MARTIN FELDSTEIN
Una revolución de grandesalcancesse desarrolla enel pen-samientoeconómico :se trat a de retroceso de las ideas de Keynes,que dominaron la pollt ica económica a lolarg~de los último s treinta y cinco años.Durantelasdécadas venid e-ras, esta revolución tendrá profundos efectos nosola mente sobre la economla sino también sobre la vida cotidiana de cada uno de nosotros.
FueJohn Maynard Keynesel que escri bió que los actosy las creencias deloshombresdenegociosy de los políticos se basan, a menudo, en lasideascontenidasen lasob~asescri -tas, años atrás.por losprofesore sdeeconom ía o bien,para retoma r la expresiónqu él mismousó, "por losescritos de ta l ocua lchupa rintas universitarioya fallecido". No preten-demos exagerarlaimportanciadel pensamiento keynesiano. Elalcancede lasidea de K ynes va mucho másallá de los proble masespec íficos que abordara en sus obras técnicas, y su influencia desborda ampliamente los circulas ec onómi-cos. Desde su muerte, sus discípuloshan hechode todos no-sotros unoskeyncsiano s.Elp nsamiento keynesianose ha-bla convertido , par a todos - desd los manua les hasta los
artícul os
de pren sa ,desdelos"expertos"hastalos funciona-riosylos1'0111 uos - en elsím bolo d isentidocomún dentro del campodela cccnomla.Aun aquellosque recha zabanlos plantea m ientosde Krvncsacer cade laredi stribuciónacep -taban el enfoque kevnc siano de la cond ucta de la polltica eco nó mica.Cla ro está quc algunos co nomistas como Milton Fried-mano Friedrich Ha yek y susrespectivos discípulos, recha-za ba n lasconclusio nes de Keynes;pero hasta hace no mu-cho tiempo.dios se!luí.1IIcunstituye ndounaminorla i nsig-nifica nte,Slll 111111.(11 11.1intluc mi areal sobrelaspolíticase
co-nómica s.El keync sianismose habla convertido enelidioma común. No hay por qué sorpre nde rse de que el presidente Nixo n haya expresado este co nse nsocua ndo retomó la fa-mosa fórmula:"Hoy todos so mos keynesianos ".
Porfort una,('sl(' consenso empiezayaa deshacerse.Para poderentender esta evoluciónesnecesariorecordar que las ideas de Keyncs nacieron en la Inglaterrade los años 20y 30. Keyn es terminósu gran libro,Lateoríageneraldel interés, delingreso)'del(111/1/(0, en 1935,cua ndo la economía inglesa llevaba quince años prese nt a ndo una tasa de desempleo anormalmen te elevada.AsI,la idea tradicional según la cual todas las fluctu acion es económ icas son de corta duración y se corrigenpo rsisolas,yahabla sido claramente desmenti-da. En lugar del aná lisis tradicional, Keynes desarrollaba una teorla quele parecía adaptarsemejor a los problemas de su época.Pero hoy es yaevidente que,aún silos especialis-tas siguenpregu ntándose silas ideas y las recetas de Keynes eran buenaspara losaños 30,no lo fueron para la economía noneamericanadelos años 60y 70, años durante los cuales su influencia alcanzó su grado más elevado.
© Commm tm-,
Enelmismo moment o en queelpresidenteNixon se de-clarabakeyne siano ,el retro cesodelpen samien to ke ynesia-no ya sehabíainiciado en lasuniversidad es.Y partiendo de la experi encia definesde los sesenta ydelos setenta,algu -nos de los jóvenes economistas sacaro n la conclusión de que el marco concept ua l keynesian o no era apto para ana -lizar los problemasde la economía nort eam erican a.Desde ento nces,el movimiento seha ido acentuando, Losfund a-mentos mismos de las distint asactitudesque existen con respecto a la economíaestán cambiando, tan to en las uni-versi da des como en Washington yen la prensa.En ciert os aspectos, esta manera de pensar serefleja en lo que seha dad o en llamar la teoría de la oferta.Yaunqu e estae volu-ción intelect ua l estéempezando apenas, esyaeviden teque las ideas que influirá n sobre la política económica de los oche nta y aun después, será n considera blemente distintas delas ideas que dominaronlosúltimostreint a y cincoaños. Enesteartículo ,abordaré tres ideascentrales delpen sa-mientokeynesiano.En cada caso, laidea reflejalae xperien-cia de la depresióny,aplicada -como se le haaplicad o- a las con diciones económicas ,muy distintasentre sí,de los añossesenta y de lossetenta,hatenido consecuencias de sas-trosas. Comentaréésta sconsecuenciasindicando, al mismo tiempo,cuá les son, desde mi puntodevista ,eltipo deideas que está n destinadas a reemplazar la posición keynesiana
trad icional. .
