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Los chicanos y la política

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Academic year: 2020

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(1)

Patricia E.

Bueno

Los chicanos

yla

política

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Es opmlOn gene.t~á:da!A\le.la actitud del- mexicano-norteameri-cano frente

a

laY'! l;t(~~,.se ha caracterizado por la apatía y la complacencia.", j~~a:'representaciónque en este sentido han obtenido hastaJª~~' ):~parece confirmar la veracidad de esta afirritación. A:iJIí~iu:' •. !su fuerza numérica podrían elegir del 10 al 20% de lá{legL '. '8del Sl.lroeste, no alcanzan sino el uno o ningún por'cienJ().;',~es.decir, no han sido lo suficientemente militantes.

No fue sinohast1l5la década de los sesenta, con el nacimiento del movimiento chí~ano, que estos ciudadanos norteamericanos rebasaron las fronteras del regionalismo y empezaron a captar la atención naci0I!iIl. El hecho de que esa minoría integrada -según el censo de 1970- por 5.6 millones de personas se encontrara concentrada en cinco estados de la Unión, la hacía invisible prácticamente para el80% de la población del país.

Sin el1Jbargo, la comunidad de mexicano-norteamericanos ha mostrado siempre inquietantes políticas que en el transcurso de este siglo han tomado diferentes formas. Y una de las razones para que durante tanto tiempo se las haya desconocido es que las soluciones que adoptaron no se han ajustado a los modelos norteamericanos de lo que debe ser una organización política. Ello quiere decir que los organismos fundados por esta comunidad han tenido por objeto satisfacer no sólo necesidades políticas, sino también socia-les, económicas y. culturales.

La fmalidad de este trabajo es presentar, de manera cronológica, los ensayos políticos intentados por los mexicano-norteamericanos desde los primeros años de este siglo hasta desembocar, en la década pasada, en el movimiento chicano que, sirviéndose del "nacionalismo cultural" como símbolo, ha reunido en su tomo a la segunda minoría más importante de los Estados Unidos para darle una fuerza hasta entonces desconocida.

El creciente proceso de concientización, y la unión que a través de un orgullo étnico ha empezado a lograr, habrán de operar para que el chicano ocupe en el plano nacional el lugar que le corresponde.

El despertar del presente siglo significó para los pobladores origina-les del Suroeste de lo~ Estados Unidos, radicados entonces princi-palmente en áreas rurales, el inicio de una serie de profundos cambios. Una vez que el ferrocarril vinculó esta región con los mercados nacionales, su historia quedó ligada al movimiento de los estados fronterizos hacia la corriente principal de la sociedad y de la economía norteamericana.

En el Suroeste empezaron a operar grandes fuerzas transforma-doras, entre las que podemos citar, en primer término, la tecnolo-gía agrícola. La Ley ,de Recuperación de Tierras de 1902, que promovía la agricultura de riego, implicó una gran demanda de mano de obra barata. Esta fue obtenida de las familias de origen

mexicano establecidas en la región y, cuando era necesario, de los habitantes del otro lado de la frontera. Otra gran fuerza transfor-madora fue, especialmente en Nuevo México, el uso general de tierras públicas -para bosques nacionales, concesiones a compañías ferroviarias, etcétera-, medida que privó a muchas poblaciones pequeñas del derecho a las tierras de pastoreo que habían utilizado durante muchos años.

Humillados y despojados, los pobladores originales se vieron reducidos a la condición de trabajadores sin tierra. Convertidos en entes política y económicamente impotentes, se encerraron en sí mismos y conservaron celosamente su lengua, su herencia y sus tradiciones. El paso del tiempo acentuó la discriminación en contra de los mexicano-norteamericanos, surgida de sus primeros contac-tos con los anglos, y los patrones de explotación y prejuicio caracterizaron sus relaciones con la sociedad que ahora los domina-ba.

En el transcurso de las décadas posteriores, la población del Suroeste se incrementó con una corriente de inmigración constante procedente de México. Las oleadas más importantes tuvieron lugar en los años veinte, cincuenta, y entre 1960 y 1964.

En los años anteriores y posteriores a la primera Guerra Mundial surgieron en los Estados Unidos muchos conflictos labora-les que involucraban un gran número de mexicano-norteamerica-nos, pero no fueron lo suficientemente frecuentes ni coordinados como para destruir la creencia de su "docilidad",

De cualquier forma, el advenimiento de la primera Guerra Mundial empezó a cambiar la situación del trabajador de origen mexicano. Entre otras cosas, aceleró su urbanización.

