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Propuesta didáctica para la enseñanza y promoción de lectura literaria: Generación de espacios sensibles y escenarios emotivos que promueven una experiencia de la lectura

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Academic year: 2020

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1 Propuesta didáctica para la enseñanza y promoción de lectura literaria:

Generación de espacios sensibles y escenarios emotivos que promueven

una experiencia de la lectura

Una tesis presentada para obtener el título de Licenciada en Educación Básica con énfasis en Humanidades y lengua Castellana

Universidad Distrital Francisco José de Caldas, Bogotá

(2)

2 Dedicatoria

Dedico este trabajo a todas aquellos que con su paciencia, consejos y

colaboración aportaron al desarrollo de esta monografía. A Antoniette, quién

con su presencia alentó este proceso, que abre el camino para mi vida

(3)

3 Agradecimientos

Agradezco al señor Rubiano, quien siempre escuchó son calma todas mis

inquietudes, angustias y dudas, al respecto y de alguna manera logró

impulsarme para la culminación del proyecto. A mi padre, porque pese a la

prolongación de este ejercicio, nunca perdió su confianza en mí. A los

profesores: Carlos Guevara, quien logró conmoverme trascendentalmente por

(4)

4 Abstact

Este documento contiene una propuesta para el desarrollo de estrategias que

posibilitan la generación de espacios sensibles y escenarios emotivos que

(5)

5

Reconocimiento de la literatura como saber……….51

¿Qué es y para qué sirve una estrategia didáctica para la enseñanza y promoción de la literatura literaria?...……….……56

Hacia una conceptualización de escenario y espacio emotivo……….59

Referentes teóricos disciplinares: Didactida de la literatura (lectura literaria)……….61

Referentes teóricos pedagogicos: Pedagogia crítica y el pensamiento referente a la educación de Estanislao Zuleta………61

Caracterización del enfoque metodológico: investigación acción………87

Capítulo 4:Desarrollo de la propuesta……….89

Espacio sensible y escenario emotivo……….89

El papel del escenario emotivo y el espacio sensible en la enseñanza de la literatura………..97

Diseño de actividades………99

Capítulo 5: Análisis y resultados………..132

Conclusiones………..162

(6)

6 Capítulo 1

Introducción

A raíz de las múltiples preguntas que surgen al margen de la enseñanza de la

literatura, el sentido que ésta tiene en la escuela, y el que debiera tener, se

propone generar una alternativa que promueva la lectura literaria y que

fortalezca el ejercicio práctico de su enseñanza.

Teniendo en cuenta lo anterior, se parte de la idea de promover la literatura, en

la escuela, como una forma del arte que no debe estar a la sombra de ningún

otro saber, sino que merece la atención y además posee importancia social y

cultural, así como la tiene la música, el cine y demás formas del arte. Con esto,

no se trata de hacer del fin de la enseñanza una erudición en la literatura, ni

mucho menos, pero si enseñar al estudiante, al humano, a apreciar la belleza

de la literatura, a valorarla y a configurar nuevos sentidos a partir de su

experiencia para que con ello pueda también alimentar su intelecto,

creatividad e imaginación.

Se hace necesaria, antes de desarrollar el entramado de la propuesta de

enseñanza, una reconfiguración del sentido o una reivindicación del saber

literario. Es decir, tomar conciencia sobre aquello que se va a enseñar,

reflexionar sobre su importancia y lo que en esencia es, para poder promoverla

(7)

7 Sin ser la reivindicación de la literatura el objetivo fundamental de este

trabajo, es necesario precisar que esto es de vital importancia para reformular

el sentido que tiene su enseñanza y la multiplicidad de posibilidades que en

ella se encuentran, para la vida y el conocimiento en general. Se habla aquí,

entonces, de una necesidad de reivindicación tácita, ya que según el análisis

previo sobre los planes y Lineamientos Curriculares para la enseñanza de la

literatura, además de la experiencia personal de observación, respecto del

ejercicio didáctico de la literatura en la escuela, se ha llegado a la conclusión

de que, dicha manifestación artística allí es “usada” como instrumento de

aprendizaje de otros saberes, como la gramática, la ortografía y la semántica,

de forma indirecta, es decir sin que ésta sea el objetivo inicial. Esto no se ve

como un asunto negativo, el punto es que debido a esta práctica se le ha

quitado importancia al sentido real del fenómeno literario, convirtiéndolo en

una herramienta más para la enseñanza de la lengua y no como un saber que

merece todo el protagonismo y reflexión en el aula, además de la importancia

que éste tiene para el hombre, en tanto manifestación artística, y como

fundamento que posibilite la formación y desarrollo del pensamiento crítico.

Este trabajo se origina en la necesidad, de orientar en la escuela una verdadera

enseñanza de la literatura por la literatura, sin desconocer los otros tipos de

saberes presentes en su aprendizaje; lo que vendría a ser un ejercicio genuino

de formación; sin perder de vista el objetivo principal del trabajo: el

desarrollo de una propuesta alternativa para la enseñanza de la literatura, que

(8)

8 escenarios/espacios emotivos; y que esta experiencia de cabida a la formación

integral.

Teniendo como fundamento esencial, el reconocimiento de la literatura como

un fin educativo (Alzate, 2000) y no como un medio para acercar al estudiante

a otros saberes, se ha propuesto desarrollar el concepto de espacio emotivo

como alternativa que posibilite la enseñanza de la literatura. Para esto se ha

tomado como referencia el postulado fenomenológico de Merleau-Ponty

acerca del espacio y del cuerpo. Es decir que con este concepto se quiere

proponer una solución a uno de los problemas de la enseñanza de la literatura

en la escuela colombiana, específicamente en grados 10 y 11. Esta

problemática se identifica como la ausencia de experiencia de la lectura

(Larrosa, Literatura, experiencia y formación, 2003).

El tema central que se aborda en este proyecto, surge como inquietud frente a

lo que propone Jorge Larrosa, en su libro “La experiencia de la lectura”,

específicamente la ausencia de mediación entre el maestro y el estudiante para

el acercamiento significativo hacia la lectura literaria. La problemática

descrita por Larrosa, centrada en el manejo que se le da a la literatura en el

aula, hace caer en la cuenta que desde el ejercicio pedagógico siempre se ha

tratado de controlar la experiencia de la lectura literaria; es decir, que se trata

de hacer que quien lee, siempre deba tener la misma opinión y/o percepción de

lo leído, la misma interpretación,- en últimas entender lo que el maestro quiere

(9)

9 instrumental, de orden positivista y fragmentario (Larrosa, 2003). El resultado

de esto es la promoción de un saber externo al sujeto que no lo vincula y

como consecuencia anula la posibilidad de interiorización de ese

conocimiento. También se reconoce que con este tipo de prácticas se niegan

las múltiples posibilidades de formación, el enigma tácito potencial de la

experiencia a la cual nos enfrentamos como lectores y de ésta manera se

traslada la experiencia, en términos de Larrosa, al mero experimento del que

se esperan resultados cuantitativos.

De acuerdo a la reflexión hecha por Larrosa, se encuentra que no se da una

apertura en la escuela para la conformación de espacios o escenarios

sensibles/emotivos, en los que se pueda presentar la experiencia de la lectura

literaria. Por lo tanto, se reconoce como una necesidad, pensar estrategias que

promuevan, desde el aula, la experiencia de la lectura literaria como ejercicio

de la formación. Se considera que de esta manera podremos llevar a cabo

parte de la empresa propuesta, hace ya muchos siglos atrás, por Platón, en

dónde la educación es y debe ser un proceso de formación (Zuleta, 1995) sea

en el área de conocimiento que sea.

