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Somoza, un personaje en busca de novela

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(1)

, , "

POR JOSÉ LUIS BALCÁRCEL

SOMOZA, UN

·PERSONÁJE

EN

BUSCA DE

NOVELA

A Jorge Ruthnelíi, con búsq uedasaue recorren vericuetos semeiantes.

haciendo- , seconseguirá abarcarlo más y mejor en todas sus relaciones.

" En'cambio,'1~ literatura, sobre todo en lo que tiene q ueverla

novel

ística,

se quedó cortarespecto Somozu,

el

tiran o,el dictador quesuperóen todoa deél, En-poesíaexisten alusiones y referencias a lodos losdem ás,murió, fue ajusticiado,sin que la

~

Sornoza, yhast ala expresividad políticade su tira-: narra tiva pudiera abarca rlo , sujetá ndo lo com o neidad ydictadureid ad.

Y

laque recogiósu deter-concepto .Somoza'm urió sin novela. Ola novela minabilidad cual esperpento .

dejó moriraSomoza sin aprehenderrnuchaspecu- Pero lanovela:lodejó fuera .Noalca nzó recabar liarid adessuyas. Somozafue más allá de loqueen

-y a recrear su conjunto car acterístico ,que CÓmo

ur

uno

logia

ydictadurología tenía previsto la lite-

-párti

c

ularidad

contribuyera a determinarlo

enin-rutura narrat iva. ' ,

,tensió n y en exten sión ,como el tir anoy,dictador Hay conjuntos de elementos y característi cas , 'que

r

ealy

efectivam entefue.Apartir del concepto que

ar

ticulan el

contexto y el personajeen

e

structu-

\

Sornoza l

a'categori a.Iiterar ia

del dictador necesit a ra s, no como término medio, o promedio,'sino ' . restructurar su tipicidad.. " ,

cornosín tesis quese vuelvemodélicadel

personaje

.:

,

/

Tod~ la

novelístic adel tirano desdeValle Inclán Loque en.cstética ,so bre tod.oen la

e~t~tica

del

~e~-.

:

,hasta.Qflrc:ia 'Márq uez,

pasand~

por Asturias ;Car-' Iis mo ,s~Ilcn,ecomo categoría ?e lotIplC~-la tipi- ,'pentiei-;R 6aBastos ySergioRamírez,trabajócon 1.:1~lad. !.:sIC, !gua l .q ue las.d~m~scategonas no.a~- ,una

categorí

ade

lo'típico que fueviolenta ment e nutclo cstaclO na n o,.Ladll1aml~~es lacar~ctenstI~;; , de'sbor'~ada por Somoza III,el segundoajusticia-, 1.:;1~I U~

demues

tra

la~ncorporaclonnecesan~de pe- do. Por sup uesto,

ya:

queel primerode ladinastía, y

cu

liaridu

dc

s

gene ra liza das que recrean el tipo.. , , ensefajusticiado,:,mediante

justici

a

popular;qu e-Todala novela,olanovelística,sinembargo,re-',', .1"daba cabálm éntécontenidoen laabstra cció n mo-'

\

ulló i

nsufi ci

ente

.

al menoshasta hoy. Con lo cual délicadereferencia.Corno todoslosdem ás:losE s-se

Ir

us

t

r

ó

an te la feracidad delque maltratóáNi- ' t r a da Cabrera, los Rodríguez de Francia, los

Ro-curug

ua

ylod oloque tuvo asualcance. Incluida la sas, los Gómez, tos

García

Moreno, los

Día

z,

los '

l

u cru

r

uru,

natu ra lmen te. ' " Ubico, los

C

arías.Jos

Bat ist a,los

Trujillo

,

ros

Ou-" t

I

t ' . '

it

valier,

los-RojasPinilla

;

los Pérez

Jim

énez, i

nclui-

.