Lostres temasson:eldesempleo,laformac ión delcapita l y el intervenc ion ismoestatal.Es claro quecada uno de estos temas merece ser desarrollado con más amp litud,per o creo que es mejor aborda rlosconjuntamentepara subrayarla re-laciónque se da entre ellosdentrodelpensamientukey ne-sianoy para mostrar cuá les serán las modi ficaciones a las que llevará el retroceso general del keyne sian ismo.
Antes de entr aren el meollo deltema,me pare ceque ser ía útil señalar que,.a pesar de lascríticas que dirij o contra el pens ami ent oecon ómicodeKeynes, ni porun segundo dudu de sucontribución a la técnicadel análisiseconó mico.Sus ideas han reforzado la teoría económ ica . Tienen una in -fluencia profunda sobre el curso de la investigació n econó-mica ysobreel desarrollo de lasideas económicas .Mi obj et o de estudio no es,aquí,la contribucióndeKeynes alatécn ica de la teoríaeconómica, sino el impactode susideas f unda-mentales en elcurso de lapolítica económicadelasa nterio-res déca das.I
El error de diagnóstico acerca del desempleo
La posiciónde Keynes acerca del desempleopueder esumir-sede la siguientemanera:"el desempleo esel resultad ode una demanda insuficiente de mano de obra". Estam os tan acostumbrados a pensar en términoskeyne sianos,queesta
proposición puede parecernos una tautología.Sin embargo
está lejos de serlo y,aplicada a la economía norteamericana
de la última década, la afirmación es totalmente falsa.
La idea de Keynes de que el desempleo traduce una
de-manda insuficientees, a todasluces ,elresultado de su propia
experienciade la depresión.Durante los años trienta la tasa
de desempleo de Gran Bretaña aumentó en un 30%y
muchí-simas personas se vieron privadas de un empleo estable
du-rante un año o más.La teoría keynesiana del desempleo
esta-ba destinada a explicar cóm o era posible que persistiera
un nivel de desempleo tan elevado y de qué manera podía re-ducírsele por medio de medidas gubernamentales de recu-peración de la demanda. Por desgracia, y como sucede a me-nudo en el caso de las construcciones intelectuales podero-sas, la teoría keynesiana se ancló tan profundamente en el pensamiento económico que los economistas aún seguían pensando en esos términos mucho tiempo después de que la
economía se hubo transformado radicalmente. Los
ma-nuales, los periodistas y los políticos aplicaron estas ideas a
la economía norteamericana de los años sesenta y setenta.A
su manera de ver,los desempleados eran una especie de
de-pósito de mano de obra que permanecería sin empleo hasta
que no aumentara el gasto total. Basándose en este
diagnós-tico,todos ellos preconizaban la necesidad de establecer
po-líticas fiscales y monetarias de expansión -déficit públicoy
creación monetaria- destinadas a estimular los gastos tanto
de las familias como de las empresas.
Una rápida ojeada sobre los hechos es suficiente para
con-vencerse de que el análisis keynesiano no encaja con lasit ua
-ción real.de la economía norteamericana."Para más
preci-sión, describiré la situación de 1979, año en el que la tasade
desempleo alcanzó el 6%,es decir, mas que el promedio de
la postguerra, pero en el quelaeconomíano estaba en
rece-sión."Es posible establecer la misma tabla general para la
ma-yoría de los años de la postguerra, incluso si cada año
pre-senta rasgos particulares. Y esta tabla no tiene nada que ver
con la del depósito de desempleados que estarían destinados
a quedarse sin trabajo hasta que hubiese una recuperación general.
En 1979,más de la mitad de los desempleadosvolvíaa
en-contrar trabajo después de 4 semanas.Más de la mitad tenía
menos de 25 añosyla mitad de éstosestaba cons titu ida por
menores de 20 años que buscabantrab aj osde medio tiempo
para poder continuar con susestud ios.
Má
s
de la mitad deaquellos que habían sido clasificadosdentrode la categoría
de los"sin empleo"no se había vue lto desempleadapor
ha-ber perdido su anterior empleosino queest abaformada por
jóvenes en busca de su primerem p leooque volvía n al
mer-cado de trabajo después de un periodo durante el cualno
ha-bían trabajado, aunque tampoco habían estado bu
scan-do trabajo.Asimismo,más de la mitad de los"despe di d os"
en realidad no habían perdido su empleo, sino que se
les había despedido provisionalmente. Dentro de la
indus-tria,más de tres cuartosde los despedidosvuelvena su
em-pleo original. En pocas palabras, el desempleadotíp icoes
joven, por lo general no ha perdidosuem pleo y novivesin
empleo más que durante lapsos que so n muybreves.
