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Ciencias Sociales, Epistemología y Ciencias de la Comunicación- UNSL

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(1)

La denominada tradición aristotélica1 sostiene que el objetivo de las ciencias sociales es

radicalmente diferente del de las ciencias naturales en virtud de las diferencias ontológicas de sus

objetos y por lo tanto, las primeras no necesariamente deben seguir las pautas metodológicas ni los

patrones de cientificidad de las segundas.

Desde esta perspectiva se postula como misión para los estudios humanísticos y sociales la

comprensión o interpretación de los hechos sociales, porque éstos, al igual que la conducta humana, no

son fenómenos reproducibles y predecibles, por tanto, no son susceptibles de ser sometidos

observación y experimentación para formular leyes sobre la base de la generalización inductiva.

Esta área de las ciencias no certifica pues su rigurosidad ni su cientificidad por la apelación a la

confiabilidad y unicidad del método, tal como postula el positivismoo tradición galileanaa través del

monismo metodológico, y debe autojustificar constantemente la legitimidad y la cientificidad de sus

teorías.

Con este fin, cada teoría social explicita no sólo una perspectiva sobre el objeto, sino también

un modo de entender el conocimiento científico sobre lo social; construyendo unos principios

epistemológicos que subyacen al análisis particular que del objeto se hace y luego trascienden las

disciplinas de origen y constituyen verdaderos paradigmas teóricos y epistemológicos de lo social.

Entre ellos podemos mencionar al estructuralismo, el funcionalismo, el marxismo, la perspectiva

sistémica y el constructivismo.

De este modo, las ciencias sociales se constituyen como un campo en donde coexisten diversos

paradigmas que incluyen principios epistemológicos a través de los cuales se explicitan las

particularidades del objeto, de la realidad en donde éste se halla inmerso y cómo puede ser aceptada la

veracidad de sus conclusiones.

La falta de consenso entre estos paradigmas da lugar a que no se consolide un criterio único de

cientificidad que fundamente la continuidad, el desarrollo y el cambio de las distintas teorías sociales y

a que –por el contrario- podamos describir este ámbito como fragmentado, diverso, continuamente

cuestionado en su legitimidad científica.

En el campo de la comunicación esta situación se complejiza dado que es un área de estudios

relativamente reciente y de naturaleza intrínsecamente interdisciplinar; es decir, no posee una

metodología propia, ni una tradición preconstruida. Pocos autores acordarían otorgarle el estatuto de

ciencia o de disciplina científica, mientras que sí existe un consenso en considerarla un área de

1

Distinción que retoma Von Wright, G. H. para vincularla con algunos desarrollos de la filosofía del método científico.

(2)

problemas o una dimensión de los procesos socioculturales y objeto privilegiado de todas las ciencias

o disciplinas sociales humanas.

Al constituirse la comunicación como una privilegiada zona de cruce con otras ciencias sociales y

humanas, objetos de estudio y metodologías comunes, se la ha considerado una disciplina escasamente

autónoma, y se le ha atribuido el carácter de “totalmente tributaria de otras”2, en el sentido de que su

objeto no surge de un campo teórico constituido sino de la necesidad social de explicar un ámbito de lo

real.

Muchas de las características anteriormente citadas, en plena crisis del positivismo y

emergencia de los nuevos paradigmas, resultan puntos favorables; sin embargo, las ciencias de la

comunicación son a menudo blanco de cuestionamientos a su estatuto epistemológico y se la

caracteriza de“ciencia débil”.

Históricamente, este debate divide al campo en dos posturas diferenciadas: lasdisciplinarespor

un lado, que sostienen la posibilidad de circunscribir y delimitar claramente el ámbito de la

comunicología, la autonomía del objeto y la especificidad de un método, fundando así la legitimidad

del campo en argumentos epistemológicos ahistóricos. Por otro lado, las posturastransdisciplinares o

a- disciplinares, buscan la especificidad de los estudios en comunicación en la “construcción de articulaciones, mediaciones, intertextualidades y apropiaciones” entre las diversas ciencias sociales y

humanidades3.