'óo es

run

gun

apo r

l

e a I~dedon.a,

sino

pura,rel.e- 'dos los Stróessn ú : ' ' ,

racl n.so stener que a rea I a siemprees mas nca "' 1' •.•.

ti

'

t

que

elconce pto. Por lo demás,

trat

ándose

de

se-

'

. '

,

El p.~n~teaml~nto ,en cues.10 0.es asu~ o q~e

-en

. 16 . I d " ' li nada tIene que ver con la cahdad expresiva mcon

1I111/'a .SOCIO

gi

camente

o e nco

tiene

otra exp1- . ' , . , . ' ' ,

•< ' la

deterrninabilidad'

de,

I

tirano",en

la.que

ellase sus-C'ICl lJn

, . . tenta, en las novelas: Tirano Banderas,

El

otoño

Hay concep tos ,y conce~tos: Los de la teonase .del patriarca.El'señorpresidente.El recurso del

mé-arn.l;1I1 de elemento s expllc~tlvos, reproductor~s 'todo. Yo el suprem o,'¿Te dio miedo la sangre?

raclllna.lcs.

y

,

el~ su caso, posibles de tr~~sformall- Ápa rte de que en ésavertiente ha quedado cancela-da~ I?ract lca. En.cuen to ~ r~c~>nstrucc~o~ men,tal .da.cu alquierdiscusión. O lo que viene.a serlo mis-:: llhJ~tl\'adelarealid ad s~significadoes~l1lco.Solo mo,'todasson.decalidadindiscutible.Lo impor-\':trla bl~en tantolasvariantes quead q uiereI~pr~- tante es que así resulte ya no solamente para los piurca~ldad.Por.esose trata de conceptos

uruserru-

criticose historiadores, profesores.y comentado-1.:0\:unlvoc.os.Mlcntra~quelosde laI!t~raturaylos res,sinoparaelcomúnde loslectores, cuyocírculo de lasdemásartes,seg ~ nsusc~ractenstIca.s,no son .cada vez se ensancha más. Todo pesimismo al

res-puramc~te reconst~ucclOnes,sl.noreferenciasreales pecto es meraposici ón.elitizante:Como la,de los convertid asen realid adesrefenda~. Po~lot~~to,se 'profesores>qpetienen como tema predilecto el co- . Irala deconce p tosapoy a d os en la irnagmacion yen ... mentariosobreel·bajo nivel;supuestamente cada.

lara llla~ia .sin dejar deser, en loque lest~ca,concep-,": vez mayo r'conforme. pasan las generaciones de .

ros queinc luye n larazoncomo pensamiento ,como aIlÍrrlnos.' . ,' . . '

ab

s

tracci

ó

n

y elab~ración, en t~nt? co~juntos ~s- , ' ,-Se tratade reconocer que el tirano,eldictador de,

Ir.uctu rales. suscep tlbIesdeampha diver~l~ad,deslg-. .':lanovela,hasta'hoy,'no alcanza'caraclerísticas que niñeadosdeterminados. Conceptospohsemlcos ' secorrespondan completamente -en lo que COI:Il-, Lo que parecería digresión lleva a dejar claro pletamente quiere decirenl~ n~rrativa-c~nlas'de que en cua nto a descripciones y expli caciones.teó"', Somoza,Lo que tampoco s!gl1lfica que el tIrano de ricas,ya de la politología, o de la sociología-a la ,I~:novelahayaquedadoatras,~omo.n:er.orecu~rdo mejo r aún de la psicología -, los conceptos, la ca- . literario histórico, deunarealidad tI.ral1lcao dicta-racteriza ci ón ylas categoríasabarcan el caso yel torial:ya: cancelada.No, de esos tIranos quedan

f

en

ó

meno

Somoza.Sujeto que practicó la política, aún. T o da vía se dan. S:sig~endando. So moza III, la masacre,el robo, la depredación,elcrimenyla sin'em bargo,fue de cunod~ferente.,Lo cual no des-oste n tac ió n .Ellos existen, propiamente,desde mu-. ,carta'q ue llegue a trascen?er en algun futur? pe .rso-cho atrás,y en la medida en que se le sigaestudiaIl~ naje literario:Para segUIr aterrando, ~n terml.~?s do -terrible e ingrata tarea, necesaria de seguirla ' literarios, después de muerto, como vIene

haclen-51

.JoséLúisBalcárcel(Guatem ala, (932),Iilósof9.ensayista .pro-,

fesor de la Facultad defiloso fía yletr asde laUNAM,publica en

variasrevistas y sup lemen'tos deMéxico'yAmérica Latin a .Este

año, esjura do delPre~ io'Casade las América s en la ra ma de

(2)

dolo en la realidad, con la ola represiva que así

de-sató en

.el

Paraguay y países limítrofes

.

Elemento

también, por cierto, de recuperación y

transforma-bilidad litera

ria.

