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Que le corten la cabeza a Toledo dijo, la iguana rajada

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:lit . . . .

CARLOS MONSIVÁIS

QU

E

LE CORTEN LA CABEZA

A TOLEDO

DIJO,

LA IGUANA RAJADA

1

Un propósitopara estasnotas :norecurrir aFrazerni a Mir-cea Elia de niaJ ungniaJosephCampbe ll nia Lévi-Strau ss, nia ninguno delosformidab les intérpretesde ritosy leyen-das; no ha blardel macro cosmos ni del Gra n Ombligo del Mundonidelasmitologíascompa ra da s;omit irvíctimas ex-piatorias, almas extern adas,ingestion esde losdioses, occi-siones delaser pientesagrada,festivales ígnicos. Por discipli -na, me atendré a mis "impresiones laicas" de la obra de FranciscoToledo, tan diversa yhomogénea,tan interpreta-bleala luzde suspredileccionesytan estim ula nte al mar gen dereferencia socontextosmitográficos.Eneste mínimo pa-norama, debo renunciar -hasta dond e sea posible- a los

prejuicios del cita d ino de clase media, queconsid eramítico

(es decir,pert ene ciente aculturas lejanas )a todo aquello no aj usta do a suexpe rienc ia, alo que esca pa del fatalismo ur-bano.

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-mente).Esun arti ua uya ori 'inal idad , en zranmedida ,

de-rivadesuvolu ntad de fundirse .nunacult u ra (alaquese s

i-!lb en nueva perspc.riva).'1'01-do rs,ensíntesis, la ruptura y la continuidad dc 'u'tradi iones.

11

11)1\_. En.Juch it:\ n,en casa del es riror Ví tor de la Cruz,

cunvcrsa u variosinIC!(ra nte'dc la .oali.iónObreroCampe

-sina Estudiantildell~t lllo( 'C) 'El),qucha gana do lapre si-drIl(ia municipa lyuno decuyosdirigcnt 's 's ahora diput a-dll rrdrral pllrrI Part idoSo'ia lista nifi.ad o d' México.Se habla clIn pasibn de varios tem as,la pobr 'zad,1 puebl o,la

r.uvmnniiserinde los jorn a leros,lapolít ica1" riona l,lap

ar-til-ip.ll'i(·lI\ delasmujeres en ,1proc somunicipal ,la explota -l'ibn dr v rl abuso sexista contra losrnrscrcs hom osexu al es rll las ca'ntinas.la abu nda n'ia de piquerasy ,1 problema del

alru hulisruu,l.copoldodeGyves,elalcalde,qui.nsuspe ndió

sllS (' slu di lls de medi cinaenel DFcon laldeparticip ar en la luchadr

<

:<

>(:1-:1cue nta sus rxperi.ncias, '1 tra baj oqueles llevó persuad ir al com pañero quc diriziría la policía del

a 'unta m icnto, sus avan e n laI nzua zaporeca,cuyo uso es

indispen ra b lc cnla obt n.iónd un nuevotipo de confianzaen

una poblaciónqu lohabl ama yorit ari am ent e.Luego,De

Gy-v s liénor, 1dipu tado

e

rdcral, refieren la provocación rrl'Íe nll' en un pueblo,la exacerbaciónde los ánimosa cargo

drdosprofesore sprilstasqueterminó enelasesina to dedos

co m p añe ros de la COCEI, la terqu edad del part ido oficia l

que no acepta sus derrotas evide ntes.

'na co nsta nte eneldiálogo:elcultivo yla defensadelas

trad iciones, el .cnrido com unita rio entre los juc hitecos, el

modo en queuna comu nida dconjuga y expresa sim ultá nea

-mentetodassuseta pashistóri cas.elvigor deun matriarcado

cuyacxi ncnciano meconvence plena mente(los derech osde

la mujer co ncedidos po rel patria rcado),Victo r ha bla dela

.:.n/mlrqll¡dflf/ydelas corrientescontestarias enel movim ient o

indígena.del fin delpar crn alismo.Inevitabl em ent e serevisa

el paia dode.Juchitán ,la ira de Benit o

J

uáre zcontra los j

u-chitccos,la fama de aislacionistas, lospai sanos ilus tres (los

mártiresrevoluciona riosChe GómezyAdo lfoC.Gurrión,el

zcncralCharis)ylos notanilustres(elcortesa no porfiri sta

Rosendo Pined aque,ent re otrashazañ as,ale rt ó a la esposa

de! dictadorsobre el escandaloso poema "Misa Negra" de

JoséJuanTablada ).Se~omentala calidad~;antidad~elos

cantantes istmeños y su incesanterecuperacion de canciones

y corridos:

Hermanos míos escuchen

unas cua ntas palabras que voy a hablar del día que peleó e! señor Binu Gada contra los extranjeros que llaman francés.

