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Juan Guillermo Carpio Muñoz

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Academic year: 2018

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El disco compacto (en sistema MP3) “Canto tu gloria Arequipa lírica y audaz”, contiene 55 pistas numeradas: con 14 canciones, 16 prosas poéticas y 1 discurso compuestos por Juan Guillermo Carpio Muñoz en los últimos cuarenta años; 27 yaravíes, marineras, huayños, pampeñas y pasacalles anónimos de la antigua Arequipa que hoy nadie conoce y que han sido recopilados por Juan Guillermo Carpio Muñoz, entre los que destacan tres hermosos yaravíes de Mariano Melgar que “reviven” des-pués de haber sido olvidados por un siglo en la memoria colectiva de nuestro pueblo; y dos valses de Benigno Ballón Farfán y Jorge Azpilcueta y Elard Zavalaga.

Mi gratitud a Reynaldo Roberts Billig, quien a través de su empresa RESERSUR, ha aus-piciado la publicación de este disco; a quienes hicieron posibles las interpretaciones musicales y sus grabaciones: Gróverly Núñez Monar, Lionel Cuadros del Carpio, Eduardo (Lalo) Apaza Rodríguez, Ricardo Gallegos Sanz, Félix Valdivia Cano, José Linares Bezold, Melbin Alarcón, César Salas Morales, hermanas Rosa y Stephany Arenas Pérez, Estudiantina Amistad Arequipa; a Gustavo Alayza (de quien es la fotografía de la carátula y las 3 fotografías de La Lucila; todas las demás fotografías son mías); y a la memoria de José Luis Pantigoso Rodríguez (+), de quien se reproduce algunas pinturas y dibujos.

Juan Guillermo Carpio Muñoz

(2)

EN MEMORIA DE MI QUERIDO AMIGO Y MAESTRO BERNARDO GARCÍA IZQUIERDO

No pensé, jamás, que Bernardo, quien al escuchar mis canciones grabadas me pidió que las publicara en un disco, no podría llegar a tenerlo en sus manos. Con todo amor y respeto lo dedico a su memoria.

En Canadá, mi hijo Gonzalo me dio la infausta noticia de su muerte, cuando empe-zábamos a caminar en un bosque. Sollocé y sobrecogido todo el día rememoré nuestra longeva y fructífera amistad. Esa noche dormí en una cabaña del Parque Nacional del BIC, al amanecer el día siguiente escuché el Requiem de Johann Christoph Bach que tenía en una tablet y escribí lo siguiente.

Bernardo García Izquierdo. Amanece en Canadá y tú no estás en Arequipa, ni en nin-guna parte. Hoy enterrarán tus despojos que tu espíritu animó por ochenta años. Tu vida de músico ha sido una melodía preciosa que nos encantó a muchos pero que, lastimosamente, dejó de sonar con un trino de corno que no pudiste controlar y te sacó del pentagrama.

Yo, que aprendí a amar la música académica llevado de tu mano, de tu oído, de tu gusto, que caminé varias veces las sonoras pisadas de Mozart, Vivaldi, Zipoli, Tomás Luis de Victoria, Orlando di Laso, guiado en los últimos cincuenta años por tu conocimiento, amabilidad y sensibilidad artística exquisita.

Yo, que tuve el privilegio de contarme entre tus amigos más cercanos, fieles y recu-rrentes, me inclino reverente ante la memoria que guardamos los que tuvimos la suerte de conocerte y compartir tu camino interrumpido para siempre. Hoy, querido Maestro, entra-ñable Amigo, sobresaliente Músico, estarás por siempre presente en nuestra agradecida memoria que se doblega de dolor porque te has ido más lejos de lo lejos, al misterio de lo eterno. Descansa en paz

(3)

“Canto tu gloria Arequipa lírica y audaz” Juan Guillermo Carpio Muñoz

I

CANCIONES DE JUAN GUILLERMO CARPIO MUÑOZ (Letra y música)

1. Presentación: Cantar en toda la extensión de la palabra.

2. Mi promesa. Vals sentimental arequipeño de Juan Guillermo Carpio Muñoz, quien lo canta con el acompañamiento de Félix Valdivia Cano (guitarra). Lo compuse a fines del 2008 en que cumplí mi sueño de volver a vivir en Arequipa.

Mi promesa Cuando camino por mi ciudad

me siento dueño de todo: del volcán y la nieve que lo corona,

de sus bóvedas que acunan al sol, de sus calles que pueblan mi fantasía,

del campanario que reza en bronce como monja catalina, del río que pinta en verdes

su bucólica campiña, y del blanco de sus sillares por los que va mi corazón a pie. Arequipa: yo soy guijarro de tu seno,

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y anidar en tu corazón donde destilas la miel de nuestras vidas.

Chola recién bañada por una lluvia de luceros, blanco bordado de la libertad en el azul añil del firmamento,

he vuelto a ti, te recorro llenándote de besos y te prometo que nunca más me apartaré de tu amoroso regazo.

He vuelto a ti, te recorro llenándote de besos y te prometo que nunca más me apartaré de tu amoroso regazo.

Cuando camino por mi ciudad me siento dueño de todo: del volcán y la nieve que lo corona,

de sus bóvedas que acunan al sol, de sus calles que pueblan mi fantasía,

del campanario que reza en bronce como monja catalina, del río que pinta en verdes

su bucólica campiña, y del blanco de sus sillares

por los que va mi corazón a pie. Arequipa, tú eres la Chola más hermosa de mis sueños,

blancura del jazmín siento tu aliento de cedrón y yerbabuena,

pañal de la inmortalidad, querido nácar de alegría, permite que te trence el pelo de tus sauces y tus molles,

y te ponga un ramito de texaos en pleno pecho. Chola recién bañada por una lluvia de luceros, blanco bordado de la libertad en el azul añil del firmamento,

he vuelto a ti, te recorro llenándote de besos y te prometo que nunca más me apartaré de tu amoroso regazo.

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Cantando con Félix Valdivia Cano.

(6)

3. Río Chili, padre mío. Marinera arequipeña de Juan Guillermo Carpio Muñoz, quien la canta con el acompañamiento de Lalo Apaza y Gróverly Núñez Monar (guitarras). Compuse esta marinera en el Club Internacional, caminando al lado del Chili, el 25 de junio del 2011.

Río Chili, padre mío

Río Chili, padre mío, Por ti vivimos aquí, Río Chili, padre mío,

Por ti vivimos aquí: El chilicuto y el molle,

El rocoto y el texao, La papaya y la alfalfa, Y el cuy que como en chacta´o;

El chilicuto y el molle, El rocoto y el texao, La papaya y la alfalfa, Y el cuy que como en chacta´o.

Río Chili, padre mío, Por ti vivimos aquí, Río Chili, padre mío,

Por ti vivimos aquí: Mi toro que es de pelea Y un gran señor de esta tierra,

Mi caballo que es de paso Y baila la marinera; Mi toro que es de pelea Y un gran señor de esta tierra,

Mi caballo que es de paso Y baila la marinera.

No hay río como mi Chili, Nadie lo podrá igualar, No hay río como mi Chili,

Nadie lo podrá igualar, Corre por todas mis venas

Me alegra con su cantar, Bota en lágrimas mis penas

Y por él quiero brindar. Recitado: Porque llevas pocas aguas Y recorres distancias breves ¡Nadie se acuerda de ti, padre mío! Y, sin embargo, todo se inicia de ti: Mis lindas chacras, lonccos y calas

Y hasta la flor de alhelí.

Río Chili, Padre mío: Por ti vive esta ciudad,

Río Chili, Padre mío: Por ti vive esta ciudad, Por ti existimos los lonccos

Y las calitas de allá; Tú limpias lo que está sucio y

(7)

Por ti existimos los lonccos Y las calitas de allá; Tú limpias lo que está sucio y

Catatas lo que está mal. Río Chili, Padre mío: Por ti vive esta ciudad,

Río Chili, Padre mío: Por ti vive esta ciudad, Contigo hacemos los chupes

Y la chicha de güiñapo, Tú riegas todas las chacras

Y lavas todos los trapos. Contigo hacemos los chupes

Y la chicha de güiñapo, Tú riegas todas las chacras

Y lavas todos los trapos.

