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1.- ORIGEN DEL TÉRMINO. - TEMA 3

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TEMA 3.

La realidad metafísica.

1.- ORIGEN DEL TÉRMINO.

Se suele admitir que el nombre “metafísica” procede de Andrónico de Rodas, filósofo del siglo I a.c. , conocido principalmente por ser el compilador y ordenador de las obras de Aristóteles. La obra de Aristóteles pasó por diversas vicisitudes hasta que cayó en manos de Andrónico, Éste encontró una serie de escritos en los que Aristóteles trataba acerca de cierta “filosofía primera”, llamada en otras ocasiones “teología” o, simplemente, “sabiduría. Andrónico los ordenó siguiendo las letras del alfabeto griego. Este grupo de escritos, que Aristóteles dejó sin título, fue colocado para su edición detrás de los ocho libros de la física De aquí el nombre de Metafísica, es decir, “los que están detrás de la física” o, también “lo que hay más allá de las cosas físicas”.

Originalmente, esta denominación solo tuvo una función organizativa o clasificatoria de la obra de Aristóteles. Más tarde se comprobó, sin embargo, que era un nombre muy adecuado. Pues esos tratados que investigan acerca de la “filosofía primera” o de la “teología” tienen la pretensión de constituirse en un saber de lo que está “más allá” o “detrás” de saber puramente “físico”. Pero, si esto es así, entonces la metafísica es un saber que comenzó mucho antes de Andrónico de Rodas e incluso antes de Aristóteles: su origen histórico coincide con la aparición de la filosofía.

2.- LA FILOSOFÍA PRIMERA.

¿Qué clase de actividad o de saber es ese que se ha llamado metafísica desde hace más de veinte siglos, pero que ya existía desde mucho antes?. Al menos desde Aristóteles la metafísica ha de entenderse como filosofía primera.

El significado de “filosofía primera” tiene que ver con la traducción de la partícula metá que forma parte del termino “metafísica”. Si la traducimos como “más allá” la metafísica se convierte en el estudio de una realidad superior y trascendente a la Physis o naturaleza. Pero si traducimos metá como “detrás” estaríamos refiriéndonos a una realidad subyacente e inmanente a las cosas naturales, esto es, al estudio del ser de las cosas.

3.- LA METAFÍSICA EN LA GRECIA CLÁSICA.

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La primera coordenada viene definida por la pareja de conceptos antagónicos esencia-apariencia. los griegos entendieron por apariencia el conjunto de cualidades sensibles (que pueden ser captadas por los sentidos) de una cosa. Naturalmente, estas cualidades están sujetas a posibles cambios. En cambio, reservaron el término esencia para aquellas cualidades invariables de las cosas, es decir, aquellas cualidades que hacen que las cosas sean lo que son. Por eso se consideran invariables, pues son constitutivas de las cosas, de tal modo que modificar la esencia de una cosa sería el equivalente a destruirla o aniquilarla.

La segunda coordenada en la que se inscribe el pensamiento griego es la de la contraposición permanencia-cambio. En términos generales se puede decir que la metafísica griega se decantó por una concepción estática de la realidad. Eso significa que los griegos consideraron que la verdadera realidad no podía experimentar cambio alguno, sino que debía ser “resistente a los cambios”, tenía que permanecer más allá o por debajo de los cambios. En general, la quietud, a permanencia y el estatismo fueron interpretados por estos pensadores como muestra de perfección, de acabamiento, de verdad y de realidad auténtica de las cosas.

Por eso consideraron que la esencia constituye la verdadera realidad de las cosas. Y dado que al conocimiento de la esencia solo podemos llegar a través de la razón y no de los sentidos estimaron prudente desconfiar de estos últimos ya que nos engañan al no mostrarnos nada más que apariencias.

