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Carlos Antonio Aguirre Rojas

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LA "ESCUELA" DE

LOS ANNALES.

Ayer, Hoy, Mañana.

Carlos Antonio Aguirre Rojas

ANM ALXS 1IRK. IC O N O W IQ U t

CT SO C IA L £ ANNALES ANNALES

Annales

Armales

D 'H ISTO IRE SO CIALE

1945

9 0 7 . 2

A 2846e

2005

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LA "ESCUELA" DE

LOS ANNALES.

Ayer, Hoy, Mañana.

Carlos Antonio Aguirre Rojas

L o s l i b r o s d e

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Primera edición (en español): Editorial Montesinos, Barcelona, 1999.

Segunda edición (en francés): U h istoire conquéran te. Un reg ará su r l'historiographie

fra n g a ise, Ed. L'Harmattan. Paris, 2000.

Tercera edición (en español): Ed. Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, Villahermosa, 2000.

Cuarta edición (en portugués): Urna historia dos A n n ales (1921-2001), Editora da

Universidade Estadual do Maringá, Maringá, 2004.

Quinta edición (en alemán): D ie "Schule" der A n nales. G estern , heu te, m orgen , Ed. Leipziger Uni ver sitáts veri ag, Leipzig, 2004.

Sexta edición (en ruso): P ara una historia crítica de la co rrien te fr a n c e s a de los A n n ales, Ed. Krugh, Moscú, 2005.

Séptima edición (en español): Editorial Contrahistorias, México, agosto de 2005.

isbn 970-94353-2-9

© C a r l o s A n t o n i o A g u í r r e R o j a s

© Contrahistorias. La otra mirada de CIío

Estamos por la difusión más amplia posible de la cultura. Se permite la repro­ ducción total o parcial de esta obra por medios electrónicos, mecánicos, quími­ cos, ópticos, de grabación o fotocopia, con el simple permiso escrito del editor.

Diseño gráfico y formación: A l f r e d o Q u i r o z A r a n a

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In t r o d u c c ió n

C ontra el térm in o "E scu ela " de los A nn ales

C a p i t u l o 1

Los A n n ales en singu lar. Los A n n ales en plural

CArlTULO 2

L os A n n ales antes de los A n n ales: 1921-1929

C a p i t u l o 3

L os p rim ero s A n n ales (1929-1941): u n a revolución en la teoría de la h isto ria

Ca p ít u l o 4

D e los A n n ales de transición (1941-1956) a los A n n ales brau d elianos (19564968): cu lm in ació n de u na hegem onía histo rio g ráfica

Ca p ít u l o 5

Los A n n ales de las 'm en talid ad es' y de la 'an trop ología h istórica': los años de 1 9 6 8 4 9 8 9

Ca p ít u l o 6

O tra vez la co y u n tu ra 1968 -1989: ¿A nnales m arxistas o m arx istas an n alistas?

Ca p ít u l o 7

D esp u és de 1989: ¿cuartos A n n ales o nuevos A n nales de transición?

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C O N T R A E L T ER M IN O 'ESC U ELA ' D E LO S A N N A LE S

H ablar hoy, en el año de 2005, de la célebre corriente francesa de h isto ­ riadores conocid a bajo el equívoco y erróneo térm ino de 'E scu ela de los A nnales', equivale a hablar de la m ás im portante tend encia h isto rio g rá­ fica fran cesa d esarrollad a durante el 'breve siglo veinte' h istórico que se ha desplegado entre 1914-17 y 1989, a la vez que de aquella p ersp ectiva que, dentro de los estud ios históricos de la ú ltim a cen tu ria, ha jugado durante m ás de tres décadas, el rol de perspectiva y tend encia hegemónicas dentro de ese m ism o horizonte de la ciencia histórica contem poránea.

Porque a p rácticam en te setenta y seis años de su fecha oficial de nacim ien to -d a ta d a el 15 de enero de 1929, con la p u blicación de la prim era en trega de los Annales d'Histoire Économiqne et Sociale-, los A n n ales se h an convertido, sin duda alguna, en u na referencia obligada para los historiad ores de todo el m undo, a la vez que en uno de los p rin ­ cipales interlocu tores que todavía hoy, definen los ru m bo s esen ciales por los que transita la innovación historiográfica y la elaboración en cu rso de las form as vigentes de ejercer el oficio de historiador.

Con lo cual, resulta claro que es im posible pretender, en estos inicios históricos del tercer m ilenio que hem os com enzado a v iv ir en 1989, el honroso títu lo de historiador, sin im ponerse previam ente en el co n o ­ cim iento d irecto y en la lectu ra sistem ática del hoy ya considerable acervo de obras y de contribu ciones teóricas, m etodológicas, p ro blem áti­ cas e h isto rio g ráficas de todo el vasto conjunto de protagonistas de esta corrien te h isto rio g ráfica an nalista. E igualm ente, y com p lem en tan d o lo anterior, sin haber recu perad o previam ente las prin cip ales lecciones, de teoría, de m étodo, de p ráctica y de oficio, que nos ha legado esta h isto ­ riog rafía del siglo veinte que nos antecede en el pasado m ás reciente, y dentro de la cual, nuevam ente, encontram os a la corriente de los A n n ales com o u no de su s p rin cipales protagonistas.

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la escritu ra de unos cu antos libros, que en el m undo entero y d urante las ú ltim as tres d écadas, van a tom ar com o su referen cia y objeto de estudio central a esa m ism a tendencia h istoriográfica an n alista. Y así, lo m ism o en A rg en tin a que en C anadá, en R usia o en E spaña, en Japón y en Turquía, igu al qu e en M éxico y en H olanda, o en C h in a y en V enezuela, p od rem os encontrar ahora historiad ores que in ten tan recu ­ p erar los aportes p rin cip ales de esos m ism os A n nales, ad en tránd ose sistem áticam en te en el estud io y exam en de sus m ás im p o rtan tes trabajos.

Lo que entonces ha term inado por consagrar, com o un térm in o m u n­ d ialm ente célebre y com o u na referencia am p lisim ám en te d ifu n d id a, al equívoco nom bre de 'Escuela de los Annales'. Térm ino cóm odo y que ha conqu istad o un en orm e con sen so planetario, que es sin em bargo criti­ cado, recu sado, rechazad o y descalificado por p rácticam en te todos los p rincipales pro tago n istas de esta m ism a corriente de los A n n ales. Pues desde el propio L ucien Febvre hasta Bernard L ep etit y Jean-Yves G re­ nier, y p asand o por Fernan d Braudel, M arc Ferro, Jacqu es Le G o ff o Jacques R evel, en tre otros varios, van a m u ltiplicarse co n stan tem en te las declaraciones exp lícitas y las reiteradas negaciones en torno a la valid ez y legitim id ad de esta célebre connotación, segu id as siem pre de la exp li­ cación de que no se trata, en térm inos estrictos, de 'u n a' 'escu ela' - lo que im p lícitam ente su p one la esencial unidad de u n sólo proy ecto in telec­ tual y de un h orizon te teórico y m etodológico tam bién unificado, que se habría m an ten id o adem ás sin cam bios fu n d am en tales a lo largo de ya cu atro generacion es de h isto riad o res-, sino m ás bien de u n sim ple calificativo cóm odo, que vinculad o al h echo de que la rev ista in icia l­ m ente bau tizad a com o los Annales de Historia Económica y Social, se ha publicad o casi in in terru m p id am en te por p rácticam en te setenta y seis años (1929-2005), habría term in ad o por crear esa falsa im p resió n de con­ tinuid ad y de profu n d a u nid ad de las sucesivas fases y etapas de vida de la corriente.

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ha inclu id o dentro de su título el térm ino de 'A nnales'~, han su frid o el im pacto de las tran sform acion es y de los cam bios p rin cip ales del con­ texto in telectu al francés y europeo en el que se h an desarrollad o, refle­ jand o a su vez, en la m odificación y su stitu ción m ism a de unos proyectos in telectu ales p o r otros, esas m ism as m utaciones de las co y u n tu ras so cia ­ les y cu ltu rales que co n stitu y en la h istoria m ism a de Francia, de E uropa y del m u ndo entero d urante las últim as siete u ocho d écadas vividas.

