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Selecta : año 2, n° 7, octubre de 1910

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EL

VIEJO

ARBOE

eTa fresca la m-

(6)

E L VIEJO ARBOL

que podrfa d a r un zarpazo a1 que intentase manrillar la pureza de su hogar, B la vez q u e expresaba cansancio y molestia por la actitud d e s u mujer, que daba motivo

B

tales murmuraciones.

L a jovencita escuchaba jugueteando con su’ sombrilla, con ex- presi6n d e picardfa y curiosidad, todas estas cosas semi veladas, semi confusas que comenzaba 8 vivlumbrar en el misterioso cam- po d e la vida y que saboreaba con golosa fruici6n de novicia.

. .

Per0 todo el d r a m a de la situacidn estaba concentrado e n la fisonomfa de la duefia de casa, en s u rostro aprentemente apa- cible y por el cual pasaban hondas sacudidas interiores, estre- mecimientos v a g x , ocultos por la pie1 ama)rilla, convulsiones d e a, toda la ansiedad y el terror de un alma que sufre con y secret0 dolor contenido. Sin embargo, tuvo fuerzas pa- m u r a r con voz suave, sonriendo bondadosamente : --Per0 yo cyeo que no hay motivo p a r a a l a r m a r s e . .

.

Este jo-

ven padece solamente de una enfermedad p a s a j e r a . .

.

He oido dgcir que antes d e dos meses puede quedar completamente cu- ratio,

08 lo quiera!-exclam6 la sefiora.

y, pobre joven!-murmur6 soiiadoramente la joven que ba sin duda e n este momento la dnlce expresi6n del ar- ando la dijera cierta vez que habfa nacido ella para rea-

’Pocos momentos depu6s. las visitantes se pusieron e n pie y se lizar la ilusi6n d e un poeta.

despidieron con efusivos besos d e casa, quien h a s t a la puerta. a n ustedes ingra-

voces se confundfan

* recomendaciones y palabras que demos- n hondo afecto.

la seiiora Amelia salbn, se desplom6 sobre el primer e enconfrd por de-

Su marido l a esporaba sen- Lado en la. misma actitud e n que lo dej6 momentos antes. --Todo eeto te pasa por t u condescendencia excesiva

....-

murmur6 el caballero sin mi- rqrla a1 rostro.

La sefiora se llev6 desma- ygdamente el pafiuelo a 10s 030s y suplic6 e n voz baja, Luntenida:

-iPor favor, Guillermo!

-iES que si t d m e hubie- ras &echo cas~o,!

. .

.-insitsti6 el caballero.

-iTd no sabes

....

t d no sa-

ella dulcemente, de- r e r les lagrimas

B

IO l a r g o de las marchitas me- Jlllas.

-i,QU6 cosa no &?-excla- m6 violentamente el caballe- ro, poni@ndose bruscamente d e

e n ridiculo re-

u e r e c h o p a r a pensar qui: “cuando el rio s u e n a . .

.”

-Quiero recordar t o d a nuestra vida pasada desde que vivi j u n t o s . .

.

mfts a d n : desde que nos oonocimoa..

.

E n estos G

moa dias he sufrido tanto, t a n t o .

. .

y h e pensado.

. .

h e he una especie d e balance de mi vida interior, de: la vida de m c o r a z 6 n . .

.

iAy! qu6 miseria d e balance!.

.

.

MBs adn, qui hablarte d e mi vida entera, desde q u e tengo us0 d e r a z b n . .

.

t e encojas de hombros, n 6 . .

.

es preciso que me elscuches, tengas un poco d e pacienck.

. .

8s preciso q u e te lo cuente d o p a r a que me comprendas, p a r a que comprendas lo que sufrido con este a s u n t o .

. .

ridfculo, como dicen todos..

.

p

que p a r a mf no es ridiculo, n 6 .

. .

(Inclin6 la cabeza, exhald suspiro y se enjug6 las lBgrimas, para. empezar de nuevo con apagada, sosrda, debil, su relato de miserim)

. . .

T d sabes lo fu6 mi nifiez..

.

L a educaci6n inglesa de cierta clase social estirada etiqueta.

. .

A las j6venes se les ensefia B reir con crecibn, B modular las palabras musicalmente..

.

abrir loa oj levantar las manos e n signos de admiraci6n: ‘‘iOh, oh!” ... S nos ensefid B bajar la vista cuando se nos dirigiese la palabra, adoptar siempre u n a compostura h o a e s t a . .

.

se nos ensefi6 B r petar 1&s 6rdenes de nuestros superiolres.

.

.

B darle coiifort B 1

c a s a . .

.

B

preparar el t6 y

B

servirlo con gracia.

. .

Pues bien, e n aquella 6polca reglamentada, de u n a normalidad rectangular, mon6tona como el tic-tac d e un pendulo de reloj, entre las lim- pias paredes y 10s pjsos barnizados, en aquella casa en que se sentia u n olor apetitoso & roast-beaf

B

la hora de las co- midas, creci6 e n mi alma vago deseo de cambiar mi da, t a n sosegaJa y blanca, o t r a no t a n normal, per0 Intima, mfts tierna, etn se oyera d e vez e n cuand rumor d e begos y el suave ‘tear d e u n corazon am j u n t o a1 m i o . .

.

; O h , eran

Llegkbamos en ese momento a1 bosque de peumos. AlgunaS aves- silvestres emprendieron el vuelo.

. .

ieos muy vagos, que s610 aho-

’,

ra q u e pienso en ellos vengo

B

explic&rmelos!

.

. . i D e d6n- de prowenfan?.

. .

Todos mis ascendientes e r a n ang1o:sajo- nes, ciiaturas sanae y rectas, sin ninguna de las coqpleji- dades del alma latina, sin nin- guna d e estas debiles ternu- ras d e la p a s i 6 n . .

.

Quiz& el ambignte de este suelo carga- do d e perfumes y d e tibios es-

tremecimientos.

. .

quiz& el contact0 con algunas amigas d e colegio que tenian otra fn- dole que la d e nuestra raza.

. .

iqU6 s6 y o ! .

.

.

Per0 s610 pue- d o decir q u e en el fondo de mi a l m a habfa muy eecoadi- d o una sed d e amot que me hacfa tender 10s brazos hacia el vacfo como si quisiera es- trechar oon ellos u n a forma imprecisa que hufa delante dex mf.

. .

hubiera deseado llo- rar.

. .

hubiera deseado reir. Xntonces iba donde mi madre

y me coilgaba B s u cuello, y la besaba e n las mejillas, en

la boca, h a s t a que ella me ale- jaba con ligera incomodidad: -;Pero, nifia.

. .

ten cuidado con mi traje!-me decfa es- pantada a1 ver que yo la hacfa perder s u correcta, s u rig’ compostura brit5nica.-Los iios deben besar 5 sus pad con mfts reepeto. .

.

asf

.

. .-

’ aiiadfa beahndome en la fren-

-jTd tambien!-exclam6 desoladamente la sefiora, llorando con u n beso que se me imaginaba f

con mayor fuerza. siones d e ternura. E n cuanto B mi padre, me infundia un respeto

E l marido se sere116 a n t e este g r a n dolor, y dulcificando la voz, Ni siquiera tuve M . Yo no era simp&-

dijo: carifio, n o s6 pos

-Es que tii comprender&s..

.

olpe d e lagrimas ozos, la enmudeci6

-Si, cosmprendo, comprendo..

.

q u e estoy sola, q u e todos m e marido la escucha m6vi1, con 10s ojos

acusan, que todos se burlan, que todos son erueles..

.

teres! iProaigue! )

Se enjug6 las 1Bgrimas y respirando con mayor desahogo se mi desgracia t o d a

. . .

Hay seres que

irguid sobre el asiento. especial del agrado

... Sab

empo que deseo hablarte

.

.

.-murmurb. -LA ml?

-Sf, a t i . .

.

h e querid‘o que conozcas todo lo que pasa e n mi fuerza suficiente p a r a salir B luz interior.

.

.

para que comprendas muchas cosas.

. .

escdchame u n d e seres.

. .

cada vez que h e d poco..

.

v e n . .

