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1.- ¿Qué tipo de conflicto es el de la Guerra de los Treinta Años? - Guerra de los Treinta Años

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Preguntas: Para dinámica de clase para resolver en equipos. 1.- ¿Qué tipo de conflicto es el de la Guerra de los Treinta Años? 2.- ¿Qué períodos corresponden al de la Guerra de los Treinta Años? 3.- ¿Qué estados estaban en conflicto?

4.- ¿Qué tipos de gobierno había?

5.- ¿Qué regiones eran las que estaban en conflicto?

6.- ¿Qué años fueron los de la Guerra de los 30 años y en que siglo lo situamos? 7.- ¿Quiénes son los personajes principales de la Guerra de los 30 años?

8.- ¿Cuáles batallas fueron decisivas para el desarrollo de la Guerra de los 30 años? 9.- ¿Qué tratados fueron los que se comentaron en el material?

Guerra de los Treinta Años

La Guerra de los Treinta Años fue una guerra europea librada principalmente en la Europa central entre los años 1618 y 1648. Aunque inicialmente se trató de un conflicto religioso entre católicos y protestantes, el motivo central de la misma fue la disputa entre las potencias europeas por conseguir una situación de equilibrio o bien, en el caso de otras, por conseguir una situación de hegemonía (en este caso la casa de los Habsburgo en España y la Casa de Austria, que eran católicos). La guerra de los Treinta Años acabó con la paz de Westfalia y la paz de los Pirineos.

Sin embargo, también puede describírsela no como una sola guerra, sino de una larga serie de conflictos desarrollados principalmente en Europa central.

Esta guerra se puede dividir en 4 etapas: * La revuelta de Bohemia.

* La intervención danesa. * La intervención sueca. * La intervención francesa. Tabla de contenidos

* 1 Orígenes de la Guerra

* 2 La Revuelta de Bohemia, (1618-1625) * 3 La Intervención danesa (1625-1629) * 4 La intervención sueca (1630-1635) * 5 La intervención francesa (1636-1648) * 6 La Paz de Westfalia

* 7 Consecuencias * 8 Cronología o 8.1 Interior * 9 Bibliografía Orígenes de la Guerra

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primera Dieta de Espira y en realidad había hecho acrecentar con el tiempo los odios entre católicos y luteranos. En dicha paz se había establecido que:

* Los príncipes alemanes (alrededor de 360 de ellos), podían elegir la religión (luteranismo o catolicismo) en sus reinos de acuerdo con su conciencia. Era el principio de cuius regio eius religio.

* Los luteranos que viviesen en un estado eclesiástico (bajo el control de un obispo), podían continuar siendo luteranos.

* Los luteranos podían mantener el territorio que habían capturado a la Iglesia Católica desde la Paz de Passau (1552).

* Los líderes eclesiásticos de la Iglesia Católica (obispos), que se convirtiesen al luteranismo tenían que entregar su diócesis.

En los inicios del siglo XVII se incrementaron las tensiones entre las naciones de Europa. España estaba interesada en los principados alemanes, debido a que Felipe II de España era un Habsburgo y tenía territorios alrededor de la frontera oeste de los estados alemanes (Flandes, el Franco Condado). Francia también estaba interesada en los estados alemanes porque deseaba sofocar el creciente poder de los Habsburgo que rodeaban su frontera este. Suecia y Dinamarca estaban interesadas en los estados germánicos del norte que rodeaban al Mar Báltico, por razones económicas.

Durante la segunda mitad del siglo XVI las tensiones religiosas también se habían hecho más intensas. La paz de Augsburgo tuvo sus consecuencias a lo largo de la segunda mitad del siglo XVI, ya que los obispos se negaban a abandonar sus obispados. De hecho, los términos del tratado de Augsburgo fueron utilizados para un resurgimiento del poder católico. Las tensiones y resentimientos entre católicos y protestantes no habían hecho sino crecer desde el tratado, y en muchos lugares de Alemania se destruían iglesias protestantes y habían limitaciones y obstáculos al culto protestante. A disminuir estas tensiones no ayudó nada el calvinismo que se extendía por toda Alemania, lo que añadió otra religión a la región; los católicos de Europa central (los Habsburgo de Austria o los reyes de Polonia) estaban tratando de restaurar el poder del catolicismo.

Rodolfo II

Los Habsburgo estaban principalmente interesados en extender su poder, así que estaban a veces dispuestos a transigir y permitir el protestantismo. A la larga esto hizo mayores aún las tensiones. Rodolfo II, emperador del Sacro Imperio Romano-Germánico y su sucesor, Matías, no practicaban una política catolicista agresiva, ya que estaban más interesados en incrementar el poder y las posesiones de los Habsburgo. Eran también muy tolerantes, lo que permitió que diferentes religiones se extendieran a su aire y que chocasen entre sí libremente. Suecia y Dinamarca (que querían controlar los estados alemanes del Mar Báltico) estaban mayoritariamente compuestas por luteranos.