E ntonces, m as qu e hablar genéricam ente de E scu ela de los A n n ales, es n ecesario en trar a an alizar con detalle las p rincipales contin u id ad es y d isco n tin u id ad es que jalo n an su ya considerable periplo, v incu lan d o a esos d iferen tes proyectos in telectu ales que co n fo rm an a su s d iversas fases de vida, con los tam bién d istin tos períod os y contextos generales qu e los en m arcan . Con lo cual, el propio térm ino de 'E scu e la de los A n n a les' p o d rá ser red im ension ad o y redefinido, com o un térm in o que entonces d esigne solam ente al conjunto com pleto de esos h eterog én eos y m ú ltiples p roy ectos in telectu ales, lo m ism o que a la síntesis global de esas m u chas h isto rias p aralelas, que en la d ialéctica com pleja de su s co n flu en ­ cias y de sus d ivergen cias especificas, han term inado por co n stru ir final­ m ente a la cu rv a g lobal del itinerario sin g u lar de la co rrien te ann alista. Y es este ju stam en te un prim er objetivo del presente libro: inten tar reco n stru ir, en tod a su diversidad y com plejidad, al m apa global de los autores, de las lín eas de fuerza, de las persp ectivas m etod ológicas, los cam p os p ro blem áticos de investigación, los m odelos teóricos y las obras fu n d am en tales qu e es posible reconocer dentro de esta cu rv a evolutiva general, de ese fenóm eno in telectu al que han sido los A n n ales.

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"E n cu an to a los Annales, nunca, ni Bloch ni yo, hem os p re­ tendido crear o co n stru ir una «escu ela»... U na escu ela es algo cerrado, con un Pontífice, o dos, en la cum bre, y con d is­ cípulos, atentos en acom pasar su m arch a con la del M aestro. Todos adoptando los gestos, m entales y verbales, y a veces hasta físicos, y el tono del M aestro. Som etién d ose tod os p ara co m en zar a u na d iscip lin a com ún, asu m iendo u na estricta noción de la ortod oxia o de la heterodoxia, p legándose even­ tu alm en te a las censuras y a los llam ados al orden, que ellos m ism os inflig en a su tu rno a los "sep aratistas". En este sentido, u na escuela su pone tam bién la existen cia de un c re d o ... Pero eso no dura nunca. El cred o se d esm orona y los tem peram en tos libres lo superan rápidam ente. Y en to n ­ ces, sobre ciertos pu n tos esenciales, los jefes de la escu ela en su seg u n d a generación llegan, treinta años m ás tarde, a d efend er casi exactam ente lo contrario de aquello qu e h abían p red icado al principio."

Lucien

Fe b v r e

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Una p ersp ectiva de h istoria global que es adem ás, tam bién y n ece­ sariam ente, u na persp ectiva com paratista, u na recu p eración del método

comparativo dentro de la historia. Pues es sólo com parando las diferentes

etapas de vida de A n n ales, que pod rem os esbozar el b alan ce general de sus continu id ad es y discontinuid ades, estableciend o tanto sus aportes m ás u niversales, com o aquellos que son específicos y característico s de sólo uno, o alg u no de su s autores o de alg u no de sus períod os sin g u la ­ res. E igu alm ente, es sólo com parando a la persp ectiva de A n n ales con las o tras ten d en cias qu e han tenido vida dentro de esta h isto rio g rafía contem poránea del últim o siglo y m edio, que se d estacaran m ás nítid a­ m ente tan to su s p erfiles ind ivid u ales com o sus deudas, in tercam bios, p réstam o s y co n tam in acio n es con esas otras corrientes h istoriográficas.

Y, entonces, aparecerá m ás claro ese diálogo fu n d am en tal, aunque casi n u n ca abordado en los estud ios sobre los A nn ales, de estos ú ltim os con los diversos m arxism os con los que ha convivido a lo largo de su trayectoria, pero tam bién sus m últiples relaciones, del m ás diverso tipo y carácter, con el p ositivism o alem án y francés, con las co rrien tes de la h isto ria acad ém ica crítica de d istintos países eu ropeos, con los p royec­ tos m ás nuevos de la m icro h isto ria italiana, de las nuevas corrien tes de la h isto ria n o rteam erican a y anglosajona, con la renovada h isto rio g rafía esp añola p o stfran q u ista, o con las historiog rafías ru sa o latin o am erican a de los ú ltim os cinco o seis lustros, por m encionar sólo a lg u n o s posibles ejem plos.

U n an álisis desde el ejercicio sistem ático de la com p aración histórica y siem pre situad o en el horizon te de la h istoria to talizan te o globali- zante, que tam bién nos perm itirá volver a trazar el d esigu al y para nada fortu ito m apa de la d ifu sió n de los A n nales en el m undo. Una d ifu sió n que se acom p asa claram ente con las d istin tas co y u n tu ras de la historia general del siglo veinte, a la vez que se despliega por los cam in o s de las d istin tas sensibilidades culturales de larga duración que se h acen presen tes en la h isto ria profu nd a, tanto de E uropa com o del m undo en su conjunto.

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dándonos entonces, en un caso, u na visión dem asiado exclu sivam ente fran cesa de este itinerario, y en otro, u n punto de vista m uy estrictam en te anglosajón - e n u na varian te inglés, y en otra n o rte a m e rica n o - de esta m ism a p roblem ática.

E ig u alm ente, in ten tarem o s ir m ás allá de otro punto de v ista que ha m arcado tam bién, reiteradam ente, varios artícu lo s o ensayos sobre nu estro tem a, y que es el de una parte im portante de varios de los pro­

tagonistas m ism os de esa h istoria de la corriente, que h an escrito sobre

ella interp retánd ola: un punto de vista a veces testim o n ial y a v eces m ás analítico, que, sin em bargo, term ina casi siem pre 'p riv ileg ian d o ' a unos A n n ales sobre los restantes, reconstru yend o en función de tal o cual p royecto in telectu al, y en consecu encia, de tal o cual p eríod o de vida de los A n n ales, al conjunto de los otros proyectos y period os diversos.

N osotros, en cam bio, quisiéram os o bservar y ex am in ar a esos A n nales, sim u ltáneam en te y todo el tiem po, desde los observ atorios cru zad os de la h isto ria de Francia, de Europa, del O ccidente y del m undo, in sertan d o así el d esp liegu e de su cu rv a de vida, en el horizonte m ás global de sus rep ercu sio n es y efectos dentro de estos cuatro ám bitos. Y ello, ad em ás, en el m arco de u na p ersp ectiva ubicada desde la larga duración histórica, que rebasando la sola fran ja tem poral correspond iente a la existen cia m ism a de los A n n ales, los resitue dentro de ese m apa m ás vasto de las líneas de la h isto rio g rafía contem poránea de los últim os qu ince d ecenios. C on lo cual p o d rem o s no sólo p regu n tarn o s acerca del aporte real de A n n ales, ya concretad o en el interior de esa historiog rafía contem poránea, sino tam bién en torno a las posibles encrucijadas y p ersp ectiv as fu tu ras de la corriente, dentro de la historiog rafía inm ed iata por venir.

Una p ersp ectiv a de larga duración, que al m ism o tiem p o que ubica a los A n n ales com o u no de los varios cam in os intentad os dentro del p royecto m oderno de constru cción de u na verdadera cien cia de la h is­ toria, nos aporta tam bién nuevos elem entos para la com p rensión del rol que, d urante una cierta coy u n tu ra social e intelectu al, han pod id o ju g ar eso s A n n ales, en tanto que corriente y perspectiva hegemónicas y domi­

nantes, no sólo dentro del espacio del hexágono, sino in clu so en la doble

escala del entero co n tin ente europeo y tam bién de toda la h isto rio g rafía del m undo occidental.

Y finalm ente, y siem pre acorde con estas leccion es p rin cip ales de

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desconfian d o sistem áticam en te de las 'opiniones co n sag rad as' y de alg u ­ nos de los lu g a re s com u nes' construid os, y trad icionalm en te aceptados en las in terp retacion es m ás usuales de la h istoria de la corriente, som eta d ich as o p inion es y explicaciones com unes al exam en rigu ro so de su real veracidad , y a la pru eba constante de su verdadera capacidad explicativa. Y entonces, y desde todo el conjunto ya señalado de p ersp ectiv as glo- b alizan tes, com p aratistas y de larga duración, que sea capaz de fu n d a­ m entar u na interpretación nueva y diferente, pero ig u alm ente sólid a y bien establecida, del entero arco de vida de los A nn ales, y de sus p eríod os y encru cijad as m ás im p ortan tes.

