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Violencia contra la mujer desde la representación cultural en el diario El Tiempo y ONU mujeres

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UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS DE AQUINO FACULTAD DE COMUNICACIÓN SOCIAL PARA LA PAZ

TRABAJO DE GRADO

VIOLENCIA CONTRA LA MUJER DESDE LA REPRESENTACIÓN CULTURAL EN EL DIARIO EL TIEMPO Y ONU MUJERES

PRESENTADO POR:

ANDREA ESTEFANÍA LÓPEZ LÓPEZ

PRESENTADO A: BEATRIZ ENCISO

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Tabla de contenido

1. INTRODUCCIÓN……….……..…………..Pág. 3

2. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA………..Pág. 6

3. OBJETIVOS………..……….………...Pág. 7

4. JUSTIFICACIÓN……….…………..……...Pág. 8

5. ANTECEDENTES……….……….…………..…………Pág. 10

6. MARCO TEÓRICO……….……….……Pág. 22

6.1. Género, identidad y la mujer a partir del rol femenino y masculino………..Pág. 22

6.2. Derechos Humanos y declaraciones en pro de la mujer……….…Pág. 42

6.3. Medios de comunicación y violencia de género………..……...Pág. 67

6.4. Manejo de información sobre temas de violencia de género..……….……...Pág. 87

7. METODOLOGÍA……….……...Pág. 93

8. MATRICES DE ANÁLISIS……….………...Pág. 98

8.1 Matrices específicas………..………...Pág. 98

8.2 Matrices generales………...Pág. 152

9. CONCLUSIONES………..……….Pág. 157

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Introducción

El cubrimiento de la violencia de género contra la mujer en los medios de comunicación masivos se centra en casos y hechos específicos que hacen que la sociedad se pronuncie contra ellos, pero muchas veces esa cobertura entra en la línea del morbo debido a que se concentran en obtener todos los detalles sobre la historia de una mujer ‘damnificada’, pero no ejercen

responsabilidad en la concientización del problema general.

Colombia es un país de cambios. Negar el avance en la garantía de Derechos Humanos en el territorio sería un error, el Estado cuenta con una política pública de equidad de género y un plan integral para garantizar a las mujeres una vida libre de violencias, pero las noticias que reportan los medios de comunicación reflejan la realidad de una sociedad aún con

comportamientos patriarcales que legitiman la violencia de género.

La Organización Mundial de la Salud asegura que, en general, el 35% de mujeres a nivel mundial ha experimentado violencia física o sexual (Comunicado de prensa OMS, 2013), mientras que datos de la Encuesta Nacional de Demografía y Salud muestran que en Colombia alcanza a ser un 39% (ONU Mujeres, 2012, p.2).

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También es cierto que se han generado campañas respaldadas por los medios para representar y rechazar este problema completamente, como es el caso de la iniciativa “Ni con el pétalo de una rosa”, que incentivaba a la ciudadanía a pintar sus labios de rojo en contra del maltrato, pero estos no cambian las estadísticas, y no trascienden en la disminución de las estadísticas.

Otra campaña, realizada por ONU Mujeres y el Secretario General de las Naciones Unidas, es ÚNETE para poner fin a la violencia contra las mujeres bajo el lema “Pinta tu barrio de naranja”. Esta buscaba resaltar el día internacional para poner fin a la violencia contra las mujeres durante 16 días de activismo contra la violencia de género, en los que proponían organizar “eventos naranja” para generar conciencia sobre este tipo de violencia y así debatir soluciones que podrían funcionar en la comunidad.

Aunque estas iniciativas permiten la concientización de la sociedad ante el tema de violencia de género, muchas veces la información presentada en los medios, en el caso de esta investigación el diario El Tiempo, se refiere solo a las estadísticas del problema y el actuar de diferentes organizaciones frente a ello, sin entrar a hacer parte de la solución o de la formación de una agenda que dé herramientas a la ciudadanía para luchar contra este tipo de violencia.

El sociólogo Pierre Bourdieu plantea que los medios de comunicación “poseen el monopolio de la difamación legítima” a través de la construcción de imágenes, formas,

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Para entender la victimización de la mujer desde las narrativas del diario El Tiempo y la organización ONU Mujeres, se realizará un análisis de contenido y manejo de la información por parte de ambos. Se tendrá en cuenta el avance y desarrollo de este tema en Latinoamérica y Colombia, y se manejarán las características del periodismo público dándole voz a una

comunidad que está informada sobre lo que pasa y que así puede ser partícipe de la agenda que organizan los medios de comunicación.

El uso de las narrativas juega un papel importante en la formación del constructo, por lo cual la investigación desarrollada en este trabajo analiza la perspectiva desde la cual se emplean esas características en el diario El Tiempo, para así compararlo ante la utilización de una

organización como lo es ONU Mujeres, lo cual permite entender diferencias entre el manejo de unos y otros.

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Planteamiento del problema

¿Qué tanto se observan mecanismos de reproducción cultural y victimización desde el tema de violencia de género en la comparación de narrativas utilizadas por el diario El Tiempo y la organización ONU Mujeres, entre noviembre de 2014 y marzo de 2015?

A lo largo de la historia, el papel de la mujer se ha caracterizado por su persistente lucha contra las costumbres conservadoras de una sociedad patriarcal que, a pesar de los avances en términos de leyes, sigue victimizándola en la forma en que se refiere a los casos de violencia de género y el manejo que los medios de comunicación hacen de estos hechos.

En la actualidad, la violencia hacia las mujeres se ha invisibilizado porque a pesar de dar a conocer algunas noticias sobre la agresión hacia ellas, no se han creado del todo mecanismos que permitan concientizar a la población de la magnitud del problema, ya que lo han camuflado en un contexto de violencia social.

Por otro lado, los medios de comunicación en Colombia parece no interesarse en visibilizar la dimensión de esta problemática ni investigar las causales de violencia porque las noticias que reproducen contienen un toque de amarillismo y morbo, y poco han hecho para que este tema esté en la agenda de los medios y así se convierta tema de discusión en las políticas públicas y el discurso social.

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Objetivo general

- Comparar mediante la identificación de mecanismos de reproducción cultural sobre violencia de género las narrativas que presentan El Tiempo y ONU Mujeres tienen sobre el tema de violencia contra la mujer, entre los meses de noviembre de 2014 y marzo de 2015.

Objetivos específicos

- Identificar y describir las principales características de manejo en las narrativas sobre la mujer en El Tiempo y ONU Mujeres.

- Analizar la acción de ONU Mujeres sobre campañas en pro de los derechos de la mujer y su manejo de la información ante éstas.

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Justificación

En la búsqueda de la paz en la que se encuentra Colombia, es importante estudiar los diferentes tipos de violencia que se viven en el país. La violencia puede presentarse de forma física, emocional, sexual, económica, entre otras. En este caso, la violencia de género es de especial interés por el cubrimiento que ha recibido por parte de los medios de comunicación últimamente.

No es extraño encontrar publicaciones enfocadas hacia la mujer, en las cuales se

promueve el empoderamiento y las capacidades de ésta ante situaciones en las que antes no era común encontrarlas. A pesar de esta gran cantidad de artículos, que se presentan con un toque feminista al promover la igualdad de género, es común encontrar casos de violencia contra la mujer, en los cuales se recuerda el lado patriarcal que todavía está presente en nuestra sociedad.

Debido a lo anterior, este trabajo se centra en el cubrimiento de la violencia de género en Colombia y su manejo por parte del diario El Tiempo y la organización ONU Mujeres.

Desde una reconstrucción histórica se busca identificar y describir las características en el manejo de las narrativas que realizan estos dos entes. Para este análisis se tendrán en cuenta las publicaciones realizadas entre noviembre del 2014 y marzo de 2015. Se escogieron estas fechas porque recogen el día internacional contra la violencia de género, 25 de noviembre, y el día internacional de la mujer, 8 de marzo. Lo que supondría una mayor cantidad de información sobre el tema y un mayor surgimiento de campañas.

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comunicación, y que genera un significado e imaginario a partir de ésta. En este caso, sobre el papel de la mujer, su rol en la sociedad y como ella es vista desde un papel victimizante.

A través de la contrastación, se busca plantear diferencias sobre el manejo de la información en tema de violencia de género y su actuar ante éste. Los periodistas no siempre están capacitados para cubrir este tema más allá de las estadísticas y los hechos, sin caer en el sensacionalismo y el morbo.