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Una vez hubo cesado la violencia, en Alemania los calvinistas, cuya religión estaba todavía en su infancia y constituían una minoría, se sintieron amenazados, y se agruparon en la Liga de la Unión Evangélica (también conocida como Liga Protestante), creada en 1608, bajo el liderazgo de Federico IV, el Príncipe elector del Palatinado. Este príncipe tenía en su poder el Palatinado de Renania, uno de los estados que España deseaba para sí a fin de proteger el camino español. Esto provocó que los católicos también se agrupasen en la Liga Católica, bajo el liderazgo del duque Maximiliano. El emperador del Sacro Imperio y rey de Bohemia, Matías, murió sin dejar heredero en 1617, pero habiendo testado a favor de su sobrino, Fernando de Estiria. Fernando, que al convertirse en rey de Bohemia y emperador del Sacro Imperio pasó a llamarse Fernando II, era un católico convencido que había sido educado por los jesuitas y quería restaurar el catolicismo. Por ello era impopular en Bohemia, la cual era predominantemente calvinista. El rechazo de Bohemia a Fernando fue el detonante de la Guerra de los 30 años.

La Revuelta de Bohemia, (1618-1625)

La elección del católico Fernando II como emperador había puesto a la nobleza de Bohemia, de mayoría protestante, en una situación prácticamente de rebelión. Además, dado que la dignidad de rey de Bohemia se confería por elección, los bohemios eligieron como su líder a Federico V, Elector Palatino, (sucesor de Federico IV, que había sido creador de la Liga de la Unión Evangélica). Cuando Fernando II envió a dos concejales católicos, (Martinitz y Slavata) y sus representantes al castillo de Hradcany en Praga en Mayo de 1618, para preparar el camino a su llegada, los calvinistas de Bohemia los secuestraron y los arrojaron por una ventana del palacio.

Defenestración de Praga

Los dos dignatarios y el escriba que fueron arrojados cayeron sobre un montón de estiércol y no sufrieron lesiones importantes (al contrario que en la primera defenestración, acontecida 200 años antes y en la que murieron siete concejales). Este evento, conocido como la segunda Defenestración de Praga se toma como punto de referencia del comienzo de la rebelión bohemia, aunque la rebelión ya estaba gestándose mucho tiempo antes. Pronto el conflicto bohemio se extendió a la totalidad de los Países Checos, (Bohemia, Silesia, Lusacia y Moravia), que ya estaban divididos por enfrentamientos entre católicos y protestantes. Esta confrontación iba a encontrar muchos ecos en todo el continente europeo, viéndose afectada Francia y Suecia.

Si la rebelión bohemia hubiese permanecido limitada a un asunto puramente de la Europa central, la Guerra de los Treinta años podía haberse concluido en sólo 30 meses. Sin embargo, la debilidad tanto de Fernando como de los propios bohemios llevó a la extensión de la guerra al oeste de Alemania. Fernando se vio obligado a reclamar la ayuda de su sobrino, el rey Felipe IV de España.

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Saboya, al Elector de Sajonia y a Gabriel Bethlen de Transilvania. Los austriacos, que parecían haber interceptado todas las cartas que abandonaban Praga, hicieron públicas estas duplicidades y desentrañaron gran parte de este apoyo a los bohemios, particularmente en la corte de Sajonia.

La rebelión fue inicialmente favorable a los bohemios. Gran parte de Austria septentrional, cuya nobleza era luterana y calvinista, se les unió (sin embargo, las simpatías religiosas de esta zona cambiarían en los siguientes años). La zona meridional de Austria se rebeló durante el año 1610. El conde Thurn llegó a llevar un ejército hasta los mismos muros de Viena. En el este, el príncipe protestante de Transilvania, Gabriel Bethlen, condujo una inspirada campaña en el interior de Hungría con las bendiciones del sultán turco. El emperador, que estaba ocupado en la Guerra Uzkok, se apresuró a formar un ejército para detener a los bohemios y sus aliados, que anegaban completamente su país. El conde Bucquoy, el comandante del ejército austriaco, derrotó a las fuerzas de la Unión Protestante lideradas por el conde Mansfeld en la Batalla de Sablat, el 10 de junio de 1619. Esto cortó las comunicaciones del conde Thurn con Praga, el cual abandonó el sitio de Viena inmediatamente. La derrota de los protestantes bohemios en Sablat también costó a los protestantes un importante aliado -Saboya-, que había sido durante mucho tiempo un oponente a la expansión de los Habsburgo y había enviado ya considerables sumas de dinero y tropas irregulares a las guarniciones de las fortalezas de Renania. La captura de la cancillería de campo de Mansfeld desenmascaró el complot de los saboyanos y forzó al avergonzado duque a abandonar la guerra.

A pesar de la derrota de Sablat, el ejército del conde Thurn continuó existiendo como fuerza efectiva, y Mansfeld consiguió reformar su ejército más al norte, en Bohemia. Los estados de Austria septentrional y meridional, todavía en rebelión, firmaron una alianza con los bohemios a comienzos de agosto, y el día 22 Fernando fue depuesto oficialmente como rey de Bohemia, y sustituido por el Elector Palatino Federico V. En Hungría, incluso a pesar de que los bohemios habían renegado de la oferta de su corona, los transilvanos continuaron haciendo progresos sorprendentes, obligando a los ejércitos del emperador a retirarse de ese país en 1620.