C on lo cu al habrá que d istan ciarse tanto de las 'ley en d as dorad as' com o de las diversas 'ley en d as negras' de tal o cu al períod o de A n nales, in tentand o m ás bien exp licar los giros radicales, que sin d uda alg u na ha conocid o la tend encia an n alista, a p artir de los cam bios m ás globales de las co y u n tu ras cu ltu rales en que d ich a tend encia se ha desplegado. De este m odo, será p osible d esp lazarse desde las exp licacion es fáciles que atribu yen a los ind ivid u os la com pleta respon sabilid ad de un v iraje in telectu al de tod a u na corriente historiográfica, hacia nuevas in terp re­ taciones m ás equilibrad as, que com binen tanto la parte que en esas pro fu n d as m u taciones de los proyectos in telectu ales le co rresp o n d e a los contextos in telectu ales y globales, com o la que tam bién y sin duda algu na, es el fruto de las actividades y de las elecciones co n cretas de los in d ivid u os y de los grupos.

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en sentido inverso y a lo largo de toda esta cadena de eslabones exp licati­ vos, a la exp licación de la h istoria concreta y esp ecífica de la co rrien te de los A n n ales d urante sus setenta u ochenta años de vida. H isto ria cuyas p articu larid ad es y sing u larid ad es son entonces ju stificad as y en sam bla­ das de m an era lóg ica y coherente, desde esos niveles m ás esen ciales de la historia larga, profu n d a y estru ctural.

A sí, y com o fruto de esta visión singular, llegam os en ton ces a toda u na serie de problem as poco o nada abordados anteriorm ente, a la vez que se hace p osible d etectar m ás nítid am ente varias aparentes paradojas, hasta hoy no explicad as, que m arcan en d istintos m om entos o en cru ci­ jad as a la corriente de A n n ales. Y al m ism o tiem po, y en esta m ism a línea, van a d isolverse fácilm ente varios de esos 'lugares com u n es' o V isio n es con sag rad as' y aceptadas acríticam ente, que a p a rtir de su am plio con­ senso y d ifu sión, constituyen la im agen m ás u niversalm ente aceptada de lo que ha sido y es actu alm en te esa célebre "escu ela" de los A n n ales.

Por ejem plo, el hecho sin g u lar y sólo a p rim era vista paradójico, de que es exactam ente el m ism o período de vida de los A n n ales, el de su tercera generación que se afirm a entre 1968 y 1989, el p eríod o en el cual la corriente va a a lcan zar su m ás vasta y enorm e d ifu sió n planetaria, im plantando de m an era im p ortante su presencia en u na bu en a p arte de las h isto rio g rafías de todo el m undo, al m ism o tiem p o en que dentro de Francia em pieza a ser m ás contestada y criticad a que nu n ca antes, desde m últiples pu ntos de vista y tradiciones intelectu ales, y sim u ltán ea­ m ente al pro ceso en el que en Europa com ienza a d eclin ar claram ente su hegem onía com o polo dom inante de la innovación h isto rio g ráfica y del d escu brim ien to de las nuevas líneas teóricas y m etod ológicas y de los nuevos cam p os problem áticos de la in vestigación histórica. U na parad oja sólo aparente, que nos recu erd a a esas estrellas cuyo brillo nos llega a n osotros m ás in tensam ente, en el m ism o m om ento en que d icho brillo com ienza a apagarse en su punto de origen, y que in ten tarem os explicar en el cap ítulo correspond iente.

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p arlante entre 1870 y 1930, por parte de una nueva hegem onía, ahora localizad a dentro del hexágono francés, y que será su byacente a toda la h isto ria co n creta de las prim eras etapas del im pulso y del d esarrollo de los A n n ales.

G énesis de u na nueva hegem onía historiográfica, que nos p erm itirá in tro d u cirn o s con nuevas luces a ciertos problem as hoy ya 'clásico s' de la h isto rio g rafía sobre A nn ales, com o el de la d ifícil y radical d isp uta entre M arc B loch y L ucien Febvre en la prim avera de 1941, d isp uta que se p re­ senta entonces, sólo com o el últim o eslabón de un conflicto profund o y m ucho m ás largo en el que se confron tan dos diferentes orientaciones, rad i­ calm ente d istin tas y com pletam ente alternativas, del rol historiográfico y

social que debe ju g ar la revista, y del sentido global que debe an im ar a

esa nueva hegem onía en construcción. O en otro caso, el problem a del consid erable 'p od er in stitu cio n al' que ha detentado en u na cierta época F ernand Braudel, poder que en esta línea de explicación es m ás la sim ple expresión y el resultado lógico de la afirm ación y el éxito de ese proceso global de conqu ista de esa hegem onía en los estud ios históricos, que el fruto de u na h abilid ad o vocación, realm ente inexistentes, del gran autor de El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe n.

E ig u alm ente, la p regu n ta acuciante y fun d am ental resp ecto del d es­ tino fu tu ro de estos m ism os A nnales. Pues dado que los estu d io s de m ás largo aliento sobre la corriente sólo abarcan hasta los años o ch entas, han om itid o en tonces la evaluación de lo que representan, en la p ersp ectiva larga de la h isto ria entera de la tendencia annalista, esos posibles 'cuartos A n n a les' que se esbozan claram ente desde 1989 con el célebre texto del núm ero de n o viem bre-d iciem bre de 1989 titulado 'T en ton s l'experience'. Y se trata de un p roblem a fundam ental, pues del d estino esp ecífico de estos posibles cu artos A nn ales, depende en bu ena m edid a el rol que la h isto rio g rafía fran cesa pueda ju g ar dentro de la renovación h isto rio g rá­ fica del siglo vein tiu n o hoy en curso. Y aunque A nnales es hoy, sólo uno entre varios de los protagonistas decisivos de esa h isto rio g rafía naciente del tercer m ilen io, no deja de ser uno de sus protagon istas prin cip ales, y sin duda alg u na, todavía de la prim era línea.

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A n n ales y los ig u alm ente diversos m arxism os con los que ha convivido, y resp ecto de los cu ales se ha definido tanto en relaciones de sem ifu sión o en otro caso de clara alian za, com o de abierta sep aració n y d istan cia, pasand o tam bién por u na recep tivid ad firm e pero m atizad a, o por un escep ticism o no o b stan te atento de sus p rin cipales aportes. Un diálogo fu n d am en tal en la h isto ria de los A n nales, que sin em bargo ha sido p er­ m anentem ente soslayado por los distintos estud iosos de la corriente, apa­ recien d o sólo de m an era tan g en cial o periférica en sus ensayos, artícu lo s y libros.

Al revisar, entonces, la historia de los A n n ales desde estas d istin tas persp ectiv as cruzad as, este libro trata de resolver entre o tro s varios, los puntos, problem as y aparentes paradojas arriba enlistados, Pero tam bién, y d irectam en te conectad os con ellos, otros problem as que sí han sido m ás abordados en la literatu ra consagrad a a esta tend encia h isto rio g ráfica francesa, y que se p regu n tan acerca de en que consiste la verd ad era o rig i­ nalidad del aporte an n alista, lo m ism o que ex am in an las im p licaciones que para la propia corriente ha tenido su paso desde un status m arg in al y claram en te herético, hasta su in serción clara com o p arte del establish - m ent recon ocido y de las instituciones aceptadas y hasta prom ovidas por la p ropia cu ltu ra d o m in an te del hexágono. O tam bién, el balance de lo qu e se pierde y se abandona con el p aso de los A n n ales b rau d elia­ nos a los A n n ales de la h isto ria de las m entalidades, así com o la sig n ifi­ cación m ás p ro fu n d a que puede ten er y tend rá en el fu tu ro el célebre

'tournant critique' que fu nd a a la etapa en cu rso corresp on d ien te a la

cu arta generación de h istoriad ores an n alistas.

