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El Marruecos atlántico y las llanuras interiores: las grandes ciudades

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El Marruecos atlántico y las

llanuras interiores:

las grandes ciudades

Mohamed Berriane

El corazón del país: el Marruecos moderno,

el Marruecos de las ciudades

Por todos es conocido que desde el comienzo del

siglo XX, Marruecos ha desplazado su centro de

gravedad desde el interior (Fez) hacia el litoral atlántico

donde se concentran hoy en día las grandes ciudades,

poblaciones, capitales, flujos comerciales, industrias

y riquezas. Igualmente, es en este Marruecos medio

atlántico donde se localiza el centro de decisión política

(Rabat) y económica (Casablanca).

Esta “convergencia atlántica” (Troin et. al., 2002)

está formada por un núcleo central que se organiza

alrededor de la metrópoli de Casablanca y de las

ciudades costeras, entre las que se encuentra Rabat.

Alrededor de este núcleo duro gravitan espacios

satélites ligados económicamente a Casablanca: son

las llanuras de Chauia y de Dukkala, así como la región

de Rabat dependiente de la capital. Por último, en el

norte se encuentra la llanura del Garb que cada vez

sobresale más desde un punto de vista económico en

este centro del país.

Menos dependientes del eje atlántico, al disponer

de capacidad de organización interna, pero cada vez

más conectadas al polo metropolitano del que son la

prolongación directa, destacan las regiones de la

Meseta de los Fosfatos, de Tadla, de los Abda, así

como el Hauz de Marrakech y sus orillas, los Chiadma

y los Haha.

El denominador común de estos espacios, y lo que

justifica su agrupamiento en el mismo centro, es que

no se han visto afectados por la emigración más que

en los últimos tiempos. Concentrando riquezas

económicas innegables, tanto en lo que se refiere a

agricultura moderna (Garb, Tadla y Hauz), a explotación

minera (fosfatos de Juribga), a industria terciaria o al

turismo (Casablanca, Rabat y Marrakech), estas

regiones han permanecido durante largo tiempo al

margen de las salidas masivas de población que

habían conocido otras regiones tradicionalmente

migratorias, fundamentalmente la región noroeste o

el Suss y sus fronteras.

No obstante, esto no significa en absoluto que la

emigración internacional haya estado ausente. Al

contrario, desde principios de los años 70 ciudades

como Casablanca y Rabat se convierten en las

principales ciudades de partida. Más tarde, cuando

son salpicadas por el fenómeno migratorio,

fundamentalmente desde mediados de los años 80,

éste es de una gran amplitud (Tadla, región de Juribga).

La región ejemplifica el fenómeno de salidas que se

han concentrado en ciudades grandes y medianas

como Casablanca, Rabat-Salé, Marrakech, Juribga,

Beni Mellal y Fqih Ben Salah.

El eje atlántico

Verdadera “conurbación en progreso” (Troin, 2001),

esta región se compone “de ciudades próximas,

asociadas a un sistema jerarquizado, que dispone de

funciones específicas y polarizadas por un núcleo

central bien conocido: Casablanca”. No obstante, la

firme personalidad de Rabat, ciudad capital, mantiene

la bipolaridad Casablanca-Rabat. Esta armadura se

completa con ciudades anejas como Kenitra y Temara,

y en un segundo plano con otras como El Yadida y

Yorf Lasfar, hacia el sudoeste, o Berrechid y Bensliman,

hacia el interior.

Así delimitado, este corredor tiene un peso

importante en la armadura y economía nacionales.

Concentra el 55% de las unidades industriales, el 70%

de los empleos de la industria, del 80 al 100% del

comercio mayorista, la totalidad de las sedes bancarias

del país, los tres grandes puertos —Casablanca,

Mohammedia y Yorf Lasfar— y el principal aeropuerto

internacional en Casablanca que, junto al de Rabat,

abarca más de la mitad del tráfico aéreo del país. De

la misma manera, está dotado de autopistas, de vías

férreas de doble carril y de eficaces servicios de

trenes-lanzadera.

Esta conurbación única en Marruecos significa

igualmente una concentración de población, pues

acoge al 37% de la población urbana y al 19% de la

población total del país. De la misma forma, ha conocido

en los últimos años un gran dinamismo demográfico,

pues ha pasado de 3,7 millones de habitantes en 1982,

a 5,3 millones en 1994. Al mismo tiempo, la población

urbana ha crecido de 3,3 a 4,8 millones.

A todo esto hay que añadir la preponderancia

política y administrativa que se ejerce desde la capital

en Rabat que, afortunadamente, evita que en

Marruecos se dé el fenómeno de macrocefalia, tan

frecuente en países en vías de desarrollo. En estos,

a menudo una sola ciudad concentra la mayor parte

de la población, de la economía y del poder del país.

En este caso, no obstante, nos encontramos en el

seno de una región y de un sistema urbano

jerarquizado, donde la concentración de centros de

decisión es excepcional, pues la gestión del país se

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aneja Mohammedia. Ciudad metrópoli, este Gran

Casablanca alberga a 2,9 millones de habitantes (1994)

y se encuentra en el corazón del sistema. Constituye

el punto de convergencia de la vida económica nacional

y el punto desde el que se articula la economía marroquí

en la economía mundial. El segundo, está representado

por la zona capital. Ésta reagrupa en una centena de

kilómetros, a Kenitra, a las dos ciudades emparejadas

de Rabat y Salé, así a como muchos otros centros

satélites, albergando a más de 1,5 millones de

habitantes. Rabat-Salé y sus suburbios brotan hacia

Kenitra, puerta de entrada del pasillo proveniente del

norte, y hacia el sur, a través de urbanizaciones

balnearias y de grandes centros como Temara, Sjirat

o Buznika, apuntando una conexión entre las partes

norte y sur de la conurbación. La tercera y última,

anuncia la extensión de la futura conurbación hacia

el sur a través de la Chauia litoral y, sobre todo, de la

zona de El Yadida y de Yorf Lasfar. Terminación del

pasillo y polo de desarrollo local, el Gran El Yadida,

gracias a la diversificación y a la consolidación del

complejo industrial y portuario de Yorf Lasfar, está a

punto de convertirse en un polo industrial nacional

específico.

