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Rodando como la culebra : historias de mujeres desplazadas por violencia sexual y de género en La Guajira

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Rodando como la culebra

Historias de mujeres desplazadas por violencia sexual y de género en La Guajira

CRISTINA VILLARREAL LAGO

Trabajo de grado para optar por el título de Comunicador Social con énfasis en Periodismo

Alberto Salcedo Ramos Director de Tesis

Pontificia Universidad Javeriana Facultad de Comunicación y Lenguaje

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Artículo 23

―La Universidad no se hace responsable por los conceptos emitidos por los alumnos en sus trabajos de grado, solo velará porque no se publique nada contrario al dogma y la moral católicos y porque el trabajo no contenga ataques y polémicas puramente personales, antes bien, se vean en ellas el anhelo de buscar la verdad y la justicia‖.

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Bogotá, mayo 30 de 2011

Doctor

JOSÉ VICENTE ARIZMENDI

Decano Académico

Facultad de Comunicación y Lenguaje Pontificia Universidad Javeriana Ciudad

Respetado Decano,

Me permito presentarle mi trabajo de grado titulado “RODANDO COMO LA CULEBRA”, una compilación de testimonios de supervivencia en medio del conflicto armado de mujeres doblemente afectadas por la violencia de género y el desplazamiento forzado. El producto narra en cinco crónicas el drama del desarraigo que mujeres campesinas han vivido en carne propia. El trabajo fue realizado para optar por el título de Comunicadora Social con énfasis en Periodismo. Tuve el honor de tener como asesor en esta tesis al maestro de la crónica: Alberto Salcedo Ramos; resaltó la rigurosidad periodística, la dedicación, y la pasión con la que me entregué a esta investigación.

Espero que mi trabajo de grado sea de gran utilidad para la comunidad universitaria y la sociedad colombiana. Y así mismo, sea un aporte a la memoria histórica de un país azotado por el conflicto armado y para visibilizar el flagelo del desplazamiento forzado con el componente de violencia sexual y de género.

Agradezco su atención y me despido respetuosamente.

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A Genencia, Fanny, Victoria, Luz María y Ena. Mujeres valientes. Gracias por ese banquito de madera, esa silla plástica y ese chinchorro tan sabroso. Gracias por el jugo de naranja en ese vasito metálico, por el guarapo helado y la taza de tinto a las tres de la tarde. Gracias por confiarme sus sueños y pesadillas. Y por permitirme hacer parte de su catarsis.

A Carlos y a Nemesia, mis padres, por darme la vida y llevarme de la mano a través de ella. A Carmen, mi querida Tía Puchulú, por creer que las personas merecen una segunda

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Índice

1.Introducción ………..6

2.Marco teórico ……….9

2.1 El desplazamiento forzado ……….9

2.2 Las mujeres y el desplazamiento ……….11

2.3 El desplazamiento en La Guajira ………19

2.4El reto de narrar el desplazamiento forzado ………21

2.4 Tratamiento periodístico del desplazamiento forzado ………...23

3 Crónicas ………41

3.1 Rodando como la culebra, Genencia Pérez Domínguez ………41

3.2 El miedo que espantó a Los Remedios, Claudia Díaz Villalobos y Fanny Díaz Villalobos (Q.E.P.D.) ………51

3.3 De pistolitas y perritos barrigones, Ena Maritza Núñez ………59

3.4 Para tenerlo bien cerquita, Victoria Martínez Corobó ………65

3.5 Fragmento, Luz María Pérez ………78

4 Conclusiones ………82

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1. Introducción

La última vez que vi a mi abuela Eva, madre de mi papá, con vida fue la noche del 30 de diciembre de 2009. Una mezcla de enfermedades padecidas en los últimos años la habían acabado, pero tal vez la muerte de mi abuelo algún tiempo atrás le había quitado las ganas de vivir. La visitaba en su casa de Caracas, Venezuela donde vivía con Mimosa, una gata Persa, y una camada de ocho gatitos recién paridos.

Me confesó que había dado su primer beso a los siete años, que a los trece se escapó con un circo que visitaba su natal Cisneros, Antioquia y que cruzar un par de miradas con Antonio, un barranquillero con porte de actor del Hollywood clásico, para enamorarse. También me contó que la última vez que vio a su madre fue en 1948, cuando huyó hacia Barranquilla con su hermana Clarita y su esposo Genaro Granados, envuelta en costales de papa encima de la carreta de un jornalero de su finca.

Genaro era un próspero comerciante que había hecho una pequeña fortuna con un negocio de víveres ubicado en la plaza del pueblo. Clarita desempeñaba el cargo de recaudadora y ambos eran conservadores declarados, apasionados por la política. Cuando la noticia de la muerte de Gaitán llegó a oídos de los liberales de Cisneros estos arremetieron con violento ímpetu contra los abanderados azules. Y fue durante la noche del nueve de abril que Libertad Lamarque se presentaba en Cisneros.

No tardaron en saquear la tienda de Granados, y cuando no había más que hurtar, le prendieron fuego. Pero antes de que las llamas consumieran el lugar hasta cenizas ya habían emprendido la huída. Primero en carreta, luego en bestia hasta Puerto Berrío, y de ahí en barco por el río Magdalena hasta llegar a Barranquilla. Unos días después se reencontró con Antonio, quien se convertiría en mi abuelo, y el resto es historia patria.

Eva, la monita que sólo se perfumaba con Chanel #5 y que entonaba canciones de Édith Piaf en un francés casi nativo, mi abuela fue una fugitiva de la violencia.

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Las cifras ubican a Colombia como el segundo con mayor número de desplazados a nivel mundial, después de Sudán. De los 27 millones de desplazados registrados en el mundo, aproximadamente 4 millones de ellos son colombianos. Pero, ¿quiénes son estos hombres, mujeres, niñas y niños? Ciertamente son más que un número en una base de datos. Porque detrás de la cifra está un ser humano que huyó de su terruño dejando atrás su rancho, animales, sus muertos. Desterrados por la violencia, desterrados por tener ganas de vivir sin importarles como sería la vida mañana.

De estas estadísticas me llamó particularmente la atención que, de acuerdo con Acción Social, la mitad son mujeres y niñas. Se me ocurría que podían se mujeres como mi madre, como mi abuela o como yo. Campesinas, indígenas o afrodescendientes, pero finalmente, todas mujeres. Entonces me pregunté, ¿porqué serían las mujeres más vulnerables al desplazamiento?

Germán Uribé, una columna titulada ―Mujeres: ¿trofeo de guerra?‖, escribió con tono desgarrado ―el conflicto colombiano, ya aclimatado en lo bárbaro e irracional, les ha permitido a todos sus actores ver en la vulnerabilidad y desprotección de las mujeres su caldo de cultivo para avanzar en su infernal guerra sucia. Secuestrando, violando o sencillamente reduciendo a las mujeres, están aterrorizando con ello a familias y poblaciones enteras. Y luego, como perros de presa, se desplazan‖. Luego apunta ―Cuando la banda facinerosa irrumpe en pos de un "trofeo", material o simbólico, al doblegar, asesinar, desaparecer, esclavizar o simplemente "tomar" a la mujer, está con ello agrietando, o bien un núcleo familiar, o bien, la esencia y la savia vital de un eje social o de una comunidad específica. Y los actores del conflicto lo saben‖. ¿Sería entonces que el simple hecho de ser mujer estaría acentuando su desgracia? Aparentemente, si.

Lo cierto es que las mujeres en Colombia se han desplazado por varios motivos. Algunas han quedado viudas y huérfanas. Otras han escapado por proteger a sus hijos jóvenes, blancos del reclutamiento forzado. Pero un 18% de estas mujeres en situación de desplazamiento, de acuerdo con cifras de la Defensoría del Pueblo, han emprendido su éxodo por la violencia sexual y de género. Los actores armados las han violado, tomado como esclavas sexuales y las han asesinado. Las han hecho sujetos estratégicos para la destrucción de familias, comunidades y poblaciones enteras.

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invisibles entre los millones de habitantes de la ciudad. La segunda es que el tema de la violencia sexual es un tabú en nuestra sociedad. La mayoría de las víctimas no declaran si esto fue lo que motivó su desplazamiento por temor a ser estigmatizadas.

