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Entore precoz de vaquillonas. Pubertad y ciclicidad

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Entore precoz de vaquillonas. Pubertad y ciclicidad. Parte 1.

El entore precoz de vaquillonas permite disminuir el número de hembras “ociosas” en la empresa de cría, además de aumentar la productividad del rodeo.

Para que la empresa de cría resulte viable y que a la vez que tenga una rentabilidad atractiva frente a otras alternativas productivas, la solución al alcance de productor pasa por aumentar la carga animal, la producción por hectárea y, simultáneamente, tratar de reducir el período improductivo de los vientres.

El servicio de vaquillonas a edad temprana (frente al servicio tradicional) permite lograr los tres objetivos mencionados.

La aparición de la pubertad y de la ciclicidad son los dos acontecimientos que marcan el “inicio sexual” de las hembras en un rodeo de cría, en el cual permanecerán - en condiciones ideales - hasta alrededor de los 9/10 años, dependiendo de su desgaste dentario.

Pubertad y ciclicidad

La pubertad es el período en la vida del animal en que adquiere la madurez sexual o capacidad para reproducirse; aparecen los primeros caracteres sexuales secundarios y adquieren un gran crecimiento y desarrollo los órganos genitales.

Desde el nacimiento hasta el período prepuberal inmediato, el crecimiento y desarrollo de los órganos reproductivos se efectúa de una manera gradual, en consonancia con el desarrollo general del cuerpo. Cuando empieza a decrecer la tasa de crecimiento general del cuerpo, el desarrollo de los genitales se hace máximo.

La pubertad es un fenómeno de relevancia en la vida productiva del bovino.

El conocimiento de los factores que determinan su aparición cobra gran importancia cuando se pretende entorar precozmente a las vaquillonas para obtener su primera parición a los dos años de edad. Para efectuar el primer entore, las vaquillonas tienen que haber alcanzado no sólo la madurez sexual, sino también madurez reproductiva, que es la condición de desarrollo de la vaquillona que permite que la preñez no afecte el desarrollo final del cuerpo de la hembra.

La pubertad en las hembras comienza con la primera ovulación (con o sin manifestación de celo) y termina una vez adquirida la ciclicidad, momento en que los ciclos estrales con manifestaciones externas de celo y ovulación se suceden a intervalos regulares.

La duración del ciclo estral (intervalo entre dos celos consecutivos), o su periodicidad, es variable. En promedio en la vaca adulta es de 21,3 días con una desviación estándar de 3,7 días (17,6 a 25 días). En la vaquillona la duración media es de 20,2 días, con una desviación estándar de 2,3 días (17,9 a 22,5 días). En las vaquillonas, por lo tanto, hay menor variación que en las vacas y es un día más corto.

Se define al celo como el momento culminante del ciclo estral, durante el cual la hembra es sexualmente receptiva.

Se advierte porque acepta inmóvil la monta de otras hembras o de los toros.

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quedando ésta preñada, se provoca una depresión en el desarrollo final del cuerpo, atribuible en parte a una alteración que experimenta la funcionalidad de la pituitaria en su actividad reguladora del

crecimiento. Así la hembra sufre un retraso en su crecimiento. Es común observar en el campo que las vaquillonas preñadas por “robo” (gestación no planificada), no alcanzan el tamaño adulto de las hembras que fueron preñadas cuando ya habían logrado la madurez reproductiva.

Entre otros, tres factores afectan decididamente a la aparición de la pubertad: la raza, la edad y el peso. Estos factores poseen cierto grado de interdependencia.

Factores que afectan a la pubertad Raza

Existe variación interracial e intrarracial para alcanzar la pubertad. Además, dentro de cada raza, el toro empleado influye en la edad y en el peso a la pubertad de sus hijas.

Las vaquillonas Hereford tienen más edad y son más pesadas al alcanzar la pubertad que las Angus y las Shorthorn.

Las razas de menor tamaño llegan a la pubertad a edad más temprana. La Jersey tiene su pubertad como promedio a los 8 meses, la Guernsey a los 11 meses y la Holando Argentino a los 11 meses. En general, el cuerpo más pequeño significa una aceleración de los procesos fisiológicos.

Tanto en las razas puras como en las cruzas, se observa el hecho que, a mejor alimentación menor edad y mayor peso a la pubertad.