Podemos buscar los fundamentos epistemológicos de las distintas posiciones en esta discusión.

Las tendencias a la especialización son formuladas desde un modelo que concibe al conocimiento

como dividido en compartimentos estancos, escindido en disciplinas autónomas e independientes

cuyas fronteras están sólidamente demarcadas y se caracterizan por la posesión de un objeto de estudio

y unos procedimientos y técnicas de indagación propios. Este es el modelo del mosaico, que no

permite asumir la complejidad de lo social ya que impide avizorar los cruces, los préstamos y las

imbricaciones. La transdisciplinariedad o modelo de trama, en cambio, es un camino metodológico

relacionado con la ruptura de límites, de fronteras en la constitución de los saberes y se abre al

conocimiento multipolar, descentrado, ramificado y entrecruzado que se opone a los sistemas cerrados

que constituyen las disciplinas modernas positivistas.

Roberto Follari, quien sostiene una postura claramente disciplinar, en otro de sus trabajos4,

precisa que los discursos de las distintas disciplinas se caracterizan por ser “inconmensurables” –desde

las categorías de Kuhn- y que lo son en términos aún más radicales, “dado que él lo hacía sólo para

diversas teorías pertenecientes a la misma disciplina”. Del mismo modo, argumenta que la

2

Follari R.Comunicología Latinoamericana: disciplina a la búsqueda de objeto.Pág 3.

3

(3)

disciplinariedad no es ningún mal epistémico a exorcizar, sino que constituye el procedimiento

analítico imprescindible para avanzar en el conocimiento científico.

En sus antípodas, Edgar Morin, describe como fatídico diagnóstico del estado actual del

conocimiento que se halla en un “estado de dispersión, desmesura e inconmensurabilidad”5. En el

mismo sentido señala como principal obstáculo para construir una epistemología compleja a los

tabicamientos disciplinares que fragmentan el conocimiento, que es un fenómeno multidimensional.

El carácter pluriparadigmático de las ciencias sociales se verifica en el campo de la

comunicación en la coexistencia de teorías con matrices epistemológicas tan dispares como las teorías

funcionalistas, de Robert Merton, Elihu Katz y Paul Lazarfeld; las teorías críticas de Theodor Adorno

y Max Horkheimer, pertenecientes a la Escuela de Frankfurt; y el interaccionismo simbólico de la

Escuela de Palo Alto –con exponentes como P. Watzlawick, E. Goffman, y G. Bateson-.

Sin embargo, los primeros estudios en comunicación evidenciaron una marcada influencia de

matrices de pensamiento metodológicas y teóricas propias del positivismo. Elparadigma de Laswell

modelo para el análisis de los efectos de la comunicación- revela una visión instrumental y pragmática

que tendrá su corolario en la teoría de la información. Desde esta perspectiva, hegemónica en el

campo hasta los sesenta, se analizaba a la comunicación desde de la matemática y la cibernética,

creando modelos lineales y unidireccionales no daban cuenta de la riqueza y multiplicidad del

fenómeno.

El campo de la comunicación nació y fue configurado a partir de algunas disciplinas en su

concepción moderna, es decir, cerradas y compartimentadas. De modo que, los estudios en

comunicación realizados desde la psicología conductista, la sociología funcionalista, la semiología

estructuralista o el marxismo clásico, no se podía sino obtener un conocimiento mutilado y parcelado.

En los noventa, existe una suerte de consenso, no sólo en el campo de la comunicación sino en

las ciencias sociales en general, que tiende a favorecer los enfoques holísticos e integrales. Los

enfoques transdisciplinares cuestionan el modo de conocer dominante en las ciencias occidentales

basado en la objetividad, verdad y verificación empírica como método único de acercamiento a lo real

y propugnan nuevos modos de racionalidad que permitirían superar la fragmentación y erigirse sobre

las disciplinas sociales dominantes para poder dar cuenta de la confluencia, de la profundidad, la

multidimensionalidad y la complejidad de lo social.