Nuest ra gente estaba gritando,

e! señor San Vicentevino y ayudó;

de repente se alzóla obscuridad y una tormenta se oyó en seguida.

Nosot ros procedemos de los Binigula'sa ',

nosotros procedemos de los Biniguenda;

algunos traían leña y otros machetes cortos,

otros cua ntos traían honda.

Como si estuvier as cuidando milpa tierna,

mete la piedra, agita y la nza;

qué puntería tiene la gente de mi pueblo

co n cada piedra un extranjero azotaba.

Ton a Taa ti' muj er con enagua de enredo

grita ba entren defrente,

no vaya a palpitar e!cora zón de ustedes, de esta manera se mat a a los extranjeros..

Los extra nje ros altos sonaban cuando se caían

en el lod o porque estaban ca nsa dos, desde entonces es que hablan de nosotros,

qué huevos tienen los tecos .

Corrido del5de septiembre.

Lastradicion esa flor de piel. Sin la mezcla de historia

vi-vida y repe tida, yde cult ur a dela resistenciano se

entende-rían las características singul ares de Juchitán. Discreto,

Francisco Toled o sigue la conversación ,agrega alguna frase

o algún dat o sob re un pariente (Todos aquí son parientes

mientrasnodemuestren locontrario).Su interés resultacív

i-(O,inevitableme nte,cívicasu intens aparticipación,que le ha

hech o persis ti renel trab ajo delaCasa de laCultura

deJu-chitá n,en la integ raci ón de suscolecciones de pintura,

gra-bad o yfot ogr afía , en la búsqueda de exposiciones de ca

li-dad.Los come nsa lescome nta nahora la publicaciónanim

a-da por Toledo, Guchachi Reza (Ig ua na Raj ada ),revista de!

Ayunta miento,especializada en documentarel pasadoyla visión interna y exte rna de un pueblo.

Las anéc do tas.Víctor dela Cru z refiere la ocasiónen que

comp ró igua nas al mayor eo porencargode Toledo,que

re-que ría suspielespa raunaedición de susgrabados,yla car-ne yano sepodíavender porqueenJuchitánse exigela piel

adj unta para desca rtar el engaño ,y Víctor organizó en la

ciuda d de México comidas interminables, yen una de ellas

unajoven,queha bía jura dojamás comereseanimal, devoró

satisfecha unenorme paste!de igua na.Toledo se ríe,está

vi-sibleme ntecontento con el fluir de relatos,aporta datos

his-tóricos,seinter esapor entrevista r aviejos juchitecos .En este

med iodíadedomingo,enel pat io, ent re e! iry venir de niños

y anima les,en mediodeun diálogo circula rsob re historiay

política , él es felizmente local , ysu localismolo estimula

gran-dem ent e.

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,, ,

,

,

,

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.

..-'"'

III

Frente a Toledo, lo frecuente son los métodos de aproxima-ción turística,la proclividad a un lugar común que se piensa antro pológico y artístico:"Se trata de un primitivo

delibera-do, de un sabio que utiliza su refinadísimo conocimiento

para imprimirle nueva vida a los viejos ritos". El cliché transcurre sin contratiempos y nos evita atender a una labor de gran complejidady maestría. ¿Para qué aguzar la

percep-ción, si rápidamente nos damos por satisfechos musitando

vaguedades sobre la universalidad y el sentimiento nacional, sobre los componentes ancestrales de un pintor y escultor y

grabador de raza indígena? ¿Pa ra qué ver pudiendo

decla-marle todo de antemano?