En las ciudades, las organizaciones de mexicano-norteamericanos tienen su origen en una amplia variedad de circunstancias y muestran pluralidad de fines. En ocasiones se crearon como respuesta a determinadas necesidades -sociales, económicas- y, posteriormente, ampliaron sus actividades hasta alcanzar la esfera política.

Las primeras asociaciones fueron del tipo de beneficio mutuo, tan común entre los grupos de inmigrantes. De entre éstas se destacan La Alianza Hispano Americana, La Cámara de Comercio

MeXicana, La Sociedad Progresista Mexicana y Recreativa y La

Sociedad Mutualista Mexicana, en su mayoría organizadas

alre-dedor de 1918.

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fuerte potencial de ayuda política gracias a su popularidad. p:ln ir de 19_0la acti idad para organizarse aumentó. Algunas de I;¡s aso iaciones f0n11adas durante esta época reflejan los logros que 1 ) me Icano-norteamericanos establecidos en las ciudades habí:m alean/.ado.. que hac ían un esfuerzo para que sus grupos f\Jer n IIdo) ante b sociedad.

n buen ejemplo lo constituye la Orden Hijos de América te3cla en S:1/1 AnlonlO en 19~l. cuyos miembros fundadores p(t}veniJl1 ca)1 ntet:llllente de la nu va ela.e media de mexicanos-nÓfle,.rn rt ;\no) que empez:Jba a surgir. A diferencias de las

a rup:1 IOl1e) ;¡l1tenores. qu' estaban abiertas a ciudadanos y no ludJd.lIlm de los 'stados nidos. la Orden restringía el Ih-f ho d !><:f ITllembru exc!usiv:lrllenle a "los ciudadanos de los

bl.!c1()) lllldm de extr;¡C'ión mexicana o espaf\ola. nacidos en el

P:lh (j lI;¡tur;¡ltludo)" ~SI:J limitación indica que los líderes

n\c\iCJIIO'lIollc:¡m tl';¡nOS s habí;1l1 perc¡¡lado ya de que el poder

l'0ll\l~()1;) ,'("ti 1:11 patll el logro de los objetivos de una minoría, y

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)()Iu ), :11 ;1111.:1 nI 'diantc b organización de un sólido blotluc de '1lI0lld:lIlm que cjcnc:ln su derechu de voto.

Pcro bs ,,'IIVld:ltI ) de In Orden /lO se cif\eron únicamente al

tei!lsUo dI; vot:lnIC\. l¡¡mll'n desarrolló acción política directa. l n!l ,k SIIS pnmCfil.s 1:.re:l) u prumover que los mexicano-nortea-IIH;f1CllnO\ '¡¡P:J( ) ) 1 H.'roll I.:umo jurados en procesos legales.

I o.lfotlUlI3dtll1l nle eS\O caracterizará a muchas

organiza-<1011 ) PI})1 (II1fC) dlfell:I11.:I:IS ~urgidas n su seno dieron como Inllll~dn 1" dI 1)IÍln . ' m:b tarde. la creación de la League o[

/4'"' A,IC''''' 11 ('1fI:efls (/. /AC). uevamente se restringió el

In,.ré!>!) :1 1m IUd:ld:l/IOS de cX!ra"i6n mexicana o espaf\ola y, el1ltt' UU!lS. \111:1 de SlIs melas era "desarrollar entre los miembros

de nUC)lr:t 1:1/:1el IIpo mejor, fluís pllro y perfecto del verdadero y

leal IIHl:Jdllllll de los Esl!ldos nidos ¡;e América".

A lo hq~o de )U traycctoria. los postulados de la organización

hlJn IcOcj!ldo )11 Oflenlaciól1 de clase media y su propósito de

;U!nPIJCIÓIl ;¡ la sociedad norteamericana. La LULAC adquirió

fu In y. I.:on el tlcmpo. sc convirtiÓ en portavoz de los mexicano-llortC:lmC'r¡ linos quc habían adquirido cierto grado de mejoría \oclal y eCOI1Ónllca. ~o obstante. a partir de la segunda Guerra

~lundl31. con los cambios que ésta trajo consigo, empezó a adoptar

ulla pOSI IÓIl mucho más agresi a.

