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Marco Antonio Montes de Oca o el impulso romántico

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(1)

Marco Antonio Montes de Oca

o

el impulso romántic

o

por Evadid Escalante

r

"En qué vulnerablemadrugadahemosnacid». M.A.MontesdeOca

D evolversus poderes a la imaginación,predicarel retomo del hombreadánico, cantar a la consumación y a labelleza,protestar .antela usura y las fuerzas letales que impiden el nacimiento del hom-bre verdadero,transmitirel mensaje de un nuevo mesianismo so-cial que puede decir,en su deseo de abrogar la servidumbre crono-lógica:"Yosueño en derrumbar el señorío del tiempo"~éstas parecen ser algunas de las característicasmás notables de la poesía de Mar-co AntonioMontes de Oca.De los poetas que surgen en la década de los años cincuenta, ninguno predicacon tanto desparpajo el re-tomo a una época en que los poderes del hombre no habían sido humillados por la historia. Ningunode ellos,tampoco, asume lain-, mediatezpositiva de su proyecto literario .En lo formal: el puro ins-tinto obcecado en cultivar la espontaneidad de su nacencia, yque por esto mismo no aceptará, ni siquiera en plan propedéutico, la cárcel de los metros.Su versolibrismo contumaz,desmelenado, des-deña las restricciones.En el contenido: una creencia ciega, entera-mente romántica, aunque apoyada en las convulsiones propias de. la época, en laposibilidad de redimir al hombreyde insertarlo en

una nueva edad de oro,que por primera vez en mucho tiempo se habría vuelto históricamente asequible.

Afirmaba Mariátegui que, a diferencia del romanticismo del si-gloXIX, que era en esencia individualista, "el romanticismo del novecientos es,en cambio, espontánea y lógicamente socialista, una-nimista."JSidescartamos el aspecto

lógico

del asunto,que no es de

1joséCarlosMariátegui,Siete ensayos de inúrprtla&ióndela realidad

periuJ-na.EdicionesQ).¡inJOSol,México,p.290

Dibujos de Patricia Torres

18

ningún modo el fuert e deMont ,qui n nieg a parape-tarseen nin gún artificio de I brí qu d irque la

defini-ciónsele aplicaperfectamente. u f pres d manera espon-tánea,quizá conexce iv espon t id d,I ere n i enun orden socialdiferen teque reconcilieal hom br conel homb re.

La

poesía quiereenca mar.La poesíaquierevolvcn historia.Hayen ellala nostalgia deunhipotético paraísoperdidoy1 inv ción deun tiem-po en el quehabrían de resolvers I contra d icciones.Nootra cosa

sino eltiem po pasmadodela felicidadhi 6ri , sueñoacaso irrea-lizable quenoporserlo deja de expresar 1 compu livastensiones

de la época en que surge.

Si es cierto quehay, por más que sea en extre mo dificil docu-mentarlo,un determ inismohist6rico de lo sueños,habríaque agre-gar que este sueño románticose vuelved varias maneras explícito

en el que es quizá el mejor texto en prosa deMont esdeOca,su Autobiografía.2testimo nio documen tal insustituible sidelo quese tra-ta es de hurgar en lascondicionesque anteceden oqueconcurren al surgimiento de su poesía, así comoenla visi6nquetiene el~ta acerca de su propiotrab ajoliterari o.Esta visi6ndesdeadentro, m-.teresada, subjetivizada, recorrida por unaliento poéticoque no acepta

concesiones,hace lasveces por mom entos de un manifiestolite~­ rio.Aquí están lo mismolaspreferencias quelosrechazosdel escn-tor; sus simpatíasde clase, su valoración del lenguaje corri ente y de los juegos verbales que designam os con la palabraalbur; su des-dén frente a la literatura timorataque dominabaent onces en el me-dio;

algun~

de sus andanzas consuscompañerosdelavanguardia

(2)

a lectura y análisis,paratrad:U:irel poema al nivel de compren-siónreq uerido. Los resultados,obviamente'pas mosos,alentarían ensayos posteriores que al incidir en los planes de intensificación

educativa que el pueblo necesita,llevarían la verdadera poesía a sus legítimos destinatarios.7