Ya sé o ya debo saber que la anécdota es prescindibley

que todo artista excepcional utiliza sus temas para declarar su idea del mundo,pero que tal idea-del-mundo es,a fin de cuentas, materia formal. ¿Cuál es el vínculo entre una tarea pictórica y la cultura oral? ¿Existe algo parecido a la "pint u-ra ou-ral "? La tu-rampa inevitable de Toledo es su decisión fa-buladora, que genera hechos artísticos que son también he-chos narrativos (sorprendidos en un instante de quietud o exaltación). ¿Q ué hacer? Si me embarco en el análisis del mito, me alejo de la vastedad de una obra, que se despliega con igual maestría por los terrenos del óleo, la acuarela,los

gouaches,el dibujo,la tinta,los aguafuertes,los puntasecas,

las litografías y xilografías y mixografías, la escultura, la ce-rámica, los tapices. Yo, espectador de esta invención poli-morfa y seguramente perversa, debo resistir la fascinacióny negarme al comentario impertinente "¡Ah! Ya está,se trata

del mundo indígena con su magia,su antropomorfismo, su

hechizo,su misterio,su irracionalidad que es la racionalidad

desconocida de seres con otro sentido del tiempo".

La condescendencia ante lo indígena, una de las

proposi-ciones más reiteradas del paternalismo engreído. A uno le

toca situarse ante esta obra sin falsos conocimientos,

recor-dando que Toledo es ajeno por completo al turismo interno,

élceleb ra de modo ostensible a una de sus herencias y la con-vierte en proposición artística de largo alcance. Un artista de

su refinamiento y su cultura plástica no necesita de temas

"a tractivos" para fijar la atención del espectador.

Pero si me olvido de las obsesiones de Toledo, soy parcial

de nuevo. En última instancia,sus figuras osus asuntos per-tenecen entrañablemente a su convicción estét ica no so n mensaje o

liter~tura

postiza,no son en modo

algun~

agrega -do o pretexto smo elementos esencialesde un orden indiv

isi-ble, donde se complementan materiales, colores, formas o

imágenesfragmentadas...La honestidad, función dela s or-presa. La sorpresa, acción integradora. Toledo , animista, racional,ferozmente sexual,reiterativo,original,crítico, c a-paz de una sequedad alucinada y de una ternura tímida,está seguro de que sus temas son continuación desusmedio s e x-presivos.En esta fabulación incisiva,la forma participa del relato y el relato se comprime en imágene s y color. Por eso,

Lafontaine, Iriarte, Samaniego,Thurbero Monterroso son ejemplos fuera de lugar. Mejorremontarse a Esopo,a lasf á-bulas que eran relatos moralessin con secuencia s norm at i-vas, o atender a la propia tradición de Toled o, al tantodel valor único de cada figura ,decada relato,de cada palabra.

IV

Toledo (nacido en Juchitán,Oaxaca,en 1940),sabe desde niño las dificultades y recompensa sde vivir una cultura m i-noritaria, en un país quecambiatan rápi d amentecomoselo permiten la destrucción ecológica, la industri ali zación vo -raz, la sustitución de cost u mbres . Aél le toca ladiáspora a que obligan las "fluc t uac iones delmer ca do la boral"ydela política. Leinforma a su pai san oi\la car io:\Iatu s: "En rea li-dad crecimos enelexilio: Ixtepec,Ixt altepec,Arri a ga, Chia-pas .Mi padrenosllevó a Chiapasdebid o aprob lem aspolíti -cos ya quetuvoque exilia rse. Fuelíder de lostrabajadores del IstmodeTehu ant ep ec yelgobierno oaxaq ueño ledijo:

Te vas o temuer es. Yen eseproblem a intervino elgeneral

Charis,quien dio tra bajo amipad reen Perncx,en Minat i-tlán. Despuésfuimos aArriaga".

Los pueblo s pierden a su población ma sculina "en edad

productiva",el idioma zapotecose vacolmandode añad id u-ras,lafuer zadetrab ajo seconvierteenelsinónimode(m m!;"

(Uno es de dondeconsigueempleo).En medi odeltránsit o ve-loz por otros sitiosymodosdeser ,lostrab aj ad or esvivensu identidadét nica com o orde na miento de su vida cotid iana, platican en teco,evoca n lugares y actitudes .En la mudan za

forzad a, la cultu ra juchit eca -habla. costu mbres. relat os

que para ellos noson míticos- eseleleme n to fugitivoque

permanece ydura, no porque nola afecte el proceso na

cio-nal,ni porqu enocon te ngayazonas detransform a ción.sino

por manifestarse allísu espacio de resisten cia : el deseode aclararse lo personal a laluzdela expe rienciacomunitaria.

