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Las transformaciones de la economía mundial

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Academic year: 2023

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de l a economI a mundi a l

Ángeles Sánchez Díez (coord.)

Grupo de Estudio de Transformaciones de la Economía Mundial

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de l a economI a mundi a l

Ángeles Sánchez Díez (coord.)

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© de la edición: Ángeles Sánchez Díez, 2021

@ de los textos: Eduardo Bidaurratzaga Aurre, Olga Biosca Artiñano,

Alicia Campos Serrano, Pablo Galaso Reca, José Manuel García de la Cruz, Sofía García Gámez, Daniel Gayo Lafée, Javier Lucena Giraldo,

Elena Martinez Tola, David Matesanz Gómez, Luisa Moreno Manso Ángeles Sánchez Díez y Patxi Zabalo Arena Hegoa

Maquetación: Carlos J. Martínez Portillo www.uam/getem

ISBN: 978-84-09-28572-3

Versión electrónica disponible en Biblos-e Archivo:

https://repositorio.uam.es/handle/10486/693703 Publicado en España

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada

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A cada profesor y profesora, que de un día para otro se recicla- ron a desconocidas metodologías docentes, en un contexto des- bordante de gestión de la vida familiar y laboral.

A la generación que vivió la Segunda Guerra Mundial, que en- tendió que no habría futuro sin la cooperación internacional, y a través del consenso y el diálogo fraguaron el actual sistema de instituciones internacionales, y entre ellas la Organización Mun- dial de la Salud.

Pero, sobre todo, a estudiantes, profesores y profesoras que, pese a haberse contagiado del coronavirus, siguieron luchando, no solo por la vida, sino también por la educación de calidad para todos y todas.

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Las transformaciones de la economía mundial

Análisis estructural y desarrollo

Tendencias económicas mundiales

Aportaciones desde otras disciplinas

Autoría Prólogo

Factores estructurales

Financiación y cooperación

1. Análisis estructural y estudio de la economía mundial

6. El comercio internacional 3. Transformaciones demo- gráficas en la economía mundial

11. La econometría en el estudio de la economía mundial

9.Financiación internacional para el desarrollo

2. El desarrollo en la economía mundial

7. Empresas transnacionales

e inversión extranjera 4. Transformaciones del escenario energético mundial

12. Antropología y econo- mía mundial

10.Cooperación internacio- nal para el desarrollo y Agenda 2030

8. Integración económica

regional 5. Innovación, cambio tecno-

lógico y globalización

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AUTORES

Biosca Artiñano, Olga

Doctora en Economía por la Universidad de Sheffield, Reino Unido. Actualmen- te es profesora en el Yunus Centre for Social Business and Health, Glasgow Ca- ledonian University. Su investigación y publicaciones se enfocan en los vínculos entre la desigualdad social, económica y en materia de salud en poblaciones vulnerables. Está especializa en microfinanzas y empresa social, así como en el estudio de políticas públicas para el alivio de la pobreza tanto en Europa como en América Latina. Ha participado como investigadora principal o co-investi- gadora en diversos proyectos de investigación financiados por instituciones como la Comisión Europea, el gobierno escocés, el British Council (Argentina) o Guy’s and St Thomas’ Charity. En el pasado, trabajó como consultora en microfinanzas y como experta en riesgo social en la Compañía Española de Financiación para el Desarrollo. Miembro del Grupo de Estudio de las Transfor- maciones de la Economía Mundial (GETEM).

Bidaurratzaga Aurre, Eduardo

Doctor en Economía Aplicada por la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea (UPV/EHU) y profesor del Departamento de Economía Aplicada I de dicha universidad. Miembro de HEGOA (Instituto de Estudios sobre Desarrollo y Cooperación Internacional), donde realiza diferentes actividades de docencia de posgrado e investigación. Es también miembro del GEA (Grupo de Estudios Africanos) de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM).

Es director del Máster Universitario Globalización y Desarrollo (UPV/EHU) y do- cente en títulos de posgrado de otras universidades españolas sobre temas de economía internacional, desarrollo y cooperación, así como autor de diversos artículos y capítulos de libros sobre estos temas para el caso de las economías de África Subsahariana. Miembro del Grupo de Estudio de las Transformacio-

A U T O R Í A

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AUTORES

Campos Serrano, Alicia

Profesora del Departamento de Antropología Social de la Universidad Autóno- ma de Madrid. Licenciada en Derecho y en Ciencia Política y doctora en Rela- ciones Internacionales por dicha universidad desarrolla su trabajo en el marco de los Estudios Africanos y la Antropología y la Historia de las Relaciones Inter- nacionales. Sus líneas de investigación actuales son la economía política de los recursos naturales, la historia colonial española en África, y la construcción social del principio de soberanía. Ha sido investigadora visitante en el Centre of International Studies de la University of Cambridge, investigadora postdocto- ral en el Área de Derecho Internacional de la Facultad de Ciencias Sociales y Jurídicas de la Universidad Carlos III de Madrid e investigadora Ramón y Cajal en el Dpto. de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Autónoma de Madrid. Ha realizado estancias breves de investigación en Ste- llembosch (Suráfrica), Londres y Cambridge (Reino Unido), Malabo (Guinea Ecuatorial), Ginebra (Suiza), Barcelona (España), Lisboa (Portugal), Maputo (Mozambique), Kribi y Limbe (Camerún), Tindouf (Argelia), Lubumbashi), (Re- pública Democrática del Congo) e Ifni (Marruecos).

Galaso Reca, Pablo

Doctor en economía por la Universidad Autónoma de Madrid (UAM). Fue pro- fesor en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la UAM (2007- 2013) y actualmente trabaja como profesor adjunto del Instituto de Economía de la Universidad de la República (Uruguay). Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores de Uruguay y sus líneas de investigación se centran en los estudios sobre análisis de redes sociales, capital social, innovación y desarrollo económico. Ha publicado trabajos académicos y participado en diversos pro- yectos de investigación en esas temáticas. Miembro del Grupo de Estudio de las Transformaciones de la Economía Mundial (GETEM).

García de la Cruz, José Manuel

Profesor titular en el Departamento de Estructura Económica y Economía del Desarrollo de la Universidad Autónoma de Madrid. Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad Complutense, centro donde se doctoró con la tesis: Empresas multinacionales y economía española. Sus trabajos de investigación y publicaciones están relacionados con la dinámica de la economía mundial y la integración económica, productiva y regional.

Igualmente ha participado como experto en programas de cooperación eco- nómica de la Unión Europea y de la Agencia Española de Cooperación Inter- nacional al Desarrollo en América Latina. Fue analista del Servicio de Estudios Económicos del Banco Exterior de España, y ha trabajado como consultor en

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AUTORES

Ernst &Young. Coordinador del Grupo de Estudio de las Transformaciones de la Economía Mundial (GETEM).

García Gámez, Sofía

Doctora en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad Autóno- ma de Madrid, ha cursado el Master en Economía del Sector Público en la Universidad de Alcalá de Henares (conjuntamente con el Instituto de Adminis- traciones Públicas) y el Máster en Banca y Mercados Financieros en la UAM.

Ha sido funcionaria del Ministerio de Hacienda de Venezuela. Actualmente trabaja como Profesora Contratada Doctora del Departamento de Economía Aplicada de la UAM e investigadora del Instituto Universitario de Predicción Económica LR Klein. Está especializada en cálculos econométricos y métodos de estimación que ha aplicado a sus investigaciones sobre Inversión Extranjera Directa, Crisis Financiera, Deuda Soberana, Agencias de Calificación Crediti- cia, Inmigración, así como temas de Corrupción y Gobernanza. Miembro del Grupo de Estudio de las Transformaciones de la Economía Mundial (GETEM).