No hay río como mi Chili, Nadie lo podrá igualar, No hay río como mi Chili,

Nadie lo podrá igualar, Corre por todas mis venas

Me alegra con su cantar, Bota en lágrimas mis penas

Y por él quiero brindar. No hay río como mi Chili,

Nadie lo podrá igualar, No hay río como mi Chili,

Nadie lo podrá igualar, Corre por todas mis venas

Me alegra con su cantar, Bota en lágrimas mis penas

Y por él quiero brindar. 4. Alondritay. Yaraví arequipeño de Juan Guillermo Carpio Muñoz, quien lo canta con el

acompañamiento de Félix Valdivia Cano (guitarra). Compuesto entre el 27 de marzo y el 28 de junio del 2010. Experimento en el que en su estructura musical, pretendo mostrar cómo el yaraví andino y el cante jondo influyeron en la configuración del yaraví arequipeño.

¡Alondritay!

(Aire de yaraví andino) Aquí en San Lázaro fue: Brotó el agua de la vida De esta Villa tan hermosa,

De esta mi tierra florida.

Aquí mis agüelos indios:

Yarabayas, copoatas y puquinas, Hicieron rondas y chozas Junto a acequias cantarinas.

(8)

Pasaron sus primeras noches ¡ay! En el suelo arequipeño. Pasaron sus primeras noches ¡ay!

En el suelo arequipeño. (Aire de yaraví arequipeño)

Aquí he levanta´u mi nido, Alondra mía. Alto, muy alto, en el cielo,

Deslumbrado por tus vuelos, Quiero beber de tu pico Tus ansias y tus desvelos. Quiero beber de tu pico, ¡alondritay!

Tus ansias y tus desvelos. Quiero beber de tu pico, ¡alondritay!

Tus ansias y tus desvelos. Como algún día me iré Seguiré en mi loco empeño: Enseñando a que otros te amen, ¡alondritay!

Hasta hacerse arequipeños. Hasta hacerse arequipeños, ¡alondritay!

Tus amantes y tus dueños. He de inculcar en los pechos

De los hijos de puneños, De moqueguanos, cuzqueños,

Que hoy viven bajo tu cielo, El que lleguen a adorarte Mi Arequipa, Chola Hermosa, Como te venero yo, ¡alondritay!

Por sobre todas las cosas. Por sobre todas las cosas, ¡alondritay!

(9)

5. Menelik. Pampeña de Juan Guillermo Carpio Muñoz, quien la canta con el acompa-ñamiento de Lalo Apaza y Gróverly Núñez Monar (guitarras). La compuse, en junio del 2011, cuando terminé de escribir la biografía del toro Menelik para mi libro: Surco, pasión y gloria del chacarero arequipeño y sus peleas de toros.

Menelik En la linda Socabaya hace tiempo que nació donde el Mateyo Zegarra

el torito más Campeón, donde el Mateyo Zegarra

el torito más Campeón. Creció entre toros serranos

(10)

pronto aprendió a defenderse venciendo a todo rival, pronto aprendió a defenderse

venciendo a todo rival. En medio de alfalfares de la chacra arequipeña te levantamos altares ¡viva Arequipa, tu dueña!,

te levantamos altares ¡viva Arequipa, tu dueña!

Menelik, Menelik, el Campeón más recorda´o,

de todita nuestra historia por su cachito afila´o.

Menelik: como vos, Menelik, no hay dos eres rey de la campiña y, de los toros, su Dios. Tenía unos cachos lindos

era toro acriolla´o, tres pintas era su pelo entre blanco y colora´o,

tres pintas era su pelo entre blanco y colora´o. Pa´ pelear no hubo otro toro

ni un luchador más sabi´u ensartaba a sus rivales

y los cuereaba tupi´u, ensartaba a sus rivales

y los cuereaba tupi´u. Enseñó a los otros toros

a pelear para vivir, hizo feliz a los ccoros,

nunca se dejó abatir, hizo feliz a los ccoros,

nunca se dejó abatir. Menelik, Menelik, el Campeón más recorda´o,

de todita nuestra historia por su cachito afila´o.

Menelik: como vos, Menelik, no hay dos eres rey de la campiña y, de los toros, su Dios. Menelik, Menelik, el Campeón más recorda´o,

de todita nuestra historia por su cachito afila´o.

Menelik: como vos, Menelik, no hay dos eres rey de la campiña y, de los toros, su Dios, eres rey de la campiña y, de los toros, su Dios. 6. Campanitas de San Lázaro. Pampeña

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Las campanitas de San Lázaro cuelgan de la espadaña de la capilla

27 de marzo del 2010, uno de los días más felices de mi vida, en homenaje al barrio de San Lázaro que, presumiblemente se llamó Llallihuaya, antes de que llegaran los españoles.

Campanitas de San Lázaro Campanitas de San Lázaro

En su espadaña altiva, Campanitas de San Lázaro

En su espadaña altiva, Capillita y puente al lado,

Me tienen embelesado. No hay barrio como mi barrio: San Lázaro

(12)

Campanitas de San Lázaro De voces tan cantarinas, Campanitas de San Lázaro

De voces tan cantarinas, Regalan mucha alegría, talán, talán,

Por todas nuestras esquinas, Regalan mucha alegría, tilín, tilín,

Por todas nuestras esquinas. Barrio de San Lázaro:

Mestiza cunita, Raíz y diadema

De Arequipa, La Bonita. Barrio de San Lázaro:

Mestiza cunita, Raíz y diadema De Arequipa, La Bonita. Callejones de San Lázaro Raíces de mi Arequipa: Tejada, Desaguadero, ¡ja jay ja jay!

Violín con cuerdas de tripa. Tejada, Desaguadero, ¡ja jay ja jay!

(13)

Para no romper Cristales Enristro mi Bayoneta, Y en un Combate Naval ¡ja jay ja jay!

Entra mi lloclla en trompeta. Y en un Combate Naval ¡ja jay ja jay!

Entra mi lloclla en trompeta. Campo Redondo, Ripacha, Calienes, Veliz y El Filtro, (1) Alameda y Carlos Llosa, ¡ja jay ja jay!

Son trenzas de mi preciosa. No hay barrio como mi barrio: San Lázaro

De Arequipa, Chola Hermosa. Remate

Barrio de San Lázaro: Mestiza cunita,

Raíz y diadema De Arequipa, La Bonita.

Barrio de San Lázaro: Mestiza cunita, Raíz y diadema De Arequipa, La Bonita. En esta grabación este verso dice: Pa-sajes Veliz y El Filtro. Después de esta gra-bación, perfeccioné este verso porque me había olvidado de uno de los callejones de San Lázaro, y debe cantarse así: Calienes, Veliz y El Filtro.

7. Arequipa güenamoza. Marinera arequipeña de Juan Guillermo Carpio Muñoz, quien la canta con el acompañamiento de Lionel Cuadros (guitarra y segunda voz) y Gro-verly Núñez Monar (segunda guitarra). Esta marinera la compuse en Arequipa, en mi casa de Cerro Colorado, el 1 de junio de 1983. La retoqué, para cantarla y grabarla en enero del 2011.

Arequipa güenamoza Rodeada por los desiertos

y en medio de un alfalfar, debajo de un cielo claro y al pie de un alto volcán. Cantada por los chiguancos que güelan sobre el maizal, aromada de eucaliptos,

de cedrón y watacay.

Está mi ciudad querida encaje en blanco sillar que labraron mis agüelos

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Están mis ricos picantes que crearon mis agüelas entre fogones, cazuelas y un dulcísimo cantar,

recitado Pa´nde vais mi güenamoza,

pa´nde te vais a esconder, yo he de ser tu fino amante

de noche y de amanecer. Y esta tierra que es mi tierra

tiene un pueblo colosal que al desierto transformó

en campiña sin igual, Que a la lava convirtió en ciudad monumental, Arequipa güenamoza como tú no hay otra igual.

Aretes de campanarios, enagua de alfalfas tiernas, chaposa como un geranio

joyita de relicario. Enamorada de ensueño de este trejo arequipeño,

dejame bailar contigo, te amo, beso y bendigo.

Enamorada de ensueño de este trejo arequipeño,

dejame bailar contigo, te amo, beso y bendigo,

Apunte de Eduardo Ugarte y Chocano: Juan Guillermo Carpio Muñoz en el festejo de la presentación de su libro El yaraví arequipeño, picantería La Palomino, Yanahuara 1976.