Entre los hombrescasa dos, la tasa de desempleo nosubía
a más del 2.7% yesta cifra incluía a muchos hombres que
habían sido despedidos sólo temporalmente. Para estos
obreros experimentados y, por lo gen eral especia liza dos, el
mercado de trabaj o era en realidad un promotor yla tasa
de salario present aba un rápido aumento. En elotro
extre-mo del mercadode lamanodeobrase enc ue nt ra un
peque-ño grupo de individuos pobrement e calificados, a menudo
jóvenes y con poca ed ucación, que vivían largosperiod osde
desempleo y que,por este hecho, consti t uye n, dentrodel
nú-mero total de desempl eados, una propor ción elevad a. Sin
em ba rgo, au ncua ndo elmer cado de tra baj o estéano r ma
l-mente tenso,su tasadedesempleo siguesiendo elevada,
por-que estos trab aj adoresca recen tant ode calificaci óncomode
estímulos.Adem ás,elproblemano es,ni siq uiera par aestos
últimos,que noha yatra bajo , sino que eltra bajodisponible
no les co nviene.
Para hablaren tér m inosmá s genera les,eldesempleopor
el que pasó la eco no mía norteamer icana en el cursode las
últimas décad as se exp lica, enese nc ia, por las perver sa s
in-citaciones y lasba r rer as ar tificia les que so n,a su vez, el
re-sultado de laspolít icasdesarroll ad as. Sepodríadecir que si
a algo le debem osla ba se inte lec t ua l de estas políticas eq
ui-vocadas es a la falsa visión keynesian a del desempleo.Si la
ca usa del desempleo fueseúnicament elafalt ade dem anda ,
como lo creían loskeyn esianos,elpa ga r elevadas ind
emniza-cionesde desempleoconstitu ir la paralosdesempleadosuna
ayuda financiera eficaz que no tendríaefecto snegativos.En
realidad ,dadoel tipo de mercadodetrabaj oqueco noc imos
durante las dos última s décad a s, las altas indemnizaciones
de desempleoqU(~ se otorg a ron provocaron el aumentodel
número total de losdesempleadosal propiciar que
retrasa-ran su ingresoal trabaj o yal incitar, tanto a los empleados
com o a los empleadores, aque se organizaran en formas
ta-les que éstas terminaron porcon t ribu ir al aumento de los
despidos y al desempleo.
Asimismo, la idea keynesiana de que las empresas no
ofrecen trabajo porque lademanda es demasiado baja, yno
porque los salarios sean demasiado elevados,implica 9ue~n
salario mínimo legal tiende a que aumenten los salarios sm
que se reduzca el empleo. El efecto del salario mínimo fue,
en realidad, el aumento del nivel de desempleo entre los
obreros poco calificadosypoco experimentados,ya que les
impidió que encontraran t~a?ajo en aq~ell.os I.~gares en
donde habrían podidoadq uirir una especialización de
uti-lida d.
La visión keynesiana del desempleono solamenteagud izó
el problema del propio desempleo sino que,además, co
ntri-buyó a la aceleración de lainflaci ón.Y por co ns t ruir una
terpretación falsa de la tasa elevada de desempleo,al verla
como una delas señales de laexistencia de una demanda
in-suficiente demanode obra, los economistasy los dirigentes
políticosacud iero n a políticasmonetarias yfiscales
expan-sionistas.Laaceleración de la tasade inflación que empezó
a producirseamediadosde los añossesentafue, en gran
me-dida,el resultado de la excesiva demanda creada por pol
íti-cas fiscalesymonetar ias erróneas.
La
falsa percepciónkey-nesiana del tipo de desempleo caracterí stico de la economía
norteamerica na de la postguerra fue,de estaforma, la causa
principal del aumento del desempleoasí como de la i
nfla-ción que marcó a estos últimos quinceaños .
Afortunada ment e, ca da vez existemásconciencia de que
nuestra elevada y permanente tasa de desempleono puede
ser reducida por medio de políticasdeexpansión de la
de-manda.Unode los aspectos importantes yfrecuentemente
desprec iad os de lo que ha dado en llamarse laeconomía de
la oferta esla idea de que el desempleo no puedereducirse
másque por medio de politicas que corrija n las incitaciones
perversas ylas distorsione sdel mercado.Dist inguiéndosede
manera significat ivade la posiciónkeynesiana trad icional,
elJoint Economic Committee del Congreso adoptóen sui
n-forme anual de 1980 lavisiónarriba mencionada deltipode
desempleo.