Por su parte, Aristóteles va a considerar que la realidad, en última instancia, no está compuesta por esencias, sino por sustancias. Se denomina sustancia a lo que se considera más importante o esencial de cada cosa, y en la definición estricta aristotélica, sustancia es aquello que iste por sí mismo no necesita de otra cosa para existir. Así, Aristóteles utiliza la noción de sustancia para expresar su concepción de la estructura radical y ultima de la realidad. Tener realidad significa tener recursos para estar y actuar, bastarse a sí mismo. La sustancia expresa lo que cada cosa tiene, aquello por lo cual es autosuficiente e independiente de las demás cosas su realidad más propia e individual. La sustancia, así entendida, representa la estructura interna más íntima de las cosas. Aquello que, al ser la realidad más propia de cada cosa, la hace ser lo que verdaderamente es. Sin embargo, en las cosas encontramos también otras propiedades que pueden adquirirse o perderse, manteniéndose la sustancia idéntica. A estas propiedades las llamó Aristóteles accidentes de la sustancia.

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sustancia permanece invariable, pero también existe un cambio sustancial, que se produce cuando es la esencia de la cosa la que se modifica.

4.- LA METAFÍSICA EN LA EDAD MEDIA.

El pensamiento medieval está determinado por un elemento nuevo respeto a las coordenadas griegas: la fe cristiana, considerada como fuente de conocimiento frente a la razón y como generadora de nuevos motivos de reflexión. Es fuente de conocimiento, pues todo aquello que se cree por la fe se considera en adelante como verdadero, pero también es fuente de reflexión, porque nadie se conforma con creer a ciegas, sino que es necesario comprender lo que se cree. Así, la filosofía medieval nos aporta una forma de filosofar que aspira a tomar en serio la fe religiosa.

La primera característica de esta metafísica es, por tanto, la relación entre la fe y la razón, es decir, el esfuerzo por aclarar todo lo posible los presupuestos racionales de la revelación es el marco en el que se mueve la metafísica en la Edad Media.

Pero, además el cristianismo pretende ser algo más que una escuela de pensamiento o una escuela o un movimiento filosófico. Es una religión que, como otras grandes religiones, ofrece un sentido para la vida y una promesa de salvación y felicidad más allá de la muerte. Por eso, la metafísica medieval se caracteriza también por el intento de organizar el sentido cristiano de la vida de la forma más racional y sistemática posible, con la idea de fondo de hacer compresible y atractivo el modo de vida cristiano.

En tercer lugar, la metafísica medieval es el resultado del esfuerzo de muchos filósofos por sacar todas las consecuencias de la concepción de la vida y del mundo que habían aceptado a través de la fe cristiana. Así, por ejemplo, elaboraron una nueva antropología , basada en la relación especial de los seres humanos con Dios, creados a “su imagen y semejanza” y basada también en la libertad e igualdad de todos los seres humanos en cuanto “hijos de Dios”. Todo lo cual implica que la humanidad es responsable de los actos que libremente realiza y que esta forma de vida que ofrece el cristianismo aspira a la universalidad, es decir, a ser válida para todos los eres humanos con independencia de su condición o estado.

5.- LA METAFÍSICA RACIONALISTA.

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La denominación “racionalismo” indica la confianza en la capacidad de la razón ara hallar respuestas y resolver los problemas de la humanidad. Los racionalista entendieron que, al igual que la razón había producido enormes progresos en la ciencias, también podía hacerlo en la filosofía. Así pues, tomando como modelo los métodos y procedimientos científicos se embarcaron en la tarea de desarrolla la filosofía como conocimiento riguroso y preciso.

Otra característica relevante del racionalismo es que plantea la cuestión del conocimiento como problema primario y fundamental. Ya no basta con conocer las verdades, además hay que alcanzar certeza. Esto significa que es necesario lograr conocimiento seguros, indudables, para que sean duraderos, para que se conviertan en el cimiento que permita construir sobre ellos , al igual que sucede en las ciencias. Porque no tiene sentido construir un gran edificio metafísico sabiendo que no se va a mantener en pie mucho tiempo.

El racionalismo es ya una forma de idealismo. Los metafísicos racionalistas entendieron que el conocimiento no recae inmediatamente sobre la realidad, es decir, que no podemos conocer directamente las cosas. Tan solo podemos conocer las ideas, es decir, las representaciones mentales, que nos hacemos de as osas. Por eso, al idealismo en general se le plantea el problema de averiguar si las ideas que encontramos en nuestra mente se corresponden con la realidad, eso es, si son representaciones fieles de las cosas.