Las llanuras y las mesetas atlánticas:

Chauia, Dukkala y Abda

acumulaciones continentales que llenan estas llanuras

se han desarrollado suelos ricos y diversos como los

suelos negros o tirs de la Chauia, o los suelos rojos

o hamri de Dukkala. El clima es oceánico y aporta una

humedad complementaria bajo la forma de rocío a las

zonas litorales, en tanto que la pluviosidad disminuye

hacia el interior. Separando las dos regiones, el Um

er Rbia es la zona fluvial más regular del país y una

importante reserva de agua que ha dado lugar a cuatro

grandes presas. La facilidad de circulación en una

topografía plana y la proximidad de Casablanca han

provocado la atracción de estas regiones hacia la

capital económica. Sin embargo, en esta polarización

hay que señalar algunos matices.

La presión de la gran ciudad parece ser más intensa

en el espacio rural de la Chauia. Esta gran tribu,

antiguamente nómada, vive actualmente de la

agricultura con una gran dispersión en el hábitat. Las

mesetas de la alta y baja Chauia se han especializado

en el gran cultivo de cereales (trigo duro, trigo blando,

cebada, maíz), en tanto que la provincia de Settat

proporciona ella sola el 14% de la producción nacional

de cereales. En la Uyla, una estrecha banda costera,

domina la huerta y, especialmente, el tomate. Por

último, hacia el sur, la Chauia pasa hacia Sraghna y

Tadla por la región de los Bni Meskin, zona pobre

y célebre por su emigración hacia Italia. La influencia

La región del Gran Casablanca

Abdelkader Kaioua

El territorio de la región del Gran Casablanca, con una superficie de 873 km2, coincide con el de la wilaya. Está

delimitado al oeste por el Océano Atlántico y al norte, este y sur por la región de Chauia Urdigha. A lo largo de su reciente historia, la región ha sido objeto de diversas intentos de organizar su administración territorial, situándose los primeros a finales del pasado siglo. Hoy en día, y desde septiembre de 2003, una nueva estructura administrativa consagra la unidad de la ciudad. La antigua wilaya ha pasado de esta forma de 9 a 12 prefecturas y provincias (2 prefecturas, 2 provincias y 8 prefecturas de distrito). Se ha pasado también de 35 comunas, a una estructura más compleja compuesta de 31 unidades (16 distritos urbanos bajo la jurisdicción del Consejo de la ciudad de Casablanca y 8 comunas rurales en las otras tres prefecturas y provincias).

En el corazón de la Región, Casablanca es la única metrópoli del Magreb que no acumula funciones de capital política y de centro económico importante. En pocas décadas, la pequeña ciudad de principios de siglo se ha convertido en la gran región metropolitana del Magreb que es hoy y en un gran núcleo poblacional que bate todos los récords del país. Acoge actividades extremadamente diversificadas, siendo además la metrópoli económica más importante del Magreb en virtud de las funciones y el empleo que genera el sector terciario superior. La evolución de la población se caracteriza por un excepcional dinamismo. Con 3.508.000 habitantes en 2001, esta región alberga la concentración humana y urbana más grande del país, acogiendo al 12% de la población total, y a casi una cuarta parte de la población urbana. La población activa estimada en 2000 fue de 1.257.000, constituyendo una tasa de actividad del 50,9% (48,1% a nivel nacional). A pesar del peso económico de la región, y particularmente del que constituye Casablanca, éste no es suficiente para emplear a todas las personas en edad laboral. Así, la tasa de paro afecta a casi el 24% de la población.

Aunque la región del Gran Casablanca es el centro industrial, comercial y financiero del Reino de Marruecos, la agricultura no es menos importante pues supone el medio de vida de unos 145.000 campesinos e, indirectamente, de una población urbana que está ligada a la actividad agrícola.

Centro económico por excelencia del país, domina el espacio industrial nacional por el peso de su aparato productivo, por la diversificación de los bienes fabricados y por la importancia de las actividades enmarcadas en el terciario industrial. Albergando la mitad de las empresas y casi el 60% de la población industrial, la región dispone de un tejido industrial muy diversificado y de una gama de fabricación suficientemente completa. Esta importancia numérica de industrias está reforzada por la posición de casi monopolio que desempeña Casablanca en un número destacado de productos.

La fuerte concentración de industrias ha tenido múltiples repercusiones en el espacio. Ha propiciado la difusión de las unidades de producción hasta tal punto que la mayoría de los barrios y comunidades de la región tienen hoy en día industrias. A principios del siglo XXI, el panorama industrial del Gran Casablanca ofrece un puzzle de espacios muy diversificados. Desde antaño industrializada, la ciudad de Mohammedia se ha beneficiado de la proximidad de la gran metrópoli nacional que le ha permitido desarrollar un sector industrial muy dinámico,que repercute mucho en el paisaje. Su industria está especializada fundamentalmente en la química y paraquímica, la construcción mecánica y eléctrica, así como en la producción de energía. Alrededor de los dos polos urbanos, Casablanca y Mohammedia, >>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>

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>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>> La región del Gran Casablanca

nuevos espacios industriales se están formando en la actualidad por ensamblaje y expansión. En efecto, la zona periurbano se ha convertido en un lugar de deslocalización y de extensión de industrias. De ser esencialmente agrícola, la periferia se está convirtiendo en un espacio multifuncional gracias al desarrollo de un sector agrícola muy especulativo, de una hábitat residencial que acoge a los ciudadanos de la gran ciudad y, sobre todo, por la existencia de diferentes actividades industriales.

Por otra parte, la región dispone de dos grandes puertos: un puerto comercial de mercancías en Casablanca y un puerto petrolero situado en Mohammedia. Este doble espacio portuario, elemento motor de la economía marroquí, asegura prácticamente la mitad del tráfico global nacional. El puerto de Casablanca está cada día más asfixiado pero las tareas de estructuración de su tráfico y de descongestión de su actividad no terminan de concretarse. Por otra parte, esta región constituye el punto de convergencia de todas las redes ferroviarias, de carreteras, de autopistas, y dispone del principal aeropuerto del país, pieza clave para el tráfico aéreo nacional.