Hoytodo noslleva a pensarque en los años ochenta
pre-senciaremos también una precia ción más realista del
de-sempleo encua ntoaladeterminacióndelas politicas
mone-tarias y fiscales y encuanto lo intentos realizados cons
e-riedadpor refor ma r aquellas pollti casque elevan, dentrodel
merca do del tra bajo,1 t S de de empleo.
El miedo k
eynel iano a
l
a
ho rro
El efecto más directo del pensamiento keynesiano ha sido
quizá s el de retrasa rel procesode la formación del capital. Laprop ia obra de Keynesrevel no solamente una falta de
interés por lo posible beneficios queresulte n de la ac
umu-lacióndelcapita l.sinoinclusoun verdaderomiedoa un
aho-rro excesivo.Esta doble actitudes el reflejode las c
ondicio-nesde la depresi ónque influyeron tan decisivamenteen la. visióndel autor.
La
depresióntralaconsigo,desde el interiorde su propiozureo , no ola mente una tasa elevada de
desem-pleosino ta mbién unatasamuy baja del usodelequipo. Por consiguierne,un aumen to de la demanda
podía
lleva r alo-grar una producciónmásimportante y queno necesitasede
capital suplementario. Asimismo,el tipo de nuevoequipo
que se incluyeradentro delstock' ya existente podía provocar
el aumen to de lacapacidad productiva sin, por ello, llevar al
aumento de la propia producciónen el caso de que la
de-mandano recibiese simultáneamente un estímulo. Y,ya que
aumentar el capital durantela depres ión no parecía ser una
medida ni necesaria ni suficienteparaelevar la producción,
el análisis teórico de Keynes deja simp leysencillamente de
lado el papel que juegalaacumulacióndel capitalen el
au-mento de la produ cción .Porconsigu iente, los economistas
discípulos de Keynes quedesarrollaron su pensamiento
su-brayaronmenos la importancia de la expansión delstock de
capital que la del nivel de la demanda .
Debidoaque se consider a quela acumulación de capital
es algo que está totalme nte fuera del tema,el ahorrojuega
un papel verda dera mente nocivo.Lo he señaladoya al
prin-cipiode este articulo:el mensaje central del análisis
keyne-sianoes que eldesempleo delosaños de la depresión es
re-sultado de la insuficiencia delgasto.El bajo nivel del gasto
refleja que el deseo de las parejaspor ahorrar es maror que
'"
el que tienen las empresas por invertir.Para resumir,
Key-nes afirma que un ahorro excesivo se encuentra en la raiz
misma de la depresión.Además,el análisis de Keynesllevaa
laconcl~s~6nde que un mayor deseo de~horrarpor parte de
las parejas o de las empresas no conducirfaa unainversión
creciente, sino que no haría más que deprimirel nivelde la
demanda y,por consiguiente,causaría una reducción
suple-mentaria del ingreso nacional y del empleo.
La idea de que un ahorro excesivo puede provocarel
de-sempleo no nace con Keynes.Muchos escritores famosos e
incluso ciertos economistas , particularmente algunos
q~e
pertenecen a la tradiciónsocialista,sostuvieron durantemás
de ~n'siglo ur:ta argu~entaciónparecida.Sin embargo,la
corriente dominante siempre la rechazó.Pero la posición de
Keynes como economista universitario y de primera línea
aunadaalpoder de persuasión de su sistema teórico,lo
gra-ron convertir a una nueva generaciónde economistasque
veía n en la depresión prolongada la prueba de la insufic
ien-cia de la teoría tradicionalyque estabanbuscando, por lo
tanto, ideas nuevas que sustituyeran a las viejas.
El miedo keynesiano al ahorro se convirtió en la principal
característica del pensamiento de muchos jóveneseconom
is-tas que alcanzaron a llegar hasta el frente del escenario en
Londres yen Washington durantey después de la Segunda
Guerra Mundial. Los discípulos de Keynestemíanque la
recuperación económica -que habla surgido durante la
guerra a causa del aumento'de los gastosmilitares-se
de-rrumbara a partir del final de la guerra.El miedo a que
hu-biese un consumo insuficiente, o lo que a fin de cuentas sería
igual, a que el ahorro privadofueseexcesivo,ejercióunai
n-fluencia preponderante en la política económica de los
pri-meros años de la postguerrayen las institucionesqueaún
Idominan la vida económica,
Para ser más precisos,el miedo keynesianoal ahorro
con-dujoa toda una seriede políticasanti-ahorro-políticas
des-tinadas a estimularel consumo de las familias y el recursoal
crédito y a desestimularel ahorro. En estesentido, Estados
Unidos y Gran Bretaña presentaroncomportamientos muy
distintos a los de las principales naciones industrializadasde
Europa y a los delJapón. En estos paises, la influenciainte·
e-nor.Y,en ellos,laposibilidad de una nuevadepresión cau-sada por unconsumo insuficiente surgió como un problema mucho meno sserioque la necesidad urgente de reconstruir y de reemplazar el stock de capital (el capital acumulado que,durantelaguerra , había quedado reducido a un estado lastimoso ). Por consiguiente, estos países llevaron a cabo políticasdestinadas aestimular el ahorro, mientras que Es-tados Unidos y Gran Bretaña desarrollaban políticas cuya meta era redu cirlo.