En la puesta en práctica del proceso educativo formativo, resultan

imprescindibles dos aspectos según, criterio y conclusión producto del análisis

de los textos de Jorge Larrosa: la lectura y la experiencia. Es así como la

experiencia de la lectura vendría a jugar un papel importante en el proceso de

(10)

10 esta acontezca. Según Larrosa, la lectura debe trasformar, deformar,

conformar o formar algo en nosotros; estas características constituyen la

experiencia. La lectura tiene que ver con aquello que nos hace ser lo que

somos, esto es “la lectura como formación” (Larrosa, 2003, pág. 16). Bajo

esta lógica se pretende articular la propuesta.

En teoría esto es efectivo pero ahora la tarea de los educadores, es generar

propuestas concretas que se puedan llevar a cabo en el plano de la acción, no

sólo basta con tener la intención, sin antes haber pensado los modos y/o

medios para alcanzarlo. Lo que preocupa entonces, es que se genere una

experiencia de la lectura literaria; de ahí la razón de ser de este trabajo, y lo

que, en últimas, propone: una estrategia para la enseñanza de la lectura

literaria, que promueva la experiencia, buscando para ello la solución en la

generación de espacios/escenarios emotivos, lugares en los que se habrá de

potenciar la experiencia en la lectura literaria, descubrirla o ponerla en

evidencia, si así se desea.

Es de interés para este trabajo, que el ejercicio de lectura trascienda a la

experiencia y no se reduzca a la práctica, porque, a fin de cuentas, es la

primera la que va a garantizar la formación/trasformación: “El amor, la

lectura, la vida no son prácticas, son experiencias (…)” (Larrosa, Educación,

compromiso vital, 2007). Y la práctica solo habrá de dar cuenta sobre aquello

que se nos presenta a la memoria como resultado de un ejercicio primario de

(11)

11 La experiencia es el vehículo que habrá de generar la verdadera formación en

el lector (sujeto de la experiencia, sujeto en formación), pero aquí, no

hablamos de experiencia desde la razón positivista, sino desde la reflexión que

desarrolla Jorge Larrosa, en la que la experiencia es casi un sinónimo de vida.

En otros términos, experiencia es para el autor “lo que nos pasa” (Larrosa,

2003, págs. 18,87), y en donde ese “lo” refiere algo ajeno a uno mismo, es el

otro e implica un reconocimiento frente a algo que no soy yo, pero con lo cual

se interactúa pasivamente dejándose afectar; esta pasividad que menciona

Larrosa, no es inerte, es receptiva y pasional (Larrosa, 2003, págs. 94-98) y

permite desarrollar cierto nivel de reconocimiento personal frente al otro, “ese

que no soy yo”, en una interlocución “pasiva-apasionada”. Por eso se

considera que al haber experiencia se va a dar un paso certero en el camino

hacia la formación; pero como es muy arriesgado determinar que la

experiencia se va a presentar en todo un colectivo de personas es necesario

que se genere un escenario que permita que cada una de esas subjetividades se

sientas afectadas en colectivo o que mediante un proceso de sensibilización

que llegue a posibilitar la experiencia personal de todos sin llegar a hacer

generalidades.

Otro de los elementos de la experiencia ya mencionados es la subjetividad

que constituye un espacio para su acontecer. La relación de la experiencia con

la subjetividad implica un hecho personal, particular, pero esto no quiere decir

(12)

12 diferente en cada sujeto; parafraseando a Larrosa (2003), que a su vez cita a

Gadamer, “la experiencia de uno no es la misma de los otros, así nos

enfrentemos a situaciones potencialmente iguales” (pág. 24). De esta manera

se reconoce que la experiencia es un ejercicio personal y en ese sentido, cada

sujeto se convierte en su propio lugar de la experiencia a través de su

percepción (Merleau-Ponty, 1993) y por obvias razones desde sus sentidos y

sentimientos. Es acá en dónde se hace visible la labor del maestro; si bien él

no puede procurar una experiencia a cada estudiante- porque la experiencia

acontece, o procurar que sus estudiantes tengan una experiencia homogénea,

-cosa que no sería una experiencia-, lo que si puede hacer es preparar,

ambientar, a través del discurso y en la interacción con sus estudiantes

espacios y actividades, que hagan del estudiante un espacio para que

acontezca la experiencia, reconociéndolo e involucrándolo en cuanto a sus

pensamientos, gustos y necesidades, para potenciar en él una experiencia de

lectura literaria, sea cual sea sin discriminación.

Una de las condiciones para que se dé dicha experiencia es que el sujeto se

reconozca como “sujeto de la experiencia” es decir como “sujeto de la

formación” (Larrosa, 2003). De esta manera, debemos estar expuestos al

acontecimiento teniendo en cuenta que “la experiencia es ese algo fuera de

mí, que no soy yo y que tampoco constituye una proyección de mi ser. Así se

entra en diálogo con el otro, con ese diferente, bajo el “nos”, que une

configurando la circularidad de la verdadera experiencia.” (Larrosa,

(13)

13 que dentro de esta formulación, la experiencia no representa de ninguna

manera una constante, ni una fórmula, ni un concepto; “la experiencia es algo

que no está previsto y que acontece de acuerdo a las condiciones de

posibilidad dadas en el entorno, es decir cuándo confluyen el texto, la

sensibilidad y el momento adecuados” (Larrosa, 2003, pág. 29). Se confirma

que, se ha de disponer al estudiante como sujeto de la experiencia,

convirtiéndolo a él mismo, en un lugar que la posibilite, es decir como un

espacio emotivo potencial, esperando que el acontecer de la experiencia de la

lectura literaria, sea en el momento en que los tres elementos mencionados

anteriormente confluyan armónica y adecuadamente.

Teniendo en cuenta lo anterior, se reafirma que no se deben controlar las

experiencias de la lectura literaria de manera experimental, sino que se deben

generar unos escenarios/ espacios, emotivos con una serie de condiciones para

que ésta se dé; es decir, obedecer a la propuesta que hace Larrosa, frente a lo

que “debe” hacer el maestro en ésta situación y es, precisamente, que la

experiencia de la lectura literaria sea posible (Larrosa, 2003, pág. 33).

Los espacios que se proponen en este trabajo, deben ser sensibles o emotivos,

con el objeto de que el estudiante pueda encontrar un interlocutor que no

desconozca o anule aquellos referentes que lo han formado y que son la base

para acercarse a otro tipo de experiencia y de lectura. Con esto, lo que se

busca es continuar el proceso de formación que inminentemente se ha tenido

(14)

14 vida. Es decir no alejarlo de su contexto personal y de sus necesidades,

respecto de los saberes de la escuela, con el fin de establecer un vínculo para

que en realidad exista un proceso formativo. Proceso que a su vez va a

fomentar el descubrimiento del estudiante, respecto a la pregunta de: ¿Para

qué se está educando?, más allá del desarrollo de unas habilidades y

competencias que han de ser requeridas por el mercado laboral. Se busca,

entonces, en este proceso formativo, que el estudiante se reconozca como

sujeto pensante capaz de proyectar su formación en un sentido personal y

social; que se reconozca como sujeto de trasformaciones y posibilidades de

mejoramiento integral, en donde la literatura contribuya al proceso de

pensamiento de reconocimiento personal, en su dimensión humana, social y

cultural, y de igual forma en el aspecto artístico, sustentando esta idea a partir

de la pedagogía crítica.

A través de la sensibilidad o emotividad, que implican directamente a estos

referentes o experiencias de vida, el estudiante va a poder emprender una

búsqueda hacia la experiencia en la lectura literaria, interesándose porque se

encuentra a sí mismo, porque el mundo literario no está alejado del mundo de

la vida, sino que estos dos van a constituir un universo de sentidos que se

retroalimentan constantemente para la creación y que a la vez, van a generar,

construir o de-construir nuevos significados para su mundo y para su

proceso de formación. En otras palabras, se busca hacer del estudiante un

sujeto de la experiencia y, él mismo, un lugar para ella, detonando el carácter

(15)

15 críticamente y que por ende estén en la capacidad de conformar sus propios

juicios de valor respecto a lo que leen, además de valorar el arte de la

literatura, no como algo ajeno a ellos, sino como parte de su propia

experiencia. Por otro lado, también se da la posibilidad de transformar lugares

físicos en escenarios que den cuenta de la experiencia personal de cada

estudiante, como el aula de clase, biblioteca escolar, entre otros. Se trata aquí

de convertir simples espacios, en terreno abonado para el cultivo de nuevas

dinámicas; para dar una apertura real y cercana al estudiante en la escuela de

deliberación, opinión y demás actividades que aportan a su formación crítica.

