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II. ¿Grupo o generación?: - GUÍA DE LECTURA Antología del 27

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GUÍA DE LECTURA: ANTOLOGÍA DEL GRUPO POÉTICO DEL 27

I.

INTRODUCCIÓN:

La selección de poemas que vamos a leer está realizada por Vicente Gaos, en la edición de Cátedra. Se recomienda leer su introducción (para que queden claros conceptos como el de ―generación‖ o ―grupo‖; influencias literarias; integrantes de la antología). Los poemas van precedidos de una reseña biográfica, enumeración de la obra del autor y una selección bibliográfica además de un retrato de cada autor. Inicia la antología el autor de más edad, Pedro Salinas (1891-1955), y la acaba el más joven, Manuel Altolaguirre (1905-1959). Los autores que se incluyen son, por este orden: Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Federico García Lorca, Rafael Alberti, Juan José Domenchina, Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre, Luis Cernuda, Emilio Prados y Manuel Altolaguirre.

II.

¿Grupo o generación?:

Ya hemos dicho que Vicente Gaos, autor de la antología que trabajamos, prefiere la denominación de ―grupo‖. Pero habitualmente se habla de ―Generación del 27‖, aunque los autores que la formen no cumplan en su totalidad todos los requisitos establecidos por el crítico alemán Julius Peterson para hablar de generación literaria:

 Nacimiento en años poco distantes (hay 14 años de diferencia entre el más viejo y el más joven).

 Formación intelectual semejante (muchos de ellos tienen una formación universitaria y ejercieron de profesores, pero no todos)

Relaciones personales entre ellos

Participación en actos colectivos propios

Existencia de un “acontecimiento generacional” que aglutine sus voluntades

 Presencia de un ―guía‖(Tampoco se puede hablar de la presencia de un guía entre ellos; el magisterio habría que buscarlo en la generación anteriorOrtega y Gasset, Ramón Gómez de la Serna y, sobre todo, Juan Ramón Jiménez)

 Rasgos comunes de estilo (―lenguaje generacional‖)cada uno labró su propio estilo.

 Anquilosamiento de la generación anterior

Si bien sus nacimientos se sitúan en una zona de fechas que no rebasa los quince años, otros autores nacidos en esos años nunca han sido incluidos en el grupo. Muchos de ellos tienen una formación universitaria y ejercieron de profesores, pero no todos. Tampoco se puede hablar de la presencia de un guía, ni de un lenguaje generacional pues cada uno labró su propio estilo.

Pero sí es innegable que cumplían con los requisitos resaltados en negrita: estos poetas tenían una clara conciencia de grupo nacida de la amistad y experiencias comunes.

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de los grandes poemas barrocos. Pero esa protesta antiacadémica no fue puramente negativa. Aquellos jóvenes poetas sabían lo que querían al exaltar al Góngora autor de Las Soledades, al que consideraban ejemplo perfecto del poeta puro, del poeta enamorado de la belleza, y al celebrar su centenario, dejaron constancia de su homenaje en bellas ediciones gongorinas. Dámaso Alonso editó Las Soledades, Gerardo Diego una Antología poética en honor de Góngora, García Lorca su conferencia sobre la imagen poética de Góngora, y Rafael Alberti publicó una Continuación de Las Soledades. La celebración del centenario se coronó con un número Homenaje a Góngora que publicó la revista Litoral, dirigida en Málaga por dos miembros de la generación: los poetas Emilio Prados y Manuel Altolaguirre, el número, en el que colaboraron Picasso y Falla, junto a los poetas de la generación, llevaba una portada del pintor Juan Gris. Ese mismo año -1927- que da nombre a la generación, tiene lugar otra aparición pública de sus miembros. El Ateneo de Sevilla, a iniciativa de Ignacio Sánchez Mejías, el gran torero andaluz amigo de los poetas, invitó a éstos a que diesen una lectura de poemas en su tribuna. A esta cita sevillana acudieron: Dámaso Alonso, García Lorca, Rafael Alberti, Gerardo Diego, Jorge Guillén y Luis Cernuda, que vivía entonces en Sevilla. Era la primera vez que los poetas del 27 leían públicamente sus versos, y junto a ellos tomaron parte en la lectura otros poetas y escritores que acudieron de Madrid: Juan Chabás, Mauricio Bacarisse y José Bergamín.

A este grupo de poetas se le ha llamado también la ―Generación de la amistad‖. La Residencia de Estudiantes de Madrid fue su privilegiado lugar de encuentro. Allí vivieron algunos y otros acudieron a participar de las actividades culturales (exposiciones, representaciones teatrales, tertulias) que se realizaban.

Participaron en las revistas más importantes del momento, como la Revista de Occidente y La Gaceta literaria, pero también en otras más: Litoral (Málaga, 1926), Verso y prosa (Murcia, 1927), Mediodía (Sevilla), Cruz y Raya (Madrid, 1933) y Caballo verde para la poesía (Madrid, 1935).

III.

Maestros e influencias:

Juan Ramón Jiménez era el maestro indiscutido, el ídolo de aquellos jóvenes poetas que por los años veintitantos comenzaban a estrenar sus primeros versos en las revistas de poesía. En los orígenes de la generación, la influencia y el ejemplo de Juan Ramón fueron decisivos. Para estos poetas, como para su maestro, la Belleza está por encima de todo. Fue Juan Ramón quien editó el primer libro de Pedro Salinas, Presagios, en su biblioteca Índice‖; quien publicó en sus revistas y cuadernos de poesía ―‖, ―Índice‖, ―Ley‖... -poemas de casi todos los miembros de la generación; quien dio el espaldarazo a Rafael Alberti en la carta introductoria de la primera edición de Marinero en Tierra, en 1924. Por último fue Juan Ramón quien sirvió de enlace a la generación del 27 con la tradición lírica anterior, con Bécquer, y más atrás, con la poesía popular de los Cancioneros, que Alberti y Lorca supieron renovar con arte insuperable.

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seguían. Pero luego, a partir de los años treinta, el valor de Machado fue subiendo para aquellos poetas y fue el más querido de todos ellos.

Paul Valery fue en la primera fase de la generación (1920-1928) un ídolo para muchos de ellos, un alto ejemplo de la poesía pura a la que aspiraban.

Ramón Gómez de la Serna, con sus deslumbradores hallazgos de imágenes novísimas les marca profundamente, sobre todo en sus comienzos.

Ortega y Gasset influye en la primera etapa de la generación con su libro La deshumanización del arte. Esta obra es un análisis del arte de vanguardia. En ella comienza Ortega señalando el carácter minoritario y antipopular del arte nuevo, que “divide al públicoen

estas dos clases de hombres: los que lo entienden y los que no lo entienden”. Y tras ello

estudia sus principales rasgos:

Es un arte puro. Si la tradición decimonónica invitaba a valorar el arte por lo que tuviera de ―humano‖, de ―real‖, ahora se nos invita a valorar las puras calidades formales.

 De ahí que se tienda a la deshumanización. La voluntad de estilo o ―estilización‖, supone un alejamiento de la realidad y una eliminación de las emociones humanas, en pro de la pura emoción artística.

 Es por ello un arte intelectual, ya que no se funda en el contagio emocional, “El placer

estético tiene que ser un placer inteligente”.

 El fin del arte se convierte en juego, lejos de todo patetismo.

Influencia del vanguardismo

Con el término de ―vanguardias‖ se han designado en nuestro siglo a aquellos movimientos que se oponen a la estética anterior y que proponen, con sendos manifiestos, concepciones profundamente nuevas del arte y de las letras.

Los ―ismos‖ vanguardistas se suceden a un ritmo muy rápido: Fauvismo, Futurismo, Expresionismo, Imaginismo, Cubismo, Dadaísmo, Surrealismo, etc. Aquí nos limitaremos a enumerar sucintamente aquellos movimientos que hicieron aportaciones sustanciales a los miembros del grupo del 27: -El Futurismo, que exalta la civilización mecánica y las conquistas de la técnica, aparece esporádicamente en los poetas del 27: Pedro Salinas escribe poemas a la bombilla eléctrica y a la máquina de escribir; Alberti compone un madrigal al billete del tranvía y canta a los actores de cine.

