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El piquete en sus inicios: una reflexión en torno a la dimensión comunicativa del fenómeno

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Academic year: 2017

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EL PI QUETE EN SUS I N I CI OS: UN A REFLEXI ÓN

EN TORN O A LA DI MEN SI ÓN COMUN I CATI VA DEL FEN ÓMEN O

Daniel Art uro Herrera y Hugo I gnacio Pizarro

Universidad Nacional de Córdoba / CONI CET ( Argent ina)

herrera_daniel_@hot m ail.com / hugo_pizarro@hot m ail.com

Resum en

El present e t rabaj o se inicia con una caract erización de la herram ient a de lucha piquet e en sus com ienzos baj o los diversos enfoques de est udio de la prot est a social, seguida de una cont ext ualización de las condiciones económ icas, sociales y polít icas que en la Argent ina de la década del 90 vieron em erger est a m odalidad de acción. En una post erior inst ancia, baj o la ut ilización de algunas cat egorías t eóricas provenient es del cam po de la com unicación, se pret ende reflexionar acerca de las im plicancias com unicat ivas que t uvo el fenóm eno, ent endiendo al m ism o en ese ent onces com o un m ensaj e novedoso reproducido por los m edios m asivos de com unicación con efect os y funciones sociales en la opinión pública.

Palabras clave: Piquet e – prot est a social – Argent ina – m edios de com unicación – funciones y efect os – agenda m ediát ica

I nt roducción

Ent re los m eses de abril y j unio de 1997, cort es de rut a en dem anda de puest os de t rabaj o se m ult iplican a lo largo y ancho de Argent ina. Durant e abril, las ciudades de Cut ral- Co y Plaza Huincul, en la provincia de Neuquén, son int errum pidas en sus accesos por m anifest ant es con el obj et ivo de reclam ar ant e las aut oridades provinciales la sit uación de crecient e desem pleo y m arginación, com o consecuencia del cierre de la pet rolera est at al YPF. Al m es siguient e, la provincia de Juj uy será escenario de 21 barricadas en rut as provinciales, com o result ado de la m ovilización de grem ios y organizaciones de desocupados.

Los sucesos, t eñidos de dram at ism o, serán em ulados en ot ras localidades iniciando un nuevo ciclo de prot est a social, alej ada de las form as t radicionales de m ovilización. El periodism o reflej ará est a form a novedosa de acción, la cual ilust rará una sit uación aun m ás profunda: poblaciones sum idas en la m ás absolut a m iseria. La dem anda por inclusión y las im ágenes de descont ent o recorrerán las pant allas t elevisivas, quienes haciendo eco de est a inusual m et odología darán ent idad a quienes la pract ican.

El present e t rabaj o est á basado en la revisión bibliográfica de est udios precedent es en t orno a la herram ient a de lucha “ piquet e” . Nuest ra int ención es la de exponer algunas definiciones de est a acción colect iva; y a su vez ent enderla en relación con ciert os concept os provenient es del est udio de los m ovim ient os sociales. Post eriorm ent e valiéndonos de algunos aport es t eóricos provenient es del cam po de la com unicación, reflexionarem os acerca del fenóm eno en cuest ión. Nuest ra int erpret ación t endrá com o obj et ivo la det erm inación en ese m om ent o inicial del cont enido del m ensaj e piquet e, t eniendo en cuent a al m ism o com o un hecho reproducido por los m edios m asivos de com unicación, y por lo t ant o con diferent es y variadas m odalidades de recepción. Con el fin de llevar a cabo una caract erización acabada, hem os procedido a analizar el piquet e en esa inst ancia original, ent endiendo que las m ot ivaciones, condiciones de producción y reconocim ient o, efect os y funciones de la prot est a m ediát ica en aquel ent onces se diferencia claram ent e del periodo act ual.