En virtud del peso y de la diversidad de sus actividades, de las funciones centrales de dirección económica que supone, así como de las infraestructuras portuarias y aeroportuarias que posee, la región desarrolla esencialmente un tipo de turismo de negocios, congresos y de paso. Dispone de una infraestructura de acogida de calidad para responder a las necesidades de este tipo de clientela: hoteles de renombre mundial, servicios diversificados de acompañamiento. Tras su inauguración, la mezquita Hassan II se ha convertido en un nuevo valor para la promoción de la actividad turística de la metrópoli. Alberga igualmente un turismo de masas, gracias a sus diversos potenciales naturales: playas, bosques, espacios arqueológicos, la antigua medina y los monumentos históricos. Tras la independencia, Casablanca ha asumido un importante papel de polo internacional. La concentración de poderes de mando y control se traduce en un refuerzo de las actividades terciarias de alto nivel, así como en la ampliación de su centro de negocios. La concentración de la decisión financiera, el drenaje y la distribución de bienes industriales, la localización de la mayor parte de las sedes sociales de las grandes empresas industriales del país, así como la mayoría de las sociedades de servicios especializados, son manifestaciones concretas. Es, sin duda, el más denso de todos los centros de negocios magrebíes, y ello aunque no sea el centro de las actividades administrativas y gubernamentales. Este gran centro de Casablanca concentra, ante todo, las actividades de decisión que constituyen la fuerza de las grandes ciudades, aquéllas que asocian su influencia al conjunto del espacio nacional conectándolas con el mercado internacional.

La región se ha convertido también en el primer polo universitario del Reino. Alberga dos universidades que constituyen un completo complejo universitario (facultades, institutos y escuelas superiores). Definir el papel y las funciones futuras de esta “región-ciudad”, racionalizar su poder único integrándolo en un proyecto de desarrollo nacional, dotar de herramientas eficientes para permitirle asegurar su indispensable articulación en el conjunto del territorio nacional, por una parte, y al sistema marroquí, por otra, es hoy en día el primer objetivo de la política de ajuste del territorio recomendado por los poderes públicos.

La región del Gran Casablanca es el mayor bien de Marruecos en la batalla de la modernización, pero acumula una serie de insuficiencias graves que se han convertido en freno para el desarrollo del país. Es urgente intervenir para poner fin a las múltiples disfunciones que sufre y para permitir que esta gran ciudad funcione normalmente.

de Casablanca se traduce esencialmente en la

gestación de un pasillo de industrialización entre

Berrechid y Settat. Simples mercados rurales en origen,

estas dos poblaciones se han visto favorecidas por

las inversiones públicas y privadas que han tenido

lugar tras las incitaciones públicas de invertir fuera de

Casablanca. Con 54.000 habitantes, Berrechid alberga

una centena de empresas que ofrecen 8.000 empleos

con una presencia importante de capital extranjero.

El desarrollo industrial de Settat es todavía más

importante. Simple mercado durante los años 70,

Settat, poblado hoy por más de 100.000 habitantes,

es la capital de la provincia, de la Chauia, una ciudad

universitaria y con un urbanismo aparente. La industria

aparece a lo largo de los años 80, tras las

deslocalizaciones de fábricas originarias de

Casablanca. Esta industria se caracteriza por la

presencia de importantes unidades de textil, de

materiales de construcción y de productos químicos,

así como de capital extranjero (España, Francia, Países

del Golfo y Estados Unidos) y de zonas especializadas.

Contrariamente a la tribu Chauia, los Dukkala son

viejos sedentarios instalados como guich (antiguas

tribus de soldados a los que se atribuían tierras) desde

el siglo XIV. Desde entonces han desarrollado las

viejas tradiciones campesinas en el trabajo de la tierra,

aunque sufren también fuertes densidades rurales.

Esta es la razón por la que desde muy pronto los

Dukkala comienzan a emigrar temporalmente hacia

otras regiones de Marruecos, a la búsqueda de recursos

complementarios. Hoy en día, la economía de la región

se ha diversificado relativamente, lo que ha dado lugar

a la existencia de diferentes subregiones.

En el corazón de los Dukkala, el perímetro irrigado

moderno es una subregión motriz. Alimentada por las

presas del Um Errebia, la superficie irrigada por

aspersión o por canalización progresa año tras año

pasando de 3.000 hectáreas en 1994 a 55.000 hoy

en día. Igualmente ha diversificado la producción:

remolacha dulce, soja, algodón, maíz, hortalizas, alfalfa

y cereales. Ligadas a estas transformaciones se han

desarrollado, gracias a equipamientos y servicios de

irrigación a disposición de los agricultores, una serie

de pequeñas ciudades: Sidi Bennur, Jemis Zemamra,

Arbaa Laaunat, Had Ulad Frey, etc. Los márgenes

norte y sur del perímetro son menos productivos por

no irrigados y sufren las consecuencias de los suelos

pobres.

No es el caso del Sahel huertano de Ulya. En este

canal paralelo a la línea de la costa y que prolonga

aquel de la Chauia, se concentran diversas actividades

que enriquecen la región de Lualidia. Aquí dominan

en primer lugar las hortalizas y las frutas tempranas,

gracias a un trabajo cuidadoso de la tierra y al desarrollo

de cultivos de invernadero. Pero el surco de Ulya, que

ha sido sumergido localmente por el mar, así como la

existencia de bayas y de lagunas han permitido el

desarrollo de salinas, de ostricultura y de turismo de

balnearios.

Sobre el litoral, la mini conurbación del Gran El Yadida,

dota de un toque urbano a esta zonaprofundamente

rural. Las actividades industriales de Yorf Lasfar, la

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por una última antena de la ciudad de Casablanca

correspondiente a las tradicionales fronteras de la tribu

de los Abda. El medio natural es aquí más austero, y

ello a pesar de la influencia oceánica. Los suelos son

semiáridos y la pluviosidad menor. Los suelos son

más pobres y el surco interdunal de Ulya se reduce

hasta desaparecer. En el campo de los Abda, aunque

también se cultiva el cereal, predomina la cebada. La

costa es rocosa, terminando en altos acantilados. A

pesar de esta inaccesibilidad del litoral, Abda y su

capital, Safi, están más volcadas hacia el mar, estando

su economía centrada en la explotación del océano:

pesca, tratamiento del pescado y actividades portuarias.

