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(1)

HISTORIA DE LA FILOSOFÍA MEDIEVAL Y RENACENTISTA I Cod.70012016

Profesor Andrés Martínez Lorca

CONTENIDOS DE LA ASIGNATURA

La filosofía en el mundo islámico

Tema 2. La madurez de la filosofía islámica

en Oriente: al-Farabi y Avicena.

Documento para

el estudio de

Avicena

1 Contenido de la metafísica aviceniana: distinción entre ser necesario y ser posible.

2 Las sustancias separadas.

3 Primacía de la causa final en la teoría de las causas. 4 Teorías psicológicas y gnoseológicas.

5 Doctrinas ético-políticas.

(2)

P

RESENTACIÓN DE LOSMATERIALES

Se presentan para el estudio de Avicena una serie de textos histórico-filosóficos escogidos para su lectura atenta; aunque están organizados a partir del esquema indicado en los resultados de aprendizaje de la asignatura, el alumno habrá de leer detenidamente todos los textos primero1,

hacer sus reflexiones y establecer sus propias conclusiones, para completar, con el análisis de todo el conjunto, el contenido de cada apartado. Es decir, cada epígrafe no se completa (y desde luego no se comprende bien) sin leer la totalidad de los textos referidos a la filosofía de Avicena de este documento2.

Si esta es una técnica que resulta conveniente en todo estudio filosófico, en el caso de Avicena se torna absolutamente necesaria, ya que el este erudito musulmán, oriental, que vivió en los siglos X y XI de nuestra era, la filosofía supone una organización en la que todos sus elementos se presentan interconectados, desde la lógica (una lógica que se transforma en metafísica -porque la metafísica la sostiene-, y que se traduce en teoría del conocimiento) a la ética y la teoría política; a través del hilo conductor de una religiosidad pensada de manera filosófica.

De esta manera, el estudiante de Filosofía podrá ir consiguiendo las competencias genéricas y específicas que corresponden a este Grado de Filosofía en general, y a esta asignatura en particular.

Competencias generales: Competencias específicas:

- Gestionar el trabajo planificándolo autónomamente.

- Gestionar y organizar la información. - Buscar y discriminar la información relevante, especialmente en la lectura crítica de textos.

Posesión y comprensión de los

conocimientos filosóficos propios del nivel educativo del Grado.

Capacidad de reunir, seleccionar e interpretar los datos, textos y 1 Sería muy conveniente acudir a estas fuentes señaladas y leer el conjunto de las páginas dedicadas a Avicena; así como algunos textos directos del autor.

2 Además, le resultarán imprescindibles también los conocimientos de la filosofía de

Aristóteles (principalmente) y la del neoplatonismo. Esto si miramos hacia atrás, en relación con los contenidos de la asignatura, el alumno deberá poder establecer, por ahora, la relación entre al-Farabi y Avicena, y, más adelante, sobre todo, habrá de establecer las conexiones y diferencias entre la concepción del intelecto de Avicena y la de Averroes.

(3)

- Manejar adecuadamente las fuentes bibliográficas y documentales útiles. - Planificar y organizar el esfuerzo dedicado al estudio, especialmente en la lectura.

- Análisis y síntesis.

- Controlar adecuadamente el tiempo. - Desarrollar interacciones significativas con docentes, tutores y otros estudiantes.

- Elaborar de forma autónoma trabajos de síntesis y reflexión crítica. - Trabajo en equipo, debate, discusión y establecimiento de consensos. - Desarrollar el razonamiento crítico y la reflexividad.

- Aplicar los conocimientos teóricos y resolver problemas incluso en entornos nuevos y poco conocidos. - Expresarse y comunicarse correctamente, sobre todo por escrito.

problemas filosóficos

Capacidad de exponer

argumentada y sistemáticamente la propia interpretación de textos y problemas filosóficos.

Capacidad de aplicar los

conocimientos adquiridos en contextos diferentes.

(4)

I

NTRODUCCIÓN

Texto I

Fuente: Giovanni Reale y Darío Antiseri. Historia de la Filosofía.

De la Antigüedad a la Edad Media. (2. Patrística y Escolástica).

“La filosofía árabe y judía”, Barcelona, Herder. p. 194.

Ibn Sînâ, más conocido por su nombre latinizado: Avicena, nació en el 980 en las cercanías de Bujara (Persia) y murió no lejos de Hamadan, en 1037. Hacia 1180, en Toledo, gracias a Domingo Gundisalvo, se llevó a cabo un primer grupo de traducciones de sus textos, extraídos de su obra principal, El

Libro de la curación, en 18 volúmenes, que comprenden la Lógica, la Retórica

y la Poética, la Física (en ocho secciones, la sexta de las cuales es el De

Anima) y la Metafísica.