Los españoles enviaron un ejército desde Bruselas bajo las órdenes de Ambrosio Spinola para dar apoyo al emperador, y el embajador español en Viena, don Íñigo Oñate, convenció a la Sajonia protestante para intervenir contra Bohemia a cambio de ofrecerles el control sobre Lusacia. Los sajones invadieron, y el ejército español en el oeste evitó que las fuerzas de la Unión Protestante pudieran prestar auxilio. Oñate conspiró para transferir el título electoral del Palatinado al duque de Baviera a cambio de su apoyo a la Liga Católica.

Johan Tzerclaes, Conde de Tilly, general de los ejércitos imperial y bávaro

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Esta derrota provocó la disolución de la Liga de la Unión Evangélica y la confiscación de las posesiones de Federico V. El Palatinado renano fue entregado a nobles católicos, mientras que el título de Elector Palatino fue dado a su primo lejano el duque Maximiliano de Baviera. Federico V, aunque ya sin territorios, se convirtió en un exiliado prominente en el extranjero, granjeándose simpatías y apoyo a su causa en Provincias Unidas, Dinamarca y Suecia.

Se trató de un golpe serio a las ambiciones protestantes en la región. La rebelión literalmente se hundió, y las amplias confiscaciones patrimoniales y supresiones de títulos nobiliarios bohemios preexistentes aseguraron que el país regresaría a la fe católica después de más de dos siglos de disidencias religiosas, que habían comenzado con la guerra husita. Los españoles, tratando de flanquear a los holandeses, en preparación para la inminente guerra provocada por la no renovación de la Tregua de los Doce Años, tomaron las tierras de Federico, el Palatinado de Renania. La primera fase de la guerra terminó completamente cuando Gabriel Bethlen de Transilvania firmó un tratado de paz con el emperador en junio de 1622, ganando algunos territorios en Hungría oriental.

Algunos historiadores consideran el periodo entre 1621-1625 como una fase separada de la Guerra de los Treinta años, denominándola la fase del Palatinado. La catastrófica derrota del ejército protestante en la Montaña Blanca y la partida de Gabriel Bethlen significaron la pacificación de la Alemania oriental. La guerra en el oeste, concentrada en la ocupación del Palatinado, consistió en batallas mucho más pequeñas que las que vieron las campañas de bohemia y húngara y con un uso mucho mayor del asedio. Mannheim y Heidelberg cayeron en 1622, y Frankenthal en 1623. Con ello el Palatinado estaba en manos del emperador.

El resto del ejército protestante, guiado por Mansfeld, hizo un intento de alcanzar la frontera holandesa. Tilly los flanqueó en Stadtlohn el 6 de agosto de 1623, y sólo un tercio del ejército de Mansfeld de 21.000 hombres consiguió escapar a la batalla. Agotado de suministros, recursos humanos y financiación, el ejército de Mansfeld se dispersó en 1624.

La Intervención danesa (1625-1629)

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Para enfrentarse a esta fuerza, Fernando II empleó la ayuda militar de Albrecht von Wallenstein, un noble bohemio. Wallenstein prometió a Fernando II un ejército de entre 30.000 y 100.000 soldados a cambio del derecho a saquear los territorios capturados. Cristian, que no conocía nada sobe la existencia de Wallenstein cuando efectuó la invasión, fue forzado a retirarse antes de que su ejército fuese aniquilado por el ejército de Wallenstein y el de Tilly. La suerte de Cristian empeoró aún más cuando todos los aliados con los que pensaba que contaba se vieron forzados a abandonarle. Tanto Inglaterra como Francia pasaban por sendas guerras civiles. Suecia estaba en guerra con Polonia, y ni Brandemburgo ni Sajonia parecían tener intenciones de hacer nada que alterase la tenue paz en Alemania oriental. Wallenstein derrotó al ejército de Mansfeld en la batalla del Puente de Dessau (1626), y el general Tilly derrotó a los daneses en la batalla de Lutter (1626). Mansfeld murió unos meses después de enfermedad, exhausto y avergonzado por la batalla que le había costado la mitad de su ejército.

El ejército de Wallenstein entonces marchó hacia el norte, ocupando Mecklemburgo, Pomerania y finalmente la propia Jutlandia. Sin embargo fue incapaz de tomar la capital danesa en la isla de Seeland sin una flota, y ni los puertos hanseáticos ni los polacos permitieron que se construyese una flota imperial en el Báltico. Entonces optó por sitiar Stralsund, el único puerto beligerante del Báltico con instalaciones para construir una flota que pudiese tomar las islas danesas. Sin embargo, el costo del sostenimiento de las operaciones de Wallenstein era desorbitado, particularmente si se comparaba con lo que pudiera haberse ganado en la guerra con Dinamarca.

Por esto se llegó finalmente al tratado de Lübeck (1629), por el que Cristian IV renunció a su apoyo a los protestantes alemanes para poder mantener su control sobre Dinamarca. En los siguientes dos años se subyugaron más tierras a los poderes católicos.