El contenidopedagógicode esta declaración,lo mismo que su auten-ticidad,en términos generales, pueden resultar sospechosos.Sobre todo: tiene muy poco que ver con la imagen del Montes de Oca que conocemos,o sea, con la imagen que se ha decantado durante las últimas dos décadas. No hay que olvidar, empero, que la Autobio-grafía remite a material todavía más arcaico. Publicada á fines de la década de los sesenta, un año antes de la tragedia de T1atelolco, resume en buena parte experiencias juveniles de una década antes, la de los años cincuenta.Sin necesidad de recurrir a una pesquisa documentalde tintes detectivescos,es más o menos patentequeel' poeta nohásacado esas experiencias del bombín de un ilusionista.

7Ibid., p. 20-21 8

tiu,

p.15

El fermento obrero de la década,que culmina,como se ha dicho,

en la extraordinaria movilización vallejista,así como otros rasgos de la poesía de Montes de Oca, en los que nos detendremos más adelante, autentifican esta mención de Maiakovsky y la correspon-diente exaltación de las masas como destinatario real del trabajo

poético.

-La tercera observación,que tampoco desdice loqu~se lleva d i-cho,antes bien,lo corrobora en un nuevo plano,tiene que ver con el impulso ruptor de la poesía de Montes de Oca. Esto es, con el inventariode sus negaciones. Me refiero a su rechazo del famoso

"tono menor",postulado por Henríquez Ureña, y que de enuncia-do constatativo había pasaenuncia-do a ser enunciaenuncia-do preceptivo por el que estaba obligado a discurrir quienquiera que intentara escribir poe-sía en nuestro país. Me refiero, también,a su rechazo de lapoesía confesional("Yono quise vomitar mi tristeza en las solapas del lec-tor' ') lo mismo que a sus distancias ante lapoesía pura,entonces muy influyente,y representada sobre todo por los magisterios de Juan Ramón Jiménez y de Paul Valéry.

Pese a que el no oculto'jacobinismode la

ex~resión

puede pare-cemos hoy un tanto sobreactuado,no resisto la tentación de citar estas líneas,indicativas,me parece,del tono mental en el que trans-.currían las primeras búsquedas del autor: "El mundo suda tanta mugre que ya no es posible indoctrinarse enideas acartonadas, en principios formalistasque sólo amparan insostenibles causas bur

-guesas y privilegios de un clero anacrónico y ventajista.''8

La sangre de los disidentes, de los marginados, de quienes

resis-,Marco Anton ioMont esdeOca,IbüL, pp.19-20

tsu

,

p.20 5/bid. 61bid.

Elpoeta debe en tr r al taller a revivirlagesta de Maiakovski.

Necesita un careo conel pueblo paradarse cue n tadeque la cul -tura dilu ida y dapt da finalid desb ardas no interesa a na

-die.Mi experi enci en Olido, au nq ue escasas,hanresul

-tado sob radamente po itivas. 8 t un vocab ulari o y algunas

explicaciones obrela int i y 1 intenciones delpoemasujeto

poeticista, y,por fin, aunque haymuchas cosasmás,la defensade suestilo al que compara, por su prim itivismo yautentic idad,con el de la Coatlicue.

Sutestimonio ayuda puesa clarificar cuáleseran las característi-casde la nueva escritu ra que surgía,al mismotiempo que precisa lascondiciones en que ella aparece.

Quisieradetenermeencuatro aspectos que meparecen particu-larmente interesantes.Porqueson indicativosdela nueva mentali-dad, una mentalidadplebeya ,que reaparec e en los años cincuenta, yporq ue delimitan , con un gestodiferenciador, contra qué idea de literatura se mueven las nuevas fuerzassociales.