Al retom ar, entonces, estos 'debates habituales' entre los estu d io sos de A n n ales, desde el en foqu e p articu lar antes esbozado, creem os que será p osible tam bién replantearlos en térm inos nuevos, resolviénd olos ig u alm ente de u na m anera d istin ta a las que hasta hoy h a n sido en say a­ das. Y todo ello p ara contribuir, activam ente, a este u rgen te p roceso de d efinición de los n uevos A n n ales post-89, frente a las en cru cijad as del d estino in m ed iato p o r venir.

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y enérg icam en te en el ejercicio p rospectivo de la bú squ ed a y de la d is­ cu sión en torno a la urgente renovación h isto rio g ráfica a la que asisti­ m os actualm en te. Pues es sólo al precio de esta p articip ació n d irecta en el m o vim ien to que hoy se d ibuja dentro de los estud ios históricos m u n diales, que los historiad ores de todo el m undo -in clu id o s entonces tanto los A n n ales com o aquellos que nos ocupam os de estu d iar e in v es­ tigar su h isto ria y su situación a c tu a l- pod rán coad yuvar a p erfilar los ru m bo s fu tu ro s de u na historia que, en estas circu n stan cias, sólo puede ser crítica, p ro fu n d a y rad icalm ente activa dentro de su propio presente. Es decir, pro fu n d am en te in scrita en las m ejores tradicion es y herencias de estos m ism os A nnales.

A l lecto r toca aportar, con su ju icio crítico sobre esta m ism a obra y sobre los problem as m ás generales que aborda, su corresp o n d ien te grano de aren a a este p ro ceso de transform ación de la h isto rio g rafía actual.

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LOS A N N A LES EN SIN GULAR. LOS A N N A LES EN P LU R A L

Una vez reconocid o el equívoco que im plica el térm in o de 'escu ela' de los A n n ales, y a p artir de la reubicación de todo el com p lejo m undo de problem as que se encierran detrás de esta célebre y aparentem en te in o ­ cente con notación, es posible ahora p regu n tarn os, no obstante, acerca de los p osibles trazos característicos y de los posibles perfiles que, en una visión global y de conjunto de esos m últiples A nn ales que abarca el itinerario de m ás de m edio siglo de la corriente, pueden ser detectad os com o los elementos comunes que tipifican a esta m ism a ten d en cia h isto ­ riográfica del siglo veinte.

E lem entos com u nes qüe h an estado presentes en todos los distintos proyectos in telectu ales que conform an a los d iferentes períodos de vida de los A n n ales, y que por encim a de las divergencias fu n d am en tales entre esos diversos y m últiples

A n n ales, sin g u larizan , en algún caso, a la propia corrien te francesa frente a las otras tend encias historiográficas d esarrollad as en los ciento cin cu en ta ú ltim o s años dentro del panoram a de los estu d io s históricos m undiales, y en otro caso, nos presentan sim plem ente el m odo de d es­ pliegu e p articu lar de ciertos trazos com p artidos con o tras corrientes de la h isto rio g rafía contem poránea, en la m odalidad que ad qu ieren al ser reproducid os tam bién por los A nnales, pero que en cu alq u iera de las dos variantes, se presentan claram ente com o los perfiles constantes y

característicos de la entera curva de la p erspectiva an n alista, v ista en su

totalidad.

En p rim er lugar, el hecho de que los A n n ales son u na h isto rio g rafía de clara m a triz cu ltu ral francesa, en un p rim er m om ento, y de m atriz cu ltu ral mediterránea en u na seg u nd a in stancia. Es decir, que al d esp le­ garse en las d istin tas co y u n tu ras cu ltu rales del siglo vein te que les han correspondido, todos los diferentes proyectos de A n n ales han rep ro ­ ducido, sistem áticam en te y en sucesivos m om entos, a la sensibilidad cul­

tural mediterránea de larga duración, sensibilid ad que es corresp on d ien te

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Ya que, com o Fern and Braudel ha explicado reiterad am ente, la civ ili­ zación eu ro p ea ha sido, a lo largo de toda su h isto ria y d esd e su m ism o origen, no u n a sino dos civilizaciones, su bsu m id as dentro de un m ism o proyecto civ ilizato rio , pero siem pre d iferenciadas y coexisten tes en el seno del m ism o territorio europeo.

D os civ ilizacio n es eu rop eas dentro de 'la ' civilizació n eu ropea, cuyos rasgos d istin tiv o s se h allan presentes en la geografía, en la tecnología, en la econ om ía, en la socied ad y tam bién en la cu ltura, d án d onos a lo largo de la cu rv a de la h istoria de esa civilizació n europea, a la Europa de la 'G e rm a n ia ' de Tácito frente a la del Im perio R om ano, a la E uropa de C arlom agno ju n to a la E uropa de las conqu istas y de los esp acios a se­ diados por los m u su lm an es, a la E uropa p rotestante y p ro d u ctiv ista de la R eform a frente a aqu ella de la C ontrareform a que se co n su m e en el d is­ pendio lujoso y que p erm an ece fiel a Rom a, a la E uropa del b arro co débil o in existen te fren te a la del b arro co floreciente y cu asio m n ip resen te, y fin alm en te a la Europa del n orte que crea, acoge y prom ueve al m arxism o frente a la E u rop a m erid ional m ás bien prou d honista, b a k u n in ista y an arqu ista.

D os E uropas, u n a m ed iterránea y otra nórdica, cuyos m apas contiguos pero bien d iferen ciad os es posible trazar, al ir estableciendo, por m en­ cionar solo alg u n o s ejem plos posibles, a la E uropa m ás cálid a de clim a m ed iterrán eo que se v iste de lino y de la sed a im p o rtad a, frente a la Europa m as fría y llu v io sa del norte que se cubre de lan a y de pieles, a la Europa de su elos m enos duros y por lo tanto prop icios para el u so del arado ligero, frente a la de suelos arcillosos sólo cu ltivables con el arado pesado con v erted era y ruedas, a la E uropa del vino, el aceite de olivo y el trigo abu n d an te ju n to al ganado escaso, frente a la E u rop a de la cerveza, de la m an teq u illa y la leche, del trigo m enos abu ndante y del centeno m ás p resente y en la que el ganado es por el contrario un b ien bastan te fre ­ cuente. D os u n iv ersos que conviven perm anentem en te dentro del suelo eu ropeo, y que d esd e estas bases geohistóricas d elim itad am en te d iver­ sas, han con stru id o tam bién d istintas estrategias de co n fig u ració n terri­ torial, tecnológica, económ ica, social, e inclu so cu ltural, en u n a historia m as que m ilen aria y de larga duración.

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por ese d iálogo co n stan te entre sus dos m atrices o u niversos orig in ales constitutivos. U n diálogo que en el plano de la cultura, nos ubica en to n ­ ces frente a la dualidad esp ecifica de sen sibilid ad es cu ltu rales de larga duración que co h abitan tam bién en E uropa occidental.

Por u n lado, u na sen sibilid ad cu ltu ral de m atriz g erm án ica, carolin - gia, protestante, poco barro ca y nordeuropea, que se sin g u lariza por una apro xim ació n in telectu al h acia los tem as y problem as que aborda que es u na apro xim ació n m uy teórica, reflexiva y filosófica. U na visión que construyend o un tipo de argum entación austero y econ óm ico en el uso : del lengu aje, se d efine com o un d iscu rso elaborado de m an era m ás bien individu al y autoreflexiva, y que se apoya en u na estru ctu ra cu ltu ral p re­ d o m inantem en te escrita y d ifu n d id a de m anera m ás an ó n im a e im p er­ sonal. U na cu ltu ra y un d iscurso que, desde estos elem entos, van a caracterizarse por u n a estru ctu ració n m ás rig u ro sa y acotada, de carácter m as abstracto y filosófico y con un m odo de form alización sobrio y poco literario, m ás an alítico y m ás denso.