Gayo Lafée, Daniel

Profesor Titular de Economía Aplicada en la Universidad Rey Juan Carlos y Director Académico del Programa de Sostenibilidad, Igualdad y Salud de la URJC. Es Director del “Master in Global Affairs” de la URJC y Co-Director del

“Máster Universitario en Cooperación Internacional y Gestión de Políticas Pú- blicas, Programas y Proyectos de Desarrollo” de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP). Es doctor en Economía (UAM) y especialista coo- peración internacional para el desarrollo (UAM-FSE). Tiene una extensa expe- riencia como profesor e investigador universitario durante más de 26 años, con numerosas publicaciones, y participando en proyectos y diversos congresos y seminarios nacionales e internacionales; a la vez que asesora a gobiernos e instituciones públicas en políticas de desarrollo y la Agenda 2030. Como espe- cialista, su actividad se centra en la cooperación internacional al desarrollo; el sector privado y los ODS; las políticas públicas para el desarrollo; y la integra- ción regional y el desarrollo económico en América Latina. Miembro del Grupo de Estudio de las Transformaciones de la Economía Mundial (GETEM).

Lucena Giralda, Javier

Doctor en Economía por la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), es profe- sor del departamento de Estructura Económica y Economía del Desarrollo de

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AUTORES

Esto le ha conducido a participar en publicaciones académicas, proyectos de investigación y congresos tratando las cuestiones mencionadas. También ha trabajado en empresas de comunicación, en cooperación al desarrollo y en educación. Miembro del Grupo de Estudio de las Transformaciones de la Economía Mundial (GETEM).

Martínez Tola, Elena

Doctora en Economía por la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unbertsi- tatea (UPV/EHU), y actualmente Profesora Agregada en el departamento de Economía Aplicada I. Imparte docencia de economía regional y de econo- mía internacional en grado y posgrado en la Facultad de Economía y Empresa de Bilbao. Es miembro de Hegoa, Instituto de estudios sobre desarrollo y coo- peración internacional de la UPV/EHU, y sus líneas de investigación y publica- ciones se centran en los temas relacionados con la economía internacional, el desarrollo territorial y las desigualdades de género.

Matesanz Gómez, David

Doctor en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad Autónoma de Madrid. Actualmente es profesor de la Universidad de Oviedo en el depar- tamento de Economía Aplicada. Ha sido profesor de la Universidad de Buenos Aires y de la Universidad Nacional de Quilmes en Argentina. Está interesado en temas relacionados con el desarrollo económico y con los países en desarrollo.

Ha sido profesor visitante en universidades de Australia, Argentina, Brasil, Ca- nadá, Chile, Italia, México y Uruguay. Sus resultados de investigación han sido publicados tanto en revistas nacionales como internacionales. Miembro del Grupo de Estudio de las Transformaciones de la Economía Mundial (GETEM).

Moreno Manso, Luisa

Doctora en Derecho Internacional Público por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Su experiencia, de más de 20 años, se centra en la cooperación in- ternacional para el desarrollo. Ha trabajado en la Secretaría General de Coo- peración Internacional del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación de España, la Fundación Internacional y para Iberoamérica de Administración y Políticas Públicas (FIIAPP), la Comunidad de Madrid, la Fundación del Instituto de Crédito Oficial y la Universidad Rey Juan Carlos del Madrid. A nivel europeo, ha trabajado en el Parlamento Europeo y asesora a instituciones españolas en la cooperación internacional europea. Fue miembro experto del Consejo Na- cional de Cooperación Internacional.

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AUTORES

Sánchez Díez, Ángeles

Profesora del Departamento de Estructura Económica y Economía del Desa- rrollo de la Universidad Autónoma de Madrid. Doctorada en dicha universi- dad en 2001 con la tesis “La internacionalización de la economía española hacia América Latina: elementos determinantes en el inició y consolidación del proceso”. Su investigación y publicaciones se centran en el análisis de la inversión extranjera, la integración económica, los recursos naturales y las res- tricciones económicas en situaciones de conflicto. Ha realizado estancias de investigación en Universidades de Argentina, Brasil, Chile, México y Costa Rica, así como en la CEPAL, en sus sedes de Santiago de Chile y Ciudad de México y la Organización de Estados Americanos (OEA) en Washington. Actualmente coordina la red de equipos del Círculo de Estudio de Latinoamérica (CESLA) del Instituto Klein en la UAM. Ha trabajado en la Universidad de Burgos hasta 2003 y fue responsable del área de América Latina en el Observatorio de Polí- tica Exterior de la Fundación Alternativas. Coordinadora del Grupo de Estudio de las Transformaciones de la Economía Mundial (GETEM).

Zabalo Arena, Patxi

Doctor en economía por la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unbertsi- tatea (UPV/EHU), donde ejerce como Profesor Agregado en el departamento de Economía Aplicada I, impartiendo docencia de grado y posgrado sobre economía internacional y desarrollo en la Facultad de Economía y Empresa de Bilbao. Miembro de Hegoa, Instituto de estudios sobre desarrollo y coope- ración internacional de la UPV/EHU, de la Sociedad de Economía Mundial y de la Asociación de Economía Crítica, sus líneas de investigación y publicaciones se enmarcan en dichas temáticas, con particular atención a los acuerdos in- ternacionales sobre comercio e inversión.

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PRÓLOGO

La aparición de este libro coincide con el debate sobre la necesidad de aco- meter una profunda revisión del modelo que ha caracterizado a la econo- mía mundial durante los últimos cuarenta años. Este modelo, comúnmente denominado “globalización económica” se basa en la revalorización de las relaciones económicas externas como factor dinamizador de las economías nacionales. En consecuencia, el mercado mundial se ha erigido como gran articulador de la economía mundial devaluando las políticas nacionales y, de paso, el papel de las instituciones multilaterales.

A este hecho, se suma la irrupción de un conjunto de nuevos desarrollos tec- nológicos en un contexto social marcado por la desigualdad económica, por un lado, y por la toma de conciencia sobre las consecuencias ambientales del modelo productivo y de consumo vigente, por otro. Ambas cuestiones exigen cambios en las políticas económicas que impulsen transformaciones en el fun- cionamiento de la economía mundial que atiendan a los riesgos globales más allá de las exigencias del mercado.

Precisamente, el análisis de estas transformaciones es lo que motivó la consti- tución del Grupo de Estudio de las Transformaciones de la Economía Mundial (GETEM) de la Universidad Autónoma de Madrid. Pues bien, el GETEM asumió, desde su primer momento, la necesidad de elaborar materiales docentes que permitieran a estudiantes y personas interesadas en general acercarse a la comprensión de la economía mundial de una forma accesible, lo que justifica esta publicación que ha de valorarse, ante todo, como recurso docente.

L A S T R A N S F O R M A C I O N E S DE LA ECONOMÍA MUNDIAL

Prólogo

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PRÓLOGO

La realización de este libro tiene por objeto cubrir dos necesidades detectadas previamente en la docencia de materias relacionadas con la economía mun- dial. Por una parte, disponer de materiales que se adapten a los requerimien- tos de los estudios universitarios en el marco del Espacio Europeo de Educa- ción Superior (EEES) y, por otra, que estos recursos se encuentren actualizados a los cambios que se producen en el objeto de análisis y en las perspectivas con que se analizan.