Lo primero que mellama la atenci6nesla manera en que Mon-tes de Ocareivindica el lenguaje delo ob reros conlos que con vi-vi6, gracias a un trabajoquele consiguiera su tío enun taller de

estructuras metálicas ,durante una interesanteetapadesu

forma-ci6njuvenil. in prejuicio de cl e,porloqueparece,sin e

stable-cerdistanciasni enm rar uconvivencia conla racionalizaci6n del quesabe que e t d p o yaprovecha esacontingencia para

tramarsuarchivo de "o or participante",Montes deOca

ase-gura que muy pronto no hubo b rrer entreély suscom pañ eros. Aprendi6 adecir

ingtiimJ

n lu r deingeniero y a salpicarde"

cua-tro " y de"c ~ .. u 1ngu j d todo lo días.Perolo más inte-resante:"D ubrí- finnaMont d Oca-queen ladevoción

comúnpor 1 p 1 b id .p m nte, nuest romáshondopa

-rentezco. "1obr ro,p im n n m dio, alcanzamedian te

juego v rb 1 l i d d preminencia. El más

al-burera un lld r I udillo n6nimo quepone

I ursa de inge nio. ,,' bt1l¡ rem moraeso duelos -

ge-perdl i punt rí n ida en elca

-p:1 br , umpl I fun i6n del p d zo certe ro ydel qu .oo.

y

int ti p ri nciaasegurando

ntré ,intuitiva,inolvid

a-i6n b; palabras.o05

ióndelpueblo t vin colacci6n po r-u punto devista .Acord conel irn pul-n nancia conlaemer -mbiéneneltrabajode , 1nt d dicere petareste tipo d 1 m nt r u h bitual chabacaneríao

que le re j impl nifi to. ifi :"consideroabsur -do abara t r Icontenido poem ti o enraz6n del bajo nivel cultu ral que hay en 1 m • .P rn qui nh cocid o el donverbalde los obre ro ,laposibilid d ref rida inju rian te."6

Porsiestofuera poco, yaludiendo, o in querer, al ra

dica-lismo difu que h y en u propio trab~oliterario,Montes deOca

prosigu een un lona aleccion dar queno encontraríamosdel todo

extrañoen un militanteizquierdi t de esa décadau otras s ubse-cuentes:

(3)

ten al poder y sus burocracias,es la misma que incendia las arterias de la poesía. Por eso asegura Montes de Oca: "La poesíaes la his-toria de una vela de armas. En ella se hace patente el amor detod o el mundo hacia todo el mundo; en ella se cristaliza el futuro deq uie-nes han sido reducidos a nada en defensa de sus sueños."9Pasión amorosa,consanguineidad universal, lucidez de los sueños que otor-gan una misión a la poesía más allá del mero malabarismoverbal.

Ahora se explica uno por qué Juan Ramón Jiménez o Valé ry resul-taban insuficientes. En su lugar, dos astros del romanticism o: No-valisy Blake.Y luego, más acá,en nuestro sigloXX,el nomb re de Octavio Paz.Libertad bajo palabra, en efecto, un libro marcado

por la experiencia surrealista,que es también a su modo una expe-riencia de la pasión, con su maravilloso rescatede los poderes del sueño, ydel inconsciente, empiezaa ejercer un poderosoin flujoen los poetas de nuestro país. El primero de ellos,sin duda,fueMarco

Antonio Montes de Oca.

El surrealismo y el culto por los poderes de una ritualidad prim i -tiva,.tan característico de ciertas vanguardias del siglo,tienen algo

que ver con las concepciones poéticas de Montes de Oca.Lacuarta y última observación tiene relación con esto. En efecto,paraj

ustifi-car el desorden, o si se quiere,la energía de sus búsquedas , su"em -perifollo" verbal, su culto al dispendio por el dispendioIsu vianda sobrecargada de metáforas, Montes de Oca no tiene mejor recurso que evocar la figura aleccionadora de la Coatlicue. Laberinto de imá -genes]derroche de condensados signos quese aglomerancomo lo "retablos entretejidos en corolas exuberantes", a Mon tes de Oca no se le escapa que esta profusiónencubre unhorror /lQCUi,un terror del-vacío, "un desesperado afán de alfombrar el abismo, decubri r la boca que nada dice sobre el origen o el fin de lavida."10Su ar

-gumentación, como se ve, no hace sino refrendar lapre enci d un primitivismo que habrá de ser una de las constan tes de u

obra."