Safi era hace unos años el primer puerto sardinero

del mundo. No obstante, el descenso de los bancos

de pescado hacia el sur ha sumido la actividad de la

pesca y de la transformación de sus productos en una

verdadera crisis. La implantación de un gran complejo

químico de tratamiento de fosfatos en Yusufia ha

venido a sustituir a la explotación pesquera. Las

entidades de Maroc Chimie y de Maroc Phosphore I

y II ocuparon a 3.000 personas en 1997 y han

no se encuentran en la zona de atracción directa de

Casablanca, dependen cada vez más de la

convergencia atlántica descrita más arriba, ya sea por

los flujos que unen el Garb con la capital económica,

ya sea por la intermediación de Rabat que pertenece

a esta convergencia y que ejerce una atracción real

sobre su parte trasera.

El paisaje del retropaís de Rabat está formado por

llanuras fuertemente divididas por wadis encajados

(Bu Regreg, Akreuch, Korifla, Gru), en tanto que en

Zemmur, alrededor de Tiflet y de Jemisset, el

encajamiento es menor. Las precipitaciones rondan

los 500 mm por año y las amplitudes térmicas son

moderadas, siendo mayores en el interior. Dependiendo

de Rabat, este espacio se compone de un mosaico

poco homogéneo:

La subregión de Zaer coincide con el territorio

de una gran tribu árabe llegada hasta las puertas de

Rabat hace muchos siglos. Confinados en un

territorio de llanuras divididas, los descendientes de

esta tribu se dedican aún hoy en día a la ganadería

La región de Rabat – Salé – Zemmur – Zaer

Abdelkader Kaioua

La región de la capital política se corresponde con la parte atlántica de la Meseta central. Se sitúa inmediatamente al sur de la llanura del Garb, al oeste del Saiss de Mequínez, al norte de la Meseta (provincias de Jenifra y de Juribga) y está rodeada al oeste por la Chauia. Su superficie es de 9.580 km2 (1,3% de la superficie del país) y se subdivide en

tres subregiones geográficas: la población de Rabat-Salé – Temara-Sjirat en la banda litoral, la llanura de Zemmur al este y la meseta de Zaer al sur. La primera región está constituida por la wilaya de Rabat-Salé, mientras las otras dos corresponden, grosso modo, a la provincia de Jemisset (8.305 km2).

En este ámbito atlántico, la influencia del océano es decisiva. En la parte más continental las temperaturas medias rondan los 10ºc, con 26º en verano. La región de Ulmés tiene igualmente características de montaña subhúmeda con 655 mm de lluvia.

Los recursos de agua subterránea están presentes únicamente en la baja meseta litoral (capa de la Mamura y de Temara) y su acuífero está constituido por calizas pliocuaternarias. Las aguas superficiales son más importantes gracias a la cuenca del Bu Regreg. La presa de Sidi Mohamed Ben Abdellah acumula la totalidad de las aguas de esta cuenca y regulariza 245Mm3, de los que el 80% son para Rabat-Salé. Otras presas más pequeñas alimentan a

las ciudades de Jemisset y de Rommani.

La población de la región era de casi 2 millones de habitantes en 1994, de los que las tres cuartas partes habitaban en zonas urbanas. Las aglomeraciones tienen un peso importante en su alta densidad de población. Aunque la provincia de Jemisset, eminentemente rural, tiene una densidad media de 60 habitantes por km2. Las aglomeraciones

representan los dos tercios de la población de la región, establecidos en el 6% del territorio. El aumento de la población es rápido (2,8% al año desde 1982 a 1994), lo que significa que se ha producido un movimiento de acogida de migrantes procedentes de fuera de la región. Pero son las ciudades de Salé (4,4% por año) y las de Temara-Sjirat (5,4%), las que han experimentado la tasa de crecimiento más elevada. La tasa de la provincia de Jemisset es igual a la de la tasa nacional.

La ciudad de Rabat tiene una tasa de actividad muy elevada, pero sufre el retraso de su desarrollo industrial y turístico. Estas actividades, junto a la artesanía y la función política y administrativa, representan la base del desarrollo económico de esta ciudad, y explican la durabilidad de su crecimiento.

El sector terciario domina claramente la actividad económica de la región (ocupa al 56% de la población activa). La agricultura, aunque variada e importante, no emplea más que al 17%. El bosque desempeña un papel principal, pues cubre el 26% de la superficie (parte sur de la Mamora, bosques de Cherrat y de Korifla, bosque de la región de Zemmur al sur del Maaziz). La SAU, esencialmente tierras de secano, cubre la mitad de la superficie. Las zonas irrigadas se concentran en los alrededores de las prefecturas urbanas (meseta de Salé o de Temara). La ganadería intensiva, así como la avicultura son muy dinámicas: así, la región produce el 35% del pollo industrial del país. Pero la ganadería pastoral se perpetúa, explotando los espacios forestales sujetos a talas excesivas y a su consiguiente degradación. Los ingresos que genera el bosque son importantes. Los de la pesca representan menos del 0,5% de los ingresos nacionales y del sector. Las minas explotadas son de potasio en Jemisset, de fluorina en El Hammam y de piedras ornamentales.

La industria juega un importante papel (contribuye con el 8% de las industrias, con el 5% de las riquezas industriales del país y con el 9% de los empleos). Su cifra de negocios es cuatro veces mayor a la de la media nacional. La prefectura de Rabat alberga por sí misma al 48% de las industrias de la región, las cuales han conocido una notable evolución, tanto en términos de actividad como de empleo. Las actividades textiles y de confección son las más >>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>

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bovina en el bosque y a la ovina en los claros, de

forma intensiva para la producción de alimentos

destinados a la ciudad. Sobre las ricas tierras de

algunas planicies, una propiedad de gran talla, privada

o explotada por sociedades estatales, se practica una

agricultura moderna (cultivo de cereales, viñedos,

huertas). De la misma manera, en el fondo del valle

y en la depresión de Rommani subsiste una pequeña

explotación de policultivos. A la vez polo de atracción

para los Zaer que vienen a aglutinarse en la periferia

de la ciudad, Rabat es igualmente un polo emisor

hacia su región sur, de barrios de villas y de

equipamientos para el tiempo libre (golf, hipódromo

etc.). La necesidad de proteger el lago de la presa,

explica la vida urbana a las puertas de ciudad. De la

misma manera, esta subregión se caracteriza por la

presencia de algunas poblaciones proletarizadas

(Ezzhiliga, Rommani, Had Brachua, Ain el Auda).