La Guerra de los Treinta Años podría haber terminado con el periodo danés, pero la Liga Católica persuadió a Fernando II de que intentase recuperar las posesiones luteranas que, en aplicación de los acuerdos de la Paz de Augsburgo, pertenecían por ley a las iglesias católicas. Estas posesiones estaban descritas en el Edicto de Restitución de 1629, e incluían dos arzobispados, dieciséis obispados y cientos de monasterios. Los nobles y campesinos preferían abandonar sus tierras en Bohemia y Austria antes que convertirse. Mansfeld y Gabriel Bethlen, los primeros oficiales de la causa protestante, murieron en el mismo año. Sólo el puerto de Stralsund, abandonado por todos sus aliados, se mantenía frente a Wallenstein y el emperador.

La intervención sueca (1630-1635)

Algunas personas en la corte de Fernando II creían que Wallenstein deseaba tomar control de los príncipes alemanes y restaurar el poder del emperador sobre Alemania bajo su control. Fernando II destituyó a Wallenstein en 1630. Más tarde lo volvería a llamar después de que los suecos, bajo el mando del rey Gustavo II Adolfo, atacasen el imperio y prevaleciesen en unas cuantas batallas significativas.

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hasta 1634 hizo retroceder a las fuerzas católicas y recuperó una gran parte de las tierras protestantes ocupadas, tomando Pomenaria e invadiendo Magdeburgo.

Victoria de Gustavo Adolfo de Suecia en la Batalla de Breitenfeld

Fernando II dependía de la Liga Católica, ya que había cesado a Albrecht von Wallenstein. En la Batalla de Breitenfeld, (1631), Gustavo Adolfo derrotó a la Liga Católica comandada por el general Tilly. Un año después se encontraron de nuevo, y esta vez el general Tilly resultó muerto en el río Lech (1632) mientras ofrecía resistencia a la invasión sueca del Palatinado. Esto obligó a Fernando II a volver a Muerte del rey Gustavo Adolfo en la Batalla de Lutzen

Wallenstein y Gustavo Adolfo de Suecia chocaron en la batalla de Lützen, en 1632, donde los suecos prevalecieron, pero con la pérdida del rey en Leipzig. Finalmente, en 1634 los suecos fueron derrotados en la Batalla de Nördlingen por el cardenal-infante don Fernando de Habsburgo, al mando de tropas españolas que acudieron en ayuda de los católicos desde la posesión española de Milán.

Las sospechas de Fernando II sobre Wallenstein volvieron a aparecer en 1633, cuando Wallenstein intentó arbitrar en las diferencias entre los bandos católico y protestante. Es posible que Fernando II temiese que Wallenstein cambiase de lado, y dispuso las cosas para arrestarlo tras retirarle de nuevo el mando. Uno de los soldados de Wallenstein, el capitán Devereux, lo asesinó cuando intentaba contactar con los suecos en la casa consistorial de Cheb (Eger en alemán), el 25 de febrero de 1634.

Después de aquello, ambos lados se encontraron para entablar negociaciones, y el periodo sueco terminó por medio de la Paz de Praga (1635), según la cual:

* Se restableció la fecha, 1552, que la Paz de Augsburgo había establecido como aquélla a partir de la cual las posesiones en tierras de los protestantes y católicos permanecerían sin cambios, lo cual anuló a todos los efectos el Edicto de Restitución. * El ejército del emperador y los ejércitos de los estados alemanes quedaron unidos como único ejército del Sacro Imperio Romano.

* Prohibió que los príncipes alemanes estableciesen alianzas entre ellos. * Se legalizó el calvinismo.

* Resolvió las cuestiones religiosas de la Guerra de los Treinta años.

Este tratado, sin embargo, no satisfizo a los franceses, ya que los Habsburgos continuaban siendo muy poderosos. Los franceses entonces desencadenaron el último periodo de la Guerra de los Treinta Años, llamado el Periodo Francés.

La intervención francesa (1636-1648)

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Por lo tanto, Francia se alió con los holandeses y con Suecia. España, en represalia, asoló las provincias francesas de Champaña y Borgoña, e incluso amenazó París en 1636. El general imperial Johan von Werth y el comandante español, el cardenal-infante don Fernando, llevaron a cabo campañas exitosas. Finalmente Bernhard de Weimar-Sajonia derrotó a los imperiales y llegó a amenazar su permanencia en suelo francés en la batalla de Compiegne. Siguieron muchas batallas, pero ningún bando obtuvo en ellas ventajas claras.

En 1642, el Cardenal Richelieu murió. Un año después lo siguió Luis XIII. Luis XIV subió al trono a la edad de 5 años. Su regente, el Cardenal Mazarino comenzó a trabajar para restaurar la paz.

En 1643 las tropas de Felipe IV -quien hacía frente en la península a la rebelión de Cataluña- eran derrotadas en la fortaleza de Rocroi.

El 1645, el mariscal sueco Lennatr Torstensson derrotó a un ejército imperial en la batalla de Jankau, cerca de Praga, y Luis II de Borbón, Príncipe de Condé, derrotó al ejército bávaro en la batalla de Nördlingen (1645). El último comandante con talento de los católicos, el conde Franc von Mercy, murió en la batalla.