La obra de Avicena representa la gran síntesis especulativa que hunde sus raíces en la cultura clásica […] La filosofía de Avicena se halla profundamente penetrada de neoplatonismo y de elementos extraídos de la religión islámica, que completaron sus aspectos aristotélicos (sobre todo en cuanto concierne a la teología y a la cosmología) y le facilitaron na entusiasta acogida por parte de numerosos pensadores cristianos.

Texto II

Fuente: Étienne Gibson. La filosofía en la Edad Media. “La filosofía árabe”. Madrid, Gredos, pp. 344.

En la Edad Media, el nombre de Avicena conservó la celebridad debida a un gran médico. […] Su Canon sirvió durante siglos para enseñar medicina. Pero su autoridad filosófica fue considerable durante el siglo XIII. […] Compuso una Filosofía oriental, especie de mística especulativa, que se expresa aún en algunos de sus poemas.

(5)

P

ARAELESTUDIODEL RESULTADO DEAPRENDIZAJE

1:

“C

ONTENIDODE LAMETAFÍSICA AVICENIANA

:

DISTINCIÓN ENTRESER NECESARIOY SERPOSIBLE

Texto 1

Fuente: Rafael Ramón Guerrero. Historia de la Filosofía Medieval. Madrid, Akal, p. 62.

Avicena aceptó el esquema de explicación del universo de Al-Farabi.

Desarrolló la idea de ser como concepto primario que se percibe por intuición directa.

Amplió el estudio del ser necesario y del ser posible.

El ser necesario es unidad absoluta, por lo que no puede tener composición de esencia y existencia, y, como no tiene género ni diferencia, es indefinible e indemostrable.

Los seres posibles: estableció la distinción entre posibles por sí mismos y necesarios por otro, una vez que han recibido del ser necesario la existencia.

Por esta distinción pudo modificar el proceso de emanación, explicándolo de la siguiente manera:

El Ser Necesario o Primero da lugar cuando se piensa, al primer intelecto.

Este realiza un doble acto de pensamiento del que surgen tres entidades:

1. Se piensa como necesario por haber recibido su existencia del Primero y genera el alma que mueve al primer cielo.

2. Se piensa como posible en sí mismo y genera el cuerpo de este primer

cielo.

3. Y piensa al Ser primero, que es su causa, y genera un nuevo intelecto.

El proceso se repite igual hasta llegar al intelecto agente o décimo. La necesidad del universo en este proceso determina su eternidad.

Texto 2

Fuente: M. Cruz Hernández. Historia del pensamiento en el

(6)

Avicena considera, siguiendo a Aristóteles, que el saber primero y

fundamental es la metafísica; la razón es que el ser es la raíz de todas las cosas. La metafísica se ocupa del ser prescindiendo de las apariencias accidentales con que el ser se muestra en el mundo físico. La metafísica, por otra parte, nos conduce a los primeros principios y al principio de todos los principios, a Dios.

Texto de Avicena:

“[…] La metafísica es la Filosofía Primera porque es la ciencia de la primera de las cosas en el ser. Es la causa primera y la primera de las cosas en la universalidad, pues es el ser y el uno. La metafísica es también sabiduría, que es la ciencia más excelente por el más excelente objeto de conocimiento. Ciertamente es la ciencia más excelente por serlo del objeto cognoscible más excelso, que es el Dios Altísimo, y por las causas que existen tras él. La metafísica es también el conocimiento de las causas últimas del todo, y del conocimiento de Dios. Y por ello se le define Ciencia divina en tanto que es la ciencia de las cosas separadas de la materia tanto en su definición como en cuanto al ser”.

Texto 3

Fuente: M. Cruz Hernández. Historia del pensamiento en el

mundo Islámico I. Madrid, Alianza, pp. 231-232.

Concepto de ser

“Para alcanzar el concepto de ser, Ibn Sīnā arranca en el Ŝifā de las cosas concretas, mientras en el Naŷāt parte del análisis del concepto del uno, en tanto que existe un paralelismo entre ambos. Pero también podemos llegar a este concepto por intuición. […]

Alcanzado el concepto de ser como sustrato fundamental de todo cuanto existe, Ibn Sīnā subraya la doctrina de la analogía del ser. Cuando nos referimos al ser de las cosas concretas […] mentamos al ser en tanto que ser, que es un concepto muy amplio […].

La distinción analógica entre el ser necesario por sí y el ser posible por sí y necesario por otro, no es un principio que solo permita atisbar una analogía restringida, sino una consecuencia de la noción de ser. […]

Por tanto, la primera referencia es al ser en tanto que ser, concepto más amplio que el de ser necesario y ser posible. El concepto de ser es analógico. […]

(7)

La distancia entre el ser necesario per se y el ser posible per se y necesario por otro es una explicación dialéctica que da Avicena, en razón de la tradición peripatética neoplatonizada y de sus fuentes, considera que la única posible postura filosófica es el compromiso entre el sustancialismo aristotélico del ser concreto y le esencialismo platónico del ser como universal.