A otra forma estructural lite

raria

corresponden

textos sobre el tir

ano,

como el

Ecce Peric/es,

de

Rafael Arévalo Martínez, y

El autócrata,

de Carlos

Wyld Ospina. Ambos necesarios e indispensables

para saber de y conocer

a

Manuel Estrada

Cabre-ra

,

el mismo que encarnó en la novela de Miguel

Angel Asturias. Desarrollados los dos de manera

estilísticamente'

magnifica

,

en ellos se hace una

re-lación articulada de conceptos unisémicos y

pol

isé-micos co

nstituyentes

del ensayo novelado

,

descrip-tivode situaciones sociales y políticas

,

y de la

per-sonalidad del dictador, a través de sus

comporta-mientos y reacciones

,

y del medio social

correspon-diente

.

En aproxim

ada

estructurac

ión

a ellos se

si-túa

el te

xto

de Pedro Joaquín Chamarra, todaví

a

i

nsuficientemente conocido

:

Los Somoza, estirpe

sangrienta.

Los t

iranos

y dict

adores

de la novela han estado

v

inculados

en su e

xpresión

a las rémoras e incide

n-cias feudaloides del desarrollo económico

,

social y

polít

ico

de La

tinoamérica.

No obstante que ello

s

mismos en la realidad tuvieron que ver con los

pro-c

esos i

niciales del c

apitalismo,

desde sus

comien-zos dependiente. Bastar

ía

mencionar el caso de

So-moza L

.

La novela misma de Sergio Ramírez,

¿Te dio

miedo la sangre?,

tiene en

el hombre,

expresión del

t

irano,

un s

ignificad o consti

tuido por s

ignos

que

arrastran el

fa

ntas ma de S

omoza

1

;

los cuales, por

cierto, en momento

s s

e

injer

tan

co

n

a

lgunos que

man

ifiestan a

ristas de

s

us

d

e

sc

endientes

reales,

in-corporado

s

l

iterar ia mente

.

C

onno

t

ació

n que con

-jug

a

el peso de la

dic

tadura

q

ue

pe

rmanentemente

c

argab a

la

v

ida de

N

icaragua

.

Somo

za

IIl, en

cambio. exp

resa

f

ormas de ser

der

ivada s, co

rrespond

i

ente

s

a relacio

nes que se

dan en el

ca

pitalis mo

mon

opólico

d

e E

stado, por

pequeño que

f

uera

s

u p

aís. Ca

pita li

s

mo

monopóli-ca de E

stado a

dministracion u

niper

s

onal.

Un

iver-sal

y só

lo

co

mpartida

s

ecundari

am

ente por una

es-cas

a,

redu

cida, b

urguesía

de

s

ervicios

, por su

ori-gen

.

Burocrática ,

como

también

s

e

le denomina.

Tal pare

cería

que l

a f

rase

d

el

fa

tuo Re

y

Sol

:

"El

Es

tado

soy

Y

o",

hu

biera sido elabo

rada en la

cor-t

e,

ante l

a a

ristocracia r

ival

.

y

a

en pleno

desarrollo

y lu

cha

l

a b

urguesía.

pugnante

co

n

el

abs

olutismo

de re

siduo f

eudal, p

ara cu

nccptuulizur

a

futuro, en

orden

i

nverso de

i

ntereses p

or su si

gnifi

cado, a

So-mo

za

IIl

. Las parado

jas

d

e

l

a

vida real p

ueden

ser-vi

r de

a

limento

a la narr

a

tiv

a

.

Los

dem

ás

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ictad o res fueron

.

o

sun,

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ueños

de

h

aciendas y vi

das

.

De h

aciendas y

v

i

d

as

en

s

us

res-pectiv

os

p

aíses

.

Y

h

asta de

i

ncipientes o

de

sarrolla-d

as in

dustri as.

En sus pabes

.

Ta

mbién

.

so

bre todo

,

ug

rocxpor tudorcs

CI1

gr

an

es

cala

.

De sus países a

la

metr

óp oli, o a

01

ros pa

ises

pcrtk

ncos;

b

ajo

las

re-gul

aciones

ec

onóm icas y Iinanc

rcr.rs

im p ues ta~

por

l

a

metr

ópoli

.

P

or

l

o

t

anto. b

a)l)

l

a

depen

dencia de

l

a

metr

ópol

i

.

