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La Crisis de 2001 en Argentina: Incumplimiento patrocinado por el FMI? (A)

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9 - 7 0 7 - S 2 1 1 D E J A N U A R Y , 2 0 0 4

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El caso de LACC número 707-S21 es la versión en español del caso de HBS número 9-704-004. Los casos de HBS se desarrollan únicamente para su discusión en clase. No es el objetivo de los casos servir de avales, fuentes de datos primarios, o ejemplos de una administración buena o deficiente.

R A F A E L D I T E L L A I N G R I D V O G E L

La Crisis de 2001 en Argentina: ¿Incumplimiento

patrocinado por el FMI? (A)

En Argentina, y en general en todos los países emergentes, hay necesidad de una comprensión más profun-da de los acontecimientos de los pasados 10 años. Necesitamos admitir que lo que ha sucedido no fue culpa de un pequeño grupo de economistas. La causa real de los problemas de Argentina durante más de un siglo han sido las expectativas de encontrar soluciones fantásticas para arreglar los problemas reales. A los argentinos se les enseña cuando tienen 10 años que pertenecen y nacieron en un país rico. Si uno cree que nació en un país rico, uno no acepta la forma de avanzar paso a paso que Chile, e incluso Brasil, han tenido que adoptar. Brasil se define como un país grande, pero nunca como un país rico. De manera que adoptan políticas paso a paso basadas en las exportaciones; en la producción, en la austeridad. Pero Argentina está siempre buscando atajos para llegar al primer mundo.

— Javier González Fraga, ex presidente del Banco Central de Argentina1

A fines de 2001, la economía y la sociedad argentinas parecían estar ambas al borde del colapso. Entre 1998 y 2001, Argentina había soportado una grave recesión y múltiples intentos fallidos de restablecer el crecimiento y controlar el gasto del gobierno. Las tasas de interés estaban altísimas y la inversión extrajera había desaparecido. El 1º de diciembre de 2001, en vista de la creciente fuga de capitales, el gobierno recurrió a medidas drásticas en forma del congelamiento de los depósitos ―el “corralito”― que limitaba los giros de todas las cuentas bancarias. Sólo cuatro días más tarde, el FMI declaraba que Argentina no había hecho lo suficiente para controlar su déficit público y dejó de desembolsar fondos para ese país. Se había instalado el escenario para que Argentina dejara de pagar su deuda externa vencida de US$ 141.000 millones, en lo que sería el mayor incumplimiento soberano de la historia.

El 20 de diciembre, los argentinos, ya frustrados por las cada vez peores condiciones sociales y por lo que percibían como una confiscación de su propiedad privada a través del corralito, respondieron con ira al anuncio del gobierno respecto de futuros recortes importantes del gasto, que se hizo para apaciguar al FMI. En violentos disturbios, las tiendas fueron saqueadas, hubo edificios incendiados y murieron más de 22 personas. El presidente de Argentina, Fernando de la Rúa, y todo su gabinete renunciaron.

El 2 de enero de 2002, Eduardo Duhalde fue elegido presidente interino por el Congreso Argentino, y se desempeñaría como el quinto presidente de Argentina en dos semanas. Al timón de la agitada economía, él tenía que tomar un cierto número de decisiones. Entre ellas estaba la

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necesidad de determinar qué hacer con la vinculación del peso al dólar, de acuerdo al Plan de Convertibilidad, que llevaba ya una década.

Cronología de la Crisis

Después de una larga historia de inestabilidad económica y política marcada por períodos de hiperinflación, colapso bancario, salvavidas al sector privado y golpes militares, a comienzos de la década de 1990, Argentina finalmente logró el consenso necesario para implementar una reforma económica importante. En 1991, bajo el gobierno del Presidente Carlos Saúl Menem y el Ministro de Economía Domingo Felipe Cavallo, Argentina adoptó el Plan de Convertibilidad, que dio como resultado estabilidad macroeconómica e hizo posible la introducción de reformas de libre mercado como la liberalización, desregulación y privatización financiera y comercial. Y, lo que fue muy importante, el plan demandaba un arreglo tipo currency board* llamado convertibilidad, que vinculaba

el peso a la par con el dólar norteamericano, según el cual, el Banco Central estaba obligado a convertir moneda cuando se le pidiera. La convertibilidad también restringía la provisión de moneda al nivel de las reservas de monedas duras.1

De acuerdo con este arreglo, la economía argentina parecía estar haciéndolo bien y, en un cambio completo de su suerte, el país hasta llegó a ser considerado un modelo de estabilización y reforma económica. Para 1997, la inflación había caído desde 5000% al año a niveles internacionales, el PIB estaba creciendo en un promedio anual de 6%, la inversión extranjera estaba entrando a raudales, la prima de riesgo del país (spread entre el bono soberano y los bonos norteamericanos de Tesorería) estaba entre 3% y 5%, y las exportaciones y la productividad estaban aumentando. Los académicos alababan al país por introducir en el sector bancario, en respuesta a la crisis del “tequila” de 19952, un

conjunto de reformas que hizo posible resistir la crisis asiática de 1997 y el incumplimiento ruso en 1998 en una posición fuerte.2

(ver en Anexos 1 a 4 los datos macroeconómicos básicos). Aunque a fines de 1998 la economía argentina había empezado a mostrar algunos signos de debilidad, la mayor parte de los observadores esperaba una completa recuperación después de las elecciones de 1999.

Presidencia de de la Rúa

En diciembre de 1999, Fernando de la Rúa, líder de la opositora coalición de partidos centro-izquierdistas llamada La Alianza, ganó la elección presidencial contra el candidato peronista anti-mercado Eduardo Duhalde. De la Rúa ganó sobre la base de una plataforma que ofrecía revitalizar una economía aletargada dentro del modelo económico pro-mercado de la década de 1990 y poner término a la corrupción después de 10 años de gobierno de Menem. La Alianza representaba una fusión entre el FREPASO (un grupo de ex peronistas de izquierda desprendido del peronismo, el

* N. del T.: La currency board (que podría traducirse como Consejo Monetario), es una autoridad encargada de mantener un tipo

de cambio con una moneda extranjera ―generalmente una moneda dura, como el dólar o el euro― que exige que sólo se emita moneda en cantidad equivalente a la cantidad de la reservas de la moneda extranjera que se tiene en efectivo.

1 Se exigió al Banco Central mantener reservas en dólares contra sus pasivos monetarios nacionales, que incluían la moneda en

circulación y las reservas de los bancos comerciales. El gobierno podía, en ciertas situaciones de emergencia, mantener hasta 20% de sus activos en deuda del gobierno. Para más detalles y antecedentes, ver “Argentina’s Convertibility Plan”, HBS Case no. 702-002.

2 La crisis del tequila (la devaluación mexicana en 1994) hizo temer un incumplimiento del pago de la deuda en toda

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partido populista llamado así por su fundador Perón3), que incluía una facción declaradamente

inclinada a la izquierda conducida por el ex presidente de Argentina, Raúl Alfonsín. De la Rúa representaba al Partido Radical, en tanto que su Vicepresidente, Carlos Álvarez, representaba al FREPASO.