1 . El piquet e com o novedad en la prot est a social

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int erpret ación, at ribución y const rucción social ( D.Mc Adam , J.Mc Cart hy y M.N.Zald; 1999) . En “ ¿Qué queda del m ovim ient o obrero?: Las form as del reclam o laboral en la nueva dem ocracia argent ina” , Marina Farinet t i ret rat a las dist int as herram ient as de lucha em pleadas desde el ret orno dem ocrát ico haciendo énfasis en nuevas m odalidades de acción. Para la aut ora, la prot est a es ent endida com o la m anifest ación colect iva de caráct er público, direct o y discont inuo que expresa desacuerdo y reclam a solución frent e a un ciert o est ado de cosas. La m ism a obt iene caráct er público al hacerse visible frent e al conj unt o de la sociedad civil y/ o las aut oridades polít icas en reclam o o sit uación percibida com o problem a social por los act ores prot agonist as. Su caráct er direct o se produce al expresarse m ediant e algún t ipo de acción que im plica int errum pir la act ividad cot idiana o habit ual de los part icipant es o del funcionam ient o norm al de la vida pública. Farinet t i t am bién considera el caráct er discont inuo en el t iem po al t rat arse de una acción episódica, aunque pueda t rat arse de una lucha m ás am plia y perm anent e. Baj o est a consideración, el cort e de rut a em prende una m odalidad de prot est a, alej ado de las form as t radicionales de reclam o sindical, com o el caso de la huelga o la m ovilización callej era. La form a de expresión es la obst rucción de rut as, im pidiendo la circulación de personas y bienes con barricadas y fogat as; sus prot agonist as usan su rost ro cubiert o. Dent ro del lenguaj e de la prot est a, el obj et ivo es llam ar la at ención del Est ado nacional y de aquellas inst ancias com pet ent es para dar solución a sus reclam os, com prom et iendo uno de los at ribut os básicos, com o se t rat a del t errit orio ( Farinet t i, 1999) .

Javier Auyero da cuent a de est as t ransform aciones en “ Los cam bios en el repert orio de la prot est a social en la Argent ina” , donde refiere a la m odalidad crecient em ent e norm at iva en la lucha colect iva: las huelgas en las fábricas dej an su espacio com o form a predom inant e de acción a los cort es de rut a nacionales y provinciales. Durant e el correr de pocos m eses durant e 1997, la form a de expresión es aprendida y adopt ada en t odo el país. ( Auyero, 2002) . McAdam s y McCart hy añaden al respect o que el surgim ient o de m ovim ient os sociales concret os se da sobre la base de los cam bios en la est ruct ura inst it ucional o en las relaciones inform ales de poder de un sist em a polít ico nacional dado. Los m ovim ient os sociales y las revoluciones adopt an una form a u ot ra, dependiendo de la am plia gam a de oport unidades y const rucciones polít icas propias del cont ext o nacional en el que se inscriben.

Ret om ando a Marina Farinet t i, fue la prensa quien en un prim er m om ent o ut ilizó el vocablo “ piquet ero” para ret rat ar a quienes est aban al frent e de est as puebladas. El problem a para ident ificar a est os act ores se originó cuando los m edios de com unicación, las aut oridades e incluso los m ism os m anifest ant es se encont raban con la dificult ad de denom inarse, dado las condiciones novedosas en que se enm arcaba la prot est a y ciert am ent e la procedencia plural en t érm inos de clase de quienes m anifest aban. Farinet t i añade que el cort e de rut a no era para nada inédit o, sin em bargo en las condiciones en que se act ualizó, por act ores im previst os, lo diferenció de su caráct er t radicional. De ahí que se em plee el t érm ino “ piquet e” para ident ificar concret am ent e al fenóm eno en cuest ión.

2 . Las condiciones de producción del piquet e

Est as nuevas form as de beligerancia popular t ienen su origen según Auyero en t res procesos: por un lado la 1) desprolet arización, 2) la ret irada del Est ado en su función proveedora de bienest ar y 3) la descent ralización de los servicios educat ivos y de salud. El aum ent o de la desocupación com o result ado de la desindust rialización del país, la privat ización de las em presas est at ales y su reducción de personal en com unidades cuya exist encia est aba ligada a la presencia de est os núcleos product ivos, com o las m encionadas Plaza Huincul y Cut ral- Co, fueron el caldo de cult ivo para el est allido de vast os sect ores de población, sum ergidos en la falt a de t rabaj o. ( Auyero, 2002) . Farinet t i añade que en el plano económ ico, la década del 90 es escenario del reem plazo del ant erior m odelo int ervencionist a por un m odelo de apert ura y desregulación del m ercado int erno. Las m ovilizaciones se present an en est e cont ext o de reform a económ ica llevado adelant e por el gobierno de Carlos Menem . Los “ est allidos” aparecen ligados a los procesos de aj ust e em prendidos por los gobiernos provinciales a inst ancias de la polít ica de t ransform ación est ruct ural im pulsada desde el gobierno cent ral. La polít ica refiere al conj unt o de est rat egias est ablecidas en el Plan de Convert ibilidad ( Farinet t i, 1999) .