La subregión de Shul es una zona que se distingue

por su estancamiento, tanto demográfico como

económico. Aislada de la ciudad de Salé tras llenar

de agua el lago de la presa de Sidi Mohamed Ben

Abdallah, la población de esta comunidad vive de

la ganadería extensiva, de la explotación del bosque

de alcornoques y de algunos cultivos.

Considerado como el bosque más grande de

alcornoques del mundo, la Maamora, espacio de

tiempo libre para los habitantes de Rabat-Salé, es un

medio natural que se encuentra en la confluencia del

Garb, del litoral atlántico y de la zona de Zemmur.

Esta última subregión es la prueba, contrariamente

a los casos anteriores, de un dinamismo remarcable.

En efecto, los Zemmur, confederación de origen

beréber, ocupan vastas llanuras que, gracias a buenos

suelos y a una climatología favorable y de grandes

superficies, constituyen un territorio rico en cereales

(el 12% de la producción nacional) y en ganadería

láctica destinada a cubrir las necesidades de las

ciudades cercanas. Una verdadera red de pequeños

centros divide en zonas el conjunto de esta subregión

que abarca las dos ciudades de Tiflet (49.000

habitantes) y Jemisset (89.000 habitantes). Estas dos

regiones deben su crecimiento al aumento de la

posición sobre el eje de la ruta Rabat-Meknes, elemento

estructurante de la región. Hoy en día otros factores

explican igualmente este crecimiento: la promoción

administrativa, la actividad agrícola o las repercusiones

de la emigración internacional.

La región de Ulmes es la última subregión de

la parte trasera de Rabat. Aquí, los relieves planos

pasan a constituir altas llanuras, un macizo granítico

bastante elevado y plantaciones relativamente

importantes. La abundancia de pastos explica la

importancia de la ganadería, en tanto que el paso de

>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>> La región de Rabat – Salé – Zemmur – Zaer

dinámicas. Por otro lado, la artesanía contribuye fuertemente al desarrollo del empleo y de las exportaciones. En virtud de su posición, de su rico patrimonio y de su importante papel para la administración y los negocios, la región es atractiva para el turismo. La capacidad hotelera se aproxima al 6% de la tasa nacional y aumenta de manera significativa. La ciudad de Rabat acapara la mayor parte de los establecimientos hoteleros, seguida de Temara en la zona litoral.

Las unidades comerciales se concentran sobre todo en Rabat-Salé, representando las 3/4 partes del total. Prima, aunque de manera difusa, el comercio detallista (sectores de ropa, de equipamiento y de alimentación). Este sector emplea a un importante efectivo de la población. Por otra parte, el sistema financiero está representado por las sedes centrales de los grandes bancos y por un gran número de agencias.

Hay una gran disparidad entre el urbaismo de Rabat-Salé-Temara y el de la provincia de Jemisset mucho más elemental. Las primeras representan el segundo polo urbano del país y forman una banda de urbanización que va de Sjirat a Buknadel y se desarrolla a un ritmo sostenido. Globalmente la tendencia lineal, a lo largo del litoral, es real pero con una progresión interna no desdeñable. Rabat alberga la función administrativa, financiera y de gestión de numerosas ramas del desarrollo nacional. Salé es una ciudad extendida que se desarrolla a gran velocidad, pero que sufre de grandes problemas en términos de equipamiento y de función económica. Temara progresa, aunque a un ritmo débil, en relación con Rabat. Jemisset y los centros urbanos de Zemmur y Zaer constituyen polos para la provincia y progresan gracias al éxodo rural.

La región está por encima de la media nacional en términos de infraestructura de base: más del 80% tiene acceso a agua potable. En la provincia de Temara la tasa es del 42%, a pesar de que en el medio rural ésta no supere el 3%. Además, el 78% de la zona urbana está electrificada y existe un método organizado de recogida de basuras, aunque una parte permanezca incontrolada. Por último, las redes de limpieza son desiguales en ambas zonas, siendo notablemente insuficientes en Jemisset. La red de carreteras es muy densa, los servicios de comunicación son de calidad media y sufren grandes problemas de aglomeración ligados a un parque de vehículos muy elevado (el 15% del parque nacional). El aeropuerto, por su parte, concentra un tráfico modesto.

El equipamiento sanitario es avanzado si se compara con el de otras regiones del país. Está esencialmente concentrado en Rabat, al igual que la educación y la formación profesional. Los equipamientos de transporte no han evolucionado mucho entre las dos ciudades de Rabat y Salé, e incluso en el interior del propio Rabat por lo que la circulación está continuamente congestionada y favorece la polución.

Cada una de estas dos ciudades contaba con alrededor de 600.000 habitantes en 1994, aunque sus características son bien diferentes. A Rabat, ciudad muy diferenciada desde el punto de vista arquitectónico y social (yuxtaposición en bloques separados, barrios modernos ricos y barrios pobres), se opone la ciudad de Salé, verdadero brote de barrios modestos, superpoblados y populares. Las funciones de Rabat y su equipamiento son las de una capital, con la importante presencia de actividades terciarias superiores, así como de toda una gama de empleos secundarios y comerciales. Además del centro urbano tradicional (medina y antiguo barrio europeo), han aparecido nuevos polos funcionales que concentran actividades variadas.