Del simple acto de ser no puede saberse nada de un modo directo, necesitamos de una esquematización mental. Lo que el hombre puede considerar es el ser necesario por sí mismo y el posible por sí mismo. La índole peculiarísima del primero habrá de verse más tarde; la del segundo presenta por definición tres momentos esenciales: es ser en tanto que ser, es ser posible por sí mismo y es ser necesario por otro.

En el primer momento del ser no cabe distinción alguna, pues es ser y no nada; en el segundo momento, cabe analizar la significación y grados de la posibilidad; y en el tercero, se presenta la gradación y modalidad de la existencia necesaria recibida de otro.

El tránsito existencial del tercer sentido se expresa mediante la quiddidad (māhīya), diferente de la esencia estricta (dāt), que no es constitutivo del ser, sino un concomitante permanente.

Texto 4

Fuente: Étienne Gibson. La filosofía en la Edad Media “La filosofía árabe”. Madrid, Gredos, pp. 346 y ss.

Entre los objetos inteligibles que el metafísico considera, hay uno que goza de un privilegio notable. Pensemos en lo que pensemos, lo concebimos primeramente como “algo que es”. Ser hombre no es ser caballo ni ser árbol; pero en los tres casos es ser un ser. “Ser” y “cosa” son, pues, lo que primeramente cae bajo la mirada del entendimiento; o también: el ser acompaña a todas nuestras representaciones. Sin embargo, la noción de ser no es absolutamente simple. Se desdobla inmediatamente en ser necesario y ser posible. Esa distinción se presenta primero como puramente conceptual. Se llama posible a un ser que puede existir, pero que jamás existirá si no es producido por una causa.

El posible mismo se desdobla, por lo demás, en aquello que solo es puro posible (porque todavía no existe la causa) y aquello que, siendo posible por esencia, viene a ser necesario de hecho, porque su causa existe y lo produce necesariamente. Así, una cosa que no pueda no existir sigue siendo “posible”, a no ser, en virtud de su propia esencia, no pueda existir.

(8)

Por el contrario, lo necesario es lo que no tiene causa y, en virtud de su propia esencia, no puede no existir.

P

ARAELESTUDIODEL RESULTADO DEAPRENDIZAJE

2:

“L

ASSUSTANCIAS SEPARADASEN

A

VICENA

Texto 5

Fuente: Étienne Gibson. La filosofía en la Edad Media

“La filosofía árabe”. Madrid, Gredos pp. 346 y ss.

Las partes de la obra de Avicena traducidas al latín que ejercieron más profunda influencia en la Edad Media son la Lógica, la Filosofía de la Naturaleza (Communia naturalium), la Psicología (Liber IV Naturalium) y la Metafísica.

La Lógica de Avicena reposa, como la de Aristóteles, sobre la distinción fundamental entre el objeto primero del entendimiento, que es el individuo concreto (intentio prima), y su objeto segundo, que es nuestro conocimiento de la realidad (intentio secunda). El universal es una segunda intención, pero Avicena lo concibe de manera distinta a Aristóteles. Para Avicena, cada noción universal define una a modo de realidad mental, que se llama esencia, cada una de las cuales se distingue de las demás por propiedades definidas. Las esencias expresan exactamente la realidad, de la cual son abstraídas por el pensamiento. Por tanto, el conocimiento lógico

(9)

tiene un alcance físico y hasta metafísico; no en el sentido de que la realidad esté formada de ideas generales, sino porque la generalidad lógica de los universales, y su misma predicabilidad expresa esa propiedad fundamental que la esencia tiene de ser una y la misma, cualquiera que sea el individuo que la posea. De aquí se sigue que, en el orden de las esencias, todo lo que se puede pensar separado y de manera distinta es realmente distinto de aquello separado de lo cual se piensa. Este principio encuentra numerosas e importantes aplicaciones en la filosofía de Avicena. Por ejemplo: un alma unida a un cuerpo, pero que no recibiera de él ninguna sensación interna ni externa. Aún sería capaz de conocerse a sí misma, de pensar y de saber que piensa. Consiguientemente, un alma puede concebirse de manera distinta sin referencia al cuerpo; por tanto, la esencia del alma es distinta de la del cuerpo, y el alma es realmente distinta del cuerpo.

Así, pues, el universo aviceniano está compuesto de esencias o naturalezas, que son el objeto propio del conocimiento metafísico. Considerada en sí misma, la esencia contiene todo lo que contiene su definición, y nada más. Cada individuo es singular con pleno derecho; la ciencia versa sobre los individuos. Toda idea general es universal con todo derecho; la lógica se ocupa de los universales. La esencia o naturaleza es

indiferente, tanto para la generalidad como para la universalidad. […]

Texto 6

Fuente: M. Cruz Hernández. Historia del pensamiento en el

mundo Islámico I. Madrid, Alianza, pp. 232 y ss.