Todos los

t

i

runus

co

n

c

asa

O

h

acien-d

a

e

n

l

os Es

tados

U

nidos o en Lsp

a

ria. p

ara

des-ca

nsar

y so

brevivir

con

t

ranquilidad

de

r~ntistas

desp

ués

del

go

lpe de

Es

tad

o

o de

l

a

revo

lución que

lo

s

tumbe

.

Bat

ista sa

lió

a

re

s

i

d

i

r

y

a v

ivir

en

s

us pro

piedades

de D

aytona

.

Ubico s

e

refugi

ó

h

asta s

u muerte en

Nueva Orlc

ans

.

U

nos mue

ren

e

n

la metrópoli,

otro

s en

l

as

exmet rópol is.01

ros m

ús

de diferentes

m

aneras,

e

n

el

propio lugar de su des

tronami ento.

Todo

s,

n

atur almente. despué

s

de v

ivi

r d

el sa

queo

y

del de

spojo.

de l

a

de

vastación

d

e s

us pueblos,

cuando n

o

de rent

as o f

rutos d

irectos.

de

c

uentas

b

ancaria s

d

epositad as

e

n Su

iza

.

So

rnoza

III

s

e

q

uedó

con lod

o

lo q

ue pudo de

N

icaragu a, y

l

o co

ntro laba

to

do t

amb ién,

hasta el

triunfo de l

a

Re

volución

.

C

uando

Ni

caragua era,

como ahora Par

agua y.

un

a cá

rcel

g

rande,

nacio-nal. Pero

, a

la

vez y co

n lo

mi

smo.

f

ue

g

ran

i

nver-sionista en lo

s

E

stad os Uni

dos

y en o

tros p

aíses.

Fue, realmente

.

tr

ansnacional. Co

n

i

nversiones de

diferente índole

e

n tod

a Cen

troa rné rica. en

Espa-ñ

a,

en Colomb

ia, e

n

V

enezuela.

en Arge

ntina,

e~

P

aragua y.

Su

s c

ua ntiosas i

n

v

ersio nes

n

orteameri-can

as

lo llev

aron a se

r

i

nfl uyente

e

n l

os cí

rculos

go-bernantes de los Estado

s U

nidos

.

No

era

simple-mente un cap

italista

dep

endiente,

s

i

no un capital

is-ta de

y

en la metrópol

i,

que

viv

ía

go

bernando en

Nicaragu

a

.

(3)

J

• f,/ • •t

,r

'1

"

-4

)

,(','11111) cvplic.rr de tlt ra manera que Howard

Ilup,ho 'e hubicru tra xla d a do en avión hospital

h.I,LI,\ b na¡,:u;l.ensucamaport ülilde enfermo

in-cur.ihlc.con todoyfrasco sde suero, al décimopiso

del Ilolcl lntcrconu ncn ra l. convertidoen hospital ~ h.rrdencgo ci.uu cs,pa ra tratarcon susocio,elel

drct.ulor. voh rc inversio nes lransnacionalcs!

So rno z«. Iuc,hastasu muerte, portador de

inver-Slllllcsrcd u uahlcsen lametrópoli.Al Paraguay

lle-\'l')III queel pro pio Stro essner, beneficiarioprior i-tariodel contra bando. no in tentó; elculti vo del

al-~odón , man ifestaciónclásica de formas

capitalis-LIS en lo sproce so sagrícolas.

A ntcs, cuandoejercíala dictadura, dio muestras

dedecidir po líticamente no sólo ensu pobre país,

sino en los dem ásde Cen tro a mérica. Cuando su

socio Ara na Osar io se man ifestaba indeciso para

realizar elfra ude elect oralque consumara el hecho

de hacer goberna nte a Kjcll Laugerud -era tan

in-signifi can te elnúmerode votosque pudieron

pre-pararle a éste - , Som oza JII viaj ó a Guatemala

par a impo nerlo ,asegu ra n d o el buen desarrollo de sus negoc ios.Todoesopodía hacerlo con base en

la hcgc rnon ia económica suya mantenida en los

paisesdel área.Hoyse comienzan a saber datos so-bre la cantida d de tierra que tenía en Guatemala. '{a an tes se sabía de susinvers iones en la infraes-truc tu ra turística.