Al sur de Rabat, más allá del “cinturón verde”, se despliega una zona urbana que crece rápidamente y que se extiende a expensas de un espacio agrícola en proceso de retroceso. La urbanización costera está en pleno desarrollo a lo largo del litoral desde Harhura. Frente al mar se construyen numerosas primeras residencias, aunque hoy en día la tendencia es la de extenderse también más allá de la ruta costera, sobre el acantilado interior y las dunas que lo dominan. La urbanización interior, constituida por Temara-Centro, está más extendida y constituye una ciudad en plena expansión que, aunque en el extrarradio de Rabat, desarrolla toda clase de actividades secundarias y terciarias.

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Región de Dukkala – Abda Abdelkader Kaioua

Compuesta por dos provincias, El Yadida y Safi (89 municipios de los cuales 77 son rurales), la región de Dukkala-Abda está rodeada por el Océano Atlántico al oeste y al norte. Esta región constituye una parte y una prolongación de la región metropolitana nacional, cuya zona de influencia llega hasta Yorf Lasfar. El mar, el Sahel y las llanuras del interior son elementos físicos que influyen en gran medida en la vida económica y social de esta región. Con predominio rural (63% de la población), esta región alberga a casi 1,93 millones de habitantes concentrados, sobre todo, en la provincia de El Yadida. La población en esta provincia es más joven que la de la media nacional, con un 39% de habitantes que tienen menos de 15 años y con un 53,3% de habitantes en edad activa. La región de Dukkala-Abda se beneficia de múltiples y diversos bienes económicos entre los que se encuentran la agricultura, la industria, el bosque y la pesca. Fundamentalmente agrícola, pues ocupa un 80,4% de la superficie regional y emplea al 58% de la población activa y al 78% de la población rural, la región está menos afectada por el paro que otras regiones del país: 10,4% frente al 13,6% nacional y sólo el 1,9% en el medio rural frente al 5% nacional. Al disponer de fuertes potenciales agrícolas, tanto de secano como de riego, esta región ha visto intensificarse su producción agrícola gracias a la presencia de buenos suelos, de un clima oceánico y de importantes programas de equipamiento proporcionados por el Estado: irrigación de 61.000 hectáreas en la región de los Dukkala y realización de programas integrados de desarrollo agrícola. Existe el proyecto de extender la superficie irrigada a 125.000 hectáreas. El cultivo industrial dominante es la remolacha con el 38% de la producción nacional, que se completa con el cultivo de cereales, legumbres, cultivos de forraje y frutales. Los productos de la huerta, especialmente en Ulya, representan más del 27% de las superficies reservadas al cultivo temprano. La viticultura y la avicultura son también actividades importantes. Los agricultores abdis y dukkalis son igualmente grandes ganaderos. Así, la región es una de las principales regiones de producción cárnica y láctea. El bosque de argan cubre 8.000 hectáreas en la provincia de Safi y constituye un tercio de la zona forestal de la región.

Muy abierta al Océano Atlántico, la región dispone de una importante extensión marítima que le permite desarrollar la pesca y actividades derivadas de la misma que proporcionan una riqueza económica considerable. En Safi, al igual que en El Yadida, la pesca puede ser considerada uno de los principales sectores que impulsan el desarrollo de esta zona. En este nivel, la región dispone de una infraestructura portuaria importante con un peso considerable en la actividad portuaria nacional. Cuenta con tres puertos: El Yadida, Yorf Lasfar y Safi. El puerto de El Yadida proporciona una actividad de cabotaje importante y se dedica principalmente al comercio y a la pesca. El puerto mineral e industrial de Yorf Lasfar ha sido concebido en principio para ser el principal puerto de exportación de fosfatos y derivados. Esta vocación ha determinado su emplazamiento entre los tres yacimientos de fosfatos de Benguerir, Yussufia y Juribga. Se trata del primer puerto mineral del país, aunque podría orientarse hacia actividades de acondicionamiento y de exportación de frutas tempranas recolectadas en la cercana Ulya. Desgraciadamente, su dinamismo se encuentra hoy en día frenado por la actual organización de circuitos de comercialización que favorece al puerto de Casablanca. En cuanto al puerto de Safi, primer puerto pesquero de Marruecos y primer sardinero del mundo, su actividad pesquera se encuentra en decadencia. No obstante, dicha decadencia se compensa relativamente con el desarrollo de >>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>

El Garb, llanura inundable recorrida por el Sebú,

parece arrimarse progresivamente a la convergencia

atlántica por medio de la economía agrícola y por la

autopista que rodea esta subregión. La abundancia

de precipitaciones, la escasez de pendientes y el

predominio de suelos impermeables, explican las

frecuentes inundaciones y el ambicioso programa de

edificación de presas que, además de abrigar la región,

permite el desarrollo de un vasto perímetro irrigado.

Con una superficie de 91.880 hectáreas, esta última

subregión constituye el segundo perímetro irrigado

del país y el que ofrece, junto al perímetro de Lukkus

al norte, la variedad más importante de producciones

agrícolas: fresas, espárragos, melones, cacahuetes,

girasoles, forraje, algodón, cítricos, arroz, diferentes

cereales, remolacha, té, leche y carne roja. Para

transformar estas producciones en el terreno, muchas

fábricas agroalimentarias han aparecido contribuyendo

a urbanizar esta llanura en la que no hay ciudades.

Cinco unidades azucareras, cuatro arrozales, una

cooperativa lechera, muchas fábricas de harina y

estaciones de acondicionamiento de cítricos —fábricas

de zumos de frutas, conservas de frutas — y legumbres

marcan la llanura y refuerzan las poblaciones de Sidi

Kacem, Sidi Sliman, Mechraa Bel Ksiri, Suk Larbaa y

Kenitra.

del Alto Atlas, por el norte, hasta el Um er Rbia, en el

límite de Tadla y por el oeste hasta los alrededores de

Essauira. Esta vasta superficie coincide con la región

institucional “Marrakech-Tensift-Al Hauz”.