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decía en la época. En ese entonces, como muchos jóvenes de mi generación, tenía ideas socialistas, pues creía, románticamente, que debíamos conseguir un Estado que distribuya la riqueza entre todos para alcanzar la justicia social. Después, aprendí que esa idea es utó-pica, irrealizable y equívoca, porque quienes controlan el Estado y, especialmente quienes lo hacen en nombre del pueblo, los pobres o el proletariado, lo único que hacen es utilizarlo para llenarse los bolsillos de dinero y de privilegios y, lo que es peor y diametralmente opuesto a la justicia social, se convierten en unos tiranos que anulan la libertad, el bien más preciado de la humanidad.

Tiempo después, la noche del 18 de marzo, tal vez del año 1977, en la serenata que le dimos a la señora Josefa Cano (a quien yo llamaba “mamá Josefa”) se la canté. Esa es la versión que usted puede escuchar.

Vengo catatando coplas De mi Cerro Colorado

vengo catatando coplas, tápense ccalas los oidos mi canto no es refinado,

tápense ccalas los oidos mi canto es un canto loncco.

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del obrero en su trabajo, del chacarero en su tierra mi canto no tiene atajo, ni quien le ponga un carajo.

Arequipa del obrero, del chacarero y minero,

de los ccalas y turistas que hasta explotan tu vista

par´eso te hacen nudista. Ay ay ay, chola pinturera tu pasado es blanco, ja jay

roja es tu pollera. (Tu pasado es blanco, ja jay

roja es tu pollera). Arequipa, chola hermosa te han converti´u en museyo

los ccalas que todo el diya explotan al pueblo, feyo, y a ti como a su trofeyo. Pero algún día mi Arequipa

ya no serás blanco ccala, serás un rojo texao junto a una luna plateada.

(Serás un rojo texao junto a una luna plateada).

Sillarcito, sillarcito dime ¿quién te trabajó

Autógrafo de Ariel Ramírez en que repro -duce los primeros compases de su Misa Criolla, porque le conté que como solista yo la canté, cuando el Coro Palestrina la estrenó en Arequipa.

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9. Brindis con Garcí Manuel de Carbajal. Poema costumbrista de Juan Guillermo Car-pio Muñoz, quien lo declama con el acompañamiento de Félix Valdivia Cano (guita-rra). El 13 de agosto de 1990, en mi estudio y casa de Cerro Colorado, queriendo agra-decer a alguien el que exista Arequipa, me imaginé en una picantería estando al frente de Garcí Manuel de Carbajal, y levantando un cogollo de chicha le dije lo siguiente:

¡Salú, con usté, don Garcí Manuel! : He dejau mi lampa a un la´u

y me he quita´u mi huacali, pa´decirle qu´hizo bien

en el diya de l´Asunta del mil quiñentos cuarenta

al jundar al pie del Misti esta ciudá güenamoza, que los loncos, como yo, hemos rodia´u de campiña

con ¡tanta! veneración. ¡Ya no la conocerís...! ¡tan grande que si´a crecí´u! qui hasta nos quiere engullir y no lo hemos de permitir. Pa´esolomeamos, toditos, como si juéramos güeyes, catatando nuestras penas entre las melgas y andenes. Aquí, en este bendito suelo, he nací´u y m´echo hombre, aquí riego mi majuelo, aquí quiero y soy querí´u

por tantismo lajla güeno que vive bajo este cielo. Y... cuando la parca venga

pido m´entierren aquí, que como usté don Garcí, me he de ir, pero dejando las huellas que trabajando de sol a sol puse aquí. ¡Barajo! qu´estoy huarojlla

como tanquita trinando ¡oido! mi Señor Gobernador

pa´ lo que le voy contando: diyas hay que sólo como un puña´o de mote verde y lampeyo con tanta juerza que hasta me quedo temblando,

pero, diyas hay también, que tiro una cana al aire con mi compadre Abelardo,

(20)

Ahi nos fajamos, con gusto, unos cuyes con sus huayllas con llatan, que es un contento.

Y en lo mejor del fandango, cantando con la vihuela, levantamos nuestro vaso con la chicha arequipeña. ...A propósito, oiga´ste...

usté que sí conoció bebida tan rica y treja que nos refresca el toncori, que nos alegra a los machos, a las jóvenes, a los muchachos,

pero también a las viejas,

llenemos este cogollo con el néctar del güiñapo y páguem´i´usté contento porque a pesar de los siglos

hay algo que sigue igual: queremos mucho a Arequipa

y no dejamos de trabajar porque siempre seya linda,

joven, próspera, sin igual, como vosotros quisisteis

el diyajundacional. ¡Salú, por usté, don Garcí Manuel!

10. Picardía de pie a pelo. Marinera de Juan Guillermo Carpio Muñoz, quien la canta (primera voz) con el acompañamiento de Lionel Cuadros (primera guitarra) y Cé-sar Salas Morales (segunda voz) y Gróverly Núñez Monar (segunda guitarra). En 1987, cuando terminé de estudiar los orígenes históricos de la marinera, emociona-do por su origen y salero tan peruanos, compuse esta marinera, en la que pretenemociona-do describir cómo se baila y por qué es tan peruana. Por las razones dichas, no es una marinera arequipeña (más bien su aire y carácter está concebido como el de una marinera norteña).

Picardía de pie a pelo Pañuelo hecho gaviota, pareja que balancea, (bis)

gallito que se alborota, caballo que pajarea. (gallito que se alborota,

(21)

Coqueteo´e chola en celo, gracia de negra cimbreante. (bis)

Picardía de pie a pelo inspírame en este instante.

(22)

Lalo Apaza, Juan Guillermo Carpio Muñoz, Ricardo Gallegos Sanz y Lionel Cuadros del Carpio, haciendo un último ensayo en la sala de grabación.

como blanco crisantemo se prende de mi pañuelo, lo cambio por la guirnalda

que roja adorna tu pelo. (como blanco crisantemo se prende de mi pañuelo, lo cambio por la guirnalda

que roja adorna tu pelo). recitado Zamacueca fue pa´llí

y regresó de chilena, marinera de alhelí: eres alegría en pena. Revoloteando a tu alero descubro que tu cintura (bis)

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como diciendo que no (bis) alzá, palomita el vuelo que aquí va tu cazador (alzá, palomita el vuelo que aquí va tu cazador). La marinera es peruana como el dulce es de la caña

(la marinera es peruana como el dulce es de la caña)

si me he de morir mañana pido me entierren aquí, que donde estamos bailando

nacerá un capulí, si me he de morir mañana

pido me entierren aquí, que donde estamos bailando:

bamboleará un capulí.

11 Madrid, paloma liberada. Vals de Juan Guillermo Carpio Muñoz, quien lo canta con el acompañamiento de Lalo Apaza y Gróverly Núñez Monar (guitarras). Después de Arequipa, Madrid es la ciudad que más quiero. Compuse este vals en Madrid, el domingo 11 de mayo de 1986.

Madrid, paloma liberada Como leño en invierno

como beso en primavera como luz que diluye la tiniebla de la espera entraste en mis retinas

como una mujer que pronto nos embruja

y se hace querer. Después de tantos años

de vivir regimentada te sientes cual paloma

de pronto liberada y subes por los aires trina tu loco empeño

que es canto de sirena para este arequipeño. Madrid, Madrid, Madrid, Madrid: primor de niña que se convierte en hermosura de mujer.

(Madrid, Madrid, Madrid, Madrid: primor de niña que se convierte en hermosura de mujer).

(24)

Bravo Murillo donde viví. Plaza Mayor hermosa. Diálogo en Chamberí. Calle de Malasaña cante, vino y guitarra

La Cibeles conoce mi soledad en Madrid.

Paseo en El Retiro, templo de Euterpe en el Real,

Histrión multiplicado, arte en El Prado y por donde uno va. Viajes en “Mundo Joven”,

en Ledesma el yantar y en Las Ventas corridas

que no podré olvidar. Madrid, Madrid... Tú eres como una niña que se transforma y ruboriza

al descubrir de golpe que puede ser señora y la inocencia pura de tu primera edad se ha hecho la belleza

que en tu talante va. Y ahora que en raudo vuelo me voy y dejo tu tibio lecho,

recorro enloquecido tu piel: fresco barbecho,

(25)

navego en tus arterias, bebo en tu cáliz tierno y te guardo en el pecho

ciudad de mil recuerdos. Madrid, Madrid...