.

si6ntate cerca d e mf. alguien, existe en mi cuerpo, 6

El se acerc6, confuso, casi tfmido. Pocas veces e n la vida ha- a explicacidn larga. E n l a rutina de s u existencia

i nunca el alma vibraba h a s t z el punto d e s a l i r ’

repliegue, sino e n momentos fugaces, casi imper-‘ e x GeptibleS.

-Bueno, t e escucho-murmur6 sentandose B su lado.

Ella suspir6 profundamente, se eiijug6 10s ojos y comenz6

B

h a b l a r con pausa, con voz estrangulada, estrujando el pafiuelo entre sus dedos sufrientes.

’-

(7)

EL

V1E-tr

A R m L

n m v w y extraflas qa0 yo

nQ lrabla

secretas

aaoraa

veces

en mi vidla. Hablaba-

Be; s w , . o

era

cortejada,

me

wercaae,

con

Un

sb!o rtfect

oseab.le.

.

, y tenia

viejo! Murib.

. .

s wnversaciones

n

sentla la ne-

to

. . .

Yo que vo una co

uando

se

me ocurrib em

conveniente

(8)
(9)

E L

TIEMPO

UDAMOS mucho d e q g- sano, etc., d c r a n t e el tiempo que fuimos amigos; resultado na- n o . d e estudio y m r- tural de esfi.erzo bien utilizado”. Y en el cas0 inverso: ; P o b r e vaciolnes que la act

mols el sombrero automgticamente y continuamos esperaba otra cosa: malas condiciones de estu‘diante; peores de

,

6 quiz& inme

xito, 6 de lo que se llama vulgarmente la suerte. El trabajo (el aprovechamiento del tiempo) es la realizacidn del suelio dorado

Y bien, jc6mo aprovec

en forma ver- espfritu. i Que

idea de colocar capacidad para

(10)

L x u IGNOR.4DAs

CTTADRO DE B. REBOLLED-O C O R R

“Y luego esas flores cerned

incdgnitas almas perdidas sin huellas, sin d a r una chispa de luz inmortal”.

(11)

*la$ almas

del

h d o radbtnte eaidas,

se f u n a n de

hces

glvz5mas cefiidas,

(12)

I

(13)
(14)

n del esgiritu.

o detener el

o se la vi6 M w n e glariosa.

visionario une las p de las bacanalee

ro

os arrastranre

(15)
(16)

. ~ .- . I

(17)
(18)

a entre las

tada y sonora del Dr. Ndfiez fu6 L guardarse en u n o de loe nes de su magnifica residencia de Cartagena, mientras 61

habia entrado en plena decaidencia, y ya no quedaba sino recuerdo algo borroso de 10s versos de Guti4rrez Gonzdtlez, de

Per0 Silva no combatia 10s viejos preceptos de la po6tica cas-

concepcibn t a n vasta pudiera restringir la tico, y d la que difi- querido llamarse s u s ondofio-time en al- evocacibn que distin- e ellas su diafanidad

siguiente, que su influencia sobre e n el sentido de despertarlos d u n afiarlos en su personalidad con la

Surgieron por aquella misma epoca Guillermo Valencia y J U

lorez, de temperamentos en oposicidn y con tendencias artis- diversas. El primero tenla la serenidad religiosa de 10s par- mdrmoles del Parten611 que exigian n t e cierto grado de cultura artistica. de Mallarm6, D'Annunzio, Verlaine, George, Rodelaire y Eugenio d e Cas- oetas, ahora muy conocidoa, lo eran

d. Sin el refinamiento de Va- poesia que 61, h a hecho obra 10s saben de memoria todos 10s

ugada de Mayo de 1896?-heredaron Valeucia y Florez el

stdn solos Valencia y Florez, y si es verdad que su situacibn d e preferencia, empiezan ya d per- el relieve de antes, porque el nivel de la cultura elevado violentamente e n 106 dltimos diez

afioa.

Si recordara aqui 10s nombres de todos 10s poetas j6venr:s de Colombia que me merecen un concept0 distinguido, haria una lista larga, seguramente incompleta 6 inexpresiva para la mayor parte de 10s lectores posibles de esta crbnica. Prefiero recordar s610 algunos y dejar que ellos miemos se presenten & ustedes con algunas de sus poesfas, las que est& 6 mi alcance:

Ismael Enrique Arciniegas no iiecesita presentaci6n. Es u u

viejo amigo d e Chile, y yo mismo he oido sus versos retozando en alguna adorable boca chilena.

Carlos A r t u r o Torres se disputa con Antonio Gbmez Restrepo

la sede vacante d e don Miguel Antonio Caro. Sus versos suelen ser frios, per0 son de una correccibn irreprochable, y es entre 10s traductores de otros poetas el que guarda con mas fidelidad el pensamjento ajeno.

Victor M. Londofio recuerda d Silva e n sus versos diafanos, y

es su heredero legitimo, sin q u e sea su imitador.

E n este soneto, maravilloso de sencillez, hay un poco de s u personalidad sin complicaciones:

AMBICION

Quiero un cuartito blanco donde llegue

l a luz del sol en tibios resplandores, que haya delante de s u puerta flores

Y que t u mano las cultive y riegue. Una modesta mesa que despliegue libros, pinceles, cartas, borradores,

Y a l g u n a mirla tremula de amores que e n t r e las plantas trepadoras juegue.

Que en las aterrtas noches de lectura do l a quieta brisa de 10s campos de el aposento de frescura,

p a r a asustarme llegues de puntillas, y a n t e l a luz de sofiolientos lampos inclines sobre mi hombro las mejillas.

VICTOR M. LONDOSO

Francisco Valencia aparecv tal como es en esta poesia. Yo me lo h e figurado siempre triscando detrds de una virgen desnuda por un monte oloroso, donde van de t a r d e 10s sdtiros d huronehr aventuras:

AMONESTACIONES 1)E U N SABIO D E LOS MEJORES 'I'IEMPOS De 10s folios de un piecioso p e r -

gamino ilustre de vejez, t i a d u j e las siguientes amonestaciones que u n

sabio de 10s mejores tiempos hace

EI un disclpulo suyo que empezaba

EI s e r posefdo por una preocupacidn muy g w v e acerca de las causas

Y efectos 6 de 10s principios y fines que acttian e n 10s dominios del amor.

Si por t u s caminos y por t u ventura, en el Brbol verde

que en l a g r a n l l a n u r a del amor se pierde, das con l a manzana

madura sabrosa y lozana,

c6gela, si puedes, con mucha finura,

y goza en 10s dias de t u edad temprana. Las uvas del vino

bermejo que toca l a boca con sabor divino y despues provoca

placeres y audacias. Voces a r g e n t i n a s

sin fin de v e r d u r a

vibrantes de besos solares. Dos senos redondos como dos colinas

de nardos y lirios. Frescura gedrgica y p u r a

que el pulmdn abrevia. F l a u t a - y melodia de un pastor que g u f a siete cabritillos hacia l a pradera

liberal. Lo grave, . del viento y del agua. Plafondos

lo suave

- q u e tienen 10s pasos de l a media noche. L a brisa parlera

que sabe t a n dulces secretos de idilio. L a r i s a de unos labios locos por la primavera

...

Estas son las flores que t e d a la vida p a r a que decores t u ruta escondida.

(19)

264 POETAS COIJOMBIXNOS D E HOY

Recoge t u parte, y hbrete a1 g r a n viento que viene del amplio pals del Contento.

Ve siempre h l a s cosas como h las preciosas

esclavas de t u sentimiento,

a u e el entendimiento

y no les apliques las mhquinas bravas form6 con las clavas de filosofias

amargas, tortuosas, rebeldes, vaclas .

He aqul l a s a n a f6rmula pagana.

vivir y sentir, sent& y vivir.

PACHO VALENCIA

CANCION BURGUESA

Procura, mientras muere l a mi& en l a cizafia, flexible cual felino que avizora el rat6n

medir el s a l t o . . . Y luego que gire l a cucafia de l a vida. No hay fuerza contra l a tradici6n

Flota como In espuma. teje t u telarafia v se t a n niultiforme como un llquido.

..

Con l a inmemorial paciencia del pescador de cafia, subirhs poco h poco de escal6n h escal6n.