El material presenta algunas novedades frente a los recursos docentes tradi- cionales. En primer lugar, se encuentra disponible en soporte digital e intro- duce una elevada interactividad, a través de videos y de hipervínculos, que permiten el acceso a bases de datos, gráficos, estudios de caso, artículos, no- ticias, debates y presentaciones, entre otros. En segundo lugar, además de garantizar la disponibilidad de un contenido temático básico y actualizado, ofrece diversos recursos que permiten ampliar y profundizar la información a través de recuadros sobre temas concretos de estudio, cajas denominadas

“para saber más” y bibliografía complementaria para el estudio. En tercer lu- gar, permite la autoevaluación a través de preguntas tipo test y de verdadero y falso. Finalmente, el libro hace énfasis sobre su naturaleza dinámica, en tanto que el acceso a las bases de datos de los gráficos que se presentan hace po- sible actualizar los análisis.

El libro se inicia con una introducción a la perspectiva metodológica emplea- da en el estudio de la economía mundial. En el capítulo “El análisis estructural y estudio de la economía mundial”, José Manuel García de la Cruz recorre las diferentes definiciones de Economía antes de argumentar la importancia de la contribución del análisis estructural al estudio de los problemas y de las líneas de cambio de la economía actual. Esto sirve para abordar sucintamente ideas económicas distantes de las habituales sobre el funcionamiento de las eco- nomías. Posteriormente, se definen los conceptos fundamentales del análisis estructural, es decir, estructura económica, instituciones y sistema económico y su adecuación a las necesidades de interpretar no solamente una realidad concreta en un momento determinado, análisis estático, sino también las ca- racterísticas de los procesos de cambio a largo plazo, análisis dinámico. Final- mente, se hace una aproximación a los elementos característicos de la eco- nomía actual como objeto de estudio del análisis estructural.

En el capítulo “El desarrollo en la economía mundial”, Javier Lucena Giraldo aborda los principales aspectos del desarrollo internacional, es decir qué reali- dad observa, cómo la define, cuáles son las teorías al respecto y qué políticas

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PRÓLOGO

estilizados. Posteriormente, se establecen las definiciones e indicadores del crecimiento y el desarrollo, así como las similitudes y diferencias entre ellos. A continuación, se presentan las propuestas teóricas de los economistas clásicos y de las diferentes generaciones de estudios sobre el desarrollo. Por último, se exponen los fundamentos, resultados y críticas de las estrategias de desarrollo que se han realizado en cada periodo.

Seguidamente, en el capítulo “Las transformaciones demográficas mundia- les”, Ángeles Sánchez Díez analiza los cambios relativos a la población en el contexto mundial partiendo del desigual reparto de la población, concentra- da en Asia, y las divergentes evoluciones, que muestran el mayor dinamismo de los países menos desarrollados. El capítulo se centra en el análisis de los tres retos actuales. En primer lugar, en el envejecimiento, que si bien es más profundo en los países desarrollados se vislumbra también como un problema en las economías emergentes. Vinculado a esta transformación encontramos unos de los grandes retos: el futuro de los sistemas de pensiones. Posteriormen- te se aborda el estudio los movimientos del campo a la ciudad, que ha dado lugar a un gran proceso de urbanización que pone de manifiesto los desafíos de las ciudades, particularmente de las grandes urbes. Finalmente se analizan los movimientos migratorios internacionales, tanto los tradicionales y volunta- rios, motivados, esencialmente por razones económicas, como las migracio- nes forzosas (los refugiados) así como un fenómeno más reciente como son los desplazamientos de personas causados por los efectos del cambio climático.

En el capítulo “Las transformaciones del escenario energético mundial”, la pro- fesora Ángeles Sánchez Díez repasa los referentes teóricos que analizan las relaciones entre los recursos naturales y el desarrollo. Seguidamente, se des- cribe la estructura energética mundial, detallando la evolución e importancia de los recursos energéticos esenciales para el proceso productivo y las ten- dencias de cambios. Asimismo, se abordan los grandes retos de futuro. Uno de estos desafíos es incremento de la oferta energética debido a los nuevos descubrimientos de yacimientos de hidrocarburos tradicionales, la mayor ac- cesibilidad a los recursos del Ártico a medio plazo y la explotación de los hi- drocarburos no convencionales. Igualmente, se analiza el cambio en la matriz energética ante presiones medioambientales, donde se mantiene el debate abierto en torno a la energía nuclear y la viabilidad de la energía renova- ble, así como la necesaria reducción de las emisiones de gases invernadero ligados a la energía. También se aborda la mayor preocupación por la po- breza energética, en las diferentes concepciones que toma en los países en desarrollo y desarrollados. Finalmente se analiza la inestabilidad resultado de las fluctuaciones de los precios, esencialmente del petróleo, y de los conflic- tos en las zonas de producción y tránsito, finalizando con unas reflexiones so- bre la seguridad energética en un marco de cooperación y competencia.

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PRÓLOGO

En el capítulo “Innovación, cambio tecnológico y globalización”, escrito por Pablo Galaso y David Matesanz, se analizan los procesos de innovación y su inserción en la economía global. El capítulo desarrolla cuestiones teóricas fun- damentales y aspectos microeconómicos de la innovación. Se estudian tam- bién los distintos ritmos de éxito de los países y, con ello, las desigualdades económicas y sociales entre los mismos. Los autores identifican tres cuestiones particularmente relevantes desde la perspectiva de la estructura económica mundial. Primero, el cambio tecnológico resulta clave para determinar el de- sarrollo en el largo plazo y la configuración de las relaciones económicas in- ternacionales. Segundo, la innovación surge en el seno de redes de actores (empresas, centros de investigación, gobiernos, entre otros) que interactúan intensamente a escala local pero que también mantienen conexiones a esca- la internacional, formando redes globales de innovación. Tercero, los estados desempeñan un rol fundamental en los procesos de innovación, no solo para incentivar las innovaciones, sino también para orientarlas hacia objetivos que mejoren el bienestar colectivo.

En el capítulo “El comercio internacional” elaborado por Eduardo Bidaurratza- ga Aurre, Elena Martínez Tola y Patxi Zabalo Arena se estudian las relaciones comerciales internacionales desde un punto de vista teórico e institucional, y también a través del análisis de los datos aportados por diversas fuentes es- tadísticas a lo largo del tiempo. Así, este capítulo se estructura en tres apar- tados. En primer lugar, se realiza un repaso histórico de las diferentes teorías y debates en el ámbito del comercio internacional, explicando las distintas posturas al respecto, desde quienes apuestan por la libertad de intercambios en el ámbito internacional, hasta quienes abogan por la implantación de dife- rentes medidas de protección ante la competencia exterior. A continuación, en un apartado eminentemente práctico, se muestran las principales caracte- rísticas de las relaciones comerciales internacionales, así como sus tendencias de cambio más relevantes en términos de distribución geográfica y sectorial.

Asimismo, se subraya el protagonismo que han adquirido las cadenas globales de valor en las últimas décadas. Por último, se exponen los antecedentes del marco institucional del comercio internacional y se estudia en detalle su con- figuración actual, marcada desde el año 1995 por la creación de la Organi- zación Mundial del Comercio (OMC), a la vez que se destacan las discusiones más controvertidas asociadas a la agenda multilateral del comercio interna- cional, así como las incoherencias y asimetrías presentes en esta agenda.

A lo largo del capítulo “Las empresas transnacionales y la inversión extranje- ra”, Ángeles Sánchez Díez contextualiza el papel de las empresas transnacio-

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PRÓLOGO

que explican el papel de la inversión extranjera directa y de las estrategias de las propias empresas en la economía mundial, para continuar describiendo los flujos internacionales, señalando la creciente importancia de las economías emergentes y el rol de las fusiones y adquisiciones, que contribuyen al manteni- miento de un modelo centro-periferia. Se finaliza con el análisis de las políticas en torno a la atracción de los flujos de inversión a nivel mundial.

