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Viaje al mundo maya Fragmentos de un diario

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Academic year: 2020

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MIRCEA ELIADE

VIAJE

AL

MUNDO

MAYA

(FRAGMENTOS DE UN DIARIO)

MirceaEliade ha indagadosobreelsimbolismo religioso desdeun es-pectroque abarcala casi totalidad delas expresiones religiosas huma-'las,desdelosmonumentos teológicosdela Indiavédicay la Grecia clá sicahastalasformas chamánicas delosyakutsy kamtchadales.En la certezadeque el serhumano espor excelencia un horno simbolicus, Eliade analiza, desdela perspectivadelaciencia delas religiones, los infinitos meandros delsímboloy sussignificados. ¿Qué revela, qué muest ra elsímbolocomosímbolo religioso?

Antetodo,muestraquelos símbolos religiosos queseñalan la estru c-turadelavida revelanunaexistencia másprofunda y misteriosaquela conocida a travésde laexperiencia diaria. Muestran el ladomilagroso e inexpresable dela viday, almismo tiempo, las dimensiones sacra-mentales dela existencia humana. "Descifrada" a la luzdelos símbo-losreligiosos,lavida humana revelaun lado oculto;proviene de"otra parte ",delejos; es"divina"enelsentido deserobra dedioses,deseres sobrenaturales.

Laasombrosa capacidad de interpretación de Eliade, su profunda erudición y vasta cultura,parecieran indicar también queexisteuna es-pecie de instinto de hermeneuta en todos losgrandes historiadores. Eseinstintolo lleva a concluir, a través de indagaciones quesonun mo-numento a la investigación, en la fundamental multivalencia del simbolismoreligioso; en su capacidad para expresar simultáneamente un númerode significados cuya relación noesevidente en el plano de lo inmediato. Pero élconduce su análisisr rsu lectura del mundo 'traseen-dente'- más allá,y llega a subrayar elvalor existencial del simbolis -mo religioso,es decir,el hecho de que un símbolo señala siempre una realidad o situación en la queseencuentra comprometida la existencia humana.

M irceaEliadenació en 7907 en Bucarestyvivió en la India de7928 a7932.Preparósu tesisdedoctoradosobreelyoga y enseñó filosofíaen laUniversidad deBucarest.Conoce profundamenteel sánscrito, ade-más degriego, latín,francés,alemán, inglés, italiano, hebreo y persa. Agregado culturalen Londres,posteriormenteen Lisboa,fue profesor deL 'EcoledesHautes Etudesy comenzó a escribir directamente enfran-cés.Enseñóen la Sorbona yen diferentes universidadeseuropeas y es profesortitulardelacátedra de Historia de las religiones, en la Uni-»ersidad deChicago.Investigador, historiadordelasreligiones,filósofo, ensayista, catedrático, Eliade es también un gran novelista tanto en lenguarumana comofrancesa. Suobra narrativa,inscritaen el domi-niode lo mágico,participa de un elementofantástico. Éstafue dehecho la primerade sus pasionesy ciertamenteno la última, ya que en sus Diariosse encuentra un gran númerode anotaciones realizadas en di-ferentestiempos sobre la laborliteraria ysobre su deseo de ser, sobre to-daslas cosas, un hombredeletras.Sus temasrelevantes en la ficción son,entreotros, laintemporalidad del alma y delcuerpo, la irrelevan-cia del espacio físico,la sobrenaturaleza.Entre sus obras novelísticas se destacanLa noche bengalí, El bosque prohibido, El secreto del doctor Honigberger, Medianoche en Serampor, Naitre-yi. Pero sería un error sostener que el novelista viveen conflicto con el sabio. No se debe pretender encontrar en sus novelas una ilustración de

sus teoríascomofilósofo ohistoriador.Lostemaspropios del pensador persisten enel novelista,perono están presentesensu obra sino para nutrirsu substanciaépica.Suslibrosde investigación másimportantes son Yoga,inmortalidady libertad, El mito del eterno retor-no, Mitoyrealidad, Mitos,sueñosymisterios .Imágenes y símbolos, La nostalgi adelosorígen es,El chamanismo,De los primitivos al Zen,Tratadode historiade las religiones, que culminanen la monumental Historia de las creenciasylas ideas religiosasencuatrotomos,empezada en 7976.

En 7965Eliade vino poroee primeraa¡'viéxicoaimpartir un curso dehinduismo;el regútrode esaestanciasepublicáen laRevista de la Univer sid ad deMéxicocon1'1títulodeDiar iomexicano;las siguientespáginasdescriben elsegundo/1111)1' alpais,hechotreceaños después conelexclusiuo /lTo/HiJitoderrcorrrr la zona maya.

DIARIO

16 de diciembre de 1978

Desdehace algu nos díasnoha go otra cosa que leerpruebas de exa me nyescribi rcartas.Heescrito unas veintey dictado-otras tant a s a KatherineBell. Por otra part e,nohubiera po-didohacer otra cosa, tant o piensoen mi próxim apartidaa Yucat án y Gua te ma la en compañ ía de Paul Ricoeur y su muj er. Como la parti da está prevista pa ra pasado mañana, no puedoempre nder ningún tra bajoserio, ya setrate de la revisión delatercer a partedela Autobiografíaodemi Diario, o incluso de mi novela Lasdiecinueverosas.

Estemediodí a ,larga conversacióncon

J.

P.,que ha llega-do de Montreal hacedosdías. Prep arauna tesis sob re míy ha leído todo lo quehapodido encontra r,incluidas mis no-velas cortas traducid a spor Ma ry Steve nson yque aún no han sido publicadas. Sus preguntas son muy pertinentes, pero yo mepregunto si misrespuest asle será n de alguna uti-lidad.Por una parte,la "insp irac ión" meabandona cuando tengo la impresión de rep etirme, sobretodo si estoy a solas .conmi interlocutor.Antetoda una clas e,larelación se da de otra manera,pues yo nosab ríaexigir delosalumnos que co-nozcan mis ideas sobrela materiade los cursos. Por otro la-do, a medida que

J

.

P. me hablabade aquello que le intere-saba de manera particular (la semiótica,el psicoanálisis, et-cétera),me sentía cada vez menosata ñ ido por nuestro diálo-go. He perdido demasiado tiempo,cuando era joven, y aun mucho después, en semejantes "diálogos de sordos".

Mérida (Yucatán), 18 de diciembre

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mismo del Aeropuert o. Mala sorp resa: una recámara con .baño noscuesta cua rentadóla res,con el ruidosobre noso-trosde todoslosdespegues yaterrizaj esque se efectúan du-rantela noche.

Desayun o en Mernphis, donde esperamos durante una hora para hacer conexiónconel vuelo a NuevaOrléans.Un tercer aparatonosdeposita al finen Mérida a las dos de la .tarde. Desdeel instante dedescender del avión el calor nos sorprende como un fuetazo:másde32°C,mientras que esta mañana enChicago la tem peraturase avecinabaa los

a

oc

o

Nuestrasrecámarasson discretasen el hotel María del Car-men.Jardín tropical, con su piscinaritu al rodeada de mesas redondas sobre las cualesmulticolores pa rasolesarrojan un poco de sombra. En elvestíbulo,un árbol de Navidad con sus lámpar aseléct ricas,muy comoen losEstados Unidos,y valij as por docenas:ungrupo deturistasnorteamericanosse prep ara para salir.

Hemos ido apasear alcentro de laciudad.Magnífico jar-dín público,en la PlazaMayor ,dondese sitúan la catedral y el palacio de gobierno . Bajo las arcadas de estilo hispano-morisco,lastien das,loscafés, losrestaurantes,se estrechan entre sí. Pau l Ricoeur, guía en mano,nos da algunos datos elementales: Mérida , capital de Yucat án, fue fundada en 1542 enelempla zami ent odeTiho,antigua metrópoli maya. Tiho fuedestru ida , pero los bloq ues de piedra, algunos de los cuales est ab an ado rnados con finas esculturas mayas, fueron recup eradospara edificar la ca tedral(siglo XVI),la CasaMontejoy otras mansionesaristocrá ticasespañolas.El ejército que tomó posesión de Yucat án estaba comandado por don Francisco de Montejo y León. La Casa Montejo, nosdicePaul Ricoeurcita ndosuguía,es hoy la más antigua casa privada en todaAméricaocupadapor los descendientes directos de quienesla const ruyeron.