Todo esto, dentro de un marco de respeto por lo que desarrolle cada

estudiante, ya que la literatura, al igual que, la lectura y escritura, son asuntos

que, no deberían ser encasillados en la nota y en la evaluación por

competencias únicamente.

Para trabajar este asunto, es fundamental hacer un reconocimiento general de

las relaciones que se tejen entre el pensamiento filosófico que reflexiona la

condición humana desde la percepción y el fenómeno literario. También es

imprescindible orientar la reflexión en torno a la relación que existe entre la

educación y la filosofía (Zuleta, Educación y Democracia en un campo de

combate, 1995, págs. 93-110) como propuesta que permita articular un

verdadero escenario con un sentido real del deber ser de la educación como

(16)

16 De acuerdo a esto, el trabajo se formula desde el enfoque fenomenológico de

la didáctica de la literatura, que consiste reconocer el asunto de la lectura

literaria desde el acontecer de experiencias en el lector que se deja afectar por

lo que lee (Larrosa, Experiencia y pasión, 2003); en una relación con la

literatura que se reconoce, a su vez, como fenómeno capaz de construir y

contener en ella, sentidos que posibilitan la configuración simbólica del

mundo y de construcciones de nuevas formas de comprenderlo, apreciarlo y

percibirlo.

La propuesta monográfica aquí planteada, será construida a partir del ejercicio

de lectura e indagaciones sobre la literatura y su enseñanza, teniendo en

cuenta, el enfoque filosófico enunciado. Este ejercicio permitirá pensar las

posibilidades de la monografía, construida sobre la base de la generación de

un espacio óptimo para potenciar una experiencia de la lectura literaria en el

aula de clase, a la vez que se perfile el modo en que se logrará relacionar al

estudiante hacia el reconocimiento de él como sujeto-espacio de la

experiencia, partiendo de sus referentes y logrando así vincularse

emotivamente. Todo este proceso es puesto en consideración y diálogo

permanente con la teoría que se ha desarrollado en didáctica de la literatura,

en autores como Teresa Colomer, Louise Rosenblatt, María Victoria Alzate y

Fernando Vásquez Rodríguez.

Por otro lado, se pretende relacionar ésta propuesta con la pedagogía crítica,

que será el enfoque que dará sustento a los objetivos propuestos dentro del

(17)

17 del desarrollo de este trabajo, que es el de promover una forma de posicionarse

en el mundo con autonomía, iniciativa y sobre todo, acercándose directamente

y de forma personal, al objeto de estudio para confrontar ambas realidades y

conformar una nueva que posibilite la formación. Para lograr ese objetivo, la

pedagogía crítica se propone fortalecer aspectos como los de la lectura, el

análisis, la interpretación y la relación del contenido educativo con el

estudiante, su vida y sus experiencias, que también son aprendizajes valiosos

para la creación de nuevas formas de ver y actuar en el mundo, teniendo en

(18)

18 Justificación

Se entiende que la gran parte del trabajo en didáctica, y más aún de la

literatura, han sido ampliamente analizados por los diferentes estudiosos del

tema. Sin embargo, es notorio que las propuestas concretas para abordar las

múltiples problemáticas de las que se habla, han ido quedando en un suspenso

disimulado que se limita, en cierta medida, al mero reconocimiento de la

problemática de la enseñanza de la literatura. Situación que acrecienta la

preocupación del docente ya que en la gran mayoría de los casos, se menciona

lo que éste debe hacer, cómo debe proceder desde los diferentes enfoques

pedagógicos existentes; pero este deber ser de las propuestas, en muchas

ocasiones, se alejan de la realidad de la educación y sobre todo de las

herramientas tanto físicas como pedagógicas con las que se cuentan en

realidad. Con esto no se quiere decir que, la descripción de la problemática y

las propuestas para la solución del problema, no sean válidas sino que por el

contrario lo que se busca es que analizándolas y pensándolas desde un

contexto más cercano, se pueda promover de una manera más eficaz y

concretar una posible alternativa para la solución.

En un primer momento, se hace necesario el reconocimiento de la situación de

la literatura como saber enseñado en las aulas; cuál es su objetivo fundamental

y con qué fin se ha determinado que es un elemento que debe ser mencionado

(19)

19 La enseñanza de la literatura y el ejercicio de la lectura literaria han ido

quedando relegados con la trasformación de las prácticas culturales, el

surgimiento de una nueva concepción del ser joven (Barbero, Jóvenes:

des-orden cultural y palimpsestos de identidad, 1998) y sobre todo el advenimiento

de las nuevas tecnologías, etc., en los que nos encontramos inmersos como

estudiantes y también como maestros (Colomer, Andar entre libros, 2005,

págs. 24, 25). El ejercicio lector y su relación con la literatura se están

limitando cada vez más, hasta el punto de que no se reconoce su importancia

en la vida, y en la actualidad nos conformamos con tan solo vivir informados,

situación nociva porque la información no deja espacio para la experiencia

(Larrosa, 2003, pág. 88). Automatizamos de tal manera el acto lector, que no

somos conscientes de que estamos en él constantemente (Sampson, 1997,

págs. 1,2). Vivimos en el mundo pero, a pesar de ello nada nos pasa; es decir,

no tenemos espacio para la experiencia, consumimos cuanto nos rodea en

conocimiento e información, pero en ese ejercicio nada de eso nos es

trascendental (Larrosa, Literatura, experiencia y formación, 2003, pág. 18);

estamos contemplativamente en el mundo pero de manera irreflexiva, casi que

inerte. Y esta problemática ha generado un enclaustramiento del pensamiento

porque el estudiante ahora considera que la lectura, y más aún la lectura

literaria, es una pérdida de tiempo, porque no le enseña cosas prácticas o

inmediatas, no ha de aportarle beneficios reales en la vida laboral, sentimental,

en fin en la vida real. Y de eso tiene culpa la escuela parcialmente, ya que ha

fijado objetivos centrados en el desarrollo de competencias y habilidades, se

proyecta el acto educativo hacia el trabajo y el mercado, y estas situaciones

(20)

20 académica y en el ejercicio de formación humanista (Rosenblatt, 2002, págs.

29-49). Se ha desarticulado la relación que debería existir entre el saber

conocer, con la subjetividad y eso que hace que seamos lo que somos; es decir,

la experiencia (Larrosa, Literatura, experiencia y formación, 2003, pág. 16)

Lo anterior motiva a reflexionar sobre dicha problemática y a plantear

alternativas que propongan nuevos elementos de discusión en torno a la

consideración de la literatura como un fin (Alzate, 2000, págs. 3, 4, 5) en sí

misma y no como un medio para lograr otros propósitos en el aula de clase.

Además de promover la formación desde la experiencia de la lectura, también

vincula a la literatura, que como parte constitutiva del arte, también está en

contacto directo con la vida del ser humano frente a una experiencia en la cual

se da una construcción de infinitas posibilidades de sentido (Kandinsky, 2011,

págs. 57-71)

La problemática que se ha venido acrecentando hasta el punto de hacerle

creer al estudiante, que lectura y literatura no hacen parte de su vida, niega

también, la importancia de la literatura como fenómeno artístico y lo que

promulga es una clara deshumanización; al perder el vínculo que nos hace

reconocernos como seres capaces de manifestarnos frente a nuestra condición

humana (Rosenblatt, 2002, págs. 34, 70) nos hacemos cada vez más

fragmentarios, ligeros, comunicados e intrascendentes. Desconocemos la

importancia de la lectura y nos volvemos cada vez más autómatas en la

cotidianidad (Larrosa, Literatura, experiencia y formación, 2003, págs. 18, 88,

(21)

21 lector se suman las expectativas del modelo educativo propuesto, que orientan

la comprensión de un texto expresamente en la dimensión literal; lo que se

debe entender y hasta un modo específico de interpretarlo para armar juicios

valor, que también parecen estar predeterminados; y esto puede evidenciarse

fácilmente, en algunos de los diseños de talleres literarios de libros de textos

empleados en las aulas de clase colombianas.