Batalla de Lens, 1648

En 1647 Francia y Suecia invadieron Baviera y forzaron a Maximiliano I, duque de Baviera, a firmar el 14 de marzo de 1647 la Tregua de Ulm y renunciar a su alianza con el Sacro Imperio Romano. En otoño rompió la tregua y volvió con los imperiales. En 1648 los suecos y los franceses derrotaron al ejército imperial en las batallas de Zusmarhausen y Lens. Únicamente los territorios de la propia Austria permanecieron seguros en manos de los Habsburgos.

La Paz de Westfalia

El general francés Enrique de Turena derrotó a los españoles en la Batalla de Rocroi en 1643, la cual fue seguida de negociaciones. En estas negociaciones estuvieron Fernando III, emperador del Sacro Imperio Romano, Francia, España, Provincias Unidas, Suiza, Suecia, Portugal y representantes del Papa. La paz de Westfalia en 1648 fue el resultado de estas negociaciones.

Las ideas centrales de la paz de Westfalia fueron:

* La Paz de Praga fue incorporada en la Paz de Westfalia (la cual incorporaba también la Paz de Augsburgo, aunque las fechas de las posesiones de tierra que habían sido establecidas por medio de la Paz de Praga fueron de nuevo establecidas de 1627 a 1624, lo cual favoreció a los protestantes). Los calvinistas fueron, de esta forma, reconocidos internacionalmente, y el Edicto de Restitución fue de nuevo rescindido. La primera Dieta de Speyer fue aceptada internacionalmente.

* Redistribuciones territoriales:

-Francia obtuvo el arzobispado de Metz, Tourdum y toda la Alsacia excepto Estrasburgo y Mulhouse. También adquirió voto en la Dieta Imperial Germánica.

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-Baviera adquirió voto en el Consejo Imperial de Electores.

-Brandemburgo (Prusia) obtuvo la Pomerania oriental y el arzobispado de Magdeburgo.

- Suiza fue reconocida como nación completamente independiente.

- Provincias Unidas fue reconocida como nación independiente (antes de su rebelión, cien años antes, había sido parte de la monarquía Habsburgo).

- A los estados alemanes (alrededor de 360), se les dio el derecho de ejercer su propia política exterior, pero no podían emprender guerras contra el emperador del Sacro Imperio Romano. El imperio, como totalidad, todavía podía emprender guerras y firmar tratados.

- Se abolió la posibilidad de elección del emperador romano vivente imperatore (en vida del emperador reinante).

- Los Palatinados fueron divididos entre el reestablecido Elector Palatino Carlos Luis (hijo y heredero de Federico V) y el Elector-Duque Maximiliano de Baviera (lo que significaba la división entre protestantes y católicos). Carlos Luis obtuvo el Bajo Palatinado (Palatinado renano) y Maximiliano mantuvo el Alto Palatinado.

La historiografía ha señalado La paz de Westfalia como la paz en la que se creó el primer sistema internacional, se abogó por la secularización de la política -acabando así con las guerras de religión-, y edificando el primer paso hacia la destrucción de la sociedad corporativa en beneficio del ideario individualista esbozado en El Leviatán (Hobbes), donde las personas ceden libremente su capacidad de actuar violentamente y así como su voluntad en beneficio del príncipe, quien pasa a centralizar la violencia. Consecuencias

La devastación causada por la guerra ha sido durante mucho tiempo objeto de controversia entre los historiadores. Las estimaciones de pérdidas civiles entre la población de Alemania de hasta el treinta por ciento son tratadas ahora con cautela. Es casi completamente cierto que la guerra causó un trastorno serio a la economía de la Europa Central, pero es posible que no haya hecho más que exacerbar los cambios en términos de comercio, causados por otros factores.

El resultado inmediato de la guerra, y que sin embargo iba a perdurar durante cerca de dos siglos, fue la consagración de una Alemania dividida entre muchos territorios, todos los cuales, a pesar de su continuidad en la pertenencia al imperio hasta la formal disolución de éste en 1806, tenían soberanía de facto. Se ha especulado que esta debilidad fue una de las causas subyacentes al posterior militarismo alemán.

La Guerra de los Treinta Años reestructuró la distribución de poder previa. La decadencia de España se hizo claramente visible. Mientras España estuvo ocupada con Francia durante el periodo francés, Portugal declaró su independencia (había permanecido bajo dominio español desde que Felipe II tomó el control del país después de que el rey portugués muriese sin dejar herederos). La familia Braganza se convirtió en casa gobernante de Portugal. Francia fue vista a partir de entonces como el poder dominante en Europa.

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de la Paz de Westfalia ayudaron a establecer a la Suecia post-bélica como un gran poder en Europa.

Los edictos acordados durante la firma del Tratado de Westfalia fueron instrumentos para sentar los fundamentos de lo que todavía hoy son consideradas como las ideas centrales de la nación-estado soberana. Se acordó que los ciudadanos de las respectivas naciones debían atenerse primera y más importantemente a las leyes y designios de sus respectivos gobiernos en lugar de a las leyes y designios de los poderes vecinos, ya fuesen religiosos o seculares. Esta certidumbre contrastaba mucho con los tiempos precedentes, en los que el solapamiento de lealtades políticas y religiosas era un acontecimiento común.