Las terneras cruzas, en niveles nutritivos bajos como en altos, fueron más jóvenes y algo más livianas al alcanzar la pubertad que los padres. La heterosis adelanta la madurez fisiológica provocando una más temprana aparición del primer celo. El efecto del vigor híbrido sobre la edad a la pubertad no se debe solamente a que las terneras cruzas poseen mayor velocidad de crecimiento, y que por lo tanto a una misma edad sean más pesadas que las puras, sino que es una manifestación en cierto modo independiente. Las terneras cruzas de razas europeas tienden a alcanzar la pubertad un poco antes que la raza parenteral más precoz en manifestarla.

Dentro de las europeas, las cruzas entre razas continentales son menos precoces que las cruzas entre razas británicas, mientras que los cruzamientos con cebú demoran más en alcanzar la pubertad que las razas continentales, ya que el cebú puro alcanza la pubertad a una edad considerablemente más avanzada que el bovino europeo. La edad a la pubertad de las razas cebúes supera en alrededor de 9 meses a la de los bovinos europeos.

Chachamovitz, en 1963, observó que la edad a la pubertad en animales descendientes del cruce Brahman x Jersey, se prolonga en la misma medida en que los animales tenían más porcentaje de Brahman que de Jersey.

Edad y peso

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Desde un punto de vista práctico, la interferencia de estos factores en el comienzo de la pubertad hay que considerarla en el sentido de cuál es el peso y la edad mínima necesaria para que una determinada raza sea posible de ser entorada. Se considera, que con técnicas al alcance del productor, las hembras con alrededor de 15 meses (mínimo 13) y el 65% del peso adulto es posible dar servicio con resultados satisfactorios en las razas bovinas para carne.

El estado de nutrición influye notablemente en el comienzo de la pubertad.

Por lo común, el atraso de la aparición de la pubertad se debe a un bajo nivel nutricional

general, principalmente por la deficiencia de energía, pero frecuentemente se complica por deficiencias proteicas y también de minerales y/o vitaminas, o algunos de estos nutrientes por separado.

Rovira, J., en 1974 en una experiencia, observó que las vaquillonas Hereford demoraron casi seis meses más que las Angus en manifestar la pubertad con un nivel bajo de alimentación y sólo trece días con un nivel alto, lo cual manifiesta también la diferencia de rusticidad entre ambas razas.

En una experiencia realizada en Venezuela, extrapolable al norte argentino, por Forero, L. con vaquillas Brahman, advirtió que si bien algunos animales presentaron celo a un peso muy bajo, la mayoría

necesitaron entre 250 y 270 kg para manifestar la pubertad y entre 2 y 2,5 años de edad. En la misma experiencia determinó que, al igual que existe un peso promedio para la manifestación de la pubertad, existe también un peso promedio (280-300 kg) para una primera concepción exitosa.

Nutrición predestete

Las terneras mejor alimentadas hasta el destete llegan a la pubertad con menor edad y mayor peso. La aparición de la pubertad no está determinada solamente por el hecho de alcanzar un peso dado, aunque esto es de gran importancia, sino que existe una interrelación con la edad, ya que si están bien

alimentadas, la alcanzan a una edad más temprana. Por el contrario, en terneras sometidas a dietas deficientes no aparece la pubertad hasta alcanzar un peso cercano al que tenían los animales bien

alimentados al aparecer la pubertad. De ahí que para el primer servicio de vaquillonas, además de la edad, se debe tener muy en cuenta el peso vivo.

La ganancia diaria entre el nacimiento y el destete y edad a la pubertad son inversamente proporcionales, es decir, que a mayor ganancia diaria, menor edad al primer celo ovulatorio.

Nutrición postdestete

A mejor nivel nutritivo postdestete, menor edad y mayor peso a la pubertad.

Desde el punto de vista nutritivo, considerando el tipo de alimento consumido, es necesario conocer la cantidad de energía y proteína que el mismo está proporcionando. Un consumo bajo de proteínas limita la cantidad total de alimento ingerido (baja digestibilidad), disminuyendo por ende, el consumo de energía. Las terneras que reciben dietas con niveles altos y medios de energía acompañados por niveles altos y medios de proteínas entran en celo, lo que no ocurre cuando el nivel de proteínas es bajo. Por lo tanto, hay dos mecanismos simultáneos:

El bajo nivel de proteínas de la dieta inhibe directamente el proceso reproductivo.

El bajo nivel de proteínas actúa indirectamente a través de una reducción del consumo de alimentos.

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La desnutrición no impide que al fin surja la pubertad, aunque puede producirse una gran demora, hasta el punto que se duplique la edad de aparición de la misma, mientras que una alimentación excesiva no acelera la aparición de la pubertad, pues los animales deben tener una determinada edad umbral de acuerdo a su raza o cruza.