La propuesta de la postdisciplinariedad o transdisciplinariedad, consiste en un movimiento para

la superación de los límites entre especialidades cerradas y jerarquizadas que se manifiesta en la

aparición de un nuevo padrón emergente: loscampos de estudio (fields of inquiry)6. Este hecho lleva

4

Follari R.Relevo en las ciencias sociales latinoamericanas. Estudios culturales, transdisciplinariedad y

multidisciplinariedad.Pág. 31

5

Morin, E.El método.Pág. 35

6

(4)

aún más allá la crítica a la artificialidad de las rígidas divisiones institucionales existentes en las

ciencias sociales que significó la creación de campos interdisciplinarios –entre los que se cuentan los

estudios en comunicación, las ciencias de la administración y las ciencias del comportamiento- que ya

constituyeron un fuerte cuestionamiento a la “legitimidad de las premisas intelectuales” que

sustentaban las pretensiones de autonomización de cada disciplina, pero que no tenía el impulso ni la

fuerza política para afectar las estructuras institucionales existentes7.

Así el programa de la transdisciplinariedad para la reestructuración de las ciencias sociales

permitiría establecer “nuevas vías de diálogo y de intercambio más allá de las disciplinas y no sólo

entreellas”.8

Dentro del campo, son muchos los investigadores que se suman a este debate sosteniendo esta

propuesta y coinciden en proponer que se abandone definitivamente todo intento por disciplinarizar

los estudios en comunicación. Entre ellos podemos nombrar a algunos referentes tales como Jesús

Martín-Barbero, Armand Mattelart y Néstor García Canclini. Sin embargo, en el marco de este trabajo,

preferimos referirnos a algunos planteos de Raúl Fuentes Navarro, ya que aporta desde dentro del

campo, lineamientos próximos a los que brindó la cátedra de epistemología a través del curso y el

modelo de análisis que lo fundamenta. Estos lineamientos, resultan oportunos –aunque se refieran

específicamente a la práctica investigativa y aquí tratemos de analizar la práctica docente- ya que

ponen en cuestión opciones epistemológicas y metodológicas que influyen en la configuración del plan

de estudios, en la estructuración curricular, en el perfil de la carrera y en la práctica docente cotidiana.

Este autor mexicano, propone una perspectiva sociocultural para el abordaje teórico de los

fenómenos comunicativos, es decir, hace hincapié en la comunicación como factor constitutivo de las

estructuras de la vida social, y postula unos “goznes” metodológicos a fin producir conocimiento que

facilite la comprensión de esa dimensión comunicativa del mundo social.

Basándose en los aportes de los estudios culturales –en tanto corriente para el estudio de la

comunicación- reivindica un desplazamiento desde una visión “transmisional”, informacional o

centrada en los medios y los mensajes a una visión“ritual”o centrada en los sujetos y los procesos de

producción de sentido. El núcleo de la primera visión es la transmisión de señales o mensajes a

distancia con propósitos de control, mientras que la segunda se orienta hacia el mantenimiento de la

sociedad en el tiempo y su núcleo está en la expresión o representación de creencias compartidas, en la

“comunión”, en la cultura. Este desplazamiento permitiría comprender las dimensiones de la acción

comunicativa en términos constitutivos y no sólo instrumentales de las prácticas sociales9.

7

Informe de la Comisión Gulbenkian para la reestructuración de las ciencias socialesAbrir las ciencias sociales, citado por Vasallo de Lópes, M. I. Pág. 79.

8

Ídem, pág 80.