Se ha escogido el periódico El Tiempo por ser uno de los diarios más importantes en Colombia, el cual tiene poder para inferir en la opinión de los ciudadanos. Asimismo, se

seleccionó la organización ONU Mujeres por su amplia trayectoria en la lucha contra la violencia de género, su importancia a nivel mundial como eje perteneciente a las Naciones Unidas, y su gran número de campañas para concientizar sobre el tema y lograr un cambio.

Esta investigación se realiza para mostrar las prácticas y criterios del periodismo ante lo qué es noticia y por qué. Entender las narrativas que manejan ante un tema de gran relevancia actualmente, en el que se busca una igualdad de derechos a nivel de género.

Su comparación frente a una organización se debe a el uso del lenguaje y su significación ante una sociedad que todavía vive prácticas patriarcales, por lo que muchas veces se utilizan

imágenes y estructuras que no responden a la equidad que se busca sino a mostrar un papel de la mujer como ser débil.

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Antecedentes

Son extensos y variados los estudios y encuestas que se han realizado sobre el papel de los medios de comunicación en la violencia de género. A nivel mundial, varias investigaciones se centran en el tratamiento informativo, la representación de éste desde una perspectiva de género y el rol masculino en la sociedad, entre otros.

Así mismo, diferentes organizaciones y fundaciones en pro de los derechos humanos llevan a cabo encuestas, estudios y campañas que pretenden analizar y dar conocer una problemática que todavía nos afecta como sociedad. Además, a partir de ellas quieren generar una concienciación sobre el tema e incluir a la ciudadanía para luchar contra la violencia hacia la mujer.

A continuación se darán a conocer diversos informes acerca de esta situación manejada desde los medios de comunicación, así como investigaciones que permitan entender la gravedad del tema a nivel macro y micro.

A nivel global se encuentra un estudio del Secretario General de las Naciones Unidas, titulado Poner fin a la violencia contra la mujer: De las palabras los hechos, donde aseguran que las mujeres son blanco de la violencia en diversos contextos, incluida la familia, la comunidad, la custodia del Estado y el conflicto armado. La violencia es una constante en la vida de las mujeres, desde antes de nacer hasta la vejez y afecta a todos los sectores tanto público como privado. (ONU, 2006. p. V)

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matrimonio precoz y forzado y la mutilación genital femenina. En el seno de la comunidad, se presta cada vez más atención al feminicidio (asesinato de mujeres por motivos de sexo), la violencia sexual, el acoso sexual y la trata de mujeres. La violencia ejercida por el Estado, por medio de sus agentes, por omisión o mediante la política pública, abarca la violencia física, sexual y psicológica, y puede constituir tortura. Se ha hecho cada vez más evidente el gran número de casos de violencia contra la mujer en los conflictos armados, en particular la violencia sexual, incluida la violación. (ONU, 2006. p. V)

A partir de este tipo de violencia surgen diferentes metáforas, como lo es utilizar el término “la mujer como botín de guerra” para referirse al cuerpo de ésta. Ésta expresión se empezó a aplicar a las violaciones en masa de mujeres durante las Guerras de Yugoslavia (1991-2001). En la primavera de 1993 un comité de investigación de la Comunidad Europea afirmó que las violaciones en masa y la tortura sexual de las mujeres en Bosnia-Herzegovina eran actos sistemáticos, actos ordenados secuencialmente y que formaban parte de la estrategia de guerra serbia. A partir de este informe de la Comunidad Europea el supuesto de que los ataques a las mujeres constituyen acciones militares deliberadas se convirtió por primera vez en un tema de discusión altamente difundido en círculos internacionales. (DE LOS ÁNGELES, 2013. p. 15)

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Si es un arma, es un objeto, un objeto que se usa contra sí misma y contra los hombres de su raza o de su comunidad para que el enemigo gane una batalla. Otras de las metáforas de referencia son las del cuerpo de la mujer como “campo de batalla” o la del perpetrador como el “enemigo”. La guerra es el campo semántico donde se entrecruzan todas las palabras

relacionadas con la violación en situaciones de conflicto. (DE LOS ÁNGELES, 2013. p. 16)

El modelo de guerra según el cual el cuerpo de las mujeres es el territorio en el que los hombres libran sus batallas sigue vigente. Se han cometido y se cometen crímenes contra las mujeres a quienes se las usa como arma de guerra pero no se visibilizan estas situaciones. Las mujeres enfrentan obstáculos para obtener justicia, debido al estigma que marca a las

sobrevivientes de la violencia sexual, a las profundas consecuencias físicas y psicológicas que las condicionan y a la posición de desventaja que tiene la mujer en la sociedad. (DE LOS

ÁNGELES, 2013. p. 19)

También, atentar contra las mujeres en las actividades propias de la guerra se constituye una afrenta más en contra del género femenino. Las toman como rehenes para doblegarlas e intentando con ello forzar a sus familiares, y al Estado a realizar trueques, antes de recurrir a algunos mecanismos propios del manejo del conflicto. Las violan ante sus cónyuges, les obligan a constituirse en objetos de placer de los mayores en jerarquía, tanto de las filas de los

insurgentes como del ejército regular. (MONROY, 2015)

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naturaleza sexual, incluyendo la violación, esclavitud sexual, aborto o esterilización forzada o toda otra manera de evitar embarazos, embarazos forzados, maternidad forzada y cuidado de niños forzado, entre otros. La violencia sexual como método de tortura se define como cualquier acto o amenaza de naturaleza sexual a través del cual se inflige un daño o sufrimiento severo, ya sea mental o físico, con el propósito de obtener información, forzar una confesión o castigar a la víctima o una tercera persona, intimidar a la víctima o a un tercero o destruir en todo o en parte, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso. (ACNUR, 2003. p. 17)

La Unidad de Salud de la Mujer de la OMS llevó a cabo seis investigaciones

independientes bajo el nombre de violencia contra la mujer: Un tema de salud prioritario, en el cual indican que entre 14% y 20% de las mujeres en Estados Unidos experimentarán una violación completa por lo menos una vez en la vida. Mientras que en Toronto, Canadá, 40% informaron haber tenido al menos un episodio de relaciones sexuales forzadas desde los 16 años de edad. (OMS, 1998. p.12)

Uno de los trabajos de investigación que dan cuenta del papel de los medios es de la universidad española Pompeu Fabra, y es titulado Representación de la violencia contra las mujeres en la prensa española (El País/ El Mundo) desde una perspectiva crítica de género. Éste se centra en noticias sobre la mujer publicadas a lo largo de tres años y analiza el discurso de los medios a través del lenguaje utilizado.

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De igual manera, en una tesis titulada La política sexual de la dominación masculina: feminicidios, medios de comunicación y violencia de género, el autor, Juan Manuel Cabrera, asegura que plantear un desafío para el periodismo en general respecto a incorporar prácticas del oficio que consideren, respetando, la violencia hacia las mujeres por razones de género,

promoviendo una producción cultural de la misma que ayude a superar las construcciones ideológicas actuales no es una tarea fácil, por lo que esto no se logrará sin que se articule con otros cambios institucionales, pero sin duda los medios masivos de comunicación pueden ejercer una presión sobre éstas. (CABRERA, 2011. p. 94)

Un artículo llamado ¿Cómo tratan la violencia de género los medios de comunicación?, Juan Plaza y Carmen Delgado, dicen que los medios de comunicación construyen significado a través de las palabras que utilizan para redactar las noticias; de qué aspectos se destacan en la información: los titulares, el lead, el cuerpo de la noticia. A través del contexto en el que se sitúa la información, a través de cómo relatemos los hechos, se construirá un significado u otro. (PLAZA y DELGADO, 2007. p. 22)

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Por encima de los porcentajes, los medios de comunicación centran todos sus niveles de análisis en evidenciar a la víctima o lo que le pase a ésta. Desde ahí se cae en una serie de manipulaciones donde no se mira el tono, el contexto o la estructura que se dio para llegar a un caso de violencia contra la mujer, sino en mostrar a la víctima, cómo esta se siente y qué fue lo que le ocurrió.