En todo sistema pastoril, el clima está directamente relacionado con la producción de pasturas y por lo tanto, con la alimentación, que como se ha explicado influye sobre la pubertad. Es por ello que en una misma zona o aún en un mismo campo, en años con condiciones climáticas adversas, si no se toman las medidas necesarias, la pubertad puede retrasarse con respecto a años con condiciones climáticas

favorables.

En situaciones climáticas extremas, como una sequía que limite el desarrollo forrajero durante la recría, existe una correlación negativa entre el día de nacimiento y la edad a la pubertad. Esto significa que las terneras nacidas más tarde alcanzan la pubertad a menor edad. La regresión indica que por cada día más tarde en que se produce el nacimiento, la pubertad se adelanta cerca de 1,5 días. Esta observación se explica por el hecho que la aparición de la pubertad se ve demorada hasta el momento en que el forraje es abundante (por lo general, en primavera), y recién ahí, las terneras comienzan a crecer rápidamente. Antes de la primavera, solamente un porcentaje reducido de terneras llegan a la pubertad. La gran mayoría la manifiestan después de haber comenzado el crecimiento primaveral de los pastos. Por lo tanto, la pubertad del lote se retarda, aún en aquellas terneras con edad suficiente para manifestarla, hasta que la disponibilidad de forraje es abundante y los animales adquieren el desarrollo adecuado. En consecuencia, las terneras nacidas más temprano son las de más edad a la pubertad.

La recría a corral surgió como una alternativa a la variabilidad climática y forrajera. Mediante la

implementación de esta tecnología es posible independizarse de la fluctuación en calidad y cantidad que presentan lo recursos forrajeros durante el período que transcurre entre el destete de las terneras y su entore. Permite tener un control sobre la calidad y cantidad del alimento suministrado, sobre la conversión, y por ende, de la planificación del incremento de peso.

Una recría eficiente. Modelo de recría sobre pasturas. Parte 2

Es imprescindible implementar una recría sanitaria y nutricionalmente adecuada, ya que una res bien balanceada proviene de un animal bien recriado.

La vida de un vacuno para carne se divide tradicionalmente en tres períodos de crecimiento: cría, recría y terminación. Dichos períodos se diferencian por el cambio de peso, por el tipo y proporción de tejidos que se desarrollan y por modificaciones del metabolismo.

La recría es la etapa de crecimiento del bovino donde es más eficiente para convertir alimento en músculo y en hueso. Restricciones severas en esta etapa (especialmente de proteína), que son muy frecuentes en condiciones de producción pastoril, afectan el tamaño adulto final del animal.

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El primer paso en la eficientización de la invernada fue la terminación de los animales a los 22 – 24 meses, para lo cual fue necesario acortar el período de recría.

Cuadro 1. Planteos de recría teniendo en cuenta el recurso forrajero.

CRIA

Recría en verdeos de

invierno

Sin suplementación Con suplementación

Recría en campo natural Sin suplementación Con suplementación Recría en rastrojos de

cosecha

Sin suplementación Con suplementación

Recría en pasturas

Pasturas en lomas Sin suplementación Con suplementación

Pasturas en bajos Sin suplementación Con suplementación

Fuente: Ferrari, O., 2010.

En el cuadro 1 se enumeran las modalidades de recría habituales que se desarrollan en el país. A continuación se describen sus características más salientes.

Recría en verdeos de invierno sin suplementación

Es un fenómeno conocido por todos los productores pecuarios que en el otoño no se obtienen los resultados productivos acordes con los que se presumen, de acuerdo a la disponibilidad (cantidad) y calidad aparente de los recursos forrajeros existentes (sobre todo avenas), ya que son comunes ganancias diarias por animal de alrededor de 0,300 kg. El motivo responde a múltiples causas, entre ellas: las

estimaciones en la ganancia de peso vivo, en el consumo de materia seca, factores climáticos que influyen en las características nutricionales del forraje y desbalance entre la receptividad de los recursos y la carga.

Recría en verdeos de invierno con suplementación

Es conveniente suplementar a los terneros con 1,5 a 2 kg/cab/día de maíz. Con ese nivel de suplementación es esperable una ganancia diaria por animal cercana al kilo.

Asimismo se recomienda la suplementación con heno al final del día, pues el calor de la fermentación que éste produce, ayuda al balance térmico de las noches frías, además de proveer fibra.

El nivel de suplementación con grano dependerá de las categorías a suplementar, el tipo de grano, su procesamiento, el objetivo planteado en la estrategia de suplementación, etcétera.