Al Hauz propiamente dicho es un vasto canal de

terraplenes que interrumpen a ratos los afloramientos

de antiguos zócalos (Ybel Gueliz, por ejemplo). Se

trata de un espacio con amplia variedad de paisajes

donde se alternan tierras bajas (Ybilet), depresiones

áridas (Bahira), conos de deyecciones provenientes

del Alto Atlas en forma de original dir (o piemonte)

irrigado y que verdea en algunas de sus partes,

modernas granjas de arboricultura, campos de

poderosa ruralidad y una gran ciudad de casi un millón

de habitantes. Ante las condiciones naturales tan

severas que presenta la bolsa de aridez del Hauz, los

hombres han desarrollado un ingenioso sistema de

irrigación, bien con las aguas superficiales provenientes

del Alto Atlas por medio de los seguia, bien a partir de

aguas subterráneas gracias a un sistema de Jettara;

por último, también movilizando las aguas a través de

obras de gran envergadura (acequias de circunvalación)

para trasvasar el agua desde donde es abundante a

aquellas regiones en las que escasea.

Por regla general, y salvo en las granjas modernas

donde se irriga con bomba, la intensidad de los cultivos

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baja a medida que se aleja de la fuente de agua.

Fundada en 1062, Marrakech es hoy en día una

capital regional macrocéfala que domina sobre este

espacio agrícola que construye la vida a su alrededor.

Concentra al 45% de la población del Hauz, domina

económicamente y a la vez es un centro que absorbe

los productos agrícolas y las materias primas de

artesanía. Igualmente, se trata de un importante centro

de recepción de poblaciones migrantes y de un centro

comercial que se difumina sobre toda la región. La

industria (19.000 empleados), dominada por el sector

agroalimentario; el comercio, verdadera tradición de

la ciudad; la artesanía, activada por la demanda del

turismo; así como el propio turismo (un millón de visitas

y 3,5 millones de pernoctas) convierte a la ciudad en

el principal destino de las visitas culturales. Estas

razones no son suficientes en sí mismas para explicar

el continuo crecimiento de esta ciudad. Igualmente,

hay que mencionar el sector informal y la repercusión

de la emigración internacional para comprender el

funcionamiento y el crecimiento de la misma.

Satélites de Marrakech, son los Chiadma y los

Haha. Ambas conservan una personalidad propia

marcada por los paisajes, las poblaciones, el hábitat,

así como por la agricultura. Implantadas en un espacio

ondulado y poco dotado en lo que a agua y suelo se

refiere, los Chiadma se organizan alrededor de la

pequeña ciudad de Essauira donde el boom turístico

es muy importante. Los Haha están más aislados en

virtud de una costa menos cómoda y de un interior

más montañoso.

La Meseta de los Fosfatos y Tadla

Estos dos espacios contiguos pertenecen a las

mesetas y llanuras interiores y dependen de la capital

económica. La Meseta de los Fosfatos recibe su

nombre de la minería que entraña y que constituye el

motor de su economía. La llanura de Tadla constituye

el primer perímetro irrigado de Marruecos y de todo

el Magreb. Especializados en dos economías diferentes

(la extracción minera y la agricultura irrigada), ambos

espacios tienen en común el hecho de constituir

economías modernas, tardíamente afectadas por una

emigración particular.

La Meseta de los Uardiga era en otro tiempo una

región pobre debido a un suelo también pobre y a la

escasez e irregularidad de las lluvias que no hacían

posible más que una agricultura aleatoria y una

ganadería muy extensiva. Desde 1921, el

descubrimiento y la revalorización de los fosfatos

cambiaron la economía (convertida en economía

minera) y la fisonomía (paisaje) de esta región que

lleva el nombre de la Meseta de los Fosfatos. La OCP

explota aquí el yacimiento de Juribga que suministra

el 64% del tonelaje producido en Marruecos y emplea

a 20.000 personas. Gracias a esta explotación la región

se urbaniza a gran velocidad. Las principales ciudades

son Buyad, Uadi Zem y, sobre todo, Juribga.

Situada al pie del Atlas Medio, la llanura de Tadla,

amplio canal, es igualmente una estepa seca con un

clima continental de excesivo calor. Ésta recibe las

rebaños de ganadería que deambulan entre la montaña

y la llanura. Es ocupada a finales del siglo XIX por una

>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>> Región de Dukkala – Abda

exportaciones de fosfatos y de sus derivados. Drena, igualmente, el tráfico de minerales, cereales, conservas vegetales y madera que provienen de Marrakech, Kalaa Srghana y Essauira.

Además, la región de Dukkala-Abda constituye una importante región industrial con 336 empresas que generan alrededor de 18.000 empleos (el 23% de la población activa en el medio urbano). La estructura industrial de la región está dominada principalmente por la industria química, ya que la inmensa mayoría de los fosfatos producidos en Marruecos han sido transformados en los complejos químicos de Safi y Yorf Lasfar. Las industrias agroalimentarias, y particularmente las conserveras, el textil y la producción farmacéutica, completan el dispositivo industrial de la región que ofrece una infraestructura diversificada: zonas industriales, red de carreteras y ferroviaria, puertos, autopistas en construcción....

Gracias a su fachada marítima, la región es también zona de una importante actividad turística, en particular en el turismo balneario que se encuentra en proceso de desarrollo. Las riquezas culturales regionales que representan ciertos mussems (Mulay Abdelallah), tradiciones ancestrales como la crianza de caballos o de halcones, son también bienes que corren el riesgo de desaparecer al no valorarse que su desaparición constituye una pérdida para el patrimonio de la región. La actividad turística relacionada con los balnearios corre el riesgo, por el contrario, de ser frenada por la degradación de las aguas litorales afectadas por los residuos de las industrias químicas de transformación de fosfatos.

Región de convergencia, situada en los grandes trayectos del norte y el sur y que disponen de una fachada marítima importante, la región de Dukkala-Abda ocupa una posición privilegiada, pero su dotación en infraestructuras es todavía frágil y no permite responder a las necesidades de su desarrollo económico y social. Las redes de carreteras y ferroviarias se han desarrollado poco. Aunque permiten conectar los dos puertos, permanecen no obstante muy ligadas al tráfico de productos de fosfatos. La desescolarización, acentuada en el medio rural, así como la deficiencia de los centros escolares y las condiciones de accesibilidad a los mismos, supone un freno para el desarrollo. Si la zona costera ha conocido, durante los últimos años, un importante desarrollo de la agricultura irrigada, éste no se ha acompañado de una formación profesional que permita un buen dominio de las técnicas, ni una puesta en práctica adecuada de las mismas. Esto constituye un verdadero riesgo a largo plazo para los recursos acuíferos.