Se vincula la didáctica de la literatura con la filosofía en este trabajo, en

primer lugar, porque como ya lo ha mencionado antes Zuleta, en la relación

entre educación y filosofía, todos los saberes o materias, incluida la de

literatura, deben estar dados en un acto filosófico; es decir de deseo de

conocer, ya que es impensable aprender algo que no se desea conocer, porque

no se educa realmente quien muestra resistencia, y al contrario se da un

choque traumático que deviene en negación por la carencia de interés al tema

o temas, que el maestro quiere que sus estudiantes aprendan. En segundo lugar

porque la educación debe tender a la promoción del pensamiento de los

estudiantes (Zuleta, Educación y Democracia en un campo de combate, 1995)

y no a la acumulación de información que debe ser almacenada en algún

recodo de la mente. A lo que se quiere llegar con la tesis de Zuleta, respecto a

la relación entre educación y filosofía es que se le debe dar un sentido a lo

que se enseña y gran parte de la ardua labor de un maestro es encontrar ese

sentido no sin antes conocer a profundidad eso que se quiere enseñar, en este

caso, la literatura, y sobre lo cual se debe construir un sentido, un razón para

(22)

22 personal- es que existen los maestros, quienes deben ser conscientes de que su

deber es mostrar y promover la importancia de la educación y encontrarle un

sentido a eso que a diario pretenden enseñar en un aula de clase. Y En tercer

lugar, que tiene relación con lo anterior, la literatura y más aún la función

literaria da qué pensar, como un conjunto de dimensiones pasadas o posibles

(López M. C.) lo cual nos indica que la literatura piensa las palabras y las

enriquece con el objetivo de que digan más y de otros modos; así ésta puede

comunicar con profundidad, otorgar nuevos sentidos a las emociones dentro

del fenómeno literario ligado al devenir existencial de quien escribe y a la vez

de quién lee, en términos de la autora que, parafrasea los postulados de Marcel

Proust: “Expresión literaria”. Allí encontramos la relación filosofía literatura,

en lo que se podría decir es su máxima expresión, ya que ambas hacen que el

pensamiento se convierta en letra y que los mundos literarios sean

verosímiles y se encuentren allí desde una filosofía implícita, las distintas

preocupaciones humanas dándose por sentado el fenómeno literario, desde M.

Proust, entendido como una circularidad complementaria que constituye un

paradigma para este trabajo.

Esta propuesta está pensada como alternativa para que desde la labor docente

también se dé inicio a un proceso de reivindicación de la importancia de la

literatura, sin ser este el objetivo principal, sino que a partir de la generación

de escenarios emotivos se logre acercar a los estudiantes y otorgar nuevas

posibilidades estratégicas a los docentes para fomentar la lectura y el contacto

(23)

23 un horizonte en común y es la didáctica de la literatura y la superación de

ciertos obstáculos, que históricamente han entorpecido el buen desarrollo de

una cultura que aprecie la literatura por la literatura. Para ello se recurre a los

postulados fenomenológicos que habrán de orientar la reflexión en torno al

fenómeno literario y su enseñanza, desde donde se construirán las

herramientas que posibiliten la generación de los mencionados escenarios para

acercar al estudiante; es decir, hacer que la experiencia de la lectura literaria

sea posible como ejercicio de la formación (Larrosa, Literatura, experiencia y

formación, 2003, pág. 33).

Por otro lado, frente al quehacer docente, el maestro debe reflexionar

constantemente sobre el sentido que tiene aprender algún saber, tanto para la

vida práctica como para la comprensión de mundo, y las implicaciones

evidentes que la reflexión filosófica tiene en su papel de maestro, en su

compromiso social y en el amor por lo que hace; pero no solamente el mero

aprendizaje del saber en cuestión sino las repercusiones que éste en contexto

tiene para su vida.

Al centrarnos específicamente en el saber literario que se trabajará en esta

propuesta, es fundamental propiciar el reconocimiento del arte, y de la

literatura, como parte esencial de la vida de los seres humanos, sin decir con

esto que la literatura es vital o indispensable para la vida en términos

orgánicos, sino plantearla como un mundo de posibilidades alternas que tiene

(24)

24 alimentar experiencias de vida a través del pensamiento y la fantasía (Guevara,

2014).

Dice Savater (1997): “No es suficiente con parecer humanos, hay que serlo”

(pág. 21) y para ello debemos trabajar día a día inmersos en la sociedad y en la

cultura para aprender de la vida y del modo de operar de nuestro pensamiento.

En palabras de Fernando Savater, “nacemos humanos pero eso no basta:

tenemos que llegar a serlo” (Savater, 1997, págs. 21-34). Y es que en la

literatura podemos encontrar múltiples reflejos de esa naturaleza humana, de

esas múltiples manifestaciones de lo que significar vivir humanamente, y se

dice reflejos, porque la realidad del ser, se agota en el plano de lo real, y

trasciende al plano de los mundos posibles plasmados en la narrativa, en la

lírica y en la dramática, en términos de Roland Barthes. Es innegable que la

literatura deviene en posibilidad, en terreno para explorar y vivenciar

diferentes cuestiones humanas a las que la ciencia o la religión escapan o

evaden con desconocimiento de la riqueza que allí existe para la creación.

Se plantea, de esta manera, un nuevo punto de partida para la reivindicación:

La literatura sobrepasa los límites de lo que puede llegar a considerarse como

un saber, y permite que se le reconozca como una posibilidad, como un

espacio potencial de manifestación estética y de experiencia otros mundos,

además de los paradigmas que se establecen en los Lineamientos Curriculares

para la enseñanza de la literatura, que son: la estética, la historiografía y

sociología, y la semiótica. Con esto no se quiere decir que se esté en contra de

(25)

25 Estándares, sino que es necesario complementar esta visión de la enseñanza

literaria como experiencia y desarrollo de la argumentación crítica, con una

postura que sensibilice al estudiante a reconocerse en el acto literario como

lector y como escritores de sus propios sentidos que tienen tanta validez como

los juicios elaborados por críticos y puristas en literatura, ya que esta actitud

abre las puertas a nuevas experiencias de lectura y al sentido e importancia de

la literatura mismas y del ser que lee y que ocupa un espacio en el mundo.

Concretamente se quiere cuestionar un punto que se establece en los

estándares y lineamientos curriculares para la enseñanza de la literatura, y es

el desarrollo de competencias. Si bien es cierto que es necesario desarrollarlas

a través del área del lenguaje, al igual que en matemáticas, filosofía y demás

asignaturas; se debe tener muy en cuenta que el trasfondo literario no es el de

desarrollar algo, o de enseñar algo. La literatura no está hecha para eso; sin

embargo, lo hace. Ahora bien, es tarea del docente repensar el papel de la

literatura en la vida del hombre, no sólo en la escuela porque evidentemente,

la escuela es solo una estación en la vida del estudiante y no se pretende que la

literatura solo sea- “una materia que vi cuando estaba en el colegio”-. De esta

manera a lo que se apunta aquí es a que la literatura conserve dichas

propiedades potencializadoras de otros saberes, pero que también cobre su

objetivo esencial en la escuela con el ánimo de perpetuarse en la vida de los y

las estudiantes como cultura, aprendizaje, experiencia permanente, hábito, y

como posibilidad de pensarse diferente en un mundo que a pesar de los

(26)

26 expensas del capitalismo, los modelos políticos y las brechas socio

económicas.