De igual manera, se encontró que el enfoque de las informaciones centrado en la propia descripción de las acciones violentas ha ido disminuyendo a lo largo de las dos últimas décadas. En los años 1982-83 el 23,6% de las informaciones sobre violencia de género se trataban de esta manera. El porcentaje disminuye en el período 1988-89 a un 16,7%; aumenta ligeramente entre los años 1997-98 hasta el 18,8%; y vuelve a descender en 2002 a un 12,6%. Este último

porcentaje, sin embargo, no deja de ser alto, teniendo en cuenta, que éste corresponde a los espacios informativos y, por lo tanto, se suma al de otro tipo de programas dedicados al entretenimiento que ofrecen los medios donde la recreación del dramatismo y la violencia son con frecuencia los aspectos centrales de las Cnarraciones. (BERGANZA, 2003)

Durante el primer Congreso Internacional Mujer y Medios de Comunicación en Valencia, España, se reconoció que la presencia de hechos de violencia de género en los medios y la creciente atención hacia los mismos habría tenido un efecto clave. Al comienzo habría

contribuido a romper la losa de ocultamiento e incluso de tácita ‘aceptación’ social y cultural que rodeaba a estas situaciones. (CIMMCO, 2008)

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nuestra existencia (materializado en religión e ideología, lengua y arte, ciencias empíricas y ciencias formales) que puede utilizarse para justificar o legitimar violencia directa o estructural. (GALTUNG, 2003. p. 7)

Define aquellos procesos de la violencia en los que la acción se produce a través de mediaciones institucionales o estructurales. Podría ser entendida como un tipo de violencia indirecta presente en la injusticia social, y otras circunstancias que en definitiva hacen que muchas de las necesidades de la población no sean satisfechas cuando, con otros criterios de funcionamiento y organización, lo serían fácilmente. También desde su origen, y en relación con las mediaciones que la hacen posible, pone de manifiesto los impulsos, incitaciones e

interacciones entre unas y otras formas de violencia. (JIMÉNEZ y MUÑOZ, 2004)

En el Congreso, se afirmó que estos casos sucedían desde siempre pero estaban ocultos e incluso, para escarnio y sufrimiento añadido de quienes lo padecían, la lacra del rechazo social caía en bastantes ocasiones del lado de las mujeres, culpabilizadas socialmente de lo ocurrido. Denunciar era una tarea difícil y generalmente inútil, que comenzaba por la actitud indiferente cuando no despectiva de los cuerpos de seguridad y de más de un funcionario de la justicia. Para los medios se trataba de un simple suceso, a menudo enfocado desde la curiosidad morbosa o desde la óptica prevalente del maltratador y sus allegados, de quienes solía darse todo tipo de declaraciones exculpatorias que hacían gravitar la sombra de la culpabilidad sobre la mujer maltratada o asesinada. (CIMMCO, 2008)

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problema, han planteado la necesidad o han promovido directamente iniciativas de este tipo. (CIMMCO, 2008)

Trabajar en el área de la violencia contra las mujeres nos exige tomar conciencia, tanto a nivel personal como profesional, de nuestra propia asunción de estereotipos y prejuicios sexistas, los valores, actitudes y educación que hemos interiorizado, nuestros comportamientos y

expectativas en función de la asignación e identidad de género. (RUÍZ-JARABO y BLANCO, 2004. p. 50)

Tener conciencia de género implica:

- Haber reflexionado sobre lo que es ser mujer y ser hombre, nuestra psicología, valores, ideas, creencias, comportamientos, identidad, roles en el mundo doméstico y en el público, limitaciones. (RUÍZ-JARABO y BLANCO, 2004. p. 51) - Ser consciente del sesgo sexista en la ciencia, la psicología, medicina, derecho, sistema judicial, etc. (RUÍZ-JARABO y BLANCO, 2004. p. 51)

- Cuidar el lenguaje, que se entienda, no utilizar etiquetas o palabras técnicas (RUÍZ-JARABO y BLANCO, 2004. p. 51)

- Tener conocimiento del sesgo sexista en la ciencia, la psicología, medicina, derecho, sistema judicial, entre otros. (RUÍZ-JARABO y BLANCO, 2004. p. 51)

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activismo contra la violencia de género, que finalizan el 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos, son una oportunidad para movilizarse y concienciar a todo el mundo. (ONU

MUJERES, 2015)

La investigación realizada por María Berganza concluye que la percepción pública del problema y su visibilidad en los medios ha provocado también un intenso debate público, y la implicación de los partidos políticos en la búsqueda de soluciones al problema. De ahí los cambios legislativos y en materia judicial tendentes a endurecer y hacer más eficaces las sanciones contra los agresores. (BERGANZA, 2003)

La capacitación y la sensibilización de los periodistas y otros profesionales de la

comunicación que informan sobre la violencia contra la mujer constituyen prácticas promisorias, pues pueden mejorar la calidad de la información y contribuir a elevar el nivel de conciencia y comprensión de las causas y consecuencias de la violencia contra la mujer por parte del público en general. (ONU, 2006. p.132)

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La utilización de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, como los teléfonos celulares y la Internet pueden ser una buena práctica que permita difundir ampliamente la información y permitir la interacción entre los interesados de diversos lugares. (ONU, 2006. p.132)

Pero, de igual manera el uso de las TIC ha abierto un nuevo campo de posible ocurrencia de violencias y, como suele ocurrir, los cambios culturales se adelantan al desarrollo de las normas o leyes que regulen o controlen los excesos en esos cambios. (CASTILLO, 2015. p.3)

Para plantear alternativas de atención y de solución a los casos reportados de violencia contra la mujer en medios electrónicos se hace indispensable entender las dinámicas de la red y comprender los alcances de las responsabilidades que tienen los intermediarios y los riesgos que implica asignarles la labor de guardianes o de regulares de los contenidos. (CASTILLO, 2015. p. 5)

Igualmente, muchos estados han establecido prácticas acertadas y prometedoras para prevenir o contrarrestar la violencia contra la mujer. Las estrategias estatales para hacer frente a la violencia deberían promover la capacidad de acción de la mujer y basarse en las experiencias y la participación de las mujeres, así como en la asociación con las ONG y otros agentes de la sociedad civil. Las ONG de mujeres en muchos países han emprendido proyectos y programas innovadores, en ocasiones en colaboración con el Estado. (ONU, 2006. p.VII)

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fortalecer la capacidad institucional de responder eficazmente a la violencia en el hogar. Por otra parte, este proyecto alienta los vínculos con los medios de comunicación para transmitir que la violencia contra la mujer es inaceptable, y así desafiar las actitudes y creencias sociales que postulan la superioridad básica del varón, lo cual le concede el derecho de controlar el comportamiento de la mujer. (OPS-OMS, 1998. p.33)

En un análisis comparativo de datos poblacionales realizado por esta misma organización, titulado Violencia contra la mujer en América Latina y el Caribe, asegura que en todo el mundo, los hombres tienen mayores probabilidades que las mujeres de sufrir violencia en el contexto de conflictos armados y actividades delictivas, mientras que las mujeres tienen mayores

probabilidades que los hombres de sufrir violencia y tener lesiones provocadas por personas cercanas, como sus compañeros íntimos.9 (OPS, 1998. p. 5)

Así mismo, la OPS aseguran que en todos los países en los que realizó la investigación, la mayor parte de las mujeres que habían sufrido violencia física en los 12 meses precedentes a las encuestas realizadas informaron maltrato emocional, desde un 61,1% de las entrevistadas en Colombia hasta un 92,6% en El Salvador. (OPS, 1998. p.7)

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distinción de horarios, ni de formatos cuando de representar la violencia contra las mujeres se trata, y, comúnmente, se muestra como un suceso trivial. (VEGA, 2014. p.19)

En la publicidad es discurso común el que alude a la discriminación y la violencia contra las mujeres. No existe distinción en horarios, ni en los autores de la publicidad, cuando de reproducir el estereotipo de las mujeres como objetos sexuales se trata; estereotipo aunado a su representación como un peligro y una amenaza a la estabilidad social, o directamente como un objeto natural de la ira y la violencia masculina. (VEGA, 2014. p.19)

A partir de estos estudios se observa que los medios de comunicación forman parte de la construcción del significado de violencia de género y cómo la mujer es percibida en la sociedad ante estos roles impuestos o a la victimización que se le da. Son diversas y bastantes las

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Marco Teórico

En este aparte de la investigación se presentan tres capítulos en los cuales se explicará el término de género desde un contexto histórico con perspectivas distintas, las declaraciones que existen para proteger los derechos humanos y de la mujer, porqué nace el término de violencia de género, el papel de los medios de comunicación al evidenciar este tipo de violencia y la función de ONG’s y organizaciones en pro de la mujer.