Regre sam os anuestrohotelen una pequeñacalesa tirada porun solocaballoycena mosallímismo.El restaurante, v e-tusto,melancólico.mehizopensaren losdescritos por Eca de Queiroza fin de siglo. Pero ¿dónde ?, ¿en quénovela?

Uxmal, 19 de diciembre

Esperandoconcilia r elsueño, leí buena parte de mi docu-mentación sobre las civilizaciones mesoamericanas.

Haciaelmediod ía,uncochedealquiler nos llevó a Uxmal en menosdeunahora.Elchoferestac iona su autoa la som-braynosotrosnosdirigimoshacialasruina s.El primer mo-numento que visita mosesla pirámide llamad a "del Adivi-no" ,que fue restauradabajoladireccióndeCésarSáenz.Se 'la I1ama también la Casa encantada. De hecho, estamos en presencia de un conjunto de cinco templos , edificados cada uno en épocas diferentes . Trepamos penosamente los escalones depiedra yhacem os alto al cabo de una cincuente-na paracontempl ar los edificios vecinosdespués de haberlos señalado enel plan o.Algunosesperan aún ser explorados a fondo.De entrenosotros,sólo Paul se impuso subir los esca-loneshasta el fin, conel objet ode asegurarse una vez más de que los vértigo sy el maldepech o,que le hicieron pasar diez díasel últimomes en laclínicadela Universidad,no eran de origen ca rdiaco.

Vimos en seguida,justo al lado, el cuadrilátero de Las Monjas,donde deberemos asistir esta noche a un espectácu-lo de Luz y Sonido . Me content o con anotaral margen de la guía -perosus márgenes son muy estrechos- algunas indi-caciones que desarrollaré más tarde,cuando tenga calma. Precisamos una media hora para trepar al Palacio del

Go-'1

bernador;despu ésdescendemoshastala explanada d elJue-godePelota.Setratadeun ritoque me apasiona desdehace much otiempo y queespero tratarcon másdetaIle alo largo .del capítulo de HistoriaIIIconsagradoa lasreligionesm e-soamericanas. La Casa de las Palomasmerecetambiénser vista . Está en vías de desaparición.Aunq ue pasamos una buenamediahora contemplá ndola,no logré descifrare!e s-cena r io.

En elfondo, son lasdecoraciones en estuco de los muros exteriores las que hacen toda la belleza y el valor del sitiode Uxmaly le dan todo su sentido.No se puede sino quedar fas-cinado a la vista deese bajorrelieve,por ejemplo,que orn a-ment a uno delos muros de lapirámide de! Adivino,y que re-present a una cabeza de hombreemergiendo del hocico de una serpiente emplumada dequetza!(según César Sáenz,la

Uxmal.la pirámide "del Adivino"

serpiente simboliza alsol). Y por doquier imágenes de repti -les de todas dimensiones. Habría mucho qué decir sobre ese simbolismo obsesivode la serpiente.El sentidocosmológico me parece eviden te:la noche antes dela creación,la fertili-dad,el nacim ientoy e! renacer...Escriboestas líneas a toda prisa ,en el patio del restaurante Villas Arqueológicas, junto. a su piscina rodeada de muros amarillos. Los niños juegan bajo los parasoles, entre inmensos floreros. Esperamos la hora de la cena. Me siento desabrido, melancólico, tanto la-mento que no nos podamos quedar aquí dos o tres días más. Cadaquien podría,así,a su horaprefer~da,amanecer o cre-púsculo, volver a sus "ru inas preferidas".

Chichén 1tzá, 20 de diciembre

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en honor del dios Chaac, sobre un fondo de melodías extra-ñas y desconocidas, puntuadas de golpes de gong y aires de flauta.Después del espectáculo, volvemospor el bosque a los poderosos senderos de la selva.

Partimos esta mañana con el mismo chofer que nos llevó

.ayer a Uxmal. Atravesamos algunas localidades más o me-nos importantes. Algunas se amontonan sobre una plaza bien conservada, con árboles centenarios frente a una iglesia. Otras congregan toda suerte de casitas,cabañas perdidas entre la vegetación, las trepadoras y las buganvilias. Des-pués de tres horas de camino llegamos a Chichén Itzá y nos instalamos en el Hotel Mayaland, situadoen medio de un jardín tropical;Paul consigue un bungalow al fondo del par-que;dos recámaras con terraza, a la sombra de grandes

ár-Chi<:hen-itz6

boles en flor. Ningún vecino inmediato -el bungalow más próximo está a unos veinte metros.De tiempo en tiempo los pájaros dejan oír su grito metálico. Ocultos entre las ramas, permanecen invisibles. Experimento una alegría intensa al pasear a lo largo de senderos que serpentean entre la vegeta-ción y al intentar identificar las flores tropicales que brotan entre las piedras.

Hacia el mediodía, primera visita a las ruinas. El conjunto comienza a unos cientos de metros del hotel,'a ambos lados de la carretera.Progresamos con lentitud, pues la circula-ción es densa. En las cercanías de la entrada, vendedores de

souoenirs, de limonada y de coca-cola ofrecen sus mercancías a

los turistas de toda edad. .

A través de los libros yo me había ya hecho una idea de Chichén Itzá, y además me había procurado un álbum con reproducciones. Pero sólo un fotógrafo con genio podría cap-olar el secreto de los vestigios arqueológicos,y sobre todo los de la América Central. Por ejemplo esta inmensa, extraordi-naria pirámide que domina el paisaje y se sitúa en medio de un plano desnudo,con excepción de un solo árbol justo al

lado del monumento. La pirámideconsta de nueve platafor-mas superpuestas .Sobre cadaunadelascaras,mirandolos cuatro puntos cardinales,una escalerade piedrade acceso a la cima donde se encuentra el santuar iodeldiosKukulkán. Mientras escuchaba las explicaciones del guía,ojeaba mi libro para asegurarme y tomaba notasen micuaderno.Me parece inútil retranscribirlas aq uí.

No olvidaré esa plataformadonde son conservados, como morrillos en un muro, los cráneos delas víctimas ofrecidas en sacrificio;ni ese esqueletocon una serpie nte alrededor de las piernas,ni esa gran árearecta ngular par acelebrar el jue-go de pelota,de noventa metrosdelar gopor treinta de an-cho,rodeada de muros de doce metr os de altura, sobre los cuales se instalaban los espectadores.Eslamás grande área ceremonial de este tipo.Son numerosas:yohevisto la de Ux-mal y, en 1969,las de Monte AlbányXochicalco.Se han en-contrado en muchos centros ceremoniales yfiguranen diver-sos manuscritos que se han podido conservar. Es muy pro-bable que la lucha entre los dosequipos que disputaban la partida simbolizara la confrontación defuerzas antagónicas, o dicho de otro modo,la dialéctica creadora apta para ase-gurar la continuidad de la vida cíclica.Perohabría tanto qué decir -el simbolismo de este juegome parece tan inexpresa-ble...

Es de señalar también la acústicaexcepcional:un simple murmullo en uno de los extremosdel recintose escucha a se-tenta metros ...

El nombre dado a otra gran constr ucción testimonia la ingenuidad y el "provincianismo" de sus descubridores. Cuando ellos se apercibieronde estecaserónde setenta me-tros por treinta y cinco de ancho, sus innumerables recáma-ras, escaleras esculpidas y puertas decor adasde jeroglíficos, los soldados de Francisco Montejo creyeron que se trataba de un monasterio de mujeres, yde allíel nombre de "Las Monjas" que le dieron y que conserva.