Con el asunto de la reivindicación de la literatura y su importancia para el ser,

en el espacio escolar, surge otro de los problemas que conllevan al desarrollo

de este trabajo: el recurrente estructuralismo con el que es trabajado el

concepto de literatura, y el fenómeno literario mismo, en las aulas (Alzate,

2000); esto se hace evidente en los diferentes análisis y críticas que se le han

hecho a la formación en literatura; además si se analizan los estándares y

lineamientos para la enseñanza de la literatura se pueden apreciar otras

conclusiones con relación al sentido que se le ha dado a la literatura en la

escuela colombiana, como por ejemplo el privilegio que se le ha otorgado a las

competencias en la educación, por encima del sentido o el valor que tiene

aprender un saber, o el fomento de una educación con un sentido crítico o

reflexivo, si se quiere, del contexto y de la sociedad. Además los diferentes

estudios y trabajos de observación desarrollados para la realización del Plan

Nacional de Lectura y escritura (Ministerio de Educación Nacional, 1998),

que se han hecho sobre la enseñanza de la literatura en Colombia, dan cuenta

de que el rol docente se encuentra siempre en el ojo del huracán por su poca

capacidad de innovación y de perspectiva para el desarrollo de estrategias

didácticas en la literatura, cuestión que de entrada resulta problemática, porque

la literatura no tiene como objetivo enseñar algo, pero de ella se aprende

mucho, y esto no se tiene claro y se ha pretendido hacer creer que la literatura

(27)

27 desarrollar estrategias de comprensión y de argumentación, cuestión que

deviene en el desarrollo y fortalecimiento de las tan nombradas competencias

comunicativas del lenguaje, a lo cual el mismo Ministerio de Educación le ha

dado más valor que al resto de paradigmas que acontecen en la educación. Y

sí, todo eso es cierto, con la literatura se pueden desarrollar todas esas

cuestiones y competencias, pero esos aprendizajes solo son un valor agregado

al carácter trascendental que posee la literatura por sí misma, libre de toda

atadura pedagógica.

Y es que, tanto los Estándares como los Lineamientos Curriculares para la

enseñanza de la literatura han estado permeados por el estructuralismo, que si

bien ha sido útil para informar sobre ciertas características de la literatura, aún

no logran concretar un sentido propio y una validez de la misma para la vida,

más allá de unos parámetros estéticos que conceptualizan la literatura en sus

diferentes corrientes y géneros. En esta cuestión se incurre en la práctica

docente, al ver a la literatura superficialmente. Dicho de otra forma, se le da

un tratamiento insuficiente al fenómeno literario en el aula, ya que ni siquiera

el docente tiene clara la importancia de éste para su vida y la del hombre en

términos generales, sino que la literatura se limita a ser un instrumento más al

servicio de otros saberes que se alejan de lo artístico, estético y humano, es

decir que, se cae nuevamente en el juego de ver a la literatura como una

herramienta didáctica (Alzate, 2000), en vez de generar estrategias propias y

(28)

28 Proponer alternativas para la enseñanza de la literatura y más aún del

acercamiento mismo hacia ésta con el objetivo de generar experiencias

significativas en los estudiantes, es un asunto que debería pensar cada uno de

los docentes que en verdad reconocen y sienten aprecio por la literatura; que

se niegan al hecho de que la literatura se confine al mero divertimento

lucrativo de unos pocos y al adorno de anaqueles de muchos.

Frente a la formación profesional y el ejercicio enriquecedor que deviene al

desarrollar esta propuesta, considero que ésta habrá de generar esa

experiencia de formación, de la que tanto se ha hablado ya. A nivel personal

se enriquece el desarrollo de nuevas herramientas tanto conceptuales como

(29)

29 Antecedentes

La problemática que surge a la hora de analizar la enseñanza literaria en la

escuela en el contexto colombiano, se relaciona y evidencia, en un primer

momento, en las reflexiones desarrolladas por teóricos destacados en el campo

de la enseñanza literaria, como lo son: Teresa Colomer, Jorge Larrosa,

Fernando Vásquez, Louise Marie Rosenblatt, María Victoria Alzate

Piedrahita, entre otros. Cada uno de ellos se ha centrado en el análisis del

contexto de enseñanza de la lectura literaria en la escuela, para ofrecerle, a

quienes se forman, la posibilidad de analizar las dificultades que se presentan

en el aula;el manejo que se le da al saber literario y su lectura; algunas de las

estrategias o caminos para formular nuevas alternativas que consientan hacer

de la lectura literaria un trascender para la formación por el saber mismo,

encontrándole un sentido a la literatura que a su vez le permita la

configuración de nuevos y más amplios sentidos en su pensamiento y visión

de mundo.

Teresa Colomer menciona que el asunto de la literatura en las aulas se ha

subvalorado y que por tanto “la escuela no sabe qué hacer con la enseñanza de

la literatura” (Colomer, 2006, pág. 3). Por otro lado, establece el carácter

histórico con que se ha enseñado sobre literatura en la escuela, en un contexto

positivista e instrumental; aquí se centra toda la atención al análisis textual de

las estructuras lingüísticas y formales del material literario. Colomer (1991)

plantea el desarrollo de una transición de “la enseñanza de la literatura” a “la

educación literaria” para poder trascender en el sentido que posee la literatura

(30)

30 aspectos formales y conceptuales de la literatura, vista ésta como objeto de

estudio científico; por el contrario, en la educación literaria, se busca entablar

un acercamiento directo con la obra y su contenido.

Por otro lado, Jorge Larrosa, aborda la problemática de la enseñanza de la

literatura en cuanto a la carencia de experiencias de lectura, de la misma. Es

decir, que refiere lo perverso de la sociedad informada, que solo tiene

impresiones de la realidad, de su entorno y contexto, pero que en realidad no

conoce ni sabe nada, debido a la ausencia de experiencias que hacen del

conocimiento algo trascendente, (Larrosa, 2003, pág. 18). Este problema es el

núcleo del análisis que desarrolla Larrosa, a lo que responde con la tesis de “la

lectura como formación y la formación como lectura”. Aquí se desarrolla

ampliamente el concepto de lectura, dotándosele de unas características más

allá del desciframiento de código escrito, se equipara el acto de lectura

genuino, a la vida misma en la que es fundamental el acontecimiento de la

experiencia o las experiencias para que sea llamada de tal forma. La propuesta

de Larrosa, es quizá la más elaborada y certera a la hora de abordar el asunto

de la formación en términos generales, ya que plantea la educación como una

experiencia y no como una práctica (Larrosa, 2007). y teniendo esto como

premisa, se sustentan las ideas de “formación como lectura” y “lectura como

formación. En la primera, el sujeto se forma a partir del ejercicio lector, que

vendría a ser una experiencia, y por tanto una configuración de sentidos

propios. Esta experiencia es entonces el potencial para la transformación,

deformación o conformación. En la segunda se trata de pensar la lectura

(31)

31 diálogo receptivo con ese agente del cual se quiere aprender, permitiéndole

cambiar esquemas de pensamiento para reconfigurar lo que había inicialmente

antes de la experiencia.

La experiencia y el asunto de la formación, al igual que la lectura, se

relacionan con la literatura en Larrosa, en el sentido en que esta última, se

entiende como un lugar de “pensamientos de asuntos de vida”, es decir, de

experiencias del hombre elevadas a un estadio de arte. Al haber imaginación

dentro del fenómeno artístico y en este caso, el literario, Larrosa se propone

explicar que se puede “experimentar”, o más bien, vivir eso que se lee, pero

entendiendo esa imaginación como algo activo, construido por el sujeto en un

acto de creación. Convirtiéndose la lectura literaria en un proceso generador

de nuevas posibilidades de creación permanente, de experiencia y por lo tanto,

de formación.

