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Tema 1
Actividad 1
1) Lectura del texto
La rana y el escorpión
Una tarde de verano, un escorpión caminaba por el campo, buscando asiduamente su
alimento. Pasaba cerca de un arroyo cuando vio a una rana que descansaba plácidamente en la
orilla, y pensó que sería una presa fácil.
El escorpión se acercó, pero cuando estaba a pocos centímetros de la rana, ésta reaccionó
rápidamente y saltó al agua, donde se puso a salvo (los escorpiones no saben nadar).
Habiendo perdido su presa y muriendo de hambre, el escorpión optó por proponerle un pacto a la rana: ―crúzame al otro lado del arroyo, donde me han dicho que hay mucha comida, y prometo no atacarte‖.
La rana, que había aprendido mucho durante su larga vida llena de privaciones y
desencantos, respondió enseguida: “¿Que te lleve sobre mi espalda? ¡Ni pensarlo! ¡Te conozco
lo suficiente para saber que si estoy cerca de ti, me inyectarás un veneno letal y moriré!”
El escorpión le replicó: “Te aseguro que no te picaré. Porque si así lo hiciera, tú te
hundirías en las aguas y yo, que no sé nadar, perecería ahogado.”
La rana se negó al principio, pero la incuestionable lógica del escorpión fueron
convenciéndola... y finalmente aceptó. Lo cargó sobre su resbaladiza espalda, donde él se agarró,
y comenzaron la travesía del río Níger.
Todo iba bien. La rana nadaba con soltura a pesar de sostener sobre su espalda al
escorpión. Poco a poco fue perdiendo el miedo a aquel animal que llevaba sobre su espalda.
Llegaron a mitad del río. Atrás había quedado una orilla. Frente a ellos se divisaba la
orilla a la que debían llegar.
La rana, hábilmente sorteó un
remo-lino... Fue aquí, y de repente, cuando el
escorpión picó a la rana. Ella sintió un dolor
agudo y percibió cómo el veneno se extendía
por todo su cuerpo. Comenzaron a fallarle las
fuerzas y su vista se nubló.
El escorpión respondió: “No puedo evitarlo. Es mi naturaleza”.
2) Responde a las siguientes cuestiones:
a) ¿Qué crees que nos quiere decir el texto?
b) ¿Quiere eso decir que, muchas veces, no podemos evitar hacer lo que hacemos?
Reflexiona y da una respuesta (aproximadamente 100 palabras)
Actividad 2
. ¿Somos o nos hacemos?
Escucha lo que decía uno de los más grandes filósofos del siglo XX, J.-P. Sartre:
―Lo que la gente quiere es que se nazca cobarde o héroe […].
Lo que dice el existencialista es que el cobarde se hace cobarde, el héroe se hace héroe; hay siempre para el cobarde un posibilidad de no ser más cobarde y para el héroe la de dejar de ser héroe. Lo que cuesta es el compromiso total, y no es un caso particular, una acción particular, lo que compromete totalmente a alguien
Sartre: El existencialismo es un humanismo
En realidad, no somos, nos hacemos en la medida en la que tomamos decisiones.
El hombre empieza por existir, se encuentra, surge en el mundo, y ... después se define. [...] El hombre se hace, no está todo hecho desde el principio, se hace al elegir su moral, y a presión de las circunstancias es tal, que no puede dejar de elegir una. No definimos al hombre sino en relación con un compromiso.
Escucha ahora una canción de Joan Manuel Serrat sobre un poema de Antonio Machado
que vamos a leer:
†
Proverbios y cantaresAl andar se hace camino y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar. Caminante, no hay camino,
sino estelas en la mar. Caminante, son tus huellas
el camino, y nada más; caminante no hay camino,
se hace camino al andar.
Actividad 3
1) Lectura.
El Lobo y el Perro
Era un Lobo, y estaba tan flaco, que no tenía más que piel y huesos: tan vigilantes
andaban los perros de ganado. Encontró a un Mastín, rollizo y lustroso, que se había extraviado.
Acometerlo y destrozarlo, cosa es que hubiese hecho de buen grado el señor Lobo; pero había
que emprender singular batalla, y el enemigo tenía trazas de defenderse bien. El Lobo se le
acerca con la mayor cortesía, entabla conversación con él, y le felicita por sus buenas carnes.
– No estáis tan lucido como yo, porque no queréis, contesta el Perro: dejad el bosque; los
vuestros, que en él se guarecen, son unos desdichados, muertos siempre de hambre. ¡Ni un
bocado seguro! ¡Todo a la ventura! ¡Siempre al atisbo de lo que caiga! Seguidme, y tendréis
mejor vida.
– ¿Y qué tendré que hacer? –contestó el Lobo.