En el capítulo “La integración económica regional”, Ángeles Sánchez Díez y Eduardo Bidaurratzaga Aurre contextualizan los procesos de integración desde la década de los años cincuenta hasta la actualidad. Se parte de un somero repaso de los referentes teóricos de la integración para estudiar las distintas etapas que puede tener un proceso de integración, desde las más sencillas asociados a acuerdos de colaboración económica y tratados de libre comer- cio, hasta las más complejas y avanzadas como las uniones económicas y mo- netarias. Todas ellas se ilustran con las diversas experiencias existentes a nivel mundial, evitando una visión eurocentrista y dando a conocer las experiencias en África, América Latina y Asia.

“La financiación internacional para desarrollo”, de Eduardo Bidaurratzaga Au- rre, Olga Biosca Artiñano y Ángeles Sánchez Díez, enmarca los flujos de ayuda oficial al desarrollo en un marco amplio de financiación al desarrollo, centrán- dose en la arquitectura internacional en evolución desde los años sesenta.

Se definen los conceptos más importantes, se analizan los flujos tradicionales de cooperación y se introducen los nuevos mecanismos de financiación más innovadores. Se finaliza con una reflexión sobre la necesaria coherencia de políticas que han de acompañar los procesos de financiación al desarrollo en el marco de la economía mundial.

En el capítulo “La cooperación internacional y la Agenda 2030 para el desa- rrollo sostenible”, Daniel Gayo Lafée y Luisa Moreno Manso analizan el papel y retos de la cooperación internacional al desarrollo en el contexto actual de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible con sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), y ante el nuevo contexto de un mundo post COVID-19. Así, se comienza analizando las principales características y retos de la Agenda 2030, como marco y nuevo paradigma internacional del desarrollo. Sobre esta base se expone el papel de cooperación bilateral y multilateral en el sistema internacional de ayuda al desarrollo, destacando a la UE como primer donan- te mundial, a la vez que se analizan los nuevos retos y roles para los actores esenciales en la promoción del desarrollo y del sistema internacional de coo- peración: los gobiernos, los nuevos donantes emergentes, la Cooperación Sur- Sur, la Cooperación Triangular y el sector privado. Todo ello permite vislumbrar algunos ámbitos estratégicos y principios para la cooperación internacional en un contexto post COVID-19, en donde las crecientes interdependencias

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PRÓLOGO

sanitarias, económicas, financieras, climáticas, alimentarias y migratorias evi- dencian que la cooperación internacional resurge como valioso instrumento para hacer frente a los retos comunes.

En el capítulo “La econometría en el estudio de la economía mundial” elabo- rado por Sofía García Gámez se dan a conocer, de una manera didáctica, las ideas básicas que engloban la aplicación de una batería de métodos eco- nométricos empleados en el análisis de la economía mundial. En primer lugar, se hace un repaso del concepto y breve reseña histórica de la econometría;

a continuación, se presenta una clasificación de los modelos econométricos atendiendo a la existencia o no de un cuerpo teórico que enmarque la rela- ción entre las variables sujetas a estudio; en tercer lugar, se presenta de forma detallada las fases que han de cumplirse para llevar a cabo la elaboración de un modelo econométrico y por último se presenta, en formato ficha, un con- junto de ejemplo aplicados enmarcados dentro del análisis de dependencia.

Finalmente, en el capítulo “Las aportaciones de la antropología al estudio de la economía mundial”, Alicia Campos Serrano analiza de qué manera los con- ceptos y debates de la Antropología Económica pueden iluminar las dinámi- cas de la Economía Mundial. La autora presenta las distinciones clásicas entre producción, distribución y consumo, y dentro de la distribución, entre intercam- bio, reciprocidad y redistribución, para mostrarnos que gran parte de los flujos e interrelaciones económicos pueden entenderse a partir de estas categorías.

Al mismo tiempo, se señala de qué manera esta perspectiva puede contribuir al debate sobre las principales instituciones económicas internacionales.

Este libro se ha desarrollado en el marco de los proyectos de innovación do- cente “La estructura económica y relaciones internacionales ante los nuevos métodos docentes” (CEE_001.18_INN) en el curso 2018-2019 y “Libro dinámico para el estudio de las relaciones económicas internacionales” (CEE_017.19_

IMP) en el curso de 2019-2020 en la Universidad Autónoma de Madrid, ambos coordinados por Ángeles Sánchez Díez y Javier Lucena Giraldo.

Finalmente, agradecemos la desinteresada colaboración de Pedro Sánchez Rodríguez y Miguel Casau en la ingrata labor de revisar las erratas, si bien la responsabilidad es exclusivamente de los autores y autoras. No podemos ter- minar este prólogo sin expresar nuestro reconocimiento a aquellas autoras, sí todas ellas mujeres, que pese a haber sufrido en primera persona los estragos del coronavirus encontraron fuerzas y tiempo para escribir sus capítulos.

Madrid, diciembre de 2020.

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ANÁLISIS ESTRUCTURAL Y DESARROLLO

1. Preguntas previas: ¿De qué trata la Economía? ¿Cuál es la ocupación de los economistas?

La actividad y las decisiones económicas están insertas en la vida cotidiana de la gente y, sin embargo, no existe una definición clara y compartida sobre qué se entiende por Economía, como disciplina científica.

La gente habla y, sobre todo, escucha hablar de Economía dando por supues- to el contenido científico de las aseveraciones en las que se apoyan las opinio- nes. Al mismo tiempo que, paradójicamente, muestran un gran escepticismo sobre las mismas. Esta actitud también es compartida por la mayor parte de los economistas que se enfrentan a la necesidad tanto de explicar lo que sucede o ha sucedido (ser buenos pronosticadores del pasado) como de ser precisos predictores de lo que puede llegar a suceder, obligación no sólo de los científi- cos, sino también de los profesionales que se sirven de sus conocimientos para orientar las decisiones tanto colectivas como privadas.

En los últimos años, además, han proliferado las críticas hacia una profesión a la que se acusa de estar alejada de los problemas cotidianos a los que, sin embargo, dice contribuir a resolver. La importancia de esta crítica ha obligado a reconocer la necesidad de reformar la manera de analizar los problemas económicos, incorporando variables sociales e institucionales que la deriva cuantitativa de los últimos años ha ido arrinconando (Stiglitz, 2010).

A N Á L I S I S E S T R U C T U R A L Y S I S T E M A E C O N Ó M I C O M U N D I A L

José Manuel García de la Cruz.

Universidad Autónoma de Madrid (UAM)

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ANÁLISIS ESTRUCTURAL Y DESARROLLO

Definir qué es la Economía no es tarea sencilla. Un autor tan relevante como Joseph Alois Schumpeter (1883-1950) (1971) rehúye una respuesta concreta en su obra “Historia del Análisis Económico”, simplificándo la definición de Econo- mía a “la actividad de los economistas”. La respuesta no aclara nada dado que los economistas se dedican a las más variadas de las funciones y tareas, aunque casi todas ellas tienen que ver con la administración, la producción de bienes y servicios o con su distribución y venta.

Más audaz y precisa es la extendida definición de Economía aportada por Lio- nel Robbins (1898-1984) (1969), para quien la Economía es “la ciencia que es- tudia el comportamiento humano como una relación entre fines y medios es- casos que tienen usos alternativos”. A pesar de la amplia aceptación de esta definición en los ambientes académicos, este intento definidor de la Economía no aporta realmente nada específico a la misma como disciplina científica.