Con una base política fragmentada, la tarea del Presidente de la Rúa era complicada. Al igual que su Ministro de Economía, José Luis Machinea, de la Rúa creía que la fuente de los problemas económicos de Argentina era la mala administración fiscal y, por lo tanto, implementó un conjunto de políticas destinadas a encarar el déficit del sector público. Primero, en enero de 2000, después de poner énfasis en que la situación era mucho peor de lo previsto, de la Rúa y Machinea subieron los impuestos en lo que se hizo conocido como el Impuestazo. En lugar de rebajar el déficit, sin embargo, el Impuestazo fue seguido por indicadores de consumo debilitados y una profundización de la recesión. Cuatro meses después, en Mayo de 2000, el gobierno anunció recortes de US$1.000 millones al gasto. Estos recortes fueron recibidos con protestas a gran escala.

Un escándalo de corrupción estalló cuando se descubrió que se había pagado sobornos a senadores a cambio de apoyo a la iniciativa del gobierno para introducir flexibilidad al mercado laboral. El gobierno negó estar implicado. Pero en octubre, a medida que avanzaba la investigación, el vicepresidente de de la Rúa renunció, citando la falta de compromiso del gobierno en la lucha contra la corrupción. Esto debilitó gravemente a la coalición, haciendo que el gobierno dependiera del apoyo peronista para la aprobación de las leyes.

En diciembre de 2000, Machinea y de la Rúa tuvieron más éxito con la negociación de un paquete de préstamos de US$ 40.000 millones (conocido como el Blindaje) con instituciones financieras internacionales y nacionales. El paquete se concedió sobre la base de promesas de que se profundizarían las reformas económicas y se reducirían los gastos públicos. Inicialmente, los mercados reaccionaron favorablemente y la prima de riesgo país de Argentina cayó a 800 puntos, desde los 1000 de noviembre.

No obstante, pronto se hizo evidente que el gobierno carecía de la energía política necesaria para implementar las reformas requeridas. La economía continuó deteriorándose: el déficit fiscal de los dos primeros meses de 2001 excedieron los objetivos acordados, la confianza de los consumidores tambaleó, y la recaudación cayó.

Frente a este escenario, Machinea renunció en marzo de 2001. Fue reemplazado por Ricardo López Murphy, que propuso un duro plan de austeridad de U$S 4.5 billones con severos cortes en enducación. Dos semanas después, luego de la renuncia de seis altos funcionarios del gobierno por los recortes, López Murphy también renunció.

El retorno de Cavallo como Ministro de Economía

A pesar de los reparos de los miembros de su gabinete, De La Rúa designó a Cavallo, el arquitecto del Plan de Convertibilidad de 1991, una vez más, como ministro de economía. Consciente del fracaso de sus predecesores en la reducción del gasto y el aumento de la recaudación tributaria, Cavallo se centró en cambio en la promoción del crecimiento económico. Él propuso de inmediato sus “Planes de Competitividad”, que apuntaban a reducir los costos en los sectores productivos de la

3 Para más información sobre Perón y el peronismo, ver “The Argentine Paradox: Economic Growth and Populist Tradition,”

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economía mediante la eliminación de impuestos distorsionantes. Se esperaba que los negocios afectados aceptaran reducir precios y mantener los niveles de empleo. La reputación de Cavallo era importante para obtener apoyo de los mercados internacionales. En este contexto, Cavallo se hizo famoso al decir a los analistas financieros en una conferencia telefónica: “Yo soy una leyenda.”

En general, sin embargo, estas medidas hicieron poco para resolver el problema inmediato de Argentina, que era un déficit público que sobrepasaba las metas del FMI. A medida que flaqueaba la confianza en el país, las agencias clasificadoras empezaron a rebajar sus valores públicos y privados. En marzo de 2001, los depositantes retiraron US$ 5.000 millones del sistema bancario de Argentina, la corrida bancaria más grave de la historia de Argentina (ver Anexo 5). La mayor parte de la fuga de capitales se produjo en los bancos nacionales (ver Anexo 6).4

En abril de 2001, en otro esfuerzo por mejorar la competitividad de Argentina, Cavallo mandó al Congreso una ley que vincularía el peso a un promedio del euro y el dólar, una vez que el euro se apreciara a la paridad con el dólar. Aunque Cavallo puso énfasis en la continuación de la convertibilidad y presentó esta medida como un intento de alinear el peso con los patrones comerciales de Argentina, los mercados lo interpretaron como una devaluación de facto y una amenaza para los fundamentos del Plan de Convertibilidad de Argentina.

Para empeorar las cosas, el Presidente del Banco Central, Pedro Pou, fue objeto de investigación por su supuesta participación en una operación de lavado de dinero. Se formó un comité del congreso para estudiar los cargos que se hacían contra Pou. Finalmente, él renunció, dando como razón presiones de Cavallo y otros funcionarios gubernamentales para mejorar la liquidez del sector bancario mediante una reducción de las reservas exigidas. Los depósitos cayeron nuevamente como respuesta a la aparente falta de independencia del Banco Central.

Poco después, con los pagos de intereses y de capital todavía amenazantes en el horizonte, Cavallo empezó a planificar un canje (swap) voluntario de deuda, el Megacanje. A comienzos de junio de 2001, Argentina anunció que había canjeado exitosamente casi US$30.000 millones de deuda. Aunque las tasas que pagó por préstamos a más largo plazo eran altas (alrededor de 15% anual), el canje diferiría el servicio de la deuda de alrededor de US$8.000 millones hasta 2002 y de un total de US$16.000 millones hasta 2005. Si bien en un comienzo los inversionistas recibieron bien el programa, Cavallo y los miembros de su equipo económico fueron acusados de aceptar sobornos en el Magacanje (aunque las investigaciones judiciales no podían seguir adelante mientras ellos estuvieran en el cargo).

A mediados de junio, tratando una vez más de promover el crecimiento, Cavallo anunció nuevas medidas tendientes a reactivar la demanda de las exportaciones. Estas incluían un tipo de cambio modificado para las exportaciones de 1,08 pesos por dólar. Los mercados se pusieron inquietos respecto del compromiso de Argentina con su arreglo tipo currency board.

En julio de 2001, el gobierno finalmente aceptó que el déficit fiscal no podía seguir siendo financiado. Como resultado, se introdujo una política de “cero déficit”, con el objetivo de poner fin al gasto deficitario a través de medidas que incluían una reducción de las pensiones y de los sueldos estatales de hasta 13%. Con estas reformas en marcha, el gobierno pudo negociar un aumento de US$8.000 millones en el acuerdo de un préstamo stand-by con el FMI (ver en Anexo 7 los desembolsos del FMI y los pagos por reintegros).