-El Creacionismo defiende que el poema es un objeto autónomo, una ―creación‖ absoluta: “hacer

un poema como la naturaleza hace un árbol” es la divisa de Huidobro (el iniciador del

movimiento). Así, el poeta cultivará el “juego de azar de las palabras” y una imagen que no se basa en la comparación entre dos realidades: éstas se aproximan de modo gratuito o en virtud de una relación arbitraria que el poeta crea entre ellas. Su máximo representante es Gerardo Diego.

-La difusión del Surrealismo en España debe mucho al poeta Juan Larrea. Sus poemas, ―artefactos animados, máquinas de fabricar emoción”, responden al Surrealismo más puro. Según Cernuda, a Larrea debe atribuirse la orientación surrealista de varios de los poetas del 27.

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Sin embargo, los poetas del 27 tienden a frenar las estridencias, a poner una discreta criba ante las innovaciones. No son iconoclastas, como era el caso de ciertos movimientos de vanguardia.

Conjugan tradición y revolución, desarrollándose a su modo, aunque el impulso inicial, venga, en parte, de fuera.

IV.

Etapas en su producción:

Dámaso Alonso habla de dos fases:

Hasta 1927: Triple influencia:

-del ultraísmo: ligar elementos distantes; ennoblecimiento del humor. -del Cubismo: asimilan la técnica, el odio a la anécdota y a lo sentimental. -de Paul Valéry: asepsia, deshumanización.

A partir de 1927:

-"aumento de la temperatura humana", - progresiva "humanización".

Preferimos la más aceptada división que realiza Fernando Lázaro Carreter:

- Hasta 1927.

Influjo de Bécquer y del Modernismo. Pronto aparecen las primeras Vanguardias. A la vez y, por influjo de Juan Ramón, se orientan hacia la "poesía pura": "Poesía pura es todo lo que permanece en el poema después de haber eliminado de él todo lo que no es poesía"(Guillén). Se depura el poema de todo lo anecdótico, de toda emoción que no sea puramente artística. Para ello usan mucho la metáfora. Esta poesía es bastante hermética y fría.

También lo "humano" les influye, sobre todo a través de la lírica popular (Alberti). La sed de perfección formal los lleva al clasicismo, sobre todo de 1925 al 27. Incluso podemos hablar de una fase "gongorina".

-De 1927 a la Guerra Civil.

Comienza a notarse cierto cansancio del puro formalismo. Se inicia un proceso de rehumanización

(más notorio en algunos autores, pero presente en todos). Se dan las primeras obras surrealistas

(radicalmente opuesto a la poesía pura). Pasan a primer término nuevos temas, más humanos: el amor, el deseo de plenitud, las frustraciones, las inquietudes sociales o existenciales... Nace la revista Caballo verde para la poesía, de Pablo Neruda (1935), donde aparece el "Manifiesto por una poesía sin pureza‖.

Algunos poetas, debido a sus inquietudes sociales, se interesan en política (en el favor de la República, fundamentalmente).

Después de la guerra.

Lorca muere en 1936. La evolución debe verse de manera individual ya que el grupo se dispersa: a) En el exilio Guillén escribe Clamor, obra en la que se aleja de la poesía pura. Aparece el tema de la patria perdida (también presente en R. Alberti).

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V.

Corrientes y temas de su poesía:

El rasgo más notorio que define a los poetas del 27 es el acierto de saber fusionar lo nuevo con lo antiguo. Los poetas del 27 recibieron influencias de diferentes corrientes poéticas. El estudio de sus características permite conocer mucho mejor la trayectoria común de este numeroso grupo de poetas.

 Poesía vanguardista

 Poesía pura

 Poesía popular

 Poesía neorromántica

 Poesía social

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-Poesía vanguardista: El Ultraísmo y el Creacionismo y, más tarde, el

Surrealismo dejan

huella en algunos poetas del 27. CARACTERÍSTICAS BÁSICAS DE LAS VANGUARDIAS

-Importancia de la imagen. El poema se convierte en una acumulación de imágenes sin referente real.

-Rechazo de los sentimental, lo transcendente y lo subjetivo como forma de acabar con el romanticismo anterior.

-Exploración del yo del poeta por medio de lo inconsciente, lo onírico y lo ilógico. -Empleo del ingenio y del humorismo como forma de expresar lo irracional.

-Predilección por las metáforas referidas a los adelantos técnicos: el cine, los deportes, el automóvil…

-Experimentación lingüística y poética por medio de la supresión de la rima, de los enlaces sintácticos y de los signos de puntuación.

-Nueva disposición tipográfica de las palabras en la página. Interés por el valor visual del poema, además del auditivo.

-Creación constante de neologismos y empleo frecuente de palabras esdrújulas por su sonoridad.

CARACTERÍTICAS DEL SURREALISMO

-Construcciones irracionales, ilógicas basadas en relaciones insólitas.

-Uso de la imagen surrealista alejada de las relaciones directas con la realidad. El poema se convierte en algo sugerente que hay que leer desde una perspectiva alejada de la lógica de la realidad.

-El mundo de los sueños se constituye como el germen de la poesía. -Empleo del verso libre.

Poemas de la antología que participan de estas característicasUnderwood girls‖ de P. Salinas (De Fábula y signo), pág.64; ―Ciudad sin sueño. Nocturno de Brooklin Bridge‖ pgs.128-130 y ―Niña ahogada en el pozo‖ (págs.130-131) de García Lorca; ―Soy el destino‖ (pgs. 193-195) de La destrucción o el amor de V. Aleixandre…

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-Poesía pura:La influencia de la poesía pura se debe a Juan Ramón Jiménez. Este tipo de poesía busca alcanzar la esencia de las cosas, es decir, aquello que no está sujeto a las coordenadas del tiempo y del espacio sino que permanece eterno e inmutable. El propio Jorge Guillén dijo que ―poesía pura es todo lo que permanece en el poema, después de haber eliminado todo lo que no es poesía‖. Características de esta poesía -Marcada ausencia de todo lo narrativo. Búsqueda de lo que se considera esencial de la realidad.

-Consideración del poema como algo autónomo, cerrado y autosuficiente, como si en el poema se encerrase la auténtica realidad.

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-Predominio del estilo nominal, lo que acentúa la idea de estatismo e inactividad.

-Empleo frecuente de expresiones exclamativas e interrogativas que transmiten el asombro del poeta frente al conocimiento del mundo.

-Preferencia por el verso corto y las estrofas con medida. La décima es la más usual.

Poemas de la antología que participan de estas características ―Beato sillón‖ (pág.79),‖Meseta‖(pág.82) de Jorge Guillén; ―Acuarela‖, ―Fe mía‖(Pags.62-63) de Seguro Azar de Pedro Salinas; ‖Calle de arrabal‖(pág.174) de D. Alonso…

3-Poesía popular: Muchos poetas del 27 sienten una auténtica veneración por las formas populares: El Romancero, el Cancionero tradicional, la obra de Gil Vicente, Juan del Encina… En su labor de recuperación, recrean las formas y el sentir de la poesía tradicional, para darles un nuevo sentido. Características de esta poesía

-Preferencias por las formas tradicionales de la poesía popular: canciones, romances, sonetos… -El poema es la expresión de un sentimiento íntimo y vivido.

-Frecuente aparición de ambientes naturales y paisajes o espacios cercanos a las vivencias del poeta.

-Presencia de estructuras dramatizadas para acentuar la tensión del poema. -Abundancia de repeticiones que dotan de ritmo y agilidad al poema.

-El estribillo se convierte en el eje central del poema, como en las composiciones populares.