,

Estamos ya en el momento de plantear cuál puede serla relación de Montes de Oca con el movimiento poeticista.Noestoytratando de reabrir una discusión acerca de los hechos.En suAuJobiograf ÚJ, el autor ha dejado un testimonio abundante acerca deun cúmulo de experiencias que compartió al lado de Enrique GonzálezRoj o y Eduardo Lizalde, sus hermanos mayores en estas andanzas y fun -dadores del movimiento.Esevidente que hay semejanzasenormes en varios aspectos de su trabajo poético,pero es igualment e eviden

-te que Mon-tes de Oca configura una personalidad aparte.Aunque puededecirse sin cometer ninguna injusticia que saca provecho del poeticismo sin incurrir en sus defectos más evidentes (lasobreela -boración de la imagen, que llega a sentirse como anificiosa yprefa -bricada), esto no deja de ser apenas un aspecto parcial del asunto a tratar.Sin duda:Montes de Oca tiene una intuición más rápida, más sintética.Por eso se ahorra fácilmente los pasos,a menudo t

or-tuosos,de sus amigos poeticistas. Donde González Rojo,por ejem-plo, con gran dispendio de enunciados,asevera:". . .y el pen sa-miento/ creerá que Pulgarcito tiene su alojamiento! dentro del paladar de una polilla", Montes deOca,en sorprendente síntesis metafórica, dirá: "La yerba piensa desde su cráneo de rocío."12Donde Lizalde afirma: "Para nombrar un ciervo/ hay que tener mejores músculos queelciervo" ,Montes de Oca pondrá:"Corremos montados en elciervo que perseguimos."Donde Lizalde,en otro pasaje de CatÚJ

cosa es Babel,discurre,con profusión silogística:"Que cuandoe n-tramos en el mar la mano/ el hombre calza! ese monstruosament e

9

ts«,

p.26 10

tu«,

p.22

uLaposible excepci6n: sus exploraciones enelterreno de la poesía con -creta, talycomo consta enLugaresdond« el espacio cicatriza (1914)

12Marco Antonio Montes de Oca, Poesíareunido p. 356

\ «

(4)

-holgadoguan te! delmar", Montes de Oca, mucho más económico, dirá:"Este esel mismo mundo de antes,! pero ajustado como un

guante a la mirada. "

Puedehaber más·ej em plos.Compárese este Lizalde: "Hasta el

serrín!del neutrónparecería sal gruesa! a la lengua curtida" ,con

la síntesis de Montes de Oca: "La sal, estatua que nace

demoli-da.'.."

Ya seve,poralgunos de estos ejemplos,que Montes de Oca tam

-bién parece fascinado por el juego con las dimensiones que tanto

agrada a sus dos compañeros poeticistas. El devenir-grande y el

deveni r-pequeño, en los que se advierte a menudo un extraño

tem-blor infantil, también apareceseguido en los textos de Montes de

Oca.Tomounejem plo ahora dePeligrodetestimonios.Para referirse

a su amada, una amada que crece al tiempo que arroja ángeles por

la borda desu espíritu ,Montes de Oca dirá:"Ya estanalta como

ella quería:/para su rostroinmenso el arcoiris es apenas una ceja. "

En esemismolibro,transido por un tono irremediablementein fa n

-til,comosucedía en GonzáJez Rojo;Montes de Oca escribirá: "Los duendes máspequeños/ abandonan su país con escafandras de

ro-cío."1' En otro poema deCantos al sol que no sealcanza,esta misma

líneadel imaginario infantil lo hará evocar "elhada núbilde mis lejanosdías!que inventó mínimascatapultas! para lanzar hasta