I os a~o Iremta, con la Gran Depresión, constituyeron una dUI<l pnJCbll para los mexicano-norteamericanos. Ellos fueron los

r

lime tos en perder cl cmpleo. Los que en este periodo lograron (OlllCrvar .us tr<lbajos se afiliaron en bandadas a los sindicatos, y

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anl Iparon al.:IIV3mcllte en las huelgas de las ciudades, campos de (ult1o. minas a aecidas a mediados de la década. Sin embargo,

esto mtenlos de organización política fueron combatidos con la \ lolenc¡a.

Pan! 1940. la población de origen mexicano se hab ía in

cremen-:~

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tado notabIejlÍen:t~:"!\ll esta década, la segunda Guerra Mundial mar¡fó ~p~fíind(rccambio en las relaciones del mexicano-norte-;(:'QIi'la\#iciédad que lo rodeaba. En primer lugar, antes

,,~o1l,tlicto,la urbanización de la población de origen .~~arr611o a pasos agigantados. Y las primeras

oportu-:bl,~s·parapoder penetrar en la sociedad norteameri-Marón, En cada fase de la guerra, incluyendo las eferísay las escuelas de entrenamiento, así como el

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arplado, se abría una puerta para muchos

mexica-n .Ácanos-.

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7:~~;;dé la guerra los pusieron en estrecho contacto con la soCieda:~',de los anglos, especialmente en las ciudades. Y aunque la crecierite"úrbanización' trajo consigo beneficios. materiales, no signi-ficó cambio alguno en otro sentido. La discriminación continuaba, las condiciones de las viviendas eran deplorables, y el acceso a las escuelas y a ciertos lugares públicos permaneció restringido. La tensión de este periodo alcanzó su clímax con los motines de los pachucos, acaecidos en la ciudad de los Angeles en 1943.

Por otra parte, no hay que olvidar que un crecido número de mexicano-norteamericanos participó en la guerra. Los Guardias Nacionales de Nuevo México, de "habla española", defendieron gloriosamente Batán. Para muchos hombres, el servicio prestado en los tiempos de guerra fue una oportunidad real de aculturación; la primera tal vez que jamás tuvieran. De esta experiencia, como era de esperarse, resultó un nuevo orgullo en la ciudadanía y un resentimiento creciente a todas las formas de discriminación. Habían peleado y ofrendado sus vidas como cualquier norteame-ricano, y al regresar al hogar encontraban nuevamente que eran víctimas del desprecio general.

Todo ello provocó que, en los años posteriores a la segunda Guerra Mundial, se iniciara una verdadera politización de las comunidades de origen mexicano.

Los veteranos mexicano-norteamericanos del conflicto se dieron pronto cuenta de la posición tan desventajosa que esta minoría ocupaba con respecto a la sociedad americana. Pero sus deseos de mejorar las condiciones de vida de los barrios se vieron frustradas, porque no tenían acceso a los puestos directivos de los programas de asistencia. Fue entonces cuando decidieron formar sus propias organizaciones para llevar adelante estos planes.

Una de las primeras fue la Community Service Organization

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me ' n .florreameri an s, y en que promovlO una participación m li de I d s los elementos de la comunidad; ya no servía sólo de InSlrumenlo un s cuantos mexicano-norteamericanos n o~.

-n uanlo uI (j li idad política, al encontrar escasa respuesta por p rte de lus Oul ridade muni ipale , la

eso

se dio cuenta de hln . sld d de Mtar n una repre enlación en el Ayuntamiento.

~is que w mlembr sorganizaron amplias campaJ'las colectivas p t'lI mp;¡droOl}r volanle. en 194 un mexicano-norteamericano upllb un pu sto cn el unlllmiento de Lo Angeles después de ( "os.'stc tnunfo In e t6 (l los ciudadano de origen mexicano

un p d tmO senlido de su pOlencial polític , y entó las bases de ~\1 rUluro mOVItlH nlo,

Sin fli lJr~o, ¡¡ p-SJt d I 'xilo obtenido, la Oconcentró sus

",fu (lbs en pl'úpOf ItInat servicios 11 la comunidad. Considerada ómó tlldl ni n 1mom nlO de su fundación, en aJ'Ios recientes su 1/1lptitl3t1 IJI se hll ISlo disminuida en parte por el desarrollo de olfm IH lem qu I h¡¡.rl he hó la competencia.

