COLABORACI
TERMOGRAMAS DE UN INCENDIO FORESTAL
INTRODUCCION
Por el Meteorólogo Fernando CALVO CANALES
Los incendios forestales son, por desgracia, cada vez más frecuentes en los montes españoles hasta el punto de que no -pasa un año sin que inutilicen una part e considerable del ya nuestro muy mermado bosque. Sólo en l a provi ncia de Valenci a hubo más de 500 incendios en 1978 , de ellos 250 importantes. La creciente repeti ción de estos hechos lamentables nos -ll evó a intentar hallar en nuestros archivos alguna huella me teorol ógica de su presencia, pero los que se produjeron el p~
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sado verano, con ser más numerosos que de costumbre , no deja -ron11Señales meteorológicas• general izadas en nuestros regis -trad ores ,. seña l es que hemos bus e a do e o n verdadero i n ter é s , --tal vez por una deformación profesional .
Efectivamente, el día 4 de julio de 1973 se produjo un in cendio en los montes del término de Barcheta (40 Km al sur de Valencia) que afectó unas 13 Ha de pinar y cuya acción se de-jó sentir, desde un punto de vista meteorológico, en una zona razona b l e m ente a m p 1 i a , de un os 12 a 1 5 Km de radio desde el -centro del fuego, en la que el Centro Meteorológico de Levan
-te tiene dispuestas de 18 a 20 estaci ones de su red Agromete~
rológi ca, provistas todas de registradores de temperaturas y algunas de higrógrafos. El hecho de que se diera tal canti dad de registradores en un espacio tan reduc ido, nos impulsó a r~
visar con todo cuidado cuantos datos meteorológicos de aque -lla fecha teníamos disponibl es (termogramas, anemogramas ; ma -pas de superficie y 850mb, etc.) con la esperanza de llegar a conocer las modificaciones que impone un incendio forestal
a las variables meteorológicas dentro de su zona de acción. Desde el primer momento nos dimos cuenta de las dificulta des que ello encer raba al ocurrir tantos y tan variados moti
-vos como:
a) Imprecisión en cuanto a la situación de la zona prime -ramente afectada por el incendio.
b) Imprecis ión en cuanto si hubo uno o dos focos y si es
-tos fueron simultáneos o consecutivos.
e) Imprecisi ón en la hora de comienzo y f in del mismo . ICONA se~ala las 16h como pri ncipio y las 201
30 como -final; pero sólo probablemente.
d) Falta total de datos de viento f idedignos de toda la -zona afectada. A est e respect o hemos de agregar que s~
lo hemos dispuesto de los refgistros de Valencia y Ma -nises.
e) Inseguridad en lo que respecta a las horas indicadas
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en los registros de las estaciones dado que ninguna de el l as está atendi da por profesionales de la Meteorolo
-gía (Las horas indicadas en ellos son oficiales) .
La complejidad en las variables ·puestas en juego y tan ín
timamente ligadas entre sí, unido a las dificultades que aca -bamos de exponer, no permite seguridades de ni nguna clase.
-Sí a todo cuanto antecede, se une además lo compl ícado - del re l i e ve d e 1 terreno afee ta do , s e e o m prender á l a d í f í e u l -tad que presenta el problema planteado. Aún con todo, nos
he-mos aventurado con sucesos tan poco expl feítos porque, que n~
sotros sepamos, no se ha hecho a'ntes nada parecido en nuestra
demarcación y por algo hay que comenzar, aunque sea confuso,
para conseguir una base de partida que perfeccionar posterío~
mente sí llegara la ocasión.
ANALISIS DE DATOS BASICOS
Una primera inspección del mapa no 1 nos pone claramente
de manifiesto la existencia de anormalidades térmicas, gener~
l izadas a la mayorfa de las estaciones del área, durante el
intervalo que duró el incendio. Así aparece recogido en los
-fragmentos de los termogramas locales. Se aprecian, sobre
to-do, las dos máximas térmicas muy acusadas en la mayoría de
--los Observatorios de la mitad N de la zona.
Con objeto de precisar el alcance de estos máximos en su
doble aspecto de intensidad (temperatura máxima) y de tíe~po
(horas en las que los máximos alcanzaron los diferentes obser vatoríos) se dibujaron dos mapas de cada máximo, uno de inten
sidad y otro de horario. En los mapas de temperatura (2 'y
3)se ob3)serva una entrada de aire cálido de S a N, que 3)se abre
-en dos hacia Carcag-ente (CAR) y Llaurí (LLA) antes de llegar
al cauce del Júcar y otra segunda entrada hacia el E que
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canza el Mediterráneo por Jaraco. La vaguada de 32° hacia el
S, que sólo recoge el termograma de Carrfcola (CRR), se debe
al caldeo.directo por radiación desde los focos del incendio.
Estos 11
se ven " desde a que 1 1 a esta e i 6 n , que está s i tu a da en a 1
to y aproximadamente a la misma altitud qu~ ellos.