Recría en campo natural sin suplementación

En general la recría es la categoría más afectada durante el invierno cuando es manejada

inadecuadamente sobre campo natural, ya que éste no presenta la disponibilidad y calidad requeridas por esta categoría de animales.

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Recría en campo natural con suplementación

Existe amplia concordancia entre los investigadores de mayor prestigio internacional en que la limitante primaria para el crecimiento y la productividad animal en pastizales es el nitrógeno.

Por tal motivo cobra importancia la suplementación proteica. En animales con más de 100 kg de peso vivo, la urea es el compuesto más utilizado. No hay que suplementar con urea a terneros de menos de 100 kg de peso vivo, ya que se pueden presentar casos de intoxicación.

Se dosifica al 1% del total de la materia seca de la ración o al 0,03% del peso vivo.

Una vez superada la limitante proteica, la respuesta animal estará condicionada por el aporte energético suplementado.

Para la suplementación proteica – energética es necesario considerar la posibilidad de uso de la urea asociada a otros suplementos que aportan hidratos de carbono (melaza, grano o henos).

Recría en rastrojos de cosecha sin suplementación

Los rastrojos de maíz y de soja constituyen una importante fuente de alimento para la recría de novillitos (no de terneros recién destetados) debido a que poseen una concentración energética que limita la

deposición de grasa (Loerch, 1998), ya que la eficiencia de trilla es cada vez mayor.

La respuesta animal es variable en función del porcentaje de grano remanente, de la presencia de

determinadas “malezas”, del pasto que pueda haber en los cañadones, calles y bordes de alambrados y de la tasa de extracción.

Los valores informados de aumento diario de peso vivo (ADPV) son del orden de 0,250 - 0,350 kg/cab/día.

Recría en rastrojos de cosecha con suplementación

De acuerdo al estado que ofrece el rastrojo -disponibilidad y calidad forrajera propia (30 – 50% de digestibilidad) y de malezas, presencia de grano, grado de cobertura del suelo, etcétera-, es necesario decidir con qué recurso suplementar. Puede ser grano al 0,5% del peso vivo, silaje o heno. La ganancia diaria por animal, dependiendo del recurso base, puede alcanzar 0,500 kg.

Recría en pasturas sin suplementación

Las pasturas de alta calidad proveen una importante cantidad denutrientes para satisfacer los requerimientos de los animales recriados en pastoreo, aunque la producción animal obtenida es ampliamente variable entre épocas y entre especies forrajeras que la componen. Con una relación de carga adecuada (4,7 terneros/ha) es posible obtener una ganancia diaria de 0,520 kg/cab.

Recría en pasturas con suplementación

Se incorpora la suplementación en la recría para aumentar la producción individual y/o por unidad de superficie, mejorar la eficiencia de utilización de los nutrientes, aumentar la utilización del forraje, prevenir enfermedades nutricionales y trastornos digestivos.

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(suplementado al 0,5% del peso vivo) - 900 g/día (suplementado al 1% del peso vivo). La expectativa de la ganancia de peso diaria está sujeta a la variación forrajera.

Modelo de recría pastoril eficiente

Se propone un modelo de recría pastoril que pretende eficientizar todo el proceso de invernada sobre pasturas. Se parte del supuesto que se realizó destete tradicional en el otoño en la Pampa Húmeda. El mismo planteo, aplicando pequeños ajustes, es válido para un establecimiento que realiza destete precoz o hiperprecoz.

Adaptación de los terneros recién destetados y de novillitos a una recría pastoril

Terneros recién destetados

Los terneros durante los primeros 50 a 90 días posteriores al destete son muy sensibles a las

características nutricionales del forraje base ya que no están adaptados en su desarrollo ruminal. Hasta el destete, permanecieron al pie de la madre y la base de la alimentación fue la leche materna (cuya

composición es: 25/26% de caseína –proteína-, 28/30% de grasa, 38/39% de lactosa y 6/7% de minerales) y paulatinamente a medida que crecieron, pastos de baja calidad característicos de los campos de cría (altos en celulosa, hemicelulosa, lignina y sílice, bajos en azúcares y almidón y bajos en proteína: 8/12%). Al pastorear un forraje de mejor calidad, por la falta de adaptación al nuevo recurso forrajero base, la posibilidad de que un rumen poco funcional en términos de procesos de fermentación y absorción pueda garantizar los nutrientes para un animal de alta demanda proteica y energética es muy limitada. Este animal, además, tiene baja capacidad de consumo de materia seca, debido a su todavía pequeña capacidad ruminal y también a que paulatinamente ha sufrido un cambio en el sitio principal de su digestión,

pasando ésta del abomaso e intestino al rumen; a que posee una masa microbiana en paulatino desarrollo y a que sus papilas ruminales aún son cortas y escasas con baja capacidad de absorción.