* 1627: Asedio a la Rochelle. * 1627: Toma de

* 1640: Muerte de sífilis de Catalina II reina de las rusias. * 1640: Decapitación de Carlos I de Inglaterra

Paz de Westfalia

Se conoce como Paz de Westfalia o Tratado de Westfalia a un conjunto de tratados relacionados entre sí por el hecho de que supusieron el fin de la Guerra de los Treinta Años, reconociendo la independencia de las Provincias Unidas de los Países Bajos y de la Confederación Suiza. Entre todos los estados implicados en la guerra -(Francia, España, Provincias Unidas (Países Bajos), Sacro Imperio Romano Germánico, Suecia y Dinamarca) - hubo largas conversaciones diplomáticas y numerosos acuerdos parciales, que tuvieron lugar simultáneamente con las campañas bélicas. De hecho, el curso de las negociaciones se veía frecuentemente alterado según el éxito o fracaso de las batallas. El Sacro Imperio Romano Germánico, Francia y Suecia eligieron Münster y Osnabrück, dos ciudades imperiales entre Francia y Suecia, para celebrar conversaciones de paz que comenzaron en 1643. En Münster se reunió el Sacro Imperio con Francia (católicos) y en Osnabrück con Suecia (protestantes), actuando como mediadores el embajador de Venecia y el nuncio papal. Hubo una fuerte polémica entre el Emperador y los estados imperiales acerca de si éstos también deberían sentarse a negociar. Francia y Suecia les invitaron unilateralmente, y por último el emperador cedió y también aceptó su presencia en las negociaciones. En 1645, España y las Provincias Unidas enviaron delegados a Münster.

El acuerdo concluyente se firmó el 24 de octubre de 1648 en la Sala de la Paz del Ayuntamiento de Münster, en la región histórica de Westfalia.

* 1 Efectos en los países implicados * 2 Consecuencias

2.1 Políticas 2.2 Religiosas

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Sacro Imperio Romano Germánico: En 1641, después de casi treinta años, se volvió a reunir la Dieta. Ésta fue aprovechada por los estados del Imperio para acusar a Fernando II de Habsburgo de sobrevalorar a España, mientras Suecia y especialmente Francia presionaban en el mismo sentido para deshacer la colaboración de las dos casas Habsburgo.

Para debilitar al Sacro Imperio Romano Germánico, la principal autoridad transnacional de la época, se proclamó la primacía de los estados alemanes frente a poderes externos, como el Emperador o el Papa. Para el Sacro Imperio, la Paz de Westfalia supuso la pérdida de poder real del Emperador y una mayor autonomía de los trescientos cincuenta estados resultantes. A todos los efectos, el Sacro Imperio Romano Germánico pasó a ser una confederación de Estados.

El príncipe elector de Brandeburgo, uno de los protestantes más influyentes, fue beneficiado por el apoyo de Francia. Ésta, empeñada en debilitar al Emperador, permitió a Brandeburgo hacerse con territorios adyacentes. Paradójicamente, Prusia nacería en el futuro a partir de la fusión de Brandeburgo y el Ducado de Prusia y llegaría a ser uno de los peores enemigos de Francia.

Francia: Uno de los principales negociadores fue el cardenal Mazarino, primer ministro de Francia desde 1643. Ésta fue la gran beneficiada de la Paz de Westfalia. Por un lado, se reducía el poder de su gran adversario continental, el Imperio, y por otro extendía sus fronteras con varios territorios: Metz, Verdún, Alsacia, Breisach, el dominio militar de la ciudad de Philippsburg. A partir de entonces, y especialmente tras la Paz de los Pirineos, Francia se convirtió en la potencia hegemónica de Europa.

España: La intención inicial del Emperador era incluir a España en la paz, pero las presiones de Francia lograron su neutralidad en la guerra entre ambas naciones pirenaicas. A pesar de los esfuerzos de Francia por aislar a España, ésta firmó la paz con las Provincias Unidas de los Países Bajos en junio de 1648, reconociendo su independencia. Esta independencia era un hecho desde que en 1609, durante el reinado de Felipe III, se firmara la Tregua de los Doce Años. Los Países Bajos españoles, que no buscaban la independencia, continuaron perteneciendo a la monarquía española hasta principios del siglo XVIII.

Las condiciones desmesuradas que exigía el cardenal Mazarino provocaron la continuación de la guerra hispano-francesa hasta la Paz de los Pirineos (1659).

Hasta el reinado de Felipe III España se había mantenido como una de las principales (si no la primera) potencias de Europa. Con Felipe IV ya se empiezan a ver signos claros de la decadencia, que quedan patentes tras la Paz de Westfalia. Tras la pérdida definitiva de Portugal (reconocida formalmente en 1668) y de los territorios centroeuropeos, España quedó convertida en un estado de segundo orden.

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Dinamarca: Tras diversas batallas perdidas, fundamentalmente contra Suecia, Dinamarca se vio obligada a firmar la paz con ésta en 1645. Dinamarca perdió todas sus posesiones en el Báltico y la Península escandinava.