9

(5)

El primero de esos “goznes” metodológicos planteados por el investigador mexicano es el de la

cotidianidad,concepto que puede rastrearse desde la fenomenología hasta Habermas, quien lo vincula a la acción comunicativa a través de la noción mundo de la vida. El estudio de la densidad significativa

de la vida cotidiana y de los procesos por los cuales los sujetos “construyen socialmente la realidad” y

le dan sentido tanto a lo que hacen como a lo que perciben permitiría superar el predominio de una

definición instrumental de la comunicación. De tal modo que el enfoque de los procesos subjetivos e

intersubjetivos de significación permitiría restituir la complejidad de los procesos socioculturales.

Otro de estos goznes tiene que ver con la constitución de las identidades sociales de los sujetos

en cuanto participantes de la estructuración social mediante prácticas comunicativas. El concepto de

identidad se ha formulado en el contexto teórico de la subjetividad y de la intersubjetividad, de modo

que se construyen nuevos modelos de comunicación y de producción social de sentido desde sus

aspectos estructurales e intersubjetivos.

En el campo de la comunicación observamos pues un fuerte movimiento crítico hacia los

primeros modelos informacionales e instrumentales de perfil positivista, y un desplazamiento hacia lo

transdisciplinar; quizá el hecho de no haberse constituido como una disciplina cerrada, con un objeto,

técnicas y metodologías propias, le haya permitido a la comunicación esta apertura.

Raúl Fuentes Navarro lo expresa del siguiente modo:

“La difícil y nunca consolidada constitución disciplinaria del estudio de la comunicación, que tantas desventajas ha acarreado a sus practicantes, es precisamente la condición de posibilidad de su nuevo desarrollo. (...)No haber tenido la posibilidad en

América Latina de haberse convertido en una “ciencia normal” como diría Kuhn, es lo que ahora proporciona la movilidad necesaria para seguir persiguiendo su objeto y

conservando el impulso crítico y utópico que ha caracterizado este campo (...)”10

DESARROLLO

:

El primer eje del modelo de análisis propuesto por la cátedra, espacio/tiempo o la

situacionalidad histórica, nos remite al auge de los estudios sobre comunicación que está íntimamente relacionada con el advenimiento de la “sociedad de la comunicación”; el impacto de las nuevas

tecnologías en ámbitos tan diferenciados como la producción, el arte, la educación, la política, la vida

cotidiana y los sistemas de pensamiento; la relevancia que han adquirido los procesos de información y

comunicación en las políticas empresarias en un contexto de globalización; la importancia del hogar

como espacio de ocio y los medios como organizadores de consumos culturales; la crisis general de la

política y sus formas tradicionales –emergencia de la comunicación política o la sustitución de la

política por el marketing - el lugar de los medios en la reconfiguración de los espacios públicos, etc.

10

Fuentes Navarro R., citado en Martin-Barbero, pág. 209, introducción al capítuloComunicación: campo académico y

(6)

Estos procesos socioculturales han provocado el auge de las carreras e institutos de

comunicación y su consecuente multiplicación, además de generar una masiva convocatoria de

estudiantes, que ha logrado igualar o incluso superar a carreras tradicionales tales como Derecho,

Economía o Psicología.

El segundo eje de análisis propuesto por el modelo,teoría /práctica, contribuye a delinear una

de las problemáticas propias de las carreras de comunicación. Éstas, en sus orígenes, se conformaron

centradas en la formación profesional, y con/fundidas con el estudio académico de estas prácticas, a

diferencia de otras áreas de las ciencias sociales.

Si se revisa la historia del campo, se puede constatar que el primer ámbito profesional

vinculado a la comunicación, que de hecho preexistió al campo académico, fue el periodismo que se

constituyó en el referente empírico y fuente de demanda social para la emergencia de la enseñanza

universitaria de este oficio. Se constituye en América Latina el primer modelo de enseñanza o

pragmático. Así, la mayoría de las carreras de comunicación nacieron como estudios sobre periodismo y los egresados venían a satisfacer convenientemente la demanda de los medios.