En muchas ocasiones para agravar todavía más este cuadro, ha sufrido un grado importante de estrés no sólo por el destete, sino que si es recriado en otro campo, probablemente fue transportado y concentrado junto a otros animales en un remate – feria, vuelto a transportar hacia un nuevo destino lo que provoca nuevamente un cambio de ambiente, reunido con otros animales desconocidos (se rompe el orden social) y sufrido penurias alimenticias causadas por los encierres para pesadas, en los corrales de la feria o en el transporte. Factores que pueden derivar en un cuadro de cetosis (desorden metabólico relacionado con el metabolismo de los hidratos de carbono). Todas estas causas pueden conducir a una baja en sus defensas.

Ahora bien, dejar a un ternero consumiendo forrajes de baja calidad lo pone en una situación de subnutrición que compromete su desarrollo corporal, sufriendo pérdida de peso e inmunosupresión.

Si se envían a pastos típicos de otoño (verdeos invernales o pasturas muy tiernas) aparecerán con

seguridad diarreas (animales “curseados”), desmejoramiento general de su aspecto (pelo largo, pérdida de estado corporal y peso, desnutrición que produce cuadros de animales aguachados) y muy posiblemente intoxicación subclínica o clínica por nitrógeno amoniacal. Entre los principales síntomas que presentan los animales debido a la intoxicación se encuentran: salivación excesiva, emisión frecuente de orina y bosta, dificultad respiratoria y temblores musculares, etcétera. Si al cuadro anterior se lo trata de

balancear con una cantidad inadecuada de grano se corre el riesgo que ocurran acidosis e indigestiones, empeorando la situación.

Dieta de adaptación

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forrajes frescos, los granos y silajes para sostener un adecuado crecimiento acorde a esta etapa (750 – 900 gramos/día) evitando enfermedades.

Se tienen que proveer nutrientes para ser utilizados en forma directa, a la vez que se mejora el aporte para el crecimiento microbiano ruminal. Como tienen una baja capacidad ruminal para el consumo de materia seca, hay que brindar alimentos de alta digestibilidad. Además, el proceso de fermentación ruminal inmediatamente después del destete es menor que en vacunos adultos y por consiguiente algunos de los compuestos de los alimentos ofrecidos tienen que tener una mayor digestión postruminal. Las proteínas suministradas en la alimentación deben ser de alta calidad nutricional.

Parte de los almidones usados deben pasar en mayor proporción al intestino, pudiéndose entonces digerir y absorber como glucosa.

El grado de procesamiento de los alimentos también incidirá sobre la tasa de pasaje.

Dado que la masa microbiana es escasa y poco adaptada a forrajes de alta calidad, en un principio éstos deberán limitarse a una pequeña proporción, y luego se irán aumentando a medida que el animal vaya creciendo y desarrollando su rumen.

Cronología de la adaptación del ternero destetado a la recría pastoril

Primeros 5 días

Se debe ofrecer heno de excelente calidad a voluntad.

Iniciar el consumo de suplemento con un 16 a 20% de proteína según la edad del ternero a razón de 0,3 a 2 kg/cab/día.

El agua debe ser a voluntad y encontrarse cercana.

El espacio requerido por ternero debe ser reducido: 10 – 15 m2/animal. Puede ser en un corral o piquete realizado con alambrado eléctrico doble para que los terneros vayan acostumbrándose a “respetarlo”.

Existencia de resguardos naturales o artificiales contra el viento y lloviznas.

Días 6 a 25

Suministrar heno de buena calidad a voluntad.

La ración debe estabilizarse en no más del 1 – 1,5% del peso vivo. Se debe ofrecer el agua a voluntad.

Permitir el acceso a la pastura sólo a la tarde (los recursos forrajeros otoño - invernales tienen una mayor proporción de carbohidratos solubles).

A partir del día 25

El contenido proteico de la ración se puede reducir al 10 – 14%.

El nivel de suplementación es variable de acuerdo a la disponibilidad forrajera y al objetivo de aumento de peso (0,7 - 1% del peso vivo).

Suministrar heno solamente si la pastura es muy tierna.

Ofrecer silaje de maíz por el alto contenido de almidón y bajo nivel proteico.