Capítulo 1

Género, identidad y la mujer a partir del rol femenino y masculino.

Para hablar de violencia contra la mujer hay que tener en cuenta la diferencia entre conceptos tales como género, identidad de género y rol femenino y masculino; así como la concepción que la sociedad ha tenido de la mujer a lo largo de la historia.

Una descripción generalizada del término género, realizado por la Organización Mundial de la Salud, asegura que éste se refiere a los conceptos sociales de las funciones, comportamientos, actividades y atributos que cada sociedad considera apropiados para los hombres y las mujeres. Las diferentes funciones y comportamientos pueden generar desigualdades de género, es decir, diferencias entre los hombres y las mujeres que favorecen sistemáticamente a uno de los dos grupos. (OMS, 2015)

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Pero este concepto no es tan simple como parece. Se ha intentado explicar y definir a partir de diferentes enfoques y, a su vez, se desprende en una mayor cantidad de características que deben ser aclaradas.

Desde la antropología, el género ha sido definido como la interpretación cultural e histórica que cada sociedad elabora en torno a la diferenciación sexual. Tal interpretación da lugar a un conjunto de representaciones sociales, prácticas, discursos, normas, valores y

relaciones –en otras palabras, un sistema de sexo/género, que dan significado a la conducta de las personas en función de su sexo. En consecuencia, el género estructura tanto la percepción como la organización concreta y simbólica de toda la vida social. (RUBIN, 1975)

Para la psicología, éste alude al proceso mediante el cual individuos biológicamente diferentes se convierten en mujeres y hombres, mediante la adquisición de aquellos atributos que cada sociedad define como propios de la feminidad y la masculinidad. El género es, por tanto, la construcción psico-social de lo femenino y lo masculino Desde la perspectiva psicológica, el género es una categoría en la que se articulan tres instancias básicas: (DIO BLEICHMAR, 1985)

a) La asignación de género: se realiza en el momento en que nace la criatura, a partir de la apariencia externa de sus genitales. (PÉREZ, 2015)

b) La identidad de género: es el esquema ideo-afectivo más primario, consciente e inconsciente, de la pertenencia a un sexo y no al otro. Se establece más o menos a la misma edad en que la criatura adquiere el lenguaje (entre los dos y tres años) y es anterior a su conocimiento de la diferencia anatómica entre los sexos. Una vez

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c) El rol de género: es el conjunto de deberes, aprobaciones, prohibiciones y

expectativas acerca de los comportamientos sociales apropiados para las personas que poseen un sexo determinado. La tipificación del ideal masculino o femenino es

normativizada hasta el estereotipo, aunque en el desarrollo individual la futura mujer u hombre haga una elección personal dentro del conjunto de valores considerados propios de su género. No obstante, los roles y estereotipos de género–tanto femeninos como masculinos– están tan hondamente arraigados, que son considerados como la expresión de los fundamentos biológicos del género. (PÉREZ, 2015)

La historiadora Joan Scott planteó que el concepto “género” comprende cuatro elementos interrelacionados:

a) Símbolos y mitos que evocan representaciones múltiples y, a menudo, contradictorias –Eva y María, por ejemplo, como símbolos de la mujer en la tradición cristiana occidental–, pero también mitos de luz y oscuridad, de purificación y

contaminación, inocencia y corrupción. (PÉREZ, 2015)

b) Conceptos normativos que manifiestan las interpretaciones de los significados de los símbolos. Estos conceptos se expresan en doctrinas religiosas, educativas, científicas, legales y políticas, que afirman categórica y unívocamente el significado de hombre y mujer, masculino y femenino. (PÉREZ, 2015)

c) Instituciones y organizaciones sociales de las relaciones de género: el sistema de parentesco, la familia, el mercado de trabajo segregado por sexos, las

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también mediante la economía y la política, que actúan hoy en día de modo ampliamente independiente del parentesco. (PÉREZ, 2015)

d) La subjetividad y las identidades de género (femenina y masculina). (PÉREZ, 2015)

De igual manera, el concepto es utilizado como categoría de análisis desde 1955, cuando el antropólogo John Money propusiera el término “rol de género” para describir los

comportamientos asignados socialmente a los hombres y a las mujeres. (PÉREZ, 2015) El rol de género es el conjunto de comportamientos que están asociados con uno u otro sexo. Las normas adjuntas a estos roles, están asociadas con un sistema de expectativas sociales. Es un comportamiento coherente con el sexo al que se pertenece, es todo lo que una persona dice o hace y que expresa a los demás o a sí mismo de su género. (FARRÉ, 2003)

Estos roles se forman debido a la influencia que tienen las diferencias sexuales y físicas en las habilidades y actitudes. También se forma por las creencias compartidas en una sociedad acerca del comportamiento esperado para los hombres y para las mujeres. Esto provoca que cada género desarrolle diferentes habilidades, actitudes, comportamiento social y emociones. (WOOD, RHODES y WHELAN, 1989. p. 2)

Igualmente, indican a aquel conjunto de comportamientos previstos y asignados a uno u otro sexo desde la cultura, en una sociedad y momento histórico específico. (FERNÁNDEZ, 2000)

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cuanto al modo de desarrollar, comprender y ejercer la sexualidad, emanando de aquí lo que resulta valioso para definir la feminidad o la masculinidad. Estos valores hacia lo masculino y hacia lo femenino se trasmiten generacionalmente a través de las diversas influencias

comunicativas existentes en la sociedad. (FERNÁNDEZ, 2000)

Por otro lado, la “identidad de género” no sería definida sino hasta 1968 por el psicólogo Robert Stoller en sus estudios sobre los trastornos de la identidad sexual. Él concluyó que ésta no es determinada por el sexo biológico, sino por el hecho de haber vivido desde el nacimiento las experiencias, ritos y costumbres atribuidos a cierto género. (PÉREZ, 2015)

La identidad de género es la vivencia interna e individual del género tal como cada persona la experimenta profundamente, la cual podría corresponder o no con el sexo asignado al momento del nacimiento, incluyendo la vivencia personal del cuerpo (que podría involucrar la

modificación de la apariencia o la función corporal a través de técnicas médicas, quirúrgicas o de otra índole, siempre que la misma sea libremente escogida) y otras expresiones de género,

incluyendo la vestimenta, el modo de hablar y los modales. (OFICINA DEL ALTO COMISIONADO PARA LAS NACIONES UNIDAS, 2015)

La igualdad y equidad de género también son conceptos utilizados en varias

oportunidades. La OMS también utiliza estos términos. El primero lo refiere a la ausencia de discriminación basada en el sexo de la persona en materia de oportunidades, asignación de recursos y beneficios o acceso a los servicios de salud. El concepto de igualdad de género se ha recogido en la mayoría de convenciones internacionales. (OMS, 2015)

Se entiende como una situación en la que mujeres y hombres tienen las mismas

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sino conseguir que unos y otros tengan las mismas oportunidades en la vida. Para conseguirlo, a veces es necesario potenciar la capacidad de los grupos que tienen un acceso limitado a los recursos, o bien crear esa capacidad. (IFAD, 2015)

Diferentes entidades se han comprometido para hacer de éste un objetivo. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) reconoce que la promoción de la igualdad de género es fundamental para acelerar el proceso de desarrollo económico y social en América Latina y el Caribe (ALC). En noviembre de 2010, el BID aprobó la nueva Política Operativa sobre Igualdad de Género en el Desarrollo que fortalecerá la respuesta del Banco a los objetivos y compromisos de sus países miembros de fomentar la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer por medio de la aplicación sistemática de una perspectiva de género en sus operaciones. (BANCO INTERAMERICANO DE DESARROLLO, 2015)

De igual manera, ONU Mujeres dedica al empoderamiento económico y político de las mujeres alrededor del mundo un mecanismo de concesión de subvenciones llamado El Fondo para la Igualdad de Género.