Fue entonces cuando recordé una historia que había escuchado cuando aún era una niña y cursaba primaria en El Cerrejón, en La Guajira. Vivía junto con mis padres en Mushaisa, que en lengua Wayúu significa tierra de carbón, en el campamento residencial de la carbonífera. Es una suerte de jagüey en la mitad del desierto, donde se vive protegido por mallas electrificadas. Aislados del conflicto, aislados de la realidad. Era 1997 y había escuchado una conversación de Ángela, una Sanjuanera que trabajaba como doméstica en mi casa, con una de sus amigas. Ella le contaba unas barbaridades: que a su pueblo habían ido unos guerrilleros, que le habían metido ‗tremendo palo por allá‘ a una señora y que les había tocado irse de por allá. Después se escuchaban rumores en el colegio que era en un pueblito llamado Los Remedios, y que no quedaba tan lejos de Mushaisa, donde mis padres aún residen.

Con esta historia en mente, aún sin saber si era del todo cierta, contacté a la Personera del municipio de Albania, donde queda ubicado el corregimiento de Los Remedios. Me confirmó que era verdadera y que la incursión de los actores armados había desencadenado en el desplazamiento de todos sus habitantes.

Realicé cinco viajes a La Guajira entre noviembre de 2010 y marzo de 2011. Visité a una decena de mujeres junto con la Personería, entre ellas, a una de las protagonistas de los hechos en Los Remedios. Luego, regresé sin acompañamiento a entrevistar a fondo a las mujeres cuyas historias se ven reflejadas en este trabajo.

Con estas motivaciones surge “Rodando como la culebra”, una compilación de testimonios de supervivencia en medio del conflicto armado de mujeres doblemente afectadas por la violencia de género y el desplazamiento forzado. El producto narra en cinco crónicas el drama del desarraigo que mujeres campesinas han vivido en carne propia. Algunas han sido desplazadas más de una vez, y todas han dejado hijos, hermanos, esposos muertos o desaparecidos en el trayecto de su éxodo.

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2. Marco teórico

2.1 El desplazamiento forzado

“En Colombia el desplazamiento es un éxodo sin tierra prometida”

Alfredo Molano

El desplazamiento forzado es una violación a los derechos humanos ocasionada por acciones de personas o grupos de personas con capacidad de imponer su voluntad, sin que las víctimas puedan oponer resistencia, siendo forzadas a abandonar el lugar donde viven o el lugar en donde generan su sostenibilidad económica. El desplazamiento forzado no es simplemente un asunto de movilidad, es un evento traumático, transformador de la vida y de la autonomía de las personas y comunidades1.

De acuerdo con la Ley 387 de 1997, un desplazado es ―toda persona que se ha visto forzada a migrar dentro del territorio nacional, abandonando su localidad de residencia o actividades económicas habituales, porque su vida, su integridad física, su seguridad o libertades personales han sido vulneradas o se encuentran directamente amenazadas con ocasión de cualquiera de las siguientes situaciones: conflicto armado interno, disturbios y tensiones interiores, violencia generalizada, violaciones masivas de los Derechos Humanos, infracciones dentro del Derecho Internacional Humanitario u otras circunstancias emanadas de las situaciones anteriores que pueden alterar o alteren drásticamente el orden púbico‖2.

De acuerdo con el Consejo Noruego de Refugiados y el Internal Displacement Monitoring Center (IDMC), para definir a un desplazado interno se debe tener en cuenta 2 aspectos:

1) El carácter coercitivo o involuntario del movimiento

2) El hecho de que ese movimiento se lleva a cabo dentro de las fronteras nacionales. El desplazamiento, entonces, implica:

Personas o grupos de personas: el desplazamiento interno puede afectar a personas en particular o a todo un grupo.

1 Defensoría del Pueblo. Coordinación de Atención al Desplazamiento Forzado. Informe de seguimiento a la sentencia T 025 y a los Autos 218 y 266 de 2006. Bogotá, Octubre de 2006

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Forzadas u obligadas: Incluye la posibilidad de ser expulsado por la fuerza, o intimidado para abandonar por necesidad o bajo amenaza. El aspecto más importante es que el desplazamiento es coercido u obligado.

Escapar o huir: el desplazamiento no solo incluye movimientos de personas huyendo de un peligro inmediato sino que también puede tomar la forma de salidas preparadas y organizadas en previsión de peligros, expulsiones, etc.

Como resultado o para evitar los efectos: La definición es flexible en cuanto a la proximidad de las circunstancias que empujan al desplazamiento (conflictos, desastres) o de si ya se han producido o no. ―Como resultado de‖ implica efectos que ya se han producido, mientras que ―para evitar‖ implica el temor de que se produzcan esos efectos.

Su hogar o su lugar de residencia habitual: la residencia habitual no es necesariamente una casa o edificio, sino puede ser la tierra en la que viven grupos tradicionales, como en el caso de los pastores.

La Ley 387 de 1997, también denominada los Principios Rectores del Desplazamiento, recoge la siguiente definición: un desplazado es ―toda persona que se ha visto forzada a migrar dentro del territorio nacional, abandonando su localidad de residencia o actividades económicas habituales, porque su vida, su integridad física, su seguridad o libertades personales han sido vulneradas o se encuentran directamente amenazadas con ocasión de cualquiera de las siguientes situaciones: conflicto armado interno, disturbios y tensiones interiores, violencia generalizada, violaciones masivas de los Derechos Humanos, infracciones dentro del Derecho Internacional Humanitario u otras circunstancias emanadas de las situaciones anteriores que pueden alterar o alteren drásticamente el orden púbico‖.

En el contexto colombiano, a ley interna acoge la definición de los Principios Rectores del Desplazamiento. Pero después de definir quién será desplazado interno al acoger este tratado internacional, establece que será el Gobierno Nacional quien reglamente lo que se entiende por condición de desplazado al agregar: ―el Gobierno Nacional reglamentará lo que se entiende por condición de desplazado‖.

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eventual admisión o denegación de la condición de desplazado queda en manos del gobierno o la entidad pública que corresponda. Conforme a la ley interna, la declaración de desplazado interno tiene carácter constitutivo.

Además, la Ley 387 hay que leerla en combinación con el Código Penal colombiano, en virtud del cual la definición de desplazado forzado no cubre los movimientos de población ocasionados por la fuerza pública, cuando se trata de la seguridad de la población o por razones militares imperativas, conforme al Derecho internacional humanitario (artículo 284 A del Código Penal)‖3.

Hasta el 31 de marzo de 2011, se habían incorporado en el Registro Único de Población Desplazada de Acción Social 3,700,381 personas en situación de desplazamiento4 entre 1997 y

el presente año. Por su parte, la Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento (COHDES) advirtió el documento titulado ―¿Consolidación de qué? Informe sobre el desplazamiento, conflicto armado y derechos humanos en Colombia en 2010‖ que a la fecha son más de 5,195,620 millones de personas las que han sido forzadas al desplazamiento5.

Y aunque la polémica por las cifras de desplazamiento entre las entidades oficiales y CODHES obedece a diferencias en la metodología, las fuentes, la no inclusión de alguna población, entre otros factores, las cifras de personas desplazadas, alarmantemente, corresponden a aproximadamente el 10% de la población colombiana.

2.2 Las mujeres y el desplazamiento

“Nosotros nos dimos cuenta de una señora que vivía con dos hijos y llegaron y los mataron a un hijo y a la mamá. Como a eso de las seis de la tarde. Nosotros nos dimos cuenta de eso…yo

dure como un mes que yo no podía dormir. Porque me parecía que a cualquier hora llegaban a

matarlo a uno. Yo mantenía muy asustada allá donde estábamos, muy aterrorizada. Bastante,

eso casi ni dormía. Me la pasaba preocupada. Yo decía: vámonos de aquí que en cualquier

momento lo matan a uno también…por causa de que allá llegaban y sonaba un tiro y un muerto. No se sabía quién lo mató ni cómo ni cuándo. Esos hombres estaban cogiendo la

3 Abrisketa, Joana. La población internamente desplazada en Colombia: claves para interpretar la regulación internacional. Madrid, 2009. En línea. Disponible en www.ree.org. Consultado en junio de 2010.

4 Acción Social. Índice de tabulados de la Población Desplazada – RUPD. En línea. Disponible en http://www.accionsocial.gov.co/Estadisticas/publicacion%20octubre%2031de%202009.htm. Consulta noviembre 20 de 2009.