Recorremos algunos cientos demetros entre los árboles ralos parair a ver el pequeño lagode extraña belleza que se extiende a unos veinte metrosal pie delasrocas.

Al regresar atravesamos la car retera ypenetramosen otra parte del sitio arqueológico.Antesde llegaralos primeros monumentos descubiertos, es preciso atra vesar el bosque durante un gran tramo.Yo continúo tomando notas en mi cuaderno, pero tengo miedo de no poderreleerme,tanto he abreviado las palabras escritas a lápiz.

Desde lo alto de la plataformadeuno delos templos, ve-mos nuestro hotel. Nos parece muypróximo:pareciera estar a menos de un kilometro,y decidimos regresara través de la selva. Esperamos encontrar un sendero quenos llevea la ca-rretera. Pero'al cabo de media horade camino nos damos cuenta de que nos extraviamos.Despuésdereposar bajo un cedro gigante, desandamos el camino.

No olvidaré el fin de ese día en el patio delhotel. El silen-cio del parque no es turbado sino por el murmullode la fuen-te. Permanecemos largo tiempo conversando en la terraza de nuestro bungalow.

Isla de las Mujeres, 20 de diciembre

Tres horas de carretera. Pasamos Valladolid,primera cap i-tal de Yucatán. Parque magnifico, y, naturalmente, una iglesia de un bel1lsimo estilo colonial.

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.de-I

l'

jaroSerá precisoquemeinforme sobre estaislapara sabera quédebe sunombre.Anuest rodescensonosofrecen dif

eren-tespaseos encanoa de motor,pero nuestro único deseo es

enco nt ra run lugar paradesayun a r. Se nos indica unp~que­

ño restaurante cerca no,que da sobre el puerto. Hacemos

nuestra mejor comida desde que estamos en Yucatán: las

langostas son la especialidad de la isla. Rara vez hemos

co-mido mej ores y cuestan mucho menos que una comida

me-diocre en Mérida.

Enseguida,damos un paseoa pie por las calles vecinas al puer to.Much osrestaurantesprintorescos,infinidad de

ca-sas pintadasde coloresclaros,yportoda spartes flores o ár-bolesenflor.Los"artistas"abun da n:talleresimprovisados y tend uchos ofrecen multitud de cuadros.Aquí,la luz me

Chichen' ilzá .detallede guerreroy serpiente

parece más bella queen elcontinente,sobre todo más dora-da, como en una Proven za legendaria...

Paseo en unalan chademotor equipada con 1.I:n cristal que permite verel fond o del mar. Lospecesque se ven son de to-das clases y tamaños.Cuando se arroj a n trozos de pan al mar,seacerca nen masa sobre elcasco, los más grandes c

a-zan a los más pequeñosen un tropel irrefrenable.

Vemos,bord eando lacosta,villas de estilo colonia!. La ca-rreter a fue há bilment e tra zada, ent re la playa y la selva.

Atravesamos enseguidaunasuertede estrechoentre grandes rocasyel ja rd ín de una su ntuosa villa con playa privada y desembar cadero.Esparapreguntarsequién podrá vivir allí.

Con frecuencia,nuestro piloto parael motor de la

embar-cac ión.Estam os sobre un banc odepeces.Se presentan por miles,losunos contra losotros,ypermanecencasi inmóvi-les.No compre nde mos qué hapodidoprovocar tal aglome-ración de pecesadul tos,pero se nos dice que la pesca está" prohibid aporlosalrededo res.Unavez más llegamos justo a tiempo para tomar el barco.Está repleto y debemos hacer la

travesía de pie.Numerosos grupos de sudamericanos jóve-nes, ruidosos,desbordantes de alegría. Las palmeras de la orilla se ven desde lejos,bañadas por la luz del atardecer.

Regresamoscon delicia anuestr ohotelMayaland.Por la

noche relco mis nota s ylastranscribo. México, 24 de diciembre

No tenem os mediode obtener ladirección ni elnúmerode

teléfono de Eric T. Llamamos a N. Petra,pero en vano.

Porlamañan a ,visitamoselMuseoNacionalde Antropo-logía. Perman ecemos allí hast alahora de cerra r.Sin duda

alguna,esensugénero uno delosmuseos másbellos y mej or

concebidos. Essuficientemirar con un pocode atención las

coleccionesexpuestas,en orden cronológico,a través de una

docenadesalas, yleer lasbrevesnota sexplica tivasparat

e-nerya una idea de la histor ia,noobstantecomplicada,de

esas civilizaciones mesoamericanas aún muy poco conoc

i-das. Tomo notas en mi cuaderno y al margen del excelente

catálogodel museo,escrito porIgnacioBernal,su director.

Lo quees a la vez fascinante ymisterioso es comprobar la

decadencia, luego la ruina, detodos loscentros de civ

iliza-ción.Enunacierta época, comprendidaent re el año 200 an-tesdeCristo yel 150 después,las poblaciones del Valle de México comienzan a parecerse a Teotihuacan, centro ceremo-nial renombrado, donde están edificadas, entre otras, las pirá-mides del Sol y de la Luna.La época de gloria de esta

nue-vasíntesiscultura lva delaño 350 al650.Esta épocaes segui-dadeuna decade ncia.Teotihuacancaeen manosdetribus

"primitivas" quevienen del norte,yla ciudad esdestruida.

Sinembargo,con el tiempo,los vencedores se dejaronci vili-zar porlos vencidos,otoltecas,es decir"los artistasylos sa-bias "en la lenguadelos conquistadores. La nueva ci

viliza-ciónsincretista dura del 900 al 1200, cuando nuevas hordas

.desciend endel norte,losaztecas omexica. (Alprincipio se les llamabachichimecas, es decir"nómadas".) No hablaré de la

fundación míticadesu metrópoli Tenochtitlan ,en 1325:el dios Huitzilopoctli había ordenado edificar el centro c ere-monial alrededor de donde se viera a un águila devorar una

serpie nte.

Llegado al hotel,me doy cuentade que no tomé ninguna

nota sobre las diferentesfases de lacivilización maya,que

sin embargo mar có con su huella atodo Yucat ány Guate-mala. Es sin duda la másinnovadora de todas las culturas

mesoamer icanas yla quealimenta ba un apasion ado interés

por lacronología, la astronomía,las matemáticas yla mú si-ca. Másimport ante aú n,cierta s poblacionesmayassobre vi-ven hastanuestro sdías y preservanalgo desu cultura origi--na!. Algunos" enigmas"podrían sin duda ser elucidados con la ayuda de las tradiciones orales de sus últimos represen-tantes.

Cenamosen unodelos rarosresta ura ntesabiertosenesta nochede navidad ant es deasistirala misa de medianoche.

Lainmensacatedra lestá atestad a:flores,luces,olores de

in-cienso...

Ciudad de Guatemala, 26 de diciembre

Siguiendoelconsej ode nuestrochofer,nos hemoslevantado

.alalbapara ir alaeropue rtoantes deque hubierademasiada

gente.Apesardeello,loscorredoresestánya repletos yhay una cola eno rme ante el mostrador donde debemos confir-mar nuestr ovueloy registrar nuestro equipaje.Felizmente, Paul esta bacon nosotros... Sin él habríamos tenido que

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moler la s viejas cons tr ucc iones para edifica r nuevas en el mismo em p laza m ieto. En los comienzos de la eracristia na, lo que se conoce hoy como PlazaMayortenía ya elaspec to que conservaríadurante siglos, con sus plataformasy grade-ríos tan característicos.La época Clásica,dice nuestra estu-diante,se extiende desde e! año 290 a 900. Fue seguida de una época Postclásica.Como algunos de entre nosotros mos-traron signos de impaciencia, nuestra guía se da prisa en concluir:la mayor parte de los edificios datan de la época Clásica y más exactamente de su segunda mitad, entre el 550 y el 900.Es también la época en que Copán y Palenque co-nocieron su hora de gloria.Posteriormente algo ocurrió, sin duda un acontecimiento que ningún arqueólogo ha podido esclarecer, y la creatividad de la cultura Tikal se extenuó bruscamente. Una parte de la poblaciónvive todavía en el lugar y continúa celebrando los cultos tradicionales en los templos y altares de la Plaza Mayor.