Poemas de la antología que participan de estas características ―Romance del Duero‖ (pág. 99-100) de G. Diego de Soria; ―Canción del jinete‖, ―Arbolé arbolé‖, ―Suicidio‖, ―San Rafael‖, ―Muerte de Antoñito el Camborio‖, ―Baladilla de los tres ríos‖, ―Sorpresa‖, ―Falseta‖, ―Juan Breva‖, ―Camino‖ y ―La sangre derramada‖ (págs.117-128) de García Lorca; los poemas de R. Alberti de las págs. 141 a 143…

4-Poesía neorromántica: El tratamiento del tema del amor en los poetas del 27 tiene su inspiración en el poeta del XIX Gustavo Adolfo Bécquer. Características de esta poesía amorosa

-El amor en todas sus fases (preludio, consumación y adiós) es el tema central.

-El poeta expresa su propia experiencia, unas veces de forma alegre, otras, de forma dolorosa. -Idealización de la persona amada.

-Fusión del amor y la muerte.

Poemas de la antología que participan de estas características poemas de las págs.. 65 y 66 de P.Salinas; ―Sucesiva‖(Pág.104), ―Tuya‖(pág.109) de G. Diego; ―Unidad en ella‖ (pág.192-193) ―los besos‖ (pág. 200) de V. Aleixandre…

5-Poesía social:Acabada la Guerra Civil, algunos miembros del grupo han muerto (F. G. Lorca) y otros, han iniciado el camino hacia el exilio, salvo Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre y Gerardo Diego.

En el exilio, algunos escriben desde la nostalgia y el desarraigo. En España, la poesía se llena de un tono angustiado y existencial. Características de esta poesía

 El hombre es un ser inmerso en su circunstancia político-social.

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 La poesía debe ser útil, debe servir para poner remedio a los males que atacan a la realidad.

 El tono es unas veces combativo y otras, de rechazo e indignación.

 El lenguaje es directo y el vocabulario y la sintaxis no entrañan mucha dificultad.

Poemas de la antología que participan de estas características ―Las ánimas‖, ―El vencedor‖, ―opina un civilizado…‖ (págs.89 a 91) de J. Guillén; ―Espantapájaros‖, ―El toro de la muerte‖, ―Hace falta estar ciego‖(págs..148-149) de R. Alberti; los poemas 7 y 8 (pág.164-165) de JJ Domenchina; ―Insomnio‖ (pág. 167) de D. Alonso…

VI.

Temática

Estos poetas, como veremos con la lectura de la antología, abordan los temas esenciales de la existencia: el amor, la muerte, la angustia vital… En palabras de J. Guillén ―los grandes asuntos del ser humano –amor, universo, destino, muerte- llenan las obras líricas y dramáticas de esta generación.

En líneas generales, los ejes temáticos del grupo poético son:

-El amor. Aúna los rasgos de la lírica tradicional y de la vanguardista. El amor se concibe como una fuerza que da sentido a la vida, rompe con la soledad del ser humano y le permite elevarse sobre el mundo precario en que vive, pues cuando una persona ama alcanza la plenitud. Admite todas las manifestaciones posibles y se cantó al amor heterosexual y al homosexual. Pero el choque entre esta actitud y la realidad en que vivían llevó muchas veces al dolor (Lorca, Cernuda) Ej.  Poemas de P. Salinas, el gran poeta del amor dentro de este grupo, sobre todo sus libros La voz a ti debida (1934) y Razón de amor (1936). De estos libros son los poemas 7 y 8 de las págs. 66 y 67 de la antología.

-La muerte. Arrebata la belleza de la vida y es el destino de todos los seres humanos. Luchar contra ella produce un sentimiento de frustración y un sentido trágico de la existencia. A veces el poeta acepta la muerte con resignación y entereza. Ej.  ―Doncel póstumo‖ (pág. 162) y poema 10 (pág.166) de JJ Domenchina; ―Invitación a la muerte‖ (pág. 227) de E. Prados; ―Crepúsculo‖ (pág. 239) de M. Altolaguirre…

-Las preocupaciones sociales. La huella de la Guerra Civil española y de la Segunda Guerra Mundial queda patente en una serie de composiciones que versan sobre la injusticia, la destrucción y la miseria de una sociedad que ha vivido el desastre de la guerra y donde los poetas expresan su anhelo de paz. Asimismo protestan contra la injusticia social que padecen diversos grupos sociales marginados. Ej. ‖Los intranquilos‖ (pág. 86), ―Las ánimas‖ (pág.89), ―El vencedor‖ y el poema 17 (págs.90 y 91) de Jorge Guillén; ―Insomnio‖ (pág. 177) de D. Alonso…

-La modernidad. Los poetas, por influencias de las vanguardias, se dejan seducir por los nuevos tiempos y quieren dar a sus poemas un aire urbano, cosmopolita y moderno. La ciudad aparece unida a la visión futurista, impregnada de optimismo. Amaron la ciudad, valoraron el confort, el cine, la publicidad; pero también observaron el aspecto negativo del desarrollo urbano. Ej.  ―Guía estival del paraíso‖ y ―Cita triste de Charlot‖ (págs. 144 a 146) de R. Alberti…

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―Baladilla de los tres ríos‖ (pág. 123-124) de F. G. Lorca; ―De Aranda de Duero a Peñaranda de Duero‖ (pág. 142), ―Por encima del mar, desde la orilla americana del Atlántico‖ (pág. 155-156) de R. Alberti…

-Las artes y la poesía. Influidos claramente por las vanguardias literarias, las artes se convirtieron en tema de creación poética. La misma creación poética es tema de sus poemas. Ej. ‖El poema‖ (pág. 70) de P: Salinas; ―En mitad de un verso‖ (pág. 11) de G. Diego; ―Falseta‖ (pág. 125) de F. G. Lorca; ―Zurbarán‖ (pág. 152) y ―Retorno de la invariable poesía‖ (pág. 154-155) de R. Alberti; ―Óleo. Niño de Vallecas‖ (pág. 204-205) de V. Aleixandre; ―Góngora‖ (pág. 218-220) de L. Cernuda… También el arte taurino estará presente en poetas como G. Diego y F. G. Lorca.

-Recuerdo y añoranza de la patria y los amigos. Ya dijimos que tras la Guerra, muchos se exilian y desde sus países de acogida, la nostalgia del mundo perdido, se convierte en tema poético. Ej. poema 15 (pág. 151-152) y 18 (pág. 155-156) de R. Alberti; ―Añoranza‖ (pág. 165-166) de J. J. Domenchina; ―Es la tierra de nadie‖ (pág. 241) de M. Altolaguirre…

-Las inquietudes íntimas. El enfrentamiento entre los deseos del ser humano y la realidad que lo rodea provoca una serie de incógnitas sobre la condición humana, los deseos inalcanzables y la angustia de la existencia. Ej. ‖Tréboles‖ y ―Ars vivendi‖ (págs. 88 y 89) de J. Guillén; ―Dolor humano‖ (pág. 167-168) de J. J. Domenchina; ―Monstruos‖ (pág. 179-180) de D. Alonso; y, sobre todo, los poemas de Luis Cernuda: poemas 2, 3, 4 y 5 en las págs. 212 a 218 y ―La noche del hombre y su demonio‖ (220-223)…

-La religión y Dios. Dios aparece en las invocaciones de estos poetas como un interlocutor al que muchas veces se le increpa. Ej. ‖Canción al niño Jesús‖ (pág. 108) de G. Diego; ―Oda al Santísimo Sacramento del altar‖ (pág. 134-135) de F. G. Lorca; ―Hombre y Dios‖ (pág. 181) y ―Búsqueda de la luz. Oración‖ (pág. 185-186) de D. Alonso…

VII.

El estilo

Ya hemos dicho anteriormente que renuevan el lenguaje poético conjugando tradición y vanguardia. Podemos observar en la producción de cada poeta cómo en algunos casos se utilizarán formas clásicas y populares junto a otras innovadoras propias de los movimientos vanguardistas.