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mañita de violar muchachas, y mis hijas tienen catorce y trece años…ni Dios lo permita que a ellas también…Entonces pues nosotros tomamos la determinación de viajar hacia acá a ver

si…un mejor mañana…”6

En el contexto de conflicto armado que vive Colombia, las mujeres son una de las franjas poblacionales más afectadas. El impacto de la violencia, la guerra y el desplazamiento es diferencial para hombres y mujeres. Los riesgos a los que se encuentran expuestas antes, durante y después del desplazamiento forzado, indican un impacto desproporcionado del desarraigo por su condición de género.

Las mujeres, niñas y adolescentes víctimas de desplazamientos representan el 50% del total de la población desplazada7. De estas, según el documento ―Balance de la Política Pública para la

Atención Integral al Desplazamiento Forzado en Colombia‖ del año 2007, el 15% de las mujeres en situación de desplazamiento había manifestado haber sido víctima de violencia sexual y un 18% señaló la violencia sexual como causa directa del mismo8.

De acuerdo con el informe ―Promoción y Monitoreo de los Derechos Sexuales y Reproductivos de Mujeres Víctimas de Desplazamiento Forzado con Énfasis en Violencias Intrafamiliar y Sexual‖ de la Defensoría del Pueblo del 2008, se entiende por violencia contra la mujer ―…cualquier acción o conducta, basada en su género, que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer tanto en el ámbito público como privado‖9. Esta violencia

contra las mujeres se ancla en relaciones de poder, subordinación y opresión, y en prácticas que las legitiman y naturalizan. El ―VIII Informe sobre Violencia Sociopolítica contra Mujeres, Jóvenes y Niñas en Colombia‖ de la mesa de trabajo Mujer y Conflicto Armado, afirma que esta legitimización es resultado de la conceptualización de las mujeres como inferiores y como propiedad de los hombres, a los que les deben respeto y obediencia. Una de las intenciones del ejercicio de la violencia sobre la mujer, señala el informe, es reforzar, reproducir y recrear la

6 Testimonio de mujer desplazada extraído de entrevista realizada en septiembre de 2009 en compañía del videógrafo y documentalista oficial de ACNUR Ginebra Stephan Saporito. Archivo de video propiedad intelectual de ACNUR.

7 Acción Social. Índice de tabulados de la Población Desplazada – RUPD. En línea. Disponible en http://www.accionsocial.gov.co/Estadisticas/publicacion%20octubre%2031de%202009.htm. Consulta noviembre 20 de 2009.

8 ACNUR. Balance de la Política Pública para la Atención Integral al desplazamiento Forzado en Colombia. Enero 2004 – Abril 2007. Bogotá, agosto de 2007.

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desigualdad sexual cuya amenaza real o simbólica doblega la voluntad de las mujeres e impide su autonomía10.

El contexto particular de conflicto armado interno en el que se encuentra el país desde hace varias décadas provee un desafortunado escenario de afectaciones específicas sobre las mujeres. En un hecho sin precedentes para la mujer desplazada, la Corte Constitucional exigió al gobierno priorizar en su agenda política y presupuestaria a las mujeres en situación de desplazamiento y exigió el cumplimiento del Auto 092, emitido el 14 de abril de 2008 – documento elaborado colectivamente por 20 organizaciones de mujeres desplazadas–, e iniciar un proceso participativo. El Auto 092 plantea prever el impacto desproporcionado y diferencial del desplazamiento forzado de las mujeres colombianas y proteger de manera efectiva sus derechos fundamentales11. Esta sentencia de la Corte Constitucional reconoce que el uso de la

violencia sexual como arma de guerra por parte de actores armados en Colombia es cada vez más evidente, pues hace parte de un conjunto de prácticas comunes en el contexto de la degradación de la guerra12 que desencadenan en el desplazamiento de las mujeres.

Las múltiples violencias de tipo sexual que se ejercen contra la mujer en la etapa previa al desplazamiento son usadas por los grupos armados como una estrategia para implantar terror y propiciar la huida. Cuando la banda facinerosa irrumpe en pos de un "trofeo", material o simbólico, al doblegar, asesinar, desaparecer, esclavizar o simplemente "tomar" a la mujer, está con ello agrietando, o bien un núcleo familiar, o bien, la esencia y la savia vital de un eje social o de una comunidad específica. Y los actores del conflicto lo saben. Todos13.

Se consideran varios tipos de violencia sexual según el Código Penal Colombiano y la ―Guía para la Prevención y respuesta frente a la violencia sexual y por motivos de Género‖ de ACNUR:

Violación o acceso carnal violento14. Es la invasión de cualquier parte del cuerpo de la

víctima con un órgano sexual o cualquier otra parte del cuerpo o con cualquier objeto, por la fuerza, amenaza de fuerza o coerción, aprovechando un medio ambiente coercitivo

10 Mesa de trabajo Mujer y Conflicto Armado. VIII Informe sobre Violencia Sociopolítica contra Mujeres, Jóvenes y Niñas en Colombia. Bogotá, diciembre de 2008, p. 17.

11 http://www.c3fes.net/docs/sin_nosotrascolombia.pdf

12 Defensoría del Pueblo. Promoción y Monitoreo de los Derechos Sexuales y Reproductivos de Mujeres Víctimas de Desplazamiento Forzado con Énfasis en Violencias Intrafamiliar y Sexual. Bogotá, junio de 2008, p. 37.

13 Uribe, Germán. Mujeres, ¿trofeos de guerra? En línea. Disponible en http://german-uribe.blogspot.com/2009/11/mujeres-trofeos-de-guerra.html. Consulta abril de 2010.

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o en contra de una persona incapaz de resistir15. Cuando estos actos se realizan en zonas

con presencia de grupos armados ilegales sobre personas protegidas, aumenta la pena para quien la perpetúa.

Acto sexual violento. Es la intrusión física real o amenaza de naturaleza sexual, incluyendo manoseos por la fuerza o en condiciones desiguales o coercitivas. Cuando estos actos se realizan en zonas con presencia de grupos armados ilegales sobre personas protegidas, aumenta la pena para quien la perpetúa.

Prostitución forzada. Es el comercio sexual forzado.

Acoso sexual. Es cualquier abuso de una posición de vulnerabilidad, poder diferencial o confianza para propósitos sexuales.

La violencia sexual es una causa de desplazamiento forzado, tanto de la víctima como de sus familiares. Teniendo en cuenta los datos de la ―Encuesta de Demografía y Salud a Población Vulnerable que hizo Profamilia por solicitud del Ministerio de Protección Social‖16, es posible

afirmar que el 64% de las mujeres desplazadas estuvieron expuestas antes de este evento a algún tipo de intimidación por parte de grupos armados ilegales. No hay que perder de vista que la violencia sexual, además de constituir un riesgo por sí mismo, aumentan la vulnerabilidad de las víctimas:

Efectos mortales: se presentan como amenazas a la vida de la víctima al presentarse la posibilidad del suicidio y a las repercusiones de salud asociadas con la mortalidad materna, la mortalidad infantil, el aborto y el SIDA17.

Efectos en la salud: la violación, mutilación, tortura o cualquier forma de abuso implican heridas, enfermedades, discapacidades permanentes, dolencias crónicas, problemas de sueño, trastornos alimenticios, y abuso de alcohol y drogas.

Efectos psicológicos y psicosociales18: la violencia sexual genera discriminación en el

entorno social. De este modo, se re-victimiza a la mujer, ya que los estereotipos sociales generalmente la culpan de la violencia sexual ejercida contra ella19. Además, suele ser

15 ACNUR - Consejería presidencial para la equidad de la mujer. Directriz de Atención Integral a la Población desplazada con enfoque diferencial de género. Bogotá, agosto de 2009.

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frecuente que las parejas de las víctimas las abandonen, se nieguen a reconocer el abuso sexual o que perciban que la denuncia puede ser perjudicial para sus vidas20.

Las múltiples violencias de tipo sexual que se ejercen contra la mujer en la etapa previa al desplazamiento son usadas por los grupos armados como una estrategia para implantar terror y propiciar la huida.