Pero el gr upo com ienza a dispersarse. Nuestra guía da vuelta s a su bastónhaciendo señal de reunirsey nos conduce a laPlazaMayor.Pasamosante diferentes monumentos para det enernosfrente al templo llam ado del "Jaguargigante"o TemploNo. 1, según las guías. ¡El aspecto es extraordina-rio! Fue edificado en piedra calcárea en el transcurso de! siglo 1 de nuestra era. Una base piramidal de nueve gradas -pues para los mayas el número 9 tenía carácter sagrado-sostiene una plat aforma sobre la que se levanta un templo comp uesto de tres salas.En la cima del templo, acincuenta metros sobre el suelo de la plaza, se encuentra un edificio multicolor, desgraciadamente en ruinas, en forma de trono. Seaccede a la puerta del templo por una escalera de piedra de extraordinaria pendiente, impresionante.

La PlazaMayorestá conformadapor un gran número de templos y monumentos diversosapiñados alrededordel tem-plo del Jaguar gigante. Jamás he visto tantas construcciones sobreun espaciotan restringido. La impresión que se des-prende es tanto másfuertecuanto que esta"ciud a d muerta" está rodeada por todas partes por una jungla espesa,alta, enmaraña da de árboles, lianas yviñas salvajes.

La historia de estecentro ceremonial es aún mal conocida. Algunos sabios dudan incluso que llegue a conocerse jamás. Hoy, se piensa que Tikal fue una ciudad residencial, efectiva-mente.En todo el alrededor,en un radio de cuatro kilómetros, se han descubierto plataformas que habrían podido servir de asiento a casas de piedra o madera, y sus autores,que apenas habrán sobrepasado los cincuenta mil habitantes,han debido habitar esta zona de varioskilómetros cuadrados.De no ser así, ¿cómo habrían podido edificar estos templos y pirámi-des? ¿Quién hubiera transportado las piedras necesarias para su construcción? ¿Y dónde hubieran podido vivir los artesanos que han decorado y esculpido las fachadas? Ha-brán sido necesarios,por otra parte, varios miles de personas para proveer la alimentación,cultivar los campos y cuidar el ganado ylas aves de corral.

Senosdicequeno esposibledarun solo pasosin caminar sobre vestigios de moradas en ruinas y otros monumentos enterra dosbajo el suelo desd esiglos. Las excava ciones tar-dar on ochenta años. La menor pirámide, una vez liberada delavegetaciónquela recubre ypenetra,debe serrest aura-da, consolida da con hormigón.Despué shayque defenderla permanentemente de la jungla, la lluvi.a, los ter:nblore.s de tierra. Se han rescatado hasta la fecha miles de objetos diver-sos:herramientas,hachas,objetos de cultoyde ornato,y un millón de fragmentos de barro y cerámica, material indis-pensable para reconstruir la cronología.

Tikal, 27 de diciembre

gresar anuestrohotel ypas ar el rest ode nuestras vacaciones en México.

El temblor de tierra del año pasado arrasó la ciudad de Guatemala.Las aceras se hundieron y algunos barrios hacen pensar en una ciuda d bomba rde a da . Desde el avión vim?s las ca ba ñas y campamen tos en los que miles de gente sin abrigo encuentra n refugio. Me preg un to sila suciedad que invade nuestrobarrio estambién consecuencia del temblor. Despuésdepaseardurante med ia hora regresamosal hotel. Felizmente,setrata delHot elColonial,vieja morada patri-cia notable por su frescura yca lma, con patio, fuente y un loro en una inmensajaul a.Pasola mayorparte de la siesta en revisarmicartapaciodenot assobre las religiones mesoa-meric an a s.

A la caída dela nochela ciudad pasa por una metamorfo-sis.Salimos alaza r por las callejuelas cercanas al hotel y lle-gamos a un parque,débilmente iluminado pero aún lleno de animación.A cada paso los vendedores nos ofrecen golosi-nas, chucherías y "recuerdos". La mayor parte son ,niños, viejos y hombres sin edad.

Excelent e cenaenun resta urante español. El patio donde se encuent ran lasmesa sates ta das está rodeado de cuartos transformad os en comed or. Noscond ucen a uno que tiene ya una mesa ocu pa da.Nuestro servidor es un hombre que arrastra un pocolospies yno deja de sonreír. Atrae la s im-patíayseguroquelehubiera enca nta do a Ramón del Valle Inclán.

Llegamos al aero puerto antes de las seis de la mañana y nuestroaviónnodespegó sino dos hor a smástarde.Tikal pa-rece estarenvuelta en bru ma.Nuestro pequeñoavión '-que tiene sólo veinticuatro asientos- sobrevuela montañas cu-biertas de selva,luegoiniciaun descen sobrutaly aterriza

so-breuna pistaminúscula alborde delajunglay a unos

cien-tos de metrosdeJungla Lodge,dondedebemos pasar la no-che. Encua ntocaminamosbajo los árboles tropicales de di-ferentes cla ses - palmeras, caobas, chicozapotes, cedros-con sus lianas colga ntes, experimento una extraña impre-siónen la quelamelancolíasemezcla a la euforia:me siento transport ado cincuenta años atrá s,a diciembre de 1928, é-poca de miprimercontacto con lajungla, que fue la de Cey-lán, a algunoskilómetros de Colombo. Escucho con embele-so los gritos y los chillidos de los pájaros exóticos y alcanzo a ver algunos en loalto de los árboles.Puedo incluso identifi-car algunas especies:papagayos(Chatilla tropical), Paurake(o

"Pucuyo").

Dejamos el equipaje en elhotel y partimos hacia las rui-nas. Nuest ro guía es unajoven norteamericana, probable-mente estudiante de antro pología , muy simpática.Camina llevandoen la man oun ba stón muy largo y delgado, como los pastoresdel antiguo Oriente, del que se sirve para indi-carnos algunos detalles de losmonumentos.Se expresa con claridad, sinénfas is e inclusocon ciertohumor. Avanzamos con lentitud entre árboles gigantescos, por senderos invadi-dos de hierbasylianas, mientras escuchamosla "introduc-ción general" proporcionada por nuestra guía con mucho tacto:Ella no nos conoce e ignora lo que puede interesarnos. A sus ojos nosotros no som os sino "turistas norteamerica-nos" igual que otros.

Por sucond ucto nos enteramos deque Tikal estaba habi-tado en el sigloVI antesde Cristo,aunque ningún edificio de la época seha yaconservado.Los mayas acostumbraban

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Yo sab ía de ante ma no quenosharí an falta al menos tres

día scom pletos par a visita r losmonumentosmás importan-tes. Dej amos para el día siguie n te la visita de algu nos de ellos.Hoynos conte nta mos, despuésde habervisto innume-rabl es ruina s, conconte m p la r a placer la AcrópolisNorte. Detodo s los monumentosdesenterrados hasta el presente,

es éste en donde el emplazamiento es más complejo.Su plata-forma terminal está situada a unos quince metros sobre el nivel de la plaza. La visión que se desprende es aún más impresio-nante después de saber que no se trata sino de la últimade las acrópolis que se edificaron en el mismo emplazamiento:Y de las cuales se ha inventariado una buena docena.Se

descu-briero n los vestig ios de un centen arde construcciones a

nte-riores bajola masadeesteconj untoarq uitectónico; los más antiguos datan delsiglo II antesde Cristo .Tenemostiempo

de ad mira r alg unas este la scub ierta s de jeroglíficos.