Nep-tuno estrellas como granosde anís."14

El hornodelas imágenes, según consta, habla de una

consan-guineidad eviden te.Lo mismo podría decirse de un cierto plebeyis

-mo expre sivo, entendido como el gusto por retomar frases hechas

del reperto rio de lalenguapara aplicarlas,a menudo con cierto

tra-b jo deform atorio, al ámbito del poema. Podrían citarse muchos

~ mplo. Valga éste, tomado de Fundaaát: del entusiasmo:

Entonces dijede esa agua no he de beber

porque laten go ya bebida

ydijequeel poderes vil hasta en las manos de los santos.

O teotro, deLasfuenusiegtrUiari4s, que reelabora con desigualsue~e

un acuñación dela lengua ("lamosca en la sopa")para incrustar- ~

I en u torrentecreativo:"Lalucha contra los caminos es

suficien-tep ra colmar demurciélagos vivos la sopa cotidiana."15

Contodo ,lasdiferencias entre la poetización de GonzáJez Rojo

y Lizaldeante ladeMontes de Oca,son quizá más notables que

I semej an zas. El poeticismo, taly como se ve en la obra de los

dosprimeros ,contiene un elemento que habría que llamar an

tirro-mántico.Tanseoponen a la inspiración, al rapto poético, tan

des-confTan delchisporroteo

irraci

~nal

como fuente de creatividad, que

sevenobligados a postular una serie de procedimientos racionales que, deaplicarse,volverían a la escritura literaria un acto de pura

tecnologíaasociativa.Es obvio que el surrealismo,nuevo brote del

impulsoromántico,les resulta antitético.De hecho, puede sugerir

-se que elpoeticismo ,vanguardia vernácula de aspiración

hiperra-cional, no es sinouna contestaciónyuna réplica a los intentos del surrealismo por privilegiarlas figuras del inconscienteyde la escri-tura automátic.a.En este orden de cosas; el poeticismo sería el re -verso, la otra cara, la cara reprimida del surrealismo.

Deaquíque mientras,como se ha visto, la escritura de Gonzá-lezRojoyla de Eduardo Lizalde, con los debidos andamios filoséfi-cos,s~estru ctura en orden a obtener resultadoscognoscitivos, la de Montes deOcaen cambiose solaza dando rienda suelta a su casca-dadeintui ciones. Dominados porelconcepto,cultores de una ra

-13

tu

«,

pp, 235Y230

f

14Ibid., p.61

15Marco AntonioMontes de Oca,Furuúu:ióndel entusiasmoyLas

fuenus

kgnuiarias, en:Poesíareunida, pp.398 Y 410

(5)

tia-o

r

,

en

gol-.Aquí vem ,con o inresonan

-queano na-ep ra abros idades queelart

e-dala.

19Ibid.,p.41.Encuanto a101pocmude: quien puede ser con'derad o el patriarca de lospoetaslOciar enel CarIoaGUtiÚTa Cruz, ObrapoétiaJ,ePOlu&ÍDMrÜLDom&, Mbico,1 ,122 pp.En"Elpeetaysu mundo" , discurso de ingresoaLaAcademia deLaLen a,A1í Chumacerocita unodelospoemasmúconocidos deGuti~nczCru z, VEa-se, al respecto,Al! Chumaccro,1m m1iau.Fondo de Cultu ra Eco-nómica, México, 1987,pp.10-11

cionalidad que ellos ponen'aprueba, Lizalde y González Rojo exh

i-ben una proclividad gongorista.Góngora, en Montes de Oca, no

tiene nada que hacer. Sus modelos,lo mismo que sus objetivos, son

otros.Ya mencioné atrás a Novalis y a Blake. Hay que agregar, dato

sintomático, que uno de sus libros lleva por título unos versos de

Hólderlin,En efecto, Delante de la luz cantan los'pájaros, que Montes

de Oca publica en1959,no es sino la traducción de un verso deH

ól-derlin; que dice:"singeng~gén/D¿%'Lichte die Vogel."16

Atraído por el póeticismo,

l

a

p~~~t

de que conserva algunas de

sus huellas, Montes de Oca pro_ntócae bajo el influjo del

surrealis-mo, soBretodo en la versión quedel mismo aporta Octavio Paz.