Desde su lanzamiento en 2009, el Fondo ha entregado 56,5 millones de dólares (USD) en subvenciones a 96 programas destinatarios en 72 países. Cada programa apoya a las mujeres, especialmente a quienes están marginadas, con lo que ellas necesitan y requieren para recuperar el control de sus vidas, tanto si están tratando de comenzar un emprendimiento económico o iniciando un movimiento de base. (ONU Mujeres, 2015)

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El Fondo proporciona subvenciones en base a criterios competitivos dentro de las siguientes áreas de trabajo:

Empoderamiento económico de las mujeres – para incrementar el acceso y el control de las mujeres sobre la toma de decisiones, la tierra, la tecnología, el crédito, los medios de

subsistencia, otras formas de producción y la protección social. (ONU Mujeres, 2015)

Empoderamiento político de las mujeres – para apoyar a las mujeres en la asunción de roles de liderazgo, la participación plena en los procesos políticos y en todas las esferas de la vida pública. Las líderes jóvenes son también un centro de atención particular. (ONU Mujeres, 2015)

A pesar de ser términos muy parecidos, igualmente se habla de equidad de género, que se refiere a la imparcialidad y a la justicia en la distribución de beneficios y responsabilidades entre hombres y mujeres. El concepto reconoce que hombre y mujer tienen distintas necesidades y gozan de distinto poder, y que esas diferencias deben determinarse y abordarse con miras a corregir el desequilibrio entre los sexos. (OMS, 2015)

Como estrategia para la equidad de género, las Naciones Unidas y otras organizaciones han elegido utilizar el mainstreaming o integración de género.

El mainstreaming o enfoque transversal es un término empleado oficialmente por primera vez en Pekín, encuentro en el que se establece que es fundamental diseñar, implementar y

supervisar, con la participación de mujeres, políticas y programas, que a la vez sean efectivos, eficientes y sensibles al género. (YORDI, 2015)

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o programas, en cualquier sector y a todos los niveles. Es una estrategia para hacer de los problemas y experiencias de las mujeres y de los hombres una dimensión integral del diseño, la ejecución, la vigilancia y la evaluación de las medidas, en todas las esferas políticas, económicas y sociales, de manera que las mujeres y los hombres se beneficien por igual y no se perpetúe la desigualdad. El objetivo último es conseguir la igualdad de género. (YORDI, 2015)

Desarrollo de la mujer históricamente en la validación de sus derechos

En la Antigua Grecia, de la edad clásica, la función principal de la familia era la de

engendrar nuevos ciudadanos. Las leyes estipulaban que un ciudadano debería ser producto de un matrimonio, reconocido legalmente, entre dos ciudadanos atenienses, cuyos padres fueran

también ciudadanos. Por ley, la propiedad se dividía al azar entre los hijos sobrevivientes; como resultado, se buscaba que los matrimonios se realizaran entre un círculo cerrado de parientes, con el fin de preservar la propiedad familiar. La familia también ejercía la función de proteger y enclaustrar a las mujeres. (CLAUDIO, 2015)

Las mujeres eran ciudadanas que podían participar en la mayor parte de los cultos y festividades religiosas, pero que eran excluidas de otros actos públicos. No podían tener

propiedades, excepto sus artículos personales, y siempre tenían un guardián varón: si era soltera, su padre o un pariente varón; si estaba casada, su marido; si era viuda, alguno de sus hijos o un pariente varón. (CLAUDIO, 2015).

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Desde el día del nacimiento hasta el de su muerte, una mujer de la antigua Grecia vivía bajo el control de los hombres. Ellas no podían votar ni tener un empleo público, heredar o poseer propiedades, ni siquiera comprar algo que costara más que un precio determinado. No obstante una mujer no carecía totalmente de poder: dirigía la casa y controlaba el dinero de la familia. Algunos hombres importantes, como Pericles, escuchaban cuidadosamente los consejos de sus mujeres. (EGEA, 2015)

La costumbre dictó que una mujer griega limita su tiempo fuera de la casa a visitar a sus vecinas femeninas más cercanas. Las excepciones a esta convención social rígida eran bodas, los entierros e indican los festivales religiosos en los cuales se esperaba que las mujeres

desempeñaran papeles públicos prominentes. A parte de estos momentos, las reuniones

femeninas más comunes (y diarias), sucedían cuando se encontraban las mujeres de un mismo sector en el pozo de agua, que en general eran comunitarios; solo la gente muy rica tenía pozos privados. (EGEA, 2015)

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permiten insertarse social y religiosamente en la ciudad. Es una ‘ciudadanía’ entre comillas, con grandes limitantes. (FREY, 2015. p. 15)

El hombre requiere, por tanto, de la participación religiosa de la mujer para el normal funcionamiento del cosmos y para el mantenimiento del equilibrio y de las relaciones con los dioses que componen su panteón. A raíz de lo anterior, se genera una natural inserción de la mujer en la vida de la polis, pues los rituales, tanto colectivos como privados, son

acontecimientos cotidianos y periódicos, que deben realizarse a toda costa. En este contexto, las sacerdotisas adquieren el rol principal dentro del género femenino, y uno muy importante dentro del masculino, en la medida que son ellas las responsables de realizar el culto religioso y

mantener adecuadamente la conexión con los dioses. Su rol se transforma en un rol político que se contradice con la imagen tradicional de la mujer griega, según la cual ésta debe permanecer recluida en el hogar. (FREY, 2015. p. 16)

Por otro lado, en la edad antigua, las mujeres romanas disfrutaban de mayor libertad que las griegas, pero la participación política y ciudadana les seguía estando vetada. Su condición social seguía siendo la de un ser inferior al que había que tutelar, dirigir y utilizar. No tenían nombre propio, pues adoptaban el del padre en femenino, y las niñas no deseadas eran

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libres por las calles, aunque acompañadas, acudían a los banquetes junto con los hombres, iban al mercado, participaban en juegos y asistían a los espectáculos, pero debían llevar siempre la cabeza cubierta como señal de recato. En una sociedad de economía esclavista como la romana las esclavas no tenían valor alguno. Podían ser compradas, vendidas, maltratadas o dedicadas a la prostitución. (GONZÁLEZ, 2011)

Una vez casadas, podían incluso salir a la calle sin necesidad de ser acompañadas por un hombre, acudir acompañadas al teatro o algún banquete y ocasionalmente visitar a las amigas. En el plano sentimental, los romanos compartían la distinción griega entre el afecto por la esposa por una parte y las bajas pasiones por otro. El matrimonio tenía como objetivo perpetuar el linaje, y en las clases altas, forjar alianzas políticas y sociales. En ese aspecto, el amar a la esposa era algo que estaba fuera de lugar, pocos se lo tomaban en serio. Las mujeres, para merecer el título de “madres de familia”, debían estar en condiciones de dar a su marido hijos legítimos. El

matrimonio era tan importante en la sociedad romana que Augusto impuso sanciones para aquellos que no lo realizasen. La media de vida era de unos 30 años, así que el matrimonio se celebraba a partir de los 12 en las chicas. La anticoncepción y el aborto eran frecuentemente utilizados por las mujeres. Como en Grecia, las romanas estaban excluidas de la vida política: no podían votar ni acceder a las magistraturas. En varias ocasiones las mujeres tomaron las calles de Roma para defender sus derechos manifestándose violentamente contra algunas leyes que

limitaban el uso de determinados vestidos o la posesión de oro y joyas. (GONZÁLEZ, 2011)

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sus hijos. A la mujer le correspondían las labores del hogar, el cuidado de los hijos, de los enfermos, la asistencia a los partos. (GONZÁLEZ, 2011)

No cabe duda que la sociedad medieval era predominantemente masculina y la teoría que la informaba lo era también y arrolladoramente, pero también estaban las realidades de la vida cotidiana. Todos los hombres tenían madres, algunos tenían hijas a las que querían; y muchos tenían esposas que o bien participaban en su trabajo o incluso asumían las responsabilidades de los maridos cuando estaban ausentes. Así, la sociedad medieval exhibía una presencia constante, aunque fuera subordinada, de lo femenino. (WADE, 1986. p. 13)