12 Elegía a la muerte de Víctor Jara. Canción de Juan Guillermo Carpio Muñoz, quien la canta y se acompaña con la guitarra. Por las razones ya expuestas al describir la pampeña que aparece en la pista 8 y por mi admiración al cantante Víctor Jara, a quien conocí cuando llegó a Arequipa meses antes de morir cruelmente asesinado en el estadio de Santiago de Chile, compuse esa elegía en el mes de diciembre de 1974. Disculpen que toque tan elementalmente la guitarra.

Elegía a la muerte de Víctor Jara Te fuiste Víctor Jara

como una estrella, la voz de los obreros

es tu voz bella. Te fuiste Víctor Jara

como un cometa que impulsó el viento

fiero de la vileza.

La vileza terrible que a fuego y bala cree matar la causa que tú cantabas. La vileza terrible

que uniformada cree matar la causa

(26)

Ay, ay, ay, ay. Tú recordaste a Amanda,

la de Manuel: que la vida es eterna

en cinco minutos. Tú entregaste a tu pueblo

en noche obscura tu canción que es antorcha

de la esperanza.

Víctor Jara no ha muerto es una guitarra, se convierte en clavel

en cada mañana. Víctor Jara no ha muerto

es una guitarra, se convierte en clavel

en cada mañana. Ay, ay, ay, ay.

13. Chabuca: cuculi. Elegía a la muerte de Chabuca Granda. Canción con aires de yaraví y de marinera de Juan Guillermo Carpio Muñoz, quien la canta con el acompa-ñamiento de Lalo Apaza y Gróverly Núñez Monar (guitarras). Compuse este tema al enterarme de la muerte de Chabuca Granda, el 8 de marzo de 1983.

Chabuca: cuculi

Elegía a la muerte de Chabuca Granda (Aire de yaraví)

Ya no podré escuchar más Tu acento ronco y querido, Que se callen las guitarras Que una cuculi ha partido. Ya no cantará su pico Por llevar ramas de olivo, Pido que doblen campanas Para arrullarla en su nido, Pido que doblen campanas Para arrullarla en su nido. (Aires de vals - marinera)

(27)
(28)

va una niña galopando se va a la edad eterna bajo lluvia de amancaes, lleva guitarra en la grupa y en la brida soledades, va susurrando canciones

cual cuculi enamorada. Va susurrando canciones

cual cuculi enamorada. Ella amó al Perú que teje urdimbre de muchas hebras,

amó a la serrana ingenua que espera a su “Dueño Ausente”,

amó a los negros que ponen su alma en ritmo de cajón,

amó al caballo de paso y al gallito Camarón. Amó al caballo de paso y al gallito “Camarón”.

(Aire de yaraví) Te alejas pronto Chabuca, Te alejas en noche obscura Nos quedará tu fragancia De jazmín y albahaca pura.

Hay penas que nos laceran Y que nunca tendrán cura. Tu canto es la candileja Que alumbra en la noche oscura,

Tu canto es la candileja Que alumbra en la noche oscura.

(Aires de vals - marinera) El río y la alameda y el viejo puente contemplan:

a la “Flor de la Canela”, junto a “Martín y su mula”, van por las gamas de verde del Perú “Bello Durmiente”,

(29)

Parados: Fred Rohner, Juan Guillermo Carpio Muñoz y Rolando Vento, rodean a Víctor Marín. Paseas tu “Fina Estampa”

con ritmo altivo y prudente. Ese puente que la espera

en dulce y quieta tarde entre sus maderos cruje, lanza un suspiro que arde. Se ha ido su amor cantante,

se ha ido su fina amante ni la garúa de junio ha de poder consolarle.

Ni la garúa de junio ha de poder consolarle. (Aire de remate de marinera)

Chabuca tú no te has ido se han ido todas tus penas,

Chabuca tú no te has ido se han ido todas tus penas,

tu música nos amarra con las más dulces cadenas.

Tu música nos amarra con las más dulces cadenas. 14. Amor mío. Vals sentimental

(30)

Amor mío Amor mío regálame esta noche Disfrutemos la miel de nuestros cuerpos,

Beberé de tus labios la ambrosía, Sentirás, de mi ser todo su afecto. Naveguemos en el mar de emociones

Que la vida va abriendo a nuestro encuentro,

Galopemos como un Caballo de Oro Entregándonos todo nuestro enamoro.

Quede atrás el pérfido pasado, Tantas noches con amores inciertos,

Tantos días soñándote despierto, Tan poca agua en el medio del desierto.

Amor mío, amor mío, Luz de mi atardecer A ti mi corazón confío.

(31)

1 Paloma blanca alas de pata piquito de oro no te remontes por esos montes porque yo lloro 7 Si eres paloma si eres cuculí vuelve a tu nido,

los cazadores tiran sus tiros tiros perdidos. 13 Aquí en mi pecho

hay una jaula donde te criaste te viste plumas, alzaste el vuelo y me dejaste. II

RESCATANDO ANTIGUAS CANCIONES DE AREQUIPA. (Anónimas y de autores)

15 Paloma Blanca. Yaraví arequipeño anónimo, recopilado y cantado por Juan Guillermo Carpio Muñoz. Con Lalo Apaza (guitarra y segunda voz).

Paloma blanca

16 El diablo más viejo. Antigua pampeña anónima que hoy nadie conoce, recopilada por Juan Guillermo Carpio Muñoz, quien la canta con el acompañamiento de la estu-diantina Amistad Arequipa: Martín Mamani (primera mandolina), Renildo Gutiérrez (segunda mandolina) y Augusto Ocharán (guitarra).

EL DIABLO MÁS VIEJO En la torre de mis gustos

en lo más alto me vi. Los cimientos fueron falsos:

otro subió yo caí. Yo soy el diablo más viejo,

el de las orejas gachas, el de las orejas gachas, que de los infiernos vengo

(32)

Ahí te he trai´u el mondongo que me mandasteis comprar, que me mandasteis comprar dime dónde te lo pongo toditito este mondongo que me mandasteis comprar,

y si no lo recibís en la puerta te lo pongo,

toditito este mondongo que me mandasteis comprar.

En la punta de aquel cerro hay un puñal escondido, hay un puñal escondido, para matar a mi amiga si no se casa conmigo. En la punta de aquel cerro

hay un lago cristalino, hay un lago cristalino, a´nde cantan los jilgueros

la vida de los solteros. Ahí te he trai´u el mondongo que me mandasteis comprar, que me mandasteis comprar dime dónde te lo pongo toditito este mondongo que me mandasteis comprar,

(33)

17. ¿Con que al fin, tirano dueño…? Yaraví arequipeño de Mariano Melgar Valdivieso, que hoy nadie conoce, recopilado por Daniel Alomía Robles y Juan Guillermo Carpio Muñoz. Cantan: Juan Guillermo Carpio Muñoz (primera voz) y Ricardo Gallegos Sanz (segunda voz), con la guitarra de Lionel Cuadros del Carpio. Solo se cantan las estrofas 1, 4 y 5.

¿CON QUE AL FIN, TIRANO DUEÑO Con que al fin, tirano dueño, tanto amor, clamores tantos,

tantas fatigas, no han conseguido en tu pecho más premio que un duro golpe

de tiranía. Tú me intimas que no te ame,

diciendo que no me quieres, ¡ay vida mía! Y que esta ley tan tirana tenga de observar, perdiendo

mi triste vida. Yo procuraré olvidarte,

y moriré bajo el yugo de mis desdichas; pero no por eso juzgues

deje de hacerte sentir mis justas iras. Muerto yo, tú llorarás el yerro de haber perdido

(34)

este mísero viviente que hoy tiranizas. A todas horas mi sombra

llenará de mil horrores tu fantasía; y acabará con tus gustos

el melancólico espectro de mis cenizas.

18. Aceitunas he comido. Huayño anónimo, que hoy nadie conoce, recopilado por Juan Guillermo Carpio Muñoz. Intérpretes: Juan Guillermo Carpio Muñoz (canta), Martín Mamani (primera mandolina), Renildo Gutiérrez (segunda mandolina) y Augusto Ocha-rán (guitarra).

Aceitunas he comido Aceitunas he comido, las pepitas he botado. Mi cholita no me quiere otro amor se habrá buscado.