Es a partir de los sesenta que surge elmodelo humanista propiciando un alejamiento crítico de

la operación cotidiana de los medios. Debido a este desplazamiento en los enfoques las carreras

cambian su denominación a ciencias de la información o de la comunicación y brindan una formación

con bases más filosóficas y literarias, surgiendo allí el ‘comunicólogo’ como intelectual.11

De este modo, una buena parte de la demanda de los estudiantes tiene que ver con esta

con/fusión que Follari describe así: “ (esta) disciplina nueva, de escasa trayectoria y tradición

científica (...) y un cúmulo de investigación teórica y empírica escasamente consolidado, congrega a un

sinnúmero de estudiantes, los cuales, seducidos por el peso de los mass media en la cultura

contemporánea, llevan a menudo en su imaginario la idea de llegar a ser célebres a través de la

pantalla”12.

Esta situación también se produce en la Licenciatura en Comunicación Social de la UNSL que

empezó a dictarse en 1999 con el antecedente del dictado de dos carreras afines –locución y

periodismo- en 1992. Por las características de su fundación, la licenciatura tiene un perfil pragmático,

en el que predomina la concepción de comunicación como información y se privilegia la adquisición

de aptitudes técnico-prácticas tales como manejo de la voz, dominio del instrumental técnico (cámaras,

islas de edición, etc.) y la producción de material periodístico. Estas características están vinculadas

11

Sanchez Ruiz, E.La investigación latinoamericana y su entorno social. Notas para una agenda.Pág 27.

12

(7)

con la formación de los docentes, las preferencias de los estudiantes y las posibilidades laborales

concretas que éstos visualizan y a las que pueden efectivamente acceder.

Esta es una de las tensiones características de la formación en el campo: ¿se deben formar

comunicadores o comunicólogos? ¿Se deben preparar profesionales capacitados para trabajar en los

medios –tal como demanda el mercado y los propios estudiantes- o se debe preparar pensadores

críticos y lúcidos que, además de tener una mirada propia acerca de qué son los medios, cuál es su

influencia y cuál es el rol que deben tener en el desarrollo nacional, regional, comprendan que la

comunicación trasciende el fenómeno de los medios? ¿Los estudios en comunicación deben tener un

perfil más académico, profundizando el análisis de la realidad desde las ciencias sociales y las

humanidades o más pragmático, cualificando personas que dominen un saber hacer técnico en una

época en que toda producción mediática está necesariamente unida a las nuevas tecnologías?

Este debate todavía no se produce en la UNSL, dado que, si bien Locución y Periodismo son

títulos intermedios de la Licenciatura en Comunicación, por su historia, tienen una identidad y un

perfil mucho más claros y definidos que se imponen sobre los de ésta. Esto se traduce en una

difuminación de las incumbencias propias de la licenciatura; en la consecuente acentuación de la

confusión periodismo/comunicación por parte de estudiantes, docentes e inclusive autoridades de la

Facultad; en la inexistencia en el imaginario de una idea de comunicación que trascienda la mera

información –y un desconocimiento de los alcances de esta distinción-.

Así pues, la oposición pragmatistas/ teoricistas encubre de algún modo la oposición

información/ comunicación y sobretodo, la diferencia radical entre dos tipos de saber13: uno

positivista, relativo a las técnicas humanas y materiales, dispuesto siempre a convertirse en una fuerza productiva indispensable al sistema y otro crítico, reflexivo o hermenéutico, que al interrogarse sobre

los valores y las finalidades dificulta toda incorporación.

Vemos entonces que la oposición teoría/práctica constituye uno de los debates centrales en

comunicación, y reviste dos dimensiones. Una, propiamente epistemológica, que Barbero advierte al

decir que esa oposición se ha trasladado al terreno de la hegemonía teórica del saber tecnológico, es

decir, que la idea de información asociada a las innovaciones tecnológicas gana legitimidad científica,

opacando la idea de comunicación.