Regr esamos aJungla Lodge hacia el fin dela tarde. Los

páj aro snos at urde ncon sus gritos. Avanzamos bajo los ár-boles, la nariz al aire,con el fin de verlos ascender en vuelo. Pa ra mi gra n pena y la de Christinel, no hemos visto aún

esospequeñosmonosextraordinariosllamadosspidermonkeys

Después dehabercen ado (m uy mal,por otra parte)en el restaurant edel hotel,esperamoslacaídadela nochesen ta-dos engrandes sillasde dura madera,prodigiosamente inc ó-modas,bajo el umbral de la"choza" en la cual dormiremos.

Setrat a de hecho deuna especie de granja de unos veinte metros de largo,con techode enramada ligadacon mimbre.

Lasrecámarasestánseparadas por delgadas paredesde ce-losía .

Tikal, 28 de diciembre

Nocheinolvidable (¡al menos para mí!).Es la primera que paso en la jungla después de cincuenta años. Me acuerdo tambiénde mikutiaren la ribera del Ganges,en Rishikesh, en losHimalaya ,dondeviví desde el otoño de 1930 hasta la

primavera de 1931.

"Seoía la respiración de la noche,enorme, femenina" .

*

He releído esta frase de Octavio Paz (Arenas movedizas)

hace tres días en el avión.

Noslevantamostemprano con el fin de visitaralgunos de los monumentos vistos de lejos ayer, así como el pequeño pero muyprecioso museo construido al borde del lajungla,y

enél pasamosuna hora.Tomo nota sobrenota en mi cua-derno, indicacione s bibliográficas sobre todo.

Paul me ha regaladoun libro:Thebirds 01Tikal,de Frank B.Smit h.En el pequeño aviónque nos llevaba aGuatemala,

pasé el tiempoojeándolo, con ta nt o deleite como pena. So-bre lasdoscientas especies que figuran en el libro, reproduci-das en color,no vi sino doce o quince en total. Claro que yo no tení agemelos,al contrario de laviej a norteamericana que vimos ayer al crepúsculo,que atisba ba los pájaros posados en lo alto de los árboles más frondosos y articulaba sus nom-bresen voz baja cada vez que identificaba a uno'de ellos.

De todos modos,mi vista ha bajado considerablemente des-de'hace dos años. Un principio de cataratas, ha dicho el

especia lista que vien Parísyque trató de detener el proceso recetándome gotasymedicamentos que tomo regularmente sin.resultado apreciable. Me aseguró sin embargo que po-dría leer sin demasiadodaño."Q ue es lo másimp ort a nte para usted" , me ha dicho ¡sonriendo! Yo había tenido la de

-• Enespañoleneloriginal. Con latradu cciónal pie depágina:"O n en-tend respirerlanuit,de son haleine puissante,leminine". (N.del E.).

safortunada idea de cu lpa rlo . Y hem e aquí mientras tanto

abriendo desm esuradamentelos ojos parapode r verlasim á-genes del libro sobre páj a ros de Frank Sm ith, los mismos

queayertodavíaescuc hab a piar y gritarenla selva, yque incluso hubiera podidover sia lamiopí ade mi adolescencia no hubiera venido a agregarse este principio de catarata.

Antigua, 29 de diciembre

Mañana sere na ylumi nosa.Desdenuestr o automóvil el vol-cánseve siemp re.Sediría quefuma,si selo vierasupe rficial-mente. En realidad la cumbreestá rod ea da porundelgado penacho de nubes.

Desd enuest rallegadaaAnt igua (Guatemala)fuimosa v

i-sitar lasruinasdelmon asteriodelos Cap uch inos,demolido

ensus tres cuartas partes por eltemblo rdel29de julio de

1773que dest ru yóla ciudad.En 1775 elreyde España hizo

ed ifica r una nuevaciudad,a salvo delvolc án.Esaciuda d fue Guatemala, que desde entonces es la cap ita l del país.

Rar as son las ciu dades que tuvieron destino tan trágico

como[ade Santia godelos CaballerosdeGua te mala, funda-da por Ped ro de Alvarad o alpie delvolcánde Agua.En la nochedel 15 deseptiemb rede154 1, ca torce años después de

·Ia fundac ión de la ciuda d ypoco despuésde ha bersabido que Pedro había muerto en Mé xico y que su viuda ,doña Beatriz,quesehab ía proclam ad oregenteen lugarsuyo, or-den ópin tardenegrotodos losmuros interiores yexteriores delpalaciode gobierno,numerosos inccnd ios ilu mina ron la ciudad por toda s partes. Lluvias torrenciales se abatie ron despuésduran te tresdías.Fuer on seguidas porun temblor detierra que sacud ióla ciuda d yabrióel crarer delvolcá n. Elaguaque sehabía acum ulado se extendióporlapla nicie.

Santiagodelos Caballerosdesap a reció.:\1uchosdeaq uellos que no perecieron bajo los escombros murieronahogados. Doñ aBeat rizesta baentrelasvíctimas,Se encontrósuc

uer-po con la sman os cerra dassobre uncr ucifij o.Reinótan solo dos días.

El Consejo de laciuda d decid ió edifica rentoncesuna

nue-va Santia go, nolejosde[a primera. Laciudad fuefund ada

oficialme n te el 16de marzo de 1543,y selevantóuna nueva

catedral. La hija naturaldeAlvarado ,do ña Leon or Alvara-doXicotenati,quehabíaescap ad opor mila grodel cata clis-mo,ordenó const rui r los sarcófagos para sep ulta rlosrestos de su padre yde su ma drastr a yloshizo enmurallar en la nuevacatedral. Algú n tiempodespuésel muro sehundeylas

osam entas desaparecen, perd ida s entreelpolvode las rui-nas .

Erramos melancólicos por lo que fue en otro tiempoel cé-lebre monaterio de los Capuchinos.Por fortuna,el sol hace brillar con todos sus fuegos a las buganvilias.Se dirían raci-mos de luz, unos escarlata,otros malva. Penetramos en un patio circular y vemos las celdas de los monjes ("viejos monjes" ,precisa nuestra guía).Después descendemos a las cuevas que servían de depósitos de harina,de vinoyaceite, y visitamos también la cripta. Regresamos a la luz entre macizos de flores resplandecientes llamadas "pascua", y echamos un último vistazo a los escaparates que contienen objetos descubiertos en las ruinas: antiguas cerámicas provenientes de España, Francia y China.

Llegamos a la Plara,querodean,a la sombra de grandes árboles, antiguas casas coloni al es yrestaurantes.Descubri

-mos al fin lo que hace el encanto de Antigua .Comprendo

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Copán. detalle de cráneo humano

ploración del sitio."¡Mucha agua, mucha agua!", repite el guía.Hacemos alto ante una estela (estela H) erigida en ho-nor de quizá la única mujer que reinó sobre una población maya (será preciso que lo verifique en Chicago).y claro es-tá, la explanada del juego de pelota. Después doy con otra gran estela, la B, que, personalmente, me intriga en exceso.

Se ve ahí, de perfil, un animal en verdad enigmático. Algu-nos autores creyeron ver en él un elefante con su trompa.

Pero jamás hubo elefantes en el continente americano.Esta figura, afirman los partidarios del "difusionismo", según el cual la civilización mesoamericana era de origen asiático, aportaría la prueba de que los mayas habían guardado la memoria -muy confusa a decir verdad- de su primera pa-tria:Asia...Al pie de la estela, un árbol cuyo tronco mide tres metros de diámetro. Es siempreelmismo drama: los ár-boles han traído los monumentos a la superficie del suelo, pero son los mismos árboles quienes los han destruido.