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Novillitos

Los novillitos, al no presentar los altos requerimientos nutricionales de los terneros, la disponibilidad de la materia seca es el factor que permite llegar o no a los 750 - 900 gramos por día de ganancia de peso compatibles con una buena recría. Evidentemente si se corrigen las deficiencias nutricionales al mismo tiempo que la falta de disponibilidad de materia seca, el resultado será mucho mejor, máxime cuando se trata de una categoría que acumula tejidos magros con conversiones alimenticias muy buenas.

1ª limitante a cubrir: el consumo de materia seca. Se resuelve con suplementos de alta calidad (silajes, concentrados).

2ª limitante a cubrir; la energía y el balance de la dieta. Ambas mejoran aún más el aumento diario de peso y la conversión alimenticia.

La limitante más importante para esta categoría es el consumo de materia seca. Todos los suplementos que promuevan el consumo aumentarán la disponibilidad de energía para el animal y por lo tanto

redundará en su ganancia diaria de peso. Sin embargo, en otoño e invierno, con pastos aguachentos, altos en proteínas solubles, deficitarios en hidratos de carbono solubles y bajos en porcentaje de fibra efectiva (la que estimula la rumia y ejerce efecto de “barrido” en el rumen), el uso de ingredientes que aporten fibra e hidratos de carbono solubles serán los más aconsejables pues proporcionarán materia seca total y balancearán los pastos.

Las posibilidades para suplementar energía a esta categoría sobre los recursos forrajeros otoño – invernales son:

Silo de maíz o de sorgo granífero + grano de maíz o sorgo + concentrado proteico. Heno + grano de maíz o sorgo + concentrado proteico.

Silo de pastura + grano de maíz o de sorgo + concentrado proteico.

Concentrados (85% de grano de maíz o sorgo + 15% de concentrado proteico).

El momento y la cantidad a usar dependerán de la disponibilidad de la pastura. Si la necesidad no

representa más de un tercio del consumo diario, lo mejor sería dar la suplementación por la mañana. Si las necesidades de suplementación son altas (2/3), será conveniente repartir la suplementación dos veces al día, siendo los momentos óptimos a la mañana y a la tarde.

Es muy importante que el animal pueda ingerir los suplementos donde está pastoreando, ya que mejora la eficiencia fermentativa porque el aporte de energía y proteína para la masa microbiana es constante, optimizando la conversión alimenticia y la ganancia diaria de peso. Además, disminuyen las necesidades energéticas de mantenimiento por traslados.

Entore precoz de vaquillonas. Ventajas y dificultades. Parte 3

Por las fortalezas y debilidades que caracterizan a esta modalidad de entore, sólo es posible desarrollarla con éxito en los establecimientos más evolucionados.

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Ventajas

Crecer con vientres en forma rápida en el rodeo.

Lograr un mayor número de terneros en la vida útil de la vaca.

Mejorar la eficiencia del rodeo al desaparecer una categoría: las vaquillonas de 2/3 años.

Desventajas

Dificultad de los sistemas de cría para mantener buenas ganancias de peso en pasturas durante el invierno para llegar al peso de entore. Investigaciones realizadas en el estado de Kansas (EE.UU.), mostraron que vaquillonas que sólo lograban el 55% de su peso adulto presentaban dificultad en el parto, muerte de ternero y disminución del porcentaje de preñez en la segunda parición, (Patterson y colaboradores, 1987).

Necesidad de suplementación invernal.

Mayor posibilidad de que ocurran distocias, las que pueden reducir la ventaja del entore precoz. Menor porcentaje de preñez al segundo entore.

Destetan terneros más livianos.

Duración del servicio de vaquillonas

La duración del servicio de vaquillonas no debe ser superior a los 60 días, para ejercer una presión de selección por fertilidad. Al reducir la duración del servicio quedarán preñadas las vaquillonas que gestan con menos oportunidades. De esta forma se impide que hembras subfértiles queden finalmente preñadas al tener más de tres oportunidades de servicio. Es imprescindible eliminar del rodeo lo más temprano posible a las hembras difíciles de preñar.

Es posible hacerlo en esta categoría, porque a diferencia de las vacas, si son adecuadamente

seleccionadas, el servicio comienza con el 100% de las vaquillonas en condiciones de ser entoradas en los primeros 21 días. Todas las vaquillonas estarán en condiciones de entrar en celo en este período.