Un presupuesto común a estas características del racionalismo es la afirmación de que el mundo tiene una estructura racional, esto es, la creencia en que el universo está ordenado según criterios de la razón, que tienen carácter físico-matemático. Por eso los racionalistas entendieron que el universo era comparable a una inmensa máquina, extremadamente compleja, pero dotada de gran precisión.

6.- KANT.

Immanuel Kant plantea, por primera vez en la historia, que la metafísica, entendida como conocimiento teórico-científico, es una tarea necesaria, pero imposible para la razón humana. En efecto, las matemáticas y la física ya se han acreditado suficientemente como ciencias y lo que ahora importa averiguar es si la metafísica puede entrar en “el camino seguro de la ciencia” o no.

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Kant propone que no es nuestro conocimiento el que tiene que conformarse a los objetos, sino que sin estos los que han de regirse por la estructuras cognoscitivas del sujeto que conoce. Es decir, el conocimiento ah de entenderse como una síntesis entre algo que proviene de la experiencia y algo que aporta el sujeto: formas y conceptos a priori. Según esta forma de comprender y explicar el conocimiento, éste solo se produce verdaderamente cuando se ponen en funcionamiento las capacidades y estructuras que poseemos los seres humanos, pero aplicándolas a los datos que nos proporciona la experiencia. Una de las consecuencias de esta transformación será que no es posible una ciencia metafísica, es decir, no puede haber conocimiento teórico-científico del alma, ni del mundo, ni de Dios, que eran los tres objetos de estudio tradicionales de la metafísica. Kant entiende que solo puede haber conocimiento científico de los fenómenos, y los objetos de la metafísica no son fenómenos, pues ninguno de ellos nos produce impresiones sensibles. Esto es, con os objetos de la metafísica no es posible la síntesis en la que consiste el conocimiento científico.

Ahora bien, de aquí no se deduce que la metafísica no tenga ninguna función que desempeñar. La culminación de esta gran transformación consiste en que Kant encontró un lugar para la metafísica, el lugar que le corresponde, su lugar apropiado. Tal ligar no se encuentra entre las ciencias teóricas sino mas bien en el ámbito de lo práctico, en el terreno de la ética. El cometido de la metafísica consiste en ser el fundamento que da sentido a nuestra acción moral.

7.- EL IDEALISMO.

Se suele denominar “idealismo absoluto” a la concepción filosófica desarrollada, entre otros, por Hegel, según la cual la totalidad de la realidad ha de ser entendida como razón. Pero Hegel no considera la razón como facultad estática que capta conceptos, sino como idea o como espíritu. Es decir, Hegel considera que la totalidad de lo rea, lo absoluto, es de naturaleza espiritual y racional. Por eso puede sostener una equivalencia entre realidad y racionalidad al afirmar que “todo lo real es racional y todo lo racional es real”. En cierto modo, la visión hegeliana del mundo supone llevar a sus últimas consecuencias algunos postulados de la metafísica racionalista.

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Hegel quiere defender el carácter progresivo de la realidad. Cada momento histórico, es decir, cada manifestación de la razón, contiene todos los momentos del pasado, pero a la vez tendrá que ser superado por la propia dinámica de la razón absoluta.

8.- EL EMPIRISMO Y LA CRÍTICA DE LA METAFÍSICA.

El empirismo es un movimiento muy amplio que se desarrolla durante los siglos XVI y XVII. En tato que s una forma de criticismo se preocupa especialmente por el problema del conocimiento, de su verdad y de su legitimidad.