Cholita vamos al Cuzco, allá la vida es barata: cinco naranjas por medio

y una cuzqueña de yapa. Si eres casada: con tu marido, si eres soltera: vente conmigo, cholita flor de canela,

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prima hermana con la luna, lucero de la mañana. Cholita vamos al Cuzco,

allá la vida es barata: cinco naranjas por medio

y una cuzqueña de yapa.

19. ¡Ay, amor dulce veneno! Yaraví arequipeño de Mariano Melgar Valdivieso, que hoy nadie conoce, recopilado por Juan Guillermo Carpio Muñoz. Intérpretes: Juan Gui-llermo Carpio Muñoz (primera voz) y Lalo Apaza (segunda voz, primera y segunda guitarra).

¡Ay, amor! dulce veneno

(Ay, amor)

1 ¡Ay amor!, dulce veneno ¡ay tema de mi delirio! Solicitado martirio y de todos males lleno. 5 ¡Ay amor! lleno de insultos,

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13 ¡Ay amor! glorioso infierno y de infernales injurias león de celosas furias, disfrazado de cordero. 17 ¡Ay amor! pero ¿qué digo,

que conociendo quién eres abandonando placeres, soy yo, quien a ti te sigo?

20. Sin ver tus ojos. Yaraví arequipeño de Mariano Melgar Valdivieso, que hoy nadie co-noce, recopilado por Daniel Alomía Robles y Juan Guillermo Carpio Muñoz. Cantan: Juan Guillermo Carpio Muñoz (primera voz) y Ricardo Gallegos Sanz (segunda voz), con la guitarra de Lionel Cuadros del Carpio. Solo se cantan las tres primeras estrofas.

SIN VER TUS OJOS Sin ver tus ojos mandas que viva

mi pecho triste; pero el no verte y tener vida es imposible. Las largas horas

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El sol me envía para alegrarme luz apacible; mas si no trae tu imagen bella, ¿de qué me sirve?

En mi retiro aguardo solo hasta que viste

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Mientras los astros van silenciosos al mar, a hundirse,

yo revolviendo estoy las penas que el pecho oprimen.

En mi desvelo, mi amor y pena

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(42)

suelo decirte; pero estás lejos, no oyes mi llanto,

ni por mí gimes. Por largas horas mi amarga queja mi alma repite, hasta que el Cielo

para mal mío de luz se viste.

Entonces veo ser todavía más infelice, porque el desahogo que me da el llanto la luz me impide.

¡Ay! Así vivo dando a mi pena

giros terribles; y así muriera si eterna fuese la ausencia triste.

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19. Por las mujeres pierdo la vida. Pampeña anónima que hoy nadie conoce, recopilada por Juan Guillermo Carpio Muñoz, quien la canta (primera voz) con el acompañamien-to de la estudiantina Amistad Arequipa: Martín Mamani (primera mandolina), Renildo Gutiérrez (segunda mandolina) y Augusto Ocharán (guitarra y canta, segunda voz).

Por las mujeres pierdo la vida Por las mujeres pierdo la vida, por las mujeres me he de morir. Por las mujeres pierdo la vida, por las mujeres me he de morir, por una linda socabayina que no me supo corresponder,

por una linda socabayina que no me supo corresponder. Paucarpatina la flor de mayo, socabayina la flor de abril, Paucarpatina la flor de mayo,

socabayina la flor de abril, las socabayas son tan celosas

como las hojas del perejil, las socabayas son tan celosas

como las hojas del perejil. Cómete la papa y déjame el cui, cómete la papa y déjame el cui,

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y dices que no. Huaray que sí, huaray que no, estando con ganas

me decís que no.

20. Un pajarillo cautivo. Yaraví arequipeño anónimo. Cantan: Melbin Alarcón (primera voz) y Juan Guillermo Carpio Muñoz (segunda voz), con la guitarra de Félix Valdivia Cano.

Un pajarillo cautivo (Un pajarillo) 1 Un pajarillo cautivo

se halla sin poder volar; pobre de aquel pajarillo cautivo y sin libertad. 5 Las tíjeras del amor

le han cercenado las plumas y sin dejarle ninguna todo el vuelo le han quitado y al ver su vuelo perdido donde consuelo no encuentra, con razón, pues se lamenta UN PAJARILLO CAUTIVO 13 Ya no sacude las alas

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pobre de aquel pajarillo SE HALLA SIN PODER VOLAR 21 Al asomar la aurora

con sus luces admirables, comienzan todas las aves a cantar en esa hora, sólo el que está preso llora, con el peso de los grillos sirviéndole de martirios pobre de aquel pajarillo. 29 Al fin su mala suerte

larga un suspiro y se queja al hallarse entre la reja hasta que venga la muerte, nadie su pesar advierte, ni le puede remediar, porque hasta el fin ha de estar CAUTIVO Y SIN LIBERTAD.

21. Contigo me quedaré, palomita. Yaraví arequipeño anónimo, recopilado por Juan Guillermo Carpio Muñoz. Intérpretes: Juan Guillermo Carpio Muñoz (primera voz) y Lalo Apaza (segunda voz, primera y segunda guitarra).

Contigo me quedaré, palomita (La promesa) Contigo me quedaré

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si me voy me perderé te prometo, ¡Ay de no olvidarte

con el tiempo! ¡Ay no sé qué tengo, ¿qué me has hecho? me has robado el alma

de mi pecho. Ya la noche está silencia

palomita, si me voy me perderé

te prometo, ¡Ay! de no olvidarte

con el tiempo ¡Ay! no sé qué tengo,

¿qué me has hecho? robaste la calma

de mi pecho. Los caminos me han trancado

palomita, por separarme de ti

te prometo ¡Ay de no olvidarte

con el tiempo! ¡Ay no sé qué tengo, ¿qué me has hecho? me has robado el alma

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palomita, quitarme la vida ay sí

te prometo ¡Ay! de no olvidarte

con el tiempo ¡Ay! no sé qué tengo,

¿qué me has hecho? robaste la calma

de mi pecho.

22. Si dos con el alma + ¿Por qué sensible, señor, me hiciste? Yaravíes arequipeños anónimos (en tránsito a convertirse en valses o pasillos primitivos), que hoy nadie conoce, recopilados por Juan Guillermo Carpio Muñoz. Se canta solo una parte de sus letras (vea las letras completas, que se cantan con la misma música, en mi libro El pendón musical de Arequipa, de próxima aparición). Cantan: Juan Guillermo Carpio Muñoz (Primera voz) y Ricardo Gallegos Sanz (Segunda voz) con el acompañamiento de Lalo Apaza (Primera guitarra) y Lionel Cuadros (Segunda guitarra). Que conste que el yaraví arequipeño Si dos con el alma, es anónimo en su música y género, pero no en la letra, que pertenece a un poema de la poetisa española Carolina Coronado, fechado en Cádiz 1847 y publicado según Darío Mejía en su libro: “Poesías de la señorita Doña Carolina Coronado”, que data del año 1852, con el título de: “¡No hay nada más triste que el último adiós!” (Leer más información al respecto en mi libro El pendón musical de Arequipa, de próxima aparición).

23. Independencia. Vals de Jorge Azpilcueta y Elard Zavalaga. Cantan: Juan Guillermo Carpio Muñoz (primera voz) y César Salas Morales (segunda voz), con el acompaña-miento de la guitarra de Lionel Cuadros del Carpio.

Independencia ¡Oh, querido colegio de los mil y un recuerdos!

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con toda la alegría de un sincero corazón. Oh querido amigo viejo tú que fuiste mi colegio siempre te recordaré

con emoción. Oh querido amigo viejo tú que fuiste mi colegio siempre te recordaré

con emoción. En tus aulas se forjaron grandes hombres

y salieron (1) promociones del más puro ideal. Ya fuera de tus muros

añoro aquellos días que (2) orgulloso decía:

independiente soy (3) de corazón. Ya fuera de tus muros

añoro aquellos días que (2) orgulloso decía:

independiente soy (3) de corazón. Y con estas melodías se conmueve mi existir,

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se conmueve mi existir, y cantando he de sufrir porque al evocarte lloro Oh colegio de mi amor. (1) Brotaron, en lugar de: salieron. (2) Qué (de admiración), en lugar de: que.

(3) Independiente soy, en lugar de: independiente soy de corazón.