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form as de lucha: no se t rat a de t rabaj adores en relación de dependencia, m ás bien son desem pleados, despoj ados de form as de represent ación t radicional y por ende de herram ient as clásicas de int erpelación por reivindicación salarial. Su dem anda será la inclusión, el sist em a económ ico que le había conferido ident idad a esas com unidades a raíz del cual se habían desarrollado durant e décadas, en pocos años se había esfum ado. El nuevo accionar se verá ubicado al calor de t ransform aciones económ icas que ya dem ost raban para ese t iem po signos de debilidad y sobret odo de not ables consecuencias para el t ej ido social. La problem át ica del desem pleo será el punt apié para post eriores m anifest aciones y consignas de sim ilar cont enido.

3 . Los m edios de com unicación y los m ensaj es funcionales / disfuncionales

Ahora procederem os a esbozar un m apa con algunas concept ualizaciones t eóricas provenient es del cam po de la com unicación con el que post eriorm ent e relacionarem os al piquet e. La capacidad que t ienen los m edios de com unicación de m asas para llegar a grandes públicos y ej ercer un efect o sobre ellos, ha sido desde siem pre t em a de invest igación. Lazarsfeld y Mert on en “ Com unicación de m asas, gust os populares y acción social organizada” exponen la preocupación por los efect os de los m ass m edia, en part icular la creencia de que la exposición const ant e puede m oldear opiniones polít icas e influenciar cosm ovisiones de la realidad ( Lazarsfeld y Mert on; 1982) . Maxwell McCom bs com plet a est e pensam ient o al afirm ar que las not icias influyen en las facet as de la vida cot idiana, los sent im ient os generales de bienest ar o inseguridad o el enfoque de la at ención hacia el m undo m ás allá de la experiencia inm ediat a y las preocupaciones sobre los t em as del día. Un dict am en de not icias puede t ransform ar el com port am ient o de m anera inm ediat a cam biando el curso de lo que considerábam os ciert o. Los m edios pueden definir nuest ro m undo, no solam ent e el m undo de la polít ica ( McCom bs, 1996) .

La t radición invest igadora en com unicación de Est ados Unidos, t al com o da cuent a Luis Ram iro Belt rán en “ Prem isas, obj et os y m ét odos foráneos en la invest igación sobre com unicación en Am érica Lat ina” , est á orient ada hacia la búsqueda de efect os y funciones en los m ensaj es de los m edios de com unicación. Asent ada en una concepción de ciencia social para el aj ust e y la conform idad m ás que para el cam bio social; los m edios ayudarían al sist em a a lograr “ norm alidad” y evit ar com port am ient os “ desviados” . Algunas de las principales funciones de la com unicación de m asas en una sociedad serían la vigilancia del m edio am bient e y la cohesión social. El m ensaj e funcional cont ribuiría a la adapt ación o aj ust e del sist em a social. Por oposición, “ disfuncional” refiere a cualquier circunst ancia que conduce a la rupt ura del m ism o. La hipót esis que descansa en lo profundo de est as nociones es la de una sociedad que nat uralm ent e debe conducir a un equilibrio.

Sería una necesidad sist ém ica la de volver a la norm alidad, y los m edios de com unicación j ugarían un rol im port ant e en est o: neut ralizando posibles pocos de t ensión ( Belt rán, 1976) .

4 . El piquet e com o m ensaj e m ediát ico y sus efect os m anifiest os y lat ent es

Ahora bien, baj o est as cat egorías t eóricas, ¿cóm o podem os considerar al “ piquet e” ? ¿Qué efect os y funciones poseen ? ¿Dent ro de qué lógica m ediát ica se insert an ? ¿Las m ot ivaciones en t orno a la prot est a t am bién t ienen im plicancias y relación con el j uego m ediát ico?