Reduce su campo de análisis al estudio de un aspecto del comportamiento individual, esto es, a la conducta de optimización, sin contemplar considera- ciones históricas y sociales, muy presentes en los estudios de los economistas clásicos, ni tampoco la influencia del entorno y la posición social en el compor- tamiento del individuo (Veblen, 1944). Acepta la escasez de recursos sin entrar en los mecanismos de su ampliación o conservación, temas centrales para la economía del desarrollo y para la sostenibilidad.

Las consecuencias de este planteamiento son múltiples en la medida en que se descarta, por ejemplo, la importancia de la tecnología o los cambios en los comportamientos de los sujetos individuales o en la organización de las empre- sas, por no decir en los valores sociales. Reducir la racionalidad a un comporta- miento establecido por la psicología hedonista del siglo xix, supone que: 1) no existen componentes culturales que repercutan sobre las decisiones económi- cas, 2) instituciones como la propiedad privada forman parte de los derechos naturales, o 3) el afán por acumular riqueza va más allá de las limitaciones de la capacidad de consumo de la gente y cuya explicación se debe más a la dis- puta y organización del poder en la sociedad que a los resultados de la propia lógica del funcionamiento del mercado (Veblen, 2005). Hay que reconocer que presentar a la Economía de esta forma tiene un resultado muy favorable en su formalización como conocimiento neutral y, por lo tanto, difícilmente discutible.

La justificación y diferenciación del conocimiento económico reside en el he- cho de que las personas se relacionan entre sí, constituyéndose en sociedad para satisfacer sus necesidades. También interaccionan para relacionarse con la naturaleza. Los conocimientos técnicos y científicos se generan en este pro- ceso social, buscando una relación sostenible para atender mejor las nece-

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ANÁLISIS ESTRUCTURAL Y DESARROLLO

Por otro lado, y simultáneamente en el seno de la sociedad, se establecen normas de conducta que impiden desórdenes que pongan en peligro sus re- laciones sociales y con la naturaleza. A corto plazo los recursos siempre apa- recen como escasos, pero ¿no nos muestra la Historia la gran capacidad de la humanidad para poner a su disposición cada vez más recursos? Más aún,

¿no espera la gente soluciones en la Economía para aumentar los recursos disponibles? Por lo tanto, la Economía habrá de contemplar cómo se usan los recursos, así como las posibilidades de su ampliación. Además, la identifica- ción de las necesidades no es solamente un fenómeno espontáneo, sino que existen necesidades vitales que, de una u otra forma, se comparten por todas las personas, como el alimento, el vestido, el cobijo, la movilidad o la seguridad en lo que se pretende hacer. No obstante, la forma en que estas necesidades son satisfechas ha cambiado a lo largo de la Historia y, por otra parte, no todas las necesidades han sido, ni están, satisfechas equitativamente para todos y cada uno de los componentes de la sociedad humana.

Para Oskar Lange (1904-1965) (1966), la Economía trata de “enseñar o inves- tigar la naturaleza de la riqueza y las leyes de su producción y distribución, in- cluyendo directamente o en forma remota, la acotación de todas las causas por las que la situación de la humanidad o de cualquier sociedad de seres humanos, prospera o decae respecto a ese objetivo universal de los deseos humanos”, temas todos ellos prioritarios entre las preocupaciones de los pri- meros pensadores reconocidos como pioneros de la Economía como área diferenciada del derecho, de la filosofía moral o de la política.

En esta línea, y como intento de síntesis de las posiciones anteriores, es de destacar la propuesta de Ramón Tamames (1992) para quien “la Ciencia de la Economía Política en sus diferentes ramas estudia los problemas derivados de la insuficiencia de medios para atender a todos los fines imaginables, teó- ricamente infinitos, y que analiza los conflictos de intereses para proponer me- didas de acción”. Así se incorporan al objeto de estudio de la Economía las discrepancias manifestadas en la sociedad sobre el cómo emplear los recur- sos y cómo lograr los objetivos. No se trata solamente de una ciencia que analiza cómo optimizar el empleo de los recursos disponibles sino también de qué manera las decisiones sobre su empleo obedecen a los conflictos socia- les atenuándolos o agravándolos. Así, Tamames interpreta la economía como

“conjunto de relaciones de producción y de cambio de una sociedad, que se desenvuelven dentro de un cierto marco institucional. Las estructuras en gene- ral -a diferencia de las circunstancias coyunturales- sólo evolucionan a medio y, sobre todo, a largo plazo, salvo que se introduzcan reformas estructurales a través de cambios revolucionarios en el marco institucional”.

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ANÁLISIS ESTRUCTURAL Y DESARROLLO

Aceptar que, por un lado, la Economía está sujeta a los conflictos sociales y, por otro, que contribuye a la forma en que se resuelven, no es sino resaltar su carácter de ciencia social. En este sentido, y como el conjunto de ciencias sociales, la Economía habrá de aceptar ciertas limitaciones en el objeto de su trabajo y al mismo tiempo, múltiples influencias de otras disciplinas científicas para poder atender a las demandas de respuestas ante los fenómenos nove- dosos que aparecen ante la vista de los ciudadanos. Ello implica admitir dos limitaciones: 1) afrontar las dificultades específicas que proceden del carácter mismo de la sociedad como objeto de análisis, y 2) asumir las que están rela- cionadas con el hecho de que el investigador/científico se encuentra inmerso en la sociedad que analiza.

En tanto que los cambios sociales se producen a un ritmo muy superior al ob- servado en el medio físico, se plantean problemas derivados de la selección de las variables representativas para la explicación de los cambios, así como de la contrastación de las teorías en un escenario cambiante y no reproduci- ble según las exigencias del método científico1.

Por su parte, el sujeto, el investigador en Economía, es miembro de una socie- dad que tiene unos valores ideológicos y que como individuos aprehenden y adoptan muchas veces de manera inconsciente. Estos juicios de valor influyen en la determinación de los temas o cuestiones que el científico aborda, en el tipo de preguntas que se plantea, en los conceptos que emplea, en las hipóte- sis que formula e incluso en los métodos que utiliza para establecer sus conclu- siones. Esta situación confiere múltiples elementos de subjetividad al proceso de análisis de los fenómenos económicos.

Como afirma Schumpeter (1971) todo análisis de los hechos empíricos es pre- cedido de un acto cognoscitivo precientífico o “visión”. El proceso de elabo- ración de proposiciones científicas es “una relación infinita de toma y daca [entre el trabajo factual y el trabajo teórico], poniéndose recíprocamente a prueba de un modo natural y planteándose, el uno al otro, tareas nuevas, [lo que acaba] produciendo modelos científicos, productos conjuntos provisiona- les de su interacción con los elementos que quedan de la visión original; a esos modelos se aplicarán criterios de consistencia y de adecuación cada vez más exigentes”. De este modo, sujeto y objeto de estudio, inmersos en una misma realidad social, interaccionan mutuamente afectando al propio discurrir del procedimiento científico. Precisamente de ello deriva la dificultad de entender

1 La solución encontrada fue el falsacionismo metodológico propuesto por Karl Popper (1902-1994).

El falsacionismo rechaza el verificacionismo, la ciencia se basa en la razón, por lo que, si las hipótesis

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la construcción de la ciencia económica como un proceso aislado de la pro- pia realidad social de la que el investigador forma parte y en la que comparte sus valores.