Desgra ciadamente, nuestras políticas alcanzaron,.sin duda alguna,su obj et ivode reducir la tasade ahorro. E sta-dos Unidosy Gran Bretaña tuvieron ,durante las dos déca -daspasad as,lastasasde ahorro másbajas del mundoi ndus-trializado. V, siendo que la cantidad de ahorro producida por una nación limita elvolumen de lo que puede invertir, esas tasas de ahorro tan bajas provocaron que,propor cio-nalm ente, las tasas de inversión fuesen también bajas.
Incluso si hoy en día crece la conciencia del hecho de que lastasas de ahorro y de inversión de Estados Unidos son ba-jas, muy poca gente se da cuenta con exactitud hasta qué puntoy cómo esas tasas han ido cayendo a lo largo de los años recientes.Esta incapacidad para medir la extensión del problem a ha conducido, por lo menos hasta hace poco,a una negligenciaperjudicial para la formacióndel capital. La compro bación que ha justificado esta negligencia es la de que,en el curso de las dos últimas décadas,Estados Unidos ha ahorrado más o menos el 15%del productonacional. Del hechodeque elahorrose inviertepuede inferirse que desti-namosala inversiónmáso menose115%del PNB.Una tasa del15%de ahorroydeinversiónrepres entamáso menoslas tres cuartas partesdelpromedioexistenteenlos principales países industrializado sde la Comunidad Europea , lo cua l noes quizástan bajo parauna economíaricayrelativam en-temadura. Es obvioque unafamilia que destina 15%de su ingreso al ahorro hace reservasrazonablespara elfuturo.
Pero tan to estas cifrascomoeste tipo de razonam iento son una falacia total. Aunsi estacantidadse hubiesedestinad o a la inversión,duran telosúltimos veint eaños eraindis pensa -ble contar con tres quinta s de sus partes para el simple reempl azodelslockdel capital que ya envejecí a.Solame nte el6%delPNBfuedestinadoa lainversión neta , esdecir,al
aument o delstorkdelcapital net o. La tasa de inversi ónneta del 6%representa menos delamita d dela tasade inversión neta media de los otros países ind us tria liza dos dela Comu-nidad Europea. La mitad de nuestra inversió n neta fue orientada hacialaviviendayhacia losstock»,locua l no deja más que e13%del PNB para los au me n tos delsto.].. neto real del equipo usado por las empresa s de nuestro país.
En el curso de los últimos veinte años, esta inversión ha engendrado un crecimiento de exactamente e13.8% anual de nuestrostorkde equipo.Durante el mism operi od o,la mano de obra aumentó,en términosabsolutos,hasta alca nzar una tasa anual del 2%.La cantidad de capita l por trabajadorno aumentó,por lo tanto,más queen un 1.8%anua l. En los otros países industrializados,laca ntida d de capita l por trabajador aumentó con una velocidad másdedos veces superior a la de Estados Unidos,lo que se reflej ó en uncrec im iento más rápido desu productividad a lo largo de estosaños. '
Este sombrío cuadro de la formación del capita l en Esta-dos UniEsta-dos está basado en estadísti casoficial es.Y ya que el método oficial para la evaluacióndelstockde capita l no toma en cuenta el particular efectodel aume n to delosprecios del petróleo de la OPEP ,esta s esta dís ticas subest ima n la exten-siónde nuestro problema encua ntoa la for mac ión delc api-tal. El salto de los precios del petró leo hizo queuna buena parte de nuestroslorkde capita lse volviera obsoleta e inútil mucho antes del plazoprevisto parasu desgaste normal. De hecho,la OPEP destruyóuna parte importa nte de nuestro stockde capital. Y ya quelas estadísticasoficia les no dicen ni una sola palabra sobre ste fenómeno, exage ra n elcreci- . miento del .Itolkde cap ita l pa ra el pcriod uposte rior a 11)73. Una evaluación másrealista mostra rla pro ba blementeuna caída de laca ntida d decapitalpor trabajado ra lo largo de los últimos cincoaño .