En noviembre, teniendo por delante fuertes pagos de capital e intereses, Argentina intentó concretar otro canje de deuda, garantizado por los ingresos fiscales. En contraste con el Megacanje, este canje no fue bien recibido. En lugar de eso, la fuga de capitales aumentó y el riesgo país trepó a 1.700 puntos base (ver en Anexos 8 y 9 datos sobre las tasas de interés y el spread de los bonos.)

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A fines de 2001, los problemas económicos de Argentina se convirtieron en una crisis en todos sus términos. El 1º de diciembre, con el fin de contener el flujo de salida de los depósitos bancarios, se instituyeron un conjunto de controles de capital conocidos como el “corralito”. El corralito limitaba los retiros mensuales de dinero en efectivo de las cuentas corrientes y de ahorros a US$1.000,4 pero no

restringía el uso de las tarjetas de crédito, las tarjetas de débito, los cheques y las transferencias bancarias dentro de Argentina. También limitaba las transacciones en moneda extranjera a operaciones relacionadas con exportaciones e importaciones.

El 5 de diciembre, el FMI anunció que suspendería los desembolsos de fondos dado que el país no había logrado el ajuste (relativamente pequeño) necesario para cumplir con las medidas de austeridad. Había una amplia opinión de que pronto Argentina se vería forzada a dejar de pagar sus obligaciones de deuda. El 17 de diciembre, el gobierno presentó su nuevo presupuesto, que incluía planes para reducir el gasto en alrededor de 20%. El pueblo argentino, que ya sufría de un alto desempleo y de servicios públicos cada vez peores, reaccionó con el pillaje y la violencia.5 De la Rúa y

el resto de su gabinete fueron obligados a renunciar.

El Desafío de Duhalde

El sucesor inmediato de de la Rúa, Adolfo Rodríguez, anunció oficialmente que Argentina dejaría de pagar su duda. También prometió mantener la convertibilidad del peso y empezó a emitir una tercera moneda flotante, no convertible, para pagar la mayor parte de los gastos públicos y para salvar a los bancos. La morosidad y algunas designaciones controvertidas en su administración fueron seriamente criticadas por los medios de comunicación. Después de un confuso episodio en el cual se le acercaron algunos elementos del Parido Peronista de Buenos Aires, Rodríguez Saa también fue obligado a renunciar.6

El 2 de enero de 2002, el ex gobernador de la provincia de Buenos Aires, Eduardo Duhalde, asumió la presidencia, donde permanecería hasta la siguiente elección. El caos económico continuó durante el comienzo de su presidencia. El 3 de enero, Argentina cayó formalmente en morosidad, tal como se esperaba, respecto de una parte de su deuda externa de US$ 141.000 millones, al dejar de pagar US$ 28 millones sobre un bono en liras italianas, en lo que se convirtió en el mayor incumplimiento gubernamental de la historia.

Posible Explicación de la Crisis

Las explicaciones para la crisis económica argentina abundaban. Algunos observadores acusaban al arreglo monetario restrictivo del país, en tanto que otros citaban el mal manejo fiscal. Otros

4 El límite de US$1.000 se basaba en una investigación que señalaba que el 99% de los argentinos sacaba mensualmente menos

que esa cantidad.

5 No está claro cuán espontáneas fueron las protestas. Algunos observadores afirman que elementos del gobierno de la

Provincia de Buenos Aires estuvieron implicados.

6 Después de la renuncia de Saa, el poder pasó al líder del Senado, Roberto Puerta, quien rehusó asumir el cargo y se lo pasó al

Líder de la Cámara de Diputados, Eduardo Camaño, de la Provincia de Buenos Aires. Camaño se mantuvo en el cargo sólo hasta que el Congreso eligió a Duhalde.

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pensaban que los problemas de sobrevaloración y déficit podrían haber sido resueltos y atribuían en cambio el colapso final de Argentina a las políticas adoptadas para tratar de enfrentar la crisis que se venía encima.

Tipo de Cambio Fijo bajo la Convertibilidad

En la prensa popular, el fracaso económico de Argentina se atribuía a menudo a su arreglo monetario tipo currency board. All restringir la oferta de dinero al nivel de las reservas extranjeras, la convertibilidad implicaba que el gobierno ya no podía imprimir moneda para afectar las tasas de interés o actuar como prestamista de última instancia del sistema bancario. El tipo de cambio fijo ligado al dólar obligaba a Argentina a alinear su política monetaria con la de Estados Unidos, a pesar de las diferencias cíclicas y del bajo nivel de comercio entre los dos países. También dejaba al país vulnerable a los movimientos en el tipo multilateral de cambio.

El argumento se desarrollaba como sigue. A fines de la década de 1990, el peso llegó a estar sobrevalorado al fortalecerse el dólar en relación con la mayor parte de las demás monedas. Como resultado, la competitividad de Argentina sufrió. El déficit en cuenta corriente del país persistió, lo que hizo necesarios niveles crecientes de deuda externa. La devaluación del real brasileño, en 1999, exacerbó aún más la situación.

En teoría, la competitividad podría haber sido restaurada a través de una disminución del nivel general de precios. Pero, como señalaron varios economistas, “la deflación requerida para ajustarse a los shocks habría sido políticamente difícil o imposible de lograr”.5

En Argentina, las rígidas leyes laborales y la fuerte presión de los sindicatos hicieron que no funcionara lo que debería haber sido un ajuste automático; especialmente en el sector público, los salarios se mantuvieron altos. Se afirmaba que esto impedía la caída en los costos de producción que podría haber revitalizado el crecimiento.6 (Ver en Anexo 10 indicadores comparativos de inflación en Argentina y Estados Unidos.)

Administración Fiscal

En el manejo de los asuntos fiscales, Argentina es como un alcohólico crónico: una vez que empieza a absorver las presiones políticas de gasto deficitario, sigue haciéndolo hasta que llega al equivalente económico de caer borracho.7

―Michael Mussa, ex economista jefe del FMI, 2002. Una visión relacionada otorgaba más peso a la que era considerada una política fiscal laxa de Argentina. Argentina tenía una larga historia de presiones políticas que conducían a un gasto gubernamental bastante superior a los ingresos. Con su Plan de Convertibilidad, Argentina pareció haber dominado esta tendencia, llegando a registrar un pequeño superávit fiscal en 1993. Los críticos ― tales como el ex economista jefe del FMI, Michael Mussa― afirmaban, sin embargo, que Argentina debiera haber aprovechado la oportunidad de hacer más estricta su política fiscal durante sus años de auge.8

Ellos señalaban que los déficits eran, en realidad, mayores de lo que parecían. Primero, desde 1993 a 1998, Argentina recibió US$3.100 millones de ingresos extraordinarios por las privatizaciones. Segundo, la reestructuración del bono Brady actuó como un préstamo implícito al retrasar de manera importante los pagos de intereses. Además, los continuos préstamos llevaron la deuda pública de Argentina como porcentaje del PIB desde 29% en 1993 a 51% en 2000 (ver Anexo 11). El Economist

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observó: “En lugar de imprimir dinero, como en los malos viejos tiempos, [Argentina] imprimió bonos para financiar su déficit fiscal.”9