Si esto significaentrar en

u~á

'

órbitade política literaria,con

con-notaciones

'más

o menosprecisas'en este país, hay que decir, sin

em-bargo,que la poesíade Montes de Oca no pierde por'esto ni su

tem-... . ' .

.blor mesiániconi su forma directa, y a veces brutal, de articular una

protesta política.

De lo'último puedenser ejemplosus poemas a José Revueltas

y al Che Guevará.Montes de Oca, hasta donde seadivina, visita

a Revueltas en su prisión de Lecumberri.Retrato de ese encuentro

tras108muros(''Cu~doabrieronpo~fm la helada reja!y

aparecis-te tú,el calumniado./ el que tantoha cllch¿ con palabras y conbe

-sos"), y al evocar los nombres d¿Zapata, Villa y Flores Mag6n,

héroes que"arderían contigo en el mismo abrazo", Montes deOca

no puede dejar de'mencionar:"Los estudiantes muertos,el puebl o

acribillado/en Tlatelolco (Iugar

~

donde

el aire nunca cicatriza)." M

u-cho más lograda, me parece,la "Oda por la muerte del CheGu

e-vara" sostiene que la muerte del guerrillero"pesa en la caraocu lta

de la sangre corno unagranhélice de oro/ que un día no remoto

levantará en'vilo al'mundo."17

La indignación del poeta ante la represión puede document arse

en un pasaje deVendimia deljuglar(1965). El texto,titulado"Poema

en otoño" (en posible alusión a l1atelolco), si bien resulta fallido , contiene líneas como las siguientes:

16En su reciente recopilación, publicada con el título dePedi, elfuego (Joa-quín Mortiz, México,1987,807 pp.Las dos orillas,Serie Mayor), Montes de Oca sustituyó este título por el deRazón,de ser.Es extraño que Octavio paz se refiera a este volumen,en una reseña de ll!,época,corno" su primer libro',' ;más extrañoresulta aunquePaz, gran conocedor de los románticos, no haya reparado en la procedenciadel título.Véase OctavioPaz, México

enla oG,a de Ocltlvio Paz,t.11, Generaciones} semblanzas.Fondo de Cultura Eco-nómica,México, 1987, p.536.En cuanto al texto del poeta alemán, consúl-tese F.Hólderlin ,Poemas.Ed,bilingue.Introd.y versión de Luis Cernuda, Visor,'Madrid , 1979, p.

oH-17Marco Antonio Montes de Oca,Poesia reunida,pp. 269 y 324. En la reciente recolección de sus textos(Pedir elfueg», 1987), Montes de Oca elimi-na en el poema de Revueltas la afirmación entre paréntesis que sigue a la

palabra l1ateloIco. '

18

tsu,

p.342

Aquí, por cierto, laimagen del guante;que en el Lizalde deLamala

horahabía querido, sin fortuna, aludir a la represión ejercida contra

ese puño pájaro-libertario de Arbenz alquelos enemigos-del

pro-greso le habían colocado una jaula que asuvez era un guante (pero

un guante de Ratón Miguelito), cuaja'por fin de una maneraque

estremece:el pueblo sirve defunda a las ballonetas. Las correrías

de Montes de Oca en los terrenos del albur, me parece, dejan su Dispénsame amada

La policía no quiere que cantemos El gobierno ya le puso doble dentadura Y se ve más linda más valiente

Ahorael pueblo es la funda de sus bayonetas

La yema del huevo no es clara .

y hay más policías que ganas de'vivir'"

(6)