Pero mientras las mujeres se encuentran en situación de desplazamiento, los riesgos de violencia sexual incrementan. De acuerdo con la ―Directriz de Atención Integral a la Población Desplazada con Enfoque Diferencial de Género‖, en la etapa de atención humanitaria de emergencia hay dos tipos de riesgos que corren las mujeres desplazadas. Por un lado, los relacionados con la desatención de las mujeres que fueron víctimas de violencia sexual en la zona expulsora, y, por otro, los referidos al mayor riesgo en que se encuentran durante los primeros meses en la zona receptora relacionados con la adaptación al medio físico social, usualmente de carácter urbano21. Aquí, y de acuerdo con la encuesta de Profamilia, tienen 30%

más posibilidades de ser violadas por un desconocido22. De igual forma, son más susceptibles de

ser víctimas de trata de personas y prostitución propiciada por la marginalidad de las zonas donde se ubican23 y el nuevo rol de proveedoras que adquieren, independiente de cuál sea su

edad:

“Ana tiene 12 años; es oriunda del Chocó y a los 5 años. Es la segunda de seis hijos de una

familia que llegó al Chocó desplazada por la violencia de los sectores rurales de Antioquia hace

siete años. En la calle conoció mucha gente, la mayoría mujeres que acostumbraban a visitar

hombres. Poco a poco se involucró en la prostitución. Acompañaba a hombres en diferentes

bares de la ciudad cuando apenas tenía diez años. Esos hombres abusaban de ella y a cambio

de daban billetes. Sin ningún nivel de escolaridad, Ana distinguía los billetes de diez mil pesos

porque tenían una india y los de cinco mil un señor. (…) Eran las diez de la noche cuando un

20 Ibid.

21 Fundación de Atención al Migrante de la Arquideócesis de Bogotá (Famig) y Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento (Cohdes). Gota a gota. Desplazamiento forzado en Bogotá y Soacha. Bogotá, 2007.

22 Profamilia. Estudio Salud Sexual y Reproductiva en Zonas Marginadas, Situación de las Mujeres Desplazadas. Bogotá, 2005. En línea. Disponible en

http://www.profamilia.org.co/encuestas/04desplazadas/03desplazamiento/desplazamiento03.html. Consulta abril de 2010.

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grupo de varios hombres, no supo precisar cuántos, llegaron al rancho de cartón en la

invasión donde se refugiaba acompañada de dos de sus amigas. La obligaron a salir del

rancho. Me dijeron bájese los pantalones, y entonces yo les dije que no. Entonces me dijeron, si

no se los baja la matamos. Ana fue violada esa noche por todos y quedó embarazada”24.

Al llegar a las ciudades, donde se concentra el 80% de la población desplazada25, las mujeres y

sus familias deben enfrentar nuevos retos. ―Las personas en situación de desplazamiento que viven en grandes ciudades no tienen una vida fácil‖, afirma Joan Sebastián Díaz, Oficial de Protección de la oficina centro del país de ACNUR. ―El acceso a sus servicios primero, es muy complicado. El transporte, son lugares muy alejados de las grandes ciudades. Ese es un gran reto. El acceso de los niños por ejemplo a los colegios no hay presencia de colegios entonces el traslado les exige bastante tiempo les exige bastantes riesgos en zonas periféricas donde no hay presencia de la autoridad civil. Uno se puede poner en los zapatos de la población desplazada que viene del campo y es lo más complicado. Uno estaba acostumbrado a los tiempos del campo, acostumbrado al clima. Llegar a una ciudad como Bogotá es una ciudad fría, es una ciudad complicada en términos de distancias. Es complicada en términos de acceso. Se discrimina por la misma situación de no tener la información, de cómo llegar a un sitio o un lugar, de cómo acceder al agua, a servicios básicos. Todas esas situaciones de acceso, que han modificado la cotidianidad de la familia hacen que vivir en una ciudad, luego de haber vivido toda una vida en el campo, luego de haber proyectado el futuro en el campo, de haber tenido sus familias en el campo, hacen que la población desplazada que se encuentra en grandes ciudades tengan en esa situación de vivir en la ciudad un gran reto muy complicado‖.

Estos roles que las mujeres desempeñaban en el ambiente rural se ven profundamente afectados por el desplazamiento forzado, lo que obliga a las mujeres a reconstruir sus proyectos de vida en condiciones precarias, adversas y desconocidas. Esto se explica, en parte porque en campo hay una concepción muy definida de los roles de género: el hombre sabe que su proyecto de vida es el de ser proveedor de todas las cosas económicas de la familia, y para eso trabaja fuera de la casa. La mujer sabe que tiene a su cargo el hogar, las labores domésticas y la educación de los hijos26.

24 El Tiempo.com. Transición entre peluche y maternidad. Publicado el 10 de mayo de 1998. En línea. Disponible en http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-828933. Consulta abril de 2010. 25 Villarreal Lago, Cristina. You can't grow crops in asphalt: displaced Colombians struggle in the city. Dispobible en http://www.unhcr.org/4b4b41f59.html. Consulta abril de 2010.

26El Tiempo.com. Publicado el 24 de marzo de 1997. Disponible en

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En esta etapa, los hombres particularmente acostumbrados a ser proveedores de su hogar, tienen menos oportunidades de conseguir empleos estables y con frecuencia se deben someter en tareas que en ocasiones resultan vergonzosas o indignas para ellos, ya sea en las labores domésticas o en empleos informales. La mujer, que suele emplearse más rápido que el hombre, se convierte en proveedora económica del núcleo familiar. Esta transformación de roles genera conflictos que pueden incrementar la violencia sexual de parte de su pareja. El texto ―Women, war, peace: the independent experts‘ assessment of the impact of armed conflict on women and women‘s role in peace building‖ de UNIFEM, afirma que la violencia intrafamiliar y el acceso carnal violento entre las parejas refleja el stress que el desplazamiento trae sobre la unidad familiar.

De acuerdo con la publicación ―Gota a gota, desplazamiento forzado en Bogotá y Soacha‖, por medio de un diagnóstico participativo (instrumento empleado en las comunidades para la identificación en colectivo del conocimiento de su realidad en el que se hallan los problemas que les afectan, los recursos que les faltan y los recursos con los que cuentan y las potencialidades propias de la localidad) se identificaron diferentes categorías de la jefatura femenina.

Entre estas se encuentran mujeres viudas como consecuencias de la muerte violenta de su pareja; mujeres separadas involuntariamente porque sus parejas en el momento del desplazamiento tomaron caminos diferentes, fueron secuestrados o retenidos por algún actor armado; mujeres separadas voluntariamente ante la falta de apoyo de su pareja; mujeres abandonadas por decisión de su pareja ante la presión que genera la situación de desplazamiento; o las mujeres con jefatura delegada, como es el caso de las abuelas, tías y hermanas que asumieron la responsabilidad ante la ausencia de los padres27.

Aún cuando es posible en ciertas oportunidades —más bien excepcionales— construir nuevas identidades con los cambios de rol que se dan tras el desplazamiento, esta incursión de las mujeres en escenarios ―públicos‖, como ser parte de redes para gestionar atención humanitaria o asumir ciertos oficios, en ocasiones es leída como un aparente empoderamiento que las pone en riesgo de posteriores agresiones de actores armados28. ―Ya yo estaba trabajando con una

cooperativa de derechos humanos porque estaba cansada de que nos maltrataran como mujeres.

27 Fundación de Atención al Migrante de la Arquideócesis de Bogotá (Famig) y Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento (Cohdes). Gota a gota. Desplazamiento forzado en Bogotá y Soacha. Bogotá, 2007.

28Arias, Fernando Jiovani. Acompañamiento psicosocial: una voz presente en las historias de vida. Disponible en

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Un día saliendo de ahí, iba a pagar el arriendo, unos hombres me montaron a un carro y ahí adentro me golpearon. Me decían que no me iban a matar, pero que me callara ya con el tema de los desplazados que no éramos nadie.‖29

Para la gran mayoría de la población desplazada que se concentra en las grandes ciudades colombianas, las condiciones para su restablecimiento socioeconómico siguen siendo limitadas. ―Pues nosotros trabajamos a diario con los dulces, la dulcería que tenemos, el poquito que tenemos ahí, y de ahí pues nosotros de una parte surtimos, sacamos una parte para comer, por ahí cinco mil pesos al día diario, nosotros no podemos o sea comprar carne, aquí no hemos comido carne sino una sola vez, y yo por que conseguí a mil pesos. De resto por ahí menudencias, por ahí doscientos trescientos pesos la libra. Y con eso nos toca sostenernos. Estamos buscando empleo, pero en el caso de mi esposo por el asunto de los papeles pues no lo reciben en cualquier parte. Y pues mi yo necesito cartas de recomendación para ser doméstica y nunca ha trabajado en la ciudad así. Entonces estamos por igual, desempleados, mirando a ver que se hace…‖30

Y el retorno a sus lugares de origen, para muchas, aún es un anhelo. Para Andrés Celis, Oficial Nacional de Protección de ACNUR, las condiciones son difíciles en los municipios en los que tienen lugar procesos de retorno. Así por ejemplo, 306.000 personas fueron expulsadas entre el 2006 y el 2009 en los 115 municipios donde se habían llevado a cabo procesos de retorno. La inseguridad explica parcialmente la resistencia de muchas personas a retornar, con sólo entre el 3% y el 5% de la población en situación de desplazamiento interno expresando su deseo de regresar. Otro punto importante es la naturaleza del desplazamiento y de la reubicación31.