24. Al pasar por un cachachi. ¿Canción? ¿Pasacalle? ¿Yaraví? anónimo, que hoy nadie conoce, recopilado por Juan Guillermo Carpio Muñoz. Intérpretes: Juan Guillermo Carpio Muñoz (canta, primera voz), Lionel Cuadros del Carpio (primera guitarra y canta segunda voz), Rosa Arenas Pérez (mandolina), Stephani Arenas Pérez (Laúd), Gróverly Núñez Monar (segunda guitarra). Dejando de lado los yaravíes arequipeños, esta hermosa canción tiene el valor de ser la más antigua de cuantas he podido recopi-lar. De compositor anónimo, no puedo precisar de qué género es, tal vez se trate de un antiguo pasacalle.

Al pasar por un cachachi

(Recitado) Le ponís al burro una carona y le hacís una sencapa y váis a dejar este costal de harina al amasijo de mi compadre Feliberto ¡cuidau que te pongáis a liglichar!

Al pasar por un cachachi me tocpí con un tocolo me tocpí con un tocolo, y la sangre me chacllaba

pareciba carambano, pareciba carambano. ¿Qué estarís haciendo cielo

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Mientras yo dormir no puedo por estar pensando en ti, por estar pensando en ti. Te dejo libre, libre te dejo,

¡goza de tu libertad! acciones borran pasiones ¿por qué me has pagado mal? ¿por qué me has pagado mal?

Una tarde yo paseaba por la calle de Acequia Alta, por la calle de Acequia Alta, me enamoré de una Chávez flor de harina, panadera, flor de harina, panadera.

Me ha cerniu el corazón con la ceisuna de amor, con la ceisuna de amor, ñatita, flor de amapola, ramita del ruiseñor, ramita del ruiseñor. Si porque te quise tanto ¡acaso ha sido un delito! ¡acaso ha sido un delito! Mándame pues a la cárcel,

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25. Dos amigos una tarde. Yaraví arequipeño anónimo, recopilado por Juan Guillermo Carpio Muñoz. Intérpretes: Juan Guillermo Carpio Muñoz (primera voz) y Lalo Apaza (segunda voz, primera y segunda guitarra).

26. El cardosanto. Pampeña anónima. Cantan: Melbin Alarcón y Juan Guillermo Car-pio Muñoz; con el acompañamiento de guitarra de Félix Valdivia Cano. Del docu-mental de TV: ¡Viva Arequipa!

27. Trigueña de mis amores (Trigueña). Yaraví arequipeño anónimo, recopilado por Juan Guillermo Carpio Muñoz. Cantan: Juan Guillermo Carpio Muñoz (Primera voz) y Ricardo Gallegos Sanz (Segunda voz) con el acompañamiento de Lalo Apaza (Primera guitarra) y Lionel Cuadros (Segunda guitarra).

28. Un pajarillo cantaba por las mañanas serenas (¿Por qué con tanto rigor?). Yaraví arequipeño anónimo, que hoy nadie conoce, recopilado por Juan Guillermo Carpio Muñoz. Se canta solo una parte de su letra (vea la letra completa, que se canta con la misma música, en mi libro El pendón musical de Arequipa, de próxima aparición). Cantan: Juan Guillermo Carpio Muñoz (Primera voz) y Ricardo Gallegos Sanz (Se-gunda voz) con el acompañamiento de Lalo Apaza (Primera guitarra) y Lionel Cuadros del Carpio (Segunda guitarra).

29. Natividad del alma. Marinera arequipeña anónima, recopilada por Benigno Ballón Farfán y Juan Guillermo Carpio Muñoz. Intérpretes: Juan Guillermo Carpio Muñoz (canta, primera voz), Julio César Salas Morales (canta, segunda voz), Lionel Cuadros del Carpio (primera guitarra) y Gróverly Núñez Monar (segunda guitarra).

30. Ya me voy a una tierra lejana. (La partida). Yaraví arequipeño anónimo. Cantan: Melbin Alarcón y Juan Guillermo Carpio Muñoz; con el acompañamiento de guitarra de Félix Valdivia Cano. Del documental de TV: ¡Viva Arequipa!

31. Sufriendo estoy. Vals de Benigno Ballón Farfán. Cantan: Melbin Alarcón y Juan Gui-llermo Carpio Muñoz; con el acompañamiento de guitarra de Félix Valdivia Cano. Del documental de TV: ¡Viva Arequipa!

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de sus letras (vea las letras completas, que se cantan con la misma música, en mi libro El pendón musical de Arequipa, de próxima aparición). Intérpretes: Juan Guillermo Carpio Muñoz (primera voz) y Lalo Apaza (segunda voz, primera y segunda guitarra). 33. Sois linda, sois bella. Marinera arequipeña anónima, que hoy nadie conoce, recopilada por Juan Guillermo Carpio Muñoz. Intérpretes: Juan Guillermo Carpio Muñoz (canta, primera voz), Julio César Salas Morales (canta, segunda voz), Lionel Cuadros del Car-pio (primera guitarra) y Groverly Núñez Monar (segunda guitarra).

34. Con un mentiroso engaño + hoy nos toca separarnos + ya no te han de ver mis ojos. Popurrí de tres yaravíes arequipeños anónimos, que hoy nadie conoce, recopila-dos por Juan Guillermo Carpio Muñoz. (Vea las letras completas, que se cantan con la misma música, en mi libro El pendón musical de Arequipa, de próxima aparición). Intérpretes: Juan Guillermo Carpio Muñoz (primera voz) y Lalo Apaza (segunda voz, primera y segunda guitarra).

35. Dos palomitas volaron. Pasacalle arequipeño anónimo, que hoy nadie conoce, recopilado por Juan Guillermo Carpio Muñoz. Intérpretes: Rosa Arenas Pérez (mandolina), Stephani Arenas Pérez (Laúd), Juan Guillermo Carpio Muñoz (canta, primera voz), Lionel Cuadros del Carpio (primera guitarra y canta segunda voz), Groverly Núñez Monar (segunda guita- Núñez Monar (segunda guita-Monar (segunda guita-rra).

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Pampa tendida, frío, arenales Pampa tendida, frío, arenales

todo cubierto de vicuñales, Pampa tendida, frío, arenales

todo cubierto de vicuñales, allí comienza y allí termina, allí fallece mi corazón, allí comienza y allí termina,

allí fallece mi corazón. A lo lejos se divisa al volcán Misti solito y triste,

A lo lejos se divisa al volcán Misti solito y triste, abandonado como un amante acongojado, solito y triste, abandonado como un amante

acongojado, solito y triste. Vicuñita, taruquita,

la cinta morada no pierde el color. Vicuñita, taruquita,

la cinta morada no pierde el color.

Verás que sí, verás que no, la cinta morada no pierde el color.

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la cinta morada no pierde el color. Si tú supieras mi dolor correspondieras a mi amor,

Si tú supieras mi dolor correspondieras a mi amor,

tú bien sabes que sin ti la vida es nada para mí, tú bien sabes que sin ti la vida es nada para mí. No solo el que hace una muerte

lleva cadenas arrastrando, No solo el que hace una muerte

lleva cadenas arrastrando, también la lleva todo pobre que por el mundo va rodando,

también la lleva todo pobre que por el mundo va rodando.

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III

PROSAS POÉTICAS DE JUAN GUILLERMO CARPIO MUÑOZ

39. ELOGIO DE AREQUIPA. Prosa poética de Juan Guillermo Carpio Muñoz, leída por su autor.

40. ELOGIO AL SILLAR. Prosa poética de Juan Guillermo Carpio Muñoz, leída por su autor.

41. ELOGIO AL RÍO CHILI. Prosa poética de Juan Guillermo Carpio Muñoz, leída por su autor.

42. ELOGIO AL YARAVÍ AREQUIPEÑO. Prosa poética de Juan Guillermo Carpio Muñoz, leída por su autor.

43. ELOGIO AL CAMARÓN. Prosa poética de Juan Guillermo Carpio Muñoz, leída por su autor.

44. ELOGIO AL TORO DE PELEA. Prosa poética de Juan Guillermo Carpio Muñoz, leída por su autor.

45. ELOGIO AL ROCOTO. Prosa poética de Juan Guillermo Carpio Muñoz, leída por su autor.

46. ELOGIO A LA PICANTERÍA. Prosa poética de Juan Guillermo Carpio Muñoz, leí-da por su autor.

47. ELOGIO AL TUTURUTU. Prosa poética de Juan Guillermo Carpio Muñoz, leída por su autor.

48. ELOGIO A LOS VOLCANES, CERROS Y NEVADOS QUE CIRCUNDAN A AREQUIPA. Prosa poética de Juan Guillermo Carpio Muñoz, leída por su autor. 49. ELOGIO AL PUERTO QUE FUE. Prosa poética de Juan Guillermo Carpio Muñoz,

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50. ELOGIO A LA CEBOLLA. Prosa poética de Juan Guillermo Carpio Muñoz, leída por su autor.