El crecimiento de la inversión
y
el imperativo de invertir
Nuestra baja tasadeform ación deca pitalsignifica que per-demos la oportunidad de llega r a tener una tasa de rendi-miento elevada y deelevarnuestro fu turo nivel de vida. Cier-tos cálculos estadísti cosprecisos muestra nque algunos au-mentos alstockde eq uipoalcanza na produ cir una tasa real de rendimiento neto (p reviame nte al imp uesto, pero des-pués de un ajustequetenga encue n ta la inflació nyla depre-ciación real) de un 11%.
De
estafor ma,al ren un ciaral equi-valente de un dólar consu mido actualme nte, ganamos 11 centavos más de cons u mocada año, yestodura nte un perio-do indefiniperio-do. O, lo que esigu al , una tas a derendimiento del 11%significa que,al renunciarhoya unconsumo equi-valente a un dólar,podemos,co mo nación,llegara obtener (al precio de hoy)dos dólares de consu mo dentro de seis o siete años. (Naturalmente que si,co mocolectividad, podría-mos eventualmente vernos beneficiadospor este alto nivel de rendimiento,como ahorradores individuales,ypor causa de los impuestos, no podríamos,en promedio, tener el mismo éxito. Más adelante volveré a tocarel tema de los impuestos y de la diferencia entre las tasasanteriores yposterioresa los impuestos.)Esta elevada tasa del rendimientode lainversión en equi-po es la verdadera razón equi-por la cual los Estados Unidos de-berían ahorrar e invertir más. Esta elevada tasa de rendi-miento significa que la inversiónse traduce favorablemente en una mayor productividad,un ingreso nacional acrecenta-'
capi-tal que es fácilolvidar queel au me nto de la producciónes la verdaderacausa del aumentode la inversión .
Aun si una mayor ca ntidad decapita l lleva a que los em-pleos creados seanmásproduct ivos y,por lo tanto,mejor re-munerados,latasa dedesempleono bajaráen forma dura-dera más quesise produceunca mbio, tanto en los incenti-vos como en lasdistorsiones,dos cosas de las que ya he ha-blado aquí. Asimismo ,una tasa máselevada deinversión no eliminará lainflació n nila red ucirá de manera significat iva.
Si es cierto que una ma yor cant ida d decapital aumentaría la productividad y,porlotanto reduciríalas presiones i nfla-cionarias (por lo menos en la medida en la que una mayor productividad no lleva al aumentode los salarios nomina-les),la tasa de inflación nose red ucirá en forma duradera más que por mediode uncambioen laspolíticasmonetarias
yfiscales queprovoca n hoyunademandaexcesiva y alimen-tan una psicologfa inflacionaria.Pero si escierto que un au-mento de la formaciónde capita l nonos curaría de todos los problemas que afecta n a nuestra economía, sí levantaría
nuestras tasas de crecimiento y de rendimiento.
¿Por qué entonces ten erno unastasasdeahorro yde
in-versión tan bajas? ¿Cuále de la s polfticas inspiradas por el pensamient okeynesia no no ha n llevado a que echemos a perder la oportunidad de tenerun rendimiento realmente
elevado?Mis investigacionesmehanllevadoa laconclusión de quenuestra baja tasade ahorro no es el result adode talo
cua l polít ica especffic ino,má bien,el deunconj unto de políticas queafectan too lo aspectosdelavidaec
onómi-ca:la s reglasfiscal qu pen lizanel ahorro;unsiste ma de
seguridad socialqu transform
I
ahorroenalgo práctica-mente inútilparal. m yorla de la població n;algunas reglas
del mer cado decr dilo que, 1mi mo tiempoquee;timula n los fue rtes
pr
éstamo
hipotecario y un amplio recurso alcrédi to en 1con urno,limit n la ta a de rendi miento a la
queelpeq ueño ahorr dor puede a pirar: lo persistentes
dé-ficit públicos qu ab orbenel horro privado
y
restrin gendeesta forma lo r cur o disponib le parala inversión. Cada
una de estas cuatro polftic está ligada,en última in
stan-cia, al miedo keyne i no del horro y alconsiguiente deseo
delospollticosyd su con ejero económicosporestim ular elcons u moy la demanda global. Ade más, a lo lar gode la úl-tima décad a ,la elevada tasa de inflación -fenóm enoque es,
a su vez,el resultado de las políticas keynesianas- conj ugó sus efecto scon la estructuradelasreglas fiscales,la de la po-lítica cred iticia y la de las gara ntfas de la segur idad social para estimularaún más el ahor ro.