La aproximación metodológica solamente parece posible si, como apunta Gunnar Myrdal (1898-1987) (1979), se insiste en la necesidad de objetividad en el análisis para lo que recomienda “exponer nuestras valoraciones clara- mente, de forma consciente, específica y explícita”. De esta forma, se podrán seguir también los consejos de Robinson (1966) para quien la objetividad de la ciencia se alcanza porque muchos individuos están continuamente contras- tando cada teoría con las de los demás, de tal modo que la objetividad es un valor definido colectiva o socialmente y no resultado de la imparcialidad de los investigadores.

Por supuesto que influyen las decisiones individuales, pero no es la perspectiva individual la que permite examinar los cambios que se han producido ni en la determinación de las necesidades, ni en la forma de organizar el empleo de los recursos disponibles en un momento dado. Habrá que examinar los cam- bios que se producen en la sociedad en su conjunto, de ahí la importancia de integrar los conocimientos procedentes de otras disciplinas sociales, como la ciencia política, el derecho o la sociología en la interpretación de los fenóme- nos económicos. La actividad científica es absolutamente incompatible con el dogmatismo, por más que, con frecuencia, la postura de muchos economis- tas, académicos o no, sea dogmática.

Con estas premisas, la Economía se puede definir como el esfuerzo sistemático por conocer las formas en las que cada sociedad organiza sus recursos mate- riales y cómo satisface sus necesidades, es decir, la producción, la distribución y el consumo. Habría, incluso, que ampliar el ámbito de la Economía a las acti- vidades de búsqueda de recursos y a las nuevas oportunidades de su empleo, es decir, a las actividades de ciencia y tecnología, en la medida en que éstas estén orientadas por criterios económicos y cuyos resultados sean considera- dos como mercancías.

Finalmente, hay que tener presente que la Economía no puede ser solamente una ciencia de conocimiento formal, sino que también debe ser un conoci- miento aplicado. ¿La Economía para qué? Solamente cabe una respuesta:

para que la gente viva mejor. Es decir, la Economía debe ser Economía Polí- tica y debe de incorporar los conocimientos a la política económica, es de- cir, a “la aplicación de determinadas medidas por parte de las autoridades para conseguir determinados fines” (Cuadrado Roura, 1995) o, en palabras de Jan Tinbergen (1903-1994) (1956) la “variación deliberada de los medios para alcanzar ciertos objetivos”. Esta dimensión de la Economía introduce, desde

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otro ángulo, los problemas de la identificación y priorización de los fines y del empleo alternativo de los recursos disponibles.

A partir de estas consideraciones sobre qué es la Economía se puede entender la variedad de ocupaciones de los economistas. Los economistas son los profe- sionales que ofrecen sus conocimientos (“su caja de herramientas” según Joan Robinson (1903-1983)) a la solución de los problemas que la sociedad encuen- tra en la gestión y administración de los recursos disponibles para satisfacer las necesidades particulares y sociales manifestadas en un momento dado, y también en la búsqueda de soluciones que contribuyan a ampliar los recursos disponibles para la satisfacción de otras previstas en el futuro. Al igual que los investigadores en Economía, los economistas profesionales también están su- jetos a las motivaciones, las ideas y los intereses que articulan la vida social. Su desempeño profesional se ejerce en el marco social establecido, participando en la selección y diagnóstico de los problemas, y contribuyendo a la solución de estos desde cada una de las instituciones que intervienen en el proceso de producción, distribución y consumo, administrando recursos, asignando capa- cidades productivas, organizando los intercambios y, también, estudiando las formas y grado en las que se satisfacen las necesidades. Por lo tanto, no debe de extrañar que los economistas estén presentes en las más diversas activida- des, desde la planificación y empleo de los recursos productivos (producción) a la identificación de necesidades y sus formas de satisfacción (consumo).

Sin duda, todos los economistas aceptarían el papel que les atribuye George Stigler (1911-1991) (1987) de críticos o defensores expertos de las más variadas políticas económicas, si bien su contribución es verdaderamente importante cuando sus aportaciones mejoran el conocimiento del funcionamiento del sis- tema económico, de sus limitaciones y de su potencial capacidad de satis- facción de la necesidades individuales y colectivas de una sociedad. Aunque, seguramente, también debiera de ser de aplicación para los economistas lo señalado por Clemenceau (1841-1929) durante la Primera Guerra Mundial res- pecto de los militares: “la guerra es un asunto demasiado importante para dejarlo en manos de los militares”, es decir, la economía tampoco debiera de dejarse sólo en manos de los economistas. El escrutinio social de las ideas y propuestas de los economistas no debe de abandonarse, precisamente por las consecuencias sociales de las mismas.

2. La contribución del análisis estructural

De lo expuesto hasta ahora, se desprende que la perspectiva propia del in- dividuo y su racionalidad no debe ser la que guíe la identificación tanto de

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perspectiva de estudio que englobe al conjunto de relaciones que se esta- blecen entre los miembros de una sociedad para satisfacer sus necesidades económicas, las que precisan de recursos materiales. El concepto que permite este análisis es el de “estructura”, de amplio empleo en otras disciplinas socia- les, desde la antropología a la lingüística.

Tras una aproximación de Román Perpiñá i Grau (1902-1991) (1953), fue José Luis Sampedro (1917-2013) (1961) quien introdujo el análisis estructural en Espa- ña, y con éste, la contribución del concepto de estructura económica, defi- nido como “conjunto de elementos y relaciones que caracterizan, con cier- to grado de permanencia, una determinada realidad”. En esta línea, para Ramón Tamames (1992) la estructura es “la caracterización de un todo por las relaciones mutuas que implican la distribución del orden de sus partes”.

Aportando en esta definición los conceptos de “todo”, “partes”, “relaciones”,

“distribución” y “orden” que forman parte inevitable de cualquier conceptua- lización del término.

Para saber más

Para conocer las aportaciones de Jose Luis Sampedro se puede consultar el dossier de Economistas sin Fronteras: Recordando a Sampedro y una entrevista realizada a Sampedro en 2011, tras la crisis de 2009.

Por lo tanto, si bien la estructura se identifica por su estabilidad (la estructura de un edificio o de los materiales, por ejemplo) y esto exige la selección de las re- laciones que por su carácter estable caracterizan a un conjunto, su aplicación al estudio de la realidad económica obliga a admitir la naturaleza cambiante de esta. Por tanto, hay que admitir la importancia de cuestiones tales como:

¿qué fuerzas motivan los cambios?, y ¿cómo han variado estas formas? Res- ponder a estas cuestiones significa admitir la necesidad de la predicción para la Economía y aproximarla a los requisitos de las ciencias de la naturaleza, aun- que no se cuente con las mismas facilidades para la contrastación empírica de las hipótesis y teorías propuestas. En esta línea la predicción debe orientar la gestión de los cambios.

Ahora bien, si la estructura selecciona las relaciones estables, ¿cómo expli- car sus cambios? Estabilidad no significa que no quepa la contradicción, el conflicto, los desequilibrios o las asimetrías en las relaciones. Analizar es- tos elementos ha de permitir identificar los factores de tensión y de riesgo que pongan en cuestión la estabilidad y, por lo tanto, permitan identificar los

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factores de transformación. Los cambios estarán sometidos a movimientos regulares, cuyo análisis facilitará la elaboración de teorías de la transforma- ción económica, como las relacionadas con los estudios sobre las crisis o el desarrollo económico.

La realidad económica se caracteriza por su naturaleza cambiante y no se puede admitir que, si la realidad cambia y se alteran supuestos equilibrios ópti- mos, sea la realidad la que deba volver sobre sus pasos. Al contrario, hay que explicar los cambios, más aun, se deben de anticipar los cambios. Por lo tanto, de entre las relaciones que gocen de una cierta permanencia, habrá que se- leccionar las que contribuyan a explicar las transformaciones. No debe bastar un estudio sincrónico, es decir del momento en el que se manifiestan las rela- ciones, sino que es preciso abordar el análisis diacrónico que permita seleccio- nar las relaciones de permanencia, las que posean mayor poder explicativo del movimiento, de la transformación de la realidad. Es decir, hay que explicar la estructura de una realidad en un momento dado, así como la estructura de los cambios, de los procesos.