De todos modos, y en palabras de Jorge Guillén, los poetas de su generación conseguirán renovar el lenguaje poético por medio de las imágenes. Concretamente decía que ―hablaban por imágenes‖. La metáfora y la imagen visionaria relaciona los objetos, no por su semejanza física, sino por las emociones que despiertan. Precisamente será esta proliferación de imágenes lo que contribuya a la dificultad de su poesía, a que se la haya tildado de hermética y claramente intelectual. Y este gusto por la imagen no solo aparece en la poesía más vanguardista, también en la de corte clásico y popular, si bien es cierto que la dificultad crece en los poemas de los poetas más vinculados con el Surrealismo: la casi totalidad de la obra de Aleixandre; el Lorca de Poeta en Nueva York, el Alberti de Sobre los ángeles…

En cuanto a la métrica, en la línea de la lírica popular (romancero y cancionero tradicional) y de la lírica culta (se inspiran en grandes autores clásicos como Garcilaso, San Juan, Jorge Manrique, Góngora, Bécquer…), compondrán cancioncillas del más puro sabor popular, romances, sonetos, redondillas, décimas y cuartetos asonantados. Ejs.  de cancioncillas de tipo popular: ―Torerillo en Triana‖ y ―Canción al niño Jesús‖ de Diego; ―Arbolé, arbolé‖, ―Baladilla de los tres ríos‖, ―Falseta‖ ―Camino‖ ―Gacela del amor con cien años‖ de Lorca; poemas 1 y 14 de Rafael Alberti…

Romances: ―Romance del Duero‖ de G. Diego; ―San Rafael‖ y ―Muerte de Antoñito el Camborio‖ de G. Lorca…

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humano‖ de Domenchina; ―Cómo era‖, ―Oración por la belleza de una muchacha‖, ―Hombre y Dios‖ y ―Hermanos‖ de D. Alonso; ―La niebla‖ de Altolaguirre…

Otras estrofas clásicas: ―Beato sillón‖ de Guillén (décima); ―Anillo‖ de Guillén (serventesios) En cuanto a las innovaciones métricas, debemos citar aquellas propias de la vanguardia, como el empleo de caligramas, collage, y disposiciones tipográficas que simulan el tema o el título de la composición. Si bien es cierto que en los poemas que se recogen en la antología no se encuentran ejemplos destacados, puede citarse un poema de G. Diego que simula el balanceo de un columpio y que se titula así:

A caballo en el quicio del mundo

un soñador jugaba al sí y al no. Las lluvias de colores

emigraban al país de los amores.

Bandadas de flores Flores de sí Flores de no Cuchillos en el aire

que le rasguen las carnes forman un puente

Sí No

Cabalga el soñador Pájaros arlequines

cantan el sí cantan el no."

Pero sobre todas estas innovaciones, los poetas del 27 desarrollaron ampliamente el verso libre o versículo. Contaron con el precedente de su maestro Juan Ramón, pero la mayor influencia provendrá del Surrealismo y de los dos grandes poetas sudamericanos Cesar Vallejo y Pablo Neruda (al poeta peruano César Vallejo le dedica Diego el poema ―Valle Vallejo‖, en la pág. 101 de la antología, escrito precisamente utilizando el verso libre o versículo). Si en la métrica clásica se utilizan el cómputo de sílabas, la distribución de pausas y acentos y la rima, para conseguir el ritmo, el versículo responde a una concepción del ritmo diferente  la medida y las pausas son variables; los acentos no aparecen con regularidad, aunque su distribución puede quedar dentro de ciertos límites a diferencia de la prosa ordinaria; no existe la rima regular. El ritmo se consigue en el versículo con la repetición no ya de elementos fónicos, sino en la repetición de ideas, de palabras, de estructuras sintácticas (anáforas y paralelismos). Ejemplos que aparecen en la antología además del citado anteriormente de Diego ‖Ciudad sin sueño‖ y ―Niña ahogada en el pozo‖ de Lorca; ―Espantapájaros‖ de Alberti; ―Insomnio‖ y ―A un río le llaman Carlos‖ de D. Alonso; ―Unidad en ella‖, ―Criaturas en la aurora‖, etc. De Aleixandre; ―No decía palabras‖, etc. De Cernuda… Y más ejemplos que puedes localizar entre los poemas de la antología.

VIII.

Autores

Los incluimos en el mismo orden que vienen en la antología. No se incluye reseña biográfica, que debes leer en el libro de lectura.

1. PEDRO SALINAS

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faltan en ellos, particularmente en Fábula y Signo, temas futuristas, nuevos en la creación poética. Pero son La voz a ti debida (1933) -título tomado del verso 12 de la Égloga III de Garcilaso de la Vega: "pienso mover la voz a ti debida;"- y Razón de amor (1936) las obras cumbres de Salinas, con las que el tema amoroso, presente en los tres libros anteriores, irrumpe en la poesía de la época desde posiciones claramente antirrománticas. Pocos líricos castellanos han sabido ahondar en la naturaleza misma del sentimiento amoroso con la sutileza de Salinas, para quien el amor, en vez de sufrimiento, es una prodigiosa fuerza que está presente en la

realidad de cada día y da sentido a la propia vida y al mundo.

Con posterioridad a la Guerra Civil, y ya en América, Salinas publicó dos libros de poemas: El contemplado (1946) y Todo más claro (1949); a los que hay que añadir otro de aparición póstuma: Confianza (1955; poemas inéditos 1942-1944). Los angustiosos poemas de Todo más claro -que surgen como resultado de sus largos años de permanencia en Estados Unidos, en contacto con sus estructuras socioeconómicas y con los progresos tecnológicos- reflejan la profunda desolación en la que vive el hombre de su época. El propio poeta declara en el prólogo: "Conozco la gran paradoja: que en los cubículos de los laboratorios, celebrados templos del progreso, se elabora del modo más racional la técnica del más infinito regreso del ser humano: la vuelta del ser al no ser. Sobre mi alma llevo, de todo esto, la parte que me toca; como hombre que soy, como europeo que me siento, como americano de vivienda, como español que nacía y me afirmo. Porque las angustias arremeten por muchos lados. Y ahí están las mías, en este librito, para el que no se quiera cerrar a verlas". Y, en efecto, la actividad frenética, el tumulto ruidoso, el tráfico intenso, los anuncios abigarrados de las grandes ciudades norteamericanas... -en definitiva, el desbordamiento de la técnica frente a los eternos valores de la Humanidad- están presentes en poemas como los titulados "Hombre de la orilla", "Nocturno de avisos", "Ángel extraviado"... La obra se cierra con el estremecedor y largo poema -de 389 versos- "Cero", expresión horrorizada -del poeta ante las primeras explosiones atómicas norteamericanas que destruyeron -el 6 y el 9 de agosto de 1945- las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki. Con Todo más claro, Pedro Salinas se incorpora plenamente a la poesía que refleja el sentimiento de angustia que a menudo ha acompañado al hombre del siglo XX, perplejo ante la deshumanización del progreso tecnológico que ha conducido a catástrofes dantescas, desconcertado ante tanta injusticia.

Salinas cultivó, además de la poesía, la narrativa, el teatro. Y Salinas es, además, un excelente crítico literario y ensayista.

Pero, por encima de cualquier otra actividad intelectual -profesor con verdadera vocación de enseñanza, novelista, dramaturgo, crítico literario y ensayista-, Salinas, dentro de la Generación del 27, es el gran poeta del amor. Y para comprobarlo, bastaría con leer el poema de La voz a ti debida que comienza con los versos "Qué alegría, vivir / sintiéndose vivido. / Rendirse / a la gran certidumbre, oscuramente, / de que otro ser, fuera de mí, muy lejos, / me está viviendo. / <...>". (Pág. 66-67 de la antología).

El estiloconceptista de Salinas se refleja en la continua presencia en sus versos -por lo demás, rigurosamente "trabajados" y, por lo general, carentes de rima- de paradojas, afortunados juegos de ideas, condensación de conceptos...; recursos con los que el poeta pretende adentrarse en el sentido último y esencial de la realidad. Pero esa capa intelectual que, en cierto modo, todo conceptismo implica, lejos de anularlo, potencia el valor emotivo de su palabra poética.