Despues atiborrado de honores y dinero, g a s t a gorro y pantuflas cabe l a l u m b r e . .

.

Per0 p a r a hacer estas cosas sujetate h l a ley

de todas las d i s n a s y humanas q n t e r i a s ,

Delio Seraville, B quien uno d e nuestros dltimos reyes confinb

B las colonias penales de CaquetB por revolucionario, solla des- cuidar B U S obligaciones d e conspirador para hacer sonetos como este:

A TRAVES DE LOS A R O S . . .

A traves de 10s afios l a adivino

sin asomo de pena, sin torpes rebeldlas, fingiendo l a indulgente pasividad del buey.

LUIS C. LOPEZ

He guardado para cerrar la crbnica dos nombres que bien ha- brian podido iniciarla, porque corresponden B 10s dos mBs fuer- tes poetas colombianos d e eista generaci6n. Ricardo Arenales y cuando a1 atardecer, todos 10s dias, Angel M. CBspedes. El primer0 h a hecho ya una obra superior 6 me esperaba e n l a h u e r t a del vecino. sus 27 aiios, y puede decirse de 61, parodiando B Giovanni Pa- pini, que si no se tuerce 1legarB B ser el primer poeta de Amre- rica: no cabe aqul un estudio siquiera muy breve de su perso-

Se l a llev6 despues el torbellino de las ciudades locas y sombrlas,

conoci6 SUS mejores alegrfas, nalidad, y lo siento de veras, porque me mortifica aventurar un concept0 asf, cuando n o puedo justificarlo con una exposicibn de

visti6 de seda y s e embriag6 con vino.

lots motivos en que lo fundo.

SU phlido recuerdo e n t r e l a sombra Reproduzco siquiera una de sus dltimas poesias, que no es, ciertamente, la mejor; acaso sea apenas la mBs corta:

a a n por las desiertns alquerias,

Hoy mi convulso labio no l a nombra.

tiene fulgores de lejana estrella,

Y aiin en amorosas languideces he tornado 6. besarla muchas veces,

sin atreverme 6. imaginar que es ella! VIKTUD INTERIOR

M. A. Carvajal, de entre 10s mBs jdvenes, labra'su verso con amor de artlfice. A pesar de su corta iniciacidn, puede decirse que h a hecho ya su estilo y encontrado su personalidad pro- pia en el laberinto de las influencias modernas. Hay pulcritud de fnctura en sus versos, que respiran el encanto de 10s atardeceres de otoiio y s a t u r a n el alma d e ligera menlancolis:

COPLAS D E INVIERNO

Llego aqul como ayer, sencillamente, y en medio de 10s campos

abandon0 mi cuerpo sobre l a hierba fhpil.

comuni6n de l a vida, ~

ni libros imponentes ni exceso de palabras.

Dulce cielo otofial sobre 10s valles; el a g u a limpia; el &sped; l a inefable

Ni voces que interrumpan la secreta

E n el l a r g o dla de invierno sencillez de l a s cosas;

de u n a t e j a enmohecbdn y yo, sin ligaduras,

gotea el a g u a dolorida buscando el rumbo cierto

con largo sollozo tierno. h l a sombra de Dios que me sustenta,

cada gota, y s e dijera del bosque, santamente,

que el a g u a humilde lo siente. y el extasis divino del silencio

i E s a queja lastimera debajo de 10s &I boles.

. .

es t a n honda que no miente!

iQue brumoso el horizonte, mi frente s e circunda

d a u n aspect0 g r a v e a1 dia de lirios y de estrellas,

y e n el monte y nace mi bondad y v a fluyendo,

10s &rboles resignados

gotean melancolla! y en la inquietud absorto,

sobre l a hierba tremula,

alma mia! a m a toctas Ins cosas;

Piensa, alma, en 10s afligidos,

en las mustias ilusiones y sierito hervir mi sangre,

que s e fueron de 10s nidos y quiero derramarla,

de 10s tristes corazones. y e s t a virtud cruenta

me v a purificando..

.

de 10s acontecimientos,

Se desprende lentamente y la emoci6n que me d a r h 10s hhlltos

La noche azul me cubre;

Piensa en 10s desamparados, mi Cora 6n humilde

RICARDO ARENALES E n las almas prisioneras

l a queja de I p s vientos

dos de primaveras. Angel M. Cespedes tiene dieciocho afios y hace d o s fu6 distin- guido con el primer premio en 10s Juegos Florales de BogotB.

Si no puedo reproducir aquf por su extensibn inmoderada 18

poesia que le hizo acreedor a1 premio, copio siquiera el soneto

Los &rboles resignados

.

gotean melancolla,

piensa en 10s desamparados,

a l m a mia! qce dedicd entonces

M. A. CARVA.TAL

Antonio J. Can0 tiene el alma d e Gulstavo Adolfo Becaiier y A SU MAJESTAD LA REINA DE LOS TUEGOS FLORALES Seiiora: Cod mi guzla que chnticos instaura

y que h su cukllo u n ram0 de gayas flores trenza, llego 6. tl, que eres una gentil Clemencia I s a u r a -venida de aquel valle donde naci6 Pubenza. Hablaron nuestras manos.

. .

Todavia

a1 evooar 6. solas. el momento, Rom&nticas leyendas t u juventud r e s t a u r a

voy sofiando que siento hoy que u n a edad balante h revivir comienza,

vibrar e n t r e mi mano hspera y dura en e s t a fiesta lirica donde B favor del a u r a

u n a tibia blandura, perfuman desae lejos naranjos de Provenza.

asl como l a seda silenciosa

de un plumaje. L a t i r senti sus venas Asi, con un cortejo de luz y de hermosura con la inquietud de un p&jaro que quiere y otorgando las gracias de t u sonrisa pura volar de s u s cadenas.. . s e fijar& en las almas t u prez, perpetuamente:

Olmos e n t r e t a n t o Pues, aunque el trono acaba y aunque el desfile cesa,

romper nuestro silencio habrh un eterno emblema de t u rinado en esa

l a majestad de un canto: corona de or0 liquid0 que llevas en l a frente.

e r a el himno ,de triunfo que entonaba ANGEL M. CESPEDES.

s u s a n g r e con mi sangre, cual torrentes hermanos.

. .

ca116, porque no pudo

decir lo que dijeron nuestras m a n o s . .

.

a &

Y torpe el labio, y rudo,

SB que faltan aqul muchoa B quienea no he debido olvidar, y

que las poesias d e 10s otros que he reproducido no son las que pudieran d a r una idea exacta del temperamento artistic0 de ca- d a uno. El poco tiempo de que h e podido disponer y e l esp naturalmente estrecho B que debo limitarme e n esta cr6nica. tifican de algtin modo sus deficiencias; Y cuando mBs, podria prometerme, si contara otra vez con la benevolencia de esta enmendar Y ~ T ~ Q S involuntarios y cubrir obligadas lagunas.

LUIS

CAN0

ANT^^^^ J . ~ A N U

Luis Carlos LbPez 6% el mBs original de t o d w ; se rle d e Dioa

Y de 10s hombres Y n o reconoce autoridad ni se sujeta & pre- CePto alguno e n moral ni en arte. No s6 cdmo h a podido estre- charse ahora entre 10s catorce versos de un soneto. Talvez para

d a r mejor la idea de pasividad que lo inspira:

(20)

, (A Arturo y Jorge ScroggSe V r r g a r a ) . VIAJABA yo, hace muchos afios, por las poeticas y hermosas

regiones del antiguo y casi impenetrable Arauco.

Sin mks compaliia que la de mi fiel indio, atravesahj. aquellos impenetrables bosques de $rboles seculares inmensos y sombrios, cortados p o r arroyos de purfsimas aguas transparentes como el cristal; 6 p o r rios correntosos y obscuros que, con ruido atro- nador, arrastraban grandes pefiascos y krboles entei os.

La soledad era pavorosa; de noche, las cordilleras nevadas se veian alumbradas p o r llamaradas d e fuego que despedia el vol-

nos fijaba la vista, como diciendose: ‘‘&que haran aquf esos intru- sos?” Lo saludaba con el respeto que me inspiraba el heredero de esas tierras defendidas con heroic0 valor y regadas con la sangre de sus enemigoa.