Regresamos a la caída de la noche.Antes que nuestro co-che inicie su descenso al valle percibim6sde lejos las luces de la ciudad de Guatemala. Mientras viajamos recuerdo esa tarde de verano de 1930 en Calcuta,cuando yo leía en la Bi-allí. Antigua es quizáuna de las ciudades de América

Cen-tral donde la luz, la vegetación lujuriante y la belleza de las casas hacen olvidarla melancolía de las ruinas y la cercanía del volcán.Desayunamos bajo las arcadas y después volve-mos a la Plaza.Sentados en un banco, a dos pasos de la fuen-te de la Sirena, pienso que me gustaría quedarme aquí mu-chos días ysobre todo muchas noches para contemplar esta misma fuente al claro de luna.. .

Al mediodíafuimosa visitar San Carlos Borromeo, la an-tigua universidad convertida en Museo Colonial. Grandes salas muy frescascon muros cubiertos por cuadros barrocos. Admirable retrato de una santa que yo desconocía:santa Clarisa.Atravesamos el claustro, donde el jardín florido se adorna con su tradicional fuente, y penetramos en la sala donde se conserva la más antigua imprenta de la ciudad. En los aparadores seexhiben libros impresos aquí hace trescien-tos años. Los caracteresson más netos y el papel está en me-jor estado queel demuchos libros impresos en Europa en el último siglo.

Un pas eode algunos kilómetros a través de la selva nos lle-va a los tall eresdeSanFelipe de Jesús, donde se fabrican ob-jetos de plata.Miramos a los artesanos trabajar.Como en todas partes, está nenca ntados de ser admirados y verse foto-grafiados. Enel pati o, sombreado por árboles venerables y majestuosos, los turistas norteamericanos comparan sus compras.

Después, por una ruta devastada por el último temblor,

vamosa San AntonioAguasCalientes, pequeño pueblo ocu-pado cas i únicam ent e por tejedores.Chales,vestidos, telas de colores violentos, pero que no desentonan. La pequeña iglesia fuedestruidaporel temblor de 1977. A la luz del cre-púsculo,parecehacerno sla señal de acercarnos a sus ruinas y adivinar su mensaje.Pero ¿cómo podríamos descifrarlo? Sabemos tan sólo que se trata de un presagio.

Copán, 30 de diciembre

Escriboestas líneas atodaprisa,sentado sobre una gran pie-dra,mientras elguía hace anuestro grupo el relato de las ex-cavaciones.HemosdejadoGuatemala esta mañana a las seis y después de cua tro horasde ruta a través de montes y selvas llegamos a la front era con Honduras.No bien desaparece nuestro guía enel puestofronterizo para hacer visar nuestros pasaportes, cua ndo se procedeal ritual de la desinfección de nuestro coche , tanto delinterior como de afuera. Rodamos después por uncamino completamente lleno de baches, pero lo que siguió hasobrepasado nuestras previsiones más pesi-mistas.Que nuestro coche pudiera todavía avanzar en tales condiciones tenía algo de milagroso. Precisamos más de una hora para recorrer los quince kilómetros quenas separan de Copán.

Sucede que apenas llegamos,fatiga y enervamiento desa-parecen como por encanto.La selva donde se hallan las rui-nas se parece a las de los cuentos de hadas. Somos recibidos por tres inmensos loros abigarrados de azul, rojo y amarillo, después avanzamos entre árboles gigantescos, los mismos que, después de haber sepultado las ruirias bajo sus ramas, las harán resurgir a la superficie,pero dislocadas. Dado que el sitio de Copán está aún inexplorado en sus tres cuartas partes, es posible preguntarse cuántos de estos árboles so-brevivirán a las excavaciones arqueológicas. Sus raíces, des-pués de haber roto o desunido las bases de los monumentos;

han llevado las piedras a la superficie, de donde han rodado hasta el valle. Ninguno de los edificios enterrados a medias

en el suelo podrá ser descubierto y restaurado:-0más

preci-samente "remonta do" - sin sacrificar los árboles que los

asaltan. .

El templo de siete gradas es el primero que vemos desde que entramos en la selva.Sus dos figuras antropomorfas... pero renuncio a copiar las notas de mi cuaderno. Inmensa piedra redonda grabada de signos y cálculos astronómicos.

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alinea nen un muro contin uocamisa s,vestidos, rebo zos, pa-ñuelos,tod oflotand o alvien toy ond ula ndo de un extremo al otro.dondeun turista extiendelamanoparapalpar una tela.

Todo recu er da a un bazar orienta l, y más cuando se está

baj ouna sábana o en una tiend aparaponerseal abrigo del

sol, entre dos negocios. .

Nos abrimospeno sam ent e camino en tre grupos

compac-tos deturi st as.Vien en de todas partes,de los Estados

Uni-dos,claro,pero también de América del Sur,de Europa e

in-cluso de Asia.Al Iado delosnegociosdetextileshayotros ex-pendios al ra sdel suelo.Los vendedoresexpe nden frutos, li-mon ad a,tortillas, ma zorcasde maíz cocidoy muchasotras vitua llas descon ocidas para nosot ros.Detiempo en tiempo, un tendido ofrece hor roro sos cromos detem a va ga ment e'- o agresiva me nte - religioso.

Alcabo deuna medi ahorano puedo más. Me separo del grupoymedirijo al"secto r" donde se vende cerámica yob-jetos máso menosdecor ativos .'Seextiende unas decenas de metros cuadrados enteramente recubierto de alfarería, de silla sydetoda clase devasos.Al Iado descubroun pequeño parqu e, con un estanque en medio de una palmera gigante.

donde retozan numerosospáj aros. Su cantoesentrecortado

por los gr uñidosagudos deunos cerdos quesus compradores

cargan sobre los brazos o en la espalda con una cuerda. Desa yun amosenelhotel Tulkah.Los salonesde descanso está n colma dos de turistas .Hayotras salas en el piso muy pintoresco, consu escalerade maderay sus balaustradas flo-ridas . Unaorquesta localtoca en el patio y algunas

vendedo-ras han sido autoriza das a exponer su mercancía sobre la

hierba,a pleno sol. Dos horasmástarde regresamos a la fe-ria.Simon e yPaul regre san ca rgados de regalos para los ni-ñosylos amigos:sombrerosde paja,tejidos,rebozos, todoa gra nel en dos inmensas redes.

Escrib o estas líneas senta do frente a una mesa del hotel, aprovecha ndo la hora vacía deturistas , mientras espero el

coche que debe cond ucirnosa Los Encuentros .

Panajachel, 1 de enero de 1979

Tomamos ayer por la tarde el camiónde las cinco.Parada

en Los Encu entros, desde donde vemos a lo lejos,abajo de

nosotros,el lago de Atitlán. Un taxi nos lleva enseguida por lacarretera deSololá.Atravesamos vastas extensiones de ca-fé mientras miramoslapuestadelsol. A las sieteestamos en Pan ajachel ,pequeñapoblación albordedel lago.Llegamos al"mini-hotel" RivaBella.Setratade una media docena de . bungalows, dedosrecám ar as cada uno,en mediode una ve-getación luju rian te, de árbolescargados de flores,y de ra-mosde bugan vilias ydehibiscusqueyo no habíade scubier-to esta mañan a.

Cenamos en un restaurant epintoresco ydivertido,La La-guna, a cargodedos jóvenesingleses.No lejosdeallí, las

ex-plosionesde petard os se hacen cada vez más frecuentes a

medida que se acerca la medianoche.De regreso a nuestro

hotel,hacia las once,la verda dera fiesta comie nza: fuegosde artificio (q ue miram os desde nuestr a venta na),

innumera-bles petardos y sirenas de bomberos. No hab ía incendio,

peroasíloestablece la costumbrelocal:en toda la celebra -ción, motociclistas y bomberos son parte de las fiestas.

Despert am os con el canto delos pájaros y desayunamos

bajo árboles colma dos de flores. Panaj achel, fundada en 1547, cuenta apenascon cuatro mil habitantes,todos más o menos tributari osdelasplan taciones de café y delcultivode hortalizas. El turismopodríamuybienconvertirse en la acti-vidad principa l.La calle donde se encuentra nuestro motel-blioteca Imperial Elefantesy antropólogos, de George

Eliott-Smith,libro de títul o deliberadamente agresivo que le fue sugeridoporel monument oque acabá bamos dever. Eliott-Smith argüía, en efecto, la presen cia del"elefa nte" de Co -pán para apoyar su tesisdifusionista.El libro era absurdo, pero magistralm ente escrito. A propósito de lo mismo:otras imágenesindiasmeviene nalamemoria, pero estoy muy fa-tigado para anota rlas.