Aunque era baja para los estándares internacionales, una razón deuda-a-PIB de 50% era preocupante en el caso de Argentina. Primero, la mayor parte de la deuda de Argentina estaba denominada en moneda extranjera, y una gran parte estaba fuera de Argentina. Con una razón deuda-a-exportaciones de 400% ―mucho más alta que la de la mayoría de los demás países― la capacidad de Argentina para pagar su deuda en moneda dura era dudosa. Segundo, Argentina era vulnerable a las conmociones externas al igual que a los cambios en los percepciones del mercado.10 En realidad, a partir de 1998, Argentina ya no pudo pagar toda su deuda externa después de la “detención súbita” de flujos de capitales globales a las economías de mercados emergentes.11

Tercero, parecía haber una tendencia estructural hacia los déficits. Los altos costos del servicio de la deuda se agregaban a un generoso estado de bienestar informal, impulsado por el alto desempleo, especialmente en las provincias. Además, el sistema impositivo del país era ineficiente y sufría de altos niveles de evasión de impuestos. El gobierno recolectaba sólo 20% de PIB en impuestos, en comparación con 30% en Brasil y más de 50% en Europa.

La indisciplina fiscal al nivel provincial era considerada como otra debilidad estructural. De acuerdo con la Constitución argentina de 1853, la cobranza de los impuestos y los pagos de deuda eran mantenidos al nivel nacional. El gobierno federal estaba encargado de distribuir una porción de los impuestos cobrados a las provincias. A comienzos de la década de 1990, la distribución de los ingresos sobre la base de un porcentaje entre el gobierno nacional y las provincias fue reemplazada por un sistema rígido de garantías de ingreso mínimo. Pero las autoridades provinciales utilizaron estas garantías como un colateral que les permitía contraer deudas significativas en el sector privado, de las cuales era finalmente responsable el gobierno.12

Los economistas políticos afirmaban que “las transferencias federales alentaban a los funcionarios provinciales a desoir los políticos nacionales y expandir significativamente las planillas provinciales.”13

Como resultado, las provincias originaban déficits significativos y persistentes.

“Un Golpe Institucional”

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Se afirmaba que la rigidez del currency board y el mal manejo de los asuntos fiscales considerados aisladamente no eran suficientes para haber empujado a Argentina al colapso. Por ejemplo, los economistas de Harvard Ricardo Hausman y Andrés Velasco tenían una posición muy distinta respecto del problema de la administración fiscal: “No compartimos esta visión. El desequilibrio fiscal no era grande... El equilibrio fiscal que surgió se relacionaba con la recesión y por eso se comprende mejor como una consecuencia más que como una causa de la crisis. Es difícil sostener que un ajuste fiscal más intenso habría hecho una diferencia muy significativa.”15

Ellos afirmaban que gran parte del déficit general era atribuible al sistema de seguridad social, que en 1994 había empezado una reforma desde un sistema de pago por el estado a medida que se necesitaba a cuentas individuales privadas. Ellos señalaban que los ahorros en el nuevo sistema privatizado de pensiones explicaba las dos terceras partes del déficit de la seguridad social en el año 2000, equivalente a 2,4% del PIB.

Además, afirmaban que, en realidad, excluyendo la seguridad social, el gobierno de la nación había generado el suficiente superávit primario como para cubrir el aumento del costo del servicio de la deuda nacional. Ellos concluían, “aquí las cifras no son las de un país derrochador, y son difíciles de cuadrar con la catástrofe que siguió” 16 (ver Anexo 4).

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En cambio, algunos observadores afirmaban que el problema era la forma en la cual el gobierno argentino manejaba la crisis que se veía venir. El anterior Ministro de Economía, Cavallo, argüía que un golpe institucional de fines de diciembre de 2001, organizado por grupos de interés de industriales y de los medios de comunicación, con la ayuda de miembros del Partido Peronista de Buenos Aires, promovió políticas económicas perjudiciales, incluyendo la morosidad y la devaluación. Cavallo afirmaba que la devaluación representaría un asalto al derecho de propiedad y daños irreparables a la confianza de los argentinos en su gobierno, creando, en palabras de Cavallo, “un real caos económico y social, recuperarse del cual requeriría un tiempo considerable.”17

Como escribió Cavallo en un artículo muy leído:

Aquellos que presionaron para este quiebre institucional pensaron que al dejar de pagar las deudas y apartarse de la convertibilidad, el sector privado altamente endeudado tendría finalmente resueltos sus problemas financieros: si Argentina “pesificaba” su economía” ― es decir, forzaba la conversión de todos los contratos en dólares a contratos en pesos y luego devaluaba el peso― se transferiría automáticamente un enorme monto de recursos desde los acreedores a los deudores.”18

Cavallo seguía afirmando que los medios de comunicación desempeñaron un papel importante en este golpe. Como corporaciones altamente endeudadas del sector privado, los medios lograrían una ganancia significativa si sus deudas eran transformadas desde dólares a pesos que luego serían devaluados. Según Cavallo, para promover el “cambio en las reglas del juego”, los medios exageraron los problemas asociados con el corralito con el fin de desacreditar al gobierno y crear el clima para los disturbios. Los medios optaron entonces por dar publicidad a las sugerencias de académicos, especialmente Richard Hausmann, en el sentido de que Argentina desdolarizara. (Hausmann estaba haciendo un llamado para que Argentina combinara la desdolarización con un tipo de cambio flotante anclado por estrictas metas de inflación, lo que impediría que “inflara constantemente la deuda.”19) Otros académicos, a quienes Cavallo llegó a llamar “intelectuales locos”, estaban obteniendo atención de la prensa con sus demandas de que el gobierno se declarara en mora con relación a su deuda.20

Según Cavallo:“Los políticos que habían estado aconsejando estas medidas empezaron a obtener el apoyo de la prensa, lo que facilitó su creación de un nuevo gobierno a comienzos de 2002.”21

Los miembros de los partidos de la oposición fueron capaces finalmente de nombrar sin elecciones, como presidente, a Duhalde, bien conocido por su posición anti-convertibilidad.

El Fondo Monetario Internacional

Otro que fue intensamente culpado fue el Fondo Monetario Internacional. Primero, los críticos preguntaron por qué el FMI había permitido que Argentina mantuviera el arreglo tipo currency board cuando, a través de la década de 1990, el FMI, al igual que la mayor parte de los economistas, empezaron a favorecer públicamente los regímenes de tipo de cambio flotante por sobre los de tipo de cambio fijo.22

Incluso cuando algunos signos de la sobrevaloración del tipo de cambio se hicieron visibles y el déficit en cuenta corriente aumentó,23

el FMI siguió optando por apoyar el arreglo monetario restrictivo de Argentina.