La segunda dimensión es eminentemente política, y MarianoMetsman la enuncia como “la

disyuntiva que tienen las carreras, los estudios y las prácticas de comunicación de convertirse en

nuevas instituciones que se pliegan a la lógica hegemónica, abandonando toda perspectiva de

13

(8)

autonomía académica, o de constituirse en uno de los polos alternativos vinculándose a los sectores

sociales que se enfrentan a las políticas neoconservadoras”.14

Esta situación determina en los primeros años sobre todo, aulas superpobladas de alumnos que

no tienen claras sus expectativas y mucho menos esta “paradoja disciplinaria”15que condena a la

comunicología a oscilar entre la formación de técnicos de la comunicación capacitados para el

desarrollo profesional o formar investigadores que estudien estos fenómenos decisivos para los nuevos

modos de constitución del poder social.

Si pensamos en otro de los ejes propuestos que es el de saber/poder en el contexto macro de la

situación social latinoamericana, no podemos dejar de hacer alusión a la “triple marginalidad”16 de

los estudios de comunicación: en primer lugar, la investigación científica no está considerada una

prioridad para el desarrollo nacional. En segundo lugar, las ciencias sociales y humanidades tienen

menos peso en el reparto de presupuesto y en términos de poder y prestigio que las ciencias

fisico-naturales; por último, debido a la juventud del campo y los problemas de identidad disciplinaria que

acabamos de repasar, los estudios sobre comunicación se ven desplazados dentro de las ciencias

sociales a un rango de disciplina menor, escasamente rigurosa y respetable.

Si consideramos las particularidades de la carrera en la UNSL, podemos hablar de unacuarta

marginalidad, ya que si bien es la segunda con mayor matrícula de la Facultad de Humanas, no se le otorga el presupuesto correspondiente ni existen políticas tendientes a que se consolide. Algunos datos

bastan para verificar esta situación: escasa planta docente en relación a la cantidad de alumnos,

insuficientes cargos efectivos e inexistencia de docentes titulares.

De este modo, problemáticas estructurales de la Universidad en Argentina y de las carreras de

comunicación en particular –ingreso masivo, altas tasas de abandono, escasa articulación entre nivel

medio y superior- se ven agravadas en la licenciatura en comunicación de la UNSL. Debido a la

escasa planta docente, podemos encontrarnos con cátedras de primer año –es decir, que cuentan con

un mínimo de doscientos alumnos- con sólo un docente a cargo y dos auxiliares, con las dificultades

que esto acarrea: una problemática comunicación docente/alumno con visos de masividad que torna

imposible siquiera llegar a conocer a los alumnos, mucho menos aún recibirlos como corresponde,

considerar sus inquietudes, sus incertidumbres y demandas propias de todo ingresante.

Además, se hace necesario recurrir permanentemente a la clase magistral, con las desventajas

que esto conlleva; se obstaculiza la realización de trabajos prácticos ya que la evaluación se convierte

14

Grimson A., Mastrini G., y Mestman M.,Estudios en comunicación: notas para un debate.Pág. 101.

15

Ibíd.

16

(9)

en una tarea inacabable si se aspira a trabajar de manera individual, cayendo de lo contrario en los

vicios del trabajo grupal.

La enseñanza se torna así vertical, autoritaria y centrada en los contenidos teóricos,

imposibilitándose la construcción del aprendizaje a partir de los conocimientos y experiencias previas

de los estudiantes.

La experiencia, entonces, se puede asimilar a lo que Paulo Freire17 denomina “educación

bancaria” depositando el docente conocimientos en la mente del alumno, valorando más el dato y la

retención de contenidos que el concepto y la apropiación del conocimiento mediante el debate, el

diálogo, la participación y el intercambio de ideas.