Chichicastenango, 31 de diciembre

Tres horas de automóvil, pero esta vez sobre buenas carrete-ras. No bien dej am os la ciuda d de Guat emala, el paisaj e cam bia brusca mente.Vastas colinas alternanconva lles pro-fundos yluego se venalolejoslostresvolcan es.Uno de ellos, el de Agu a , el máspeligroso,dej aescaparun tenue penacho de humo.Enesteairetan límpido,en este cielo tan lumino-'so,parece casi irreal ,sobretodo cua ndo se lo ve

bruscamen-te al rodea r la selva...

Llegamos a Chichicas te na ngo poco antes de la hora del desayuno y vamos direct ament e avisitarla iglesia deSanto Tomás. Enelatrio,racimos deindiosqueman incienso y re-cita n plega rias alos dioses y alos ancestros.La gran misano se celebra aquí sinoen det erminad as fiestas.El domingono se celebra sino una sola misa,alas siete delamañana.Hoy es domin go, yhasta la pues ta delsol,laiglesiaqueda a.dis-posicióndelosindígenas aún no convertidos o en quienesla conversión no es muy profund a. Loshombres y las viudas sonlosúnicos ad mitidosenel ritual. En el largo espacioque sep ara las hilerasde ban cos, ent re cirios encendidos, a lgu-nos hombr es ydos viudas quetienenasus niños de la mano recitan plegar ias envoz alta,comosiest uvieran solos,en me_o maria de sus muert os yde sus"santos protectores ".Se ex-presan rara vez enespañol -lohacenensu lengua,elquiché. Tomé la otra noche, yno sólo en mi cuaderno habitual, al-gunasnota s sobre esta pequ eña ciuda d,célebre sin embargo en su género.Pues Chichicas te na ngoes aún sede de un" go-biernosepa ra do" pertenecie nte a losindiosy quetiene por única s atrib ucio nes la defensa delos intereses de la comuni-dad indíge na. Apartede ese gobiern o existe una organiza-ción religiosa común, lasconfradias,o cofradías,consagradas cada una a un santo.Esas cofra días, igual que los "especia-listas en plegari as ",loschuchkajau,tienen más lugar en la vida religiosadela comunida d quela Iglesia católica. Los ni-ñosson baut iza dos en la iglesia, pero fuera de las bodas yde losentierrossonloschuchkajauquienesofician.De lascatorce

confradíascon que cuenta la ciudad,la más importantees la de Santo Tomás,patrón de la ciudad. En ocasión de la fiesta de uno de los santos patrones,su estatua es llevada en procesión a través de la ciudad y alojada en el domicilio del nuevojefe de la

cofradía. Éste debe entonces ofrecer un festín que le

su-pondrá un gasto mayor que lo que podrá obtener en unaño.

Pero es el papel atribuido a los"especialistas en plega-rias"el queda al sincreti smoreligiosotodosu sentido.Ellos sirven de interm ed iari os entrelos individuos y sus santos o "ídolos". Lascer emon iastienen lugar en laiglesia . Los san-tos ylos ídolos, esdecirlasdivinidadesindígenas,son repu-tados pormost rar más solicitud por todo lo que conciern e a la vida cotidi an aque a Diosmismo , yescuchar lasvoces de cada unoen lamedidadelo posible.Esteejemploilustra en sí mismo uno de losaspect osmásimportantes en la historia de las religione s.

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restaura nte-jard ín, alberga ocho o nueve estableci mientos

análogos y otros más está n en construcción.

Luego vamosallago.Vi en la guía quela palabra Atit lán significaen ná huatl "luga r de abunda nte agua".El lago no está sino a unos doscientos metrosde nuestro hotel, perose enc uent ra ocultoporlasricas villasque rodean ambos lados dela calle quenoslleva a él. Lasdeton aciones sedejan esc u-char cada vez más, igua l que las ristr as de pet a rd os. Los transistores tienentambién su parte.Sus poseedoresson por lo gene ra l"campesinos",que ha blannahu átl ypa recen.muy orgu llosos de poseer un aparato semejante. No ha rá falta más que una generaciónparaqueelestrépito invad a almu n-do. Me pregunto si algúngobierno tendrá algún día elvalorde poner un término.Unrégimen"socia lista",tal vez...

Copán.detalle de una estela

Enseguida el lago se revela a nosotros en toda su belleza. Dond enos encontramos, laplaya está yainvad idaportur is-ta s deloshotelesque bordeanel la go, entrelos cualessed es-liza también gentedel país.Lasmuj eresllevan aún eltra di-ciona lhuipilrojo y enaguas azules.'Algunoshombres lucen .una especiedeblusa corta daenman ta ypantalon esblan cos. No nos cansamos decont emp la r ellago.Lo verem os más tarde,hacia el med iodía ,perodesdeotros puntosde vista y apa rta dos dela muchedu mbr e.Vemosbarcasyunaemba r-caci ón que lo atraviesa de un lado a otro dos veces por día; pero la excursión dura seis horas y debemos renunciar.

. Aldo us Huxleypretendía queellago Atitlánes elmásb e-llodel mundo.Al llegar elcrepúscu loaún lo conte m plamos, senta dosenunjard ín, baj olas enor mes buganvilias.Escri bo estas notas parano cedera latristezaque experime nto c

uan-dosé que deboarrancarme de mi enca ntamiento,puesd

en-trodeuna hora eltaxi vendrápornosot ros parallevarnos a la ciuda d de Guatema la.

Ciudad de Guatemala, 2 de enero

En micarpeta de notas y fichas sobre lasreligiones

rnesoa-mericanas, encuentro las fotocopia sde algunas páginasde

Incidents oftravelinCentralAmenca ,ChiapasandTucatan(12a.ed

i-ción, Nueva York, 1958),donde el autor, John Stephens,

cuenta su llegada a Copán:"Pregunté enseg uida por el lu-gar en que se encontra ba n lasruinas,pero nadiesupoi ndi-carnos su emplazamiento.Se nos aconseja ir a la hacienda de DonGrega rio...". Después de mucho hablar, Step hens terminó por adquirirtodalapartede la selvaque albergaba las ruinas, por entonces medio ente rra das bajo la arena, o dislocadas por los árboles y sus raí ces, tan vigorosas como devastadoras.Y Stephensprosigu e : ..El lugarqueocupa Co -pánme costó cinc uent a dólares.Nohuboningunadiscusión sobre el precio .Yo había hechola oferta y don Gregario la

aceptó de inmediato persuadid o de que yo era un tonto.

Ofrecer más no hubiera podid o sinoacent uara sus ojosmi incurable tonter ía ".

He aq uí una página que habla deldescubrimiento y e x-ploración delasruinas: ..El lugarera totalm ent einexplora -do.Nadaaún se habíaescritosobreél,yno habí anadiepara .guiarme.Elterrenoera completa me nte virgen ,No era p osi-blever más allá de algunos metros eignoráb amos los o bs-táculosque habríamosde encontra r. un díadebimos hacer altopara corta r la veget aciónquedisimul a balafachada de un monumento ydespu és fue preciso cavar por varias partes y sacar un pilaresculpido que eme rgíaapenasdelsuelo. An-sioso,me inclinab a sobreél, ret eni endo mialient omientras los indiostra bajabanydesent err ab an una oreja, un pie, un fragmento de rostro.Cua ndo la hoja de susgra ndes cuc hi-llos chocabaconla piedr a pulida,les pedíaque se apa rtaran yquitaba yo mismo la tierra conla mano.La belleza delas escultu ras,elreligioso silencio de la selva. tansólo entrec or-tadoporelgritode lossimios )'losloros.la soleda d absoluta del lugar yla misterio sa atmósfera quc se desprendía ,todo era incomparablem ent emásfascina nte que cua ntohaya po-dido experimentar en las cante ras arqueológicasdel Viejo Mundo."