Fernando Vásquez Rodríguez, en varios de sus escritos denuncia como

paulatinamente el hombre ha ido perdiendo su capacidad de asombro. Habla

de una especie de analfabetismo que impide la comprensión de la vida, gracias

al afán con el que se vive, con el que se aprende y se educa para la sociedad de

consumo (Vásquez, 2006). Habla de ese hombre que contemporáneamente es

incapaz de percibir la belleza de alguna situación, es decir de esa pérdida de

sensibilidad heredada de la educación y sus modos de coerción para la vida de

consumo y producción, la vida acelerada en la que el tiempo es oro y todo

(32)

32 monopolizado en la escuela por actividades de memorización; declara también

el monopolio de tratamiento de la literatura, en la escuela colombiana, con el

sesgo discriminador, que de cierta forma no toma en cuenta a los sujetos que

se forman en dichas aulas (niños) y como se generalizan sus contextos a un

estándar que desconoce su “naturaleza” y su manera de ver el mundo; para

ello desarrolla la “Declaración de derechos sobre los niños y la literatura” que

formula una serie de ideas que promueven una reivindicación y

reconocimiento de la lectura en la niñez y los derechos que estos tienen en los

diferentes entornos de formación y con relación a la lectura literaria. Fernando

Vásquez, reflexiona sobre los diferentes prejuicios que se han tenido durante

años, sobre lo que el adulto cree que debe leer el niño, y sobre lo que la

escuela considera apropiado enseñar de la literatura, cómo y qué leer.

Otra de las situaciones problema más abordadas en este trabajo, es la

enunciada por María Victoria Alzate Piedrahita que hace hincapié en la

problemática que se genera, al visualizar la literatura como una estrategia

didáctica para la enseñanza de la lengua; deja entrever como la literatura se

convierte en un instrumento, desvirtuándose, a la vez, su naturaleza. Alzate

(2000) también menciona que los escenarios escolares se han ido permeando

por las transformaciones de fin de siglo a nivel, económico, político, social y

comunicativo, dando por sentado un protagonismo a la educación por

competencias, “…caracterizado por la hegemonía de la imagen, por el

lenguaje rápido, instrumental, además, fuertemente oral, que parecería no

dejar lugar a la reflexión y al goce estético…” (pág. 1). Algunos análisis de la

(33)

33 fin, por el de la literatura como medio, y se devela que esta trasformación se

da en medio del surgimiento de teorías que privilegian, además, la

competencia comunicativa.

De acuerdo a lo anterior, María Victoria Alzate hace un llamado de atención

sobre lo que se debe tener en cuenta a la hora de contemplar a la literatura

dentro del área de lengua. En primer lugar recalca la importancia de reconocer

los conocimientos previos que los estudiantes; aquellos que han adquirido en

el hogar y en diferentes contextos dentro del proceso de desarrollo y

socialización comunes en los participantes de cualquier comunidad

lingüística. En segundo lugar, refiere al papel que juega el docente de

literatura y lengua ya que éste debe contar con un marco teórico referencial lo

suficientemente vasto como para construir, de acuerdo a las necesidades de

cada grupo de estudiantes, didácticas que posibiliten la enseñanza, sea desde el

enfoque que sea: el de la literatura como medio o el de la literatura como fin,

ya que no se pretende desconocer el trabajo y el aporte que tanto uno como

otro enfoque han aportado al desarrollo del aprendizaje de la lengua y la

literatura, finalmente son dos perspectivas diferentes de la didáctica.

La pregunta por el sentido de los contenidos educativos, siempre ha sido un

punto crucial a la hora de verse enfrentado, el docente, a la realidad educativa.

El estudiante está en un permanente cuestionamiento acerca de la importancia

que tiene aquello que va a aprender a la escuela; y el papel del docente en este

(34)

34 saberes para la vida; hacer que los alumnos comprendan y ejerzan de alguna

manera el aprendizaje de los saberes. Entra en escena, la literatura, y sus

representantes en las aulas: los docentes, que han sido según Rosenblatt (2002)

“demasiado modestos acerca de su posible contribución a estas exigencias”.

(pág. 29). Louise M. Rosenblatt, menciona algunas de las creencias que se

tienen del deber ser de la labor del docente de literatura; aquellas, que han

convertido nuevamente a la literatura en una herramienta didáctica al servicio

de otro saber, en esta oportunidad, a la formación en valores. Para nadie es un

secreto que la literatura aborda temáticas que guardan relación con las

inquietudes humanas, su psicología entre otros aspectos, que en manos de

algunos han servido de carta moral o instructivo, además de otro tipo de

enseñanzas, a lo cual la autora refiere lo siguiente: “los que la ven en esos

términos revelan su ceguera ante la naturaleza especial y el valor primordial de

la literatura” (Rosenblatt, 2002, pág. 30). Esto no quiere decir que no haya una

afectación inminente en el estudiante, ante la cual se posibilite una reflexión

de carácter moral, aunque este no sea el objetivo final de la enseñanza

literaria, de todas formas éste fenómeno abarca todo lo que tiene que ver con

lo humano. Frente a lo anterior se abre un camino en busca del sentido que

tiene la literatura y su enseñanza: la literatura que hace comprensible la vida a

través de realidades alternas a los sujetos, mundos distintos y recreados a

partir de experiencias propias y de alguien más, en otras palabras, esa

literatura que muestra posibilidades infinitas de relacionar las experiencias

(35)

35 Para Rosenblatt es muy importante que el maestro reconstruya para sí, como

convicción, la importancia que tiene la literatura y que de esta manera se

configure una filosofía de su enseñanza genuina, es decir que el docente sea un

convencido de la importancia de aquello que ha de enseñar. Teniendo esto

claro, se ha de poder desarrollar la multiplicidad de temas que en la literatura

se podrán abordar, promoviéndose, de esta manera, la experiencia de la que

también hablan otros autores.

En este enfoque, planteado por Rosenblatt, se busca establecer una relación

inseparable entre literatura, experiencia y condición humana. Tampoco se

desconocen los aspectos formales que la literatura posee, además del contexto

histórico y cultural de desarrollo, del documento literario, entre otros

elementos que influyeron en su creación; pero estos son considerados en

conjunto, al lado de los otros matices que el fenómeno literario posee, con el

fin de propiciar y generar la experiencia total, de la que se ha venido hablando.

Finalmente, se relaciona la propuesta de ésta autora con ciertos rasgos

característicos de la pedagogía crítica, debido a las menciones que tratan

temas como la posibilidad latente de vincular el universo de pensamiento del

estudiante con una obra, y que éste cuestione su propio entorno a partir de sus

lecturas; que el material literario pueda contribuir con la construcción y

deconstrucción del pensamiento de aquel que lee. Porque la literatura ayuda a

(36)

36 en el plano de la interacción, al igual que en soledad, y también en el

enfrentamiento con diferentes situaciones de vida.

Otro de los trabajos consultados dentro de esta monografía, es el adelantado

por el profesor Carlos Guevara, quien parte el desarrollo de su propuesta, para

la enseñanza, con la clarificación y justificación de la importancia de la

literatura, y más aún de la lectura y producción de textos literarios. También

menciona algunos de los elementos de discusión, sobre los que los docentes

puedan generar sus propias estrategias respecto de la enseñanza de la

literatura. Estos elementos de discusión se centran básicamente en el

esclarecimiento de la naturaleza fenomenológica de la literatura, además de la

relación profunda que tiene el ser humano con lo poético en el campo de lo

simbólico, de allí que se establezca una conexión con el fenómeno literario,

que es lo que se quiere mejorar.