Salvando las diferencias entre los autores pertenecientes a esta corriente, genéricamente se advierte una corriente antimetafísica derivada de su peculiar forma de entender el conocimiento. Los empiristas sostienen que el origen, el límite y la legitimidad de nuestro conocimiento está en la experiencia sensible. Al nacer nuestra ,ente es como un papel en blanco, no disponemos de ningún conocimiento previo o innato, por lo que todas las ideas han de proceder de la experiencia sensible. Pero tampoco podemos tener conocimiento de realidades que no se puedan captar mediante los sentidos, puesto que solo hay conocimiento legítimo de aquello que puedo percibir sensiblemente. Por eso el empirismo es antimetafísica. Porque niega rotundamente la posibilidad de ir más allá de lo puramente sensible.

El interés de los empiristas se centra en muchas ocasiones en la investigación de los mecanismos psicológicos responsables de las ideas que encontramos en nuestra mente. Pensaban que descubriendo esos procesos tendrían la clave que les permitiría estar completamente seguros de lo que conocemos. Porque lo que perseguían los empiristas era la certeza, la seguridad de que lo conocido es auténticamente verdadero.

Sin embargo, la búsqueda de la certeza en la simple y pura experiencia tendrá unos resultados inesperados. Así se confirma en el pensamiento de David Hume, considerado como la culminación del empirismo. Su método consiste en buscar la impresión sensible de la que procede cada una de las ideas fundamentales de la metafísica. Hume no encuentra ninguna sensación que de lugar a estas ideas, siendo posible explicar su formación por otros mecanismos psicológicos como el habito o la costumbre. Como no hay ninguna experiencia sensible que legitime los conceptos clave de la metafísica no queda más que desterrarla del campo de los saberes. El pensamiento de Hume acaba, así, en el escepticismo: solo puedo tener certeza de lo que percibo, todo lo demás es dudoso.

9.- EL POSITIVISMO.

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Su fundador fue Auguste Comte que, a principios del siglo XIX, formuló una ley que pretende explicar la evolución intelectual de la humanidad entres estadios: teológico, metafísico y positivo.

Lo característico del estadio teológico es que se pretende explicar la naturaleza de los seres recurriendo a agentes sobrenaturales. El estadio positivo, por su parte, representa la madurez de la razón y se apoya en el conocimiento científico de las leyes que rigen los fenómenos. La metafísica no es más que un estadio intermedio, de tránsito, en la evolución intelectual de la humanidad. Una fase destinada a ser superada para llegar a ser adultos. La pretensión última del positivismo es que las concepciones metafísicas no tienen ningún papel que desempeñar en la vida humana, pues pueden ser sustituidas ventajosamente por los conocimientos que nos suministran las ciencias.

10.- NIETZSCHE.

Lo característico de la crítica de Friedrich Nietzsche a la metafísica es que adopta una perspectiva genealógica. Nietzsche ya no confía en poder reconstruir un orden racional en el que la metafísica pueda desempeñar aún algún contenido, como intento Kant o incluso Marx. La crítica genealógica pretende derribar los ídolos sobre los que se asienta el instinto metafísico. Intentará descubrir la relación entre la metafísica y las vivencias más básicas de los seres humanos, aquellos sentimientos y experiencias que impulsaron, y aún impulsan, hacia ese tipo de pensamiento que llamamos metafísica.

El núcleo de la crítica de Nietzsche es su rechazo de todo dualismo. Desde la antigüedad griega toda la historia de la metafísica ha estado presidida por algún tipo de dualismo: esencia-apariencia, sensible-racional, Sustancia-accidente, etc. Esto significa que, especialmente desde Platón, el pensamiento metafísico ha ideado otro mundo, distinto de este, el único que poseemos, y, además, asegura reiteradamente que ese es e mundo verdadero.

Ese otro mundo, dice Nietzsche, no es nada más que una invención recelosa, producto de la inseguridad y el miedo a la vida. Lo que el ser humano busca en ese otro mundo es la seguridad de lo duradero y lo fijo, de lo estable y definitivo, frente a la inseguridad y el azar del devenir incesante, del cambio y el movimiento permanentes que son las características de la vida. Así, rechazando esta permanente transformación, se genera la ficción del otro mundo del ser, de la verdad y del bien. Inventar un mundo verdadero, opuesto a un mundo aparente ha sido, sin duda, el mayor error de la metafísica y aun de la cultura occidental.

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