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La producción poética de Jorge Guillén está distribuida en cinco series-

Cántico, Clamor, Homenaje, Y otros poemas, Final-, y lleva el título genérico de Aire Nuestro. Desde la primera edición, de 1928, con 75 poemas, Cántico ha ido ampliándose hasta alcanzar las 334 composiciones que constituyen la cuarta y definitiva edición, de 1950. Cántico es una entusiasta exaltación de la perfección del Universo -"el mundo está bien hecho", dice Guillén-, una exclamación gozosa ante el maravilloso espectáculo de la realidad terrestre. (Léase, desde esta perspectiva, el poema titulado "Las doce en el reloj", pág. 81-82). Y si Cántico se subtitula Fe de vida, Clamor –compuesto porMaremagnum (1957), Que van a dar en la mar (1960) y A la altura de las circunstancias (1963)- lleva por subtítulo Tiempo de historia. Los poemas de esta obra -editada en Buenos Aires- son un grito de protesta ante las dolorosas realidades de nuestro tiempo: guerras, dictaduras, injusticias, negocio, tiranía, muerte, explotación, etc. "El mundo del hombre está mal hecho", dice ahora Guillén. Sin embargo, las 'discordancias' del mundo de los últimos años no hacen abdicar al poeta de su inicial postura de fe en el hombre y en la vida. A Cántico y a Clamor añade Guillén un tercer título: Homenaje-Reunión de vidas- (Milán, 1967), conjunto de poemas dedicados a diversas figuras de la Historia, de las Artes y de las Letras. Y tras las dos ediciones de Y otros poemas (Buenos Aires, 1973; Barcelona, 1979), la obra completa de Guillén se cierra, definitivamente, con Final (Barcelona, 1981).

La lengua poética de Guillén se caracteriza por su extraordinaria concisión. Atento sólo a lo esencial, elimina, por innecesarios, elementos decorativos —música, color...—, y hace gala de una extremada economía expresiva, de forma que su poesía, convertida en pura emoción lírica, adquiere tal densidad, que su lectura resulta difícil en no pocas ocasiones.

3. GERARDO DIEGO

La versatilidad de Diego le ha permitido simultanear la poesía de vanguardia -Diego es el máximo representante español del Creacionismo- y la poesía clásica o tradicional; y en ambas direcciones poéticas se advierte una cualidad constante: el dominio absoluto de la forma, cualquiera que sea el tipo de verso elegido.

Diego se inicia en el mundo de la poesía con tres libros -escritos en 1918- de gran sencillez y grata musicalidad: Iniciales, El Romancero de la novia y Nocturnos de Chopin -libro este último que revela la capacidad del poeta para relacionar música y poesía-. El espíritu vanguardista del poeta está presente en varios libros: Evasión -escrito entre 1918 y 1919, y considerado ultraísta-; Imagen (1922) y Manual de espumas (1924) -adscritos al Creacionismo; libros de poesía originalísima, al margen de toda lógica y de cualquier referencia a la realidad inmediata. A este tipo de poesía alude el poeta cuando afirma: "Creer lo que no vimos dicen que es la Fe; crear lo que nunca veremos, esto es la Poesía."; Fábula de Equis y Zeda -obra escrita entre 1926 y 1929, en pleno fervor gongorino; sucesión de imágenes disparatadas, en sextetos de gran musicalidad-; y Poemas adrede -en donde se hace patente la influencia del surrealismo; intento de aunar la expresión tradicional con la vanguardista-; surrealismo que alcanza también a algunos de los poemas de Ángeles de Compostela (1940).

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titulados "El ciprés de Silos" (p. 97)y "Giralda" (p.102). En sus libros posteriores sigue manifestándose la aguda sensibilidad para la belleza y el sentido musical que ha presidido siempre el quehacer poético de Gerardo Diego. Dentro de los libros de "paisajes" destacan -además de

Alondra de Verdad y Ángeles de Compostela- Soria (1923), Paisaje con figuras (1956), Mi Santander, mi cuna, mi palabra (1961) y Vuelta del peregrino (1966). La lírica amorosa de Diego se concentra en libros como Amazona (1956), Amor solo (1958), Canciones a Violante (1959) y

Sonetos a Violante (1962). La lírica religiosa está recogida en Versos divinos (1971) -obra que incluye el libro juvenil Viacrucis (1931), donde hallamos décimas algo frías y demasiado elaboradas, pero llenas de esencias populares-. La afición de Diego por la música origina una de sus grandes composiciones: Preludio, aria y coda a Gabriel Fauré (1967), en la que Diego ha sido capaz de transmitir con sus versos la fuerza expresiva de la música. Y de su pasión por los toros dan testimonio los libros La suerte o la muerte (1963) y El cordobés dilucidado (1966).

4. FEDERICO GARCÍA LORCA

En sus primeras obras -Libro de poemas, Canciones-se advierte ya un personalísimo empleo de la metáfora y una atracción por los motivos folclóricos y tradicionales, así como ciertos ecos vanguardistas. Obra fundamental de esta primera época -aunque publicada en 1931- es el Poema del cante jondo, cuyo núcleo central lo constituye el profundo dramatismo de la canción andaluza, sobre

la que García Lorca ha proyectado su dolor de vivir.

En 1928 se publica el Romancero gitano, obra compuesta por 18 poemas, en la que se hallan fundidos los motivos populares andaluces y la técnica ultraista más refinada, el romance tradicional -si bien mezclando lo narrativo con lo lírico- y la capacidad metafórica más insólita. El Romancero gitano en modo alguno es una andaluzada folclórica. A este respecto, escribe García Lorca: "El libro en conjunto, aunque se llama gitano, es el poema de Andalucía, y lo llamo gitano porque el gitano es lo más elemental, lo más profundo, más aristocrático de mi país, lo más representativo de su modo y el que guarda el ascua, la sangre y el alfabeto de la verdad andaluza universal."; un libro que su autor define como "antipintoresco, antifolclórico, antiflamenco, donde no hay ni una chaquetilla corta, ni un traje de torero, ni un sombrero plano, ni una pandereta.", y en el que los gitanos aparecen como depositarios de la mejor tradición andaluza. La visión del mundo andaluz que ofrece García Lorca en esta obra está cargada de patetismo: en el Romancero gitano "hay un solo personaje -dijo el propio autor-, que es la pena que se filtra por el tuétano de los huesos"; y basta con leer, por ejemplo, el "Romance de la pena negra o el "Romance sonámbulo" para comprobar el tono patético de una obra que, estilizando los elementos populares a través de unas imágenes de brillante colorido y musicalidad, alcanza una enorme calidad poética.

Intensa fuerza dramática tiene también el Llanto por Ignacio Sánchez Mejías (1935), larga elegía dividida en cuatro partes, en honor y recuerdo del famoso torero muerto en agosto de 1934 en la plaza de Manzanares; poema en el que de nuevo se funden los elementos populares y tradicionales con los cultos y vanguardistas.

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los que se conservan once- completan su obra lírica. García Lorca es, además, un dramaturgo excepcional, como ya pudimos comprobar con la lectura de su obra La casa de Bernarda Alba.

García Lorca convierte el lenguaje metafórico en un poderoso y original recurso expresivo: símiles y metáforas de altísima calidad estética se desparraman por toda su obra -lírica y dramática- y justifican sobradamente estas palabras del propio poeta: "Sólo la metáfora puede dar una suerte de eternidad al estilo"; o estas otras: "El poema que no está vestido no es poema, como el mármol que no está labrado no es estatua".

