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La fauna de la comarca de Andorra-Sierra de Arcos

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Academic year: 2021

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No hay seña de identidad que caracterice a nuestra comarca en lo que a fauna se refiere. No hay especies endémicas, aunque ello no significa que no puedan encontrarse rarezas, ni, por supuesto, que algunas de las especies presentes no figuren en los catálogos de fauna amenazada con diferentes estatus de protección. No obstante, esta aparente vulgaridad faunística, la variedad topográfica del territorio y la de las comunidades vegetales que lo ocupan, los cursos de agua y otras zonas húmedas, suministran la suficiente diversidad de condiciones para albergar una nutrida representación de fauna mediterránea.

Invertebrados

Toda una pléyade de invertebrados ocupa hasta el más pequeño resquicio de espacio disponible. Hormigas, avispas, abejorros, mariquitas, grillos, saltamontes, tijeretas, lombrices de tierra, alacranes, caracoles, babosas, cochinillas, arañas y tarántulas, pulgones y un largo etcétera de pequeños animales pululan por nuestras plantas y suelos. Las libélulas cazan por entre la vegetación ribereña de ríos y balsas, y los zapateros (Gerris), por su parte, dominan la superficie de las aguas remansadas en las que nadan otros insectos como Nepa cinerea, Gyrinus o Ditiscus.

El día se colorea con las mariposas diurnas (Aglais, Arginnis, Lycaena…),

La fauna de la comarca de Andorra-Sierra de Arcos

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JUAN LEAL PÉREZ-CHAO

Doncella tímida (Melitaea didyma)

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en tanto que las peludas nocturnas y las polillas (Lymantria, Catocala, Saturnia, Tortrix…) acuden a las farolas y bombillas durante la noche. En los bosques, las orugas de la lagarta de la encina (Tortrix viridana) o de la procesionaria del pino (Thaumetopaea pytiocampa) devoran el follaje de los árboles, a pesar de los tratamientos fitosanitarios y de la intensa actividad de sus predadores naturales.

Peces, anfibios y reptiles

En las aguas de nuestro entorno podemos encontrar el barbo de Graells (Barbus graellsii), especie relativamente común en toda la cuenca del Ebro; la madrilla (Chondrostoma toxostoma), ciprínido de largas aletas que puede medrar en aguas remansadas alimentándose de restos orgánicos, o el omnívoro gobio (Gobio gobio).

Además, los pescadores capturan algunos barbos de cola roja (Barbus haasi), aunque es especie poco frecuente. No así las pequeñas gambusias (Gambusia holbrookii), a veces usadas como cebo vivo, o las bermejuelas (Rutilus arcassi). La rana común (Rana perezii) y la culebra acuática viperina (Natrix maura) son también frecuentes en las aguas claras remansadas o de escasa corriente. La rana es muy asustadiza, saltando rápidamente al agua para esconderse entre los panes de rana a la menor señal de alarma.

La Natrix, que vista fuera del agua puede ser confundida con una víbora, es una excelente nadadora que caza hábilmente ranas y sapos, sin desdeñar a los peces. En el mismo ambiente, en temporada, podemos ver desarrollarse los renacuajos del sapo partero (Alytes obstetricans), que, una vez finalizada su metamorfosis, abandonan el entorno acuático, alimentándose de larvas, lombrices y pequeños artrópodos. Aunque no hay datos actualizados, en las aguas más cálidas de la zona norteña de nuestra comarca, podría encontrarse el galápago europeo (Emys orbicularis), especie escasamente representada en el conjunto de Aragón.

Otros reptiles comunes son las culebras, bajo cuya denominación genérica encontramos la bastarda (Malpolon monspessulanum), quizá la más ampliamente distribuida y común de toda la península. De color verde uniforme a gris negruzco, puede alcanzar los dos metros de longitud, lo que la convierte en la más larga de nuestras serpientes. Vive entre herbazales o matorrales herbosos cazando otros reptiles o pequeños mamíferos a los que mata con su veneno. Los dientes venenosos no poseen inyectores y están situados en la parte trasera de la mandíbula, por lo

Rana común

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que su mordedura no reviste excesiva gravedad para el hombre, a no ser en un dedo u otra parte que el reptil pudiera abarcar completamente o casi. Esta culebra se adapta bien al medio antropógeno, por lo que no resulta raro encontrarla en vertederos y otros ambientes humanizados. Por su termofilia, tiende a desplazarse por carreteras, en las que muchas mueren atropelladas. Otras culebras frecuentes son la de herradura (Coluber hippocrepis), de hasta 150 cm de longitud, la de escalera (Rhinechis =Elaphe scalaris), o la lisa meridional (Coronella girondica), estas últimas de menos de 70 cm, que se alimentan de polluelos, pequeños reptiles (sargantanas), huevos, artrópodos o pequeños mamíferos. Las tres buscan activamente a sus presas, generalmente diurnas, a las que atrapan en sus nidos o madrigueras en el crepúsculo, cuando ya se han acomodado para pasar la noche.