La múltiple modalidad del ser, p. 232

Avicena distingue tres modos fundamentales de ser: el ser de las cosas reales, el de la representación abstracta de dichas cosas y el signo intencional. Del mismo modo, al tratar de los grados del ser, al lado del ser

per se y el ser por otro, coloca las negaciones y las privaciones.

El ser per se es la sustancia, distinguiendo la forma inmaterial separada, la forma material y la materia que es sustancia de orden inferior.

La forma inmaterial es la de mayor jerarquía sustancial y lo es siempre en acto; la forma material es sustancia por ser una parte de las sustancias que subsisten en acto; y la materia es sustancia en potencia.

Pero, aparte de la sustancia, toda cosa va acompañada de la idea de ser, que existe, bien concretamente como realizado, bien solo en nuestra inteligencia, pues lo que no puede darse es algo que no exista ni concreta ni mentalmente.

(10)

La jerarquía de las esencias, p. 235

Según Avicena, las esencias se caracterizan del modo siguiente:

Esencias Sustancias Forma Separada No separada Sustancia separada Materia Accidentes

Fuera y por encima de esta jerarquía de las esencias encontramos al ser. Las esencias son lo que puede existir, el ser aquello por lo cual existen los seres concretos realizados, lo existente. […]

Cada una de las cosas concretas existentes tiene que haber recibido previamente la existencia; pero también tenía que estar configurada en su esencia de tal modo que pudiera recibir el ser; esta condición de la esencia es la posibilidad.

Refutación de la doctrina platónica de las ideas, p. 237

Ibn Sīnā no admite la preexistencia de las ideas al modo platónico. […] Si hubiese aceptado las tesis platónicas en su integridad, se hubiese resquebrajado el orden de su cosmos; ya que si existieran esencias eternas cognoscibles, como las ideas platónicas, Dios tendría que conocerlas de algún modo, pensarlas e integrarlas en su esencia […] peligraría la unidad de Dios. Dios solo conoce su esencia que es su propio existir.

(11)

La teoría de la abstracción, p. 237

Tampoco en nuestro entendimiento tienen los universales una existencia real, sino meramente intencional, por medio de la relación que se produce a partir de la abstracción.

[El proceso de abstracción se explica más abajo, al explicar el funcionamiento del entendimiento humano y la del entendimiento agente].

Texto 7

Fuente: M. Cruz Hernández. Historia del pensamiento en el

mundo Islámico I. Madrid, Alianza, pp. 232 y ss.

Mundo celeste y mundo terrestre

El mundo de la creación puede agruparse en cuatro núcleos: inteligencias celestes, almas celestes, fuerzas físicas y mundo corporal. Los dos grupos primeros están compuestos por seres inmateriales y su estudio pertenece a la ciencia divina […] Son, por tanto, los seres cercanos al Creador. Ibn Sīnā los identifica con querubines, potestades y tronos de los ismailíes, constituyendo inteligencias puras y sustancias simples, que solo se distinguen entre sí por su proximidad relativa respecto del Creador y por su gobierno sobre una determinada esfera. Por tanto, al no tener diferencia individual, cada uno de ellos constituye una especie compuesta de un solo individuo, no existiendo en ellos otra composición que el ser posibles por sí y necesarios por el acto creador divino.

Las inteligencias celestes constituyen la primera clase de los ángeles […] son las sustancias separadas. […]

P

ARAELESTUDIODEL RESULTADO DEAPRENDIZAJE

3:

(12)

La causa final es el para qué de una cosa desde Aristóteles. En la teoría de las causas de Avicena, la causa primera y la causa final están, aún, más claramente interconectadas y en la naturaleza (de la que forma parte el ser humano) la organización –circular- supone un orden activo de la creación, que se sigue produciendo eternamente: la creación toda es conservada por parte de Dios –causa primera y causa final-. Y supone una concepción teleológica de la naturaleza.

El regreso a Dios del ser humano, la tensión hacia la causa final a través del intelecto agente, es el eje de esta teoría de las causas de Avicena, que une la lógica con la metafísica, la gnoseología y la ética. El “destino final del hombre”, según Cruz Hernández. Ver el apartado dedicado a esta cuestión en las páginas 261 a 264 del libro de Miguel Cruz Hernández.

“El mundo de la creación pertenece al ser posible por sí y necesario por otro, que permanece en tanto que dura la causa necesaria; como esta es eterna, lo creado es mantenido eternamente por Dios. Esta acción de Dios es al mismo tiempo una luz intelectual, pues el ser inteligible por excelencia es luz y como tal se extiende sobre todos los seres; los inferiores solo reciben el impulso creador, pero los dotados de inteligencia acogen también la claridad de la luz divina. Así, el primer ser que recibe la luz divina, como el sol se refleja en un espejo, es el entendimiento universal y después las almas angélicas. El alma humana recibe el brillo de la luz divina por medio del entendimiento agente”. (Cruz Hernández, o.c., p. 246).