Segundo, algunos economistas argüían que el FMI exacerbó la recesión argentina a través de exigencias de política restrictiva. Joseph Stiglitz, ganador del Premio Nobel y ex economista jefe del Banco Mundial, escribió:

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El mundo apenas se había recobrado de la crisis financiera de 1997-1998 cuando comenzó el enlentecimiento global de la actividad económica de 2000-2001, empeorando la situación de Argentina. Aquí el FMI cometió su fatal error. Alentó una política fiscal restrictiva, el mismo error que había cometido en Asia Oriental. Se suponía que la austeridad fiscal restauraría la confianza. Pero las cifras que aparecían en el programa del FMI era una ficción; cualquier economista habría predicho que las políticas restrictivas inducirían una disminución de la actividad económica y que las metas presupuestarias no serían logradas. No es necesario decir que el programa del FMI no cumplió con sus compromisos. Rara vez se restaura la confianza cuando una economía cae en una profunda recesión y un desempleo de dos dígitos.24

Otros más argüían que el Fondo no impulsó las políticas restrictivas correctas. Por ejemplo, no se preocupó de que Argentina modificara sus reglas de gasto para las provincias, que estaban definidas constitucionalmente.

Tercero, algunos críticos afirmaban que el FMI suministró demasiado financiamiento sin exigir el ajuste suficiente de las políticas. Michael Mussa (ex economista jefe del FMI) señaló que entre 1995 y 1998, “durante más de la mitad del tiempo, se concedieron dispensas por el incumplimiento de los criterios fiscales, o se cumplían esos criterios, pero sólo después de haber sido corregidos al alza, o las violaciones eran simplemente ignoradas por el Fondo (al cabo de algunos años) y eficazmente barridas debajo de la alfombra.”25

Dispensas aparentemente infinitas permitieron que Argentina sobreviviera sin encarar los problemas políticos y económicos fundamentales. Mussa observó que cuando la economía estaba creciendo, el FMI debería haber hecho uso de su capacidad para poner condiciones para presionar a los argentinos para que pusieran en vigencia una política fiscal más prudente.

Los observadores se quedaron preguntando por qué el FMI siguió apoyando al país a pesar de sus debilidades. Algunos economistas planteaban que, a través del Blindaje y otros subsiguientes salvavidas, el FMI estaba tratando de generar un optimismo que se auto-cumplía como forma de promover una recuperación.26

En otra posible explicación, Mussa señaló: “Un alumno estrella que el Fondo había alabado y apoyado como modelo de estabilización económica y reforma estaba en peligro de convertirse en un basket-case.*El Fondo, que ya estaba bajo escrutinio por su implicación en

Asia antes del colapso de esa región, estaba particularmente ansioso de que Argentina tuviera éxito, con el fin de poder señalar a un país del programa en el cuál estaba apoyando políticas económicas pro-mercado exitosas.

Martin Feldestein, ex presidente del Consejo de Asesores Económicos del Presidente Reagan, veía las cosas de un modo distinto:

Una razón es que Argentina tiene pagos al FMI de intereses y capital por US$ 4.900 millones que vencen este año. Al retener ese monto de cualquier préstamo bruto que haga ahora, el FMI puede mantener la ficción de que sus prestatarios no dejan de pagar sus préstamos. Esa afirmación es importante para la capacidad del FMI de obtener fondos de Estados Unidos y de otros gobiernos industriales. Dado que un préstamo de US$ 5.000 millones a Argentina haría esta maniobra evidente, el FMI quiere prestarle más.28

* N. del T.: La expresión basket-case no tiene equivalente en castellano. En situaciones de guerra, se llamaba basket-case, que

significa caso de canasto, a los soldados que, por haber perdido brazos y piernas, debían ser trasladados en un canasto, de ahí que el término sea equivalente a una persona o cosa defectuosa o decadente.

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El FMI señaló, en su propia defensa, que la responsabilidad final de la política económica de un país miembro correspondía a sus propias autoridades nacionales. En realidad, según sus propios términos de operación, se exigía al FMI que apoyara las estrategias políticas básicas elegidas por los países de programa, siempre que existiera por lo menos una probabilidad razonable de éxito.

Propuestas

Para la mayor parte de la gente, los científicos locos son excéntricos inofensivos trabajando en un sótano o individuos malévolos decididos a dominar el mundo. ¿En qué categoría caen los profesores de economía?

Un puñado de los principales economistas de Estados Unidos tiene un interés especial en Latinoamérica, especialmente en Argentina. Rüdiger Dornbusch, Ricardo Hausmann, Adam Lerrick, Jeffrey Sachs, y otros como ellos, han dejado caer sobre las autoridades de Buenos Aires un diluvio de consejos, sea en consultas privadas o a través del las columnas del Financial Times y el Wall Street Journal. Sus ideas, que recorren toda las gamas entre útiles, raras y pedestres, son algunos de los rasgos más pintorescos del colapso financiero de Argentina.30

―Latin Finance, mayo de 2002.

La mayor decisión que debía enfrentar Duhalde se refería a la devaluación o no devaluación del peso, lo que en el primer caso implicaba romper la vinculación, que había durado una década, del peso con el dólar. Él se encontró con una avalancha de sugerencias de política, tanto para enfrentar estos problemas como respecto de otros.

Algunos economistas estaban presionando para que se avanzara más allá de la convertibilidad, para llegar a la dolarización. Con reservas extranjeras netas como un porcentaje de la base monetaria de entre 109% a 193% durante 2001, la dolarización habría sido realmente factible.731

Otros economistas, como el ex Presidente del Banco Central Argentino, Javier González Fraga, se oponían estrictamente a mantener cualquier régimen de tipo de cambio fijo, y menos uno tan extremo como la dolarización. Junto con otros partidarios de Duhalde, Fraga creía firmemente que la devaluación era un mecanismo importante a través del cual la economía Argentina se haría nuevamente productiva y competitiva.

Algunos observadores caracterizaron la dependencia de la devaluación junto con los impuestos distorsionantes como “productivismo”, en oposición al “neoliberalismo” de la década de 1990. Ellos reaccionaron ácidamente ante la idea de que la devaluación representaba un paso adelante hacia una estrategia de desarrollo basada en la productividad. Además de su efecto sobre la distribución del ingreso, el aumento de la “productividad” era percibido como mínimo y generado por la devaluación sólo en sectores relacionados con los bienes transables, sustitución de importaciones y turismo. Cavallo, por ejemplo, afirmaba que permitir que el peso flotara serviría sólo para aumentar las exportaciones “a expensas de salarios extremadamente bajos en términos de dólares norteamericanos. Ese tipo de beneficios induce a los exportadores a explotar intensamente su capacidad instalada, pero no alienta la inversión o el desarrollo de capacidad adicional, porque no hay certeza de que los salarios en dólares sigan estando tan bajos en el mediano plazo.”32

7 Las reservas netas de moneda extranjera excluyen las existencias de bonos gubernamentales argentinos denominados en

moneda extranjera que estaban en poder del Banco Central. La base monetaria incluye la moneda emitida y las reservas de los bancos comerciales.