Consecuencias Políticas

La Paz de Westfalia supuso modificaciones en las bases del Derecho internacional, con cambios importantes encaminados a lograr un equilibrio europeo que impidiera a unos estados imponerse a otros. Los efectos de la Paz de Westfalia se mantuvieron hasta las guerras y revoluciones nacionalistas del romántico siglo XIX.

Frente a la visión española y del Sacro Imperio de una universitas christiana, triunfaron las ideas francesas que exaltaban la razón de Estado como justificación de la actuación internacional, el Estado sustituía a otras instituciones internacionales o transnacionales como la máxima autoridad en las relaciones internacionales. En la práctica esto suponía que el Estado dejaba de estar sujeto a normas morales externas a él mismo. Cada Estado tenía derecho a aquellas actuaciones que asegurasen su engrandecimiento.

Consecuencias de la Paz de Westfalia fueron la aceptación del principio de soberanía territorial, el principio de no injerencia en asuntos internos y el trato de igualdad entre los Estados independientemente de su tamaño o fuerza. En la práctica las cosas fueron algo diferentes y el resultado muy desigual para los diferentes Estados. Algunos Estados pequeños fueron absorbidos por Francia, acabaron perdiendo su identidad asimilados por la cultura mayoritaria y ya no dejaron de ser parte de ella. Por otro lado, a los Estados que formaban parte del Sacro Imperio se les reconoció una autonomía mucho mayor de la que ya tenían.

Religiosas

El otro gran perjudicado fue el papado, que dejó definitivamente de ejercer un poder temporal significativo en la política europea.

La Paz de Westfalia supuso el fin de los conflictos militares aparecidos como consecuencia de la Reforma protestante y la Contrarreforma. Desde los tiempos de Martín Lutero, las guerras europeas se desencadenaban tanto por motivos geopolíticos como religiosos. Tras la Paz de Westfalia, la religión dejó de ser esgrimida como casus belli. A pesar de las disposiciones que intentaban una convivencia religiosa, la intransigencia obligó en la práctica a exiliarse a los que no adoptaban la del gobernante. Extracto del Tratado de Paz de Westfalia

El párrafo introductorio del Tratado de Paz resume el proceso de las negociaciones, enumera las partes implicadas y enumera también los representantes y plenipotenciarios enviados por los Estados firmantes. A continuación el título primero habla sobre el espíritu del Acuerdo:

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sinceridad y celo, que cada parte se esforzará en procurar el beneficio, honor y ventaja del otro [...]." (título 1º).

Se declara un perdón general a los estados e, incluso, el olvido de las deudas de guerra: "Habrá en un lado y en el otro un olvido perpetuo, amnistía o perdón de todo lo que ha sido cometido desde el inicio de estos problemas [...]; todo lo que ha pasado en un lado y en el otro [...], daños y gastos [...], serán enterrados en el olvido eterno." (título 2º).

Entre los títulos 4º a 10º se tratan diversos asuntos preliminares (sobre el Círculo de Borgoña, Lorena, la amnistía, la no injerencia en la guerra hispano-francesa) con el fin de poder establecer la paz:

"Que el Círculo de Borgoña será y continuará siendo un miembro del Imperio, después de que las disputas entre Francia y España terminen. Que, sin embargo, ni el emperador, ni ninguno de los Estados del Imperio, se implicará en las guerras que hay ahora en pie entre ellos [...]." (título 4º).

Los títulos 11º al 64º tratan in extenso y minuciosamente sobre restitución de derechos y privilegios, la soberanía de los Estados del imperio, sus libertades, etc. En general los Estados del Imperio fueron confirmados en sus límites territoriales de 1618, mientras que la distribución territorial de las distintas confesiones cristianas se efectuó a partir de la situación de 1624:

"Aquellos de la confesión de Habsburgo [...] serán puestos en posesión otra vez de sus iglesias y estados eclesiásticos, como era en el año 1624, como también que todos los otros de la dicha confesión de Habsburgo que lo demanden, tendrán el ejercicio libre de su religión, así en iglesias públicas a las horas convenidas, como en sus propias casas privadas o en otras elegidas para este propósito [...]." (título 28º).

"Todos los oficiales, así como militares, consejeros, togados [...], con sus mujeres, hijos, herederos [...] serán restaurados por todas las partes en su estado de vida, honor, renombre, libertad de consciencia, derechos y privilegios que disfrutaron antes de los desórdenes arriba mencionados [...]." (título 43º).

"[...] los Estados que hayan sido tomados por las armas por Francia o Suecia [...] serán retornados a la situación en que se encuentran y eso sin ninguna compensación por provecho o daño." (título 45º).

En ellos se declara que cada Estado debería decidir qué cristianismo adopta como religión de estado:

"y puesto que para la mayor tranquilidad del Imperio, en su asamblea general de paz, se ha hecho un acuerdo [...] referente a las diferencias sobre tierras eclesiásticas y la libertad de ejercicio de la religión, se ha encontrado oportuno confirmarlo y ratificarlo por el presente tratado [...]" (título 49º).

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"[...] la ciudad de Basilea y otros cantones suizos sean como si estuviesen en posesión de su completa libertad y exención del Imperio; de manera que no están bajo ningún concepto sujetos a las judicaturas o juicios del Imperio [...]". (título 63º).