Guevara recalca el fundamento fenomenológico que posee la literatura,

reflexionando sobre el carácter sensible que se suscita al momento de la

lectura, al igual que en el momento de su creación. Y es que es para este autor,

la literatura es, “un lugar de contraste, de diálogo, del hombre con el mundo y

consigo mismo” (Guevara, 2014, págs. 7, 8) y por ello, menciona la

importancia del reconocimiento, por parte del maestro, de las experiencias de

los estudiantes y el valor que esto posee como potencialidad para la creación

literaria futura de los mismos. Es innegable el hecho de que la literatura afecta

de diferentes formas y en grados mayores o menores, dependiendo de los

(37)

37 Guevara coincide con la idea de Larrosa de experiencia, que es aquello que

nos pasa, y en donde se le debe permitir al estudiante que le pasen cosas, que

exista el potencial de trasformación dentro del ejercicio de su formación. De

acuerdo a lo anterior, va referir que, el ser humano reconstruye el mundo de

acuerdo a las sensibilidades, que las impresiones de éste hayan generado en sí,

“porque el mundo es constitución de la consciencia de cada sujeto” (Guevara,

2014, págs. 2, 3).

Directamente y en relación con la enseñanza de la literatura, aclara que la

literatura, así como el arte, no tienen una finalidad práctica, es por ello que

considera un despropósito evaluar, o emplear la lectura literaria para responder

a preguntas o a cuestionarios, como se suele articular la didáctica de ésta, en la

escuela.

Finalmente la propuesta del profesor Guevara (2014), propone poner en

consideración tres aspectos dentro del fenómeno literario, los cuales deben ser

tomados en cuenta para la enseñanza literaria. Estos elementos en síntesis son:

El plano de lo real, la imaginación y el de la fantasía y respecto a estos, dirá

entonces, que es pertinente apropiarlos, reconocerlos y articularlos, dentro de

la construcción de experiencias de literatura, posibilitando la capacidad

creadora de cada estudiante, enseñando acerca del fenómeno literario a partir

(38)

38 Cárdenas Páez (2000), se ha dedicado durante décadas al estudio e

investigación de problemas en la enseñanza de la literatura en el país. Define

la literatura como: “el arte poético que, al crear mundo, se expresa mediante el

lenguaje. Esto lleva a considerar cuatro elementos que la caracterizan: poesía,

arte lenguaje y mundo” (Cárdenas, 2000, pág. 2). De acuerdo a lo anterior, el

autor determina que la literatura es poesía porque, es un ejercicio de

sensibilidad e imaginación que “hace de la literatura una manera de ver, sentir

y conocer el mundo, no con la óptica del entendimiento sino, en especial con

fundamento en la sensibilidad y la imaginación” (Cárdenas, 2000, pág. 2) y

aquí se evidencian las condiciones concretas que justifican la enseñanza de la

literatura, por las múltiples posibilidades de conocer que habitan tácitamente

en ella, dentro de una perspectiva fenomenológica de la literatura.

Concretamente y respecto a la enseñanza literaria, Cárdenas coincide con

autores como Colomer, Guevara, y Rosenblatt, al afirmar que, ésta no

consiste en analizar superficialmente un texto, o cuestiones técnicas o datos

que son de cierta manera, externos al fenómeno literario. Dice que: “la

enseñanza debe basarse en la lectura del texto artístico, de la obra poética”

(Cárdenas, 2000, pág. 8), afirma que la lectura de las obras, aportarán las ideas

para la construcción didáctica, pero no solo la lectura es suficiente para dicho

propósito, debido a que el desafío en la enseñanza literaria implica una

“lucha” contra la tendencia a enseñar solo la teoría y la malformación del

análisis e interpretación de la literatura, debido a una falta de criterio por parte

(39)

39 Además del desarrollo de trabajos de investigación en el campo anteriormente

mencionado, Cárdenas ha implementado en su teoría pedagógica de la

enseñanza literaria, una justificación de la enseñanza de la literatura, como

vehículo que promueva la formación en valores (Cárdenas, 2002). Pero para

efectos de los objetivos de éste trabajo monográfico, y su orientación de la

literatura como medio y no como fin, se ha determinado no vincular, ni

relacionarla con este tipo de desarrollos didácticos.

Por otro lado, se ha reconocido en este trabajo, la problemática desarrollada

en el análisis de las diferentes propuestas que han surgido para la enseñanza de

la literatura, en la escuela colombiana, por parte del Ministerio de Educación

Nacional. Estas propuestas son: Los lineamientos y estándares curriculares y

el Plan Nacional de Lectura y Escritura.

Por último se hace un rastreo y análisis de varios trabajos de grado, que

guardan relación con el objetivo de estudio de esta monografía, que es la

enseñanza de la literatura y su didáctica; con el fin de valorar hasta qué punto

sea desarrollado el tema y proponer nuevas alternativas para la generación de

estrategias que viabilicen una propuesta para la enseñanza de la literatura y su

lectura. Se desarrolla, entonces, una revisión de diferentes monografías de la

Universidad Distrital Francisco José de Caldas, de la facultad de Ciencias y

Educación, en los proyectos curriculares de: Licenciatura en Humanidades y

Lengua Castellana 2002, Proyecto curricular de Lingüística y Literatura 2002,

Proyecto curricular de Lenguas Modernas Español-Inglés 2000 y el

(40)

40 presentan caracterizaciones breves de dichos trabajos, que han abordado la

problemática de la enseñanza de la literatura.

El Taller literario como estrategia para promover la creación de cuentos

cortos, de Gloria Jeanneth Muñoz del año 2002, cuyo objetivo primordial es

el de motivar hacia a la creación de cuentos cortos a través de una estrategia

didáctica (diseño de talleres) que además promuevan la competencia

comunicativa y lingüística. Fundamenta la didáctica en el estímulo que el

maestro debe proporcionar al estudiante, en cuanto a la producción de textos

literarios, en este caso cuentos cortos, como medio para acercarlos a la

literatura. Las problemáticas encontradas en este trabajo, plantean en primer

lugar, que el docente no toma en cuenta la creatividad del estudiante y

establece que la educación, al contrario de esta práctica, debe permitir la

libertad y la creatividad. En segundo lugar, determina que existe una apatía

hacia la producción de textos literarios y pereza a la lectura. Y en un tercer

momento pone en evidencia la imposición de la lectura por parte del docente.

En el desarrollo de este trabajo se establece el diseño de diferentes talleres de

creación literaria, para grado 4° de primaria partiendo de la base de tomar en

(41)

41 Finalmente, se llega a la conclusión en este documento, de que es fundamental

involucrar al estudiante el en proceso educativo, valorando sus capacidades

para la creación y la participación.

Alexander Castillo Morales y Edwin Fernando Carrión, desarrollan el

proyecto titulado:Aplicación de una didáctica de poesía experimental para

mejorar los niveles inferenciales de grado 8°, en el año 2002, el cual se

desarrolla a partir de la situación problema de baja comprensión lectora en

estudiantes de educación básica, la dificultad en la identificación de

intenciones de los diferentes textos, sus sentidos, significaciones e ideologías.

Es por ello que en este trabajo se desarrollan específicamente los conceptos de

deducción, inducción y abducción; la comprensión de estos, facilitarán la

formulación de una didáctica que habrá de fortalecer los niveles inferenciales

y la comprensión lectora en los educandos. Y de acuerdo a dicha problemática

se propone el desarrollo de una didáctica que emplea la poesía experimental

para modificar los niveles inferenciales y de comprensión.

Dentro de los problemas encontrados para el desarrollo de esta propuesta

están:

1. Falencias en la comprensión lectora

2. Transcripción textual sin apropiación crítica

3. No hay una lectura real de los textos que dé cuenta de interpretaciones,

(42)

42 Teniendo en cuenta las dificultades anteriores, en este trabajo se propone

desarrollar didácticas que empleen la literatura para mejorar dichos niveles.

La conclusión más importante a la que se llega con el desarrollo de esta

propuesta es que a través del desarrollo de una competencia interpretativa y de

comprensión es posible mejorar la calidad educativa y por ende preparar de

una manera más adecuada a los estudiantes para las exigencias que demanda la

sociedad actual.

Otro de los trabajos consultados dentro del rastreo diagnóstico y de

antecedentes, es el de José Eusebio Mendoza Espinosa (2000), titulado: Un

camino hacia el gusto por la literatura. Este proyecto pretende demostrar que

con la motivación se puede posibilitar el gusto por la literatura teniendo como

elemento el cuento. Se apunta a la demostración de la importancia de la

motivación para la generación del gusto estético por la literatura, el cual

desencadenará el deseo de leer y en un nivel más elevado, la producción de

textos literarios.