Fatigado me detuve un dfa, m e desmont6 y segui, 8 pie, in- ternkndome e n t r e 10s bosques. Cristian0,-que asf pusieron 8 mi

fiel indio en las fuentes bautismales para recordarle, sin duda, que lo era,-qued6 guardando 10s caballos.

(21)

266

CUENTO

arbustos e n flor, que parecian pertenecer B l a flora de un' olima

mB$ templado; me reocrrdaba todo aquello, ciertos a n t i g U o S y rui-

noeos edificiog que afin pueden v e m sobre las pendientes de Decidimos oon el indio irnos s a n t e s de

las Alpujarras. De f o r m a olblonga, con dos 6 tres piaos rodeada

de un foao profundo cubierto ya por l a vegetaci6n que desde Los caballos enjaezados tembla e miedo; log t

extraiio y q u e atrala.

El crepdsculo vespertino cubria de sombras y de luz aque to, haciendolo a d n m8s triBte.

(22)

PAISAJE DE OTORO CUADRO DE EUGENIO GUZMAN 0 .

(23)

F

L

EL RINCON DE LOS CARBONEROS CELEBRE PAISAJE DE TH. R O U S S E A U

malidmad, intel,igenbe, se o m p l a c e en mreglarlas

...

6

an desameglarlas. E n el p m m t e oaiso, la C~SU’H-

lidad dkpuso que Juanifio de Rovas y Cul& de Ronsaedie, oymdo to,da l a vida hablas el uncE del otro, contar el otro l a proezas del uno, hsartm de alabalnzas 6 la guapeza reciprroea, no sa hubiwm enecmtradfi, lo que se dica encontrarss cara

Q

oara, jmjis,

Clierto qu- concurrim

6

las mismas fiestas; ES indudablle que

alli pudieran habewe tropezado ; imp0sib.k negar l a hip6ksis ; pero fuese porque, lo repito, la oamalidad es EII diantre, 6 porqus

6

v s ~ e s l a aiyudamors nosotros, bay qud consignar el heeho, ya tan camentado.

Juamifio de Kozas no habia cruzado la palabra can Culis de Bonced,,-y las respcctivas p a r r y a lo ha1,laban extrafio,

shocking, diriamos, si el aabknLe

Lokj que Iconocen tm &lo ii l a E i s p a k su-ozrficial y epidhrmica, ereen quz esto de l a gnapeaa y l a fanf’arronlesia plerteneoe a1 Sur,

001li13 el sol, las naranjas y las palmeras. Los valientzs, que com-

panten con e l b u m vino el privi1,gio de d u m r pwo, parecen pin- tables en pmdereta, pero no acompaiiables oon gaita; y, sin em- bargo, 10s que hemos nacido en tisrras de nublado cido, sabemos h m t a que punto nuesbros Lmerones achioan

Q

10s majos an,dduws, hasta en la hip&rbole, que es la forma ret6rica de 10s guapos.

Paisanos somw d e aqusl soJdadito, a1 c u d sie p r o p i a r o n “tomar 01 pel# unoa mantos d(a1 Mediodia c o n t h d d e c6mo el uno habia

wdara.

escabeclhado

i

mhs de 20 m a m u b e y el

otro

habia defendido

61

solo un f o r t h , recrhazando 6 400 de negrada.

-iY

tfi,

que hieiste, gdlgo?-+pregu.ntaron i&nicos, a1 ver

que el soldadito escuohaba sin clespegar 10s labios.

--&Yo?.-respon8di6 61 lwantando ba cabeza.-l.o..

.

i morrin en todas las bakdlas !

No

s6 si s d a n capaces de esta hom6rica respu&a Juaniiio y Cukk, per0 si lo eran de r e p a i r , fi w modo, el celebre reto dGl Romantoeroc;

Y siquiera salgan tres,

y siquiera salgan cuatro,

y siquiera salgan cinco,

y siquiera salga el diablo..

.”

caintanido tono idnico, de desafio, a1 pasar d~ noche p a r el sitio mits obscuro, requirilendo la garrota claveteada :

“Yo soy hombre para d o s . .

.

Esta noche ha de haber lefia

...”

6

cualquiera otro de 10s retos qne atesora la musa popular. No obstante, por maoh,as cancionss que den tal viento,

es

impo sible probar la guapleza cantando; llega un dia en que es precis0 tamGt5n solfear, y de firme. Los gallegm guapos, profesionales, timen, respecto de 10s andalucles, la desventaja de “trabajar” para un piiblico m& cscam6n, cr6dulo solamente en lo supersticioso, p

(24)
(25)

idealisbas y de 10s $mi- pios religiosos, oomo un pa- l d i n mma8do en gaesra en mnha de la propaganida que apdorosammte lllevam ade- b a n ! dais uscuelas del librz Gmsamiento y lla filosofia p&sitiv,a.

joQui6n es Gaffre?

Es

s,encidlamteinke uno [de 10s m& leloouen~tm oradores dd la c&edra &6liaa france- aa, 'una 'de sus persondida- des & brili,anita;

es

el uorn'x-6 de las mis telocuen- tzs campagas religiwas de ilois fidtimos tiempos. "El FC

krazar el nekrato del abate Gaffge, con mcvtivo #de u n t a m p a r i a roraJtori$a a tantos t r i m f o s y 'de o r h y ban precedido y qae garantizan de !ante- mano su Bxito Ewturo. El abate Gaffne me parece 0n

el

momento a.cI.uai, el h i i s &ocumte y el m6s eornple-

bo d e lois o r a h l e s d e ,nues- hro clero 7 lentre sus coofe- xn'cisbas. Es, por otra par- t€, a1 lmLs sctptd-dso y el m b uz modtt. Es precis0 renun- ciar 6. o i r k en las igbesias en 9as ouailes se presents, si #de sankmano y o m m e -

E n estos

mementos,

IacIudLn 6 auestira tiarra americana niimro- teorias y doctrinas que, no por estar mny t%parcid% en el n e j o ,

sois oon~f~exn~c>tau, entre l m cutales se ,destaoan lals pcrsonalitdads dejan de iwr menos oorrosivas y mmos perniciosas

.

d'e Blasoo IbBBez, de Ailtamiira, de Fer$ de Clemenc.au y de Ca- "Y la mojor pru&a de 2110 es que han benidlo widado de indi- vest#any. Se habta de arbe y de aienoia, de aeligi6n 1y de historia: aamm tamas qae mrnespcmdan

ii

las preooupaciona y la.: cliscncio-

se toea todos '10s oariados t6picos de intares social y hu)mano; s e n x 'de la parte m k itlustrada y adelantada de la opiniihn. T invuoa i'deas y isentiimilentos paria l a solucidn d t 1cis p a v e s pro- $par supuesto, esos asuntos, m6s rz+erv&ndome et1 derecho de atdlap- bmlemas que a&an a1 mumdo nmd-mo. Toidas h s eimuzlas y todfofi tar mi programa 6 las ci.raunstancias, despu6s de hab(erme pnesto en 1~0s sidemas sle previenen p a r a el comb8ate. ,el Eiterno oomha.e entr? oonbacto coin mi auditorifo. Ya varias sooiet&d,das, sabisensdo mi pr6xi- la Euz y ,las tiniebblas lqus de& bantols siglos & n e dividien\do 6 la mla ilegada, me hain Escrrito pidienclome bdisxxrsos. Pero las con-

humlanidad, que etwntammbe coxre tras de un qiile nlunca se dicionzs aoeptadias por mi m e dejan la a{bsolu,a libertad de mis

resliaa

.

movimizn:os. Dktiguir8 mejor S x v a t i s s e r v a d i s , ,en t l terreiio

El abate Gaffrzse mes-nta como un crruaad,o de las aspiracionla cuales sea las qxe haya die a8ceptar y w a l e s coniviena que no acept2'. D,e a c u x d o con S L I T pro-

pdsitos, (el ababe Gaflre to- c a r i (las mas altas coestio- nes 'de da vida y dc la & - tlca mcudnereas, ~ O S proble-

mas que agitan

6

badw y 'que traen

los Bn6m40s (del m derno. HablarL d

pexior

dd

a& ta ,la eclnen- ci6n 'de un pueblo.