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La int encionalidad de la prot est a t am bién ot orga visibilidad a los m anifest ant es, quienes se encuent ran excluidos y considerados m arginales del sist em a, y que no ven efect ivas las form as t radicionales de reclam o. Ligado a est e razonam ient o, Farinet t i aclara que un rasgo dest acable de est os piquet es fue la presencia de los m edios ( de la t elevisión principalm ent e) bienvenidos por los propios part icipant es. La present ación m ediát ica de los m anifest ant es, fue pot enciada por el efect o sim bólico de cort ar la circulación de personas y m ercancías dent ro del t errit orio nacional, concit ando la at ención de las aut oridades y población en general. La red m ediát ica fue a su vez, espacio de reconocim ient o ent re los dist int os focos de prot est a ( Farinet t i, 1999) . Volviendo a McAdam s y McCart hy, al ret rat ar el enm arcado com unicat ivo que t ienen las acciones colect ivas, consideran que el uso cont inuado del sim bolism o evocador cont ribuye a la const rucción de ident idades colect ivas. Los m ovim ient os se com unican con un público am plio a t ravés de los m edios de com unicación y usan sím bolos espect aculares. Los aut ores com prenden que los m edios de com unicación se conviert en en un recurso ext erno de los m ovim ient os sum inist rando un vehículo difuso para la form ación de consenso que los m ovim ient os j am ás lograrían por sí m ism o ( McAdam s, McCart hy, 1999) .

A nivel m ás profundo, ¿qué generó est e m ensaj e? Claram ent e fue un llam ado de at ención a la opinión pública de un m odelo económ ico que m ost raba signos de debilidad y exclusión social. Para el gobierno ent onces de Carlos Menem , ver reproducida esa im agen significó un revés para un proyect o socioeconóm ico que se m ost raba com o único y t riunfalist a, y fue el com ienzo de un clim a de deslegit im ación. Los cort es de rut a escenificaron el abandono por part e del Est ado sufrido por com unidades que sent ían derecho a form ar part e del m ism o.

Dent ro del plant eo m ensaj es funcional- disfuncional el piquet e claram ent e puede considerarse com o un m ensaj e disfuncional, im previst o, disrupt or dent ro de la norm alidad del sist em a social. Los sect ores disrupt ores buscaron t om ar prot agonism o desafiando la norm at ividad e im plem ent ando una herram ient a que perj udica el libre desenvolvim ient o del t ránsit o.

5 . Las funciones sociales del piquet e en los m edios y su caráct er de novedad

Lazarsfeld y Mert on desarrollan una serie de funciones sociales que desem peñan los m ass m edia: la función ot orgadora de est at us, la m ism a refiere a que los m edios confieren cat egoría, a cuest iones públicas, personas, organizaciones y m ovim ient os sociales: el prest igio social de personas aum ent a cuando est as exigen una at ención favorable en los m ass- m edia. La legit im ación de est at us est á vinculada con la im port ancia que supone haber sido dest acado ent re grandes m asas anónim as: la conduct a y su opinión son suficient em ent e significat ivas com o para requerir at ención publica. El m ensaj e piquet e y su éxit o, t iene gran relación con el efect o m ediát ico que genera: probablem ent e si no hubiese t enido la m agnit ud not iciosa que logró, probablem ent e no hubiese t rascendido. Al aparecer en los m ass m edia, le confirió legit im idad a la prot est a e incluso una suert e de est at us. McAdam s y McCart hy agregan a est o que la cobert ura de los m edios ayuda a los m ovim ient os a conservar sus apoyos reforzando el sent im ient o de est at us de sus m iem bros y m ant eniendo a sus seguidores al corrient e de sus act ividades ( McAdam s; McCart hy, 1999) .

Por el lado del descubrim ient o de que la audiencia t am bién conoce de la im port ancia de los t em as t rat ados en las not icias, Maxwell McCom bs da cuent a de la capacidad de los m ass m edia de est ruct urar y organizar el m undo percibido a t ravés de las not icias. Est a cualidad de saber privilegiar los cont enidos de la act ualidad ha sido denom inada com o la función de com unicación agenda set t ing. Su nom bre m et afórico proviene de la noción de que los m ass m edia son capaces de t ransferir la relevancia de una not icia en su agenda a la de la sociedad. A t ravés de est a práct ica diaria de est ruct uración de la realidad social y polít ica, los m edios inform at ivos influyen en el agenda-set t ing de los asunt os sociales alrededor de los cuales se organizan los im aginarios. ¿Qué hubiera sucedido si los piquet es no hubiesen sido considerados de relevancia para la agenda de los m edios? ¿Hubieran t enido t al im pact o en la opinión pública, al considerarlos relevant es o no ?

La inclusión de la t em át ica en la agenda not iciosa del país cont ribuyó en t érm inos de Daniel Saur a la const rucción de un m apa im aginario del reclam o del país ( Saur, 2002) .