Y ello fren te a u na seg u n d a form a de sen sibilid ad cu ltu ral, d istin ta y

a veces opu esta a la prim era, que deriva en cam bio de una m atriz rom ana o helénica, m erov in gia, con trareform ista, b arro ca y m ed iterránea, que se caracteriza en cam bio por un acercam iento in telectu al h acia los o bje­ tos que estu d ia que es de orden m ás bien em p irista y exp erim en tal, elaborand o u na reflexión que argu m en ta de m anera reiterativa y florida, volviendo u n a y otra vez sobre u n m ism o pu nto de la reflexión, y que constru ye el d iscu rso siem pre de modo m ás com u nitario o colectivo, a p artir de u na estru ctu ra m ucho m ás oral y hablada de com u nicación d irecta. Y con ello, un tipo de cu ltura y de d iscu rso que resu ltan ser m ucho m ás lib res e inventivos, m enos rigu rosos y siem pre m ás v in cu la ­ dos al ejem plo y al caso concreto, siendo m ás literarios y m ás colm ados de rep resen tacio n es plásticas y de im ágenes que en carn an la idea o tesis que in tenta d em o strarse o ilustrarse.

D os form as m uy d istin tas de concebir y de crear los prod u ctos cu l­ tu rales y las estru ctu ras d iscursivas, que nos p erm iten com p rend er tam bién a este p rim er trazo general y recu rren te de la p ersp ectiv a h isto ­ riográfica de los A n n ales.

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presu p u estos filosóficos de sus propias cosm ovisiones h istóricas, a la vez que reticen tes fren te a los debates dem asiado teóricos o abstractos. Y aunque, com o verem os m ás adelante, esto no les im p ed irá debatir y reflexionar en torno a los parad igm as m etod ológicos y a los m odelos teóricos que an im an sus d istintos proyectos intelectu ales, si im plicará no obstante el hecho de que en ocasiones, sus m odelos y conceptos teó ri­ cos se h allen m as im p lícitos que explícitos dentro de sus obras, o que la form ulación de estos parad igm as m etod ológicos o leccion es ep iste­ m ológicas derivados de su p ráctica historiográfica, se lim iten a breves d esarrollos, a referen cias m uy pu n tu ales e inclu so a veces a u n a sim ple enu nciación.

A l m ism o tiem p o, y a tono con ese estilo m ed iterráneo que ellos rep resen tan de m anera m uy acabada, la g ran m ayoría de los autores de A n n ales serán autores célebres por su prosa florida y cuidada, por su bu en d o m in io del lengu aje y por sus habilid ades literarias, que han facilitado la m ás am plia y ágil d ifusión de sus obras entre los m ás diver­ sos públicos de Francia, de Europa y del m undo entero.

O bras, artícu lo s, textos y ensayos que com o es bien sabido, son m u chas veces la cond ensación de un largo trabajo previo en los S e m i­ n arios y en los C ursos del Collége de France, de la E scu ela de A ltos E stu ­ dios o de las d istin tas U niversidades francesas, igual que el resultad o y el reflejo de in ten sos y perm an en tes debates académ icos entre los m ism os h istoriad ores fran ceses, y entre estos ú ltim os y sus colegas de las restan ­ tes ciencias so ciales o hum anas.

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C anadá in g lés o Estados Unidos, será en cam bio m ucho m ás accidentada, difícil, tard ía y m ucho m ás tam izad a por los filtros cu ltu rales de este segundo su bconjunto cu ltu ral que es ju stam en te el de la sen sibilid ad cu l­ tural nordeu ropea.

Un seg u nd o perfil característico, que estará tam bién presente en todos los su cesivos y d istintos proyectos ann alistas, es el del d iálogo perm anente que la h isto ria que ellos reiv in d icarán y co n stru irán , tendrá con las restan tes ciencias sociales que com ponen el abanico de d iscip li­ nas que se ocu pan de investigar acerca de lo so cial-h u m an o en el tiem po.

Y ello, hasta el punto de que el entero periplo de la corriente h isto rio g rá­

fica que aqu í an alizam o s puede ser ju stam en te explicado, en u na de sus d im ensiones fu n d am en tales, com o el juego de su cesivos acercam ien tos, v inculaciones, alian zas, y hasta intentos de fusión de la historia con esas diferentes d iscip lin as que investigan los diversos aspectos del com plejo ser so cial de las o rg anizacio n es hum anas.

Y si bien es cierto que este diálogo entablado con las otras cien cias

sociales, no es exclusivo de la historiog rafía de los A n nales, sí se h ace p re­ sente com o u na nota d istintiva que ha sido asu m id a y con scien tem en te reivindicad a en tod as las etapas de vida de la corriente, con u na radi- calidad, intensid ad y perm an en cia que d esem bocan en la idea de u na historia siem p re abierta y hasta urgid a del proceso que la fecu n d a con los aportes y desarrollos venidos de otros horizontes d iscip lin ares, y en co n secu en cia de u na h istoria que apunta siem pre, m ás o m enos conscientem ente, y con m ás o m enos éxito com o verem os d esp ués, hacia la disolución misma del fundamento de la propia d ivisión del estud io de lo social en d iferen tes d iscip linas, cam pos, o ciencias p articu lares.

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"L a escu ela de los A nn ales no es u na escuela en el sentido estricto del térm ino, o en todo caso solo lo sería al m odo de u n a escu ela literaria o artística. No se entra en ella para hacer carrera o para encerrarse en ciertos d ogm as. Los lím ites son bastan te elásticos. El p rin cipio está con M arc B loch y L u cien Febvre, que fueron grandes p erson ajes y a qu ienes yo d ebo enorm em ente.

E llos son m is predecesores y, aunque yo m e con sid ero de la m ism a g eneración cu ltu ral de L ucien Febvre, él tenía de todos m od os veinticu atro años m ás que yo. Su d esap arición en 1956 h izo de m í su heredero. D espu és, yo seg u í m i cam in o p ersonal. D e la m ism a form a, aquellos que v in iero n desp ués de m í - L e Roy Ladurie, Duby, C haunu, F e r r o - h an tenido su propia trayectoria p ersonal."

F ern a n d B r a u d e l

"La derniere interview du m aitre de l'histoire len te" en

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Lo que nos explica la constante acusación, por lo d em ás p ertinente, que han su frid o Bloch, Febvre y Braudel, en tre otros, de reiv in d icar y prom over u na h isto ria 'im perialista', que in ten taría en g lo bar bajo su territorio y com o sim ples cien cias au xiliares, al conjunto de las o tras cien ­ cias sociales: en realidad, hacia donde apunta esta p reten sió n ecu m én ica de asim ila rse y h asta de 'devorar' a las otras d iscip lin as sociales, es ju s­ tam ente hacia la idea de elim in ar el fund am ento de las d ivisio n es d isci­ plinares, recu p erand o para la historia el vasto y u niversal cam po de la totalidad de lo so cial-h u m an o en el tiem po.

Y si este es otro de los horizontes generales que su byacen a todos los

p royectos an n alistas, siendo sin em bargo un horizonte que no siem pre ha sido asu m id o con la plena conciencia de su s im p licaciones ú ltim as, eso no elim in a el hecho de que cada p eríod o del itin erario de la ten d en ­ cia de A n n ales haya privilegiad o, en su m om ento, la recu p eració n y el diálogo con tal o cu al d iscip lin a o grupo de d iscip lin as so ciales esp ecí­ ficas. Y entonces, no pod rem os entend er los A nn ales de B loch y Febvre sin la ap ertu ra de la historia hacia la econom ía, la so cio lo gía y la psi­ cología, m ien tras que los A n nales brau d elianos serían incom prensibles sin consid erar la m utua fecu nd ación entre geografía e historia, y luego entre h istoria, d em ografía y econom ía. O tam bién, verem os que la ter­ cera g eneración de A n n ales pondrá en el centro de su proyecto el v ín ­ culo con la antrop ología, m ientras que los A n n ales post-89 v u elven a un esquem a m ucho m ás abierto de diálogo y de in terp en etració n con casi todo el aban ico de las cien cias sociales, e inclusive, lo que co n stitu y e una de sus noved ades esp ecíficas, tam bién con la propia filosofía.

Forzando sistem áticam en te, y com o u na p ersp ectiva de p rincipio, este diálogo y m u tu a fecu n d ación de la h istoria con las restan tes cien cias que se ocu p an de lo social, los A n n ales han podido entonces p royectarse, p rogresivam ente y a lo largo de su cu rva de vida, no sólo com o una corrien te p ro fu n d am en te innovadora dentro de la h isto rio g rafía, sino tam bién y cad a vez m as com o un revolucionario proyecto d entro de las

ciencias sociales en general, en cuyo seno h an ido ganando cada vez m ás

espacio y recon ocim iento.