_______________________________________________________________________ ____

Texto 8

Fuente: Étienne Gibson. La filosofía en la Edad Media

“La filosofía árabe”. Madrid, Gredos, pp. 346 y ss.

En una metafísica, como la de Avicena, cuyo objetivo propio es la esencia, las distinciones abstractas equivalen a una distinción de los seres. Efectivamente, la experiencia nos da a conocer objetos cuya existencia depende de causas determinadas. Cada uno de ellos es, pues, simplemente “posible”; pero también sus causas no más que “posibles”; la serie total de los seres es, por tanto, un simple posible; y, como lo posible es lo que requiere una causa para existir, si no hubiera más que posibles, no existiría

(13)

nada.

Consiguientemente, si existen los posibles es que existe también un necesario, causa de la existencia de aquellos. Ahora bien, existen posibles; luego existe un necesario, causa de la existencia de los posibles, que es Dios.

[…]

Esta contingencia de los posibles es, precisamente, lo que Avicena no ha querido admitir, por su parte. La producción del mundo por Dios es eterna. La sola prioridad del Primero sobre los demás es la del Necesario sobre lo posible. El Necesario primero es simple y uno, porque su esencia se basta […] El Primero se conoce así mismo y el conocimiento que tiene de sí constituye el primer Causado.

Este primer ser causado es una sustancia inteligible, o Inteligencia; puesto que es causado, es de suyo posible; pero es también necesario de hecho, en virtud de su causa. Esta Inteligencia piensa ante todo en Dios, y este acto de conocimiento engendra la segunda Inteligencia superada.

Ella se piensa luego a sí misma como necesaria por su causa, y ese acto engendra el alma de la esfera celeste que contiene el mundo. Ella se piensa finalmente como posible en sí misma, y dicho acto engendra el cuerpo de esta esfera. La segunda Inteligencia procede del mismo modo; al conocer a la primera Inteligencia, engendra a la tercera […] El proceso continúa hasta la última Inteligencia separada. Esta última Inteligencia separada es nuestro entendimiento agente […]

Así, pues, lo que se llama abstracción es la recepción de una de las formas inteligibles, continuamente irradiadas por la última de las Inteligencias, en un entendimiento humano dispuesto a recibirla.

[…]

El destino final del hombre:

“El fundamento primero de las acciones del hombre está formado por esa fuerza vital que nos conduce hasta los principios que rigen las acciones encaminadas hacia el fin último”3.

Texto 9

Fuente: M. Cruz Hernández. Historia del pensamiento en el

mundo Islámico I. Madrid, Alianza, pp. 261 y ss.

(14)

Avicena y el destino del hombre

[En algunos textos de Avicena se hablaba] “de dos modos expositivos de la filosofía; de entre sus doctrinas destacaba la interpretación de la revelación profética como un acto intuitivo-intelectual del entendimiento humano sumamente perfeccionado por el entendimiento universal. A ello deben agregarse ahora los escritos de Ibn Sīnā que pudiéramos titular Sobre el destino del hombre, [traducidos al español por M. Cruz Hernández y publicados con el nombre de Tres escritos esotéricos], así como los comentarios a algunas aleyas alcoránicas y a algunos poemas que se le atribuyen. […]

El ideal que expone por medio de sus historias simbólicas y de los escritos sobre el destino humano es el perfeccionamiento del hombre. […]

Avicena cree en Dios uno y en la necesidad de un camino de perfección personal exigido por dicha creencia, en una cierta pervivencia del espíritu tras la muerte corporal, pero sobre todo, en el maravilloso orden universal necesario, que es la gran manifestación de la grandeza y sabiduría de Dios.

Texto 10

Fuente: Rafael Ramón Guerrero. Historia de la Filosofía Medieval. “Avicena entre Oriente y Occidente”, Madrid, Trotta, p. 70.

“La clave de lo que se ha de considerar como doble lenguaje, no doble verdad, la da el mismo Avicena cuando afirma en su Epístola

sobre el retorno que los árabes suelen usar un doble tipo de

discurso: el literal o aparente y el metafórico y figurado: los

textos antropomórficos habrán de ser leídos en sentido metafórico, porque están escritos de manera que puedan adecuarse a la mentalidad popular. Así, en Avicena no hay ruptura entre unas obras y otras, sino distinta exposición de la misma doctrina”.

(…) En ambas tradiciones solo se trataba del destino final del

hombre, según ha visto acertadamente el profesor Cruz Hernández”.

P

ARAELESTUDIODEL RESULTADO DEAPRENDIZAJE

4:

(15)

Texto 11

Fuente: M. Cruz Hernández. Historia del pensamiento en el

mundo Islámico I. Madrid, Alianza, pp. 232 y ss.