53

Por eso el chiste guatemalteco -pueblo aquel que no pierde el buen humor en medio de la trage-dia permanente que vive,entonces aún más agra-vada-, de que al producirse el"terremotoy notifi-carle telefónicamente Arana a Somoza que se ha-bía caído media Guatemala, éste le preguntara si la suya o la de él.

Hay pues, una serie de características y peculia-ridades que de Somoza podrían recoger la tirano-logía y la dictad urotirano-logía literarias en materia de novelística, para incorporarlas y asimilarlas en el personaje correspondiente a las diversas formas expresivas del desarrollo capitalista en sus noveda-des de nuestros días.La tiranología y la dictadura-logía son a estos días lo que la demonodictadura-logía fue a los suyos. Esta se extinguió. Pasó a convertirlas en ser histórico pasado, cuando el interés por lo tras-cendente cedió su lugar a los fenómenos y desarro-llos del mundo terreno. Cuando se desarrolló ple-namente el capitalismo y el hombre se percató de su papel como eje de la producción, adquiriendo conciencia de ello.

Con aquella desapareció el interés por los más de los estudiosde lo trascendente. Mientrasla evo-lución que se desarrolla hoy en Latinoamérica con-duce a extinguirse a tiranos y dicatadores, la tira-nología y la dictad urología tienen que continuar abstrayendo las características deaquellos para

in-~¡

" '

i

¡

1

1,

1,

(4)

, .,

,/

e

I

j

de éste no le imp resio na mucho a la historia de

nuestr os confines. pues basta asocia rlos con

Per-sia, los orígenes de lahumanidad , las leyendas y las

satrapías , par a identifica rlo conel oro y las piedras

preciosas.Per oSomozapertenece al subdesarrollo

de nuestra s pobrezas sob ra ntes de lo que deja el

imperia lismo de la fro ntera lat inoamericana.

Despu ésde muerto Somoza111 todavía acumuló

elemento par alanarrat iva .Por lascircunstancias

que impuso la Revolución , respecto al propio

Pa-ragu ayentabl ó co nt ras tes; recordemosal dictador

Gaspar Rodríguezde Fra ncia. Muerto éste nadie

se atrevió siqui era a ver pa ar el co rtejo fúnebre,

pensandoqueera una tram padeltiranopara

atis-bar quiénpodía alegrar ede u desaparición. A la

muert edeSom oza un puebloentero, elsuyo

pro-pio, fe tejó el uce o abiertamente. en todas las

ca-lle ,en tod o elpaí.

Portodo,po r ufort una queera cuestión propia

deleyend a ,cua ndo fuellevadoaenterrar a los E

s-tad o Unido', la a enciu noticio as al hablar de

que ibaen una caj platead tradu jeron:de plata.

Al de ir que la novelanoha aprehendido al

tira-no omozu IIIy creadoal per onaje que pueda

co-rre ponderle, deb ntener e en cuent dos s

ituacio-nes.

é

rmin

de un lterm tivu que puede

conju-gar e o no. ad que e conciba mecánicamente

tiene que ver conla re'Iidad rica ycontrad ictoria .

to quiere de ir que no iempre, necesariamente,

tienen que pro d ucir e I ca o no.

Pudiera uceder, ¡porqu no!que la novela tras

la queanda en buca detra ender e literariamente

elfanta Ola de Somoza nunca llegue a escribirse.

Pudiera erque i. opor que exi tansituacionesy

hech o hallan forzo . e inexorab lementesu

corres-po nd ienteno vela - enmucho ca os, afortun

ada-mente - . oporqueh yano velita tienenque

de-cidi r e por la ituacione y por los hechos que a

mucho no acucian. Alcaboque aellos en lo

par-ticular pueden atormen t rlo o encantarlosotros,

par a u genera lización y trascend encia. Los art

is-tas -ahl está n lo narradores- tienen un doble

pio mental r pecto del nuestro, que es sencillo.

Imaginat ivo-racional, posible y capaz de

concre-tar seen lanuevaydist inta realidad que es la obra

de arte, el de aquellos.

