de ellas, de modo sólido y fijo. (Fortuna, 1998, p.65) Hoy en las situaciones sociales de lo cotidiano los sujetos actúan de acuerdo con sus competencias identitarias: transitorias, plurales y autoreflexivas -Carlos fortuna. 32.

Referencias

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