En el siglo XII, la mayor parte de Europa era una sociedad en su mayoría cristiana, que en general compartía las creencias que se reflejaban en sus leyes y sus pautas de conducta. En esa época, la Iglesia cristiana occidental se iba haciendo cada vez más clericalizada, estructurada y jerarquizada. Así, la mayoría de las afirmaciones medievales sobre las mujeres, ya fuera

expresadas por teólogos y legisladores tanto de la Iglesia como del Estado, en encarnaban lo que los clérigos célibes pensaban de las mujeres. (WADE, 1986. p. 14)

La posición de la mujer en los siglos XII al XV difería de muchas maneras de la de sus antecesoras, por ejemplo, en algunos aspectos, la mujer fue muy valorada en la alta Edad Media. Su capacidad para heredar era más generosa, de modo que su condición jurídica era más

favorable que en periodos posteriores. (WADE, 1986. p. 19)

De hecho, en algunos países la mujer podía tener tierras, contratar trabajadores, demandar y ser demandada, hacer testamento y le correspondía otra tarea de gran responsabilidad: la

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camino para otras de acceder a la cultura y solución para las mujeres que no encontraban salida a una mala situación económica. (GONZÁLEZ, 2011)

A pesar de todo, la discriminación femenina era notoria: se les fueron cerrando las puertas de acceso a los gremios y sólo en el caso de ser viudas de un maestro o tener un hijo mayor que se hiciera cargo del negocio se les permitía continuar con él. A finales del siglo XV y dada la creciente crisis económica, las mujeres fueron expulsadas de los gremios y se hizo todo lo posible para impedir que siguieran trabajando. (GONZÁLEZ, 2011)

La condición de la mujer en el renacimiento no varía gran cosa desde la Edad Media. Mientras el hombre se coloca como centro del Universo dando lugar al humanismo, la mujer ocupa el mismo lugar de sumisión y obediencia. Sigue manteniéndose el binomio Virgen María – Eva, es decir. la virtud frente al pecado. Autores como Fray Luis de León, en su obra “ La

Perfecta Casada” anima a la mujer a leer, pero solo ciertos libros: La Biblia, Cicerón o Séneca, entre otros, y la desanima a adentrarse en otro tipo de Literatura que la lleve “fuera del buen camino”; Luis Vives sigue la misma tónica y desaconseja a la mujer leer libros de caballería, siguiendo los cánones establecidos por Santo Tomás que determinaba la conducta y modo de vestir según el estado civil, no es de extrañar por tanto el establecimiento de rejas en puertas y ventanas para preservar la virtud. (CASCALLANA, 2013)

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sólo a la oración. Tanto unas como otras, laicas o monjas, fueron alejadas de la educación que los principios humanistas habían posibilitado. (SEGURA, 2007. p.73)

En estos siglos las universidades se definían como centros de sabiduría a los que las mujeres no tenían acceso. Todo ello afectaba a Europa y, desde luego, a la Península Ibérica. A fines del siglo XV los Reyes Católicos, sobre todo Isabel I, desarrollaron una nueva política cultural que afectaba a toda la sociedad y, desde luego, a las mujeres. La Reina Isabel se apartaba de alguna manera de lo que se definía como propio de las mujeres. Su época, por tanto, fue un momento importante para el acceso de las mujeres a la instrucción y a la sabiduría. El Concilio de Trento impulsado por Carlos I y Felipe II, afectó a esta situación y modificó las relaciones de las mujeres con la instrucción y la sabiduría. A partir de este momento, la educación nuevamente se convirtió en un instrumento para insistir en los principios de subordinación femenina a la

sociedad patriarcal. (SEGURA, 2007. p. 74)

Así mismo, la Edad Moderna supone un periodo de profundas transformaciones que van a constituir las bases del mundo contemporáneo: el descubrimiento de América, el encuentro de diferentes culturas, el aumento del poder del estado, la pérdida de poder de la Iglesia y la aparición de nuevos valores basados en el hombre -el humanismo- y en la ciencia experimental. Estos fueron cambios que afectaron, negativamente, la vida de las mujeres. El Renacimiento supuso un “renacer” pero sólo para los varones, que ven mejoradas en esa época sus posibilidades educativas y laborales. Para las mujeres fue todo lo contrario: no pudieron acceder a la educación humanista y los nuevos estados, centralistas y uniformadores, dictaron leyes que restringieron aún más sus posibilidades. (GONZÁLEZ, 2011)

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otros) instituyeron un imaginario marcado por la idea de una diferencia radical entre los sexos; una tajante separación de los significados de lo femenino y lo masculino, de los roles de hombres y mujeres y una nueva jerarquía de género, lo que entraba en abierta contradicción con los ideales de igualdad y de autonomía. (GUZMÁN, 2015. p. 3)

La redefinición del concepto de humanidad, los valores ilustrados y el cambio de

identidad de personas a individuos definirán “al hombre” con un estatuto de igualdad y libertad para decidir por sí mismos y tener idéntica capacidad de autonomía. A la vez, estos postulados irán dirigidos a “lo uno” a los hombres (trabajadores y ciudadanos con posibilidad de tener acceso al mundo de lo público y de la política), que encarnarán lo masculino y no a “lo otro” a las mujeres, que encarnarán lo femenino, relacionado con lo privado y lo doméstico. Las mujeres entonces, serán las encargadas de atender a “los otros”, sin rasgo alguno de autonomía. El actuar de su identidad imaginaria como modelo de femineidad será: como mujer doméstica (ama de casa), esposa y madre que cuide del hogar. (GARCÍA, 2015. p. 1)

El imaginario público/privado, las jerarquías de género y el patrón dual del poder

(político/jerárquico) operan tanto en la estructuración de la familia moderna y de las relaciones de intimidad como en la estructuración del mercado de trabajo, el sistema político y el Estado. Este poder jerárquico ha impregnado también otras relaciones que se estructuran en espacios extra-domésticos (relaciones en el mundo del trabajo, relaciones en los servicios públicos, relación entre profesionales de salud y cliente, entre profesores y alumnos, etc.) y, ha sido usado para negar la autonomía moral e independencia no sólo a las mujeres sino también a muchos individuos y grupos subordinados. (BONAN, 2002)

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condición de sujetos políticos y su autonomía fueron ofensivas modernizadoras importantes, organizadas desde abajo. Ellas contribuyeron a la profundización de la matriz sociocultural moderna, sus principios y paradigma, y la extensión de los principios de igualdad y libertad a nuevos grupos sociales y ámbitos de vida como la familia. Sin embargo, este fenómeno histórico solo ha sido reconocido en las últimas tres décadas, con la emergencia de la segunda oleada de movimientos feministas, la renovación de los paradigmas y métodos de los estudios históricos y los estudios teóricos sobre la modernidad, y la constitución del campo de estudios de género. Hoy día, hay un reconocimiento relativamente generalizado en el sentido común sobre el rol que han jugado las luchas feministas de los últimos años en las transformaciones que experimentan las sociedades contemporáneas. Empero, como lo han demostrado los analistas, desde el siglo XIX, luchas como aquellas de los movimientos obreros y de los movimientos por derechos civiles y políticos representaron esfuerzos por ampliar la ciudadanía y extender los principios de igualdad y libertad a nuevos grupos sociales, incluyendo a las mujeres. (GUZMÁN, 2015. p. 4)

El siglo XIX se caracteriza por la existencia de profundas transformaciones, en los ámbitos ideológico, económico y social, que inciden de manera esencial en las mujeres. (GONZÁLEZ, 2011)

La aparición en Inglaterra del proceso de industrialización lanzó a las mujeres a las fábricas, sobre todo textiles, que junto con el servicio doméstico eran las ocupaciones

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Las mujeres de clase alta utilizaban a numerosas criadas como signo de distinción y éstas trabajaban con total dependencia de los señores prácticamente las 24 horas por salarios de miseria. Como consecuencia de los agotadores y mal retribuidos salarios aumento la prostitución en las grandes ciudades ejercida por jóvenes que trataban de sobrevivir. En Inglaterra, a mediados del siglo XIX, el 40% de las mujeres que trabajan lo hacen en el servicio doméstico. En las jóvenes de clase media se hizo frecuente emplearse como institutrices y damas de compañía y es a mitad de este siglo cuando nació el oficio de enfermera. (GONZÁLEZ, 2011)

Una ola de movimientos feministas surge a mediados de los años 20 en los países europeos y en Estados Unidos, una década más tarde sería en América Latina.