En la realid ady contexto latinoamericano,a ese

propósito , existen au encias novelísticas frente a

constantestemáticas . No existepropiamente la

no-velade la luchaarmada, de la guerrilla, la cual

lle-gó a generalizarseen el Continente como acción

patriótica necesaria, yhoy vuelve a manifestarse,

sobre todo en El Salvador yen Guatemala,

des-pués del triunfo nicarag üenceq!Je p'or esa vía

de-rrumbó al dictador determinante del personaje

desnovelizado, anovelado, o sin novela

sencilla-mente,Somoza 111. En-cambio,se dio, y mucha fue'

muy buena,la novela deI¿lviolencia, en Colombia.

Fenómeno social distinto, por supuesto, aunque

con sejemanzas.

/

_

_---

o

_

_

tensificar y extensificarSUSconceptos ycategorí a .

Hasta que la revolución latinoamericana eex

tien-da a los extremos de volverlos ser hi tór icopa ado.

Las diferenciasde comportamientoentrelo d

ic-tadoresde la tradición yel dictad or de la in

nova-ción -que por lovisto tambiénen la ingratitudy

en labarbarie existennovedade s.en loque lo

eco-nomistasysociólogosllamanmodernización . co

n-cepto que no quiere decir otra cosaque de arrollo

conforme al capitalismo-.dan lugar a reaccione

también diferentes.Cualquierade losdictad ore o

sus descendientes familiareso burocrát icoshante

-nido lances amorosos con colegialas del últimoaño

del Bachillerato o de la Normal. o con profesoras

de escuela primaria,enganchadas por algún

fun-cionario calificado, que precisamente entre sus

cualidades más destacadas figuraban lasfunciones

de esa clase de engarces. Mientras que Somoza111.

o elChiguín,se lanzaron, entre susaccio nes de

ni-vel y alcancestransnacionales a laconquistade d

a-mas con la especificidad de Miss. Comosucedió

con una Miss Paraguay,con experienciasenel

cer-tamen'de Miss Universo .Destronando así galanes

que contaban con la protección y,por lo mismo

te-nían influencias cerca del dictadortradicional. Ensu

caso, con el practicantede contrabando;modesto, y

por lo que demuestra la historia,de menores ínfulas:

Stroessner ante Somoza.

Somoza atesoró tanta fortuna como el Sha.La

~

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'l .

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'1 '

(5)

Ni siquiera Guatemala, en donde el movimiento guerrillero alcanzó durante los sesentas los mayo-res ascensos de la lucha armada latinoamericana, y actualmente se manifiesta en linderos triunfan-tes, se ha producido la novela de la guerrilla. No obstante las posibilidades que podrían suponerse por los serios e importantes antecedentes y tradi-ción novelística suyos. Con todo y la paradoja que se repite en otros países, de contar con pocos nove-listas -tras el largo intervalo que sigue a José Mi-lla, Carlos Wyld Ospina, Miguel Angel Asturias, Flavio Herrera, Mario Monteforte Toledo, Rafael Arévalo Martínez, de alguna manera, y luego un inmenso salto temporal hasta Marco Antonio Flo-res y Arturo Arias hoy.

En cambio, y por sabido se tiene que los mismos condicionantes pueden empujar en sentido contra-rio cuando operan situaciones determinadas. Gua-temala resultó ser caldo de cultivo para una novela de la contraguerrilla. De una novela antiguerrilla es mejor decir: la de Flores, Los compañeros. Con

denotaciones y connotaciones que llegan más allá, o que forman parte de lo mismo. Personifica al 1um pen en el guerrillero y lecuelga a éste las miserias, la apatía,la holganza, forzadas, la falta de principios de aquel, como elemento que por anticipado lo insta-lan en la derrota.Además de ser profundamente

an-ticubana, lo cual significa antisocialista, quiere de-cir. por tanto. como se constata claramente en estos días. posición instrumental coadyuvante a propiciar la justificación y el asentamiento de movilizaciones del imperialismo norteamericano.

Más claro aún aparece todo ello cuando a través de la lectura se van decodificando los que dejan de ser simples signos de delación. Los cuales de que-darse en eso no pasarían de revelar mera ingenui-dad, tratándose de hechos y sucesos ya transcurri-dos. Sin embargo, adquiere significado delatorio

.en tanto que transcurridos, precisamente.

A propósito de delaciones, Somoza 111 decidió conservar. hasta después. los archivos de la inteli-gencia, como dejados en el abandono, para que el mundo entero se percatara de que uno de los máxi-mos dirigentes del supuesto partido comunista ni-caragüense. encargado de los asuntos obrero~,un tal

Sánchez,

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