1f0 ejemplo d \a organi:tnciones que florecieron en esta é'pl~II l.'J I ".Imulnm (i.l. FeJnIfIl. fundado en Texas por el doctor lIe 'lor G. , jil un nlpo de veleranos de la guerra como I~ punlll il lu n saliva

ue

una ngenciu funeraria de Three Rivers, l~ IU. PUl" 111 (filr ¡¡ un elerano de origen mexicano. Su primer

r: Ilu 'IHlmllO n logrur que el veterano en cuestión fuera ..,Hertlldo en I .'m n lerio de Arlinglon. y en eliminar las

pI4 W¡¡.i ~1l\Cnllllntllorlns del Hospilal de Veteranos de Corpus

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I FCJflllll. extendi6 II veintitré estados de la Unión, y

lUIl -u otlo 111 de ti' i6n ivi ¡¡se ha dedicado cada vez más a las \I\'103d ~ polill ~. iI or-ani7.aci6n anima a sus miembros a I Ip31 pue!>to> poi ¡licos, ha pat racinada intensas campañas de t"1llp OIO/lllmlento 1.:1 ;./. FOnJfII también se ha mostrado activo

ti d rtolbr programa de beneficio mutuo para la comunidad, y

en III •'lualad:td pem1ane e c mo fuerle portavoz de los derechos de los me llno·nortenrnerican s en Texas.

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el (,'.1. Forwn renejan la~ metas de los años

lIl111cdl:llos a la pos uerra. d grupos poi iticos fundados en la

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Slflllleria de la década de lo cincuenta muestran un cambio en los () )ell os en I . recursos de la comunidad. Si bien las 0fl! nll. Iones anleri re habian dejado ver en algún momento IIllerts p r la poI iti a. las que la iguieron después manifestaron

II I namtnle la natur.¡leZ<l política de muchas de sus actividades.

pnmerll de ellas fue la Mexican Amen·can Political

Associa-llOn(MAp/tJ. fundada en el estado de California en 1958. La tarea

pnmordlal de la tAPA ha consi tido en promover mexicano-nor-Icamencan para pue tos públicos, y en apoyar candidatos de cualqUier pan Ido que e tén dedicados a mejorar la situación de la comul\Idad

Debido en gran parte a los 'esfuerzos de la MAPA para incrementar la representación política de Jos mexicano-norteame-ricanos en California, tres miembros al Congreso, tres jueces de la Corte Superior y tres de las Cortes municipales de ascendencia mexicana fueron electos subsecuentemente. La-MAPA también ha presionado para que 'se implante una legislación que beneficie a la población mexicano-norteamericana, y ha llevado programas de educación política a través de todo el estado.

En política nacional uno de los triunfos más sonados de esta organización fue la instalación de lus clubes "Viva Kennedy", que en 1960 canalizaron el 95%de los votos de los de "apellido español" en el estado a favor 'de ese candidato. .

Por otra parte, la MAPA ha intentado atraer a las ciases más pobres de mexicano-norteamericanos intensificando la identifica-ción étnica y facilitando el acceso de los más desvalidos a sus actos.

Otra asociación similar, fundada en Texas a principios de la década de los sesenta como consecuencia del Movimiento "Viva Ken-nedy", es la Politícal Associatíon o[ Sprznísh Speakíng Organi, zatíon (PASSO

J,

quien ha dedicado sus esfuerzos a organizar a los mexicano-norteamericanos del Suroeste en una entidad política capaz de ejercer presión en todos los niveles del gobierno.

Entre sus logros, el que ha recibido más publicidad es el haber capturado -aunque no por mucho tiempo- el control político en la población de Crystal City, Texas, al destituir a la maquinaria política norteamericana. En esta empresa,PASSO se unió a grupos de anglos liberales y al Teamster's Uníon.

Aunque tanto la MAPA como la PASSO se limitan todavía a California y Texas respectivamente, existen filiales e intentos de organización similar en otros estados.

En la década de los sesenta apareció, sin que nadie lo advirtiese, el movimiento chicano, que representa de hecho un fenómeno revolucionario en la vida de los mexicano-norteamericanos.

Los comienzos exactos de esta corriente no se pueden defmir con exactitud, pero su importancia radica en que ha reunido en torno al concepto de chicanismo a mexicano-norteamericanos en todas las edades, niveles socioeconómicos e intereses. Entre sus seguidores se cuentan lo mismo jóvenes estudiantes y profesores universitarios, que trabajadores laborales o ciudadanos ya asimi-lados. En esta forma, el movimiento trasciende las clases sociales y los marcos de región y generación.

Como sus componentes tienen distintas metas y fines, su ,amplio campo de actividad es sumamente heterogéneo. Dentro de él, el nacionalismo es el rasgo que unifica los modos de operar de los diferentes grupos de activistas chicanos.