Los movimientos feministas del siglo XIX se concentraron en conseguir el sufragio para las mujeres. El camino hacia el voto no fue fácil y estuvo lleno de escollos. En 1848 se reunió en Nueva York la primera convención sobre los derechos de la mujer, pero no fue hasta 1920 cuando se consiguió el derecho al voto en Estados Unidos. La lucha en Europa fue dirigida por las mujeres inglesas, que crearon una organización propia dentro del partido socialista. En ocasiones la lucha de las mujeres no estuvo exenta de enfrentamientos violentos con la Policía y la obtención del voto femenino fue posible tras una lucha de un siglo. Las leyes electorales que consagraron el derecho de sufragio femenino en general en Nueva Zelanda (1893) y en Australia, progresivamente otros países se fueron sumando, Imperio ruso (1906), Noruega (1913),

Dinamarca (1915), Alemania (1918), Estados Unidos (1920), Suecia (1921), Gran Bretaña (1928), España (1931), Francia e Italia (1945). (GONZÁLEZ, 2011)

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Pronto surgió la gran contradicción que marcó la lucha del primer feminismo: las libertades, los derechos y la igualdad jurídica que habían sido las grandes conquistas de las revoluciones liberales no afectaron a la mujer. Los "Derechos del Hombre y del Ciudadano" que proclamaba la revolución francesa se referían en exclusiva al "hombre" no al conjunto de los seres humanos. (NASH y TAVERA, 1995. p. 58)

A partir de mediados del siglo, las sociedades de la región latinoamericana pasan por profundas transformaciones que generan condiciones para debilitar el orden de género. Entre las más importantes cabe destacar: el crecimiento del aparato del Estado con la consecuente

extensión de los servicios de salud y educación, la ampliación de la infraestructura y transporte, los procesos de industrialización y urbanización, la emergencia de sectores medios, las nuevas formas de movilidad social, la transformación de los modelos de familia y los patrones de fecundidad, la difusión de los medios de comunicación de masa, nuevas formas de consumo, nuevas formas de asociatividad y participación social, el surgimiento de nuevos movimientos sociales y agendas políticas. Las transformaciones de los últimos cincuenta años han favorecido los procesos de individuación, es decir, la autonomía y capacidad de definir su vida, y de participación política y social. El mayor acceso de las mujeres a la educación, la salud y el mercado de trabajo ha inducido el establecimiento de vínculos sociales que trascienden sus comunidades inmediatas. (GUZMÁN, 2015. p. 4)

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público de lo privado, la producción y la reproducción y los principios jerárquicos que organizan la vida privada. (GUZMÁN, 2015. p. 5)

El siglo XX se caracteriza por la incorporación masiva de las mujeres al mundo laboral. Las dos guerras mundiales fueron un factor desencadenante: al marchar los hombres al combate (65 millones de soldados entre todos los contendientes) las mujeres tuvieron que hacerse cargo del trabajo, hubo que recurrir a la mujer para mantener la producción, 430.000 mujeres francesas y 800.000 británicas pasaron de ser doncellas y amas de casa a obreras asalariadas. Las

estructuras sociales comenzaron a cambiar. Las modas impusieron faldas y cabellos más cortos, aparecieron las guarderías para los hijos de las trabajadoras y la participación femenina en los sindicatos obreros. Tras la Segunda Guerra Mundial en los países capitalistas la mano de obra femenina representaba un tercio de los trabajadores, mientras que en el mundo socialista era de un 50 por ciento, ya que la Revolución Rusa de 1917 fue la primera en legislar que el salario femenino debía ser igual al masculino: a igual trabajo, igual salario. Las mujeres de la Unión Soviética se instalaron en todos los sectores de la producción. La Europa de la posguerra vio cómo las mujeres se resistían a abandonar sus trabajos para volver a encerrarse en el hogar o trabajar en el servicio doméstico. (GONZÁLEZ, 2011)

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incluidos los técnicos. Pese a todo en el tercer Mundo continúan marginadas y esclavizadas. (GONZÁLEZ, 2011)

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Capítulo 2 Derechos Humanos y declaraciones en pro de la mujer

Los derechos humanos son aquellos principios que reconocen las necesidades y

aspiraciones de una persona en una sociedad y en todo el mundo. De igual forma, son normas que garantizan el bienestar de un individuo que vive e interactúa en una comunidad.

La Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos los define como derechos inherentes a todos los seres humanos, sin distinción alguna de nacionalidad, lugar de residencia, sexo, origen nacional o étnico, color, religión, lengua, o cualquier otra condición. Todos tenemos los mismos derechos humanos, sin discriminación alguna. Estos derechos son interrelacionados, interdependientes e indivisibles. (OFICINA DEL ALTO COMISIONADO DE DERECHOS HUMANOS, 2015)

Los derechos humanos universales están a menudo contemplados en la ley y garantizados por ella, a través de los tratados, el derecho internacional consuetudinario, los principios

generales y otras fuentes del derecho internacional. El derecho internacional de los derechos humanos establece las obligaciones que tienen los gobiernos de tomar medidas en determinadas situaciones, o de abstenerse de actuar de determinada forma en otras, a fin de promover y proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales de los individuos o grupos. (OFICINA DEL ALTO COMISIONADO DE DERECHOS HUMANOS, 2015)

La Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) presenta una clasificación en tres generaciones, de acuerdo a su naturaleza, origen y materia que refiere:

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Nacional durante la Revolución francesa. Este primer grupo lo constituyen los reclamos que motivaron los principales movimientos revolucionarios en diversas partes del mundo a finales del siglo XVIII. (CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS, 2015)

Como resultado de esas luchas, esas exigencias fueron consagradas como auténticos derechos y difundidos internacionalmente, entre los cuales figuran: Toda persona tiene derechos y libertades fundamentales sin distinción de raza, color, idioma, posición social o económica; los hombres y las mujeres poseen iguales derechos; nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes, ni se le podrá ocasionar daño físico, psíquico o moral; todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión de ideas; entre otros.

Segunda generación: La constituyen los derechos económicos, sociales y culturales, debido a los cuales, el Estado de Derecho pasa a una etapa superior, es decir, a un Estado Social de Derecho.

De ahí el surgimiento del constitucionalismo social que enfrenta la exigencia de que los derechos sociales y económicos, descritos en las normas constitucionales, sean realmente accesibles y disfrutables. Se demanda un Estado de Bienestar que implemente acciones,

programas y estrategias, a fin de lograr que las personas los gocen de manera efectiva. (CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS, 2015)

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Tercera generación: Este grupo fue promovido a partir de la década de los setenta para incentivar el progreso social y elevar el nivel de vida de todos los pueblos, en un marco de respeto y colaboración mutua entre las distintas naciones de la comunidad internacional. Entre otros, destacan los relacionados con: La autodeterminación; la coexistencia pacífica, la justicia internacional, la solución de los problemas alimenticios, demográficos, educativos y ecológicos; el desarrollo que permita una vida digna, entre otros. (CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS, 2015)

Para llegar a esta definición y clasificación hubo una larga trayectoria, comenzando con la Declaración de derechos inglesa de 1689. Ésta fue redactada después de las guerras civiles que estallaron en ese país, surgió de la aspiración del pueblo a la democracia. Exactamente un siglo después, la Revolución Francesa dio lugar a la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano y su proclamación de igualdad para todos. Sin embargo, muy a menudo, se considera que el Cilindro de Ciro, redactado en el año 539 a.C. por Ciro El Grande del Imperio

Aqueménida de Persia (antiguo Irán) tras la conquista de Babilonia, fue el primer documento sobre derechos humanos. En cuanto al Pacto de los Virtuosos (Hilf-al-fudul) acordado por tribus árabes en torno al año 590 d.C., es considerado una de las primeras alianzas de derechos

humanos. (NACIONES UNIDAS, 2015)

La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, aprobada por la Asamblea Nacional Francesa el 26 de agosto de 1789, asegura que los representantes del pueblo francés, constituidos en Asamblea Nacional, considerando que la ignorancia, el olvido o el desprecio de los derechos del hombre son las únicas causas de los males públicos y de la corrupción de los gobiernos, han decidido exponer, en una declaración solemne, los derechos naturales,

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fundadas en principios simples e incontestables, se dirijan siempre al mantenimiento de la Constitución y a la felicidad de todos. (ASAMBLEA NACIONAL FRANCESA, 2015. p.1)

Esta declaración no incluía ni a las mujeres, ni a los esclavos, por lo cual en 1791, Olympe de Gouges redactó la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana, aunque ésta nunca fue aprobada por la Asamblea Nacional y tampoco suele ser mencionada en ningún manual de uso. Las diferencias entre ambas son el cambio de la palabra hombres por mujeres en todo el texto.