En la práctica, los productores realizan el servicio de las vaquillonas durante tres meses. Los motivos esgrimidos son:

Darle más tiempo de contacto con los toros, debido a que es una categoría que aún está en desarrollo. Razón que oculta ineficiencias del sistema, ya que pretenden subsanar la falta de estado como consecuencia de una alimentación deficitaria durante la recría, especialmente en el período preservicio.

No cambiar la rutina respecto al servicio del rodeo general, sobre todo en los establecimientos que realizan el entore de vaquillonas en primavera, donde coinciden las épocas de servicio.

Decisión de la edad y de la época de entore

Al referirse a la edad del primer entore, resulta prácticamente imposible no considerar también la estación o meses de servicio, ya que ambas variables (edad y época) están asociadas.

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La decisión de la edad al primer entore se relaciona con un objetivo empresarial: si se pretende reducir el tiempo improductivo de animales en el campo, la opción es recurrir a un entore precoz, siendo las

alternativas de servicio a los 15 y a los 18 meses. De esa manera se incrementa el número de terneros producidos en la vida de cada vaca. Entorar a los dieciocho meses es una opción de servicio precoz que se está adoptando paulatinamente en el norte del país, adelantando de manera significativa el entore de vaquillonas, que en la mencionada región se realiza a más de dos años de edad (casi tres).

Servicio a los quince meses

El objetivo del entore precoz de vaquillonas a los 15 mese es él de reducir el período improductivo de cierta cantidad de hembras en el establecimiento y, por ende, incrementar el número de terneros destetados.

El entore de primavera se realiza en plena época de producción de forraje lo que facilita la actividad ovárica normal y la concepción.

En buenas condiciones de desarrollo y alimentación, la vaquillona primeriza queda preñada rápidamente y los nacimientos se concentran mayormente en julio y agosto, con el campo pobre en forrajes, pero al ir aumentando las necesidades nutritivas por la producción de leche, éstas serán satisfechas por el cada día mayor crecimiento del forraje, llegando así las vaquillonas en plena primavera a su máxima producción láctea.

Al mismo tiempo en esta estación se produce el nuevo servicio y la buena alimentación favorece la actividad sexual normal.

Si bien la alimentación que recibe la vaquillona en la última etapa de su preñez puede resultar pobre por la época (invierno), no necesariamente debe ser crítica si se ha tenido la precaución de conservar alguna pastura diferida del otoño o se cuenta con diferentes reservas forrajeras (heno, silaje, etcétera).

El servicio se caracteriza por realizarse en la misma época que el resto del rodeo, pero con la salvedad de que es conveniente hasta la parición manejar al lote de vaquillonas de manera separada al lote de vacas generales. Esta categoría no debe sufrir ningún tipo de penurias alimenticias ni durante el servicio ni durante la gestación, porque no pueden perder condición corporal ya que podrían presentar problemas durante el parto, necesitando una atención especial.

Es necesario contar con una dotación importante de toros en el establecimiento, debido a que los servicios de vaquillonas y de vacas generales, se realizan en la misma época.

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Esto sucede porque, en un rodeo en el que se elimina anualmente todo vientre improductivo, anticipar el entore un año no significa producir un ternero más en la vida de las vacas. La dinámica de un rodeo bajo los supuestos de nueve años de edad máxima permitida a las vacas y un 10% anual de eliminación por todo concepto, establece que solamente la mitad de las vaquillonas de entore precoz puedan cumplir la meta de lograr un ternero más. Por lo tanto, en promedio se obtiene medio ternero más en la vida de cada vaca en el rodeo con entore de vaquillonas a los 15 meses.

Es aceptado que en rodeos con entore precoz de vaquillonas, la performance reproductiva de las vacas de primera parición es menor (más dificultades al parto – distocias- y mayor porcentaje de vacías). Los rodeos en los que anualmente se elimina todo vientre improductivo tendrán mayores tasas de eliminación en primíparas, por lo que es necesario minimizar las causas de descarte.

Muchos campos de cría tienen dificultad para mantener buenas ganancias de peso durante el invierno, para llegar al peso adecuado de entore. Para lograrlo es necesario realizar una suplementación invernal con las complejidades prácticas y aumento de costos que ella supone.

Muchas veces se destetan terneros más livianos por una menor producción láctea debida a la menor disponibilidad de recursos forrajeros en el invierno postparto.

Puede haber un menor porcentaje de preñez al segundo entore si no se toman las precauciones nutricionales del caso.

Por la serie de fortalezas y debilidades que caracterizan a esta modalidad de entore, sólo es posible desarrollarla con éxito en los establecimientos más evolucionados, donde la producción forrajera, la sanidad y el manejo general están muy bien controlados.