T o a d sbmbi&n las rei- vindilcaciones del f emenimio modemo, precisamen l e u n o d e 10s puntos quz mA;; han apa-sionlado 6 siulmtiv sorie- dad--mcoin motivo de las bn- llsdas oonfereneins de Fe- rri, m e ha coloeado 6 las mujeres bn puiesto inbor- dinamdo sespaoto Idel hombre. Qaffrle estudtiar6 la cnltu- ra intalleictuid de In milder y ia ampliaci6n ,de 10s lazos del matrimonio 'deiiitroi de las hradicionm caL61icas v

has lexignncias dz /la vida cmtemporiinea

.

Otro aaunto n o mlenos in- tenesantte, serL el dp 10s eon- fiictas entre la cieticia y la te, investifando 10s dirw- sos elemeintos dle soliiciii~n de

esos conflictos. h q n i se en- b a r & 'de lleno eii las rriis

anduas eulmtionea dcjva u t a-

das poi* 1,a ciwcia, y ell 10s

probbemas moralw que con ella se ralaoionlan

.

Lo que la religi6n pne- dre dacir respecto de la d + mocracia, y tambikn lo que puZGe hacerse en €avor de la dmocraci8a y de las cla- SES m.enlesterosas.

El corazbn de la mu,jer caritatioa como elemento de luci6n de ;bats arisis ao-

n y su porwenn'. idza que no scria miiy s, el principio, en otro e que la vi'cboria no da sleria oportuno y- esta- tacto

ad

p a n orador sa-

grsnde aeon tecimien- a r toldas las €rases de los grandes pensado-

FBRNAN

RUIZ v,kidn (no se toma el asien-

to y con gren anticipaci6ii

B

la bora fijada".

En 'Sanba Cloliidz, an de prediiea regularmlenke de haoe cri:lrto n i h e r o de

a6os la cuaresma, be cura de esa

M

.

M e y , 'TI,O

I

~ ," privar 6 sus fdigrescs d'e . '

(26)

La

Exposici6n

internacionaI

:

1

de

Bellas

Arks

' I

omar la phma piara

,

&van i,Z espiritu, TI el gusbo y honi-an B iiuestna de Bd&s

Artes.

la

a qufe haya podido oordar [en estle m o m f o

las

Arks, y s u ampeiio

aatorizan &, colo-

1 anopzas. SaZu-

ica, el B r a d , el i m t o en la vida

EL BIOMBO DORADO CUADRO D E WIL

(27)

LA kXP&3ICIOhr INTGkhACIONAL b E

BELLAS

L - - -%S

CORTANDO MODELOS CUADRO DE EDMUNDO T A R B E E D

eccibii norte-americana de la Exposiri6n Ar

o sentimienio nmional, el diode s u ede por Dente Gabriel Rosetti, Burnes &e flovedmiento ~artistioo. Jonies, eosteni genial de Ruskin, dcanuaran B abris m a breoha m ' S ancba y B oautivar & profundamenk l a stem&& phblioa

.

E n ouambo B l a llameda lesmela irnpresiomista, DO ha cnecido e11

dm naciones exhiben, oada 'nfimlero-da s u afiliados, si bien muchos pintores ha aprovechado sus cien pinturas

d

61e0, con invwtigalciones prollijas s o h e l a h z y la, descomposidn de 10s m- ex=p&n & l a Inqlaterra, que exponie un nhmero much0 m&s ere- h a . Aqmo trenga mz6n el cmolcido critic0 fmncQs, E. de la cido y f u w a de proporci6n 11;m10s enpios

i l ~

10s && paisa. Sinerame, mando dice que

"d

impresionismo no .es m a escruela,

Las aaeiorres peyneiias, oomo BQlgioa, H o l m & y Portugal, pre- sieo un inven8.o que ha dme benleficiar B b d ~ s 10s pintorzs".

-tan, oomo as natunal, mu~&o meno's n i i ~ e r o d e obsras. P o r El estudio del dwnudo, la pintura simb6lica y el cuadro d,e euclr-i6n,

~ i l

Austria ae b d l a apenas cepnesenteda; y la Rush no hragimcihn, 10s iencorntkamos en rtosdaa la6 ~cwlias; ~ I W Q en

figuva a b s d a t m t e . nuestrra Qpoaa no figuran en ningu'n,a dd ellas sino

ri

titulo de Sin hablar de est= dcq, p o d m s formannos una idea de

hs

ex@3pci&n; son oamo flow y frutas zx6tieas, de q u d l i a s que soil0 divemas ~wouelas modlernas aon 10 que tlnlamos 6 b vista. sle d s a r r o l l a n en la atm6sfwa artificial de 10s conservatorios. Hay Est3 idea no seri oompleta, sin embargo, ponqne en la repre- est0 de partimlar, sin embargo, quz, auinque ex6tioas en todas las sentaci6n cada pais 110s f a b a n muchas firmias de primer d m , latkudes, en todas las z a w Be d a cuiltiva y apnecia. &Pior quA? partimilaamhenbe entre 10s artiutas frmoeses. Otrm, en todas k a s Sin duda POT qae carresponden ii a n a nwesildad persistenbe dsel secciona, se encuenkcm tam imuficientemmbe ceppesenhdos, que espil-itu humane, Asi as Oomo v e m apmeow el desnudo, lo equivale

5r

e o tenerlos

.

mismio en las 'expmiciones de l a alebulwa AlbiQ, donde no esoan- TmAndolas Ed bdas en c ~ j u r ~ t o , podiemos verifiaar dmwde l w g o daliaa

Q

las h h u n d a s hdp, c m o en laa de la mdliente y clhioa que en was secoianiw preva~wecran est=

tms

intanciones dcminantes: tierna i'ttdiana.

el nealismo en l a decci6n 6 i n t m p w t a c i h de 10s asuntos; el es- Pier0 esas rm.w del apte, lo repetimos, no dati ia camoterktica tudio pnepondermte dzll colw y del medio 4annbimte de la &n~&- de cn lcuela modema. El rmgo dominante siendo, mup a1 $era que mvuelve 10s objetm; y f h a l m w h el estudio de l a tQc- oont alismo, 10s gQnx os predilectm d~ laa uxuelss wn-

nica pi&&im. n d d d o ser y scm-en e&cto, el retrato, IA pnisaje

a molralizadora, praconizadas dz la Vida actual.

anera d d n i t i v a . H a d,esapa- doaimemto pict6rico a1 documents literario, y dan<do que Dan grmdes artislw pro- B q u e 1 la prdereneia, s e ha ido hasha el punto de pintsr algmos

.

Los ensayce

dz

una mu&a pemniajas antiguos (part~oularmente 10s de la hidtoria de Jmk)

or la wmela p m d i a e l i s t a , no con 10s trajes de hoy, en habitaciones de hoy 6 en 110s campos tqm

,

n i afin en Inglaitma, que es icl pintor time 6 ghterra, Francia 6 Italia.

(28)

. . . . . , . . . .

_ * c ~. . : . . .

- . - .

. . - :

. .. , .

. - ~ , . , . , . . . , . _ . . I

(29)

La

Intoxicaci6n

dfe toldas las B p o m die wtudiar l a p a s i b dal lamor, y ihan emitidso ‘a1 aespscto 10s m6s vB- j u k i o s que ison ubrw itantas mainifasta- de la tdive6sidaid %e ’mfiaencias sloaialm prz- do tJCW OIO~Bt

impulse d8e w

m n t a r el amor, ai fil6so 10s rne,dltaoidn in0 ihaya dirigildo su mirsda r%niico dombmdoT de .lm espiritma.