1. Concepción del alma

El alma humana

El alma es la perfección del cuerpo al que actualiza y mantiene, actuando por medio de sus órganos.

COMO FORMA, ES UNA SUSTANCIA SEPARADA, PERO QUE EN VEZ DE EXISTIR SIEMPRE ENACTO, ESTÁEN POTENCIAY SE DA UNIDAALCUERPO.

La independencia del alma humana y su carácter de forma separada se manifiesta incluso durante su transitoria unión con el cuerpo (hay facultades del alma que no se alteran con el paso del tiempo, incluso hay otras que se acrecientan).

El alma actúa sobre el cuerpo humano animándolo, actualizándolo y perfeccionándolo.

En cuanto principio vital, en el alma existen los elementos necesarios para

el desarrollo del alma existen los elementos necesarios para el desarrollo de todo el organismo humano. Por ello, al perder el alma, nuestro cuerpo deja de existir.

Como potencia actualizadora, el alma es la causa de que el cuerpo, que,

en tanto que es material existe en potencia, pase a acto.

Como perfeccionadora, el alma es una sustancia incorpórea y racional,

perfección primera del cuerpo al cual mueve,

Pero pese a ser sustancia separada, existe en potencia, y para pasar a acto necesita de la cooperación del entendimiento agente.

La recepción de los grados del alma - El alma vegetativa,

- El alma sensitiva,

- El alma racional. Es capaz de actos conscientes. Actividades del alma

Vegetativa s Nutritiva Conservadora Generativa Funciones vitales Motoras Movimientos activos Volitivas

(16)

Actividade s del alma Sensitivas Funciones cognoscitivas Externas Vista Oído Olfato Gusto Tacto

Internas Sensoriocomún

Fantasía Imaginación Estimativa Memoria Racionales Entendimiento distinto de la ciencia Entendimiento práctico Pasiones corporales Artes plásticas Prudencia Entendimiento especulativo En potencia En acto En hábito Adquirido

El alma como forma separada

Por el carácter deficitario del instrumento corporal, el alma como forma del cuerpo, actúa independientemente en cuatro momentos fundamentales para el saber:

1) Para adquirir la idea del ser, uno y necesario.

2) Para alcanzar la noción de existencia necesaria del ser primero.

3) Para recibir los inteligibles que le comunica el entendimiento

agente.

4) Para comprenderse a sí misma.

(17)

Clases de entendimiento.

Entre todas las facultades del alma, las más importantes y elevadas son las racionales, culminación de las operaciones vitales y de las funciones específicas del entendimiento.

(Recogiendo las doctrinas, heredadas de los griegos, y desarrolladas por al-Kindi y al-Farabi, Ibn Sina inicia el desarrollo de su concepción del entendimiento, que tanto influirá después en las escolásticas judía y latina, con el estudio de los significados del término.

El entendimiento especulativo

En él debemos distinguir los grados siguientes:

a. El entendimiento en potencia o material, que es la facultad capaz

de recibir las formas abstraídas de su materia. Se le llama

material porque, al igual que la materia prima, puede recibir cualquier forma.

b. El entendimiento en acto, que existe en potencia posible o hábito de potencia, y permite la intelección y asimilación intelectual de

las formas inteligibles.

c. El entendimiento hábito, que es el más alto grado de perfección a que puede llegar nuestro conocimiento (inteligencia santa).

d. El entendimiento agente: extrínseco al entendimiento humano, como actualizador de él. Por medio del entendimiento agente. El entendimiento humano pasa de potencia a acto.

El entendimiento en potencia o material, primer grado del entendimiento especulativo, existe en potencia absoluta respecto de las formas; para actualizar y pasar a entendimiento en acto, necesita que se impriman en él las formas abstractas.

La abstracción de estas formas tiene lugar por medio de un proceso que

comprende los siguientes grados:

a) La sensación, que verifica la primera abstracción, pero que no

logra abstraer absolutamente de las imágenes sensibles la materia y los caracteres materiales.

b) La imaginación, que abstrae las formas sensibles a la materia,

pero no de los caracteres materiales que la acompañan.

c) La estimativa, que proporciona las formas intencionales, que

son completamente inmateriales.

d) Y la cogitativa, que asimila estas formas.

Cuando estas formas abstractas son recibidas por el

entendimiento, éste pasa de potencia a acto.

Pero esta operación necesita de la colaboración del entendimiento agente, en tanto las facultades humanas están

sometidas al principio general de que nada puede pasar de potencia a acto sin el concurso de otro ser en acto.

b) La índole del entendimiento agente

 Ver el texto de Avicena.

La acción del entendimiento agente se repite constantemente, y por ella el entendimiento en acto puede convertirse en

(18)

una POTENCIA HABITUAL o perfección de potencia, que constituye el entendimiento hábito,

 y cuando esta unión es muy estrecha y casi constante se alcanza EL

ENTENDIMIENTO ADQUIRIDO, que es el grado superior del conocimiento

humano, al que Avicena compara con una lámpara que proyecta su luz sobre

el entendimiento en potencia.