Aunque los estudios con perspectiva de género en la población desplazada son relativamente recientes, el impacto diferencial que tiene el desplazamiento sobre ellas es evidente. El reconocimiento de las consecuencias emocionales, sociales, culturales y económicas que tiene el desarraigo sobre la mujer posibilitará que se cumplan sus requerimientos y se hagan valer sus derechos: el derecho de las mujeres al acceso a la tierra, a la permanecer en los campos, el derecho sobre sus cuerpos y su libertad tienen que ser una opción en Colombia.

29 Testimonio de Virgelina Arazá extraído de entrevista realizada en enero de 2010. Archivo de audio propiedad intelectual de ACNUR.

30 Testimonio de mujer desplazada extraído de entrevista realizada en septiembre de 2009 en compañía del videógrafo y documentalista oficial de ACNUR Ginebra Stephan Saporito. Archivo de video propiedad intelectual de ACNUR.

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2.3 El desplazamiento en La Guajira

Según las cifras del Registro Único de Población Desplazada de Acción Social, entre 1997 y 2011 el conflicto armado en el departamento de La Guajira ha dejado 72,402 personas en situación de desplazamiento. Al igual que otras zonas del país, esta zona se ha visto afectada por la presencia de grupos guerrilleros, de autodefensa y delincuencia organizada, que se ha instalado en sitios estratégicos de la península. En especial en el piedemonte de la Sierra Nevada y poblaciones circundantes, estribaciones de la Serranía del Perijá en los límites con Venezuela, Maicao y la Alta Guajira.

En el informe ―Guajira: Un desierto sembrado de vida y muerte‖ del Secretariado Nacional de Pastoral social, estos lugares son de particular interés para los grupos armados por permitirles el desarrollo de actividades económicas al margen de la ley y su sostenibilidad.

Pero abordar el tema del desplazamiento en el departamento de La Guajira implica remitirse a una serie de dinámicas sociales y culturales bastante particulares. Esto se debe a que el devenir histórico de la sociedad Guajira conjuga la convivencia de varios grupos étnicos y culturales. ―En la ley Wayúu la sangre se paga con sangre‖, me contó José Eduardo Uriana, un abogado de origen indígena que trabaja para el programa de Familias en Acción en el municipio de Albania. Durante siglos esta fue la norma rigente en La Guajira y se mantiene vigente dentro de esa cultura hasta hoy día. ―No en vano tenemos fama de violentos y de machistas, porque aquí hasta hace no mucho cuando los problemas eran de carácter inter-familiares, las ofensas eran motivos de venganza‖, afirmó Uriana. Estas guerras entre familias se libraban hasta la extinción de una u otra al mejor estilo de los Lancaster y los York en la Inglaterra del siglo XIII.

A mediados de los años setenta la llamada ―bonanza marimbera‖ liderada por algunos grupos familiares prominentes de la región da inicio al narcotráfico organizado, redes de contrabando y a la aparición de las primeras mafias. La geografía natural del departamento, así como su relativo aislamiento del resto del país, sirvió no sólo para el cultivo ilícito de marihuana, sino también para el establecimiento de rutas naturales para su exportación desde sus puertos naturales.

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La Jagua del Pilar, entre otros. Ambas guerrillas mantenían relación con el departamento mediante el corredor establecido entre la Sierra Nevada de Santa Marta y la Serranía del Perijá32.

Pero mientras las Farc y el ELN consolidaban su poderío, germinaba en el vecino Magdalena uno de los frentes contrainsurgentes más poderosos en la historia del paramilitarismo: Resistencia Tayrona. Se hicieron grandes con su negocio de producción de marihuana y coca, y de protección privada de narcotraficantes y se extendieron hasta La Guajira. Posteriormente en 2003, el frente se llamó Bloque Norte.

―La confrontación entre la guerrilla y los paramilitares‖, afirma el Coordinador de Población Desplazada de Acción Social para el departamento, Gilberto Barros, ―hiso que las Farc se movieran para la Sierra Nevada y las rutas de la guerrilla quedaron por cuenta del paramilitarismo. El fortalecimiento de estos dejó mucha muerte a su paso, secuestros, extorsiones, asesinatos selectivos, desapariciones forzadas y desplazamiento. Entre 2002 y 2005 las estos grupos tuvieron una fuerte presencia, y por esta época se elevan las declaraciones de los desplazados‖. El conflicto armado en La Guajira ha forzado a miles de campesinos, colonos y a comunidades enteras de indígenas Wayúu a abandonar sus tierras.

Pero además de ser un departamento expulsor, explica Barros, La Guajira presenta un alto índice de recepción de la población desplazada de otras regiones del país. Acción Social estima que cerca de 79, 900 personas provenientes del departamento de Bolívar, Cesar, Magdalena y Sucre se encuentran asentadas en los municipios de Dibulla, Riohacha, Maicao, San Juan y Albania.

El funcionario asevera que La Guajira es ―atractiva para los desplazados porque en el departamento se les facilita la atención humanitaria y el departamento es un aliado en los proyectos de generación de ingresos. Muchos vienen con desconocimiento que en el departamento también hay conflicto armado, se les hace tal vez exótico. Pero la verdad es que aquí hay muchas fincas, tierras por cultivar y eso requiere de mano de otra. También hay demanda de empleados en las minas de carbón y los yacimientos de gas de la región‖.

32 Misión Observación Electoral. Monografía Político Electoral Departamento de la Guajira, 1997 a 2007. Bogotá, 2007. En línea. Disponible en

https://docs.google.com/viewer?a=v&q=cache:x_mbDhAJdxkJ:moe.org.co/home/doc/moe_mre/CD/P DF/guajira.pdf+conflicto+armado+en+la+guajira&hl=es&gl=co&pid=bl&srcid=ADGEEShK4pgIcdGDsD

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Desde que el Bloque Norte se desmovilizó en febrero de 2003, se han aumentado acciones del Frente 59 de las Farc. Dibulla y Riohacha. Al mismo tiempo, algunos grupos conformados por desmovilizados de las AUC, bajo el mando de alias Pablo, que se hacen llamar Águilas Negras, al parecer, están recobrando el poder en la región con acciones tales como extorsión y sicariato33.

2.4 El reto de narrar el desplazamiento forzado

En una serie de talleres realizados por Medios para la Paz en 2004 a un grupo de 250 periodistas acerca del cubrimiento informativo del desplazamiento forzado, en un ejercicio inicial estos señalaron algunas percepciones que tenían acerca de los desplazados. La periodista María Teresa Herrán, quien estuvo encargada de dictar este primer taller a sus colegas, encontró que estos imaginarios del destierro tenían más connotaciones negativas que positivas. Las palabras mendigos, limosneros, invasores, sucios, posibles guerrilleros, ignorantes, mentirosos, oportunistas y hambrientos fueron las más comunes. Todas tienen algo en común, son estereotipos.

Los medios refuerzan estereotipos latentes en la sociedad. Jesús Martín Barbero los describe así: enfocan, ponen los reflectores sobre una parte de la realidad34. Estas percepciones,

ampliamente compartidas por la mayoría de los colombianos, son desvalorizantes y se alimentan de las tendencias sociales a la exclusión, desconfianza, marginamiento y exclusión a la población en situación de desplazamiento. Pero Herrán arguye que la responsabilidad del periodista en relación con los imaginarios sociales debe ser de desmentirlos con una labor pedagógica que debe acompañar la redacción de la información.

Los hallazgos de estos talleres, que quedaron compilados en el ―Manual de cubrimiento periodístico responsable del desplazamiento forzado interno‖, nos revelan que averiguar las historias individuales de vida es una manera de desmontar los estereotipos mediáticos que rodean el desplazamiento. El periodismo narrativo es para algunos una herramienta clave para la construcción de estas historias, y para el despertar genuino de una sociedad acostumbrada a las noticias sin profundidad y escuetas.