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial y con la creación de las Naciones Unidas, la comunidad internacional fijó que no se permitirían más crímenes en contra de los Derechos Humanos, por lo que surgió la Carta de las Naciones Unidas. En el artículo 1 menciona sus propósitos, los cuales son:

1. Mantener la paz y la seguridad internacionales, y con tal fin: tomar medidas colectivas eficaces para prevenir y eliminar amenazas a la paz, y para suprimir actos de agresión u otros quebrantamientos de la paz; y lograr por medios pacíficos, y de conformidad con los principios de la justicia y del derecho internacional, el ajuste o arreglo de controversias o situaciones internacionales susceptibles de conducir a quebrantamientos de la paz; (NACIONES UNIDAS. 2015)

2. Fomentar entre las naciones relaciones de amistad basadas en el respeto al principio de la igualdad de derechos y al de la libre determinación de los pueblos, y tomar otros medidas adecuadas para fortalecer la paz universal; (NACIONES UNIDAS. 2015)

3. Realizar la cooperación internacional en la solución de problemas

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hacer distinción por motivos de raza, sexo, idioma o religión; y (NACIONES UNIDAS. 2015)

4. Servir de centro que armonice los esfuerzos de las naciones por alcanzar estos propósitos comunes. (NACIONES UNIDAS. 2015)

De igual manera, en 1951 entró en vigor la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, en el cual se le declaró como un crimen de derecho internacional contrario al espíritu y a los fines que las Naciones Unidas y que el mundo civilizado condena, reconociendo que en todos los períodos de la historia el genocidio ha infligido grandes pérdidas a la humanidad. (COMITÉ INTERNACIONAL DE LA CRUZ ROJA, 2015)

Posteriormente, en enero de 1976 entró en vigor el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, en el que conforme a los principios de la Carta de las Naciones Unidas, la libertad, la justicia y la paz se reconocería la dignidad que poseen todas las personas, incluyendo su igualdad e inalienabilidad de derechos.

Este pacto reconoce que no puede realizarse el ideal del ser humano libre, a menos que se creen condiciones que permitan a cada persona gozar de sus derechos económicos, sociales y culturales, tanto como de sus derechos civiles y políticos. El papel de la mujer es considerado en diferentes apartados, como en la Parte III, artículo 7, se reconoce igualmente el papel de la mujer, asegurando que en particular, debe asegurarse a las mujeres condiciones de trabajo no inferiores a las de los hombres, con salario igual por trabajo igual. (OFICINA DEL ALTO COMISIONADO DE LOS DERECHOS HUMANOS, 2015)

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jurisdicción los derechos reconocidos, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social. (OFICINA DEL ALTO COMISIONADO DE LOS DERECHO HUMANOS, 2015. p. 1)

En dicho pacto, a la mujer se le respaldan la igualdad de derechos, como se evidencia en el artículo 3: Los Estados Partes en el presente Pacto se comprometen a garantizar a hombres y mujeres la igualdad en el goce de todos los derechos civiles y políticos enunciados. (OFICINA DEL ALTO COMISIONADO DE LOS DERECHO HUMANOS, 2015. p. 15)

La Carta de Las Naciones Unidas sería el documento que más adelante pasaría a ser la Declaración Universal de Derechos Humanos (DUDH), la cual se examinó en el primer período de sesiones de la Asamblea General, en 1946.

El primer proyecto de la Declaración se propuso en septiembre de 1948 y más de 50 Estados Miembros participaron en la redacción final. En su resolución 217 A (III) del 10 de diciembre de 1948, la Asamblea General, reunida en París, aprobó la Declaración Universal de Derechos Humanos. Ocho naciones se abstuvieron de votar, pero ninguna votó en contra. (NACIONES UNIDAS. 2015)

La Asamblea General proclamó esta Declaración como ideal común por el que todos los pueblos y naciones deben esforzarse, a fin de que tanto los individuos como las instituciones, inspirándose constantemente en ella, promuevan, mediante la enseñanza y la educación, el respeto a estos derechos y libertades, y aseguren, por medidas progresivas de carácter nacional e internacional, su reconocimiento y aplicación universales y efectivos, tanto entre los pueblos de los Estados Miembros como entre los de los territorios colocados bajo su jurisdicción.

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Lo anterior demuestra que existe la necesidad de leyes y declaraciones que respalden los derechos humanos y su cumplimiento, pero a pesar de la diversidad de estos, a la mujer no se le respetan de igual manera, por lo que surgen iniciativas y códigos en la legislación para

protegerlos de una manera más adecuada.

Como se explicó anteriormente, la mujer no era tenida en cuenta en la inclusión y cumplimiento de los derechos humanos, pues durante varios años ni siquiera se le consideraba ciudadana. El término ‘discriminación contra la mujer’ se empezó a utilizar al determinar que en las relaciones sociales la representación del hombre era la que se tenía en cuenta.

Las mujeres contaban con una invisibilidad histórica, normalmente subordinadas al hombre, en el que han tenido que luchar para reivindicar sus derechos e intentar lograr una igualdad en estos. No fue sino hasta el surgimiento de movimientos feministas en el siglo XIX que se empezaron a lograr cambios como el derecho al voto.

A partir de estas luchas es que la Asamblea General de las Naciones Unidas aprueba en 1981 la Convención para la eliminación de todas las formas de discriminación contra las mujeres (CEDAW), una culminación de más de 30 años de trabajo de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer, órgano creado en 1946 con el fin de promover los derechos de la mujer y seguir de cerca su situación.

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Así mismo, la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos (OACDH) asegura que la no discriminación es un principio transversal en el derecho internacional de derechos humanos. Está presente en todos los principales tratados de derechos humanos y constituye el tema central de algunas convenciones internacionales como la Convención

Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial y la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer. (OACDH, 2015)

En el caso de América Latina, los países miembros de la CEPAL en 1977 elaboran y aprueban en La Habana, Cuba, el Plan de Acción Regional sobre la Integración de la Mujer en el Desarrollo Económico y Social de América Latina (PAR). Deciden, así mismo, establecer un foro gubernamental permanente que se ocupe de este tema, la Conferencia Regional sobre la

Integración de la Mujer en el Desarrollo Económico y Social de América Latina y el Caribe, que se reuniría cada tres años para evaluar los avances logrados en la aplicación del PAR y

recomendar vías futuras de acción. (CEPAL, 2015)

Una unidad especializada para la integración de la mujer en el desarrollo realizó el PAR, el cual contempla:

i. Evaluar periódicamente la condición de la mujer rural y urbana en los aspectos jurídico, económico, político, social y cultural en los distintos países del área. Esto deberá hacerse dentro de un enfoque interdisciplinario y multi-sectorial que permita evaluar la situación y las tendencias actuales. (CEPAL, 2015)

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iii. Asesorar a los gobiernos que así lo soliciten sobre las medidas que deberían

tomar para cumplir las decisiones adoptadas por las Naciones Unidas con relación a la integración de la mujer al desarrollo. (CEPAL, 2015)

iv. Preparar, en consulta con los gobiernos, proyectos, programas nacionales, subregionales o regionales de capacitación y desarrollo para la mujer, entre otros. (CEPAL, 2015)

Durante 1980 se realiza nuevamente una conferencia mundial sobre la mujer, en la que se formula el Programa de Acción para la Segunda Mitad del Decenio de las Naciones Unidas para la Mujer.

Pese a los progresos alcanzados, en esta conferencia se reconoció que estaban surgiendo señales de disparidad entre los derechos garantizados y la capacidad de la mujer para ejercer esos derechos. Para abordar ese tema, se establecieron tres esferas en las que era indispensable adoptar medidas concretas y con objetivos precisos para que se alcanzaran las amplias metas de igualdad, desarrollo y paz. Esas tres esferas eran la igualdad de acceso a la educación, las oportunidades de empleo y servicios adecuados de atención de la salud. (NACIONES UNIDAS, 2000. p. 3)

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