Los títulos 65º a 67º del acuerdo de paz traen como consecuencia la desaparición de la autoridad real del Emperador:

"[...] todos y cada uno de los Electores, Príncipes y Estados del Imperio Romano son así establecidos y confirmados en sus antiguos derechos, prerrogativas, libertades [...], ejercicio libre de derechos eclesiásticos [...]." (título 64º).

"Disfrutarán sin contradicción el derecho de sufragio en todas las deliberaciones referentes a los asuntos del Imperio [...] serán libres perpetuamente de establecer alianzas con extranjeros para su preservación y seguridad [...]." (título 65º).

Los títulos 68º a 91º son los acuerdos que afectan a diversos estados del Imperio (cesión de territorios a Francia y Suecia, libertad de comercio y de tránsito, devoluciones, etc). "[...] Que el dominio principal, derecho de soberanía, y todos los otros derechos sobre los arzobispados de Metz, Toul y Verdún, y sobre las ciudades de ese nombre y sus diócesis, particularmente sobre Mayenvick [...] pertenecerán en el futuro a la corona de Francia y serán irrevocablemente incorporados allí por siempre [...]." (título 71º).

"[...] Que para el futuro, el comercio y el transporte serán libres para los habitantes a ambos lados del Rin y las provincias adyacentes. Sobre todo, la navegación del Rin será libre [...] y no será permitido imponer sobre el Rin nuevos y no deseados peajes, aduanas, tasas, [...] pero una y otra parte se contentarán con los tributos, derechos y peajes que eran pagados antes de estas guerras [...]." (título 89º).

A continuación vienen los títulos que afectan a Francia:

"Que el Rey Cristianísimo (Luis XIII de Francia) estará obligado a abandonar no sólo los obispados de Estrasburgo y Basilea, con la ciudad de Estrasburgo, sino también los otros Estados u órdenes, abades de Murbach y Luederen, quienes están en una y otra Alsacia, inmediatamente dependientes del Imperio Romano; la abadesa de Andlavien, el monasterio de San Bennet en el valle de San Jorge [...]." (título 92º).

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mantener y observar lo que se contiene en este presente Tratado de Pacificación, que si lo hubiesen suscrito y ratificado [...].

Hecho, aceptado y concluido en Münster en Westfalia, el día 24 de octubre, 1648." (título 128º).

La guerra de los Treinta Años (1618-1648) Francisco

Estimado Francisco:

Los antecedentes de la guerra de los Treinta Años son muy complejos. En el Imperio han continuado enfrentándose católicos contra protestantes. Desde la paz de Ausburgo no se han hostigado los príncipes católicos y protestantes, pero habían impuesto su religión a sus súbditos. En 1608 se crea la Unión Evangélica Protestante, y en 1609 la Santa Liga Católica, dos ligas armadas y antagónicas. El nuevo Emperador, Fernando II, es un católico intransigente, que pretende hacer la corona imperial hereditaria. En España reina Felipe III. Y en Francia se comienza a formar una monarquía autoritaria con Luis XIII, y sus ministros Richelieu y Mazarino. Inglaterra está en crisis. En Escocia se asentarán los calvinistas, y en el resto del reino habrá pogromos contra los puritanos. Aparecen, también, las potencias del Báltico, como Rusia, la Liga Hanseática, y los Países Escandinavos.

La guerra habrá de comenzar dentro del Imperio. El primer periodo es el de la guerra en Bohemia y el Palatinado (1618 - 1623). Bohemia no reconoce a su rey Fernando II y eligen como rey al elector del palatinado Federico V, calvinista y jefe de la Unión Evangélica Protestante. La guerra será un enfrentamiento entre católicos y protestantes. Felipe III se pone del lado del Emperador y vencen en 1620. Fernando II ocupará Bohemia, Moravia, y el Palatinado, e inicia una dura represión contra sus rivales. En 1621 muere Felipe III y es coronado rey de España Felipe IV que nombra al Conde -Duque de Olivares su valido, que buscará una forma de financiar la guerra en Flandes. Entre 1623 y 1629 se desarrolla la segunda parte de la guerra; en la que Dinamarca es la principal protagonista. Los príncipes protestantes alemanes consiguen dos cosas: que Dinamarca declare la guerra al Imperio, ante la amenaza católica; y que Inglaterra y las Provincias Unidas financien la guerra. Fernando II se sirve de un ejército mercenario, en el que intervienen tropas españolas, para derrotar a los protestantes en Dessau y Lutter e invade Dinamarca. En 1629 se firma la paz de Liubeck y se proclama el “Acta de Restitución” por la que se devuelven a la Iglesia Católica sus posesiones, en los territorios protestantes.

Entre 1629 y 1635 se desarrolla la tercera parte de la guerra. Esta vez será Suecia la principal protagonista. Francia consigue que Suecia entre en la guerra. Francia luchaba por sus territorios del Monferrato. La ofensiva de los suecos es victoriosa y recuperan Dinamarca y el norte de Alemania, pero en Baviera comienza su declive y tienen que retirarse, en 1635.

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Richelieu apoya la independencia de Portugal y Cataluña. Suecia vuelve a la guerra, se recupera Baviera y se pone sitio a Viena; pero también a París.

Referencias

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