F e r 0 ahora soln )os mBdicus lois que invaden el terreno q&? hasta hmace pdco hubiera pareci,do infranqu,eable para l a cimcia

2

oso, y que evolaoiona del mkmo

tle c a p i t d o de su libro

“L2

MBdecine de l’csprit”, sostiene que la p a s i h del amor, de ordinario fisiolAgioa, se conviertz en mdrbida desarroilla en un terrfno neurolphtico, en u n individuo n’ervioso enfznmo. Y haoe a1 mismo t i m p o intteresan- cionzs respeeto de l a similjltud que existe entre l a pssi6n mmrcwa y a1 proorno pahob6gico qule pwade ohervarse en 10s al- coh6licos, moufinhanoa, etc. He squi, poco m$s

6

manos lo que &ce :

Esbar apasionadamtenjte enamorado significa no pod:r vivir lejos del s6r querido, axp-erimentar €1 deseo imperiaso de vede

it

cada

el moman.to_de l a separacGn,, por t a que Qta sca, d s ena- unorado que antes, m b intoxicado que nuinca.

*Otro talzto s u e d e a1 morfin6mano que no paede vivir sin S U

amada droga, que no enicaentaa la ftlicidad sin ella y que miis enfzrma b m d d a que mAs abusa. E l debilitamien

‘el c’r.enlo vicioso son 10s mismos e1 ambos casos. r a condlusibn : algunas e n f e r m , d a ~ ~ e ~ morales t v o

loga manera que las que s e 2studian e a l a Fa

sentimental, principalmerite, deb: ser catalogado entrs las inltoxica cianes gasionales can igual titulo que d a1,eohol

mania, la eocainomania, etc.

j ~ A s i m i l ~ ~ e1 ”amor b un veaeno? i Q u S singular paradoja! i E l amlor,% quc hay de mks noble a la t k s r a , la yule nos da la vida y nos perpetna, el Sznto Amor, fnante de toda dicha.

Pero, en.end6mo preicisemos 10s tkrminos. Tenemos :1 b vino qtue dwpierta tos sdvajes, f m m s y b r u t d e s . ioNo ere tatnbiBn que hay dos amocrs?

Y

no me refiero a1 amor plat6nibe

carnal, pnes no oonozco otra d’istincidn mhs anbbitraria H a y d m amorix que se diferzncian de otro modo: ,el y sano sin remordimientos ni peslares, ell amor joven q u e

es

a1 encanto de l a vida; el otro, triste, enfeiunizo, en que hay miis libgy-imas q u e risas. ,4mar es siempre bueno; €star e&a- miorado es oltra cosa.

El estar en,amo.rado apasiolmda 6 plahhioamsnte, es un envc neaami>ento del alma En tcndo cornparabite it las intoxicaiciones IlF- madas vo(1untarias. a t e venmo no pertzinnece

it

l a q u h i c a miiieial ni

it

la quimica orgbioa , pertenece

B

$,a psicdogia; ptero ts, en todo cas0 un venenlo y produce lois mismols efwtos quz u(n veneno. H e aqui como M. Henry lo demuestra.

Veamos o h o se oomporta un intodcsdo voluntario, sea alcohd- Jico, morfin6mano, fumiaidor de o en China

6

d. tabaco en Pasis. Comienna sin enihsiasmo. A1 p ipio, el tabaco da n6usLas y la primera vea que se abusa de

1%

l i m r a se padece horriblemenee

de^

m a l .

. .

a& cP8cvet.u. P.ero

el

n&to ya yorque oye clcvir q i l p

aquollo 2s bue:io 6 pur lraeer couo 10s den16$, vuelve

6

las m i s m a - .

Y

va no enciicntra en ello tanto dsae!~;do con20 antes. I m i t a - ment: van apaneciendo 1m enoantos.

EZ

alcoiml produce ua ciulce

la

mwfina, una bzdbud exquieita y el cigamo lleva a1 y facilita el tmbajo.

No

se enrmentran todavia ddicias

I

ES, p e w sf

m C a

“aLqads;ble p r e e a ,

d

srlntirniento de no y

de

oeder ii %Igo mi& fuarte que la psopia volun a no es ninguln la...

En

a t e rnornen~to no f a l t a qu

ado, amigo,

usted

sabt:

muy

bien a donde llevan e

reqmnde eon un enaogimiento de hombroe.

Y

Ei

partir de

,

el enfermo

se

haca embuskso.

Finm

esezmdido, se pone sus inymcbnes dcnndte nadie lo

ve

y

b&

cuando ES;& solo. Aguza

su

habilidad p a r a q d a r dl euuzrpo

B

10s que Clan consejos, ti BSM

impoptmias

que

nada wmpnenden y quc:

ea

meten

en lo que n o

les imports.. gActaso no. se t i m e v0,luinlta.d p a m apaptarse dz ese ea,mlino cuando

m

auiera?

se adeque para daciros:

EL MARTIR D E SAN S E B A S T I A N

(274)

CUADRO DE L E M O I N E

Y

ya el! h&bito adwiia de la victims. iQ1u4 duloe ensueiio estar

bjm

de 10s hombws grmwcrs con la amiga

Bel,

la amiga colarsoldara qne jaradis se haoe rogar, la basna pipa 6 l a j e - Pinga

de

Pravaz, la h e m m a j w i n g a d? plata que iios mpera en MI ~ t u o h t : de t : ~ r e b l o mitre sus das agujas a c e r d a s .

Pero he ahi

que

l a

dwis

de a p r no

bwta.

Para

l o p a r l a tm- briaguez, el deliciaso momeuto

d d

olwido, hay que aummtarla cada

vez

mi&.

EEnrbnees wmhenza la i*nquirfwd.

6:

t80ma la resoluei6n d e xwminciar a1

bitbib,

no hoy, pero si mafiana. Y la f w h a se p t m g a de d‘a en &a.

U

cuanido lhga el m m e n t o de dccidirse, 21 valor falta, ya no hay volanlad. Vienen 10s remordimientos,

p r o

no

se

pier& la tsperanm de tsnsr alg& &a l a fuerztL de ca&ter neaesaria para lihntarsa.

Pew,

d veniene l b g a

B

con- ve&irsz e n l a grande, l a

h i c q

nee de l a existencia. L.ejos de 61 no sz es bueno para nada. om?, para dol-mir, para despmtar la initeligencla, para

tr

es 1ndls;p.ensable fumar,

bakr

6 mrfinizame. MimtraB tanto, la vieiima anflaquece, s z

p n e pili& y triste, no duwme Ban trampilidad, no viv:, vejeta jl&npidamenltz.

E n esk mm.mto, ‘tratad de

librrtar

a1

intoxicado

d& au vmieno. &to le p o n d d borriblmmite enfemo.

El

f u m d o r sill s u ci- garfillalo no a mds qm

un

mervado im3taMe; c11 alcoh61ieo sin alc&ol sufre de “deliriulm trlemns”, de a l u e h a c i o n a , de crisis

ckdufor

y

de

wrdadEra loaura.

i Y

bs pobil.es morfin6manos! H a y

‘que haiberlos oido llorar suplicando por su quarido morfi’na. Os imploran de r o d i b s , con

kas

manos i u n k y son capaces de hacer

todo

@ n a o

de

bajezas.

Y

todo

ooncluye 16,gubrerntintz: l a muerte zn el ho

hE31

remedio? No hay otro que el aisla.mieinto en una casa dz

salud, lejos de l a familia y da loa m i g o s , bajo la vigilancia de

(30)

ON AMOROSA

275

(31)

€1

nusar

de

Galicicr

LII

Don

JOS€

M I G U € L

C A N C R A

CUANDO malas estaban l a s ccnsas en Chile,-cuar,do l a revo- lucidn s610 podrfa continuar si resultaban felices 10s esfuerzos de Martinez de Rozas en el s u r , quedando, de otro modo, como l a manifestaci6n de u n deseo de 10s inteligentes y l c s oprimi- dos, pronto aplastado por el egoism0 y el peso de la tradici6n,- desembarc6 en Valparaiso del navio “Standard”,-29 de J u l i o de 1811,-un chileno de veinticinco aiios que venia de Espafia, donde s e habia educado y servido con brillo en 10s ejercitos pe- ninsulares que defendieron de 10s franceses el Fuel0 espaiiol y

lo reconqnistaron,

El i h b e r b e a r r i b a n o se llamaba Jose Miguel C a r r c r n . Nacido en Chile, criado en siis campos como joven centauro, volvia de Espafia educado como u n gentleman, y con e l cerebro, d e una admimble inteligencia, lleno de ideas d e cuanto h t b f a cisto y pe- netrado de l a evoluci6n liberal B cuyos fen6menos halrla asistido en el Viejo Mundo. Venia sediento d e gloria. Y a habia probado s u embriagante copa venciendo,

B

l a cabeza de u n cuerpo de h k a r e s , esas falanges napole6nicas q u e s e las daban de haber dominado a1 mundo. E l niiio salvaje d e 10s campos chilenos vol- via convcrtido en paladin d e ideas nuevas, en heroe de epicas jornadas, con l a f r e n t e p u r a J her6ica rebalsando ensuefioe.. .