33 Misión Observación Electoral. Monografía Político Electoral Departamento de la Guajira, 1997 a 2007. Bogotá, 2007. En línea. Disponible en

https://docs.google.com/viewer?a=v&q=cache:x_mbDhAJdxkJ:moe.org.co/home/doc/moe_mre/CD/P DF/guajira.pdf+conflicto+armado+en+la+guajira&hl=es&gl=co&pid=bl&srcid=ADGEEShK4pgIcdGDsD

6yn4_-cjYZ-Gy1wKZuBAoDu__me37HqNYSZPtvWuY1oyo7fiFz7PN_7b7FeP-50uZK0O2t79ZYWOsEDgk9lDzkS5_ib30YCG8s2lQxev6CD9Pt5YzHTg5iJCEy&sig=AHIEtbTOIYHCfCxl EMx95Qe6sLShpTMaIA. Consultado en mayo de 2011.

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Se debe narrar, más que el simple describir, para darle un rostro humano a un sinfín de cifras que saturan la prensa, la radio y televisión. Sobre todo en un contexto como el colombiano, donde el conflicto armado ha dejado innumerables víctimas sin rostros. John Lee Anderson rema en esta dirección al afirmar que ―las noticias dejan de tener trascendencia y objetivizan al ser humano. Las historias rescatan el valor humano‖35.

La guía ―Tragedias y periodistas‖ del Dart Center para el Periodismo y el Trauma sugiere al periodista enfocarse en la vida de la persona, encontrar aquello que la hace especial: su personalidad, sus creencias, su ambiente (alrededores, pasatiempos, familia y amigos), y sus gustos y aversiones36. Esto lo hace, precisamente, la crónica. Como describió Martín Caparrós

en su texto titulado ―Por la crónica‖, el género ―se rebela contra eso cuando intenta mostrar, en sus historias, las vidas de todos, de cualquiera: lo que les pasa a los que también podrían ser sus lectores. La crónica es una forma de pararse frente a la información y su política del mundo: una manera de decir que el mundo también puede ser otro‖37. En esta misma línea, el autor

argentino dice que es ―la forma de decir aquí hay, señoras y señores, señoras y señores: sujetos que te cuentan, una mirada y una mente y una mano‖.

Narrar a través de escenas también una forma de dar visibilidad al personaje y acercarlos a los lectores. En un taller dictado por Alberto Salcedo Ramos, este apunta que cuando simplemente se narra, se oye la voz del narrador. Pero cuando además se escenifica, se oye la voz del personaje y también se los ve actuando en un lugar determinado.

La escena da a los hechos descritos un carácter único, representativo, decisivo. La escena está sometida al principio de unidad de tiempo, lugar y acción. El autor necesita describir el marco físico y recrear la acción en el tiempo. Pero para contar con escenas es clave la inmersión, pues es lo que permite al periodista estar frente al objeto de su investigación el tiempo necesario para que las acciones ocurran frente a nuestros ojos. O, por lo menos, aunque no sea testigos de todo, es necesario sumergirse e investigar la realidad y contexto a fondo para descubrir ciertas escenas reveladoras. Para Tom Wolfe era primordial ―estar allí cuando tenían lugar escenas

35 El silencio hace daño. Entrevista a Jhon Lee Anderson. 2002. En línea. Disponible en

http://www.laondadigital.com/LaOnda/LaOnda/001-100/89/el%20silencio%20hace%20dano.htm. Consultado en mayo de 2011.

36 Dart Center para el Periodismo y el Trauma. Tragedia y Periodismo, guía para una cobertura más eficaz. 2003. En línea. Disponible en www.dartcenter.org. Consultado en mayo de 2011.

37Caparrós, Martín. Por la crónica. 2006. En línea. Disponible en

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dramáticas, para captar el diálogo, los gestos, las expresiones faciales, los detalles del ambiente‖38.

Pero ese ―estar allí‖ implica que las escenas de la vida del personaje son contadas a través de la mirada de un ―otro‖. La crónica cruza la subjetividad del periodista. Juan José Hoyos apunta, en esta misma línea, que ―En el periodismo de estilo narrativo, en contravía del periodismo de estilo noticioso, la calificación de los temas obedece a factores muy subjetivos que están más relacionados con la sensibilidad y la idiosincrasia del narrador que con valores objetivos de los temas en sí mismo‖39.

Y si bien la frontera entre literatura es difusa, la crónica es ante todo un género periodístico. Por eso los hechos que se narran deben ser reales. Por eso, como afirma Salcedo Ramos, el reto del cronista es de recrear, no de crear. Y en el caso de este trabajo de grado en particular, de recrear las historias de mujeres víctimas de desplazamiento forzado y violencia sexual y de género.

2.5 Tratamiento periodístico de la mujer y el desplazamiento

forzado

Mientras la bibliografía sobre el efecto diferencial del desarraigo sobre las mujeres es en cierta medida voluminosa el contenido encontrado en medios no es significativo.

En un estudio cronológico desde el año 1990 hasta el 2010 de las publicaciones en el diario de circulación nacional El Tiempo y la revista Semana se evidencia que el tema apareció en sus agendas hace poco tiempo.

De manera concreta se expondrán los hallazgos sobre el tema del desplazamiento, violencia sexual de género e impacto diferencial del desplazamiento sobre las mujeres en el periódico El Tiempo:

1995:

- Se empiezan a evidenciar noticias de desplazamientos. No se habla específicamente de la

población femenina: organizaciones de mujeres desplazadas y reinsertadas se reúnen para hablar de sus derechos. Ellas son reconocidas como víctimas de la violencia social. Según las estadísticas, una de cada cinco mujeres en Colombia, es golpeada por su

38 Wolfe, Tom. El nuevo periodismo. Barcelona, 1998. Editorial Anagrama. p.19

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cónyuge, mientras una de cada diez, es obligada y forzada a tener relaciones sexuales contra su voluntad. (Mujer Defiende Sus Derechos, lunes 11 de diciembre de 1995). 1996:

- El desplazado es altamente estigmatizado. Frente a esto, otros sectores de la sociedad los reconocen como víctimas, y no actores violentos: ―No son actores sino víctimas de la violencia, a quienes los paramilitares los han obligado a renunciar a su tierra. No son guerrilleros, ni reinsertos. Es doloroso encontrar que estos colombianos no puedan vivir

en Colombia, que en ninguna parte se les quiera dar una oportunidad‖.( Duitama, La Tierra Prometida, jueves 13 de junio de 1996)

- Entra en vigencia el debate por la tenencia de las tierras y el desplazamiento por hurto de

propiedades con la Ley 333 que entraría en vigencia en 1997, que permitiría al Estado recuperar los bienes adquiridos ilícitamente por narcotraficantes y todo tipo de organizaciones criminales. De esta forma, quedaría abierto el camino para que el Estado iniciara la recuperación de unas 4 mil hectáreas de tierra que, según cifras del Ministerio de Agricultura, estaban en poder de narcotraficantes. Estas tierras serían manejadas por el Incora (hoy Incoder) a la luz de la ley 160 sobre reforma agraria. Su redistribución beneficiaría fundamentalmente a campesinos, indígenas y desplazados por la violencia. (La 333, Azote Para Delincuencia)

1997:

- La ONG Codhes lanza estadísticas que discrepan con las estatales: 34.966 desplazados

según la Consejería presidencial para los desplazados y 250 mil en 1997, de acuerdo al estudio de Codhes.