La observación de los mapas horarios (4 y 5) permite
dar-nos cuenta de que la ola de calor se propaga más rápidamente hacia el N que hacia el E en 1o que respecta al primer máximo
mie~tras que en el segundo ocurre al contrario. Evidentemente
el viento condicionó ambos avances: De 17 1
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gistraron intervalos frecuentes de SW y SE, es decir, compo
-nente S responsable de la ráp ida llegada del aire caliente a
Carcagente (CAR ), Alcira-Instituto (ALI) y Laurí (LLA) ; el p~
que~o retraso de esta altima estación se debe, si n duda, a
que el aire caliente no puede llegar directamente al val le ,
-sino por la parte occide~tal de la Sierra de las Agujas, nec~
sitando del concurso de las rachas de viento de componente N
provocadas por el propio incendio de 17 '40h a 18'00h, para en
cauzar el calor hacia la costa. Estas mismas rachas del N ex
-tienden también el aire caliente hacia J.arasco con cierto re
-traso, causado por la orografía .
En el segundo de los mapas horarios se observa, en camb io
un claro y rápido avance del calor en la direcci ón de los pa
-ralelos terrestres empujado unos 50 minutos por viento de com
ponente W (SW a NW) generalizada.
Un segundo punto interesante a poner de manifiesto, es la
entrada de aire fresco señalada por las isotermas del 4 de J~
lio (mapa no 6) poco des pués de las 16 horas. Esta invasión
-fresca de aire del mar da un carácter uniforme a las tempera
-turas en el primer cuadrante de la zona , estaciones de ALI ,
-ALV, LLA, CLL, BEV que quedan en torno a los 27° frente a los
29° a 32° de la hora precedente. A este respecto hemos de se
-ñalar que el mar estaba a 14h a 27'5° valor que concuerda pe~
fectamente con la temperatura en tierra . Esta penetración
fresca resulta ser demasiado profunda para las condiciones m~
teorológicas existentes,ese día con peque~os núcleos cerrados
e independ ient~s de alta y baja pres ión r~lativa y poco gra
-diente. No había, pues, faci lidad para el establecimiento de
una circulación definida, pero sí para hacer resa ltar las ln
-fluencias locales. La brisa marítima en esas condiciones sue
-le penetrar prof undamente hacia el interi~r.
Tampoco la circulación a 850 mb con vientos del SW cont ri
báía en nada a la de superficie que estamos comentando.
Todo esto hace pensar qu~ el efecto reforzador de la bri
-sa se d~biera al tipo de chimenea establecido en el incendi o
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tarde, hacia las 16'45h, se produce un descenso térmico acusa
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a ga sobre Villalonga (VI.G), Rafelcofer (RAC) , yPiles (PIL), Puebla del Ouc (PUO), Carricola (CRR) y Pego
---(PEG); a esta hora el incendio era ya bastante intenso
alcan-zando sin duda las corrientes verticales los 850mb; siendo
-la corriente descendente del torbel lino de eje horizonta l así
formado, la responsable de las bajas temperaturas alcanzadas
en el grupo de observatorios señalado, unos 22°, valor nota
-blemente inferior a la temperatura del mar. Este l ímite
tan-bajo pone de manifiesto que el ai re no era arrastrado directa
mente desde el mar, sino más bien, que descendía de unos 800
mb (admitiendo un calentamiento por comprensión en el
descen-so de unos 4°).
A juzgar por aquellos termogramas sobre las 17h cesa
o
disminuye la influencia de la corriente descendente del torbe
11 ino de eje horizontal; tal vez se deshace o bien traslada
-su punto de impacto con el suelo a algún lugar situado fuera
del mapa de la zona.
Poco antes de las 20 horas se produce un segundo máximo
muy acusado y de valor sólo ligeramente inferior al primero ,
que comentaremos muy por encima para no alargar demasiado
es-ta descripción. Este segundo máximo se manifiesta en las esta
ciones de ALI, ALV, CAR, RAF y LLA y con bastante menos impo~
tancia en ALB, COT, ANT , CRR, PUO y VIG . Se puede observar
que casi todas las estaciones s ituadas próximas al sur del
río Júcar, presentan el segundo máximo muy amplio mientras
que en las inmediatas del norte del río , apenas si se aprecia
una leve ,.,subida en el termograma . El río constituye una
fron-tera muy determinada. Como tanto Valenc ia como Manises .reg i
s-traban a esa hora viento del Norte, 5 m/s~g y por otra parte,
el aumento térmico es perceptible tanto al norte como al sur
del foco del incen~io, cabe pensar que se produjo un avance -centrífugo del aire cali ente que ll egó hasta el cauce del río
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Júcar por el norte y por el sur hasta la Sierra Gallinera, e.Q_
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.firman este avance centrífugo.
El drenaje del aire caliente a lo largo del cauce del Ju-car impide o aminora considerablemente, que el efecto
calorí-fico pase a la orilla izquierda del río, o bien el no haber
-viento que se encargue del arrastre.
Por último, a partir de las 20 horas, todos los
termogra-mas presentan una conti nua pendiente descendente; únicamente
CRR y DEN· registran un ascenso de 2° después de esta hora, lo
que no resulta fácil de explicar, especialmente en el caso de
Oenia muy alejada del foco del incendio. Se trata,
evidente--mente, de burbujas erráticas de aire cálido que alcanzaron
--las estaciones con mucho retraso después de recorrer trayect~
rías desconocidas .