E s t a b a e n Espaiia, siguiendo u n a c a r r e r a militar poco comdn, con promesas d e rBpida f o r t u n a (organizador y jefe de 10s H6- s a r e s d e Galicia), cuando l e llegaron noticias de la efervescencia de 10s pueblos americanos, del moviiniento liberal, de las aspi- raciones de reforma y h a s t a de independencia que reivindicarian l a dignidad de America ofendida por el vasallaj-. Uno de esos pueblos e r a el snyo: Chile, su t i e r r a natal, e n el recuerdo de cu- yos admirables paisajes evocaba las dichas y 10s amores de l a niiiez. Ese pueblo aspiraba B levantarse, romper ’as cadenas, ser libre, regirse por si mismo, figurar e n t r e laa naciones y l a s razas q u e marchan hacia el porvenir. Ya algunos hombres habian em- prendido l a obra gloriosa. E l propio padre de Carrera, 4 sus her- E a n o s , estaban en el centro de l a revolucidn iniciada. E l quiso compartir con ellos esa gloria, contarse e n t r e 10s libertadores de Chile. Esa f u e su noble ambicidn, l a que lo hiz3 ser, sin duda, el hombre mBs g r a n d e y genial de nuesitra independencia, e l verdadero fundador de nuestra Repfiblica; y l a que lo hizo s e r tambien, por h a b e r sido demasiado grande, el mBs culpable y el

mBs desgraciado.

Desde que sup0 C a r r e r a lo q u e ocurria en Chile, s610 pens6 en venirse, despreciando 10s galoneis de jefe espaiiol por el fusil de insurgente chileno.

Lleg6 B Santiago en 10s primeros dias d e S g o s t o de 1811. E l e r r o r politico de Martinez d e Rozas y d e su circulo, encarnado e n e l Congrsso, estaba dando s u s frutcns: l a rescci6n, la perdida de todo el terreno ganado desde l a caida de Garcfa Carraeco.

Carrera, por s u cardcter, por sus ideas, por s u s ambiciones, no e r a hombre q u e vcnio

B

eervir u n a reforma mBs 6 menos ven- tajosa del regimen colonial: venfa 6 a y u d a r l a independencia de Chile, B hacerla B toda costa y contra todos, B s e r de ella e l jefe. Las circunstancias no podian s a r m&s favorables: 10s elementos conservadores y reaccionarios e n el Congreso, habian tomado fuerza y cohesi6n; el partido de l a independencia, vencedor el

1.0 d e Abril, estaba cohibido, deshecho, a n t e l a avalancha reac- cionaria que ese Comgreso,-pensado y hecho para todo lo con- trario,-tnvo l a f a t a l propiedad de producir; Martinez de Rozas en ConcepciBn hacia algo por volver B l a l u c h a ; O’Higgins estaba enfermo; ambos habian perdido mucho de su prestigio con 10s

dltimos acontecimientos. E r a el momento en q u e l a revoluci6n de l a independencia t e n i a q u e s e r hecha d e nuevo. E r a lo que Martinez de Rozas estaba haciendo en Penco.

L a m i r s d a de Bguila de C a r r e r a lo vi6 todo ne u n golpe. El f u t u r o caudillo debib decirse B s i mismo: “ L a h o r a 68 mia”.

Hacer d e nuevo l a revoluci6n de l a independencia, hacerla an- tcs q u e Martinez de Rozas en el s u r . y quitarle con eso el puesto q u e tenia,-que e r a el primer puesto,-tal fu6 21 plan que Ca- r r e r a concibi6 desde q u e , llegado B Santiago di6 el primer vistazo sobre 10s acontecimientos.

Para realizar el plan, l a suerte pus0 e n sus manos 10s elementos militares de la c i u d a d . Los Granaderos q u e mandaba Luco, en realidad obcdeclan a1 segundo jefe q u e e r a su h e r m a n o J u a n Jose. E l ingeniero Mackenna, revolucionario a r d i e n t e y probado, con Luis Camera,-el hermano menor,-mandaban l a artillerla. Esos dos hombres, Mackenna y T,uis Carrera, que iban B s e r 10s

s:mbolos y 10s m a r t i r e s de las rivalidades e n t r e loffi patriotas, co- menzaron, unidos por el mismo entusiasmo, bajo el niismo uni- forme.

El objetivo d e Jose Miguel C a r r e r a e r a claro. Su golpe no podia dirigirse B o t r a cosa que a1 Congreso, puesto que el Con- grcso e r a la reacci6n. P e r 0 el golpe n o lo d a r i a directamente, no lo d a r i a sin uno de sus manejos geniales que, repitiendose mBe tarde, nos d a n l a caracteristica de una naturaleza compleja, en l a cual B l a s crueldades del soldado no dejaban de mezclarse 10s refinamientos de l a inteligencia. Antes d e d a r el golpe de muerte

B l a victima elegida, quiao conocerla, a t r a e r l a , enamorarla, con su palabra y s u figura bellisima de joven heroe.

El recien Ilegado,-que contaba con tosdas las simpatias, las a d m i r a c i o n e d y las curiosidades,-le pidi6 a1 Congreso una au- diencia B fin d e imponerlo de esos acontecimientos de Espaiia q u e t n n t a influencia habian tenido e n America y en 10s cuales 61

nlismo habia tomado parte.

E l trBmite e r a inusitado. Un Congreso oonstituido no da au- dienciae de esa clase. Pero l a persona de Jose Miguel Carrera nte, ese don de 10s caudi- onerse B 10s hombres. En- independencia i u 6 el dni- ida, j u n t o con s e r l a m8s t e maravillosa.

Aocedi6 el Congreso B l a peticibn del joven Carrer, , juzgando que habia ventaja en tener vuevos informes sobr. las cosas de Espaiia, p e r 0 mBs bien porque todos estaban ansiosos de ver y

oir B ese hombre que ejercia l a atracci6n del talento, l a belleza y ell heroismo.

Una t a r d e del mes de agoeto,-una de esas tardes en que la primavera de Santiago dB su primer anuncio con luces deliciosas y aleg6ricas,-el H d s a r de Galicia, heroe d e Bailen, elegante, fant&stico, montado en brioso corcel de pelo obacuro, recorri6

]as calles de l a nncha y mon6tona aldea ( q u e SatiagJ era cnton-

c e s ) J- fu6

B

detenerse en las puertas del Congreso ( P l h z a de Ar- m a s ) , entregandole a h i su brid6n B u n o r d e n a u a .

Nunca el pueblo d e Santiago habia visto un oficial mBs h e r - mos3. mas gallardo, con uniforme mBs brillante, y nniendo en si

B

las expresiones varoniles las galas de una cxquisita simpa- tia. Tal e r a Jose Miguel Carrera, el hombre admirable, el ver- dadero genio d e nuestra revoluci6n y de nuestras primeras gue- rras. el dnico capaz y digno de conducir a1 puebIo como heroe de leyenda a n t i g u a , y el dnico que, por lo mismo, e m r u j a d o por su insaciable ambici6n,---hija de su propia grand..za,-cay6 mds a b a j o q u e ninguno y muri6 en el patibulo como u n bandido.

Esa aparici6n fu8 u n paseo triunfal. E n el joven arribano el pueblo y l a sociedad aclamaron B CBsar. El Senadq> y las galerias lo recibieron con aplausos. Vino, vi6 y venci6.

