Alejandro Núñez Ureta
Julio Alejandro Celestino Núñez Ureta tal como lo indica su partida de nacimiento nació en Arequipa a las dos de la mañana del 27 de febrero de 1920, en la casa ubicada en la calle Puente Bolognesi
121.Posteriormente la familia Núñez Ureta se trasladó a vivir a la calle Progreso 211 en el distrito de Miraflores.
Fueron sus padres Pedro Crisólogo Núñez Ponce y Carmen Julia Ureta Groslinger, padres también de dos insignes hijos del Misti; nos referimos al reconocido pintor Teodoro Núñez Ureta y a su hermana la poetisa Carmela Núñez Ureta a quien hace poco recordamos.
Desarrolló sus estudios primarios en el centro de enseñanza Armando Rivera; y los secundarios en el Colegio Nacional de la Independencia Americana.
Desde muy temprana edad ya dio muestras de su talento para el arte, pues con apenas 7 años de edad realizó su primera exposición colectiva realizada en la Galería fotográfica de Manuel Mancilla. Esta muestra artística fue organizada por el Centro Artístico de Arequipa.
En sus años mozos como la mayoría de los hombres sintió afición por el futbol, llegando a ser arquero de uno de los clubes más tradicionales de Arequipa: el White Star. Allí en ese equipo seria apodado como “el huato”, debido a su delgada contextura física.
Una vez culminada su instrucción escolar fue enviado por su padre a la ciudad de Lima para estudiar
arquitectura en la Escuela de Artes y Oficios, hoy en día Escuela Superior de Educación Profesional José Pardo.
Paralelo a sus estudios de arquitectura siguió pintando en acuarela, es así que tuvo la oportunidad de exponer algunas de sus obras en la Sociedad de Bellas Artes del Perú.
En 1944 en una exposición llevada a cabo en la ciudad de Lima presentó una escultura tallada en madera de una mujer del campo con su niño en brazos; este trabajo le hizo ser merecedor del Premio de la Embajada de Japón.
El año de 1945, Alejandro Núñez Ureta culminó sus estudios de arquitectura y retornó a Arequipa, ingresando a trabajar a la compañía “Flores & Acosta”.
El 21 de julio de ese mismo año contrajo matrimonio en la parroquia San Antonio Abad del distrito de Miraflores con Nelly Aurora Yukimura Bedoya, hija del reconocido pintor japonés José Miguel Yukimura. Fruto de este amor tuvieron 7 hijos: Alejandrina, Carmela, Ángela, Ada, María, Alejandro y Pedro.
Según evoca con nostalgia su hija Carmela, todos los domingos salían a recorrer la hermosa e inspiradora campiña arequipeña, allí don Alejandro se ponía a pintar y llegada la tarde toda la familia se dirigía generalmente a almorzar a la tradicional picantería “La Lucila” y en algunas otras oportunidades a “La Fortunata”, en el distrito de Sachaca.
Don Alejandro era un hombre muy reservado, pero al momento de compartir algunas copitas con sus amigos, era muy jovial y hablador; se ponía a recitar sus poemas, regalaba a sus amigos sus pinturas; y a sus hijos los hacía recitar, bailar y cantar; siempre amó el arte en todas sus expresiones.
Como todo arequipeño don Alejandro Núñez Ureta era muy católico, cada cumpleaños de su hija Carmela lo primero que hacía era llevarla a escuchar misa al templo de La Merced, así mismo llegada la navidad elaboraba un enorme y hermoso nacimiento, obsequiaba regalos a toda su familia y a sus pequeños hijos los hacía cantar villancicos.
El año de 1956 ganó el Primer Premio del Concurso Municipal de Pintura, el mencionado evento fue organizado por la Municipalidad de Arequipa.
Ese mismo año logró alcanzar un premio en el Salón de Acuarelistas de la ciudad de Lima.
Don Alejandro Núñez Ureta logró exponer sus obras en las principales galerías de nuestra ciudad como en la galería de los hermanos Vargas, las galerías del Banco Popular, en el Paraninfo y Pabellón de la Cultura de la Universidad Nacional de San Agustín, en la galería de exposiciones del Banco Continental y en plaza 28 de febrero, hoy en día plaza San Francisco.
El año de 1966 se fundó el grupo “Vinatea Reynoso”; del cual Alejandro formó parte. A este grupo pertenecieron también otros connotados artistas como su sobrino Pablo Núñez Ureta, Mauro Castillo Gamarra, Roberto Damiani, Percy Hurtado Paredes, Oswaldo López Galván, Manuel Morales Guzmán, Goyo Menaut, Enrique Urízar, entre otros.
A su afición por el fútbol habría que agregarle también su atracción por los toros, es así que fue miembro de la Peña Taurina de Arequipa, fundada el 23 de mayo de 1951. Esta afición le permitió entablar amistad con el único pintor taurino del Perú, el también arequipeño Goyo Menaut.