– Casi nada –repuso el Perro–, acometer a los pordioseros y a los que llevan bastón o
garrote; acariciar a los de casa, y complacer al amo. Con tan poco como es esto, tendréis por
gajes buena pitanza, las sobras de todas las comidas, huesos de pollos y pichones; y algunas
caricias, por añadidura.
El Lobo, que tal oye, se forja un porvenir de gloria, que le hace llorar de gozo. Camino
haciendo, advirtió que el perro tenía en el cuello una peladura. – ¿Qué es eso? Le preguntó.
–Nada.
– Algo será.
–Será la señal del collar a que estoy atado.
– ¡Atado! exclamó el Lobo: pues ¿qué? ¿No vais y venís a donde queréis? –No siempre, pero eso, ¿qué importa?
– Importa tanto, que renuncio a vuestra pitanza, y renunciaría a ese precio el mayor
tesoro. Dijo, y echó a correr.
Aún está corriendo.
Esta fábula ha tenido muchas variaciones y versiones, como la de Aviano, considerado
junto a Fedro el mejor autor latino de fábulas, que nos contó la misma historia en torno al año
300 d.C. La reproducimos siguiendo la edición de Manuel Mañas.
El perro y el león
Se cuenta que un perro bastante gordo se topó con un león exhausto y que le dirigió estas
palabras mezcladas con burlas:
— «¿No ves cómo mis ijares se extienden por ambos lados de mi espalda y cómo mi
noble pecho hace gala de sus músculos? –dice– . Sin hacer nada, me muevo cerca de las mesas
de los hombres y cojo en abundancia con mi boca el mismo alimento que ellos». — «Pero, ¿por qué llevas ese funesto hierro alrededor de tu ancho cuello?»
— «Es para que no abandone la casa que cuido. Sin embargo, tú vagas desde hace mucho
por los extensos cenagales muriéndote de hambre, hasta que se te presenta una presa en estos
bosques. Apresúrate, pues, a someter tu cuello a estas cadenas que yo llevo, con tal de que te sea
posible obtener fáciles banquetes».
Al punto entra el león en violenta cólera y, gruñendo fieramente, emite un noble rugido. —«Vete», le dice, «y pon a tu cuello el collar que merece: que las duras ataduras compensen tu
hambre. Yo, en cambio, cuando me hallo libre en mi gruta desierta, aunque hambriento, me
dirijo a los campos que se me antojan. Acuérdate, más bien, de elogiar tus festines ante aquellos
que han sacrificado la libertad al apetito».
2) Una vez leído el texto y después de que has buscado en el diccionario el significado de
las palabras que no conoces, responde a las siguientes cuestiones:
- ¿Qué pretende decirnos el texto?
- ¿Cuál de las fábulas (“la rana y el escorpión” y “el perro y el lobo” o “perro y el león”)
que hemos leído nos muestra mejor la realidad del ser humano?
- Entonces, ¿qué piensas, somos (por naturaleza) o nos hacemos (según las decisiones que
Responde a estas cuestiones en 125 palabras.
Actividad 4
Los seres humanos tenemos la capacidad de decidir pero, ¿por qué tomamos una decisión
y no otra?
Escucha lo que decía uno de los más grandes historiadores del siglo XX, el historiador
británico E.P. Thompson:
“los hombres y las mujeres argumentan en torno a valores, eligen entre unos y otros valores,
y al elegir aducen pruebas racionales e interrogan a sus propios valores con medios racionales. Esto significa que están tanto, pero no más, determinados en sus valores como en sus ideas y acciones; que son tanto, pero no más, «sujetos» de su propia conciencia afectiva y moral como de su historia general. Siempre tienen lugar conflictos y elecciones entre valores. Cuando una persona se une a un piquete de huelga –o cuando rompe esa huelga–, esta persona está eligiendo entre valores, aunque los términos de la elección y parte de los motivos de la misma estén socialmente y culturalmente determinados”
¿Podrías resumir lo que nos dice el texto? Intenta resumirlo y, una vez resumido, intenta
explicar qué nos quiere decir. (Recuerda que para responder a estas cuestiones debes conocer el
significado de las palabras que aparecen en el texto)
El texto habla de muchas cosas: de la libertad, del carácter determinado e indeterminado
de nuestras acciones, de los valores, de la socialización. Centrémonos de momento
exclusivamente en los valores.
¿Sabrías decir que es eso del valor?, ¿qué tipos de valores conoces?, ¿qué son valores
morales? Pregunta y busca información para responder a estas preguntas.
Actividad 5: ¿Con que valor me identifico?
a) Responde con qué valor te identificas y explica brevemente (en tres frases) por qué.
Intenta representar ese valor mediante un dibujo. Con el conjunto de dibujos que seleccionemos