Pero de todos modos, el entendimiento adquirido, después que se ha llegado a él y para actualizar lo que reste de potencia en el

entendimiento humano, necesita de la proximidad del entendimiento

agente.

c)

Ordenación de los modos, grados y operaciones del

entendimiento

Entendimi ento humano Significado s prefilosófi cos Listeza Experiencia Lucidez mental

Entendimiento distinto de la ciencia

Significado s filosóficos Entendimiento práctico Pasiones corporales Artes prácticas Prudencia Entendimient o especulativo Entendimient o en potencia (en potencia absoluta) Entendimient o en acto (en potencia posible o hábito) Ingenio Sutileza Profecía En potencia habitual o perfección de potencia Entendimient o en acto Entendimient o adquirido (inteligencia santa)

(19)

Entendimi ento separado

Entendimiento agente Inteligencias separadas

La unión del entendimiento agente con el humano: la culminación de la unión intelectual constituye la inteligencia adquirida. Ver le texto de Avicena en la p. 255 del libro de Cruz Hernández.

Texto 12

Fuente: Henry Corbin. “Los filósofos helenizantes”. Historia de la

Filosofía Islámica. Madrid, Trotta, p. 163.

“Sobre la cuestión del Noûs poietikós (Intelligentia agens) que ha divido desde el principio a los intérpretes de Aristóteles, Avicena, siguiendo a al-Fârabî (y debe pensarse aquí también en la Décima Inteligencia de las cosmogonía ismailí), ha optado (contrariamente a Temistio y a santo Tomás de Aquino4) por una inteligencia separada y extrínseca al intelecto humano,

sin identificarla por ello con el concepto de Dios. Fârabî y Avicena han hecho de esta Inteligencia un ser del Pleroma, de tal modo que el ser humano se encuentra entonces directamente vinculado al Pleroma por dicha Inteligencia, y ahí está la originalidad gnóstica de nuestros filósofos. Por otra parte Fârabî y Avicena no podían sentirse satisfechos con la idea peripatética del alma como forma (entelequia) de un cuerpo orgánico; esta “información” no es más que una de sus funciones, ni siquiera la principal. Su antropología es neoplatónica”.

4 También, contrariamente a Averroes, como el alumno comprobará en el tema

correspondiente, siguiendo las indicaciones del profesor Martínez Lorca en la introducción al libro Sobre el Intelecto de Averroes.

(20)

P

ARAELESTUDIODEL RESULTADO DEAPRENDIZAJE

5:

“D

OCTRINAS

É

TICO

-P

OLÍTICAS

Texto 13

Fuente: M. Cruz Hernández. Historia del pensamiento en el

mundo Islámico I. Madrid, Alianza, pp. 256 y ss.

La vida moral

Si el mal no puede desaparecer de un modo absoluto de nuestro mundo, en cambio sí tiene que estar subordinado al orden del bien. […] El modo de evitar el mal consiste en que nuestras potencias racionales iluminen y dirijan nuestros actos.

El control racional de nuestras acciones tiene lugar por medio del entendimiento humano que, por la acción del agente, pasa de potencia a acto, guiando las actividades prácticas del alma apoyadas en las potencias concupiscibles. Ibn Sīnā supone que el corazón es el principio de la virtud vital de la que arrancan las fuerzas que producen los movimientos activos; esta virtud, a su vez, está controlada por el cerebro […]

El fundamento primero de las acciones del hombre está formado por esa fuerza vital que nos conduce hasta los principios que rigen las acciones encaminadas hacia el fin último. Sobre esta fuerza vital actúa la fantasía primero y el conocimiento humano después; sobre el resultado de esta acción opera la voluntad.

El problema ético, por tanto, consiste en averiguar los límites de la libertad que el conocimiento y la fantasía permiten a la voluntad.

El papel de la voluntad

Para resolver este problema, Ibn Sīnā aplica a la voluntad el principio general del paso de la potencia al acto. El principio vital que conduce al hombre a todo movimiento es un conjunto de potencias activas, mientras el conocimiento y la fantasía actúan como potencias pasivas. […]

(21)

Cuando el hombre se guía por las facultades sensibles, su acción es puramente sensible y se rige por el instinto animal; si, por el contrario, el hombre se guía por la convicción intelectual, su acción es propiamente moral. […]

Quien elige entre dos caminos presentados como distintos es la voluntad; pero no la voluntad pura, sino la voluntad iluminada, y, por tanto, limitada por el conocimiento, que proporciona el convencimiento necesario para realizar la acción.

Si bien es verdad que todos los fenómenos están controlados por un encadenamiento de causas necesarias que arranca del mundo celeste, en el mundo terrestre el complejo causal es tan complicado que los hechos que se presentan ante la elección voluntaria pueden producir ciertos cambios; por esto, dentro de los límites del orden cósmico necesario, la voluntad racional del hombre puede elegir libremente; y esta elección sirve de norma para juzgar las acciones humanas y las consecuencias que se derivan de ellas.