(11)

Los otros desafíos inmediatos de Argentina era resolver el problema del corralito y enfrentar la deuda morosa. Los economistas políticos Allan Meltzer y Adam Lerrick sugirieron terminar con el corralito mediante una autorización a los bancos para que emitieran recibos de depósitos garantizados por el gobierno como dinero. En el tema de la deuda morosa, J.P. Morgan propuso un marco de referencia basado en el mercado para un intercambio de bonos en dos pasos. Estaba diseñado para encargarse de los problemas de servicios no pagados durante la reestructuración de la deuda soberana. Durante el primer paso, los inversionistas entregarían sus bonos de largo plazo a cambio de valores de corto plazo y, si era necesario como un incentivo adicional, dinero en efectivo. El segundo paso implementaría los términos exactos de una reestructuración acordada. Después que se estableciera la sustentabilidad de la deuda, los inversionistas intercambiarían sus valores de corto plazo por nuevos bonos de largo plazo recién reestructurados.33

Las propuestas de más largo plazo ponían énfasis en la vuelta a las políticas “neoliberales” de la década anterior a través del fortalecimiento de la reforma basada en el mercado. Sebastián Edwards, ex economista jefe para Latinoamérica del Banco Mundial, sugirió que Argentina adoptara un plan similar al de Chile en 1985, tres años después de su propio colapso económico.34 La primera parte del plan chileno fue el incentivo a la inversión a través de una disminución de los impuestos a las utilidades corporativas y una rebaja de los gastos gubernamentales. Otro componente importante fue la adopción de una política monetaria sólida. Con este fin, Edwards recomendaba volver a designar Presidente del Banco Central Argentino a Pou, cuyo despido en 2001 había, según Edwards, sacrificado la credibilidad monetaria del país. Edwards también se refirió al ejemplo de Chile en la recapitalización de los bancos. Después de inyectar fondos en dinero efectivo en los bancos, el gobierno chileno se convirtió en su dueño. Luego vendió los bancos a accionistas dispersos (más de 100.000) y se aseguró de que el nuevo entorno bancario fuera competitivo. La cuarta parte del plan implicaba una liberalización del comercio, que se podía lograr en Argentina a través de una reducción de los derechos de importación y el corte de las relaciones con lo que Edwards llamaba “la unión aduanera proteccionista conocida como Mercosur.”35

Otras recetas fueron más drásticas y controvertidas. Los economistas del MIT Rüdiger Dornbusch y Ricardo Caballero llegaron a sugerir que Argentina renunciara a su soberanía económica y financiera durante un período extenso. Ellos compararon a Argentina en 2002 con Austria al término de la I Guerra Mundial, y recomendaron un arreglo similar, según el cual, comisiones extranjeras residentes se harían cargo de importantes responsabilidades:

Específicamente, un consejo de funcionarios experimentados de bancos centrales extranjeros debería asumir el control de la política monetaria de Argentina... Los nuevos pesos no deberían ser impresos en territorio argentino. Se necesitaría otro agente extranjero para verificar el desempeño fiscal y para firmar los cheques de la nación a las provincias... Otro agente extranjero experimentado debería controlar estos procesos [de privatización y reglamentación], como asimismo asegurarse de que los ingresos terminen en algún lugar seguro para que todos los argentinos presentes y futuros los puedan compartir.36

Mientras los argentinos consideraban el supuesto implícito de que ellos mismos constituían el problema, el recién designado Presidente Duhalde reflexionaba sobre las duras opciones que tenía por delante.

(12)

Apéndice

Línea de Tiempo de los Acontecimientos en Argentina, diciembre de 1999-enero de 2002

Diciembre 10, 1999 Fernando de la Rúa, líder de la coalición de centro-izquierda, se convierte en Presidente de Argentina con una plataforma que ofrecía terminar con la corrupción y mantener las reformas de libre mercado y la convertibilidad

Enero de 2000 Se elevan los impuestos en lo que se hace conocido como el Impuestazo.

Mayo 29, 2000 Argentina anuncia recortes de US$1.000 millones en los gastos. Dos días más tarde, 20.000 personas salen a las calles para protestar por los recortes.

Octubre,2000 El vicepresidente de De la Rúa renuncia después de un escándalo de corrupción, debilitando significativamente la coalición.

Diciembre 18, 2001 El gobierno anuncia un paquete de ayuda de US$40.000 millones (el Blindaje), provisto en gran medida por el FMI. Los mercados reaccionan con una fuerte reanimación.

Marzo 2, 2001 Machinea renuncia como Ministro de Economía. Lo sucede Ricardo López Murphy y dos semanas más tarde da a conocer un duro programa de austeridad de US$4.000 millones, con severos recortes en educación. Seis funcionarios de la facción de izquierda de la coalición renuncian en protesta por los recortes.

Marzo 20, 2001 De la Rúa nombra a Cavallo para reemplazar a López Murphy. Marzo 21, 2001 Cavallo da a conocer sus Planes de Competitividad.

Abril 17, 2001 Cavallo manda al Congreso una ley que finalmente vincularía el peso a un promedio 50-50 del euro y el dólar, una vez que el euro alcanzara la paridad con el dólar.

Abril 25, 2001 El presidente del Banco Central Argentino, Pou, es acusado de un negocio de lavado de dinero. Renuncia, citando presión de los funcionarios de gobierno para mejorar la liquidez del sector bancario.

Junio 3, 2001 Argentina canjea US$30.000 millones de deuda (el Megacanje), que difiere los costos del servicio de la deuda de alrededor de US$8.000 millones durante 2002 y de un total de US$16.000 millones hasta finales de 2005.

Junio 15, 2001. Argentina anuncia un nuevo sistema de tipo de cambio para las exportaciones de 1,08 pesos por dólar.

Julio 3, 2001 Las acciones argentinas caen a su nivel más bajo en 28 meses, después de rumores de renuncia de de la Rúa.

Julio 30, 2001 La ley clave de austeridad del gobierno es aprobada. La ley de “cero déficit” apunta a terminar con el gasto deficitario y a reducir los sueldos estatales y algunas pensiones en hasta 13%.

Agosto 21, 2001 El director Ejecutivo del FMI, Herst Koehler, acepta recomendar un aumento de US$ 8.000 millones en el acuerdo de un préstamo stand-by con el FMI.

Noviembre, 2001 Un nuevo canje de deuda es recibido sin entusiasmo por los mercados.

Diciembre 1, 2001 Cavallo anuncia restricciones a los giros sobre las cuentas bancarias. Conocida como el corralito, la medida incluye un límite monetario mensual de US$ 1.000 para los retiros en efectivo y un techo a las transferencias al extranjero.

Diciembre 5, 2001 El FMI anuncia que suspende los desembolsos para Argentina.

Diciembre 6, 2001 Cavallo dice que los depósitos a plazo fijo mantenidos en los bancos por los fondos privados de pensiones serán transformados en bonos del tesoro o en préstamos garantizados por el gobierno.