CONCLUS IONES
El incendio se produjo en una ~ona reducida, afectando
--sus modificaciones meteorológicas también a una zona reducida,
Esto ha permitido seguir su desarrollo con cierta seguridad.
La mayor parte de las estaciones de1 N de la zona
afecta-da observan dos máximos acusados de temperatura cuya
existen-cia no responde a explicación meteorológica. Las causas han
-de buscarse en el propio -desarrol lo del fuego. La propagación
por monte bajo, pinar más joven o menos denso, ha de producir
menor potencia cal orífica que la combustión de parcelas cpn
-pino viejo o con mayor densidad de plantación.
Cabría pensar tambié; en la combustión' de un segundo foco
independiente del primero, lo que ya fué insinuado por ICONA.
Hay que aceptar, con cierta seguridad, la existencia de
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dos oleadas independientes !~e aire caldeado, mejor definidas
hacia la parte norte, más bien que la de una interrupción en
la llegada de aire caliente a aquellas estaciones por cambio
en la dirección del viento. En ests último caso debería encon
trarse algún grupo de termogr~mas con un solo máximo
alrede--dor de las 18h, lo que no aparece en los registros.
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algo diferente; mientras que la primera lo hace preferenteme~
te hacia el N, la segunda .lo trae hacia el E.
Ambos avances están condicionados por el viento débil do
-minante que primeramente oscilaba de SE a SW y posteriormente
de SW a NW.
Hay que señal ar l a barrera que supone el drenaje del río
Júcar para la trasmisión de condiciones meteorológicas. Los
-máximos no alcanzan, o al menos no lo hacen tan claramente, a
las estaciones situadas en la ori lla izquierda. Especialmente
el segundo máximo queda práct icamente anulado en aquella ori
-1 l a .
En el desarrollo del incendio pueden señala rse las
si-guientes secuencias:
a) A 16 ' 15h poco después de iniciado éste, hacen su aparl
ción las primeras corrientes convergentes como conse
--cuencia de la formación de la chimenea. Los descensos
de temperat ura de
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a 4° que preceden al primer máxi-mo así lo prueban .
b) La chimenea se va consolidando y en una segunda fase
-arrastra ai re fresco del mar sobre el cuarto NE que
--queda a temperatura uniforme de unos 27° (el mar
esta-ba a 27'5° en Valencia a l as 14h) .
e) La chimenea adquiere mayor desarrol lo poco más tarde y
se crea en consecuencia, un torbellino de eje horizon
-tal que voltea aire desde unos 800mb sobre las esta
--ciones situadas al .sur. de la zona incendiada donde se.
registra un descenso de temperatura de cerca de 10°
que se mant iene alrededor de una hora.
d) Pos~eriormente la acción del torbelli no se pierde , pr~
bablemente por desplazamiento del punto de impacto con
la superfi cie al i ncrementar aquél su diámetro como
--consecuenc ia de su mayor energía .
No se debe pensar que al extenderse el área incen
-diada se sustituyera el. torbellino principal por otros
menores y más local izados puesto que el área incendia-.
Tampoco parece probable que el torbelljno se deshi
ciera estando el incendio en pleno desarrollo.
e) Debilitada la acción del segundo máximo, la
temperatu-ra desciende definitivamente hacia valores normales
con las inexplicables excepciones de CRR y DEN.
Las bandas de Higrógrafo de las estaciones de CAR,
CRR, DEN, JAR y PUD no aportan ninguna novedad· de interés
al ser simples ampliaciones de las fluctuaciones del ter
mógrafo.
Las humedades correspondientes a los máximos de temp~
ratura oscilan entre el 20 y 28%.
No queremQs terminar este esbozo sin se~alar que a nues
--tro modo de ver, las perturbaciones meteorológicas observadas
en esta ocasión con motivo de un incendio de extensión muy r~
ducida no serían extrapolables a otros de grandes dimensiones
que no tienen fases intermedias fác ilmente detectables y que
se rigen más bien por "todo o nada" . En el los no debe ser f
á-ci. encontrar temperaturas de 36° ó 38°, ni siquiera
descen--sos a valores normales de 28° ó 30° entre los máximos de
tem---
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-AÑO 2000
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peratura. No deja de ser una opinión particular que, por otro
lado, no desearíamos tener ocasión de tomprob~r.
*
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N.R.: El verano 1979 está r~sultando tremendamente trágico
--por lo que a incendios forestales se refiere para el
Le--vante español. Y lo más criminal es que muchos de ~sos in
cendios forestales son provocados, lo cual constituye un
·acto vandálico y delictivo; otra forma de terrorismo más .
Confiamos que de una vez se· impongan l a cordura y el
sentido coman, sustituyendo a la Jemagogia y a las
accio-nes rastreras. Como Meteorólogos nos duele que se tomen
-como 11CÓmplices 11 al anticiclón sahariano
y al de Azores