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esas h isto rio g rafías con casi todos los m odelos d esarrollad o s dentro del siglo d iecinueve, a la vez que los vincu lan con ese proyecto pionero y excepcion al que, en los estud ios históricos, ha representad o el proyecto téo rico -crítico de M arx.

Pues m ás allá de su datación cronológica in m ed iata, que lo ubicaría falsam ente entre las d istin tas vertientes d ecim on ónicas de la h isto rio ­ grafía, es claro que ha sido el m arxism o original, es d ecir el contenido en la obra de M arx y Engels, el que ha colocado los cim ien to s fu n d a­ m entales de lo que en sentido rigu roso podem os llam ar la historiografía

contemporánea, del m oderno proyecto de constru cción de u na verdadera

ciencia de la h istoria, que todavía hoy continúa vigente y en m archa. Em presa m arx ista orig in aria, que habiéndose d esarrollad o dentro de la seg u n d a m itad del siglo xix, va a an ticipar entonces, en m ás de m edio siglo, al conjun to de d escubrim ientos, conqu istas y elem entos que van a tipificar a p rácticam en te toda la h istoriografía innovad ora del siglo veinte, in clu so hasta nuestra propia ép oca actual. Pues al ed ificarse ese m arxism o com o prop u esta crítica y alternativa a las lín eas d om in antes y entonces en boga de la historiog rafía eu ropea d ecim onónica, y al co n stitu irse tam bién en la expresión intelectu al superadora de la entrada de la cu rva de la m od ernid ad b u rgu esa en su fase d escend ente de larga duración -u n a fase que com ienza aproxim ad am ente con la co y u n ­ tura histórica de 1848-1870, para prolongarse hasta el día de h o y - esta p ersp ectiva cread a por C arlos M arx ha podido d esarrollar, de m anera in icial y gen u in am en te anticipatoria de lo que habría de d esp leg arse en los sigu ien tes ciento cin cu en ta años, un nuevo tipo de h isto ria p ro fu n d a­ m ente social, firm em ente anclada en el esfuerzo de h acer de la h isto ria u na ciencia, y que va a co n cen trarse de m anera p rivileg iad a en tod o el co n ­ ju n to de d im en sio n es interp retativas de ese m ism o oficio de historiador. U na h isto ria rad icalm en te social, científica e in terp retativ a que tam ­ bién será d esarrollad a y reivin dicad a por las sucesivas g eneraciones de A n n ales, en la m edid a en que ellas encarnan, y luego asu m en com o herencia o legado fun d am ental, el de haber sido p arte de los protagonistas

principales que en el siglo veinte cronológico han escenificado ese p ro ­

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m arxism o o rig in al, los diversos A n nales van a reproducir, com o su tercer arista com ún, a esa h isto ria de carácter social, científico e in terp retativo.

Porque al rev isar la h istoria de la corriente, en sus d istin to s períodos, resulta claro que el tipo de historia que ella ha siem pre defendido, construido y prom ovido, se construye siem pre a p artir del desplazamiento recu rren te de la p ersp ectiva de análisis desde los pro ceso s ind ivid u ales, de élite, sin g u lares y m ás superficiales, hacia los procesos colectivos, de los grandes gru p os y clases sociales, pro ceso s reiterados y d ifu n d id os de m anera so cial am plia y que corresponden siem pre en general a las estru ctu ras b ásicas de la h istoria profunda. A sí, lo m ism o en el estud io de la h isto ria de las técn icas so ciales y de la con stru cció n de los paisajes agrarios, o del u tillaje m ental de una época y de las creen cias colectivas de u na socied ad , qu e en el exam en de las form as de la civ ilizació n m ate­ rial de los hom bres y de su civilizació n económ ica, o en el estu d io de las 'm en talid ad es colectivas' y de las prácticas que definen las 'convenciones' dentro de las que se o rg anizan los actores y la acción so cial, encontram os siem pre, com o dato repetid o y constante, el claro abordaje de u na h istoria

social, entend ida adem ás com o la historia de los grandes procesos, estru c­

turas, grupos, realidad es y fenóm enos colectivos, de masa, y en co n se cu en ­ cia rad icalm en te sociales.

Y si b ien ha sido el propio Lucien Febvre el que ha d enu nciad o la

; am bigüedad y vaguedad de ese térm ino de historia 'social', es claro que el

■ m ism o es u tilizable para caracterizar a la propia h isto rio g rafía an n alista,

si lo red efin im o s m ás rigu ro sam en te com o ese estudio de los grandes fenóm enos colectivos de la historia, de los procesos que afectan a las ; grandes m asas y a los gru p os sociales princip ales de un entram ad o social ¡V cualquiera. Y por lo tanto, com o esas historias, tan típicas de A n nales, que son la h isto ria económ ica y social, la historia de la civ ilizació n m ate­ rial y de la b ase g eoh istórica de las civilizaciones, la h isto ria de las ; econom ías-m u nd o y de las civilizaciones del planeta, la h isto ria de las i: m entalid ad es y la an trop ología histórica, o la historia urbana, de las prac­ ticas cu ltu rales, de la econom ía del A n tig u o R égim en, o las histo rias cu antitativa y serial o antrop ológica m ás recientes, entre otras.

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arte o com o ciencia, va a in tentar con stitu ir a esta ú ltim a, com o afirm a M arc Bloch, en u na real 'em presa razonada de análisis', en u na verdadera em presa científica.

Lo qu e nu evam en te estará p resente en todas la etapas de la corriente: en todas ellas se reiv in d ica el objetivo de establecer las verdad es h istó ri­ cas com o verdades científicas, concibiendo el d escu brim ien to y la con ­ quista de nuevas técnicas, nuevos paradigm as, nuevos p ro ced im ien to s de in terp retación , nuevos m étodos, nuevos m odelos teóricos y nuevos tem as de in vestigación, com o otros tantos pasos adelante en ese proceso de co n stru cció n de la verdadera ciencia histórica.

Y puesto que h a sido a los A n n ales ha qu ienes ha correspond id o,

en este brev e siglo v ein te histórico ya concluido, el p ro tag o n izar la m ás im p ortante revolución en la teoría de la historia desarrollad a en los ú ltim os cien años -rev o lu ció n que, a su m anera, reedita en cond iciones y en esp a­ cios d istin tos a la revolución en la teoría de la h istoria fundante de los estud ios históricos contem poráneos, que ha sido el propio m arxism o o rig in a l- será tam bién a ellos a quienes les correspond erá, entre otros, el reiv in d icar este carácter científico de la h isto rio g rafía contem poránea, abonado su cesivam ente por los análisis bloch ian o s de la estru ctu ra social, los m od elos de investigación del pen sam ien to de una época de L ucien Febvre o las teo rías brau d elian as de la g eohistoria, la civ ilizació n m aterial o las 'econom ías-m undo', pero tam bién por los p arad igm as de la h isto ria global, com paratista, interpretativa, problem ática o de larga duración que verem os m ás adelante.

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P royecto de h isto ria social y científica que h ará florecer y m u ltipli­ carse tam bién a todo el conjunto de d im ension es in terp retativ as del m ism o oficio de historiador. Pues frente a la h istoria pred om in an tem en te d escrip tiva del siglo anterior, que pretende alcan zar u na in g en u a o b je­ tividad y neu tralid ad total del historiador, y que tem e sep ararse aunque sea u n in stan te de los hechos p u ros y duros, los d istin tos A n n ales van en cam bio a ser pródigos en la construcción de variad os y m uy d ife­ rentes m od elos explicativos, que apoyándose sin duda en la erud ición rigu rosa y en la investigación de todo tipo de fuentes y de datos, no dudarán sin em bargo en in tro d u cir todos los nuevos pro ced im ien to s, téc­ nicas, m étod os o p arad igm as de interp retación posibles. Lo cu al va a exp resarse doblem ente, tanto en la m ultiplicación ilim itad a de las fu en ­ tes, com o en la invención perm anente de nuevos parad igm as y m odelos de explicación.

