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Friedrich Nietzsche

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FRIEDRICH NIETZSCHE (1844-1900)

Nietzsche inicia la corriente llamada vitalismo y, junto con Marx yFreud, es uno de los “maestros de la sospecha”, porque denuncia la falsa conciencia de la cultura occidental. Hay que tener en cuenta que este autor no escribe de modo sistemático, sino por medio de una serie de temas que aparecen dispersos a lo largo de diversas obras; además, a partir de Humano demasiado humano adopta un estilo aforístico que complica la interpretación. En su filosofía encontramos dos vertientes:

 Vertiente negativa: Recoge el rechazo a los valores de la cultura occidental por su dogmatismo y su decadencia, ya que en ella la razón se impone a los instintos y a la vida. La crítica abarca todos los aspectos de la cultura: filosofía, religión y moral.

 Vertiente positiva: Tras la liberación de los valores decadentes, intenta explicar la vida como trasfondo del que todo surge y propone nuevos valores: el superhombre, la voluntad de poder y el eterno retorno.

1.- La vertiente negativa:

1.1.- La filosofía como visión trágica de la vida:

En su primera obra El origen de la tragedia en el espíritu de la música, aparecen los elementos determinantes de toda su obra: la valoración de la vida y el arte y la intuición como los mejores instrumentos para entenderla, dada la insuficiencia de la razón. Por eso utiliza la descripción de la cultura griega, comparando la filosofía socrática y platónica con el período anterior. En este análisis se sirve de una serie de metáforas como son lo apolíneo y lo dionisiaco, y el juego trágico.

Para Nietzsche, la cultura griega anterior a Platón supo ver la complejidad de la vida, como apasionante y terrible a la vez, lo que se desarrolla por la contraposición de dos fuerzas complementarias: lo apolíneo y lo dionisiaco. Lo apolíneo se refiere a lo acabado, perfecto, equilibrado, al orden, la mesura, la luz y el principio de individuación, y queda reflejado en el arte figurativo (escultura, pintura, arquitectura). Lo dionisiaco se refiere a la unidad primordial, lo desbordante y vital en perpetuo fluir, y queda reflejado en las artes rítmicas (la música y la poesía).

Ambas fuerzas no se daban separadas, sino que se estimulan y se interfieren recíprocamente; fruto de ello es la manifestación más elevada de la cultura griega, la tragedia, que consiste en la lucha del héroe contra el destino sabiendo que no vencerá nunca: la lucha de la vida contra las adversidades que hacen de la propia vida una obra de arte. La vida es, por tanto, un juego trágico en el que se entrelazan vida y muerte, y la tragedia es el medio para comprenderla. Sólo por medio de la intuición podemos contemplar el trasfondo de la vida.

El cambio cultural se produce cuando irrumpe en la cultura griega la racionalidad socrático-platónica, que intentó separar unas ideas puras de la realidad; así se originó un estado decadente a favor de un mundo abstracto e ideal, contrario a la vida. La filosofía de Nietzsche se presenta como intento de superar esta forma de racionalidad y de desenmascarar todo idealismo, presente desde entonces en la cultura occidental.

1.2.- La crítica a la filosofía occidental:

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El conocimiento es para Nietzsche un recurso del ser humano para asegurar su existencia, pero es engañoso sobre el valor de la vida. El ser humano se ve obligado a vivir en sociedad y, por ello, debe inventar una serie de convenciones sobre la realidad, la designación de las cosas. Así aparece la contraposición entre verdad y mentira, de modo que la verdad no depende de las cosas, sino de las convenciones del lenguaje; la verdad es una construcción humana con la que se pretende explicar y entender la vida, pero para ello ha de hacerla estable (algo que la vida no es), lo que supone destruirla. El lenguaje no nos lleva a la verdad porque en la naturaleza non hay ni formas ni conceptos. Éstos surgen cuando las palabras dejan de referirse a lo concreto y se intentan aplicar a una pluralidad de individuos, igualando lo no igual. El ser humano quiere hacer comprensible el mundo por medio de conceptos; pero se olvida de que es él quien ha creado esos conceptos y piensa que son reales y no simples metáforas.

La propia metafísica es una ficción inventada por el hombre en su afán de dar a la existencia un significado infinito. Nietzsche rechaza la filosofía tradicional, cuya raíz está en Platón, por defender un ser abstracto, estático e ideal, que, en el fondo, es pura nada. Para Nietzsche no hay ideas estables ni conceptos, sino sólo el devenir cambiante (de ahí su admiración por Heráclito) de un mundo accesible por los sentidos y cuyo principio de movimiento es la voluntad de poder. En la metafísica los conceptos han ocupado el lugar de las intuiciones, además, se ha duplicado absurdamente la realidad al contraponer un mundo verdadero, el de las ideas, y un mundo aparente, el de las cosas sensibles (también encuentra y rechaza esta separación en la distinción kantiana entre fenómeno y noúmeno).