5. RAFAEL ALBERTI

La primera obra de Alberti, Marinero en tierra (1924), refleja la nostalgia de su tierra natal, recordada desde Madrid; y fue acogida con gran entusiasmo por Juan Ramón Jiménez ("Poesía popular, pero sin retorno innecesario: nueva; fresca y acabada a la vez; rendida, ágil, graciosa, parpadeante: andalucísima"). Los temas y las formas populares continúan en los siguientes libros: La amante (1925), El alba del alhelí (1927). Y si con Cal y canto (1926-1927) Alberti rinde homenaje a Góngora y cultiva además los motivos de la vida moderna en una lírica claramente vanguardista, con Sobre los ángeles (1927-1928) logra una de las obras maestras de la poesía surrealista. A sus últimos años de estancia en España previos al exilio corresponden varios libros de inspiración revolucionaria: El poeta en la calle (1931-1935), De un momento a otro

(1934-1939), etc

En su exilio americano, Alberti sigue publicando libros de extraordinaria belleza lírica, muchos de los cuales revelan la nostalgia de su patria: Entre el clavel y la espada (1939-1940), Pleamar (1944), A la pintura (1945-1952) - bellas glosas líricas de la obra de célebres pintores -, Retornos de lo vivo lejano (1948-1956),

Coplas de Juan Panadero (1949-1953), Ora marítima (1953), Baladas y canciones del Paraná (1953-1954), etc. De su estancia en Roma sobresale la obra Roma, peligro para caminantes (1968).

Alberti es, asimismo, autor de un sugestivo libro de memorias - La arboleda perdida- y de algunas obras de teatro: El hombre deshabitado, El adefesio, etc.

La producción poética de Rafael Alberti es extraordinariamente variada, y revela una gran maestría para abordar los más diversos temas y estilos: la lírica popular, la poesía neogongorina y ultraísta, la poesía surrealista, la poesía de contenido social y político...; y aunque esta última sea en ocasiones de menor calidad estética, es común a toda la poesía de Alberti una gran destreza verbal, un sorprendente dominio de la forma que le permite los más audaces virtuosismos técnicos con la mayor espontaneidad, y una poderosa capacidad plástica y sensual que entronca con su pasión por la pintura.

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Desde muy joven colaboró como crítico literario en periódicos y revistas tan importantes como ―Los Lunes‖ de ―El Imparcial‖, ―España‖, ―La Pluma‖ (dirigida entonces por el que sería su cuñado, Cipriano Rivas y por el que fuera presidente de la República española Manuel Azaña), ―Revista de Occidente‖ (Fundada por Ortega y Gasset) y ―El Sol‖. Fue crítico literario de este último diario, para el que usó el seudónimo de Gerardo Rivera.

Durante la República fue asiduo de la tertulia del Hotel Regina. Conoció a Azaña en 1921 en la redacción de ―La Pluma‖, y cuando éste funda Acción Republicana en 1925, cuenta con el poeta Domenchina, al igual que hará en 1934, cuando se funda Izquierda Republicana; elegido presidente, fue secretario particular suyo. Pero dimitió en 1935 por razones de salud, ya que padecía fuertes dolores reumáticos que en ocasiones llegaban a dejarle paralizado. En Junio de 1936 fue nombrado delegado del gobierno del Instituto del Libro Español. En Noviembre de 1936 se casó con la también poetisa Ernestina de Champourcín, a la que había conocido en 1930. Al ser nombrado jefe del Servicio Español de Información creó el Boletín de Información y el Suplemento Literario del Servicio Español de Información, en el que colaboró Antonio Machado.

En Enero de 1938 fue nombrado secretario del Gabinete Diplomático de Azaña hasta su dimisión. Cuando ya terminaba la Guerra Civil estuvo en Valencia con el gobierno republicano y Domenchina fue miembro del Consejo de Colaboración de la revista ―Hora de España‖; ya en Barcelona, colaboró en las páginas de ―La Vanguardia‖. Domenchina y su mujer se exiliaron en Febrero de 1939, primero a Francia (estuvieron tres meses en Toulouse, luego en París y por fin en México, donde Azaña le consiguió un puesto en la Casa de España dirigida por Alfonso Reyes), y allí, acompañado por su mujer, su madre y su hermana, ambas viudas, y sus sobrinos Rodrigo y Encarnación, trabajó en labores editoriales, de traductor sobre todo. Extraña situación literaria la de Juan José Domenchina. Desde su precoz iniciación poética en 1917, con prólogo de Ramón Pérez de Ayala, contó con los mejores auspicios., no logró sin embargo formar parte del más selecto grupo de la joven literatura, pronto conocido como generación del 27. Su editora reciente, Amelia de Paz, ha llegado a hablar del «caso Domenchina»: una especie de conspiración de silencio que fue formándose en torno a su obra tras la ruptura de los poetas del 27 con Juan Ramón Jiménez. Pero hubo también razones estéticas para esa marginación: Domenchina, que se inicia como poeta en el Tardomodernismo, se caracteriza luego por el rebuscamiento y la aspereza de su léxico. Ya Melchor Fernández Almagro, al reseñar en 1930 ―La corporeidad de lo abstracto‖, señaló que ―Son muchos los versos de Domenchina que quedan inválidos»; les faltaría sentimiento e intuición; les sobraría feísmo expresionista, involuntaria comicidad.

En el exilio mexicano, la poesía de Domenchina cambia por completo: con empaque quevediano, añora la patria perdida, su natal Madrid, muy especialmente, lamenta la fugacidad de la vida, aguarda con estoicismo la embestida de la muerte. A la sobriedad léxica renuncia, por fin, al rebuscar en los sótanos del diccionario, se añade la recuperación del estrofismo clásico: Sonetos sobre todo (poemas del 8 al 13 de la antología; págs. 165 a 168), décimas, algún romance. Con ―El diván de Abz-ul-Agrib‖ juega al apócrifo inventándose un poeta oriental que compensa bien, con sus alardes coloristas y metafóricos, la monótona y obsesiva sequedad de su poesía última.

Con el exilio, dejó de ser Domenchina una curiosidad literaria, una extravagancia de época, para convertirse en un poeta, pero ya las nóminas estaban fijadas y los rencores antiguos arraigados, por lo que, hasta hoy mismo, continuó siendo un caso aparte, una especie de apestado dentro de su generación.

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Fue Catedrático de la Universidad de Valencia y de la de Madrid, en la que desempeñó, desde la jubilación de Menéndez Pidal -de quien fue discípulo y colaborador- y hasta 1968, la Cátedra de Filología Románica. Ese mismo año fue elegido Presidente de la Real Academia Española. En 1978 recibió el Premio Cervantes. Muere en Madrid, en 1989, tras una fecunda vida dedicada a la docencia -fue profesor y conferenciante en las principales universidades de Europa y América-, a la investigación y crítica -autor de rigurosos estudios de Lingüística y de trabajos de análisis estilístico de nuestra lírica medieval y contemporánea- así como a la creación poética, que cultiva "a rachas", según su propia expresión.

Sólo la producción inicial de Dámaso Alonso -Poemas puros. Poemillas de la ciudad (Madrid, editorial Galatea, 1921)- queda adscrita a la Generación del 27, con cuyos miembros le une una fraternal amistad. La madurez poética de Dámaso Alonso se produce tras la Guerra Civil, con

Oscura noticia (1944) y con Hijos de la ira (1944); libros a los que seguirán Hombre y Dios (1955),

Gozos de la vista (1981) y Duda y amor sobre el Ser Supremo (1985). Junto a esta obra se publica

una selección poética titulada Antología de nuestro monstruoso mundo).