Hay que hacer un esfuerzo adicional. De entre las estructuras que facilitan la comprensión de la realidad, destacan aquellas relaciones que gestionan las demás, conducen los cambios e, incluso, introducen cambios, es decir las

“instituciones”. Las instituciones son las normas, unas veces expresadas como costumbres, otras como tradiciones o, en la sociedad actual, como leyes que definen las “reglas del juego social” (Ayala Espino, 2000). Estas pueden ser pre- sentadas como bienes públicos (por ejemplo, la ley) o como organizaciones que actúan como agentes económicos y sociales claramente identificados (administración pública, organismos internacionales, etc.).

En un paso más, atendiendo a la heterogeneidad entre los componentes de la realidad y, sobre todo, a su funcionalidad dentro de la estructura que define una realidad concreta, es como se construyó el concepto de “sistema eco- nómico” como estructura en la que destacan las instituciones. Para Tamames (1992) el sistema económico es “el conjunto de relaciones estructurales bási- cas, técnicas e institucionales, que caracterizan la organización económica total de una sociedad y determina el sentido general de sus decisiones funda- mentales, así como los cauces predominantes de su actividad”. La incorpora- ción de las decisiones y la forma de cómo se adoptan marcan la diferencia sustancial entre los conceptos de estructura y sistema. Si la estructura, en pa- labras de Martínez González-Tablas (2000): “es la parte de las propiedades del sistema que produce su comportamiento más estable, más duradero, más real”, las instituciones delimitan su funcionamiento y marcan la orientación de

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Como señala Lucena (2019) ,”la economía convencional acepta la existen- cia de unidades analíticas que poseen propiedades diferentes a las de los elementos que la componen y asume la estructura como conjunto de relacio- nes permanentes de interdependencia entre los elementos principales de una realidad económica que permiten la explicación de su funcionamiento”. Sin embargo, no resuelve el problema de la transformación de una estructura en otra desde sus propios componentes. No llega a definir con claridad el espacio económico, por ello, es recomendable entender las estructuras económicas dentro de procesos más amplios -históricos- que incluyen dinámicas sociales, culturales y políticas. Esta perspectiva diacrónica permite incorporar elemen- tos de cambio ajenos a la economía y facilita la identificación de impulsos de transformación: el cambio estructural (diagrama 1). No se trata solamente de identificar y analizar exclusivamente las relaciones entre distintos componentes que caracterizan una realidad dada, sino, también, las relaciones entre dife- rentes estructuras que organizan la vida de la sociedad. Sólo así se tiene cono- cimiento del conjunto social organizado, el sistema, en el que se desenvuelven las relaciones económicas. En este sentido, el cambio estructural es el proceso

Estructura económicaRealidad económica

Sistema económico

Cambio estructural

Transformación hacia otro sistema económico Estructura económica

Nuevas formas en la pro- ducción, distribución y

consumo Dinámica poblacional

Cambios instituciones Cambio tecnólogico

Nueva estructura económica

Instituciones

Nuevas instituciones

Diagrama 1

Elementos del análisis estructural

Fuente: Elaboración propia

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en el cual unas relaciones estructurales definitorias de un sistema concreto son sustituidas por otras que dan lugar a otro sistema, es decir, a otra forma de or- ganización de las relaciones que configuran la realidad social. En este punto, siguiendo a José Luis Sampedro (1967), la dinámica del cambio a largo plazo es resultado de las tensiones entre la evolución demográfica, la tecnología, y las instituciones.

Hay que precisar que no se trata de un determinismo metodológico, sino al contrario, aceptar que, en una perspectiva dinámica, la solución a cada pro- blema económico se ha de encontrar dentro de los marcos institucionales pro- pios de cada sistema. Asimismo, hay que admitir que los procesos de cambio pueden llegar a poner de relieve la inadecuación de los marcos institucionales para la búsqueda de soluciones socialmente admitidas ante la aparición de nuevos problemas o la perseverancia de otros conocidos, lo que obviamente plantea la necesidad de su sustitución por otros más eficaces ante los proble- mas y socialmente más aceptables.

3. Referentes del análisis estructural

José Luis Sampedro (Sampedro 1961, Sampedro y Martínez Cortiña, 1969) des- taca las aportaciones de William Petty (1623-1687) y de François Quesnay (1694-1774) como autores con contribuciones básicas para el estudio estruc- tural de la Economía. El primero, en su obra The Political Anatomy of Ireland publicada en 1691, introduce la comparación entre el Cuerpo Natural y el Cuerpo Político estableciendo que, al igual que en el primero, para operar en el Cuerpo Político es necesario conocer los componentes y su disposición.

Como ha señalado Tamames (1992), “en Petty puede verse un precedente de lo que hoy llamamos análisis estructural”. La estructura económica es el Cuerpo Político, cuya anatomía —“simetría, construcción y proporción”— es posible conocer por medio de su funcionamiento, la fisiología del organismo económico y la circulación económica.

Por su lado, la aportación del análisis circulatorio de Quesnay -expuesto en su obra Tableau économique (1759)- al enfoque estructural de la economía fue reconocido por Luigi Einaudi (1874-1961) (1958) para quien “la idea del Tableau es realmente una idea-fuerza, una idea maestra (...) En el firmamento económico, como en el mundo de los astros, todos los hechos determinan mutuamente a los demás, y toda cantidad producida está condicionada por otra, a la vez que por la forma en que ella misma queda distribuida entre quie- nes contribuyeron a crearla”.

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muy notable en la obra de Karl Marx (1818-1883), llegando a nuestros tiempos.

En este sentido, tanto Walter Euken (1891-1950) (1967) como John Hicks (1904- 1989) y Hart (1965) reconocen la influencia anatómica en sus planteamientos y valoran la contribución de la perspectiva fisiológica para llegar a entender el funcionamiento real del proceso económico. También ha sido muy importan- te la influencia de los esquemas circulatorios del Tableau en la interpretación de las relaciones económicas cuantificadas en las Tablas insumo-producto (input-output) que con las que Wassily W. Leontief (1906-1999) (1959) determi- naron la Estructura de la economía americana de 1939.

Otro de los antecedentes de la estructura económica está en el Marxismo, la Escuela Histórica alemana y el Institucionalismo americano. Así, el marxismo procura la primera definición de estructura económica dentro de la concep- ción clásica de la economía, como economía política (Tamames, 1992). Ya es tradicional recordar el párrafo de la Contribución a la crítica de la economía política (1844) en el que Marx enmarca su pensamiento: “en la producción social de su existencia, los hombres establecen entre sí relaciones determina- das, necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción que corresponden a un grado determinado de desarrollo de sus fuerzas pro- ductivas materiales. El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica y política a la que corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social, política y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia” (Marx, 1970).

Además de esta primera conceptualización, el marxismo realiza cuatro apor- taciones de sumo interés que también lo son para la Economía en general.

Estas son:

La interpretación global del proceso económico a partir de la construcción de estructuras de relaciones explicativas del funcionamiento de cada una de las fases del desarrollo económico de la sociedad —los modos de pro- ducción—. El concepto de modo de producción permitió a Marx analizar las relaciones sociales y económicas atendiendo al desarrollo de las fuerzas productivas. Simultáneamente, este análisis se inscribe dentro de un con- junto de instancias o estructuras parciales, que gozan de relativa autono- mía, en función de cada realidad histórica concreta, pero dentro de una estrecha interdependencia: la estructura económica, la superestructura jurídica-política y la superestructura ideológica.