No podemos abandonar los reptiles sin dedicar unas líneas a esfardachos y sargantanas.

El lagarto ocelado o esfardacho (Lacerta lepida) es abundante, aunque parece verse menos últimamente. Con sus característicos ocelos azulados en los flancos alcanza hasta 50 cm (cola incluida). Los eslizones (Chalcides sp.) muestran a las claras en su cabeza su condición de lagartijas, pero la ausencia o el carácter vestigial de sus patas les hace parecer culebras. Viven, como los lagartos, en matorrales, bosques claros o lugares pedregosos, y se alimentan de coleópteros, arácnidos y otros pequeños artrópodos. Entre las lagartijas o sargantanas destaca la de cola roja (Acanthodactylus erythrurus), aunque también están presentes la ibérica (Podarcis hispanica) y la cenicienta (Psammodromus hispanicus), todas propias de espacios abiertos con vegetación dispersa. Por último, cabe reseñar el dragón o salamanquesa (Tarentola mauritanica), habitual cazador al acecho en las paredes de nuestras casas, junto a las farolas y luminarias que tan atractivas resultan para los insectos nocturnos, a pesar de que en los ambientes no antrópicos caza sus presas en el suelo.

Aves

Las grandes extensiones abiertas, generalmente cultivadas, constituyen el hábitat de las aves esteparias.

Aquí podemos ver volar a las cantarinas alondras (Alauda arvensis), cogujadas (Galerida) y calandrias (Melanocorypha), que anidan y crían en el suelo. También hay escribanos trigueros (Emberiza calandra), pardillos (Acanthis) y verdecillos (Serinus serinus). De mayor tamaño, urracas, cuervos y cornejas negras son igualmente aves frecuentísimas

en este ecotopo, cuyo dominio aéreo

Abubilla

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corresponde al cernícalo vulgar durante el día y al crepuscular mochuelo (Athene noctua) al ponerse el sol. También de parajes abiertos son las familiares perdices (Alectoris rufa) y los sonoros y vistosos jilgueros y verderones. Rodeados en general por terrenos de cultivo, en nuestros pueblos podemos observar a golondrinas, aviones comunes y vencejos, que anidan en los aleros, a los omnipresentes gorriones y a las humanizadas palomas, sin que falten bandadas de estorninos negros levantando al unísono el vuelo. Y en los olivares y frutales, la perdiz, las torcaces, los abejarucos y las abubillas y, ocasionalmente, el cuclillo y la oropéndola.

Gran parte del territorio está cubierta de matorrales en los que vuelan las cogujadas montesinas (Galerida theklae), el bisbita campestre (Anthus campestris), las currucas tomillera (Sylvia conspicillata), rabilarga (S. undata) y zarcera (S. communis), además de collalbas (Oenanthe sp.), petirrojos, zarceros y ruiseñores, que se reparten según sus preferencias entre las diferentes fisonomías arbustivas, desde los tomillares a los coscojares. Cuando el matorral va siendo bosque aparecen el mito (Aegithalos caudatus), que anida en aliagas y zarzas, los chotacabras (Caprimulgus sp.), el alcaudón común, el también común agateador (Certhia brachydactyla), los críalos (Clamator glandarius) y los arrendajos, torcecuellos y piquituertos, hasta encontrar las especies más características de bosques, como herrerillos y carboneros, o el pico picapinos y el pito real, reconocibles acústicamente a gran distancia, por su tamborileo el primero y por su característica carcajada o relincho el segundo.

En los carrizales y entornos acuáticos revolotean los coloniales carriceros (Acrocephalus scirpaceus), cuyos nidos están suspendidos de los carrizos, el ruiseñor bastardo, la lavandera boyera, el pájaro moscón y el martín pescador, si hay terreras en las que anidar. Se encuentran también el rarísimo andarríos chico (Actitis hypoleucos), citado ocasionalmente en el entorno de La Codoñera, el escribano soteño de las galerías arboladas, y las pollas de agua (Gallinula chloropus), presentes en casi todos los cursos de agua, por pequeños que sean. En los roquedales cortados, ribereños o no, se escucha la algarabía de la chova piquirroja.