Hijos de la ira (Diario íntimo) es la obra más trascendental de la poesía de posguerra, y representa una decidida ruptura con la poesía esteticista y ajena a la realidad histórica que venía imperando en España. La obra es un claro exponente de la angustia que domina al hombre de nuestro tiempo, que no se siente a gusto en un mundo en el que reinan la crueldad, el odio y la injusticia. El lenguaje desgarrado y deliberadamente prosaico -que no excluye palabras "antipoéticas"-, los majestuosos versículos -que recuerdan el ritmo de los salmos bíblicos-, las imágenes con influjos surrealistas y esa preocupación constante por el corazón del hombre sitúan a la poesía de Dámaso Alonso -a la que él mismo califica de "desarraigada"- en una línea "existencial" que nada tiene que ver con el anacrónico bucolismo renacentista en el que se habían instalado algunos poetas imitadores de Garcilaso de la Vega. El libro de Alonso ejercerá una un fuerte influjo en la poesía española de posguerra y abrirá el camino a una poesía más dramáticamente humana; y de su tono de protesta ante la injusta realidad circundante derivará posteriormente la poesía social de Blas de Otero y de Gabriel Celaya. (Poemas de las págs. 177 a 180 de la antología)

La publicación de Hijos de la ira sitúa a Dámaso Alonso en el ámbito de una poesía de intención anticlasicista y antiformalista -en respuesta al neogarcilasismo de José García Nieto y de otros poetas de la llamada "Juventud Creadora"-, más humana y auténtica. En efecto, Dámaso Alonso ha distinguido dos actitudes en los poetas de posguerra: la de quienes contemplan el mundo como un todo armónico y ordenado -poesía "arraigada"-, y la de aquellos poetas que sienten repulsión por un mundo caótico en el que se ha instalado la injusticia -poesía "desarraigada", en denominación del propio Dámaso Alonso, y a la que el poeta va a quedar adscrito-: "Para otros, el mundo nos es un caos y una angustia, y la poesía una frenética búsqueda de ordenación y de ancla. Sí, otros estamos muy lejos de toda armonía y de toda serenidad. Hemos vuelto los ojos en torno, y nos hemos sentido como una monstruosa, una indescifrable apariencia, rodeada, sitiada por otras apariencias tan incomprensibles, tan feroces, quizá tan desgraciadas como nosotros mismos... Y hemos gemido largamente en la noche. Y no hemos sabido hacia dónde vocear". Los poemas titulados ―La injusticia‖, ―Mujer con alcuza‖ y ―De profundis‖ –que no figuran en la antología - son una buena muestra de esta poesía que anuncia lo que más tarde se llamará "poesía social".

8. VICENTE ALEIXANDRE

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(1928) hasta Nacimiento último (1953); la segunda se abre con Historia del corazón (1954) y se prolonga hasta el final de su vida, Diálogos del conocimiento (1974) es uno de sus últimos libros.

1ªÁmbito

Aleixandre se da a conocer como poeta con Ámbito (1928), libro al que sigue Pasión de la tierra, conjunto de poemas en prosa escritos entre 1928 y 1929, y que se inscriben en la línea de la literatura francesa surrealista de la época. "El impulso que mueve este libro -escribe Aleixandre en el Prólogo- es el de la angustia del hombre elementalmente y esencialmente situado en medio del caos de las fuerzas brutales, de las que -si hostilmente le derriban- no se siente distinto. Es la

angustia del hombre físicamente desnudo, desemparado, absorto".

Espadas como labios es el tercer libro del poeta, escrito entre 1930 y 1931 y compuesto por 41 poemas en verso libre, exentos de cualquier regularidad formal (únicamente en el poema "Salón" recurre Aleixandre a cuartetas de heptasílabos con rima asonante en los versos pares). El carácter profundamente humano del libro no es incompatible con su tono surrealista -la lógica intelectual cede ante la expresión irracionalista, que incluso prescinde de la puntuación-, lo que ha llevado a Dámaso Alonso a calificar esta poesía de neorromántica. En Espadas como labios confluyen los rasgos más destacados que van a configurar el inconfundible estilo poético de Aleixandre; entre otros, los siguientes: el uso de la conjunción o con valor identificativo y no disyuntivo; el uso de reiteraciones -que, desde el punto de vista expresivo, intensifican las realidades evocadas-; la continua presencia de imágenes "visionarias" que escapan a la lógica de la conciencia y alcanzan un elevado sentido poético -y que son propias de la técnica surrealista etc. A Espadas como labios siguen otros libros que se inscriben en el ámbito surrealista: La destrucción o el amor (1935), Sombra del paraíso (1944), Mundo a solas (1950; libro escrito entre 1934 y 1936, y cuyo tema central es el desamor). Con Nacimiento Último (, 1953) concluye la primera etapa de la obra poética de Aleixandre.

La destrucción o el amor ya encierra en su mismo título -en el que la conjunción o está desposeída de su valor disyuntivo para asumir una función identificativa semejante a la del signo = en Matemáticas-, el pensamiento central de la poesía de Aleixandre en esta época: amor y muerte son una misma cosa; la plena posesión amorosa sólo se alcanza fundiéndose el amante con la criatura amada, destruyéndose en el éxtasis amoroso. Y Aleixandre hace del impulso amoroso una vía para la destrucción del individuo, en un anhelo de fusión cósmica, de integración con la Naturaleza, para participar de su gloriosa unidad: léase, por ejemplo, el poema "Unidad en ella" (pág. 192). Por ello, el poeta se identifica con todo lo creado, en un ansia de fundirse con los seres que pueblan el mundo: léase, por ejemplo "Soy el destino" (pág. 193 a 195). En definitiva, lo que Aleixandre canta en La destrucción o el amor es el mundo sentido como fuerza creadora amorosa que tiende a su unidad, a su integración; y todo en él, tanto los seres animados como las fuerzas de la Naturaleza, aspira a esa irrefrenable ansia erótica de fusión. Con razón, Dámaso Alonso pudo aludir al "misticismo panteísta" de Aleixandre. En cualquier caso, La destrucción o el amor contiene algunos de los poemas amorosos de mayor intensidad lírica que se hayan escrito a lo largo del siglo XX.

Sombra del paraíso.

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presencia del hombre, y revela la concepción tremendamente pesimista que de él tiene Aleixandre. Sin embargo -y como señala Leopoldo de Luis en su edición de Sombra del Paraíso, publicada por Castalia-, "es el sentimiento de solidaridad y es la comprensión del dolor humano, lo que supera tan decepcionada actitud hacia un humanismo que se inicia en poemas finales del volumen y acaba por desembocar en la poesía de Historia del corazón).

2ª. La segunda etapa de la obra de Aleixandre se inicia en 1945, año en el que el poeta comienza la composición de Historia del corazón, que verá la luz en 1954. Aleixandre desnuda su poesía del surrealismo y del barroquismo que este trae consigo y afronta una profunda renovación temática y estilística, caracterizada por el acercamiento a la difícil realidad humana de cada día, a las preocupaciones del hombre, mirado ahora positivamente -y aquí radica la novedad del libro-. Concha Zardoya ha señalado, entre los rasgos estilísticos más destacados de la obra, los siguientes: la perfecta maestría en el uso del verso libre, que lo mismo se alarga hasta sobrepasar las 36, 37 y 38 sílabas -e incluso llega a las 40-, que se acorta hasta el mínimo: 2, 3, 4 y 5 sílabas; la sencillez del lenguaje poético -en el que escasean imágenes y metáforas y, si aparecen, son fácilmente identificables-, en un deseo de lograr que la poesía sea comunicación, que llegue a todos los hombres y a todas partes; la ordenación continuativa de los poemas, que aunque son independientes entre sí, se condicionan unos a otros y se continúan; y, finalmente, el uso de la yuxtaposición, la ausencia de oraciones subordinadas, el predominio de la frase corta, así como la importancia de la puntuación -es especial el valor del punto, que reemplaza a los nexos-, con todo lo cual se logra un estilo sincopado de gran eficacia expresiva.

Recomendamos la lectura de "En la plaza" (Pag. 202 a 204) -en que Aleixandre abandona su mundo personal para, fundiéndose con los anhelos de los demás, realizarse plenamente-; y también la del

espléndido poema amoroso "Mano entregada" (pag. 201-202).

En la misma línea de profunda humanidad que caracteriza a Historia del corazón se sitúan otros libros posteriores: En un vasto dominio (1962), Retratos con nombre (1965), Poemas de la consumación (1968) y Diálogos del conocimiento (1974).

Poemas de la consumación y Diálogos del conocimiento son libros de tema único, ya enunciado en su título: la consideración de la vida desde la perspectiva de la vejez y la vecindad de la muerte, en el primer caso; el enigma de la conciencia humana y el sentido del mundo, en el segundo. Obras de gran dificultad, en las que, de nuevo, la inspiración de Aleixandre recurre a imágenes irracionales y surrealistas de hondo sentido poético. Poemas de la consumación está formado por 50 piezas, en general breves -las hay que no llegan a los diez versos-, en metros frecuentemente cortos. Diálogos del conocimiento -cuyos textos dialogados son, en realidad, yuxtaposiciones de monólogos paralelos, contrapuestos o convergentes, más que verdadero diálogo dramático- consta de 14 piezas largas, en versos que no suelen descender por debajo del alejandrino o del endecasílabo. Recomendamos la lectura de "El poeta se acuerda de su vida" (pag. 205-206).