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La insistencia en el carácter dinámico del proceso social. La aplicación de la lógica dialéctica a la interpretación de la historia como proceso mate- rial, el materialismo histórico, obliga a seleccionar las relaciones que tienen capacidad de explicar las leyes de evolución de la sociedad humana, en el sentido de que la sociedad como tal tiene sus propias leyes ajenas a la voluntad del hombre. Las relaciones de clase configuran el conflicto que mueve a la sociedad.

El análisis de los flujos económicos —los esquemas de reproducción simple y ampliada— entre sectores definidos por su contribución al proceso de reproducción del modo de producción capitalista, enriquece, sin duda, la contribución del Tableau de Quesnay 2.

Como ha apuntado Karl Polanyi (1886-1964) (2006), en Marx se encuentra un análisis histórico de las condiciones de la revolución industrial y de su surgimiento. Es decir, la interpretación de la historia propuesta no es una elaboración abstracta, sino que, además, es contrastada con el devenir del momento concreto en el que se produce el análisis.

La importancia de la contribución de Karl Marx a la ciencia económica ha sido destacada por Robert Heilbroner (1919-2005) y Lester Thurow (1938-2016) (1985) para quienes si bien “Adam Smith fue el arquitecto del orden y del progreso del capitalismo; Marx diagnosticó sus desórdenes y su eventual defunción”.

Otro carácter tiene la aportación de la Escuela Histórica alemana, sobre todo, la “Nueva escuela” del último cuarto del siglo xix. Sus postulados rompen con la tradición de la economía clásica al insistir en el carácter mutable de toda construcción teórica en función de los condicionamientos políticos y sociales de cada época. Según Schumpeter (1971) “el artículo de fe básico y caracte- rístico del método de la escuela histórica dice que el órganon de la economía científica ha de consistir principalmente —y primero pensaron que exclusiva- mente— en los resultados de las monografías históricas y sus generalizaciones”.

Los trabajos dispersos de los primeros años de Bruno Hildebrand (1812-1878), Wilhelm Roscher (1817-1894) y Karl Knies (1821-1898) dieron paso a propuestas más articuladas de Gustav von Schmoller (1833-1917). En síntesis, para Schum- peter, las notas de la Escuela Histórica fueron: a) la crítica a los juicios de valor no reconocidos por el “smithismo”; b) la crítica permanente a cualquier intento de encontrar explicaciones reduccionistas del proceso histórico, incluyendo las de tipo marxista, y c) aunque aceptaran la inevitabilidad de la simplificación

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en la elaboración de hipótesis científicas, defendieron que la historia no es una fuente de datos con la que elaborar leyes históricas sino hechos concretos de los que extraer consecuencias diferenciadas, como tampoco los fenómenos económicos son aislables del conjunto social en el que se producen.

La mayor contribución de la Escuela Histórica está en la insistencia de la relativi- dad de los conceptos y de las interpretaciones económicas, dado el carácter histórico de los fenómenos económicos y de las categorías de análisis emplea- dos. La importancia de las interpretaciones hay que relacionarlas con el desa- rrollo de los instrumentos utilizados. Simultáneamente, y como consecuencia de la interpretación de la historia como proceso global, introdujo el estudio del contexto social en el que se manifiestan los hechos económicos y el sistema institucional vigente en cada momento. Para esta escuela, es ilusorio pretender que la mera coordinación o simplificación de los hechos económicos pueda servir para elaborar una teoría económica general, considera más importante llegar a construir una perspectiva histórica de la coherencia orgánica de los procesos sociales, aunque conlleve mayor dificultad de su formalización.

Considerado en buena medida heredero de la tradición histórica alemana, el Institucionalismo americano acentúa la ruptura con los planteamientos neo- clásicos. Desde finales del siglo xix, sus fundadores, Thorstein Veblen (1857-1929) y John R. Commons (1882-1945), expresaron una disconformidad con la su- puesta competencia en el mercado. El Institucionalismo americano, en el que se sitúan a autores de la importancia de G. Myrdal o J. K. Galbraith (1908-2006), es heredero de estos planteamientos en su crítica a la doctrina neoclásica.

Estos autores denuncian que las interpretaciones de los fenómenos económi- cos prestan una escasa atención a la realidad del monopolio (u oligopolio), la concentración del poder financiero, los fenómenos de exclusión y la desigual- dad en el reparto de la riqueza. Frente a la abstracción del análisis neoclásico, los institucionalistas prefieren el estudio concreto de la realidad a través de la estadística. Ahora bien, esta realidad no se compone solamente de relaciones económicas formales, sino que existen relaciones de poder, instituciones, que acaban por determinar la orientación del proceso económico por encima de los enunciados teóricos. No se trata de examinar por qué la realidad no res- ponde a la teoría, sino de explicar los hechos de forma convincente a fin de poder establecer mecanismos eficaces de intervención y de compensación.

El Institucionalismo rechaza la neutralidad ideológica de la que hace gala la economía convencional, entendiendo que hay que partir de la concepción cultural, de la evolución de los valores y del comportamiento social para expli- car los fenómenos económicos, frente al comportamiento hedonista universal de los individuos, supuesto simplificador básico del neoclasicismo. El estudio de las condiciones concretas de funcionamiento de cada economía exige

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la elaboración de conceptos adecuados a su nivel de desarrollo, cultura y aspiraciones colectivas. La economía, como la sociedad, se caracteriza por su dinamismo, no es un mecanismo con tendencias racionales hacia el equi- librio estático y circular, sino consecuencia de un proceso dialéctico entre el progreso tecnológico y la resistencia de las instituciones al cambio. El poder, en cualquiera de sus formas, ocupa un lugar central en el estudio de evolución económica y social. Para Tamames (1992), la principal contribución del Institu- cionalismo está en su insistencia sobre “la importancia de las instituciones en el análisis de la realidad económica, a que se trate de medir los hechos para contrastar las suposiciones incomprobadas, a que se admita una cierta rela- tividad en una serie de irregularidades que una visión excesivamente radical, tal vez podría aspirar a elevar demasiado rápidamente a la categoría de ley inexorable. Y, en definitiva, el Institucionalismo enfatizó el carácter evolutivo de la sociedad y de sus instituciones”.

Como señala Karl W. Kapp (1910-1976) (1968) la economía institucional se ha definido como “el estudio de la estructura y funcionamiento del campo en evolución de las relaciones humanas que se interesa por la provisión de los bie- nes y servicios materiales para la satisfacción de las necesidades humanas”.

Siendo sus principales aportaciones:

Una crítica de las preconcepciones y de los elementos normativos ocultos en el análisis económico convencional.

Una visión del proceso económico como un sistema abierto y como parte de una red sociocultural más amplia de relaciones.

Una aceptación del principio de causación circular como la principal hipó- tesis para la explicación de los procesos económicos dinámicos incluyendo el proceso de subdesarrollo y desarrollo.

A estos tres principios, Kapp añade otros seis más:

la importancia concedida al conflicto;

el rechazo de los precios o de los valores de mercado como indicadores únicos de eficacia;

el interés por los problemas de la inestabilidad característica del sistema de economía de empresa privada;

la preocupación por las externalidades;

el reconocimiento del papel de la ciencia y de la tecnología, y;

el compromiso de análisis crítico de la realidad a partir del estudio del des- igual reparto de la renta y riqueza, de la pobreza, la exclusión social o la

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