Se contribuye de esta manera a una educacióndogmática, que fomenta la pasividad del alumno

y no su capacidad de razonar y su conciencia crítica. Díaz Bordenave18 propone un paralelismo entre

modelos de educación y de comunicación, y postula que a este modelo le corresponde un modelo de

comunicación basado en la psicología conductista, estímulo respuesta, emisor receptor de tipo

unidireccional, confunde comunicación con información y diálogo con monólogo, estableciendo una

relación asimétrica entre los participantes del proceso.

Esta no es para nada una cuestión menor, ya que para el docente es completamente frustrante

tener que mantener con los alumnos una relación instrumental, y no poder siquiera aspirar a que

trascienda la mera interacción mediada por el conocimiento y obviando por completo la dimensión

humana del proceso de enseñanza/aprendizaje.

CONCLUSIÓN:

Por el surgimiento del campo de la comunicación como un área de estudios interdisciplinares

que cuestionaron de algún modo la legitimidad de las barreras disciplinares y, por su carácter

pluriparadigmático inherente a toda disciplina social, la comunicación no puede sino tener una

‘afinidad natural’ con las propuestas de una epistemología compleja.

Desde los años 80 se vienen multiplicando las propuestas de reformulación teórica y

metodológica que evidencian una insatisfacción generalizada con el estado actual del campo. Como

hemos afirmado anteriormente existe también un fuerte consenso sobre la necesidad de superar el

“fordismo intelectual”19 ya que, si bien las ciencias sociales y el campo de la comunicación han

logrado legitimidad y autonomía gracias a su proceso de institucionalización, ésta no ha dejado de traer

17

Citado en Mario Kaplún.Una pedagogía de la comunicación.Pág. 21.

18

Ídem, Pág21.

19

(10)

aparejados problemas tales como la hiperespecialización y la fragmentación predominantes. Estas

características contradicen el espíritu de indagación holística y comprensiva propio de las ciencias

sociales en general y las ciencias de la comunicación en particular.

Por lo que cabe a la carrera en la UNSL, su proceso de institucionalización es incipiente, sin

embargo, ya presenta todas las características y dificultades propias del campo: por una parte, la

debilidad de su identidad científica redunda en una carencia de respetabilidad académica por parte de

los pares de otros campos y disciplinas sociales y humanas; a esto podemos agregarle la eterna

confusión periodismo/comunicación y la ambigüedad disciplinar entre lo pragmático y funcional al

sistema o académico- teórico y crítico. El panorama se completa con la concurrencia masiva de

estudiantes a una carrera cuyo plantel docente apenas está en formación y todas las vicisitudes propias

de toda carrera recién fundada.

Ante esta situación, a los agentes involucrados en este proceso, les cabe considerar lo

enunciado por John Durham Peters20, quien advierte contra algunas fuentes de pobreza intelectual del

campo de la comunicación. La primera causa señalada por este autor es la institucionalización,

advirtiendo claramente los peligros de negociar alcance teórico por territorio académico: “el afán del

campo por sobrevivir ha sido el encarnizado enemigo del desarrollo teórico; lo que sobrevive es un

fruto de la ambición más que del sentido.”

Este autor indica como la segunda causa laidentificación de los estudios en comunicación con

la teoría de la información, y la enorme legitimación que se realizó dentro el campo de elementos conceptuales de la ingeniería eléctrica y que propagó a prácticamente todas las ciencias, las artes, las

humanidades y la filosofía.

En este mismo sentido Pierre Bourdieu21 señalaba que todo conflicto epistemológico es

siempre un conflicto político también, y todo intento por aislar una dimensión del campo científico –

sea la política o la ‘puramente’ intelectual– sería “radicalmente falso”, por este motivo es que tratamos

de analizar nuestra práctica concreta, en tanto está condicionada directamente por ambas dimensiones.

BIBLIOGRAFÍA:

- Bourdieu, Pierre.Usos sociales de la ciencia. Nueva Visión, Buenos Aires, 2000.

20

Citado por Fuentes Navarro, R.,Fundamentos conceptuales de la postdisciplinariedad.Pág. 14.

21

(11)

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