Se parte de la base de reconocer que existe cierta resistencia a la lectura de

textos literarios y el universo literario como tal; es por eso, que en este trabajo

se da el desarrollo de una estrategia que motive a los estudiantes de 9°,10° y

11° grado, al gusto por la literatura a través de la narración oral, con los

(43)

43 sensibilidad por lo estético de la literatura. Todo eso habrá de verse reflejado

en la producción de textos literarios individuales y grupales.

El desarrollo teórico de esta propuesta tiene dos elementos fundamentales que

son: la motivación como alternativa de solución a la problemática planteada y

la oralidad como punto de partida para el desarrollo de la didáctica.

Dentro de las conclusiones de este proyecto, se encuentra que es muy

importante que el maestro se tome en serio el asunto de la motivación y que de

acuerdo a su entorno promueva estrategias de motivación para que el

estudiante pueda adquirir el gusto por la literatura que a su vez posibilitará la

creación de nuevos textos literarios.

A jugar con la literatura, deGloria Hercilia Niño Corredor (1997), propone la

creación de espacios, donde el niño tenga la posibilidad de participar en el

escenario de la literatura. Plantea adecuar el aula con el fin de hacerlo más

agradable al estudiante y así poder interactuar con juegos, dramatizar, cantar,

entre otras actividades que le permitan explorar su mundo y estimular

mediante el juego, la capacidad inventiva y creadora del estudiante. Sumado a

esto, el estudiante es tomado en cuenta permitiéndosele opinar, aceptar o

rechazar las situaciones presentadas.

Teniendo en cuanta lo anterior, se promueve el desarrollo de actividades que

(44)

44 fin. Dentro de esta dinámica del juego se parte de establecer que como

condición primordial el niño debe hacer una lectura previa del texto, sin la

cual no podrá participar.

El objetivo de este trabajo es entonces, brindar al estudiante un espacio para

que explore su imaginación y sensibilidad en miras al desarrollo de la

creatividad para la vida cotidiana y ganar mayor interés por las disciplinas

artísticas y académicas.

Todo lo anterior se establece gracias a la evidencia de la problemática de

coerción a la que se ha sometido al estudiante, al no permitírsele exponer

libremente sus ideas y pensamientos de manera autónoma.

Este trabajo se enfoca en el trabajo con pre-escolares de 3 a 5 años, por lo

tanto es fundamental el desarrollo de la parte socio afectiva con relación al

lenguaje y la lectura, a la cual se le dedica especial tratamiento en este

trabajo.

El enfoque pedagógico retomado en este proyecto es el constructivista y esto

se ve reflejado en la caracterización de actividades y descripción de

situaciones que tienen como centro al estudiante y sus saberes previos en

función de una construcción de un nuevo saber y la creación de

(45)

45 La conclusión más importante a la cual llega esta monografía es que la

literatura infantil aplicada desde una perspectiva lúdica, es un método eficaz

para inducir al niño en el mundo de la literatura universal.

Cada uno de los trabajos monográficos citados, han alcanzado, en cierta

medida sus propósitos en cuanto al desarrollo de una didáctica de literatura

especialmente diseñada, para un contexto específico. Esto quiere decir que en

la medida de lo esperado, han alcanzado el cumplimiento de sus objetivos

primordiales, en cuanto a los problemas de la enseñanza de la literatura, en la

perspectiva específica de la institución con la que se trabajó. Las limitaciones

de este tipo de proyectos, podrían presentarse en el futuro y la diversidad de

contextos en las que sean aplicadas las didácticas.

Por otro lado y en términos más específicos para efectos de lo que se pretende

desarrollar en ésta monografía, las limitaciones de las tesis referenciadas,

poseen limitaciones con relación a la perspectiva, casi siempre centrada en la

literatura como medio; ya que es usada para aproximar a los estudiantes a

teorías literarias, enseñanza de la lengua, o el mejoramiento de la

comprensión lectora, como si la literatura solo estuviera en el mundo para

perfeccionar los niveles inferenciales y de comprensión de los escolares. Otra

dificultad que se evidencia, en algunas de estas investigaciones, fue la de dejar

en un nivel secundario la experiencia de la lectura de los textos, prestándose

más atención al juego y alternativas lúdicas, que si bien posibilitan un

(46)

46 estudiantes a otras actividades sin establecerse la importancia fundamental de

la lectura de las obras y sus apreciaciones respecto de la misma.

De acuerdo a lo anterior, se establece que el aporte concreto de este trabajo es

el de implementar una perspectiva de la didáctica de la lectura literaria,

teniendo como fin la literatura en el ejercicio permanente de su reivindicación

en el universo escolar. Por otro lado se busca rescatar el carácter

fenomenológico de la literatura en relación íntima y profunda con el ser

humano, porque hay que reconocer que, los estudiantes antes de ser alumnos,

son seres humanos, y su potencialidad creadora no solo radica en lo que crea o

(47)

47 Descripción del problema

El manejo que se le ha dado a la enseñanza de la literatura en la escuela

colombiana, por años, ha tendido a la instrumentalización del saber. Además

de que esta llevada a la práctica siempre ha estado permeada por el

estructuralismo con el que se enseña. Por otro lado, y como consecuencia a lo

anterior, se le ha quitado, valor peso y trascendencia a la literatura en sí

misma, en el ámbito educativo.

Todo esto se debe a la necesidad que tiene el docente de desarrollar

competencias en los estudiantes que son más inmediatas y las cuales

demandan toda su atención, debido al diseño que establecen los planes de

estudio de las diferentes instituciones que se orientan y rigen por lo que

estipula los Estándares y Lineamientos Curriculares. Es así como el maestro

espera resultados distintos a los que en esencia se podrían generar a través de

una enseñanza más fiel y justa de la literatura. En este punto nos encontramos

con que debido al enfoque que se le hadado a la enseñanza de la literatura, no

se da cabida al desarrollo de una experiencia de la lectura que encamine al

estudiantes a descubrir un sentido propio de la misma y a generar sus propios

juicios valorativos al respecto.

Es claro que la formulación de algunas pautas de los Lineamientos y

Estándares para la enseñanza literaria en la escuela, centran en el desarrollo de

las competencias básicas, el manejo de la lengua y el desarrollo de

(48)

48 que demanda la sociedad en la actualidad ,en función del trabajo, entre otras

cosas, pero esta situación que es de vital importancia para la construcción de

un proyecto de vida y la instrucción de los educandos ha dejado a tras el

componente filosófico y humanístico de la enseñanza de la literatura, que si

bien puede desarrollar competencias, también es necesario que se le haga

justica a su naturaleza y a su sentido real en el mundo.

Por otro lado las prácticas de los maestros de literatura, en su gran mayoría,

han sido garantes para que la literatura pierda sentido en la educación formal,

ya que estos han tomado mucho más en cuenta los contenidos y los temas a

desarrollar y han dejado de contemplar la literatura como un fenómeno

estético producto de diferentes interacciones culturales y vivencias, para

remplazarlo por una asignatura más a dictar. El docente ha ideado estrategias

para evacuar lo más rápido posible aquellos contenidos, y así desarrollar todo

el plan de estudios presupuestado para el año. Para esto se ha venido apoyando

más en los libros de texto, que compilan muchos temas y resúmenes o

fragmentos de obras literarias, más que en su propia experiencia de lectura

literaria y su amor por lo que enseña (Díaz Borbón, 2007).

Por lo anterior se podría referir y concluir que, en un contexto más cercano, no

hay convencimiento por parte del docente respecto a la importancia que tiene

la literatura, se ha anulado el gusto personal, ese eros por la literatura tan

importante en el ejercicio de la enseñanza de esta dimensión. Es por esto que

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