A los libros poéticos hay que añadir uno en prosa: Los encuentros (1958), colección se semblanzas de escritores muy apreciados por Aleixandre. Especialmente conmovedoras son las líneas que dedica al poeta Miguel Hernández.

9. LUIS CERNUDA

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compañeros de grupo y el título que reúne toda su producción poética: La Realidad y el Deseo (desde 1936). El eje de su poesía es el desacuerdo entre su anhelo de realización personal (el deseo) y los límites impuestos por el mundo que lo rodea (la realidad). Sus temas dominantes son, por consiguiente, la soledad, la añoranza de un mundo habitable, el ansia de belleza perfecta y, sobre todo, el amor. A partir de 1932, su estilo se despega del de sus compañeros de generación y emprende un camino solitario e inconfundible: desecha los ritmos marcados, cultiva el versículo, rechaza la rima, huye del lenguaje brillante de imágenes ciñéndose al lenguaje, hablado y el tono coloquial —aquí está la influencia de los poetas ingleses como T. S. Eliot—, pero bajo ese barniz de coloquialismo hay una poesía lúcidamente elaborada, con una de las lenguas poéticas más ricas de nuestra lírica. Señalemos

Los placeres prohibidos (1931), Invocaciones (1934-1935), Las nubes (1937-1940), y ya de posguerra.

Como quien espera el alba (1941-1944) y, sobre todo, su magnífica Desolación de la quimera (1956-1962), que tanto influirá en algunos poetas del último tercio de siglo.

Se distinguen tres etapas:

-Primera etapa: escribe una poesía pura, relacionada con la lírica renacentista. Perfil del aire y

Égloga, elegía y oda.

-Segunda etapa: las obras de esta etapa son de influencia surrealista y romántica. Algunos ejemplos serían Los placeres prohibidos o Donde habite el olvido (título inspirado por Bécquer).

-Etapa en el exilio: en las obras de esta etapa se ven temas como la nostalgia de España, la añoranza del exiliado, el paso del tiempo, la conciencia de la muerte y hace reflexiones sobre la historia de España. Un ejemplo de obra de esta etapa sería Las nubes.

10.EMILIO PRADOS

Su obra poética ha sido ampliamente revalorada en estas últimas décadas, pasando de ser un nombre casi desconocido en la poesía peninsular a convertirse en una destacada figura del Grupo Poético del 27.

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misterio del agua‖. Entre 1932 y 1938 se entrega a la poesía social y política con un lenguaje surrealista. De esta época son sus obras: ―La voz cautiva‖, ―Andando, andando por el mundo‖, ―La tierra que no alienta‖, ―Seis estancias‖, ―Llanto en la sangre‖, ―El llanto subterráneo‖, y ―Tres cantos‖. El clima de violencia que impera en Málaga en 1934 al estallar la guerra le hace trasladarse a Madrid y allí entrará a formar parte de la Alianza de Intelectuales Antifascistas. Colabora en tareas humanitarias, ayuda en la organización del II Congreso Internacional de Escritores y en la edición de varios libros: ―Homenaje al poeta Federico García Lorca y Romancero general de la guerra de España‖, al tiempo que se publican varias de sus obras. Recibe el Premio Nacional de Literatura por la recopilación de su poesía de guerra, ―Destino fiel‖ en 1938. Poco después se instala en Barcelona para encargarse, junto con Altolaguirre otra vez, de las ―Publicaciones del Ministerio de Instrucción Pública‖. Pero la situación es ya insostenible en la España de comienzos de 1939 para un republicano, por lo que decide marcharse a París y el 6 de mayo parte, junto con otras destacadas figuras de la intelectualidad republicana, hacia México, donde residirá hasta su muerte. Allí publica poesías que emanan un profundo sentimiento de desarraigo y soledad. A ésta época pertenecen ―Mínima muerte‖, ―Jardín cerrado‖, ―Memoria del olvido‖, ―Penumbras‖, ―Río natural‖, ―Circuncisión del sueño‖ y ―Signos del ser‖. Muere en México el 24 de Abril de 1962.

Primera etapa (1925-1928): busca las correspondencias de la naturaleza con la otredad del ser. Funde elementos vanguardistas y surrealistas con sus raíces arábigo-andaluzas y las poéticas puristas y neopopularistas de la época Los poemas ―Vega en clama‖, ―Invitación a la muerte‖ y ―Alba rápida‖ en las págs. 227 a 229.

Segunda etapa (1932-1938): se entrega a la poesía social y política con un lenguaje surrealista.  ―Canción‖ en la pág. 229-30.

Tercera etapa (exilio en México de 1939 a 1962): poesías que emanan un profundo sentimiento de desarraigo y soledad. La recta final de la trayectoria poética de Prados se dirige hacia una poesía cada vez más densa y filosófica, hacia el concepto de vida nueva, de solidaridad y amor, autoafirmándose en su independencia y en la visión abierta y vanguardista que siempre había defendido la Generación del 27. desde ―Dormido en la hierba‖ hasta el final.

Los poemas de Emilio Prados pueden parecer sencillos a simple vista por la facilidad con que se leen. Sin embargo, muchas veces esconden más contenido del que parece y se complica su entendimiento. Además también pueden ser confundidos con poesía oriental (fija en una imagen). Utiliza una poesía muy conceptual y filosófica.

11.MANUEL ALTOLAGUIRRE

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París. Entre 1933 y 1935 se instala en Londres, donde continúa editando libros y crea la revista bilingüe hispano-inglesa 1616, título elegido en recuerdo del año de la muerte de Miguel de Cervantes y de William Shakespeare. En 1935 regresa a España y edita una nueva revista, Caballo verde para la poesía, abanderada de la llamada "poesía humana" y que dirige Pablo Neruda entre 1935 y 1936. En este último año crea una colección poética, El Héroe, que da cabida a los libros de algunos de sus compañeros de generación. También se dedica a diversas actividades teatrales, como la dirección escénica de Mariana Pineda de Federico García Lorca, que estrena durante el Congreso Internacional de Escritores Antifascistas. Durante la Guerra Civil toma partido por el bando republicano y se ve forzado a exiliarse en febrero de 1939. Tras su paso por un campo de

concentración francés, se traslada primero a Cuba y después a México.

Las islas invitadas y otros poemas, de 1926, es su primera antología y muestra una especial predilección por los temas naturalistas. En su libro siguiente, Ejemplo (1927), se percibe la influencia de la poética surrealista; posteriormente se publican Soledades juntas (1931), La lenta

libertad (1936), Nube temporal (1939) y Fin de un amor (1949).

Edita Poemas de las islas invitadas como primer suplemento de la revista Litoral, en cuya breve resurrección mexicana participa, que combina la publicación de obras de autores clásicos con libros de autores contemporáneos como José Bergamín, José Moreno Villa, Miguel de Unamuno o el mexicano Elías Nandino.

Además edita una colección de poetas clásicos españoles con el título de La Verónica y se interesa por el cine, produciendo y escribiendo el guión de la película Subida al cielo (1951), que dirige Luis Buñuel; realiza también una versión fílmica de El cantar de los cantares. Como autor teatral publica Entre dos públicos (1934).

Asimismo, escribe una biografía de Garcilaso de la Vega, realiza traducciones de A. Pushkin y P.B. Shelley y publica la Antología de la poesía romántica española (1932), así como un ensayo sobre el Presente de la lírica mejicana (1946). Deja una novela inconclusa, El caballo griego, publicada parcialmente en Papeles de San Armadans en 1958.

En 1960 se publican póstumamente sus Poesías, que comprenden textos inéditos o publicados de modo disperso en diversas revistas literarias, y a partir de 1982 empieza a aparecer la edición española de su obra completa.

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