Creo,por otra part e,queelimpacto que tuvoel conjunto de esas políticasfuemásfuerte quelasuma de los efectos de cada una de ellas.Alañadirles a laspolíticas ami-ahorro el discurso,elgobiernocreó,en las generaciones actuales, una actitud hostil alahorr o. Mientras que los gobiernos francés y alemán les decían a sus ciudadanos, tanto en palabras como bajo laforma deIncentivos, que un ahorro más abun-dante crearlamejo res empleosyelevaría el nivelde vida,el miedo keynesiano del ahorro conducía a que se le dijera al público estad un idensequeahorrar menos y gastar más en productos deconsumo era la clavedel pleno empleo y de la prosperidad.
Por fortuna,el pensamiento económico ya ha cambiado en lo que conciern e a la formación de capital. Ya nadie le teme a que una tasa de ahorro más elevada llevea una re-ducción dela demandaya un aumento del desempleo. Por el contrario,hoyse sabe que una tasa de ahorro más elevada es necesariaparaelaumento de la inversión, inversión que es, por su parte, una condición esencial para un
mejora-...
miento en la productividad yenel niveldevida. Hoy pod
e-mos comprobar que,tanto en los economistasy en los hom-bres de negocios como en los responsablesdelmundo dela
política,existe un deseopormodificarlas políticasquehan
mantenido a nuestratasa deahorro en un niveltan bajo.En la presente década deberíamospoder presenciar revisiones
significativasde las políticas quedeprimen actualmente el
ahorro.privado -políticas fiscales,de seguridad socialyre
-gias del·crédito.
Estas revisiones están acompañadas , me parece,por un abandono de la idea de quelas autoridades monetarias de-ben conducir a una política del dinero barato que estimule
la inversión. La política del dinero barato que se ha estado aplicando desde hace por lo menos veinte años no parece ha-ber ¡>odido lograr que se produjeseun aumento de lai nver-sión;además,fue ellaquien provocóla inflaciónde que p
a-decemos hoyen día.Peor todavía ,al desatarla inflación,la
política del dinero fácildesestimulóen realidad el ahorro y
desvió la inversión hacia la vivienda,reduciendo doblemen
-te,de esta forma, la tasa de inversión enequipo. El objetivo tradicional del dinero fácil debe ser - ysin duda lo será-abandonado en provecho de una combinación de dinero
caro con elevadastasas de intereses reales y con incentivos
fiscales destinados a estimular las inversiones en equipo.
La fe en la intervención del Estado
El tercer aspectodel pensamiento económico de Keynes, yel más general,es su fe en lautilidad de la intervencióndel E
s-tado:la creencia de que el Estado debeutilizarlapolítica fi-nanciera para eliminar el desempleo y distribuir créditos para eliminar todos los problemas sociales.Una vez más,
hay que referirse a la experiencia de la depresión para enten-der el origende estas ideas que constituyenunviraje radical
con respecto al pensamiento económicoprevio a Keynes.
Desde Adam Smith, los economistascreían que cuanto
menos se tocara a la economía mejor funcionaría. Conside-raban que el sistema de los-preciosera un medio eficaz para
lograr que el complejoydescentralizadoprocesodela pro-ducción de bienesy servicios reflejarafielmente laspr
producción. Los economistas en su conjunto concluían,sin por ello ignorar las imperfecciones del mercado,que una mano invisible les aseguraba a los recursos la mejor asigna-ción posible.
La depresión cambió todo aquello. Una década de desem-pleo y de un crecimiento nulo destruyó la fe de la mayoríade los economistas en el sistema de mercado. Esta fe fue enton-ces sustituida por una creencia en el papel estabilizador del Estado y,en términos más generales,por una confianza en la capacidad de este último para resolverlos problemas so-ciales.
Al situar la causa de la depresión en un nivel insuficiente de la demanda, Keynes recetaba un aumento de los gastos públicos como un medio directo para estimular la demanda y, a través de ella,la producción, y el empleo. De acuerdo con su razonamiento, los desempleados que encontraran unf ra-bajo en el que produjeran lo que el Estado gastaba destina-rían la mayor parte de sus salarios en adquirir bienes de consumo, estimulando así, a su vez, la demanda.Este proce-so seguiría reproduciéndose, de tal manera que el aumento de la demanda total sería un múltiplo elevadodel aumento de los gastos públicos.De esta simple idea,que pregonaba que el estímulo de la demanda era el medio para salir de la depresión, los discípulos de Keynes extrajeron una teoría elaborada de la política fiscal destinada a estabilizar la pro-ducción y a eliminar las fluctuaciones cíclicas.