Acabo desa ber que, según datos croJlológicos descifra dos en las estelasyalta res,lahistoriadeCop an est ácomprendi -da ent relos años465y800,épocadurant elacua lelcalenda -riofue perfeccionado y la astronomía hizo progre sosc onsi-derables,sin habla r delesplendor delarte decorativo que tran sfigur a algunos monumento sy loshacepar ecernar esde piedra. Post er iorm en te, por razones descon ocidas,los m o-numentos siguientes al año 800 dej an de ser datadoscomo era hasta entonces costumbre. Desd e esa época la civ iliza-ciónde Copán entraen decaden ciaparaposteri ormented e-saparecer.

Ese escenario,donde seasiste suces ivamente al nacimie n-to,a la ascención, al per iodode gloria,despu és auna deca -dencia bru tal yenigmática,yfinalment ea la desaparición de toda una civilizació n,serepit eaparentementepor todas partes de la América Central.

Ciudad de Guatemala, 3 de enero

Esta noch e tuveunsueño extraño.Un desconocido, al que distingo apenas,pues me encuentroen uncorredor estrecho

y sombrío,me muestra un grancubolleno de agua sucia y

me precisa que no va a ponerlo en mica mino.Después me

venda los ojos.Precaución inútil,pues mientras lo esc

ucha-ba mis ojos estaban como recubiertos de bruma yno veía

casinada.Los muros,el cubo,el mismomisterio sopersonaje, se perdían en la bruma. ¿Pero quién era este último? Un serquerido, apa rente me nte, hacia elcua lme ,sentíacada vez

(12)

pe-I

'

1

didoque avanzara directo frente a mí,con rapidez,pero a

peque ñostrancos, sin dete nermeapalp ar elterreno bajo mis

pies.Se trataba,claro está,de una prueba iniciát ica,pues volcar elcuboometer tan sólo el pie hubiera significadomi

"pérdida". Pero ignora ba cómo traducir esta "pérdida" para mi entendimiento.

Recuerdo que él golpea entre sí sus manos y me grita: "¡Anda !" Con el corazón batiente,me dispongo a avanzar, como me lo ha pedido ,con pequ eñospasosrápidos.No

re-cuerdo lo que ocurre después.

En Chicago,la tempestaddenieve se acrecienta despué s

de variosdías. Elaeropuerto será cerra do, con seguridad. Acabo de saberla noticia dela muerte de RogerCaillois. Una hemorragia cerebralselohallevadoa la edad de

sesen-Tikal,la acrópolis norte

ta y cincoaños.Espor su pequeño libro,Elhombreylo sa gra-do,que oí hablar porprimera vezde él en Lisboa, en 1942, y

después por susart ículos sobre"Los Demoniosdel medio-día", enlaReuuede1'histoiredesreligions.Yo loconocí en casa de Georges Dumézil, creo, en 1946.Envidiabasu cultura en-ciclopéd ica y, sobre todo,sucoraje para abordar todos los temas :pap el religiosodelverdugo,literaturafantástica, no-vela policia l, cristalesy minerales,etcétera. Fue el primer

trad ucto rdeBorges,y el que hizo,más queningún otro, co-nocer su obra en Europa.

Recuerdo nuest roencuent roen Roma ,en 1955,a la salida del Congresode HistoriadelasReligiones.Una noche en la quecena mos loscuatro enun restaurante,me dijo cuánto se sentía ala vez desconcertadoydivertidopormi obstinación. en usar eltérmino"historia yfenomenología de las religio-nes" .En los medios universit arios fran ceses,decía él,la ex -presión "historia - compa ra da o no - de las religiones" tie-ne malapren sa.Mejor valdría utilizar lostérminos" sociolo-gía de la religiones" o"ant ropología religiosa",y entonces todas las puertas se abrirían ante mí.

Entomól ogoferviente,alimentaba una verdadera pasión

por las mariposas.Fue porsuesposa que supi mos que un día RogerCaillois asistió, como representante de lal;]N.ESCO, a la inau gur acióndeun Instituto en un paísoriental. En el parquedel nuevoestablecimiento,mientrasla fanfarria to-cab ael himno nacional en presencia de los oficiales y el cuer-po diplomáti co,una maripo sase paseó ante sus ojos.Como setrat ara de una especieque faltaba en su colección, Cai -llois, abandona ndoa los notablesestupefactos, se precipitó en su búsqu eda...

Ciudad de Guatemala, 4 de enero

Paso casi todala jornada en mi recámara transcribiendo mis notas de lasquemuchas,tomadas a la carrera, con un peda-zo de lápi z, son ya ilegibles.

Elsábado próximoestaremos de vuelta en Chicago.El ae-ropuertoestá cerrado pero tenemos aún dos días por delan-te. El martes por la tarde reanudaré mi seminario con. Wendy O'FlahertysobreLe Lioredes

Ro

is.

Como decostu~­

bre,en lugar desumergirme en el legajo Shah-Narneh que tuve la precaución de traer conmigo, me abandono a mis re-cuerdos (¡que aquellos que puedan resistir la tentación de revivir los grandes descubrimientos de su juventud y su ado-lescenciamearrojen la primera piedra!). Era mi primer via-jea Italia,organizadopor mi Liceo,en la primavera de 1926.

Unwagon-lit especialmente fletado nos condujo de Bucarest

a Nápoles,ida yvuelta, por dos itinerarios diferentes. Fue en Veneciaque descubrí,en una librería, los ocho volúmenes de

/l LibrodeiRei,en la traducción de halo Pizzi.Durante

nues-tro periplo,leí los dos primerostomos,deslumbrado,pero a disgusto,pues la traducción estaba en verso. Desde nuestro regreso, yo había retomado la lectura, pero no creo haber franqueado el tomo IV. Debía releer El Libro de los Reyesdel todo esta vez,cinco o seis años más tarde, en la traducción' francesadeJules Mohl. ¡Y qué decir de ese Manuale diLingua

Persianade Pizzi! Hice un día su elogio ante Luciano

Bogda-nov, yconseguí incluso hacerlo reír, a él, que reía tan rara-mente.

- ¿Cómo puedes tú, decía, preconizar con tanto ardor la gramática de una lengua de la que no tienes sino vagos rudi-mentos?

Respond íembarazado arguyendo el fervor, la casi volup-tosidad que había experimentado mientras leía el libro. Aquel mediodía, en la sala de la Biblioteca de la Sociedad Asiática de Calcuta,Bogdanov me propuso aprender el per-sa"rápidoybien".No pudo hacerlo sino durante dos meses, al cabo de los cualestuvo que regresar a Rumania. Es verda-deramente extraño que me acuerde bruscamente de Bogda-novy de sus lecciones de persa, de las que no quedó gran co-sa. Pensar que desde entonces han pasado cuarentaysiete años ...Pero es aun más extraño que esos recuerdos no estén acompañados por la menor melancolía. Todo lo que me ha acontecido después, cuanto he aprendido, pero también ol-vidado, todo lo que he podido desear, todo lo que he soñado, ha quedado grabado en alguna parte, en mi memoria, pero en lo más profundo de mí.

Es por eso quizá que escribo estas líneas sin la menor amargura.Todoloqueme concierneverdaderamente lo he sabido guardar.Nada se ha perdido.Sin la menor amargura,sin duda,pero no sinuna cierta pena.Bastaríaen efecto que un pequeño electrodo,se me ha dicho,penetrara en cierta por-ción de mi cerebro paraque todo un aspecto de mi pasado regresara, intacto,a la memoria,hasta en sus más ínfimos

deta-lles. Y si eso debe ocurrirme...

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