Así, los an n alistas van a recuperar, sin problem as y siem pre creativam ente, la fotografía aérea y el an álisis del polen, los testim o n io s in volu ntarios y la lectu ra 'in volu ntaria' de los testim onios vo lu ntarios : e in voluntarios, las técn icas cuantitativas y el m étodo serial, la dend ro- cronología y el an álisis iconográfico, la carto grafía y el pro ced im ien to ; m icroh istórico del cam bio de escala en el análisis, entre m uchos otros.

Y ju n to a ello, y com plem entándolo, van a elaborar esos noved osos para- ; digm as que y a h em os m encionad o antes, y que son las vision es desde la

larga d uración h istórica, el análisis de los fenóm enos histó rico s d esd e los : o bserv atorios cru zad os del acontecim iento, la coy u n tu ra y la estru ctu ra, la ap licación del m étodo com parativo para establecer las g eneralidad es y las esp ecificid ad es de las realidad es estud iad as, el u so de la 'h isto ria- problem a' que saca a luz el cu estion ario explícito o im plícito p resente : en toda investigación, o la perspectiva de la historia global que en sa n ­

cha los territorios de an álisis del historiad or y que recrea el v ín cu lo del tem a an alizad o con la totalidad o totalidad es que le son co rresp o n d ien ­ tes, entre otros.

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d esarrollad os en el siglo veinte -c o m o por ejem plo, con la E scu ela de F ran k fu rt, o tam bién con ciertas tendencias de la h isto ria m arx ista b ritán ica de la seg u n d a p o sg u erra-, com o tam bién con los proyectos m ás in n o v ad o res dentro de toda la h istoriog rafía de la ú ltim a centu ria, desde las líneas de la Kulturgeschichte alem ana hasta las varias ram as de la microstoria italian a, y pasand o por la an trop ología histórica crítica rusa, la nueva h isto ria rad ical norteam ericana o la reciente h isto ria regional latin o am erican a, entre m u chas otras.

F inalm ente, y com o u n cu arto y últim o perfil general, com ú n a todo el itinerario an n alista, está el gusto y la prom oción p erm an en te de la inno­

vación problemática en la h istoria, es decir la apertu ra con stan te de nuevas

canteras de trabajo para los historiadores, así com o la con qu ista y co lo ni­ zación de nuevos territorios para la investigación histórica.

Un rasgo que si b ien no es tam poco exclusivo de A n n ales, si se p re­ senta dentro de la co rrien te en todas y cada u n a de sus etapas de vida. Y entonces, y m ás allá de las evidentes d iscontinu id ad es que a n a liz a re ­ m os a continu ación , en térm inos del abandono de ciertos parad igm as m etod ológicos, de la renun cia a una p osición esen cialm en te crítica y herética, o de la co n stru cció n de ciertos m odelos g enerales de p reten­ siones m ás u niversales, m ás allá de estas evidentes d isco n tin u id ad es se m u estra claram en te ese trazo de continuidad entre todos los su cesi­ vos A n n a les que es el p erm an en te proceso de apertu ra y exploración de nuevos tem as, nuevos su jeto s y nuevos cam pos del saber histórico.

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feudal, para d esem bo car en la reivin d icación de la recu p eración del análisis esp ecífico de las estrategias de com p ortam ien to de los actores sociales y de la con stru cció n progresiva y d in ám ica de sus 'convencio- nes', n orm as y relaciones sociales, pasando por los in tentos de elaborar un nuevo tipo de b io g rafías sociales, y por los estud ios sobre las h istorias de la civ ilizació n m ed iterránea, de la civilizació n cap italista y de las civ i­ lizacio n es en general.

Todo un vasto u niverso de nuevos cam pos problem áticos, y de in éd i­ tas lín eas de in vestigación que tam bién van a caracterizar a los m últiples : A nnales, a lo largo de toda su curva vital y hasta la actualid ad .

C uatro rasgos o trazos p resen tes en todos los proyectos intelectuales de los d istin tos em peños ann alistas, que entonces nos p erm itirán tipificar a la ten d en cia h isto rio g ráfica de los A n nales com o u na realid ad sin g u ­ lar, en su globalid ad y con claros perfiles frente a las otras ten d encias o corrientes de la h isto rio g rafía contem poránea de los ú ltim o s ciento cin ­ cu enta años. Y que entonces, nos d arán este retrato posible, que dibuja a esos A n n ales com o u na clara varian te francesa, de u na m ás u niversal sen ­ sibilidad cu ltural m ed iterrán ea y latina de larga duración, v arian te que por la vía del d iálogo recu rren te con d istin tas y cam bian tes cien cias so ci­ ales, ha apu ntad o siem pre al cu estionam iento radical y a la su peración del fu n d am en to m ism o del actual horizonte d iscip lin ar de estu d io de lo social, elaborand o u na historia que siendo rad icalm ente so cial, científica e interp retativa, ha desplegado siem pre esa vocación o apetito in saciable resp ecto de los nuevos cam pos problem áticos y las nuevas zo n as antes inexplorad as del saber histórico.

A n n ales definidos por estos perfiles o aristas com unes, que al m ism o tiem po se d isg reg an en m uy d iferentes entidades, y en p royectos in telec­ tuales in clu so contrapuestos, cuando los observ am os desde su interior, y en torno del problem a, ig u alm ente crucial, de la n ecesaria p erio d izació n y esp ecificació n m ás rig u ro sa de sus d istintos m om entos vitales.

* * *

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esos p erfiles generales que ya hem os referido, toda u na serie de rasgos específicos, que en las sucesivas coyunturas cu ltu rales que los A n n ales han atravesado, van sin g u larizan d o y tipificando a los diversos p royec­ tos in telectu ales, y en consecu encia, a los d istin tos p eríod os recon ocibles dentro de la h isto ria de esta m ism a tendencia h isto rio g ráfica an n alista.

Una v isió n d istin ta de los m ism os A nnales, y al m ism o tiem p o com ­ p lem entaria de la anterior, que al concentrar ahora la atención en las esp ecificid ad es de cad a u no de esos sucesivos A n n ales, apoyados en los diversos proyectos in telectu ales que la corriente h a cobijado dentro de su seno, nos cond uce d irectam en te al problem a, am pliam en te debatido entre los estu d iosos y esp ecialistas de esta tendencia historiog ráfica, de las contin u id ad es y d iscontinu id ades registrables a lo largo del entero periplo de los A n n ales.

C ontin u id ad es y d iscontin u id ad es que, m ás allá de los perfiles com u nes que an tes h em os resum ido, h aría referencia m as bien a la relación p articu lar que se establece entre las d istin tas etapas y proyectos de A n nales, in terco n ectan d o o d isting u iend o nítid am en te a unos de otros. U na d ialéctica de lo continu o y lo d iscontinu o que, com o verem os ahora, nos da tanto relaciones de superación dentro de la continu id ad , que verdad eros giro s o ru p tu ras que representan de hecho u na clara d is­ continu id ad y un evidente abandono del cam ino anteriorm en te recorrido, pasand o tam bién por ciertas etapas de tran sició n de p erfiles m enos n íti­ dos, y por otros v irajes que junto a la ru ptu ra con la g en eración anterior, sign ifican al m ism o tiem po un cierto intento de retorno a los 'o ríg en es' de la corriente.

Un periplo que no tiene entonces nada de lineal o sim ple, y que rep ro ­ duce en su propia com plejidad, la equivalente densidad de los cam bios m ás generales que los estu d io s históricos han venido su frien d o d urante los ú ltim os setenta u och en ta años.

C on lo cu al, no habrá de sorprend ern os el hecho, claram en te registra- ble en la h isto ria de los A n nales, de que sus m utaciones fu nd am entales, y en co n secu en cia la p erio d izació n de su itin erario global, se acerque en

grandes lineas a la p rop ia period ización general de la h isto ria de Europa,

cuyos cam bios de co y u n tu ra global o de m om ento so cial general, van a ir ritm an d o tam bién a las tran sform aciones in tern as del proy ecto in telec­ tu al vigente en cada etapa de la corriente ann alista.

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que antes hem os desarrollado, nos p erm itirá o b serv ar a los diversos A nn ales, a los A n n ales en plural, m ostránd onos el lado com p lem entario y al m ism o tiem po alternativo a aquellos trazos com u nes de ios A n n ales en sin g u lar que hem os definido anteriorm ente. U na p erio d izació n que nos haga posible m arcar en térm in os m uy generales, las gran des etapas del recorrid o an n alista, a las que estud iarem os con m ás d etalle en los próxim os capítulos.