A Toledoesta tradi ción que per sever a y se desga sta.le e n-trega una temática yun punto de vista que,desdemuy pro n-to,irá armando,puliendo,reelab or ando. Elesprecoz: "Tal vezdibujéa los 10 años. Recuerd o la stareasdela escuela. Recuerdo que algu navezpinté sobre lasparedesdemicasa. Dibujaba allí y mi pap á,cua ndo llegab a el tiempodepintar nuestra ca sa, resp et ó mis cosas.Cuidaba miscosa sporque no puso pintura sobre la par eddonde yo habí adibujad o...

Cuandollegué a Oaxa ca amifamilialedije ronque este mu-cha cho dibuja.Porcierto,hubo una expos ición de arte m exi-cano y fue la primera vezque vi pintura,antes noha bía visto un cua dro".

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formativo a Europa . En París,conoce a Tarnayo,particip a en exposiciones colectivas, trabaja ard ua me nte. En esos años frecuent a galerías y museos y diversifica su cultura plásti ca.A su regreso a México,afir masu necesidad de vin-cularse más orgánicamente a suprimera cultura, en viajes frecuentesaJuchitá nyOaxacaque alte rna con temporad as en NuevaYork.Sutra bajoescadavezmás reconocidoyv a-lorad o,como lo muestran , en varias partes del mundo, las

exposiciones engaleríasymuseos, yla gran retrosp ectivade

1980, en el Museo de Arte Mode rno de México.

v

Con prontitud,la crítica (o mejor,la erráti ly bursá til inf or-maciónsobreartes plásticas ) articula el punto de vistasobre Toledoyleatribuye todo,muyenabstracto,a lasdeterm i-nacionesde susorígenes(Alteración delaleyendaclási ca:el jovenpinto rque va a París,enluga r delpastorcito queviajó alaSupremaCorte de Justicia). Por su part e,Toledono de-clara, no se prest a a pub licidad alguna, no polemi za , no aporta frases elocue ntessobre sus Etapas Crea tivas. P rodu-ce sin fatiga, entrega do al deber de fijar lo que de veras le atañe,de reiter ar - sinrepetirseysin modifica rse,siempre

igua lydistint o- aq uello que amó yle divirt iódesde niño,

las atmósferas ypersonaje sque sóloleresult anlegendar ias a los extrañ os.

Si se permi teuna hipótesis,Toledo no quiereregistrar un

,mundoa su nombre sinoaclara rse un sedime nto person al

(ét nico,social , literario ) que no adm ite separaciones entre

conten ido y forma.Esto le concierne:elinmensozoológico o elinfinito acopla miento dondeconejos, peces, venados,t or-tugas, cabras, mulos, vacas, igua nas , indígenas , todos en ronda perpetu a ytribal, están siemp reapunto de enardecer-se o endeleitos aconcupiscencia o arrella nados en la melan-colíaque sucede al clímax.Esto lodivierte:malas y buenas muj er es cuyosexo espanaldericamiel o acecha nz aca stra-dor a.La sexua lizac ión de la realida des exha ustivaymatiza al mismo tiempola concepción de socieda dyde la na turale-za.¡Cielo santo!Toledono es niprimitivo ni civilizado,nise desprendede losrelatos transmitidos por generaciones ni ha dejado deleer a Sade y a Dub uffet, ni creeenel respeto o en la falt a de respetoalespectador;éltan solosostiene que todo lo real es sexu alytodo lo sexual esreal,pero sinquela

convic-ciónse esterilice en un deter min ism o.Libertadpara

discre-par ylibertad para estar de acuerdo ylibertad para propo-ner,desdeelcuadro o la cerámica,las variantes de una copu-lació n infinita dela que nadie se exime. Que toda la vida es coitoylos sueños coitosson,Miren estos animalesatrapados en plen ahumani zación y aestoshombres de máscara bestial vislumb randobosques de vaginasymar esde penes. Admitan que en-esta época dedesconfianza en la inocencia aún hay quien no mistifica elinstinto;entiende n queante lasfalsas to-ler a ncias todavíaha y quien nose acuer da de pedirpermiso.