La red urbana regional está suficientemente dotada. La región se articula alrededor de las cinco principales ciudades, de las que las dos más importantes son El Yadida y Safi. Estas dos ciudades costeras han crecido más que otras a causa del éxodo rural, pero también a causa de las migraciones de poblaciones urbanas desfavorecidas que provienen de otras zonas de la región. Este crecimiento urbano no orquestado tiene múltiples repercusiones en el espacio litoral. Así, la dinámica económica registrada en el litoral ha alterado el equilibrio de este espacio extremadamente sensible. El conjunto de ecosistemas frágiles se degrada por la fuerte presión urbana.

Al disponer de múltiples bienes y de potencialidades naturales, económicas y culturales diversas, la región de Dukkala-Abda debería, mediante políticas eficientes y programas bien estudiados, propiciar una nueva dinámica para su desarrollo y para la explotación de sus riquezas. Es necesario lograr una mejor adecuación entre el crecimiento económico duradero, que se ocupe del empleo, así como una disposición espacial que permita preservar los equilibrios naturales y salvaguardar los ecosistemas para el bienestar de la población de la región.

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agricultura irrigada y para el reagrupamiento de

poblaciones en la ciudad, al tiempo que en otras

ciudades como Bzu o Beni Mellal. La irrigación

moderna, introducida en 1931 gracias a la edificación

de grandes presas (Bib el Uidan), ha transformado

esta estepa en un perímetro considerado como el más

grande de Marruecos. Gran granja moderna (remolacha

dulce, árboles frutales, forraje, hortalizas y ganadería),

Tadla es también un complejo industrial agroalimentario

(tres azucareras, fábricas de desgrane de algodón,

aceiteras, embalaje de cítricos, alimento para el

ganado). Estas transformaciones han desembocado

en una urbanización sostenida de los campos de Tadla

donde las pequeñas y antiguas villas, así como los

mercados rurales, se han convertido hoy en verdaderas

ciudades (Suk Sebt, Ulad Nemma, Ulad Ayad, Fqih

ben Salah) y en una capital regional que es Beni Mellal.

La economía de ambas regiones se apoya en

sólidas bases, al tiempo que parece frágil. Una de las

La Región del Garb

Abdellah Laouina

La región del Garb abarca 8.805 km2 entre las dos provincias de Kenitra y Sidi Kacem, que incluyen la llanura del

Garb, las colinas periféricas que la bordean al este y al norte, y el final de la Mamora al sur. Se trata de una región de convergencia hidrográfica pues allí se encuentran los ríos Uerrha, Sebu, Beht, además de muchos otros más pequeños.

La principal característica de esta llanura es la frecuencia de excedentes de agua y de inundaciones, originados por la existencia de suelos aluviales impermeables, la escasez de pendientes, el anillo costero y los diques fluviales en las riberas de los wadis. También por la situación río abajo de zonas más elevadas y muy húmedas. La abundancia de caudales que proporcionan los ríos Rdom, Beht, Sebú y Uarga provocaban hasta hace algunos años enormes crecidas que permitían que pudiera pasarse de 25 m3/sec. a 3.000 m3/sec. en pocas horas. En 1963, 200.000 hectáreas

fueron anegadas por la crecida que, además, afectó a 72.000 habitantes.

El Garb ha conocido una fuerte ocupación europea que ha favorecido su valoración. Además de que las explotaciones coloniales cubrieran una cuarta parte de la superficie de la región, en la época del protectorado fue instalada una importante red de drenaje (de 6 a 700 km de canales). En un primer momento con la intención de desecar los pantanos, después para responder a las necesidades de los colonos. Esta red ha sido mejorada por los servicios agrícolas con la intención de evitar la vuelta a una situación de excedente de agua y de subida de la capa freática, además de instalar grandes perímetros de irrigación. Se han construido numerosas presas, especialmente las de El Kansera en el río Beht, así como la Idris I en el Inauen, la Allal el Fassi en el Sebú y la Al Wahda en el Uarga. Estas presas han permitido, además de solucionar el excedente de agua, el desarrollo de amplios sectores irrigados y cultivos variados.

La población de la región era de 1,6 millones de personas en 1994, lo que supone una fuerte densidad de población: 185 personas por km2 de media. Algunas comunidades rurales próximas a las ciudades registran tasas superiores a

300 habitantes por km2. El crecimiento demográfico es de 1,7% en el medio rural, en tanto que es del 3,5% en el urbano.

Se trata de una región atractiva que recibe a emigrantes que provienen, sobre todo, de las regiones vecinas del Rif y del Pre-Rif.

La potencialidad económica de la región proviene de recursos diversos. La agricultura representa el principal sector de actividad. La SAU de la región representa el 7% de la SAU nacional, y de éste más de la mitad es irrigable. El Garb constituye hoy en día, con más de 100.000 hectáreas, el segundo perímetro irrigado del país.

El perímetro del “Gran Hidráulico” abarca 91.880 hectáreas, a las que hay que añadir 20.000 hectáreas de granjas irrigadas mediante bombas colocadas en la rivera de los grandes wadis.

Con este método de irrigación se pretende cubrir en el futuro la totalidad de la llanura, además de grandes sectores de los valles que desembocan en la llanura y en determinadas zonas de las bajas colinas al suroeste. Mientras que los terrenos secos permanecen dominados por el cultivo de cereales, en los perímetros irrigados dominan los cultivos modernos -cultivos oleaginosos, industriales, hortalizas y frutales-, además de una ganadería lechera intensiva. En general, esta región ha continuado siendo marcadamente rural y depende enormemente de la actividad agrícola. Aunque la colonización francesa se hizo con amplias propiedades, que corresponden a las grandes explotaciones actuales de la región, las pequeñas propiedades y los agricultores sin tierras son dominantes. La persistencia de un estatuto colectivo frena la inversión en determinadas zonas de la llanura. La misma industria depende de la producción agrícola.

El Garb está marcado por importantes contrastes. Junto a las grandes propiedades que han adoptado medios >>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>

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