Martín pescador

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Polluelos de cárabo

El águila real sobrevuela las depresiones de Oliete y Alacón, donde también pueden verse el azor y el gavilán, mientras los ratoneros (Buteo buteo) son frecuentes en todo el territorio. El valle del Escuriza es territorio de caza y anidamiento del halcón peregrino, que sobrevuelan igualmente el alcotán y el cernícalo vulgar, menos selectivo que su pariente el cernícalo primilla, propio de tierras más bajas. Por toda la comarca, los buitres leonados (Gyps fulvus) planean a favor de las corrientes térmicas ascendentes, compitiendo por la carroña con el escaso alimoche, observado, con comportamiento que permite considerarlo estable, en las cuencas del Escuriza y del Estercuel. Las rapaces nocturnas no están tampoco mal representadas: cárabos, lechuzas, autillos, búho real, búho chico y mochuelo han sido citados en nuestros campos y bosques.

Mamíferos

Los mamíferos más frecuentes son jabalíes, zorros, ratas y conejos. Con su

característico dorso pardo-rojizo y su atractiva cola, no es raro ver al zorro atravesar

las carreteras a la busca de un alimento que, como carroñero ocasional, puede

encontrar merodeando en los basureros próximos a las habitaciones humanas. Los

jabalíes hozan en busca de raíces y tubérculos, aunque, como buenos omnívoros,

no desdeñan comer pequeños animales o incluso carroña. Pueden constituir una

amenaza real para los huertos, y, aunque prefieren la huida, son muy agresivos

en época de cría, sobre todo los machos, cuyos fuertes colmillos constituyen

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un arma temible. De gran tamaño es también la Capra pyrenaica, de la que hay una población notable en los puertos de Beceite y el Maestrazgo, cuyos individuos pueden alcanzar nuestra comarca, especialmente en los páramos ejulvinos.

En los bosques habita el lirón careto (Eliomys quercinus), pequeño roedor que alcanza, sin la cola, la quincena de centímetros, y se alimenta de pequeños animales como babosas y caracoles, además de nueces, bellotas y otros frutos. De alimentación parecida es el erizo común, visitante característico de las masadas al caer la noche veraniega, ya que hiberna desde el otoño hasta bien entrada la primavera.

Hay otros pequeños mamíferos en la comarca, si bien poco frecuentes como ardillas, ginetas, tejones, garduñas, gatos monteses (Felis sylvestris), y algunos micromamíferos como los ratones de campo (Apodemus, Microtus), la musaraña (Crocidura) o el escaso musgaño de Cabrera (Neomys anomalus). Pero si hay un grupo verdaderamente bien representado en el territorio es el de los murciélagos.

En efecto, en la comarca se encuentran hasta ocho especies distintas de estos pintorescos animales, señaladas como «de interés especial» en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas, y extraordinariamente sensibles a cambios en su ambiente.

Hypsugo savii, el murciélago montañero; Myotis blythii, el ratonero mediano; dos de herradura, el mediterráneo (Rinolophus euryale) y el pequeño (R. hipposiderus);

el de borde claro (Pipistrellus kuhlii); el enano (P. pipistrellus); el orejudo (Plecotus austriacus) y el rabudo (Tadarida teniotis), conviven todos en las cavidades de la sima de San Pedro. Si hubiera que buscar símbolos, enlazando con lo que se decía al comenzar este artículo, los murciélagos serían los principales candidatos. A la rareza y escasez de algunas de las especies hay que añadir la extraña camaradería con la que comparten alojamiento.

Bibliografía

CARRASCAL, L. M. y SALVADOR, A. (eds.), Enciclopedia virtual de los vertebrados españoles, Museo Nacional de Ciencias Naturales (Madrid). http://www.vertebradosibericos.org

MARTÍ, R. y DEL MORAL, J. C. (eds.), Atlas de las aves reproductivas de España, Dirección General de Conservación de la Naturaleza y Sociedad Española de Ornitología (SEO), Madrid, 2003.

MILLÁN, J., GORTÁZAR, C., MARCO, J. y ESCUDERO, M. A., «Carnívoros detectados mediante recorridos nocturnos en Aragón», Galemys, 13 -número especial- (2001), pp. 25-36.

PALOMO, L. J. y GISBERT, J. (eds.), Atlas de los mamíferos terrestres de España, Dirección General de Conservación de la Naturaleza y SECEM-SECEMU, Madrid, 2002.

Murciélago orejudo

Referencias

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