Pero no sepienseque todo locorroe elchancrodel nihilismo.En esta atmósfera de acabamiento ,enesta disolucióndel todoeneltodo, enesta reimplantación delcaos originario, enestefúnebre lamen-tarse delestadoIÚyeaodel hombre,un hombre caído,quehaentra

-do en la irreversible pendiente dela corrupción,sinad vert irlo,lo peor de todo,la rebeldíavolunt arista del sujetoque trasciende la determinacióngenéticaparavolverseconquista dela libertad.Lo afirmativode los siguientesversos proviene,quiénloduda,de un jamás estuvieron soldadas!yahora se cansandesu equilibrio." El

paisaje esdefinitivamentefunerari o . El mismo Vallejo podríaha. ber admitido, en su texto deTrilce, los siguientesverso de Montes deOca: "Form amosen tre todosuncadáver perfecto ,! yque con ciert as convulsion esse fingevivo" .

El mundoesuninmensocampodebatalla,visitado por elpoeta unavez que sólo quedan escombrosycuerpos sin vida.Poresoha .

blaráde"los acribilladoscuerpos!que con una heridamás! evo l-verían una zanjainfinita . "

En mediodel pavor y la pesad um bre,losrastro del adanismo, lo quequeda deuna época plenaque el texto añoracon unade sus imágen esmáshermosas,puestoque "el hombre muestra en laaxi

-la! las dos otres hebrasdeun alafracasada." Escierto,todo se di-suelve ,se está acabando el mundo, elmismo tiempovivido es tr . gado por la burbuja apocalíptica.Lovivido,estoes,lo más personal, lo más íntimo de cada quien,esa memoriaque es ,o debería ser, un núcleo irreductible:

SíTiresias,mi llaga sobrevive a la existencia y nuestrotiempo, nuestro querido tiempo vivido, en brazos de la nada sedesmaya.

Departamento deBellas Artes,

ja-I d ,¡bid.p.23.Eltexto apareció o rigi-, nl. n:vit fttlioSiglo,delaque eraneditores, llvirWim r,PorfirioMuñoz Ledo y Arturo que Vallej o tiene JDlTossoisloscadtivntJde unavida que nulUO.fue,20

Montes deOca pregun tará:"Enun mund o más estricto,! ¿no se -riamo todo fant m ?"Un pesimismo existencialista, yla lucha

sórdidadel sujetoporromperlas membranas oscu ras, tensan el cli

-madelpoema. opor algo,Ruitl4tÚ lo infameBabiloniaseini cia con unasUn com oést :"Todose ahogadepena! ylas mismas es ca-fandrasse amoratanbaj oelmar.",Un asens ac ión de sofocamiento,

derivad de una falt de realidad asumida porelsuj eto ,quien se 'enteextrañoenel mundo.im p re gn a lasim ágenes deeste poema

con el queleda con ocer MontesdeOca.

Ensu Au1DbiDrrajúJ. ya prop6 ito de este textoal que su autor llama tÚsoiotJDyeMIKo. MontesdeOca precisará: "C oncebido en tono apocalíptico . cruzadopor visionesatáv icas, mi poema preten-díaIUscit r unvi~ monito ri o a través delahistoriaespiritual del

homb re."ti ilod I"viaje" travésdela histo ria espiritual de la hum anid d,esdifi il en on trarl o, lodem ás ,o sea,lo admonitorio, lo at vi oylo pocalípti o,p recenestar afiardetexto.Es el fin d lo tie m pos ,1 jin t pocalí pticosan u ncian nuestra desapari-ci6n;nu t enci t en en tred icho.Elcataclismo nubla nu tra vi i6n.Por :". ..ynico n tod osloshuesos

jun-en 1 m no/ rcert ezadelo ciert o. "Eltajo fúnebre Ipu l vital("1 i node un río convida") . Las ruinas

I e no inouna " estatua que nacede -uel to --i:ontinúa Montes de

(7)