51. ELOGIO A LA ALFALFA. Prosa poética de Juan Guillermo Carpio Muñoz, leída por su autor.

52. ELOGIO AL LIBRO. Prosa poética de Juan Guillermo Carpio Muñoz, leída por su autor.

53. ELOGIO AL EMOLIENTE. Prosa poética de Juan Guillermo Carpio Muñoz, leída por su autor.

54. ELOGIO AL VALS PERUANO. Prosa poética de Juan Guillermo Carpio Muñoz, leída por su autor.

53. DISCURSO DE ORDEN POR EL 472 ANIVERSARIO DE AREQUIPA. Pronun-ciado por Juan Guillermo Carpio Muñoz. Teatro Municipal, 10 de agosto del 2012.

MOVIENDO MIS CONCHOS CANOROS 23 Anécdotas biográficas de un aficionado al canto

1 Estoy seguro que yo aprendí a cantar desde que estuve en la barriga de mi mamá. Me explico. A mi mamá le gustaba cantar mientras hacía sus cosas y me contó que mientras estuvo embarazada cantaba mucho. Mi madre tenía una voz de soprano muy alta y agradable. Mi abuelo materno, Pascual Muñoz Gómez también cantaba, mis tíos Fer-nando y Mario también cantan con propiedad. Todas las reuniones festivas de la casa de mi abuelo se remataban con los cantos de mis familiares, generalmente yaravíes, valses, rancheras y boleros.

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interminablemente y con tal insistencia, que no atendía las súplicas de ella ni, después, sus órdenes de que me callara; incluso seguía cantando a pesar que recibía los almoha-donazos, que ella me daba desesperada por seguir durmiendo.

3 “Juegos, canciones, dichos y otros entretenimientos de los niños recogidos en la ciu-dad de Arequipa” de Miguel Ángel Ugarte y Chamorro, fue el segundo libro de mi vida (puede ver su carátula en ilustración cercana). Me lo compró mi padre, Oscar Carpio Arias, a propuesta de mi mamá, cuando yo tenía cinco años de edad (1950) y hoy en el 2013, sesenta y tres años después, todavía lo tengo, gracias a que mi hermana Martha lo conservó muchos años, entiendo que siendo mi menor el libro pasó a sus dominios. Sirvió a mis padres para estimularme a que aprendiera a leer, ¡vaya estímulo! Aprendí a leer y con la música de esas canciones que me enseñó mi mamá, cantaba con cancionero en mano desde que tuve seis años de edad. 4 Me gustó tanto ese libro y cancionero infantil que, como usted puede ver en la carátula

interior (que se reproduce en otra página de este folleto), cometí el estropicio de tachar los nombres de los colaboradores de su autor: José Luis García y Alejandro Koseleff, y escribí mi nombre encima.

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fue cantante profesional en una serie de acontecimientos religiosos e integró el Coro Municipal. El Segundo Puesto se lo ganó Rubén Díaz Delgado cantando valses perua-nos con una dulzura incomparable, de mayor Rubén fue destacado músico profesional y popular, profesor de música y tuvo una orquesta propia que, si me recuerdo bien, se llamó Los Palitos. El Tercer Puesto fue para un niño apellidado Ortiz que cantó tam-bién rancheras mexicanas con mucha calidad, años después me reencontré con Ortiz cuando estudiábamos, en distintos grados, en el Colegio Independencia y, desde enton-ces no he vuelto a saber de él. El Cuarto Puesto me lo dieron a mí. Con Nora Ladrón de Guevara y especialmente con Rubén Díaz Delgado nos unió una gran amistad, hasta que lastimosamente ellos fallecieron. Con Rubén nos alternábamos para cantar en las actuaciones escolares del Colegio Independencia; me recuerdo que en esos años eran sus éxitos el bolero Sabor a mí y el vals Dos años de Mario Cavagnaro.

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una cinta amarilla. Lo mejor de toda mi indumentaria para cantar eran mis dos pistolas de cebas que en sus respectivas cartucheras colgaban de mi correa. Hasta ahora se sobresalta mi corazón cuando me acuerdo cómo canté aquella tarde – noche. Canté primero Juan Charrasqueado (que el título de la ranchera lleve mi nombre era motivo de orgullo pero, como entonces no sabía su significado, pensé que el estrambótico adjetivo de charrasqueado, tenía algo que ver con churrasco, se nota que comeloncito he sido desde guagüito; hoy sé que charrasqueado llaman en México a la persona que tiene una cicatriz por herida producida con arma blanca). Volvamos a mi actuación, un momento culminante fue cuando saqué mis pistolas, las levante dirigiéndolas al techo y disparé haciendo sonar las cebas percutidas y sorprendiendo a mi auditorio, mientras cantaba esa parte de Juan charrasqueado que dice: “No tuvo tiempo de montar en su caballo / pistola en mano se le echaron de a montón / estoy borracho, les gritaba, y soy buen gallo, / cuando una bala atravesó su corazón”. Pero mi actuación llegó a su clímax, cuando dos o tres números después canté Tú y las nubes. Los presentes no supieron qué intensa emoción yo vivía, al intuir que María Elena sintonizaba emocio-nalmente conmigo, cuando yo le cantaba: “Tú y las nubes me traen muy loco, / tú y las nubes me van a matar. / Yo pa´ rriba volteo muy poco, / tú pa´bajo no sabes mirar”. ¿Dónde estará “mi” María Elena, a la que no veo desde que le canté hace sesenta años? 7 En la Escuela Normal Urbana, bendita escuela, yo estudié la primaria. Cuando uno de

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la Madre el bolero Corazón de Dios; décadas después me enteré que el Valenzuela de mi primaria, al que no veo desde entonces, es hermano mayor de mis amigos Martha, Enrique y Cecilia Valenzuela, con los que todavía me veo de vez en cuando y hasta cantamos juntos).

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9 Justamente, después de una misa (cantada por mí) en la capilla de la Clínica San Juan de Dios, se me acercó un señor, canoso y de imponente figura, me felicitó, y me invitó a cantar, bajo su dirección, con otros niños y mayores en la procesión del Santo Sepulcro de la ciudad. El señor era nada menos que el maestro de capilla del templo de Santo Domingo, se llamaba Manuel Moscoso Vargas, que como tenía un hijo casado que vi-vía en la vecindad había asistido circunstancialmente a esa misa. Es así como, después de ensayar con el maestro Moscoso, una noche de Viernes Santo canté los tradicionales misereres arequipeños, en castellano y latín, en la solemne procesión del Santo Sepul-cro de Santo Domingo, en todo el recorrido procesional, integrando un coro de ocasión con dos o tres niños más, unos cinco cantores adultos, y con el acompañamiento de violines, viola, clarinete y tal vez un saxofón (no recuerdo bien). Tres años acompañé como cantor esta procesión tradicional.

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de baile, rápidos o lentos, mis decisiones de mataperro. Otra cosa muy disputada con mis primos era el de hacer de acólitos en la procesión de las tardes de esos domingos de fiesta. El señor cura nos daba las túnicas respectivas y la cruz alta, campanillas o los candelabros metálicos que llevaban los acólitos encabezando la procesión. Son inolvi-dables las caras que ponían nuestros padres y tíos cuando se acercaban, ya mareados, a la procesión vespertina y nos identificaban como angelitos, digo como acólitos de la procesión (sabiendo que éramos diablillos).

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es-colar pidió a los alumnos de mi aula que digan quienes podían recitar o cantar. Algunos compañeros de la Escuela Normal, que estaban en mi misma aula de la I, le dijeron al profesor, señalándome: él sabe cantar. Me anotó el profesor y, llegada la actuación, canté por primera vez en el Patio de Honor del Glorioso ante todo el alumnado y pro-fesorado. Me recuerdo que canté una canción española que aprendí en la Clínica San Juan de Dios: Tani, ay, Tani, mi Tani. Días después, un profesor no sé de qué materia, al entrar a la clase me reconoció y como recordaba mi aflautada voz blanca, me preguntó en voz alta: ¿Tú eres el que cantó esa canción española en la actuación? Sí, le respondí. Entonces el profe, ante la expectativa de todos los alumnos, me felicitó y dijo: muy bien muchacho, cantas igual a Lola

Flores. Mis compañeros largaron una sonora carcajada, burlándose de mí, a mí me dio roche (como dicen los mu-chachos de hoy) y, desde ese día, en el Glorioso, me apodaron: Lola Flores o, simplemente Lola. Y todo, por gustar-me cantar.