Diciembre 13, 2001 El gobierno dice que la tasa de desempleados subió a 18,3% en octubre, la más alta desde el inicio de la recesión, a mediados de 1998. Los principales sindicatos llaman a una huelga nacional.

<diciembre 17,

2001 El gobierno presenta el presupuesto de 2002, que incluye recortes de casi 20% en los gastos. Diciembre 18, 2001 El FMI dice que Argentina puede demorar el pago sobre un préstamo de alrededor de

US$1.000 millones, pero también dice que la política económica argentina es insostenible. Diciembre 19, 2001 El gobierno declara el estado de sitio, que entrega poderes especiales para detener los

peores saqueos y disturbios producidos en una década. La Cámara de Diputados rechaza los poderes especiales concedidos a Cavallo.

Diciembre 20, 2001 Cavallo renuncia y el resto del gabinete presenta su renuncia.

Diciembre 21, 2001 De la Rúa renuncia después que miles de argentinos salen a las calles de la capital para protestar por el manejo que ha tenido el gobierno de la cada vez peor crisis económica. Por lo menos 22 personas mueren en los disturbios y saqueos en todo el país.

Diciembre 23, 2001 Adolfo Rodríguez Saa se convierte en presidente de Argentina. Anuncia el cese del pago de la deuda. Renuncia el 28 de diciembre, citando presiones de elementos del Partido Peronista de Buenos Aires

Enero 2, 2002 Eduardo Duhalde, hombre fuerte del Partido Peronista de Buenos Aires, jura como Presidente.

(13)

Ind icado res econ ómicos g ener ale s de Ar gen tina s como se muestran 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002

iento Real del PIB (% d

e cam b io al año) -3, 0 12,2 11,3 6,7 5,8 -2,8 5,5 8,1 3,9 -3,4 -0,8 -4,5

iento Real del PIB P

er Cápita (% de c am b io al año) -4,3 10,7 9,9 5,4 4,4 -4,0 4,3 6,8 2,6 -4,5 -1,9 -5,5

ecios al Consumidor (% de cambio a fin de

añ o)1343,9 84,0 17,5 7,4 3,9 1,6 0,1 0,3 0,7 -1,8 -0,7 -1,5 l m ercado de valore s (de cam b

io al año, valor dólar)

n/a n/a -46,0 35,3 -21,0 12,8 25, 2 5,9 -37,4 28,0 -24,3 -29,1 -46 inales Prom edi o (% de cam b io al año) n/a n/a 32,2 13,4 6,0 5,3 6,1 1,4 1,2 -0,5 0,8 -4,1 n/a 148,6 49,0 33,0 8,2 1,6 14,6 12,8 0,0 1,6 -9,2 -20,1 s como se muestran bio Nom

inal (pesos por dólar a fin de añ

o) 0,6 1,0 1,0 1,0 1,0 1,0 1,0 1,0 1,0 1,0 1,0 1,0 3,3 o = apreciación, 1997 = 100) 59,8 82,7 95,2 104,2 104,2 98,6 97, 3 100,0 103,5 108,7 109,3 113,3 (%) 7,5 7,5 7,5 8,8 10,5 15,5 15,5 13,9 11,8 13,0 14,6 16,4 18,8 n acionales (bns , US$ corrientes, a fin de añ o)) 6,0 7,4 11,4 15,5 16,0 16,0 19,7 22,4 24,9 26,4 25,2 14,6 10,5 (bns, US$ corrientes , a fin de año)) 62,2 65,4 68,3 64,7 75, 1 98,8 111,4 128,4 141,5 145,3 145,9 136,7 127,4 ctor del ca so , s o bre la bas e de d ato s d e EIU Co u n tr y D at a, Ago sto de 20 03 . 1b Cre cim iento Re al del PIB y e l Desem p leo

Redactor del caso,

so bre la base de datos de EIU Cou n

try Data, Agosto de

Anexo 1c Índ ice Men su al de Prod ucció n Indust ri al Argent in a ( estación ) F u

ente: Redactor del caso,

sobre la base de datos d el Institu to N Estadí stica s y Censo Data, < h ttp//www.in dec. gov.ar, al

que se entró en octubre de

(14)

n tas Nac ionales de Ingreso s de Argent in a (mil es d e m illones de dó la res consta nt es de 199 6) 199 0 199 1 199 2 199 3 199 4 199 5 199 6 199 7 199 8 199 9 200 0 200 1 200 n te rno brut o 188,1 211,1 235,0 250,9 265,5 258,0 272,2 294,3 305,7 295,3 293,0 280,1 éstico 121,8 142, 4 164,8 174,3 184,9 176,8 186,6 203, 3 210,4 206,2 204,8 193,0 165,3 l Gobier no 31,2 32,6 32,2 32,9 33,1 33,3 34,0 35,1 36,3 37,3 37,5 36,7 34,8 ija Bruta 23,4 30,4 40,3 48,0 54,1 47,2 53,4 62,3 65, 3 54,3 52,2 46,0 28,7 on es 18,7 18,0 17,8 18,7 21,5 26,4 28,4 31, 8 35,2 34,8 35,7 36,7 37,8 nes 6,9 12,3 20,4 23,5 28,5 25,7 30,2 38,3 41,5 36,8 36,8 31,6 15,8 l U S $ bns corri ent es) 141,4 189,7 229,0 236,8 257,7 258,1 272,2 293,0 299,1 283,7 284,3 268,8 102,0 , Ago sto de 2003. mbio de

bases de 1996, que altera la i

m portancia relativa de lo s co m p onentes individu ale s. Pagos de Ar gentin a (millones de U.S dólare s c o rrientes) 199 0 199 1 199 2 199 3 199 4 199 5 199 6 199 7 199 8 199 9 200 0 200 n te 4.552 -647 -5.660 -8.169 -11.171 -5.175 -6 .825 -12.243 -14.532 -11.902 .8.879 Comercial 8.628 4.419 -1.396 -2.364 -4.160 2.357 1.760 -2.123 -3.097 -795 2.558 12.354 11.978 12.399 13.269 16.043 21.162 24.043 26.431 26.434 23.309 26.410 3.726 7.559 13.795 15. 633 20.202 18.804 22.283 28.554 29.531 24.103 23.852 Neto s -674 .1.599 .2.560 .3.329 -3. 777 -3.417 -3.528 -4.365 -4.435 .4.1 C>6 .4.307 neto -4.400 .4.260 .2.473 -2.997 -3. 697 -4.669 -5.502 -6.218 -7.406 -7.398 .7.372 netas 998 793 769 521 463 553 446 463 406 397 241 n/d n/d 16 16 18 14 51 94 73 86 87 iera -5.884 182 7.630 20.388 11.360 4.990 11.713 16.755 18.996 14.926 8.770 ectas Neta s 1.836 2.439 3.265 2.088 2.622 4.112 5.348 5.507 4.965 22.812 10.639 s -1.346 .34 4. 767 33.706 8.357 1.852 9.717 10.096 8. 788 -6.908 .2.392 neto -501 80 -1.396 -10.193 977 1.217 -89 222 2.035 -391 1.362 netos -5.873 .2.303 994 -5.213 -596 -2.191 .3.263 930 3.209 -588 -839 iones Netos 715 -341 299 -10.282 -881 .2.140 .1.682 -1.276 -447 -1.098 .1.154 -3.361 Oficiales -617 -806 2.286 1.954 -675 -2.311 3.258 3.331 4.090 2.013 -1.176

sobre la base de datos del FMI,

International Financial Statistics CD-Rom

, julio de 2003 (datos pa

ra

2002

(15)