Com o es b ien sabido ahora, luego de la recien te p u blicación de la corresp on d en cia entre M arc Bloch y L ucien Febvre con H en ri P irenne, aunque el p rim er núm ero de los Annales d'Histoire Economique et Sociale ha visto la lu z solo el 15 de enero de 1929, el proyecto de fu n d ar esta revista rem onta en realidad, en su p rim era co n cep tu alizació n com o in i­ ciativa in telectu al, al fin m ism o de la prim era gu erra m u n dial. Es d ecir que coincid e p rácticam en te con el origen de esa co y u n tu ra, en m uchos sentid os excepcion al, que ha sido la coy u n tu ra de la h isto ria de E uropa entre las dos g u erras m u ndiales del siglo veinte.

A sí, el inicio de la década de los años veintes, que abren esta co y u n ­ tu ra caracterizad a por la crisis de la razón europea, y por la ru p tu ra definitiva de la secu lar ecuación que pretendía equiparar ju stificato ria- m ente a la civ ilizació n eu ropea con 'el p rogreso humano", es tam bién la fecha de origen de la prim era elaboración del proyecto de fu n d ar lo que un d ecenio d esp ués va a configu rarse com o los 'p rim ero s A n n ales'. Y es m uy claro, al rev isar esa correspond encia d irigida por Bloch y por Febvre a P iren n e d esd e 1921, que el proyecto inicial de la revista se constituye, clara y conscientem en te, para llenar el vacío dejado dentro de los estu ­ dios históricos, por la interrupción - q u e luego se revelará com o u na su s­ p ensión solo tra n sito ria - de la revista alem ana Vierteljahrschrift f u r Sozial

und Wirtschaftsgeschichte, su stitu ción o reem plazo que se realiza dentro

de una exp lícita lógica de contrabalancear y luego in clu so superar, a la clara h eg em o n ía que el m undo germ ano parlante había ejercid o dentro de la h isto rio g rafía europea y occidental, desde ap roxim ad am ente 1870 y hasta la llegad a de esos golpes sucesivos que serán ju stam en te la p rim era guerra m u ndial, el ascenso del nazism o y la seg u nd a guerra m u n dial.

C onstitu y en d o entonces una clara iniciativa, francesa pero al m ism o tiem po m ás internacion al, para reconfigurar la organización general de los

estudios históricos en escala europea, dentro de u na orien tación y u n m odo

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de Historia Económica y Social, se conform a desde su p rim era elaboración

com o un proyecto que intenta asu m ir las lecciones de los resu ltad os de la prim era conflagración m u n d ial, reestru ctu rand o tam bién en el cam po de la h isto rio g rafía eu ropea y occidental al entero p aisaje de sus líneas de evolución p rin cipales.

Y au nque el proyecto orig inal tard ará casi u na década en m aterializarse, m o d ificán d ose de m anera im p ortante d urante este lapso de tiem po, tam bién es claro que al concretarse, ese proyecto se co n stitu irá en u na de las v arias expresiones de los profun d os cam bios que vive el p aisaje cu ltu ral de esa E uropa de entre las dos guerras m u ndiales. Pues resulta im posible en tend er los rasgos de esos 'p rim ero s A n n a les' del períod o 1929-1941, sin consid erar que los m ism os form an p arte del m ás vasto m o vim ien to de transform ación que afecta a toda la cu ltu ra eu ropea de los años vein tes y treintas, m ovim iento que al m arch ar en el sentido de la desconstrucción de todos los fundamentos de esa misma cultura europeaf va a en g en d rar a toda la m últiple fam ilia de persp ectivas, proyectos, obras, escu elas y aproxim aciones cu lturales de evid ente signo crítico, y de claro em p lazam iento a con tracorriente de las form as antes d o m in an tes de ese m ism o u n iverso cu ltural.

Porque la fuerza crítica y polém ica que va a caracterizar a esos p rim ero s A n n ales, fu erza que ha sido señ alad a por u n a g ran p arte de los estu d io sos de la corriente, se alim enta espontáneamente de la época y del m edio en que ellos p rosperan, reproduciendo dentro de Francia y en el nivel de la h isto rio g rafía, el m ism o esp íritu y los m ism os trazos g en e­ rales que van a so sten er al psicoanálisis freu diano en V iena, a la a n tro ­ p ología crítica inglesa, al m arxism o de G ram sci y del Ordine Nuovo en Italia, a la E scu ela de F ra n k fu rty al teatro de Bertold B rech t en A lem ania, lo m ism o que al m ovim iento su rrealista en Francia o a ciertas varian tes del m o d ern ism o español, entre otros.

Y es ju stam en te esta conexión entre toda esta fam ilia de m o vim ien to s críticos y la crisis g lobal d é la civilización y la razón eu rop eas que se d es­ pliega entre las dos g uerras m undiales, la que va a p erm itir su radicali- dad teórica y su profund o im pacto dentro de la cu ltu ra, lo qu e p ara el caso de esos 'p rim ero s A n n a les' va a d esem bocar en la verdad era revolu­

ción en la teoría de la historia que ellos van a rep resen tar y a en carn ar de

u na m anera p arad igm ática y ejem plar.

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:p erio d izació n general de la h istoria europea, que configura a esa co y u n ­ tura so cial general de 1919-1939, com o u na coy u n tu ra de crisis de la so cie­ dad y de la cu ltu ra de esa pequeña Europa, dentro de la cu al se enm arca y se d esp liega correlativam ente dicha ru ptu ra teórica fu n d acio n al que da nacim ien to oficial a la corriente francesa en 1929.

A d em ás, es claro que ese prim er m om ento de vida an n alista va a sub- d ivid irse en dos claras etapas. Una prim era, que abarca desde 1921 hasta 1928, y que p o d ríam o s calificar de etapa g enético-form ativa del proyecto de los p rim ero s A n n ales, etapa en la cual estos ú ltim os se u bican, com o proyecto in telectu al, fren te al vastísim o y com plejo u niverso de su s d iver­ sos anteced en tes, tanto en la cultura y la h isto rio g rafía eu ropeas, com o dentro de las cien cias sociales francesas y dentro de los estud ios h istó ri­ cos del hexágono. Un p eriod o de lo que pod ríam os co n sid erar la 'p re­ historia' o rig in aria de los A nn ales, en el cu al ellos habrán de dibujar su sin g u larid ad a través de u n com plicado m apa de ru p tu ras, alian zas, recu peracion es críticas y deslindes que estu d iarem os m ás adelante.

U lteriorm en te, y com o fruto d irecto de esta etapa g erm in ativ a de la ; corriente, ten d rem o s el período de los 'p rim ero s A n n ales' los A n nales y fundadores de tod a la corriente que van a d esp legarse entre 1929 - n o casu alm en te el m ism o año de la g ran crisis de toda la econom ía o ccid en ­ ta l- y 1941, fech a en que el proceso de la seg u nd a guerra m u nd ial alcanza en el corazón a ese m ism o proyecto de los A nnales iniciales, para cerrarlo : trágicam en te con la d ifícil disputa y luego real ruptura intelectual entre

M arc B lo ch y L ucien Febvre.

P royecto o rig in ario de los prim eros A n nales, que se defin irá exp líci­ tam ente por su claro carácter crítico, com bativo y polém ico, que a la vez que alu m bra a esa revolución teórica dentro de la h isto ria a la que ya hem os aludido, va tam bién a en carn ar el claro descentramiento de la hegem on ía dentro de los estudios h istóricos eu ropeos, que tal y com o lo h abían p royectad o B lo ch y Febvre desde 1921, va a m overse entonces p rogresivam ente d esd e el espacio germ ano parlante h acia los territorios del h exág ono francés.

El estallid o de la seg u n d a guerra y sus efectos su bsecu entes, cierran entonces tan to la co y u n tu ra global de entre las dos g uerras m undiales, com o ese proyecto revolucionario de la h isto rio g rafía y fund ad or de una nueva h eg em o n ía histo rio g ráfica que han sido los A n n ales prim eros, el p rim er p eríod o de la corriente que va de 1929 a 1941.

Y del m ism o m odo que a esos 'p rim eros A nn ales', tam bién a los

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