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- Una investigación que hecha en el Tolima, dirigida por la antropóloga Myriam Jimeno

Santoyo y el siquiatra Ismael Roldán , hace una radiografía de la violencia en el campo,y concluye que que en los campesinos ―hay una concepción muy definida de los roles de género: el hombre sabe que su proyecto de vida es el de ser proveedor de todas las cosas económicas de la familia, y para eso trabaja fuera de la casa. La mujer sabe que tiene a su cargo el hogar, las labores domésticas y la educación de los hijos. De hecho, la maternidad hace parte de la identidad femenina y de su aceptación social. Esto explica los embarazos a edad tempranas (14 ó 15 años), sin importar que el padre sea compañero permanente o relación extra marital. En cualquier caso, la mujer sabe que por el solo hecho de ser madre tiene a un hombre que la protege y defiende su honor. Ahora bien, el maltrato a la mujer se presenta por celos, cuando el hombre supone que le es infiel o decide que le está fallando y que no cumple con sus obligaciones y su rol. Estos códigos culturales condicionan la vida de la familia y también la del pueblo, aunque se recalca que una cuarta parte de las personas entrevistadas manifiestan nunca haber tenido experiencias de violencia.‖ (Razones de la violencia rural, lunes 24 de marzo de 1997)

- El Alto Comisionado para la Paz, Daniel García-Peña, afirmó que los paramilitares eran

―los generadores de la violencia y los causantes de los altos índices de desplazados en el país en los últimos años. Estos son grupos ilegales, por fuera de la ley que están cometiendo barbaridades contra los colombianos; que no coadyuvan a la paz, han generado un gran número de desplazados que jamás se había visto en los últimos años‖. (Paras Generan Violencia Y Desplazamientos Masivos, lunes 17 de noviembre de 1997)

- La Corporación Avre (Apoyo a Víctimas de la Violencia Sociopolítica) presenta uno de los

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gran parte a que ―en la mujer recae casi todo el peso de la situación producida por la violencia y el desplazamiento forzado. Es muy usual en estas situaciones que ella termine siendo cabeza de hogar, con toda una serie de familiares confluyendo hacia ella en busca de apoyo material y humano. Es por esto que la mujer desplazada tiende a sufrir más alteraciones mentales que el hombre, precisamente porque éste consigue encontrar el apoyo afectivo y económico de una mujer‖, dice el estudio.

Entre otras consecuencias, se encuentra la fractura del núcleo familiar, depresión, el aumento de abusos sexuales causados por el hacinamiento, el alcoholismo y problemas de identidad: ―Luego de poseer un proyecto de vida, que muchas veces está basado en el enorme valor simbólico de la tierra, ser expropiado a la fuerza, casi siempre de modo traumático, genera muchos problemas de identidad y de sentido de pertenencia‖. ( Una Marca Difícil De Borrar, miércoles 31 de diciembre de 1997)

- 450 mujeres víctimas de la violencia por el conflicto armado se reúnen en la Biblioteca

Luis Ángel Arango, proveniente de 9 departamentos de Colombia, por iniciativa de una recién creada Ruta Pacífica de Mujeres. La Ruta Pacifica de las Mujeres es un movimiento feminista, pacifista y antimilitarista que surgió a raíz del conocimiento de la situación que afrontaban las mujeres del Urabá antioqueño. La denuncia fue hecha por una religiosa de la zona ante muchas mujeres pertenecientes a organizaciones sociales de todo el país, donde relató que en un pueblo llamado Mutatá, debido a la llegada de grupos paramilitares, varias mujeres de la región habían sido violadas y otras llevadas para que les cocinaran y les lavaran los uniformes.

En esa reunión se tomó la decisión de que el Movimiento Nacional de Mujeres realizaría una marcha o ruta hasta Mutatá para expresarle a las mujeres de esta zona que no estaban solas, que habían mujeres de todo el país que conocían lo que les estaba sucediendo y que eran solidarias, y además manifestarle a los actores armados, que habían cometido estos vejámenes, que se iban a denunciar y a hacer visibles sus abusos. Entre esas denuncias se encontró que ―en las zonas de conflicto, con frecuencia los hombres vengan los desatinos de la guerra, violando a las esposas, las madres o las hijas de quienes conforman el bando enemigo‖.

(27)

penoso‖. ( Stop Al Amor Si Sirve Para Detener La Guerra, Lunes 24 de noviembre de 1997)

- Cifras de la ONG Codhes y de la Arquidiócesis de Bogotá afirmaban que la guerrilla y los

paramilitares eran los principales actores causantes de desplazamientos. Distribuían la responsabilidad así: guerrilla 31.87%; paramilitares 21.08%; Fuerzas Militares 19.56%; Policía Nacional 5.42%; narcotraficantes 4.52%; milicias populares 3.84%; esmeralderos 2.25%; DAS 1.58% y otros 9.88%. (Guerrilla: Responsable De Vieja Data, miércoles 31 de diciembre de 1997)

- Para la fecha, no existían estadísticas que sirvieran como marco de referencia para

conocer el impacto social del desplazamiento en el país. Sin embargo, Jorge Enrique Rojas Rodríguez, investigador de Codhes, afirma que el estudio realizado junto con la Arquidiócesis de Bogotá concluye que están llegando tantas familias a la capital que esto se verá traducido en más delincuencia, más indigencia, y en un incremento de la prostitución.

César Manuel García, consejero Presidencial para los Desplazados, señaló: ―es evidente que en el eje bananero de Urabá y en Cartagena, por ejemplo, la prostitución infantil y juvenil se ha aumentado debido a que las niñas y mujeres que llegan no encuentran alternativas de empleo‖. (El Impacto Social, miércoles 31 de diciembre de 1997)

- La mujer desplazada, una problemática específica: Olga Amparo Sánchez, estaba a la

cabeza de la Dirección Nacional de Equidad para la Mujeres(hoy Consejería Presidencial para la Equidad de la Mujer) afirmó: ―Ahora existe una legislación mucho más democrática para las mujeres y se ha avanzado en el reconocimiento de problemáticas específicas como las mujeres jefas de hogar, trata de mujeres, abuso sexual, mujeres desplazadas‖. (Ahora Existe Una Legislación Más Democrática, sábado 8 de marzo de 1997

1998:

- La guerra afecta a los hombres y a las mujeres de distintas maneras, especialmente a la

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de guerra. Sin embargo, en el caso de las mujeres, en razón a nuestro género, padecemos unas formas de violencia que no son derivadas de las condiciones socioeconómicas del país, sino de la situación de desigualdad entre hombres y mujeres. A eso se suma, en nuestro país, el problema de las desplazadas, porque además de tener que abandonar el campo, están sometidas al miedo de perder a sus parejas y sus hijos en medio de una guerra de la cual no son actoras sino víctimas‖, afirmó de Argelia Londoño Vélez, Coordinadora del Proyecto de derechos Sexuales y Reproductivos del Fondo de Población de las Naciones Unidas.

En cuanto a las mujeres desplazadas, ellas ―además de tener que abandonar el campo, están sometidas al miedo de perder a sus parejas y sus hijos en medio de una guerra de la cual no son actoras sino víctimas‖. El desplazamiento también ha consolidado a la mujer como cabeza de familia: ―Se calcula que ahora el 25 por ciento de los hogares colombianos tiene jefatura femenina y en las zonas que son escenario del conflicto armado la cifra sube a más del 50 por ciento. Esto es muy grave porque se traduce en situaciones de miseria, dado que se trata de un solo ingreso y además las mujeres se vinculan al aparato productivo en condiciones de desventaja económica‖. (Las Mujeres Víctimas De La Violencia, miércoles 25 de noviembre de 1998)

- Se comienzan a encontrar relatos de vida para darle más fuerza a las denuncias. Entre los

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dijeron, si no se los baja la matamos . Ana fue violada esa noche por todos y quedó embarazada‖. (Transición Entre Peluche Y Maternidad, domingo 10 de mayo de 1998)

1999:

- Se reúnen mujeres desplazadas en Sucre a hablar sobre sus problemáticas, la mayoría

generadas por el hecho de ser madres cabezas de familia con esposos asesinados en el conflicto. (Analizan Problemas De La Mujer Desplazada En Sucre, sábado 11 de diciembre de 1999)

- El Gobierno nacional planteó a guerrilleros y paramilitares la suscripción de acuerdos

humanitarios que atenúen los efectos de las hostilidades sobre la población civil inerme, y los instó a pronunciarse públicamente sobre cinco aspectos, entre los que se encontraba la prevención de la explotación sexual y de la violencia contra las niñas vinculadas al conflicto armado. ( Cinco Puntos Para Humanizar El Conflicto, viernes 27 de agosto de 1999)

2000:

- ¿Cómo hablan las mujeres sobre la guerra? ―Las mujeres hablan de la guerra desde una

lejana memoria y a menudo no tan lejana de violencias, de opresiones, de inequidades; las mujeres hablan de las guerras y de sus estragos desde una larga historia que se grabó en sus cuerpos, en sus mentes, en sus imaginarios; desde sus particulares maneras de resistir las guerras, de aguantar las guerras, de maldecir las guerras; las mujeres cuando hablan de las guerras lo hacen desde un saber distinto del saber de los hombres. Lo hacen desde un saber que ha pasado por sus cuerpos, por sus vidas, porque la guerra para ellas no es solo la guerra de los guerreros, las guerras de los campos de batalla, las guerras que aparecen en nuestra prensa, son también las guerras del amor, las guerras de la vida cotidiana, las guerras de sus soledades y de sus palabras tan difícilmente escuchadas‖. (Mujeres Hablando De La Guerra, 11 de marzo de 2000)