Don Alejandro Núñez Ureta fue un hombre muy trabajador, siempre se preocupó de que a su familia no le falte nada. Lamentablemente la empresa “Flores & Acosta” en la cual laboró por 20 años se fue en quiebra y él quedó sin trabajo.
Ante estos acontecimientos tomó la decisión de enseñar dibujo y pintura, dibujo geométrico, perspectiva y fundamentos de arquitectura en la Escuela de Bellas Artes Carlos Bacaflor.Alli tuvo como alumnos a quienes con el tiempo se convertirían en grandes artistas como Carlos Ticona, Reynaldo Núñez Simborth, Luis Pantigoso entre otros.
Sin embargo ya nada fue igual para don Alejandro, poco a poco su ánimo fue decayendo. Al llegar la navidad de ese año no realizó ninguna de las actividades que con tanto entusiasmo efectuaba años pasados. Así transcurrió enero y parte del mes de febrero.
El 11 de febrero de 1974 don Alejandro salió de su hogar rumbo a la Escuela de Bellas Artes, tenía que preparar una exposición que sus alumnos iban a llevar a cabo en la galería de arte del Banco Popular, hoy en día
Galerías Gamesa.
Al llegar las 3 de la tarde acompañado de su amigo José Luis Borja Monje se dirigió a la cafetería “Dante”, localizada en la Plaza de Armas, de pronto sintió un fuerte dolor en el pecho, siendo trasladado inmediatamente por su amigo al hospital del Empleado en donde lamentablemente a las 8:30 de la noche falleció víctima de un paro cardiaco.
Sus restos mortales fueron enterrados en el Cementerio General de La Apacheta, en el pabellón Santa Bárbara nicho 15.
En el entierro estuvieron presentes numerosos artistas, incluido su hermano Teodoro. El pintor Carlos de la Riva pronunció un sentido discurso en donde destacó la trayectoria y el legado de Alejandro Núñez Ureta.
Su hermano Teodoro escribió de él en el catálogo de la Exposición Retrospectiva de Pintura Arequipeña realizada en setiembre de 1975: “Alejandro es el pintor de los pueblos arequipeños, de los senderos en el campo, de las arboledas y de las montañas, de la gente en el trabajo campesino, de los viejos muros de sillar, de los patios de vecindad, de las costumbres y de los tipos; ha registrado todos los matices y casi todos los asuntos de Arequipa. A la vez desde su cargo de profesor de acuarela en la Escuela Regional de Bellas Artes, fue influyendo activamente en el grupo valioso de jóvenes que ahora constituyen lo que venimos llamando una escuela arequipeña de pintura. Después de Vinatea Reinoso, Alejandro es el acuarelista más seguro y de mayor calidad que ha producido Arequipa. Su influencia siempre será positiva”.
Su hermana la poetisa y maestra Carmela Núñez Ureta al evocarlo dijo: “Mi hermano Alejo era como todo artista nato, un hombre bueno, lleno de ternura y de tristeza que supo poner en sus cuadros lo más bello y perdurable de su tierra querida”.
Uno de sus discípulos más destacados, el maestro acuarelista Luis Palao Berastein sostuvo que “Alejandro era muy apasionado pintando. Verdaderamente se ardía cuando pintaba… no solo entraba a la picantería sino vivía la picantería…La vida de Alejandro Núñez Ureta tenía el ardor, la pasión de un pintor de chacra, de sauce, de acequias, de tapiales de barro, de picantería…Pintores como Alejandro no sé si aún los hay”.
Después de su lamentable y temprano fallecimiento un taller de la Escuela de Bellas Artes fue denominada “Alejandro Núñez Ureta” como homenaje a su labor desempeñada durante los 4 años que laboró en dicha institución.
Callacás (*)
Poema de Alejandro Núñez Ureta
Dios te ha creado en las alturas Y ahí estas sin saber lo que haces Temblando de pensar en tan solo Lo incierto de tu propio destino Cubierto de maleza, en las cumbres Desiertas de la sierra
Y suplicas:
Déjame ir Dios mío, detrás de ese pájaro oculto Que canta en el camino,
No me detengas llorando en las alturas Quiero ser como él, amigo de los hombres Callacás:
Tu aroma se dilata como un lago de humo Y decides marcharte para siempre
Separado de tu amigo,
En la gloria de las arenas y las nubes.
Texto y fotos compartidos por Manuel Torres Castillo el 06/05/2017 en:
https://www.facebook.com/groups/1797275303856291/permalink/1841808176069670/
Poema de Carmela Núñez Ureta dedicado a su hermano Alejandro después de su
fallecimiento:
No puedo mirar sin lágrimas los campos que tú cubriste con tu ternura callada
por todas partes encuentro tu mirada y veo siempre tus manos
Texto y fotos compartidos por Manuel Torres Castillo el 06/05/2017 en:
https://www.facebook.com/groups/1797275303856291/permalink/1842225332694621/