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y exigir la devolución de las tierras robadas; .a):'b,.ivé~, fundador del United Fann Workers

Organizin& ' :eo-,.y sus aguerridos trabajadores, quienes en

1965 iniciar ",eíga de las flores" y más tarde la de los recolectores ,:yla de la lechuga; a Rodolfó "Corky" González, de" '~"Colorado,organizadr de la Cruzada para la Justicia y p r o , " de El Plan Espiritual de Aztlán; a estudiantes

yorganizacion~s~u.r!jYersitarias, y a todo aquél que de una manera

u otra se sienta,~d~n:Uftcado con el concepto de chicanismo. El chicaniSÍnó·'.ptetende lograr la identidad del mexicano-nor-teamericano en foPción no de clases, generaciones o lugares de residencia, sino

e.n

una experiencia única compartida durante la vida en los Estados,Unidos y en un pasado, antecedentes, cultura y raza comunes. El chicanismo subraya con frecuencia el aspecto racial, y la ascendencia mexicana se ha convertido en fuente de orgullo.

El chicano se considera a sí mismo como un nuevo hombre: medio mexicano y ,medio americano, mezcla las dos culturas en su ser. Para los nuevos líderes chicanos, los derechos civiles son más que igualdad ante la ley; ,se han convertido en derechos culturales para preservar su lenguaje, herencia y modo de vida peculiar. Por lo tanto, la nueva ideología se presenta como un desafío a las creencias del anglo con respecto a los mexicanos.

Un importante factor en el surgimiento del creciente naciona-lismo chicana fue la experiencia del movimiento negro. Es necesa-rio reconocer que el chicano ha tomado prestados algunos de los objetivos, ,valores, técnicas y estrategias desarrollados a lo largo de la lucha de la población negra para hacer valer sus derechos.

Los primeros líderes profesionales del movimiento chicana no surgieron sino hasta marzo de 1969, en la primera Conferencia sobre la Liberación de la Juventud convocada en Denver por la Cruzada para la Justicia.

En ella se redactó El Plan Espiritual de Aztlán, suscrito por 1 500 chicanos, que señala el camino para la unificación y organización de los mexicano-norteamericanos.

El plan espiritual de Aztlán establece que el chicana (La Raza de Bronce) debe usar su nacionalismo como la clave o el común denominador para la movilización y organización masiva. Una vez que nos comprometamos con la idea y mosofía de El Plan de Aztlán, sólo podemos concluir que la independencia social, económica, cultural y política es el único camino para la total liberación de la opresión, explotación y racismo.*

En la primera Conferencia sobre la Liberación de la Juventud, también se concibió la idea de un partido chicana independiente. En la actualidad funciona ya el Partido de la Raza Unida, y los nacionalistas han empezado a ganar terreno en la política.

Mientras tanto, los miembros no profesionales del movimiento realizan campañas para elegir candidatos ch icanos y, a la vez desarrollan programas para evitar la discriminación en los empleos, detener la construcción de autopistas a través de sus barrios, inscribir más niños en las escuelas, corregir las versiones de la historia que aparecen en los libros, y demás.

El panorama esbozado a lo largo de este ensayo merece algunas consideraciones y comentarios.

En primer lugar, aunque la inquietud política ha estado siempre presente en la comunidad mexicano-norteamericana, el excesivo regionalismo, la carencia de recursos y, hasta muy recientemente, la falta de líderes, había restado efectividad a sus esfuerzos

Actualmente, gracias al símbolo del "nacionalismo cultural" la población de origen mexicano ha empezado a agruparse ideológica-mente y a identificar sus intereses. Sin embargo, ni remotaideológica-mente, el proceso de convertir al chicano en una entidad étnica es algo concluido. En este sentido, lo único que podemos ¡¡firmar es que se han dado los primeros pasos.

A pesar de la contradicción que la actitud del chicano encierra, ya que mientras su fin último sería lograr funcionar dentro de la sociedad norteamericana acentúa en este momento las caracterís-ticas que lo separan de ella, es un camino válido para obtener la unificación.

En el terreno político, esta unificación carecerá de sentido si los chicanos no ejercen su derecho de voto en forma de bloque étnico capaz de inclinar la balanza de poder a su favor.

De su habilidad para lograrlo y de la manera en que puedan sortear la representación política en el futuro dependerá la solu-ción favorable de un gran número de sus problemas.

* Plan espiritual de Aztlán citado por Hernández Deluvina. "La raza sa-tellite system", en Aztlán, Chicano Joumal of the SoclOl SClences and the Arts. Vol. \, no. J(Spring, 1970),

Referencias

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