2001

- Se empieza a reconocer el drama de la mujer desplazada con la Primera encuesta

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marginadas en Colombia de Profamilia, realizada en 1.749 hogares y con 2.072 mujeres. La encuesta encontró que:

o Según la encuesta, 3 de cada 10 mujeres entre los 13 y los 19 años son madres o están esperando su primer hijo. Y cerca de la mitad de estos casos son embarazos no deseados.

o En el cubrimiento en salud, la situación no es mejor: el 60 por ciento de las mujeres en las regiones marginadas no tiene ninguna cobertura, ya sea porque no saben cómo inscribirse a los sistemas existentes o porque consideran que las inscripciones al Sisbén son poco ágiles y llenas de obstáculos.

o La violencia que vive el país no sólo las ha alejado de sus tierras. Ellas también son víctimas de la violencia física por parte de sus compañeros o esposos. De ella son víctimas el 53 por ciento en las desplazadas y en muchos casos con lesiones graves que les dejan limitaciones.

o Una de cada 5 ha sido víctima de violación sexual. Y en el 14 por ciento de los casos, por su esposo o compañero. Pero si esta cifra es preocupante, resulta alarmante para los investigadores la que afecta a las menores de edad: el 8 por ciento de las niñas han sido violadas antes de los 14 años.

o Las adolescentes desconocen las enfermedades de transmisión sexual. Más del 90 por ciento nunca ha tenido información sobre educación sexual, un problema serio si se tiene en cuenta que el desplazamiento fomenta la promiscuidad.

2002:

- Los relatos de vida de las mujeres desplazadas le ponen un rostro a a las cifras, por

ejemplo: ―María es una de las 43.921 mujeres desplazadas, que la Pastoral Social de la Conferencia Episcopal registró entre el 2000 y el 2001. Hoy saldrá a marchar porque sus dos hijos hacen parte de bandas de atracadores de Bogotá y no quiere ese futuro ni para ellos, ni para sus otros cinco niños.

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ayuda y sacar a mis hijos de la situación en que se encuentran , dice‖. (Mujeres: por qué marchan, 25 de julio de 2002)

- Balance del gobierno de Andrés Pastrana y su gestión por las mujeres: ―En cuanto a las

mujeres en situación de desplazamiento forzoso, 52 por ciento de ellas han sido víctimas de la violencia intrafamiliar frente al 41 por ciento del resto de ellas. En el contexto del conflicto armado, los hechos de violencia sexual contra mujeres y niñas se utilizaron como una forma de demostrar poder y deshonrar al enemigo, constituyendo graves violaciones del Derecho Internacional Humanitario y debieron ser tratados de manera prioritaria‖. (Pastrana y las mujeres, 31 de julio de 2002)

2004:

- Se creó el Observatorio De Género En Colombia. Este surge con el propósito de hacer

jurisprudencial y examinar las sentencias de las grandes cortes del país en asuntos de género; ejercer un control de las políticas, planes y programas públicos, y revisar la parte económica, para conocer los presupuestos que se ejecutan en los programas estatales. Además de hacer visibles las inequidades que se den en las relaciones sociales entre mujeres y hombres, el Observatorio presentaría estadísticas e indicadores sobre el tema, publicará un boletín cada cuatro meses y hará recomendaciones al Estado.

Un estudio realizado por Amnistía Internacional reveló que:

o Entre el 60 y el 70 por ciento de las mujeres colombianas han sido en algún momento víctimas de distintas formas de violencia.

o Los abusos sexuales constituyen la práctica más generalizada en medio de un conflicto que devasta el país, señala la ONG, que critica a la vez al Gobierno colombiano por no tomar las medidas adecuadas para poner fin a esa violencia y luchar contra la impunidad .

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guerra , sea para vengarse del adversario o para utilizarlas como esclavas sexuales.

o Las más expuestas son las afrocolombianas, las indígenas, las campesinas, las que habitan en sectores urbano-marginales y las desplazadas en el interior de Colombia, recalca el informe.

o Uno de los hechos más graves que los guerrilleros abusen sexualmente de mujeres y niñas que han reclutado o secuestrado, las fuercen a utilizar métodos anticonceptivos y a abortar en caso de embarazo. (Mujeres: 70 De Las Colombianas Es Víctimas De La Violenciay El Maltrato, 14 de octubre de 2004)

2005

- Datos de la ONU indican que desde 1996 hasta 2005 se desplazaron más de 90 mil

personas en el Chocó, entre negros e indígenas. Y según la Diócesis de Quibdo, entre 800 y 1.000 civiles murieron. ―Todos sentimos el conflicto, pero los niños y las mujeres lo sufrimos más. Muchas no lloramos para que nuestros hijos no se den cuenta‖, expresó en un foro de la memoria que se hizo ayer en la mañana Yaila Mena, una negra robusta y fuerte, de 32 años, desplazada de Riosucio en diciembre de 1996, con su mamá y sus cuatro hijos de 6, 7, 8 y 10 años. Su salida se motivó en la desaparición de su esposo por los paramilitares. En otras ocasiones, aunque tengan a sus compañeros, a muchas les queda solas la carga del hogar porque los hombres chocoanos son orgullosos y al verse desplazados y sin trabajo, se apenan de salir a reclamar un subsidio que ven como limosna. (Grito De Mujer En El Atrato, 27 de noviembre de 2005)

- Mujeres indígenas y afrocolombianas desplazadas. Se nominan 12 colombianas por el

Nóbel, entre ellas Virgelina Arazá. Es una de las fundadoras del barrio Daniel Guillard, en el distrito de Aguablanca, en Cali. Por seis años lideró iniciativas comunitarias para ayudar a las mujeres desplazadas. Tuvo que huir a Bogotá porque sus hijos iban a ser reclutados por un actor armado ilegal. (Doce Colombianas por el Nobel)

2007:

- Denuncias por violaciones en el marco de las declaraciones de Justicia y Paz con relatos

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Desde el 27 de octubre de 1999, cuando paramilitares del ‗Bloque Catatumbo‘ intentaron violarla y le manosearon los senos, ella no soporta que alguien siquiera la mire o le toque el cuello‖. Otro caso: ―Carolina* fue una a las que nadie auxilió. Es más, a sus 17 años se enfrentó a la cruel decisión de abortar el hijo no deseado de un paramilitar‖.

―Una de las caras más duras del conflicto en Colombia, la de las violaciones, prácticamente no aparece entre las 80 mil denuncias de víctimas que han llegado a reclamar reparación en Justicia y Paz. En los archivos de los fiscales que investigan a los ex ‗paras‘ apenas figuran 21 casos de mujeres de diferentes zonas que sufrieron ataques sexuales de integrantes de las autodefensas. Esto a pesar de que hubo regiones, como La Gabarra (Tibú, Norte de Santander), donde era un riesgo diario, y de que en Buenos Aires (Cauca) hay varios niños producto de violaciones. La gente los llama los ‗paraquitos‘‖.

William Briceño, quien maneja el Sistema de Información de Justicia y Paz (Sijyp) de la Fiscalía, afirma: ―Las mujeres que han padecido estos ataques no denuncian por vergüenza, por miedo o porque simplemente creen que no vale la pena. Incluso, muchas de ellas consideran que no fueron víctimas de un delito. De las denuncias que hemos recibido, apenas en el 10 por ciento las mujeres aparecen como víctimas directas de agresiones de los ‗paras‘. Y muy pocas de ellas son por abuso sexual‖.

Algunos fiscales recibieron solicitudes directas de las mujeres para que los apartes de las violaciones de los ‗paras‘ fuesen guardados bajo estricta reserva. No solo porque se trata de la intimidad de las personas, sino porque muchas veces los cónyuges o los hijos no saben del abuso y ellas temen que sus familiares tomen justicia por su propia mano. Ahora, cada denunciante es acreditada como víctima y su testimonio, con reserva de identidad, está siendo enviado a los fiscales que manejan las versiones de los ex jefes ‗paras‘, para que ellos ayuden a identificar y localizar a los directos responsables.

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