23_---impresionantedriveexistencialista. Ya lo decía Sartre:laexistencia

precede a la esencia.Por eso,gladiador que no se rinde,momiaque rompe los sellosde la mortaja para lanzar un grito de victoria ,para

afirmar, cuando menos, el valor de suyoen medio del desast re,el

poeta puede deciren nombre suyo y de sus contemporáneos: ..A fuerza de forcejear tenemos la existencial que no debemosa lo óvu

-los!'No seharendido, pues, este sujeto;no se lo han tragado sus llagas c6smicas. Aquí está,dando la lucha. Loapocalíptico,por lo que se adivina, también trabaja en su favor:El mudo rayoMUirátú

laoscuridadyserá oscuro. Quiere decir: hay que fundar el saltoapla

-netas mejores, pues otra luz habrá después de las tinieblas.Ysere

-mosacaso como''pájaros que alzan la cabezal al beber lagola ama-rilla de un cadáver."

El fervor pesimista deRuinatÚlainfame Babilonia, como lodeja entrever su título, será contestado por un libro s6lo dos año más

rúcbICIlel

SoIliRpuaclu1Mruirw

babi-. babi-. babi-.babi-.babi-.babi-.oft'lru..<.:ra.¿Yla

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nf ti.

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si fuera capaz de

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derritiera el hielode cien lC1'et1ldo abrirlami pechocon el

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para enseñarleal coru6n

eatrellaaque nuncahacontem pl.do.tJ

Z3IIM.,p.134.EIccpeAje

suarda

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conoci-dopoemadeL6pe&Vdudc, "Mic:oru6aleamerita".Véuc Ramón

L6-pezVclanIe,06rar.Edici6adejaRLuisManfnez.Foodo de Cullura

Eco-D6mic:a,Mbico,1979,p.144

Aquí empiezael canto del redentor.O11:&,del colibríque lo

simbo-liza:"Cristo entre las olas,elcolibrí en la'comba desímismo. . ." DeB,en lo sucesivo,dependedtodo.EJcvaci6n YcaSda:"T e

ausen-tas y un segundo despu&,/ ya lOmos espejos de negra espalda lodosa."

reciente, ContrapuntotÚla

fe

.

Horrorizado por el paisajedecadáve

-res que le había dictado una estética compulsiva, Montesde Oca

se empeñará en mostrar la otra cara de la moneda.S6loasí articula

-rá su contrapunto. Balancea-ráelnihilismo espantoso con un reden

-torismo católico del que quizáél mismo se ha arrepentido.Pors u-perar lo tétrico se fue a otro de los extremos. ContrapuntotÚla

,

en efecto, aspira a ser lo contrario de su libro inicial. Es cierto:la pro

-testa contra la muerte no podría acallarse jamás. Todo poetaautén

-tico, en un momento dado, se ve obligado a repetir dIStáismumos que una vez adujera César Vallejo.Abandonar los terrenos de la desesperación nihilista no significa dejar de sublevarse contra la om-nipotencia de esa muerte impaciente que se ensaña por anticipado en los cuerpos sonámbulos:En un texto de Cantos al sol que noSI al-canza Montes de Oca insistirá eneltema. El nuevo día no nace por·

q~e

;os hombres, esos

inconscient~

~,

rehuyen las altas responsabili -dades de la historia. Por eso se quedan con elalbaal hombro: no disparan

jamás. He aquí el cierre del poema: "Enverdadpodéiscreerme! cuando digo que hay mucho trabajo, pocos dioses,! ningún hombre que a sí mismo se asuma plenamente.l'P

Contr~puntotÚlaf«(1955) es un poema de lo abierto. Su intenci6n

es contrarrestar las s6rdidas catacumbas y su tejido de telarañas.Son evidentes, en este libro,por antitéticos que se antojen, los influjos del surrealismo y de la religión católica. El oscurantismo ha termi-nado.El hombre es unhalcónen libertad.La noche de la confusi6n es sustituida por el día del acto.Con una ganancia. Esa tiniebla ha sido propedéutica. Por eso dirá, conelgesto de quien ha asimilado

22Ibid., p.117

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