Nietzsche defiende al hombre intuitivo, que comprende la vida a través del arte, frente al científico, que se guía por la abstracción y los conceptos. La alternativa que propone es trastocar los valores del ser y de la ontología: lo que hasta ahora se había considerado como apariencia, lo sensible y temporal, es lo real; mientras que lo ideal, perfecto y abstracto, lo eterno y divino, no es más que una invención del pensamiento.

1.3.- La crítica a la religión:

Para Nietzsche, la metafísica empapó la cultura occidental y se materializó en la religión judeocristiana. Todas la religiones nacen del miedo, la angustia y la impotencia que siente el hombre ante sí mismo. Dios es una creación humana que surge cuando el hombre descubre en sí la voluntad de poder, pero, incapaz de asumir este poder, lo proyecta fuera de sí y se somete.

La religión judeocristiana ha invertido los valores de la vida y la cultura griegas, en la que el politeísmo aun permitía diversas manifestaciones de la voluntad de poder. Esta inversión de valores se basa en la invención de un mundo ideal y celestial (que corresponde con el mundo metafísico de Platón) y en la desvalorización de este mundo. El cristianismo surge como una rebelión de los esclavos contra los señores, de modo que se produce una transvaloración desde los valores de la gallardía y la nobleza, propios de señores, hasta llegar a lo plebeyo y lo vulgar, propio de siervos.

Esta caracterización aparece en Humano demasiado humano, Más allá del bien y del mal y El anticristo. En esta última sintetiza su crítica al cristianismo diciendo que es un extravío de los sentidos, al inventar un trasmundo ideal y desvalorizar el terrenal; el modelo que propone el cristianismo es opuesto al tipo superior de ser humano, porque fomenta valores mezquinos como la compasión, la caridad, el sacrificio o la obediencia, propio de seres sumisos, y el concepto cristiano de pecado destruye los valores nobles. Es, por tanto, un atentado contra la vida.

1.4.- La crítica a la moral

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ir en contra de la vida y del instinto, porque en ella ha prevalecido la decadencia frente a la superación. El origen de esta moral antinatural se encuentra en Sócrates y en Platón, ya que el sumo ser de su metafísico es la idea de Bien, y se reafirma en la Ilustración con Kant y su concepto de Sumo Bien, al que califica de platonismo moral.

En sus obras, como Genealogía de la moral, analiza con el método genealógico (que se refiere a la significación de cada palabra en cada momento cultural según las fuerzas dominantes) el giro que han tomado los conceptos morales griego: la virtud equivalía en su origen a la fuerza y el hombre bueno era el hombre noble, heroico; se contraponía a lo malo, que era lo vulgar y plebeyo. Con el platonismo esta jerarquía moral se trasforma y se invierte: lo bueno-heroico pasa a ser lo malvado, mientras que lo vulgar y plebeyo se convierte en lo bueno, y se entiende como renuncia a los placeres y pasiones y predominio de la sabiduría.

Así pues, la base filosófica de esta moral está en el mundo de las ideas de Platón, que supone perder de vista al hombre concreto y su mundo real, y sirve de base a la metafísica cristiana y su moral vulgar y decadente. No se puede admitir que nada ni nadie fuera del mundo y de la vida dirija el comportamiento de los hombres. También rechaza el formalismo moral y la universalidad de los calores morales; la pretensión de universalidad y objetividad no es cierta, sino que esconde preferencias afectivas. Establecido esto, distingue dos tipos de moral:

La moral de señores: Procede de sentimientos sublimes y es propia de espíritus elevados; es activa y creadora de valores, ama la vida, el poder, el placer y la grandeza.

La moral de siervos (o de rebaño): Es una moral pasiva, de resentimiento y de venganza, que pretende la igualdad para todos y el amor; en ella prevalecen los instintos más débiles: el sacrificio, la piedad, la compasión, la humildad… La moral de esclavo se identifica con la formas de servidumbre religiosa y culmina con los movimientos sociales (democracia, socialismo y anarquismo).

En su obra Más allá del bien y del mal, tras el análisis del origen de los valores, culmina con la afirmación de que la historia de la cultura occidental ha supuesto la perduración de la moral de siervo y la marginación de los valores de la moral de señores. En la Genealogía de la moral, además, se acerca en su estudio de la conciencia moral a la postura de Freíd, al defender que tal conciencia es producto de la inhibición de los instintos; es la domesticación de los instintos de crueldad que forman parte de la esencia del hombre; pero esta inhibición no supone su desaparición, sino que estos instintos siguen actuando en el trasfondo oculto de la cultura.

1.5.- La muerte de Dios:

La muerte de Dios es presentada por Nietzsche en La Gaya Ciencia. Supone el punto más alto de su crítica a la filosofía, la religión y la moral. Por un lado, hay que entenderlo como la constatación de un hecho que se ha producido en la cultura occidental a partir del Renacimiento (con la centralidad del hombre) y, sobre todo, con la secularización que se produce desde la Ilustración. Pero, por otro lado, con la muerte de Dios Nietzsche no se limita a constatar un hecho acaecido en la historia de la cultura, sino que es un deicidio con todas sus consecuencias, es la muerte del Dios monoteísta y metafísico, que sostiene toda la cultura occidental.