Con su n a t u r a l y varonil elocuencia, y demostrando conoci- mientos nunca oidos e n Chile, don Jose hliguel Carrera pint6 la situacidn d e Espafia y l a g u e r r a en que todavia t s t a b a empeiia- d a ; refirid las canipaBas en q u e 61 mismo habia tomado parte contra el Ejercito de Napolebn, habl6 d e esos f a n o s o s marisca- les de Francia B 10s cuales hiciera morder el polvo con s u s Hfisa- res de Galicia en l a t a r d e de Bailen. Coin estudiado atrevimiento, que B todas dej6 atbnitoe, habl6 de l a co,rrupcidn de 1s Corte de F e r n a n d o VII, de l a incapacidad personal de Bste y de la culpa de ambos en l a ruina de EsgaRa. Hizo el elojio de l a revolucidn ame- ricana, record6 con entusiasmo el ejemplo de l a revolucibn fran- resa, fiorecimineto rle ideales politicos y filos6ficos elaborados d u r a n t e un siglo de inteligencia y de critica. Mostr6 10s Estadoe Unidos, pais de democracia y libertad, como modl-lo 8 que debia aspirar t o d a raza digna. Finalmente, con sonrisa felina, en la cual 10s reaccionarios sintieron u n filo, fingiendo creer en el ca- r&cter.revolucionario de l a Asamblea, l e ofrecid B est&, para se- g u i r adelante, su espada en cuya empufiadura ya se atajaban coronas d e laurel.

E l extraordinario muchach:, dej6 en el Congreso i i n a rnezcla de fascinaci6n y d e miedo. E r a un s e r admirable, atrayente. A1 mismo tiempo, era u n d e m o n i o . .

.

Desde ese momento se t u v o la sensa- ci6n d e que no se l e podia resistir. Carrera en el Congreso de

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24 b El. I I U S A K D E G A L I C I A

a&6 guferluo A uirario y aplaudirlo, con ese calor hermoso y El aiio 1818 fue tranquil0 y les yertenecid yor comyleto a Ius sin reservas que emanaba de s u alma her6ica y sana. Carrera. Los r i v a l s se alejaron. Jose Plliguel tuvo campo para

Da pena ver B 10s hombres t a n abso'lutamente .iesprovistos d e desarrollar s u genio de gobernante y fundador.

yrevisl6n, t a n ciegos sobre el porvenir. O'Higgins, destinado a Ninguno de 10s hombres d e la independencia d e Chilz ninguno, s e r e1 implacable enemigo y el verdugo de Carrera, lo levanta ese talvez, d e la revolukidn americana, di6 muestras de tener, como dia e n sus f u e r t e s y caridosos brazos; lo aclama el elegido de la Jols6 Miguel Carrera, tantals facultades d e $oldado y de jefe po- revoluci6n chilena. Que sabemas del poevenir!

. .

.

Como lals hojas litico B l a vez. E n Santiago, en 1 8 1 2 , mas- tarde e n s u viaje a

seem

lo son del viento, somos el juguete del misterio.

.

.

10s Estados Unidos, y, por hn, en su odisea de 10s rios argantinos

para 10s reaccionarios, Carrera f u e como uno d e esos abismos y de l a Pampa, Carrera realizd pwdigios de tilllento Folitico, de que a t r a e n y pierden. E l discurso del joven militar e n el Con- recurs013 personales, d c domini0 sobre 10s hombres. Por esto, g r w o fu6 u n programa, u n a declaraci6n d e 10s prineipios de en ese tiempo de epopeya, tan randes naturalezas todo w partido del cual, e n ese momento, B lo menos e n San- humanas, del Pacfiico a1 Atldnt P e r 6 a1 Neuquen, tiago, Carrera era y a el jefe. Los reaociomrios queJaban noti- Carrera be destaca como el rnBs influye en esto, en ficados. Si no s e avenian a la revolucibn,

.a

la independencia, ya darle

a

s u reouerdo un carhcter el hecho de haber verian d e cuanto era capaz el elegante oricial que acababa d e sa- sido su vida tin drama de orgullo y patriotismo. Es un heroe que,

ludarlos coa t a n t a cortesia. como San Martin (pero 6ste de distinto modo), recuerda perso-

A1 efecto, como l a eami6n continuara hacibndose sentir e n el najes d e Plutarco. ?enfa de Pomyeyo el doble genio del soldado Congreso, el 4 de sepffembre de 1811, Jose Migukl Carrera apos- y del gobernante. De Cksar, tuvo el pensamiento y la atrayente t6 f r e n t e a1 edihcio l a culebrina d e s u hermano Luis,-la que iba simpstia. Tambien, como Cesar, fu6 orgulloso y f u e mBrtir. a ser la celebre y temida culebrina de loa Carrera,--y con 10s iCuanto interesa. y hace meditar la novelesca y trBgica figura Granaderos de su hermano J u a n Josh, desalojd violentamente la de este hombre! Fu6, d u r a n t e medio siglo, el emblema idola-

sala d e sesiones.

,

trado del liberalism0 chileno, el grito d e combate de nuestras

a]a_oyado por las armas, le' devolvid s u guerras civiles. Ouanto s e le h a amado y cuBnto se ha esperado perdida iniliLencia

.

10s Gobiernos conservadores s e desve tr6pito de la llegada de 10s Carrera.

Jose Miguel Carrera, hasta hoy, s610 juzgado con pa- a' fe- sibn. Como nuestros historiadores, 6 h libcra!es, revolu-

4 de cionarios, 6 han sido conservadores y de 0, C a r w r a es ele-

a so- vado a las nubes como u n semi-dios, 6 ek arrastrado como un Gipatrizadaa, ya las heridas p d i t i c m , lo propio de la presente generaCi6n Sera d a r sobre esos hombres y cosas juicios impar- Ciales. Se eVap0YarOn 1aS apasionadas nubes que, d u r a n t e medio siglo, impidieron ver claro. E n 10s liberales d e hoy dia no exis- te y a el a r d o r que, cuarenta afios antes, 10s habria hecho ver e n Joe6 Miguel Carrera s6lo u n ldolo y un mBrtir. Del mismo modo 10s conservadores ya ven e n 61 otra cosa que un montonero FuB el 18 Brumario d e n u

cha la revo'luci6n f r w c w a , la

septiembre. All$ obr6 Bonapa

b r e .Martinez d e Rozas. El m ria 2 bandido.

parar e n el imperio a e l que lo mis-

mo moldo, p a r a r i a e n la dictadura d e Carrera. L a historia o f r e ce, asf, e n distintos pueblos y B grandes distancias, sonpfeadentes similitudes.

4 4 " I

L a espada d e 4 de eeptiembre d e 1811, le de- voslvi6 s u fuerza rnovimiento ya iniciado de la in- dmd aependencia d e c 6

a

Jose Miigunl Carrera e n la primera- fila d e la revoluci6n, psro na e n el si-

queria. Era ambicioso. ESte dicioaas personales, fu6 el g r a n defect0 d e ese hombre superior. Por 61 la P a t r i a - s e verla envuelta e n mil dssgracias' y alternativas; por 61 10s Carrera irian

a

la muexte y mBs t a r d e ali pattlbulo, d e j a n J o por mBs de medio siglo un rencor sanguinaria e n €a familia chilena.

Recobrada la marcha d e la revoluci6n, despues del crntratiem-

10s achaques moral- de que el hijo del hombre es capaz. Esta -?R-puede s e r u n a bafirmaci6n categ&rica: Carrera Bib demasiadas pruebas de haber sido un penate intelectual y un hombre d e coraz6n. Su vida de esposo y d e padre, e n medio de la tragedia e n que sus dias transcurrierqn, ofrece 10s caracteres toridad d e estoa hombres y s u legitim0 PreStigiO i n c o m d a b a n a1

h a w brillante y orgullwo. Este -tenia l a conciencia d e h a b e r he-

cho renacer la ipdependencia 6 sea: la Patria. Vela que de Su de u n poema moral.

61, mas que 61, 10s prestigio

ron revueltas e n el carkcter de t a r d 6 e n manifestarse desconten

icar; tuvo grandes ge- mostr6 cootradictoria

d e luz intercandeute que se hunde temprano en ensangrentado y melanc6liao cr

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horubrt! (it! g:eiiiu 14ue ttch6 lab basttrj de nuajtra a d - de guerrill

Sus culpas, que fueron muchas, laa lav6 de sobre lear E% esp

6s propicio que el que se l e

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