VI

Una influen cia , una semeja nza, un gusto:Klee.A Toledo,

Klee ledescubrió lospaisaj esdondelaspalabrasqueca

lifi-canla inmadure; pierdensusenti do peyor ativo y en dondela visión primigenia haceinútilhabl a rde lo pueril,lo pr imiti-vo, lo nai]. De Klee,Toledo derivó elámbito para su obra, aunquetambiénseaprovechódelos artesa nosoaxaqueñosy de los museosy dela cultur a oralydelanecesidad der ecu-per a r una tradición invent ándola. La fábul a , de la que el cua d roola esculturason parte significativaymisteri osa,ll

e-ga anosotroscua ndo se le antoja a Toledo (como quien cor-taun pedazo de río,diría Cardozay Aragón) y nos invadede animalesy nativos codiciosos,rapaces, lúbricos... y cerca-nos al espíritu narrativo de los grandes libros infantiles, aq uellos que uno lee de niño paragozarlos bien a bien veinte o treint a años después.Toledo construyea su modo Alicia enelpaísde los zapotecas yensus narraciones que van y vie-nen porelespejo sealía n la procacidadyel pudor,los hob-bits ylasigu an as ,losvenados queengañan a las zorras y los coco drilos que viola n a las mulas.

y el conejo,en sus poses torturadasa la luz de la vela, es-tuvo de acuerdo; el pez,en suempeñomasturbatorio,estuvo deacuerdo;la vaca,ensu diluvio lácteo,estuvo de acuerdo; las igua nas, ensu rondapolígama,estuvieronde acuerdo.y,

todosconfesa ron suamnesia o su bruma temporal,no recor-dab an con precisión aqué momento del relato pertenecía,si sedesprendían de una leyenda ancestral, o de un chiste ape-nadamente falto de obscenidad,o de un mito olvidado por Andrés Henestrosa y recogido por un informanteanónimo (q ue era ta n viej o que ya sólose acordaba de todo).

Pero eso alespecta dor no le concierne y,además,Toledo está seguro de sus inten cione s,a él le atañe el cuentoi naca-babl edel génes is, el trazo deesemomentobello

y

despiada-do dedonde surgiero n la historiayla ficción,cuando nadie distinguíaentrelo sagradoy lo sacrílego,entre el rubor vir gi-nal yel orga smo ,entre lafamilia yla orgía,entreel sueño y lavitrinade las poses lúbricas ,entre la inocencia y el apetito, entreelhombre ylatortugacon cab ezafálica.¿Para qué e s-cind ir larealidad, sisólo acudiendo a esos signos aparecerá el relat o y sóloesos asuntos harán crist aliz ar laforma ?A la varieda d derecursos artísticoscorresponde la unidad de le-yendas, mitos,consejas,instantes climáticos yfábulas:así era el principio delos tiemposy así ocurrirá en el final de los tiempos, el mortal abrazo del deseo y la metamorfosis.

VI

Falsosy anó ma los proverbio sencontradosalaza r en laobra de Toledo :

• Los grillosson la negació n d~ los augurios.

• La vacaextraviada en el cuadro es el deseo atrapado por el cuello.

• La nariz es un falo que le quita al rostro el sosiegopara añadirle la proporción.

• La tierr a es de quien la recuerda.

• El dolor del alacrán es no ser una.irnagen fálica.

• Elsueñ o delaiguana es laintranquilidad de lasvírgenes. • Las cala bazasson , por gustoyvocación,contemplativas. • Una máscara es un rostro que huyó a la superficie. • Las formas son cristales en elcorra l de chivos.

• La tierra es un laberinto de peces.

• Los colores siemp re cuenta n un relato distinto al de las imáge nes.

• Todas la s formas son sexuales. Todo slos símbolos son castos.

• La geome tría acecha para devorara laslínea ssimples. • Según el sapoes la ape tencia.

VII

Referencias

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