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huayños, marineras y pampeñas. Infaltablemente, todas las veces cantábamos el vals Independencia: “Oh, querido colegio / de los mil un recuerdos / te canto en este día, / con toda la alegría de un sincero corazón. / Oh querido, amigo viejo, / tú que fuiste mi colegio…”. Extraordinariamente, cuando estábamos en quinto de media (somos de la Promoción 1961), un profesor nos “contrató”, invitó, para cantar en un cumpleaños de uno de sus familiares. Me recuerdo que fue en Sachaca. En esa fiesta que amenizamos, me recuerdo que nuestro éxito más sonado fue el inmortal vals de don Benigno Ballón Farfán: Sufriendo estoy.

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y terraza en que se jaraneaban los mayores y, con mis primos y amigos jóvenes, ya en la ca-lle, me convertí en el rey de nuestra particular “jarana” y, con las propinas, compré para todos golosinas y gaseosas. 14 El año que entré a la U, 1962,

me admitieron en el Coro Pa-lestrina que se fundó en 1959. Entonces el coro ensayaba en una casona de la calle de Santa Catalina que pertenecía a la familia Meneses Díaz y que, hoy en día, es el local de la Federación Departamental de Trabajadores de Arequipa (FDTA). En el Coro Palestrina hice muchos de mis mejores amigos y amigas. Cantando juntos se hace una amistad en-trañable. Hasta ahora soy muy amigo de Bernardo García Iz-quierdo (mi Maestro de música

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Sándor Fernán Zegarra (+), Julio Cáceres Escobar (+), Pepe Gómez, Jorge Lira Torres, Ángel Lucioni Ibárcena, Coco y Leo Zuzunaga, Enrique Alcázar Arévalo (+), Helen O´Connor, Martha Guerra, Mecha y Lily Urízar, Carmen Veramendi, Marita Cáceres, Corbacho, Ernesto Ladrón de Guevara, Ernesto Castelo, etc., etc. Cuando desapareció el Coro Palestrina, canté también en los coros: Gaudeamus, Euterpe (en Lima), Ars Viva (Coro del Instituto Peruano Alemán).

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del Coro Palestrina: El Pajarillo Errante; pero nunca se cumplió mi deseo, porque Danilo Valencia y Ángel Lucioni lo hacían mejor.

16 Cuando entré al Coro Palestrina, gentilmente Bernardo García Izquierdo se convirtió en mi maestro de música académica. Las tardes de todos los sábados, antes de los ensayos del coro que eran por las noches, me invitaba a su casa (que era también casa de sus padres, los españoles José Luis García Beytia y Marujita Izquierdo de García) y me hacía escuchar obras de Mozart, Beethoven, Monteverdi, Palestrina, Orff, Handel, Haydn, Schubert, Liszt, Ginastera, y tantos otros. Lo bueno estaba en que, además de escuchar, grabábamos esa música, en una pequeña grabadora de cintas, marca Natio-nal, que yo me compré con mis propinas de becario en la universidad en que estudiaba; y que, de sábado a sábado yo escuchaba en mi casa. Mientras nosotros escuchábamos y grabábamos música los sábados por la tarde, en una habitación contigua los padres de Bernardo y sus amigos, jugaban al póquer. Algunas veces en que faltaba un jugador, yo lo suplía en ese simpático cenáculo de jugadores de póquer. Con Bernardo aprendí a gozar y a entender la música académica, por eso empecé a llamarle Maestro en esa época, denominación con la que hasta la fecha lo trato, con gratitud y afecto. 17 Entre 1965 y 1973, aproximadamente, algunos integrantes del Coro Palestrina y

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que teníamos en discos o cintas y las poníamos a disposición de todos. De esta ma-nera repasamos buena parte de la historia de la música occidental y aprendimos y nos divertimos mucho. Después de las disertaciones (que se hacían rotativamente en las casas de los integrantes) escuchábamos más música, charlábamos sobre temas libres y bebíamos algunos copetines. No está demás señalar que Jorge Emmel Ayrer tuvo la devoción y gentileza, por muchos años, de invitarnos a su casa (en la calle Jerusalén de Yanahuara) las tardes de los viernes santos a escuchar algunas de las pasiones de Juan Sebastián Bach. Para el efecto, Jorge se daba el trabajo de traducirnos del alemán el texto de la pasión que escucharíamos y lo imprimía en mimeógrafo; además, claro está, de atendernos con una elegancia y distinción remarcables.

18 No es que cante muy bien, pero tampoco lo hago mal. Lo importante es que, algo de lo que más me gusta en la vida, es cantar y que puedo hacerlo hasta en momentos ino-pinados y sorprendentes. Cada que puedo, especialmente cuando no estoy trabajando y no hay personas cerca mío, canto, canto y no dejo de cantar. Por ejemplo, cantaba mucho cuando me tocaba cuidar a mis hijos y ellos estaban chiquitos; en mis visitas a los monumentos arquitectónicos y museos históricos en el Perú y países extranjeros, por supuesto que cuando en uno de sus ambientes no hay otras personas, me pongo a cantar alguna canción apropiada al lugar; cuando camino por las chacras de la campiña arequipeña, lo hago cantando, solo lo hago en silencio cuando camino en las riberas del río Chili, para escuchar el canto del río; cuando diariamente nado en la piscina temperada del Inter, nado cantando, siempre que no naden cerca de mí personas desco-nocidas (algunos conocidos saben y toleran que cante, más de uno hasta me lo exige); en los últimos tiempos, para escándalo de mi hija Lucía, se me ha dado en cantar en algunos pasajes de mis discursos y entrevistas; incluso, aunque parezca raro, de vez en cuando me sueño cantando y más de una vez me ha despertado el sonido de lo que canto mientras estoy dormido.

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Fer-nando Valderrama, Aedo Guzmán, Gróverly Núñez Monar (estupendos guitarristas); Miguel Azpilcueta (primera voz del dúo de los hermanos Azpilcueta); Oscar Revilla, valioso acordeonista; Juan Carlos Abarca (constructor de guitarras y otros instrumen-tos); y una serie de amigos conocedores y aficionados a la música popular: Rigavi Gamarra, Macedo Raa, y otros. Nos reunimos para hacer música y confraternizar, es-pecialmente celebrando el cumpleaños de algunos de nosotros. En nuestras reuniones se forman, espontáneamente, dúos, tríos, cuartetos. Algunos de los integrantes saben tocar dos o más instrumentos. En nuestros encuentros se suceden, como por encanto, valses, foxes, boleros, huayños, pampeñas, yaravíes, tangos, milongas, taquiraris, ma-rineras, pasillos (en la mayoría de casos en versiones instrumentales y añejas, muy de vez en cuando, salpicadas por cantos de Miguel o míos).

20 Juan Carlos Abarca, hijo de mi compadre Nicanor (que fue notable charanguista y mandolinista) y, por tanto, hijo y nieto de músicos y constructores de instrumentos de cuerda, es el dueño y gerente de la Casa Abarca. Junto a su mamá, hermanos, esposa e hijos, Juan Carlos Abarca mantiene una devoción muy linda para celebrar a Arequipa. Reciben en su tienda, de la Casa Abarca de la segunda cuadra de la calle de Puente Bolognesi, a todos los músicos que deseen ir, la noche del 14 de agosto de cada año y, todos, damos una serenata de rompe y raja a nuestra amada ciudad. Esas noches el local de la tienda queda chico para tantos músicos. La serenata la damos con las puertas abiertas al público que se arracima en la calle. La mamá y la esposa de Juan Carlos nos dan de comer criollas delicias preparadas por sus manos. Este grupo de músicos de las bellas serenatas informales, es casi el mismo de La Montañita. Algunas otras tiendas de instrumentos musicales de la calle indicada, están siguiendo el buen ejemplo de la Casa Abarca en las noches del 14 de agosto.

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calidez de su voz hacen de Freddy Castillo Neira el alma de este grupo.

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