4 Cue n tas Fisc ales de Ar gentin a, como % de l PIB 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 as 11,3 11,3 11, 3 10,8 10,8 11,3 12,3 11,9 dad So cial 5,3 5,9 6, 1 5,7 5,9 5,8 6,1 6,1 sto del Go biern o Na c. (excluid as tra nsferen cia s a provinci as, ) 8,0 7,1 6, 8 6,2 6,5 6,1 7,0 6,4 sto Primari o 24,6 24, 3 24,2 22,7 23,2 23,2 25,4 24,4 rdinarios as (e xcluida s tran sferen cia s del gob. na cion al ) 4,9 4,8 4,6 4,6 4,7 4,8 4,9 5,1 dad So cial 5,6 5,5 5, 3 3,8 4,2 4,0 3,8 3,8 sto del Go biern o Na cio nal 15, 5 14,1 13,7 13,5 14,5 14,8 15,8 16,0 so s Ordina rio s 26,0 24,4 23,6 21,9 23,4 23,6 24,5 24,9 as (i nc luid as tra nsf eren cia s de g obierno na c. ) -0,6 -0,8 -1,1 -0,4 -0,1 -0,4 -1,1 -0,5 dad So cial 0,3 -0,4 -0,8 -1,9 -1,7 -1,8 -2,3 -2,3 to de Gobierno Nac ional (inc luidas trans f.. a prov .) 1,7 1, 3 1,3 1,5 2,0 2,6 2,5 3,3 ce Primario 1,4 0,1 -0,6 -0,8 0,2 0,4 -0,9 0,5 Deuda 0,8 1,3 1,4 2,7 2, 3 2,6 3,4 4,1 0,6 -1,2 -2,0 -3 ,5 -2,1 -2,2 -4 ,3 -3,6 m o: Tran sf. de Go biern o Na cio nal a Pro vin ci as 5,8 5,7 5,6 5,8 6,0 6,1 6,3 6,3 aptado de Ric h ard Hausm ann y Andr és Velasco, “Hard Mo ne y ’s Soft Unde rbelly: Unde rstand ing the Argent ine Crisi s” , Kenn ent , Ha rv ard Un uv ers it y, e st u dio no p u b lic ado p rep ar ad o p ar a Brooki ngs Tra de Fo rum , j u li o d e 2002, p. v ii i.

(16)

Anexo 5 Flujo de Depósitos bancarios de Argentina

Flujo de Depósitos bancarios, 2001 (variación en US$ millones)

Fuente: Creado por el redactor del caso sobre la base de datos del banco Central de la República Argentina.

Anexo 6 Fuga de Depósitos por Tipo de Banco

Crisis de 2001 Crisis del Tequila

Depósitos Depósitos

Flujos de Flujos de Flujos de Flujos de Flujos de Flujos de

Salida de salida (como salida como salida de de salida de salida

Depósitos % de total % del total de depósitos (% del total % del Total de

(millones) de depósitos) flujos de salida (millones) de depósitos)Flujos de

salida Privados nacionales .5.665 -40% 29% -3.415 -21% 52% Extranjeras -5.085 -17% 26% 111 1% -2% Públicos nacionales -2.430 -18% 13% -216 -3% 3% Públicos provinciales -4.084 -31% 21% -937 -8% 14% Otros -2.171 -19% 11% -2.075 -38% 32% Total -19.434 -23% 100% -6.532 -14% 100%

(17)

Anexo 7 Transacciones Financieras entre Argentina y el FMI

Fuente: Creado por el redactor del caso, sobre la base de datos del FMI, International Financial Statistics

CD-Rom, julio de 2003.

Posición de Argentina con el FMI

Desembolsos

Pagos de deuda (capital, intereses y cargos) Balance total no pagado

Millone

s de US

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Anexo 8 Tasas de Interés de Argentina sobre Préstamos a Compañías de Primera categoría, a un Plazo de 30 días, en % Anual Nominal.

Fuente: Creado por el redactor del caso sobre la base de datos del Banco Central de la República Argentina. Departamento Monetario y financiero, agosto de 2003.

Anexo 9 Índice de Bonos de Mercados Emergentes de J.P. Morgan (promedio mensual EMBI)

Fuente: Creado por el redactor del caso sobre la base de datos de The Center for International Economics, <http//cei.mrecic.gov.ar/>, agosto de 2003.

Nota: EMBI de J.P. Morgan cubre sólo los Bonos Brady. 100 puntos de base equivalen a 1%. Tasa peso Tasa dólar Spr eads de Bono s Sob er anos en Pu ntos de Ba se

(19)

Anexo 10 Indicadores de Inflación en Argentina y Estados Unidos

1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 Estados Unidos (1995 = 100)

Índice de Precios al productor 93.2 93.4 93.9 95.3 96.6 100.0 102.4 102.3 99.7 100.6 106.4 107.6 Índice de Precios al Consumidor85.7 89.4 92.1 94.8 97.3 100.0 102.9 105.3 107.0 109.3 113.0 116.2 Índice de Salarios Promedio 87.5 90.2 92.5 94,9 97.3 100.0 103.3 107.3 111.7 115.7 120.3 124.8

Argentina (1995 = 100)

Índice de Precios al Productor 40.7 85.6 90.7 92.2 92.8 100.0 103.7 102.6 99.2 95.2 98.7 96.7 Índice de Precios al Consumidor24.7 67.2 84.0 92.9 96.7 100.0 100.2 100.7 101.6 100.4 99.5 98.4 Índice de Salarios Promedio n.a. 59.8 79.0 89.6 95.0 100.0 106.1 107.6 108.9 108.3 109.2 104,7

Fuente: Creado por el redactor del caso sobre la base de datos (para salarios) de EIU Country Data, octubre de 2003 y (para IPP e IPC) del Fondo Monetario Internacional, International Financial Statistics Cd-ROM, agosto de 2003.

Anexo 11 Deuda Externa Argentina, como % del PIB

Deuda Externa Deuda Gubernamental Consolidada

Total Total Externa Nacional

1993 27.7 28.7 22.1 6.6 1994 29.6 30.9 23.5 7.4 1995 39.0 34.8 26.8 8.0 1996 41.8 36.6 27.3 9.3 1997 44.8 38.1 28.2 9.9 1998 48.6 41.3 30.5 10.8 1999 53.6 47.4 33.2 14.2 2000 54.0 51.0 33.9 17.1 2001 58.3 54.1 33.2 20.9

Referencias

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