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 Primero es espíritu se trasforma en camello, que es la persona que está agobiada por el peso del cumplimiento de los deberes, normas que se le imponen. El camello es por lo tanto la imagen que responde a la moral de esclavos: la sumisión a Dios, el servilismo, etc.

 Después, el camello se trasforma en león. El león representa la persona que se rebela contra las normas impuestas, contra la autoridad, que quiere ser libre y autónoma a partir del conocimiento de su autoalienación; pero que no es capaz de dar una forma concreta a esa libertad, no alcanza a comprender cómo ejercerla para configurar otra forma nueva de ver al ser humano. Representa la ilustración, el pensamiento crítico que se refleja contra el autoritarismo de la Iglesia y de la sociedad tradicional.

 Finalmente el león se trasforma en niño. El niño es la figura que representa esta nueva forma de entender al hombre, capaz de crear valores y afirmarse a sí mismo. Nietzsche asocia a la imagen del niño la del juego, como actividad libre y creadora

2.- La vertiente positiva:

2.1.- El nihilismo

Desde sus primeras obras, Nietzsche desarrolló el tema de la decadencia; pero en Así habló Zaratustra introduce el nihilismo, entendido no como una doctrina filosófica, sino como una consecuencia de la cultura occidental y que supone la inconsistencia de la existencia sin más allá. La metafísica, la religión y la moral son nihilistas porque se refieren a un conocimiento de palabras e ideas alejadas de la vida (la metafísica); a un Dios intelectualizado (la religión); y a una moral canonista y costumbrista contraria a valores vitales (la moral).

El nihilismo es consecuencia de la muerte de Dios, de la que toman conciencia las mentes más perspicaces. Significa la ausencia de respuestas a las preguntas que se habían respondido desde Dios, desde la metafísica y la moral. Supone, por tanto, dos aspectos: por un lado, un nihilismo negativo, que destruye sin construir, propio del último hombre, que es incapaz de hacerse cargo de la muerte de Dios; por otro, un nihilismo positivo que supone la creación de un orden moral centrado en la vida, asumiendo todas las consecuencias de la muerte de Dios.

Por tanto, Nietzsche propone la transvaloración, “el cambio de valor de todos los valores” para que afirmen la vida. Propone un nihilismo axiológico, afirmativo, que no caiga en la indiferencia de no valorar; hay que crear nuevos valores, tarea reservada al superhombre.

2.2.- El superhombre (übermensch)

Nietzsche describe al superhombre en varias obras, pero es en Así habló Zaratustra donde lo presenta al completo. Considera que el hombre es un puente tendido hacia el superhombre, un ser a medio hacer, un devenir; en su devenir, ha aparecido el ser humano según las leyes de los cambios de las especies, ayudado por factores genéticos y culturales; pero non es resultado de creación directa ni tiene pervivencia después de la muerte. Tampoco es admisible su composición con realidades separadas (cuerpo y alma), sino que sólo existe el cuerpo, con sus dimensiones y actividades. Por tanto, hay que comprender al ser humano como expresión y desarrollo de la voluntad de poder, en quien se añade como carácter distintivo la temporalidad.

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2.3.- La voluntad de poder

Es la idea fundamental de lasegunda parte de Así habló Zaratustra. Es un concepto tomado de Schopenhauer, aunque superando su pesimismo por un optimismo vitalista. Es una expresión que emplea para entender la vida como realidad radical: impulso vital,,voluntad de dominio o de poder.

Es una expresión fundamental, pero difícil de interpretar y ha generado mucha polémica. Nietzsche reconoce que la voluntad de poder es afirmación propia, implica pulsión hacia el desarrollo, conocimiento basado en la intuición, valoración de las cosas que favorece la vida. La voluntad es la verdadera "esencia" de la realidad. La realidad no es más que la expresión de la voluntad: ser es querer (...ser). La realidad no es algo estático, permanente, inmutable; ni la consecuencia de algo estático, permanente, inmutable. Siendo el fruto de la voluntad ha de ser multiforme y cambiante, como aquella. La realidad es devenir, cambio, y no está sometida a otra determinación que a la de su propio querer. Y el querer de la voluntad, al igual que el de todo lo real, es un querer libre, que rechaza toda determinación ajena a su propio devenir. La voluntad, el querer, no se somete a lo querido, sino que se sobrepone a todos sus posibles objetos. No quiere "esto" o "lo otro", sino sólo su propio querer. Se trata de una voluntad libre y absoluta a la que Nietzsche denomina "voluntad de poder": es una voluntad vital, expansiva, dominante... una voluntad que se engendra a sí misma y que quiere su propio querer.

2.4.- EL eterno retorno

La voluntad de poder supone la afirmación de la vida, la “fidelidad a la tierra” y conlleva plantear el tema del tiempo. Con el concepto de eterno retorno Nietzsche pretendió criticar tanto la concepción teleológica, presente desde Platón, como la lineal judeocristiana; ambas establecen la finalidad de esta vida fuera de ella misma, hipostasiando una vida futura.

Referencias

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