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exponen det erm inadas paut as de not iciabilidad que deben cum plirse para que el hecho sea considerado de relevancia: dichos crit erios de not iciabilidad se basan en la im port ancia y el int erés que puede despert ar en la opinión pública un det erm inado fenóm eno. Siguiendo est a noción, la valoración de las not icias est á supedit ada com o ent re ot ras cosas a los siguient es ít em s: 1 - el grado o nivel j erárquico de los suj et os im plicados en el acont ecim ient o not iciable 2 el im pact o de la not icia sobre el int erés nacional ( significat ividad y proxim idad) 3 -cant idad de personas im plicadas en el acont ecim ient o 4 - el caráct er novedoso de los acont ecim ient os ( Grasso y Rodríguez, 2005) . Dibuj ando un m apa de significat ividad, t om aron la prot est a com o un signo de descont ent o hacia el gobierno. Sin em bargo, cuando el hecho se conviert e en rut ina, los m edios pierden int erés en el acont ecim ient o, incluso su enfoque y t rat am ient o puede variar.

6 . Conclusiones

Por m edio de est e t rabaj o int ent am os hacer una aproxim ación a los alcances y repercusiones en térm inos com unicacionales que t uvo el piquet e en sus inicios. La herram ient a significó en aquellos años un llam ado de at ención sobre las decrecient es condiciones de vida de am plios sect ores de la población, paut as de debilidad sobre un m odelo económ ico y t am bién un sent im ient o por part e de algunos act ores de debilidad o agot am ient o acerca de form as clásicas de int erpelación y m anifest ación hacia el Est ado. Los m edios de com unicación t uvieron gran relevancia en el éxit o del piquet e: lo reconocieron, lo legit im aron, lo present aron al país y hacia al m undo, generaron un efect o de cont agio hacia ot ros act ores que en poco t iem po adopt aron igual m et odología. I ncluso el periodism o le ot orgó un nom bre, e ident idad a quienes lo pract icaban. El cort e de rut a de ahora habría de asociarse con el t érm ino “ piquet e” .

Es claro el rol de los m edios de com unicación en cuant o a su capacidad de m oldear opiniones, com o así t am bién de insert ar int encionalm ent e det erm inadas cosm ovisiones que pueden legit im ar o deslegit im ar una acción colect iva, o incluso a un Gobierno. Las im ágenes de choque del piquet e, ent endiendo a los m edios baj o una lógica com ercial y de la not icia com o m ercancía, probablem ent e hayan t enido en sus inicios una fuerza que les haya sido redit uable. Com o se refieren McAdam s y McCart hy, la t endencia de los m edios a cent rar su int erés en lo que es not icia refuerza el int erés de los m ism os en los m ovim ient os sociales cuando se produce el paso de la disrupción a la violencia.

Si bien se indicó en un principio, al t rat arse est e de un ensayo breve, se decidió realizar un recort e t em poral y referirse al t rat am ient o m ediát ico del piquet e en sus inicios, podem os reflexionar acot adam ent e en algunas líneas com o se ha vist o m odificado la repercusión de la prot est a. Con el correr de los años, la repet ición, profesionalización de la práct ica independient em ent e de los reclam os y lugares de origen y su t raslado de las periferias a las grandes urbes por ot ros act ores con diferent es m ot ivaciones, han conllevado a una suert e de deslegit im ación del piquet e com o herram ient a de lucha. La sucesión de gobiernos de dist int o signo polít ico y con diversas posiciones de perm isividad y t olerancia frent e a la práct ica com o así m ism o una sociedad que com enzó a considerar a la acción com o un obst áculo vehicular para el desarrollo norm al de la vida cot idiana conllevó asim ism o a un decrecim ient o en el apoyo que en un principio se había m anifest ado.

Y así sucedió t am bién en su lugar en la agenda de los m edios: cuando perdió el caráct er novedoso, al producirse acost um bram ient o, el piquet e perdió fuerzas y así su t rat am ient o m ediát ico giró gravit at ivam ent e hacia ser considerado una m olest ia. Lo que en un principio im plicó com unicar en prim era plana una dim ensión de ham bre y m iseria en la periferia del país, con el paso de los años, los m edios t erm inaron ubicándola en espacios de m enor relevancia en su agenda asociándola m ás con una posición de caos en el t ránsit o y el ent orpecim ient o de la vida social urbana.

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SVAMPA, MARI STELLA,

La polít ica de los m ovim ient os piquet eros

Publicada en la Revist a da

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