La concepción de la sociedad

Sentido educativo de la sociedad

La existencia humana no se da nunca aislada; por imperativo de sus misma naturaleza, el hombre ha tenido que recurrir a un sistema de intercambios y prestaciones mutuas que ha conducido a la constitución de las sociedades. […] Esta vida social alcanza su máxima eficacia en la sociedad regida por leyes. […] De acuerdo con su capacidad, los ciudadanos se dividen en gobernantes y gobernados; los gobernantes deben ser aquellos que posean el conocimiento suficiente para regirse a sí mismo y ayudar a los demás a alcanzar la perfección moral. […]

La sociedad tiene que estar regida por una ley, cuya misión consiste en unificar los criterios que facilitan la satisfacción de las necesidades naturales del hombre; el principio fundamental que deber regir esta ley consiste en atenerse a los criterios del conocimiento racional.

El sentido de la ley

Las leyes no pueden fundarse sobre las condiciones naturales del mundo terrestre en tanto que este es el mundo de la mera posibilidad; toda ley tiene que estar apoyada sobre principios unitarios e inmutables que no se encuentran en el mundo de lo generable y corruptible.

Por tanto, solo el entendimiento agente, que pertenece al cuerpo celeste, unitario e inmutable, puede proporcionar estos principios, eternamente válidos, mediante su acción actualizadora sobre el

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entendimiento humano.

El conocimiento racional, nacido de la acción del entendimiento agente sobre el humano, es el único capaz de proporcionarnos esos principios que fundamentan la unidad y cohesión de la sociedad, engendrando un clima social eficaz apto para delimitar los derechos y deberes mutuos; así se realizará la felicidad temporal del hombre.

En razón de la estructura del Islam, lo que se entiende por ley es el

Alcorán, obra de un legislador que abrió un ciclo jurídico que debe durar

hasta la consumación de los siglos. Esta ley consiste en una norma eterna e invariable dictada por Dios para todos los pueblos y todos los tiempos. […]

El imamato y sus límites

La unidad y continuidad del gobierno de la comunidad deber estar regido por una califa, que sucede al Profeta, que comunica la ley, como primera jerarquía. […] Todo gobierno para ser legítimo, tiene que estar apoyado en el libre consentimiento de los ciudadanos, que se manifiesta explícitamente en la elección, e implícitamente en el caso de la herencia legítima. Todo ciudadano tiene el deber de levantarse contra el tirano, deponerlo y aun matarlo, si fuera necesario.

Para el ejercicio concreto del poder se necesitan, además, dos virtudes principales: capacidad de mando y sabiduría. […]

Límites del uso de la coerción violenta

Las sociedades que no estén regidas por la ley o que estén gobernadas por tirano deben encaminarse hacia un gobierno legítimo; de persistir en su injusta organización, o en su régimen tiránico, deben ser combatidas y destruidas por la fuerza […] para destruir los gobiernos injustos e incorporar a sus pueblos a la sociedad ideal. […] Este equilibrio social constituye la justicia, la más alta de todas las virtudes, cuya misión consiste en promover, proteger y controlar todas actividades convenientes al perfeccionamiento humano y en prohibir, destruir y anular aquellas otras que se oponen al fin último del hombre.

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Texto 12

Fuente: Andrés Martínez Lorca. Maestros de Occidente. “La revolución intelectual del siglo XIII y Averroes”, Madrid, Trotta, pp. 150 y ss.

La novedad del pensamiento de Averroes:

“Ibn Rušd continúa la brillante tradición de los filósofos islámicos orientales, es decir, de al-Kindī, al-Fārabī y Avicena, pero avanza respecto a ellos y polemiza a menudo con el gran pensador y médico iraní Avicena. El progreso de la filosofía de Averroes se manifiesta en dos logros principales: un nuevo estilo intelectual (a diferencia de la afición a escribir enciclopedias de Avicena, preferirá el comentario literal) y una nueva visión de la filosofía (desde el reconocimiento explícito de la autonomía del pensamiento filosófico, intenta elaborar una concepción del mundo basada en el racionalismo). Por ello, rechaza el neoplatonismo imperante en la filosofía islámica oriental y también la tendencia a asumir una solución de compromiso entre teología y filosofía […]

Avicena había elaborado la distinción, muy utilizada después por los escolásticos latinos, entre ser necesario por sí y ser necesario por otro y posible por sí. Averroes la rechazó, pues para él, el ser concreto en cuanto que existe, es necesario, y todas las demás distinciones que intentan encubrir este hecho “son afirmaciones y declaraciones sin sentido, más débiles que las de los teólogos, extrañas a la filosofía e incongruentes con sus principios”5”.

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