Servicio adelantado

Una alternativa al servicio de primavera en vaquillonas es iniciarlo unos 15 a 20 días, hasta un mes, antes que él de las vacas. Este servicio se llama adelantado o anticipado.

Tiene como ventajas: 1) la parición ocurre en forma anticipada y por lo tanto posibilita una mayor atención en los partos y 2) permite un mayor intervalo desde el primer parto hasta el inicio del segundo entore (mayor tiempo de recuperación).

El inconveniente que se presenta frente al servicio de 15 meses, en las condiciones habituales de

explotación, es que las vaquillonas probablemente no alcancen antes de la fecha de entore ni el peso ni la madurez reproductiva necesaria.

Servicio a los dieciocho meses

El primer servicio de la vaquillona a los dieciocho meses se realiza en el norte argentino. Es el equivalente al servicio precoz de quince meses de la Pampa Húmeda.

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Es indispensable seleccionar a las vaquillas de reposición con, al menos 160 o 180 kg al destete, tratándose de Hereford o Angus y Braford o Brangus, respectivamente. La fecha óptima de destete no debería superar los primeros días de marzo.

El primer paso es disponer de un potrero con adecuada disponibilidad de forraje para recibir a las vaquillas. En marzo y abril, las ganancias de peso deben ser de alrededor de 400 g/animal/día. A

principios de mayo, cuando comienza a detenerse la producción del pastizal, las vaquillas ganaron cerca de 25 kg. Es importante en el otoño controlar los parásitos internos.

El segundo paso es llevarlas a un campo natural clausurado durante marzo y abril, en donde se difirió forraje para el invierno.

Con las primeras heladas de junio, el pastizal con predominio de gramíneas estivales se seca, el contenido de fibra llega al 60% y él de proteína bruta al 5%. Ese es el momento de realizar una suplementación proteica con pellet de algodón o de soja, que tendrá mejor respuesta que el pellet de girasol. Deben consumir 350 g de proteína bruta de lenta degradación en el rumen para mejorar la digestibilidad y el consumo de forraje. La suplementación recomendada es 1 kg de pellet de algodón/animal/día, durante 100 a 120 días, hasta mediados de septiembre, con una ganancia esperada de 40 kg/animal, con la condición de que la oferta forrajera no sea limitante. Algunos productores optan por mejorar el campo natural con raigrás o sembrar raigrás como verdeo de invierno. Así se lograron ganancias de peso de alrededor a 550 g/animal/día.

En todos los casos, las vaquillas deben alcanzar los 220 a 240 kg a principios de octubre, según se trate de razas británicas o sintéticas. Esto es importante para alcanzar la pubertad lo antes posible y el desarrollo genital a los 18 meses de edad. Durante la primavera y el verano, sobre campo natural, la ganancia diaria promedio es de 550 g/animal/día, lo cual posibilitará para el 15 de febrero un peso de entore de 290 a 315 kg, según el biotipo, alrededor del 70% del peso adulto. Con las condiciones enunciadas es posible obtener una preñez del 85 al 90%.

Si por algún motivo la parición (noviembre/diciembre) se “corre más” hacia el verano, o si éste se “adelantara” climáticamente cuando los vientres tienen que parir, pueden ocurrir casos severos de

bicheras o miasis en vacas (miasis vulvar) y/o terneros. Cochliomya hominivorax es la mosca causante de la miasis traumática del ganado o “bichera”. El animal afectado se vuelve intranquilo, se aparta de su madre o del rodeo, deja de comer, pierde peso y entra, posteriormente, en una marcada depresión. Una complicación bacteriana importante es la poliartritis séptica o “caruá”, cuyo desarrollo es favorecido por la miasis del ombligo de los terneros. Si la herida parasitada no es tratada, la lesión puede ocasionar la muerte del ternero en pocos días.

También, en los partos de verano pueden aparecer terneros “asoleados”.

Los terneros “asoleados” se caracterizan por ser más débiles que los normales, menos desarrollados, por un andar tambaleante, por permanecer más tiempo a la sombra en reposo, por tener el pelo hirsuto (largo y enrulado) y en muchas ocasiones presentan un babeo intenso. Este “asoleamiento” se debe a que la alta temperatura afecta la calidad nutricional del calostro producido por los vientres.

Por Oscar Ferrari.

Figure

Cuadro 1. Planteos de recría teniendo en cuenta el recurso forrajero.                 CRIA  Recría en verdeos de invierno     Sin suplementación  Con suplementación Recría en campo natural   Sin suplementación

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