Este es'un punto esencial: la estabilización keynesiana acude a los gastos públicos más que a la política monetaria o a los incentivosfiscales.La insistencia keynesianaen la im-portancia de la política financiera modificó profundamente la percepción del papel del Estado. Los gastos públicos ya no se limitaban a suministrar los servicios públicos tales como la defensa o la justicia.Y, a partir de ahí,ya no queda-ba más que un paso para llegar a considerar que el Estado debía utilizar también su poder para intervenir en los dil
e-rentes mercados y para tratarlos problemas sociales; en otras
palabras,suministrarla jubilación para la gentede edad, s u-ministrar servicios de salud,'suministrar viviendas,etc.
Ya conocemos cuál fue el resultado de'estas nuevas ideas.
La fe en la intervención gubernamental condujo tanto a un --","',nta'e demasiado estricto de la economía como a los
exce-sos del gastopúblico.El sector público, actualmente desme-surado, yelcrecimiento de la reglam ent aciónestatal,se re-montan a la cree ncia keynesianade la regulación dela eco-nomía por el Estado. Afortunadamente, la experiencia de los doce años que acabande transcurrirha empezadoa con-vencer a un crecientenúmero de economistasde que re
cha-cen la visión optimista que se construye el keynesianismo
acerca de laintervención del Estado.Hoy,porelcontrario, vemos cómo sedesarrollaun respeto crecientepor las posi-bilidades del mercado ,y una nuevamodestiaencuanto a la capacidad del Estadopara resolvertodoslosproblemas eco-nómicos ysociales.
Un futuro incierto
La herencia del pensamientokeynesian o-diagnóstico erró-neo del desempleo, temor alahorroyfejustificada en la in-tervención delEstado - tuvoinfluencia sobrelas principales ideas de los dirigentes durante toda una generación,y dejó su huella en algun asde lasinstitucionesfundame ntales de nuestra econom ía, comoson la legislación fiscal,la s eguri-dad social y el sistema finan ciero.
Todo cambioenestos aspectosde nuestra vidaeco nómi-ca,tan profundamente marcad ospor esta herencia,no pue-de ser sinoprogresivo.Perolosecon omistasyahane mpeza-do a reexam inar las concepciones keyncsianasqued
omina-ron todoel panora madurant etreintaycincoaños.Se obser-va hoyun retorno a lasmás antiguas ymásfundamentales verdades económicasyunintentopor adaptarlasalas
nue-vas condicionesd latecnología y de lasociedad decons u-mo. Hoy vemos emerger unanueva visióndel desempleo, del ahorro y'del papel delEstado.
Existeunriesgo:que Iproceso polít icode lasde
mocra-cias,con todo y suciclo elector al,seainca paz de mirar los u-ficient emente lejo.haciael Iuturocomo póll"a implementar las
políticas que serán cesarioadoprur.Am rdarle alo inmediato unaexcesiva importancia y alfUIuro uneir rrodespreciocrea políticas monetarias y financiera s qUl' reducen el d
e-sempleoa cortoplazopero que,a largo plazo,aumenta n si-multánea mente el desempleoy la inflación,Laincapacidad paramirar haciael futuroy para diferirla satisfaccióndelos deseos imposibilita la aplicaciónde políticasde estimulo al ahorro.La exigencia de solucionesinmediat asa problemas difíciles provocaun -xcesivorecursoa la intervención del E
s-tadoenel queseolvidaque, a largo plazo.{'sta tendríaconse
-cuencias nefastas. En el terreno de la política económica,
cornoencua lquierotro,lamiopía esenemigadela reforma.
Notas
I Nohagoaq uí una distinciónentre la sidea s del propioKeynesylault
e-rior ampliació nque de ellas hicieron sus disc ipulus,yque constituyen lo quese hadado en lla ma r lateor lakeynesiana.Ace rcade estadistinc ión, ver a AxclLcijcnhofvud:Unh~I"(JIa"t:.un""",,andth, 1:',
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101)"1/1'''(NewYor k,Oxford Uni vers ity Press, I 'nO).
, Pa raunadiscu sión máscompleta delascaracterlsucas deldese mpleo en Estad os Unid os desde la Segunda Guerra :\Iu nd ial.ver mi artículo "The Economics ofthe Xew Unemployrnem." 1hr/l,bl" /1//0"1.i\o, 33
(O to ño 1973)pp,3· 42. .
, Hu bo seisbrevesrecesionesentrecllina ldelaSegunda Guerr a:\lun· dia ly1979.conuna duración promed io de docemeses cada una.El prob le-made l desempleoenla economíanort ea me ricananoeselde unaume nt o
tempora l durante lasrecesiones -elaumentomediode la tasa dedese rn-pleo en la cúspidedel per iod o de crec imiento.enplenolondo dela rece
-sión,alcanzóun promed iode me nosdel2%- srno lapermanencIadeun
nivel de desempleo que.durantelodo esteperiodo,superó enpromedioal